“La literatura gay es universal”

Los escritores Luisgé Martín, Alberto Fuguet y Giuseppe Caputo reivindican la libertad para escribir desde su condición homosexual en el Hay Festival de Cartagena de Indias

Los escritores Luisgé Martín, Giuseppe Caputo y Alberto Fuguet, retratados durante el Hay Festival de Cartagena. DANIEL MORDZINSKI

“Peor sería haber sido convocados por ser tres terroristas latinoamericanos”. El escritor chileno Alberto Fuguet (1964) responde el primero a la pregunta sobre si le molesta participar en un encuentro por su condición de escritor homosexual. “No molesta en la medida en que no sea lobby. Algunas personas que nos vean ahora aquí dirán: ‘¡Ah! ya están entrevistando a los maricones y ¿por qué no a nosotros, que somos la nueva minoría? Sinvergüenzas’, como si el hombre blanco heterosexual fuera la nueva minoría, como parece en tiempos de Trump”, prosigue el autor de Sudor(Literatura Random House), su primera novela abiertamente gay.

“A mí tampoco me molesta. Mientras haya algo de discriminación y diferenciación social, que esto se traslade al periodismo y a la opinión pública sirve para corregir”, asegura el español Luisgé Martín (1964), que ha vertido su dolorosa experiencia “hasta salir del armario” en El amor del revés (Anagrama).

“La pregunta de fondo es si existe una literatura gay. Es complejo, claro. Por un lado, reivindico que siendo gay es literatura universal. Pero, por otro, es verdad que no existe la novela heterosexual, que se entiende como lo universal, como si no pudiera ser lo gay. Ha sido un proceso tan largo y dificultoso hasta abrazar esa palabra como para no reivindicarlo”, interviene Giuseppe Caputo (1982), que ha removido el ambiente literario de su país, Colombia, con la novela Un mundo huérfano (Literatura Random House).

Los tres destacados escritores han participado en varios actos organizados en el seno del festival literario Hay, cuya 12 edición concluyó ayer en Cartagena de Indias. Y los tres reconocen la mejora en las libertades de los gays en las últimas décadas que se refleja en una literatura cada vez más rica y consolidada. “Ha habido un cambio, desde luego, en la estigmatización, en el lenguaje del poder, en el uso de la palabra maricón como insulto, o invertido, o marica el último. Ahora se sigue haciendo pero con algo de vergüenza”, apunta Martín. “Soy del Caribe colombiano, que es una zona supermachista. Con seis años estaba en un parque en unos neumáticos gigantescos mariposeando y un señor me dice: ‘Vuela, vuela’. Y yo pensaba que me estaba animando y le daba más fuerte. Y luego añadió: ‘Vuela, vuela, mariposón’. Ha habido una reapropiación de ese lenguaje y eso es bonito. También lamento mucho que dentro de la comunidad se reproduzcan discursos machistas”, dice Caputo.

“Mi mayor tema nunca ha sido ser gay. Es ser norteamericano, que en Chile es mucho peor [vivió hasta los 11 en EE UU]. Y después soy burgués, niño rico (que no es verdad), relativamente blanco; estoy superacostumbrado a una etiqueta más. Me ha interesado siempre encontrar el homoerotismo en la literatura no gay”, afirma Fuguet.

“Ciertamente”, interviene Caputo, “todo el mundo pasa por el sufrimiento y la adolescencia es difícil para todos, pero no reconocer que hay una singularidad en esa experiencia es injusto. Leía el libro de Luisgé y me acordaba de mi trauma del despertar sexual que fue muy duro…”. Martín toma la palabra, por alusiones: “Hay un tipo de literatura gay que habla de la noche, de los hábitos. Pero también creo que hay una literatura del dolor y de la identidad. Los homosexuales hemos tenido exceso de dolor y una identidad conflictiva”.

La mujer, la mejor lectora

Un dolor que se ha paliado en muchos países y en otros no tanto. El holandés Boris Dittrich, exparlamentario y novelista, es el responsable de la ONG Human Rights Watch para defender los derechos de la comunidad LGTBI (lesbiana, gay, bisexual y transgénero) en el mundo. En el Hay Festival, advirtió de que han detectado un incremento de los suicidios entre los jóvenes tras la promulgación de una ley represiva contra los homosexuales en Rusia, copiada por otros países, que multa a la población sólo por hablar públicamente de “cuestiones de género”.

Y todo ello a pesar de la citada evolución, a partir de las teorías de la sexualidad de Michel Foucault de los años setenta o los estudios sobre la Antigüedad que indagaban en la tolerancia y permisividad sexual. “Las cosas han ido mejor. Y la visibilización de LGTBI también ha traído una visibilización de la homofobia. Pero el progreso no es lineal del todo. Recordad que en Francia salió a la calle un millón de personas contra el matrimonio gay y en Colombia y otros países ha habido muchos casos de discriminación”, afirma Caputo.

“Pero los nuevos parias de la comunidad son los transexuales. Es el momento de la reivindicación de la agenda trans. Sigue habiendo un dolor casi puro y se ha avanzado muy poco en muchos países. Si eso de ser afeminado puede causar mucho dolor, ser trans puede ser una cosa terrible”, señala Martín.

“Seguro que de ahí sale una prosa trans muy potente”, y añade Fuguet: “Me gustaría apoyar a otra minoría, que en el mundo de los lectores son mayoría, las mujeres, tema que nunca me ha interesado. No tengo casi amigas ni esa obsesión de Almodóvar, pero me he dado cuenta de que empiezo a tener lectoras. Mi impresión es que las mujeres no le tienen miedo al tema gay. Hasta les puede parecer sexy. Son madres, son hermanas y son gente menos asustadiza que el hombre heterosexual. Leen literatura gay de manera desprejuiciada y atenta. Siento que los libros más que buscar un nicho deben ser crossover”.

“Mis mejores feedback de El amor del revés han sido mujeres. Una de las ideas recurrentes y obvias es que la homofobia tiene que ver con el machismo y la mujer es capaz también de entender muy bien esa misma opresión”, asevera Martín. “No hay homofobia sin machismo, y el movimiento gay es hijo del movimiento feminista”, recuerda Caputo.

CÉSAR AIRA Y EL DADAÍSMO RAZONADO

Una mujer, en las puertas del teatro Adolfo Mejía, una de las sedes del Hay Festival de Cartagena de Indias. DANIEL MORDZINSKI EL PAÍS)

Marcel Duchamp marcó a diversas generaciones de artistas plásticos y conceptuales. También a escritores como César Aira, uno de los protagonistas del Hay Festival de Cartagena. El autor argentino, de 67 años, lo calificó de “sabio loco y alquimista del dadaísmo razonado” y reconoció que coleccionar libros sobre el creador y ensayista de origen francés se ha convertido en un “hobby”. Aira, que se considera un escritor de “literatura infantil para adultos”, mantuvo una conversación con su editor Claudio López de Lamadrid, a propósito de la publicación el pasado año de su libro Sobre el arte contemporáneo (Literatura Random House).

