Estrasburgo paraliza la expulsión de una camerunesa que ha pedido asilo

El aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid se ha convertido en su casa durante los últimos 20 días. Allí, entre pasajeros que van y vienen, ha esperado que España le conceda el asilo. No lo ha conseguido, pero el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha paralizado su expulsión. Una mujer camerunesa ha huido de su país porque, según su relato ante la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), fue víctima de un matrimonio forzado y violencia de género.

La Oficina de Asilo y Refugio había denegado su petición, pero CEAR interpuso un recurso ante la Audiencia Nacional para que revise la decisión y, mientras lo hace, autorice su permanencia en España a través de una medida cautelar. ¿El motivo? “Los numerosos indicios que evidenciaban un riesgo real para su vida e integridad física en caso de su devolución a Camerún”.

La Audiencia Nacional, sin embargo, rechazó dicha autorización y, frente a la inminente expulsión de la mujer, el pasado viernes CEAR pidió al Tribunal Europeo que aplicara la regla 39 para evitar su salida de España. “Básicamente, lo que ha ordenado el tribunal es que se paralice la expulsión mientras se agota la vía judicial interna, es decir, mientras la Audiencia Nacional responde el recurso contencioso administrativo que hemos presentado. Es más, si la Audiencia Nacional ratifica la decisión de la Oficina de Asilo, aún podemos recurrir ante el Tribunal Supremo“, explica Paloma Favieres, responsable del Área Jurídica de CEAR.

La mujer, que no llega a los 30 años de edad, ya ha abandonado el aeropuerto. En principio, añade CEAR, tiene una autorización de “permanencia” en España que no le permite trabajar y, por tanto, mantenerse por sus propios medios. El alto tribunal ha indicado que, en cumplimiento de la regla 39, la mujer “no debe ser expulsada en espera de la resolución de los tribunales españoles”. El Estado español “debe mantener informado” al Tribunal de Estrasburgo de las “decisiones adoptadas en los procedimientos internos”.

 

España niega el asilo a una lesbiana perseguida en Camerún

Christelle Nangnou, en una foto de su página de Facebook

Christelle Nangnou, en una foto de su página de Facebook.

Christelle Nangnou lleva 23 días retenida en la sala de inadmitidos del aeropuerto de Adolfo Suárez-Barajas en Madrid. Tiene 29 años y tuvo que huir de Camerún porque su vida corría peligro ¿Su delito? Ser lesbiana. Nangnou viajó a España buscando asilo, pero se topó con la negativa del Ministerio de Interior. Acudió entonces al Tribunal de Derechos Humanos de la Unión Europea, que paralizó su expulsión temporalmente. Espera ahora que Estrasburgo emita su resolución definitiva, prevista para el próximo viernes.

“No me siento nada bien. Estoy sola”, susurra al otro lado del teléfono la camerunesa. La homosexualidad está castigada en Camerún con penas de entre seis meses a cinco años de prisión, pero también ha habido casos de intentos de linchamiento. Por eso Nangnou decidió huir en cuanto supo que la policía la perseguía por su condición sexual. Su foto salió incluso en la prensa camerunesa bajo un titular en el que se leía: “Se busca a la líder de un grupo de lesbianas”.

A Nangnou no le quedó más opción que alojarse en casa de una amiga hasta que consiguió coger un avión y volar a Nigeria, donde permaneció nueve días escondida. De ahí salió para Madrid, según relata. Pero la mujer tenía un documento de identidad falso. “En el aeropuerto vieron que no era mío y por eso estoy aquí”, explica la camerunesa, que lleva casi un mes en la sala de inadmitidos de Barajas. “Al llegar a España solicitó asilo pero el Ministerio de Interior denegó su petición porque no se creía su historia”, explica su abogado, Eduardo Gómez.

“En un primer momento ella no presentó el recorte de prensa porque no lo tenía. Además, su historia no resulta creíble porque duda mucho, pero es normal. En Camerún la homosexualidad se castiga con mucha dureza y no le resulta fácil hablar de su orientación”, añade Gómez. Ante la primera negativa, Nangnou presentó un recurso ante la Audiencia Nacional, relata su abogado, y pidió como medida cautelar que no se la expulsara hasta que no se resolviera el recurso. Pero la Audiencia denegó su petición. Finalmente, la defensa de Nangnou recurrió a Estrasburgo, que paralizó temporalmente su expulsión.

