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El amor que gana a los murmullos y la represión: tres historias de parejas LGTB en el mundo

2 July, 2015/in Artículo, EL DIARIO, Familia, Homosexualidad, Lesbianismo, Libertad sexual /by Editorea
  • Solo existe el matrimonio igualitario en cerca de 20 países, la mitad europeos: tres parejas LGTB de Venezuela, Uganda y Vietnam cuentan cómo superan los desafíos a los que se enfrentan
  • Las ugandesas Qwin Mbabazi y Julz tienen que esconder su relación y fingen que son hermanas: las dos han sufrido ataques homofóbicos
  • Gerardo y Rafael viven juntos en Venezuela, pero afirman que queda mucho por hacer para legitimar socialmente las relaciones entre personas del mismo sexo
Yen y Huong, Gerardo y Rafael, y Qwin Mbabazi y Julz comparten con eldiario.es su experiencia como parejas LGTB

Yen y Huong, Gerardo y Rafael, y Qwin Mbabazi y Julz comparten con eldiario.es su experiencia como parejas LGTB. / Imágenes cedidas.

Desde Venezuela hasta Vietnam, mantener una relación estable con una persona de tu mismo sexo supone afrontar en muchos casos no solo el rechazo familiar sino leyes que penalizan y consideran delito esta forma de amar. Hace diez años, España legalizó el matrimonio homosexual. Fue el cuarto país en hacerlo. Hoy en día, las parejas homosexuales pueden casarse en una veintena de países del mundo, la mitad de ellos europeos.

Este derecho todavía está lejos convertirse en una realidad para las ugandesas Qwin y Julz. En el continente africano tan solo Sudáfrica contempla el matrimonio gay. Pero que no sea legal o que la homosexualidad constituya un crimen, como es el caso de Uganda, no significa que no se produzan uniones informales. Qwin y Julz cuentan aleldiario.es cómo organizaron su boda simbólica y secreta justo un día después de la aprobación en su país de la conocida y polémica Ley Anti-Gay.

Venezuela también está a la cola en reconocimiento de derechos LGTBI dentro de América Latina, muy por detrás de países con legislación más avanzada como Argentina, Uruguay o Brasil. Allí viven su relación “completamente fuera delcloset” Gerardo y Rafael, una pareja de comunicadores que trabaja en su propia empresa de diseño web.

Donde sí pueden casarse desde principios de este año las parejas LGTBI es en Vietnam, aunque la unión no es equiparable a un matrimonio en términos legales. Una pareja de lesbianas como Yen y Huong ya no sería multada por hacerlo. Ellas no han tenido que pensar en si tendrán hijos o no. La niña ya estaba ahí, fruto de una relación anterior.

Tres historias en tres continentes. Tres parejas LGTBI comparten su experiencia, cada una con sus matices pero todas ellas con esa idea de fondo que expresa con sencillez la ugandesa Julz: “También somos humanos”.

Uganda: Qwin Mbabazi y Julz

Qwin Mbabazi y Julz han sufrido agresiones y amenazadas por su orientación sexual en Uganda

Qwin Mbabazi y Julz han sufrido agresiones y amenazadas por su orientación sexual en Uganda. / Imagen cedida.

Qwin Mbabazi y Julz habían planeado casarse el 21 de diciembre de 2013, aunque en su país, Uganda, la homosexualidad es un crimen y la unión carecería de valor legal. Por paradojas del destino, un día antes, el parlamento aprobaba la polémicaLey Anti-gay, un texto que endurecía las penas y que fue finalmente tumbado por la Corte Constitucional ugandesa en agosto de ese año. “Para mí fue el momento más difícil de nuestra relación. Muchos de nuestros amigos invitados no quisieron venir pues temían por sus vidas, por la amenaza de que fueran arrestados durante la ceremonia”, cuenta desde Kampala Julz, de 30 años. Por suerte, todo fue bien y ahora siempre sonríe cuando recuerda a Qwin aquel día.

“¿Realmente ella te hace feliz?”, preguntaron a Qwin sus hermanos cuando les habló de Julz. “Eso fue todo lo que les importó”. Qwin no le ha dicho abiertamente a su madre que es lesbiana. “Creo que ella se lo imagina y ver que le tiene mucho cariño a Julz me hace realmente feliz. Sabe que vivimos juntas”. Qwin salió del armario por primera vez ante sus mejores amigas. “Fue un shock para ellas, algunas lloraron, pensaban que me habían perdido pero les aseguré que seguía siendo yo y con el tiempo se acostumbraron a verme salir con chicas”, relata.

Conoció a Julz en una fiesta de cumpleaños en 2012. “Hubo química a primera vista aunque Julz entonces estaba saliendo con otra persona”. Julz dice que no está “dentro del armario pero tampoco fuera”. “La mayoría de mis amigos y familiares lo saben pero por mi estilo de vida. Tal vez en un futuro se lo digamos a nuestros padres pero todavía tenemos miedo de su reacción”, confiesa.

Uganda es uno de los países africanos con peor historial en lo que se refiere a la situación de las personas LGTBI, no obstante, también cuenta con un sólido movimiento de activistas y organizaciones que reivindican sus derechos y luchan contra la homofobia. “Ser una pareja de lesbianas en Uganda es difícil por el odio y la homofobia. Las probabilidades de violaciones correctivas y colectivas son muy altas. Eso nos preocupa, por eso seguimos diciéndole a nuestros vecinos o compañeros de trabajo que somos hermanas”, indica Qwin, que tuvo que renunciar a un trabajo porque descubrieron su orientación sexual y la amenazaron con contárselo a su padre mientras que sus superiores, cuenta, la chantajeaban y le pedían sexo a cambio de guardarle el secreto.

Las dos han sido objeto de agresiones homofóbicas. “Una vez unos hombres golpearon a Qwin en un club porque ella rechazó sus insinuaciones, nos tiraron las bebidas encima y nos insultaron. También hemos recibido mensajes desde cuentas falsas amenazándonos con exponernos públicamente en los medios de comunicación”, detalla Julz. Ataques en las redes sociales, amenazas, incluso de vez en cuando invitan a amigos varones a sus casas para que se hagan pasar por sus novios y les digan cosas como “cariño, y todo eso”, dice.

Aunque no es su caso, Qwin y Julz cuentan que en Uganda es habitual que las familias deshereden a las personas LGTBI. “A muchas personas las ha desheredado, les han pegado o les han negado el acceso a la escuela por ser gays. Afortunadamente también hay familiares que los apoyan aunque eso no sea bien recibido por el resto de miembros”, señala Qwin.

“Yo cambiaría las actitudes homofóbicas de la gente, les haría ver que las personas LGTBI también somos humanos, que nacimos así. Qwin y yo estamos juntas porque nos amamos. Es fantástico tenerla al lado. Nos completamos”, concluye Julz.

Venezuela: Gerardo y Rafael

“Llegó un momento en el que tuvimos que asimilar que lo nuestro era algo más que un polvo”, dice sin tapujos el caraqueño Gerardo Márquez, que lleva bien al día las cuentas de su relación con Rafael Vanezca. “El día 16 de octubre cumplimos ocho años”. Gerardo asegura que él ya estaba “muy fuera del closet [armario]”. A Rafael le costó un poco más. “Yo lo llevaba calladamente. Salí del closet muy viejo, a los 26, a raíz de un accidente cerebrovascular. En ese momento decidí vivir mi vida”, cuenta.

Tras la boda de una hermana a la que asistió solo a pesar de llevar años emparejados, tomó la decisión de hacer pública su relación. “El día siguiente de la boda les dije: “Miren, yo tengo una relación con Gerardo” y me dijeron que ya lo sabían, como lo más normal del mundo. Después lo dije en la oficina, en la calle y ya todo normal”.

En Venezuela la homosexualidad no está penalizada aunque el país, recalca Gerardo, “está atrasadísimo junto a Guyana [donde es ilegal], Bolivia, Perú y Paraguay en cuanto a reconocimiento de derechos LGTBI. Aquí todavía se sigue considerando al gay menos válido que al hombre normal”, lamenta. El rechazo, “que curiosamente es mayor cuanto más arriba se esté en la escala social”, matiza, lleva por ejemplo a que la orientación sexual se haya utilizado en algunas ocasiones como arma arrojadiza para desprestigiar a algún candidato político.

“No hay ningún diputado luchando por el matrimonio LGTBI, no hay representantes LGTBI en la Asamblea y si los hubiera están en el closet”, apunta Gerardo, quien no cree que las cosas vayan a mejorar en el corto o medio plazo: “No hay una voluntad política ni por parte del gobierno ni de la oposición de crear un marco legislativo”. En su país, sostiene, “el gay es la loca de la serie de televisión, el maricón de los chistes, se le da un trato muy denigrante”, afirma este licenciado en Comunicación Social.

Gerardo y Rafael viven su relación de manera pública en Venezuela

Gerardo y Rafael viven su relación de manera pública en Venezuela. / Imagen cedida.

Pese a todo, reconocen que a nivel social y cultural las cosas han mejorado en los últimos años. No hablan de homofobia aunque reconocen que todavía se dan situaciones extremas. Hablan, por ejemplo, de un amigo cuyo padre era alcohólico y se veía obligado a dormir con un bate porque algunas madrugadas “llegaba borracho y le tumbaba la puerta de la habitación plantándose con un cuchillo a matarlo porque él no iba a tener un hijo marico“. O de una familia que no acudió a la graduación de su hijo. “Pudo más la vergüenza del hijo homosexual que el orgullo del hijo graduado”, sentencia Gerardo.

En su día a día, Rafael y Gerardo, que colaboran en la fundación  Reflejos de Venezuela impartiendo charlas o difundiendo materiales educativos dirigidos principalmente a familias con hijos o hijas LGTBI, han aprendido a “des-sexualizar” las tareas domésticas. “Aquí los roles el patriarcado son un gran tema. ¿Quién lava los platos?, te preguntan. Los platos no tienen género. La cosa es que esto lo hago yo no porque sea hombre o mujer sino porque para mí es menos incómodo. Hemos visto casos de parejas en las que esto se convierte en motivo de separación, ¡la casa se los come!”.

Cuando se les pregunta cuál ha sido la experiencia más difícil para ellos no dudan en decir que la muerte de la madre de Rafael. “Ahí ya la familia de Rafael lo sabía pero claro, una cosa es eso y otra que se entere hasta el hijo de la vecina”, añade Gerardo, quien subraya que aquello los unió mucho como pareja, “poder estar en las malas”.

En las malas y en las buenas. Como unas vacaciones en Lima hace tres años. “Allí nos dimos nuestro primer beso emblemático en lugares públicos”, desvela Rafael. Y empezaron a coleccionar besos: frente a la catedral de Lima, en el balcón de la alcaldía de la capital de Perú, frente al Palacio de la Moneda en Chile, ante el Congreso de la República de Venezuela… “Hay gente que piensa que esto es contra natura, una elección, una inclinación, pero nosotros no vivimos a 45 grados”, dice Gerardo inclinándose sobre sí mismo entre risas. “Vivimos como el resto”.

