Cardenal Medina: “la homosexualidad es una disfunción orgánica como la diabetes” – See more at: http://www.movilh.cl/cardenal-medina-la-homosexualidad-es-una-disfuncion-organica-como-la-diabetes/#sthash.JGzC8VYC.dpuf
/in HOMOFOBIA @es, Homosexualidad, Noticia @es, REDES SOCIALES, Religión /by EditoreaEl Movilh repudió la afirmación del cardenal y emplazó a la Conferencia Episcopal
El Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) repudió hoy “la brutal y enfermiza homofobia” del cardenal Jorge Medina, luego de que calificara a las personas con orientación sexual diversa como “una disfunción orgánica” y un “error muy grande”
“La diabetes es un disfunción orgánica y la homosexualidad es también una disfunción porque el ser humano fue creado por Dios, varón y mujer para que entre los dos formaran la sociedad conyugal, el matrimonio, y del matrimonio llegar a los hijos. ¿Verdad?”, dijo el cardenal a TVN.
Añadió que “no se ha visto hasta ahora ningún caso de un homosexual que haya quedado embarazado por tener relaciones con otro. Es un error muy grande del ex presidente Piñera haber mandado este proyecto (unión civil), y legalizar lo que ante la ley de Dios está mal”.
El Movilh replicó que “este cardenal se ha especializado en humillar, ofender y denigrar a homosexuales, en particular a los que están en pareja, mediante declaraciones que no tienen ningún sustento moral, ni científico, ni social. Medina, sólo amolda sus prejuicios y odios, a lo que dice. Y lo hace de una manera cobarde, porque justifica sus declaraciones responsabilizando a Dios, como si un ser superior lo hubiese escogido a él para llevar su palabra a la tierra. Homofobia y arrogancia, resumen muy bien a este cardenal”.
El organismo expresó además hoy su malestar a la Conferencia Episcopal, enviando una carta a su presidente, Ricardo Ezzati, para que aclare si comparte la idea de que la “homosexualidad es una disfunción orgánica”.
“Estamos en presencia de una afirmación de tipo biológica, no religiosa, por tanto si la Conferencia Episcopal la comparte, lo llamamos a hacer públicos los estudios e investigaciones que sustentan los dichos de un claro representante de la Iglesia, como es Medina”, indicó el Movilh en su misiva.
Puntualizó que si la CECh “no comparte los dichos de Medina, es más que pertinente aclararlo, pues él habla vestido con los ropajes de la Iglesia y en representación de ella”.
Un presentador de TV pide que los homosexuales vistan de otro color “para poder diferenciarlos”
/in 20 MINUTOS, HOMOFOBIA @es, Homosexualidad, Legislación antigay, Libertad sexual, Noticia @es, Política, Religión, USA /by Editorea- “La única manera de detener la propagación de estas enfermedades que asolan el país es hacer algún tipo de distinción obvia entre los gays y los heterosexuales”
- “Tenemos que dejar de difundir el lesbianismo y la homosexualidad”.
- Se enfrentó con un telespectador que comparó su intención con el Holocausto.
El estadounidense Marion Gordon Robertson, más conocido como Pat Robertson, es uno de los telepredicadores más conocidos y polémicos de la televisión estadounidense y otra vez ha revolucionado las redes sociales con unas fuertes declaraciones homófobas.
Robertson actualmente lidera el programa ‘El Club 700‘ en el que ha mostrado sus pensamientos ultraconservadores y ha protagonizado un nuevo caso de homofobia con declaraciones en contra de la comunidad homosexual afirmando que el aumento de derechos de los homosexuales y de la comunidad LGTB despertarán la ira de Dios” terminando con EE UU y explicó que el lesbianismo y la homosexualidad es una de las causas que han motivado la crisis.
En ese momento, le preguntaron sobre si, en el caso de que tuviera razón, la crisis podría evitarse de alguna manera, a lo que Robertson respondió: “Yo creo que sí, pero tenemos que dejar de difundir el lesbianismo y la homosexualidad para lograr eso. Y la única manera de detener la propagación de estas enfermedades que asolan el país es hacer algún tipo de distinción obvia entre los gays y los heterosexuales”.
“Sería muy beneficioso imponer una norma que obligara a este tipo de gente a llevar una ropa de color diferente para diferenciarlos de la gente común“, manifestó el periodista, añadiendo que “de esa manera, la gente común sabría que la persona que lleva ese color especial es un desviado y que hay que mantenerse alejado de ellos a toda costa, además de mantener a sus hijos lejos de su alcance“, opinó.
Enfrentamiento en directo
Este nuevo caso de homofobia durante la emisión de su editorial en la cadena CBN de Estados Unidos ha generado repulsión en las en las redes sociales y además causó unenfrentamiento entre Robertson y una persona presente en el público.
En el momento de las declaraciones, un espectador interrumpió el programa “The 700 Club” y afirmó que lo que estaba diciendo el telepredicador sonaba “muy parecido a lo que los nazis hicieron a los Judios en los acontecimientos que condujeron a la Segunda Guerra Mundial”.
