Kevin Spacey se declara gay

La estrella se disculpa con el actor Anthony Rapp, que le acusa de haberle acosado sexualmente cuando tenía 14 años

Kevin Spacey el pasado mes de junio, a su llegada a los premios Tony Awards en el Radio City Music Hall de New York. INVISION/AP FIRMA: EVAN AGOSTINI / ATLAS

Kevin Spacey ha terminado con años de rumores e insinuaciones al declarar que “ahora” ha elegido “vivir como un hombre gay” y que quiere lidiar con su decisión de manera “honesta y abierta”. El actor, que no había hecho pública su homosexualidad antes porque hasta ahora había “muy celoso” de su intimidad según reconoce, ha dado el paso “alentado” por una acusación de acoso sexual por parte del también actor Anthony Rapp, que asegura que intentó abusar de él en 1986, cuando tenía 14 años y la estrella, 26. Spacey asegura que no recuerda haberse comportado de forma inapropiada con Rapp, pero que, si fue así, le debe “la más sincera disculpa”.

En una declaración colgada a medianoche en Twitter, que en apenas tres horas acumula 4.000 comentarios, más de 11.600 retuits y 23.500 me gusta, el ganador de dos Oscar, de 58 años, explica que, como sabe su círculo más íntimo, ha mantenido “relaciones tanto con hombres como con mujeres”. “He amado y he tenido encuentros románticos con hombres a lo largo de mi vida, pero ahora he elegido vivir como un hombre gay”, revela a renglón seguido.

En el comunicado, que arranca subrayando “su respeto y admiración” por Rapp “como actor”, se declara “horrorizado” al oír su acusación. “Honestamente, no recuerdo el encuentro, que habría ocurrido hace más de 30 años. Pero si me comporté como él describe, le debo mi más sincera disculpa por lo que habría sido un comportamiento ebrio profundamente inapropiado”, dice el actor de House of Cards.

Los hechos, relatados unas horas antes por Rapp al portal Buzzfeed News, supuestamente ocurrieron durante una fiesta en el apartamento de Spacey en Nueva York para celebrar el éxito de las obras de teatro en las que ambos participaban por entonces. Rapp, intérprete de la serie Star Trek: Discovery, acudió a la velada solo y era el único adolescente, así que cuando se aburrió se metió en una habitación a ver la televisión.

Anthony Rapp, en septiembre de 2017 en el estreno de la serie de televisión ‘Star Trek: Discovery’. CHRIS PIZZELLO CHRIS PIZZELLO/INVISION/AP

Pasada la medianoche, se dio cuenta de que era el único invitado que seguía allí, momento en el Spacey entró en la habitación, se le acercó y se tumbó encima con la intención de mantener relaciones sexuales. Spacey, ganador de un óscarpor The Usual Suspects y de otro por American Beauty, tenía entonces 26 años. “Bueno, todos se han ido. Debería volver a casa”, explica Rapp que pensó entonces. Sin embargo, Spacey “se interpuso en la puerta mientras se tambaleaba”. “Mi impresión es que estaba borracho”, añade el actor, que ahora tiene 46 años.

“Trataba de seducirme. No sé si hubiera utilizado ese lenguaje. Pero era consciente de que estaba tratando de tener sexo conmigo”, declara Rapp. Spacey, según el relato del denunciante, le agarró “como cuando el marido agarra a su mujer” en la noche de bodas y se tumbó sobre su cuerpo. Rapp dice no recordar cuánto tiempo permaneció Spacey en esa posición, pero explica que logró zafarse de él.  Al ver a Spacey ahora, se le “revuelve el estómago”, confiesa.

Rapp señala que nunca volvió a hablar con Kevin Spacey tras el incidente, pero que el caso de Harvey Weinstein, acusado por decenas de mujeres de acoso y abuso sexual, le animó a dar el paso y tratarlo públicamente. “Con esto quiero arrojar luz sobre décadas de comportamientos que han continuado porque mucha gente, incluido yo mismo, hemos permanecido en silencio”, afirma Rapp,que comenzó su carrera con nueve años y que alcanzó la fama como miembro del elenco original del musical Rent.

La reacción de Spacey no se ha hecho esperar. “Esta historia me ha llevado a abordar otros asuntos de mi vida. Ahora elijo vivir como un hombre gay. Quiero afrontarlo de forma honesta y abierta y esto empieza examinando mi propio comportamiento”, sostiene. La revista Esquire insinuó en un artículo de 1997 que Spacey era homosexual. El actor tardó dos años en responder y, cuando lo hizo, se declaró heterosexual en Playboy.

¿Por qué no lo hizo antes? “No me pareció necesario”, explicó Spacey en una entrevista con EL PAÍS en el año 2000. “No veo que el ser gay tenga nada de malo. Me muevo en un mundo en el que todos los días trabajo con mucha gente diferente. Son mis amigos, y los quiero. Y muchos de ellos son gais. Y no podía imaginarme tener que saltar y decir ‘no soy uno de ellos’. Si algunos quieren creer eso, son absolutamente libres de hacerlo y a mí no me interesa lo más mínimo”. Luego añadió sonriendo: “¿Estoy ocultando algo? No. Todo el artículo fue inventado. Es cabreante. Hay gente en mi vida a la que todo esto le parece muy gracioso”. Según el actor, el artículo de Esquire le ayudó a ligarse a muchas chicas que creían que era gay. “Para ellas era un reto hacerme volver al buen camino. Y yo las dejaba”.

En los últimos premios Tony del pasado mes de junio, que Anthony Rapp vio y que le hicieron recordar lo sucedido supuestamente 30 años atrás, Spacey bromeó sobre su condición sexual. El actor, que presentaba la gala, arrancó la ceremonia con un número musical lleno de guiños gais y de gestos hacia la comunidad LGTB. Tras la actuación, Whoopi Goldberg apareció en el escenario como invitada sorpresa y ambos se rieron de los rumores acerca de sus preferencias sexuales.

“¿Cuánto tiempo has estado en ese armario?”, preguntó Spacey, a lo que Whoopi respondió: “Bueno, Kevin, depende a quién le preguntes”. Después, Spacey se disfrazó como Norma Desmond, personaje de Sunset Boulevard y mientras cantaba As If We Never Said Goodbye dijo: “Estoy saliendo… esperen, no, no, no, no”. Muchos interpretaron estas bromas como una discreta salida del armario de Spacey y Goldberg.