Vietnam: Nguyen Hai Yen y Huong

La historia de Yen y Huong no es de dos sino de tres. Cuando Yen conoció a Huong esta tenía un bebé de su anterior matrimonio. “Llevamos ya cuatro años juntas pero al principio no fue fácil. Por un lado, porque nuestra relación no era aceptada por ser del mismo sexo y por otro, porque mi pareja había estado casada y tenía un bebé así que fue muy furo para ella que su familia la entendiera y aceptara la relación”, recuerda Yen por correo electrónico desde la ciudad vietnamita de Ho Chi Minh.

Estar juntas iba a ser un reto. En Vietnam las relaciones entre personas del mismo sexo no están penalizadas por ley. De hecho, el 1 de enero de 2015 entró en vigor una enmienda en virtud de la cual los matrimonios homosexuales dejaban de estar prohibidos aunque seguirían careciendo de validez legal, es decir, desde ese día las parejas pueden celebrar bodas simbólicas sin el riesgo de ser multadas aunque no serán legalmente un matrimonio a todos los efectos y derechos de los que gozan los matrimonios heterosexuales. La adopción todavía está lejos de ser una realidad.

“Durante los dos primeros años de estar juntas tuvimos que criar a la hija de Huong y hemos demostrado que podemos cuidar a una niña como cualquier otra pareja. Los padres aman a sus hijos y eso hacemos nosotras también”, explica Yen, que gradualmente se ha ido ganando la aceptación y el apoyo de la familia de su novia.

Las vietnamitas Yen y Huong han demostrado en su entorno que pueden criar a una niña como cualquier pareja

Las vietnamitas Yen y Huong han demostrado en su entorno que pueden criar a una niña como cualquier pareja. / Imagen cedida.

Yen es miembro activo de la organización de defensa de los derechos LGTBI “Living my life”. Los desafíos para las parejas del mismo sexo son muchos en Vietnam, reconoce Yen. “Antes del año 2008 no teníamos ninguna información sobre LGTB o sobre orientación e identidad sexual. No había una ley que nos criminalizara pero el matrimonio estaba prohibido. Éramos una comunidad totalmente invisible y carente de autoestima”, admite.

Invisibles por un lado y señalados en los medios de comunicación “como el mal, como pecadores, seguidores de un estilo de vida occidental contrario a la tradición”, apunta. “Ni las familias nos aceptaban ni se hablaba de esto en la escuela. Lo masculino era respetado, la heteronormatividad era el único estándar social”, añade la vietnamita quien resalta que ni tan solo dentro de las comunidades LGTBI se entendían unos a otros. “No había solidaridad entre nosotros pero ahora las cosas están cambiando”.

“Ahora nos podemos dar la mano en la calle o incluso besarnos con más facilidad que antes, pero somos conscientes de que todavía hay mucha gente que no entiende la homosexualidad. Hace falta tiempo”.

https://ehgam.eus/igoera/2014/04/logo-550.png 0 0 Editorea https://ehgam.eus/igoera/2014/04/logo-550.png Editorea2015-07-02 10:16:402015-11-30 10:22:18El amor que gana a los murmullos y la represión: tres historias de parejas LGTB en el mundo

El porno español revoluciona la universidad de Buenos Aires

2 July, 2015/in América latina, Cultura, Educación, EL MUNDO, Feminismo, Lesbianismo, Libertad sexual, Noticia @es /by Editorea
  • Las integrantes del grupo español PostOp montan un número de sexo explícito

  • Ha estallado en las redes sociales a través del hashtag #fsoc y se ha hecho trending topic

Las integrantes del grupo español PostOp durante su número

Las integrantes del grupo español PostOp durante su número. TWITTER

A la misma hora exactamente en que la presidenta peronista Cristina Fernández, viuda de Kirchner, hablaba por cadena nacional a toda Argentina desde la Casa Rosada y ponderaba a las universidades públicas, en la facultad de Ciencias Sociales de Buenos Aires tenía lugar un evento pornográfico.

Las integrantes del grupo español PostOp y varias activistas feministas argentinas han montado el numerito de sexo explícito“Postporno, miércoles de placer”, echadas sobre los chiringuitos de los partidos trotskytas y marxistas, que día a día compiten allí por captar a los estudiantes de las carreras de Sociología, Comunicación y Trabajo Social.

Esta vez en vez de sesudos debates en torno al estructuralismo y laEscuela de Frankfurt -dos tópicos en las asignaturas de esa facultad de la pública Universidad de Buenos Aires (UBA)– los alumnos y profesores presenciaron en directo a señoritas desnudas protagonizando escenas que parecían salidas de una película deNacho Vidal.

La convocatoria ya había advertido a los universitarios de qué iba la movida. “El posporno llega a Sociales, se pasea por los pasillos de la facultad y va sexualizando todo a su alrededor. Una propuesta para ampliar el imaginario pornográfico y experimentar otras formas sexualizadas de habitar el espacio universitario”.

Enseguida la novedad ha estallado en las redes sociales a través del hashtag #fsoc y se ha convertido en trending topic. Las imágenes colgadas en twitter no han dejado dudas de que se trató de un espectáculo auténtico y no de una mera actuación.

El Centro de Estudiantes, controlado por la izquierda, ha aclarado que no participó del evento. Lucía Romano, presidenta del cuerpo, aseguró al diario digital Infobae que el evento forma parte de “un programa de las autoridades de la carrera de Comunicación”. Y denunció que a las ‘actrices’ porque “hicieron pis en las mesas y se negaron a limpiar”.

https://ehgam.eus/igoera/2014/04/logo-550.png 0 0 Editorea https://ehgam.eus/igoera/2014/04/logo-550.png Editorea2015-07-02 08:32:592015-07-02 08:32:59El porno español revoluciona la universidad de Buenos Aires

Una década de Orgullo y juzgados

2 July, 2015/in EL MUNDO, España, Homosexualidad, Libertad sexual, Opinión, Política /by Editorea

Corren tiempos de conmemoración en estos días. Se ha cumplido una década de la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo que coincide, como en el momento de su aprobación, con la semana en que se celebra el día del Orgullo, con una histórica sentencia del Tribunal Supremo de Estados Unidos y con los emotivos homenajes por la reciente pérdida de uno de los activistas más importantes que hemos tenido en España en relación con las libertades civiles y de la lucha contra la discriminación por opción e identidad sexual: Pedro Zerolo, a quien tristemente despedimos hace unos pocos días.

orgullo madrid

Pero además, el aniversario de la modificación del Código Civil para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo presenta un balance positivo en lo cuantitativo, ya que ha habido más de 31.600 parejas, 19.410 de hombres y 12.200 de mujeres, desde julio de 2005, como en lo cualitativo, ya que, a pesar de que sin duda quedan retos pendientes, se ha contribuido de manera significativa a la normalización de las relaciones afectivas entre personas del mismo sexo.

Además el reciente cambio político en el ámbito municipal ha permitido una celebración simbólica, aunque no por ello de menor importancia, que ha sido la colocación de las banderas en una buena parte de los ayuntamientos de toda España. En definitiva, un balance positivo de una década de aplicación de la Ley que en estos días ha reafirmado.

Pero también en estos días se cumplen otras conmemoraciones legislativas. El pasado 29 de junio se han cumplido 10 años de la puesta en funcionamiento de los Juzgados de Violencia de género. Pero lejos de contar con grandes referencias informativas y actos conmemorativos, apenas una tímida nota de prensa del Consejo General del Poder Judicialy otras discretas valoraciones institucionales, han sido todas las menciones de esta tan señalada fecha.

También esta Ley presenta un notable balance cualitativo; se han pasado de los 17 juzgados creados inicialmente a los 106 actuales, además de más de 350 compatibles, que han instruido más de un millón cuatrocientos mil delitos y han dictado más de 200.000 sentencias con un porcentaje de condenas que ronda el 80%. Se han solicitado en este tiempo más de 300.000 órdenes de protección de las que se han concedido sobre un 60%.

Datos del propio Consejo General del Poder Judicial que pueden impresionar en términos absolutos pero que revelan que tan sólo se obtienen sentencias condenatorias en un porcentaje muy bajo de las instrucciones y que se deniegan cada vez más órdenes de protección en un escenario social en el que los casos de violencia de género no solo no bajan, sino que suben especialmente en ciertos grupos de edad si hacemos casos a la última macroencuesta publicada, aunque el número de denuncias no deja de bajar.

Puede, además, haber contribuido a esta ausencia de valoraciones el escenario incierto que para los delitos de violencia de género va a suponer la entrada en vigor de la reciente reforma del Código Penal, que a pesar de un aparente mayor compromiso con determinadas formas de violencia contra las mujeres, con nuevos delitos sobre acoso o matrimonios forzados, complica algunos aspectos procesales y en relación con la nueva calificación de delitos leves.

Pero además no dejamos de conocer resoluciones judiciales que siguen sin aplicar recomendaciones de la ley en materia de protección a menores, conmocionados con asesinatos de mujeres y menores en los que resulta inexplicable los fallos de los mecanismos de protección o datos sobre cumplimiento de condenas o reincidencia de los agresores sobre los que se informó en este mismo diario hace unos días que no son un buen balance.

Desde luego no pretendo oponer ni comparar estos dos escenarios que sólo tienen en común la coincidencia temporal de su conmemoración de una década de su entrada en vigor, pero que entre sus muchas diferencias se encuentran las de un balance de unos logros bien distintos que permite expectativas de futuro también muy diferentes.

Si 20 años son nada, como nos dice la canción, una década es exactamente la mitad. Pero parece evidente que incluso la mitad de nada, en términos históricos, sirve para evaluar el avance y la aplicación de la legislación y los avances de los derechos de las personas, o no tanto.

Marisa Soleto

Directora de la Fundación Mujeres.

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Los invisibles. Homosexualidad en la vejez

1 July, 2015/in Artículo, Euskal Herria @es, Familia, GARA @es, HOMOFOBIA @es, Homosexualidad /by Editorea

Entre las personas mayores, la heterosexualidad se da por descontada. En la vejez, los homosexuales desaparecen del imaginario colectivo y se vuelven invisibles. Hoy, los que vivieron el franquismo y lucharon por sus derechos temen la vuelta al armario y piden servicios específicos para evitarlo.

project: The Autumn Flowers

project: The Autumn Flowers

Los que tenemos más de 60 años hemos vivido, si no la guerra, la postguerra y el franquismo, la falta de libertades y la falta de educación en un ambiente abierto y relajado. Ahora nos encontramos con que el ‘armario’ puede abrirnos de nuevo las puertas. Tengo mujer, pero si un día deben ingresarme en una residencia de ancianos, ¿tendría la libertad de expresar mi vida emocional allí?».