Si vuelvo seré condenada porque en mi país no aceptan mi sexualidad”, explica la camerunesa, que narra cómo en Barajas intentaron subirla a un avión rumbo a Camerún en cuatro ocasiones. “La última vez me ataron las manos y me tiraron contra el suelo, no podía respirar”, asegura Nangnou, que, como resultado del forcejeo, tiene pequeñas heridas en el rostro y en las manos.

La Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) se ha volcado con la mujer y en poco más de 24 horas el colectivo ha conseguido casi 50.000 firmas para impedir que vuelva a Camerún. “Nos parece tremendo. El riesgo que corre su vida es más que evidente”, matiza Jesús Generelo, presidente de la federación.

Nangnou desde la pequeña sala del aeropuerto de Barajas donde se encuentra es consciente de este apoyo y de la repercusión que está teniendo su caso. “Me da esperanzas. Cada día rezo porque acepten mi petición de asilo”, confiesa.

Estrasburgo ya paralizó el pasado 30 de marzo la expulsión de otra camerunesa que había pedido asilo y que pasó 20 días en Barajas. Se trata de una mujer de unos 30 años que huyó de Camerún, víctima de un matrimonio forzado y de violencia de género. España denegó su petición en un primer momento, pero gracias a la resolución de Estrasburgo ahora tiene una autorización de permanencia, según informa la Comisión Española de Ayuda al Refugiado.

Cuatro de cada diez delitos de odio, vinculados a la orientación sexual

  • El número de incidentes se ha incrementado un 9,6% con respecto a 2013

  • En el 25% de los casos las víctimas de estos delitos son menores de edad
  • El 65,6% de las denuncias tuvieron como resultado una detención o imputación

Una mujer homosexual de entre 26 y 40 años. Es el perfil más común de la víctima de delitos de odio en España según el informe [PDF] presentado este martes por el Ministerio del Interior. De los 1.285 casos registrados y tipificados como delitos de odio, el 40% se deben a la orientación sexual de la víctima. La xenofobia o el racismo se presentan como la segunda causa para este tipo de delitos -con el 37%-, seguidas por la discapacidad y creencias religiosas.

En total, 512 personas fueron detenidas o imputadas por este tipo de delitos, de los que 476 eran varones. La mayoría de estas acciones se cometieron en viviendas, vías públicas y establecimientos de hostelería y de ocio.

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ha marcado la “sensibilización” como objetivo del Gobierno para hacer “aflorar esa cifra negra”. Para ello quieren “potenciar la confianza de las víctimas de lo delitos de odio” para que “lleguen a denunciarlos”. El 25% de los incidentes han recaído sobre menores de edad, un colectivo “especialmente vulnerable al que hay que proteger”, como lo ha descrito el ministro.

Fernández Díaz ha señalado que dentro de este tipo de delitos están las infracciones penales y administrativas; infracciones de distinto rango pero unidas debido a que “unas y otras son conductas que merecen reproche social”, según ha apuntado. Unas conductas que “son reconocidas internacionalmente como delitos de odio” y que “son un ejemplo claro de atentado contra los derechos humanos”.

La aporofobia -debidos a la situación de pobreza- y el antisemitismo son los ámbitos en los que se ha registrado el mayor incremento. En el primer caso es del 175% -de 4 a 11 casos- y el segundo del 700% -de 3 a 24-. El único ámbito en el que se han reducido los casos es en el de casos relacionados con discapacidad, con 199 denuncias frente a las 290 del año anterior (-31,4%).

A nivel general, los delitos de odio han aumentado un 9,6% con respecto a 2013, un incremento que Fernández Díaz ha achacado a la inclusión de los datos recogidos por la Ertzaintza, la Policía autonómica del País Vasco, así como a la “formación continua de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado para identificar y tipificar estos incidentes como delitos de odio”. Además, ha adelantado que en 2015 se tipificarán dos ámbitos más de delitos de odio, que serán por razones de género y por motivaciones ideológicas.

Criminalidad encubierta

Esteban Ibarra, presidente de Movimiento contra la Intolerancia y Secretario del Consejo de Víctimas de Delitos de Odio, ha situado “las cifras del informe por debajo de la realidad: “Nosotros estimamos unos 4.000 casos”, ha apuntada Ibarra, que lo ha atribuido “a la falta de denuncia” y la “criminalidad sumergida desconocida por la sociedad”.

El incremento de casos de xenofobia y racismo se debe, en su opinión, a una consecuencia de la crisis económica, que lleva a que “ciertos colectivos sean vistos como competencia o chivo expiatorio”. Ibarra ha advertido, además, de que una parte del colectivo inmigrante “no denuncia por no tener confianza en las instituciones” o por su situación de ilegalidad. Así, también ha señalado la falta de denuncia de personas sin hogar, por lo que ha animado a la sensibilización y concienciación.