El formato charla caracteriza el Hay, que en esta edición ha prestado mucha atención a las relaciones familiares y especialmente al padre ausente (desaparecido o asesinado) como elemento identitario y fuente de creación literaria. Fue significativo, en este sentido, el encuentro que mantuvieron el libio Hisham Matar, el colombiano Héctor Abad Faciolince y la afgana Fátima Bhutto.

El frente trans

“Hay niñas con pene y niños con vagina”. ¡Ya estamos!- pensé yo la primera vez que vi la campaña de Chryasllis Euskal Herria, hace un par de semanas-¡otra vez las dualidades absolutas de siempre, esas que inexorablemente aparecen cuando te topas con el activismo trans! (salvo unas pocas excepciones, que las hay). Que si hombre/mujer, que si pene/vagina, que si cis/trans, que si homo/hetero… Me dije que debería escribir algo al respecto, pero confieso que me pudo la pereza; eso sí, mentalmente repasé todos los argumentos clásicos en estos debates: que las personas no se dividen en compartimentos estancos, que las identidades de cada persona son variables en el tiempo, que si… Que puedes hacer una lista de dos, diez, cien, mil o diez mil características físicas de un cuerpo humano; que puedes clasificar a toda la Humanidad según estas características, y que así podrás formar miles de grupos de personas; y que si a uno de estos grupos le das poder sobre los otros (por ejemplo, al grupo de personas con el ombligo alargado de arriba abajo frente a las demás tipologías de ombligos), automáticamente y en muy poco tiempo aparecerán identidades ligadas a estos rasgos físicos y, con ellas, las relaciones de poder dentro del grupo e intergrupos. Que el hecho de separar a los seres humanos en dos grupos estancos y establecer una relación de poder entre ellos, es un hecho político y no natural, que responde a la necesidad del sistema de perpetuarse a sí mismo, ya que las personas de uno de estos dos grupos tienen necesidad de relacionarse con las del otro, pero los mecanismos para establecer estas relaciones vienen determinados por el sistema, y están controlados por éste (he ahí la fuente de su poder). Y, en definitiva, que desde el activismo de liberación sexual debemos dedicar todos nuestros esfuerzos a destruir el sistema de géneros, y no en adaptarnos a él. Nuestra función es ser insumisos del género, ser disidentes sexuales en esta sociedad. Lo de siempre, sin sorpresas: el consabido debate de la identidad.

En éstas estaba -o, de hecho, lo tenía ya bastante olvidado por el transcurso de uno o dos días- cuando empecé a ser consciente de la respuesta que esta campaña estaba teniendo entre la población. Reconozco que la enorme agresividad que ha suscitado en su contra me ha sorprendido y conmocionado, y me ha obligado a mirar a mi alrededor. Leía los comentarios a la noticia en los periódicos y no me los podía creer: ¡cuánto odio hacia unos niños! El que Facebook censurara las imágenes entraba dentro de lo esperado, al fin de cuentas son americanos y sabemos lo gilipollas que son para estos temas (no deja de resultar divertido que censuren un dibujo y no les importe el mensaje), y que el cristofascismo hiciera ladrar a sus huestes nacional-católicas tampoco puede sorprender a nadie, a fin de cuentas ahí tienen a sus obispos, sus medios de comunicación, su financiación estatal…,pero que en nuestras ciudades vascas los carteles hayan sido atacados y destruidos no me lo esperaba, sinceramente. Yo creo que de todo,  ésto es lo que más me ha dolido, porque lo ha hecho gente de nuestro alrededor, personas con las que te cruzas por la calle a diario. ¿Cómo puede herirlas tanto el hecho de recordarles que todavía hay niñas y niños que sufren por nuestro comportamiento, y que ese sufrimiento es fácil de evitar, hasta el punto de obligarlas a reaccionar de un modo tan violento? ¿Qué comportamiento puedes esperar de estas personas si se encuentran con una niña o un niño en estas circunstancias?

Como militante de EHGAM y activista gay que he sido a lo largo de las últimas décadas, soy capaz de reconocer que el frente de nuestra lucha se ha desplazado desde los derechos de gays y lesbianas a los de las personas transexuales. Hace unos 10 años participamos como Ehgam, junto a otros grupos de Euskal Herria, en el inicio en nuestra tierra de la lucha por la despatologización de la transexualidad, en el movimiento que se llamó STOP TRANS-Patologización 2012 (entonces hablábamos de que “disforia es homofobia”), pero incluso esas campañas no recibieron una respuesta tan hostil como esta última de Chrysallis EH. Las causas son varias: sin duda, la crisis ha derechizado nuestra sociedad; los reaccionarios se han repuesto ya del shock inicial que les produjo la aprobación de la ley de matrimonio de personas del mismo sexo,  y ahora están organizados y activados; el movimiento de liberación sexual está más débil de lo que ha estado nunca en las últimas décadas; poner en duda el género supone un ataque mucho más intenso contra el sistema heteropatriarcal que aceptar la homosexualidad masculina (en relación con esta idea  habría que estudiar, en primer lugar, cómo y por qué ha prácticamente desaparecido del imaginario popular la imagen del mariquita plumero, parece como si la aceptación social de la homosexualidad masculina se haya hecho asegurando que ésta no pone en jaque los roles de género, y después por qué razón la homosexualidad femenina ni está, ni se la espera).  Y por último está el tema de que la campaña de Chrysallis EH va dirigida a niñas y niños, ya que los creyentes se consideran los únicos con derecho -divino- a moldear las mentes infantiles a sus intereses.

Sé que aún nos quedan muchos frentes por abrir, y muchas batallas por ganar, porque somos muy ambiciosos con la Humanidad que soñamos, pero hoy la que nos toca afrontar es ésta, y la están librando con arrojo y valentía desde Chrysallis y otras organizaciones afines. Y yo, con mis discrepancias ideológicas a cuestas, quiero decir aquí y ahora que me siento muy orgulloso de todas ellas y de todos ellos, y feliz de ser una pequeña parte de ese movimiento de resistencia sexual.