LOS MAYORES NO QUIEREN VOLVER AL ARMARIO

Una fundación lucha por levantar residencias geriátricas para homosexuales. Dicen que en los asilos se recibe un trato vejatorio. «Nos sentiríamos igual que un ateo en una iglesia»

Voluntarios de la Fundación 26 de Diciembre en la sede de la entidad, donde se atiende a homosexuales mayores. / ÓSCAR DEL POZO

Cuando tenía 17 años, a Federico Armenteros le denunciaron por homosexual en una comisaría. Conocía muy bien a su denunciante: era su madre. Se salvó por los pelos de ser arrestado porque huyó y apenas un mes después, en diciembre de 1979, se derogó la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social, que le hubiera llevado al calabozo y después a ser curado de su mal. Para buscar esa normalidad que le hiciera ser aceptado por la sociedad intentó vestir los hábitos. «Pero me echaron antes. No me quisieron en la congregación religiosa, la de los Hijos de la Pequeña Obra de la Divina Providencia. Luego me enamoré de una mujer, me casé, tuve una hija. Pero tras doce años de matrimonio no podía más. Estuve con una psicóloga y por fin quemé el armario». Ahora Armenteros se dedica a atender a los gais y lesbianas mayores, muchos de los cuales pasan dificultades económicas, cuando no están al borde de la exclusión social. Hasta ahora se ha dado de bruces con la Administración cada vez que ha reivindicado la creación de centros geriátricos para homosexuales.

Armenteros, de 58 años, preside la Fundación 26 de Diciembre, que ayuda a los más viejos del colectivo LGTB. Según el dirigente de la entidad, entre los gais y lesbianas mayores hay muchos autónomos que no han podido cotizar o lo han hecho con aportaciones muy bajas. Así, cuando llegan a la jubilación sufren una caída brusca de sus ingresos. En la fundación se presentan personas cuyas parejas han muerto y a las que, en puridad, no les corresponde heredar nada porque no han estado casadas. «A veces, con la defunción, los familiares entran como lobos a disputarle la herencia al que debía ser su legítimo legatario».

Una sociedad que mira hacia otro lado cuando se trata de cuidar a los ancianos heterosexuales no es precisamente pródiga en atenciones a los gais, lesbianas y transexuales que ya peinan canas. Y eso que en ocasiones han soportado cargas familiares con estoicismo. «No es raro el caso dehomosexuales que han atendido a sus padres, una tarea que recae siempre en las mujeres salvo que exista un homosexual en la familia».

La Fundación 26 de Diciembre gestiona cinco pisos cedidos por el Ayuntamiento de Madrid, en los que se alojan homosexuales a punto de engrosar las listas de la marginación. La vida no ha sido fácil para ellos. Transexuales que se han dedicado a la farándula y ahora les miran raro cuando van al hospital, gais que viven en la calle, gentes solas, con dolencias graves y que ya no se valen por sí mismas. Ingresar en una residencia geriátrica no es la mejor opción para ellos. «Supondría volver al armario. Un gay en un centro de día o un asilo de ancianos se siente como un ateo en una iglesia».

Al lado de proxenetas

La sociedad envejece y con ella el colectivo LGTB, un grupo de población que tiende a caer en la trampa del mito de la eterna juventud. Algunas estimaciones cifran entre 630.000 y 800.000 los gais y lesbianas mayores de 65 años. Son invisibles porque a su edad ya no frecuentan los locales de moda. Tampoco interesan demasiado, dado que con sus parcas rentas no consumen como antes. Viven en las orillas, fuera del foco, y eso que muchos de ellos padecieron una persecución cruel. Durante la dictadura franquista ser homosexual era un delito. Unos mil pisaron la cárcel entre 1970 y 1979 por culpa de la aplicación de la ley de Peligrosidad Social. Aun así, esta norma era más tolerante que la Ley de Vagos y Maleantes, que les consideraba unos indeseables, al lado de proxenetas, rufianes y borrachos.

Federico Armenteros, activista gay. / O. P.

Antonio Sánchez, de 70 años, enfiló el camino a París ante la hostilidad que sentía en la España de los sesenta. Su padre, militar, nunca llevó bien eso de tener un hijo «invertido». Imbuido de los libros del psiquiatra Juan José López Ibor, mandó a su hijo a que le aplicaran electrochoques para curar lo que consideraba una enfermedad. Sánchez se hizo mayordomo y ejerció de cocinero en la capital francesa. En 1976 regresó a España y se ganó la vida de portero en una comunidad de propietarios. «El mayor error que cometí fue no haberme hecho ciudadano francés», dice Sánchez, que ahora vive en Aranjuez. Cobra una pensión de 860 euros y otros 190 euros que le da la Seguridad Social gala.

Su salud se resiente de dos infartos, una colitis ulcerosa y un cáncer de próstata. «Casi no puedo hacer la cama», dice Sánchez, que resopla de cansancio al contarlo. Contrató a una asistenta para que le ayudara en las tareas de la casa, pero hubo de prescindir de ella porque su pensión no daba para más. «Me llevo mal con mi hermana. Es lo que pasa cuando se mete el dinero por medio», asegura Antonio, que a pesar de vivir en Aranjuez, a 50 kilómetros de Madrid, se desplaza dos o tres días a la semana a la fundación, donde puede comer por cuatro euros con los amigos.

La entidad es considerada por sus promotores un primer paso. El siguiente proyecto es levantar un conjunto residencial de apartamentos para el colectivo LGTB. De hecho ya se intentó hace años, en 2010, pero la crisis económica y el escepticismo hicieron que la cosa no cuajara. Se necesitaba reunir 14 millones de euros y 200 socios, pero apenas se inscribieron en la cooperativa unos 20.

La fundación incluye en sus actividades el acompañamiento de personas asediadas por la soledad. Blas Bonete, de 48 años, es uno de los voluntarios que visitan una residencia geriátrica para realizar esta labor. «Es muy grato. Vamos a ver a un señor que sufre párkinson y demencia senil en fase avanzada. Nos cuenta sus cosas y se siente escuchado y atendido», dice Bonete, quien el resto de la semana se pone el mandil y cocina para los demás.

Con esta iniciativa de acompañar al enfermo se intenta reducir el absoluto abandono y soledad en que mueren algunos homosexuales. «Alguno nos ha llegado a decir que lo peor para él sería que la gente se enterara de su desaparición por el mal olor que despide su cadáver», señala Armenteros.

Blas Bonete tuvo su primera pareja a los 21 años. Se fueron a vivir juntos, pero su compañero murió en un accidente de tráfico. «Mis padres no se plantearon que su hijo era homosexual. Viendo lo dura que se volvió mi vida, se volcaron todos conmigo y me ayudaron muchísimo. No hubo salida del armario, sino apertura natural y nada provocada», cuenta el cocinero. Como otros socios de la organización, Blas Bonete no comulga con el «mercantilismo de Chueca», el barrio gay de la capital, donde se celebra cada año el Día del Orgullo. «Eso parece una trata de esclavos, se exhibe la carne y la gente va a mirar».

Bonete padece una espondilitis degenerativa, una forma de artritis que afecta a las articulaciones de la columna vertebral. «Hace que la columna esté como una piedra. Me puedo quedar como el Quijote», apunta mientras se yergue. «Aún no me ha pasado nada, aunque me dijeron que a los 50 años me quedaría postrado en una silla de ruedas. De momento aquí estoy». Pese a su grave dolencia, no se muestra aprensivo y ha superado una depresión. Teme el dolor y el sufrimiento, pero sobre todo le espanta la idea de que le separen de su pareja por cualquier circunstancia. Porque Blas ha rehecho su vida.

