Irlanda vota sobre el matrimonio gay pendiente del voto oculto

Las encuestas auguran una victoria del sí pero el voto rural puede marcar la diferencia

Ciudadanos de Dublín pasan por delante de un cartel a favor del sí en el referendum sobre el matrimonio gay

Ciudadanos de Dublín pasan por delante de un cartel a favor del sí en el referendum sobre el matrimonio gay. / PAUL FAITH (AFP)

Los vecinos de las islas de la costa atlántica de Irlanda se convirtieron ayer en los primeros habitantes del mundo en votar sobre la legalización del matrimonio homosexual. “Ha sido el mejor referéndum, sin un solo cartel en las calles”, bromea en el Irish Timesun vecino de la isla de Inishbofin, en Galway, quejoso de la indiferencia tradicional del Gobierno hacia estas tierras. Para facilitar las labores de recuento de los votos, las urnas se abrieron el jueves en 12 islas del oeste del país, de Donegal a Galway, antes de que hoy el resto de los irlandeses decida en referéndum si añade una frase a su Constitución que permita a las personas del mismo sexo contraer matrimonio.

Las urnas han abierto a las siete de la mañana de este viernes en el resto de Irlanda y permanecerán abiertas hasta las 10 de la noche. Algo más de 3,2 millones de irlandeses mayores de edad, de un total de 4,5 millones de habitantes, se han registrado para votar. Deberán responder, marcando la casilla del sí o la del no en la papeleta blanca, si la Constitución irlandesa debe cambiarse para incluir la siguiente frase: “Pueden contraer matrimonio de acuerdo con la ley dos personas sin distinción de su sexo”. Habrá otra papeleta, de color verde, en la que los irlandeses podrán votar si se reduce o no el límite de edad legal (de 35 a 21 años) para poder ser candidato a presidente.

Irlanda se ha sumado a la tendencia global de extender el derecho a contraer matrimonio a las personas gais. Las bodas entre personas del mismo sexo son legales en 19 países de todo el mundo, en todo su territorio. Además, dicho derecho se reconoce en parte del territorio de Estados Unidos, México y Reino Unido (el matrimonio gay sigue siendo ilegal en Irlanda del Norte, una de las cuatro naciones que lo componen).

Dos motivos convierten el caso irlandés en especial. El primero, de carácter técnico, es que aquí son los ciudadanos con sus votos quienes deciden sobre el tema. Esto obedece a que es preceptivo un referéndum para modificar la Constitución del país.

El segundo motivo es de carácter histórico: el país, en el que hasta hace poco la Iglesia Católica tenía un importante peso en la política, fue uno de los últimos del mundo occidental en que la homosexualidad constituía un delito castigado con penas de cárcel. No fue hasta 1993 que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos declaró ilegal la legislación hasta entonces vigente, heredada de la vecina Inglaterra. La misma legislación por la que el célebre dublinés Oscar Wilde fue enviado a la cárcel de Reading, desde la que escribió su inmortal balada.

El referéndum se celebra en cumplimiento de una recomendación que la Convención Constitucional nacional formuló en 2012. Hace tres años el vice primer ministro laborista Eamon Gilmore se refirió al matrimonio entre personas del mismos sexo como “el asunto de derechos civiles de esta generación”. Todos los partidos políticos han pedido el voto por el sí en el referéndum. Y todos los sondeos publicados vaticinan una amplia victoria de sí. Aunque el margen se ha ido estrechando y todos esperan un cierto afloramiento del llamado voto del “no tímido”.

La calles de la ciudad de Dublín, en cuya área metropolitana vive más de un 30% de los 4,5 millones de habitantes del país, son un clamor por el sí. Pero no hace falta irse muy lejos de la capital para comprender que el fenómeno no se extiende a todo el país.

Liz Brockledank, Tony Keddy y Paul O’Connor, en un banco de Greystones, votarán no en el referéndum

Liz Brockledank, Tony Keddy y Paul O’Connor, en un banco de Greystones, votarán no en el referéndum. / LIONEL DERIMAIS

A solo una hora en tren de la capital, en el próspero pueblo costero de Greystones, la anciana señora Una (prefirió no dar su apellido) mojaba las yemas de sus dedos en agua bendita antes de entrar, la víspera del referéndum, a la Iglesia del Santo Rosario. Se arrodillo ante la última bancada del templo vacío y pronunció en silencio sus oraciones diarias que incluirían, esta vez, una plegaria por el no en el referéndum. “Todo esto se nos ha ido de las manos”, opinaba antes de entrar. “No tengo problemas con los gais, aunque no conozco a ninguno, pero creo que esto no es bueno. ¿Cómo pueden casarse dos hombres o dos mujeres?”.

En al banco junto a la entrada a un supermercado, los jubilados Tony Keddy y Paul O’Connor comparten la misma opinión. Ambos votarán no. Keddy, antiguo taxista, cree que ganará el sí, no obstante, pero que lo hará por menos margen del que la gente espera. “Yo apuesto por un 55% a 45%”, aventura.

“Nosotros crecimos con un padre y una madre, creo que eso es lo normal”, explica O’Connor. “Pero aquí en los pueblos nadie habla de esto. De hecho, creo que es la primera vez que hablo de ello. En Dublín dicen que solo se escucha el sí. Pero creo que es la mayoría silenciosa, como nosotros, la que marcará la diferencia en las urnas”. Mañana sábado, a lo largo de la tarde, se sabrá si O’Connor tiene razón.

El Obispo de San Sebastián quiere prohibir una exposición feminista

Munilla arremete contra una muestra que incluye eslóganes contra la Iglesia. La Diputación de Gipuzkoa, titular de la sala, se niega a retirarla y califica las críticas del prelado como “vergonzosas

Promotoras promotoras de la exposición feminista. Diputación Foral de Gipuzkoa.

Promotoras promotoras de la exposición feminista. /Diputación Foral de Gipuzkoa.

Primero fueron las bodas entre personas del mismo sexo. Luego, las relaciones sexuales por puro placer, incluso entre chica y chico. Hasta el PP ha estado en la mira del obispo de San Sebastián,José Ignacio Munilla, quien llegó a tachar a la formación liderada por Mariano Rajoy de “marxista”. Fiel a su mano dura, el religioso apunta ahora contra la sala cultural Koldo Mitxelena de Donostia, que estos días acoge una exposición sobre la historia del Movimiento Feminista de Euskadi.

La muestra, titulada “Gorputz Grafiak” (“Grafías de los Cuerpos”), ha sido impulsada por el colectivo Bilgune Feminista junto a la Dirección de Igualdad de la Diputación Foral de Gipuzkoa –gobernada por EH Bildu-. Según explicaron sus promotoras a través de una nota de prensa, se trata de un “proyecto de investigación, recopilación y análisis” para tratar de “recuperar y reconocer la trayectoria del movimiento en Euskal Herria” durante los últimos cuarenta años.

