Omar Mateen, un joven con vínculos yihadistas y homófobo vigilado por el FBI

La exmujer del supuesto autor de la matanza de Orlando ha declarado que no era una “persona estable” y que la maltrataba

Omar Mir Sediq Mateen

Omar Mir Sediq Mateen. / Facebook

El autor de la matanza de esta madrugada en el club Pulse de Orlando (Florida), Omar Mir Sediq Mateen, es un joven de 29 años de edad, de origen afgano y residente en la localidad de Port St. Lucie (también Florida).

Mateen fue investigado en dos ocasiones entre 2013 y 2014 por el FBI, por su posible vinculación a grupos terroristas.

Según el agente Ron Hopper, fue investigado en 2013 por comentarios a favor del grupo terrorista Estado Islámico en su cuenta en redes sociales, y en 2014 por aparentemente querer cometer un ataque suicida, aunque las autoridades consideraron la investigación “no concluyente”.

Asimismo, el FBI ha desvelado que el tirador podría haber tenido “vínculos” con la causa islamista. Sin embargo, el padre del sospechoso asegura creer que su hijo estaba motivado por el odio a los gays, no por su religión musulmana.

“Esto no tiene nada que ver con la religión”, ha dicho Mir Seddique a la cadena NBC, al afirmar que su hijo recientemente le había expresado la ira que le causó ver a una pareja gay besándose en el centro de Miami, y ha sugerido que el incidente pudo haber disparado la tragedia.

Por su parte, la exmujer del supuesto autor de la matanza ha declarado que no era una “persona estable” y que la maltrataba.

“No era una persona estable”, ha declarado la exesposa al diario ‘The Washington Post’ bajo condición de anonimato porque teme por su seguridad tras la masacre supuestamente cometida por su exmarido.

“Me golpeaba. Venía a casa y empezaba a golpearme porque la colada no estaba acabada o cosas así”, ha afirmado la mujer, que conoció al sospechoso hace ocho años en internet y decidió mudarse a Florida para casarse con él en marzo de 2009.

Al principio de los pocos meses que estuvieron casados, “él parecía un ser una persona normal” hasta que se tornó violento, ha indicado, al precisar que su marido no era muy religioso y hacía ejercicio en el gimnasio con frecuencia.

Según la exesposa, el presunto asesino no dio nunca señales de haberse radicalizado, poseía una pistola de bajo calibre y trabajaba como guardia en un centro de delincuentes juveniles.

De acuerdo con la mujer, la familia de Mateen procedía de Afganistán, pero él nació en Nueva York y se mudó posteriormente a Florida con sus familiares.

Medio centenar de muertos en un tiroteo en un club gay de Orlando

El tiroteo ocurrido en un club gay nocturno de Orlando en Estados Unidos está siendo investigado como un «acto de terrorismo», según la Policía. El autor del ataque ha sido identificado como Omar Mateen, estadounidense de origen afgano de 29 años. El padre del atacante ha apuntado a un ataque homófobo.

ORLANDO, FLORIDA - JUNE 12: A view of Pulse nightclub after a fatal shooting and hostage situation on June 12, 2016 in Orlando, Florida. The suspect was shot and killed by police after 20 people died and 42 were injured. Gerardo Mora/Getty Images/AFP == FOR NEWSPAPERS, INTERNET, TELCOS & TELEVISION USE ONLY ==

Pulse, el club gay de Orlando en el que se ha producido el ataque. (Gerardo MORA / AFP)

En torno a 50 personas han muerto y 53 han resultado heridas a consecuencia del tiroteo ocurrido esta madrugada en el club gay Pulse de Orlando, según han informado las autoridades estadounidenses en rueda de prensa.

El autor ha sido identificado como Omar Mateen, de 29 años de edad, de la localidad de Port St. Lucie (también Florida), según han confirmado fuentes policiales a la cadena CBS. Estas mismas fuentes han precisado que Mateen, de ascendencia afgana, mantenía lazos con radicales islámicos pero carecía de antecedentes delictivos.

El padre del atacante ha asegurado en declaraciones a la CBS que se trata de un ataque homófobo. «Esto no tiene nada que ver con la religión», ha declarado el padre que ha indicado que su hijo se enfadó hace dos meses cuando, durante una visita a Miami, vio a dos hombres besándose.

Seddique indicó que cree que ese incidente en Miami puede estar detrás de este tiroteo en el club Pulse. «Estamos pidiendo disculpas por el incidente. No éramos conscientes de que estuviese planteando ningún tipo de acción. Estamos en estado de shock al igual que todo el país», ha dicho.

Por su parte, el agente especial del FBI Ron Hopper ha señalado en rueda de prensa que no pueden clasificar este suceso todavía como un «crimen de odio o terrorista» pues las investigaciones siguen abiertas.

Tiroteo y toma de rehenes

El incidente comenzó en torno a las 2.00 de la madrugada -las 8.00 en Euskal Herria-, cuando el individuo ha cruzado varios disparos con al menos nueve agentes de Policía antes de atrincherarse en el local, un conocido club de ambiente gay donde se encontraban al menos un centenar de asistentes que tomó como rehenes.

Múltiples unidades de Emergencias y Policía -entre ellas unidades de artificieros y equipos especiales – llegaron al lugar conforme la Policía ha podido confirmar que el individuo también transportaba lo que ha sido descrito como «un artefacto sospechoso». Pasados unos minutos y tras los esfuerzos infructuosos de un negociador, la Policía ha decidido entrar en el local y han matado al asaltante.

Tras el tiroteo final, en el que intervinieron las unidades de acción rápida SWAT y un vehículo acorazado, la Policía ha conseguido rescatar con vida a 30 personas del local, que han recibido inmediatamente atención médica in situ. Se desconoce el estado exacto de los heridos, de diversa consideración.

Al poco de terminar el incidente, la Policía ha realizado una «detonación controlada» del artefacto que portaba el atacante, sin dar más detalles.

El congresista demócrata por Florida Alan Grayson ha indicado que no hay evidencias de que haya otras personas o grupos relacionados con este suceso y ha explicado que los agentes han acudido a la casa del sospechoso para recabar información de sus computadoras, escritos y mensajes en las redes sociales.

La policía no ha divulgado todavía información sobre las víctimas de la matanza, pero se da por seguro que había muchos hispanos entre el público atraídos por una «Latin Nigth. Reggaeton, Bachata, Merengue, Salsa», según rezaba el cartel de la discoteca.

Las empresas carecen de un protocolo para expatriar a un empleado LGTB a un país donde la homosexualidad es delito

El presidente de Uganda firmó una ley que castiga la homosexualidad con cadena perpetua

El presidente de Uganda firmó una ley que castiga la homosexualidad con cadena perpetua EFE

“Es inconcebible forzar a alguien a ir a un país donde sus semejantes son condenados por su condición”. Es una de las frases con las que Laurent exige a través de una petición en Change.org que los empleados LGTB de Air France puedan decidir si trabajan en los vuelos a Irán. El miedo a viajar a Teherán tiene fundamento, ya que el país, castiga la homosexualidad con la pena de muerte.