En cuanto a las denuncias por delitos de odio motivados por la orientación o identidad sexual, el informe da cuenta de 558 víctimas, de las 401 fueron mujeres 157 hombres. La Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) asegura que “el perfil de la víctima de homofobia es predominantemente masculino” y que los casos de lesbofobia son más reducidos porque “las lesbianas están muy invisibilizadas”. Pese a que podría tratarse de casos de agresiones a transexuales, en el Ministerio no dan una explicación más allá de que “las mujeres son más propensas a denunciar que los hombres”, algo que los colectivos niegan.

Los seis ámbitos del delito de odio

  1. Orientación o identidad sexual. En 2014 se produjeron 513 incidentes registrados, un 13,5% más que el año anterior. La mayoría de las vítimas -401- fueron mujeres frente a las 157 denuncias de varones.
  2. Racismo o xenofobia. Es la segundo ámbito más importante sobre el que se cometen delitos de odio. En 2014 se registraron 475, con un incremento del 24,7% conr especto al año anterior, en el que se dieron 381 casos.
  3. Discapacidad. Los incidentes relacionados con la discapacidad son el único ámbito en el que se ha reducido el número de incidentes, con 199 casos en 2014 frente a los 290 del año anterior.
  4. Creencias o prácticas religiosas. Ha aumentado un 50% con respecto a 2013, con 63 casos.
  5. Apodrofobia(contra aquellos en situación de poberza). Sólo se han registrado 11 casos dentro de este apartado, frente a los 4 de 2013, lo que supone un aumento del 175%.
  6. Antisemitismo. El mayor aumento de los incidentes relacionados con delitos de odio se registran en este ámbito, donde ha habido 24 denuncias frente a las 3 del año anterior, lo que supone un 700% más que en 2013.

Varón, español y homófobo. El perfil del agresor en los delitos de odio

Cada día se producen en España casi cuatro ataques de media por razones de identidad, orientación sexual, raza o religión de la víctima

Un niño, sobre los hombros de su padre, participa en Belgrado en una manifestación contra los homosexuales.

Un niño, sobre los hombros de su padre, participa en Belgrado en una manifestación contra los homosexuales. / REUTERS

Un hombre español, adulto, es el principal agresor en delitos de odio. Los varones son responsables del 93% de los ataques motivados por la identidad u orientación sexual, la raza o la religión de la víctima. De los más de 1.200 casos que identificó la Policía en 2014, las agredidas fueron en su mayoría mujeres. Y en una proporción elevadísima, menores de edad. Por ser quienes son sufrieron palizas, abusos y agresiones sexuales, robos y amenazas. Gais y lesbianas fueron el objetivo de ataques que, en muchas ocasiones, no se atrevieron a denunciar.

Los delitos de odio son aquellos en los que el atacante elige a su víctima por la pertenencia de esta a un determinado grupo. Transexuales, homosexuales, personas de otras etnias y religiones, gente sin hogar o discapacitados entre otros colectivos. Desfavorecidos, desprotegidos y aislados, durante muchos años han sido víctimas fáciles e invisibles.

Desde 2013, el Gobierno recopila los casos de los que tienen conocimiento las fuerzas de seguridad y elabora un informe con el objetivo de llamar la atención sobre el problema. «Tenemos que construir esta sensibilización», aseguró el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, durante la presentación del documento.

«Tenemos que lograr que afloren estos casos, que tanto las víctimas como la sociedad civil denuncien estos delitos. Hay que sacarlos a la luz y tenemos que conocer el índice real de los delitos de odio, y a partir de ahí lograr que las víctimas se sientan protegidas y denuncien».

El informe, reconoce el ministro, solo refleja una pequeña parte del problema. Nadie sabe su magnitud exacta. En 2014, el conjunto de fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado identificaron 1.285 delitos, casi un 10% más que un año antes. De este aumento en las estadísticas, aclaró Fernández Díaz, no se puede deducir que aumentasen esta clase de agresiones, sino que se identificaron más. Han aumentado tanto el número de fuentes como la diligencia de los policías a la hora de registrarlos como delitos de odio. «Solo representan la punta del iceberg», asegura Rubén López, miembro de la ejecutiva de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB).

