No dejes de lado estos cinco datos que debes conocer sobre el VIH

 

 

“Los jóvenes han perdido el respeto al sida”

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El lazo rojo es el símbolo de la lucha contra el sida. EFE

1994. Momento álgido de la epidemia del sida con alrededor de 500 nuevos casos anuales. Una enfermedad que amenaza con asolar a una generación. Sin embargo, a partir de esa fecha las cifras descienden de forma espectacular gracias los nuevos tratamientos antirretrovirales. Aunque los casos de sida descienden en los últimos años, los de VIH (las personas que contraen la infección) no lo hacen. Las cifras se mantienen relativamente estables con cifras cercanas a los 200 casos cada año. En 2015, en Euskadi se notificaron 151 nuevos diagnósticos de VIH, cifra similar a la del año anterior. “Los jóvenes han perdido el miedo y el respeto al sida, una enfermedad que no alcanzan a ver el destrozo que puede provocar”. Así lo cree la presidenta de la Comisión Ciudadana Anti-Sida de Álava, Belén Martínez Burgo, quien alerta de que los jóvenes han bajado la guardia ante una enfermedad que “no está bajo control

El 78,1% de las nuevas infecciones corresponden a hombres. La edad media del total de personas diagnosticadas es de 38,2 años. La transmisión en hombres que tienen sexo con hombres continúa siendo mayoritaria, con un 51,7% del total de los nuevos diagnósticos y un 66,1% de los diagnósticos en hombres. El 34,4% de las nuevas infecciones corresponde a personas originarias de otros países, principalmente latinoamericanas y africanas.

Según la presidenta de la Comisión Ciudadana Anti-Sida de Álava, los jóvenes mantienen prácticas sexuales de riesgo porque entiende que el sida tiene tratamiento. “Saben que hay una solución con los tratamientos antirretrovirales, de alguna manera creen que se puede vivir de una forma más o menos saludable con el VIH toda la vida. Pero no se dan cuenta de que esos medicamentos tienen efectos secundarios. Están jugando con su vida”.

Por otro lado, la Asociación de Gais, Lesbianas, Transexuales y Bisexuales del País Vasco-Gehitu critica que con “la excusa de la crisis” la estrategia que se está siguiendo desde el Gobierno Vasco es la de continuar “con el recorte de recursos destinados a la prevención del VIH, derivando sibilinamente parte de los mismos para redirigirlos hacia la prevención de la hepatitis C”.

“Esta enfermedad”, añade Gehitu, “requiere una consideración particularizada, no un mero reparto de los ya insuficientes medios destinados a la prevención del VIH con el fin de justificar que se tienen en cuenta ambas problemáticas. Esto es simple maquillaje político.

Uno de los caballos de batalla de las instituciones en la laucha contra el VIH es la importancia de someterse a la prueba rápida de detección para que en caso de resultar positivo el resultado la persona inicie el tratamiento tanto para garantizar su propia salud y su vida como la ajena, ya que no puede seguir transmitiendo la enfermedad.

Por otra parte, desde el inicio de la década de los 2000 se está registrando un incremento de infecciones de transmisión sexual como sífilis y gonocias, que desde hace muchos años estaban reducidas a niveles poco significativos.

Así es como muchos homosexuales fomentan el racismo contra negros y asiáticos

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Imagen de archivo de una marcha LGTB EFE

El racismo es un serio problema dentro de la comunidad LGTB y hay que abordarlo. A pesar de la determinación de muchas personas que pertenecen a minorías étnicas dentro de la comunidad LGTB por hacerlo, esto no está sucediendo. “¿Cómo puedo ser un intolerante cuando yo mismo pertenezco a una minoría oprimida?”, es una respuesta muy común entre algunas personas LGTB blancas. Pero otra razón mucho más perniciosa es que el mundo LGTB gira en torno a los hombres gays blancos y excluyen al resto. La bandera del arcoíris es más blanca de lo que parece.

“Me tratan como a un objeto sexual por el color de mi piel y nunca me tratan como a una persona”, cuenta Saif. “La comunidad está acostumbrada a aceptar a hombres gays blancos, masculinos y musculosos. El resto de nosotros no somos aceptados realmente o “no somos uno de los suyos”. No es que eche la culpa al individuo, sino a ser condicionado por una comunidad que venera la “imagen sexual del hombre gay blanco”.

Según una investigación elaborada por FS magazine, un sorprendente 80% de hombres negros, un 79% de hombres asiáticos y un 75% de hombres de sur de Asia han experimentado racismo dentro del ambiente gay.

Esto se manifiesta de muchas maneras. Algunos son rechazados por su etnia o es la misma etnia la que hace que sean tratados como objetos. En las webs de citas y en las apps, abundan perfiles que especifican “no asiáticos” o “no negros”, excluyendo como si nada a grupos étnicos enteros. Es como una versión reducida de ‘no se permiten perros, no se permiten negros, no se permiten irlandeses”, como dice Anthony Lorenzo.

“En aplicaciones como Grindr”, escribe Matthew Rodríguez, “los hombres gays blanden sus preferencias raciales para citas con la misma arrogancia y falta de complejos que los hombres heterosexuales cuando eligen a los jugadores para su equipo de béisbol ideal”.