María Sánchez Aguilera, de 58 años, se declara pansexual. No elige a su pareja en función de que sea hombre o mujer, sino por su afinidad y los sentimientos que le transmita. Además es dominante y sádica, gustos que no oculta y que lleva muy a gala. «Estuve casada. Como el sexo con mi marido no me satisfacía del todo, pensé que era lesbiana o frígida, pensé de todo, hasta que me di de cuenta de que lo mío no era el sexo convencional, que yo llamo ‘sexo vainilla’. Aquí he encontrado a mi familia, la que he elegido yo», asegura María, quien viste una camiseta negra de Iron Maiden, muñequeras y una gorra. Hace un año se compró una moto eléctrica en la que se desplaza. Y es que desde hace 27 María usa muletas debido a la artritis reumatoide que sufre, una patología que le ha deformado los dedos.

El primer paseo que se dio con el vehículo fue para ir a la manifestación del Orgullo Gay. Se lo pasó estupendamente, pero la vuelta fue aterradora. Más de una vez los viandantes la tuvieron que ayudar para levantar la moto, porque las latas y las botellas de plástico quedaban atrapadas entre el chasis y las ruedas. Quedó extenuada por el esfuerzo y los nervios.

«Yo no puedo acompañar a enfermos porque no me puedo comprometer, no sé cómo voy a amanecer», aduce María, quien gracias a la pensión de viudedad lleva una vida sin aprietos, aunque en ocasiones tiene que hacer «algún ajuste».

Si a Antonio Sánchez le aplicaron corrientes eléctricas en el cerebro es porque hasta no hace mucho la homosexualidad era considerada una enfermedad mental. La Organización Mundial de la Salud (OMS) esperó hasta 1990 para excluir esta orientación sexual del catálogo de patologías psiquiátricas. De ahí que los prejuicios no sean fáciles de erradicar. Muchos gais y lesbianas se han contaminado de tantos prejuicios que son reacios a utilizar los servicios sociales, incluidos los albergues para pobres y los servicios de teleasistencia. Por eso las residencias ‘ad hoc’ se presentan como la solución. En España no existe ni un solo centro geriátrico para la comunidad homosexual. «No se trata de crear guetos, sólo queremos estar tranquilos», dice el presidente de la Fundación 26 de Diciembre.

Psiquiatrico o cinco años de prisión

La Fundación 26 de Diciembre lleva ese nombre por el día en que desapareció de facto la Ley de Peligrosidad Social. La norma, que consideraba a gais y lesbianas elementos antisociales, se derogó parcialmente en 1979. Con este paso se liquidó un cuerpo jurídico que establecía castigos que iban desde multas hasta penas de cinco años de internamiento en cárceles o centros psiquiátricos para la «rehabilitación» de los individuos. Federico Armenteros, presidente de la entidad, se rebela contra la imagen de los gais que proyecta el barrio de Chueca. Detesta esa adoración por el cuerpo y la juventud que exalta el barrio, icono y refugio de la homosexualidad. El activista no oculta que hay una cierta brecha entre el actual movimiento LGTB y sus dirigentes históricos. Entiende que se ha hecho tabla rasa y que la desmemoria y la ingratitud han hecho caer en el ostracismo a los viejos luchadores. Por eso reivindica la palabra ‘maricón’. «A mí nunca me han llamado ‘gay’, siempre me han insultado». Educador social, aboga por los valores humanos dentro de una comunidad demasiado volcada en el consumismo y la moda. «Son precisos mucha pedagogía y un discurso, porque sin eso el orgullo se convierte en un parque temático».

Disney hace historia con su primer personaje gay

De izquierda a derecha, Sofia Wylie, Joshua Rush, Peyton Elizabeth Lee y Asher Angel en la serie ‘Andi Mack’.

En cine, televisión y literatura las historias que tratan sobre el paso de la infancia y la juventud a la edad adulta son tan frecuentes que se ha diferenciado un género con nombre propio: el coming-of-age. Literalmente, algo así, como el paso de edad. De Harry Potter a El Rey León pasando por Grease y sus cumbres como Boyhood o Quédate conmigo son algunos de los ejemplos en gran pantalla. Entre las series también ha sido, y cada vez lo es más, un argumento muy frecuente (véase ahora Stranger Things) y, en concreto, en un canal como Disney Channel, cuya audiencia principal está entre los nueve y los 16 años, las tramas alrededor de la idea de crecer y de autodescubrirse se ven aún más.

 

Andi Mack es una de esas series, de las más recientes, que habla del paso de edad en el canal de Disney: protagonizada por una niña de 13 años, Andi, que intenta pasar la adolescencia sin traumas apoyada por sus tres mejores amigos, dos chicos, Cyrus y Joshua, y una chica, Buffy. Hasta aquí y hasta ahora todo normal y muy visto, pero la gran novedad presentada este jueves por la cadena llegará el viernes en el estreno de la segunda temporada cuando uno de los amigos, Cyrus, descubra sus sentimientos románticos hacia otro chico. Aunque no será el primer personaje gay de la cadena, sí es la primera vez que retratan el descubrimiento de la identidad sexual en una serie infantil y hablarán de cómo el protagonista realizará ese viaje.

“Andi Mack es una historia de preadolescentes descubriendo quiénes son”, ha explicado Disney Channel. “El creador Terri Minsky, el reparto y todo el equipo tiene mucho cuidado en asegurarse que es apropiado para todas las audiencias y que manda un mensaje potente de inclusión y respeto por la humanidad”.

Para introducir la historia y hacerlo de la manera más adecuada, los creadores hablaron con distintas asociaciones LGBTQ, como GLAAD, la alianza de gays y lesbianas contra la difamación que vigila los mensajes sobre el colectivo en los medios americanos y promueve la igualdad. “Andi Mack está reflejando las vidas y las experiencias vividas de muchos jóvenes LGBTQ alrededor del país”, dijo tras la presentación Sarah Kate Ellis, presidenta y CEO de GLAAD. “La televisión refleja la vida del mundo real y hoy eso incluye jóvenes LGBTQ que merecen ver sus vidas representadas en sus series favoritas”.

Estrenada en EE UU el pasado mes de marzo, Andi Mack fue un éxito instantáneo entre su público objetivo (niñas de una edad media de 10 años) y número uno de su franja horaria entre niños de seis a 14 años, además de mantenerse entre los primeros puestos en las plataformas de video on demand del canal. Por lo que los colectivos LGBTQ valoran aún más este paso histórico con ese potencial de alcanzar a una gran audiencia especialmente sensible.