La exposición está compuesta por “materiales gráficos y otras piezas que recogen la visión sobre los modelos organizativos, jornadas, debates y reivindicaciones que han atravesado la lucha feminista desde la década de los 60, tomando como base las movilizaciones en la calle y las expresiones del cuerpo”. Ahí vienen los problemas, al menos para Munilla: entre los grafitis históricos, aparecen dos viejos eslóganes sobre la represión de la Iglesia contra la libertad de la mujer. “La iglesia que más ilumina es la que arde” y “Opus Dei sutara” (“Fuego al Opus Dei”), rezan las pintadas que encendieron los ánimos del obispo.

De esta manera, el religioso vasco –que acaba de publicar un libro con severos consejos en materia sexual- ha iniciado una campaña para exigir la prohibición de la muestra feminista. En una carta pastoral enviada a todas las parroquias de su diócesis, Munilla relata sus infructuosas gestiones ante laDiputación de Gipuzkoa, entidad a la que exigió la retirada de las “expresiones violentas y amenazadoras”. No le hicieron caso.

“En contra de lo que cabría concluir a primera vista, tras este tipo de episodios no se esconde un choque entre creyentes y no creyentes; sino que lo que está en juego es el mismo modelo de convivencia sobre el que hemos de construir nuestra sociedad”, advierte el obispo en su carta. “Es por ello –añade- que las autoridades políticas que gobiernan las instituciones públicas de Gipuzkoa (el Koldo Mitxelena, en este caso), no pueden mirar para otro lado, sino que tienen la plena responsabilidad en la permisión de estos ataques y provocaciones contra la libertad religiosa”.

“Dictadura del relativismo”

A pesar de sus habituales ataques contra las personas homosexuales y contra quienes defienden el aborto, Munilla se anima a hablar de “libertad de conciencia” y “respeto mutuo”. “¿Nos podemos imaginar en la exposición del Koldo Mitxelena un grafiti que dijese ‘la mezquita o la sinagoga que más ilumina, es la que arde’? Si somos mínimamente sinceros, sin dejarnos cegar por la propia ideología, todos reconoceremos que afortunadamente sería impensable tal agravio a los hermanos musulmanes o judíos, en un espacio público”, subraya.

A su juicio, la exposición feminista de Donostia es “consecuencia de una gravísima crisis espiritual, así como de una ausencia de valores éticos básicos; acompañada de la dejación de responsabilidades por parte de las autoridades, las cuales debieran tutelar el bien común del conjunto de los ciudadanos”. El jefe de la Iglesia en Gipuzkoa también denuncia la “presión de un ‘laicismo agresivo’, detrás del cual se esconde la llamada ‘dictadura del relativismo’”. “Por todo ello –remarca-, debemos expresar nuestra más enérgica protesta ante las autoridades competentes”.

“Vergonzoso”

Las declaraciones de Munilla han provocado una respuesta contundente por parte de la Diputación de Gipuzkoa. El área de Igualdad de esta institución ha enviado una nota a Público, en la que destaca que la exposición “supone un reconocimiento al movimiento feminista como referente en la construcción de la justicia social”, al tiempo que tachan como “vergonzoso” que “una vez más, la iglesia católica se alce en contra del movimiento feminista”. “Las mujeres individual y colectivamente han realizado enormes aportaciones a nuestra sociedad, y gran parte de los derechos sociales que ahora disfrutamos se los debemos a la lucha feminista”, subrayan.

Asimismo, desde la Diputación guipuzcoana han recordado que la Iglesia “nunca ha apoyado la defensa de esos derechos, por lo que no es de extrañar que, una vez más, ataque a las mujeres y al movimiento feminista”. “Las expresiones de supuestas ‘amenazas’ que aduce Munilla son solo una selección de panfletos y pintadas que las autoras de la exposición han recogido a lo largo de estos años en las calles y que han mostrado en la exposición”, han añadido.

En cualquier caso, la campaña iniciada por el obispo ya ha encontrado eco en la plataforma ultraconservadora Hazte Oír, vinculada a los sectores más integristas del catolicismo. A través de su página web, este colectivo ha iniciado una campaña de recogida de firmas para pedir a la Diputación de Gipuzkoa la retirada de la exposición. Quieren juntar 100 firmas. Al cierre de este artículo, no habían conseguido ninguna.

Irlanda vota la legalización del matrimonio homosexual

De ser aprobado, sería el primer país del mundo en legalizar las uniones gays mediante un referéndum. Las encuestas otorgan una cómoda ventaja a la ratificación de la propuesta del Gobierno, pero el rechazo promovido por grupos antiabortistas y ultracatólicos ha ganado terreno en las últimas semanas

Angela McGlanaghey exhibe botones en apoyo a los matrimonios de parejas del mismo sexo

Angela McGlanaghey exhibe botones en apoyo a los matrimonios de parejas del mismo sexo./ EFE

DUBLÍN.- Poco más de tres millones de ciudadanos irlandeses con derecho a voto están llamados este viernes a las urnas para decidir si aceptan que un “matrimonio puede ser contraído de acuerdo con la ley por dos personas sin distinción de su sexo“.

De ser aprobado, esa frase sería añadida al artículo 41 de la Carta Magna e Irlanda se convertiría en el primer país del mundo en legalizar el matrimonio homosexual a través de una votación popular. La República de Irlanda ratificó en julio de 2010 la ley de Relaciones Civiles que concedía reconocimiento legal a las parejas de hecho del mismo sexo. Irlanda, aún mayoritariamente católica, despenalizó la homosexualidad hace 22 años. Los centros de votación abren sus puertas a las 06.00 GMT y cerrarán a las 21.00, si bien el recuento de las papeletas no comenzará hasta el sábado a las 08.00 y se prevé que el resultado final podría anunciarse entre las 15.00 y las 17.00 horas de ese día.

El primer ministro irlandés, el democristiano Enda Kenny, instó este jueves al electorado a “hacer historia” votando a favor del “matrimonio gay”. El jefe del Gobierno de Dublín, de coalición entre conservadores y laboristas, reiteró que el voto positivo es “un sí a la inclusión, a los derechos, al amor y a la igualdad, en general, y, en particular, a la igualdad en el matrimonio”.

Las encuestas siguen otorgando una cómoda ventaja a la ratificación de la propuesta del Gobierno, si bien el rechazo ha ganado terreno en las últimas semanas y aún hay un significativo porcentaje de indecisos.

“El sí no sólo quedará escrito en la Constitución, sino también en las vidas de los gays, lesbianas o transexuales. El sí destruirá lasbarreras de los prejuicios y el miedo irracional del ellos contranosotros“, dijo hoy Kenny, católico practicante que ha reconocido que él mismo ha tenido que efectuar un viaje de descubrimiento personal para llegar a aceptar este asunto.

El Taoiseach (primer ministro) también insistió en que la reforma de la Constitución sólo afecta a la definición de matrimonioen cuanto a que especifica “quién puede casarse con quién” y que, en consecuencia, no altera la legalidad vigente sobre otras cuestiones, como la adopción o los derechos del menor.

