Un estudio asegura que todas las mujeres son bisexuales o lesbianas

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¿Recuerdas aquel “todos somos bisexuales” de El otro lado de la cama que marcó un antes y un después en tu percepción de las relaciones de pareja? Pues no estaba tan desencaminado. Al menos, eso afirma un estudio realizado por la Universidad de Essex (Reino Unido), en el que se analizó la respuesta sexual de más de 500 mujeres ante estímulos masculinos y femeninos.

Las participantes heterosexuales mostraban la misma excitación de sus órganos íntimos al observar imágenes provocativas de hombres, como de mujeres. “Fisiológicamente, las mujeres se excitan por igual ante estímulos de ambos sexos“, afirma el autor del estudio, Gerulf Rieger.

En este caso, la excepción son las lesbianas. Las participantes homosexuales sí mostraban una respuesta física claramente preferente hacia los estímulos femeninos. Se estudiaron, en sucesivas pruebas, tanto la irrigación de su vulva como la dilatación de sus pupilas, y su reacción fue “típicamente masculina”.

Una sexualidad diferente

“La sexualidad femenina es aún una incógnita para la mayoría de la gente”, reconoce Rieger a FCINCO. De ahí que las reacciones a su artículo, publicado a finales del pasado año en la revista científica Journal of Personality and Social Psychology, no fueran todas positivas. “Muchos asumen que la sexualidad femenina es similar a la masculina, pero esta investigación subraya que no es así”, asegura el autor.

La explicación a tan curioso descubrimiento podría estar, siempre según las hipótesis de este grupo de científicos, en una causa biológica. “Los hombres han evolucionado con fuertes impulsos sexuales, muy orientados hacia un género, y esta combinación está destinada a facilitar la reproducción. Sin embargo, y dado que la cópula forzada se da en muchas especies animales y en la sociedad humana, una más fácil excitación de la mujer ante cualquier estímulo sexual podría servir para mitigar el riesgo de un trauma genital“, explica Rieger.

“Otros estudios añaden que, a nivel psicológico, la mujeres también son más flexibles en cuando a su atracción por los dos sexos que los hombres. Supongo que tendrá que ver con que sus cuerpos les permitan excitarse tanto con estímulos masculinos como femeninos, que es lo que hemos investigado nosotros, pero no existe aún una prueba contundente que lo demuestre”, destaca.

Para llevar a cabo la investigación, el equipo de la Universidad de Essex publicó anuncios en internet en áreas próximas a centros universitarios.

La cineasta ‘trans’ Lana Wachowski, nueva musa de Marc Jacobs

Lana Wachowski en la campaña de Marc Jacobs

Lana Wachowski en la campaña de Marc Jacobs. Foto: @themarcjacobs .

La cineasta Lana Wachowski será una de las protagonistas de la campaña de primavera-verano 2016 de la firma Marc Jacobs. El diseñador no ha elegido a la directora de Matrix por ser transexual, tampoco por ser una cara conocida de Hollywood, sino por ser toda una fuente de inspiración para él.

Este ‘fichaje’ lo ha hecho público el mismo Marc Jacobs en su cuenta de Instagram para presentar ante sus ‘fans’ una de sus colecciones más personales. En esa misma publicación, el director creativo explicaba cómo llegó Lana Wachowski (que saltó a la fama con el nombre de Larry) a su vida hace unos años, cuando vio el discurso que dio tras recibir el Premio Visibilidad.

“Expresó pensamientos e ideas que han llenado mi cabeza y corazón siempre, pero nunca había sido tan elocuentemente capturado en un lenguaje tan tangible, inteligente, conmovedor y lleno de posibilidades”, comentaba en el mismo ‘post’.Lana Wachowski se convirtió en un referente para la comunidad transexual cuando decidió comenzar su reasignación de sexo.

Y es que esta campaña es una de las más íntimas del diseñador, ya que, junto al fotógrafo David Sims y estilista Katie Grand, ha plasmado su visión de América a través de personas que representan “la belleza de la igualdad”. Eso también explica por qué la actriz Sandra Bernhard será también parte de la campaña.

Diesel ficha a un modelo andrógino

En los últimos años, el mundo de la moda ha apostado por ‘maniquís’ mucho más plurales. La última firma en hacer un fichaje estelar que se sale del canon tradicional ha sido Diesel. Su última campaña cuenta con el andrógino Stav Strashko como protagonista.

stav strashko

Y es que la firma ha decidido darle un giro a su nueva colección con una campaña mucho más juvenil, contando con los ídolos ‘teen’ más variados para abarcar el mayor público posible. El cantante Joe Jonas es otro de sus rostros conocidos, en la que además han introducido ’emojis’ .

¿Qué es un heterodoxo sexual?

Los cinco gestos de un heterodoxo sexual

Lady Gaga, adalid de la libertad sexual y hábil a la hora de romper convenciones

Lady Gaga, adalid de la libertad sexual y hábil a la hora de romper convenciones. Foto: Gtresonline

Puede ser que a Manuel González Peeters, el abogado de Diego Torres, el cansancio le jugase una mala pasada y en pleno juicio Nóos se declaraseheterodoxo sexual. Pero su ‘lapsus linguae’ arrancó, aparte de las risas de los allí presentes, una duda: ¿Existe la heterodoxia sexual? ¿Cómo sería la sexualidad de este abogado si realmente viviese su sexualidad desde la heterodoxia?

La heterodoxia sexual existe y alude a un modo de erotismo divergente. Es sexo que no se ajusta a ningún patrón y escapa de lo normativo. Como tal, despierta una curiosidad muy morbosa. Podríamos decir que, sin pretenderlo, el abogado ha devuelto al término un vigor espléndido que permite recordar la variedad de formas de sexualidad que ha vivido el ser humano a lo largo de la historia. Además, vuelve con ese guiño cómico que tuvo en otras épocas. Y así lo recoge el ensayista Ramón Martínez en un artículo publicado en la revista ‘Anagnórisis’ bajo el título ‘Maricones, travestis y embrujados’, que recalca cómo la heterodoxia sexual del varón ha sido un recurso cómico muy efectivo en el teatro. Y en general en toda la literatura.

