Condenan a 7 años a un argelino que apuñaló con saña a su novio para robarle

El ataque tuvo lugar mientras la víctima dormía en su piso de Basauri y horas después de que pusiera fin a la relación

La Audiencia provincial de Bizkaia ha condenado a siete años y medio de cárcel a un hombre de nacionalidad argelina por tentativa de homicidio, tras apuñalar con saña a su novio en la vivienda de este en Basauri con el fin de robarle y horas después de que le hubiese dicho que quería poner fin a la relación. No ha quedado probado que el agresor quisiera ocasionar la muerte de Javier, su pareja, pero el fallo concluye que era consciente de la alta probabilidad de que con el ataque, al que no puso fin hasta media hora después de su inicio, podía lograrlo.

A pesar de que la defensa pidió la absolución alegando que su cliente tenía las facultades mentales mermadas en ese instante por el consumo de grandes cantidades de droga y alcohol, este extremo no ha sido demostrado. El condenado también deberá resarcir con 40.200 euros a su exnovio, con quien salía desde hacía tiempo. No obstante, según testificó Javier, a pesar de que le invitaba a menudo a su vivienda, nunca le proporcionó una llave por su carácter violento. Una vez le estalló una botella de cristal en la cabeza y tuvieron que darle siete puntos de sutura.

La sentencia considera probado que la pareja accedió sobre la una de la madrugada del 12 de agosto de 2013 al piso de Javier, donde en aquellos días se alojaban dos chicos que son hermanos y que permanecían en el salón. La pareja se fue al dormitorio y, según la versión de Javier, le dijo a su novio que quería poner fin a la relación, sin que éste aparentemente se lo tomase mal. Sin embargo, a las 4.00 horas, cuando ya todos los inquilinos se habían ido a dormir, percibió que su pareja le metía un cuchillo entre los muslos al tiempo que le pedía dinero y empuñaba con la otra mano un bisturí. Acto seguido, le introdujo unos calcetines en la boca para que no gritara y los pegó con cinta adhesiva, mientras le acuchillaba repetidamente cara, cuello, brazos, muslos y glúteos, sin que la víctima pudiese zafarse del ataque.

Tal fue el ensañamiento que, cuando el agresor observó que se rompió el filo del cuchillo fue a la cocina para coger uno nuevo y seguir apuñalando a su pareja. Finalmente, Javier consiguió librarse de la mordaza y pedir ayuda, momento en el que el condenado huyó de la vivienda llevando en una bolsa dinero sustraído a su novio. Este se dirigió a la habitación de los hermanos que tenía alojados y llamaron a los servicios de emergencia.

El primer discurso feminista

Lo dio en 1924 por radio una periodista donostiarra, Teresa de Escoriaza, que firmaba sus primeros artículos con pseudónimo masculino

Teresa María de la Concepción Escoriaza y Zabalza

Teresa María de la Concepción Escoriaza y Zabalza

Teresa María de la Concepción Escoriaza y Zabalza (San Sebastián, 1891-California, 1968) realizó estudios de bachillerato en el Instituto Cardenal Cisneros, en Madrid, en la Académie de Bordeaux (Francia), donde obtuvo un diploma de profesora de enseñanza elemental en 1910, y en las Universidades de Madrid y Liverpool. En 1917, a la edad de veinticinco años, se embarcó por primera vez en Barcelona rumbo a Nueva York para ejercer como reportera. Su ingreso en el periodismo escrito se debe a unas crónicas que envió al periódico ‘La Libertad’ sobre la ciudad de Nueva York donde estaba residiendo en aquel momento. Los escritos están fechados en 1920 y fueron firmados con un pseudónimo masculino, el de Félix de Haro, el mismo que utilizó cuando le enviaron a cubrir la guerra de Marruecos. Los reportajes tuvieron tanto éxito que multiplicaron las conjeturas sobre la verdadera identidad que se escondía tras el nombre ficticio: “Unos se lo figuraban joven, animoso, decidido, fulgente la mirada, atrevido y suelto el ademán, retorcido sobre el labio el mostacho, a la borgoñona; otros lo imaginaban entrado en años, rapado a la inglesa… Nadie imaginó que Félix de Haro pudiera ser una mujer joven, bellísima, rubia como una Gretchen, delicada y sensible como una Ofelia. Había pasado la edad de Julieta y no llegaba a la de Carlota de Werther”, decía una de las crónicas de la época.

De regreso a España, Teresa de Escoriaza fue la persona que retransmitió la primera conferencia sobre la situación de la mujer en España el 22 de mayo de 1924 a través de Radio Ibérica, según recuerda Belén Pérez Zarco en el blog ‘El mundo sonoro’. “La Radiotelefonía es el arma con la que la mujer, especialmente la española, conquistará su libertad. Con la Radiotelefonía se acabó el aislamiento espiritual en que venía viviendo, hasta ahora, la mujer española. Aunque los prejuicios milenarios continúen privándonos de recibir una educación amplia y sólida, por impedirnos asistir a los centros culturales; aunque las costumbres absurdas sigan apartándonos de la vida activa, confinándonos al hogar, convertido así en cárcel; aunque las leyes injustas nos obliguen a ocupar un lugar secundario en el mundo consciente, las ondas redentoras, portadoras del alimento espiritual llegarán de hoy en adelante hasta nosotras, trayendo unas veces las palabras del sabio que iluminen nuestra inteligencia, los acordes del virtuoso que eleven nuestra alma a los trinos del divo que hagan vibrar nuestro corazón”. Este es un extracto del mitin que ofreció y el arranque de la emisión de un ciclo de conferencias para mujeres que duró una temporada. Además, dio a través de las ondas un curso de francés que fue el germen de un manual de francés, ‘Curso elemental de francés’, publicado por Escoriaza en 1925. A raíz de estas actividades radiofónicas, la periodista y docente donostiarra es considerada no sólo como una de las primeras voces femeninas de la radio en España sino como pionera en la defensa del feminismo a través de las ondas por sus conferencias en pro de la defensa y vindicación de la mujer; además de precursora de la radio educativa por su curso de francés.

Años más tarde se puede encontrar la firma de Teresa de Escoriaza en la sección ‘Páginas de mujer’ del semanario ‘Mundo gráfico’ donde, junto con asuntos considerados propios del público femenino, como moda, belleza y decoración del hogar, la escritora aprovechó sus páginas para ofrecer artículos de fondo político, social y vindicativo lo que da muestra de su pensamiento, de su acción pública a favor de las mujeres y de los cambios que algunas escritoras querían introducir en la sociedad española del momento. “Ni la desintegración del hogar, ni el paro masculino, ni la depreciación de la mano de obra se remediarán echando a las mujeres de las oficinas, talleres y fábricas, sino que con ello sólo se conseguirá agravar el mal, llegando, por ello, a faltar el pan a mayor número aún de familias y haciéndose todavía más rápida la desintegración de éstas. El único modo de protegerse contra estos males es atajando de raíz los abusos de los explotadores del trabajo femenino, por medio de Sindicatos que lo reglamenten, y haciendo entrar en ellos a las mujeres trabajadoras, para que trabajen en las mismas condiciones que los hombres, ya sea dentro de su casa, para los que opinan que la mujer no debe abandonar el hogar, y fuera de ella, sin que rebaje las condiciones del trabajo. Pero lo que no se puede, ni en nombre de Cristo, ni en nombre de Marx, ni de nadie, en el cielo y en la tierra, es privar a la mujer, por ser mujer, del derecho elemental que tiene todo ser humano a ganarse la existencia”, señala en uno de sus artículos, titulado ‘La mujer vale tanto como el hombre’.

Su relación con la escritura no se ciñó estrictamente al ámbito del periodismo. Teresa de Escoriaza fue autora de la traducción de la novela francesa La corte de las damas, de Marie Deschard, en 1922, para la editorial Eva. En 1929, prologó una pequeña Antología de mujeres en la colección ‘Los poetas’. El estallido y resultado final de la Guerra Civil española hizo que Teresa de Escoriaza, vinculada ideológicamente con posiciones liberales y republicanas, fijara definitivamente su residencia en Montclair (Nueva Jersey) en la costa este de los Estados Unidos. Allí obtuvo la nacionalidad norteamericana en 1938 y siguió ganándose la vida gracias a sus clases de español y francés en el Montclair State Teachers College donde llegó a ser una de las profesoras más conocidas, admiradas y populares hasta su jubilación. A pesar de no haber contraído matrimonio, en su definitivo asentamiento en Estados Unidos no vivió sola, ya que su hermana y su sobrina, también exiliadas como consecuencia de la derrota republicana, consiguieron un salvoconducto para poder abandonar España, encontrarse con ella y residir a su lado. Teresa de Escoriaza da nombre a un premio de la Academia Española de la Radio.