Paulina Blanco es una activista de 65 años. Es parte de una generación que salió a las calles para exigir la equiparación de derechos de las personas homosexuales. En aquel entonces luchaba por conseguir más libertad. Hoy se trata de mantenerla y evitar la “vuelta al armario”. Su preocupación la comparten muchos otros ancianos del colectivo LGTB (Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales), que con un pasado de lucha a sus espaldas, exigen espacios en los que se sientan seguros y respetados.

«Tengo la sensación de que me robaron la vida». Marià vive solo en un piso social. A sus 88 años se apaña como puede sin ninguna ayuda ni asistencia. Estuvo casado pero, desde su divorcio, no tiene relación con sus hijas. «Cuando era joven tuve novias, me parecían dulces, pero siempre me sentí atraído por los hombres. Me esforzaba para apartar de mí este fantasma. Al mismo tiempo, sentía la presión del entorno para que me casase. En aquella época si tardabas con el matrimonio todo el mundo te miraba raro, te hacía preguntas: ¿Qué, no tienes novia? ¡Seguro que sales con alguna chica! Yo salía con un chico y creí que la mejor manera de cortar las habladurías era casarme».

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A los 23 años, trabajando de publicista en un laboratorio, Marià llegó a inyectarse un extracto testicular. «Quería hacerme más ‘hombre’. Nunca me consideré enfermo, pero tenía miedo a ser descubierto. En casa, mi padre reprimía cualquier comportamiento mío que a su parecer fuera demasiado femenino. Una vez, en plena calle, me gritó: ‘¡Camina bien, como un hombre’. Llegó a denunciarme por ser maricón y tuve que ir a declarar a la policía.

»Un día, durante el franquismo, la policía me pilló con un chico en la calle. Nos detuvieron y nos pidieron dinero. Dijeron que si pagábamos no nos pasaría nada. Yo estaba ya casado y la idea de que mi mujer se enterase me aterrorizaba. Entonces, saqué dinero del banco y pagué».

Marià se casó en 1960 y al principio «la cosa no fue mal». «Pero lo poco de hombre macho, jefe de una familia, que había en mí se acabó rápidamente. Fue un error mío, y lo pagué. No podía esconder ni cambiar mi verdadera naturaleza. Hablaba en sueños y mi mujer se dio cuenta de qué pasaba. Dijo que no lo entendía pero que iba hacer un esfuerzo para tolerarlo. Esto me hundió. No podía seguir así y me fui. Sin nada, pero me daba igual. Lo único que quería era acabar esta farsa».

Desde entonces, Marià vive solo. No tiene ayuda y hace todo solo: compras, limpieza, la cocina. De vez en cuando, alguien de la Cruz Roja le lleva alimentos. Son ellos también los que le acompañaron al hospital, cuando tuvieron que operarle. «Podría buscarme un cuidador, pero ¿con qué dinero? Tengo una pensión de 426 euros al mes, lo que apenas permite sobrevivir. Además, temo que venga alguien y no me sienta a gusto. ¿Cómo reaccionará cuando vea mi piso, mis libros, mis pinturas, e intuya que soy homosexual? Mucha gente todavía piensa que ser gay es una cosa fea. No podría vivir con eso en mi propia casa».

Tampoco habla de su homosexualidad con sus parientes. «Ni se plantean que podría ser gay y a veces hacen comentarios despectivos». Antes de hablar con cualquiera, Marià necesita ver puede confiar en él, «para que no se aleje de mí o empiece a tratarme con disgusto». «Me gustaría tener pareja, pero ya es tarde para mí. Tengo la sensación de que me robaron la vida, que no pude hacer las cosas como habría querido cuando tenía 20 o 30 años. Estoy cansado y pronto me iré, pero se quedará mi voz y ojalá contribuya a cambiar la mentalidad de la gente».

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Transexual, vivió como cualquier otra mujer casada. La comunidad LGTB ha ignorado a la vejez durante muchos años. Hoy, las primeras generaciones que lucharon por la igualdad de derechos llegan a la jubilación y el tema se impone en la agenda del colectivo. «Es necesario ocuparse de esta cuestión –subrayan activistas como Paulina–. En un país donde el cuidado de los ancianos dependientes recae en el 86% de los casos sobre hijos y familia, los servicios de asistencia resultan vitales para nosotros. Muchos no tuvimos descendientes, mientras que otros los perdieron en el proceso de auto-afirmación».

Una de las primeras en dar la voz de alarma fue Beatriz Gimeno, activista y expresidenta de la Federación Española LGTB. En un ensayo de 2002 destaca que muchos de los ancianos homosexuales viven en un contexto en el que la heterosexualidad se da por descontada y se estigmatiza o niega cualquier forma de comportamiento o de identidad no heterosexual. El miedo a la discriminación refuerza el aislamiento de estas personas que a menudo ni siquiera solicitan servicios que necesitan.

El aislamiento y la vulnerabilidad pueden ser aún más agudos en el caso de las personas transexuales. Al recibir cuidados físicos, ya sea en casa, en el hospital o en una residencia para ancianos, estas personas temen la reacción ante su sexo biológico, que no corresponde a su género. A la transfobia se junta la precariedad económica en que viven muchos de ellos. En su juventud, la mayoría se vio obligada a trabajar ilegalmente en el mundo del espectáculo o de la industria del sexo y hoy se encuentra sin recursos y sin derecho a una pensión de jubilación.

Lola empezó trabajar como cantante y bailarina cuando tenía 14 años. Nunca cotizó. Hoy, a sus 64 años, recibe solo una subvención de 426 euros. Vive en un piso cerca de Barcelona y ninguno de sus vecinos sabe que es transexual. Siempre fue muy femenina, lo que probablemente la salvó de palizas que muchas de sus amigas recibieron durante el franquismo. Hoy a nadie se le ocurre pensar que podría ser transexual, ni a ella le parece necesario explicarlo.

Vivió como cualquier otra mujer casada, compartiendo piso con Josep, su pareja durante 40 años, y llegaron incluso a “tener” una hija. «Por accidente», dice Lola, porque la hija de una vecina no quiso conservar su bebé. «Si tú no la quieres, me la llevo», bromeó. «Nos ocupamos de ella durante 15 años, como si fuera nuestra hija. Un día llegó su madre biológica diciendo que la necesitaba de vuelta. Se nos rompió el corazón, pero ¿qué quieres?, legalmente no podíamos hacer nada».

A diferencia de la mayoría de transexuales, la familia de Lola siempre la apoyó mucho. «La primera vez que fui con Josep a visitar a mis padres, me encontré con una cama de matrimonio en mi antigua habitación. ‘¿Qué? –me soltó mi madre– No dormiréis por separado, ¿no?’».

El fantasma de la soledad apareció cuando Josep murió hace dos años. Al dolor de la pérdida se sumaron problemas económicos y nuevos miedos, como el de transfobia, que antes Lola nunca tenía en cuenta.

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Rebelde, monja, madre, pareja… «Es importante formar al personal médico y auxiliar que atiende a las personas mayores», subraya Javier Irujo, un trabajador social. El primer paso sería suponer que hay usuarios LGTB entre los ancianos y asumir que no se pueden identificar. «Una vez fuimos a una residencia que acogía a más de 200 personas», dice Paulina, «y cuando preguntamos cuántas personas LGTB había, nos contestaron que ninguna. Nos echamos a reír. ¿Quién podía creer eso?». Estudios como el de Alfred Kinsey (1948) estiman que entre el 5% y el 10% de la población es homosexual. Pero muchos, al entrar en una residencia lo ocultan por miedo a ser rechazados o a que les maltraten, ya sea el personal o los propios usuarios. «En ocasiones, también vuelven al armario en su propia casa», añade Javier. «Cuando contratan a los auxiliares esconden elementos que podrían revelar su orientación o piden a según qué amistades que no les visiten mientras estas personas están en casa. ¿Se imaginan qué estrés supone eso?».

Maite se mudó hace tres años a un edificio de pisos para ancianos. Quería estar cerca de su hija. «Necesita que le eche una mano y a menudo me ocupo de mis nietas. En el edificio tengo buenos vecinos, muy amables, pero no le dije a nadie que soy lesbiana. Estos temas producen aquí un rechazo total. Para muchos somos como tigresas asalta-mujeres. A una vecina le tachan de ‘lesbiana’ solo por llevar pantalones. No tengo ni idea si lo es o no. Pero ojalá esta mujer viniera un día a decirme: ‘Maite, ¡que soy así!’. ¡Qué alegría me daría! ¡Ya no me sentiría tan sola aquí!».

Maite tiene 74 años. Desde pequeña sentía algo especial por algunas amigas, pero no sabía lo que era. «¡Me estás hablando como un chico habla a una chica!», le soltó un verano una muchacha. Era rebelde, se subía a los árboles y a los tejados. Una “machota”, como decía su madre. A los 18 decidió entrar en un convento. «Quizás la idea de compartir la vida con mujeres me atraía. Y nada, ingresé. La comida era escasa y mal preparada. Nos imponían una disciplina pensando que el fervor religioso pasaba por la humillación. Yo me sentía mal y después de algunos meses me fui. Pero lo echaba de menos y entré otra vez, en uno de clausura. Las reglas eran mucho más suaves allí y pasé dentro 8 años muy felices. Pero cuando me enamoré de una compañera empezaron los problemas. Tenía fuertes dolores de cabeza, insomnios, estaba agresiva. Iba a un psicólogo, pero no le podía decir nada. Nunca estaba a solas con él. El único que conocía mis ‘problemas’ era mi confesor. Me incitaba a que me dominara. Yo lo intentaba pero solo obtenía más dolores de cabeza y más insomnio. Finalmente me fui».

Maite pasó por un periodo tumultuoso de experiencias bisexuales. Se quedó embarazada y «arregló» un matrimonio con un señor con dos hijos. «La cosa fue mal. Durante años intentaba ser la mujer y madre perfecta. Luchaba conmigo misma hasta que un día ya no pude más». En las Navidades, con su hijo de 9 años y su hija de 8, se fueron de casa «en bicicleta». «Mi familia reaccionó muy bien. Siempre tuve mucho apoyo en ella. Mi madre me envió una carta: ‘Papá y yo siempre hemos sabido que eras diferente’, ponía.

»Me enamoré de Rosa a primera vista. Ella tenía hijos también, y juntas formamos una gran familia. Fuimos muy felices durante 14 años. En público nos hacíamos pasar por primas. Las dos éramos cuidadoras y temíamos por nuestro trabajo. Pero en el barrio se daban cuenta. A veces llamaban por teléfono y gritaban: ‘¡Tortillera, asquerosa, lesbiana!’. No le dábamos importancia. Como nosotras había muchas. En general, pasábamos desapercibidas, porque a nadie se le ocurría que dos mujeres podían hacer algo». «Muchas mujeres de mi edad siguen así hasta ahora –continúa Maite–. La invisibilidad nos da libertad pero, por otro lado, en muchos sitios no podemos compartir nuestras vivencias. En donde yo vivo no lo puedo hacer y lo echo de menos. Me siento aislada».