Son numerosos los artistas y escritores que se han dejado tentar por todas las formas proscritas de sexualidad, al menos artísticamente: incesto, homosexualidad, adulterio… David Bowie, que acaba de fallecer, puso música a la heterodoxia sexual durante décadas, compensando así la invisibilidad de los desobedientes sexuales y de los cuerpos disidentes. O Lady Gaga, adalid de la libertad sexual y hábil a la hora de romper convenciones.

Federico García Lorca también sugirió su heterodoxia, pero en esta ocasión, lejos de ser un lapsus, lo hizo con la delicadeza de su pluma a través de una carta dirigida a un colega: “Me siento un pobre muchacho apasionado y silencioso que tiene dentro una azucena imposible de regar y presento a los ojos bobos de los que me miran una rosa muy encarnada con el matiz sexual de la peonía”. Francisco Umbral decía que precisamente esa heterodoxia era una de las condiciones clave del escritor como creador maldito, algo así como una etiqueta sutilmente reivindicativa. Lorca no la nombraba, pero dejaba que saliera en sus versos con una fuerza desenfrenada y arrolladora.

Eran otros tiempos, cuando la heterodoxia se reservaba al hombre afeminado, al travesti o al homosexual. ‘Queer’, dirían los ingleses, otro modo discreto de decir raro o desviado. Lo curioso es que el sexo gay aún se vive como heterodoxo en ciertos ámbitos en los que continúa siendo difícil de metabolizar. Sin ir más lejos, el fútbol.

Pero hoy este término se ajustaría más al sexo indefinido y hermafrodita. Heterodoxa sería ahora una persona que no se identificase sexualmente con un género específico. Ni masculino ni femenino.

Si la declaración del letrado no hubiese sido un lapsus, seguramente nadie habría puesto el grito en el cielo. Al contrario. Pero para que resultase creíble debería haber acompañado su confesión con alguno de los rasgos que definen el sexo heterodoxo:

  1. Debería haberse presentado a la sala vestido de mujer y con gestos excesivamente amanerados al estilo de los invitados a las bodas burlescas que se celebraban en la corte en el siglo XVII, en las cuales la mayor parte vestía con indumentarias del sexo opuesto.
  2. Incluiría en su vida sexual alguna práctica que, desde su criterio moral, pudiese considerarse transgresora, digna de castigo o aniquiladora de su virtud, como ocurrió durante mucho tiempo con la sodomía, muy común durante la conquista de América.
  3. También podría emular al millonario y enigmático Christian Grey seduciendo a la inocente Anastasia Steele para dar rienda suelta a sus heterodoxos deseos, como azotar y practicar sadomasoquismo.
  4. Sobre todo, exhibiría una actitud sexualmente provocativa, igual que hicieron escritores como Marcel Proust u Oscar Wilde o el pintor Salvador Dalí.
  5. Se dejaría tentar por alguna forma de sexualidad insólita o declararse disidente sexual. Por ejemplo, podría reclamar para sí el género neutro como ya hacen ciudadanos australianos desde que su país aprobase esta posibilidad.

Con tarea más que suficiente para los próximos cien días, seguramente no estará en el ánimo del abogado emprender una nueva cruzada, esta vez sexual, por más que le reportase alegrías mayores que el juicio en ciernes.

¿Es apropiado que un hombre interprete a ‘La chica danesa’?

El papel de Eddie Redmayne como Lili Elbe en La chica danesa reabre el debate sobre si es apropiado que personas cis den vida a personajes trans (abajo lo explicamos todo)

Eddie Redmayne en La Chica Danesa

Eddie Redmayne en La Chica Danesa

En La Chica Danesa cuenta la historia de Lili Elbe, una de las primeras mujeres transexuales que se sometió a cirugía de reasignación de género. La película, que se estrena el 15 de enero en las salas españolas y está ambientada en los años 20, es una seria candidata al Oscar. Ha sido recibida por parte del movimiento GSRDI (un término cada vez más empleado por considerarse  más inclusivo que LGTB) positivamente.

Pero también ha levantado la polémica. Muchos activistas han protestado porque a Elbe la interprete un hombre cis (una persona cuya identidad de género se corresponde al género que le asignaron al nacer) y no una mujer trans. En este caso, el actor Eddie Redmayne, ganador de un Oscar por La Teoría del Todo. Algunos colectivos defienden que la actuación tendría más profundidad y se les daría a los actores y actrices trans su espacio en la industria.

No ha sido la única controversia por este tema de los últimos meses. En Estados Unidos, el pasado verano algunos sectores de la comunidad trans llamó directamente al boicot a la película About Ray antes de que pudiera verse en cines. Elle Faning interpreta en esa cinta a un chico transgénero que debe iniciar contacto con su padre tras 16 años para que le dé permiso para comenzar a someterse a un tratamiento hormonal.

tweets sobre la chica danesa 1

Explicaciones y controversias

La directora, Gaby Dellal, explicó su decisión de una manera que, lejos de acallar el boicot, lo avivó. Dellal, a pesar de haber dirigido una película sobre el asunto, no pareció en sus declaraciones tener muy claro cómo tratarlo. En sus argumentos empleó constantemente el pronombre “ella” para referirse al chico trans protagonista de su película: “Ella es sólo una chica que está siendo ella misma y está buscando la oportunidad de comenzar el tratamiento hormonal. Así que en realidad que la interpretara un chico trans no era una opción porque no es esa la historia que quería contar”.

Elle Faning en About Ray

Elle Faning en About Ray

De cualquier modo, llamar al boicot no parece un modo de que los productores quieran seguir visibilizando la problemática del colectivo trans. El director de La chica danesa, por su parte,  ha argumentado que pensó desde el principio en Redmayne porque percibió en él “cierta fluidez de género” y “feminidad” que le pareció interesante para el papel.