Elton John pide boicotear a Dolce&Gabbana por criticar a las familias gays

El cantante es padre de dos niños nacidos de un vientre de alquiler

Eltohn John y su marido David Furnish, con sus dos hijos, en agosto de 2013. GTRES

Eltohn John y su marido David Furnish, con sus dos hijos, en agosto de 2013. GTRES

 

El cantante británico Elton John llamó hoy a boicotear a la firma de moda Dolce&Gabbana por las críticas de sus fundadores a la adopción de niños por parte de parejas homosexuales.

Vuestro pensamiento arcaico está pasado de moda, como vuestra ropa. Nunca volveré a llevar Dolce&Gabanna”, dijo el músico en respuesta a unas declaraciones de los diseñadores Domenico Dolce y Stefano Gabbana publicadas este fin de semana en la revista italiana Panorama.

Los dos empresarios, que fueron en el pasado pareja sentimental,consideran que “la única familia es la tradicional” y critican las técnicas de fertilización “in vitro” y el uso de vientres de alquiler. Ya en 2006 criticaron la idea de que parejas gays tuvieran hijos diciendo que todos los niños necesitaban “una madre y un padre”.

“¿Cómo os atrevéis a llamar ‘sintéticos’ a mis queridos hijos?”, afirmó en la red social Instagram John, de 67 años y casado con el cineasta David Furnish. El cantante difundió el hashtag #BoycottDolceGabbana y varios famosos se han unido a él en la últimas horas, sumándose a pedir el boicot de estos dos diseñadores. Entre ellos, Ricky Martin que ha escrito en twitter “vuestras voces son demasiado poderosas como para difundir tanto odio. Despertad, es 2015. Amaos”. El cantante también es padre de dos gemelos gracias a un vientre de alquiler. Más contundente se ha mostradoCourtney Love, dispuesta a quemar todas sus predas Dolce&Gabanna.

El cantante consideró una “vergüenza” que los diseñadores critiquen la fecundación “in vitro”, “un milagro que ha permitido a legiones de personas que se aman, tanto heterosexuales como homosexuales, cumplir sus sueños de ser padres”, dijo.

John y Furnish, que el pasado diciembre formalizaron su matrimonio en virtud de la nueva ley de bodas entre homosexuales aprobada en el Reino Unido en marzo de 2014, son padres de Zachary, de tres años, y Elijah, de uno, ambos nacidos del vientre de una madre de alquiler

 

La promesa del feminismo

Cuantos más derechos empoderen a más mujeres, más democrática será la sociedad

Para el marxismo, la democracia era “democracia burguesa”. Dada la desigualdad material, en el capitalismo la igualdad política solo podía ser formal, ficticia. En tanto no se cuestionaran las relaciones sociales de producción, la democracia serviría para reproducir la dominación de la burguesía y normalizar la explotación concomitante, de los propietarios a quienes no lo son. Una democracia sustantiva requeriría la eliminación de la propiedad privada, la emancipación del proletariado.

El motor de la historia siempre fue la lucha de clases, pero Engels le prestó atención a la problemática de género. En su lectura, el cambio económico —la transición a la sociedad agrícola y la propiedad privada— fue acompañado por el paso del matriarcado primordial a un patriarcado represivo. Veía la opresión de género, sin embargo, como el resultado de relaciones sociales ancladas en el régimen de propiedad privada, régimen que incluía (o incluye) a la mujer como mercancía. La explotación de la mujer por el hombre es análoga a, y derivada de, la explotación del proletario por el burgués. La sociedad sin clases resolvería ambos conflictos de manera simultánea.

Engels fue un proto feminista y, como tal, limitado. La problemática de género no echó raíces profundas en el marxismo clásico, tal vez por el desproporcionado peso analítico del concepto de clase y por ser un sub producto de ella. No fue sino hasta la posguerra que el feminismo levantaría vuelo como genuino campo de estudio dentro del marxismo y como generador de acción colectiva. Ello especialmente cuando muchas voces feministas apoyaron el comunismo; la de Simone de Beauvoir, entre las más notables.

Hasta allí seguían a Engels. La debilidad más importante de esta posición, sin embargo, fue que, avanzado el siglo XX, quedó claro que la emancipación proletaria no significó la automática emancipación de la mujer. En realidad, ni mucho menos. En otras palabras, el socialismo realmente existente emparejó, aunque no igualó, el ingreso entre mujeres y hombres. En todas las otras áreas de reivindicación de género—derechos civiles, representación política, autonomía, derechos culturales e identidad—la mujer permaneció tan subyugada como en el capitalismo.

En los setenta, a medida que la izquierda europea se distanciaba de Moscú, el feminismo desanduvo el camino del marxismo ortodoxo, por cierto que también el del estalinismo. Con el Eurocomunismo, hasta las versiones feministas más radicales se reconciliaron con la idea de ciudadanía, constitucionalismo y democracia, aunque ello significara incluir al capitalismo en la ecuación. Independientemente de sus múltiples vertientes teóricas, el feminismo se constituyó así en un esfuerzo pluralista de construcción de sociedad civil: un espacio autónomo de deliberación y agregación de intereses e identidades que no son reducibles a la clase social.

Una sociedad civil diversa se expresa, además de clase, en identidades étnicas, religiosas, de orientación sexual, de género y, por supuesto, en la superposición de todas las anteriores, una realidad que la agenda feminista fue de las primeras en reconocer. Esta agenda también ayudó a entender que en sociedades complejas, la noción de minoría no es un concepto cuantitativo. Por el contrario, tiene que ver con desigualdades en la asignación de recursos materiales y asimetrías en la distribución de recursos simbólicos. Las mujeres, un grupo numeroso, no obstante han sido históricamente perjudicadas en lo material y en el reconocimiento social. Articulan por ello demandas capaces de representar a cualquier minoría, no solo a una minoría de género. El feminismo está naturalmente equipado para la democracia.

Estas intuiciones teóricas coincidieron con la tercera ola, las transiciones en Europa del sur, América Latina y Europa postcomunista, en ese orden cronológico. Si bien de manera fragmentada e insuficiente, sirvieron para orientar la práctica de la democratización. Hoy sabemos bien que en políticas de alivio a la pobreza, el subsidio debe llegar a la mujer para garantizar que llegue a los niños. Y en materia de ciudadanía, sabemos que nada tiene tanto efecto cascada como ampliar derechos de género. Es que la democracia podrá ser burguesa, pero sobre todo es “masculina”.

En este sentido, las reivindicaciones de género siempre se traducen en demandas por ciudadanía democrática; unifican conceptualmente esta misma noción. No es solo derechos sociales: igual salario por igual trabajo, en palabras de Patricia Arquette en los Oscars (¡y esto en una sociedad postindustrial!). También incluye más derechos políticos —cuotas, representatividad— e igualdad de derechos civiles en temas donde el clivaje se define por el género: propiedad marital, divorcio, derechos reproductivos. Y, finalmente, la ampliación de derechos culturales, aquellos que definen una identidad de manera endógena, por la subjetividad del actor.

En una época en la que los partidos políticos experimentan una visible erosión de la confianza social y la democracia liberal es fuente de desencanto, tal vez su mayor esperanza esté radicada en la agenda feminista. Cuantos más derechos empoderen a más mujeres, más democrática será esa sociedad. La gran promesa feminista, en definitiva, reside en sus externalidades positivas. En el camino de ampliación de derechos—es decir, un camino democratizador—ganamos todos, no únicamente las mujeres.

Antonio Maíllo: ‘Todavía hay muchos políticos con miedo a decir que son homosexuales’

POLÍTICA  El lado más íntimo del candidato andaluz de IU

  • Es el primer candidato gay (“que se sepa”, dice él con ironía) a presidir Andalucía

  • El político habla de su lado más personal: “Quiero ser la referencia que yo no tuve de niño”.