 

Jaime Mendia (EHGAMkidea)

junto con Imanol Álvarez, Mikel Martín,  José Sánchez y otros militantes de Ehgam

“Hay niñas con pene y niños con vagina”. ¡Ya estamos!- pensé yo la primera vez que vi la campaña de Chryasllis Euskal Herria, hace un par de semanas-¡otra vez las dualidades absolutas de siempre, esas que inexorablemente aparecen cuando te topas con el activismo trans! (salvo unas pocas excepciones, que las hay). Que si hombre/mujer, que si pene/vagina, que si cis/trans, que si homo/hetero… Me dije que debería escribir algo al respecto, pero confieso que me pudo la pereza; eso sí, mentalmente repasé todos los argumentos clásicos en estos debates: que las personas no se dividen en compartimentos estancos, que las identidades de cada persona son variables en el tiempo, que si… Que puedes hacer una lista de dos, diez, cien, mil o diez mil características físicas de un cuerpo humano; que puedes clasificar a toda la Humanidad según estas características, y que así podrás formar miles de grupos de personas; y que si a uno de estos grupos le das poder sobre los otros (por ejemplo, al grupo de personas con el ombligo alargado de arriba abajo frente a las demás tipologías de ombligos), automáticamente y en muy poco tiempo aparecerán identidades ligadas a estos rasgos físicos y, con ellas, las relaciones de poder dentro del grupo e intergrupos. Que el hecho de separar a los seres humanos en dos grupos estancos y establecer una relación de poder entre ellos, es un hecho político y no natural, que responde a la necesidad del sistema de perpetuarse a sí mismo, ya que las personas de uno de estos dos grupos tienen necesidad de relacionarse con las del otro, pero los mecanismos para establecer estas relaciones vienen determinados por el sistema, y están controlados por éste (he ahí la fuente de su poder). Y, en definitiva, que desde el activismo de liberación sexual debemos dedicar todos nuestros esfuerzos a destruir el sistema de géneros, y no en adaptarnos a él. Nuestra función es ser insumisos del género, ser disidentes sexuales en esta sociedad. Lo de siempre, sin sorpresas: el consabido debate de la identidad.

En éstas estaba -o, de hecho, lo tenía ya bastante olvidado por el transcurso de uno o dos días- cuando empecé a ser consciente de la respuesta que esta campaña estaba teniendo entre la población. Reconozco que la enorme agresividad que ha suscitado en su contra me ha sorprendido y conmocionado, y me ha obligado a mirar a mi alrededor. Leía los comentarios a la noticia en los periódicos y no me los podía creer: ¡cuánto odio hacia unos niños! El que Facebook censurara las imágenes entraba dentro de lo esperado, al fin de cuentas son americanos y sabemos lo gilipollas que son para estos temas (no deja de resultar divertido que censuren un dibujo y no les importe el mensaje), y que el cristofascismo hiciera ladrar a sus huestes nacional-católicas tampoco puede sorprender a nadie, a fin de cuentas ahí tienen a sus obispos, sus medios de comunicación, su financiación estatal…,pero que en nuestras ciudades vascas los carteles hayan sido atacados y destruidos no me lo esperaba, sinceramente. Yo creo que de todo,  ésto es lo que más me ha dolido, porque lo ha hecho gente de nuestro alrededor, personas con las que te cruzas por la calle a diario. ¿Cómo puede herirlas tanto el hecho de recordarles que todavía hay niñas y niños que sufren por nuestro comportamiento, y que ese sufrimiento es fácil de evitar, hasta el punto de obligarlas a reaccionar de un modo tan violento? ¿Qué comportamiento puedes esperar de estas personas si se encuentran con una niña o un niño en estas circunstancias?

Como militante de EHGAM y activista gay que he sido a lo largo de las últimas décadas, soy capaz de reconocer que el frente de nuestra lucha se ha desplazado desde los derechos de gays y lesbianas a los de las personas transexuales. Hace unos 10 años participamos como Ehgam, junto a otros grupos de Euskal Herria, en el inicio en nuestra tierra de la lucha por la despatologización de la transexualidad, en el movimiento que se llamó STOP TRANS-Patologización 2012 (entonces hablábamos de que “disforia es homofobia”), pero incluso esas campañas no recibieron una respuesta tan hostil como esta última de Chrysallis EH. Las causas son varias: sin duda, la crisis ha derechizado nuestra sociedad; los reaccionarios se han repuesto ya del shock inicial que les produjo la aprobación de la ley de matrimonio de personas del mismo sexo,  y ahora están organizados y activados; el movimiento de liberación sexual está más débil de lo que ha estado nunca en las últimas décadas; poner en duda el género supone un ataque mucho más intenso contra el sistema heteropatriarcal que aceptar la homosexualidad masculina (en relación con esta idea  habría que estudiar, en primer lugar, cómo y por qué ha prácticamente desaparecido del imaginario popular la imagen del mariquita plumero, parece como si la aceptación social de la homosexualidad masculina se haya hecho asegurando que ésta no pone en jaque los roles de género, y después por qué razón la homosexualidad femenina ni está, ni se la espera).  Y por último está el tema de que la campaña de Chrysallis EH va dirigida a niñas y niños, ya que los creyentes se consideran los únicos con derecho -divino- a moldear las mentes infantiles a sus intereses.

Sé que aún nos quedan muchos frentes por abrir, y muchas batallas por ganar, porque somos muy ambiciosos con la Humanidad que soñamos, pero hoy la que nos toca afrontar es ésta, y la están librando con arrojo y valentía desde Chrysallis y otras organizaciones afines. Y yo, con mis discrepancias ideológicas a cuestas, quiero decir aquí y ahora que me siento muy orgulloso de todas ellas y de todos ellos, y feliz de ser una pequeña parte de ese movimiento de resistencia sexual.

 

Jaime Mendia, Imanol Álvarez, Mikel Martín, José Ignacio Sánchez y otros militantes de Ehgam

 

El frente trans

“Hay niñas con pene y niños con vagina”. ¡Ya estamos!- pensé yo la primera vez que vi la campaña de Chryasllis Euskal Herria, hace un par de semanas-¡otra vez las dualidades absolutas de siempre, esas que inexorablemente aparecen cuando te topas con el activismo trans! (salvo unas pocas excepciones, que las hay). Que si hombre/mujer, que si pene/vagina, que si cis/trans, que si homo/hetero… Me dije que debería escribir algo al respecto, pero confieso que me pudo la pereza; eso sí, mentalmente repasé todos los argumentos clásicos en estos debates: que las personas no se dividen en compartimentos estancos, que las identidades de cada persona son variables en el tiempo, que si… Que puedes hacer una lista de dos, diez, cien, mil o diez mil características físicas de un cuerpo humano; que puedes clasificar a toda la Humanidad según estas características, y que así podrás formar miles de grupos de personas; y que si a uno de estos grupos le das poder sobre los otros (por ejemplo, al grupo de personas con el ombligo alargado de arriba abajo frente a las demás tipologías de ombligos), automáticamente y en muy poco tiempo aparecerán identidades ligadas a estos rasgos físicos y, con ellas, las relaciones de poder dentro del grupo e intergrupos. Que el hecho de separar a los seres humanos en dos grupos estancos y establecer una relación de poder entre ellos, es un hecho político y no natural, que responde a la necesidad del sistema de perpetuarse a sí mismo, ya que las personas de uno de estos dos grupos tienen necesidad de relacionarse con las del otro, pero los mecanismos para establecer estas relaciones vienen determinados por el sistema, y están controlados por éste (he ahí la fuente de su poder). Y, en definitiva, que desde el activismo de liberación sexual debemos dedicar todos nuestros esfuerzos a destruir el sistema de géneros, y no en adaptarnos a él. Nuestra función es ser insumisos del género, ser disidentes sexuales en esta sociedad. Lo de siempre, sin sorpresas: el consabido debate de la identidad.

