Decenas de hostias consagradas bastan para formar la palabra PEDERASTIA

Hablamos con Abel Azcona, el artista que ha levantado la polémica al escribir la palabra “Pederastia” con hostias consagradas

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El verano pasado, el artista Abel Azcona recogió 242 hostias consagradasen misas católicas. No quería recibir ningún sacramento. Las ha utilizado para su exposición Desenterrados.

Recientemente inaugurada por el Ayuntamiento de Pamplona, la exposición retrospectiva del autor ha recibido criticas y querellas por parte del sector católico, principalmente porque ha utilizado varias de las hostias que recogió para formar la palabra “PEDERASTIA”. Después de esta gran controversia, le llamamos para que nos explique su punto de vista sobre lo ocurrido.

“Es una crítica, pero también es un reflejo de la realidad por la que pasa la Iglesia y que tanto intentan ocultar”, explica.

Habiendo expuesto en ciudades como Roma, Bucarest, Nueva York, Bogotá o Miami, Azcona es uno de los artistas conceptuales más famosos de España. Crítico y reivindicativo, siempre se ha caracterizado por levantar grandes polémicas, la mayoría con tintes autobiográficos de su infancia.

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Hijo de una prostituta drogadicta, fue abandonado en una clínica de Madrid nada más nacer. Varias adopciones, maltratos y abusos sexuales marcaron una infancia que, pese a todo lo sufrido, ha conseguido utilizar para dar un toque único a sus performances.

“Me parece que no he hecho nada irrespetuoso. A la Iglesia Católica la entiendo como una asociación que tiene una serie de sedes que son abiertas al público. Yo recibí en mi mano lo que para mí es solo un trozo de pan, lo guardé sin más y lo utilicé como quise”.

El hecho de subrayar la pederastia a través de un símbolo tan sagrado para los católicos, no obstante, se antoja como una falta de respeto para muchos.¿Está dando a entender que todos los curas son pederastas?

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“No, yo creo que no estoy generalizando. Además, no todos… pero yo creo que el 90% de los sacerdotes están vinculados a la pederastia. No solo ejerciéndola en primera persona, sino también ocultando lo que saben. No es una sombra. No son 3 curas pederastas. Prácticamente todos están metidos en esto. Estoy convencido”, nos cuenta.

Lo cierto es que en los países occidentales existe un gran número de casos de este tipo. En Estados Unidos, desde 1950 se han detectado más de 1.300 casos de pederastia vinculados a la Iglesia. En Australia más de 620 casos desde 1930 y en España hay una decena de sacerdotes condenados por este tipo de abusos.

Lógicamente, el sector católico español se ha revolucionado ante la obra de Abel Azcona. Y, lo que es más preocupante, se ha quejado por el hecho de que “robara” las hostias utilizadas. “ Dicen que he robado cuando a mí me lo pusieron en la mano. Me han dado algo y yo lo he utilizado como he querido. En vez de ponérmelo en la boca, lo he puesto en el suelo y he formado una palabra con ello. No me parece algo ilegal”, se defiende.

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Aun así, el artista ha recibido una querella de la Asociación Española de Abogados Cristianos por “un delito reiterado de profanación y un delito contra los sentimientos religiosos” y está esperando otras dos de la Diócesis y el Arzobispado. Pero lejos de tener miedo de lo que puede ocurrirle, Azcona saca pecho y considera que las reacciones de parte de los católicos son una oportunidad para él.

Me parece que me están haciendo un favor. Las performances deben alargarse a través de las reacciones, y en este caso es una evidencia de que he acertado. La querella que me han enviado estará colgada en la exposición. La imprimiré y la colgaré”.

Pese a que considera las quejas como un favor, también explica que no es lo que buscaba. No quería promocionarse. “No me hace falta. Tengo exposiciones cerradas hasta 2017 en las mejores galerías de Europa. No es que este follón me haga del todo bien, pero ya que se han empeñado habrá que responder”, afirma.

Las performances deben alargarse a través de las reacciones, y en este caso es una evidencia de que he acertado

Las reacciones en las redes sociales han sido notorias. Y, en vez de esconderse, el artista retuitea todo lo que le dicen para evidenciar la radicalización de quienes le critican.

La postura de Azcona con respecto a las malas reacciones es clara. “Para mí,una persona religiosa, que cree que hay un señor con barba sentado en una nube, es una persona que tiene un problema mental. Entonces, si estas personas tienen un problema mental, es obvio que cuando les tocas su problema, les dices a la cara que están mal. Son personas que no lo reconocen y no lo asumen”.