“Yo no creo eso”, respondió rápidamente Robertson a la defensiva. “Simplemente estoy hablando de la protección de la gente normal de Estados Unidos, no quiero decir que los gays y las lesbianas deban ser torturados y sacrificados en los campos de concentración. ¿Entiendes mi punto de vista?”, preguntó.
“Lo hago”, respondió el espectador, “pero también entiendo que usted está tratando de hacer con la gente gay lo que los nazis hicieron con mi pueblo hace más de medio siglo. Y estoy consternado por ello”, finalizó.
“No he visto ese campamento de los horrores que relatan”
/in Agresiones, EL PAIS, Europa, HOMOFOBIA @es, Homosexualidad, Noticia @es, Religión /by EditoreaEl Vaticano llama “comisarios pontificios” o “visitadores apostólicos” a los obispos encargados de investigar “comportamientos morales inapropiados” en sus organizaciones. En la mayoría de los casos, las denuncias se archivan con el argumento de que “no estaban fundamentadas” o eran “de mala voluntad”. Así decidieron el primer visitador que investigó en la misión de Nariokotome, el arzobispo John Njue (fue en 2004 y hoy es cardenal de Nairobi), y los comisarios, obispos Collin Davies (2006) y Patrick Harrington (2007). Los entrecomillados figuran en la carta a EL PAÍS del actual prelado de Lodwar (Kenia), Dominick Kimengich, en cuya diócesis está la gran misión de la MCSPA.
El prelado escribe a EL PAÌS con el objetivo de “contrarrestar algunas acusaciones muy serias que ese periódico tiene la intención de publicar”. Añade: “Soy consciente de algunas acusaciones que fueron presentadas a la Congregación para la Doctrina de la Fe y al Consejo Pontificio de Laicos, pero parecen referirse a eventos investigados en 2006″.
“No hemos visto nunca ese campamento de los horrores que relata Paulino”, afirma el sacerdote y médico Pablo Cirujeda, que trabajó ocho años junto a Andreo en condiciones que amenazaron su salud. Reconoce que el trabajo era muy duro porque la misión está en una zona muy pobres de Kenia, con carencias de todo tipo, y también que el carácter de Andreo, líder incuestionable, no ayudaba. Pero dice no haber visto nunca lo que describe Paulino. Vivían en casas distintas, matiza.
EL PAIS pidió por correo electrónico opinión escrita sobre los dossiers, pero algunos de los denunciados por Paulino han preferido viajar a Madrid desde África y América. Divididos ahora en dos comunidades irreconciliables, los misioneros de una y otra organización se han expresado “sorprendidos” y “desolados” por las denuncias, además de “indefensos”. “Somos los primeros interesados en esclarecer la verdad”. Las reuniones se celebraron en sendos despachos de abogados y duraron casi cuatro horas, dos con cada grupo.
Histérico e hiperactivo
Andreo murió hace dos años. Todo el mundo acepta que, junto a un indudable carisma, tenía un carácter colérico y caprichoso. Paulino lo define así: “Además de histérico, era hiperactivo, tenía que estar siempre haciendo algo. No soportaba estar metido en la misión. Se levantaba y, sin plan preconcebido, llenaba una camioneta de jóvenes y salía a visitar presas, huertos y comunidades. Era un homosexual activo, que obligaba a mantener relaciones sexuales a multitud de jóvenes, muchos de ellos menores”.
Sus colaboradores en Kenia (Fernando Aguirre, Escolástica Wamalwa, Lourdes Larruy y Cecilia Puig) no creen las acusaciones. No tienen duda alguna sobre la moralidad del fundador, pero sonríen cuando se les pregunta por el carácter, como diciendo: “¡Si nosotros contáramos!” En cambio, quienes rompieron con Andreo y trabajan ahora en varios países americanos (Martí Colom, Silvia Garriga, Pablo Cirujeda y Pere Cané) no ponen “la mano en el fuego” por él. Dicen haber oído los rumores de abusos y que conocieron las denuncias investigadas. Tampoco dan crédito: “Nunca vimos nada”.
A Pere Cané, tan cercano al fundador cuando era un joven diácono de Badalona, le ha sorprendido la versión del Arzobispado de Barcelona sobre su “desaparición”. “Me he quedado anonadado. Ni me expulsan del diaconado ni me reducen al estado laical. Me marcho voluntariamente en febrero de 1991. Hasta entonces, sigo asignado a una parroquia como diácono y con sueldo del obispado. Pido una excedencia por estudios y la diócesis me sigue pagando mensualmente hasta mayo de 1993”. Antes de ‘desaparecer’ de Barcelona, Francisco Andreo había sido un sacerdote famoso y muy apreciado.