En éstas estaba -o, de hecho, lo tenía ya bastante olvidado por el transcurso de uno o dos días- cuando empecé a ser consciente de la respuesta que esta campaña estaba teniendo entre la población. Reconozco que la enorme agresividad que ha suscitado en su contra me ha sorprendido y conmocionado, y me ha obligado a mirar a mi alrededor. Leía los comentarios a la noticia en los periódicos y no me los podía creer: ¡cuánto odio hacia unos niños! El que Facebook censurara las imágenes entraba dentro de lo esperado, al fin de cuentas son americanos y sabemos lo gilipollas que son para estos temas (no deja de resultar divertido que censuren un dibujo y no les importe el mensaje), y que el cristofascismo hiciera ladrar a sus huestes nacional-católicas tampoco puede sorprender a nadie, a fin de cuentas ahí tienen a sus obispos, sus medios de comunicación, su financiación estatal…,pero que en nuestras ciudades vascas los carteles hayan sido atacados y destruidos no me lo esperaba, sinceramente. Yo creo que de todo,  ésto es lo que más me ha dolido, porque lo ha hecho gente de nuestro alrededor, personas con las que te cruzas por la calle a diario. ¿Cómo puede herirlas tanto el hecho de recordarles que todavía hay niñas y niños que sufren por nuestro comportamiento, y que ese sufrimiento es fácil de evitar, hasta el punto de obligarlas a reaccionar de un modo tan violento? ¿Qué comportamiento puedes esperar de estas personas si se encuentran con una niña o un niño en estas circunstancias?

Como militante de EHGAM y activista gay que he sido a lo largo de las últimas décadas, soy capaz de reconocer que el frente de nuestra lucha se ha desplazado desde los derechos de gays y lesbianas a los de las personas transexuales. Hace unos 10 años participamos como Ehgam, junto a otros grupos de Euskal Herria, en el inicio en nuestra tierra de la lucha por la despatologización de la transexualidad, en el movimiento que se llamó STOP TRANS-Patologización 2012 (entonces hablábamos de que “disforia es homofobia”), pero incluso esas campañas no recibieron una respuesta tan hostil como esta última de Chrysallis EH. Las causas son varias: sin duda, la crisis ha derechizado nuestra sociedad; los reaccionarios se han repuesto ya del shock inicial que les produjo la aprobación de la ley de matrimonio de personas del mismo sexo,  y ahora están organizados y activados; el movimiento de liberación sexual está más débil de lo que ha estado nunca en las últimas décadas; poner en duda el género supone un ataque mucho más intenso contra el sistema heteropatriarcal que aceptar la homosexualidad masculina (en relación con esta idea  habría que estudiar, en primer lugar, cómo y por qué ha prácticamente desaparecido del imaginario popular la imagen del mariquita plumero, parece como si la aceptación social de la homosexualidad masculina se haya hecho asegurando que ésta no pone en jaque los roles de género, y después por qué razón la homosexualidad femenina ni está, ni se la espera).  Y por último está el tema de que la campaña de Chrysallis EH va dirigida a niñas y niños, ya que los creyentes se consideran los únicos con derecho -divino- a moldear las mentes infantiles a sus intereses.

Sé que aún nos quedan muchos frentes por abrir, y muchas batallas por ganar, porque somos muy ambiciosos con la Humanidad que soñamos, pero hoy la que nos toca afrontar es ésta, y la están librando con arrojo y valentía desde Chrysallis y otras organizaciones afines. Y yo, con mis discrepancias ideológicas a cuestas, quiero decir aquí y ahora que me siento muy orgulloso de todas ellas y de todos ellos, y feliz de ser una pequeña parte de ese movimiento de resistencia sexual.

 

Jaime Mendia (EHGAMkidea)

junto con Imanol Álvarez, Mikel Martín,  José Sánchez y otros militantes de Ehgam

“Hay niñas con pene y niños con vagina”. ¡Ya estamos!- pensé yo la primera vez que vi la campaña de Chryasllis Euskal Herria, hace un par de semanas-¡otra vez las dualidades absolutas de siempre, esas que inexorablemente aparecen cuando te topas con el activismo trans! (salvo unas pocas excepciones, que las hay). Que si hombre/mujer, que si pene/vagina, que si cis/trans, que si homo/hetero… Me dije que debería escribir algo al respecto, pero confieso que me pudo la pereza; eso sí, mentalmente repasé todos los argumentos clásicos en estos debates: que las personas no se dividen en compartimentos estancos, que las identidades de cada persona son variables en el tiempo, que si… Que puedes hacer una lista de dos, diez, cien, mil o diez mil características físicas de un cuerpo humano; que puedes clasificar a toda la Humanidad según estas características, y que así podrás formar miles de grupos de personas; y que si a uno de estos grupos le das poder sobre los otros (por ejemplo, al grupo de personas con el ombligo alargado de arriba abajo frente a las demás tipologías de ombligos), automáticamente y en muy poco tiempo aparecerán identidades ligadas a estos rasgos físicos y, con ellas, las relaciones de poder dentro del grupo e intergrupos. Que el hecho de separar a los seres humanos en dos grupos estancos y establecer una relación de poder entre ellos, es un hecho político y no natural, que responde a la necesidad del sistema de perpetuarse a sí mismo, ya que las personas de uno de estos dos grupos tienen necesidad de relacionarse con las del otro, pero los mecanismos para establecer estas relaciones vienen determinados por el sistema, y están controlados por éste (he ahí la fuente de su poder). Y, en definitiva, que desde el activismo de liberación sexual debemos dedicar todos nuestros esfuerzos a destruir el sistema de géneros, y no en adaptarnos a él. Nuestra función es ser insumisos del género, ser disidentes sexuales en esta sociedad. Lo de siempre, sin sorpresas: el consabido debate de la identidad.