Por no modificar no modifica ni siquiera algunas de las definiciones más obsoletas que aún se encuentran en artículos de una Constitución redactada en 1937, como la que establece que el lugar de una mujer es el hogar y que debe ser mantenida (por un esposo, se supone) para que pueda permanecer en casa.

Sea como fuere, los detractores de la propuesta del Gobierno, entre los que figuran grupos antiabortistas, ultraconservadores y la aún poderosa Iglesia Católica, sostienen que el matrimonio entre homosexuales atenta contra los valores de la familia tradicional y que modificará radicalmente los procesos de adopción y de maternidad subrogada, al tiempo que erosionará los derechos del menor.

En un último llamamiento al no, el arzobispo de Dublín,Diarmuid Martin, pidió al electorado que “evalúe las consecuencias” que traerá la legalización del matrimonio entre parejas del mismo sexo.
“El matrimonio consiste en la unión de un hombre con una mujer, que se convierten en padre y madre, lo cual ya dice mucho. Si cambiamos eso mucha gente va sentirse insegura”, declaró el religioso a la cadena pública RTE.

El matrimonio gay, en Europa

En otros países europeos como Alemania, el pasado lunes, el Gobierno avanzó que pretende ampliar los derechos de las parejas homosexuales, aunque descartó la equiparación absoluta con las parejas heterosexuales, incluido el matrimonio.

La Iglesia protestante unida de Francia (EPUdF), que agrupa a luteranos y reformados, aprobó el pasado día 17 por mayoría absoluta la posibilidad de bendecir ese tipo de uniones y dejó en manos de sus cerca de 500 pastores la decisión final.

Eslovaquia celebró en febrero un referéndum en el que la baja participación, inferior al 22 %, invalidó la consulta sobre el matrimonio de homosexuales y la adopción por parte de parejas del mismo sexo.

En Croacia en un referéndum celebrado el 1 de diciembre de 2013 se cerró la puerta a estos matrimonios.

Hasta ahora 18 países han legalizado el matrimonio entre personas del mismo sexo: Holanda, Bélgica, España, Canadá, Suráfrica, Noruega, Suecia, Portugal, Islandia, Argentina, Dinamarca, Francia, Brasil, Uruguay, Nueva Zelanda, el Reino Unido, Luxemburgo y Finlandia. A ellos se suman, Estados Unidos y México, donde estas uniones son posibles en algunas partes del territorio. En Estados Unidos 36 estados han aprobado los enlaces entre personas del mismo sexo y el último en hacerlo fue Florida en enero de este año.

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El sexo explícito en 3D divide a Cannes

Escena de la película 'Love'

Escena de la película ‘Love’. / R.C.

El festival de Cannes tuvo su pizca de escándalo con la proyección la madrugada del jueves de “Love”, un drama con sexo explícito en 3D del argentino Gaspar Noé que generó reacciones divididas del público y muy negativas de la crítica.

La película cuenta la historia de amor de una pareja en Francia, relatada a través de los recuerdos de un hombre, Murphy (Karl Glusman). Dos personajes del filme se llaman Gaspar y Noé. El filme protagonizado además por las actrices Aomi Muyock y Klara Kristin, incluye escenas que rayan claramente en lo porno, con eyaculaciones en primer plano, tríos, orgías y un transexual.

“Magnífico, muy romántico, es la primera vez que lloro viendo escenas de sexo”, dijo a la salida un joven espectador de esmoquin. “Una porquería, vimos la peor película del festival, aburrida y sin historia”, comentó otro, del brazo de una chica a la salida del filme, presentado fuera de competencia por la Palma de Oro en la “Sesión de Medianoche”, reservada a películas que se salen de los caminos más trillados.

La gente aplaudió al final en la sala pero la crítica fue casi unánimemente devastadora. “Los diálogos no llegan siquiera al nivel de una porno”, ironizó el periodista de la BBC Jason Salomons. François Aubel, del matutino francés “Le Figaro” opinó que “Love” es un filme de televisión para el sábado de noche “con un argumento penoso”. El británico The Guardian calificó al filme de “absurdo, mal actuado y verborrágico”.

Gaspar Noé lo presentó como un “melodrama contemporáneo” que “jamás podría haber sido rodado en Estados Unidos”. El realizador argentino residente en Francia ya había causado escándalo en Cannes en 2002 con su filme “Irreversible”, protagonizado por Monica Bellucci y Vincent Cassel, de contenido ultraviolento, especialmente una interminable escena de violación.

La proyección había terminado con el despliegue de varias ambulancias frente al palacio del festival para atender a espectadores trastornados por lo que habían visto en la pantalla. Unas 250 personas habían abandonado la sala. Más de una década después, la reacción fue más bien de indiferencia.

¿Es relevante mostrar en 2015 sexo explícito en la pantalla grande en el marco de una película no catalogada como pornográfica y en una época en que cualquiera ve porno por internet en casa? “Hoy en día el sexo explícito está en todas partes”, admitió Noé. “No se puede luchar contra el mundo actual, sí se puede en cambio buscar sanear esta sexualidad convertida en esquizofrenia de la relación amorosa”, agregó.

Y para dar aún más presencia a sus escenas explícitas, el realizador recurrió a la técnica en tres dimensiones. “Pensé que el 3D daría al espectador un mayor sentido de identificación con el personaje principal y su estado melancólico”, explicó Noé.

Algunos espectadores también abandonaron esta vez la sala antes del final, pero la gran mayoría se quedó hasta que terminó el filme de más de dos horas. Varias horas antes del estreno nocturno ya había gente amontonada a la entrada y muchos se quedaron fuera.

Los carteles de la película difundidos de antemano en las redes sociales contribuyeron a generar interés por el filme, mostrando lenguas entrelazadas y un pene aún en erección cubierto de semen. “Todo el mundo no piensa más que en una cosa”, dijo Noe aludiendo al sexo. “¿Porqué los momentos más gloriosos de la vida de cada uno no podrían ser representados? No me parece que haya la menor transgresión en el filme, solo algunas eyaculaciones alegres faciales”, comentó el director de 51 años. “No hay nada que no se haya visto en otras partes”.

Según Thierry Frémaux, director artístico del festival de Cannes, “Gaspar Noé hizo una película, que puede gustar o no gustar. La literatura o la pintura abordan la cuestión de la representación de los cuerpos, del sexo, del amor físico. Muy pocos cineastas lo han hecho en 120 años de historia del cine: Bertolucci, Oshima, Bellocchio, Lars van Trier y Gaspar Noé”. “De todas mis películas, ésta es la más cercana a lo que pude conocer de la vida y también la más melancólica”, aseguró el argentino. “Love” ya vendió derechos de distribución en Estados Unidos, aunque se desconoce si la película será censurada. “Haremos todo lo posible para proteger esta obra maestra”, dijo Brooke Forde, de la distribuidora norteamericana Alchemy.

