La odisea de Sun y Hu o la lucha por el matrimonio homosexual en Asia

Sun Wellin (izquierda) hace una llamada junto a su pareja Hu Mingliang (derecha)

Sun Wellin (izquierda) hace una llamada junto a su pareja Hu Mingliang (derecha). EL MUNDO

Tras entablar conversación en un chat, los chinos Sun Wenlin y Hu Mingliang no tardaron mucho en conocerse en persona. A esa primera cita le siguieron muchas otras, con paseos por el parque, veladas de cine y palomitas o noches de copas en los bares. Cuando ya llevaban un año juntos, estos dos hombres decidieron dar un paso más y casarse.

El 23 de junio de 2015, su primer aniversario, acudieron a la oficina del registro civil local de Furong, en la provincia china de Hunan, para inscribir oficialmente su unión. Sin embargo, su alegría se vio empañada cuando un empleado se negó a hacerlo arguyendo que la ley del país no permite el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Lejos de desistir, Sun demandó a esta oficina y, para sorpresa de muchos, un tribunal de Changsha admitió a trámite la demanda. Aunque el proceso debía comenzar a finales de enero, se suspendió a última hora hasta el 13 de abril. Ese día, poco duraron las esperanzas de estos dos jóvenes y sus cientos de partidarios reunidos a la puerta del tribunal. A las pocas horas, el juez se pronunció en su contra y desestimó la demanda. La pareja recurrió.

“Tanto si me quiero casar como si no, debería ser yo quien lo decida. Es un derecho humano básico y quiero poder disfrutarlo”, declaró Sun, de 27 años, a los medios congregados en enero para cubrir la vista. “Había tenido otras relaciones, y ya me había planteado el casarme antes. El Estado no me lo permite, mi familia no me lo permite. Hay demasiados obstáculos“, dijo por su parte Hu, guardia de seguridad de 37.

Aunque China dejó de catalogar la homosexualidad como enfermedad en 2001 y se han producido pequeños avances en los últimos años, mucha gente todavía oculta su orientación sexual a familiares y miembros de su entorno por temor a ser rechazados. La presión social por casarse es tal que, según informes de medios locales, en el país hay miles de “matrimonios falsos” en los que un gay y una lesbiana se casan para mantener las apariencias mientras llevan una vida paralela.

No obstante, cada vez son más los miembros de la comunidad LGTB china que han decidido pelear por hacer valer sus derechos, y aunque se enfrentan a enormes dificultades, estos colectivos han ido ganando con los años presencia pública, sobre todo en las grandes ciudades.

No es un asunto occidental sino global

“Antes, las generaciones más mayores pensaban que este era un asunto occidentalque no concernía a los países de Asia, pero poco a poco esa concepción está cambiando. Hay que trabajar más para que se acepte que la cuestión de los derechos LGTB es un hecho global, y que todos los países deben respetarlos”, cuenta a esta diario Xiao Tie, directora ejecutiva del Centro LGTB de Pekín.

Según ella, la iniciativa de Sun y Hu es la última de una serie de acciones que desde 2009 han llevado a cabo diferentes colectivos para reivindicar su derecho a casarse, y espera que su caso “sirva de ejemplo y ayude a que más gente pelee contra la discriminación y en apoyo de las uniones entre personas del mismo sexo”.

En julio de 2015, la activista Li Tingting y su pareja Teresa Xu organizaron una ceremonia nupcial informal en Pekín para demandar este derecho. “El caso de estos dos chicos va más allá del resultado”, declaró Li en las redes sociales. “Es un paso adelante para intentar abrir el diálogo con las autoridades por medios legales”.

De entre los 22 países que a día de hoy han legalizado el matrimonio entre personas del mismo sexo, no hay ningún asiático en la lista. Pese a que la región más oriental del continente ha sido testigo en las últimas décadas de cómo sus comunidades LGTB han logrado una mayor aceptación social y pequeños avances legales, nadie esconde que su situación es todavía altamente discriminatoria y está lejos de alcanzar la normalidad de la que disfrutan en otras naciones.

De acuerdo con un informe del Comité de Derechos Humanos para Corea del Sur,muchos jóvenes LGTB sufren acoso en el colegio, mientras que los mayores corren el riesgo de perder su trabajo por su orientación sexual o identidad de género. Según otro estudio, el intento de suicidio entre esos jóvenes asciende a un sorprendente 45,7% de los encuestados.

Nara Lee, del grupo Solidaridad para LGTB de Corea del Sur, explica cómo la mayoroposición viene desde la conservadora derecha radical cristiana, que incluso ha llegado a protagonizar ataques violentos contra actos en los que se reclamaban mayores libertades para el colectivo. “Los jóvenes están más dispuestos a aceptarnos”, dice por email Lee, “pero se necesita más tiempo. Leyes como la del matrimonio entre personas del mismo sexo no serán posibles hasta pasados unos años”, añade.

Situación similar es la que se vive en Hong Kong, región autónoma que pertenece a China pero que cuenta con leyes propias. En esta moderna ciudad, diferentes agrupaciones llevan más de 20 años luchando por la aprobación de una ley contra la discriminación por orientación sexual, pero todavía no se ha conseguido. Para la mayoría, el matrimonio homosexual es un objetivo que queda muy lejos.

Taiwán es la esperanza de muchos

Ahora, las esperanzas de muchos están puestas en Taiwán, lugar en el que el colectivo LGTB disfruta de mayor aceptación y derechos. “Más de la mitad de la población apoya el matrimonio gay”, declaró a este diario Victoria Hsu, renombrada activista de la isla. Para ella, el momento actual es el apropiado, con una recién elegida presidenta Tsai Ing-wen que ya ha declarado públicamente su apoyo a la aprobación de una ley que permita el enlace entre personas del mismo sexo. “Pero deben darse prisa. Cuatro años pasan muy rápido y, si no lo hacen, miles de personas se van a sentir muy defraudadas”.

Muchos esperan que la aprobación de esta ley, la primera del continente, suponga un revulsivo que anime a otros países del entorno a adoptar legislaciones similares. Como dice Sun, “mi sueño es que cuando alguien vea a una pareja gay o lesbiana paseando de la mano por la calle, no los miren como bichos raros o los observen curiosos. Somos como cualquier otra persona, por lo que seguiremos luchando por nuestros derechos”.

