Un colegio concertado de Madrid compara la ley contra la homofobia con el fanatismo terrorista

El centro concertado Juan Pablo II de Alcorcón (Madrid) manda una carta a padres y alumnos que arremete contra la Ley de Identidad y Expresión de Género e Igualdad aprobada por la Asamblea de Madrid.

ADRID.- El colegio concertado Juan Pablo II de Alcorcón (Madrid) ha mandado una carta a todos sus alumnos en la que su director, Carlos Martínez, arremete contra la Ley de Identidad y Expresión de Género e Igualdad aprobada en la Asamblea de Madrid, según ha difundido este miércoles la Cadena Ser.

Después de repasar los atentados terroristas que se han vivido este verano en Europa, Martínez denuncia que “nuestros políticos parece que se entretienen en generar problemas inexistentes y complicar las cosas”. Justo después nombra la ley contra la homofobia que ha aprobado la Comunidad de Madrid, la tacha de “absurda” y afirma: “Es dogmatismo acusar de discriminación a quien piensa diferente, es un despropósito pretender imponer una ideología a fuerza de sanciones. El parecido con el fanatismo terrorista es inquietante“.

En la carta —una misiva de bienvenida al nuevo curso para los alumnos y las familias del centro— el director asegura que “el islam o la ideología de género no son más que otros programas humanos y son maquinaciones condenadas a la disolución y al fracaso“.

Martínez adjunta y recomienda la lectura de la carta que firmaron los obispos de Getafé y Alcalá de Henares en contra la ley, en la que afirman que el texto “niega la diferencia sexual varón-mujer” y “pretende anular la enseñanza pública de la Biblia”.

El colegio Pablo II de Alcorcón separa a los alumnos por sexo. Chicos y chicas sólo están juntos en el comedor, el patio y durante las extraescolares.

Una crítica homófoba en Tripadvisor contra un hotel canario indigna a los clientes

Un turista inglés desata el enfado de otros usuarios por un comentario sobre sus vacaciones con su novia

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Una imagen de la manifestación del Día del Orgullo Gay 2016. CORDON

Nunca salió nada bueno de la frase: “Yo no soy racista/machista/homófobo pero…”. Da igual el adjetivo que se utilice, la primera parte de la frase queda completamente contradicha con el argumento que prosigue al “pero”. Este fue el caso de un turista británico que el pasado día 19 compartía una opinión enTripadvisor sobre un hotel de Gran Canaria con el título: “La comida fue genial, pero los gais me hicieron sentir incómodo”. Y claro, él aseguraba que no erahomófobo, pero…

El joven, cuyo apodo es Moosmith21, había pasado una semana en la isla junto a su novia y se había alojado en el Hotel Neptuno en Maspalomas, al sur de Gran Canaria. Se trata de un centro que solo admite adultos y que no cuenta entre sus actividades ninguna especialmente dirigida a la comunidad gay, como sí es el caso de otros establecimientos de la zona.

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El comentario del usuario de Tripadvisor que luego se borró. El título es: “La comida fue genial, pero los gais me hicieron sentir incómodo”.

“Menos gente con niños, aquí viene de todo, somos una mezcla heterogénea”, asegura Armando Romero, director comercial del hotel. Explica que es “el primer hotel solo para adultos de las islas Canarias”. Y que es cierto que se encuentran cerca del centro comercial Yumbo, donde abundan los locales dirigidos al público gay, pero reitera que su clientela es variada y que, tanto en el Yumbo como en su hotel, lo que impera es la naturalidad absoluta. “Nosotros no ponemos etiquetas a nadie, solo buscamos la satisfacción de todos los clientes”, sentencia.

El joven usuario explica (en inglés) en su crítica, que ya ha sido borrada, que si bien el personal del hotel así como la comida son dignos de sus alabanzas, no puede decir lo mismo del resto de huéspedes. Aunque no es homófobo, asegura, había “una clara sensación de que las parejas homosexuales superaban en número a las heterosexuales en una proporción de dos a uno, al menos”. Y, por eso, explica que su novia y él nunca pasaron “demasiado tiempo en el hotel o relajados en la piscina” porque se sentía “muy incómodo”. Y como colofón, tacha de “un poco pervertido” al chico que, según cuenta, le mandó una copa a la habitación a pesar de que “nunca habló con él y su novia era visible en todo momento”.

Comentario borrado

Un usuario que revisaba las opiniones del hotel en Tripadvisor la vio, hizo una captura de pantalla y la tuiteó antes de que desapareciera de la web. Según confirman desde la propia página, ellos eliminaron la reseña: “No permitimos comentarios que promuevan la intolerancia hacia las personas o grupos de personas basada en su preferencia sexual”. En estos casos, tanto los propios usuarios como los propietarios de los establecimientos que se evalúan, puede denunciar estos comportamientos a los moderadores de la página, que se encargan de investigarlo.

Es curiosamente en esta misma página donde el turista inglés se defiende y pretende explicar la validez de su opinión. En uno de los foros preguntó si había algún bar en los alrededores del hotel donde pudiese ver un combate de boxeo y algunos usuarios, ya conocedores de la polémica, se mofan y recomiendan bares de temática gay. Él responde que su opinión no fue maliciosa y argumenta que si alguien no se siente cómodo en un lugar, debería decírselo a los otros viajeros. Según explica, él no había usado antes Tripadvisor y, si antes de viajar hubiera tenido ese tipo de información sobre el hotel, no habría pernoctado allí.

Desde ICON nos hemos intentado poner en contacto con este usuario inglés, pero no ha querido responder.

Los profesores abren las puertas del armario: “Es una responsabilidad con el alumnado LGTBI”

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Ana Ojea

Los primeros días de curso Ana Ojea pidió a sus alumnos una ficha con datos personales y ella también les entregó la suya. En ella ponía que está casada con una mujer. Marian Moreno salió del armario en clase hace 16 años y a las pocas horas una compañera se le acercó para decirle que “a los suyos” les había tenido que regañar porque habían dicho que era lesbiana. Cuando Carlos Canencia llegó al instituto en el que ahora trabaja, ningún alumno o alumna se había mostrado abiertamente homosexual. Ahora sí.