“Los gais en Irlanda ya no somos monstruos, sino hijos y vecinos”

DAVID NORRIS | SENADOR Y ACTIVISTA.Norris es el hombre que logró la descriminalización de la homosexualidad en el país

David Norris, retratado en su casa de Dublín

David Norris, retratado en su casa de Dublín. / LIONEL DERIMAIS

Es el intelectual que rehabilitó el prestigio de James Joyce en Irlanda. Fue el primer cargo electo abiertamente gay del país, es senador independiente desde 1987 y se presentó a presidente en 2011. Pero David Norris, de 71 años, pasará a la historia como el hombre que logró la descriminalización de la homosexualidad en Irlanda, tras emprender un largo proceso judicial que terminó con unpronunciamiento del Tribunal Europeo de Derechos Humanos en 1988. Cinco años después la homosexualidad era legal. Recibe en su casa a EL PAÍS dos días antes del referéndum por el matrimonio gay.Él, advierte, no planea casarse. “Después de tantos años empujando la barca, al final he olvidado subirme en ella”, lamenta. “Pero sería muy bello verla partir”.

Pregunta. ¿Cómo se siente, después de tantos años de lucha, al ver partir esa barca?

Respuesta. Es una notable trayectoria para una vida el pasar de ser definido como un delincuente por tu sexualidad a poder, si gana el sí en el referéndum, casarte con la persona que elijas. Es maravilloso que los ciudadanos irlandeses voten que sea un ciudadano como ellos.

P. ¿Qué ha cambiado en Irlanda en todos estos años?

R. En los años 50 y 60 la Iglesia Católica tenía un fuerte mando sobre la política. La legislación se enviaba al arzobispo de dublin para que la aprobara. Pero ha habido una cascada de escándalos de abusos sexuales a niños en la Iglesia, en los que no solo fueron los perpetradores, sino que la jerarquía deliberadamente los protegió y facilitó sus apetitos violentos. Otro cambio es que en la Irlanda en la que yo crecí había una emisora de radio, ninguna televisión y casi ningún periódico extranjero. Ahora la explosión de los medios ha derribado los muros de aislamiento. Por último, cuando yo supe que era gay creía que era el único. Debido al silencio, no había modelos de conducta. El proceso judicial en que yo demandé al Estado de Irlanda en el tribunal supremo y luego en el europeo, para cambiar la ley penal por la que los hombres gais podían ir a prisión de 10 años a perpetuidad, en ese proceso hubo testigos internacionales de todo el mundo. Y eso rompió el silencio. Ahora ya no somos vistos como monstruos depredadores, sino vecinos, tíos, hijos.

P. ¿Qué peso tiene hoy la Iglesia en Irlanda?

R. Hay curas muy respetados. Pero la gente ya no acepta la palabra de la Iglesia como ley. Y eso no empezó con la homosexualidad, sino con la contracepción. La Iglesia dijo que era pecado pero la gente vivía sus vidas normales de casados. Esa fue la primera gran ruptura.

P. ¿Cómo era luchar en los años setenta por los derechos de los gais en Irlanda?

R. Lo que me llevó a actuar fue un sentimiento de injusticia e indignación. Después del primer shock de comprender que era gay, me di cuenta de que había una generación antes de mí, empresarios y profesionales exitosos, que tenían sus cenas privadas, y que no hacían nada contra la injusticia. A mi me pudo la injusticia. ¿Y cómo fue? ¡Fue absolutamente maravilloso!

P. Usted citó a un luchador por la emancipación católica irlandesa del siglo XIX, Daniel O’Connell, para hablar de la libertad de los homosexuales.

R. Malvados miembros de la ascendencia protestante privilegiada dijeron entonces que, al dar libertad y dignidad a los católicos, disminuiría su propio sentimiento de libertad. Es lo mismo que dice la gente del no ahora. Él respondió que la dignidad y la libertad humanas no son finitas. No son cosas que, si las divides y se las das a otras personas, te quedas tú con menos. De hecho, al dárselas a otra gente incrementas enormemente el sentimiento de dignidad y libertad para todo el mundo. Y yo creo que eso es cierto y aplicable a extender a los homosexuales el derecho a contraer matrimonio.

P. ¿Cómo valora esta campaña?

R. Ha enriquecido la conversación entre los gais y sus familias y amigos. La parte del no habla de los derechos de los niños, y la comisión del referéndum se ha cansado de decir que eso no tiene nada que ver con lo que se vota. Lo hacen para confundir a la gente. Y la gente confundida vota no.

P. Joyce dijo que la religión, la familia y el nacionalismo eran las fuerzas que oprimían a la sociedad irlandesa.

R. Yo soy una persona religiosa. Una de las pocas que quedan, supongo. La religión estrecha, el nacionalismo estrecho y las constricciones de una familia disfuncional, eso era de lo que Joyce escapaba. El Dublín de Joyce era una ciudad dormida, paralizada. Pero ahora es muy viva y todas las grandes preguntas están sobre la mesa, para que las debatan los ciudadanos. Somos una sociedad más abierta y libre que la de Joyce.

P. ¿Cómo cambiará el país si gana el sí?

R. Será más libre y abierto. Los gais jóvenes podrán respirar mas fácil. Los partidarios del no dicen que los derechos de los homosexuales están protegidos por las provisiones de igualdad en la constitución. Pero esas provisiones estaban ahí cuando demandé al Estado para eliminar la ley que nos criminalizaba. La justicia decidió que no había nada desigual en mandar a los gais a la cárcel. Si gana el sí los gais serán bienvenidos a la sociedad irlandesa como ciudadanos completos e iguales.

Irlanda vota si sale del armario

Un grafitero realizando una imagen de campaña a favor del 'sí' en el centro de Dublín. REUTERS

Un grafitero realizando una imagen de campaña a favor del ‘sí’ en el centro de Dublín. REUTERS

“Yo era una buena chica católica, creciendo en la Irlanda de los años setenta, donde la homosexualidad se veía como una malvada perversión…” Ursula Halligan es ahora la comentarista política más famosa de la televisión irlandesa y ha decidido salir del armario a los 54 años, a tiempo para el referéndum sobre los matrimonios gays.

“Crecí llena de miedos, me odiaba a mí misma, tuve muchas veces pensamientos suicidas. Aprendí a suprimir mis sentimientos, me convertí en una homófoba, resignada a irme a la tumba con mi vergonzoso secreto. Y posiblemente lo habría hecho si no se hubiera convocado el referéndum”.

La confesión de Ursula Halligan, en una extensa carta publicada por el ‘Irish Times’ -con fragmentos intercalados de su diario de adolescente- ha puesto la nota más emotiva e intensa ante la cita histórica. Irlanda se ha convertido estos días en algo así como un confesionario colectivo. El país más católico de Europa, donde la homosexualidad era delito hasta 1993, acude a la cita histórica a sabiendas de que lo que está en juego es mucho más que una decisión política.