Científicos chinos modifican embriones humanos para hacerlos inmunes al VIH

PEKÍN.  Un equipo de científicos de la Universidad Médica de Cantón (sur de China) anunció que ha conseguido embriones humanos resistentes al VIH, virus causante del sida, por medio de la modificación genética, un procedimiento todavía controvertido entre la comunidad médica mundial, informó hoy el diario Global Times.

En la imagen, test de detección del VIH

En la imagen, test de detección del VIH. (José Mari Martínez)

Utilizando 26 embriones “con taras y no aptos para tratamientos de fertilidad”, en palabras del líder del equipo médico, Fan Yong, se logró que cuatro de ellos desarrollaran inmunidad frente al VIH, aunque el resto mostraron mutaciones “no planeadas”.

La investigación fue publicada en el último número del Journal on Assisted Reproduction and Genetics, donde se aclara que todos los embriones fueron destruidos a los tres días.

La modificación se realizó mediante una nueva técnica llamada CRISPR-Cas9 que según señaló a la revista especializada Nature el biólogo estadounidense George Dailey, experto en células madre, ha sido el principal éxito del equipo médico cantonés, al lograr éste una modificación genética más precisa de lo habitual.

Es la segunda vez que un grupo de médicos chinos causa controversia por experimentos de modificación genética embrionaria, después de que en abril del año pasado otro equipo de la Universidad Zhongshan, también en Cantón, anunciara que había podido manipular por primera vez genomas de estos embriones.

También entonces se usó el método CRISPR-Cas9, con embriones obtenidos de una clínica de fertilidad.

La modificación de embriones sigue siendo una cuestión debatida en el mundo porque si bien parece útil para el tratamiento de enfermedades hereditarias, incluidos algunos tipos de cáncer, podría también ser usada para el diseño de “bebés a la carta” y presentar con ello dilemas éticos.

En todo caso, “las técnicas aún están inmaduras y es pronto para que sean usadas clínicamente”, ya que los embriones modificados no pueden desarrollarse todavía hasta constituir seres humanos completos, destacó el científico Qiu Renzong, citado por Global Times.

Un tribunal chino niega el derecho a casarse a una pareja homosexual

Pese al fallo en contra, la comunidad gay considera “un gran avance” que el tribunal aceptara ver el caso

Sun Wenlin (derecha) y su pareja, Hu Mingliang, en su casa, el 12 de abril. Gerry Shih AP

Sun Wenlin (derecha) y su pareja, Hu Mingliang, en su casa, el 12 de abril. Gerry Shih AP

Un tribunal chino ha denegado este miércoles la autorización a una pareja homosexual para registrarse legalmente como matrimonio. Pese al fallo en contra, tanto la pareja como la comunidad gay en China —que acudió en gran número al tribunal de la ciudad de Changsha (sur del país) para expresar su apoyo a los demandantes—, ha considerado un “gran avance” el hecho de que por primera vez una corte en el país haya aceptado tramitar un caso relacionado con el matrimonio entre personas del mismo sexo.

La decisión del tribunal de Changsha, la capital de la provincia sureña de Hunan, llegó apenas unas pocas horas después de comenzada la vista sobre el pleito que Sun Wenbin, de 26 años, y Hu Minglian, de 36, habían interpuesto contra la Oficina de Asuntos Civiles municipal por negarles el permiso de inscribirse en el registro matrimonial. El abogado de la pareja, Shi Fulong, piensa apelar el caso.

Aunque la homosexualidad no es ilegal en China y la sociedad es cada vez más tolerante —especialmente entre las generaciones más jóvenes—, las parejas gais carecen aún de reconocimiento legal y derechos. Y en una sociedad confuciana, donde estar casado y tener hijos está considerado una obligación hacia los antepasados, el matrimonio entre dos personas del mismo sexo parece aún una aspiración muy distante.

“Decidimos acudir a los tribunales para obligar a la Oficina a escucharnos”, explicó Sun a este periódico vía telefónica. “Queremos reivindicar nuestro derecho a casarnos”. Sun presentó la demanda el pasado diciembre, después de que el departamento municipal negara el permiso de registro y cuando la pareja ya llevaba año y medio junta. Según cuenta, no recibió ninguna explicación válida sobre las razones para la denegación, solo un rechazo verbal con el argumento de que el matrimonio solo es válido entre un hombre y una mujer. “Pero nuestras leyes dicen que no debe haber discriminación”. Volvió en varias ocasiones para intentar presentar una reclamación, “hasta que ya no me querían ni ver por allí”.

“Al principio el tribunal no quería aceptar el caso, pero entregamos toda la documentación pertinente. Nuestra historia se publicó en la prensa china y ya no tuvieron otro remedio que aceptarlo a trámite este enero”, contaba previamente a la vista judicial.

Según detalla, había recibido presiones de la Policía para que retirara la demanda. “Vinieron tres de ellos a casa”, explica, “me argumentaban que debo tener hijos, pasar el testigo a la siguiente generación. Insistían en que estaban haciendo su trabajo. Pero no deberían estar perdiendo el tiempo con esto, deberían estar haciendo otra cosa, su trabajo es velar por nuestra seguridad”.

La pareja decidió seguir adelante pese a las presiones. Habían participado ya en actividades para la reclamación de derechos de la comunidad gay y pensaban que ya “ha llegado el momento de conseguir resultados”. La sociedad es cada vez más flexible, explica, pero “para muchas personas ser gay es aún una palabra abstracta, un concepto difuso. Si conseguimos casarnos, hacemos más visible nuestra causa, lo centramos en algo concreto”.

A lo largo de los últimos dos años, la comunidad gay —de la que acudieron varios centenares de personas a expresar su apoyo a la pareja en la vista judicial de este miércoles— ha recurrido cada vez con mayor frecuencia a presentar casos de gran impacto ante los tribunales para presionar en favor de sus derechos.

El año pasado, el director de documentales Fan Popo interpuso una demanda para exigir que los grandes portales de Internet le explicaran por qué habían bloqueado repentinamente su película “Mama Rainbow”, después de dos años de estar disponible en la Red sin problemas. Y la estudiante Chen Qiuyan logró que un tribunal escuchara sus quejas contra los libros de texto de su Universidad, que describían la homosexualidad como una “enfermedad”. Un año antes, Peng Yanzi, de 30 años, había conseguido que otra corte declarara ilegales las clínicas que aseguraban “curar” la atracción por el mismo sexo.

