La escuela es un gigantesco armario

FERNANDO J. LÓPEZ

Cuando escribí La edad de la ira no era consciente de las historias que esa novela iba a traer a mí. Historias de adolescentes y de profesores que se ven reflejados en la denuncia de la violencia y de la homofobia encerrada en esas páginas. Historias que, en ocasiones, han desembocado en finales tan trágicos como el del suicidio -este pasado curso- de un adolescente acosado por ser gay y que ponen sobre la mesa el grave problema de involución de la convivencia en nuestras aulas.

Resulta fácil culpar a los agresores directos, a esos adolescentes que acosan a un compañero por su orientación sexual. Sin embargo, esa acusación olvida la raíz del conflicto: el inmenso vacío en el que se halla la educación para la igualdad. En Secundaria el trabajo contra la homofobia, la transfobia o la misoginia -estrechamente vinculadas entre sí- es un simple contenido transversal. Una cuestión casi anecdótica subordinada, como tantas otras, al voluntarismo docente, de modo que educar en valores y mejorar la convivencia depende del tiempo, las ganas y la capacidad del profesor, a quien -por supuesto- no se forma en cómo abordar estas realidades en el aula.

Aulas donde no es raro encontrar un maricón escrito en la pizarra o en algún pupitre. Cabe la opción de borrarlo sin más, de pensar que “sólo es una gracia adolescente” ante la que no conviene “perder tiempo”. Sin embargo, educar en el uso del lenguaje nunca es perder el tiempo. Al revés, estamos ganándolo. Cada vez que obviamos o minimizamos esos actos, olvidamos cómo afectan -directa o indirectamente- a quienes se hallan en proceso de construcción de sí mismos, a esos adolescentes que muchas veces no se atreven a confesar su homosexualidad por el miedo al rechazo y a la burla. Por el temor a convertirse, precisamente, en el objeto cotidiano e hiriente de ese maricón al que le hemos restado importancia.

Falta acción, falta compromiso y falta, sobre todo, visibilidad: “Hay una ley implícita por la que cualquiera que coge una tiza en el aula se vuelve hetero”. Así expresaba, a través de un personaje de La edad de la ira, mi perplejidad ante la pervivencia de un gigantesco armario docente que aún hoy debe romperse. Por desgracia, todos conocemos ejemplos de compañeros que han sufrido problemas de acoso laboral tras expresar abiertamente su orientación en sus centros de trabajo pero, de nuevo, los culpables de la mayoría de esos conflictos no son adolescentes, sino ese mundo adulto que se finge tolerante y donde aún queda mucha homofobia que barrer. En mi caso, la visibilidad no me ha supuesto jamás un problema con mis alumnos y sí me ha permitido, sin embargo, intervenir en situaciones de las que, seguramente, no habría tenido noticia si no hubiera entablado con ellos ese lazo de confianza y sinceridad.

La adolescencia, aunque nos esforcemos -desde la distancia que nos otorga el tiempo- en olvidar sus aristas más dolorosas, nunca es fácil. No resulta sencillo buscarse a uno mismo y el hecho de sentirse distinto añade una complejidad más. Por eso, el mundo LGTB sigue necesitando modelos y compromiso. Y por eso, supongo, analizo en clase oraciones como “Eva y su novia fueron al cine” o he incluido un protagonista adolescente abiertamente homosexual en Los nombres del fuego, mi próxima novela juvenil, porque sin visibilidad seguiremos alimentando la ignorancia y, con ella, la violencia. Y ante la homofobia no hay arma más poderosa, ni más necesaria, que la educación.

Fernando J. López es profesor de Secundaria y autor del libro La edad de la ira

‘¿Sois maricones?’

«¿Sois maricones?», le preguntó el agresor a Pedro tras darle un puñetazo en el brazo con el que no rodeaba a su amigo. Sucedió a las tres y media de la madrugada del pasado sábado en la calle Alcalá de Madrid. La víctima, de 25 años, es la tercera en dos semanas en padecer un delito de odio de carácter homofóbico en la capital.

«Eran dos chicos. Nos dijeron que nos portáramos bien, que no les hiciéramos sacar nada». Pedro (nombre ficticio) se recuerda paralizado. Los agresores intentaron intimidarles pidiéndoles que les diesen «lo que llevasen encima», pero lograron zafarse gracias a la ayuda de un viandante. Los días siguientes al altercado y a la denuncia, al joven se le pasó por la cabeza camuflarse y evitar gestos de cariño en público: «Yo iba con unas bermudas bastante cortas y tupé. Pude ser muy obvio… también pensé ‘Voy a dejar de darle la mano por la calle, no le beso, no le abrazo’», pero, tras el impacto, se dijo a sí mismo que ni quiere, ni debe: «Sufrí acoso en toda mi trayectoria escolar. Ahora elijo levantar la cabeza».

A Juan (otro nombre ficticio) lo agredieron, junto a tres amigos, en la madrugada del 25 al 26 de abril. Fue en la Gran Vía. «Dos chicos nos gritaron ‘maricones’. Nos habíamos cruzado con ellos hacía un rato. Cuando nos giramos, ya los teníamos encima». Aunque los agresores huyeron, volvieron a asaltarles varias veces esa misma noche. «Nos esperaron en dos ocasiones más, cada cual más salvaje, a pesar de que habíamos hablado con una patrulla de Policía cercana. Les pidieron la identificación, pero no les detuvieron».

