Durante la Guerra Fría recorrió los mares en un submarino vigilando a los soviéticos, pero en el fondo de su casillero destinado a asuntos clasificados, atesoraba ropa de mujer. Pronto, el Estado de Noruega reconocerá su verdadero género y en los papeles oficiales figurará como mujer.
Ahora, un nuevo proyecto de ley busca que en Noruega cambiar jurídicamente de género no implique necesariamente un cambio físico. Una reforma celebrada por los grupos de derechos humanos como una de las más completas.
Ya no serán necesarios los exámenes psiquiátricos, los tratamientos hormonales y las cirugías invasivas, que muchas veces condenaban a la infertilidad a quienes se sometían. Si se aprueba la reforma, lo único necesario para cambiar de estado ante la administración será una notificación enviada a las autoridades, que puede ser remitida por internet con un simple ‘click’.
“Toda mi vida, fui obligado a mostrar que era un chico, después un hombre. Yo hice el papel de macho, tenía una barba espesa, exactamente como se esperaba de mí”, contó John Jeanette Solstad Remø. Pero aunque podía parecer hombre y ser una persona funcional, para él la vida era gris. “En cambio cuando soy mujer, hay muchos colores en mi mente y en mi entorno”, señaló el exmarino de 67 años. “Nadie más que yo puede decidir quién soy y esta ley nos reconoce este derecho”, afirmó.
Vestido con una falta negra y una camiseta verde claro, John Jeanette recuerda una existencia agitada por los vientos contrarios. La inmensa alegría que sentía cuando se vestía con ropa de mujer a los cuatro años era inmediatamente reprimida por su madre. Cuando era adolescente padecía pulsiones suicidas y finalmente decidió disimular sus dudas sumergiéndose en el universo viril de la Escuela de la Marina y después en la división de submarinos.
“Cuando llegábamos a puerto, muchas veces nos quedábamos en hoteles. Entonces yo me compraba una botella de vino, miraba la televisión y me quedaba en mi habitación vestido de mujer. Era la única forma que tenía de sobrevivir”, dijo.
Tras terminar su primer matrimonio después de que su mujer encontrara escondida en una bodega su bolso con su ropa de mujer, John Jeanette volvió a casarse con una esposa que le acepta como es. “El trans que soy es como una tercera persona en nuestra relación”, afirmó.
Desde entonces la sociedad noruega ha evolucionado, pero la vida cotidiana de las personas transgénero sigue siendo un problema para realizar actividades como ir a la biblioteca, retirar medicamentos en la farmacia o viajar fuera del país. En el registro de la Organización Mundial de la Salud, la condición está descrita como un trastorno psiquiátrico de la personalidad.
La obligación decretada por Carolina del Norte de utilizar los baños públicos correspondientes al género de nacimiento generó protestas en todo el mundo, desde Bruce Springsteen a Deutsche Bank, y dio pie a debate entre Donald Trump y Ted Cruz.
En Argentina, país pionero que desde 2012 permite registrar su identidad de género acorde a las percepciones, la esperanza de vida de las personas transgénero no sobrepasa los 35 años, según un estudio de la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgénero de Argentina (ATTTA).
Los factores que lastran la esperanza de vida de este colectivo son principalmente efectos de la discriminación, según el estudio, pero también otros problemas como la falta de acceso a la educación, a la salud, la vivienda o el mercado de trabajo. “La ley es una cosa pero también hay que cambiar de verdad las actitudes”, afirmó Patricia Kaatee activista de Amnistía Internacional a favor de los derechos de las personas transgéneros.
La discusión de la ley transcurre sin oposiciones fuertes en Noruega, por lo que antes de mediados de año debería ser adoptada como ley. El proyecto prevé que los menores de entre 6 y 16 años puedan modificar su estado si los dos padres están de acuerdo. En caso de oposición de uno de los progenitores, será una autoridad administrativa quien decida. “La ley va a facilitarnos las cosas. No vamos a tener que preparar todo por adelantado antes de hacer cualquier cosa. Ya tenemos suficientes cosas que explicar”, contó Sofie Brune, madre de un niño que nació con esta condición.
Miria, nacido hace seis años en el cuerpo de una niña, se comporta como un niño desde que era muy pequeño, viste como niño y también se peina como tal. Hoy juega en un equipo de fútbol y en la escuela lo tratan como varón. “Es feliz, eso es lo que es importante. Los niños en su entorno son tolerantes, una vez que uno les explica”, aseguró.
Para las personas transgénero, lo importante es poder vivir sus vidas como quieren. Como lo expresó Frida Haslund: “No quiero ser enterrada sin haber sido yo misma”.