En las aldeas chinas del sida

Ding Hongjun, de 27 años, yace en su lecho de muerte en la aldea de Dongguan

Ding Hongjun, de 27 años, yace en su lecho de muerte en la aldea de Dongguan QILAI SHEN

Cuando Wang Erxuan descubrió que no alcanzaba los kilos requeridos para comerciarcon su sangre -él sólo pesaba 52 y el mínimo exigido eran 56- decidió rellenarse los bolsillos con trozos de metal. Apenas tenía 16 años, pero ya se había ofuscado bajo la euforia general que propició la llamada “economía del plasma”.

“Teníamos que ir a media noche al hospital para conseguir un puesto en la cola. Había cientos de personas. Nos empujábamos en las filas. Había incluso un eslogan: ‘Si quieres mejorar, vende tu sangre’, rememora el campesino.

La aldea de Meng Lou donde vive Wang no difiere mucho del resto del entorno. La planicie de la provincia de Henan siempre fue el granero de China. Una región azotada en repetidas ocasiones por catástrofes naturales y tragedias motivadas por el designio humano como la terrible hambruna que propició el maoísmo. Los restos de las ingentes canalizaciones construidas durante la Revolución Cultural -encaramadas sobre arcos al estilo romano- son testigo de aquellos atribulados años, donde la pobreza más absoluta fue una constante.

El vehículo se mueve entre carreteras repletas de baches, motocarros y tractores, extensiones interminables de cultivos y riachuelos anegados por la basura. La mayoría de las viviendas dispone de enormes portones de color rojo decorados con imágenes deGuan Yu, el dios de la fortuna, o frases que intentan atraer la suerte que siempre ha sido esquiva con esta región. “Si la familia permanece unida, el futuro es brillante”, se lee en una.

Es una imagen de la China profunda muy distante de los trenes de alta velocidad y el desarrollo que domina Pekín, pero los lugareños recuerdan que el pasado fue mucho peor. “La gente vendía sangre porque no teníamos para comer. Los que ganaron algún dinero [con ese negocio] compraron ladrillos y pudieron construirse una casa. Antes usábamos barro”, recuerda Ma Shenyi, de 46 años.

El campesino deambula por los sembrados y se acerca a tres túmulos de tierra. Son las tumbas de su esposa, su hermano y su padre. Ella fue la primera en morir, en 2001. Su progenitor falleció en 2007 y cinco años más tarde, su hermano.

Es entonces cuando el visitante se percata de que las parcelas están salpicadas por los mismos montículos, que no son sino enterramientos al estilo tradicional de esta zona.

En las aldeas chinas del sida

Los tres familiares de Ma distan mucho de ser los únicos a los que se llevó la enfermedad. “Aquella tumba es de otro que también murió de eso y aquella otra… Hubo unos meses en los que moría mucha gente. Sólo en mi calle fallecieron tres en cuestión de semanas. En esta aldea han muerto más de 50”, recuerda el vecino de Wenlu mientras señala hacia las sepulturas.

Durante años, lugares como Wenlu, Meng Lou y toda una plétora de pequeños villorrios de Henan eran conocidos como las “aldeas del sida”. Fueron los mismos enclaves que durante la década de los 90 se vieron dominados por la fiebre de la compraventa de sangre apadrinada primero por las autoridades locales y después por toda una legión de avispados negociantes.

Ma Shenyi se sienta en el pequeño habitáculo donde dormita su madre. Ella también esseropositiva. Lo mismo que dos de sus hijos y su cuñada. De la pared cuelga una bolsa repleta de fármacos con un lema: “Toma las medicinas de forma regular, cuida de tu vida”.

“Empecé a donar sangre en 1992 o 1993. Lo hice decenas de veces. Al principio la gente iba a los hospitales. El problema surgió cuando aparecieron los comerciantes privados. Solían venir por las noches para evitar que los detuvieran. Te pagaban 45 yuanes [poco más de seis euros] por 800 centímetros cúbicos. Sólo te quitaban el plasma y te volvían a introducir el resto en las venas”, recuerda. En una época en la que ganar 100 o 200 dólares anuales [entre 88 y 177 euros] se consideraba toda una proeza, esas cantidades parecían una fortuna. “Era dinero fácil”, añade Ma.

La campaña pública derivó en frenesí colectivo. Todos los lugareños consultados para este reportaje coinciden en describir el mismo escenario: miles de empobrecidos campesinos agolpándose en hospitales, viajando de una ciudad a otra para poder volver a vender su sangre… Las autoridades permitieron que se crearan cientos de “bancos de sangre” en la provincia, no sólo en hospitales sino bajo el auspicio de unidades militares, factorías o minas de carbón. El proyecto era vender ese “producto” a las firmas extranjeras. El propio responsable del departamento de Salud de Henan, Li Quanxi, viajó a EEUU para promocionar este “negocio”.

Es la misma descripción que hace el escritor Yan Lianke en la novela que dedica a este suceso –El sueño de la aldea Ding-, que basa en su propia investigación. “Lo que comenzó como un goteo, pronto se convirtió en un torrente. No tardó mucho en ser elboom de la sangre. Se instalaron bancos de sangre en los mercados, en los cruces de carretera, en las casas y hasta en establos”, escribió Yan.

Wang Erxuan asiente. “Toda la provincia vendía sangre”, ratifica. Él mismo llegó a vivir durante un mes en un hotel junto a otra veintena de personas que sólo se dedicaban a comerciar con su flujo interno. “Pagábamos 10 yuanes [1,3 euros] por dormir allí. Cada mañana venía un comerciante y decía: ”¡A ver, quiero del tipo A!”. No hacían análisis ni nada. Ese mes yo vendí 30 veces, en ocasiones dos por día”, explica Wang. A él le pagaban 75 yuanes por los 800 cc. Se ganaba más si se dejaban extraer todo el líquido y no sólo el plasma. Aquello le salvó. Él no contrajo el VIH.

Los otros se hacían extraer el líquido a través de centrifugadoras que separaban el plasma y mezclaban el resto de la sangre -plaquetas y glóbulos rojos- con la de otros vendedores del mismo grupo sanguíneo, volviendo a inyectar ese compuesto en las venas de sus clientes. “Pensábamos que era más seguro así, porque no perdíamos toda la sangre”, precisa Zhany Junxi, un vecino de Zheng Lou, otro de los poblados afectados por la expansión del VIH. Un error que marcó la vida de decenas de miles de personas. Todas las víctimas consultadas se infectaron al utilizar las “máquinas”, como se refieren a ellas.