El joven cuenta que el cuerpo de seguridad que les atendió era municipal: «Cuando les hablamos de un delito de odio, no sabían ni qué era. Uno de nosotros, que tiene formación en Derecho, tuvo que explicarles su regulación penal». Los agresores los abordaron una tercera vez -golpeándoles en la cara, en el pecho, en el estómago, agarrándoles del cuello y asegurando que los iban a matar-, pero, «aunque volvieron a escapar, ya estaban fichados».

Ahora esperan el veredicto de un juicio de faltas. «Me da miedo subir una foto a Instagram del sitio por el que paseo por si alguien me persigue». Juan ha empezado a obsesionarse: «Escucho murmullos por detrás cuando camino con un amigo y creo que me van a agredir».

Guillermo López es miembro de DiversAH, asociación LGTB de Alcalá de Henares. Este colectivo hizo una convocatoria virtual para acudir al pregón de las fiestas de la localidad -que comenzaron el pasado sábado- con banderas y carteles, solidarizándose con las víctimas de la agresión homófoba del 15 de agosto a manos de un grupo de neonazis. La concejala de Seguridad tenía constancia de ello. Sin embargo, al llegar allí, la Policía les «pidió quitar el cartel de Stop LGTBfobia porque le parecía que incitaba al conflicto».

El argumento les sonó a «intentan violar a una mujer porque viste minifalda». Los agentes llegaron a pedirles los datos a dos chicos que llevaban al cuello banderas del arco iris. «Lo que es curioso es que cerca de nosotros había una pancarta muy grande. Ponía Esto es Alcalá con un símbolo de prohibido en el que había una hoz y un martillo. Ha sido difundida en redes sociales de ideología neofascista. Pero a ellos no les dijeron nada». Guillermo cuenta que, hace dos meses, «a un compañero lo asaltó un vecino en su portal. Le puso una soga en el cuello y le dijo que quitase la bandera de arco iris del balcón, que lo mataría si sus hijos salían maricones como él». Al llamar a la comisaría, le pidieron «que les avisase si volvía a pasar». Guillermo se indigna: «La actitud policial se vuelve cómplice cuando protege reiteradamente a los agresores».

Más educación en la tolerancia para acabar con las agresiones homófobas

El repunte de las agresiones homófobas que se está registrando en España -en muchos casos de forma silenciosa por miedo y dificultades a la hora de denunciar- y el hecho de que los agresores sean cada vez más jóvenes, e incluso menores, es un dato alarmante ante el que no podemos permanecer impasibles. Ahora que las encuestas del CIS indican que el 70% de los españoles acepta el matrimonio entre personas del mismo sexo -lo que revela que la homosexualidad es percibida con mayor normalidad que nunca por la ciudadanía-, llama la atención que este tipo de agresiones representen cerca del 40% de los delitos de odio que se cometen en este país. La educación en la tolerancia y los valores cívicos son sin duda el mejor arma para erradicar el odio. Por ello, cabe preguntarse en qué están fallando familias y escuelas en la formación de nuestros jóvenes, dado que los agresores de entre 16 y 20 años son cada vez más numerosos.

Los testimonios de asociaciones de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (LGTB) que recogemos hoy en nuestras páginas son elocuentes. Las estadísticas muestran que en 2015, el número de ataques homófobos no ha caído frente al año anterior. Pero los representantes de este colectivo son más pesimistas y aseguran que las agresiones no denunciadas han aumentado este año en España y en el resto de Europa. Internet está jugando un papel cada vez más importante como agitador de las agresiones. Por un lado, en la Red, muchos jóvenes son animados a atacar a los homosexuales.Y por otro, las redes sociales se han convertido en una herramienta de acoso a gays y lesbianas difícil de controlar. Vincular a la Administración en la lucha contra las agresiones promovidas en el entorno digital y al mismo tiempo, educar en una sociedad menos machista a nuestros jóvenes es vital para reducir delitos de odio como los que se han registrado este verano en Madrid. Como recuerda hoy en nuestras páginas el autor de La edad de la ira, Fernando J. López, la homofobia, transfobia y misoginia están estrechamente relacionadas y son materias transversales en Secundaria. Por otra parte, ante el aumento de casos de este tipo de violencia en las aulas también sería deseable una mayor implicación de la Fiscalía de Menores, como reclaman las asociaciones.

También es preciso reforzar la atención a las víctimas, puesto que tan sólo se denuncian el 25% de las agresiones homófobas. Al igual que ocurre con la violencia de género, el temor a las represalias, la falta de pruebas o la impotencia hacen que en muchos casos los agredidos prefieran no denunciar. En este sentido, hay que aplaudir la iniciativa puesta en marcha por la Comunidad de Madrid esta semana. Después de las tres denuncias que se han presentado este mes de agosto en la región por ataques a gays y transexuales, el Gobierno de Cristina Cifuentes se ha puesto a trabajar con el Ministerio de Justicia para que las oficinas judiciales de ayuda a las víctimas atiendan de manera integral a las personas que sufran delitos de odio.

Homófobos más jóvenes

grafico agresiones hmofobas

“En Barcelona tenemos identificado un grupo de cinco menores que en los últimos meses ha atacado varias veces a homosexuales”, asegura Eugeni Rodríguez, presidente del Observatorio contra la Homofobia de Cataluña (OHC). “Insultan, persiguen, rompen pancartas por la igualdad… han llegado incluso a hacer pintadas en la casa de una persona que vive en un bajo mientras le tiraban excrementos con la nota Maricón de mierda“.