 

Esta entrevista tiene dos escenarios distintos. Primero, Antonio Maíllo, el candidato de IU a presidir Andalucía, atiende a LOC el pasado miércoles en una plazuela escondida del centro de Sevilla,muy cerca del piso que tiene alquilado a unos amigos. Al día siguiente, de camino a Almería, se monta en el autobús de los periodistas durante casi cuatro horas. Tras almorzar con los medios en una venta de carretera -pide una sopa de picadillo y cordero a la plancha- vuelve a ponerse delante de una grabadora de la que pronto se olvida.

En ambas ocasiones, Maíllo se muestra tal y como se le intuye a poco que uno se acerca a él: es un tío desenfadado, cercano, irónico y más impetuoso en la distancia corta de lo que aparenta ante una cámara. Este hijo de panadera y de talabartero nacido en Lucena, Córdoba, hace 48 años, el segundo de cuatro hermanos (dos hombres y dos mujeres), trata de conquistar la Junta el próximo 22 de marzo con un perfil que no abunda en la política actual.

Antonio Maíllo es licenciado en Filología Clásica; ha sido director de un instituto en Aracena (Huelva); domina el latín, el griego, el italiano y el alemán; durante sus discursos apela a Machado, le apasiona el arte o lee a Thomas Mann y a Gabriel García Márquez; sueña con poder mirar con dignidad a los ojos de la gente tras abandonar su cargo de coordinador regional de IU, y habla sin tapujos de su condición sexual: soy gay, sí, ¿y?, viene a decir.

El primer candidato homosexual a gobernar la región más poblada de España (“que se sepa”, dice él entre risas) se desnuda sin miedo al qué dirán. Después de que Susana Díaz rompiera el pacto que tenía con IU en el Gobierno andaluz y convocara elecciones, Maíllo se sienta a hablar de su vida más íntima y de una profesión a la que le pone fecha de caducidad: ocho años.

Usted es una rara avis en este mundo. ¿De dónde ha salido?
Yo… (carcajada) He salido de mi casa. He sido siempre una persona muy comprometida políticamente desde mi condición de estar muy interesado en la cultura. Soy profe de instituto y creo que política y cultura se necesitan.
Me reconocerá que su perfil no es muy común entre la clase política española.
Ahora mismo no. Tengo clarísimo que esto no puede ser una profesión. Mi dedicación a la política va a ser temporal y en estos tiempos de sacudida debemos dejarlo claro. Mi compromiso es temporal: siete u ocho años y pa casa. Esto no fue buscado y quizás por eso ha llegado. Mi futuro pasa por volver a un instituto a dar clase.
Le he leído por ahí que aspira a ser el primer presidente gay de Andalucía.
No, no, no (risas). Esa barbaridad no la he dicho yo. Fue una interpretación que hizo una periodista, aunque no de forma malintencionada. Pero sí es verdad que la mejor manera de normalizarlo es desde la cotidianeidad y la tranquilidad. Eso sí, si sirvo como referente positivo, me alegra. Hay gente a la que le cuesta asumir su condición sexual y yo, como candidato a la Junta, quizá puedo servirle de referencia. De pequeño yo no tuve a nadie en quien verme representado.
¿En política todavía hay alguno que tiene miedo a decir abiertamente: ‘soy homosexual’?
Puff, muchísimos. Alguno no, unos cuantos, sin lugar a dudas, tanto mujeres como hombres públicos. En la vida cada uno tiene sus prioridades pero desde luego yo no voy a contenerme a la hora de decir lo que soy. Creo que es un drama que alguien se contenga en la expresión de sus deseos y de sus sentimientos.
¿Y quiénes lo tienen más complicado, los de la derecha o los de la izquierda?
Creo que en la derecha hay más temor a hacerlo público. Pero también conozco a socialistas que jamás dirán que son gays.
Ahora dicen que usted es el Zerolo de IU.
Eso no me gusta nada, me choca que digan eso de mí. Yo soy yo y no hago gala de nada.
En estos momentos, ¿su corazón está ocupado?
En agosto se terminó una relación de varios años con una pareja. Desde entonces estoy soltero. Esta vorágine de los últimos meses me tiene absorbido.
¿Y dónde tiene su refugio este profesor para huir de la política?
En mi casa de Aracena, en la sierra de Huelva, donde he ejercido durante 13 años -antes lo hizo en Sanlúcar de Barrameda- y a donde pienso volver tarde o temprano. Simplemente el recorrido en coche ya me baja la tensión. Me tranquilizan el silencio, la naturaleza y los amigos y amigas que tengo allí. Cuando puedo me enfundo la ropa de campo y me hago escapadas para caminar.
¿Hay mucho divismo entre los políticos de ahora?
Absolutamente, hay una vanidad extraordinaria, mucha pose y teatralización. Y después, cuando escarbas, no hay nada. Pienso que la política es el reflejo de los tiempos: de la vacuidad de las ideas, de la anteposición de las formas y el escaparate sobre el contenido. Me indigna porque tenemos que hablarle a la gente como lo que son, personas inteligentes. En política algunos hablan a los ciudadanos como si fueran tontos.
¿Y quién es ese Antonio Maíllo que no aparece en las televisiones?
Pues siempre he sido un chico muy normal, aunque diferente al hombre de ahora. Hasta los 16 jugué como federado en el equipo de fútbol de mi pueblo. Luego me fui a la universidad y con sólo 23 años logré entrar a dar clases en Sanlúcar de Barrameda. De niño me recuerdo siempre en la calle y montando en bicicleta.
¿Qué libros o qué autores no pueden faltar en su biblioteca?
Homero, Virgilio, Tácito, Cernuda, García Márquez, Thomas Mann…
¿Es cierto que dice ‘soy de izquierdas gracias al cristianismo’?
Es cierto. Hasta los 15 o los 16 años, por mi madre, que es muy creyente, la parte más social y apegada a la realidad del cristianismo siempre ha estado muy presente en mi vida. Pero luego hubo una ruptura.
La última, profesor. ¿En qué suspende a Susana Díaz y a Moreno Bonilla?
A mí no me gusta suspender a nadie. Cuando suspendía a un alumno sufría más que él. Le guardo un respeto personal inmenso a todos los contrincantes. Yo, en política, aspiro a la reflexión crítica. Pero si quieres que hable de ellos, te diré que Susana de escrúpulos no está muy sobrada, y de Moreno Bonilla que está muy acartonado pero que es un tío simpático.

El obispo de Alcalá de Henares vincula homosexualidad y pederastia

Reig Pla realiza comentarios homófobos en una carta pastoral

juan antonio reig

Juan Antonio Reig Pla

Juan Antonio Reig Pla, de 67 años, obispo de Alcalá de Henares (Madrid) ha vinculado homosexualidad con pederastia en una carta pastoral publicada el pasado 11 de marzo. “Es muy importante impedir, como exige la Iglesia, la ordenación de candidatos con atracción sexual hacia el mismo sexo (AMS)”, recomendaba el prelado en su texto sin atreverse a escribir la palabra homosexual. Además, en la misiva el obispo, conocido por sus comentarios homófobos, su guía para curar la homosexualidad o la impartición de una misa con la bandera preconstitucional de fondo, invitaba a extender ese veto a “catequistas o profesores” describiendo a los gais como “personas no aptas” y “adultos vulnerables”.

“Desaconsejable, imprudente y muy arriesgada”. Con estos apelativos tilda Reig Pla, en la misiva pastoralEn defensa de la vida: sobre los abusos sexuales a menores y adultos vulnerables, la posibilidad de que los gais sean curas, catequistas o profesores. Opiniones que han desencadenado una nueva oleada de críticas contra sus posturas homófobas. “Nos sentimos indignados”, dicen desde la confederación de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales Colegas. “Para este prelado, la inmensa mayoría de los pederastas son homosexuales y su solución es empezar una cacería en seminarios, catequesis y parroquias”, dice Paco Martínez, presidente del colectivo, que ha descrito la actitud de Reig Pla como “una cruzada y caza de brujas contra la homosexualidad”.