Homi me explica que tiene origen persa y que “a veces le confunden con un griego, un italiano o un español”. Una vez, en una discoteca, otro cliente le estuvo persiguiendo implacablemente. Al final, este le preguntó de dónde era. Cuando Homi respondió que era de India, el otro hombre respondió horrorizado: “Perdona, no lo hago con indios. Los indios no son mi tipo”.

Y esto no solo sucede en Occidente. Luan, un periodista brasileño, me contó que su país tiene una “imagen de belleza eurocentrista” y que hay un “culto al hombre blanco que es absurdo, dado que más de la mitad de la población es negra o mulata”. Otros cuentan también cómo en alguna ocasión han sido rechazados a las puertas de algún local LGBT por el propio personal.

“No pareces gay, sucio paki”

Michel, un hombre procedente del sur de Asia, me contó que le echaron porque “no parecía gay” y, además, le llamaron “sucio paki” (término insultante contra las personas de origen paquistaní). Asegura también que todo se ha complicado todavía más desde  la matanza del club de Orlando porque el atacante era musulmán.

Y también está la otra parte de la ecuación: la cosificación. Para Malik, algunas de sus experiencias son muy cercanas al “fetichismo” de raza. El rechazo a las personas por su etnia ya es bastante malo, comenta, “pero todavía puede ser peor cuando alguien te reduce a tu etnia, sin permiso, cuando tienes una cita o tienes un rollo”. Su origen árabe es estereotipado por algunos aspirantes a amantes, e incluso presumen de su papel sexual.

Cuando el Royal Vauxhall Tavern –un conocido local LGTB de Londres– organizó un acto en el que un actor blanco (Charlie Hides) simulaba ser negro, Chardine Taylor-Stone inició una campaña contra el espectáculo. La campaña se llamó Stop Rainbow Racism (Paremos el racismo en la comunidad LGTB). El actor “exageraba y perpetuaba ciertos estereotipos racistas, hacía comentarios soeces”, explica. Tras iniciar una campaña de recogida de firmas para poner fin al espectáculo, recibió amenazas. “Las personas blancas LGTBIQ que verdaderamente quieren luchar contra el racismo tienen que hacerse fuertes y hacerse cargo de lo que está sucediendo en su comunidad”, escribe.

Las publicaciones LGTB también son culpables. Históricamente, han sido cosa de hombres blancos, han desatendido los asuntos raciales, y han retratado a los hombres blancos como objetos de belleza. Dean dejó de comprar revistas gays convencionales hace dos años. “Las únicas veces que escriben sobre personas negras es cuando han hecho algo homófobo. Los medios gays son completamente blancos”.

Sin embargo, según me cuenta un periodista gay negro ha habido un cambio positivo en los últimos meses. Pero este cambio se debe solo al trabajo de personas que pertenecen a una minoría étnica LGTB que “llevan por su cuenta revistas, inauguran sus propios clubes dentro del ambiente” y utilizan redes sociales, blogs, podcasts y llevan a cabo boicots para forzar el cambio.

Las apps fomentan el racismo y la baja autoestima

Mientras que la gente LGTB es mucho más propensa que la gente heterosexual a sufrir angustia psicológica, esto aumenta entre las minorías étnicas. Indudablemente, el racismo juega un papel muy importante en todo esto. Tal y como cuenta Rodríguez, ver perfiles en las apps de citas que rechazan a ciertos grupos étnicos enteros hace que “el racismo se internacionalice, que se dañe el autoestima y también que se produzca estrés psicológico”.

Muchos de los derechos y de las libertades que consiguió la comunidad LGTB llegaron de la mano de la lucha de negros y minorías étnicas. Los disturbios de Stonewall, por ejemplo, no fueron protagonizados por blancos. Lo menos que puede hacer la gente blanca LGTB es devolver este tipo de actos y enfrentarse al racismo dentro de sus propias filas. Shangela, un actor, me cuenta que el racismo dentro de la comunidad LGTB “duele más porque proviene de gente con la que comparto una alianza”.

La extrema derecha que se abre paso en Occidente está intentando, muy conscientemente, incluir las campañas proderechos LGTB en sus propias agendas. Retratan a los musulmanes como una amenaza existencial para la gente homosexual, particularmente después de lo sucedido en Orlando. Algunos solo hablan sobre los derechos LGTB si es para fustigar a los musulmanes o a los migrantes en su conjunto. Ahora algunas  webs estadounidenses seguidoras del nacionalismo blanco venden banderas del orgullo combinadas con banderas confederadas.

La semana pasada, Milo Yiannopolous –un homosexual que busca atraer la atención y que se ha convertido en un icono gay de la extrema derecha– estuvo en el centro de la polémica porque se le retiró una invitación a dar una conferencia en su antigua escuela. En Países Bajos, la derecha antiinmigrantes fue liderada por un hombre gay (Pim Fortuyn) hasta que fue asesinado. Al parecer, en Francia, hasta un tercio de las parejas homosexuales que se han casado apoyan al partido ultra Frente Nacional.

Por supuesto que la lucha contra el racismo tiene que estar dirigida por gente negra que sufre las consecuencias. Tenemos el ejemplo de Black Out UK, que lucha por ser una organización por los hombres negros homosexuales, o de Media Diversified, que lleva a cabo campañas para conseguir representación de las minorías en los medios. Pero si la gente blanca LGTB no escucha las voces de los marginados, poco cambio va a haber.