Policía más sensible

El colectivo más afectado fue, precisamente, al que busca dar apoyo esta organización. Sufrieron cuatro de cada diez delitos de odio de los registrados. «El año pasado elaboramos un informe en el que identificamos que entre el 60% y el 90% de esta clase de agresiones nunca se denuncian», explica López. «Por miedo a la Policía, a que se rían de ellos o a que se entere la gente». Reconoce que la situación poco a poco mejora -la Policía es más sensible a esta situación y los agredidos están más concienciados a denunciar-, pero aún son mayoría los que sufren palizas sin ponerlo en conocimiento de las autoridades.

Otros colectivos, asegura, puede que lo tengan todavía peor para llamar la atención sobre su situación. «Un indigente no tiene a quién recurrir. Es casi imposible saber las agresiones que sufren», recalca López. Según el informe del Ministerio, en 2014 solo se identificaron once casos en toda España.

Según el informe elaborado por Interior, los menores son un colectivo especialmente sensible a los delitos de odio. De los 1.285 casos identificados, en casi uno de cada cuatro la víctima era menor de edad. «Es un porcentaje muy elevado», aclaró Fernández Díaz. Cuando se analizan todos los delitos penales que ocurren en España, aseguró, estos solo son víctimas en un 3,27% del total de los casos. «Esto indica que los menores son un colectivo de riesgo cuando hablamos de delitos de odio», recalcó. También esto lo percibe la FELGBT.

Algo más de la mitad de víctimas de delitos de odio que registró el ministerio fueron mujeres, el 54%. Ellas sufrieron sobre todo agresiones y abusos sexuales. Ellos, por su parte, padecieron palizas, amenazas y otra clase de vejaciones. La mayoría de estos ataques se cometieron dentro de una vivienda, aunque no pocos ocurrieron en la calle o en locales de ocio. Tanto en el caso de los afectados como de los agresores, el perfil más frecuente es del de un adulto español de entre 26 y 40 años.

«Queda mucho camino por andar», aseguró Fernández Díaz. «Pero hacemos camino al andar y el ambicioso proyecto de recopilar datos ha permitido que España se encuentre entre los cinco países de referencia en la Europa».

Alan Turing, descodificado

alan turing

Alan Turing

 

“Este es el manuscrito más fascinante que he tenido en mis manos”, explica Cassandra Hatton al referirse al cuaderno de trabajo de Alan Turing que se subasta este lunes en Bonhams Nueva York y que espera alcanzar una cifra de siete dígitos; un millón de dólares como mínimo. El trabajo del matemático británico se ha popularizado con el estreno de la película ‘El código Enigma’ y este cuaderno es, simplemente, diferente.

Hatton, responsable de Historia de la Ciencia y la Tecnología de Bonhams y experta en libros raros y manuscritos, ha manejado otras piezas de valor incalculable de Galileo Galilei, de Albert Einstein o de Albert Newton. Pero este es el primero de su lista. “Es algo que muy pocas personas han tocado alguna vez, que casi nadie sabía que existía”, dice Hatton satisfecha de poder compartir esta obra única con el público después de un año de inmersión entre sus páginas.

Tras dos horas mostrando el manuscrito y el funcionamiento de una máquina ‘Enigma’ empleada en la II Guerra Mundial, cuyo código consiguió romper Turing para descifrar los mensajes del ejército nazi -algo que en cierta medida alteró el destino del conflicto y salvó miles de vidas-, la experta sigue mostrándose feliz de explicar la grandiosidad del cuaderno.

Comprado en una papelería de Cambridge (Reino Unido), el manuscrito consta de 56 páginas y sus escritos se corresponden con los años 1942-1944, cuando Turing trabajaba en el complejo secreto de Bletchely Park para desentrañar el Código Enigma, según referencias en sus páginas. Considerado el padre de la Ciencia de la Computación, el matemático plasmó en ellas “cómo afrontaba los problemas, su método… es muy diferente a sus trabajos publicados y deja ver su personalidad”, resalta Hatton. Entre sus anotaciones, figura una en la que explica lo “extremadamente difícil” que le resulta entender una fórmula de Leibniz. El matemático pasó muchas horas analizando el trabajo del pensador alemán.

Porqué estaba escondido

Cuatro meses antes de que Turing se quitara la vida en 1954 -como consecuencia de un tratamiento hormonal que fue obligado a seguir para ‘curar’ su homosexualidad y así evitar la prisión-, el padre de la Ciencia de la Computación escribió sus voluntades y dejó sus trabajos a un matemático amigo, Robin Gandy.