En éstas estaba -o, de hecho, lo tenía ya bastante olvidado por el transcurso de uno o dos días- cuando empecé a ser consciente de la respuesta que esta campaña estaba teniendo entre la población. Reconozco que la enorme agresividad que ha suscitado en su contra me ha sorprendido y conmocionado, y me ha obligado a mirar a mi alrededor. Leía los comentarios a la noticia en los periódicos y no me los podía creer: ¡cuánto odio hacia unos niños! El que Facebook censurara las imágenes entraba dentro de lo esperado, al fin de cuentas son americanos y sabemos lo gilipollas que son para estos temas (no deja de resultar divertido que censuren un dibujo y no les importe el mensaje), y que el cristofascismo hiciera ladrar a sus huestes nacional-católicas tampoco puede sorprender a nadie, a fin de cuentas ahí tienen a sus obispos, sus medios de comunicación, su financiación estatal…,pero que en nuestras ciudades vascas los carteles hayan sido atacados y destruidos no me lo esperaba, sinceramente. Yo creo que de todo,  ésto es lo que más me ha dolido, porque lo ha hecho gente de nuestro alrededor, personas con las que te cruzas por la calle a diario. ¿Cómo puede herirlas tanto el hecho de recordarles que todavía hay niñas y niños que sufren por nuestro comportamiento, y que ese sufrimiento es fácil de evitar, hasta el punto de obligarlas a reaccionar de un modo tan violento? ¿Qué comportamiento puedes esperar de estas personas si se encuentran con una niña o un niño en estas circunstancias?

Como militante de EHGAM y activista gay que he sido a lo largo de las últimas décadas, soy capaz de reconocer que el frente de nuestra lucha se ha desplazado desde los derechos de gays y lesbianas a los de las personas transexuales. Hace unos 10 años participamos como Ehgam, junto a otros grupos de Euskal Herria, en el inicio en nuestra tierra de la lucha por la despatologización de la transexualidad, en el movimiento que se llamó STOP TRANS-Patologización 2012 (entonces hablábamos de que “disforia es homofobia”), pero incluso esas campañas no recibieron una respuesta tan hostil como esta última de Chrysallis EH. Las causas son varias: sin duda, la crisis ha derechizado nuestra sociedad; los reaccionarios se han repuesto ya del shock inicial que les produjo la aprobación de la ley de matrimonio de personas del mismo sexo,  y ahora están organizados y activados; el movimiento de liberación sexual está más débil de lo que ha estado nunca en las últimas décadas; poner en duda el género supone un ataque mucho más intenso contra el sistema heteropatriarcal que aceptar la homosexualidad masculina (en relación con esta idea  habría que estudiar, en primer lugar, cómo y por qué ha prácticamente desaparecido del imaginario popular la imagen del mariquita plumero, parece como si la aceptación social de la homosexualidad masculina se haya hecho asegurando que ésta no pone en jaque los roles de género, y después por qué razón la homosexualidad femenina ni está, ni se la espera).  Y por último está el tema de que la campaña de Chrysallis EH va dirigida a niñas y niños, ya que los creyentes se consideran los únicos con derecho -divino- a moldear las mentes infantiles a sus intereses.

Sé que aún nos quedan muchos frentes por abrir, y muchas batallas por ganar, porque somos muy ambiciosos con la Humanidad que soñamos, pero hoy la que nos toca afrontar es ésta, y la están librando con arrojo y valentía desde Chrysallis y otras organizaciones afines. Y yo, con mis discrepancias ideológicas a cuestas, quiero decir aquí y ahora que me siento muy orgulloso de todas ellas y de todos ellos, y feliz de ser una pequeña parte de ese movimiento de resistencia sexual.

 

Jaime Mendia, Imanol Álvarez, Mikel Martín, José Ignacio Sánchez y otros militantes de Ehgam

 

Acusan a ‘The Assignment’ de transfobia por plasmar la reasignación de sexo como castigo

Varios colectivos LGTB acusan a la nueva película de Michelle Rodríguez de presentar este tratamiento médico como un “golpe sensacionalista”

Michelle Rodríguez, durante su caracterización en ‘The Assignment’

La organización estadounidense GLAAD, dedicada a señalar la discriminación sexual en los medios audiovisuales, ha vuelto a poner a Hollywood en el centro de la diana. La película The Assignment, dirigida por Walter Hill (guionista de Alien y Deadwood) y protagonizada por Michelle Rodríguez, ha sido acusada por varios colectivos LGTBI de promover la transfobia.

El argumento ha levantado polvareda desde el pasado verano, cuando el filme se presentó en el festival de cine de Toronto TIFF. Rodríguez se mete en la piel de un sanguinario asesino que es capturado por una cirujana con sed de venganza, interpretada por Sigourney Weaver. Como castigo, la doctora someterá al criminal a una reasignación de sexo que le transforme (solo en apariencia) en una mujer.

“Es triste ver cómo un director convierte un tratamiento médico destinado a salvar vidas en un golpe de efecto sensacionalista”, dijo GLAAD en una entrevista con The Hollywood Reporter. La plataforma de activistas ya criticó el año pasado a La chica danesa por la elección del actor Eddie Redmayne para interpretar a una mujer transgénero. Pero en el caso de The Assignment denuncian el tono general de la película, desde el título (que en un principio iba a ser  Tomboy, o marimacho) hasta la operación de cambio de sexo como castigo.

Cambio de sexo “para dar una lección”

Hace dos años, GLAAD lanzó un estudio que denunciaba que Hollywood da una imagen “en general grotesca” del colectivo LGTBI. Y, si bien otras películas como La piel que habito salieron victoriosas con esta temática, la última de Hill ha fracasado también entre la crítica.

“No se conformaron con hacer una película basura, también incluyen largos planos de desnudos gratuitos (como el de Rodríguez examinando su vagina mientras grita ‘¡NO!’)”, dicen en la reseña de The Guardian, donde Bemjamin Lee muestra su indignación directamente porque hayan permitido rodar  The Assignment.

Por su parte, la protagonista Michelle Rodríguez quiso calmar las aguas en una entrevista con TMZ. “Soy bisexual y nunca haría nada que dañara la comunidad LGTB”, decía la actriz. Ella también fue objeto de críticas en su día tras publicar en Instagram una foto siendo caracterizada junto al siguiente texto:  “[El personaje de Weaver] es una doctora trastornada que decide quitarle la hombría a mi personaje con un cambio de sexo para enseñarle una lección”.

Aún así, insistió en que la película no suponía un ataque contra la comunidad LGTBI porque “nadie tiene la patente de los cambios de sexo, y en la película es un acto de venganza. No un viaje emocional o psicológico”. La polémica continúa, pero The Assignment tiene previsto su estreno en nuestro país a lo largo de este año.

EL FRENTE TRANS

Hay niñas con pene y niños con vagina». ¡Ya estamos! –pensé yo la primera vez que vi la campaña de Chryasllis Euskal Herria, hace un par de semanas– ¡Otra vez las dualidades absolutas de siempre, esas que inexorablemente aparecen cuando te topas con el activismo trans! (salvo unas pocas excepciones, que las hay).