Zhany tenía 20 años cuando se inició en el “negocio”. Vendió su sangre más de media docena de veces a lo largo de un año. “Una vez tuve que ir a las dos de la mañana para pillar sitio. Debíamos ser unos 200”, rememora. Otra víctima de este comercio, Xing Xinwei, de 46 años, alude al dicho que se usaba en esos días. “Extiende el brazo y te caerá el dinero”, repite. “Los compradores de sangre venían a las aldeas y se metían en tus casas con las máquinas. Hasta en las cocinas. Nadie te hacía análisis”, añade.

Durante aquellos tiempos de fervor común, algunos consiguieron mejorar de forma ostensible su nivel de vida. Los locales se percataron cuando les vieron construir nuevas viviendas. “Si tenías muchos miembros en la familia y todos donaban sangre, podían ganar dinero”, admite Ma Shenyi. Aunque fueron casos aislados, puntualiza. El beneficio que obtenían los campesinos seguía siendo ínfimo. El mismo Wang Erxuan, tras la maratón que realizó aquel mes en el que se dejó extraer sangre decenas de veces, volvió a su casa con 300 yuanes de ganancia (36 euros).

Manchas en la piel

Y entonces, un día apareció la fiebre. Nadie sabía qué significaba el sida. “La gente pensaba que era un resfriado. No tenían ni idea de lo terrible que es esta enfermedad”, dice Ma Shenyi. A él le diagnosticaron que era seropositivo en el año 2000. Todo comenzó con “un poco de fiebre y manchas en la piel… La gente tomada pastillas pero no se le curaba”, dice

La “plaga” se extendió “por la planicie”. “Se abatió sobre nosotros como una inundación, envolviendo a docenas, quizás cientos de aldeas. Y cuando eso ocurrió, la gente moría como hormigas… Murieron como hojas de un árbol muerto; caían al suelo y se los llevaba el viento… Era raro que pasara una semana sin que muriera alguien”, escribió Yan Lianke en su memorable texto.

Los funerales se convirtieron en un acontecimiento repetitivo. “En la aldea de Nan Dawu murieron ocho personas en el mismo día”, asevera Wang Erxuan.

Aunque las propias víctimas comenzaron a denunciar el escándalo en 1998, el Gobierno no reconoció la magnitud del problema hasta agosto de 2001, cuando asumió que entre 30.000 y 50.000 personas se habían contagiado. El viceministro de Salud de aquellas fechas, Yin Dakui, reconoció que era una estimación a la baja y que podían ser hasta 100.000. Los activistas que denunciaron lo ocurrido multiplicaron por cinco o 10 esos guarismos y alertaron de que el azote se había extendido por al menos cinco provincias, aunque Henan fuera el epicentro del polémico comercio.

las tumbas del campesino ma shenyi. Aquí, junto a los tres túmulos de tierra donde enterró a su esposa, su hermano y su padre. Murieron de sida tras contagiarse al vender su sangre.

las tumbas del campesino ma shenyi. Aquí, junto a los tres túmulos de tierra donde enterró a su esposa, su hermano y su padre. Murieron de sida tras contagiarse al vender su sangre. JAVIER ESPINOSA

En realidad nadie conoce con precisión la magnitud del infortunio, pero los habitantes concuerdan en que más de la mitad de los que comerciaron con su sangre se infectó. “En esta aldea hubo más de 100 personas que la vendieron y la mitad enfermaron. Hoy sólo quedamos vivos una decena. El resto murió”, aduce Zhang Junxi, el vecino de Zheng Lou. Entre los fallecidos figuraban su hermano y su cuñada.

Bajo la presión del escándalo, Pekín prohibió la venta de sangre en 1998 e intentó minimizar el alcance de la controversia. Muchos de los expertos que alertaron de las graves consecuencias, como la veterana doctora Gao Yaojie, el también médico Wang Shuping o el activista Wan Yanhai, tuvieron que exiliarse. Las visitas de los periodistas extranjeros a los villorrios del sida solían concluir con su detención y expulsión de la zona.

Dientes blancos y rotos

Los residentes locales todavía rememoran con cierta aprensión la jornada de 2003, en la que cientos de policías asaltaron uno de los villorrios y apalearon a sus habitantes después de que éstos protagonizaran un tumulto cuando pretendían acceder a una oficina oficial para protestar por la situación de los enfermos. “Estaba lloviendo. Llegaron por la noche y comenzaron a pegar con palos a todo el mundo. A varios les rompieron los dientes, el brazo…”, relata Wang Erxuan.

Todavía hoy las reclamaciones pueden concluir en prisión. Es lo que le pasó a la esposade Wang, Li Xiaohe. Su marido muestra la sentencia que la condena a dos años de cárcel por “crear problemas”. Li había participado en varias ocasiones en los viajes que organizaban hasta Pekín grupos de víctimas del VIH de Henan, que intentaban aprovechar las reuniones del Parlamento local para exponer sus reclamaciones. En febrero de 2012, la Policía se personó en su domicilio de Meng Lou y se la llevó. “Sólo pedía que el Gobierno le diera una ayuda para tratar a nuestro hijo, enfermo de sida”, asegura Wang Erxuan.

Li sufre la misma dolencia. Su marido dice que se infectó en un hospital público “y sólo vendió sangre dos veces”.

El condado de Shangcai, del que dependen todos los villorrios del área de Wenlu y Meng Lou, se convirtió en una especie de zona cero de la epidemia. De las 38 aldeas que el Gobierno identificó como las más afectadas, más de la mitad pertenecía a ese distrito donde habitan 1,3 millones de personas.

El legado sigue siendo devastador. En la región es habitual ver orfanatos de niños cuyos familiares sucumbieron a la enfermedad y hospitales que intentan paliar su expansión. Los muros de muchos pueblos están salpicados de carteles que anuncian servicios médicos.

El número real de menores que nacieron con el VIH a consecuencia de este infortunio tampoco se conoce, pero el vástago de Wang y Li es uno de ellos. “Aquí hay cerca de 600 o 700 niños que nacieron con el VIH. Sólo en esta aldea eran media docena pero únicamente dos siguen vivos”, estima su padre.

El joven Wang Xuefeng asiste a la conversación cabizbajo. A sus 23 años, preocupaciones tan normales en este contexto como buscar una posible esposa ni se le pasan por la cabeza. “¿Quién se va a querer casar con un enfermo de sida?”, inquiere. El estigma forma parte de la truculenta herencia que dejó la “economía del plasma”. “Toda mi vida me he sentido discriminado. Aún hoy. Los niños no querían jugar conmigo en el colegio. Salían corriendo al verme”, comenta.