El “no” a los matrimonios entre homosexuales se interpreta en el fondo un voto a favor de la represión del pasado. El “sí” tiene sin embargo una connotación liberadora: se afloja definitivamente el yugo de la Iglesia católica, que con la misma tenacidad se opuso en su día a la ley del divorcio.

Famosos a favor del ‘sí’

Ursula Halligan no es la única que ha decidido dar el paso al frente. El veterano presentador televisivo Gay Byrne, el ex capitán de la selección de rugby Brian ODriscoll o el cantante Daniel ODonell (todos ellos heterosexuales) se han sumado a la campaña del “sí”, que la semana pasada convocó a decenas de miles irlandeses en las calles de Dublín y a los gritos de “igualdad”.

El “sí” va por delante en las encuestas con una holgado 58%, frente al 25% del “no” y un 17% de indecisos que introduce a última hora un elemento de suspense. Con la experiencia aún reciente del fiasco de los sondeos en el Reino Unido, los irlandeses no se fían y han decidido poner las pintas de Guinness en remojo hasta que no se confirmen oficialmente los resultados.

Los murales del “sí” han tomado las paredes de Temple Bar, el barrio creativo y rebelde por excelencia, pero los sermones todavía influyentes cardenales OReilly, Doran, Dronnan y Fleming han marcado la recta final de la campaña, en la que ha entrado también en juego la Iglesia Evangélica norteamericana a través de la Organización Nacional para el Matrimonio (NOM).

“Si logramos la victoria en Irlanda, será un impulso para el matrimonio (convencional) en todo el mundo”, puede leerse en una carta dirigida por el NOM a todos sus afiliados, instando a sus seguidores a visitar el portal de www.keepmarriage.com y a dar el apoyo al “no” a las bodas gays por todos los medios posibles.

El escritor John Waters (nada que ver con el irreverente cineasta) se ha destapado como uno de los más notorios defensores del “matrimonio de toda la vida”, a través del grupo First Family Firsy. Aunque el rostro más visible del “no” es el de otra mujer, Kate Bopp, madre de cinco hijos, que ha puesto sobre la mesa el debate sobre la adopción, apoyándose en supuestos estudios científicos que demuestran que los niños son más violentos y las niñas son más “proclives a relaciones abusivas” en hogares sin un padre.

Otra cuestión: la adopción

El derecho a la adopción y el derecho a la herencia son las dos principales reivindicaciones de las parejas gays, que reivindican la misma “protección constitucional” que hasta ahora no garantizaban las uniones civiles. Irlanda, con una devoción por las consultas populares comparable a la de Suiza, es el primer país europeo que somete el matrimonio entre homosexuales a referéndum, a diferencia de las leyes parlamentarias que impulsaron la medida en España o más recientemente en el Reino Unido.

Lejos de mirar hacia atrás con resentimiento, o de buscar un enfrentamiento directo con la Iglesia removiendo el escándalo de la pederastia, la campaña del “sí” ha intentado mantener un tono positivo y hasta cierto punto comparable con el espíritu de “independencia” del referéndum escocés.

“Amor” ha sido la consigna. Y a ese sentimiento que nos une se remite Colm Tóibín, autor de ‘La historia de la noche’, novela emblemática de la “liberación homosexual” en Irlanda en los años noventa, en otra carta a sus compatriotas ante la cita del 22-M… “Este referéndum ha servido para conocernos más a nosotros mismos y hacer ver lo “normales” que son nuestros deseos y nuestras aspiraciones. Lo único que pedimos es que nuestro amor sea igual al amor de nuestros amigos y ciudadanos que son heterosexuales”.

@cfresneda1

Ministros gays con permiso de la Iglesia

La Iglesia de Escocia mantiene la “visión tradicional” del matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer, aunque a partir de ahora permitirá a sus congregaciones que ordenen a ministros y diáconos que formen parte de una “unión civil” o que estén incluso casados “con personas del mismo sexo”. La Iglesia de Escocia se ha adelantado a otras iglesias protestantes (incluida la Iglesia de Inglaterra) con la histórica doble votación. En el margen de una semana, y cuatro años después de que admitiera la presencia de gays y lesbianas en el clero, la Iglesia de Escocia ha dado mayoritariamente su apoyo a esta medida que, según sus defensores, refleja “la diversidad y la tolerancia” de Escocia. Hace tan sólo seis años, la curia escocesa cerró filas ante el nombramiento del reverendo Scott Rennie -que reconoció en público su homosexualidad- como párroco de la Iglesia de Queens Cross en Aberdeen. Aquel episodio dio pie a un intenso debate que culminó en el 2011 con la “aceptación” de los ministros “gays” ordenados antes del 2009 y que decidieran revelar su orientación sexual. “Ha llegado el momento de dejar de ponernos etiquetas”, ha declaró el moderador de la Asamblea de la Iglesia de Escocia, reverendo John Chalmers, en el momento de ceder el testigo a su sucesor, reverendo Angus Morriso. “Tenemos que dejar de definirnos por nuestras diferencias y buscar el terreno común, nuestro bautismo en Cristo, nuestra dependencia de Dios y nuestra voluntad de servir a los pobres”.

Conchita Wurst: más allá de lo masculino y lo femenino

conchita wurst

La victoria de Conchita Wurst en la pasada edición del Festival de Eurovisión provocó un terremoto de dimensiones diplomáticas, cuando la muy homófoba Rusia protestó por el primer puesto de la mujer barbuda con la canción ‘Rise like a phoenix’. Ha pasado un año y el próximo sábado se celebra de nuevo el concurso televisivo musical, con la participación de Edurne como representante española, por lo que Wurst ha aprovechado para publicar su primer álbum, que se llama como ella, ‘Conchita’. Más allá de lo ‘drag queen’, el disco muestra un sorprendente juego, con la voz masculina de Conchita adaptándose a todos los registros de una moderna diosa pop. Salvando las distancias, un poco como la prodigiosa transformación vocal de los contratenores. Apelando descaradamente a los gustos de los ‘eurofans‘ (‘You’re unstoppable’, ‘Somebody to love’) o presentándose como una suerte de Madonna(‘Colours of your love’, la potable ‘Out of body experience’), Conchita va de la pista de baile a la balada lacrimógena. Todo ello, decimos, sin que los graves de su garganta apenas contaminen las canciones. Dejando a un lado esto, el disco no está mal, pero no tiene nada nuevo que añadir a las toneladas de ‘pop divas’ que surgen cada año. Pero viene bien para recuperar algunas canciones sobre el cruce de géneros en esta lista.

Podríamos empezar con David Bowie, que tanto hizo por derribar los límites de los géneros a principios de los 70 con canciones como ‘Rebel Rebel’ y ese verso que dice: “Tienes a tu madre confundida; no está segura de si eres un chico o una chica“. De esa época son los travestis de Lou Reed en ‘Walk on the wild side’, los New York Dolls maquillados como fulanas o el ‘He’s a woman-She’s a man’ deScorpions que luego retomaron los Helloween. Esta confusión de sexos también está presente en otras canciones, de Aerosmith(‘Dude- Looks like a lady-‘) o Prince (‘I would die 4 U’).