Ana, Marian y Carlos no son los únicos profesores que han decidido salir del armario en las aulas, pero no es algo habitual. La Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) señala que la mayor parte de la población LGTBI no es visible en su puesto de trabajo. Pero más allá de una necesidad personal, muchos se lo toman como una apuesta pedagógica y aplican a rajatabla el tradicional lema feminista “lo personal es político”.

“Es muy duro crecer sin referentes, ser un adolescente LGTB y no tener nada con lo que identificarte. Si eres heterosexual, tienes mil modelos de cómo ser”, apunta Carlos, que lleva cinco años como profesor de Lengua en un instituto público de Colmenar Viejo (Madrid). Ana, docente de Cultura Audiovisual en un instituto público de Vigo, confiesa haber visto e intervenido en multitud de situaciones de acoso a alumnado LGTB y asegura que hace de “consultora” con cada caso que conoce.

Salir del armario en las aulas no es solo visibilizarse, es también rellenar ese hueco de contenidos sobre diversidad afectivo sexual que hay en los planes de estudio. La ausencia no mitiga la homofobia de muchos y hace a otros sufrir por su orientación sexual o identidad de género. “Que vean a alguien de carne y hueso que es lesbiana, gay o bisexual y frente a eso construyan su identidad”, declara Carlos, que apunta a que también sirve de “barrera contra la homofobia”.

“Pongo referentes de autores o autoras homosexuales, explico cómo se ha tratado la homosexualidad en la historia. No se puede hablar de Lorca sin decir que lo mataron, entre otras cosas, por gay”, afirma Marian, maestra de Lengua y Literatura en Gijón. Para Carlos, ser visible es “una responsabilidad”, que Jesús Generelo, presidente de la FELGTB, resume en mandar un mensaje “de que ser LGTBI no es algo que haya que llevar en secreto”.

El miedo al rechazo

Fue justo hace un año cuando Ana, de 41, decidió que no volvería a ser invisible ante sus alumnos. Contrajo matrimonio con su mujer en 2011 “temiendo que si ganaba el PP pudieran cargárselo”. Antes de 2006, cuando contó a sus compañeros de instituto que es lesbiana, “había terminado por acostumbrarme a la oscuridad; es como la humedad, se te cuela en los huesos y es muy difícil quitársela de encima. La invisibilidad es ácida y termina por corroer tu autoestima”, describe.

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Marian Moreno

Ello unido al rechazo es lo que lleva a que en general “el profesorado esté dentro del armario y con llave”, sentencia Moreno. Salir es un paso difícil, dice, porque “los centros educativos no están libres de machismo y homofobia”, que lleva a “tener miedo a las reacciones de las familias, del alumnado, al insulto, al acoso, a los prejuicios”, enumera esta docente de 52 años que se declaró lesbiana en clase en el año 2000 reconociendo que no podía casarse “porque no me dejan”, les dijo a sus alumnos.

Generelo sitúa en un lugar destacado del imaginario homófobo la idea, cada vez menos arraigada, “de equiparar homosexualidad y pederastia”. De hecho lo que más frenó a Ana a la hora de visibilizarse fueron los prejuicios de una familia con su hija lesbiana a la que defendía cuando era acosada. “Los padres vinieron a hablar conmigo para asegurarse de que no tenía intenciones pederastas, fue muy duro y desagradable y al año siguiente la cambiaron de instituto”, relata.

“El colectivo ha interiorizado muchos miedos”, asegura Carlos, que apunta a que salir del armario en los colegios privados, muchos de la Iglesia católica, entraña más dificultades. No obstante, todos insisten en que hacerlo es una oportunidad educativa y una forma de desterrar los prejuicios que todavía siguen anclados en la sociedad. “Aunque no haya sido agredida directamente, una chica de 27 años también tiene esos miedos porque lo ha vivido socialmente, lo lleva dentro”, sostiene Marian.

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Carlos Canencia

“¿Esto para qué?”.”Ya no hace falta”

Kika Fumero está acostumbrada a observar las reacciones que suscita querer tratar la diversidad en las clases. Hasta hace unos meses ejercía como maestra de Francés en varios institutos de Tenerife, donde impulsó iniciativas para introducir la realidad LGTBI, y ahora se dedica a formar al profesorado  sobre ello. Para ella, la necesidad de ser visible y hacer de la identidad una apuesta educativa se hace patente por su experiencia intentando involucrar a los docentes en ello.

“Enseguida empieza a haber comentarios de ‘¿esto para qué?’, ‘ya no hace falta’, ‘la homofobia no existe’, gente que se niega a participar”, enuncia. Asegura que hay una buena parte de los maestros que tiene miedo a introducir la diversidad o a “defenderte cuando recibes insultos lesbófobos” por el miedo al llamado ‘contagio del estigma’, es decir, que el resto piense que también son homosexuales.

“El silencio y la invisibilidad… son homofobia”, dice. “Hoy la violencia es menos directa, ya no van a ir a por ti, pero hay un grado de homofobia que soportamos sin darnos cuenta”. Ana recuerda que la reacción de sus compañeros cuando les dijo que es lesbiana fue positiva, salvo “un sutil cambio de actitud en algunos”. Nada que no se viva en otras profesiones, apuntan desde la FELGTB. “Cuanto más se trabaje en las aulas, más disminuye la homofobia”, concluye Fumero.

Sexo seguro sin preservativo

Un buen uso de la medicación antiviral en parejas en las que uno de los dos tiene el VIH consigue de forma natural 150 nacimientos de niños sin el virus

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Raúl y Eva, pareja que ha participado en el ensayo sobre parejas con VIH, el miércoles pasado en el Centro Sandoval. SAMUEL SÁNCHE

Tres paneles de corcho ocupan las paredes del despacho del médico Jorge del Romero en el Centro Sanitario Sandoval de Madrid. Son tres enormes marcos llenos de fotos de los más de 150 niños que han nacido sanos gracias a un protocolo que empezó en 2002. Pero Sandoval no es una clínica ginecológica; está especializada en enfermedades de transmisión sexual, y el logro es que se trata de bebés nacidos de parejas en las que uno de los dos, el padre o la madre, tiene el VIH, pero que fueron concebidos y alumbrados naturalmente sin que haya habido infecciones entre la pareja o a los hijos sin más protección que el control de la medicación antiviral.