En 1977 Gandy depositó los papeles de Turing en el Archivo del King’s College, pero se guardó este cuaderno cuyas páginas están divididas en dos partes claramente diferencias, de 26 y 27 páginas respectivamente comenzando, cada una de ellas, por un lado del cuaderno. Las que quedaron en blanco, sirvieron a Gandy como el mejor escondite para escribir su diario más íntimo. “Parece un apropiado disfraz que escriba estas notas entre las anotaciones de Alan, pero posiblemente es un poco siniestro”, apuntó el discípulo de Turing.

Hace dos años aproximadamente que se conoció la existencia de este manuscrito. A Bonhams y a Hatton llegó hace uno, cuando los clientes se pusieron en contacto para investigar sobre el documento. Parte del valor que alcance el cuaderno en la subasta será donado a obras de caridad, según la compañía.

Este lunes, además del manuscrito, también se subastará una máquina ‘Enigma’ de 1944, como las utilizadas por el ejército alemán durante la II Guerra Mundial, cuyo precio estimado está entre 140.000 y 180.000 dólares.

Con apariencia de una máquina de escribir tradicional, sus tripas esconden un sistema de cifrado que convierte las letras pulsadas en otras diferentes: las combinaciones son múltiples. Turing encontró la fórmula para leer ese código en tiempo récord y sin la guía de descrifrado.

Esta labor requería muchas ‘manos’, especialmente femeninas. “Aunque en la película parecen seis o siete personas, miles trabajaban contrarreloj para romper el código. Y eran, principalmente, mujeres”, explica Hatton. Se refiere a las WREN (‘Women’s Royal Naval Service’), que trabajaron en Bletchely Park.

No es de extrañar que junto a estas dos piezas, Bonhams subaste también una carta del siglo XIX escrita por Ada King, condesa de Lovelace y considerada la primera programadora.

La hija de Lord Byron escribió el algoritmo necesario para construir la primera computadora junto al matemático e ingeniero Charles Babbage con el que empezó a colaborar cuando tenía 18 años. La misiva de 1839 está valorada en 25.000-35.000 dólares.

Este lunes, en el centro de Manhattan un pedazo de la historia de la computación cambiará de manos. Queda por ver a qué precio.

Soy soldado, soy homosexual

La presencia de militares gays en el Ejército sigue siendo un tema tabú . El apoyo mutuo y la valentía ante un ambiente hostil se han convertido en sus únicas armas ante la beligerancia de algunos compañeros y la indiferencia de la institución.

MADRID.- El próximo mes de septiembre se cumplirán 15 años desde que el teniente coronel José María Sánchez Silva anunciara su condición de homosexual en la portada de la revista Zero. Fue el primer soldado gay en dar un paso al frente. En los albores del nuevo siglo, Sánchez Silva denunció que las Fuerzas Armadas se habían democratizado, pero la equidad de derechos no había llegado hasta las soldados lesbianas y gays. “Seguimos en las catacumbas. Lo justo parece la discreción, pero eso nos lleva a renunciar a nuestros derechos, a sufrir en silencio”, afirmó el oficial del Ejército de Tierra. Aquellas declaraciones dinamitaron su brillante carrera militar. ¿Valió la pena?

Tres lustros después, la situación parece no haber cambiado demasiado. “No hay ninguna regla que no te permita decirlo, pero tú sabes que si lo dices puedes tener muchos problemas”, explica David Thovar, cabo retirado del Ejército de Tierra. Efectivamente, en las Fuerzas Armadas nunca ha existido una ley como la ya abolida Don’t ask, don’t tell (no lo preguntes, no lo cuentes) que obligaba a los soldados estadounidenses a guardar silencio sobre su orientación sexual si ésta difería de la heterosexual. Pese a ello y como denunció Sánchez Silva, el silencio sigue imperando.

David Thovar entró en el Ejército en 1997. Desde la profesionalización de las Fuerzas Armadas es inútil preguntar a un soldado los motivos que le llevaron a enrolarse. “Vocación” se cuela siempre en la respuesta. También en la de David, pese a que era consciente de que tendría que mantener en secreto una parte de sí mismo. “Tampoco había visto noticias de que hubiera casos crueles o de discriminación. Yo pensaba: si no me gusta, no renuevo y ya está. Pero iba en la sangre e iba renovando”.

Camaradas, enemigos

“Una vez vi como un soldado salía de la formación diciendo: A mí no me manda una mujer, y menos lesbiana. Salió de la formación y se largó. Pidió la baja psicológica, pero yo creo que fue para protegerse del marrón que le iba a caer”, relata David, que pertenecía al regimiento de Infantería Castilla nº16, acuartelado en Badajoz. Muy pronto descubrió que su principal problema en el Ejército serían algunos de sus compañeros, que se mostraban abiertamente hostiles con la homosexualidad ante la pasividad de sus superiores. Cargaban sus armas con años de prejuicios e intransigencia.