El origen de la carta de Reig Pla es otra misiva que, el pasado febrero, escribió el Papa Francisco en referencia a los abusos de menores. Jorge Mario Bergoglio pedía a los integrantes de la Iglesia “tolerancia cero” y “poner en práctica las actuaciones necesarias para garantizar la protección de los menores y adultos vulnerables”. Retorciendo las palabras de Francisco, Reig Pla ha identificado a esos “adultos vulnerables” con el colectivo homosexual obviando la frase del Pontífice del verano de 2013: “Si una persona es gay, y busca a Dios… ¿quién soy yo para juzgarla?”. Reig Pla sí que ha replicado en su texto la diferenciación que el Vaticano realizó en 2009, con Benedicto XVI en la silla de San Pedro, entre pederastia yefebofilia (atracción por los efebos) y ha referenciado unas estadísticas —aportadas por la Santa Sede, según el obispo— que aseguran que “cerca del 60% [de los abusos ocurridos en la Iglesia son] referidos a individuos del mismo sexo mientras que el 30% son de carácter heterosexual”.

“Es una caza de brujas, una cruzada contra nosotros”, denuncia Colegas

“No sé de dónde se saca los datos Reig Plá para saber la orientación sexual de los abusadores sexuales en el seno de la Iglesia Católica”, dice el presidente de Colegas, “pero estudios científicos contrastados afirman que la mayoría de pederastas y abusadores sexuales son heterosexuales”, agrega. Además de la relación entre gay y pederastía, el uso del neologismo “personas con atracción sexual hacia el mismo sexo” o “AMS” ha despertado la ira de todo el colectivo: “es un término inventado por pseudocientíficos homófobos para no mencionar la homosexualidad y volver a considerarla una enfermedad mental que se puede tratar y curar”, denuncian. Hasta 1973, cuando la Asociación Estadounidense de Psiquiatría la sacó de sus manuales, la homosexualidad fue considerada como un desorden.

“El obispo no va a poder atenderle; no tiene ni cinco minutos para hablar por teléfono. Problemas de agenda”, han contestado desde el obispado de la ciudad de Cervantes cuando EL PAÍS ha intentado contactar con Reig Pla. La Conferencia Episcopal tampoco ha realizado ninguna declaración. Desde la asociación Colegas han apelado al propio Papa, pidiendo, en un comunicado, la jubilación del obispo de Alcalá de Henares: “Reiteramos al papa Francisco que jubile lo antes posible a los principales obstáculos para la concordia y el respeto a la diversidad en la jerarquía católica española, como son el obispo de Alcalá Henares, Juan Antonio Reig Plá, y el arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, dos auténticos vejestorios. Animamos a la Iglesia Católica en España a aceptar sin traumas la diversidad y dejar de obsesionarse con la moral sexual, que tanto daño sigue provocando entre los feligreses españoles”.

Otros exabruptos

Una novia hermosa para el hijo gay

Condenados en Berlín tres familiares de un joven al que iban a obligar a casarse

Nasser El-A

Nasser El-A en el juzgado de Berlín. / BERND VON JUTRCZENKA (AP)

Cuando Nasser El-A, un joven musulmán nacido en Berlín y con padres libaneses, cumplió 15 años tomó una decisión que debía ayudarle a vivir la vida de acorde a sus sentimientos y sexualidad: el joven reveló en la escuela que era homosexual. La valiente decisión de Nasser llegó a oídos de su familia, que calificó su orientación sexual como “un pecado y una vergüenza”. Fue el comienzo de un martirio que culminó el jueves pasado ante un juez de Berlín, que condenó a su padre y a dos tíos a pagar una multa de 1.350 euros, tras ser hallados culpables de haber intentado secuestrar al joven para llevarlo a Líbano con el fin de someterlo a un matrimonio forzoso.

El juicio, que sólo duró diez minutos, dejó al desnudo los prejuicios que aún subsisten en las familias de origen musulmán que viven en países tolerantes como Alemania y reveló también que en ciudades como Berlín existe una sociedad paralela con leyes, valores y prejuicios morales propios, donde el matrimonio forzado, el secuestro y el castigo corporal son habituales.

Después de conocer la sentencia, Nasser, de 18 años, que llegó a la Audiencia Territorial de Berlín vestido con ropas de color negro y con una etiqueta pegada en el pecho de su camisa donde se podía leerStop a la homofobia, se mostró satisfecho con el castigo y renunció a presentar un recurso, ya que había tenido éxito en ventilar públicamente su tragedia y en denunciar la situación de los homosexuales en núcleos familiares como el suyo.

“Tuve éxito en dar a conocer mi tragedia personal y también en demostrar que soy una persona que lucha”, dijo el joven durante una improvisada rueda de prensa. “No quiero reprimir mi sexualidad, algo que tuve que hacer con mi familia”.

Cuando el padre de Nasser se enteró que su hijo era homosexual lo amenazó con degollarlo y sus tíos primero lo rociaron con agua hirviendo y, posteriormente, con gasolina y lo amenazaron con prenderle fuego. El joven huyó del hogar y buscó la protección de las autoridades, pero su madre lo convenció de regresar. Cuando llegó al hogar le dijeron que debía viajar a Líbano donde contraería matrimonio con una “hermosa joven”. Nasser volvió a huir y denunció su caso ante la Oficina de Protección de menores de Neukölln. Las autoridades le retiraron el derecho de custodia a sus padres y decretaron una prohibición para que el joven pudiera abandonar el país, una decisión que finalmente representó su salvación.

El 10 de diciembre de 2012, el joven volvió a reunirse con sus padres. Durante el encuentro, el joven fue drogado y despertó en el interior de un coche que se dirigía a Bulgaria. En la frontera rumano-búlgara, los agentes de aduana, alertados por Interpol de la desaparición de Nasser, detuvieron el auto y el joven pudo regresar a Berlín. Aconsejado por la Oficina de Protección de menores, el joven denuncio su caso ante la justicia.

Dos semanas antes del juicio, Nasser decidió dar a conocer su caso a la prensa para romper con los tabúes que imperan en los núcleos familiares de origen musulmán, una decisión que también dejó al desnudo que su caso no era único. En el año 2013, las autoridades de Berlín registraron 460 casos de bodas concertadas, 29 de los cuales afectaron a jóvenes homosexuales musulmanes y también católicos polacos.

Dolce & Gabbana: “Decimos no a las adopciones gay”

La pareja homosexual más famosa de la moda italiana hace una defensa apasionada de la familia tradicional

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Dolce&Gabanna

 

Dolce & Gabbana, la famosa pareja homosexual de diseñadores italianos, han lanzado una ferviente defensa de la familia tradicional. En una entrevista al semanario Panorama, muestran su oposición a las adopciones gay.

Dolce & Gabbana (@dolcegabbana) han causado gran revuelo con unas contundentes declaraciones. “Nosotros, pareja gay, decimos no a las adopciones gay. Basta hijos de la química y úteros en alquiler. Los hijos deben tener un padre y una madre”, declaran mientras defienden que su éxito se debe al ambiente en el que crecieron.

“No hemos inventado nosotros la familia. La ha convertido en un icono la Sagrada familia. Y no es cuestión de religión o estado social, no hay vuelta de hoja: tú naces y hay un padre y una madre. O al menos debería ser así. Por eso no me convencen los que yo llamo hijos de la química, niños sintéticos. Úteros en alquiler, semen elegido de un catálogo. Y luego vete a explicar a estos niños quién es la madre. Procrear debe ser un acto de amor. Hoy ni siquiera los psiquiatras están listos para afrontar los efectos de estas experimentaciones”, explica Dolce.

Para la pareja “la familia tradicional no es una moda pasajera”, y por ello han renunciado a ser padres. “Soy gay, no puedo tener un hijo. Creo que no se puede tener todo en la vida. Es también bello privarse de algo. La vida tiene un recorrido natural, hay cosas que no se deben modificar. Una de ellas es la familia”.

Dolce & Gabbana frente a quienes defienden nuevos modelos de familia, argumentan que “todo debe cambiar para que todo siga igual”. Pero esta postura no es nueva. Ya en 2006 en el diario la Repubblica, Gabbana explicó que su sueño era un hijo suyo: “No un niño adoptado, no me siento a la altura, no soy bastante fuerte. Quisiera un hijo mío, un hijo biológico, fruto de mi semen, concebido con la fecundación asistida, porque no tendría sentido que yo hiciera el amor con una mujer dado que no la amo, y que a quien amo es a mi compañero. Busco una mujer civilizada y de bien que comparta un cierto tipo de recorrido”.