“Nosotros no usamos protección desde que ella empezó el tratamiento, en 1996 o 1997”, dice Raúl quien, como los demás participantes en el ensayo que se han entrevistado, usa un nombre falso, que el estigma del VIH aún impone. Aquella decisión encontró acomodo después en el programa que en 1998 empezó Romero para impedir la transmisión del virus entre parejas en las que uno de los dos estaba infectado, y que se amplió al aspecto reproductivo en 2002. “Nosotros no decimos que no se use el preservativo, pero si no lo vas a utilizar, no te juzgamos y te decimos la mejor manera de protegerte”, explica el médico.

Raúl y Eva, su pareja, han tenido dos hijos: el primero, con VIH, antes de recibir medicación; el segundo, sin el virus, cuando ya la madre tomaba antivirales. Sin que salgan sus nombres, ellos son protagonistas del artículo que acaba de publicar el equipo de Romero en Medicine, en el que documentan 144 embarazos desde 2002 a 2013 en 161 parejas serodiscordantes (uno con VIH, otro sin él) después de más de 7.000 coitos vaginales sin protección y “con cero transmisiones entre los progenitores y cero a los niños”, como recalca el médico.”Al principio de tener relaciones sin protección, yo no las tenía todas conmigo. Tenía miedo por él, no le fuera a transmitir algo”, dice la mujer. Raúl, sonriente, rebate: “Yo siempre estuve tranquilo. Y no me ha pegado ni un catarro”.

Otra de las protagonistas de este trabajo es Marta, de 41 años, 13 de ellos con VIH. La mujer es madre de dos hijos concebidos y nacidos de forma natural y sin el virus.  “Cuando te enteras de que tienes el VIH es un choque terrible; ni te planteas la maternidad”, dice. “Pero en 2007 nos enteramos de lo que hacían en Sandoval, y nos dijeron que estando en tratamiento con el virus controlado el riesgo de transmisión disminuye a cero, y nos animamos”, cuenta. “Te cambia la vida. Te la simplifica mucho, y no solo a ti misma, también a tu pareja. Yo confié en Jorge inmediatamente, y tuve la suerte de que mi chico también lo hizo”, añade.

La idea de poder tener relaciones con normalidad es muy importante, aunque para la mayoría de las parejas parezca algo resuelto, como mucho usando la píldora si no se quieren tener hijos. Pero, para estas parejas, es un paso más. “Yo me enteré de que tenía VIH cuando estaba embarazada del primero de mis hijos”, cuenta Eva. Era 1992, y en aquella época “las expectativas eran muy malas”. “Al nacer el niño, nos dijeron que disfrutáramos de él, que tenía una expectativa de cinco años de vida”. Ahora, con un aspecto inmejorable a los 51 años, su problema de cara a las relaciones ya no es tanto el VIH como la menopausia, dice Eva entre risas.

“Al principio, cuando le hacían controles a mi pareja, reconozco que tenía cierta cosilla en la tripa”, afirma Marta. Ellos entraron en el programa poco a poco. “Solo teníamos relaciones sin protección para tener niños; de resto, usábamos condón. Luego te relajas”.

Cero transmisiones

Ese era el protocolo original: se medía la carga viral (las copias de virus) en la sangre y otros fluidos, se comprobaba que las personas no tenían ninguna otra enfermedad de transmisión sexual y, en los días de mayor fertilidad, tenían las relaciones desprotegidas. Aquellas prácticas, revolucionarias hace 15 años, han permitido, con artículos como el que se acaba de publicar y otros anteriores, que se llegue al que ha sido el gran cambio en el tratamiento de la epidemia del VIH en el mundo: que medicar a los afectados es la mejor prevención para la propagación del virus. Así lo aceptan ya todas las autoridades científicas, y eso supone que en países como España ya se medique a los infectados desde el momento en que reciben el diagnóstico. La Organización Mundial de la Salud también apoya ya ese abordaje, aunque los fármacos solo llegan al 50% de quienes los necesitan.

“Hace unos años costaba lanzar este mensaje, porque parecía que estábamos animando a la gente a dejar el preservativo alegremente, y este tiene un papel de protección ante otras enfermedades de transmisión sexual”, afirma Romero. “Pero con el VIH la evidencia es clara: sin medicación es un desastre; con ella, tenemos cero transmisiones. Va a ser la manera de frenar el sida”.

Y AHORA, LAS PAREJAS GAIS

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Jorge del Romero en su despacho del Centro Sandoval de Madrid el miércoles. SAMUEL SÁNCHEZ

EMILIO DE BENITO, MADRID

Cuando las grandes agencias mundiales, como la OMS, hablan de medidas efectivas para frenar la transmisión del VIH, piensan, sobre todo, en las relaciones heterosexuales, que son la causa de más del 90% de los nuevos casos en el mundo. Pero en los países occidentales, más del 50% se da en hombres que tienen sexo con hombres. Y hacia ellos se dirige ya, también, el programa de asesoría a parejas del Centro Sandoval de Madridque dirige Jorge del Romero.

“Cuando empezamos, no podíamos incluirlos porque, al menos los que acuden aquí, tienen características especiales: sus relaciones duran menos y muchas son parejas abiertas”, explica el médico. Este último hecho hacía imposible medir si había transmisión del VIH entre ellos, porque este podía venir de un tercero. Pero los avances en las técnicas y la incorporación de marcadores genéticos ahora permite hacer ese seguimiento, y el programa ya incluye a parejas serodiscordantes (unos con VIH, otro sin él) de hombres. “Si hay una transmisión, podemos saber la fuente”, dice Romero.