«Fumaba negro para ser más ‘hombre’». Algo empieza a cambiar, pero de manera muy puntual. Entre 2008 y 2010, en Barcelona y Madrid se crearon fundaciones LGTB que atienden a los ancianos. La Fundación Enllaç, en colaboración con el Ayuntamiento de Barcelona, organizó un grupo de trabajo y forman personal médico y cuidadores de personas mayores. Pero falta convencer a residencias y centros de atención para que las lleven a cabo. En paralelo, en colaboración con el Departamento de Trabajo Social de la Universidad de Barcelona, están ultimando la primera investigación que se realiza en el Estado sobre LGTB y tercera edad. Según este estudio, «la mayor parte del colectivo quiere servicios específicos, siente que la atención que pueden recibir es poco respetuosa y temen que perder la autonomía les suponga la vuelta al armario», asegura Josep Maria Mesquida, profesor e investigador del Grup de Recerca e Innovació en Treball Social y responsable de la investigación. «Después de una vida llena de lucha –añade Paulina–, de haber pagado impuestos mientras se nos negaban derechos básicos durante muchos años, llegando a la vejez exigimos poder disponer de espacios en donde se tenga en cuenta nuestra trayectoria y se nos respeten los afectos».

El desarrollo de estos servicios necesita apoyo y financiación de la Administración pública. «Ya hemos visto proyectos de construcción de residencias o de complejos de pisos para personas LGTB mayores –destaca Federico Armenteros, presidente de la Fundación 26 de Diciembre en Madrid–. Resultan caros, no hay socios para financiarlos y las administraciones públicas tienen miedo de guetización. Ahora apostamos por un geriátrico LGTB abierto a todo aquel que estuviera de acuerdo con la política del centro. Tenemos sitio, pero nos falta dinero para restaurarlo y adaptarlo. Mientras tanto, pusimos en marcha un centro diario. Hacemos comidas, talleres de costura, teatro. La gente viene porque aquí se sienten menos solos y pueden hablar abiertamente de todo. Estamos en el centro de Lavapiés y vienen no solo los homosexuales. Hay también abuelitas del barrio».

La convivencia en ambientes abiertos existe, pero es todavía la excepción que confirma la regla. «Yo por fin puedo disfrutar del día a día –dice Pako, de 73 años–. Me mudé a un pueblo para estar cerca de mi hija. Tenía mis dudas. ‘¿Y si le causo problemas a ella?’, me decía, ‘¿Si vuelven los comentarios acerca de mi persona?’. Afortunadamente, me equivoqué. La gente aquí me acepta y me siento respetado. Pero creo que es un pueblo especial. Tiene mucha actividad cultural y mucha gente está relacionada con el mundo de arte. Imagino que en otros sitios te puedes convertir fácilmente en la ‘maricona’ del pueblo, y esto sería horrible».

De joven, Pako luchó por no ser homosexual. Siempre quiso tener una familia. Empezó un noviazgo, pero poco antes de casarse le asaltaron las dudas. «Fui a hablar con un cura que conocía desde pequeño. ‘Esto es una barbaridad –le dije– no lo puedo hacer’. Él me aseguró que con fuerza de voluntad podría cambiar. Pronto me di cuenta de que fue un error, pero ya tenía hijos. El tiempo pasaba y la bola se hacía cada vez más grande. Pensaba que con un hombre solo podría tener sexo, y cuando a los 30 me enamoré de uno, la bola estalló».

Tras el divorcio, Pako se sintió liberado. «Pero para mis hijos, que eran pequeños, tuvo que ser traumatizante. ¡De repente te enteras de que tu padre es gay! Con mis hijas tengo ahora una relación fantástica. Con mi hijo mayor la cosa está aún cuesta arriba, pero estoy seguro de que con tiempo todo se arreglará».

«Ahora me siento realmente yo –concluye Pako–. Antes constantemente me controlaba para que no se me notara. No cruzaba las piernas cuando me sentaba. Llevaba las manos en los bolsillos porque cuando hablo gesticulo mucho. Me decía ‘las mueves tanto que se te notará’. Fumaba negro para ser más ‘hombre’. Hasta que un amigo me dijo: ‘Ten cuidado cómo coges el cigarrillo’. ¡Imagínate vivir así! Me costó mucho llegar a donde estoy y jamás volvería al armario. El pasado queda detrás y quiero disfrutar del presente».

https://ehgam.eus/igoera/2014/04/logo-550.png 0 0 Editorea https://ehgam.eus/igoera/2014/04/logo-550.png Editorea2015-07-01 18:47:472015-10-13 13:20:43Los invisibles. Homosexualidad en la vejez

San Petersburgo prohíbe la celebración del orgullo gay

1 July, 2015/in EL MUNDO, HOMOFOBIA @es, Homosexualidad, Noticia @es, Política, Rusia /by Editorea
  • La decisión se basa en una ley aprobada en 2013 que censura la ‘propaganda homosexual’

  • Activistas de los derechos de los homosexuales habían organizado un desfile en agosto

Manifestación en contra de la ley de propaganda homosexual frente a la embajada de Rusia en Madrid

Manifestación en contra de la ley de propaganda homosexual frente a la embajada de Rusia en Madrid EL MUNDO

27Activistas de los derechos de los homosexuales han denunciado que las autoridades de San Petersburgo, la segunda ciudad más grande de Rusia, han prohibido la celebración de un desfile del orgullo gayprevisto para el próximo 2 de agosto.

“Las autoridades han puesto como pretexto que ley prohíbe la propaganda de la homosexualidad entre los menores de edad y este evento la podría violar”, explicaron los activistas de la ONG GayRussia en un comunicado.

Los mismos organizadores ya habían solicitado la celebración de un desfile del orgullo gay para el pasado 25 de julio en San Petersburgo, pero también fue rechazada por la administración de la ciudad por “más o menos las mismas razones”, dicen en el mismo comunicado.

Según los medios locales, una asociación de veteranos de guerra, incluyendo ex paracaidistas, había expresado su “indignación” por la celebración del orgullo gay el 2 de agosto, día tradicional de celebración para las fuerzas aéreas de Rusia.

La homosexualidad en Rusia

Rusia, donde la homosexualidad era considerada un crimen hasta 1993 y como una enfermedad mental hasta 1999, aprobó en 2013 una ley en la que castiga con multas y hasta con penas de prisión todos los actos de “propaganda” de la homosexualidad ante menores de edad.

Según Human Rights Watch, los homosexuales sufren en Rusia cada vez más violencia, a menudo tolerada o incluso “alentada” por las autoridades. Hace unas semanas, un video viral en Youtubemostraba la agresividad con la que los ciudadanos de Moscú reaccionan al ver a dos chicos que paseaban agarrados de la mano.

https://ehgam.eus/igoera/2014/04/logo-550.png 0 0 Editorea https://ehgam.eus/igoera/2014/04/logo-550.png Editorea2015-07-01 15:15:242015-08-01 15:18:56San Petersburgo prohíbe la celebración del orgullo gay

MADRID:”El PP ha sido una piedra en el zapato y nos ha visto todo este tiempo como un enemigo”

1 July, 2015/in Artículo, España, Homosexualidad, Libertad sexual, Política, PUBLICO /by Editorea
  • El presidente de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), Jesús Generelo, tiene la certeza de que el Orgullo “con Carmena va a ser diferente”.
El presidente de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), Jesús Generelo, durante la entrevista en Público

El presidente de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), Jesús Generelo, durante la entrevista en Público / Christian González

MAS INFORMACION
  • Carmena lleva la bandera arcoíris al Ayuntamiento de Madrid durante el Orgullo
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  • Manuela Carmena: “Me gustaría que la fiesta del Orgullo Gay se acabe encuadrando en la historia de Madrid”

ALICIA IBARRA

@aibarragamez

MADRID.- El presidente de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), Jesús Generelo, tiene la certeza de que el Orgullo “con Carmena va a ser diferente” y que los cambios políticos que ha habido en el Ayuntamiento de Madrid ayudarán a que la fiesta sea “más grande, más rico y que englobe a toda la gente de la ciudad”, lejos de los problemas que han sufrido bajo el mandato de Ana Botella. Así lo ha declarado al diario Público en una entrevista: “El PP ha sido una piedra en el zapato y nos ha visto todo este tiempo como un enemigo”.

En este sentido, los primeros pasos de la actual alcaldesa, Manuela Carmena, han sido bastante significativos: Ha izado la bandera arcoíris en el Ayuntamiento de la capital durante los días que dura el Orgullo y desea que el evento “se acabe encuadrando en la historia de Madrid”.

Antes de presidir la organización, Generelo trabajó en diferentes planes de educación dentro de FELGTB, luchando por llevar a nivel nacional la Ley Integral de Transexualidad, el Pacto de Estado por el VIH/SIDA, la visibilidad de la diversidad como instrumento pedagógico o la protección legal de la diversidad familiar. Lleva al frente de la Federación desde el mes de febrero, continuando la línea marcada por la anterior presidenta, Boti García Rodrigo, junto a la que Generelo fue secretario general.

¿Hasta qué punto Zerolo va a estar presente en este Orgullo?
​
Va a estar presente todo el tiempo: en la pancarta de cabecera como ha estado siempre, en el pregón en el manifiesto, en los actos que se van a organizar, en los Premios Triángulo… No sólo es su Orgullo, los diez años de matrimonio también le pertenecen.

Él es el símbolo de que si hay voluntad política se pueden cambiar las cosas. Hizo de lo personal algo político. Hizo política desde el respeto, convenciendo a los adversarios y no pensando en vencerles únicamente. Siempre quiso sumar y convencer a la gente para que apoyase sus ideas. Recordar la fraternidad le gustaba.

Se acerca la gran fiesta del Orgullo, ¿cómo ha vivido la Federación estos años de mandato de Ana Botella, alcaldesa del Partido Popular?

El PP ha sido una piedra en el zapato y nos ha visto todo este tiempo como un enemigo. El Ayuntamiento de Botella ha aprovechado la crisis para hacer recortes claramente ideológicos, aunque ellos sólo admitan que son económicos. A la Federación le han paralizado totalmente las ayudas.

Botella nos ha puesto muchos problemas, por poner un ejemplo, con la música. Los poderes públicos tienen que aceptar este movimiento tal y como viene y ajustarlo a la legalidad. Ha sido muy difícil trabajar con ellos para organizar el Orgullo. No han querido ver la riqueza que esta celebración es capaz de dar a la ciudad, no sólo a nivel económico, sino también a nivel social y cultural.

Son incapaces de comprender que es un evento nacido de una demanda social, que ha crecido poco a poco y que ahora es un orgullo estatal. Además somos la envidia de muchos países europeos; ningún otro lugar tiene una fiesta así.