Redmayne ha declarado que desde el principio fue consciente de la responsabilidad del papel y se documentó bien, llevando a cabo un proceso que incluyó largas conversaciones con personas trans. “Acabo de interpretar a un hombre de unos cincuenta años con una enfermedad neurológica. Simplemente, estoy actuando”,  declaró Redmayne sobre el tema recordando su papel en La Teoría del Todo.

No es la primera vez que se da esta polémica. Hubo una reacción similar después de que Jared Leto ganase el Oscar a Mejor Actor de Reparto por su papel de mujer trans en Dallas Buyers Club. Una de las voces más críticas en aquella ocasión fue la de la activista Paris Lees , que  se preguntaba en Independent cuándo el cine abriría la puerta a los actores y actrices trans. Sin embargo, Lees ha elogiado la interpretación de Redmayne, por su empeño en comprender bien al personaje. “No creo que si hiciesen una película sobre mi vida me gustaría que me interpretase un hombre cis (…) pero si sucediese, sería feliz si fuese Eddie”, declaró Lees.

El caso Laverne Cox

Algunos activistas que protestan por la elección de personas cis para interpretar a trans denuncian que es una muestra más de la transfobia presente en la sociedad y la cultura. Recuerdan los tiempos en los que en el teatro no podían actuar mujeres y los hombres realizaban papeles femeninos. O cuando los blancos se pintaban la cara para interpretar a negros ( antes de las cabalgatas de reyes).

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ero lo cierto es que es muy difícil que se den increibles casualidades como la deOrange is the new black. En esa serie de Netflix hay un personaje transexual, Sophia Burset, que lo interpreta la actriz trans Laverne Cox. Cox tiene un hermano gemelo, M. Lamar, que ha podido dar vida a Sophia en las escenas que muestran su vida pretransición. No siempre es tan sencillo que un actor o actriz interprete a un personaje en esas diferentes etapas. La no identificación del género del actor o actriz con el del personaje hubiese existido sí o sí: si una mujer trans hubiese sidoLa chica danesa, hubiese tenido que adquirir un aspecto masculino. Lo mismo si lo hubiese hecho una mujer cis.

Otras voces, como la de Lees, apuntan a que el asunto es que Eddie Redmayne es el oscarizado y alabado Eddie Redmayne. No hay ningún actor ni actriz trans que actualmente tenga su prestigio. Y quizá ahí esté el quid de la cuestión. Los actores y actrices trans deberían tener cada vez un hueco más grande en la industria. En el blog el color del cine recuerdan en un post que, mejor o peor, estas cintas visibilizan la problemática del colectivo. Desde ahí llaman a que el público las visualice de manera responsable y crítica, las protagonicen según la ocasión personas cis o trans. En cualquier caso, el debate está servido.

Más de la mitad de los menores LGTB sufre acoso escolar en las aulas

La historia de Alan, el transexual de 17 años que se quitó la vida el pasado 24 diciembre por “la presión e incomprensión social”, es uno de tantos casos de acoso escolar que sufren los menores LGTB. La Federación Estatal de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales (FELGTB) denuncia que más de la mitad de los jóvenes de este colectivo sufre acoso en centros educativos por su orientación sexual. El porcentaje aumenta respecto a los transexuales porque “son víctimas más visibles y eso les hace exponerse a un mayor riesgo”, explica el presidente de la asociación, Jesús Generelo.

La federación no tiene un informe único sobre acoso escolar contra el colectivo LGTB, pero extrae sus deducciones del compendio de diversos estudios. Una de las conclusiones es que la primera causa de acoso en los centros educativos es la orientación sexual, porque los menores de este colectivo “apenas reciben apoyo dentro del sistema”, subraya Generelo. La asociación denuncia que el sistema educativo está aún muy por detrás de la sociedad en lo que respecta el reconocimiento e integración de estos jóvenes en las aulas.

“Es muy dramático que tengan que ocurrir casos como el de Alan para despertar las conciencias”, se lamenta Generelo. La federación realizó una muestra con 700 jóvenes que habían sufrido acoso escolar por su condición de homosexual, cuyos datos revelaron que el 43% había ideado alguna vez el suicidio, el 35% lo había preparado con algún detalle y el 17% lo había intentado en alguna ocasión. La encuesta no incluía a los menores transexuales, como Alan, pero el presidente de FELGTB manifiesta que en este colectivo se acentúa la marginalidad y soledad a la que se enfrentan en las aulas.

No hay cifras oficiales de cuántos menores transexuales se han quitado la vida este año movidos por el acoso escolar, pero Generelo confirma que muchas veces es la propia familia la que esconde el motivo del suicidio por la dureza que supone enfrentarse a tanto sufrimiento y porque “les obliga a salir del armario”. Aunque los familiares deciden no revelar la verdadera razón del suicidio, la federación recaba los datos a través de amigos o profesores del fallecido.

Una normativa insuficiente

La identidad de género se regula en la ley 3/2007, pero para la federación la normativa es insuficiente. “Necesitamos una ley transexual que atienda todos los ámbitos”, demanda Generelo. El presidente de FELGTB revela que miembros de su federación y otras tres asociaciones de ámbito estatal están preparando un borrador que presentarán “pronto”, donde se regule el trato que deben recibir los transexuales desde su infancia para acompañarles en su desarrollo. Una legislación que recoja el espíritu de la ley andaluza 2/2014 —Ley Integral para la no discriminación por motivos de identidad de género y reconocimiento de los derechos de las personas transexuales de Andalucía— e imponga unos parámetros básicos e iguales a nivel estatal.