“Declararse gay requiere un acto de autoreflexión honesto, una gran valentía y un lugar seguro con al menos una persona de confianza”, dijo también Jaime Grant, director de PFLAG, la organización LGBTQ más grande de EE UU, también contactada por los creadores como asesores. “Y el equipo de Andi Mack ha capturado este momento de revelación con cuidado y autenticidad. Será recordado como un gran momento para algunos, y enseñará mucho a otros”.

Brutal agresión homófoba a un joven de 20 años en Ciudad Real

Los atacantes se dirigieron a la víctima gritándole “maricón” y le propinaron un fuerte golpe en la cara, que le ha hecho perder dos dientes y parte del hueso de la mandíbula. La familia del joven pide colaboración para identificar a los agresores. 

El joven perdió dos dientes y sufre graves daños en la mandíbula | periodicoclm.es

CIUDAD REAL.- Dos dientes menos y el hueso de la mandíbula roto es el resultado de la agresión de tintes homófobos que este fin de semana sufría un joven de veinte años en Ciudad Real.

Los hechos sucedían a primera hora de la mañana del domingo. Eran en torno a las seis y media de la mañana cuando el joven acudía a buscar a un amigo en la zona de bares del Torreón, pero no le encontró.

Sí estaba allí un grupo de chicos que se fijó en la víctima. Sin mediar palabra por su parte y tras gritarle “maricón”, uno de sus miembros propinó un fuerte golpe al joven, ocasionándole graves daños en la mandíbula y la dentadura. En concreto, según explican los familiares de la víctima, ha perdido dos dientes y parte del hueso. Lesiones que le van a obligar a someterse a un “largo y costoso tratamiento”, señala la familia.

Tras recibir el golpe, el joven habría quedado aturdido. Según explican los familiares, una chica le ayudó en aquellos primeros instantes, y luego fueron dos chicos ‑al parecer médicos‑ quienes le atendieron y llamaron a la ambulancia.

La familia considera que los agresores se fijaron en el joven porque iba solo y era para ellos “una víctima fácil”.

Tras recibir atención médica, acudía a la Policía Nacional a presentar la correspondiente denuncia, a la que adjuntó el parte de lesiones. Se iniciaban así las investigaciones para tratar de identificar a los agresores, aunque por el momento “no hay nada”, señalan los familiares en declaraciones a PeriódicoCLM.

Una familia que confía en que, tras la repercusión que está teniendo lo sucedido, alguien que pudiera ver algo el domingo se decida a ofrecer su testimonio y colaborar en la investigación.

CONDENA Y SOLIDARIDAD CON LA VÍCTIMA 

Una agresión que ha denunciado públicamente la Asociación Wado LGTBI+Castilla‑La Mancha, desde la que lamentan “la reacción de muchas personas”, que tras conocer lo sucedido a través de las redes sociales abogaban por “quitarle hierro al asunto”, calificándolo como “algo no tan grave” o a lo que “no merece la pena conceder tanta atención”.

La asociación considera que no se deben permitir hoy en día “este tipo de sucesos” y, sobre todo, “la insensibilidad de la ciudadanía al respecto”. Y es que, el hecho de que el agredido no sea LGTBI, pone sobre la mesa que cualquiera puede ser objeto de este tipo de agresiones homófobas.

También ha condenado la agresión el PSOE de la provincia de Ciudad Real, desde el que han manifestado su solidaridad con la víctima y su familia. Así lo ponía de manifiesto su secretaria de Organización y diputada regional, Blanca Fernández, para quien es “terrible” que en pleno siglo XXI “haya personas que se crean con capacidad para agredir, insultar, humillar y hasta propinar una paliza como la ocurrida a esta persona joven”.

Fernández mandaba un abrazo a la víctima y condenaba así este tipo de agresiones, expresando su confianza en que “la fuerza de la ley caiga sobre los agresores”.

Condena que también ha hecho pública el Ayuntamiento de Ciudad Real. La alcaldesa, Pilar Zamora, se ha interesado personalmente por la situación del joven y ha mostrado su solidaridad y la del resto del Consistorio hacia él y su familia.

En un comunicado, el Consistorio ciudadrealeño manifiesta su “enérgica repulsa”a sucesos como este y confía en el trabajo de los cuerpos y fuerzas de seguridad para que identifiquen al agresor, de modo que pueda ser puesto a disposición judicial.

Refugiados por su orientación sexual: los gays marroquíes del CETI de Ceuta

Nueve de los 10 migrantes que han solicitado asilo en España alegando discriminación. ANTONIO SEMPERE

Después de cenar, mientras el fotógrafo prueba el flash en el aparcamiento de la playa del Trampolín en Ceuta, frente a una pequeña mezquita, un grupo de chavales marroquíes baja sonriendo y abrazados por la cuesta que sube hasta el CETI. Quedan 50 minutos para que el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes cierre sus puertas a las 23:00 horas y que ya nadie pueda ni entrar ni salir. Llegan ocho chicos y una chica. Lo primero que hacen es dar las gracias por permitirles contar su historia en nuestra bocina de papel.

El primero en alzar la voz es el joven que lleva pantalones cortos rosas. Se llama Reda, nació hace 22 años en Tetuán, estudiaba Económicas y es el que mejor habla español del grupo. Llegó hace dos meses a Ceuta huyendo de su familia y de la Policía. “Estaba en un pub de Ceuta con mi novio, que es de Extremadura. Unos primos que viven aquí me vieron y se chivaron a mi familia. Al volver a mi casa en Marruecosmis padres me dijeron que me iban a denunciar por ser gay y que llamarían a la Policía. Yo lo llevaba en secreto y no me quedó otra que escaparme a España y pedir asilo”, cuenta.

A su lado está Yassin, repeinado y con bigote. Tiene 28 años, es de Tánger y cruzó la frontera esta semana. “Hace 10 años, cuando mi familia se enteró de que era gay, me echaron de casa. He estado todo este tiempo viviendo con amigos, pero no podía aguantar más”, cuenta. “Lo que más recuerdo son las veces que me agredían por la calle y, cuando lo denunciaba a la Policía, me detenían a mí por ser gay. He dormido varias veces en el calabozo. Los agentes me explicaban que era muy femenino para ser un hombre y que eso era delito“.

El código penal marroquí criminaliza los “actos contra natura con un individuo del mismo sexo” y las penas pueden ser de hasta de seis años de prisión. “Allí somos unos apestados, una humillación para nuestras familias”, grita en inglés la única chica del grupo. Es de la ciudad de Castillejos y llegó hace ocho meses. Sus padres la echaron de casa cuando se enteraron de que era lesbiana y que tenía novia. Y su hermana la denunció a la Policía. “Estaba estudiando en la universidad y dejé la carrera de Negocios y Comunicación para venir aquí. Ahora me gustaría seguir formándome”, dice.