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Una persona religiosa, que cree que hay un señor con barba sentado en una nube, es una persona que tiene un problema mental

Muchos son los que, sin conocer la obra de este artista, le han criticado diciendo que no se atrevería a hacer lo mismo con la religión musulmana. Pero lo cierto es que ya lo ha hecho. En 2012, Abel Azcona expuso Eating a Koran, donde el artista ingería un Corán durante 6 horas. “ Tuve que estar un año y medio con escolta porque me amenazó Al Qaeda”.

El sector afectado ha pedido la retirada inmediata de la exposición del Ayuntamiento de Pamplona que, gobernado por EH Bildu, ha dejado que en una de sus salas se muestre Amén, como ha titulado a su obra.

En 2012, Abel Azcona expuso Eating a Koran, donde el artista ingería un Corán durante 6 horas

Él se defiende a sí mismo y al consistorio. “ El ayuntamiento no es el que expone, soy yo el que expone. Lo único que han hecho es traer a Abel Azona, que según muchos críticos es un artista reconocido y legitimado. Tengo más de 100 exposiciones en multitud de países, he expuesto en los mejores museos. Tengo la suficiente ligitimación para que el ayuntamiento me ofrezca una sala para hacer una retrospectiva”.

Sin embargo, Azcona reconoce que, a través del comisariado, sabían queAmén era una de las obras que iba a exponer. Eso sí, “ la concejala no estaba ahí mirando”.

La exposición Desenterrados seguirá expuesta, en principio, hasta el 17 de enero de 2016. El artista, lejos de arrepentirse por el revuelo de su obra, se muestra orgulloso.

Durante los siguientes días sabremos si estas querellas consiguen llegar a algo, o por el contrario primará la libertad de expresión de Azcona.

“He descubierto que soy un hombre y eso me hace feliz”

Este es Dan. Su historia es un viaje desde el caos que te abrirá los ojos.

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Conocemos a Dan, un joven de 22 años que acaba de empezar un tratamiento hormonal para masculinizar su cuerpo.

La historia de Dan es como una explosión cósmica, como un Big Bang. Nació en Terrassa, Barcelona, hace 22 años. Sus padres le pusieron de nombre Marina. De muy pequeño, Dan notaba que en su cuerpo había caos, partículas desordenadas. Hace tan sólo dos meses surgió la explicación a todos los fenómenos extraños que tienen lugar en su interior: Marina es Dan. Ella siempre fue un hombre.

Todo encaja de pronto, pero no es tan fácil deshacerse de toda una vida de tristeza inexplicabe y complejos: “He tenido depresión toda mi vida, pero no sabía por qué. Me llevaba mejor con los chicos que con las chicas, pero no encajaba ni en un lado ni en el otro. Siempre fui el raro de la clase. Una vez una niña me preguntó: ‘¿quieres ser un niño?’ Yo respondí que para qué iba a querer eso”.

La lucha de Dan por comprenderse es tan temprana que el día que le vino la primera regla se sintió pletórico: “Pensaba que lo raro que había en mí podía deberse algún problema biológico, que eso explicaba mis gustos y comportamiento. Ese día estaba jugando a baloncesto con mi padre. Fui al lavabo, me dolía mucho. Cuando vi la sangre me puse feliz: si tengo la regla significa que tengo ovarios, y eso significa que soy una mujer. No soy un bicho raro”. La menstruación, sin embargo, fue un alivio momentáneo.

Más tarde descubrió que, además de los chicos, también le gustaban las chicas, pero para ello Dan necesitó conocer a alguien en su misma situación. Saber que esa posibilidad, simplemente, existía: “Había una niña en mi clase, éramos muy amigas y siempre íbamos juntas. Una mañana, mientras me vestía, estaba pensando en ella. De pronto me pregunté por qué lo hacía. ‘Yo no soy lesbiana’, me dije. Pensaba que era algo raro, malo. Así que lo olvidé”.

Hasta que una chica mayor que él le contó que le gustaba otra chica, y que le ocurría por primera vez. Dan tardó tres horas en confesarle que a él le pasaba lo mismo. Días más tarde inició una relación, pero él y su pareja pasaron desapercibidas: “En el patio las chicas tenían mucho contacto físico, era algo normal. La gente pensaba que éramos amigas. Para los chicos es mucho más difícil, no se pueden tocar, y si lo hacen es para bromear llamándose maricones los unos a los otros”. Al final todo el instituto supo que estaban “liadas de verdad”, pero eso no le causó bienestar: “Nunca he escondido mi orientación sexual y en casa no me hizo falta explicarlo. Ese no era el problema”.