La triste historia de Alan tenía en su origen varios episodios de acoso de sus compañeros de instituto, que le llevaron a tan trágico final, según la asociación Chrysallis, que agrupa a familias de menores transexuales. Pero a veces es el propio centro educativo el que sitúa al joven en una situación incómoda. Como ejemplo, la niña transexual de Málaga que en 2013 abandonó un colegio concertado porque no admitía su identidad de género y le daba trato de varón porque no le dejaba vestir la falda del uniforme. La Audiencia Provincial reabrió las diligencias del caso el pasado mes de mayo, pero la titular del Juzgado de Instrucción número 10 de la capital andaluza volvió a archivarlo hace tres meses.

Las demandas de FELGTB se orientan a intentar acabar con la discriminación “sistémica” que padecen los menores LGTB tanto de sus compañeros como del propio sistema educativo. De ahí la “necesidad” de una normativa transversal que ponga el acento en la Educación, como punto de partida para erradicar los problemas que sufren algunos menores desde la infancia. “Mientras la situación siga como está vamos a seguir teniendo más casos como el de Alan”, sentencia Generelo.

La fascinante vida de Lili Elbe, la primera transexual de la historia

No pudo describir con palabras lo que sentía: no existía aún una de definición. Una novela desenterró su vida, pero han pasado 18 años hasta que un director se ha atrevido a llevarla al cine en ‘La chica Danesa’.

la chica danesa

Ese día la modelo no se presentó. Gerda Wegener, la joven ilustradora que se había hecho un hueco con sus estilizados retratos femeninos, quería acabar su esbozo y, a sugerencia de una amiga actriz que pasaba por allí,le pidió a su marido, Einar Mogens, quien siempre había sido delgado y esbelto, que se pusiese el vestido con falda plisada, los tacones y las medias. Un rato de posado sería suficiente.

Es imposible adivinar si Gerda, quien de tonta tenía poco y conocía y amaba a Einar como nadie, sabía dónde se estaban metiendo ambos cuando le pidió a su marido que se vistiese de mujer aquella tarde, en el apartamento que compartían en Copenhague. Pero para ninguno de los dos la vida volvería a ser la misma.Einar nunca se había sentido tan auténtico como cuando se puso esos tacones y, gradualmente, empezó a vestirse de mujer. No de una mujer cualquiera, sino de Lili, la persona que inventó y que cada vez fue pasando más tiempo con Gerda, quien la paseaba por los cafés y la presentaba como su hermana. Tras viajar por Italia y Francia, ambas acabarían instalándose en París en 1912, donde Lili vivía y vestía como una fémina, y Gerda tenía relaciones con otras mujeres.

Unos años más tarde, Lili se convertiría legalmente en Lili Elbe, la primera persona transexual, o por lo menos la primera registrada, en pasar por un procedimiento de reasignación de género. Primero se sometió a una castración quirúrgica bajo la supervisión de Magnus Hirchsfeld, el famoso doctor alemán que fundó la primera asociación de defensa de homosexuales y transexuales, y después pasó por varias operaciones a manos de Kurt Warnekros, el cirujano de Dresde al que Elbe se refería como su creador y salvador. En 1933, Warnekros planeaba completar el proceso implantando a Elbe un útero y creándole una vagina artificial, pero la pintora (que ya casi no lo era: Elbe pensaba que el arte pertenecía a Einar, a su pasado) no pudo superar la operación y murió días antes de cumplir los 50.

Lili Elbe en 1926

Lili Elbe en 1926

Una lucha en soledad

A pesar de su relevancia histórica, la historia de Lili, quien escogió para su apellido de mujer el nombre del río que pasa por la ciudad en la que volvió a nacer, el Elbe, tan solo era conocida entre académicos y activistas de la comunidad LGBTQ hasta que cayó en manos de David Ebershoff hace 18 años. Ebershoff, entonces editor en Random House, la noveló en lo que sería para él su debut literario, La chica danesa (Anagrama). Tras dar muchas vueltas por los despachos de Hollywood –durante un tiempo, Nicole Kidman estuvo asociada al proyecto– el libro ha llegado por fin al cine de la mano de Tom Hooper y con Eddie Redmayne y Alicia Vikander en los papeles de Lili y Gerda. Se estrenará el 15 de enero. El autor se siente orgulloso: «En septiembre, visité la tumba de Lili en Dresde y el director del cementerio me dijo que cada mes unas 10 personas acuden a presentar sus respetos. Le dejan flores y velas o pasan tiempo con ella. Imagino que el número ha crecido en los últimos años y que con el filme se entenderá todavía más quién fue y qué consiguió. Es por eso que necesitamos más historias y es por eso que el público ha escuchado y aceptado las de Caitlyn Jenner, Laverne Cox, Chaz Bono, Renée Richards y muchos otros. Cada vez que una persona transgénero cuenta su experiencia, nuestra comprensión colectiva crece».

Cuando Ebershoff habla de una «pionera» el término adquiere connotaciones heroicas, pero ser el primero, la primera en este caso, en llegar a cualquier sitio implica hacerlo en la más absoluta soledad. Por no tener, Elbe no tenía ni una palabra para referirse a lo suyo. El doctor Hirchsfeld, que trató durante toda su vida de honrar la investigación sobre sexualidad y género en una disciplina médica tan respetable como cualquier otra, hacía poco que había acuñado el término «transexualismus» para referirse a aquellos que querían convertirse en, y no solo parecerse al sexo opuesto. Nadie se la dijo a Einar. Los doctores a los que visitó durante su juventud en Dinamarca lo calificaron de histérico o pervertido. «Una de las cosas que encuentro más significativas sobre Lili Elbe es que ella no tuvo ejemplos o modelos, ningún mentor a quien admirar, ningún recurso, ningún medio que reflejara su vida y prácticamente ninguna información médica. No solo transitó por un camino inhóspito, sino que ella tuvo que ir poniendo los cimientos de ese camino. Estaba sola excepto por su esposa», dice Ebershoff.