Después de que el Gobierno comenzara a distribuir de forma gratuita medicamentosantirretrovirales a partir de 2003, las muertes se frenaron. Aunque no todas.

La familia de Zhou Yulan se encuentra reunida en torno a su cama desde hace días. Tienen tal certeza sobre su inmediato futuro que ya le han preparado la ropa que vestirá durante su funeral. Una chaqueta roja brillante y unos pantalones oscuros. “No creo que sobreviva muchos días”, admite su hijo, Xing Xinwei. “Las medicinas no funcionan. Le producían problemas en el estómago. Tiene la boca totalmente podrida y no puede comer”, dice.

El poblado de Xiongqiao es otro de los nombres más emblemáticos de las “aldeas del sida” de Henan. En el clan de Xing Xinwei seis personas desarrollaron la enfermedad, incluido él mismo. Su padre y su esposa murieron hace años. La salud de Xing también se encuentra muy resentida. Respira con dificultades. “Tengo mal el estómago”, aclara.

Como su madre, Xing sólo comenzó a medicarse hace tres años, aunque sabe que es seropositivo desde 1992. “Empecé a vender sangre con 17 años. Era algo normal. Oculté que era seropositivo porque no quería avergonzar a mi familia. Hoy, muchos siguen sin decirlo”.

Xing reparte la responsabilidad de esta adversidad entre las autoridades y él mismo. “El Gobierno fue quien inició este negocio pero nadie me obligó a vender la sangre”, puntualiza. Es una opinión compartida por otros. “Fue una especie de sueño colectivo. Nadie nos forzó”, apunta Zhang Junxi. Para Wang Erxuan, toda la culpa es del “Gobierno”. “Nos engañaron, no nos dijeron lo peligroso que era”, defiende.

Ma Shenyi prefiere aferrarse al pragmatismo: “Da lo mismo quién fue el culpable. Ya nadie puede quitarme el sida o devolverme a mi esposa. Fue todo muy triste“, concluye.

Sin gays, alcohol o brujas: la nueva televisión online en China

Los nuevos guiones deberán abstenerse, so pena de ser prohibidos, de “exagerar el lado oscuro de la sociedad”

Sin gays, alcohol o brujas, la nueva televisión online en China

La semana pasada, millones de internautas chinos que seguían con devoción los avatares amorosos de los protagonistas gays de la serie ‘Adicction’ se llevaron una gran chasco al conectarse para ver uno de los últimos capítulos: las autoridades habían ordenado la completa retirada de su emisión.

Pese a que la abrupta cancelación generó un torrente de comentarios críticos con esta medida, los responsables de su censura no van a dar marcha atrás, y los productores de esta popular serie online china -que en su primera emisión sumó 10 millones de espectadores- anunciaron que los últimos tres episodios solo podrán ser visionados en YouToube, un canal prohibido en el país asiático.

Sin embargo, el ataque contra esta serie no es un caso aislado ni mucho menos, sino que se enmarca dentro del proceso de endurecimiento del control de las autoridades chinas sobre la floreciente industria de la televisión online, cuyos nuevos estándares en lo relativo a la censura se acaban de equiparar a los de las televisiones tradicionales.

Según el documento de ocho páginas redactado en diciembre pero colgado ahora en la página web de la Asociación de la Industria de Producción de Dramas Televisivos de China, los nuevos guiones deberán abstenerse, so pena de ser prohibidos, de “exagerar el lado oscuro de la sociedad” o de mostrar comportamientos o relaciones sexuales “anormales”, entre los que se citan las relaciones homosexuales, el incesto o los devaneos extramatrimoniales.

Además, enumera una amplia serie de temas tabúes, entre los que se encuentran aquellos que puedan dañar la imagen del estado, promuevan un estilo de vida extravagante, socaven la unidad nacional o apoyen supersticiones como la brujería.

Los jóvenes son mencionados de manera expresa en el texto y, con el fin de proteger su moralidad, se destierran de las nuevas producciones los romances entre adolescentes o aquellas imágenes en las que un menor fume o beba alcohol. Surte parecida corren los programas de crímenes que revelen estrategias de la policía, de manera que los delincuentes no puedan beneficiarse de esa información.

Sin gays, alcohol o brujas,la nueva televisión online en China2

Todas estas medidas suponen un desafío para populares plataformas de vídeo como iQiyi y Youku, que durante los últimos años se han beneficiado enormemente de la escasa regulación estatal que existía sobre los canales de televisión online. De acuerdo con un informe citado por el Beijing Times, estas plataformas produjeron el año pasado un total de 805 programas con un total de 12.000 episodios, una cifra que cuadriplica las 200 producciones creadas en 2013.

“Los programas de televisión no deberían mostrar sólo actores atractivos, sino que también tienen que enseñar valores”, declaró según el diario pequinés Li Jingsheng, jefe de la división de televisión de la dminitración de medios estatales, en una conferencia. “No deben ser sólo gratos a los ojos, sino también enriquecerdores para el corazón. No deben sólo entretener, sino también ser educativos”, añadió.

Este ajuste de tuercas a la televisió online está en línea con el más amplio padecido recientemente por el resto de industrias culturales del país. El motivo, como reza el texto en su introducción “profundizar en la aplicación del espíritu del discurso del secretario del Partido, Xi Jinping, en el Foro de Literatura y Arte” de 2014, un encuentro en el que el mandatario chino pidió a los artistas no ser “esclavos” del mercado y crear un arte al servicio del pueblo.

Desde que esas palabras fueron pronunciadas, han sido varias las decisiones adoptadas para cumplir con el espíritu demandado por Xi. Ejemplos de ello, la prohibición por parte de los censores estatales de la emisión de 120 canciones consideradas “dañinas”para la sociedad, o la suspensión de la emisión de una serie televisiva sobre la dinastía Tang en el que las protagonistas femeninas lucían generosos escotes.

Las críticas a estas nuevos parámetros no se han hecho esperar, sobre todo los de una juventud que prefiere ver los programas de televisión de internet antes que los canales de la televisón pública sobrecargados con propaganda. Uno de los colectivos más disgustados con ello es el LGTB, que lleva años luchando para que la sociedad china cambie su visión hacia ellos y tengan una mayor visibilidad y aceptación.

Para Chen Qiuyan, una activista que logró en los tribunales que el Ministerio de Justicia modificara la definición de la homosexualidad en los libros de texto, declaró a la CNN que estaba “absolutamente furiosa” con las nuevas reglas. “¿Quienes son ellos para identificar las relaciones homosexuales como anormales? No tienen sentido común”, subrayó.