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Dan no recuerda cuándo empezó a competir en natación, pero sí cuándo lo dejó porque un montón de preocupaciones empezaron a asaltarle: “Necesitaba tiempo para mí. La gente de mi edad pensaba siempre en las mismas cosas, a mí me interesaba leer, buscar música diferente, creo que era más maduro para mi edad”. Probablemente, se estuviera buscando a sí mismo. Años después, cuando dudaba entre la carrera de Física y la de Filosofía, su madre falleció y la vida de Dan se detuvo oficialmente durante año y medio. Sin embargo, fue a partir de ese momento cuando empezó a explorar su identidad.

o primero fue abrazar la estética gótica: “Siempre me he preguntado por qué unas cosas me apasionan y otras no. Lo gótico, pienso ahora, me atraía por el tema andrógino. De muy pequeño veía la MTV y me encantaban Placebo y Marilyn Manson, y no era atracción sexual. Me gustaba la imagen de los hombres maquillados”.

Dan ya era abiertamente bisexual, así que empezó a maquillarse y a salir por sitios de ambiente dark: “Allí no me sentía tan raro como en mi colegio de pijos”. Fue entonces cuando tuvo uno de los primeros conflictos reales con su cuerpo: “La ropa de chico gótico me gustaba, pero no tenían mi talla. Acabé llevando corpiños, faldas, escotes, que paradójicamente marcaban mis formas femeninas.”.

Como muchos adolescentes, se sumergió en internet, “el mejor refugio para los tímidos”: “Me pasaba horas. Estás detrás de una pantalla pero te expresas al máximo”. Navegando descubrió dos de sus grandes pasiones, los videojuegos y las series manga; también empezó a escuchar grupos oscuros como Malice Mizer. Y llegó, claro, el momento de hacerse un avatar: “Ponía fotos de personajes masculinos de manga, ellos molaban más que yo”.

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Tampoco es coincidencia, dice, que estos héroes que tanto le apasionan sean poco viriles, “muy pocos tienen barba”. Dan se identifica con muchos de ellos, pero sobre todo con el protagonista de Evangelion: “Me suelen gustar los que tienen pinta de malotes y en realidad son buenos, pero soy el que es bueno pero está mentalmente tocado. Como Shinji Ikari. La gente dice que es un rallado de la cabeza, que no hace nada. A mí me encanta, soy yo”.

Los estudios que finalmente eligió Dan también se ajustan al puzzle. Durante dos años, se formó en peluquería y ahora estudia estética. De algún modo, quiso ayudar a los demás a transformarse: “Si no puedes cambiar radicalmente tu físico, hay herramientas para diseñar tu expresión”.

¿Trans…qué?

“Hace dos años no sabía lo que era un transexual”. Dan encontró información en internet y empezó a ver vídeos de testimonios que publica la organización barcelonesa CulturaTrans. También se interesó por la teoría queer: “Yo sólo era una chica masculina, no era nada o lo era todo. Compré un libro de Beatriz Preciado y pensé: ‘mola, pero no me entero de nada’. Tenía un lío muy grande”.

Había una parte de su físico que Dan no soportaba: sus pechos. “Me compré un binder para comprimirlo y me dije que con eso bastaba. Creí que mi problema de identidad se solucionaría con una faja”. Un día, Dan visitó al equipo de Transit (la agencia para la promoción de la salud de las personas trans), y la psicóloga le hizo una pregunta que le impactó: “Si pudieras tener una varita mágica, ¿cómo te gustaría ser?” Describí atributos masculinos: más alto, sin pecho, la cara masculina, más músculo… los genitales me daban igual, no me gustaba ni una cosa ni la otra, pero por primera vez pensé que mi baja autoestima podía deberse a un problema de identidad de género”.

El empujón definitivo se lo dio, de nuevo, una persona cercana. En este caso, un ex novio, que también es un hombre trans: “Un día me dijo que quería hormonarse. Yo no podía creerlo. Pero me contestó que yo acabaría igual, y me conoce bastante. Creo que sembró una semilla en mi cabeza”.  Resultó que Dan es un “transexual de manual”, y tras un período de rechazo, tuvo una revelación: “Hace dos meses salí del armario: soy un chico”.