“Intenté mantener la discreción en un principio”, confiesa. “Yo me tenía que mover ocultando mi tendencia para que primero me conocieran como persona. Si no, no hacían ni por conocerme”. En ocasiones, el único obstáculo era la propia ignorancia: “Luego, cuando se enteraban, muchos se llevaban una grata sorpresa. Su ideal era que ser gay es lo peor. Por eso algunos, al haberme conocido primero como persona, se preguntaban como podía ser posible”.

David caminó con pies de plomo mientras le fue posible. Un día, una de las pocas personas que conocían su condición sexual se lo dijo a otro compañero. A las pocas horas, era vox populi en toda la base y su estrategia se derrumbó. “Al día siguiente… Solo por las miradas lo tenías todo”. “Todo mi sistema era intentar que me conocieran por mis aptitudes, por mi trabajo. Claro que me arrepentí de haberlo dicho. Me vino todo eso de golpe”, se lamenta.

Guerra de trincheras

Al cabo del Regimiento Castilla nº16 no le quedó sino cavar su trinchera y empezar una batalla desde ella. Enfrentaba los comentarios de unos, la beligerancia de otros y la indiferencia ante ello por parte de muchos de sus mandos. Poco a poco, sus allegados se fueron uniendo a él hasta crear un pequeño espacio seguro, donde eran pocos los ataques y los que llegaban no quedaban sin respuesta. “Era el bichito raro. El maricón. Yo me decía: date cuenta de que eres pionero“.

Pero David no era, ni mucho menos, el único homosexual de su base. Su lucha llamó la atención y lo convirtió en un ejemplo. “Todos aquellos con dudas me veían como una referencia, como un punto de apoyo. Querían saber cómo salir y ser capaces de enfrentarse a todo eso, cómo ser tú mismo. Otras veces solo era permanecer juntos, soportar las críticas y apoyarse para que dé igual lo que digan”, narra el cabo. El Ejército como institución no movería un dedo por ellos, pero no importaba: “Todo era entre nosotros. ¿Quién te iba a apoyar si no?”.

La seguridad que ofrecía aquella trinchera reforzó el valor de algunos de sus camaradas, que se atrevieron a salir del armario. No querían seguir negándose a sí mismos. “Al haber abierto esa brecha los demás tuvieron más facilidad para salir. Las vivencias eran diferentes, era más fácil sentirse liberado y a gusto. También muchas mujeres. De hecho, considero que hay un mayor número de lesbianas liberadas en el Ejército que de gays liberados”, opina David.

“Pero si te sale mal…”

David explica que en el Ejército, en muchas ocasiones, la condición de homosexual supone un peso mayor para los hombres que para las mujeres. En un mundo tan competitivo “nadie quiere quedar por debajo del maricón”. Rocío, lesbiana y militar en activo, coincide con él: el propio machismo imperante en el cuerpo hace que las mujeres homosexuales “estén mejor miradas”, aunque ella no disfruta de esa supuesta ventaja.

Rocío pide que no se revele a qué unidad pertenece. Ni a qué cuerpo de las Fuerzas Armadas. “Ni siquiera la ciudad”, insiste la militar, que utiliza un nombre falso para relatar su experiencia a este medio. La pareja mantiene su relación “totalmente en secreto, porque ella es un mando”. No temen la reacción de sus compañeros, sino la de “los mandos de ella. Al ser oficial estaría peor mirada solo por eso. El machismo es muy grande”.

Rocío reconoce que “es duro”. “Tienes amigos dentro y no se lo puedes contar. Lo pasas mal porque vives una doble vida. Cuando te vas de vacaciones, mientes. Cuando te coges un día libre, mientes. Cuando te preguntan dónde has estado y qué has hecho, mientes. ¡Y claro, hay gente que te pilla las mentiras!”, se ríe Rocío un momento antes de volver a la gravedad: “Mientes tanto que ya no sabes ni dónde está la verdad”. Admite que “sería una liberación muy grande” dejar de mentir, pero de momento supone un demasiado riesgo para ellas. “Te puede salir bien. Pero si te sale mal acabas en la calle”.

“Nunca hay batallas perdidas”

Rocío es militar en uno de los ambientes más exigentes del ramillete de destinos donde pueden desarrollar su labor los miembros de las Fuerzas Armadas. El contexto de Daniel Galán, cabo destinado en la Academia de Artillería de Segovia, es diferente. Lleva 15 años en activo y jamás escondió su tendencia sexual, lo que “hasta el día de hoy” no le ha supuesto ningún problema.