Que si hombre/mujer, que si pene/vagina, que si cis/trans, que si homo/hetero… Me dije que debería escribir algo al respecto, pero confieso que me pudo la pereza; eso sí, mentalmente repasé todos los argumentos clásicos en estos debates: que las personas no se dividen en compartimentos estancos, que las identidades de cada persona son variables en el tiempo, que si… Que puedes hacer una lista de dos, diez, cien, mil o diez mil características físicas de un cuerpo humano; que puedes clasificar a toda la Humanidad según estas características, y que así podrás formar miles de grupos de personas; y que si a uno de estos grupos le das poder sobre los otros (por ejemplo, al grupo de personas con el ombligo alargado de arriba abajo frente a las demás tipologías de ombligos), automáticamente y en muy poco tiempo aparecerán identidades ligadas a estos rasgos físicos y, con ellas, las relaciones de poder dentro del grupo e intergrupos. Que el hecho de separar a los seres humanos en dos grupos estancos y establecer una relación de poder entre ellos, es un hecho político y no natural, que responde a la necesidad del sistema de perpetuarse a sí mismo, ya que las personas de uno de estos dos grupos tienen necesidad de relacionarse con las del otro, pero los mecanismos para establecer estas relaciones vienen determinados por el sistema, y están controlados por este (he ahí la fuente de su poder). Y, en definitiva, que desde el activismo de liberación sexual debemos dedicar todos nuestros esfuerzos a destruir el sistema de géneros, y no en adaptarnos a él. Nuestra función es ser insumisos del género, ser disidentes sexuales en esta sociedad. Lo de siempre, sin sorpresas: el consabido debate de la identidad.

En estas estaba –o, de hecho, lo tenía ya bastante olvidado por el transcurso de uno o dos días– cuando empecé a ser consciente de la respuesta que esta campaña estaba teniendo entre la población. Reconozco que la enorme agresividad que ha suscitado en su contra me ha sorprendido y conmocionado, y me ha obligado a mirar a mi alrededor. Leía los comentarios a la noticia en los periódicos y no me los podía creer: ¡cuánto odio hacia unos niños! El que Facebook censurara las imágenes entraba dentro de lo esperado, al fin de cuentas son americanos y sabemos lo gilipollas que son para estos temas (no deja de resultar divertido que censuren un dibujo y no les importe el mensaje), y que el cristofascismo hiciera ladrar a sus huestes nacional-católicas tampoco puede sorprender a nadie, a fin de cuentas ahí tienen a sus obispos, sus medios de comunicación, su financiación estatal…, pero que en nuestras ciudades vascas los carteles hayan sido atacados y destruidos no me lo esperaba, sinceramente. Yo creo que de todo, esto es lo que más me ha dolido, porque lo ha hecho gente de nuestro alrededor, personas con las que te cruzas por la calle a diario. ¿Cómo puede herirlas tanto el hecho de recordarles que todavía hay niñas y niños que sufren por nuestro comportamiento, y que ese sufrimiento es fácil de evitar, hasta el punto de obligarlas a reaccionar de un modo tan violento? ¿Qué comportamiento puedes esperar de estas personas si se encuentran con una niña o un niño en estas circunstancias?

Como militante de Ehgam y activista gay que he sido a lo largo de las últimas décadas, soy capaz de reconocer que el frente de nuestra lucha se ha desplazado desde los derechos de gays y lesbianas a los de las personas transexuales. Hace unos 10 años participamos como Ehgam, junto a otros grupos de Euskal Herria, en el inicio en nuestra tierra de la lucha por la despatologización de la transexualidad, en el movimiento que se llamó Stop Trans-Patologización 2012 (entonces hablábamos de que «disforia es homofobia»), pero incluso esas campañas no recibieron una respuesta tan hostil como esta última de Chrysallis EH. Las causas son varias: sin duda, la crisis ha derechizado nuestra sociedad; los reaccionarios se han repuesto ya del shock inicial que les produjo la aprobación de la ley de matrimonio de personas del mismo sexo, y ahora están organizados y activados; el movimiento de liberación sexual está más débil de lo que ha estado nunca en las últimas décadas; poner en duda el género supone un ataque mucho más intenso contra el sistema heteropatriarcal que aceptar la homosexualidad masculina (en relación con esta idea habría que estudiar, en primer lugar, cómo y por qué ha prácticamente desaparecido del imaginario popular la imagen del mariquita plumero, parece como si la aceptación social de la homosexualidad masculina se haya hecho asegurando que esta no pone en jaque los roles de género, y después por qué razón la homosexualidad femenina ni está, ni se la espera). Y por último está el tema de que la campaña de Chrysallis EH va dirigida a niñas y niños, ya que los creyentes se considera los únicos con derecho –divino– a moldear las mentes infantiles a sus intereses.

Sé que aún nos quedan muchos frentes por abrir, y muchas batallas por ganar, porque somos muy ambiciosos con la Humanidad que soñamos, pero hoy la que nos toca afrontar es esta, y la están librando con arrojo y valentía desde Chrysallis y otras organizaciones afines. Y yo, con mis discrepancias ideológicas a cuestas, quiero decir aquí y ahora que me siento muy orgulloso de todas ellas y de todos ellos, y feliz de ser una pequeña parte de ese movimiento de resistencia sexual.

JAIME MENDIA
EHGAM

La charla homófoba de HazteOir: “La homosexualidad puede deberse a una necesidad de amor no satisfecha”

Imagen de la convocatoria de HazteOír

El grupo ultracatólico HazteOir ha celebrado este miércoles un seminario online protagonizado por el psicoterapeuta estadounidense Richard Cohen bajo el tíulo “Comprender y ayudar a los homosexuales”. El colectivo se ha querido alejar durante estas últimas semanas del lenguaje más directo rechazando palabras como “sanar” o “curar” y ha camuflado su discurso bajo la “tolerancia” o el “respeto”.

Sin embargo, el objetivo de la charla era dar a conocer los métodos, comúnmente llamados terapias de conversión, que Cohen asegura utilizar para “cambiar” la orientación sexual de homosexual a heterosexual. El escritor, que se hizo famoso hace años tras la polémica generada a raíz de su libro Comprender y sanar la homosexualidad, parte de la idea de que hay personas “con deseos homosexuales” que “quieren cambiar”.

Lo hace sin nombrar la homofobia que puede llevar a una persona LGTBI a sentirse rechazada porque  “presentan el malestar que viven algunas personas homosexuales descontextualizándolo de las causas. Que son, precisamente, los discursos de odio que practica Hazte Oír”, explicaba Jesús Generelo, presidente de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transexuales.