Del insulto y el acoso a la agresión física sólo hay un paso. Y todavía son niños. “El caso está en la Fiscalía de Menores, a la que hemos pedido que nos deje hacer una labor pedagógica con ellos para evitar que dediquen su tiempo libre a acciones homofóbicas”, explica Rodríguez.

Educación en tolerancia, y un compromiso mayor por parte de la Administración, es lo que piden las asociaciones que defienden al colectivo LGTB (Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales).

“La educación es el factor clave en la prevención de las agresiones homofóbicas y evidentemente algo no se está haciendo bien. Debemos recordar que la mayoría de los agresores tiene menos de 30 años”, apunta Rubén López, vocal de Delitos de Odio de Arcópoli.

Según el último estudio publicado por el Ministerio del Interior, en 2014 el perfil del agresor homófobo más extendido era el de hombre español de entre 26 y 40 años. Sin embargo, al menos tres asociaciones del colectivo homosexual coinciden en que en este 2015 están observando un repunte de esta violencia en jóvenes de entre 16 y 20 años. En Cataluña, que es la única comunidad en la que hay un observatorio contra la homofobia, los casos de discriminación en las aulas ya suponen el 8,4% de las denuncias.

El último estudio a nivel estatal sobre jóvenes LGTB, de 2012, refleja que el 57% de los menores de 25 años que componen este colectivo afirman haber sufrido algún tipo de violencia psíquica y/o física. Además, un informe de INJUVE asegura que el 80% de la población joven española reconoce haber sido testigo de agresiones verbales a homosexuales y transexuales, un 40% de situaciones de exclusión y un 20% de violencia física.

“Las nuevas tecnologías, y el mimetismo con la situación de auge de este tipo de delitos que se está viviendo en el resto de Europa, no hacen sino incrementar el problema entre nuestros jóvenes”, denuncia Esteban Ibarra, presidente del Movimiento contra la Intolerancia. “Nuestra legislación es inadecuada, no sirve para atajar el acoso ni el discurso del odio del que nuestros menores se empapan”, añade.

No es únicamente lo que reciben por la red lo que ha propiciado este aumento de la homofobia entre los menores que denuncian las organizaciones. “La Administración establece su perfil de agresor en un rango de edad demasiado alto al no poder reflejar a los más jóvenes por la Ley del Menor“, asegura Ibarra. “Los grupos neonazis, por ejemplo, saben que utilizando a estos chicos sus acciones van a quedar impunes”, denuncia.

El presidente del Movimiento contra la Intolerancia vaticina además un repunte de todas las modalidades de delitos de odio entre los más jóvenes, no sólo homofóbicos. “Un día les llevan a cazar homosexuales, otro pobres, otro inmigrantes… Así es como se educan; más de un padre ha venido a preguntarnos porque estaba preocupado por su hijo de 14 años”, explica.

De los 1.285 delitos de odio que el Ministerio del Interior registró el año pasado, 513 fueron por motivos de orientación o identidad sexual. Esto supuso un aumento del 13,5% respecto a 2013, cuando se produjeron 452 agresiones de este tipo. Y para las asociaciones es sólo la punta del iceberg.

El Movimiento contra la Intolerancia asegura que sólo se denuncian el25% de las agresiones homófobas y transófobas. “Las víctimas del colectivo LGTB siguen sin denunciar por miedo a acudir a la Policía, a las represalias, a quedar señaladas… miedo a asumir que hoy en día te han pegado por maricón“, explica López. “Algunos ni siquiera quieren hablar con las asociaciones por lo que pueda pasarles”.

Un problema de visibilidad y concienciación que para las organizaciones LGTB tiene dos formas claras de atajarse: campañas públicas y de educación, y una ley estatal contra la homofobia y transfobia.

“A corto plazo necesitamos una campaña grande de concienciación, y sobre todo que la gente vaya a denunciar para que las administraciones se pongan las pilas y dejen de argüir que no hay tantos casos”, exige el vocal de Delitos de Odio de Arcópoli.

“A largo plazo necesitamos una enseñanza más activa en tolerancia en las aulas, ese lugar donde maricón y bollera siguen siendo los insultos más escuchados. Además, exigimos que se cree una ley a nivel estatal de protección del colectivo LGTB como las que ya han ido promulgando en algunas comunidades autónomas”, añade López.

Se refiere a las leyes de igualdad social y contra la discriminación del colectivo LGTB vigentes actualmente en Extremadura y Cataluña, esta última en vigor desde octubre del año pasado.

“Desde que entró en vigor la ley hasta el 10 de agosto tenemos registrados alrededor de 70 incidentes homófobos sólo en Cataluña, sufriendo el 69% los hombres”, explica el presidente del Observatorio contra la Homofobia de Cataluña.

A nivel estatal, y dentro del colectivo LGTB, la discriminación y agresión por motivos de identidad sexual es muy importante. En lo que llevamos de año, la organización Transexualia asegura tener constancia de al menos ocho agresiones.

“Siempre hemos sido un blanco fácil por la cantidad de prejuicios que existen, pero este año hemos detectado un aumento del número de agresiones”, denuncia Javier Gómez, miembro de la Junta Directiva de Transexualia.

“Vivimos en una sociedad multicultural y diversa en la que todos debemos aprender a respetarnos mutuamente. El desconocimiento de la transexualidad provoca prejuicios que por desgracia desembocan en demasiadas ocasiones en agresiones verbales y físicas”, lamenta Gómez.