Que a ti te opriman no te legitima para oprimir a otros: nada más lejos de la realidad. La gente LGTB ha tenido que luchar contra la intolerancia y la opresión durante generaciones. Es trágico  que ellos mismos causen e ignoren la injusticia que se está produciendo en sus propias filas.

Traducido por Cristina Armunia Berges

El grupo ultracatólico Hazte Oír envía folletos homófobos a 16.500 centros educativos

Portada del folleto enviado por Hazte Oir a los centros escolares

 

“¿Sabes lo que quieren enseñarle a tu hijo en el colegio?”. Es la frase con la que el grupo ultracatólico Hazte Oír ha titulado los 100.000 folletos que ha entregado a 16.500 centros escolares de toda España (de un total de 27.812 centros que cifra el Ministerio de Educación). La ilustración que aparece en la portada muestra a un niño y a una niña haciendo el saludo fascista ante una bandera arcoiris dibujada en la pared.

“Las leyes de adoctrinamiento sexual”, responde HazteOir a su pregunta. Así llama a las normas que diferentes comunidades han aprobado con el objetivo de evitar la discriminación al colectivo LGTBI, promover su protección e introducir la diversidad afectivo sexual en las aulas. La plataforma ya inició una campaña el pasado septiembre contra un anuncio de El Corte Inglés con dos padres.

En esta ocasión ha elaborado un folleto de 41 páginas en el que se dirige a madres, padres y personal educativo y utiliza argumentos homófobos para explicar estas leyes autonómicas. Asegura que su contenido evidencia “su carácter promocional de la homosexualidad” porque “facilita y premia la conversión de individuos en homosexuales” mientras “se niega y castiga la posibilidad en sentido inverso”.

Se refiere a la prohibición de las llamadas terapias de conversión, desacreditadas por la comunidad científica porque intentan  cambiar mediante técnicas psicológicas la orientación sexual o la identidad de género. Que estas normas utilicen como fuente al Parlamento Europeo también es criticado por el colectivo, que afirma que es una institución “abiertamente favorable a la ideología de género”.

Y es que uno de las explicaciones más repetidas en el folleto es que estas leyes son una forma “de adoctrinamiento ideológico”, que buscan “imponer en la sociedad la ideología de género con el pretexto de la no discriminación”.

Para el sociólogo especialista en género Lucas Platero con ello “tratan de difundir la idea de que mujeres y minorías sexuales no tienen derechos”. El colectivo andaluz Arco Iris ha pedido a la Fiscalía especializada de delitos de odio de Málaga y de Córdoba que actúe contra la plataforma.

Un ataque a los heterosexuales

Todo el texto está plagado de referencias, entre líneas, que apuntan a que las leyes LGTB suponen un atentado o ataque contra las personas heterosexuales. Hazte Oír afirma, de hecho, que las normas componen un conjunto de “derechos a la carta para determinados colectivos rompiendo así el principio de igualdad jurídica de las personas”. 

“¿Por qué no todos podemos gozar de una legislación acorde con nuestros deseos?”, se preguntan, y sostienen que la ley aprobada en Madrid con el apoyo de todos los grupos supone “la vulneración de los derechos fundamentales de la población no LGTB”. Así, tachan las normas de “amenaza real” porque “promueven modelos de comportamiento lésbico, gay, bisexual, transexual, transgénero e intersexual”.

A la plataforma le indigna especialmente que la educación afectivo sexual se introduzca en las aulas porque supone “la normalización de los distintos modelso de familias, como manera de asegurar y reforzar el proceso de adoctrinamiento de los menores”. El folleto incluye como ejemplo una serie de libros que fomentan el respeto a la orientación sexual e identidad de género.

“Desorienta a los niños”

Platero ha traducido al castellano tres de esos materiales, entre ellos “Mi Princesito”, de Cheryl Kilovadis, que cuenta la historia de un niño al que le gusta ponerse vestidos. “Esto es un cambio cultural que esperemos que no vaya marcha atrás, este tipo de cosas muestran que están perdiendo la hegemonía”, apunta el experto.

Para Hazte Oír estos contenidos –que “desorientan a los niños al imponerles la diversidad sexual”– “no dejan indiferentes” a los menores, que “han sido ya educados en la nueva ideología”. Acompañan a este texto dos dibujos, supuestamente de una alumna de Primaria, en los que aparecen parejas homosexuales.

También la plataforma critica los contenidos de las normas referidos al reconocimiento de las personas homosexuales y transexuales como víctimas de la represión franquista. Apunta a que “la catalogación de franquismo como enemigo de la homosexualidad” hace que muchos ciudadanos eviten “defender sus principios en público” para “no ser tachados de franquistas”.

El cine gay se lanza a la conquista del sur de Europa

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Staying Vertical. Fotograma

En Berlín, capital gay de Europa, los premios Teddy están a punto de cumplir 30 años galardonando el cine LGTBI de la Berlinale. Conquistado el norte de Europa, es el turno del sur. En el Festival de Cine Europeo de Sevilla, el galardón de cine gay lleva nombre de artista, Premio Ocaña, y en su tercera edición son nueve las películas que se lo disputan.

La ración de este lunes en la Sección Oficial ha sido doble: Solo el Fin del Mundo de Xavier Dolan y Staying Vertical de Alain Guiraudie. Dolan, el genio mimado de Cannes, venía de triunfar en el certamen francés con el Gran Premio del Jurado. No era para menos: entre el golpe en el estómago y la lágrima, Solo el Fin del Mundo lanza al espectador a dos de los temas más sensibles, por fundamentales, del ser humano: la sexualidad y la familia.