Ese es uno de los puntos clave de la forma en que el colectivo ha promocionado la iniciativa. “Si alguien quiere vivir una vida como gay, debe ser respetado. Si alguien quiere cambiar, también ha de ser respetado”, especificaba el anuncio de las jornadas. Una cara amable presente en la convocatoria desconectada de las palabras de Cohen: “Nuestro diseño como hombres y mujeres es ser heterosexuales”, ha afirmado durante el seminario retransmitido por internet.

“En España están intentando ilegalizar [las terapias de conversión], algo que ataca a los derechos de las mujeres y hombres que quieren vivir una vida heterosexual y a las personas que tienen una atracción hacia el mismo sexo no desead”, ha afirmado Cohen. La comunidad científica ha rechazado este tipo de métodos por considerarlos inadecuados porque pueden provocar “depresión, ansiedad y tendencias suicidas”.

“No es culpa de nadie”

El psicoterapeuta, expulsado hace años  de la Asociación Americana de Terapeutas, centra sus explicación en que “no se nace con atracción por personas del mismo sexo, nadie lo elige, es el resultado del entorno y de las experiencias de esa persona”, ha explicado en la jornada.

“Siempre hay motivos que puedan explicar la atracción por el mismo sexo, suelen darse varios factores conjuntamente”, ha sentenciado al mismo tiempo que enumeraba algunas de “las causas” como  “una necesidad de amor no satisfecha”, “heridas del pasado que no han sanado” o “miedo a la intimidad con personas del sexo opuesto”.

Su discurso homófobo aparece claramente resumido en su libro más polémico, Comprender y sanar la homosexualidad . En él asegura que la homosexualidad es producto de “traumas sin resolver que conducen a una confusión de género” y añade los posibles abusos sexuales en la infancia, el divorcio de los progenitores o la muerte de un familiar.

Cohen se ha dirigido también a las madres y padres de niños o niñas LGTB para asegurarles que “no es culpa de nadie y tenemos soluciones” y ha citado como “investigación científica” que las parejas homosexuales “son menos longevas, si la pareja dura normalmente tienen relaciones fuera del matrimonio”.

Denuncian una nueva agresión homófoba a un joven que se quedó inconsciente tras recibir una paliza

  • En 2017 se han contabilizado ya tres ataques homófobos en Madrid

  • Exigen la “implicación de las instituciones” para acabar con esta “lacra”

bandera oscura

Arcópoli ha denunciado una nueva agresión homófoba a varios jóvenes en la capital, en esta ocasión en pleno centro, que fueron insultados al grito de “maricones” por dos hombres, que más tarde agredieron con puñetazos y patadas a uno de ellos dejándolo inconsciente.

Según ha informado el colectivo en un comunicado, la víctima de esta agresión, J.A., tiene 23 años y a pesar de los golpes, se encuentra en buen estado.

Según el relato del agredido, el pasado sábado sobre las 4 de la madrugada volvía a casa con su grupo de amigos por la calle Cedaceros, ubicada cerca de Sol, cuando dos hombres comenzaron a increpar a todo el grupo al grito de “maricones”.

Al escuchar esto, la víctima se dirigió a los chicos para recriminarles su actitud cuando y, “sin mediar palabra”, uno de los agresores se dirigió a la víctima y le dio una patada que provocó que cayera al suelo. Cuando estaba en el suelo, el agresor le propinó un puñetazo en el ojo que le hizo quedar inconsciente durante unos momentos y después desorientado.

Cuando la víctima se recuperó, consiguió avistar un coche de Policía Municipal que procedió a identificar a los agresores. A continuación, la víctima, acompañada de sus amigos, acudió a la Fundación Jiménez Díaz para ser atendida por el ataque.

El domingo interpuso una denuncia ante la Policía Nacional y acudió al Observatorio, donde le ofrecieron ayuda psicológica, acompañamiento y asesoría jurídica. Además, el Observatorio ha puesto en conocimiento de la Fiscalía de Delitos de Odio y del Comisario de Policía Nacional especializado en Delitos de Odio esta denuncia para su tratamiento.

Con esta, el Observatorio ha contabilizado tres ataques al colectivo LGTB durante 2017. En 2016, se registraron 239 agresiones por LGTBfobia en la Comunidad.

El coordinador general de Arcópoli, Yago Blando, ha afirmado que “la lacra de la agresiones al colectivo LGTB no va a desaparecer de la noche a la mañana”, y ha insistido en que “necesitan la implicación de las instituciones, no solo en cuestiones de seguridad sino también implicación institucional para la formación y la sensibilización social”.

Obama conmuta la pena de Chelsea Manning, filtradora de Wikileaks

Chelsea Manning

La soldado Chelsea Manning.- REUTERS

WASHINGTON.- El presidente estadounidense, Barack Obama, anunció este martes la conmutación de la pena a la exsoldado Chelsea Manning, quien en 2010 filtró un número récord de documentos secretos a WikiLeaks mientras era analista de inteligencia militar.

Manning, que entonces se llamaba Bradley, comenzó un tratamiento de cambio de sexo para ser mujer e intentó suicidarse en dos ocasiones en una cárcel militar de Kansas, había sido condenada a 35 años de prisión. Será liberada el próximo 17 de mayo.

En total, Obama anunció, a tres días de que finalice su mandato, la conmutación de la pena a 209 personas y el perdón a otras 64. En total Manning habrá pasado casi cuatro años en la prisión militar de Fort Leavenworth (Kansas), en un régimen carcelario, que según miembros de su red de apoyo, le habría acabado llevando al suicidio.

En 2013 pidió el perdón presidencial

Manning se declaró culpable durante su juicio y pidió perdón por la filtración de centenares de miles de documentos de las guerras de Irak y Afganistán y cables del Departamento de Estado, por lo que fue condenada a la mayor pena para una filtración a los medios de la historia estadounidense.

Pese a tener un rango muy bajo, Manning comenzó a recopilar información clasificada desde su puesto en Irak y a filtrarla a la web de WikiLeaks, que hasta la aportación del analista militar era una organización irrelevante.

Durante el juicio, quedó en evidencia que Manning era un veinteañero con problemas de identidad, que quedó escandalizado por la guerra y quiso provocar el cambio en la política estadounidense a través de las filtraciones.

La semana pasada la Casa Blanca reconoció la importancia del arrepentimiento expresado por Manning, quien en 2013 pidió el perdón presidencial para poder reiniciar su vida como una mujer.

En una rueda de prensa, el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, quiso también diferenciarlo del ex analista externo de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) Edward Snowden, cuyas filtraciones consideró mucho más graves.

La semana pasada el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, refugiado desde 2012 en la embajada de Ecuador en Londres, dijo que de darse el perdón a Manning se entregaría a las autoridades estadounidense para ser extraditado y hacer frente a posibles cargos de espionaje.

Assange asegura que tras las publicaciones de WikiLeaks motivadas por las filtraciones de Mannning, la justicia sueca resucitó un caso de supuesto abuso sexual, que el niega, con la intención de llevarlo ante la justicia estadounidense.