Daniel ha participado incluso en programas de televisión, en los que ha explicado su experiencia como soldado gay. Como David, su valentía para salir del armario hizo que algunos compañeros le pidieran consejo sobre la mejor manera de hacerlo. No obstante, su voluntad de normalizar la presencia de gays y lesbianas en el Ejército no ha contado con ningún movimiento institucional para apoyarle. “El Ejército es muy cerrado en este tema. Le está costando adaptarse a ciertas cosas. Y eso que hay bastantes [soldados homosexuales en sus filas]”.

“¿Que qué se podría hacer para derribar esa cerrazón? … ¡Uf! A lo mejor charlas, porque no se habla nunca de ello, para que los compañeros vean que esto es lo más normal. Estamos en el siglo XXI”, expone el cabo Galán, que tiene claro que por el momento los soldados tendrán que luchar solos contra la homofobia: “El tiempo es el que marcará la evolución. El mundo del Ejército por desgracia va a necesitar más años que la sociedad, no va a cambiar en un par de años”. Antes de concluir su conversación con Público, deja un mensaje. “Nunca hay batallas perdidas”.

Un Tribunal eclesiástico italiano investiga un presunto escándalo sexual entre curas gays

Orgías entre sarcerdotes, sexo a cambio de dinero, religiosos que mantienen relaciones homosexuales con chicos jóvenes… todo esto es lo que ha denunciado al Tribunal eclesiástico regional de Puglia, en el sur de Italia, un hombre de 32 años, Andrea Baldon. La denuncia ha llevado a la Diócesis de Taranto a apartar de sus funciones al párroco de una iglesia de la ciudad con el que Baldon mantuvo un contacto durante meses a través de las redes sociales.

Todo comenzó, según ha contado el joven italiano al diario ‘Il Corriere del Mezzogiorno’, a finales del pasado año. Baldon, que meses atrás había perdido su trabajo como ayudante de cocina y se encontraba en una situación desesperada, fue contactado a través de Facebook por Antonio Calvieri, un hombre de unos cincuenta años que se presentó como sacerdote. “Pensé que era una señal del cielo. Necesitaba ayuda espiritual”, dice en una entrevista al diario. Nada más lejos de la realidad.

Poco tiempo más tarde, y después de intercambiar mensajes a través de las redes sociales durante un par de días, el sacerdote confesó al joven cocinero ser gay e inició a insinuarse cada vez de manera más explícita. “Yo no soy gay pero necesitaba un padre espiritual que me apoyase moralmente. No quería correr el riesgo de perderlo”, confiesa el joven italiano. Así, Baldon comenzó a satisfacer las peticiones -cada vez más explícitamente sexuales- del cura, como mandarle una foto íntima o conectarse con la webcam del ordenador. El joven italiano asegura incluso que el sacerdote le coaccionó para que rompiera con su entonces pareja. A cambio: la promesa de ayudarle a encontrar un trabajo.

Durante sus conversaciones, siempre a través de las redes sociales ya que el cocinero vive en Rovigo, en el noreste de Italia, el sacerdote le confesó que le gustaban los chicos jóvenes, “delgados y bien dotados”, y que, a veces, organizaba orgías en las que participaban otros religiosos gays así como un miembro de la Guardia Suiza del Papa. “Me dijo que le gustaban los chicos, especialmente si eran jóvenes, y que les compraba ropa, móviles o recargas telefónicas”, asegura Baldon que le confesó el sacerdote.

Las consecuencias de la denuncia de Baldon

La denuncia pública del joven ha provocado que el religioso fuera apartado de sus funciones al frente de la Iglesia del Santissimo Crocifisso de Taranto. Y ahora, el Tribunal eclesiástico de Puglia está invesetigando si, como aseguraba el párroco a través de Internet, los encuentros sexuales entre curas homosexuales existen de verdad. Al parecer, el religioso tenía en su poder un informe que habría entregado al Tribunal con fotos, vídeos y conversaciones en redes sociales que demostrarían la existencia de estas orgías y encuentros sexuales a cambio de dinero, así como el intercambio de direcciones de curas homosexuales, en los que habría participado no solo el cura investigado sino otros exponentes de la Iglesia de distintas partes de Italia.

