La curiosidad existen tanto en niños como en niñas: solo depende de la edad. Cuando empiezan a preguntar, lo mejor es hablar con naturalidad y no perder las oportunidades que se presentan en la cotidianidad del hogar
Hablar de sexo con los niños no puede convertirse en un tema tabú. Los niños tienen curiosidad natural por distintos aspectos de la sexualidad y la reproducción, que empieza con la pregunta típica de los más pequeños, “de dónde vienen los bebés”, que suele llegar a partir de los 3 años. A los 6-7 parecen olvidar el tema, hasta que las hormonas se activan y vuelven a tener estas inquietudes. Hay niños más curiosos y atrevidos, otros tímidos, algunos que no se relacionan con sus padres con demasiada confianza y buscan información fuera del entorno familiar… Todo depende.
«A todas las edades muestran un cierto interés por determinados aspectos de la sexualidad en términos generales», afirma Ester Pérez Opi, psicóloga clínica y sexóloga, miembro de la junta directiva del Colegio Oficial de Psicología de Bizkaia. «Hay poca diferencia entre chicos y chicas, pero es verdad que los niños, sobre todo por sus características anatómicas, hacen más difícil ignorar las reacciones fisiológicas del cuerpo en edades muy tempranas, lo que da pie a ciertas conversaciones entre niños y padres sobre la sexualidad. Por eso puede parecer que sean más curiosos. Creo que todo depende más de los modelos que haya en el contexto familiar sobre la sexualidad y la pareja. Esto suscitará curiosidad en ambos sexos. En cada momento evolutivo hay unos intereses».
Las preguntas más habituales suelen ser “cómo se hace un niño” como puerta de entrada a la procreación, hasta que llega la prepubertad (10-11 años) y les interesa lo relativo a la belleza, con preocupaciones como el crecimiento de los pechos o el vello. Interrogantes que en la pubertad se enfocan hacia el periodo o el tamaño de los genitales. «Existen grupos muy específicos como es el caso de los adosptados, donde se mezcla también la cuestión de origen biológico o los grupos de padres homosexuales, en los que hay que graduar la información pero evitar los secretos que pueden ser perjudiciales. Para hablar a los niños no hay un receta universal, cada padre y madre tiene que encontrar su lenguaje y su forma de hacerlo», sostiene Sofía Czalbowski, especialista en psicoterapia psicoanalítica del niño, la niña y su familia, y autora de libros para la prevención de la violencia como La historia de Laura (2009).
La naturalidad es importante
¿Cómo responder ante este tipo de preguntas que les van a surgir? «Los padres tienen que responder como padres», dice Pérez Opi. «De la forma más natural posible, y si tienen dudas lo mejor es decirle: ‘no lo sé, pero vamos a buscar información que pueda responder a esa duda’. También es bueno sacar ciertos temas de conversación de forma natural. Que los hijos perciban que los padres están receptivos, abiertos para hablar y responder, que no se les va a castigar ni reñir, y que no sientan miedo de preguntar».
«El sexo es parte de la vida por eso es bueno hablar sobre esto con los niños», coincide Czalbowski. «Y la respuesta depende también de la edad. A los 3 años las explicaciones deben ser muy específicas pero a medida que amplía su capacidad de entendimiento, especialmente a partir de los 8 años cuando se produce un cambio muy importante en la comprensión del mundo que los rodea, se debe explicar mejor».
Cuestión de confianza
La educación sexual es importante porque actualmente la sexualidad se ha trivializado y desvinculado del afecto, del compromiso y de la intimidad. Así que, muchas veces, cuando los niños preguntan ya tienen la respuesta y lo que están es tomando el pulso a los padres o buscando entablar una relación de confianza para tratar estos y otros asuntos que van a venir después. «La sociedad ha evolucionado mucho y temas que hace 40 años no se podían plantear ahora se abordan con muchísima más frecuencia y naturalidad», mantiene Pérez Opi. «Aunque tienen buena actitud, los padres siguen regidos por los miedos. A los abusos, los contagios, los embarazos… Y en muchas ocasiones, esta alarma hace que se entablen conversaciones con sus hijos, pero sería muchísimo mejor tratarlo naturalmente porque la sexualidad vertebra toda nuestra vida» agrega la experta.
Uno de esos temas que pueden alarmar a los padres es el de los abusos. «Hay que explicarles que su cuerpo es de ellos y que hay ciertas partes privadas a las que nadie debe tener acceso. Estas situaciones suelen pasar en el ámbito de nuestros conocidos. Sin asustar, se debe explicar que suceden para evitarlas. Cuando los padres no se sienten cómodos a lo mejor necesitan una pequeña ayuda, como un libro especializado», recomienda Czalbowski.
Al hablar de sexualidad con el niño es importante llamar a las cosas por su nombre y no saturarlo. «Hay padres que hablan poco con sus hijos y, de repente, les abruman con tanta información. Hay que graduarla pero sin dar la típica charla ni hacerla aburrida. Hoy los niños están muy expuestos a muchas informaciones y si hay un buen diálogo entre padres e hijos, los niños pueden ir contrastando la información que les llegue por otra vía, como las redes sociales», concluye Czalbowski.
SOFÍA CZALBOWSKI, PSICOTERAPEUTA DEL NIÑO, LA NIÑA Y LA FAMILIA
«Un diálogo fluido favorece hablar en la adolescencia»
La educación sexual que hayan recibido los padres influye en que se sientan cómodos o no hablando sobre estos temas. «A veces los padres, por su misma reticencia tratar estos asuntos, generan un poco de inhibición en los niños, lo que puede ocasionar que no hagan preguntas relacionadas con el sexo», explica Sofía Czalbowski, especialista en psicoterapia psicoanalítica del niño, la niña y su familia. La sexualidad es un tema complicado, pero forma parte de la vida. «Es importante que los padres esclarezcan las dudas de sus hijos porque los niños tienen muchas fantasías acerca de la sexualidad, forma parte de su desarrollo normal. Por eso, ir graduando la información que se les dé les ayudará en su desarrollo. Además un diálogo fluido va a favorecer que esta comunicación se mantenga en la adolescencia».
ESTER PÉREZ OPI, PSICÓLOGA CLÍNICA Y SEXÓLOGA
«Es importante ser coherentes con lo que les decimos»
La incoherencia entre lo que hacen los padres y lo que dicen es algo con lo que hay que tener cuidado. «Si les decimos que parte de la vida sexual son las caricias y tú nunca te besas con tu pareja, se está dando un mensaje contradictorio», afirma Ester Pérez Opi, psicóloga clínica y sexóloga, miembro de la junta directiva del Colegio Oficial de Psicología de Bizkaia. «Los niños no solo se quedan con lo que les decimos sino con lo que hacemos». También hay que hablarles con claridad y con un lenguaje adecuado, «es importante saber distinguir entre el lenguaje coloquial y el técnico y que se pueda utilizar en las conversaciones sin rubor». Y, desde luego, no hay que evadir las conversaciones. «Es muy típico que estas preguntas surjan por la noche a la hora de dormir y que los padres respondan: ‘Ahora no es el momento’».