«LAS AMIGAS DE MI HIJA YA SABÍAN QUE ERA UNA NIÑA»
Hay niñas con pene y niños con vulva. Puede que para muchos sea una contradicción, pero hay quien lo tiene muy claro. Esta será la primera generación de niñas y niños en situación de transexualidad que podrá vivir como son, sin que nadie se lo cuestione ni una vez más.
La hija pequeña de Aingeru Mayor lo tenía claro desde que aprendió a hablar. Ella era una niña, una niña con pene. «Apo no, apa», les dijo una vez a sus padres antes de que supiera hablar bien. Ese fue el primer signo que recuerdan sus padres, aunque en ese momento no le dieron importancia. Mayor y su pareja pensaban que tenían una niña –que ahora tiene 13 años– y un niño –que ahora tiene 8–, pero estaban equivocados: tienen dos niñas. Cuando la menor cumplió 7 años decidieron dar el paso de presentarla como lo que siempre ha sido. Mayor es sexólogo y esto le ayudó a comprender mejor esta situación, pero como a cualquier padre, le costó.
Él es el presidente de la asociación Chrysallis en Euskal Herria, que desde hace un año presta apoyo a las familias. La información abre las puertas de una vida mejor a esos niños que ven como, de repente, les encajan todas las piezas. «Si cuando un niño empiezan a trasladar su disconformidad porque los demás le llaman ‘niña’ y él dice ‘yo no soy niña, soy niño’, habitualmente se les corrige: ‘tu no puedes ser un niño porque no tienes pene’. A partir de ahí comienza el malestar con sus cuerpos, cuando los demás les niegan lo que son por lo que tienen entre las piernas», asegura el sexólogo.
La forma más efectiva para saber si los pequeños son niños o niñas es escucharles. «Hay niños a los que les gusta ponerse vestidos de princesa, pero tienen claro que son niños. No dicen que son niñas. A veces lo que sí dicen es ‘me gustaría ser una niña’, y si dicen eso es porque la gente les mira mal, así que lo que quieren es que les dejen en paz», explica. Por el contrario, una niña con pene dirá que es niña, no que le gustaría serlo. «Es muy importante explicar que hay niñas que tienen pene y niños que tienen vulva, porque si un niño al que le gusta ponerse vestido lo escucha no le dará importancia, en cambio si lo escucha un niño o una niña en situación de transexualidad se le dibuja una sonrisa enorme en la cara porque se identifica», asegura.
Los niños lo entienden muy bien
El transito suele hacerse poco a poco, no porque sea mejor para los niños sino porque para los padres no es fácil de sobrellevarlo. «Ellos quieren que sea rápido porque es como poder respirar, porque cuando no pueden ser quien son se sienten ahogados», comenta el padre. A la hora de hacer frente al día a día es importante enseñarles que «son diferentes porque todos lo somos». En el caso de la familia Mayor, ponen en valor las diferencias de cada uno. Así, a su hija pequeña le dicen que ella tiene la suerte de poder orinar de pie y que eso es algo que muchas mujeres desean.
En cuanto al resto de la gente, quienes mejor se toman los cambios son los niños. «Las amigas de mi hija ya sabían que era una niña, lo que pasa es que todos la presentábamos como un niño. Cuando dijimos que era una niña les cuadraba más porque ella se expresaba como una niña». Como anécdota, cuenta que cuando decidieron dar el paso de hacer público que su hija era niña hicieron una reunión con los padre del colegio. Una madre se le acercó y le dijo: «No hace falta que a mi me digas nada. Mi hija un día me dijo, ‘ama, que sepas que hay algunas niñas que tienen pene’».
Si tienen que dar un toque de atención a alguien es a las administraciones. Tanto Nafarroa como la CAV fueron pioneras a la hora de establecer leyes que amparan a las personas transexuales a nivel estatal y europeo, pero estas necesitan ser revisadas. En ese sentido, Lakua prometió en 2012 un documento acreditativo donde saldría el nombre y el sexo de los niños, para que cuando vayan, por ejemplo, a apuntarse a la piscina no tengan que dar explicaciones. Recientemente se han topado con que el carnet solo incluirá el nombre, por lo que no les sirve para nada.