Según la ILGA (International Lesbian, Gay, Bisexual, Trans and Intersex Association) y a fecha de mayo, en 13 países todavía se contempla la pena de muerte para castigar la homosexualidad, y en otros 75 estados no ser heterosexual conlleva penas de prisión incluso de cadena perpetua. Países como Irán, Arabia Saudí o Mauritania son de lo más implacables contra la comunidad LGBT, pero en otros como Rusia la homosexualidad está muy perseguida.

De ahí que uno de los debates tenga que ver con estos países, y con los empleados LGBT que por motivos laborales deban trabajar en estados que persiguen la homosexualidad para castigarla. El caso de los empleados de Air France pone el foco en una situación que obliga a las empresas a conocer la orientación sexual de sus trabajadores antes de ponerles en riesgo viajando a países que restringen la homosexualidad. Ernst & Young es de las pocas empresas a nivel mundial que sí tienen en cuenta la orientación sexual a la hora de hacer cualquier movimiento con un empleado. Por ejemplo, un portavoz de la compañía explicó a Bloomberg como a un empleado gay que iban a mandar a Rusia terminaron enviándolo a París, manteniendo así la opción de que desarrollara su carrera en el extranjero, sin que fuera cancelada por ese motivo. No obstante, ¿se cumple esto en las empresas españolas? ¿Existe algún protocolo de actuación al respecto?

Mapa de ILGA sobre la penalización de la homosexualidad en el mundo

Mapa de ILGA sobre la penalización de la homosexualidad en el mundo

Las empresas españolas no lo contemplan

En España tener una orientación sexual no hetero sigue sin estar normalizado y tiene su eco en el ámbito laboral. Una denuncia generalizada del colectivo LGBT es que cuando se cambia de trabajo, muchas personas “vuelven al armario” hasta volver a estar seguros de poder mostrar su condición. De hecho, un estudio determinó que el 60% de las personas LGBT había sufrido discriminación en el trabajo en los dos años anteriores a la publicación del trabajo. Y esta homofobia se produce en un país donde otro estudio que resalta a España como el país que mayor aceptación tiene de la homosexualidad en el mundo.

Pero los destinos a los que puede ir un trabajador de una empresa española expatriado son los que generan las dudas sobre cómo proteger a los empleados si por ejemplo tienen que ir a desempeñar sus funciones a Iran. Allí la homosexualidad está castigada con la pena de muerte, pero no son pocas las multinacionales que no se resisten a los yacimientos petrolíferos en la zona, como Repsol. Preguntados por si conocen la orientación sexual de sus empleados, desde la española responden que “nosotros no nos metemos en la intimidad de los empleados, no sabemos su orientación sexual ni les preguntamos por ello”. Añaden que “nosotros tenemos una política de diversidad global, que incluye a todo el mundo. No tenemos una política específica hacia el colectivo LGBT, sino que hacemos inclusión en general”. Respecto a los trabajadores LGBT que van a trabajar fuera, los denominados expatriados, aseguran que “antes de ir les proporcionamos todo tipo de información de integración cultural, lo que incluye datos, costumbres, valores, legislación, normas de comportamiento del lugar, para que puedan valorarlo todo bien”.

Otra nación de mentalidad similar es Arabia Saudí. Con la construcción del AVE a la Meca, Renfe ha pasado a tener importantes intereses en uno de los países más intolerantes con la homosexualidad. Pero sobre ello, la compañía considera que la orientación sexual “es algo que no preguntamos a nuestros empleados, no se nos pasa por la cabeza”. Y en el caso de tener empleados expatriados homosexuales, comentan que “si surgiera la situación, la valoraríamos individualmente”.

Rusia es otro de los países hostiles hacia el colectivo LGBT. Si bien no llega a castigar con la muerte a los homosexuales, desde 2013 existe una ley que no permite a los LGBT manifestar en público su condición, a riesgo de sufrir represalias a nivel institucional. A día de hoy son varias las empresas españolas con intereses en el país de Vladimir Putin, como Inditex, con 485 tiendas en Rusia a finales de 2015. Cuestionados sobre si es un factor tenido en cuenta antes de enviar trabajadores a Moscú, responden que “ Inditex pone a disposición de todos sus empleados en todo el mundo múltiples canales para que puedan transmitir cualquier situación relacionada con el respeto a la diversidad y la tolerancia cero de la compañía hacia cualquier clase de discriminación”. Otra de las compañías con intereses en Rusia es la fabricante de material ferroviario CAF, pero fuentes de la empresa admiten que no tienen “una política específica para el colectivo LGBT”.

Persecución penal a personas LGTB: crimen de lesa humanidad

76 PAÍSES PENALIZAN LA HOMOSEXUALIDAD Y 6 DE ELLOS LO ELEVAN A LA PENA MÁXIMA: LA MUERTE

El Parlamento de Canarias se convierte en la primera cámara legislativa del mundo en reconocer la persecución penal de personas por su orientación sexual o identidad de género como crimen contra la humanidad.

protesta yemen

Canarias ha dado un paso importante e histórico en la defensa de los derechos humanos del colectivo LGTB. El Parlamento autonómico ha respaldado por unanimidad de todos sus grupos una iniciativa legislativa que reconoce la persecución penal de las personas por su orientación sexual o identidad de género como crimen de lesa humanidad. Se trata de la primera Cámara legislativa de España y del mundo entero que reclama a la comunidad internacional medidas de protección a este colectivo y que marcará sin duda un precedente histórico.

La Proposición no de Ley, a la que ha tenido accesoNuevatribuna, insta al Gobierno de España, como miembro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, a impulsar una resolución “para que cese la inhumana persecución penal de todos estos seres humanos en razón de su mera orientación sexual o identidad de género, así como para promover su más completa protección ante otros actos de persecución igualmente inhumanos por parte de otros actores no estatales”, reza el texto.

La iniciativa, bajo la dirección letrada del experto en derecho penal internacional y derechos humanos Miguel Ángel Rodríguez Arias (*) ha sido respaldada por todos los grupos del Parlamento autonómico (PP, PSOE, Podemos, Coalición Canaria, Nueva Canarias y Grupo Mixto) y por colectivos como People Love People. Otras organizaciones LGTB valoran su adhesión como Kik-Kif (iguales), cuyo portavoz Samir Bargachi considera que existen suficientes elementos para considerar estos crímenes como crímenes contra la humanidad. “Hay muchos países que a un sector poblacional concreto o por su condición innata nos criminalizan, nos encarcelan, nos cuelgan en grúas”, señala.

PAÍSES DE MAYORÍA MUSULMANA

isis ejecuciones de gays

Samir, un joven de origen marroquí, dirige esta ONG, nacida en España en 2008 y con presencia también en otros países europeos, con el objetivo de apoyar, orientar y dar cobijo a refugiados y migrantes que huyen de sus países por miedo a ser castigados por su condición sexual o identidad de género. La mayoría provienen de naciones de mayoría musulmana. En pleno siglo XXI, 76 países penalizan la homosexualidad y la transexualidad con penas de cárcel e incluso con la pena máxima: la muerte. La pena de muerte se incluye en los códigos penales de 6 de esos países: Sudán, el norte de Somalia, el norte de Nigeria, Yemen, Arabia Saudí e Irán; también en Mauritania, aunque en la práctica no se aplica, explica Samir en declaraciones a Nuevatribuna. En países como Marruecos, el delito está tipificado en el artículo 489 del Código Penal con penas que oscilan entre los 3-6 meses y hasta 2-3 años de prisión, o multas económicas. En otros lugares está tipificado en diferentes preceptos que aunque no hablan concretamente de homosexualidad, sí se aplican como “actos licenciosos o contra natura” o de moralidad pública, como es el caso de Egipto.