Los homosexuales chinos buscan el amparo de la ley para su lucha

Aunque la aceptación de los LGBT en China es cada vez mayor, aún existen prejuicios

Activistas homosexuales chinos, en un maratón en noviembre

Activistas homosexuales chinos, en un maratón en noviembre. / XU KANGPING (EFE)

Aunque la aceptación de los LGBT (lesbianas, gais, bisexuales y transexuales) en la sociedad china es cada vez mayor y ha logrado progresos notables en la última década, aún se ve lastrada por una nube de desconocimiento y de prejuicios, especialmente dentro de las propias familias. Todavía existen en China clínicas que usan el electrochoque para “curar” la homosexualidad o libros que definen la atracción por el mismo sexo como una “desviación”. Para luchar por sus derechos, los activistas han empezado a recurrir a los procesos judiciales.

La discriminación está, por ley, prohibida en China. Y la homosexualidad dejó de estar vetada en 1997, cuando dejó de estar penada como “gamberrismo”. En 2001, se eliminó oficialmente del registro de enfermedades mentales. No existen grupos de activistas contra los homosexuales, como pueda ocurrir en EE UU. Entre los jóvenes que viven en las ciudades, “más del 80% dice aceptar a los LGBT”, puntualiza Xin Ying, directora de la ONG Beijing LGBT Center. Pero aún es un tema tabú, del que no se habla en público y que cuesta aceptar a las familias.

L

a mentalidad confuciana considera una maldición la falta de descendencia. Numerosas familias coaccionan a sus hijos homosexuales para que se casen y tengan descendencia. Muchos acaban cediendo a la presión y casándose con personas que desconocen la verdadera orientación sexual de su cónyuge. Otros optan por matrimonios de conveniencia entre gay y lesbiana.

El Segundo informe sobre la comunidad LGBT del grupo WorkforLGBT, divulgado este mes y que sondeó a casi 19.000 personas, destaca que apenas el 6% de lesbianas han salido del armario. Entre los hombres, el porcentaje es del 3%. Para el 77% de gais y el 80% de lesbianas, la presión familiar es su principal preocupación.

“Mi familia no lo supo hasta hace dos años. Cuando se enteraron, les afectó mucho y no lo podían aceptar, pues nunca habían oído hablar sobre la homosexualidad. Desde entonces la situación no ha mejorado mucho”, explica Peng Yanzi, de 32 años.

Para complacer a sus padres, Peng decidió en 2014 acudir a una de las muchas clínicas que se anuncian por Internet como “correctoras”. La “terapia de aversión”, con un coste de 4.500 euros, incluía el uso de electrochoque para “provocar una reacción de horror”. “Calculé que recibiría cerca de un centenar. Después de 100 descargas eléctricas, uno no se convierte en heterosexual, sino en un neurópata”, considera.

Decidió entonces llevar a la clínica a juicio por estafa y publicidad fraudulenta. En diciembre pasado, los jueces le dieron la razón y obligaron a la clínica a devolverle el importe que había adelantado, en un caso que los activistas consideran un hito.

“Las organizaciones pro derechos LGBT han comenzado recientemente a entender que las demandas judiciales y los cambios en la política son muy importantes [para luchar contra la discriminación]. Muchas han empezado a recabar datos para demostrar esta discriminación y convencer a los abogados y al Gobierno”, explica Xin Ying.

Resultados limitados

Este año los tribunales han visto otros dos casos sobre derechos de los gais. La estudiante Chen Qiuyan conseguía esta semana llevar ante un tribunal al Ministerio de Educación tras descubrir que los libros de su Universidad siguen calificando la homosexualidad como un “desorden” patológico. Y el director Fan Popo ha presentado una demanda contra la súbita censura en Internet de su películaMama Rainbow, sobre las relaciones entre madres y sus hijos homosexuales.

“Quiero que me expliquen las razones para bloquearlo”, declara Fan, a la espera de que el tribunal emita sentencia en un par de semanas. “Me dicen que mi vídeo es perjudicial para la sociedad. Pero se muestra todo este amor de estas madres ¿Qué daño puede hacer a la sociedad el amor maternal?”

De momento, los resultados de estas iniciativas aún parecen limitados. Las clínicas “correctoras” siguen existiendo y al menos un 10% de los psiquiatras, según el informe de WorkForLGBT, aún cree necesario el uso de terapia. En el caso de la estudiante Chen, el Ministerio de Educación rechazó cualquier responsabilidad sobre el contenido de los libros de texto. Pasos más avanzados, como el matrimonio entre personas del mismo sexo, parecen aún una posibilidad muy distante.

Pero poco a poco se van logrando más avances. Fan Popo recuerda que la asociación PFLAG (Padres, Familias y Amigos de Lesbianas y Gais) de China comenzó su primera reunión con solo cuatro familias. Hoy son más de mil. Y aunque Mama Rainbow se haya suprimido sin explicaciones, la censura sí ha cedido en otro caso. La coproducción francochina Seek McCartney, del director Wang Chao, cuyos personajes centrales son abiertamente gais, recibió en septiembre el visto bueno de las autoridades para su exhibición en cines.

Las grandes empresas hacen campaña

La estrategia de activistas como el Beijing LGBT Center incluye también reclutar para su causa a las empresas. Hasta el momento han encontrado receptividad entre grandes multinacionales y empresas del mundo de la comunicación o de la tecnología.

El gigante del comercio electrónico Alibaba se apuntó un tanto publicitario al enviar este año a 10 parejas gais a que pudieran casarse en EE UU. Eso sí, en las empresas más pequeñas “la situación es más complicada”, reconoce la activista Echo. Un 31% de LGBT cree que trabaja en una empresa “muy poco amistosa” hacia su comunidad.

El Gobierno chino responde por la demanda contra unos libros que “demonizan” a los homosexuales

Hasta 2001, los homosexuales en China estaban considerados enfermos mentales por ley

La estudiante universitaria lesbiana china Chen Qiuyan (d), también conocida como Qiu Bai, sus partidarios de la comunidad LGBT

La estudiante universitaria lesbiana china Chen Qiuyan (d), también conocida como Qiu Bai, sus partidarios de la comunidad LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales), activistas de derechos, sostienen una pancarta que dice ‘El material de educación debe estar correcto, los homosexuales deben ser vistos’ (EFE)

PEKÍN.  El Ministerio de Educación chino acudió hoy ante la justicia por la demanda presentada por una universitaria contra varios libros del sistema educativo que, en su opinión, “demonizan” a los homosexuales y las lesbianas al considerar que los gais sufren un trastorno mental.