Quien no se vea identificado con el protagonista por su drástica salida del armario 12 años atrás abandonando a su madre y hermanos, lo hará por esos conflictos latentes y violentos que en toda familia discurren cual arroyos subterráneos. Al espectador no le queda más remedio que dejarse llevar por este autor millennial que mezcla sin prejuicios la música clásica con el  numa numa yei, el teatro con el videoclip, el silencio con el ruido, la cruda realidad con el realismo mágico.

Con estos mimbres y más de una referencia existencialista como el calor o la muerte, Dolan muestra cómo un joven escritor con una enfermedad terminal tiene que enfrentarse a su familia. Dirección canadiense para una producción francesa con algunos de los actores más en liza del cine galo: Léa Seydoux, Nathalie Baye, Gaspard Ulliel, Vincent Cassel y Marion Cotillard.

Alain Guiraudie ha sido, por su parte, el responsable del segundo plato. Con su habitual pornografía emocional y erótica, el francés se ha adentrado en el ámbito de la homosexualidad en el mundo rural. Dominada por hombres promiscuos de todas las edades, Staying Vertical hace una alegoría al represivo mundo de la sexualidad gay en el campo.

El ganador del Giraldillo de Oro en 2013 por El Desconocido del Lago no le ahorra al espectador una sexualidad cruda en los sentimientos y explícita en lo visual, que, sin embargo, no termina de golpear al espectador con la contundencia de Dolan.

Premio Ocaña LGBTI

Nueve en total son las películas que compiten por el Premio Ocaña, organizado por la Asociación Cultura con Orgullo, en colaboración con AAMMA, Asecan y Asociación Adriano Antinoo. Para su tercera edición cuenta con una estatuilla de cerámica que representa a José Pérez Ocaña, artista gay sevillano, que murió trágicamente en 1983 al incendiarse su disfraz de carnaval.

Javier Paisano, presidente de Cultura con Orgullo, señala que “queremos visualizar y potenciar más películas en las que la sexualidad se manifieste de una manera totalmente libre, donde lo binario hombre-mujer se difumine a favor de una sexualidad real”.

Le Cancre (Paul Vecchiali), United States of Love (Tomasz Wasilewski) y Heartsone(Guðmundur Arnar Guðmundsson) completan el repóker de cine gay en sección oficial. Mientras que la primera (fuera de competición) se adentra también en las relaciones familiares con el propio director y Catherine Deneuve de protagonistas, la segunda es una película bicolor, elíptica y coral, avalada por un Oso de Plata en Berlín. La islandesa Heartsone, por su parte, aprovecha los agrestes paisajes islandeses para hacer un canto al despertar sexual de dos adolescentes.

I, Olga Hepnarova (Petr Kazda, Tomas Weinreb) también aprovecha el impacto del blanco y negro para contar la historia de una joven asesina en serie checa y lesbiana, que terminó en la horca. The Student (Kirill Serebrennikov), premiada en Cannes, The Ballad of Genesis & Lady Jaye (Marie Losier) y Los Objetos Amorosos (Adrián Silvestre David) completan las películas que optan al Premio Ocaña, que el año pasado ganó Peter Greenaway con su muy explícita Eisenstein en Guanajato. El trofeo, cedido por el ayuntamiento de Cantillana (Sevilla) de donde era oriundo Ocaña, se entregará este sábado junto al resto del palmarés.

“¿Y a quién le importa si tengo barba? ¿A quién le importa si llevo falda?”

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Solidaridad ante una situación que consideran injusta. Es la que han querido mostrar alumnos del Instituto de Enseñanza Secundaria (IES) San Isidoro de Sevilla después de que un profesor exigiera a un chico de Bachillerato quitarse un vestido que había usado para realizar en clase de inglés una exposición acerca de la visibilización del colectivo LGTBI. El joven acató pero sus compañeros, respaldados por los representantes del alumnado y versioneando a Alaska, han protestado contra la actitud del profesor y con el objetivo de normalizar una situación que, al margen de un trabajo de clase, puede darse en cualquier patio de colegio o instituto.

“¿Y a quién le importa si tengo barba? ¿A quién le importa si llevo falda?”, reza el tuit que ha fijado el perfil de Twitter del alumnado del IES San Isidoro, desde donde se daban las explicaciones a lo sucedido. Según los alumnos, la Jefatura de Estudios dio más credibilidad al docente que a los jóvenes, negando que hubiera habido tal recriminación.

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Una treintena de jóvenes protagonizaron una sentada en el recreo. Chicas con trajes, corbatas y barbas pintadas, y chicos con vestidos y maquillajes, con una bandera arco iris en el centro como se aprecia en la imagen, para invitar a la normalización de que cada uno pueda elegir su vestimenta para ir al instituto.

“Las normas del centro no ponen limitaciones en ese sentido”

El director del IES San Isidoro, Rodrigo Alba, ha explicado a  eldiario.es Andalucíalo que sucedió aquel día. Había “un revuelo” en el recreo y el profesor que estaba de guardia optó por pedirle al alumno que se quitara el traje usado para la clase. “No fue por llevar vestido. Las normas del centro no ponen limitaciones en ese sentido. Aquí cualquiera tiene derecho a venir como quiera”, argumenta, aludiendo a una “disparidad de percepciones” entre la decisión del profesor y lo que “equivocadamente” entendió el alumnado ante el “jaleo” que se había formado.