Empezó entonces una carrera desesperada, la impaciencia por transformarse y ser feliz: “Sé que mi entorno me acepta como chico pero me siguen viendo como una chica”. Dan lleva poco más de mes y medio hormonándose a través de la sanidad pública. Para operarse los pechos, acudirá a una clínica privada. “Al principio tenía miedo, quería ponerle solución pero no quería tener barba, ni alopecia, ni que me aumentara la libido. Una trasformación a la carta”. Sus ideas también están cambiando: “Me hace ilusión cada pelito que me sale, ¡y me da igual quedarme calvo!”. Dan tiene prisa y no le importan los efectos secundarios.

Universo queer

Cuando hablamos de los genitales, aparece la cuestión de la teoría de género: “Estoy notando el crecimiento del clítoris, es uno de los efectos del tratamiento con testosterona. Claro que tengo curiosidad por saber cómo es tener pene, pero no me interesan tanto las sensaciones físicas como sentirme un hombre, porque el sexo tiene mucha psicología”.

Cuando a alguien se le escapa y se dirige a Dan en femenino, él se tranquiliza: “Pienso que pronto tendré barba. Pero me entristecen todas las trans mujeres que no pueden cambiarse una cara muy masculina o reducir su estatura. No se debería necesitar un cambio físico para ser reconocido como lo que eres, peroque cada día te confundan con una mujer es una mierda”.

Dan espera desarrollar una masculinidad que antes consideraba innecesaria, pues creía que el género era algo superficial e injusto: “No me cabía en la cabeza que cambiar mi cuerpo me podía aportar esta felicidad. Sin embargo,haberme entendido ya es mucho. Aunque no existiesen tratamientos ni operaciones sería feliz por el hecho haber puesto nombre a un problema que no sabía que tenía”.

La transexualidad, así lo ha entendido Dan, no es una cuestión estética, sino de identidad, y no reconocerla le ha afectado en todas las facetas de su vida. Aun así, él cree en la teoría queer y visualiza un futuro lleno de gente sin un género definido: “Cada vez hay más gays, lesbianas y trans porque hay más información. No es que estemos de moda, es que cuantos más somos menos nos cuesta salir del armario. No somos tan minoritarios, es algo viral”.

En opinión de este joven millenial, la necesidad social de clasificar a las personas según su género irá desapareciendo. Eso nos conducirá a un mundo más real: “Que sólo existan dos opciones es artificial. Lo andrógino es la diversidad, lo real es lo infinito”.

Suecia abre la primera clínica del mundo para tratar a hombres violados

Esta iniciativa pretende romper con el tabú social de la violación masculina

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El 27 de noviembre de 2014, el actor Shia Labeouf confesó en una extensa entrevista a Dazed que había sido violado durante una performance artística. Pocos días más tarde, otros artistas vinculados al actor confirmaron que eso sucedió. No era una explosión para catapultar su fama.

El caso abrió un amplio debate sobre el tabú social de la violación masculina. Un reportaje de GQ también trataba de romper con él a través de decenas de testimonios de soldados de EEUU violados en los cuarteles, con el sugerente título: “Hijo, a los hombres no les violan”

Aunque no se hable de ello, los médicos y el sufrimiento de las víctimas confirman que la violación masculina no puede ser ignorada. Por esto, una clínica especializada en tratar a pacientes víctimas de violación acaba de abrir una sección exclusiva dedicada a hombres que han sido violados.

Södersjukhuset, al sur de Estocolmo, se ha convertido así en el primer centro médico del mundo en tratar a las víctimas masculinas de abuso sexual. La clínica ya atendía a pacientes femeninas, alrededor de 600 y 700 al año.

En Suecia se registraron un total de 370 casos de violación a hombres o niños, según el Consejo Nacional Sueco de Prevención del Crimen. Pero se sospecha el número sea mucho mayor, debido a los prejuicios sociales que provocan que muchos hombres nieguen ser víctimas de abuso sexual.

Según dijo la doctora Lotti Helström al periódico sueco The Local, “la percepción general es que los hombres no pueden ser violados”. Los estudios, sin embargo, “aseguran que los efectos en la salud —tanto física como psicológica— de una violación son incluso más graves en un hombre. Hay un riesgo mayor de que las víctimas hombres sufran estrés post-traumático”, dice Helström.

En esta línea, Inger Björklund, de la Asociación Sueca por la Educación Sexual, aseguró que hay mitos sobre la masculinidad que dificultan que los hombres que hayan sido abusados hablen de sus experiencias. Una clínica centrada en hombres violados “contribuirá a que más hombres se abran y quieran buscar ayuda, así como atender sus necesidades específicas”.

Suecia es el país del mundo más avanzado en legislación sobre la violación. En el país nórdico, desde 2005, se considera violación lo que en otros países se califica de agresión sexual.