Para los niños y niñas gays la casa es el horror, la escuela es el horror

La ciudad le acaba de conocer como el hijo del grandísimo pintor Luis Sáez que ha donado parte de su herencia para que con los fondos que se recauden puedan estudiar jóvenes gitanas. Pero Javier Sáez, técnico del departamento de Igualdad y Lucha contra la Discriminación de la Fundación Secretariado Gitano, es mucho más que un tipo generoso, es un activista marica -así le gusta autodenominarse- que lleva años peleando por los derechos y la visibilidad de las minorías dentro de las minorías. Sociólogo de formación, su nombre es una de las referencias intelectuales en España del movimiento queer. Sáez es autor de libros como el muy epatante Por el culo, en el que analiza la negatividad sociológica que históricamente ha tenido esta parte anatómica -«intentamos ver qué había detrás de ese pánico anal», dice, entre risas, o de Teoría queer y psicoanálisis, y ahora prepara una nueva obra sobre antigitanismo, «un fenómeno muy extendido del que no se habla nada».

luis saez

Javier Saez

¿Cómo explicamos qué es el movimiento queer?
Empezando por la palabra queer en inglés. Se trata de un insulto homófobo, es como maricón o bollera, y es interesante conocerlo para saber qué carga tiene, que es la de todas las personas que en algún momento nos hemos sentido injuriadas y perseguidas…
¿Y ustedes le han querido dar la vuelta?
Exacto. Es la apropiación del insulto, es como decir movimiento maricón o bollero o transmaricón, tiene una carga rara de apropiación del insulto, algo distinto a las políticas blancas de gays y lesbianas más respetables.
¿Ustedes no persiguen la ‘normalidad’ e inclusión social que es el objetivo del movimiento de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales (LGTB)?
Creo que tampoco es una oposición porque hay derechos civiles que tienen que estar al alcance de todo el mundo pero digamos que la agenda queer siempre ha sido más subversiva, ha luchado en otros frentes, en alianzas con movimientos de inmigrantes, antirracistas… vinculando la lucha contra la homofobia con otros grupos más allá del pequeño mundo de gay blanco propietario y burgués. No hay un enfrentamiento pero la agenda es muy diferente porque viene de luchas populares y marginales. Por eso tiene una vinculación muy fuerte con el movimiento feminista, en el caso de Estados Unidos, con colectivos de mujeres lesbianas negras y chicanas o transexuales. En España también se introdujo el elemento de clase social y de marginalidad.
Habla de movimiento subversivo. ¿Cuál es el orden que quieren subvertir?
La normalidad. No se trata de reforzar valores del mundo heterocentrado o patriarcal como la propiedad, el orden o la sexualidad normativa. Dentro de las sexualidades minoritarias puedes adaptarte y decir ‘me caso y tengo un perro y propiedades’ o hacer una alianza con los grupos más excluidos y pensar que tu lucha es también contra el capitalismo y  que no te interesan cosas como la transmisión patrimonial
¿Un ejemplo puede ser lo que usted ha hecho con su herencia?
Exacto. Para mí una herencia es algo que debe volver a la sociedad, no tiene sentido que alguien se quede con un montón de cuadros por muy valiosos que sean.
¿Cómo es el proceso para que un chico burgués de 17 años, gay en el Burgos de los primeros 80, que se va a estudiar a Madrid, llega al movimiento queer?
Quizás por contactos personales. Dices bien que yo me fui a estudiar a Madrid pero más bien me fui porque Burgos era insoportable, que es una diferencia importante. En realidad mi vocación intelectual estaba en otras materias que podría haber hecho aquí: filología, griego, latín, la lingüística… pero eso suponía quedarme en Burgos, que era el horror por la presión homófoba que había. Había que buscar cualquier excusa para irse y pensé en una carrera que solo se pudiera estudiar en Madrid: vi Sociología, que entonces no sabía lo que era, y me apunté. Pero podía haber sido Física Cuántica, me daba igual, el caso era salir de aquí.
¿Por qué estaba tan ahogado?
A mí nadie me pegaba porque nunca tuve pluma y no me puedo comparar con las víctimas directas del acoso homófobo -que hoy aún existe- pero yo presenciaba aquello y me llenaba de terror y, a la vez, me creaba una especie de esquizofrenia porque tampoco salía en defensa de mis compañeros maltratados. Todavía hoy me siento muy cobarde por aquello.
¿Eso le ha hecho después acercarse a las minorías?
Creo que es más bien un sentimiento de solidaridad con la gente que es oprimida y que intenta sobrevivir. Sí me identifico con ellos a pesar de que yo no he padecido tanto esa opresión por ser un joven de clase media con cultura y blanco. No puedo comparar mi capital social con el de los gitanos o las transexuales. Mi situación es privilegiada pero ese terror y esa destrucción interior estaban allí por los curas, por mi madre…
¿Cómo era aquel Burgos?
Era un entorno muy opresivo porque no había escapatoria y creo que incluso hoy hay muchos jóvenes que lo padecen. En la catequesis de San Lesmes, a la que asistía, nos decían que la homosexualidad era un pecado horroroso, lo peor del Universo y yo, encima, como creyente me sentía muy culpable. Luego mi madre hacía comentarios contra los gays: era muy homófoba y, probablemente la única persona en el mundo que no se enteró de que yo lo era.
Eran los 80. ¿No llegaban los vientos de cambio que soplaban en otras ciudades?
No, aquí se mantenían las esencias medievales pero no solo arquitectónicas. Te decía que para los gays no había escapatoria, no como otras minorías, y estoy pensando en los gitanos, que se pueden refugiar en la familia de todas las persecuciones sociales que pueden sufrir. Pero para los niños gays, las niñas lesbianas, los niños transexuales la casa es el horror, la escuela es el horror, la parroquia es el horror y esa falta de escapatoria hace que muchos jóvenes se suiciden porque no pueden contarle a nadie lo que les está pasando. Y esto es el motor del éxodo, de la emigración silenciosa: te vas pero te vas obligado, dejando a tu familia y a tus amigos.
¿Qué pasó cuando salió del armario?
Pues me llevé una sorpresa. Yo tenía una expectativa de pánico, pensé que aquello iba a ser la hecatombe pero no pasó nada. Tanto mis hermanos como mi padre y mis amigos lo acogieron estupendamente.
¿Cuando vuelve a Burgos en 2015 cree que ha cambiado algo?
Los cambios son muy lentos. Cuando hablo con gente que se ha quedado aquí como Eduardo Nabal, un luchador por la visibilidad gay con un valor inmenso, me da la sensación de que las cosas no cambian. Para empezar, no hay un movimiento asociativo fuerte, y esto es muy significativo, igual que el hecho de que apenas haya bares de ambiente, de que no hay ciclos de cine, seminarios… Dos de los mejores teóricos de España del movimiento queer somos de Burgos y nadie se ha preocupado por traernos aquí a escucharnos.
¿Qué le aconsejaría a un joven homosexual burgalés?
Más bien me dirigiría a los padres, porque los chicos y las chicas saben muy bien lo que desean y lo que sienten. Los que tienen que facilitar el espacio son los padres, decirles que son bien recibidos, que están bien con él o con ella, crear un espacio de comentarios positivos sobre la diversidad sexual. Y les animaría a que se asocien, a que creen espacios de participación, que eso da mucha vida y mucha fuerza.
En un par de meses se cumplen diez años de la modificación del Código Civil que permitió los matrimonios del mismo sexo…
… Pero el deseo de las minorías sexuales no se ha normalizado. Sí lo ha hecho el contrato del matrimonio, que es diferente y está bien porque es un derecho que está ahí al alcance de quien lo quiera disfrutar. Pero no hay cambios en la vigilancia de género y me refiero con esto a las personas que no tienen un aspecto masculino o femenino o en el acoso escolar. No existe el cambio en la percepción de las minorías, hay parejas que siguen siendo apedreadas cuando van de la mano.  La ley no ha modificado la realidad.
Le pregunto como sociólogo. ¿Qué le mueve a un tipo heterosexual a tirar piedras contra una pareja del mismo sexo que expresa su afectividad sin quitarle derechos ni invadirle espacios ni molestarle?
Pienso en esas personas con un código masculino muy fuerte en el que han tenido que renunciar a muchas cosas de su deseo. Cuando obligas a toda una sociedad a ser heterosexual por fuerza les has forzado a renunciar a todas las posibilidades del deseo y hay algo de pánico a un  deseo propio que no pueden disfrutar como hace esa pareja a la que apedrean.