LA BRUTALIDAD DEL ISIS

En el autodenominado Estado Islámico (ISIS), la situación se ha recrudecido para estas personas. La brutalidad con la que actúan los seguidores de Daesh es atendida en la ONU donde en uno de sus últimos informes cifra en 15 asesinatos durante 2015 de personas LGTB, un número que a ojos de Kif-Kifse queda corto: “Hay vídeos de cómo tiran a personas desde edificios, como queman a personas, nunca hemos visto nada tan salvaje”, relata Samir. Con la crisis de refugiados, la actividad de estas ONG se ha incrementado y profundizado en la política de asilo: en 2015, España concedió derecho de asilo a 77 personas y otras tantas esperan los centros de acogida una respuesta del Gobierno para escapar de horror. “Con la crisis de refugiados, en los últimos 2-3 años se ha dado protección a muchas personas de origen musulmán que en tiempos pasados solo se daban en casos muy contados”, afirma Samir.

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La situación de miles de personas en el mundo perseguidas por su condición sexual o identidad de género otorga a la iniciativa legislativa impulsada en el Parlamento de Canarias una importancia aún mayor. Se trata de una llamada de atención a los organismos internacionales para que tomen cartas en el asunto y promuevan políticas que erradiquen estas prácticas. Pero también promueve la investigación de esos delitos, en el marco de los derechos humanos, como crimen de lesa humanidad. La PNL insta al Ejecutivo central “para que haciendo uso efectivo de las facultades que le confiere el artículo 14 del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional promueva ante la Fiscalía de la Corte Penal Internacional, una investigación oficial e independiente respecto el crimen de persecución de lesa humanidad del que vienen siendo objeto miles de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales en distintos lugares del mundo”. Porque “amar no puede ser un delito y cuando una persona es perseguida, encarcelada y ejecutada por su mera orientación sexual o identidad de género se hiere la conciencia de la entera humanidad, y se atenta contra la dignidad consustancial de todo ser humano”, resalta el texto.

PRINCIPIOS DE YOGYAKARTA

“La homofobia, lesfobia, transfobia y la bifobia continúan siendo formas de discriminación todavía presentes en el día a día de nuestras sociedades, y de la existencia de miles de seres humanos que todavía hoy continúan siendo perseguidos, encarcelados y condenados a trabajos forzados, castigos físicos e incluso a la pena de muerte en razón de su mera orientación sexual o identidad de género”, señala la exposición de motivos de la PNL.

Esta iniciativa legislativa basa sus fundamentos en el artículo 7.1h del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional por el que se entenderá por crimen de lesa humanidad el ataque generalizado o sistemático contra una población civil en los actos de “persecución de un grupo o colectividad con identidad propia fundada en motivos políticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos, de género u otros motivos universalmente reconocidos como inaceptables con arreglo al derecho internacional”.

La iniciativa se basa en la Declaración Universal de Derechos Humanos y el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos, pero también los Principios de Yogyakarta: Principios sobre la aplicación de la legislación internacional de derechos humanos en relación con la orientación sexual y la identidad de género.

17 DE MAYO, DÍA INTERNACIONAL

La PNL también incluye declarar el 17 de mayo como Día contra la Homofobia, la Lesbofobia, la Transfobia y la Bifobia, que en el ámbito internacional se viene celebrando desde fechas recientes coincidiendo con la eliminación de la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales por parte de la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 17 de Mayo de 1990.

El debate y posterior aprobación de esta iniciativa se celebrará previsiblemente a finales de junio coincidiendo con la celebración del Día del Orgullo Gay (28 de junio 2016).


(*) Miguel Ángel Rodríguez Arias | Experto en Derecho Penal Internacional
-Autor de las primeras investigaciones jurídicas de los crímenes del franquismo y ‘bebés robados’
-Actualmente dirige la causa contra ETA en la Audiencia Nacional y en Argentina

La ONU rebaja sus compromisos para acabar con el sida en grupos clave como el LGTB

El director ejecutivo de ONUSIDA, Michel Sidibé, interviene en la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el sida en su sede de Nueva York, Estados Unidos, este 8 de junio de 2016.

El director ejecutivo de ONUSIDA, Michel Sidibé, interviene en la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el sida en su sede de Nueva York, Estados Unidos, este 8 de junio de 2016. EFE

2016 es un año clave para los acuerdos internacionales sobre VIH. El pasado septiembre los países miembros de la ONU suscribieron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la nueva estrategia mundial para combatir la pobreza y la desigualdad. Entre los objetivos, los países pusieron fecha de caducidad a la epidemia del sida: el año 2030. Las Naciones Unidas celebraban esta semana en Nueva York la primera gran cita para caminar hacia ese reto y la sociedad civil ya ha sufrido una fuerte desilusión. Varios colectivos clave afectados por el virus, como los transexuales y los consumidores de drogas, han quedado excluidos de los compromisos más firmes, que han quedado diluidos respecto al borrador inicial del encuentro.

El  borrador cero de la Reunión de Alto Nivel de Naciones Unidas para Poner Fin al Sida, celebrada entre el 8 y el 10 de junio en Nueva York, había generado expectativas entre los colectivos que luchan contra el sida. Había algunas menciones sobre grupos especialmente vulnerables al VIH que consideraban básicas para acabar con la pandemia dentro de 14 años. Son los trabajadores del sexo, transexuales, homosexuales, presos y consumidores de drogas, entre otros. Pero las mayores apuestas se han caído del texto final de la Declaración Política. El motivo: el rechazo de varios países como Rusia, Camerún, Arabia Saudí e Irán, cuyos gobiernos tienen políticas y leyes discriminatorias con esta población.

“Estamos desolados por cómo se ha apartado a la población clave en el compromiso que se ha redactado en Nueva York. Mientras no tengamos un enfoque de derechos y seamos sensibles a las poblaciones más vulnerables, no acabaremos con el sida en 2030”, lamenta el presidente de Cesida (Coordinadora estatal de VIH y sida), Juan Ramón Barrios.

La misma crítica comparte Vanessa López, directora de la ONG Salud Por Derecho. La representante de la organización ha estado presente en la reunión en Nueva York, en la que ha visto cómo el lenguaje sobre los colectivos más vulnerables perdía fuerza. “En cambio, estamos más satisfechos por los compromisos adquiridos y el lenguaje utilizado con las mujeres y niñas, teniendo en cuenta la violencia de género”, indica.

Veto a 22 ONG de colectivos vulnerables

Una de las menciones que ha desaparicido del texto final, por ejemplo, es la de “eliminar las leyes, políticas y prácticas punitivas que impiden el acceso a los servicios de VIH”. Ha sido sustituida por “promover leyes, políticas y prácticas que permitan acceder a los servicios de VIH y acabar con el estigma y discriminación”. En la versión del documento cero había en este caso una enumeración expresa de los colectivos vulnerables que desaparece en el documento suscrito por los estados.