En una nota oficial la Curia de Taranto ha asegurado que el comportamiento del sacerdote es “moralmente reprobable y absolutamente no compatible con el ministerio de un párroco del arzobispado de Taranto”. El cocinero, por su parte, continúa consternado: “Una de sus fantasías era que yo era Judas y, como había traicionado a Jesús, tenía que pagarlo convirtiéndome en su esclavo”. El encuentro virtual con el religioso “me ha cambiado la vida”, asegura el joven en una entrevista con Il Corriere del Mezzogiorno. “Ahora, cada vez que veo un cura, tengo miedo”.

El Vaticano ‘niega la bendición’ al embajador francés por ser gay

Una figura de cera del Papa Francisco, ante la catedral de Nôtre Dame. IAN LANGSDON EFE

Una figura de cera del Papa Francisco, ante la catedral de Nôtre Dame. IAN LANGSDON EFE

 

Laurent Stefanini tiene 54 años, es un diplomático francés con una larga trayectoria a sus espaldas, soltero, sin hijos y además es un fervoroso católico. La suma de todos esos ingredientes lo hacían perfecto para convertirse en el nuevo embajador francés ante la Santa Sede, y es justo por eso por lo que el presidente François Hollande decidió en el Consejo de Ministros del pasado 5 de enero nombrarle para ese cargo.

Sin embargo, cuatro meses después Stefanini aún no se ha podido incorporar a su puesto. El motivo es muy sencillo: el Vaticano no ha dado el plácet a su nombramiento. Muy en su estilo la Santa Sede se limita a dar la callada por respuesta, sin revelar los motivos por los que se niega a dar su bendición a su designación como nuevo embajador francés. Pero parece claro: Stefanini es gay, abierta y declaradamente gay.

Pero si el Vaticano se niega a dar al diplomático el visto bueno que normalmente requiere la designación de un nuevo embajador, París tampoco da su brazo a torcer. “No cambiaremos de candidato”, señalan fuentes del Palacio del Eliseo. “Es uno de nuestros mejores diplomáticos y cumple todos los requisitos para desempeñar des cargo”, indican fuentes próximas a Hollande citadas por el diario católico ‘La Croix’.

Transexual de 16 años se suicida por bullying en su escuela

Taylor Alesana solía describir en YouTube los sufrimientos que vivía por culpa de sus compañeros de clase

Taylor Alesana gustaba de publicar videos en YoutTube.

Un grupo de apoyo dio la noticia y  planteó más interrogantes acerca de lo que los educadores pueden y deben hacer para apoyar a los estudiantes que cambian de género, publico Time.com.

Taylor Alesana era constantemente molestada por sus compañeros antes de quitarse la vida la semana pasada, informó el Centro de Recursos LGBTQ de San Diego.

“Con pocos adultos a quien acudir y sin apoyo de su escuela, su vida llegó a ser muy difícil,” comunicó el grupo.

“Taylor era una hermosa y valiente muchacha; todo lo que quería era aceptación.”, agregó

Alesana asistió a reuniones en el centro y fue un gran apoyo para los demás, dijo Max Disposti, director ejecutivo del grupo.

ETB2 SIN IR MAS LEOS 2015/04/08 ERASO HOMOFOBOA ALGORTAN

IMANOL ALVAREZ (EHGAM):
ETB2: UNA VEZ MAS, ponen lo que quieren oir y cortan lo que no les interesa.
He dudado mucho antes de aceptar intervenir en el programa (ez zait inporta eta ez zait batere kostatzen, baina, hainbat arrazoirengatik, ETB2 eta Radio Euskadi ez ditut oso gogoko); pero, en parte porque miembros del mismo Kitzikan me lo han pedido, al final lo he hecho.
No me arrepiento, pues creo que es importante la visibilidad de personas de carne y hueso hablando sobre estos temas; pero estoy ligeramente rabioso (ligeramente, porque uno ya está curtido), ya que, aunque explícitamente les he pedido que en el corte incluyeran una crítica a la incongruencia y a la doble moral de la mayoría de los grupos políticos, poniendo, entre otros como ejemplo el acuerdo de prohibir el “cruising” (!!!!), tomado la semana pasada por el Ayuntamiento de Bilbao, en aplicación de la tristemente vigente ordenanza sobre la utilización del espacio público. Entre otras cosas, he denunciado que es una incongruencia, si no hipocresía, que concejales y otr@s representantes de diferentes fuerzas políticas, como Marisa Arrue del PP, condenen las agresiones (lo cual me parece muy bien), cuando, por otro lado, están facilitando que sucedan, oponiéndose a políticas de igualdad, educación, etc., o proponiendo y aprobando prohibiciones surrealistas, como la del Ayuntamiento de Bilbao, propuesta por el PP y aprobada con los votos de éste y del PNV.