El concepto de violación es vigente a partir de que la víctima no está en condiciones de decir “no” a un acto sexual, según explicó a AFP Klara Hradilova Selin, una especialista de delitos sexuales de un observatorio dependiente del Ministerio de Justicia sueco.

Debido a esta definición amplia del concepto de violación, Suecia es el país de Europa con más demandas, con 53 casos por cada 100.000 habitantes, dos veces más que Gran Bretaña y cuatro veces más que Francia.

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Suecia es uno de los países del mundo con más violaciones, también porque su legislación define con más amplitud el concepto.

Donde el amor es ilegal: 8 testimonios brutales que te revolverán las tripas

El fotógrafo Robin Hammond documenta historias de intolerancia, persecución y supervivencia LGTBI alrededor del mundo. Sus experiencias dejan sin habla

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Color, orgullo, desfiles, celebración y baile… pero también vejación, intolerancia, persecución y muerte.

Bajo la bandera arcoiris caben muchas realidades distintas. Algunas son vistosas, y otras… no tanto. Mientras la sociedad occidental celebra los avances en materia de derechos y visibilidad para la comunidad LGBTI, miles de gais, lesbianas, bisexuales, transexuales e intersex siguen sufriendo abusos brutales cada día en muchas regiones del mundo.

Es algo que sabemos, algo de lo que se habla a menudo, pero no es lo mismo leer un informe de Naciones Unidas, Amnistía Internacional o ILGA queescuchar el dolor quemando en las bocas de sus protagonistas.

Where Love Is Ilegal nace para dar voz y poner cara a esas víctimas, para contar las historias que aún no han sido contadas.

El fotógrafo Robin Hammond tuvo la idea de crear Where Love Is Ilegal cuando, en uno de sus frecuentes viajes por África, tuvo la oportunidad de entrevistar a cinco jóvenes nigerianos arrestados y apaleados en público por su condición homosexual.

Hammond siguió viajando por Uganda, Sudáfrica y Camerún, recolectando historias para el proyecto. Con ayuda del activista Harold Smith-Franzen, llegó a Malasia, Rusia y Líbano.

En todos los lugares escuchó testimonios tremendos, recuentos de agresiones brutales, realidades vitales que oscilaban entre la devastación total y el empoderamiento de quienes saben que su única opción es permanecer fieles a sí mismos.

“Quedé profundamente conmovido por la experiencia de escuchar estas 65 historias“, asegura Hammond en una reciente entrevista con National Geographic.

A continuación puedes leer fragmentos de ocho de los testimonios recogidos hasta el momento en Where Love Is Ilegal. El resto te esperan aquí.

Vas a necesitar estómago para digerir tanta violencia.

Jessie, Líbano.

Jessie, Líbano

“Cuando era pequeño mis padres me vieron jugando con una Barbie junto a una niña. Me golpearon. Hay tabús, y los chicos no deben jugar con las chicas. Mi padre me dijo que era como un burro, un perro. ‘Eres una desgracia para mí’, dijo…

Cuando tenía 6 o 7 años, aprovechaba cuando mi familia salía para sentarme frente del espejo y maquillarme como mi madre. En ocasiones mi familia me pillaba; entonces me insultaban y me pegaban.

Mi tió me violó cuando tenía 11 años y me dijo que no se lo contara a nadie. Me violó tres veces. Me sentí destruido. Era fuerte y me forzó a hacerlo contra mi voluntad. Cai en depresión. Fue un período horrible de mi vida. Solía gritarle y pedirle que se fuera. No podía contárselo a nadie porque no me creerían al ser él una persona religiosa.

Mi hermano siempre se ha avergonzado de mí. Aún lo está. Muchas veces a lo largo de mi vida me ha pegado e insultado. Cinco o seis veces, con el apoyo de mi padre, ha intentado matarme. Mi hermano ha intentado acuchillarme, pero nunca lo ha conseguido. Una vez mi padre intentó estrangularme, pero logré escapar… Solía llegar a la escuela con la cara llena de arañazos. Los profesores me preguntaban que había pasado. Yo lloraba y no decía nada. Estaba asustado”.

Amanda, Sudáfrica.

Amanda, Sudáfrica

“Mi nombre es Amanda. Soy lesbiana. En 2007 fui violada mientras viajaba en compañía de un amigo. De camino a visitar a otro amigo, me puse a buscar una tienda para comprar cigarillos. Vi a este chico en una esquina y le pregunté. Me mostró dónde podía comprar lo que buscaba. Me acompañó hasta el lugar, y en el camino de vuelta se volvió contra mí.