Aunque el programa acaba de empezar las conclusiones van exactamente en la misma dirección que las obtenidas entre parejas heterosexuales, y ello pese a que hay diferencias (la mucosa anal no es igual que la vaginal): no ha habido ninguna transmisión cuando el componente con VIH está bien medicado, toma las pastillas diariamente y, gracias a su efecto, la cantidad de virus en su sangre, que es lo que se mide, se considera indetectable. “Era lo lógico, pero había que probarlo”, dice el médico.

Diego Neira, el primer transexual recibido en audiencia por el papa

El autor de ‘El despiste de Dios’ proyecta una fundación que luche por la igualdad

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Diego Neira, en la iglesia de San Antón de Madrid. / REPORTAJE FOTOGRÁFICO: CHRISTIAN GONZÁLEZ

La magnificencia de la basílica de San Pedro contrasta con la humildad de la iglesia de San Antón, pero sus caseros han abierto las puertas de ambos templos a la palabra deDiego Neira (Plasencia, 1966). Jorge Mario Bergoglio departió una larga hora y media con él, convirtiéndose en el primer transexual que fue recibido en audiencia por el papa. Elpadre Ángel apadrinó ayer su libro, El despiste de Dios (Tropo Editores), en un hospital de campaña que remienda las heridas de los desheredados.

“La obra no está dirigida a los gais o a los transexuales, sino a las personas que se sienten diferentes”, matiza Neira, acostumbrado a bregar con las barreras que han obstaculizado su camino hasta aquí. Un hombre feliz, menudo, que luce la perilla justa y no oculta su vanidad cuando posa ante el fotógrafo: “Agáchate un poquito, guapa”, le susurra a su novia, Macarena, que se quedó prendada de él hace tres años por su “corazón de oro”. Ella, auxiliar de enfermería, vive en Sevilla, aunque cuando están juntos son sol y sombra.

Diego hizo el tránsito “muy tarde”, a los cuarenta. Debió esperar a que se cumpliese el deseo de su madre, a la que le quedaba poco tiempo de vida. “Era mi bulldog y mi escudo. Estuvo trece años enferma, pero nunca quiso ser operada. Le aterraba el rechazo social y los quirófanos, por lo que me pidió que no diese el paso antes: Sé que no te voy a durar mucho, por lo que respétame mientras y luego ya haces lo que quieras”.

Cuando falleció, no tardó en tomar rumbo a Madrid. “Me hice una mastectomía porque lo primero que quería era quitarme el pecho”. Antes había tirado de vendajes y ropa holgada, evitado la piscina familiar para no enfundarse el traje de baño y coleccionado Madelmans, unos muñecos que rivalizaban con los Geypermans e impedían el paso de las muñecas a la habitación de los juguetes. “Escondía las partes de mi cuerpo que aborrecía y ni siquiera podía mirarme al espejo”.

Si la infancia fue difícil, “en la adolescencia todo saltó por los aires, porque empiezas a crecer para mal”. Diego no recuerda cómo se llamaba entonces: “Me duele demasiado, porque he necesitado muchos años para borrarlo de mi memoria”. Su familia, conservadora, siempre lo ha apoyado y él nunca cedió a las adversidades. “Mi fe ha sido inquebrantable y me ha mantenido en pie. He visto a Dios como un amigo y a la Iglesia como un puente hacia él, aunque no siempre ha cumplido mis expectativas”, afirma este católico que encontró una terapia en la escritura. Cuando las cosas venían mal dadas, en vez de descargar su frustración en los oídos de su madre, vertía las penas sobre el folio.

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Diego Neira y su pareja, Macarena, con la que tiene previsto casarse el próximo año. / CHRISTIAN GONZÁLEZ

El encuentro con el papa le motivó a escribir el libro, en el que refleja su lucha para ser aceptado por la sociedad. “Podría haber sido un reproche, porque la Iglesia armada e histérica me ha hecho un daño brutal”, afirma Neira, quien prefirió que el volumen fuese un asidero para sus semejantes. “Es la humilde historia de una persona que lo ha pasado muy mal, pero que es consciente de que todo puede cambiar. Nunca hay que sentirse solo ni tirar la toalla”. Un hombre que vio la luz tras encontrarse con otro llamado Francisco: “Mandé un sueño a Roma pensando que no se iba a hacer realidad y, cuando me di cuenta, estaba sentado a su lado”.

A su regreso, Diego acaparó la atención de la prensa mundial: un transexual es recibido por el papa tras escribirle una carta. “Hay quien pensó que se trataba de una campaña demarketing”, sonríe este funcionario del Ministerio de Agricultura. “Para mí, en cambio, ha sido como rozar el cielo. Bergoglio es un hombre sencillo con unas ganas tremendas de que entre aire fresco en la institución. No me quiero morir sin volver a verle”.

También tiene otros dos deseos: “Crear una fundación que transmita el mensaje de que no somos diferentes” y casarse con Macarena, con la que ha sentado la cabeza después de picar aquí y allá: “Siempre tuve novias heterosexuales”, presume. “En el amor fui un bala”. Si todo va bien, la boda se celebrará el año que viene. “Tengo cincuenta añitos y ya va tocando”, ironiza Diego, quien rechaza la idea de tener hijos. “Tras pasar la crisis de quiero ser padre y no puedo, ahora no tengo tiempo para criar churumbeles”, sonríe a espaldas de un crucifijo.

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Diego Neira, autor de ‘El despiste de Dios’, en la iglesia de San Antón de Madrid. / CHRISTIAN GONZÁLEZ

Los ultracatólicos lanzan una campaña homófoba contra El Corte Inglés por un anuncio con dos padres

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Imagen del anuncio de El Corte Inglés

“Lo natural es la familia, pero El Corte Inglés no se lo cree”. Es una de las frases que encabezan la campaña que el colectivo ultracatólico Hazte Oír ha lanzado para recoger firmas contra un anuncio de la empresa en el que aparece una familia homoparental compuesta por dos padres. “El Corte Inglés propone quitar derechos a los niños”, titulan la campaña, que en un día lleva más de 11.000 firmas.