Los adolescentes vascos se inician a los 15 años en el alcohol y en el sexo

Los adolescentes vascos toman su primera copa a los 14,8 años y fuman su primer cigarro o canuto de cannabis a los 15, la misma edad en la que tienen una relación sexual completa.

Son datos del informe “La realidad de la infancia y la adolescencia vasca en cifras. 2014”, elaborado por el Departamento de Empleo y Políticas Sociales del Gobierno Vasco y que recopila y analiza estudios relacionados con los niños y adolescentes de Euskadi publicados en los últimos años.

Según este documento, el alcohol se prueba a los 14,8 años y es a los 15 cuando comienza a fumarse tabaco y cannabis, cuyos consumos han descendido 7 y 5 puntos, respectivamente, entre 2008 y 2010. El resto de drogas ilegales tienen una presencia menor y más tardía.

Los adolescentes relacionan el alcohol con espacios lúdicos y con desinhibirse. En los últimos años ha aumentado el porcentaje de menores que bebe (lo hace el 77,1 % de los jóvenes de 15 a 19 años), pero el consumo habitual y el de riesgo -vinculado a los fines de semana- se ha reducido.

El sexo

En cuanto a la sexualidad, la edad media de la primera relación sexual completa era de 15 años en 2006, referencia más reciente del informe. Tres de cada diez jóvenes de entre 14 y 17 años han mantenido relaciones sexuales plenas.

El uso de anticonceptivos ha crecido y nueve de cada diez jóvenes usan preservativos o toman la píldora. Sin embargo, un 4,5 % de estos chavales ha tenido sexo de riesgo (sin protección o relaciones no deseadas) tras haber bebido alcohol o tomado otras drogas.

En 2012, por cada mil niñas menores de 15 años hubo 1,77 nacimientos (9,32 en el caso de menores extranjeras) y un año antes se contabilizaron 426 abortos voluntarios entre chicas menores de 20 años.

Prejuicios

El aborto y la homosexualidad se asumen con naturalidad entre los jóvenes vascos y sólo un 15 % y un 9 % se oponen a interrumpir el embarazo y a las bodas gais, respectivamente. Persisten no obstante los prejuicios hacia drogodependientes, gitanos y expresos, tres colectivos que no desean como vecinos.

Los adolescentes dan gran importancia a la imagen física, ya que condiciona su integración y éxito social, especialmente en el caso de las chicas. Como consecuencia, sólo seis de cada diez jóvenes de entre 15 y 24 años está satisfecho con su peso.

El informe pone de relieve que el 84 % de los chavales de 11 a 17 años practica deporte (más los chicos que las chicas), pero la cifra desciende a medida que crecen y en la franja 15-24 años el porcentaje se queda en el 77,7 %. De hecho, dos de cada diez jóvenes de este último grupo nunca hacen deporte (tres de cada diez en el caso de las chicas).

En cuanto a la vida escolar, el 85 % se muestra satisfecho, aunque el porcentaje mengua a medida que los chavales van creciendo, especialmente entre los chicos.

Los problemas de integración en el colegio van disminuyendo pero persisten “ciertos conflictos” relacionados con las diferencias físicas y, principalmente, de nacionalidad.

Maltrato y nuevas tecnologías

Dos de cada diez alumnos afirma haber sufrido a menudo algún tipo de maltrato en la escuela (el verbal es el más frecuente) aunque este tipo de episodios disminuye a medida que se crece y cambian las formas de relación.

El informe señala no obstante que el mayor número de casos detectado puede deberse a una mayor conciencia sobre este tipo de actitudes, que lleva a identificar conductas de maltrato que antes no consideraban como tales y no tanto a un aumento de los mismos.

Los adolescentes vascos invierten una hora y media semanal a hacer los deberes, la mitad pasa una hora o más cada día frente a la televisión y dos cada diez dedica ese mismo tiempo a los videojuegos, a internet y al ordenador.

Precisamente las nuevas tecnologías han cambiado las formas de relacionarse y han podido relegar actividades como leer: el 24,6 de los adolescentes de 11 a 17 años nunca lee libros.

El creciente uso de internet y las redes sociales ha dado lugar a “nuevas formas de violencia”: un 15 % de niños de 10 a 12 años se ha sentido incómodo, amenazado o insultado por llamadas o mensajes a su móvil. Además un 24 % ha grabado o fotografiado a alguien sin su consentimiento.

Vídeo de amor gay y derechos LGTB de Naciones Unidas se viraliza en las redes

Publicado en Oveja Rosa

se-viraliza-clip-de-la-onu-que-apoya-la-igualdad-lgb-630x330

El video musical “The Welcome”, creado por la ONU en coordinación con Free & Equal con el fin de promover la igualdad de derechos para la comunidad LGBT, ha logrado alcanzar más de un millón de reproducciones eYouTube.

Dicho clip fue presentado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el 30 de abril de este año, además de que éste es el primer video musical de la organización, con estilo Bollywood —nombre informal para referirse a la industria cinematográfica india—, para promover la campaña “Libres e Iguales”, centrada en la igualdad de derechos de lesbianas, gay, bisexuales y transgéneros.

Con lo anterior, los creadores afirman que es una forma de recordar a las personas que todo el mundo debe ser muy bien recibido por la familia, sin importar quiénes son o a quién aman.