El tema ha sido tratado también en los musicales, como el legendario‘Rocky Horror picture show’ (con aquel Doctor Frankenstein de la Transilvania Transexual) y, más recientemente, ‘Hedwig and the angry inch’. Y, aunque sus éxitos no hablasen explícitamente de lo transgénero, Sylvester y Boy George representan -igual que Klaus Nomi, Jobriath, RuPaul o Freddie Mercury– iconos dentro del proceso de normalización.

En España tenemos a Bibi Andersen y ese ‘Sálvame’ que incluso ha dado título a un programa de telebasura. Y también a Alaska, de la que resulta imposible escoger una sola canción, aunque probaremos con ‘Miro la vida pasar’, de Fangoria, por aquello de “En plan travesti radical”, que bendigo a una inolvidable generación festiva en Madrid. Y, por supuesto, McNamara, solo o con Almodóvar.

Otros iconos a destacar serían Wendy Carlos, uno de los primeros casos de cambio de sexo en el mundo de la música, autora del ‘Switched on Bach’ y de las bandas sonoras de ‘La naranja mecánica’ y ‘Tron’; Philippe Jaroussky, por su increíble capacidad como contratenor; y Mykki Blanco, el primer rapero gay y travesti. Y, ya más recientemente, Laura Jane Grace, líder del grupo de rockAgainst Me! y varón hasta su proceso de reasignación de sexo que contó en su disco ‘Transgender Dysphoria Blues’; o Antony y sus Johnsons.

 

 

Partidarios y detractores del matrimonio gay en Irlanda apuran la campaña antes del referéndum

También votarán si se rebaja desde los 35 hasta los 21 años la edad mínima para poder ser presidente

Imagen de archivo de una pareja del mismo sexo besándose tras haber contraído matrimonio

Imagen de archivo de una pareja del mismo sexo besándose tras haber contraído matrimonio

Los partidarios del “sí” y del “no” a la legalización del matrimonio homosexual en Irlanda apuran hoy la campaña del referéndum de este viernes, en el que poco más de tres millones de votantes están llamados a las urnas.

DUBLÍN. Las encuestas siguen otorgando una cómoda ventaja a la ratificación de la propuesta del Gobierno de Dublín, de coalición entre conservadores y laboristas, si bien el rechazo ha avanzado terreno en las últimas semanas y aún hay un significativo porcentaje de indecisos.

El electorado irlandés deberá decidir en este plebiscito si acepta o rechaza que un “matrimonio puede ser contraído de acuerdo con la ley por dos personas sin distinción de su sexo”.

Esa es la frase que el Ejecutivo, que cuenta con el apoyo de todas las fuerzas políticas nacionales, ha propuesto añadir al artículo 41 de la Carta Magna para proteger constitucionalmente los derechos de la parejas del mismo sexo y equipararlos a los de los matrimonios convencionales.

En caso de que prospere la iniciativa, Irlanda se convertiría en el primer país del mundo que legaliza esas uniones a través de una votación popular.

Entre sus detractores figuran, entre otros, grupos antiabortistas, ultraconservadores y la Iglesia católica, que advierten de que el matrimonio entre homosexuales atenta contra los valores de la familia tradicional y modificará radicalmente los procesos de adopción y de maternidad subrogada, al tiempo que erosionará los derechos del menor.

La República de Irlanda ya promulgó en 2010 la ley de Relaciones Civiles que, por primera vez en este país, concedía reconocimiento legal a las parejas de hecho del mismo sexo, pero eludía calificar a esas uniones de “matrimonio” y carecía de protección constitucional.

En otro referéndum que también se celebra el viernes, el electorado irlandés deberá decidir si se rebaja desde los 35 hasta los 21 años la edad mínima para ser presidente de la República, un cargo principalmente representativo.

Los centros de votación abrirán mañana sus puertas a las 06.00 horas GMT y cerrarán a las 21.00, si bien el recuento de las papeletas no comenzará hasta el sábado a las 08.00 y se prevé que el resultado final podría anunciarse entre las 15.00 y las 17.00 horas de ese día.

Irlanda desafía su pasado ante el referéndum sobre el matrimonio gay

El país católico, donde la homosexualidad fue ilegal hasta 1993, puede convertirse mañana en el primer Estado en aprobar en las urnas las bodas entre personas del mismo sexo

Jóvenes activistas por el sí en la calle Grafton, en el centro de Dublín

Jóvenes activistas por el sí en la calle Grafton, en el centro de Dublín. / LIONEL DERIMAIS

La clave del apasionante momento histórico que está viviendo Irlanda, según Tiernan Brady, está en su tamaño. En este país de cuatro millones y medio de habitantes, explica, los seis grados de separación que supuestamente existen entre cualesquiera personas del mundo se reducen a solo dos grados. “Todo el mundo conoce a alguien que conoce a alguien”, explica este exalcalde de Bundoran, un pueblo del noroeste rural, convertido hace unos meses en director político de la campaña por el sí en el referéndum sobre la legalización del matrimonio gay que se celebra este viernes en Irlanda.

“En comunidades pequeñas la humanidad de una persona se abre paso rápidamente”, prosigue. “Las personas gais y lesbianas no viven en una roca fuera de Irlanda esperando a entrar. Viven en cada rincón del país. Lo más importante es recordar a la gente que esto va de personas. Va de gente a la que conocen. Alguien en su familia, en su calle, en su comunidad. Esa es una de las razones por las que todo aquí se ha movido tan rápidamente”.

Un cartel por el no-Dos hombres no pueden remplazar el amor de una madre

Un cartel por el no: “Dos hombres no pueden remplazar el amor de una madre”. / L.D.

Hasta 1993, en Irlanda, ser homosexual se pagaba con la cárcel.Y este viernes, si las encuestas no se equivocan, este se convertirá en el primer país del mundo que aprueba por referéndum el matrimonio entre personas del mismo sexo. “Yo era un delincuente en la universidad, y ahora estoy a punto de convertirme en un ciudadano de pleno derecho”, explica Brady. “Creo que este mensaje es poderoso para la gente que vive en países donde parece no haber esperanza. Es la demostración de que el mundo puede cambiarse en una generación. Y sin pelearse, solo hablando a la gente”.

El referéndum se convocó porque la ley lo exige para cualquier modificación en la constitución. Pero el hecho de que la decisión se haya dejado a en las manos de todos los ciudadanos, y no de un grupo de políticos o jueces, ha convertido las calles de Dublín en el escenario de un acalorado debate sobre un tema que hasta hace muy poco era tabú. Ha llenado de energía política una sociedad que, sobre todo en su capa más joven, había perdido la fe en la política después del humillante rescate económico al que hubo de someterse el país en 2010, seguido de años de dolorosa austeridad. “Si gana el sí habrá toda una generación de gente que descubra que la política puede funcionar, que puede cambiar las cosas”, resume Brady. “Eso tendrá un efecto profundo mucho más allá de esta campaña”.