“La acusación no es el fin, el objetivo es resolver el problema, que el Ministerio de Educación haga algo para borrar los contenidos que demonizan a los homosexuales”, dijo a Efe Qiu Bai, el pseudónimo escogido por la joven lesbiana de 21 años que interpuso la demanda.

Representantes de distintos grupos y asociaciones a las puertas del Tribunal Intermedio de Pekín donde se celebró la vista dijeron que se trata de un caso “histórico” para el colectivo chino de Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transexuales (LGBT), que sufre una gran discriminación en el país.

Qiu decidió demandar al Ministerio después de buscar información sobre lo que le estaba pasando al percatarse de que se sentía atraída por una amiga de clase.

Tras leer libros de su universidad sobre psicología y medicina en los que se aseguraba que la homosexualidad es “un desorden mental” y decidió acudir al psicólogo y con el tiempo se dio cuenta de que no estaba enferma.

“Me enfadé mucho”, recordó hoy a Efe la universitaria poco antes de entrar al tribunal.

En la vista, el juez pidió a ambas partes que explicaran su posición antes de continuar con el proceso, según Qiu, que se mostró esperanzada en conseguir un cambio aunque también expresó su decepción porque los representantes ministeriales no detallaron sobre quién “recae la responsabilidad” de los libros utilizados en el educativo.

Hasta 2001, los homosexuales en China estaban considerados enfermos mentales por ley y, aunque se han dado pasos desde entonces, el amor entre parejas del mismo sexo sigue estando estigmatizado.

Juicio contra los libros de texto homófobos en China

Una estudiante lesbiana demanda al Ministerio de Educación tras encontrar libros universitarios que describen la homosexualidad como una “patología”

La mujer que ha llevado el caso de la discriminación homosexual a los tribunales en China

La mujer que ha llevado el caso de la discriminación homosexual a los tribunales en China. / GREG BAKER (AFP)

El juicio que ha comenzado este martes en el Tribunal Intermedio Número 1 de Pekín representa, ya de por sí, una victoria para la comunidad homosexual china. Los jueces de esta corte tendrán que decidir sobre la demanda que ha interpuesto una estudiante lesbiana de 21 años, identificada como Qiu Bai, contra el Ministerio de Educación. Los libros de psicología y psiquiatría que ha encontrado en su universidad califican la homosexualidad como una “desviación”, algo que, según alega, contradice las leyes chinas.

Hace dos años, Qiu, que entonces se sentía confusa sobre su identidad sexual y que dudaba de la información que podía recibir a través de internet, acudió a la biblioteca de su universidad, la Sun Yat-Sen en Cantón (sureste de China) en busca de información con base científica sobre la homosexualidad. Lo que leyó le dejó horrorizada.

Los libros de texto que encontró definían la homosexualidad como una “patología” o un “desorden” similar a la pedofilia o la zoofilia. Algunos aseguraban que podía curarse a través de tratamientos adecuados, como terapia de choque.

Traumatizada, pidió ayuda a una psicóloga. Con el tiempo, comprendió que no se trataba de una enfermedad. Decidió inicialmente protestar ante las autoridades locales y la comisión estatal encargada de la publicación de libros, pero no obtuvo respuesta. En agosto, presentó su demanda ante el tribunal, que aceptó ver el caso.

En la vista, el juez pidió a ambas partes que explicaran sus posiciones, y ahora deberá determinar si sigue adelante con el caso o no.

Homosexualidad como “desviación”

La ley china incluía la homosexualidad entre las enfermedades mentales hasta 2001, año en que abolió esta descripción. De 90 libros publicados después de ese año y que mencionaban la homosexualidad, examinados por una ONG cantonesa que asesoró a Qiu Bai , aproximadamente el 40% la describían como una “desviación”. El 50 de esos contenidos consideraban necesario que la persona homosexual cambiara su orientación.

“Necesitamos aún muchas Qiu Bai”, afirma la organización LGBT Center en un comunicado. “Tú puedes intentar convencer a tus padres y tus familiares de que no tienes ninguna enfermedad, pero ellos van y encuentran estos libros de texto. ¿De quién se van a fiar más, de ti o del Ministerio de Educación?”, se lamentan.

Por su parte, el abogado de la estudiante ha afirmado, según el comunicado, que el juicio comenzado hoy “es como una locomotora que impulsa la concienciación social y promueve los cambios. Es un camino largo. Algunos han elegido ser las locomotoras que avanzan entre los obstáculos. Esté la gente a favor o en contra, da igual: el tren ya está en marcha y avanzamos con él”.

En las últimas dos décadas la comunidad LGBT ha ido adquiriendorelativamente más aceptación en la sociedad del país más poblado del mundo, aunque aún le queda un largo camino por recorrer.

En una sociedad donde estar casado es el estado civil ideal y tener hijos es una obligación cultural -y económica, dado el deficiente sistema de pensiones- hacia los ancestros, muchos jóvenes homosexuales se ven presionados por sus familias para contraer matrimonios heterosexuales y ocultar su verdadera orientación. Otras familias tratan de buscar “curación” para sus hijos en clínicas que, prometiendo infalibilidad, someten a sus pacientes a tratamientos extremos que pueden incluir los electrochoques.

Un tribunal chino prohibió el año pasado estas prácticas, después de que un activista homosexual bajo el seudónimo de “Xiao Zhen” presentara una denuncia contra estas clínicas. El caso se mencionó la semana pasada en una sesión del Comité de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra dedicada a revisar el estado de las libertades en China.

Una de las activistas chinas proderechos de los homosexuales más conocidas, Li Maizi -detenida durante un mes a principios de este año, junto a otras cuatro feministas cuando preparaba un acto para llamar la atención sobre las actitudes machistas en el transporte público- celebró este verano una ceremonia de boda con su novia, Teresa Xiu, para reclamar la aprobación del matrimonio homosexual en China.

En septiembre, el director de documentales Fan Popo presentó una demanda contra el organismo oficial encargado de la censura en el sector literario y audiovisual, después de que se bloqueara el acceso por internet dentro del país a uno de sus trabajos, “Mama Rainbow”, en el que se describían las relaciones entre madres chinas y sus hijos homosexuales.