EL PLACER DE LAS MUJERES

Si obtener y dar placer es algo tan importante y básico, entonces ¿cuál es la razón de que todavía no se hable abiertamente de ello y, sobre todo, con naturalidad? Diez mujeres de distintas edades, procedencias y formas de entender la sexualidad han accedido a dar testimonio sin tapujos para 7K sobre sus experiencias personales respecto al placer y el sexo. El resultado es un muestreo anónimo que no busca ser científico, ni tampoco tiene mayores pretensiones que poner el foco en espacios habitualmente encerrados entre las paredes de una habitación y, de paso, provocar el debate o la reflexión. Además, ahora que se acerca el 8 de marzo, día de la Mujer Trabajadora, ¿por qué no reivindicar el placer de las mujeres? Que la lectura les sea placentera.

Tiene claro que…

«Si termina él antes, luego que me dé placer a mí»

M., 27 años, con pareja

Mis padres, más que darme una charla, lo que hicieron fue regalarme un libro sobre sexualidad cuando tenía unos 9 años. Todavía lo tengo por ahí. Es ‘Sexo… ¿Qué es?: Desarrollo, cambios corporales, sexo y salud sexual’ (Robie H. Harris), un libro con muchos dibujos, con una abeja muy mojigata y un pajarito muy liberal que discuten entre ellos lo que está bien y lo que está mal. Trata tanto de sexo como de la menstruación, la homosexualidad… y a mí me ayudó mucho. Bueno, mi primer 10 en la ikastola fue en sexualidad; o sea, que el libro me ayudaría en algo.

El placer de las mujeres (Thinkstock)

El placer de las mujeres (Thinkstock)

No me acuerdo cuándo empecé a masturbarme, pero mis primeras relaciones sexuales completas fueron tarde, con 18 años, con mi primer novio, aunque antes sí que tuve rollos: te liabas con un chico, dos besos y ya está. No era por vergüenza, sino que ponía límites, hasta que encontré a un chico con el que me apeteció. Llevaba todo super controlado, sobre todo porque no quería ser madre soltera. A pesar de todo, no me sentí insegura, porque él también era virgen. Fuimos poco a poco, mientras que con el que estoy ahora fue todo lo contrario: fue a saco. Fue mi primer «folla amigo», aunque luego se convirtió en algo más, y mira que mi intención no era que terminásemos de pareja.

Yo sí que soy consciente de que ahora sé lo que quiero. Antes casi era «dejarte», no sé cómo explicarlo, pero sí un poco como lo que nos han vendido en las películas: lo de disfrutar y llegar los dos a la vez y todas esas cosas. Y luego te das cuenta de que no es así. Con mi pareja actual, sin embargo, me digo: «Primero, yo. Voy a disfrutarlo». Y, al final, al disfrutar tú haces que él disfrute. Y si termina él antes, ¡luego que me dé placer a mí! Nosotros somos muy de buscar cosas nuevas, sobre todo sitios nuevos. ¿Una fantasía? Hacerlo en el mar, de día, en la playa y sin que la gente se dé cuenta. La cuestión es que no se enteren, pero no me atrevo, no vaya a ser que nos vean un niño o una señora mayor…

Tiene claro que…

«El sexo no debe estar condicionado por la fidelidad»
J., 66 años, viuda, con tres hijos

Lo tengo claro: no creo que el sexo tenga que estar condicionado por la fidelidad, porque la base de la pareja es el respeto. Eso de que se ponga al sexo como una condición moral para que exista la pareja no es cierto, porque yo no le he faltado el respeto a la mía, aunque me haya ido con unos y otras. Con mi marido he tenido una relación maravillosa, de comprensión total, porque él también creía en la libertad individual y era muy liberal en el sexo. Tengo clarísimo que soy bisexual, aunque a estas alturas no practico el sexo, ni siquiera conmigo misma. Como que no me apetece. Desde que él murió estoy como paralizada: no es que no sienta la necesidad de hacerlo, es que me da igual.

Sí reconozco que nuestra relación no era lo habitual, pero es que nosotros hemos hablado mucho siempre. No digo que le contara el 100 % de todo, eso tampoco. Tampoco he notado el rechazo de la sociedad, porque las personas que lo saben lo ven normal, como una manera diferente de pensar que está muy bien, siempre y cuando a ti no te cree problemas y lo veas claro. Yo no hubiera hecho muchas cosas si mi marido no hubiera sido como era, y eso es el verdadero respeto. Por mi parte, reconozco que soy promiscua de toda la vida. He sido muy lanzada desde joven, porque no me ha creado problemas de conciencia. Si te pica la cabeza, ¿qué haces? Te la rascas. Pues si te pica lo otro, también y punto. Es una manera más de relacionarte y no hace falta darle la importancia que le da la sociedad.

Me suelo quedar alucinada por lo poco que hemos avanzado con el rollo de la fidelidad, empezando por mis hijos, que son superfieles, y me pregunto ¿de dónde han salido estos? Es que yo veo a los jóvenes muy conservadores y me da pena. Hubo una época, la de los años 60-80, con el movimiento hippie, en la que muchos nos liberamos muchísimo. De hecho, los que tomamos conciencia social y personal en aquella época lo vivimos así Aquí, sin embargo, está demasiado enraizada la tradición. Por ejemplo, antes podías poner la pega de «que la Iglesia no me deja», pero ahora no es así, ni nosotros os hemos enseñado eso. Y, sin embargo, ¿qué influye en que se dé este conservadurismo? Para mí, es causado por un tipo de sociedad que nos hace conformarnos con un sueldo de 600 euros en lugar de uno de 1.200. Pues, igual en el sexo.

Tiene claro que…

«Todavía nos cerramos a que nos den placer a nosotras»
I., 29 años, sin pareja

Yo trabajo en un mundo de hombres, en el ámbito deportivo, pero de siempre me ha gustado esto del sexo. Me ha gustado hablar de ello, soy además una mujer de muchos ligues –no me van mucho las parejas– y ahora mi trabajo «por las noches» es con la Maleta Roja, lo que me da la oportunidad de enseñar cosas que a mí me gustan y de abrir un poco la mente a las mujeres sobre el sexo. Así por lo menos aporto mi granito de arena.

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La verdad es que me ha sorprendido ver que todavía nos falta mucho por aprender. Me da la impresión de que todavía nos cerramos mucho a que nos den placer a nosotras. Debiéramos de ser más abiertas de mente, estar más propensas a jugar. A veces pasa que cuando, en las reuniones, alguna demuestra más conocimientos de, digamos, juguetes sexuales, las otras le sueltan lo de «¡menuda guarrilla!». Y eso no me gusta nada. Nos falta todavía abrirnos a que hay un montón de cosas diferentes, a que existe un campo más grande…y que una no es una «guarrilla» por probar otras cosas. En más de una reunión me he encontrado con que he tenido que decir a alguna lo de «esto lo tienes que hablar con la sexóloga» o con que he tenido que explicar donde está el clítoris.

A mí personalmente sí que me gustan muchos los juguetes y también el bondage, que es un poco menos que el sado, pero no es lo que más me piden. En todo caso, llegan a pedir unas esposas o un antifaz, pero lo que más vendemos son lubricantes, velas calientes, aceites para darse por el cuerpo… es decir, cosas para los preliminares. También vibradores, de los que hay una variedad terrible. Tienes de todo: acuáticos, de doble placer, simples… Con los hombres pasa que se echan bastante para atrás con los vibradores, porque todavía son reacios debido a que lo ven como si les hicieran competencia. Para empezar con tu pareja, puedes empezar con uno pequeñito, explicándole bien para que no le dé «cosa». Pero ante la variedad, que cada una elija según sus gustos.

«Yo me llevo bien con la soledad y me apaño muy bien sola»
O., 62 años, madre de una hija

A los 23-24 años empecé en el movimiento feminista y eso, quieras que no, te abre la mente, te amplía horizontes. Para mí, ha sido fundamental a la hora de romper tabúes. Yo no lo he hecho, pero tengo amigas que se autoexploraban en grupo… no sé, cosas así te abren a otros campos; es más, te dan alas para probar otras cosas. Yo por lo menos lo viví así, y soy consciente de que de otra forma estaría en un tipo de relación más anclada en modelos más conservadores.