El corto forma parte de una serie de historias que la compañía ha puesto en circulación en redes sociales bajo el hashtag #VueltaAlCole y que presentan en clave de humor distintas situaciones de la vida cotidiana. En la que ha desatado la homofobia del colectivo conservador dos padres se enmarañan intentando forrar los libros de texto al inicio del curso escolar.

“¿Ves? Te dije que con dos papás no es más rápido”, le dice un niño a otro mientras ellos siguen discutiendo. La empresa ha aclarado que al hacer esa declaración, el menor se refiere a una cuestión cuantitativa (“dos papas más rápido que uno”).

Los ataques de Hazte Oír no se han hecho esperar y el colectivo no duda en asegurar que el corto “promociona una idea extraordinariamente grave: que los niños no tengan derecho a un padre y una madre”. “ Todos los estudios rigurosos demuestran que los niños necesitan un padre y una madre para desarrollarse de manera armónica y completa”, afirma en la campaña.

“Y todos los panfletos que niegan este hecho están al servicio de ideologías y políticas interesadas en la destrucción de los derechos de los niños y de los padres y en la desaparición de la familia natural”, prosigue. “Y ahora El Corte Inglés se apunta a esta turbia operación”.

La campaña está dirigida al presidente de la compañía, Dimas Gimeno, al que critica por “presentar modelos de familia extraños” y le pide que “reflexione”: “si El Corte Inglés olvida que sus clientes mayoritarios son familias y se empeña en convertirse en otra cosa, buscaré otros lugares donde comprar”, concluye la carta.

El colectivo ultracatólico ya puso en marcha una campaña similar el pasado mes de enero contra la cadena de restaurantes VIPS por un anuncio en el que una pareja de dos chicos aparecen bajo el lema “Que el 2×1 no te pille sin pareja”.  “S e está normalizando una imagen de la familia que no es natural. Y lo que es peor: VIPS, un grupo que rige establecimientos familiares, se está prestando para este juego”, afirmaba entonces Hazte Oír.

El corto de El Corte Inglés ha generado aplausos en Twitter y Facebook, pero también críticas, sobre todo, ligadas a que sus grandes almacenes todavía siguen vendiendo libros homófobos como “Comprender y sanar la homosexualidad”, que todavía pueden adquirirse a través de su página web, en lo que muchos usuarios han calificado como “una doble moral”.

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Un juzgado de Sevilla confirma que la ‘procesión del coño insumiso’ no quiso ofender a los católicos

Un auto señala que sus participantes “no hicieron escarnio de sus dogmas, creencias o ritos, tampoco vejaron públicamente a quienes profesan esta religión”

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El ‘aquellarre feminista’ durante su parada en el arco de la Iglesia de la Macarena.

El juzgado de Sevilla que investiga la procesión del ‘Santísimo Coño Insumiso’ en mayo de 2014 ha confirmado íntegramente  el auto de archivo emitido el pasado mes de junio porque la intención de las personas que organizaron y participaron en ella no fue la de ofender los sentimientos religiosos de las personas que profesas la religión Católica, como ya mantuvieron  en su declaración judicial las investigadas.

La Asociación de Abogados Cristianos  interpuso recurso de reforma y subsidiario de apelación contra el archivo de la causa indicando que, sobre el derecho a la libertad de expresión, debía primar el derecho a la libertad religiosa y el respeto a los sentimientos religiosos, y que la libertad de expresión no podía justificar un “ataque” a otros derechos fundamentales.

Pero la jueza instructora, en un auto fechado este 16 de septiembre, considera que para que los hechos investigados entren dentro del art. 525.1 del C.P. se exige que públicamente se haga, de palabra, por escrito o mediante cualquier tipo de documento, escarnio de sus dogmas, creencias, ritos o ceremonias, o vejen públicamente a quienes profesan o practican una religión.

El mismo delito exige igualmente que se realice con la intención de ofender los sentimientos religiosos de los miembros de una confesión religiosa. “A lo largo de la presente instrucción ello no ha quedado acreditado, no consta que la intención de las personas que organizan y participan en la procesión sea la de ofender los sentimientos religiosos de las personas que profesas la religión Católica, no hicieron escarnio de sus dogmas, creencias o ritos, tampoco vejaron públicamente a quienes profesan esta religión, ni la procesión tuvo como fin inequívoco la de ofender los sentimientos religiosos”, dice el auto que confirma el archivo.

La jueza niega que impidiera a Abogados Cristianos, como denunciaban, intervenir en la práctica de los interrogatorios de los investigados, que se practicaron “cuando aún no eran parte en el procedimiento”. También niega que en el auto impugnado se refleje en modo alguno que la Iglesia Católica esté en contra de los derechos laborales de la mujer. Respecto a los comentarios que dicen están padeciendo a través de las redes sociales y de que la procesión haya discurrido de forma similar en otras ciudades de España, la jueza se limita a indicar que esas cuestiones no son objeto del procedimiento.

Ciencia invertida contra la homosexualidad

Víctor Mora disecciona en su ensayo ‘Al margen de la naturaleza’ cómo durante el franquismo se retorció el conocimiento para justificar la persecución del diferente

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Manifestación del Día del Orgullo Gay de 1978 en Madrid en la que se pidió la derogación de la ley de Peligrosidad Social. FOTO: CHEMA CONESA

Oficialmente, Víctor Mora (Valencia, 1981) enmarca su libro Al margen de la naturaleza (Debate, 2016, 222 páginas) en su tesis doctoral en Humanidades en la Universidad Carlos III de Madrid. Pero en la conversación se trasluce que es parte –y, seguramente, no la más importante– de su activismo con lo que él llama, con gran acierto y economía lingüística, “la diversofobia”, una manera de englobar el odio a gais, lesbianas, transexuales, bisexuales, intersexuales y cualquier otra identidad u orientación evitando las clasificaciones, “un elemento de control por parte del poder en general y del franquismo en particular”.