La Iglesia Católica sigue teniendo un enorme peso en un país donde el aborto es ilegal, incluso en el caso de violación, y donde el divorcio se legalizó en 1995 y los anticonceptivos solo 10 años antes. Si la homosexualidad se despenalizó hace 21 años, no fue no por un clamor popular, sino porque así lo exigió el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

El 85% de la sociedad irlandesa sigue siendo católica. Pero ya no escuchan tanto los dictados de conducta de una Iglesia duramente golpeada por una sucesión de gravísimos escándalos de abusos sexuales a menores encubiertos por las jerarquías.

La Iglesia, en general, se ha opuesto a la equiparación del matrimonio para personas del mismo sexo. Pero también muchos sacerdotes han pedido el voto por el sí. Contactado por EL PAÍS, un portavoz declina ofrecer una postura oficial alegando que la Iglesia no hace campaña en este referéndum y que se limita a atender las consultas de sus feligreses.

Activistas por el sí en el centro de Dublín-Combate la desigualdad. Empieza por votar sí

Activistas por el sí en el centro de Dublín: “Combate la desigualdad. Empieza por votar sí”. / L.D.

Todos los partidos políticos y todos los grandes periódicos han pedido el voto por el sí. El propio primer ministro, el democristiano Enda Kenny, volvió a pedirlo el miércoles, en la víspera de la jornada de reflexión.

Al Goliat de la campaña del no se enfrentan pequeños davides como Fernando Rodríguez, que exhibe en una acera, acompañado de una amiga, carteles en defensa de la familia tradicional. “Dos hombres no pueden sustituir el amor de una madre”, se lee en uno de ellos. Un hombre se detiene y les mira con cara de desprecio. “Esto es lo más insultante que he oído: yo soy padre soltero”, explica.

Rodríguez, de 27 años, mexicano de padres asturianos, residente en Dublín desde hace nueve años, viene a repartir panfletos cada tarde, cuando sale de su trabajo de becario de marketing. “Toda la información está en el lado del sí”, protesta. “Pero si vivimos en una democracia, debemos informar de las dos opciones”.

El mismo desequilibrio de fuerzas denuncia Evana Boyle, abogada, madre de cuatro hijos, portavoz del recientemente creado colectivoLas Madres y los Padres Importan. “El debate se ha silenciado”, asegura. “Los medios no nos dejan hablar. Ha faltado debate legal y la gente está confundida. Creo que ganará el sí porque la gente ha sido engañada. Creen que votan por lo que sienten hacia los gais, por motivos emocionales, pero es mucho más. Los hombres y las mujeres son diferentes. Traen cosas distintas y los niños tienen derecho a esas dos influencias en su crianza. Es sobre los derechos de los niños. En la constitución, el matrimonio está conectado con la familia, porque con el derecho a casarse está el derecho a tener hijos. El Gobierno dice que se trata de la igualdad de las personas gais, pero no es eso. Creemos que se puede ser igual sin cambiar el matrimonio. Tenemos una de las leyes de parejas de hecho más robustas del mundo”.

El centro de Dublín es un clamor por el sí. Grupos antiausteridad han cambiado su mensaje anticapitalista por uno de igualdad de derechos que gritan por los megáfonos. Un camión de Ben & Jerry’s reparte helados gratis por el sí. Colectivos de artistas jóvenes realizan voluntariosas acciones por las calles comerciales llenas de turistas. El clamor callejero por el sí recuerda al de los días previos al referéndum de independencia de Escocia el año pasado.

En aquella ocasión ganó el no. Aquí las encuestas dan al sí un margen tan amplio que pocos creen que pueda revertirse. Pero en estas islas las encuestas dejaron de creerse el pasado 7 de mayo. Y todo el mundo cuenta con una disminución del margen por el afloramiento del voto del llamado no tímido.

El sí, en cambio, es todo menos tímido. No está permitido el voto por correo, así que jóvenes irlandeses de todo el mundo han viajado estos días a su país para votar. Se han organizado viajes colectivos desde Londres y la demanda ha disparado el precio de los vuelos desde Nueva York o Boston. “Si gana el sí, el mensaje será muy fortalecedor para todos los irlandeses”, opina Brady. “Cada persona gay y lesbiana que ama a su país se podrá levantar a la mañana siguiente y saber que su país les ama también. Es algo muy importante para la gente que ha crecido sin sentir eso. Diremos al mundo que somos tan amigables como la gente cree que somos. Tenemos fama de eso. Sería un fenomenal mensaje de compasión, de humanidad y de esperanza más allá de Irlanda. El cambio puede suceder. No importa lo imposible que parezca. Puedes mover montañas y lo puedes hacer en solo una generación”.

España se despierta a los asistentes sexuales para personas con discapacidad

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Fotograma de ‘The Sessions’ (Ben Lewis, 2012). / Red Camera Pulls – Fox Searchlight

El tópico de que las personas con discapacidad no tienen vida sexual se desmonta poco a poco. Algunas iniciativas pioneras, todas surgidas en Barcelona, tiran por tierra la engañosa asociación de diversidad funcional con asexualidad. Sexo sí, pero también afectividad –e incluso terapia– es lo dicen ofrecer los asistentes que, por intermediación de la asociación Tandem Team, tienen encuentros con los usuarios que así lo solicitan. Pagando o no, y apartados de la heteronormatividad y de la concepción más clásica del sexo.

A Raquel (nombre ficticio) no le gusta hablar de asistencia sexual. “No estoy de todo conforme con la palabra. Yo intento enseñar a las personas a vivir la sexualidad desde su situación, una sexualidad diferente, no necesariamente genital, como está establecido”, señala esta mujer de 39 años, que realiza esta actividad “como un complemento” a su trabajo habitual. Tiene pareja y muy claro que no quiere esconderse. “Mi entorno más cercano sabe lo que hago y lo respetan. Es una satisfacción personal poder abrir ventanas. El sexo no es cómo nos lo han vendido”, admite.

Aquello que se concibe como “erótico” –es decir, lo que se inserta dentro del imaginario colectivo, marcado entre otros por el sistema patriarcal– es cultural y político, explica la antropóloga Andrea García-Santesmases. “Los cuerpos con diversidad funcional no son deseables ni deseantes, además de no capaces y no reproductivos”. Salvo contadas excepciones (‘ The Sessions‘, de Ben Lewin, es una de ellas), no existen en el cine, ni tampoco en la literatura, por lo que no forman parte de ningún imaginario. Y eso provoca, asegura García-Santesmases, que se “queden fuera de las categorías de género hegemónicas”.