La concentración posterior “fue un acto de solidaridad más que un acto de protesta” puesto que “el centro sólo actúa cuando la vestimenta pueda resultar indecorosa, por ejemplo, llevar chanclas o bañador, una minifalda demasiado corta, unos tirantes o enseñar la ropa interior”, señala el director, que añade que son “muy sensibles” a ese tipo de situaciones que realmente se puedan dar en su centro.

No opina lo mismo la representante del alumnado en el Consejo Escolar y delegada provisional del alumnado, Julia Ibáñez, quien ha reconocido a Europa Press que el IES tiene “normas rígidas” en cuestión de vestimenta, como también ha señalado una portavoz de la Red de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (Rampa), indicando que “cualquier ropa que no se ajuste, se sale de la norma”. Desde el colectivo de estudiantes han reiterado que “no hay norma válida que impida ponerse lo que uno quiera”, ya que para ellos “el lenguaje no es la única forma de expresar algo, también se puede transmitir a través de la vestimenta”.

La Rampa, en cualquier caso, se ha mostrado “satisfecha” y “muy orgullosa” de ver cómo los jóvenes han reaccionado y se han solidarizado con este caso, así como de que hayan sabido “resolver” esta situación, defendiendo “que cada cual se vista como quiera”.

ATA-Sylvia Rivera propone unas jornadas

Por su parte, la Asociación de Transexuales de Andalucía-Sylvia Rivera ha celebrado este miércoles a través de un comunicado “la protesta de los alumnos” de este IES y ha reclamado a la Consejería de Educación que depure responsabilidades. Señalan que se han puesto en contacto con el director, quien les ha instido en que “dentro de las normas del Instituto esta la libertad de vestimenta por el alumnado”. La asociación le ha propuesto dar unas jornadas “donde se aborde el respeto a la identidad libremente sentida y a la libre expresión del género, propuesta que ha recibido con agrado y que se ha comprometido a llevar a cabo”, señala ATA en el comunicado.

ATA-Sylvia Rivera ha puesto los hechos en conocimiento del Jefe de Servicio de Convivencia e Igualdad de la Consejería de Educación, Francisco Javier García Perales, para que se depuren las responsabilidades que hubiese lugar. Éste ha comunicado a la asociación que están en marcha los servicios de la inspección educativa para aclarar la situación, recordando que Andalucía cuenta con unprotocolo de actuación sobre identidad de Género en el sistema educativo andaluz, que, según celebran, “se está aplicando en todos los centros, salvo puntuales casos excepcionales”, declara Mar Cambrollé, presidenta de ATA-Sylvia Rivera, quien considera que “la educación es la herramienta fundamental para que nuestra sociedad sea respetuosa con la diversidad y para poner en valor la igualdad, la libertad y la inclusión”.

Denuncian una agresión homófoba en Madrid al grito de “maricón, ¿tú eres chico o chica?”

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Manifestación contra la homofobia / EFE EFE

Una nueva agresión homófoba ha sido denunciada en Madrid. Ocurrió en la madrugada del pasado sábado, a las puertas de un local de ocio en las inmediaciones de Plaza España. Según el relato del chico y las dos chicas que han interpuesto una denuncia ante la Policía, se encontraban en la puerta de la discoteca –considerada para “público LGTBI”– cuando un grupo de entre ocho y diez personas empezaron a increpar al hombre.

“Maricón, ¿tu eres chico o chica?”, le gritaban. La organización LGTB Arcópoli, que ha hecho públicos los hechos, asegura que acto seguido uno de los agresores le agarró del pelo y le gritó “eres un personaje, ¿vas de putita o de transexual?”. Además, “le abofeteó en la cara” y “le tiraron un vaso lleno de bebida por la cara”.  Con esta, son 198 el número de agresiones homófobas o tránsfobas registradas solo en la Comunidad de Madrid en lo que va de año.

“Cuando otro de los agresores que estaba insultando se acercó a la víctima con intención de agredirle, las amigas le protegieron y evitaron la embestida. Finalmente las víctimas consiguieron escapar y los agresores siguieron increpando y amenazando a otros grupos de chicos en las inmediaciones del local”, cuenta la organización en un comunicado.

El hombre ha destacado “la gran profesionalidad  de la Policía Municipal al tratarles y su concienciación desde el primer momento con los delitos de odio”. Por su parte, el Observatorio Madrileño contra la LGTBfobia se ha trasladado lo sucedido a la Fiscalía de Delitos de Odio, al Comisario de Delitos de Odio de la Comunidad de Madrid y a la Unidad de Gestión de La Diversidad de Policía Municipal.

“Las agresiones homófobas se siguen produciendo con absoluta sensación de impunidad y es algo contra lo que tenemos que luchar con contundencia.”, asegura  Yago Blando, responsable del Observatorio, que hace hincapié en que los agresores acudieron a un lugar “donde sabían que había integrantes del colectivo LGTB con  la clara intención de infundir el miedo y agredir para transmitirnos un mensaje de odio muy claro que vamos a combatir con todas nuestras fuerzas”.