Gerda Wegener, A summer Day,1927

Gerda Wegener, A Summer Day, 1927

Tras casi dos décadas viviendo como una mujer con una biografía inventada, la historia de Lili se hizo pública y causó en su país un ruido similar al que generó Christine Jorgensen en Estados Unidos en los años 50. Jorgensen, el soldado que combatió en la Segunda Guerra Mundial que pasó por una operación de reasignación de sexo, se convirtió en una celebridad menor y objeto de fascinación para los tabloides. «Cuando se filtró su historia, Lili no tuvo otra opción que salir del armario y contarla», relata su biógrafo. «Por un lado, disfrutó la oportunidad de contar su transición, pero por otro dudaba sobre cómo respondería el mundo. Una parte de Lili amaba la atención y otra tan solo quería ser una chica danesa con una vida normal». Convertirse en una figura pública la obligó a romper con su pasado y con Gerda. Dinamarca reconoció su nueva identidad con un pasaporte y anuló el matrimonio. Lili albergaba ilusiones fantasiosas, como concebir un hijo con su nueva pareja, pero tenía negras premoniciones. Antes de pasar por la operación que la mataría, escribió a un amigo: «He probado que tengo derecho a vivir existiendo como Lili durante 14 meses. Se podría decir que 14 meses no son mucho, pero para mí es una vida humana completa y feliz».

De candente actualidad

No es casualidad que la película se haya materializado ahora y no hace cinco o diez años y que haya conseguido un reparto envidiable –para Redmayne es su primer papel tras el Oscar y Vikander vive un momento estelar con Ex Machina y Testament of Youth–.Caitlyn Jenner, Transparent, Laverne Cox y Andrej Pejic entre otros han conseguido que las reivindicaciones de las personas transgénero se hagan más visibles. La chica danesa se proyectó en la Casa Blanca en una velada dedicada a los derechos de los transexuales. Que la dirija Hooper, un director de quien se puede decir que su género es «lo oscarizable» (suyas son El discurso del rey y Los miserables) es ya de por sí significativo, como él mismo admite en una entrevista en Time: «Ahora todo el mundo cree que es una opción obvia para mí; dice mucho de la revolución que ha habido en la aceptación de las historias trans». La elección de Redmayne, sin embargo, no estuvo exenta de polémica. Se señaló que debería ser una actriz transexual quien interpretase a Elbe. David Ebershoff, por lo menos, está satisfecho con el actor cisgénero (lo contrario de transgénero) y heterosexual que da vida a su Lili. «Cuando visité el plató, vi que Eddy derramaba cada gota de su talento interpretándola con profundidad, sutileza y una amplia gama de emociones. Como escritor, no me gusta la idea de que algunas historias están fuera de mi alcance». Aun así, reconoce que hay que tener en cuenta esas voces disidentes. «Lili es una parte importante de la historia de esa comunidad. Se sienten orgullosos de ella y su vida se tiene que contar con empatía y dignidad».

Eddie Redmayne en el papel de Lili

Eddie Redmayne en el papel de Lili

Profesorado, sistema educativo y acoso escolar: ¿Dónde estamos y qué está fallando?

Gracia Trujillo es Doctora en Sociología y profesora de la Facultad de Educación de la UCLM. Mónica Redondo es profesora de Matemáticas en el IES San Isidro de Madrid.

Volvemos de la concentración por la muerte de Alan, un chico trans de 17 años que no soportó el acoso escolar y se suicidó hace unos días en Barcelona. Con una mezcla de indignación y tristeza, comentamos algunas ideas y reflexiones que compartimos desde hace bastante tiempo como profesoras y activistas. La primera es que hablamos poco de acoso escolar, hablamos menos del papel del profesorado en estas situaciones, y todavía menos del papel del profesorado no heterosexual.

El acoso puede darse, y se da, al alumnado “diferente”, y esto puede ser por muchos posibles “motivos”: ser trans, marica, bollera (o parecerlo), ser gordx , demasiado grande o demasiado pequeñx, cuatro ojos, ser diversx funcional, ser leídx como “débil” por alguna razón… Muchxs podemos recordar tristemente insultos o situaciones que no eran agradables en el patio del colegio, a la salida del instituto, en clase… Por eso cuando decíamos en la concentración, y en las redes, #YoTambiénSoyAlan, sabemos que este hastag es algo más que una expresión solidaria: es una realidad que nos remueve recuerdos de nuestra infancia y adolescencia, y nos obliga a pensar, todavía más, sobre nuestro papel hoy como docentes.

El context o actual es bastante preocupante: el profesorado está sobrecargado de trabajo, falta formación, especialmente sobre educación sexual y temas de género(s) y sexualidad(es). En el caso de Madrid no hay cursos desde hace bastantes años, y en otras comunidades, como la manchega, la situación no difiere mucho. Estas cuestiones se acaban trabajando por parte de los profesorxs, en el mejor de los casos, de manera voluntarista y autodidacta. Falta también, como sabemos, reconocimiento social a la labor del profesorado, y faltan apoyos y recursos en la escuela pública, algo que se ha agravado mucho en estos años de austericidio.

Los contenidos transversales y la Educación para la Ciudadanía han desaparecido con la LOMCE. Sí estaban en la anterior ley, la LOE, y su presencia en el currículum escolar nos “blindaba” de alguna manera para poder hablar de estas cuestiones en nuestras clases. La omnipresencia de la asignatura de Religión, el ataque a la asignatura de Filosofía, junto al ninguneo de asignaturas como la Música y la Educación Plástica y Visual suponen mermar de manera drástica las posibilidades de la escuela pública como lugar de debate y reflexión, como motor de pensamiento crítico. Pero al Ministerio de Educación y a su último fichaje, J.A.Marina, parecen importarles más la “ productividad” del profesorado y la promoción de valores religiosos, militares y de competitividad empresarial en las aulas. Así, se nos invita a “producir” alumnado competitivo y “emprendedor”.