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Sí, soy bisexual. He estado casada, me enamoré de una mujer y después he tenido relaciones con algún hombre, luego con chicas… y ahora, desde hace años, nada. Mentalmente sí me identifico más con las mujeres, quizás por mi militancia feminista, que marca mucho. Cuando me relacioné por primera vez con una mujer, sexualmente fue un descubrimiento maravilloso, y sí que constituyó una experiencia sexual diferente. Luego ha habido experiencias más normales, no tan bonitas, aunque supongo que también ahí entra en juego la emoción. Entre las mujeres, en general, se habla del sexo como de broma, no con total naturalidad ni se intercambian experiencias. Hace no mucho vi un documental titulado ‘Las Muertes Chiquitas’ (documental hecho en México por Mireia Sallarès sobre el orgasmo femenino), que trata sobre el poder de la masturbación. Me doy cuenta de que entre nosotras no se habla de eso, cuando tiene tanta importancia y, además, ¡te da una independencia! ¿Que cómo entiendo yo la promiscuidad? Es un tema peliagudo, porque en la práctica es más complicado que en la teoría. Conozco a gente que se lo ha trabajado mucho y que lo lleva con mucha apertura, pero es complicado, y eso que ahora hay tanta escuela y teorías como el poliamor, por ejemplo. Lo que está claro es que hay que intentar evitar todo lo que haga sufrir.

A mi hija, que estaba al tanto de mis relaciones, la veo abierta y que lo vive todo con total naturalidad. De vez en cuando me dice: «¡A ver si encuentras algo, da igual que sea hombre o mujer!». En este momento no tengo ninguna relación, pero es que me da como pereza a nivel intelectual. A veces sí que me apetecería, pero no porque sienta necesidad sexual, porque yo me apaño bien sola.

Tiene claro que…

«El placer de las mujeres es la historia no contada»
R., 39 años, madre de dos hijas

Mi teoría es que el placer de las mujeres es la historia no contada. Es muy difícil saber cómo lo hemos vivido, porque siempre se ha quedado en la esfera de lo íntimo o, en todo caso, solo se ha contado a personas muy próximas. Entonces, poco sabemos sobre la importancia que le ha dado la mujer a las relaciones sexuales. Lo que sabemos es por pura intuición. Yo personalmente me he criado en una burbuja para mi tiempo, respecto a la sexualidad, y luego vi que «fuera» era otra cosa. A mí me supuso bastante contraste cuando, al entrar en el instituto, lo que para nosotros era natural tenía, sin embargo, un punto de morbo para el resto de la gente. Fui educada de una forma tan moderna –en casa, en la ikastola, luego en grupos de tiempo libre como Kimuak–, que para mí fue un choque, como si hubiera estado entre algodones.

En mis relaciones, he sido de tener parejas fijas. En el amor soy totalmente monógama, pero el sexo me parece otra cosa distinta. Los diferencio, aunque a veces se da que el sexo y el amor se den a la vez. Respecto a mis hijas, estoy a favor de una exploración sexual no invasiva; es decir, que ellas sean las que lo descubran de una forma natural, porque las niñas son muy inteligentes y se exploran, se tocan, preguntan y te das cuenta de que se masturban. Bueno, respetamos su sexualidad, que en casa no vean que hay tabúes y nos pueden tocar sin ningún problema. De todas maneras, son muy pequeñas todavía y lo que buscamos es que tengan consciencia de que todo es natural. Lo que sí les digo es que no se toquen la potxita con las manos sucias.

Tiene claro que…

«El tabú sobre el placer en solitario de la mujer sigue existiendo»
L., 29 años, con pareja

Tengo muy grabada una escena, de cuando tenía unos 17 años. En una de las clases con una sexóloga que venía al instituto, cuando preguntó por la masturbación, ninguna de nosotras admitió que se masturbase, cuando era evidente que sí. Mientras, los chicos no tenían ningún problema incluso en decir dónde y cómo se excitaban. No creo que fuese debido solo a las chicas lo viviéramos como algo más íntimo, sino también a los tabúes sobre el hecho de que la mujer se dé placer a sí misma. La cuestión es que vi cómo nos cohibimos de tal manera que no podemos expresarlo con total naturalidad y que, el placer en solitario en la mujer, sigue siendo un tabú y una losa.

De hecho, en mi cuadrilla tampoco es algo de lo que hable abiertamente. Sí de las relaciones que podíamos tener con otra persona. Nosotras hablamos y hacemos muchas risas, tanto de lo que ha salido bien como de lo que te ha podido salir mal. Ha habido alguna que ha tenido un zote de novio y lo ha contado, por lo que hemos podido aconsejarle… No sé, ha habido de todo, hasta una que ha conocido lo que es un orgasmo bien tarde, aunque pienso que era por la falta de comunicación que se pudiera producir en la pareja.

Para mí, en la relación de pareja, que el sexo sea satisfactorio es un elemento muy importante. No digo que un 100 %, pero sí un 80 alto. Es otra forma de conectar con la otra persona, de demostrarte el cariño y la atracción. En mi caso, no sé lo que es tener relaciones sin llegar al placer… bueno, te puede salir alguna vez mal, aunque no es la norma. Llevamos muchos años juntos y es evidente que hemos pasado por distintas etapas, pero siempre hemos buscado cosas nuevas por curiosidad y para no caer en la rutina. En cuanto a mis zonas erógenas, sé lo que me gusta y lo que no, me conozco a mí misma y él también me conoce… Si no nos hemos aburrido el uno del otro, y que no suene pedante, es debido a que es algo que hemos cuidado mucho, pero no como si fuera «etxekolana», sino como algo que hay que mimar. A ver: si hablas de las facturas, también tienes que hablar de sexo, porque una vez que lo has solucionado, buah, es una fiesta.

Tiene claro que…

«Lo del amor romántico ha hecho mucho daño»
A., 55 años, madre de una hija

Me acuerdo de que todos me miraban asombrados en la cocina, sin saber qué hacer. Tendría unos 4 o 5 años, estaba sentada y me tocaba. Entonces aprendí que eso no se hacía en público, aunque seguía haciéndolo en mi habitación. Era consciente de que eso no podía ser malo, porque me hacía sentirme muy a gusto. Por eso nunca me han gustado las monjas, ni nada de eso. El placer es algo natural. En los bebés, cuando les estás dando el biberón, se nota muchísimo que se frotan. Con mi hija, una vez que le noté acalorada, le dije que lo hiciera en su habitación, de forma tranquila y en privado, pero se llevó un corte tremendo. De hecho, no la he vuelto a pillar. Le tienes que decir hasta cincuenta veces que recoja un vaso, pero, figúrate cómo se respira en el aire que eso no hay que hacerlo en público, que, en un ambiente tan progresista como el de nuestra casa, con una vez dicha lo cogió al vuelo.

¿Que si en las escuelas les hablamos de sexo? En la escuela se les da clase de biología únicamente. Me suelo quedar pasmada de lo que veo, con el profesor hablando y los críos con unos sofocos y risas, y tan encendidos hormonalmente que ni oyen ni entienden. Es absurdo. Yo creo que haría falta dar clases reales de sexualidad, porque de algo que te da tanto placer que se hable tan poco lo convierte en tabú. Creo que informarnos está bien: informarnos de cómo llegar al placer, de que hay muchas formas, de los frotamientos que hacen los niños… Por otra parte, a mí me molesta la idea del amor romántico, porque ha hecho mucho daño. No sé dónde están esas cineastas femeninas que nos enseñen en el cine otra forma de ver el sexo.