Las críticas por discriminación en la cumbre de la ONU comenzaron antes de que la propia reunión empezara. Un total de 22 ONG, muchas representantes de colectivos LGTB y de usuarios de drogas, fueron vetadas por varios países, los mismos que muestran reticencias y tienen políticas discriminatorias hacia esta población. La intermediación del presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas, Mogens Lykketoft, intermedió para reducir esa cifra de las 49 a las 22, según explicó a The New York Times. “Nosotros hemos hecho todo para incluir al mayor número de ONG posibles”, indicó y recordó la posibilidad de estos estados de impedir la asistencia de ciertas organizaciones, según las normas de la ONU.

Vanessa López afirma que, ante el resultado final del documento y la prohibición de asistencia de estas organizaciones, “varios países han reconocido que el lenguaje se ha quedado muy flojo para estos colectivos, por ejemplo Australia, Canadá, Estados Unidos y la UE”. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, también mencionó a estos grupos en su discurso. “Cualquier persona afectada debe tener acceso a servicios de VIH completos, sin discriminación: jóvenes, migrantes, mujeres y niñas, trabajadores sexuales, hombres que practican sexo con hombres, personas que se inyectan drogas, transexuales y presos”, enumeró el diplomático surcoreano.

El presidente de Cesida es más crítico. “Es que estamos muy enfadados con el resultado, porque aunque la declaración de la UE vaya en este sentido, la declaración es otra”, lamenta Juan Ramón Barrios. Las consecuencias de un lenguaje poco claro, argumentan en Salud Por Derecho, es que “estas personas cuando vuelvan a sus países de origen y no haya tratamientos para ellos o existan políticas que los discriminen, no podrán sujetarse a una recomendación expresa de la ONU”.

Acabar con la pandemia en 2030

López señala varios puntos que, por el contrario, sí han contado con una buena recepción en la organización. “Destacamos el objetivo de que los 30 millones de personas que viven con VIH tengan acceso a tratamiento para el año 2020 y también el objetivo 90–90–90 para 2020”. Este compromiso pretende que el 90% de las personas que viven con VIH conozcan su estado serológico, que el 90% de las personas que sí lo conocen reciban tratamiento y que el 90% de las personas que ya lo reciben supriman la carga viral. “En materia de financiación también es importante revalidar el compromiso de llegar a una inversión en 2020 de 26.000 millones de dólares anuales”, añade Vanessa López.

La pretensión de poner fin a la pandemia del sida en 2030 es, según Salud Por Derecho, Cesida y el secretario general de Naciones Unidas, “posible”. “Eso no se imaginaba hace años. Sabemos ahora que es posible y ahora la cuestión es ver cómo hacemos el sprint final”, dice López. En el camino hay que combatir ciertos obstáculos, como la falta de acceso a medicamentos en algunos países, entre las que destacan África Occidental y Central, recuerdan en Médicos Sin Fronteras. La cobertura mundial del tratamiento antirretrovírico alcanzó el 46% a finales de 2015, según ONU Sida. En 2014, la cifra de personas afectadas por el sida era de 36,9 millones, recoge la OMS.

Sanidad no envía a ningún representante

La cumbre también ha sido el reflejo de “la falta de interés y de voluntad política” del Gobierno de España en este tema, indica el presidente de Cesida. El Ministerio de Sanidad no ha enviado a ningún representante a la reunión internacional, como  adelantó la Cadena Ser. Según fuentes oficiales consultadas por eldiario.es, la razón es “una cuestión de agenda, como ocurre con otras reuniones internacionales”. La reunión pretendía señalar el camino para los próximos años para acabar con la pandemia. Las anteriores reuniones de este tipo tuvieron lugar en 2006, 2008 y 2011. Según Vanessa López, presente en todas ellas, siempre han asistido los ministros de Sanidad o técnicos especialistas del Ministerio.

Ante las preguntas sobre cuál es la postura que ha defendido el Gobierno de España en este encuentro –al que ha asistido el embajador en la ONU–, estas mismas fuentes del Ministerio de Sanidad afirman que “lo desconocen” puesto que no son la misión que ha asistido a la reunión.

Las organizaciones sociales recuerdan que en la anterior legislatura todos los partidos, incluido el PP, apoyaron una PNL (proposición no de ley) para aumentar la inversión en la luha contra el sida. España rebajó hasta cero la cantidad que invertía en el Fondo Mundial contra el Sida. No aporta ni un euro desde 2011; en 2009, la inversión era de más de 180 millones de dólares anuales. “Lo que le pedimos a este gobierno o al que venga tras las elecciones es que se redima en septiembre, en la Conferencia de Reposición de Fondos del Fondo Mundial”, dice Vanessa López. Como ejemplo, Italia que también anuló sus contribuciones y ha vuelto a destinar recursos a esta partida.

Antes, en julio, tendrá lugar la Conferencia Internacional del Sida, que se celebra cada dos años. Otra oportunidad para participar en la estrategia mundial contra el VIH. Los pasados años en la lucha contra el sida han demostrado que algunas apuestas e inversiones funcionan: las condiciones de vida de las personas contagiadas mejora, han bajado las infecciones, se alarga la vida de los enfermos. Todavía queda muchopor hacer: 1,1 millones de personas murieron en 2015 a causa del virus.

La revolución de la familia

Los hogares están sufriendo una metamorfosis de puertas adentro. Año tras año crecen las familias monoparentales, las homoparentales, las parejas del mismo sexo, las de hecho, los nacimientos extramatrimoniales…

UN REPORTAJE DE MARTA MARTÍNEZ – Domingo, 12 de Junio de 2016

Imagen de una familia paseando por la calle

Imagen de una familia paseando por la calle. Foto: Jose Mari Martínez

ITZIAR decidió ser madre en solitario hace dos años. “Es algo que he tenido claro siempre. Con 33 años me vi preparada y con muchas ganas y se dio la circunstancia de que en esos momentos no tenía pareja, pero no me pareció un obstáculo, así que me puse a ello”, explica esta bilbaina. Un año y medio después nació su hijo, “lo más grande que he hecho nunca”. Itziar, profesora de instituto, es miembro de la Asociación de Madres Solteras por Elección (MSPE), que cuenta con medio centenar de socias en Euskadi. Están organizadas, realizan actividades de ocio con sus hijos “para que las madres compartan sus experiencias y para que los niños jueguen entre ellos y conozcan a otros niños en las mismas circunstancias que ellos”, pero también reclaman su espacio en la sociedad. “Cada vez más mujeres deciden ser madres en solitario y queremos que se nos tenga en cuenta. Este último año nos hemos reunido con partidos políticos para exponerles nuestra situación, porque nos damos cuenta de que ni siquiera se percatan de esta realidad. Están empezando a enterarse de que existimos”, sostiene esta mujer bilbaina.

El número de familias monoparentales crece año tras año; actualmente rozan los dos millones en el Estado español, uno de cada diez hogares. Sin embargo, Itziar se queja de que “todavía no ha calado del todo que los modelos de familia están cambiando y que ya no todo se ajusta a ese patrón de dos adultos y uno, dos o tres niños”. Y pone un ejemplo, “un pequeño detalle que no lo es tanto”: “En los polideportivos no puedo beneficiarme del típico abono familiar, porque contempla la familia como compuesta por dos adultos”.