Por otra parte, lo que no se suele considerar en los análisis sobre acoso escolar es que el propio profesorado LGTBI (lesbianas, gays, trans, bisexuales e intersexuales), que podría jugar un papel de primer orden a la hora de enfrentar el acoso escolar, también es vulnerable al acoso por parte de compañerxs, del alumnado, de las familias… Tenemos una verdadera espada de Damocles encima de nosotrxs, y más en el contexto de precariedad laboral en el que estamos: tratar estos temas en el aula nos expone a varias vulnerabilidades, la laboral entre otras. Esto dificulta el poder actuar explícitamente en apoyo de nuestro alumnado LGTBI. Muchxs prefieren no intervenir, tienen miedo de mojarse demasiado, son temas complicados y quizá es mejor no entrar. El profesorado LGTBI, en general, actuaría más si no tuviera las manos tan atadas.

Y si lxs profesorxs no heterosexuales tenemos difícil intervenir, el resto se encuentra bastante perdido, sobre todo por la falta de formación que comentábamos anteriormente, y muchas veces no ve siquiera la necesidad de dicha intervención. Pero la educación sexual, el hablar de identidades de género y sexuales, de familias de muchos tipos, de actitudes lesbohomotránsfobas y un largo etcétera no son cuestiones, obviamente, que sólo atañen al profesorado y alumnado no heterosexual. No es necesario formar parte de la comunidad LGTBI para trabajar estos temas en el aula y en los centros, para prevenir situaciones de violencia y detectar posibles acosos; la responsabilidad es de todxs. Lo que sí es necesario, de nuevo, es concienciar, apoyar y formar en estos temas a todo el profesorado. Se necesita más formación, y más empatía.

El alumnado diferente es vulnerable, y entre ellxs, especialmente, lxs menores trans. No obstante, parte del acoso que se produce no es sólo al alumnado rarx, no heterosexual. Muchas veces el acoso es contra chavales que tienen pluma , lo que puede ser indicativo de una opción sexual distinta a la hetero, o no. Simplemente, el salirse de las expectativas de género (que un chico quiera bailar o una chica jugar al fútbol, por ejemplo) puede suponer el principio de un acoso.

El denominado “grupo de iguales”, en un momento de reafirmación adolescente de sus identidades de género y sexuales, puede ser terrorífico frente al diferente, a la que no encaja, o al que cuestiona la rigidez del binarismo chica- chico, masculino- femenino. Por eso es tan importante que enseñemos y trabajemos las cuestiones de género y coeducación junto con las relativas a las sexualidades, y cuanto antes mejor (desde Educación Infantil en adelante). Y aquí es fundamental incorporar la interseccionalidad: la clase social, la etnia, la diversidad funcional, la edad… etc., que no son cuestiones ajenas a las de género y sexualidad. Estamos todxs atravesadxs por ellas.

Necesitamos enfrentar todas estas cuestiones de manera urgente. Hay que dejar de pensar la Educación en clave competición-producción neoliberal, con centros de élite frente a centros gueto-problemáticos, y fomentar el aprendizaje colaborativo, el pensamiento crítico y sensible y el respeto a las diferencias. Todxs somos diferentes, y es maravilloso que así sea. Dejemos de problematizar, de una vez por todas, a la gente diferente: alumnado, profesorado y familias. Eduquemos en la libertad, en la igualdad y en el respeto a esas diferencias. Este es uno de los retos, y para ello necesitamos la implicación de toda la comunidad educativa y de toda la sociedad. Hagámoslo por Alan y por todxs sus compañerxs.

Nota: Utilizamos la X a lo largo del texto como forma de cuestionar el binarismo sexual y las categorías hombre- mujer, femenino- masculino; muchas personas no se sienten incluidas, o son críticas con ellas, y sobre esto, entre otras cosas, trata el artículo.

Machismo y violencia: misoginia, homofobia y transfobia

Del mismo modo que los árboles no nos dejan ver el bosque, las violencias protagonizadas por los hombres con frecuencia no dejan ver la frondosidad del machismo que hay detrás, ese lugar oscuro donde crecen las bestias más peligrosas y terribles, aquellas que luego escapan o esperan para golpear a quien transita por el camino animado de la sociedad.

Violencia contra las mujeres, violencia contra homosexuales, violencia contra transexuales, violencia contra extranjeros, violencia contra personas de otras razas o grupos étnicos, violencia contra quienes tienen otras ideas y creencias… Da igual el adjetivo, el nombre siempre es “violencia”, y el “hombre” casi siempre su autor. Y no es casualidad.

La cultura es el machismo disimulado, la presentación de una serie de valores e ideas impuestas desde la visión masculina de la realidad que son tomadas como referencia común y universal en a cada contexto social. No se trata sólo de una serie de pautas y normas para convivir, sino de la creación de una identidad que decide los estrechos márgenes de lo que es “ser hombre” y lo que significa “ser mujer”, la cual lleva a actuar de una determinada manera sin necesidad de que existan normas o pautas explícitas para comportarse de ese modo. La cultura “obliga” a esas conductas y el tiempo las consolida y refuerza a través de la normalidad, la costumbre, la tradición, el “qué dirán”… Y cuando a pesar de todo hay comportamientos que no se controlan o se escapan a ese control, la violencia normalizada por la propia cultura actúa para restablecer el “orden perdido” y para castigar.