¿Qué esperáis de la recién llegada, Manuela Carmena?
​

Estamos teniendo reuniones con el equipo de Carmena y, aunque no haya dado tiempo a organizar demasiado por el poco tiempo que hemos tenido, nos han ofrecido todo tipo de ayudas. “Lo que necesitéis”, dijeron en la última reunión. Sabemos que con Carmena va a ser diferente.

Es injusto que nos miren como un enemigo o como una molestia para la ciudad. Al menos ya podemos dialogar con alguien; nos han dado su palabra de que van a convertir el Orgullo en un tema de ciudad.

Va a haber presencia de Carmena en este Orgullo. El concejal del distrito Centro, Jorge García Castaño, ya ha estado hablando con nosotros y hay voluntad para hacer un Orgullo más grande, más rico y que englobe a toda la gente de la ciudad.

¿Qué espera Chueca y los comerciantes del barrio de la nueva alcaldesa?
​

Colaboramos con la asociación de comerciantes del barrio, AEGAL, y manifestaron su alivio ante el cambio de interlocución que han experimentado.

Después de estar tantos años en la FELGTB llevando temas educativos, ¿qué medidas cree que deberían tomarse inmediatamente desde el ministerio de Educación?
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En primer lugar incluirnos, para que los niños lo vean como algo normal. La diversidad en la escuela no puede ser nunca un conflicto, sino una oportunidad para ampliar la forma de pensar, el respeto y la convivencia. Pasa con los inmigrantes, pasa con las familias homoparentales… es intolerable que tengan que sufrir.

Esto se soluciona trabajando contra los prejuicios, haciendo un cambio de política radical. Con programas como el de “Chueca Kids”, donde hacemos actividades y talleres con los más pequeños, intentamos hacer esto.

En este sentido, ¿qué papel debe jugar la Iglesia?

​
La mayor parte de la Iglesia española debería medir sus palabras y darse cuenta del daño que pueden llegar a hacer. Su papel es discriminatorio.

Nuestro grupo de Fe y Espiritualidad dentro de la Federación ayuda a quienes tienen problemas en este sentido. Muchos se siente rechazados por su propia Iglesia, y eso es muy duro para un creyente.

Ha habido cambios con este Papa porque no sentimos la agresividad que sentíamos con Rouco, pero sigue habiendo declaraciones que hacen mucho daño. Por ejemplo, Cañizares hablando de la homosexualidad es ver una obsesión.

¿Es cierto que Alfonso Alonso no se ha reunido aún con vosotros?
​

Hasta ahora no. Reducir fondos en prevención es hipotecarse para el futuro, por la cantidad de personas que se pueden infectar. Desde Sanidad se han disfrazado las cuestiones ideológicas de económicas. A nivel educativo pasa exactamente lo mismo.

Nos reunimos con sus secretarios de Estado y tenemos la sensación de que les entra por un oído y les sale por otro. La respuesta del Gobierno no es lo que nuestro colectivo se merece.

¿Qué esperáis de las elecciones generales? Por los planes a nivel estatal que queréis proponer como la Ley Integral de Transexualidad o el Pacto de Estado por el VIH/SIDA.
​
En realidad lo que reivindicamos en este Orgullo son cosas a nivel estatal. Que la igualdad legal sea igualdad real y viceversa. La Ley Igualdad LGTBI, la Ley de Transexualidad, el pacto de Estado contra el VIH/SIDA y contra la discriminación, o el plan urgente para reducir los niveles de acoso escolar que muchos niños sufren son algunas de nuestras prioridades.

Por estas propuestas, da la sensación que el cambio en la Federación es continuista, puesto que fuiste secretario general con Boti.
​
Sí, pero exigimos muchos cambios cómo los que te he indicado. Llevamos 10 años de matrimonio igualitario y ahora queremos conseguir la igualdad real. Cataluña y Extremadura con la Ley de Igualdad LGTBI y Andalucía con la Ley de Transexualidad son los primeros pasos.

Los derechos son contagiosos. Muchos países europeos quieren tener las leyes que tenemos nosotros. Es necesario un cambio de política a nivel estatal, sobre todo a nivel educativo. Si legalmente no se pueden impedir derechos, sí pueden ponernos obstáculos. Con Educación para la Ciudadanía se empezó a trabajar el acoso, pero la actualmente no se permite trabajar nuestras ideas.

¿Cuál es vuestro papel a nivel europeo?
​

Tenemos una visión integradora formando parte de International Lesbian, Gay, Bisexual, Trans and Intersex Association (ILGA). Igual que tenemos 43 organizaciones en todo el territorio español, intentamos que funcione igual en Europa.

Tenemos muy pocos fondos porque las ayudas nos las han recortado hasta niveles dramáticos y trabajar con Europa cuesta mucho dinero. Somos órgano consultor de Nacionales Unidas por lo que intentamos que no ser homosexual no sea un privilegio de occidente, sino que se expanda al resto de países. Ya no es desde un punto de vista de solidaridad, sino de justicia.

¿Hay mucha migración homosexual?
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Claro, de hecho se están poniendo muchos impedimentos para que se puedan cumplir las leyes. La Ley dice que hay que dar asilo a gays, lesbianas o transexuales que necesiten asilo por correr peligro en sus países y no lo hace. Se deniegan asilos hasta en situaciones claramente demostradas de riesgo de muerte.

Hace un mes una chica de Camerún, Christelle Nangnou, tuvo que hacer con nosotros una recogida de firmas urgente en Change.org porque la devolvían en 4 días a su país. El Ministerio del Interior no se creía su historia y no hizo nada porque se quedara. Christelle había sido portada en un periódico de su país, señalada por ser activista lésbica.

¿Ha aumentado la homofobia en estos últimos años?
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No ha aumentado. Comparativamente con otros países no somos de los que más sufren. Venimos de un país en el que hace sólo 40 años te metían en la cárcel por sospechar que podías ser homosexual, daba igual que ni siquiera hubieras mantenido relaciones sexuales. Si miramos atrás vemos que hemos avanzado muy deprisa aunque aún queden muchos flecos.

El acoso escolar o los delitos de odio son algo sistémico. Hace muy poco el Ministerio sacó un informe donde el 40% de los delitos de odio es por homofobia. Segue habiendo dificultades a la hora de tratarte como a un ciudadano más.

¿Las redes han reducido o fomentado el acoso?
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Ambas. Los adolescentes que vienen a la Federación con experiencia de discriminación, en muchas ocasiones ha sido a través de la Red, pero es un acoso mucho menor que el que han sufrido generaciones anteriores. Además gracias a Internet tienen más información y no viven esa soledad que vivíamos la personas de mi generación.

https://ehgam.eus/igoera/2014/04/logo-550.png 0 0 Editorea https://ehgam.eus/igoera/2014/04/logo-550.png Editorea2015-07-01 10:25:002015-07-01 10:25:00MADRID:”El PP ha sido una piedra en el zapato y nos ha visto todo este tiempo como un enemigo”

Zapatero homenajea a Zerolo y a España como país pionero en el matrimonio gay

1 July, 2015/in EL CORREO, España, Homosexualidad, Libertad sexual, Noticia @es, Política /by Editorea
  • El expresidente ha encomendado a Pedro Sánchez, “volver a poner en pie la asignatura de Educación para la Ciudadanía, para que la escuela vuelva a ser un lugar de educación en derechos humanos, y con ello seguir por esa senda”

El expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero hace extensivo a España el homenaje que ha rendido el PSOE a Pedro Zerolo, por haber sido un país “pionero” en la “conquista de la dignidad y la igualdad frente a tantos siglos de humillación y falsedades” con la aprobación de la ley de matrimonio homosexual hace diez años.

“Sí, de vez en cuando también tenemos que hacer un homenaje a nuestro país”, ha defendido Zapatero, que ha levantado de su asiento a los presentes en ésta y otras ocasiones durante una intervención de emoción contenida.

Ante unas 500 personas reunidas en la sede de UGT para homenajear al fallecido Zerolo, el expresidente ha encomendado al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, “volver a poner en pie la asignatura de Educación para la Ciudadanía, para que la escuela vuelva a ser un lugar de educación en derechos humanos, y con ello seguir por esa senda”.

Sánchez, que no ha recogido el guante, si ha prometido aprobar una ley de igualdad y no discriminación si llega al gobierno en noviembre, tras recordar que Zerolo, siempre que le veía, se lo pedía. En el acto, que ha presentado la actriz Antonia San Juan y al que han acudido amigos y familiares de Zerolo, encabezados por su esposo, Jesús Santos, Zapatero ha encomendado al líder del PSOE -al que se ha referido como “nuestro Pedro Sánchez”- la labor de “ensanchar la libertad” del país

A pesar del supuesto distanciamiento entre ambos, Zapatero y Sánchez han llegado juntos y han escenificado su entendimiento en lo que se refiere a conquistar libertades y derechos. “El PSOE es el partido de la mayoría porque es un partido de minorías”, ha dicho el expresidente, que ha definido a Zerolo como un “santo laico de la democracia española”.

Sánchez, por su parte, ha rendido tributo al que fuera secretario de Movimientos Sociales del PSOE y concejal del Ayuntamiento de Madrid durante la última década reivindicando el sentido de la “política transformadora” que, a su juicio, él representó.

A ese respecto, ha advertido de que “quien se conforma con conservar lo que hay se arriesga a perderlo todo”. “Hoy no vale con tener una posición conservadora”, ha dicho el líder del PSOE, en alusión al PP, al que ha acusado de continuar “llegando tarde” o “sin llegar” a los avances sociales.

El líder del PSOE y candidato a la presidencia del Gobierno ha coincido con Zapatero en que hace diez años los socialistas tenían razón cuando dijeron que hoy con esa ley España sería un país mejor y ha resaltado que el apoyo a la ley de matrimonio igualitario ha aumentado del 57 al 88% entre los españoles, “el apoyo más grande del mundo, gracias a ti, Jose Luis, y a un líder como Pedro Zerolo”, ha rematado.

Representantes de diversos colectivos con los que trabajó éste han expresado su gratitud por las diferentes luchas por los derechos civiles y ciudadanos en las que se implicó.