La argelina Khanina y el marroquí Chain, enseñando su tarjeta roja de asilo ANTONIO SEMPERE

Son tres testimonios de una situación que se repite. Se autodenominan “refugiados por su orientación sexual”. Son los marroquíes gays y lesbianas que huyen de su país por la represión y violencia que sufren. Tanto en la calle como en sus hogares. Su intención es ir a la Península, pero la primera parada que hacen tras pedir el asilo en España está en los CETI de Ceuta y de Melilla. Allí pasan meses, incluso años, hasta que les dan el permiso para cruzar. “Algunos tenemos la tarjeta roja (que permite residir en España), y podríamos movernos libremente pero en el puerto no nos dejan subir a los ferris que van a Algeciras” denuncian.

Quieren salir cuanto antes del CETI, donde comparten espacio con el resto de inmigrantes que han llegado a Ceuta, tanto por la frontera, como por pateras o saltando la valla. De los cerca de 600 internos del centro, la gran mayoría son subsaharianos y argelinos. “Los trabajadores se portan muy bien con nosotros y nos cuidan, el problema lo tenemos con el resto de inmigrantes. Muchos nos agreden, incluso sexualmente. Nos molestan en el comedor, en el patio, tienen una mente muy diferente”, aseguran varios de los chicos.

“Me pasó un día con un subsahariano. Se dio cuenta que soy gay y me intentó meter mano. Llamé a la seguridad del centro pero, al día siguiente, me pegó”, cuenta Reda. La chica asiente con la cabeza explicando que también se burlan de ella. “Aquí, en Ceuta, también sufrimos violencia e insultos”. Este año, la ONG Human Rights Watch emitió un informe denunciando que los migrantes LGTBI que llegan a Ceuta padecen “hostigamiento y abusos indiscriminados, tanto en el centro de inmigración como en las calles”.

Mohamed (24 años, de Casablanca) dice que lleva cinco meses sin ver a su novio, que vive en Marruecos y no se pudo escapar con él. “Nos gustaría ir a Madrid y ser felices sin que nadie nos pueda decir nada. No pedimos tanto”. Chain es el veterano del grupo y es de los pocos que no le importa dar la cara. Tiene 39 años y llegó hace un año y medio de Tetuán. La semana pasada pidieron asilo en Ceuta otros cuatro chicos. Ayoub (25) cuenta que le han intentado matar en Marruecos. Thami (33) busca libertad y Hamza Omar, de 19 años, disfrutar de su sexualidad sin tener que ocultarse.

La mañana siguiente, en la puerta del CETI, también aparece Khanina, una chica lesbiana que lleva 28 días en Ceuta. Ella viene de Argelia y completa el grupo de las 10 personas del centro que han pedido asilo alegando discriminación por su orientación sexual. “En Argelia también somos perseguidos. Estaba en la universidad con mi novia, unos chicos me hicieron una foto y se la mandaron a mi hermano. Entonces mi familia se enteró y me fui”, cuenta.

Hace unas semanas, el ministro de Justicia y Libertades marroquí, Mustafa Ramid, estuvo en Ginebra Ccompareciendo ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Se negó a despenalizar la homosexualidad en Marruecos, pese la petición del Consejo.

Getxo Kirolak pone en marcha medidas para facilitar la práctica deportiva a los transexuales

Un joven agita la bandera LGTBI en el Día del Orgullo. / AGENCIAS

Propiciar que los transexuales hagan ejercicio físico en las instalaciones municipales en las mismas condiciones que el resto de ciudadanos es una de las pretensiones del Ayuntamiento. Para conseguirlo, una resolución orienta, sensibiliza, asesora y forma a la comunidad deportiva y al personal de Getxo Kirolak.

El documento recoge orientaciones a la hora de actuar ante las personas abonadas transexuales en los servicios deportivos municipales, al efecto de evitar el abandono de la práctica deportiva, garantizar sus derechos y evitar situaciones de transfobia o exclusión. Además, tras recibir la comunicación de que no coinciden la identidad sexual y el sexo asignado al nacer, la dirección del organismo identificará las necesidades deportivas y organizativas, garantizará su derecho de intimidad y, en el caso de personas menores, si se estima conveniente, se les asignará una persona de apoyo. Además, se respetará el derecho a utilizar el nombre que elijan y se adecuará la documentación administrativa a su elección.

La Justicia cierra tres meses un bar de ambiente gay del Casco Viejo por funcionar como discoteca

Los jueces dan la razón al Ayuntamiento de Bilbao en la batalla legal que mantenía con el Modesto. Las partes estudian ahora cuándo y de qué forma ejecutarán la sentencia

 

Cientos de personas se manifestaron en el verano de 2015 en Barrenkale en apoyo del Modesto y del Pin Up. / PEDRO URRESTI

 

Los jueces han dado finalmente la razón al Ayuntamiento de Bilbao y han avalado la orden municipal de tres meses de cierre contra el bar Modesto por funcionar como discoteca, superar el aforo máximo autorizado y ofrecer espectáculos en directo sin contar con licencia para ello. Ubicado en el Casco Viejo, el establecimiento está considerado uno de los símbolos culturales del movimiento LGTB (lesbianas, gais, transexuales y bisexuales) en la capital vizcaína. En el verano de 2015, el castigo impuesto por el Consistorio suscitó una fuerte polémica y despertó una ola de solidaridad. Cientos de personas se concentraron delante de su puerta para protestar contra la clausura.

Hasta la fecha, los dueños del local habían podido evitar la sanción al haber elevado el caso a los tribunales. Los magistrados aceptaron su petición inicial de dejar en suspenso el precinto, como medida cautelar hasta que se resolviera el litigio. Pues bien, desde hace unas semanas, el fallo es firme y pone fin a una larga batalla legal que se ha prolongado más de dos años.El Ayuntamiento y los propietarios del bar mantuvieron ayer una primera reunión para tratar de abordar cuándo y de qué manera se ejecutará la sentencia. En este tipo de situaciones, las autoridades municipales suelen ser flexibles y ponen sobre la mesa varias opciones o dejan al hostelero elegir el momento en el que cumplirá el castigo. Por ahora no hay nada decidido.

El caso, que llegó a suscitar incluso duras críticas políticas por una parte de la oposición, vuelve de nuevo al primer plano de la actualidad, en un momento en el que la sensibilidad vecinal por los ruidos derivados de la actividad hostelera nocturna en Bilbao está a flor de piel. Los residentes en la zona de Rodríguez Arias llevan tiempo denunciando la actividad de la sala de fiestas Moma. El negocio ha vuelto a ser clausurado recientemente por exceso de ruido, tras cumplir una primera sanción de cuatro semanas.

El Modesto fue expedientado al mismo tiempo que el Pin Up, otro local de ambiente gay ubicado a escasos metros de distancia, en la misma calle (Barrenkale). En el primero de los casos se impuso un cierre de tres meses, mientras que en el segundo se dejó en dos: no había constancia documental de que se hubiera superado el aforo máximo permitido. La Policía Municipal presentó pruebas de que en ambos establecimientos se estaban realizando actuaciones en vivo sin permiso. Al tiempo, se observó que había celebrado «una actividad de baile». La actuación de la guardia urbana se había producido a raíz de la queja de un vecino y poco después de que algunos residentes hubieron iniciado una cruzada contra los ‘after’ que funcionaban en el barrio. Denunciaban ruidos, molestias, el uso de la vía pública como urinario y el consumo, a plena luz del día, de sustancias estupefacientes.