Cabe mencionar que la India es uno de los países que más rechaza a la homosexualidad y la castiga con penas mayores a los diez años de cárcel o con la muerte. Sin embargo, en 2009, la Corte Suprema de Nueva Delhi derogó la sección del Código Penal que consideraba ilegal a todo acto homosexual. Por lo que las relaciones homosexuales consentidas entre dos adultos ya no pueden ser consideradas ilegales en la India. En el fallo pronunciado, los jueces dijeron que se debía integrar a las personas homosexuales y que se les debía de respetar su calidad de personas y dignidad. No obstante, a pesar de ser así, la homosexualidad sigue siendo un tabú en dicho país.

Asimismo, es protagonizado por la actriz, Celina Jaitly, nominada por la ONU como campeona de la equidad en reconocimiento a su apoyo a los derechos de las minorías sexuales en su país de origen, India.

Estos cinco amigos van a tener un bebé

Desde hace ya un tiempo, el ideal de familia nuclear está en peligro de extinción por la infinidad de divorcios, cónyuges infieles, padres de avanzada edad que quieren tener una segunda familia y parejas gais que desean tener hijos.

estos-cinco-amigos-van-a-tener-un-bebe-146-body-image-1438685129-size_1000

Hoy en día nadie se sorprende al oír historias sobre padrastros o hermanastros, y las llamadas «familias rosas» – formadas por dos padres del mismo sexo- son cada vez más comunes. Solo en los Países Bajos, por ejemplo, en 2009 había cerca de 6.000 parejas del mismo sexo con uno o más hijos a su cargo, y esa cifra ha ido creciendo de forma constante, según MdG, una organización holandesa para futuros padres LGBT. La adopción es una opción. Tus amigos gais pueden donar semen para la fertilización o una mujer lesbiana puede prestar su útero para que crezca el bebé. En resumen, ser gay hoy en día no significa que tus padres deban resignarse a no ser abuelos jamás.

Otra posibilidad es la de distribuir de forma equitativa la tarea de educar y criar a un hijo: dos lesbianas y dos hombres gais a cargo de un hijo, como una única familia con múltiples hogares. Esta es la solución por la que optaron Jaco (35) y Sjoerd (27) y Daantje (30) y Dewi (29). Los cuatro se conocen desde hace diez años y llevaban seis considerando la posibilidad de tener un hijo juntos. Finalmente, esa posibilidad puede hacerse realidad dentro de unas semanas.

Cinco padres

Ambas parejas están casadas y, desde hace tres años, una tercera persona forma parte de la relación entre Jaco y Sjoerd. Sean (27) es un artista de circo australiano que lleva dos años viviendo en casa de Jaco y Sjoerd. «¡Tres y medio!», grita desde la cocina cuando me oye preguntar a Sjoerd cuánto hace que Sean forma parte de la relación. ¿Que qué significa «formar parte», exactamente? «Jaco y yo llevamos juntos ocho años. Desgraciadamente, no podemos casarnos también con Sean; si no, lo haríamos sin pestañear», asegura Sjoerd. El papel de Sean en esta historia es tan importante que, de hecho, también estará a cargo de la educación y el cuidado de su futuro hijo. Han dividido la custodia del niño de forma equitativa, tal como hicieron Daantje y Dewi.

«Cinco padres con los mismos derechos y responsabilidades, divididos en dos hogares. Eso dice la cláusula del contrato que todos firmamos ante notario», afirma Dewi. Tuvieron que hacerlo porque los Países Bajos todavía no están preparados jurídicamente para la paternidad múltiple. El año pasado, el Gobierno holandés reconoció a las parejas de lesbianas el derecho a la maternidad mediante la aprobación de una ley. No obstante, la legislación sigue reconociendo únicamente un máximo de dos progenitores. En un matrimonio, estos suelen ser la madre biológica y su marido o mujer, si bien la primera puede designar a otra persona como segundo progenitor legal.

Polinización cruzada

La biología no debe corresponder necesariamente con el papel jurídico de un progenitor y, afortunadamente, la legislación relativa a los derechos de paternidad ha mejorado considerablemente para las parejas gais durante los últimos años. No obstante, la paternidad múltiple sigue siendo un asunto peliagudo debido al límite que impone la ley de dos progenitores por niño. En el caso de la familia de Jaco, Sjoerd, Sean, Dewi y Daantje, uno de los hombres ha adoptado el papel de segundo padre legal, en lugar de hacerlo Dewi, a quien correspondía dicha figura por estar casada con Daantje.

Dewi: «Como hemos dividido el cuidado del niño al cincuenta por ciento, queríamos asegurarnos de que había un progenitor legal en cada hogar». Sjoerd: «La ventaja de esto es que si, por ejemplo, los hombres decidimos irnos de vacaciones con nuestro hijo, evitamos que nos paren en las aduanas por viajar con un niño que, desde el punto de vista jurídico, no es nuestro».

Dewi: «Si Daantje y yo viajamos con nuestro hijo, necesitaremos un permiso especial de Jaco, ya que el bebé llevará su apellido. Sjoerd: «Desde luego, la ley no se ha escrito pensando en gente como nosotros. Por eso nos vemos obligados a buscar constantemente la mejor forma de hacer que las cosas funcionen para los cinco. A veces te vuelves un poco oportunista. Yo no tengo ningún vínculo jurídico con mi hijo, por lo que no tendré derecho a la baja por paternidad cuando nazca. Sin embargo, como quiero poder disfrutarla, Daantje y Jaco firmaron un documento en el que certifican que yo también estoy a cargo del cuidado de “su” hijo y, por tanto, tengo derecho a solicitar una baja. Es bastante complicado para todos y no es una situación ideal, jurídicamente, claro, porque en la práctica, creo que nuestra situación sí es ideal».