Porque el periodo de la Dictadura es el eje del libro, premio Sagasta de Ensayo de este año, pero yendo un poco más allá que otros estudios y relatos sobre la represión. En la obra, Mora busca la base (pseudo)científica en que se basaron las autoridades y los legisladores para considerar que la diferencia en general, y la homosexualidad en particular, eran un peligro que había que reprimir o reeducar.

Visto en pleno Siglo XXI, la sucesión de autores y sus tesis podría parecer una extravagancia, pero en su momento tuvieron mucho predicamento y éxito. Mora destaca a Mauricio Carlavilla del Barrio, cuyo libro Sodomitas -“como se ve, no se andaba por las ramas con los títulos”, dice con ironía el ensayista- llegó a las 12 ediciones desde los años veinte hasta los setenta. “Fue fundamental para extender una imagen negativa y estereotipada”, dice Mora. En un párrafo que, por desgracia, hoy sigue de actualidad en muchos lugares, Carlavilla , inspector de la Dirección general de Seguridad durante la dictadura de Primo de Rivera, explica cuál es la reacción de los padres que descubren que su hijo es homosexual. “¡Mejor muerto!, gritaréis […]. Mejor para él, para vosotros y para con Dios”.

Carlavilla, que se cambió el nombre por el de Mauricio Karl, quizá para ganar la respetabilidad asociada a los científicos alemanes, es tan extremo que cae “en la parodia”. Aunque no era científico, sirve para que Mora apunte uno de sus enfoques: “La carcajada es la mejor venganza”. Una risa que puede convertirse en un rictus, pero que sirve para recordar.

También previo al Franquismo es Albert Chapotin, quien en su libro Los defraudadores del amor zanja el asunto de los pervertidos y desviados afirmando que es inconcebible “incluir en la especie humana a estos engendros”. De él toma Mora el título del libro: deben estar al margen de la naturaleza.

“Chocan estos planteamientos tan poco rigurosos en un siglo que es el de la ciencia”, comenta Mora. “Siempre pensamos que la ciencia trabaja con la verdad”, y, en este caso, esta fue retorcida para adaptarla a temores, prejuicios y conveniencias. Y esto no afectó solo a ciertos personajes más o menos estrafalarios. Hasta el propioGregorio Marañón tuvo que adaptar su mensaje. En 1929 publicó Los estadios intersexuales en la especie humana, en el que defendía que la homosexualidad era una especie de estado indefinido en el desarrollo y que había que “estudiar los orígenes profundos” de la inversión para “tratar de rectificarlos”. Pero, añadía, “en modo alguno hay que castigar al homosexual, siempre que no sea escandaloso”. Después de la Guerra Civil, Marañón “tuvo que cambiar su tesis”. En una reedición de 1951 de sus Ensayos sobre la vida sexual, mantiene la idea de que el “homosexualismo” es “producto de la insuficiente diferenciación sexual”, pero añade es una manifestación “aberrante del amor”. “Es normal que hubiera un cambio. En esos tiempos no se podía hacer ciencia de otra manera. La mayoría de los que querían hacerla en serio se habían ido”, matiza Mora.

No es el único apellido ilustre que se metió en estos charcos. Tiene un papel destacado Antonio Vallejo Nájera, “el psiquiatra del régimen”, como lo define Mora. “Fue el encargado de encontrar el gen rojo”, entre otras teorías, como sus intentos de asociar un aspecto físico al perfil de un delincuente. También se cita a Juan José López Ibor, “que intentó desacreditar el famoso informe Kinsey” que evaluó, por primera vez, la proporción de hombres que habían tenido relaciones homosexuales (un famoso 10% que los estudios posteriores no han confirmado). “No disimulaba nada bien que tenía un asco tremendo a los gais”, comenta Mora.

Pero al margen de personajes de relumbrón, hay algunos más ocultos, más burocráticos, pero que fueron determinantes. Antonio Sabater Tomás trabajaba en organismos institucionales, y estuvo detrás de la Ley de Peligrosidad Social de 1970. Luis Vivas Marzal, presidente de la Audiencia Provincial de Valencia en 1963, “estaba preocupado porque no estaba seguro de que la homosexualidad fuera ilegal”, expone Mora. “Para que lo fuera, se apeló a la Salud Pública, convirtiéndola en una patología contagiosa”· “Era, para un régimen que quería abrirse, una manera de mantener la represión pero lavándose la cara”, señala.

El autor hace dos reflexiones más sobre sus conclusiones. Una, que estas tesis “se exponían en congresos internacionales”. En loa años cincuenta y sesenta, “España era única porque tenía una dictadura muy larga, pero en cuanto a género e identidad, la discriminación era universal. Ahí está el caso de Jaime Gil de Biedma,. expulsado del Partido Comunista”, relata.

Y otra que va más al corazón de libro. “Todos, en algún momento dejaban los argumentos científicos de lado. No podían usar la ciencia para demostrar lo que no es”.

“OJALÁ LA DIVERSOFOBIA FUERA SOLO UN PROBLEMA LEGAL”

Víctor Mora utiliza una palabra, diversofobia, como una manera de englobar a todo el que tiene odio a géneros, identidades u otras características diferentes. Viene a ser un equivalente a la LGTBI-fobia (fobia a lesbianas, gais, transexuales, bisexuales, intersexuales) “y todo lo que pueda venir”. Está especialmente preocupado por el número creciente de agresiones a ese colectivo, y, por eso, hace un año participa en Sección Invertida, un movimiento que se dedica a concienciar mediante actuaciones callejeras (limpiar con fregonas rosas el lugar de un ataque, por ejemplo).

Para él, el paso de hablar de un libro sobre la represión en el Franquismo a esta situación no es un salto. Es parte del mismo proceso, de su identidad. “Me interesa especialmente la construcción de la identidad en contextos de resistencia, y en eso este tiempo se parece al anterior. En momentos de crisis, siempre se busca al enemigo interno. Primero son los inmigrantes, pero en segundo lugar siempre nos toca a nosotros”, dice.