‘LesGaiCineMad’: mucho más que dos décadas de cine LGTBI

El Festival Internacional de Cine Lésbico, Gai y Transexual de Madrid alcanza su 21ª edición confirmándose como una cita cultural imprescindible con la proyección de 110 películas 

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“The Center of my World”, largometraje de la Sección Oficial del 21 LesGaiCineMad.

Cuando LesGaiCineMad dio sus primeros pasos, hace ya veinte ediciones, pocos esperaban que llegase a convertirse en lo que es hoy. El tiempo y un equipo programador con mejor ojo que el de muchos festivales no temáticos lo han llevado a ser un referente natural de estas producciones. Su trabajo de exploración, subtitulado y estreno ha hecho del evento una ventana del cine LGTBI para los distribuidores, compradores, productores y programadores de festivales internacionales.

Este año más de 30 países compiten en el festival en diferentes secciones. Se proyectan largometrajes, documentales, cortometrajes, videoensayos, charlas… En torno a 14.000 personas lo visitaron la edición anterior, es decir que es el festival de cine en Madrid que más gente mueve. Y lo hacen para ver alguna de las 110 películas que se proyectan en 17 sedes durante sus 18 días de vida.

Además, LesGaiCineMad preside la red de CineLGBT, la mayor red de festivales LGTBI de los países de habla hispana, que involucra a más de 30 Festivales de Cine en todo el mundo. Iniciativas culturales que reciben apoyo gracias a esta red, para poder llevar adelante sus eventos en lugares como Perú, Bolivia o Colombia, entre muchos otros.

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“The Zanctuary”, cortometraje de la Sección Oficial

De cine palestino a exposiciones fotográficas

“Lo más importante es que no sólo es un evento cinematográfico, sino que vamos abriendo caminos hacia un evento cultural en toda regla”, explica a eldiario.es Gerjo Pérez Meliá, productor del LesGaiCineMad. “El cine es el eje, pero en torno a él hemos articulado una programación de eventos mucho más amplia: tenemos exposiciones de fotografía, talleres, conferencias, mesas redondas, un curso en la Complutense, una master class de Ventura Pons…”.

De las exposiciones cabe destacar Musas de Cabo Verde: un recorrido por el concepto de homosexualidad y transexualidad en las nueve islas del archipiélago africano, donde continúan siendo temas tabú, aunque no se persigan penal ni políticamente como en muchos países del continente.

Tampoco habría que perderse  El Derecho de Voz/s, una iniciativa de la Fundación Círculo de Estudios de Colombia que tiene como objetivo ofrecer tratamiento a las víctimas de violencia sexual en el marco del conflicto armado colombiano.

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Derecho de Voz/s

Dentro de las salas de cine, LesGaiCineMad tampoco se limita al programa de sus secciones competitivas. La organización del festival se ha hermanado con Kooz, el primer Queer Film Festival palestino, cuyo trabajo se ha dedicado a explorar las producciones LGTBI en la región. Gracias a esta colaboración, se realizará una sesión especial con el objetivo de ir deconstruyendo los estereotipos islamófobos de género y la propaganda israelí, acusada de instrumentalizar los derechos LGTBI para el lavado de imagen de su ocupación de los territorios palestinos. Será el viernes 4 de noviembre en la Universidad Complutense de Madrid.

“Somos un festival nacido de una ONG que trabaja por la igualdad de derechos de la comunidad LGTBI, Fundación Triángulo, así que lógicamente el festival con un marcado carácter social”, explica Pérez Meliá. “Uno de los ejes de nuestro trabajo en la Fundación es la prevención del VIH. Es algo a lo que parece que se le haya perdido el miedo pero creemos que no se le tiene que perder el respeto y hay que seguir hablando de estos temas y ponerlos sobre la mesa”, añade. En esta línea el festival ha organizado DocuVIHvO! y Cine Positivo, una sesión de documentales con el objetivo de visibilizar y normalizar la situación de las personas seropositivas.

“Nunca hemos sido tan ambiciosos. Es una de las ediciones que se ha levantado con menos dinero, y sin embargo, gracias a nuestros voluntarios que han trabajado más que nunca, esto se ha hecho grande”, cuenta Pérez Meliá, que también empezó siendo voluntario para luego convertirse en director del festival, cargo que ahora ocupa Inma Esteban.

Más de veinte años trabajando por la visibilización

El productor del festival denuncia que todas actividades se levantan muchas veces sin el suficiente apoyo institucional.

“El Ayuntamiento de Madrid no nos ha ayudado económicamente: se han cargado la línea de subvenciones y ayudas a festivales este año. No sabemos muy bien qué ha pasado, pero no habrán sabido gestionar correctamente las ayudas y ninguno de los que se montan en Madrid verán un euro este año”, asegura el productor de LesGaiCineMad. “Es increíble porque tenemos dinero de Rivas o de Getafe pero no de Madrid. Eso sí, la Comunidad de Madrid sí que nos apoya, con poco dinero pero lo hacen”.

Una situación que, según cuenta Pérez Meliá, era peor con el anterior gobierno en el Ayuntamiento. La Administración, al igual que actualmente en materia de concursos públicos, seguía un baremo de puntuación según el cual daba una subvención determinada a cada evento. En el caso de un festival se premiaba la difusión de valores, la inclusión y variedad de su público, la programación en varios idiomas etc… “Pero se ve que la anterior alcaldesa (Ana Botella) no pudo soportar que el festival que más puntos y dinero recibiera fuera uno de temática LGTBI, así que puso un límite de 7.500€ como subvención máxima que en la práctica hacía que tanto los que tenían una puntuación bajísima como los que cumplían los más altos objetivos cobraran lo mismo”, cuenta Meliá.