Las funciones también se han dividido de forma que todos vean satisfechas sus necesidades emocionales. Dewi: «Hemos procurado cubrir todos los aspectos. El bebé llevará el segundo nombre de Sean, y su otro segundo nombre será Dewi». Le pregunté si no les costó encontrar un nombre que les gustara a los cinco, pero Dewi me dijo que no. «Ya habíamos decidido el nombre antes incluso de quedarnos embarazadas».

Daantje en el sofá, con las piernas en alto

Los entresijos legales que surgen con la paternidad múltiple ya son complicados de por sí, pero ¿qué hay de los aspectos prácticos? ¿Se acostaron los cinco juntos para lograr el embarazo? Sjoerd: «Ah, no, no queríamos eso. hace un año nos fuimos de acampada y decidimos que era hora de ponerse manos a la obra. Dos meses después hicimos el primer intento: Daantje y Dewi estaban en una habitación y nosotros en otra, intentando caldear el ambiente».

Dewi: «Leímos en algún sitio que el esperma entra más fácilmente si la mujer tiene un orgasmo durante la inseminación, debido a la mucosidad y a la contracción del cuello del útero».

Sjoerd: «En un determinado momento, Dewi gritó: “¡Ya estamos listas!”, y entonces entramos en su habitación con un recipiente con semen». Dewi: «El día de nuestra boda nos regalaron unas perillas, pero resultaron ser demasiado grandes. Tenía mucho aire dentro y el semen acabó donde no debía».

Sjoerd: «La primera vez no tuvimos mucho éxito. Lo cierto es que fue un desastre». Dewi: «Durante el primer periodo de ovulación, los chicos vinieron como cinco veces seguidas, y después de cada inseminación, Daantje se sentaba en el sofá con las piernas elevadas. Mientras, nosotros nos tomábamos un té o algo».

Sjoerd: «Al principio era un poco violento, pero después de varios intentos, al final te tomas un café y te pones a mirar internet». Dewi: «Afortunadamente, conseguimos que se quedara embarazada al segundo mes. Imagínate tener que montar toda aquella parafernalia cada vez durante un año…». Sjoerd: «Después de varios intentos, lo de eyacular se convierte en algo casi mecánico. A menudo oigo a algunas parejas que llevan tiempo buscando al bebé que el sexo ha dejado de ser interesante. Quizá deberían intentar con este método también. De esa manera, el sexo seguiría siendo sexo y no se convertiría en una tarea».

5 padres, 11 abuelos y 21 tíos y tías

Los dos hogares se encuentran a unos cinco minutos en bicicleta el uno del otro, pero cuando el bebé tenga unos tres meses, en noviembre, la familia se trasladará a otro edificio, en el que cada pareja ocupará una planta. Pensaron que sería más cómodo, teniendo en cuenta de que el niño pasará la mitad del tiempo con Dewi y Daantje y la otra mitad con Sjoerd, Jaco y Sean. Hace poco, Dewi se encontró a un vecino en la escalera del edificio de apartamentos en el que vive. Cuando este le dijo que iba a vender su piso, que era justo el de abajo, no se lo pensaron dos veces. «¿Cuánto pides por él?», le preguntaron, y le pagaron esa cantidad. Sjoerd: «Se trata de tener un hijo y, en un sentido más amplio, formar una familia. Aunque estemos divididos en dos hogares, somos una sola familia. Es muy bonito poder crear un vínculo tan fuerte con los demás».

Esta gran familia parece haber sopesado muy bien todos los aspectos y están preparados para hacer frente a cualquier imprevisto que surja mientras cuidan al pequeño juntos. «Estamos exageradamente bien preparados», afirma Sjoerd. «Ya sabemos hasta las escuelas a las que irá». Los problemas los ven básicamente la gente a nuestro alrededor, pero no es cierto que cuanta más gente esté involucrada, más difícil sea tomar una decisión. En nuestro caso no hay muchas posibilidades de tomar una decisión irracional: en una relación de dos personas, ambas pueden quedarse trabadas en una eterna discusión en la que los dos quieren llevarse la razón, pero cuando hay cinco personas, estás obligado a llegar a un consenso razonable».

Dewi nos aseguró que le sorprendió haber recibido críticas del colectivo LGBT, con el que colaboran estrechamente. «A Daantje y a mí nos dicen que no deberíamos involucrar también a los hombres, y a ellos les advierten de que tengan cuidado con nosotras, porque les quitaremos el niño. Todo gira en torno a la propiedad, a los miedos y al ego». Sjoerd: «Sus argumentos se basan en los estereotipos de los hombres y las mujeres: que nosotros solo estaremos para las cosas buenas, para llevar al niño a pasar un día divertido con los papis; y que Daantje y Dewi tendrán las hormonas disparadas y se convertirán en madres superprotectoras. No creo que vaya a ser así».

Y aún hay tiempo para ir al bar

Otro problema que ven sus amigos y familiares es el de qué ocurriría si Daantje y Jaco (los padres legales) murieran en un accidente de coche. «Si eso ocurriera, sería un problema menos grave para nosotros que para una familia tradicional de dos progenitores. Ojalá todo el mundo tuviera ese respaldo. Si de repente pierdo mi trabajo, nuestro hijo podrá seguir yendo a clase de violín. No entiendo por qué no hay más parejas que tienen hijos juntas. Se ve a muchas parejas de padres jóvenes luchando día a día para sobrevivir los primeros años. Casi no duermen ni tienen tiempo para ver a sus amigos. A nosotros aún nos quedará energía para salir con los amigos de vez en cuando y hablar de otro tema que no sean los bebés».