Y la vulnerabilidad, aunque parezca una contradicción, ha crecido últimamente. “Se ha perdido el miedo, pero también la conciencia. Ya no hay un sujeto marica como pudo haber en los setenta y ochenta, que se identificaba con una lucha. Hay un sujeto gay completamente despolitizado”.

La conquista legal de derechos, obviamente, ha sido buena, pero no es la solución definitiva. “Ojalá la diversofobia fuera un problema legal, pero es cultural, social. Hay algo que no hemos hecho bien. Quizá pensamos que con los derechos estaba todo conseguido”.

“Obviamente, si fuéramos a los activistas de los setenta y les dijéramos cómo estábamos ahora, no se lo creerían. Ni en sus mejores sueños lo habrían esperado. Pero hay que elaborar una crítica del activismo. No se trata de si hemos avanzado más o menos, sino de si lo hemos hecho en la dirección adecuada”.

El continuo añadido de siglas al movimiento -a la l de lesbiana y la g de gay se han añadido la t de transexual, la b de bisexual, la i de intersexual, la q de queer (que no pretende encajar en ninguna de la anteriores) y hasta la h de heterosexual comprometido- le parece a Mora un símbolo de un proceso de categorización con el que no está de acuerdo. “Nos definimos por oposición. La lectura normativa de la naturaleza es falsa. El fascismo es la identidad, lo único, pero en la naturaleza solo hay diversidad”.

Para el escritor y activista, las primeras víctimas de estas clasificaciones son las personas transexuales, que tan mal encajan en algunas. “Su despatologización todavía está a debate. Y mientras hay estudios que les dan una esperanza de vida de 35 años. Imagina la cantidad de suicidios que tiene que haber”,. Quizá en lugar de ir creando categorías lo que debamos sea eliminarlas todas”.

FRASES AL RESPECTO

Los teóricos de la homosexualidad del Siglo XX se explayaron en descripciones y comentarios. Aquí hay algunas de sus afirmaciones.

Albert Chapotin. “Armaos de valor. Sobreponeos a vuestro legítimo desprecio”

Gregorio Marañón. “Tengo que decir desde ahora que los estados intersexuales no son estados de perversión, de anormalidad monstruosa o pecaminosa del instinto, tal como muchos pretenden interpretar”.

Gregorio Marañón. “Cada cual en este mundo, no ama lo que debe, sino lo que puede”.

Antonio Sabater Tomás. “Otros invertidos son sujetos celosos, sádicos, brutales, con manía persecutoria, que van armados, que amenazan de muerte y a veces matan, producto de su posición homosexual que no pueden dominar”.

Mauricio Carlavilla. “La manada de fieras sodomitas, por millares, se lanza a través de la espesura de las calles ciudadanas en busca de su presa juvenil”.

Antonio Vallejo Nájera. “Toda desviación del destino biológico transmuta también los caracteres psicológicos, y hace del varón un afeminado y de la hembra un marimacho”.

Mauricio Carlavilla. “¿Dónde soñará el sodomita y el eunicoide satisfacer mejor su hipertrófico impulso de dominio sino llegando a ser Dictador divinizado del Estado Comunista?”.

Hans Giese. “El homosexual se haya determinado al absurdo social”.

Antonio Sabater Tomás. “[Los castigados por la ley de peligrosidad social” demuestran no merecer libertad, por haber abusado de ella”.

Luis Vivas Marzal. “Hay homosexuales congénitos sobre los que se puede sentir compasión, pero su peligro fundamental radica en su afán de proselitismo. Además, es innegable su responsabilidad moral a pear de su tara congénita”. “La aplicación de medidas de seguridad está, pues, plenamente legitimada desde el punto de vista de defensa social”.  Ante los homosexuales, “rigor en ocasiones, caridad siempre, simpatía, nunca”.

La Terremoto: “Apadrine una rata, si no la tiene ya…”

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Hace ya un lustro que Paco León presentó en el Teatro Calderón The Hole, un cabaret canalla, ideado por él e Yllana, que gracias a su gran acogida tendría un segunda parte con toques de revista en el Teatro de La Latina. Ahora, el mismo escenario acoge su precuela y lo hace de la mano de la que se ha convertido en la gran anfitriona del espectáculo,Pepa Charro, más conocida como La Terremoto de Alcorcón. Vedette, mujer de altos vuelos e incluso chica Almodóvar en Los amantes pasajeros, ella conduce este espectáculo sexy y lleno de numeros circenses, que se ambienta en una alocada nochevieja de 1979.

Llevas varios años presentando The Hole, ¿qué es lo que más te sorprende de este espectáculo?

Que su público sea tan fiel, que juegue a vivir durante un rato en el loco mundo de la Terremoto sin prejuicios y me haya dejado demostrarle que debajo de la peluca había algo más que un Con Loli.

¿Hay alguna anécdota con la que te quedes?

Sin duda, el día que conocí al ser que interpretaría al bandido que me robaría el corazón… Mi ratita Cristóbal. Nunca pensé que trabajaría tan a gusto con una rata, y aunque me haya mordido o me haya hecho caquita y pipí encima… ¡Es adorable! Apadrinen una rata si no tienen una ya en el trabajo o en sus casas.

Los números de The Hole siempre son atrevidos. ¿Con qué vais a sorprender esta vez?

Los de esta edición son los más impresionantes de la historia de este agujero. Tenemos dos premios mundiales de circo y ¡la rueda de la muerte! Yo aún no puedo mirar a algunos de los acróbatas. El gesto de llevarse la mano a la boca es inevitable.

La segunda parte era más sexy que la primera. ¿Aquí también vais a seguir enseñando carne?

Hay mucho color, piensa que toda la precuela se desarrolla en Studio 54. Irse a los 80 era avanzar más en este terreno. ¡Los mejores cuerpos y las mejores voces!

