Ocaña, andaluz intermitente
Fue un andaluz que, acosado por intolerancia en su Cantillana natal de los 70, alguna vez tuvo la tentación de dejar de serlo, pero cuyas raíces estaban tan presentes en todo lo que hacía y todo lo que pensaba que su obra no puede entenderse plenamente sin tener en cuenta esas claves rabiosamente andaluzas de su identidad.
Formado artística e intelectualmente en la Barcelona de la Transición, donde el cineasta Ventura Pons habría de retratarlo en el ya mítico documental ‘Ocaña, retrato intermitente’, el polifacético pintor de Cantillana regresa artísticamente a su Andalucía natal para quedarse. Durante mucho tiempo, Ocaña fue en cierta manera un andaluz intermitente, no para sí mismo, pero sí para sus paisanos. Pero eso se acabó. Muy pronto abrirá sus puertas un museo dedicado a su obra y el próximo fin de semana se inaugura una exposición suya.
La localidad cordobesa de Castro del Río será, en efecto, la sede de la primera gran exposición del pintor José Pérez Ocaña, después de décadas sin organizarse una exposición completa, de todas sus épocas. En 2015 se celebrarán tres grandes exposiciones en Andalucía. La primera tendrá lugar en la localidad cordobesa gracias a la apuesta por la cultura andaluza de su ayuntamiento en colaboración con la cooperativa cultural Atrapasueños y la generosidad de los herederos del pintor.
El ayuntamiento ha ofrecido un espléndido enclave, como es la Antigua Capilla de San Acisclo y Santa Victoria. Precisamente la última exposición de Ocaña fue en una ermita de Barcelona, titulada La primavera. Recordando esa última exposición, esta antigua capilla será decorada con la obra de Ocaña y con elementos realizados por los niños y las niñas del colegio CEIP La Esperanza de Cantillana, localidad natal del pintor. Un gran acontecimiento cultural que se inaugura el 17 de abril con la presencia de familiares, amigos y la conferencia del especialista profesoer José Naranjo Ferrari, comisario de la exposición junto al escritor y editor Joaquín Recio. Así se presenta La primavera andaluza de Ocaña.
35 CUADROS
La exposición contiene 35 cuadros y una figura grande en papel maché. La obra expuesta desarrolla la vida del pintor en todas sus facetas y temáticas (autoretratos, mujeres, mantoneras, vírgenes, personas desvalidas, amor homosexual…).
Muchas de estas obras llevan años sin ser expuestas y otras nunca han sido admiradas por el gran público. De la selección destaca sin duda ‘El velatorio’, obra de grandes dimensiones pintada en 1977 donde el pintor se sitúa muerto en un velatorio rodeado de sus amigos (reales). También se podrá disfrutar del conocido ‘Autorretrato con sombrero’ (que diera tanto que hablar en la exposición de Ocaña organizada en Córdoba por Julio Anguita a la muerte del pintor), o ‘La luna’, que ha sido motivo de inspiración de otros artistas.
De la acuarela al acrílico, del pastel al óleo, todas las técnicas sobre variados soportes (tela, madera o papel reciclado) “nos llenaran los sentidos de vida y alegría”, tal como quería Ocaña que viéramos los años tristes de la dictadura. De hecho, destaca una serie de una detención y tortura, en la que los estudiosos han identificado al propio Ocaña, que fue detenido varias veces por su actitud libre y rebelde en Barcelona.
EL MUSEO DE CANTILLANA, A PUNTO
Actualmente, tras dos años de trabajo, se está preparando la exposición permanente e inauguración del Museo Ocaña en su Cantillana natal. Y este ciclo expositivo ‘La primavera andaluza de Ocaña’ es el prólogo precisamente a esa gran cita que tendrá la cultura catalana y andaluza, universal, cuando por fin tenga, tras 32 de años después de su muerte, un lugar para ser conocido y revisitado.
José Pérez Ocaña, nacido en Cantillana, fue un homosexual reconocido y orgulloso de serlo que abandonó en 1971 su pueblo natal debido a la intolerancia, aunque siempre volvía a pasar temporadas donde se encontraba con su gente, sus ancianas, sus mujeres, sus amigos. Se trasladó a Barcelona, la ciudad ideal para expresar su arte y sus transgresoras ideas. Se declaraba anarquista (históricas sus perfomances durante las Jornadas Libertarias Internacionales de CNT de 1977 en el Parque Güell). Allí vivió en la Plaza Real, donde tenía un altar con una imagen de la Virgen de la Asunción llena de flores en el balcón, y conoció a artistas como Nazario y Copi. Vivió humildemente en una buhardilla barcelonesa, ejerciendo el oficio de pintor de brocha gorda para subsistir.
PÉREZ OCAÑA O LA LIBERTAD
Aunque su arte era apreciado por muchos, Pérez Ocaña destacó por su forma de vivir, por expresarse libremente sin atender a las posibles consecuencias de un país todavía anquilosado en unos valores arcaicos y peligrosos. Era un personaje típico de las Ramblas, se travestía sin ningún tapujo a plena luz del día, y vivía rodeado de los que le querían y entendían.
De vida muy original, Pérez Ocaña también encontró la muerte de la manera más sorprendente. Volvió a Cantillana, para celebrar unas fiestas de carnaval y reunirse con su familia, a la que adoraba. Pérez Ocaña confeccionó un disfraz de sol, con papel, tela y bengalas, que desafortunadamente se quemó, produciéndole quemaduras mortales. El 18 de septiembre de 1983 moriría en el hospital, una semana después de haberse quemado accidentalmente.