En ese aspecto, sus amigos sí que ven la parte positiva: Dewi nos aseguró que sus amigos lo ven con muy buenos ojos, sobre todo la idea de poder dormir del tirón de vez en cuando y de que el niño reciba los valores de cinco personas distintas. «Entre nuestros talentos está el yoga, las acrobacias, la música, la política y la educación», explica Sjoerd. «Los cinco somos muy distintos, pero ese precisamente es nuestro fuerte».

El nacimiento

El bebé nacerá en una semana, más o menos. Todos los progenitores esperan estar presentes en el momento del nacimiento. Dewi nos explicó que a Daantje le costó un poco asumir que vayan a estar todos durante el parto. «Le servirá para abrirse a nosotros. En cualquier caso, se siente lo suficientemente cómoda como para que estemos presentes los cinco». Todos tienen una tarea asignada para ese día: Sjoerd se ocupará de las bebidas y la comida, Sean y Jaco se encargarán de los masajes en caso de que sean necesarios y Dewi brindará todo su apoyo a su compañera.

Les pregunto si saben algo sobre la psicología del apego emocional en los niños y Sjoerd me contesta que una amiga suya está haciendo el doctorado sobre ese tema. «Según ella, lo principal es que haya cohesión en la familia, algo que podemos ofrecer». Dewi: «El mundo del bebé se va ampliando con el tiempo, pero en las etapas iniciales, un bebé puede sentir apego por cinco personas, así que es perfecto».

 

Los Boy Scouts retiran el veto contra sus líderes homosexuales en EE UU

La ejecutiva nacional ratifica el cambio con el 79% de los votos

Un miembro de los Boy Scouts participa en el Festival del Orgullo Gay en San Francisco el año pasado

Un miembro de los Boy Scouts participa en el Festival del Orgullo Gay en San Francisco el año pasado. / NOAH BERGER (REUTERS)

La comunidad homosexual gana una vez más en Estados Unidos. La junta ejecutiva nacional de la organización Boy Scouts of Americaeliminó este lunes la prohibición que impide a adultos abiertamente homosexuales trabajar como empleados y voluntarios en la organización.

La entidad Boy Scouts de Estados Unidos, una de las organizaciones juveniles más grandes del país, ha levantado así su política excluyente hacia la comunidad homosexual. Tras una votación unánime el 14 de julio, el comité ejecutivo de la organización aprobó una resolución para poner fin a la prohibición de líderes que son abiertamente gais. Este lunes, la junta ejecutiva nacional ratificó esa decisión en una votación telefónica en la que el 79% de los participantes pidió retirar el veto.

El proceso para acabar con la prohibición se inició tras un aviso en mayo del actual presidente de la organización, Robert M. Gates, en el que afirmó que la exclusión de la comunidad homosexual “no puede sostenerse más”. En la reunión ejecutiva anual, Gates, exsecretario de Defensa, destacó a los asistentes que la organización “debe ajustarse al mundo tal y como es, y no como les pudiera gustar que fuera”.

La igualdad de facto, sin embargo, no se habrá conseguido. La organización aseguró que la resolución de mediados de julio también permitirá que las sub-organizaciones, el 70% de las cuales son grupos religiosos que no aceptan la igualdad de derechos de los homosexuales -como el matrimonio-, “continúen eligiendo a líderes cuyas creencias sean consistentes con las suyas mismas”. Esta medida, tomada para que la organización no pierda la financiación del sector conservador, permite la discriminación reiterada de las religiones más populares en la organización, Mormones, Católicos, Baptistas y Musulmanes, a la comunidad homosexual.

Pero la decisión no deja de ser un paso transcendental que llega dos años después de que la entidad permitiera la participación de jóvenes gais, pero no adultos. Y tan sólo un mes después de la históricadecisión del Tribunal Supremo de legalizar el matrimonio homosexual a nivel nacional.

El debate en torno a la aceptación de los homosexuales en los Scouts lleva latente las últimas dos décadas y ha fracturado el tejido social de camaradería que tanto caracteriza a esta organización. La asociación Boy Scouts fue fundada en 1910 en el Estado de Texas y hoy cuenta con 2,7 millones de miembros y más de un millón de voluntarios. Su función es educar a jóvenes en aspectos de ciudadanía y convivencia responsable, y promover el desarrollo de carácter y autosuficiencia mediante actividades al aire libre o programas de enseñanza.

“Hay diferencias de opiniones y debemos respetarlas” dijo Michael Harrison, que lideró la organización en el condado de Orange, en el Estado de California. “No significa que los Mormones deban elegir un líder homosexual, pero por favor no les digan a los Unitarios que no pueden”, exigió Harrison, quien durante sus años en la entidad abogó en favor de este cambio.

 

Más de 350 científicos firman una carta de protesta contra ‘Science’ por publicar contenidos sexistas

POLÉMICA  El editor de una de sus secciones ya ha abandonado su puesto

Polémica portada de la revista Science

Polémica portada de la revista Science. SCIENCE

Más de 350 científicos han firmado una carta de protesta contraScience, una de las revistas científicas más influyentes del mundo. La carta denuncia la publicación tanto en Science como en Science Careers (otra publicación hermana de la misma editorial) de columnas sexistas, una foto de portada ofensiva hacia personas transexuales, y un tuit sarcástico de de su editor, Jim Austin, quien ha dimitido recientemente.