Los propietarios de ambos negocios decidieron pedir amparo a los jueces. Sin embargo, el recorrido que han seguido los dos recursos han sido diametralmente opuestos. El Pin Up –que acabó cerrando sus puertas hace unos meses para abrir como cantina mexicana– obtuvo una primera sentencia favorable. Los magistrados consideraron que la instrucción del expediente por parte de Seguridad Ciudadana no fue correcta y estaba repleta de contradicciones. Sin embargo, hace unas semanas, el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco revisó el fallo y acabó dando la razón al Consistorio, al considerar que el Pin Up incumplió la normativa vigente. Con todo, le conmutó el castigo de cierre por dos multas de 900 euros.

El exceso de aforo, clave

La decisión sorprende, sobre todo, porque contrasta con la que se ha acabado por dictar contra el Modesto. En la sentencia del otro bar de ambiente gay de Barrenkale, los mismos magistrados del TSJPV han considerado proporcional el castigo impuesto por el Consistorio, un escarmiento que prevé un mes de cierre por cada una de las faltas: abrir como discoteca, actuaciones en directo y superar el aforo máximo permitido. Las dos primeras violaciones de la ordenanza son idénticas a las cometidas por el Pin Up. Los jueces habrían dado más importancia, en el Modesto, a que el exceso de aforo detectado (57 personas en su interior para una capacidad de 40)supone «un riesgo» para los presentes. Esa es la principal diferencia entre ambos supuestos.

Un decisión «proporcionada» y basada en informes «claros»

En su sentencia, el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) dictamina que la sanción de tres meses de cierre impuesta por el Ayuntamiento de Bilbao al Modesto es «proporcionada». Una de las líneas de defensa de su abogado fue alegar una excesiva dureza en el castigo. Los magistrados no sólo avalan la decisión municipal sino que advierten de que la orden de clausura podría haberse prolongado «por periodo de un año, según estipula la ley».

Las otras dos alegaciones que guiaron el recurso de los propietarios del bar se basaban en que el expediente abierto generó indefensión y que se cuestionó su presunción de inocencia. El TSPJV descarta todos estos argumentos. Sostiene que las inspecciones giradas por la guardia urbana fueron ajustadas a derecho y que sus informes resultaron «claros e inequívocos». También han valorado el hecho de que el Modesto hubiera publicitado sus espectáculos con anuncios en los que se vendía la presencia de un DJ en el bar.

En su contexto

57 personas

    • halló la Policía en el Modesto el día de la inspección. Su aforo máximo está fijado en 40 clientes. Polémica en el pleno

Polémica en el pleno

    • . El cierre del Modesto y el Pin Up se convirtió en una cuestión municipal de primer orden durante varias semanas. EH Bildu, UdalBerri y Goazen Bilbao dirigieron duras críticas al equipo de gobierno. Calificaron las órdenes de clausura de «fraude» y tildaron de «inadmisible» la actitud mantenida por el Gabinete de Juan María Aburto. Los tres partidos enviaron un escrito conjunto al regidor en el que demandaban «otras alternativas correctoras». El alcalde respondió asegurando que la actuación municipal no respondía a «ningún tipo de prejuicio».

27 meses

    han tardado los jueces en resolver la batalla judicial que ha enfrentado al Modesto y al Pin Up con el Consistorio.

De 33.000 familias, solo cinco han pedido adoptar niños con VIH

Denuncian que la ignorancia, el miedo y los prejuicios dificultan su adopción

 

MADRID – Pese a que los niños con VIH pueden llevar una vida completamente normal si reciben el tratamiento adecuado, menos de cinco de las cerca de 33.000 familias españolas declaradas idóneas para adoptar han solicitado acoger a estos pequeños, una cifra muy baja en comparación con la de otros países europeos. Así lo aseguró la presidenta de la Asociación Familias de Colores, Susana Morales, durante la inauguración de la jornada Adopta en positivo, organizada por la Coordinadora Estatal de VIH y Sida (Cesida) para informar y sensibilizar a las familias sobre cómo ha cambiado la realidad por la infección de este virus respecto a décadas anteriores. “Los datos son muy tristes; en España menos de cinco familias a día de hoy han solicitado acoger o adoptar a un menor con el VIH”, apenas cincuenta en la última década, censuró.

Se estima que en 2016 había 2,1 millones de menores en el mundo con VIH, año en que se produjeron 160.000 nuevas infecciones en menores de 15 años (sobre todo en África, seguida de Latinoamérica, Asia y Europa del este) y murieron más de 120.000 por causas relacionadas con ese virus. En España, el año pasado se diagnosticaron 39 casos en menores de 18 años, ocho de los cuales tenían menos de 15, cuatro niños y cuatro niñas, y solo uno de ellos había nacido en nuestro país, explicó la responsable del área asistencial y de investigación del Plan Nacional sobre el Sida, Rosa Polo. Una cifra que aumenta en los adolescentes, de forma que se detectaron un total de 31 infecciones en jóvenes de entre 15 y 18 años, sobre todo chicos (23), de los que la mayoría tuvieron relaciones sexuales con otros hombres. De ellos, 15 eran españoles; 14 procedían de otros países y de dos no consta esta información.

“Los niños son los grandes olvidados del VIH”, lamentó Polo, quien puso como ejemplo que la Agencia Europea del Medicamento no implantó la investigación pediátrica hasta 2007 y que aún existen tratamientos no adaptados a los menores. De ahí que haya exigido “dar la misma importancia a los niños que a los adultos e invertir en el futuro”, con un aumento de estudios y ensayos clínicos en niños y adolescentes, disponibilidad de mayor información epidemiológica o concienciación de la importancia de la educación en VIH.

“CONDENADOS A MUERTE” Y es que un niño que tenga este virus pero sea tratado correctamente puede llevar una vida “completamente normal”, de lo contrario “están condenados a muerte”, subrayó el presidente de Cesida, Juan Ramón Barrios, que destacó que aún hoy el miedo, la ignorancia y los prejuicios dificultan la adopción de estos críos. La infección por VIH es multisistémica y, en ausencia de tratamiento antirretroviral, produce una afectación profunda del sistema inmunológico. En el caso de los niños, la progresión de la enfermedad es más rápida en comparación con los adultos.

De la misma forma, mientras que los hijos de las madres infectadas que son tratadas tienen menos del 1 % de probabilidades de nacer con el virus en España, ese porcentaje se eleva a entre el 21 y el 40% en el caso contrario.