El golf, la gula y el sexo ‘impropio’, prohibidos para los funcionarios chinos

Desde el 12 de octubre, estas prácticas se consideran corruptas y vedadas para los 88 millones de miembros del Partido Comunista

Dos policías chinos hacen guardia ante el tribunal que juzgó al ex dirigente chino Bo Xilai por corrupción

Dos policías chinos hacen guardia ante el tribunal que juzgó al ex dirigente chino Bo Xilai por corrupción. JASON LEEREUTERS

Desde hoy, todo aquel funcionario chino que juegue al golf, sucumba a la gula o entable relaciones sexuales “impropias” podrá ser sancionado por infringir las nuevas normas del código moral ético del Partido Comunista, que ha pasado a considerar estos quehaceres como prácticas corruptas para sus 88 millones de miembros.

Las nuevas medidas, aprobadas el pasado día 12 pero dadas a conocer hoypor la agencia Xinhua, se enmarcan dentro de la amplia campaña anticorrupciónemprendida por el presidente Xi Jinping desde que asumió el poder en 2012, una operación que se ha saldado con miles de oficiales investigados y decenas de encarcelados por todo el país.

Por el momento, los anuncios de este estilo hechos con anterioridad han contado con el beneplácito de una población harta de ver cómo sus burócratas se enriquecían a base de sobornos y llevaban un tren de vida mucho más alto del que por ingresos se les suponía, aunque también hay críticos que opinan que estas medidas están siendo utilizadas por Xi y sus acólitos para acabar con sus oponentes dentro del partido y afianzar su poder.

Como detalla el comunicado, estas nuevas normas no son sino una actualización de las regulaciones ya existentes para guiar a los funcionarios a la hora dellevar una vida ejemplar en el aspecto moral, y están diseñadas para señalar con mayor exactitud qué constituye una violación de esa virtuosa disciplina.

Según Xinhua, “los miembros del partido deben separar los intereses públicos de los privados, poner el bien público en primer lugar y trabajar desinteresadamente“, además de “abogar por la simplicidad y guardarse contra la extravagancia”.

En esa línea, la nueva regulación explicita como violación de la buena conducta“las comidas y bebidas extravagantes” y “jugar al golf”, un deporte popular entre los oficiales pero que es visto como un vicio a combatir, ya que la mayor parte de la sociedad lo asocia con la riqueza y el cierre de negocios turbios por parte de las autoridades.

El Partido Comunista también ha reformulado una cláusula anterior que prohibía“tener amantes y cometer adulterio”, un artículo que ahora se amplía y extrema al señalar que los miembros no pueden “tener relaciones sexuales impropias con otras personas” so pena de ser expulsados.

Otras de las novedades son la prohibición de formar “camarillas” que busquen dividir el partido, crear “artículos, discursos o anuncios que apoyen la liberalización burguesa”, ocultar temas personales que deberían ser conocidos yabusar de la posición de poder para obtener beneficios para familiares y empleados.

El documento no detalla los castigos a los que se enfrentarán los infractores, pero el partido mantiene su propio y temido régimen de disciplina interna para estos casos, que se aplica sin supervisión judicial.

Desde que inició su mandato, Xi considera que la corrupción ampliamente extendida y la percepción que de la misma tenía la sociedad constituían un peligro para la estabilidad del país ya que generaba malestar social, motivo por el cual proclamó que actuaría contra “tigres y moscas”, refiriéndose tanto a losaltos mandos como a los funcionarios base que transgredían las normas.

Desde entonces, además de los arrestos y despidos, muchos sectores económicos se han visto afectados por esta operación. Aunque es difícil dilucidar qué porcentaje se debe a la lucha anticorrupción y cuál a los problemas económicos que atraviesa el país, sectores como el juego, las joyas, los coches de alta gama o los restaurantes viven sus días más oscuros desde hace muchos años, y aún queda por ver cómo evolucionarán ante las nuevas medidas aprobadas.

De la ducha fría al electroshock: las ilegales torturas en China contra la homosexualidad

En China sigue habiendo 'clínicas' contra la homosexualidad

En China sigue habiendo ‘clínicas’ contra la homosexualidad

“Si cuando ves a una persona de tu mismo sexo sientes amor, ahora yo quiero que sientas miedo”. Estas palabras proceden de una ‘especialista’ en curar la homosexualidad en China. En el gigante asiático, ser homosexual puede ser algo más que un tabú. Aunque en marzo de este año una sentencia declarase ilegales de facto las clínicas que ‘curan’ la homosexualidad, este tipo de ‘tratamientos’ continúan siendo una realidad en el gigante asiático.

Un reciente reportaje con cámara oculta del Channel 4 revela que en China todavía siguen existiendo clínicas que afirman que pueden ‘curar’ la homosexualidad. Sin embargo, lo que los responsables de estas clínicas llaman ‘métodos’, en cualquier sitio serían calificados como tortura.

En el reportaje se puede ver a una responsable de una de estas clínicas recomendar a un joven homosexual que tome duchas de agua fría o corra cuando sienta que le gusta alguien de su mismo sexo. Estos métodos se vuelven aún más cruentos cuando la ‘especialista’ le indica que él mismo puede suministrarse medicamentos que le hagan sentirse mal o descargas eléctricas en caso de necesidad.

En otra ‘clínica’, la situación empeora. Serán los propios especialistas los que les suministren un electroshock directamente, que le llega incluso a paralizar el rostro. Torturas al ‘módico’ precio de unos 480 euros (el sueldo medio en el gigante asiático es de unos 500 euros mensuales).

En China, la homosexualidad no es delito desde 1997, y dejó de considerarse como una enfermedad cuatro años después. Estas crueldades y torturas contrastan con una sociedad que poco a poco se va mostrando cada vez más abierta con los homosexuales, aunque con nichos de homofobia.

En una sentencia en marzo de este año, una clínica fue condenada por realizar este tipo de ‘tratamientos’. El centro fue obligado a pagar una indemnización a un joven homosexual, además de tener que pedir disculpas en su página web durante 48 horas por ofrecer tratamientos fraudulentos. Además, las principales webs chinas han dejado de acoger publicidad de esta clase de centros.

El infiltrado en estas clínicas es un cuadro de una organización para la defensa de los derechos de los homosexuales en China. En el documental explica que todo su entorno lo sabe, excepto sus padres. “Hay un dicho en China que dice que lo más irrespetuoso para tus padres, es no tener hijos”. Una losa demasiado pesada para todos los chinos que todavía recurren a estas ‘clínicas’.