El secretario general de UGT, Cándido Méndez, le ha definido como el “campeón de la igualdad” y como un “experto en vencer el miedo” y ha recordado que nunca faltaba a las manifestaciones del 1 de mayo. Durante el acto, también se ha reconocido, con algún abucheo, el papel del que fuera ministro de Justicia cuando se aprobó la ley, Juan Fernando López Aguilar, apartado del PSOE por una acusación de violencia machista.

https://ehgam.eus/igoera/2014/04/logo-550.png 0 0 Editorea https://ehgam.eus/igoera/2014/04/logo-550.png Editorea2015-07-01 09:23:032015-07-01 10:20:16Zapatero homenajea a Zerolo y a España como país pionero en el matrimonio gay

“La ley fue una inyección de autoestima para nosotros”

1 July, 2015/in Artículo, EL PAIS, España, Homosexualidad, Libertad sexual, Política /by Editorea
  • María Teresa Fernández de la Vega hace balance en el décimo aniversario de la norma que legalizó el matrimonio homosexual
  • ESPECIAL 10 años de matrimonio homosexual en España
María Teresa Fernández de la Vega

María Teresa Fernández de la Vega / SANTI BURGOS

María Teresa Fernández de la Vega (Valencia, 1949) era vicepresidenta primera y portavoz del Gobierno que presidía José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE) cuando las Cortes aprobaron, el 30 de junio de 2005, la ley de matrimonio igualitario. “Hubo una inyección de autoestima para nosotros. La ley fue muy bien acogida por el partido. ¡Estábamos eliminando una discriminación de siglos!”. En el despacho de la Fundación Mujeres por África, que preside, De la Vega recuerda con precisión los últimos pasos del proyecto: “El Congreso la aprobó el 30 de junio, el Rey la sancionó el 1 de julio, el 2 se publicó en el BOE, y el 3 entró en vigor”, recita casi de carrerilla. “Para estas cosas tengo mucha memoria”, presume.

De la Vega inscribe esta ley dentro de la apuesta general del PSOE tras las elecciones de 2004 por el “reconocimiento y ampliación de los derechos de la ciudadanía”. “A lo mejor el matrimonio homosexual no estaba en el programa con esas palabras, pero estaba en esta idea”, defiende. Con esa ley y otras aprobadas en la misma legislatura (la de violencia de género, de igualdad, de dependencia, tabaco,reproducción humana asistida, cotitularidad de la tierra), España “se situó en el grupo de países pioneros”.

En lo que respecta al matrimonio homosexual, no solo se situó en el grupo: se puso en cabeza. “Había países muy avanzados, como Holanda y Bélgica, que ya permitían el matrimonio homosexual, pero no la adopción. Nosotros lo teníamos claro. La igualdad significaba que se tuvieran todos los derechos, incluso a acceder a la adopción”, afirma la actual miembro del Consejo de Estado.

En su recuerdo, la ley fue un hito, pero no un problema especial. “Nunca tuvimos ninguna duda al respecto, sino la constancia, en términos democráticos, de que la ley tenía un apoyo mayoritario. Lógicamente, nos hubiera gustado que se aprobara con mucho más consenso, pero teníamos el apoyo de quienes nos habían votado para emprender esos cambios. Era un ejercicio de la acción del Estado que demostraba un blindaje de la libertad y la autonomía. Fue la defensa del interés general confirmada democráticamente”.

Sabe De la Vega que aquella ley tuvo una especial carga en la imagen de España. “¡La de entrevistas que di! Nadie se lo esperaba de un país como España!”, comenta. Y resalta un aspecto “bonito” de esta y otras leyes sociales de aquella legislatura anterior a la crisis. “Eran una ampliación de la libertad sin menoscabo de nadie. Se eliminaba una discriminación secular que había impedido a unos conciudadanos vivir en plenitud de derechos en libertad e igualdad. Y, más allá de los aspectos legales, se les daba el derecho de expresar sus emociones sin ser señalados”, afirma. Pero el beneficio de la ley no fue solo para gais y lesbianas. “Con ella se fortalecía el Estado de derecho y se reforzaba la convivencia democrática”.

Desde su puesto de presidenta de la Fundación Mujeres por África, la exvicepresidenta valora aún más aquel logro. “África es probablemente el continente más homófobo, pero la discriminación más onerosa sigue siendo la de género”, dice. “Es la desigualdad más difícil de erradicar. Aquí mismo acabó, legalmente al menos, hace relativamente poco. En la militancia por la igualdad hemos recorrido un largo camino. Yo misma adquirí la mayoría de edad y acabé de estudiar Derecho sin tener derechos. Y, aún ahora, en la configuración normativa estamos en la vanguardia, pero falta por adquirir la igualdad real”. Esto mismo podría decirse sobre los derechos de la población LGTB (lesbianas, gais, transexuales y bisexuales). De la Vega coincide con el recientemente fallecido Pedro Zerolo en que esa lucha debe ir de la mano del feminismo.

De la Vega, que también es juez, afirma que “nunca hubo en el Gobierno dudas acerca de la constitucionalidad de la ley, como luego demostró el fallo del propio Constitucional”. También admite que “hubo oposición de los sectores más conservadores de la sociedad y de la Iglesia católica”, pero dice que nunca les hicieron dudar. “Estaban en su derecho de manifestar su opinión, incluso convocaron manifestaciones, pero nosotros teníamos la convicción democrática de que había que hacerlo”, declara. Con algo más de intensidad recuerda que entre quienes más se opusieron estaba el sector de jueces más conservador. “Hubo quien se negó a aplicarla, quien dijo que iba contra su conciencia, pero el poder Judicial y el Supremo les quitaron la razón. Cuando uno es juez lo es para defender la ley, no para imponer sus ideas”, concluye tajante.

Hay satisfacción en el balance de aquella época. “Zapatero dijo que con esta ley el país se volvía más decente. Yo añadiría que también más digno”.

https://ehgam.eus/igoera/2014/04/logo-550.png 0 0 Editorea https://ehgam.eus/igoera/2014/04/logo-550.png Editorea2015-07-01 09:16:112015-07-01 09:16:11“La ley fue una inyección de autoestima para nosotros”

Cómo se consiguió el matrimonio gay

1 July, 2015/in Artículo, EL PAIS, España, Homosexualidad, Libertad sexual, Política /by Editorea
  • La conjunción de activistas y políticos logró la aprobación de una ley pionera. El éxito comenzó al superar la idea de que bastaba una regulación de parejas de hecho
  • ESPECIAL 10 años de matrimonio homosexual en España
  • FOTOGALERÍA El primer ‘sí, quiero’ gay en España
Zerolo abraza a un compañero a las puertas del Congreso tras la aprobación de la ley el 30 de junio de 2005

Zerolo abraza a un compañero a las puertas del Congreso tras la aprobación de la ley el 30 de junio de 2005. / ULY MARTÍN

En diciembre de 2002, Pedro Zerolo dio una entrevista a EL PAÍScon motivo de su reelección como presidente de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB). Al acabar la exhaustiva conversación –dos horas de grabación; Zerolo siempre fue un chorro de ideas- llevó al periodista hasta una mesa de trabajo en su despacho de abogados del paseo de Rosales de Madrid. Sobre ella, desparramados, decenas de folios, impresiones del BOE y fotocopias de códigos marcados y subrayados. En el off the record(las declaraciones que se hacen pactando que no se van a publicar), Zerolo, orgulloso, explicó aquellos papeles: “Son el futuro. Las más de 60 leyes que estamos revisando para cuando se apruebe el matrimonio entre personas del mismo sexo”.

No dijo “si se aprueba”. No hubo condicional. Lo expresó como una certeza. Y una novedad. El activismo LGTB vivía tiempos convulsos. No hacía tanto, recuerda Miguel Ángel Fernández, entonces miembro de grupo LGTB del PSOE y secretario del Colectivo Lambda de Valencia, y posteriormente coordinador de la secretaría de Movimientos Sociales del PSOE cuando la dirigió Zerolo, que el objetivo más realista del movimiento era conseguir una ley de parejas de hecho que reconociera derechos básicos (herencia, pensión, acceso a la sanidad) a las uniones del mismo sexo.

El 22 de octubre de 1994 el colectivo Lambda hizo su primer Congreso

El 22 de octubre de 1994 el colectivo Lambda hizo su primer Congreso. / CARLES FRANCESC

Era el camino que se ofrecía entonces. Cataluña había aprobado suley de parejas en 1998, y después llegaron las de Aragón, Navarra, País Vasco, y hasta comunidades gobernadas por el PP, como la valenciana y Madrid, hicieron las suyas. Además, en 1999 Franciaaprobó su contrato de unión civil (PACS), poniendo las bases de lo que todos los participantes en esta historia no dudan en calificar ahora como “un matrimonio de segunda”, pero que, a principios de este siglo, parecía un avance enorme. “En 1991 y 1992, cuando empezamos a militar, bromeábamos sobre que nuestros hijos o, más probablemente, nuestros nietos, verían la legalización del matrimonio igualitario”, dice Toni Poveda, expresidente de la FELGTB.

Los últimos años del siglo XX apuntaban a que, después de siglos discriminados, gais y lesbianas se conformarían con una ley de parejas. De hecho, como recuerda Fernández, en 1997 y 1998 hubo dos manifestaciones en Madrid –“eran en febrero y pasábamos mucho frío”- pidiendo esa ley. No fueron tan multitudinarias como las del Orgullo, que desde 1995 a 2000 habían pasado de la pequeña marcha de decenas de activistas a congregar a miles de personas (ya se hablaba de 500.000 o más), pero sí fueron significativas.

Fin de semana del Orgullo Gay en Madrid en 2005

Fin de semana del Orgullo Gay en Madrid en 2005. / CLAUDIO ÁLVAREZ

Aquella reclamación tuvo su reflejo en las Cortes. Hasta cinco propuestas se presentaron durante las legislaturas de mayoría del Partido Popular (1996-2004), y el propio partido que dirigía José María Aznar llevó la suya en 1997,que no se llegó a votar. Fue la punta del iceberg de un interés del PP por orillar un problema que crecía por momentos, y que causaba una profunda división entre sus votantes y diputados. El veterano activista Jordi Petit, de la Coordinadora Gai-Lesbiana de Catalunya y ex secretario general de la Asociación Internacional de Lesbianas y Gais (ILGA), relata cómo fue llamado dos veces a La Moncloa, sede de la presidencia del Gobierno, una durante cada una de las dos legislaturas de Aznar. “Fueron encuentros muy discretos, sin ninguna publicidad. Me llamaron para intercambiar opiniones, y ni me pagaron el tren”, recuerda. Él mismo, a través de aquellos encuentros, refleja el cambio de las aspiraciones de la población LGTB. “En el primer encuentro con los asesores de Aznar, pedimos una ley de parejas estatal que reconociera las relaciones de afectividad análogas a la del matrimonio con independencia de su orientación sexual”, recuerda Petit. Aquella fórmula, la de “relación análoga al matrimonio”, había sido acuñada por una abogada, María José Valera, que consiguió por primera vez que se indemnizara como si fuera el viudo a la pareja masculina de un hombre muerto en accidente de tráfico, cuenta Petit. “Más tarde se usó en la ley de arrendamientos urbanos de 1992”, y se mantuvo después.