Ante todo ello, la directora general de Servicios para la Familia y la Infancia, Pilar Gonzálvez, aplaudió el gesto de “doble generosidad” de las familias que adoptan un niño con VIH, al tiempo que reclamó una mayor implicación de las administraciones para dotarlas a ellas y a los menores de todo el apoyo que necesiten. – Efe

Luis Alegre: “Los homosexuales somos en cierto sentido más libres”

 

Luis Alegre, miembro del equipo fundador de Podemos, durante la entrevista. ANTONIO HEREDIA

Luis Alegre. Miembro del equipo fundador de Podemos, ha sido secretario general en Madrid de esa organización. Pero se ha cortado la coleta de la primera línea política para volver a lo que más le gusta: dar clase de Filosofía.

Usted ha publicado un ensayo recientemente que se titula Elogio de la homosexualidad [Editorial Arpa]. ¿Qué tiene de elogioso la homosexualidad?

La homosexualidad nos hace más libres a todos, nos hace ver y cuestionarnos las casillas consolidadas en las que nos instalamos sin darnos cuenta y que marcan hasta los últimos detalles de nuestras vidas. Como los homosexuales no encajamos en ninguna de esas casillas, no podemos eludir reflexionar sobre ellas. Ese ejercicio reflexivo es algo por lo que pasamos todos los homosexuales, todos los gays nos vemos obligados a analizar ese paquete completo de construcciones que recibimos de nuestros ancestros.
Perdone, pero yo soy mujer, soy heterosexual, y también reflexiono sobre ello…
Mi libro es feminista, bebe mucho de las autoras en el campo de la igualdad de género. La casilla de ser mujer existe, está estandarizada, asumida, e incluye un archivo completo establecido por nuestros antepasados. Hay mujeres que la cuestionan, pero hay otras que no lo hacen y se insertan en ella con normalidad, ya que la consideran el orden natural de las cosas. Los homosexuales, sin embargo, tenemos por pura supervivencia que analizar las casillas, porque hasta ahora no encajábamos en ninguna. Y ese análisis nos permite descubrir lo que esas construcciones tienen de artificial.
¿Habla de una superioridad homosexual?
En algunos conceptos sí creo que se puede hablar de una superioridad homosexual. Esa obligación de analizar las casillas establecidas, de mirar desde fuera, nos coloca a los homosexuales en una posición privilegiada.
Pero también existen categorías de gays. Desde el gay que va a los cuartos oscuros y es promiscuo sexualmente hasta el gay casado y que ha adoptado hijos…
Ahora las hay, antes no. Y es normal que las haya, los humanos nos relacionamos a través de categorías.
¿Los homosexuales odian más?
No, al revés. Los homosexuales, como colectivo, odian menos y odian mejor. Hemos sufrido mucha persecución, y no siempre ocurre que se reaccione a eso con apertura. Los homosexuales hemos sido discriminados y atacados, y sin embargo somos un colectivo lúdico y activo.
¿Y por qué los homosexuales odian mejor?
Es raro que un colectivo como tal respete el principio de imputabilidad individual. Lo que dice por ejemplo el cardenal Cañizares los homosexuales se lo imputamos a él, no a toda la jerarquía de la Iglesia ni a todos los católicos. Sólo a él.
¿Comulga con el Papa Francisco?
Yo no comulgo en absoluto. Pero éste es el mejor Papa que podía haber, siento por él un gran respeto y admiración. Es imposible encontrar un líder mundial que genere tanto consenso como el Papa Francisco. Pero este Papa social no deja de ser una anomalía, la jerarquía de la Iglesia española debe estar espantada con él. Al fin y al cabo, la jerarquía de la Iglesia española no se moviliza por la precariedad laboral, por los desahucios o por el exilio de los jóvenes, y sí lo hace en defensa de la familia y del matrimonio tradicional.
¿Llegará el homopatriarcado?
Espero que no. Mal haríamos en sustituir un patriarcado por otro. Los ciudadanos debemos de ser iguales en dignidad y en derechos.
¿Hay políticos en el armario?
No se sabe. Lo que sí es seguro es que si en un espacio político no hay ningún gay visible, ahí hay un problema.
¿Hay algún partido político sin gays?
Creo que Ciudadanos. No quiero difamarles, pero ahora mismo no me viene a la cabeza ningún gay en el partido de Albert Rivera.

Acelerar el diagnóstico del VIH de meses a minutos

Descentralizar la prueba en 10 países africanos salvará la vida a 16.000 bebés y ahorrará 200 millones de dólares en cinco años. Unitaid financia el proyecto con 149 millones

Una enfermera prepara el material para obtener una gota de sangre del pie de un bebé en el centro de salud de Ndlavela, Mozambique. GLÒRIA PALLARÈS

Una madre seropositiva acude con su bebé al centro de Salud de Ndlavela, en el sur de Mozambique. La criatura nació hace 30 días. Se sabe su sexo y su peso, pero lo que toca desvelar hoy es si porta el VIH. Hasta hace poco, las muestras debían trasladarse hasta uno de los pocos laboratorios centrales del país y las clínicas tardaban hasta seis meses en recibir los resultados. Para entonces, muchos de los bebés infectados ya habían fallecido. Hoy, se resolverá la incógnita en 50 minutos y, si es positivo, se iniciará el tratamiento de inmediato. En el caso del VIH infantil la velocidad importa, y mucho: sin un diagnóstico y tratamiento precoz, un tercio de las criaturas infectadas morirá antes del primer año de vida —la mortalidad se dispara a los tres meses— y la mitad antes del segundo.

Por ello, UNICEF y la Iniciativa Clinton de Acceso a la Salud (CHAI) están trabajando con Ministerios de Salud de 10 países africanos para integrar sistemas de diagnóstico precoz en los programas nacionales. La iniciativa, enmarcada en una inversión de 149 millones de dólares por parte de Unitaid, prevé salvar la vida a 16.000 bebés y generar eficiencias por valor de 200 millones de dólares entre 2016 y 2020. En concreto, se propone derribar barreras en la lucha contra el VIH mediante exámenes diagnósticos en el punto de atención —es decir, con aparatos que no requieren laboratorios ni personal técnico especializado, y que son rápidos, resistentes y pueden instalarse en clínicas locales para aumentar el acceso de las comunidades al diagnóstico.

Tradicionalmente, los programas nacionales para detectar el VIH se han apoyado en los laboratorios convencionales. Ello requiere buenas infraestructuras, profesionales altamente capacitados y cadenas de distribución adecuadas para los productos científicos, justamente los elementos que escasean en los países en vías de desarrollo, que acumulan el grueso del problema. Consecuencia: largos tiempos de espera para recibir los resultados; dilación en la toma de decisiones médicas y graves retrasos en el inicio de la terapia antirretroviral (TAR), por lo que muchos pacientes se descuelgan del seguimiento médico.