Primero me preguntó si salía con chicas, y le dije que sí. Luego me preguntó si era lesbiana, y le dije que sí. Luego dijo que me iba a demostrar que yo era una mujer, sacó una pistola y me ordenó que me desnudara. Me forzó a tener sexo con él.

(…)

Ahora odio a los hombres por lo que me pasó aquel día”.

Gad, Siria.

Gad, Siria

“Dejé Homs porque mi vecindario estaba siendo atacado, fue bombardeado en múltiples ocasiones. Me mudé a Líbano con la esperanza de poder encontrar un empleo. Encontré trabajo en un baño árabe dando masajes… Me vi obligado a aceptarlo para poder ayudar a mis padres en Siria.

Solía trabajar durante dos meses, luego volvía a Homs a pasar unos días, y luego de vuelta Líbano. Una noche de agosto de 2004 mi casa fue asaltada por la policía. Recibí puñetazos y patadas. Me pusieron una bolsa de tela negra en la cabeza. Siguieron pegándome y dándome patadas. No sabías de dónde te venían los golpes. Vi cómo trataban a otros de la misma manera. A veces estabas tú solo en una habitación, otras veces estabas con otras dos o tres personas. Podíamos oír cómo torturaban al otro. Aquello continuó durante tres días”.

Ruslan, Rusia.

Ruslan, Rusia

“Mientras estaba en el instituto, mis compañeros nunca desperdiciaban una oportunidad de llamarme maricón y hacer todo tipo de comentarios que subrayaban mi homosexualidad para ridiculizarme. Nunca entendí por qué lo hacían, porque yo nunca expresé en la escuela que era gay.

Un día, mientras iba caminando con una amiga de una escuela cercana, aquellos chicos comenzaron a seguirnos. Se reían y nos lanzaban insultos. De repente, uno de ellos me empujó bajo las ruedas de un coche que pasaba en aquel momento. El conductor me vio y frenó, pero las ruedas me pasaron por encima de la pierna. El doctor me dijo luego que me había roto varios huesos y que si no hubiera sido por las botas que llevaba, la rueda me hubiera machacado la pierna.

(…)

La segunda vez que fui atacado, sucedió en mi primer año de universidad. Estaba paseando a mi perro en el patio. Apareció un grupo de skinheads por allí. Era el blanco perfecto porque tenía el pelo largo y llevaba ropa vistosa. Todo pasó muy rápido. Me reventaron la cabeza con un bate de béisbol.

(…)

La consecuencia de múltiples conmociones cerebrales son desmayos frecuentes, dolores de cabeza, sangrados por la nariz. Un médico me dijo una vez que le sorprendía el hecho de que me no me hubieran dejado inválido.

El último ataque afectó también a mis amigos. Estábamos cerca de un club cuando fuimos atacados por los patrones de ese mismo establecimiento. Nos dijeron que ‘los maricones no deben bailar al lado de nuestras novias’. Saltaron sobre nuestras cabezas hasta que nos dejaron inconscientes.

Ir a la policía no ayuda. No hacen nada”.

Simon, Uganda.

Simon, Uganda

“El 11 de septiembre de 2012, mi novio y yo estábamos en nuestra habitación de alquiler teniendo sexo. Uno de los vecinos nos oyó. Él siempre había sospechado que éramos gais. Según oyó nuestros gemidos, salió corriendo hacia la comisaría y de camino se dedicó a advertir a los vecinos del pueblo de que nos había oído teniendo sexo. Luego se plantó con todos los hombres del pueblo y la policía en nuestra puerta. No abrimos, así que la policía forzó la puerta para entrar.

Nos encontraron aún desnudos, nos esposaron y nos lanzaron fuera. Inmediatamente la muchedumbre nos empezó a golpear con piedras y con palos con clavos diciendo que estábamos malditos y que debíamos morir. Luego la policía nos llevó a través del pueblo desnudos, arrastrándonos sobre piedras que nos causaron pérdidas de sangre severas.

Al llegar a la comisaría no se nos prestó ningún tipo de auxilio médico. Nos tiraron en las celdas. Les dijeron a los reclusos que éramos gay, y estos también comenzaron a golpearnos hasta que les entró el sueño. Doy gracias a Dios de no haber muerto aquel día, porque el dolor era insoportable. Al día siguiente, cuando nos llevaron al hospital, estábamos en estado crítico “.

Nisha, Malasia.