Pero el propio Petit admite que cuando en la segunda legislatura (2000-2004) le volvieron a llamar, ya la coordinadora catalana había decidido que “no aceptaría leyes gueto”. “Teníamos claro que no entraríamos en una ley de segunda”. La calle ya pedía el matrimonio sin ambages, y que el PP al final no hiciera nada al respecto “fue una suerte”, reflexiona ahora Petit. “No queríamos un sucedáneo, tenía que ser matrimonio sí o sí. Algunos decían que el matrimonio no iba a salir jamás, pero luego se vio que el PACS francés fue un tapón que no reconocía la afectividad y era solo un contrato que, además, dejaba fuera aspectos como la posibilidad de adquirir la nacionalidad de la pareja o la adopción, y han tardado 15 años en regular el matrimonio igualitario”, añade.

Con ese bagaje, el congreso de la FELGTB de 2002 fue una “refundación orientada a la lucha por el matrimonio”, afirma Beatriz Gimeno, quien era presidenta de la asociación cuando se aprobó la ley. Pero hicieron falta una serie de cambios para que esa meta se viera con realismo.

Mendiluce (d), Beatriz Gimeno, Inés Sabanés, Pedro Zerolo y Trinidad Jiménez poco antes de la inauguración del II Congreso de la Federacion Estatal de Gays y Lesbianas, que se celebra en Madrid en 2002

Mendiluce (d), Beatriz Gimeno, Inés Sabanés, Pedro Zerolo y Trinidad Jiménez poco antes de la inauguración del II Congreso de la Federacion Estatal de Gays y Lesbianas, que se celebra en Madrid en 2002. / EFE

El primero fue la victoria de José Luis Rodríguez Zapatero en 2000en el congreso del PSOE que le nombró secretario general. El expresidente tuvo una madrina en Trinidad Jiménez, la misma que ofreció a Zerolo ir en su lista para el Ayuntamiento de Madrid en 2003, con lo que dio el salto desde el activismo en los movimientos sociales al de la política formal. “Le presenté a Zapatero a raíz de su entrada en el Ayuntamiento. No cabe duda de que Pedro era muy simpático y tenía mucho liderazgo. Le nombré portavoz de Medio Ambiente para que se construyera un perfil más allá del activismo LGTB, pero él nunca renunció a él. Zerolo participó mucho en la campaña, y, cuando Zapatero le conoció, quedó convencido”.

Nadie duda de aquel flechazo –el propio Zapatero ha admitido queaceptó la necesidad de esa ley por Zerolo-, pero no todo fue cuestión de simpatía. Gimeno cuenta que “al poco de ganar Zapatero el congreso”, fueron convocados a Ferraz, la sede del PSOE en Madrid. “Lo difícil fue convencerle de que pasara de una ley de parejas a la de matrimonio. Cuando nos vimos con él en un sótano de Ferraz al poco de ser elegido, gracias a Leire Pajín, en aquel momento secretaria de Movimientos Sociales del partido, no lo tenía muy claro. Pero hablamos mucho y él dijo que le habíamos convencido y que lo iba a meter en el programa”. Gimeno, que es actualmente diputada autonómica en Madrid, elegida en las listas de Podemos, cree que, en parte, fue relativamente fácil ganar su apoyo “porque nadie pensaba que fuera a ganar” en las próximas elecciones. “Pero una vez metido en el programa él se lo creyó, y nunca más temí por el proceso”, afirma. Jiménez va más allá en la importancia de que Zapatero estuviera convencido: “Con otros líderes del PSOE de entonces la ley no habría salido”, asegura.

Aquel apoyo político fue reforzado con el de otros partidos de izquierda, como IU. “A ellos también tuvimos que convencerles. Su reparo era que decían que casarse era conservador. En una reunión, una diputada me preguntó muy agresiva que por qué queríamos casarnos. Tuve que contestarle que ella se había casado ya tres veces”, cuenta Gimeno.

La lucha en los despachos no les hizo perder la de la calle. En octubre de 2003 los activistas escenificaron su apuesta y acudieron a los registros civiles de Madrid y Valencia a pedir casarse. Contaban con el rechazo, afirman Poveda y Fernández, pero aquella protesta fijó el objetivo. Y, también, dejó dos fotos simbólicas de los protagonistas símbolo de ese cambio. En Madrid, Zerolo, su novio, Jesús Santos, y la pareja formada por Gimeno y Boti García llevaron como testigos a las portavoces del PSOE, Trinidad Jiménez, y de IU, Inés Sabanés. En Valencia, a Fernández y Poveda les acompañaron Carmen Montón (PSOE) y el portavoz de L’Entesa en las Cortes Valencianas, Ramón Cardona.

Boti García (3d) y Zerolo con sus parejas junto a Trinidad Jiménez el 22 de octubre de 2003.

Boti García (3d) y Zerolo con sus parejas junto a Trinidad Jiménez el 22 de octubre de 2003.

“Eso fue antes de que fuera diputada nacional”, comenta Montón. Ella formó parte de “una casualidad” que, cuando el PSOE ganó las elecciones de 2004, llevó a buen término la promesa del programa electoral de modificar el Código Civil “a fin de posibilitar el matrimonio entre personas del mismo sexo y el ejercicio de cuantos derechos conlleva, en igualdad de condiciones con otras formas de matrimonio, para asegurar la plena equiparación legal y social de lesbianas y gais”.

Montón –“una joven de 29 años sin conocimientos jurídicos”, como ella misma se define- se hizo cargo de la portavocía en la Comisión de Igualdad, y Zerolo de la secretaría de Movimientos Sociales en la ejecutiva del PSOE. “Yo era muy atrevida. Convencimos al portavoz del grupo, que era Alfredo Pérez-Rubalcaba, para presentar una proposición no de ley por parte del grupo parlamentario. Bono expresó dudas respecto a la adopción, pero luego nos apoyó”, cuenta. Fernández afirma que fue el propio Zerolo quien pidió a Rubalcaba y a Zapatero ese nombramiento para una diputada joven que se estrenaba esa legislatura, porque quería tener una aliada. Aun así, convencer a los diputados no fue fácil. “No hubo una guerra, pero sí tuvimos que ir uno a uno. Y no solo con los del PSOE; también queríamos que se unieran los de IU, ERC, PNV, CiU. Que fuera todo el mundo a excepción del PP, que sabíamos que se iba a negar”, añade. “Cuando fui a la Comisión de Justicia, hubo muchas preguntas sobre la adopción. Se esgrimieron estudios que eran falsos. Fue como estar ante un tribunal”, afirma.

Los cinco presidentes del colectivo Lambda de lesbianas, gays y transexuales

Los cinco presidentes del colectivo Lambda de lesbianas, gays y transexuales. De izquierda a derecha: Ximo Cádiz, Miguel Ángel Fernández, Antonio Poveda, Rubén Sancho y Fernando Lumbreras el 4 de febrero de 2005. / SANTIAGO CARREGUI

Aquellos meses crearon “un fuerte vínculo en un pequeño grupo”, dice la diputada: Zerolo, Gimeno, Poveda, Fernández, ella misma… “Era un proyecto muy bonito del que nacieron alianzas indestructibles. Nos llamábamos todos los días, comentando lo que había pasado, preparando argumentarios, adaptándolos”, dice. “Aprendimos mucho”, afirma Poveda. “Por ejemplo, a referirnos a la jerarquía católica, y no a la Iglesia católica, porque teníamos el apoyo de muchas agrupaciones de base y queríamos marcar la diferencia. También que había que contestar con serenidad, sin agresividad”, cuenta.

En aquella lucha política y mediática, contaron con muchos otros cómplices. Fernández recuerda a Ximo Cádiz, que fue secretario de la FELGTB, “y una máquina haciendo argumentarios”. Gimeno menciona el papel de Javier Gómez, entonces tesorero de la FELGTB y militante reconocido del PP (su boda con el abogado Manuel Ródenas fue la única gay que celebró Alberto Ruiz-Gallardón como alcalde de Madrid). “Él nos contaba lo que pasaba en el partido, y así íbamos preparados”, relata. Precisamente por Gómez y los encuentros personales, Giménez se dio cuenta de que “no todo el PP estaba contra la ley. Muchos tenían hermanos, hijos, amigos, gais o lesbianas, y cuando los veías te decían: ‘Ánimo, lo vais a conseguir”. Aquella división se mantuvo hasta el día de la votación de la ley. Con las invitaciones de los parlamentarios de izquierda agotadas, hubo gais que obtuvieron invitaciones de diputados del PP para asistir a la sesión, aunque los invitadores iban a votar que no.

Poveda añade a la lista de aliados fundamentales a Pilar Blanco Morales, directora de Registros y Notariado, “que sacaba argumentos propios que ni nosotros habíamos previsto, como hizo en un debate con Benigno Blanco, del Foro de la Familia”.

Manifestación contra la legalización de matrimonio homosexual convocada por el Foro de la Familia el 18 de junio de 2005

Manifestación contra la legalización de matrimonio homosexual convocada por el Foro de la Familia el 18 de junio de 2005 bajo el lema “La familia sí importa. Por el derecho a una madre y un padre. Por la libertad”. Marcha que contó con el apoyo del Partido Popular y de la Conferencia Episcopal Española. / BERNARDO PÉREZ

El trámite fue relativamente rápido –lógico si se tiene en cuenta el trabajo previo-, y tuvo una fuerte oposición en las Cámaras y en la calle. El Consejo de Ministros aprobó el anteproyecto el 1 de octubre de 2004 y el Congreso votó la ley el 30 de junio de 2005. Pero, en medio, los obispos, parte del PP y organizaciones como el Foro de la Familia convocaron una manifestación el 18 de junio como último recurso de protesta. Fue muy numerosa, pero no torció la voluntad del Gobierno. “Aquella vez vi a Zerolo triste. Costaba ver tanto odio”, recuerda Fernández. Doce días después, la ley salió adelante con 187 votos: los de PSOE, ERC, Izquierda Verde, PNV, BNG, CC, CHA y los diputados de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) Carles Campuzano y Mercè Pigem. Celia Villalobos, del PP, también votó a favor. Se abstuvieron los otros cuatro diputados de CDC, y votaron en contra el PP y los diputados de Unió Democràtica de Catalunya (147 votos en total).

Rouca Varela en la manifestación convocada por el Foro de la Familia contra el matrimonio igualitario en junio de 2005

Rouco Varela en la manifestación convocada por el Foro de la Familia contra el matrimonio igualitario en junio de 2005. / LUIS MAGÁN

Parte de los populares no se resignó, y presentaron un recurso de anticonstitucionalidad. En noviembre de 2012, el tribunal avaló la ley. 31.610 matrimonios después (datos hasta 2014, los últimos que da el INE), de los que el 39% son de mujeres, la normalidad legal de estas parejas es el fruto de toda aquella frenética actividad.

Nos mostramos con orgullo

COGAM (COLECTIVO DE LESBIANAS, GAIS, TRANSEXUALES Y BISEXUALES DE MADRID)

Con motivo del día del Orgullo, el Cogam redacta un manifiesto que recuerda el décimo aniversario de la ley de matrimonio homosexual, el pasado, el presente y el futuro que todavía está por llegar.