Por eso el machismo utiliza de forma directa la violencia contra todo aquello que cuestiona la identidad impuesta en cada contexto social, no es tanto el castigo individual lo que busca, aunque es uno de los objetivos, sino la lección general para la sociedad. El machismo y los hombres violentos que siguen sus dictados actúan, sobre todo, contra quienes cuestionan la referencia de la identidad masculina y los valores asociados a ella. Una identidad que es representada en el hombre heterosexual, de raza predominante en esa sociedad, status reconocido, por supuesto original del país, y con unas ideas y creencias sintónicas, o al menos armónicas, con las existentes en el lugar. Por eso ven al extranjero, al homosexual, a la mujer que rompe con los roles otorgados, al transexual, al de otra raza, a la persona de otras creencias… como un ataque al modelo de identidad y a todos los valores asociados a él que la cultura, o sea, el machismo, ha impuesto como referencia. De ahí la discriminación y la violencia que desarrollan contra cada una de las personas del grupo, y contra lo que representan como crítica al patrón masculino considerado, puesto que su mera presencia ya indica que otros modelos y referencias son posibles. Y eso es lo que les duele, puesto que la historia ha sido construida sobre la falacia de que sólo un modelo es válido y debería ser aceptado: el suyo.

Una de las trampas del machismo ha sido hacer creer que su influencia y expresión se reducía a las cuestiones entre “hombres y mujeres”, para luego cuestionar sólo el exceso en su manifestación según se considere en cada momento la sociedad. Para la mayoría de la gente, por tanto, el machismo es una actitud discriminatoria hacia las mujeres que sólo se cuestiona cuando sobrepasa ciertos límites en su expresión, por ejemplo, un piropo especialmente borde, un chiste claramente obsceno, un golpe fuera de lugar… Pero esta actitud al mismo tiempo permite que dentro de la normalidad se produzcan otros piropos, se cuenten chistes “no tan fuertes”, o se den golpes en privado y bajo “determinadas razones”; y sobre todo, sitúa fuera del machismo el resto de violencias que se ejercen desde el poder de la referencia masculina, con el objeto de defender la identidad de los hombres que el machismo impone.

Por eso todas estas violencias, cada una con sus características y circunstancias, tienen en común el actuar desde el odio contra el diferente, y buscan el objetivo de restablecer el orden alterado que las personas que las sufren han “provocado”.

Lo vemos y lo hemos hablado en multitud de ocasiones en la violencia de género, ejercida contra las mujeres, y lo vemos también en la violencia homofóbica y transfóbica, como ha ocurrido con el acoso sufrido por Alan hasta llevarlo al suicidio. La mayoría de estas violencias son llevadas a cabo por hombres, o son incitadas por ellos o en nombre de las ideas predominantes en la sociedad bajo el manto de la cultura androcéntrica.

Por eso, la mayor parte de la violencia homofóbica se desarrolla por hombres contra otros hombres homosexuales, a diferencia de las mujeres, que en general no ejercen una actitud de acoso y derribo contra mujeres lesbianas. Y por ello la violencia transfóbica también es protagonizada fundamentalmente por los hombres.

Los hombres ven al hombre homosexual como una persona que ataca la referencia identitaria de los hombres, esa masculinidad hegemónica situada en el lado opuesto a la homosexualidad, de ahí que respondan con violencia homofóbica. Del mismo modo que hacen contra las personas transgénero, bien por la misma razón de ver a un hombre que renuncia a su identidad masculina cuestionando el modelo, o bien porque una mujer intenta presentarse “como hombre” cuando para el machismo nunca puede serlo, entendiendo que “desnaturaliza” su construcción.

Las violencias machistas son las violencias que se desarrollan desde las ideas y valores de la cultura patriarcal para alcanzar los objetivos de castigar a quien se aparte del modelo, y para aleccionar a la sociedad con su mensaje lleno de violencia. De ahí que la violencia sea contra la persona considerada como “diferente”, y que sea tanto más intensa cuanto más amenazada vea la identidad y el status masculino.

El hecho de que mayoritariamente sean violencias ejercidas por hombres no quiere decir que sea una violencia “de los hombres”, como tantas veces se ha dicho al intentar diluir la responsabilidad de cada uno de los hombres violentos en la condición natural de ser hombre. Esa ha sido otra trampa del machismo, intentar hacer pasar que los hombres son violentos por naturaleza y no por cultura para “echarle la culpa” a la testosterona o al estrés, y así ocultar sus ideas y voluntad en la planificación y desarrollo de las violencias, cada una bajo sus razones y para alcanzar sus objetivos, pero todas ellas enraizadas en las referencias que impone la cultura sobre las identidades de hombres y mujeres.

El machismo no soporta al diferente, entendiendo por tal a aquella persona que siendo distinta se sale del lugar diseñado para ella por la cultura, por eso se ha encargado de que siempre hayan existido hogares, “armarios” y fronteras para que mujeres, homosexuales, transexuales, extranjeros, personas de otras razas y creencias… se mantuvieran lejos de sus calles.

Estamos cuestionando los resultados sin abordar las causas, y eso no acabará con las violencias enraizadas en la cultura machista. Erradicar el machismo y traer la Igualdad es la única forma de instaurar la Paz y la convivencia para todas las personas, con independencia de lo que decidan desde su libertad a la hora de desarrollar su identidad y elegir sus espacios y relaciones.

El derecho al género en la infancia transexual

Las personas ‘trans’ menores de edad se encuentran en España en un infernal limbo

A la memoria de Alan.

«¡Es un niño!». Estas palabras, breves y familiares, pronunciadas por un profesional de la medicina ante una ecografía, producen la idea de que ese «niño» lo será para siempre. Y lo es simplemente porque sus genitales se acomodan a las normas que conforman el binarismo (hombre-mujer) en el que estamos instalados. Se es hombre y se es mujer biológicamente predeterminados y socialmente manifestados. Todo aquel que no encaje en una de las dos columnas de la sociedad será sometido a los consiguientes castigo y corrección. Por eso las personas intersexuales (antes denominadas hermafroditas) son sometidas a dolorosos procesos quirúrgicos a los que debemos llamar «mutilaciones»(Naciones Unidas lo hace desde el 2013). Por eso las personas transexuales son patologizadas para poder acomodar su documentación administrativa al sexo sentido. Y en esta realidad los menores transexuales son el colectivo LGTBI más vulnerable y que mayor violencia (individual e institucional) sufre, junto a los menores intersexuales.