Creo que has participado en el guión del montaje junto al director Felix Sabroso. Pero, realmente, siempre parece que estés improvisando…

Félix me ha creado un patrón perfecto, yo me encargo en directo de hacer los dobladillos, coser los ojales o deshacer los hilvanes…

¿Cómo se os ocurrió la idea de dar un salto atrás en el tiempo?

¿Por qué no? Todo va un poco hacia atrás estos últimos años…

¿Cómo se va a notar el toque retro en el espectáculo?

Por supuesto, hay un punto retro, pero también, dentro de ese universo tan del ¡Hola!, hemos hecho una interpretación bien contemporánea de la Transición. Y muy importante es la música. Juan Sánchez ha hecho una selección para nosotros de esos imprescindibles en nuestras vidas, música de los 70 y 80, de la que bailas ya tengas 20, 40 o 70 años.

¿Por qué crees que el espectáculo funciona tan bien?

Porque tiene la clave de éxito en las venas. Lo parieron Paco León e Yllana, en un momento dramático para la cultura (del que aún no hemos salido) e invitaron a la vida y al canallismo. Por aquí han pasado algunas de las almas más alborotadoras y gamberras del panorma cabaretero: Edu Casanova, Alex O’Dogherty, Ángel Ruiz, Edu Soto, Anabel Alonso, Canco Rodríguez o una menda… ¿Cómo no iba a funcionar, alma cándida?

Qué: The Hole Zero

Dónde: Teatro Calderón (Atocha, 18. Madrid)

Cuándo: hasta el miércoles 21

Un libro visibiliza la realidad de la transexualidad en la infancia

El escritor y antropólogo Juan Gavilán publica una obra en la que se acerca a estos niños para “dar a conocer el fenómeno en su verdadera dimensión”.

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Una imagen de archivo de niños en un colegio. EFE

TORREMOLINOS.- La desconocida realidad de la transexualidad en la infancia, niños y niñas que no se sienten identificados con su género, se hace visible en el libro Infancia y transexualidad, que el escritor y antropólogo Juan Gavilán publicará en octubre.

“Mi libro se basa en las conversaciones y narraciones de madres de niños transexuales sobre el fenómeno que se ha producido en sus familias”, explica Gavilán, quien piensa queera “necesario” acercarse al tema de la transexualidad en la infancia desde un punto de vista sociológico y cultural.

 El libro se incubó a finales del 2013, cuando salen a la luz pública en Málaga los problemas de varias familias de menores transexuales en colegios, como el caso de Gabriela, una niña que tuvo que dejar a los 7 años una escuela concertada que no reconocía su identidad femenina y no le permitía usar los baños ni vestir el uniforme correspondiente al género que siente.

A lo largo de 250 páginas, Gavilán desvela historias de niños transexuales españoles y extranjeros relatadas por sus madres durante conversaciones privadas, enviadas mediante correos electrónicos o publicadas en medios de comunicación.

El antropólogo destaca cómo ahora, a diferencia del pasado, las familias de niños transexuales están decidiendo apoyar y acompañar a sus hijos transexuales y creando asociaciones de familiares de niños que no se sienten identificados con su sexo, lo que considera un “cambio histórico” de “carácter revolucionario”.

Gavilán cree que el cambio de mentalidad de la sociedad, “más abierta respecto a la identidad sexual”, influyó en que algunas madres “dieran un golpe en la mesa y decidieran que no podían seguir tolerando la infelicidad de sus hijos”.

El libro hace una crítica al discurso biomédico que define la transexualidad como una “patología, disforia o incongruencia de género” y más bien la describe como una realidad “biológica, social y cultural” para “dar a conocer el fenómeno en su verdadera dimensión”.

Sobre el público al que se dirige el libro, Gavilán considera que su “ensayo filosófico y antropológico” puede ser de utilidad para médicos, profesores, psicólogos y familiares de niños transexuales.

Son muchos los psicólogos que trabajan en las Unidades de Identidad de Género de los hospitales “que no creen a la madres” y les piden que tengan paciencia y esperen, sostiene el escritor, quien alerta sobre los peligros que, a su juicio, conlleva reprimir la identidad sexual de los menores.

El antropólogo destaca la similitud de los procesos de desarrollo de la transexualidad infantil en las distintas familias donde menores a edades tempranas “se rebelan contra el proceso socializador y de aculturación y afirman soy un niño o soy una niña” según el género que sientan propio.

En “Infancia y transexualidad”, publicado por la editorial Catarata, se alude a un texto escrito por un niño transexual de 8 años que asegura rotundo que “nada” le “quita” de ser un niño, “digan lo que digan”, aunque “se metan conmigo y me pregunten lo que tengo entre las piernas” porque “da igual lo que tengas entre las piernas, eso no te quita ser un niño o una niña”.

“¿Cómo vamos a seguir pensando que es necesario evaluar y diagnosticar a estos niños?”, se pregunta Gavilán, quien subraya que “es la persona la que debe decidir sobre su identidad”.

Sobre el respeto en los colegios a los niños transexuales, Gavilán asegura que las distintas asociaciones de familiares de menores “están logrando que los acepten tal y como se sienten” y agrega que en las Facultades de Ciencias de la Educación se está empezando a formar a los futuros profesores para dotarles de herramientas suficientes en este sentido.

Aunque las comunidades autónomas tienen o están adoptando leyes para proteger los derechos de los niños transexuales -el Parlamento andaluz aprobó una Ley Integral en junio de 2014-, Gavilán aboga además por una norma de ámbito estatal y por la facilitación del proceso de cambio de nombre y género en la documentación de los menores.

El coordinador de la Asociación Trans Huellas de Málaga, Felipe de Lima, cuenta que en su experiencia en esta organización ha podido descubrir “la vulneración de ciertos derechos fundamentales por parte de la ciudadanía y también de las instituciones, así como la ausencia de una educación basada en la diversidad sexual”.

En este sentido, este activista y trabajador social piensa que es urgente “reconstruir una cultura que busca encasillarnos en las normas de género binarias y crear una educación basada en el respeto a las diversidades”.