Itziar sostiene que “el hecho de tener cierta seguridad económica me animó a lanzarme a la aventura”. Cuenta, además, con el apoyo de sus padres para conciliar vida laboral y familiar. Sin embargo, no todos los hogares monoparentales son por elección o no todas las personas que desean tener descendencia en solitario pueden asumir el coste que supone la crianza de un hijo. Y es ahí donde las políticas públicas juegan un papel fundamental. En este sentido, Save the Children alertó el año pasado de que el 38% de los núcleos familiares monoparentales vive por debajo del umbral de la pobreza.

Al igual que las familias monoparentales, crece también el número de hogares homoparentales, las personas que viven solas, las parejas del mismo sexo, las parejas de hecho, los hijos nacidos fuera del matrimonio y las familias reconstituidas -compuestas por dos adultos que forman un nuevo núcleo familiar, en el que uno de los miembros, o los dos, aporta hijos de una relación anterior-. La diversidad gana terreno a lo que hasta hace unos años se consideraba la familia tradicional, es decir, el matrimonio heterosexual con hijos, una metamorfosis que se viene gestando en los hogares desde hace 40 años.

“Todo empieza en los años 70, cuando empieza a haber menos control por parte de la Iglesia. La gente empieza entonces a organizar su vida con criterios propios, empieza a elegir si quiere casarse o no, si quiere tener hijos o no, cuándo los quiere tener, cosas que antes no se elegían porque venían dadas por las normas culturales y sociales. A partir de entonces, ese control empieza a relajarse”, explica Joseba Zalakain, director del SIIS Centro de Documentación y Estudios. Según el sociólogo, las políticas públicas “siempre van por detrás de los cambios”, por lo que su adaptación a esta nueva realidad social es lenta. “Las políticas han respondido con bastante rapidez a los cambios que tienen que ver con derechos civiles como en el caso de las parejas de hecho, las uniones de personas del mismo sexo, pero en el terreno de los derechos sociales han ido más despacio. Probablemente lo que más les ha costado es adaptarse a la incorporación de la mujer al mercado de trabajo, ahí han respondido bastante mal”, explica Zalakain.

MENOS MATRIMONIOS Emili, de 33 años, y Guille, de 41, esperan su primera hija para agosto. Inmersos en los preparativos del parto, la llegada del bebé a sus vidas y los planes para adquirir una vivienda propia, el matrimonio no entra en sus planes. “La opción tradicional de matrimonio no representa lo que somos o lo que son las parejas ahora. Una pareja se supone que se basa en el amor y el apoyo mutuo, dos personas con un proyecto de vida en común, ¿por qué tenemos que jurar nuestro amor eterno ante un ayuntamiento?”, asegura Emili. “Porque de la Iglesia ni hablamos”, aclara.

“Antes, una de las dos personas, tradicionalmente la mujer, dependía económicamente del marido y si no estabas casada con ese señor no te quedaba pensión. Pero a día de hoy la situación ha cambiado. Nosotros trabajamos los dos, tenemos independencia económica y solvencia. Ahora mismo estamos pensando en comprarnos una casa, en cómo va a ser el parto y cómo va a ser nuestra hija, está tan claro que Guille y yo somos pareja… ¿De verdad tengo que demostrarlo?”, reflexiona. “Puede que el matrimonio esté en desuso y que actualmente haya otra manera de unirse. Además, que no es tan sencillo, no es cosa de un día. Tienes que elegir fecha en el ayuntamiento, y a ver para cuándo te dan, tienes que llevar testigos y tienes que pagar”, continúa. Emili aboga por simplificar las cosas: “A mí me vale con firmar en un registro, más que nada para tener derechos sobre él en caso de que le pasara algo y al revés”.

Las cifras corroboran que esta opinión está en auge. Así, de los 17.000 matrimonios anuales que tenían lugar en 1975 en Euskadi, se pasó a 10.000 apenas seis años después. Actualmente, la cifra se sitúa en 7.500. De ellos, además, una aplastante mayoría, el 76,5% son civiles. El número de matrimonios decrece cada año, mientras que aumenta el de parejas de hecho. Los hijos extramatrimoniales también son una tendencia al alza. En Euskadi representan cuatro de cada diez nacimientos anuales.

Otra realidad que ha cambiado con el paso del tiempo es el de la maternidad. Hoy en día, la media de edad en que las mujeres tienen hijos en Euskadi está en 32,6 años. Asimismo, la tasa de fecundidad de la población vasca se sitúa en 1,38 hijos. “Se ha producido un retraso en la emancipación y esto ha dado lugar a un retraso en la edad de tener hijos. Y cuanto más tarde empiezas con el primer hijo más difícil es tener dos o tres”, explica Zalakain. Las estadísticas señalan que el número de hogares aumentó el año pasado, pero su tamaño se redujo una vez más. En Euskadi, los hogares están compuestos por una media de 2,39 personas, por debajo de la estatal (2,51).

FAMILIAS RECONSTITUIDAS Otro de los tipos contemporáneos de hogares es el de las familias reconstituidas. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), 2,3 millones de personas en el Estado español son separadas o divorciadas -en 2014, se produjeron siete rupturas por cada diez matrimonios-. Asimismo, en diez años (2001-2011), los núcleos reconstituidos con hijos menores de 18 años aumentaron en el Estado más de tres puntos porcentuales y ahora representan el 7,4% del total de las parejas.

La versión más habitual de familia reconstituida es la conformada por una mujer que aporta en exclusiva los hijos al nuevo hogar -el 71%-, mientras que en el 25,6% de los hogares reconstituidos son del hombre en exclusiva. Las familias en las que los dos miembros de la pareja han aportado hijos propios suponen el 3,4%. Los sociólogos denuncian la invisibilidad estadística de estas nuevas familias, que influye en su escaso reconocimiento. Cada vez más, señalan, los hijos comparten temporalmente dos hogares reconstituidos a su vez, en una fórmula que llaman “familia constelación” y que resulta indetectable en el censo dada la imposibilidad de inscribir a un menor en dos hogares.

Advertir contra el “imperio gay” es libertad de expresión de Cañizares, según la Conferencia Episcopal

“Hay que reivindicar el derecho de todos los ciudadanos a poder expresar lo que opinan”, según el vicesecretario de Asuntos Económicos

El arzobispo de Valencia, el cardenal Antonio Cañizares

Antonio Cañizares, arzobispo de València EFE

El vicesecretario para Asuntos Económicos de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y presidente del grupo COPE, Fernando Giménez Barriocanal, ha reivindicado el derecho a la libertad de expresión de todos los ciudadanos en relación a las palabras del arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, que advertían del “imperio gay”.

Así se ha manifestado Barriocanal al responder a la pregunta de si teme que declaraciones como las de Cañizares contra el “imperio gay” y los movimientos feministas y por preguntarse si los refugiados  “eran trigo limpio” puedan condicionar a los contribuyentes españoles a la hora de marcar la casilla de la Iglesia católica a la hora de hacer la declaración de la renta.

“Hay que reconocer la libertad expresión de todo el mundo y a partir de ahí cada uno hace sus composiciones de lugar, creo que hay que reivindicar el derecho de todos los ciudadanos a poder expresar lo que opinan”, ha subrayado durante la rueda de prensa de presentación de la Memoria de actividades de la Iglesia católica.