“Jamás pensamos que llegaríamos a durar tanto”, dice cuando se le recuerda que llevan ya más de veinte años visibilizando a la comunidad LGTBI. De la primera edición en el Cine Bogart en el año 1996 hasta hoy ha llovido mucho. “Por entonces pensábamos que esto era una iniciativa transitoria, que ya no iba a ser necesario en cuestión de años”, explica.

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Imagen del cartel de la 21 Edición de LesGaiCineMad

“Estábamos seguros de que en pocos años uno podría ver en el cine las películas que nosotros programábamos y eso significaba que desapareceríamos gustosamente. Sin embargo veinte años más tarde todavía sigue siendo necesario un festival como el nuestro”, sentencia.

España sigue concibiendo la transexualidad como una enfermedad mental

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Manifestación Orgullo LGTBI de Valencia, 2016 / EFE

Un diagnóstico psiquiátrico. Es lo que precisa la mayoría de personas transexuales en España para poder acceder a tratamientos hormonales, cirugías de reasignación o modificación del sexo en los documentos oficiales. Deben acreditar médicamente que sufren disforia de género, un “malestar” asociado a la diferencia “entre el género experimentado o expresado y el que los demás le asignarían”.

Es la definición que la Asociación Estadounidense de Psiquiatría hace en el manual de enfermedades mentales de mayor influencia, el DSM. En su ultima edición, de 2012, movió la transexualidad de la categoría de trastornos sexuales a una propia y la renombró. Y aunque la asociación acepta que no es una enfermedad en sí misma, los colectivos LGTBI y activistas trans llevan años pidiendo salir de la llamada “biblia de la psiquiatría”.

Lo mismo exigen a la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en la décima versión de la Clasificiación Internacional de Enfermedades (CIE-10) incluye “los trastornos de identidad de género” bajo el epígrafe “trastornos mentales y del comportamiento”. Una filosofía que subyace en la mayoría de los países del mundo, también en España.

La falta de regulaciones o la diversidad de normas dibujan un panorama autonómico desigual. Hay leyes en comunidades como Navarra, País Vasco o Canarias, pero las más despatologizantes, en opinión de los colectivos trans, han sido las recientes de Madrid y Andalucía, que suspenden el requisito diagnóstico. A ello se suma ahora Cataluña, que ha diseñado un nuevo modelo de salud, y próximamente Valencia, que aprobará una norma en este sentido.

Autodeterminación de la identidad

A nivel estatal, el pasado 26 de octubre la Comisión de Igualdad del Congreso de los Diputados aprobaba una proposición no de ley impulsada por Ciudadanos y que apoyaron todos los grupos políticos salvo el PP. En ella se urgía al Congreso aprobar una ley que posibilitara tanto a menores como a adultos trans cambiar el sexo registral en los documentos oficiales sin necesidad de acreditar los requisitos a los que obliga la ley. 

“Es una declaración de intenciones que nos da un poco de luz, pero debe concretarse”, apunta Mar Cambrollé, presidenta de la Plataforma por los Derechos Trans. La norma de 2007 establece como condiciones para modificar el nombre acreditar “que le ha sido diagnosticada disforia de género” y que “ha sido tratada médicamente durante al menos dos años  para acomodar sus características físicas a las correspondientes al sexo reclamado”. 

En este sentido, el Consejo de Europa adoptó en abril de 2015  una resolución que insta a los Estados a ” garantizar que las personas transexuales, incluidos las menores, no sean considerados como enfermos mentales”. Amnistía Internacional también ha solicitado que “el reconocimiento de la identidad de género no debe hacerse depender de diagnósticos psiquiátricos”, apunta en su informe ‘El Estado decide quién soy’.

El borrador que ha elaborado la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales (FELGTB) exige la aprobación de una ley estatal que se base en el derecho a la autodeterminación de la identidad de género y que garantice que “ninguna persona podrá ser obligada a someterse a tratamiento, procedimiento médico o examen psicológico”. Quieren asegurarse de que no haya desigualdades según la comunidad autónoma y virar el rumbo hacia la despatologización.

Más allá de avances autonómicos como Andalucía, que permite la modificación registral en la tarjeta sanitaria, o Aragón, que obliga a los centros educativos a tratar al alumnado por su sexo sentido, España sigue contradiciendo algunos parámetros internacionales. Países como Argentina, Dinamarca, Noruega o Irlanda ya han reconocido en sus legislaciones el derecho de que cada persona decida cómo quiere ser tratada legalmente sin necesidad de diagnóstico médico.  

¿Y las operaciones estéticas?

Este cambio de filosofía está basado en un giro del enfoque que, para el activista trans Pol Galofre, parte de asumir que el malestar que puede sentir una persona trans “no es intrínseco”. “¿Qué es lo que genera malestar? ¿Su propio cuerpo o la mirada que el sistema nos devuelve de él?”, cuestiona. Asegura que generar “tu personalidad en torno a un problema implica pensarte y crecer entendiendo que tienes una patología, algo que merma la propia autoestima”.