Aunque los bebés se sometan a la prueba, en torno al 43% jamás recibe los resultados. “La dificultad y el coste de desplazarse desde las zonas rurales significa que las personas hacen un gran esfuerzo para ir a la clínica; todo para llegar, una y otra vez, y que los resultados no estén disponibles”, explica en Ndlavela la experta del Instituto Nacional de Salud de Mozambique, Bindiya Meggi. Este vasto país, por ejemplo, se extiende a lo largo de 2.300 kilómetros entre Sudáfrica y Tanzania. Su sistema de salud se derrumbó a raíz de una guerra civil que concluyó en 1992 y, en la actualidad, tiene uno de las peores ratios de trabajadores sanitarios de África y una prevalencia de VIH en adultos del 12,3%, según Onusida.

El problema se repite en el resto de países del proyecto (Kenia, Malawi, Tanzania, Uganda, Zimbabue, Camerún, República Democrática del Congo y Senegal), pero el pronóstico es esperanzador. Según los resultados de la fase piloto, el diagnóstico precoz en el punto de atención (POC EID por sus siglas en inglés) logra que el 87,4% de los bebés seropositivos empiece la terapia a los 60 días de realizar la prueba, frente a un 12,8% cuando se remite la muestra de sangre a un laboratorio convencional.

“Es como poner un laboratorio dentro de una máquina del tamaño de una batería de coche”, ilustra la directora de CHAI en Mozambique, Lise Ellyin. “Aunque es un aparato altamente sofisticado, es muy sencillo de utilizar y de mantener”. Las propias enfermeras lo manejan y dan inicio al tratamiento en el mismo día.

Madres e hijos esperan el turno de visita en el área de Infancia en Riesgo del centro de salud de Ndlavela. El 45% de las muertes de menores de cinco años en Mozambique está vinculada a la malnutrición, según Unicef, y la prevalencia del VIH es del 12,3%, según Onusida. UNITAID/J.DENGUNCHO

Múltiples beneficios

El mismo aparato que realiza la prueba —la reacción en cadena de la polimerasa o PCR— en bebés de hasta 18 meses también permite medir la carga viral en niños y adultos en tratamiento. Por ello, el proyecto trabaja para aumentar el acceso a ambas pruebas, además de crear un mercado sostenible para los productos de diagnóstico en punto de atención, y de reforzar los laboratorios nacionales como herramienta complementaria. La meta es avanzar hacia los objetivos 90-90-90 de Onusida para 2020 (90% de los casos, diagnosticados; 90% de los diagnosticados, en tratamiento, y 90% de los medicados, con una carga viral indetectable).

La carga viral es un indicador de la eficacia del tratamiento, la adherencia del paciente y la aparición de resistencias a los fármacos. Hacer un seguimiento periódico de esta carga es clave para garantizar que el paciente toma los fármacos debidamente, lo que frena el desarrollo de resistencias y mantiene la eficacia de los tratamientos de primera línea. Además, ayuda a identificar los casos de fallo terapéutico y agiliza el cambio a tratamientos de segunda línea. El éxito de la iniciativa está siendo tal que “las clínicas privadas, sobre todo en Maputo, están mandando sus pacientes al sistema público para que se hagan las pruebas con esta tecnología; algo extremadamente revolucionario”, remarca Ellyin de CHAI.

Para aumentar el impacto del proyecto, el diagnóstico en el punto de atención debe combinarse con otras inversiones en el sistema sanitario, incluyendo en recursos humanos, digitalización de datos, cadenas de suministro y estándares de calidad, detalla Meggi del Instituto Nacional de Salud.

Otra clave es la integración de los servicios sanitarios para reducir los desplazamientos a la clínica. Según Ellyin de CHAI, ahora se atiende a madres e hijos en el mismo lugar y día, y se somete a los menores en situación de riesgo a un examen completo para descartar desde neumonía, hasta VIH pasando por tuberculosis. Las vacunaciones son otro momento ideal para detectar indicios de malnutrición y VIH. “Si se observan síntomas clínicos de VIH, se realiza el examen diagnóstico tanto al bebé como a la madre, que puede no saber su propio estado”.

Creencias y comportamientos

La tecnología, la inversión y el entusiasmo del personal sanitario están allí. Sin embargo, persisten algunos obstáculos culturales. “En este sentido, nuestro mayor reto es que el marido permita a su esposa traer a los hijos al centro de salud”, señala Ellyin. “A menudo, se culpa a la mujer por ser seropositiva, aunque haya sido el hombre quien le ha transmitido el virus a ella” e, indirectamente, a su hijo. No es de extrañar muchas mujeres seropositivas ni tan siquiera se atrevan a revelar su condición.

Máquina de PCR para diagnosticar el VIH en la clínica sin tener que enviar la muestra a un laboratorio en la capital. Esta innovación reduce de seis meses a 50 minutos el tiempo de espera para obtener los resultados y permite iniciar el tratamiento el mismo día. GLÒRIA PALLARÈS

Los maridos y suegras también se oponen, a veces, a que las embarazadas tomen antirretrovirales (ARV) durante el embarazo, añade Meggi del Instituto Nacional de Salud. “Ahora animamos a los maridos a acompañar a sus esposas embarazadas a la clínica para someterse a la prueba diagnóstica del VIH”, señala la experta. “Si vienen en pareja están autorizados a saltarse la cola, pero los hombres no quieren perder un día de trabajo para venir a la clínica; por ello, la prevalencia en este grupo sigue siendo un problema”. Y los escollos no acaban aquí. “A los afectados no les gusta comprar el tratamiento en establecimientos como las farmacias porque el estigma todavía es muy fuerte”.

50 minutos después

El proyecto de Unitaid ha tenido que demostrar que el aparato diagnóstico resiste entornos austeros —con polvo y sin cadenas de frío—, y que la calidad del servicio se mantiene al descentralizarlo. Hasta la fecha, puede decir prueba superada: la máquina de PCR puede trabajar durante siete horas sin suministro eléctrico, y un módem transmite la información de cada prueba a una base de datos digital. De este modo, los gestores pueden ver cuántas pruebas se realizan e, incluso, de qué modo han insertado el cartucho las enfermeras —profesionales como Lucía que, pasados los 50 minutos, imprime el resultado diagnóstico del bebé de 30 días.

La visión del proyecto es promover los diagnósticos en el punto de atención más allá de los países piloto. Con este fin, trabaja para que estas innovaciones sean más asequibles y sostenibles, y disemina aprendizajes a través de la Sociedad Africana de Medicina de Laboratorio (ASLM). Los abordajes en el punto de atención —allí donde está el paciente— suponen una auténtica inflexión porque “abren una nueva vía para realizar diagnósticos muy complicados, como los del VIH pediátrico y la preeclampsia en embarazadas”, destaca Ellyin de CHAI.

En el centro de salud de Ndlavela, medio centenar de mujeres con criaturas envueltas en fardos esperan su turno, sentadas en bancos de cemento al aire libre. Entre ellas, se abre paso una madre seropositiva que sale de la consulta de Lucía. Una chica de 34 años con su hija cargada a la espalda y un documento que no tiene precio: VIH-1, no detectado; VIH-2, no detectado. Resultado: negativo.