Ha reconocido que cada contribuyente “hace su juicio de valor” y ha agradecido la generosidad de los 7,3 millones de contribuyentes que marcaron la casilla de la Iglesia en 2014.

No obstante no todos comparten este mismo punto de vista, especialmente los colectivos objetivo de críticas del purpurado. Así el colectivo LGTB Lambda presentó la semana pasada una denuncia contra el arzobispo Cañizares en la Fiscalía por “odio y homofobia”. Por su parte la  Red Española del Refugiado también emprendió acciones legales contra el obispo por sus declaraciones de tinte xenófobo.

La condena de ser gay… también en Senegal

Un proyecto de ley impulsado por una asociación islámica pretende endurecer aún más la persecución que ya sufren los homosexuales

Fatou Sow y Djamil Bangoura

Fatou Sow y Djamil Bangoura. JOSÉ NARANJO

“Estamos peor, mucho peor que antes”. Djamil Bangoura, presidente de la asociación senegalesa de defensa de los homosexuales Prudence, no tiene ninguna duda. Senegal es un país que destaca en el contexto africano por su sólida democracia, así como por su hospitalidad, tolerancia, pacifismo y respeto de los Derechos Humanos, con ejemplos significativos como el reciente juicio contra el ex dictador chadiano Hissène Habré. Sin embargo, en lo que atañe a la homosexualidad las noticias no son buenas: intentos de linchamiento, estigma, agresiones o penas de prisión siguen siendo moneda corriente para los gays y lesbianas en un país en el que, aunque ya existe una disposición legal que penaliza los “actos contra natura”, está sobre la mesa un proyecto de ley para prohibir el hecho de ser homosexual.

El pasado 24 de diciembre de 2015 una pareja gay decidió celebrar una boda (no permitida por la ley) en un colegio de Kaolack, para lo que invitaron a sus amigos venidos de distintos puntos del país. “Sobre las dos de la madrugada irrumpió la policía”, relata Cherif Ndiaye, presidente de la asociación Alerte Action de lucha contra el sida de Kaolack, “había más de cuarenta personas presentes en el lugar pero solo pudieron detener a once”. Al día siguiente, tras correrse la noticia, decenas de personas enfurecidas se congregaron delante del cuartel de Policía con la intención de linchar a los jóvenes. Sin embargo, en una controvertida decisión, las autoridades decidieron ponerles en la calle asegurando que no habían cometido ningún delito.

La liberación se produjo en un lugar apartado a cinco kilómetros de la ciudad por temor a la reacción popular. Aún así, los jóvenes han tenido que huir de la ciudad, unos a Dakar y otros incluso al extranjero, dejando atrás sus vidas y sus puestos de trabajo. La tienda de la familia de uno de los jóvenes fue saqueada y quemada y la habitación en la que residía otro, totalmente arrasada. “La policía grabó un vídeo con sus rostros y llegó a las redes sociales, con lo cual ya estaban señalados. Lo peor es que durante las semanas posteriores hubo agresiones y amenazas a homosexuales por todas partes, porque en cuanto sale algo así en los medios de comunicación todos estamos en peligro”, añade Bangoura.

En otro nivel, las iras se dirigieron contra el fiscal que decidió no inculpar a los once jóvenes así como contra el ministro senegalés de Justicia, Sidiki Kaba, quien destacó que la ley senegalesa no persigue a los homosexuales por el hecho de serlo, sino las prácticas sexuales entre personas del mismo sexo (artículo 319 del Código Penal que prevé penas de cárcel de entre uno y cinco años así como una multa de hasta 2.300 euros). Tras estas declaraciones, la asociación islámica Jamra, muy presente como parte de un lobby de presión homófobo desde hace años en Senegal, ha decidido dar un paso más allá y promover una ley contra la homosexualidad como tal.

El pasado 8 de mayo, a instancias de Imam Massamba Diop, el mediático líder de Jamra, el diputado Mberry Sylla, miembro de la Alianza por la República (APR), el partido en el poder, presentaba un proyecto de ley para prohibir la homosexualidad. Y al menos 80 diputados de distinta ideología y adscripción política han firmado ya a favor de esta iniciativa. El Gobierno senegalés se encuentra entre la espada y la pared de unos acuerdos internacionales de respeto a los Derechos Humanos y una sociedad en la que la homosexualidad se percibe como algo satánico, de lo que casi ni se puede discutir con sosiego, así que sabe que manifestarse claramente en contra de esta iniciativa puede suponerle un enorme desgaste interno. “Si se aprueba esta ley será una catástrofe para nosotros”, asegura Bangoura.

El debate está presente en la sociedad senegalesa desde hace años, aunque muchos que piensan “allá ellos” y que se muestran más tolerantes con la sexualidad de los gays, “siempre que sea en privado”, no hablan demasiado por temor. Durante la campaña electoral de 2012, el actual presidente Macky Sall se vio obligado a desmentir públicamente que pretendiera despenalizar la homosexualidad tras una virulenta campaña que le vinculaba a “lobbys pro gay”. De no haberlo hecho seguramente no habría ganado las elecciones. En 2013, durante la visita del presidente Barack Obama a Dakar los periodistas estadounidenses le volvieron a preguntar. Y Macky Sall dijo su famosa frase de que “la sociedad senegalesa no está preparada” para esa hipotética despenalización.

Más aún. Durante el reciente referéndum constitucional del pasado 20 de marzo, los partidarios del no aseguraron que la reforma de la Carta Magna escondía un intento de legalizar la homosexualidad, lo que no era cierto, e incluso algunos se negaron a votar alegando que las papeletas eran rosas. “Cada vez que hay una cita con las urnas sufrimos”, añade el presidente de la asociación de homosexuales Prudence, “los políticos usan la homofobia para ganar votos o para criticar a su rival”. Los medios de comunicación tampoco contribuyen a calmar las cosas. “Amplifican el mensaje de quienes quieren arrojarnos piedras porque piensan que eso les da lectores, cada vez que sacan el tema venden todos los ejemplares”.

Fatou Sow es presidenta de la asociación Kiraay que pretende dar protección y cobijo a las lesbianas senegalesas. Obligada a casarse cuando apenas era una niña y por fin divorciada, hoy oculta su verdadera identidad sexual de las miradas indiscretas. “Efectivamente, Senegal ha firmado acuerdos internacionales, pero el sistema de Naciones Unidas no ejerce la suficiente presión para que se respeten dichos compromisos”, explica. Jolie Niang, también miembro de Kiraay, fue violada y se quedó embarazada cuando era adolescente. “Yo solo quería estar con chicas, nunca me gustaron los hombres. Tenía una novia, pero mi madre se enteró y me echó de casa. Ahora no tengo domicilio fijo, voy de un piso a otro allí donde me dan acogida”, asegura.

Hace unos meses, decenas de estudiantes de la Universidad Cheikh Anta Diop de Dakar grabaron en vídeo cómo agredían y humillaban a un joven al que acusaban de haber intentado ligar con otro chico en un vestuario. “A los homosexuales hay que apedrearlos hasta la muerte”, asegura Moustapha, un joven profesor de español que recuerda el día en que junto a un grupo de amigos desenterró el cadáver de un gay que había muerto de sida y lo arrojó a un vertedero. “Esas personas no deben compartir espacio sagrado con el resto de los ciudadanos. Están malditos, incluso pisar donde pisan da tres años de mala suerte”, añade.