«Es un juego, ya se le pasará». Esta es, en muchas ocasiones, la sentencia emitida ante el caso de un menor transexual. Porque es un menor, y como tal, su voz queda lapidada ante un sistema binario y adultocéntrico. Excluidos de la sanidad pública. Excluidos del sistema jurídico. Las personas trans menores de edad en nuestro Estado se encuentran en un infernal limbo. Y eso a pesar de la reciente ley 26/2015 (que modifica el sistema de protección del menor), que reconoce como principio rector de los poderes públicos «el libre desarrollo de su personalidad conforme a su orientación e identidad sexual».

La ley española 3/2007, que permite la «rectificación» registral del nombre y el sexo en el DNI (previo diagnóstico de disforia de género y tras dos años de tratamiento hormonal, con los riesgos que conlleva: esterilización, cardiopatías, cáncer), no permite su aplicación a los menores (tampoco a los extranjeros y a las personas sin «capacidad suficiente»). Un menor debe ir a la vía judicial, costosa emocional y económicamente, para cambiar su nombre. Porque la identidad parece que solo es patrimonio que se adquiere al cumplir 18 años.

La sanidad pública, aparentemente universal, hace que el capricho de nacer en un lugar u otro permita acceder a mejoras en la vida. Es así que, excluida la cirugía en menores trans (y de las UTIG -Unidad de Tratamiento de Identidad de Género-: espacios en los que se dan prácticas poco respetuosas con los derechos humanos), los bloqueadores hormonales (para retrasar la aparición de caracteres sexuales secundarios) sean legales en unas comunidades autónomas e ilegales en otras.

Debemos ser conscientes de que la identidad es un continuo que se construye a lo largo de la vida. No podemos mantenernos en la peligrosa idea de la existencia de un sistema cerrado, como si el género y el sexo fueran algo natural, universal y ahistórico. Si de lo que se trata es de propiciar las condiciones de posibilidad de vidas vivibles (que merezcan la pena ser vividas), la sostenibilidad de la vida ha de situarse en el centro. Para ello se hace urgente un cambio constitucional que reconozca el derecho a la autodeterminación de las personas, independientemente de su edad o nacionalidad, previa despatologización de la transexualidad (y de la intersexualidad).

Pero no solo hay que apostar por la estrategia de la reforma jurídica basada en el reconocimiento, ya que por medio de la inclusión y la asimilación se produce una estrategia de secuestro de la resistencia: la violencia se entiende meramente individual y no estructural, de ahí que el racismo, la homofobia, el sexismo, la transfobia, la interfobia o el capacitismo se mantengan intactos en el marco del aparato administrativo (hospitales, colegios, sistema fiscal, registro civil, sistema penitenciario, hogares de acogida, empresas, transporte…). Es necesario desmantelar el sistema de violencia de Estado que sufren las personas transexuales. Nuestro futuro, presente para los menores, está en juego.

Daniel J García López

DANIEL J. GARCÍA LÓPEZ

Profesor de Filosofía del Derecho en la Universidad de Granada y autor del libro ‘Sobre el derecho de los hermafroditas’. Analista de Agenda Pública.

Las de Javier Maroto y Alejandro Amenábar, las bodas gays de 2015

RESUMEN DEL AÑO – Una boda multicolor

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Javier Maroto y su marido, José Manuel Rodríguez, el día de su boda. GTRES

ace poco más de una década, ni Javier Maroto ni Alejandro Amenábar imaginaban que algún día serían dos hombres casados (con otro hombre). No es que no tuvieran novio o no les hiciera ilusión… sino que en España la ley no contemplaba esa posibilidad. De hecho, el Partido Popular, con Rajoy como líder de la oposición, llegó a presentar un recurso de inconstitucionalidad y, sin embargo, hagamos un flashback hasta septiembre de este año.

El lugar, el restaurante El Caserón, de Vitoria.Los invitados, el propio Rajoy y la plana mayor de su partido: Soraya Sáenz de Santamaría, Dolores de Cospedal, Javier Arenas, Alfonso Alonso, Pablo Casado… todos sonrientes y endomingados. El motivo, la boda de su compañero de partido Javier Maroto, ex alcalde de Vitoria, con otro hombre, José Manuel Rodríguez, su novio desde hace años, con el que había celebrado su despedida de soltero en Bali.

Desde la boda de Ana Aznar en El Escorial, el PP no se había visto en otra igual. Tocaba dar imagen de apertura y, aunque el ex alcalde de Vitoria se resistiese en principio, su enlace acabó siendo una muestra de los nuevos aires. Libres de cámaras, los políticos disfrutaron balando (y mucho) en una fiesta donde las mesas habían sido bautizadas con nombres de cantantes de Eurovisión. Antes, Maroto y Josema se habían casado en la intimidad de la casa consistorial de Vitoria, con la madre de Maroto y su amigo Iñaki Oyarzabal como testigos. El éxito amoroso es el refugio de Maroto tras la pérdida de escaños el 20D que le ha dejado fuera del Congreso.

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Alejandro Amenábar y David, firmando los papeles que les convirtieron en maridos. G¡EM

En la intimidad también quisieron mantener su boda Alejandro Aménabar y su novio David. No hubo más fotos que las que algún amigo colgó en Instagram, pero la finca La Reserva, ubicada en Villanueva de la Cañada, acogió una de sus grandes tardes con el enlace del director de Mar adentro el pasado julio. Los novios entraron al ritmo de la banda sonora de Ricas y famosas y a David, apenas pudo acabar el discurso que había preparado por las lágrimas.

Pese a no estar preparado, también Amenábar dio un pequeño speech ante unos invitados entre los que se encontraban famosos como el actor Eduardo Noriega, Alaska, Mario Vaquerizo y toda la troupe de su reality, a los que el director les prohobió grabar. El recuerdo de ese día de cine se quedó para los invitados. Igual que la primera boda gay del PP se quedó para la historia.