Tiene claro que…

«Era ignorancia total. Me enseñó a masturbarme una vecina»
T., 75 años, madre de dos hijos

Yo estoy muy enfadada con la Iglesia católica por el papel que jugó durante el franquismo, cuando nosotros éramos jóvenes. No les puedo perdonar, porque todo era pecado, hasta «arrimarse» un poco cuando bailábamos en la plaza. Todo se hacía a escondidas, con miedo y había muchísima ignorancia. Yo personalmente tengo esa pena, porque me pregunto: ¿por qué no nacimos veinte años más tarde? Figúrate, ya de adultas, una vez escuché a una amiga decir que ¡te puedes quedar embarazada si te desnudas en la playa porque el semen del hombre anda suelto por ahí! Hicimos unas risas… Nosotros llegamos al matrimonio sin tener ni idea de sexualidad y, por suerte, no he tenido problemas para obtener placer. Eso sí, a mí a masturbarme me enseñó una vecina. Yo ya era madre, tendría unos 28 años, y ella empezó a decir que si estaba enfadada con su marido porque no le tocaba y le contesté que «yo eso no lo he hecho nunca». «¿Cómo qué no? ¿A qué vas a estar esperando?», me respondió.

A nosotras, hay que reivindicarlo, nos liberó la actividad política. Íbamos a hacer pancartas a la sede, a buzonear, a cocinar para sacar dinero para las ikastolas… de todo –hemos trabajado muchísimo–, pero después nos hacíamos nuestras juergas: salíamos a bailar, hacíamos muchas risas, cantábamos como locas… Aquella época fue nuestra liberación y nos ha pasado de todo, como aquella amiga, que luego se separó, que hasta le puso una vez pastillas para dormir al perro para poder salir de noche tranquila. Cuando volvió, se encontró con un lío terrible en casa, con el perro medio loco y los niños despiertos.

Con mis hijos siempre he hablado con naturalidad del sexo y por nuestra casa han pasado un montón de parejas que no tenían dónde estar juntos. Me acuerdo que una vez mi hijo estaba en su habitación con una chica, y mi marido dijo que «esto no puede seguir así». Yo le respondí: «¿Tú te estás enterando de que no estás solo en casa, de que también estoy yo». Se calló. ¿Y que cómo veo a las nuevas generaciones? Pues a los jóvenes no les veo más liberados a que nosotros. Las mujeres siempre hemos sido más avanzadas que los hombres y esto sigue igual, porque ellos siguen manteniendo la idea de ser el macho.

Yo, en los hombres, me fijo en la mirada. Algunas veces, igual estás despistada total, levanta la mirada y dices, «¡ay ama!».

Tiene claro que…

«He disfrutado tanto con los hombres como con las mujeres»
C., 59 años, sin pareja

Tendría yo unos 11 o 12 años, estaba en el hospital porque me habían operado, y leyendo un libro tuve el primer orgasmo de mi vida. Sin tocarme ni nada, solo leyendo, y me dije «¡qué bueno es esto!». Marqué la página y lo leía continuamente, porque seguía produciéndome orgasmos, hasta que mi madre y la enfermera se dieron cuenta. Un día, el libro desapareció y, cuando volvimos a casa, lo encontré, pero ya no me excitaba tanto. Creo que había cumplido su función.

Yo soy bisexual y he disfrutado de las dos formas, tanto de hombres como mujeres. ¿Que si hay diferencias? Para mí no tienen absolutamente nada que ver: con los hombres, el sexo es como más rápido, igual un poco más agresivo, disfrutas pero casi después de que el chico haya eyaculado; con las mujeres, siempre lo he vivido mucho más tranquilamente. Es mucho más suave y puedo decir que a mí se me hace mucho más placentero. Es como más mutuo, llevas más o menos el mismo ritmo, es más igualitario. Yo lo he vivido así: he disfrutado con los chicos y con la penetración y todo; o sea, lo he pasado muy bien, y con las mujeres también, pero reconozco que he tenido más relaciones con mujeres. De hecho, mis relaciones más largas han sido con mujeres. De todas formas, me he enamorado de la persona y, a partir de ahí, ha surgido la sexualidad. Otras mujeres son lesbianas-lesbianas… y yo, en cambio, no. Por ejemplo, me puedo masturbar tanto pensando en una mujer como en un hombre.

De la primera mujer de la que me enamoré, recuerdo que me ofusqué. Yo estaba con un chico entonces y fue como una obsesión. He tenido temporadas que he sido bastante monógama y otras que he sido un pendón, un auténtico desastre para mi pareja en ese momento. Ahora se me ha bajado la líbido muchísimo, aunque, bueno, hace poco estuve con las amigas en un sex shop haciéndonos unas risas, y compramos solo libros porque los juguetes eran caros, pero nos hemos estado whasapenado porque queremos volver.

Tiene claro que…

«Somos la ‘generación bocadillo’ entre ‘no seas una puta’ y ‘libérate’»
R., 24 años, con pareja

En casa, no recuerdo que existieran tabúes. Con la desnudez no había problema alguno, ya con la sexualidad… igual, si hubiera preguntado, mi madre me habría contado más, pero incluso alguna vez que planteó hablar de sexo, me cerré en banda. Ese reparo por mi parte supongo que sería causado a que en algún lado yo habría notado que esto no era algo muy natural de hablar.

Lo que se nos ha transmitido desde la educación ha sido la idea de la protección y no era tanto un espacio para preguntar o salsear, sino para enseñarnos los métodos anticonceptivos. Como ya nos habían enseñado a poner condones, en tercero de la ESO en las salas de sexualidad, suponía un poco de presión, porque «si he empezado a relacionarme con un chico, tendré que ponerle un condón», pensabas. Para mí aquel no era el momento, porque aunque lo intenté, hasta los 17-18 años no tuve una relación con penetración. Tengo el recuerdo de que a veces no podía y me preocupaba, con esa ansiedad de «jobar, tendría que estar haciendo algo que no hago bien». Pero más allá de eso, la primera vez con penetración fue con 18 años, tenía experiencias sexuales previas, y aunque no fue superplacentero, sí fue muy bonito.

Lo cierto es que en la sexualidad se mueven un montón de factores. A mí a veces me ha costado saber qué quiero y qué no. Para mí es importante el placer, ¿pero qué me produce placer y qué no? ¿Y qué tiene que ver con ser mujer el que la otra persona esté bien, que, aunque sea placentero para él, a veces a mí me haya llevado a no poder conectar conmigo misma?

Me parece que las mujeres de ahora tenemos más opciones disponibles por dónde tirar para tener un empoderamiento sobre nuestra sexualidad, otra libertad, otras ganas de descubrir… pero también creo que nosotras somos «la generación bocadillo»: por un lado, tenemos la presión de la época de nuestras abuelas, aquello de «no seas una puta y sé una mujer decente»; en la otra parte del bocadillo, está lo de «libérate, sé multiorgásmica, el sexo es salud y sé una fiera en la cama». Resulta un poco cortocircuitante moverte entre estos parámetros.

Yo creo que la pregunta debiera ser «¿y yo, qué coño quiero?»… y nunca mejor dicho. Pienso que la receta es tener bien la autoestima, para, desde ahí, ir buscando lo que me da a mí placer, para ver cómo lo quiero vivir y cómo lo quiero compartir.

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La sexualidad femenina como la pinta Dorothy Iannone

Dorothy Iannone (Boston, 1933), es una pionera de la emancipación sexual e intelectual de las mujeres y autora de una obra muy personal, en la que se mezcla el erotismo con la mística, el humor con la reivindicación y las historias autobiográficas con la literatura. Debido a la naturaleza tan abierta de su trabajo, lo que le supuso ser víctima de la censura en las décadas entre los 60 y los 80, y también a que ha vivido la mayor parte de su vida en Europa –actualmente reside en Berlín–, esta octogenaria no ha comenzado a recibir atención en su país de origen hasta hace poco. Considerada como una de las mujeres artistas más singulares de los siglos XX y XXI, el gran tema de su obra es «el amor extático». Sus representación de la unión sexual entre el hombre y la mujer adoptan una dimensión mística que plasma la unión espiritual y física de los opuestos. El suyo es un universo visual, colorido y abigarrado, que propone una lectura moderna y personal de las religiones orientales, aunque hay referencias culturales de todas clases. En sus cuadros se puede leer también su visión de su propia vida. Casada en 1958 con el pintor James Upham, fue la «causante» de que se levantase la prohibición en EEUU del ‘Trópico de Cáncer’ de Henry Miller –en 1961 fue detenida en un aeropuerto por intentar introducir el libro en el país– y su apasionada relación con el artista suizo Dieter Roth aparece plasmada vívidamente en sus cuadros. Todo ello está recogido en el libro ‘Dorothy Iannone: You Who Read Me With Passion Now Must Forever Be My Friends’ (Siglio, 2014).