Y, sin embargo, no siempre fue así. “La homosexualidad no es algo nuevo. Recuerdo cuando era pequeña la presencia de los gordjiguene (hombre-mujer, en wolof) en las casas. Estaban con las mujeres, cocinaban, participaban incluso en las ceremonias. Nadie les pegaba, no había problemas con ellos”, asegura Fatou Sow. Para Djamil Bangoura, el incremento de la homofobia tiene que ver con dos aspectos, la penetración del radicalismo religioso y las nuevas tecnologías. “Antes no estaba en la cabeza de la mayoría de la población que dos hombres pudieran tener sexo entre ellos y losgordjiguene eran tolerados, incluso como algo simpático. Pero desde hace unos quince años con la llegada de Internet muchos han visto fotos en páginas porno de lo que puede ocurrir entre dos hombres y ha surgido un mayor rechazo”, explica.

Senegal es sólo una muestra del incremento de la homofobia en el continente africano, algo que ha sido denunciado en reiteradas ocasiones por organizaciones de Derechos Humanos como Amnistía Internacional. Pero incluso así no es el peor rincón de África para ser gay o lesbiana. En países como Mauritania, Gambia, Sudán o Somalia existe pena de muerte y en otros como Uganda, Nigeria o Liberia la legislación se ha endurecido en los últimos años. Esta tónica general sólo se rompe en países como Sudáfrica, donde, a pesar de que se siguen produciendo agresiones homófobas, es el único estado africano que permite las uniones gays, mientras en otros lugares como Cabo Verde, Isla Mauricio o Seychelles se percibe una mayor tolerancia.

Para Djamil Bangoura y Fatou Sow, que pertenecen a asociaciones legales bajo la cobertura de la lucha contra el sida y la exclusión social, la lucha contra la homofobia pasa por la visibilidad pese a los riesgos que esto conlleva. “En Senegal tiene mucho peso la religión, pero Macky Sall es el presidente de todos los senegaleses y, por tanto, debe defender también a las minorías”, dice Bangoura. “Sabemos que no veremos un cambio de la situación con nuestros ojos, quizás nuestros hijos o nietos sí, pero no vamos a arrojar la toalla. Merecemos poder salir a la calle sin miedo”, remata Sow. Ambos activistas estarán durante unos días de gira por España para recabar apoyos y tejer una red de solidaridad internacional. Saben que el camino es largo y que está lleno de espinas.

Cañizares, los gays y los refugiados

José María Calleja

Monseñor Cañizares, cardenal arzobispo de Valencia, está convencido de que el feminismo “es la ideología más insidiosa y destructiva de la humanidad de toda la historia”. Nada menos. No aporta Cañizares siquiera una leve contabilidad en la que sostenga semejante afirmación. Tampoco somete su sentencia a un estudio comparado, no sé, con los miles de homosexuales y gitanos exterminados por el nazismo por ser lo que eran, asunto este, desde luego, infinitamente menos conocido que el exterminio de judíos, también bastante destructivo.

Para Cañizares existe un “imperio gay” que el furioso cardenal pretende destruir antes de que contraataque y acabe definitivamente con la familia, objetivo, al parecer evidente, de feministas, gays y otras gentes de ese jaez.

Estas opiniones de Cañizares no son nuevas, pero se han excitado hasta un límite inédito en su expresión como reacción a la Ley Integral de Transexualidad, que promueve el gobierno autonómico valenciano.

Cañizares, en modo okupa, llama a desobedecer esas leyes, que califica de “inicuas” y que, según él, tratan de imponer “poderes mundiales”. Le ha faltado decir judeomasónicos.

El colectivo LAMBDA y más de cuarenta organizaciones LGTB han denunciado a Cañizares por “odio y homofobia”, por hacer afirmaciones que pueden incitar al odio con sus palabras machistas. Cañizares dice que hay una campaña contra él, orquestada por el que considera muy calumnioso Ximo Puig, presidente de la Comunidad Valenciana, que perpetra el pecado eterno de promover la ley de Transexualidad.

Después de soltar la incendiaria homilía, Cañizares ha dicho que retira lo que haya podido ofender, pero que hay que entenderle: el imperio gay, los partidos políticos y buena parte de la Humanidad están en campaña para destruir la familia cristiana. Familia, cristiana o laica, que no existiría, la verdad, si todos fueran como Cañizares.

En la misma línea de pensamiento fanático, aunque con otro dios de referencia, el primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, acaba de decir que la mujer que no tiene hijos o no trabaja en casa, es solo media mujer, que ataca también a la familia y que no sabe lo que se pierde.

Cañizares es autor de análisis campanudos, como aquel que trataba de explicar los atentados terroristas sufridos en Atocha el 14 de marzo de 2014, con 191 asesinados, porque en España se había “pecado mucho”. Un análisis realmente sincrético, pues suponemos que los españoles pecadores, destinatarios del atentado, eran católicos de nacimiento, mientras que la mortal penitencia la impusieron islamistas.

Isabel Bonig, la jefa aún no imputada del muy imputado PP valenciano, ha firmado junto con otros paisanos -no sabemos si Rita Barberá se acabará animando-, una carta de apoyo a Cañizares. Bonig y Cañizares no entienden que robar hasta en la visita del Papa a Valencia sea un ataque a la familia, a la decencia o a leyes que hay que cumplir.

Por otra parte, ni Cañizares ni su cuate en esto de arremeter contra el feminismo y la homosexualidad, el ínclito arzobispo de Alcalá, Juan Antonio Reig Plá, han tenido hasta ahora ni media homilía para denunciar a sus conmilitones pederastas, por ejemplo.

Para comprar el paquete completo, Cañizares también ha arremetido contra los refugiados, esos seres aparentemente humanos que tratan de llegar a Europa ahogándose en el intento, que huyen del terror y que para el arzobispo de Valencia “no son trigo limpio”. Su sentencia le ha valido otra querella.

Me sorprende esa capacidad tan exacta, así de Cañizares como de Erdoganes, para medir, dividir, partir en dos, evaluar con precisión cirujana a multitudes, sean mujeres, refugiados o gentes LGTB, y para erigirse en defensores auténticos de la familia.

Las victorias incompletas del movimiento LGTB en Colombia

A pesar de los avances en la ley, no existen garantías para el acceso a los derechos que evidencian la igualdad

ana y veronica lograron que el constitucional les reconociera la adopción de los hijos biológicos de una de ellas

Un anuncio de página entera en un diario nacional los tildaba de enfermos, decía que eran abusadores de niños y que estaban propagando el sida en el país. El aviso, pagado por un grupo religioso y algunos políticos de la derecha de Colombia, originó que a principios de los años 2000, el movimiento LGTB se consolidara en el país. Se unieron para defenderse y buscar garantías ante la ley.

Desde el 2004 el país empezó a vivir avances importantes en materia de igualdad, aunque el mismo Estado ha dificultado el acceso a los derechos que la Corte Constitucional ha amparado. “La legislación es maravillosa, pero hacemos un reclamo para que se cumpla”, dice Marcela Sánchez, de la ONG Colombia Diversa, una de las organizaciones que trabaja por el respeto de las garantías en pro de la igualdad.