Nisha, Malasia

“Nunca hubiera imaginado que acabaría siendo una expresidiaria. Siempre pensé que las prisiones son lugares para la gente que hace daño a otros. Yoestuve en prisión simplemente por mi identidad como mujer transexual musulmana que vive en Malasia. Me metieron allí para corregir mi comportamiento y cambiar mi identidad de género a lo que ellos consideran correcto, que es que yo sea hombre.

Estar allí fue un infierno para mí. Mis derechos como ser humano me fueron arrebatados. Sufrí todo tipo de abusos hasta el punto de que quise suicidarme. Un día en prisión era como un año para mí, pero a pesar de lo mucho que se esforzaron, siempre permanecí fiel a la persona que soy.

Dejé la cárcel sin mi máximo atractivo, que es mi pelo, como superviviente.Dejé la cárcel como mujer transexual“.

Khalaf, Jordania.

Khalaf, Jordania

“Vine a Líbano escapando de mi familia. Cuando salí del armario, mi hermano mayor apareció en mi casa con tres de mis otros hermanos. Me enseñó una pistola y dijo ‘has destruido el honor de nuestra familia, prepárate para morir’. Me golpearon, me dieron patadas y puñetazos. Perdí mucha sangre por la nariz”.

Khalad proviene de una tribu beduina en la que el honor familiar se considera algo muy importante. Cuando se enteraron de su homosexualidad, sus hermanos se reunieron en la casa de los padres para hablar sobre de qué manera debían matarle. Su esposa y su madre pudieron oír esa conversación desde una habitación contigua. Su mujer subió al piso de arriba a avisarle: “Tus hermanos quieren acabar contigo. Espera a que se hayan ido, coge tu pasaporte y vete”.

Khalaf reveló su homosexualidad de forma pública durante una entrevista que se pudo ver a través de las redes sociales. “Toda mi familia y la gente que me conocía vio la entrevista. Por primera vez me acepté a mí mismo, por primera vez en mi vida el Khalaf real estaba hablándole al mundo“.

En Líbano, Khalaf no ha conseguido encontrar trabajo y vive en la pobreza. Sobrevive gracias a donaciones de amigos. “La vida aquí es difícil, he perdido a mi familia, pero no me arrepiento. Aquí me siento libre de aquella opresión”.

M, Siria.

M, Siria

“Todo empezó cuando Jabhat Al Nusra secuestró a varios gais en nuestra área. Primero secuestraron a algunos de sus amigos, obtuvieron sus fotos de los teléfonos de aquellas personas y empezaron la caza.

A mí intentaron secuestrarme con la ayuda de un chico que se hizo pasar por gay y quería conocerme. Después de salir un día juntos, decidimos ir a casa de sus amigos. Tenían planeado secuestrarme allí, en la calle. Era una encerrona.

Me amenazaron con cortarme la cabeza o dispararme. Ponían un cuchillo en mi cuello y me decían ‘¿estás preparado para morir?. Luego hicieron lo mismo con una pistola. Sugerí que negociaran con mi familia. Me tuvieron encerrado durante dos semanas. Al final mi familia pagó 13.000 dólares por mi liberación.

Cuando volví a mi casa, el guarda de la finca estaba temblando. Me dijo, ‘¿Por qué estás aquí? ¡ISIS te está buscando! ISIS se había llevado mi documentación.

Llamé a uno de mis tíos que se puso en contacto con ellos. La gente de ISIS le dijo: ‘Lo necesitamos. Es un homosexual y debe ser asesinado. Es un fugitivo. No tiene permiso para estar en nuestro estado’.

Mi tío llegó a un acuerdo para que me dejaran escapar. Me dieron dos horas para salir de allí. Me marché con lo puesto a una ciudad que permanecía bajo el control del régimen sirio, luego a Damasco, luego a Beirut.

Las noticias de que era gay se diseminaron por el entorno de ISIS y llegaron a mis familiares. Ahora mis familiares quieren mi cabeza“.

“Más allá del arcoíris, la gente sigue sufriendo por su condición sexual. ¿Hasta cuándo?”

La muerte de Leelah Alcorn no será en vano

#JamForLeelah: juegos contra los estereotipos de género en honor a la joven transexual que decidió quitarse la vida

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“Mi muerte tiene que significar algo”. Lo escribió Leelah Alcorn en su cuenta de Tumblr pocas horas antes de suicidarse.

Su caso dio la vuelta al mundo el pasado diciembre. Leelah nació Josh en Ohio, Estados Unidos. Sus progenitores, cristianos evangelistas, nunca aceptaron que Josh se sintiera una chica atrapada en el cuerpo de un chico. Se negaron a considerar su disforia, la obligaron a asistir a terapias de ‘conversión transgénero’, hicieron oídos sordos a todo lo que su hija sentía. Hasta que Leelah decidió parar.