Un 28 de junio, arrancó en las calles del Greenwich Village de Nueva York un nuevo grito histórico por la dignidad humana y hoy, 48 años después, volvemos a unirnos con una sola voz para reivindicar que la igualdad no sea sólo formal sino que se convierta en igualdad real.

En España esta manifestación comenzó en Barcelona y ya son varios años los que llevamos reivindicando igualdad, dignidad, respeto, inclusión, diversidad y aunque debemos estar contentos de lo conseguido, el camino no ha sido fácil.

Un camino de obstáculos es difícil de completar pero cuando lo terminas y miras atrás te sientes orgulloso. En muchos momentos de nuestra reciente democracia el Gobierno ha mirado hacia otro lado, nos ha dado la espalda, ha obviado el camino de la igualdad. Pero en otros, España ha sido de los primeros. Este año celebramos el décimo aniversario de la aprobación de la ley de matrimonio igualitario, ley que marcó el gobierno de Zapatero y nos puso a la cabeza en materia de igualdad.

Este año, orgullosos, reivindicaremos Leyes por la Igualdad Real, ¡YA!. Leyes que hagan de esta sociedad un lugar mejor donde vivir, porque un país diverso es un país que merece la pena. La igualdad es el camino correcto, la no discriminación es la medida para hacer un país inclusivo y pacífico.

Por ello, por quienes no pueden vivir como son, reivindicamos que el gobierno tenga muy en cuenta a la población LGTB+ en los protocolos de asilo. Solicitamos una ley básica que aborde de manera integral las necesidades del colectivo transexual, una ley de igualdad de trato y contra la discriminación; en el terreno educativo es esencial aprobar un conjunto de normas que fomenten el respeto a la diversidad sexual en las aulas, un conjunto de leyes que nos permitan formar una familia, criar y educar a nuestros hijos en igualdad y, entre otras, también consideramos necesario un pacto social contra el estima y la discriminación por VIH/sida.

La diversidad en su propia definición es inclusiva y por eso vamos de la mano en nuestra lucha con la población inmigrante, con el pueblo gitano, con las personas con discapacidad… Con todos y todas que de un modo u otro sufren discriminación por su diferencia, que es precisamente lo que nos hace grandes e iguales. Seguiremos siendo activistas, peleando por una sociedad que nos trate a todos por igual, una sociedad más justa en la que poder vivir.

Esto es lo por lo que lucharemos y no pararemos hasta conseguirlo porque si algo hemos aprendido de nuestro querido presidente Pedro Zerolo, es que merece la pena pelear para que todos los españoles se puedan sentir orgullosos por convivir en igualdad.

Junta Directiva de COGAM, Colectivo de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales de Madrid

https://ehgam.eus/igoera/2014/04/logo-550.png 0 0 Editorea https://ehgam.eus/igoera/2014/04/logo-550.png Editorea2015-07-01 08:59:142015-07-01 08:59:14Cómo se consiguió el matrimonio gay

El mundo sale del armario en Madrid

1 July, 2015/in Artículo, EL PAIS, España, Homosexualidad, Libertad sexual, Política /by Editorea
  • España se ha convertido, con una de las legislaciones más avanzadas, en receptor de homosexuales perseguidos en Oriente Próximo y al otro lado del Mediterráneo
El nigeriano Osmond Ayo, quien tras huir de su país por su orientación sexual ha rehecho su vida en Madrid

El nigeriano Osmond Ayo, quien tras huir de su país por su orientación sexual ha rehecho su vida en Madrid. / JAIME VILLANUEVA

Fady, un sirio de 34 años con estrés postraumático, tardó dos meses en recuperarse de la paliza que dos dos sicarios contratados por su familia le dieron por ser homosexual. “Todavía estaba ingresado en el hospital cuando recibí una llamada de mi padre. Me dijo que lo que había pasado era un aviso. ‘O cambias o a la próxima te mato”, cuenta Fady, que huyó de su país hace casi cuatro años y rehizo su vida en Madrid. El Gobierno le acaba de conceder asilo político.

“España, y dentro de ella Madrid, se ha convertido en centro receptor depersonas LGTB [lesbianas, gais, bisexuales y transexuales] de todas partes del mundo, quienes debido a la situación en la que viven en sus países, en los que existe persecución legal y social, sobre todo en África y Oriente Próximo, se han visto obligadas a desplazarse y, en ocasiones, a huir”, explica Manuel Ródenas, director del Programa de Información y Atención a Homosexuales y Transexuales de la Comunidad de Madrid. En 13 años, este centro ha atendido a 10.852 personas, el 17% extranjeros. Muchos, solicitantes de asilo.

La legalización hace diez años del matrimonio entre personas del mismo sexo ha convertido, sobre todo a la capital y a otras grandes ciudades como Barcelona, en una especie de paraíso terrenal de los homosexuales oprimidos del otro lado del Mediterráneo, pero también de América Latina. Chueca es la utopía posible para los perseguidos en aquellas sociedades donde ser gay, lesbiana o transexual es una enfermedad, un pecado o una abominación del diablo.

La familia de Ejid Yetene, del Congo, le torturó por ser gay

La familia de Ejid Yetene, del Congo, le torturó por ser gay. / JAIME VILLANUEVA

Ejid Yetene, un congoleño de 26 años, continúa a la espera de ser reconocido como refugiado político, y eso que lleva siete años en Madrid. “Mi padre me torturaba: primero me pegaba con el cinturón mientras me decía que iba contra la ley de Dios, que era un seguidor de Satanás porque me gustaban otros chicos… Yo he tenido suerte. Muchos de los que conocí no lo pueden contar, como Denzu y Allain, dos amigos que desaparecieron. ¡Sin más! ¿Quién va a investigar el envenenamiento o crimen de un gay en África?”, plantea mientras toma una naranjada en la plaza de Chueca, epicentro del movimiento LGTB de España. “¡Flipé la primera vez que vi el Orgullo! ¿En África? ¡Impensable, olvídate!”, ríe.

A lo largo de la conversación, Yetene intercala la pasión que todos los africanos sienten por el fútbol y, también en su caso, por la música, del rap al hip hop. Es así, relajado, cuando se atreve a enfrentarse a las pesadillas que aún le atormentan. “Lo peor era cuando mi padre me untaba con un picante rojo por todo el cuerpo. Lo machacaba y me lo extendía por todos lados: por el pene, por el ano… Me decía que era un remedio tradicional para curarme, mientras yo me retorcía de lo que picaba. ¡Dolía! Me lo hizo entre ocho y diez veces, sin que los policías y militares que lo veían dijeran nada”, relata Yetene.

Manuel Ródenas, director del Programa de Información y Atención a Homosexuales y Transexuales de la Comunidad de Madrid.

Manuel Ródenas, director del Programa de Información y Atención a Homosexuales y Transexuales de la Comunidad de Madrid. / JAIME VILLANUEVA

Pese a sentirse “libre” y como en casa en Madrid, pide que le fotografíen de espaldas. Que no le reconozcan. “La comunidad africana en España sigue siendo muy conservadora. El mensaje de las iglesias evangélicas no tiene que ver con la actitud del nuevo Papa. Por no hablar del wahabismo, la visión rigorista del Islam. Un gay es la encarnación del mal. El pecado hecho carne”, advierte Ródenas. Con un añadido: si los gais lo tienen mal para salir del armario, ser mujer y lesbiana en África u Oriente Próximo es anatema.

Osmond Ayo, nigeriano de 38 años, fue activista en su país, que aplica la sharía en el norte, donde ser gay se paga con la muerte. Por llevar una pulsera arcoíris, el símbolo universal LGTB, Ayo estuvo siete meses en la cárcel. Una turba estuvo a punto de lincharlo cuando la mujer que su familia eligió como esposa le pilló en la cama con su novio. Ayo pagó 500 dólares en 2008 a un amigo de la infancia, “de una mafia”, para que le colase de polizón en un carguero. “Me engañó. Creía que iría a Canadá y aparecí en Barcelona, sin hablar palabra de español”, cuenta, mientras narra cómo, por azares del destino, se terminó instalando en Leganés.

Ayo tuvo un papel destacado en la fiesta del Orgullo de 2014 de Madrid. “Me manifesté por la gente que no se puede manifestar en sus países. Por ejemplo, en Nigeria, donde en la zona cristiana te pueden caer 14 años porque te guste la gente de tu mismo sexo, y diez si formas parte de una organización o si no delatas a alguien por su condición sexual… En mi país casi me mataron y en España me han aceptado. Estoy orgulloso de ser lo que soy”, expone. “Madrid es una ciudad abierta, nada que ver con mi tierra”, dice Karim, marroquí de Tetuán de 40 años. Ser homosexual también es un delito en su país. “No tengo pluma, y lo he llevado tan en secreto que mi familia no lo sabe. Mejor. No lo entenderían”, añade. Karim culpa a la religión y a la cultura.

La felicidad de Ayo no es plena. Sigue aguardando a que España le dé asilo. El sirio Fady, cuya vida cambió cuando se negó al matrimonio concertado que su familia había decidido —“intenté que me gustaran las mujeres, pero no”—, ha tenido más suerte. Pero sigue necesitando pastillas para dormir “cinco horas si se da bien la noche”. Cuando no, repasa las veces que sus padres le daban de comer aparte para que no se acercara a sus hermanos. “Comía solo, cenaba solo… No fuera a ser que los contagiara”, lamenta.

Mapa mundial de la homofobia

  • Pena de muerte: Arabia Saudí, Irán, Mauritania, Sudán, Yemen, los estados del norte de Nigeria, de mayoría musulmana, que aplican lasharía, y el sur de Somalia.
  • De 14 años de prisión a cadena perpetua: Antigua y Barbuda, Bangladesh, Barbados, Guayana, Malasia, Pakistán, Sierra Leona, Sri Lanka, Tanzania, Trinidad y Tobago, Uganda y Zambia.
  • Hasta 14 años de prisión: Angola, Argelia, Belice, Botswana, Bután, Camerún, Emiratos Árabes Unidos, Eritrea, Etiopía, Gambia, Gaza, Ghana, Guinea Conakry, India, Jamaica, Kenia, Kuwait, Líbano, Liberia, Malawi, Marruecos, Mozambique, Myanmar, Nigeria, Omán, Papúa Nueva Guinea, Qatar, República Central Africana, Senegal, Siria, Somalia, Sudán del Sur, Togo, Túnez, Turkmenistán, Uzbekistán y Zimbabue. Además hay una docena de estados isleños del Caribe y del Pacífico.
  • Limbo legal: Las legislaciones de Afganistán, Lesotho, Namibia y Swazilanda no especifican el tiempo en prisión. En Egipto, Libia y Rusia la legislación no es “específicamente homófoba” según la Asociación Internacional de Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transgénero (ILGA, en su acrónimo en inglés). En el caso de Rusia, se restringe la libertad de expresión y de asociación.
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