El 11 de julio de 2014, Science publicó una foto de portada en la que aparecían los cuerpos de prostitutas transexuales de color bajo el titular: ‘Staying a step ahead of HIV/AIDS’. (‘Yendo un paso por delante del virus del VIH /sida’).

La foto encendió la polémica y las redes sociales comenzaron a inundarse de críticas en contra de esta fotografía. Jim Austin, el editor de Science Careers, respondió a estas críticas de forma irónica desde su cuenta de Twitter: “¿Soy el único que encuentra indignación moral muy aburrida? ” El tuit fue borrado poco después.

Polémico twit del editor de la revista Science

Otro de los casos que denuncian en esta carta abierta ocurrió en junio de 2015, cuando Science careers publicó una columna respondiendo una joven científica que pidió consejo a una de las columnistas acerca de una experiencia personal con un supervisor que le miraba constantemente el escote.

La columnista la Alice Huang, antigua directora de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS, por sus siglas en ingles) le dio el siguiente consejo: “Como el asunto del supervisor no ha ido más allá, te sugiero que lo dejes pasar y te lo tomes con buen humor, si puedes”. Y añadió, “su fijación en tu pecho puede resultar incómoda, pero te conviene lograr su atención hacia tu ciencia para obtener sus mejores consejos”.

Perú: Las violaciones correctivas, el infierno silencioso de muchas lesbianas

Artículo publicado en Sin Etiquetas

violaciones-correctivas-700x291

Corregir lo que está mal. Así entienden algunas familias el lesbianismo.

Vamos a corregirte, vamos a cambiarte, vamos a mostrarte que estás en un error, vas a comprobar que te faltaba un buen hombre, vas a confirmar que una tiene sus dudas, pero al final ha nacido para ser mujercita y tener hombre. Las violaciones correctivas son un tema invisible. Las lesbianas que han sufrido este episodio de violencia pocas veces lo denuncian o hacen público. Las familias lo niegan. El entorno se hace cómplice al decir que fue una exageración. Para algunos, las violaciones correctivas son ideas exageradas de activistas o tragedias que solo ocurren en Sudáfrica, pero nada más falso..

El Informe Anual sobre Derechos Humanos de Personas Trans, Lesbianas, Gays y Bisexuales en el Perú (2014 -2015).) –elaborado por Promsex y la Red Peruana TLGBda cuenta de esta realidad y recoge testimonios dramáticos que deben conocerse.

“Sucedió que, un día mientras estaba llorando en mi cama, sola, llegó un amigo de familia, a quien tratábamos como si fuera un pariente y le tenía confianza. La puerta estaba sin seguro, así que entró. Se acercó a mi cama y me preguntó si estaba bien. Le contesté que sí, que vaya a la sala, que me alistaba en un momento. El resto es historia. Quería ‘curarme’ a la fuerza. Lo entendí así pues me decía que no estaba bien ‘ser como eres’ y que ‘una mujer que llora por otra, no es correcto’. Nunca más quise saber de él. Tenía miedo, mucho miedo. No le conté a nadie ni lo denuncie (sí, sé que debí hacerlo pero no tuve el valor). Viví durante el siguiente mes teniendo que verlo de vez en cuando, pues era vecino (…). En febrero se materializaron todos mis miedos: estaba embarazada. El suicidio era una constante en mi cabeza (…)”. Solo es identificada con la inicial C. Es lesbiana y conoce el infierno. El testimonio seleccionado por el Colectivo No Tengo Miedo y citado en el informe resume una realidad dolorosa en el Perú.

Se cuenta también cómo en Arequipa, dos conductores de radio Yaraví narraron que una  persona conocida había contratado a un hombre para violar a su hija lesbiana. “Ella tuvo un hijo y, según ellos, logró ‘curarse’. Entre burlas y risas, comentaron sobre este delito que ha quedado impune””.

CCkKXq-WgAElwtT

¿JUSTICIA?

“El silencio de las víctimas y la invisibilización del problema –pues en los pocos casos donde hay denuncia no se explicita el motivo de odio hacia la orientación sexual de la víctima–, así como la inacción del Estado, permiten que estos casos de suma violencia se sigan manteniendo en la impunidad”, se sostiene en el informe.

Durante la presentación del documento, el 15 de mayo pasado, Silvia Toledo, directora de Amnistía Internacional, llamó la atención sobre la falta de un registro oficial sobre la problemática de las personas LGBT. El subregistro es alarmante y estas violaciones correctivas no se denuncian, es como si NO EXISTIERAN para los ojos de la autoridad.

Hay casos en los que la víctima puede denunciar la violación, pero no dice que fue para ‘corregir’ su lesbianismo por vergüenza y miedo. Así es como la realidad queda oculta. Ocurre en el Perú y en otras partes del mundo, como reporta la ONU: “Estadísticas confiables sobre las violaciones “correctivas” o “punitivas” son difíciles de encontrar. En la ausencia de un enfoque sistemático de controlar, documentar e investigar tales crímenes, es imposible conocer cuán grande es el problema, mucho menos detener a los culpables para que respondan por los hechos.  Mucho casos no se reportan, y aquellos que sí se reportan quizás no pueden ser debidamente señalados como crímenes de odio homofóbico”.

La indiferencia del Estado ante estas situaciones es tal que termina siendo cómplice de los infiernos de muchas mujeres lesbianas peruanas.