Esta exclusión conduce casi de forma unívoca a la estigmatización. “Tener una diversidad funcional –especialmente si ha sido adquirida a lo largo de la vida– cambia tu autoconcepto corporal, tu forma de relacionarte, tus prácticas afectivo-sexuales y tus imaginarios”, señala la antropóloga. Durante varios años, ha trabajado mano a mano con Antonio Centeno en el documental ‘Yes, we fuck’, un proyecto que busca “hackear esa realidad” que percibe a las personas con diversidad funcional como seres no sexuales ni sexuados. “Se trata de que la relación con nuestro cuerpo no sea fuente de problemas, sino de bienestar, también en este ámbito. El deseo y el placer nos atraviesa a todos”, apunta el codirector.

María Clemente, psicóloga especializada en neurorehabilitación y encargada de intermediar entre asistente y usuario en Tandem Team, sabe mucho de los miedos, los tabús y la vergüenza de las personas que acuden a la asociación. “Aquí se quitan una mochila que les pesa mucho, y en muchos casos durante muchos años. Hablan del silencio, de la soledad, de esas murallas invisibles… el resultado es un sufrimiento muy intenso. Esa faceta sexoafectiva está guardada en un cajón”, asegura Clemente.

“Planteo dónde fijo mis límites y el usuario los suyos”

Algunos usuarios y usuarias reconocen que han recurrido a la prostitución para llenar esas carencias. “Muchas veces se quedan más vacíos de lo que llegaban porque implícitamente sienten que deben dar una talla, alcanzar algún objetivo”, indica Raquel. Pero esto es algo más para ella. “La gente que piensa que esto es prostitución lo seguirá pensando porque cuando aparece un concepto nuevo, siempre buscamos la relación con alguno ya asimilado. El elemento transformador de las asistencias sexuales es el hecho de que las personas se sientan deseadas. Eso permite reesctructurar aspectos de la personalidad que estaban bloqueados. El placer puramente sexual es positivo, pero no es restaurador porque es solo físico, sin afecto”, argumenta Clemente tratando de marcar una línea divisoria con el trabajo sexual.

El año pasado, 150 personas con diversidad funcional se pusieron en contacto con Tandem Team. La asociación solo trabaja en la ciudad de Barcelona, aunque suelen recibir llamadas para solicitar información y asistencia de otros lugares. Es la única iniciativa de este calado que existe en España, donde la figura del asistente sexual se mueve en la alegalidad.

A nivel interno, la propia organización tiene un protocolo de actuación, que pasa por una primera reunión entre usuario y asistente en un lugar público. En ese encuentro, cuyo objetivo es crear un ambiente de confianza y bienestar, también se ponen sobre la mesa los límites que ponen cada una de las partes. “Planteo donde fijo mis límites y cuáles son los suyos, qué esperan, si tienen pareja o no y cómo les condiciona… y a partir de ahí enfocamos la sesión”, cuenta Raquel mientras conduce de camino a una de esas reuniones.

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Reunión en la asociación barcelonesa Tandem Team. / Tandem Teamm

En ocasiones el usuario plantea la necesidad de un acompañamiento en el proceso, más allá de los pactos privados. Además, la organización tiene una misión pre y post: al comienzo del proceso realiza entrevistas en profundidad para encajar perfiles -el del asistente es el de una persona con cierta experiencia sociosantiaria, sin motivaciones económicas y con una concepción no genital del sexo- y después entra a recoger el feedback para verificar que todo se ha hecho de forma regular y sin abusos de poder. “A veces hay contraprestación y a veces no, algunas asistencias son totalmente voluntarias. Cuando se recibe dinero a cambio no es por el acto íntimo, sino por la parte más logística (transporte, higiene, movilización si es necesaria…).

Las aristas del debate en España

La defensa de los derechos sexuales de las personas con diversidad funcional ha provocado cambios en las políticas sanitarias de algunos países. El que ha llegado más lejos es Suiza, que cuenta con un modelo que muchos consideran intervencionista y que pasa por encuentros mensuales y asistentes con una formación reglada. El esquema de Bélgica es el que toma como referencia Tandem Team. Allí, esta asistencia se mueve en el vacío legal. En Dinamarca, Suecia, Alemania y Holanda también existen estos servicios, con unos u otros matices. Y en Francia, el debate continúa abierto, marcado por una recomendación del Comité Nacional de Ética, que aconsejó al Gobierno que no legalizara la asistencia sexual a personas con diversidad funcional. Aquí, ese intercambio de ideas -y discrepancias-, propio de un tema con tantas aristas, no es más que un recién nacido.

La única referencia sobre el tema se encuentra en el código ético elaborado conjuntamente por Sex Assistant –la organización pionera en la reflexión teórica en este ámbito– junto a la Asociación Nacional de Salud Sexual y Discapacidad (ANSSYD). El documento incide en la necesidad de un cambio de enfoque: de un modelo meramente asistencial a otro basado en los derechos humanos que reconozca a la persona con diversidad funcional como sujeto titular de derechos y “no solo como objeto de tratamiento y protección social”.

Por el camino se han quedado intentos de formación y desarrollo de asociaciones por los derechos sexuales de las personas con discapacidad. Los contemplaba la conocida como ley Aído de 2010 (Ley Orgánica de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazos), barrida por la crisis y enterrada por un cambio de Gobierno cuya primera promesa electoral fue cortar de raíz la principal novedad de la norma: eliminar los supuestos para abortar en favor de una ley de plazos.

El asistente tipo: una mujer

Pero a pesar del estancamiento en el ámbito más institucional, el debate da sus primeros coletazos en la sociedad civil. ¿El derecho al cuidado de la salud sexual de las personas con diversidad funcional, reconocido por una convención de la ONU (2006), debe ser satisfecho a cambio de una contraprestación económica? Desde la Federación de Mujeres Progresistas no tienen una posición fundada sobre la asistencia a estas personas. “Es un tema que no hemos tocado”, reconoce su presidenta, Yolanda Besteiro. Otras agrupaciones feministas, como la de Mujeres Juristas Themis,  tampoco entran a valorar la cuestión por “falta de conocimiento”.

“El asistente tipo no deja de ser una mujer y el usuario un hombre. Lo demás parece que se sale de lo esperable”, sostiene Dyon (nombre ficticio), asistente sexual en Tandem Team. Él se considera “un trabajador sexual” y recalca que presta sus servicios “sin caer en el paternalismo ni en la compasión”. En la asociación, de las 12 personas que realizan asistencias de forma regular hay 9 mujeres y 3 hombres. De ellos, un chico y una chica son asistentes homosexuales.

“El enfoque en este ámbito está inclinado hacia lo androcéntrico porque muchas de las personas que hacen activismo son hombres. Para las mujeres, el deseo para con una misma, más allá del enfoque reproductivo, sigue siendo tabú. Un tema que encierra todavía más a las mujeres con discapacidad, cuyo derecho social a una sexualidad no reproductiva está más cuestionado”, concluye la antropóloga Andrea García-Santesmases.