Obama conmuta la pena a Chelsea Manning

Chelsea Manning

Fotografía de la soldado Maning con peluca rubia y maquillada que fue exhibida durante el juico / AP

El todavía presidente estadounidense, Barack Obama, anunció el martes la conmutación de la pena a Chelsea Manning. La exsoldado saldrá en libertad el 17 de mayo, cuando cumpla siete años en prisión, coincidiendo con el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia. Manning estaba condenada por haber entregado centenares de miles de documentos secretos a Wikileaks en 2010, mientras era analista de inteligencia militar. El material filtrado demostraba que se habían cometido crímenes de guerra en la ocupación de Irak y que la cifra de civiles muertos en Irak era mucho mayor que la reconocida por el Gobierno norteamericano.

Manning, que ahora tiene 29 años, fue sentenciada a 35 años de cárcel por un tribunal militar. Durante su estancia en prisión, anunció que cambiaba su nombre de Bradley a Chelsea y que quería comenzar un  tratamiento de reasignación de sexo. Las condiciones de su encarcelamiento le llevaron a intentar suicidarse en dos ocasiones. Numerosas asociaciones de defensa de los derechos humanos han protestado por las condiciones en las que vive desde que entró en la prisión militar de Leavenworth, Kansas.

El pasado jueves, la NBC ya había adelantado que, según una fuente del departamento de Justicia, Chelsea Manning estaba en la lista de posibles indultos en la recta final de la Administración de Obama.

Según las leyes estadounidenses, el presidente que se marcha ofrece dos tipos de clemencia: la conmutación de la pena, donde se reduce una sentencia sin anular la pena, y el perdón, que es literalmente el perdón total y legal del crimen cometido, como si nunca hubiera ocurrido. Chelsea Manning está en la lista de las conmutaciones, lo que significa que su pena será reducida pero seguirá siendo reo de traición.

Esta conmutación está en la línea de indulto que ha ofrecido Obama hasta ahora, siempre a gente que ha cumplido parte de su condena y por delitos que no son de sangre.

“Sr. presidente –tuiteó en su momento Snowden–. Si concede un solo acto de clemencia en su salida de la Casa Blanca, por favor: libere a Chelsea Manning. Solo usted puede salvar su vida”.

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Más exuberante, Julian Assange dijo que se dejaría extraditar a los EEUU si Obama liberaba a Manning.

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El mundo estará mirando estos días la puerta de la embajada de Ecuador con interés renovado.

Seis años de condena cumplida

Chelsea Manning fue encarcelada en 2010 y estaba cerca de cumplir siete de los 35 años de su sentencia. Durante el último año, Manning ha intentado acabar con su vida dos veces. Al principio, la respuesta del Ejército fue poner a Manning en una celda de aislamiento. Tras una huelga de hambre de cinco días, el Ejercito se comprometió a facilitar la cirugía de reasignación de sexo que recomendaron sus médicos por su disforia de género. Esta terapia es parte de un tratamiento que comenzó en 2015 con una terapia hormonal. No se le ha permitido dejarse el pelo largo por ir contra las normas militares.

El 10 de noviembre, Manning mandó  una petición formal para la conmutación de su pena al presidente Obama. En ella asume “total y completa responsabilidad por las filtraciones” que hizo “por preocupación por mi país, los inocentes civiles cuyas vidas se perdieron por culpa de la guerra y como apoyo a dos valores que son importantes para nuestro país: la transparencia y la responsabilidad”.

No pido un perdón de mi condena. Entiendo que las múltiples consecuencias colaterales de la condena del tribunal marcial permanecerán en mi expediente para siempre. El único alivio que pido es ser liberada de la prisión militar después de servir seis años de aislamiento, como alguien que no tiene intención de perjudicar los intereses de EEUU ni de hacer daño a ninguno de sus miembros.

Su petición venía acompañada de cartas de apoyo de gente como Daniel Ellsberg, responsable de filtrar los Papeles del Pentágono, que asegura que Manning actuó con la intención de informar al pueblo norteamericano de abusos graves a los derechos humanos, incluyendo el asesinato de inocentes por las tropas estadounidenses en Iraq. Glenn Greenwald, abogado y periodista colaborador de Edward Snowden y editor de The Intercept, asegura en su carta que es un héroe por la libertad de expresión. La petición también fue acompañada de  una campaña de apoyo liderada por miembros de la élite cultural norteamericana como Michael Stipe y Thurston Moore.

Numerosas organizaciones internacionales de defensa de los derechos humanos, como Amnistía Internacional o Human Rights Watch, han pedido a Obama  que perdone a Edward Snowden con el mismo argumento: sus filtraciones estaban motivadas por una voluntad de proteger los derechos civiles de los ciudadanos norteamericanos, y de denunciar abusos de poder por parte del gobierno que lo persigue.

Además, es más probable que la historia le considere un héroe y no un villano. Pero, entre los 64 perdones y 209 conmutaciones que Obama concedió este martes no está el otro notable filtrador norteamericano. “Mr. Snowden no ha cumplimentado los papeles para pedir clemencia a esta administración”, dijo el secretario de prensa de la Casa Blanca Josh Earnest contestando preguntas al final. Es poco probable que el papeleo le hubiera servido de algo. Es cortesía por parte del reo el mostrar un cierto arrepentimiento. Y lo único de lo que Snowden se arrepiente es de no haberlo hecho antes.

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Obama conmuta la pena a Chelsea Manning, fuente de WikiLeaks

El presidente estadounidense, Barack Obama, anunció ayer la conmutación de la pena a la exsoldado Chelsea Manning, quien en 2010 filtró un número récord de documentos secretos a WikiLeaks mientras era analista de inteligencia militar.

Bradley Manning es ahora Chelsea Manning tras una operación de cambio de sexo

Bradley Manning es ahora Chelsea Manning tras una operación de cambio de sexo. (Afp)

WASHINGTON. Manning, que se llamaba Bradley, comenzó un tratamiento de cambio de sexo para ser mujer e intentó suicidarse en dos ocasiones en una cárcel militar de Kansas, había sido condenada a 35 años de prisión, y será liberada el próximo 17 de mayo.
En total, Obama anunció, a tres días de que finalice su mandato, la conmutación de la pena a 209 personas y el perdón a otras 64.

En total Manning habrá pasado casi cuatro años en la prisión militar de Fort Leavenworth (Kansas), en un régimen carcelario, que según miembros de su red de apoyo, le habría acabado llevando al suicidio. Manning se declaró culpable durante su juicio y pidió perdón por la filtración de centenares de miles de documentos de las guerras de Irak y Afganistán y cables del Departamento de Estado, por lo que fue condenada a la mayor pena para una filtración a los medios de la historia estadounidense.