Negar su identidad era negar su vida.

El 27 de diciembre, Leelah Alcorn escribió su nota final de despedida, programó el post para que apareciera en las redes sociales tras su suicidio, y caminó desde su acomodado barrio de Kings Mills hasta la carretera interestatal 71. Murió bajo las ruedas de un camión.

Leelah decidió no seguir sufriendo, pero su adiós tenía que significar algo.Víctima y martir, su suicidio fue su manera de alzar la voz. Se fue con la esperanza de que su muerte sirviera para cambiar algo, y la comunidad en internet, el único lugar en el que había encontrado apoyo, recogió su guante para hacer de Leelah un símbolo.

“La única forma en la que descansaré en paz es si llega el día en que los transexuales no sean tratados como yo lo fui, sino como humanos, con sentimientos válidos y derechos“. Ese fue su último deseo, tan legítimo, tan simple.

Tras su muerte el hashtag #LeelahAlcorn incendió las redes sociales durante días. Pero su causa no se apaga.

Leelah encontró su vía de escape en la red, en las comunidades de jóvenes transexuales de Tumblr, en el manga, el anime y los videojuegos que celebraban el empoderamiento femenino. Soñaba incluso con desarrollar sus propios juegos. Por eso la comunidad ‘gamer’ ha decidido rendirle tributocreando una serie de juegos que luchan contra los estereotipos de género.

Detrás de #JamForLeelah están Matt Boucher and Kara Jayne. Ellos lanzaron el reto hace poco más de un mes, y estos son los resultados. ¿La idea? https://www.youtube.com/watch? Educar a través del juego.

Hay juegos sobre formas que no encajan en los moldes. Juegos que permiten custominar la apariencia y la identidad de sus personajes sin límites. Juegos que cuestionan una realidad binaria demasiado limitativa. Fantasías de estética anime que nos guían a través de una transición de género o historias sobre niñas trans que se transforman en personajes mágicos durante el sueño.

El proyecto tiene finalidad benéfica. Se trata de captar fondos para organizaciones pro derechos de transexuales y transgénero comoTransgender Law Center, Camp Aranu’tiq y el Sylvia Rivera Law Project.Porque más allá de Leelah, muchos jóvenes trans siguen necesitando tú ayuda. La de todos.

Educar(se) en la diferencia, hasta no saber negarla

Viaje al mundo skinhead: cabezas rapadas, Dr. Martens y ¿homosexualidad?

El libro ‘Skinhead, an archive’ explora una de las subculturas más estereotipadas y controvertidas

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Un peluquero punk enamorado de un skinhead. Tienen sexo. Es una película. Se llama No skin off my ass y la dirigió Bruce LaBruce en 1993.

El skin es “el único corte de pelo que tiene sentido hoy“, se escucha en el film por boca del peluquero, interpretado por el propio LaBruce. No sabemos qué pensaría de la película Nicky Crane, el convicto icono neonazi que, antes de ser consumido por el sida, acabó sus días revelando que era gay y haciendo porno amateur.

El abordaje de la homosexualidad en la subcultura skinhead no podía faltar en Skinhead, an archive, una completa exploración del movimiento a través de pósters, zines, carteles o películas. Recientemente publicado por Ditto Press, el libro recoge, además de material visual inédito, textos explicativos del propio LaBruce, entre otros. Un recorrido por una historia no siempre bien contada en el que cabe todo lo que no se conoce de los cabezas rapadas.

La subcultura skinhead nació, resumiendo mucho, de la unión entre la de los mods británicos y los rudeboys jamaicanos emigrados a Londres en los 60. Estética y música haciendo buenas migas. Todo desde los barrios de clase trabajadora. Reggae, ska, rocksteady y el cuero cabelludo alardeando de identidad.

La deriva fascista – boneheads– y sus contrapartes antirracista y redskin, literatura de consumo interno y por supuesto, los queerskins o skins gays y las chicas skins están aquí presentes. Como lo está aquel zine Skinhead Times que llevaba en portada a la Miss Skinhead del 93 con su dirección y teléfono. Un medio, por cierto, que se presentaba como “ni racista ni rojo”.

Todo eso está en Skinhead, an archive. Todo sobre una subcultura que trata de escapar a medio siglo de estigmas y estereotipos.

Una especie de Biblia para los skins y un fascinante mundo a descubrir para todos los demás.

gay skins