Colombia ha sido pionera en aprobar derechos patrimoniales y de pensión de sobrevivientes a parejas del mismo sexo, así como dar vía libre al matrimonio y la adopción gay. Sin embargo, abundan los casos que quedan solo en el papel. Las demandas para que el Estado cumpla con lo que le corresponde parecen ir en aumento a medida de que se aprueba una nueva ley a favor del movimiento LGTB. El desconocimiento de la normativa jurídica por parte de los empleados públicos y la presión de la Iglesia e instancias como la Procuraduría han hecho que a la hora de la verdad, sea difícil hacer valer lo que se ha ganado en la legislación. Estos son algunos casos.

La primera pareja con aval para adoptar no ha podido hacerlo

Ana Elisa Leiderman y Verónica Botero

Ana Elisa Leiderman y Verónica Botero. JUAN CARLOS ZAPATA

Desde 2014, Ana Elisa Leiderman y Verónica Botero están esperando que se cumpla la decisión de la Corte Constitucional que les permite adoptar a los dos hijos biológicos de una de ellas. Su caso fue catalogado como “histórico” y aunque la justicia reiteró que la condición sexual de una pareja no es motivo para negar el derecho a adoptar, ellas siguen luchando contra un sistema que se opone a reconocerlas como familia.

Los dos niños, de ocho y seis años, nacieron a través de inseminación artificial. Ana Elisa fue la encargada de llevarlos en el vientre, pero las dos son las mamás. “Tenemos la vida de una familia normal. Los llevamos al colegio, a vacaciones, no les falta nada”, dice Verónica, que para la ley es una desconocida para sus propios hijos. Ana Elisa y Verónica, que formalizaron su relación fuera del país, ahora batallan contra una petición elevada desde la Procuraduría que exige que para que el proceso se dé, deben encontrar al padre biológico de los menores.

“Ahora nos piden que busquemos al donante para que reconozca a los niños como suyos y nos entregue la patria potestad. Nuestro caso abrió la puerta para que otras parejas pudieran adoptar, pero nosotras seguimos sin poder hacerlo”, lamenta Verónica, que recuerda que la decisión del Constitucional reiteró que el derecho de los menores a tener una familia está por encima del deseo de las parejas de tener hijos. “Toda esta pelea es por los niños, necesitamos darles garantías jurídicas”, dice Ana Elisa.

Si llegara a faltar la mamá biológica, los niños quedarían en manos del Instituto de Bienestar Familiar (ICBF), una instancia del Estado en donde en la actualidad al menos 4.000 menores abandonados esperan por una familia que los adopte. “No los podría tener yo, a pesar de que he asumido el papel de mamá desde que nacieron”, señala Verónica.

Se unieron como pareja, pero siguen siendo “solteras”

Tatiana Peláez y Viviana Jordan

Tatiana Peláez y Viviana Jordan. JUAN CARLOS ZAPATA

Tatiana Peláez y Viviana Jordan, de 31 y 27 años, conviven desde hace tres años bajo la figura de unión marital de hecho. Algo así como una “etapa más que un noviazgo, pero menos que un matrimonio”, dicen ellas. Después de que en 2013, la Corte Constitucional encargó al Congreso legislar sobre las uniones de parejas del mismo sexo, quienes querían formalizar sus relaciones se tropezaron con un limbo jurídico. Algunas lograron que los jueces y notarios las casaran, pero otras solo encontraron como opciones la unión marital de hecho y la unión solemne, documentos que no les garantizaban los mismos derechos que un matrimonio civil.

“Llamábamos a pedir información en las notarías y el tono de quienes nos atendía cambiaba cuando le decíamos que éramos dos mujeres que queríamos casarnos”, cuenta Viviana. “La primera solicitud fue rechazada porque la Procuraduría intervino para decir que un matrimonio solo podía darse entre un hombre y una mujer”, relata Tatiana. Hicieron dos intentos más hasta que firmaron la unión marital de hecho, una figura que no es reconocida en todo el mundo y que no tiene los mismos efectos civiles que un matrimonio, un derecho al que sí pudieron acceder decenas de parejas durante el vacío jurídico que hubo desde el año 2013.

“Yo no estoy en contra del matrimonio de las personas del mismo sexo, pero sé que a los jueces que los han celebrado, la Procuraduría los acosa”, recuerda Tatiana, cuando habla de una de las respuestas que le dio un juez. Ahora, que el Constitucional se pronunció de nuevo sobre el tema y señaló que los jueces y notarios están en obligación de celebrar matrimonios a parejas del mismo sexo, Tatiana y Viviana esperan decir muy pronto que están casadas. “No queremos seguir dando explicaciones sobre esa figura que firmamos y que nadie entiende, ni que nuestro estado civil siga siendo el de solteras”, insiste.

Laura Weins.

Laura Weins. JUAN CARLOS ZAPATA

“Que el sistema de salud reconozca nuestra identidad”

Laura Weins ha asumido su identidad como transexual para llevar el liderazgo de esta población, a través del Grupo de acción y apoyo a personas trans (GAAT). Aunque habla de los logros que han tenido en la ley, como la posibilidad de cambiar de nombre y de género en el documento de identidad, ve con preocupación cómo otras garantías, que también están en el papel, no se cumplen. Menciona el cambio de sexo o los tratamientos hormonales que el sistema de salud les debería conceder. También denuncia la violencia de la que son víctimas y la falta de oportunidades laborales. “Mientras algunos luchan por casarse y adoptar, nosotros solo pedimos que nos respeten la vida y que nos den oportunidades laborales”.

Weins dice que la edad promedio de vida de los transexuales en Colombia es de 30 años y cuenta que un alto porcentaje de los que sobreviven a la violencia termina en la prostitución. Asegura que mientras la mayoría de esfuerzos se han destinado a la lucha de parejas del mismo sexo, a los trans los tienen en el olvido. “Ya es hora de que piensen en nosotras”, reclama.

Amanda

Amanda. JUAN CARLOS ZAPATA

Batallando por sus derechos hasta el final

Amanda se refiere a “su compañera de vida” cuando evoca a Amparo, su esposa. A sus casi sesenta años recuerda lo difícil que era hasta hace un par de décadas reconocer que era lesbiana. “Si una mujer soltera con hijos era mal vista, imagínese lo que pensaban de nosotras”, cuenta. Cuando quisieron garantizar la seguridad patrimonial de Amanda ante el cáncer que padecía su pareja, se encontraron con un Estado que no las quería reconocer, a pesar de llevar más de 30 años de convivencia.

“Con la enfermedad, aumentó la preocupación por lo que podría pasar ante la ley si ella faltara”, cuenta. Estuvieron más de un año intentando hacer trámites para garantizar los derechos pensionales, hasta que meses antes de la muerte de Amparo lograron que un juez en la costa colombiana aceptara casarlas. “Todos nos daban excusas y ella ya se sentía muy enferma. Al final encontramos un lugar en donde había un funcionario dispuesto a ayudarnos”.

Al poco tiempo Amanda quedó viuda y tras esperar varios meses pudo obtener los derechos que le correspondían. “Hay gente que sigue creyendo que solo pueden existir las parejas de hombres y mujeres. No entienden que las familias son diversas y que todos tenemos derecho a amar”, dice.