La ginecóloga Rosa Almirall puso en marcha hace cuatro años en Barcelona el servicio de salud Transit, en el que se ha basado la Generalitat para implementar el nuevo modelo. En su opinión, el papel médico debe centrarse en la escucha y en el acompañamiento porque “la única prueba diagnóstica es su relato de vida”. “No me dice nada”, concluye sobre el término disforia de género. “Yo como mujer también puedo tener ese malestar, que es social”, prosigue.

El relato de ambos se asienta sobre una crítica al binarismo hombre-mujer, a la noción de género y a la idea de que todas las personas trans desean seguir un camino hormonal y quirúrgico predeterminado. Sobre la necesidad de modificar el cuerpo, Galofre se pregunta: “¿Quién no modifica hoy en día su cuerpo para sentirse mejor? ¿Y las dietas, los gimnasios, los blanqueamientos dentales o las operaciones estéticas? ¿Son todo eso trastornos?”.

El género, dice, “es una construcción social, si el cuerpo no determinase el género, la gente no tendría necesidad de modificarlo”. Galofre pone el acento en la necesidad de ampliar los imaginarios sobre cuerpos diversos en vez de seguir insistiendo en que “estos cuerpos están equivocados y que se arreglan modificándose”. “¿Hasta dónde? ¿Hasta cuándo? ¿No sería más interesante trabajar para erradicar las presiones que se ejercen y ampliar los cuerpos habitables?”.

La atención sanitaria a las personas trans en Catalunya dejará de estar basada en un diagnóstico psiquiátrico

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El departamento de Salut de la Generalitat ha presentado un plan de choque donde se quiere despatologitzar la realidad de las personas trans SÒNIA CALVÓ

A partir de ahora la transexualidad dejará de tratarse como una enfermedad en Catalunya. Así lo ha anunciado el conseller de Salud, Toni Comín, en la presentación este lunes, del nuevo modelo de atención a la salud de las personas trans, después de que el pasado día 22 se celebrara el día mundial por la despatologización trans. La principal novedad del modelo presentado es que la persona no tendrá que pasar por un diagnóstico clínico ni psicológico para someterse a una operación de cambio de sexo. Se consigue así una reivindicación histórica, plasmada recientemente a través de la Plataforma ‘TRANSforma la salud’, basada en la despatologización de la transexualidad. Hacía tiempo que proponían un cambio de paradigma en la atención sanitaria a las personas transexuales basado en la libre determinación del género y que promoviera el acompañamiento por parte de los profesionales sanitarios. “El sistema público de salud es para todos y todas y, para ser igualitario, debe ser sensible a la diversidad desde la perspectiva de los derechos a las personas”, ha dicho Comín.

En los años 90 se atendía a las personas trans diagnosticándolas de un trastorno de identidad de género y se les sometía a corrección psiquiátrica; en los 2000 se consideraba una disforia de género y se les daba un tratamiento hormonal y una reasignación quirúrgica. Ahora, el nuevo modelo se basa en el hecho de que no habrá necesidad de definir ni justificar ni la identidad de género ni las preferencias sexuales. También se quiere dar autonomía para tomar decisiones a través del consentimiento informado y apostar por una transición opcional marcada por la persona.

Un CAP de Barcelona será el centro de referencia

El CAP Manso de Barcelona será la primera unidad de atención primaria que atienda estos pacientes, convirtiéndose en la nueva puerta de entrada al sistema, y acogerá la unidad Transit, uno de los servicios que actualmente atiende a las personas trans en Catalunya junto con la Unidad de Identidad y Género (UIG) del Hospital Clínic. La idea es que la unidad del CAP Manso se convierta en un nuevo centro de referencia para todo el país y un modelo de atención a la salud de las personas trans pionero en toda Europa, según ha explicado el conseller. El proyecto está incluido en el Plan de Salud 2016-2020 y ha sido reforzado con 260.000 euros para el año que viene y más plantilla multidisciplinar. Se quiere conseguir así una mejor atención por parte de los profesionales para acompañar a los pacientes de una manera más afectiva y sensibilizada.

Este nuevo modelo se ha consensuado conjuntamente con plataformas y colectivos trans y también con profesionales científicos y médicos. Estos colectivos se muestran muy a favor del nuevo plan pero han pedido que la Unidad de Identidad y Género del Hospital Clínic deje de funcionar porque “no ha tratado con dignidad y respeto a las personas trans”, ha asegurado el portavoz de la plataforma Nac Bremón. La UIG del Hospital Clínic había sido acusada desde TRANSforma la Salud de practicar una atención “patologizante y muy deficiente” en varios aspectos.

Ante esto, el director del Hospital Clínic, Josep Maria Campistol -que se encontraba presente en la rueda de prensa-, ha pedido disculpas por los “errores cometidos y por si han podido maltratar psicológicamente algún afectado”. Ha añadido, sin embargo, que hay que “mirar al futuro” y ha ofrecido colaboración entre el hospital y el nuevo plan. Desde el departamento de Salud han dicho que “quieren aprovechar la experiencia en operaciones quirúrgicas acumulada por el Hospital Clínic en los últimos años” pese a las críticas que han recibido.

Cada año unas 93 personas solicitan iniciar el proceso de cambio de sexo a través de la sanidad pública en Catalunya, y actualmente hay 437 en fase de tránsito. Se espera que con este nuevo modelo se genere un efecto llamada y que gente que estaba haciendo el tratamiento por la privada cambie a la pública.