“He sido un esclavo sexual de depravados encubiertos por obispos”
/in Agresiones, EL PAIS, Noticia @es, Religión /by Editorea“Publíquelo”. Es la súplica (quizás, una orden) de Francisco al teólogo José Manuel Vidal cuando entregó al Papa un dosier sobre supuestos abusos sexuales en una organización de eclesiásticos y laicos urdida en Barcelona el siglo pasado y extendida ahora por varios países. Se trata de la Comunidad Misionera de San Pablo Apóstol y de María Madre de la Iglesia (MCSPA, en sus siglas en inglés), que, aparte de su faceta religiosa, realiza importantes obras de cooperación y desarrollo en África y Latinoamérica. Los fundadores ya fueron castigados por el Arzobispado de Barcelona en 1995 e
“He sido esclavo laboral y sexual de un grupo de depravados, encubierto por jerarcas de la Iglesia. En los tres años que estuve en la misión de Nariokotome, en Kenia, me trataron como una bestia de carga. Éramos unas 30 personas y a la esclavitud laboral se añadía la esclavitud sexual. Nos decían que la vida sexual activa es algo que Dios quiere y que también quiere que vayamos desnudos porque desnudos nos creó. Ayúdeme, Francisco. Ponga un poco de alivio en mi alma rota. No permita que otros muchachos sigan pasando por este infierno”, escribe al Papa una de las supuestas víctimas, que ahora tiene 36 años. No es la única denuncia ante el Vaticano contra la MCSPA, pero tiene la virtud de estar en manos del Papa, con seguridad. Otras dos, con confesiones igualmente estremecedoras de un chico y una chica, parecen haberse perdido por el camino.
Paulino (no quiere desvelar su nombre) califica a la MCSPA de “perfecta ingeniería del mal” y sugiere que el Vaticano se enfrenta a un nuevo caso Maciel, el fundador de los Legionarios de Cristo que logró el silencio de incontables jerarcas durante décadas, sin que nadie, tampoco Juan Pablo II, frenase sus fechorías sexuales. Como entonces, prelados y organismos eclesiásticos hacen oídos sordos o se justifican afirmando que han tramitado las denuncias ante los organismos superiores.
Varios de los aludidos en el dosier entregado a Francisco han negado con energía las acusaciones cuando EL PAÍS les hizo llegar este informe. “No hemos visto nunca ese campamento de los horrores que relata Paulino”, afirma el sacerdote y médico Pablo Cirujeda. En igual sentido se ha manifestado el obispo de la diócesis que ha dado licencia eclesiástica en Kenia a esta comunidad misionera, Dominick Kimengich. En carta a EL PAÍS, el prelado avala a sus subordinados. “Soy consciente de algunas acusaciones que fueron presentadas a la Congregación para la Doctrina de la Fe y al Consejo Pontificio de Laicos, pero parecen referirse a eventos investigados en 2006”, añade.
“Que no les pase a otros”
Paulino recibe al periodista con extrema precaución. Lo que tiene que decir lo ha escrito en siete folios que ya están en manos de Francisco. Es una declaración seca, notarial, que quema. “Ya solo confío en el Papa. Me duele no haber tenido agallas para denunciar antes. Me duele que durante todos estos años en los que no fui capaz de denunciar han seguido abusando de chicos y chicas. Yo ya no tengo miedo. Eso sí, me han quedado secuelas. Después de vivir a la deriva de Dios, no sientes nada. Ahora solo busco que lo que me pasó a mí no les siga pasando a otros. Espero que la jerarquía reaccione de una vez. Hay muchos obispos que lo saben. Unos por no complicarse la vida, otros por dinero, el caso es que no hacen nada. Yo mismo se lo conté a un obispo y no me hizo caso. El Dios que le juzgará a él también me juzgará a mí”.
Promovida por Francisco Andreo, Albert Salvans y Pere Cané, entre otros, la MCSPA surgió entre sospechas por el origen de sus fundadores, entonces (años noventa) un afamado sacerdote, alumnos del seminario para vocaciones tardías Casa de Santiago de Barcelona y chicos y chicas de la burguesía local.
El arzobispado ya los investigó entonces, después de ser denunciados ante la fiscalía acusados de corrupción de menores y estupro (diligencias previas número 2083/95 del juzgado de instrucción 21 de Barcelona). La denuncia también pedía que se procesase por encubridores y coacciones al arzobispo de Barcelona, cardenal Narcís Jubany, que ya estaba jubilado; al sustituto, el también cardenal Ricard Maria Carles, y a tres de sus obispos auxiliares. Era el año 1995 y el caso llegó incluso al Parlamento de Cataluña.
Presiones políticas y el prestigio de Jubany lograron el archivo del caso penal (por prescripción) y del expediente eclesiástico, pero no acallaron el escándalo originado por “la mayor red clerical de corrupción de menores que ha existido en España” (así decía la denuncia). Pese a todo, los denunciados, se dijo entonces, recibieron un escarmiento: no serían ordenados sacerdotes.
La realidad es que Andreo, que ya era sacerdote y no recibió sanción, desapareció de Barcelona para liderar la MCSPA, con Salvans y Cané como principales soportes en África y EE UU, los dos como sacerdotes pese a que el arzobispado de Barcelona había actuado contra ellos “reduciéndolos al estado laical”. Así lo aseguró la semana pasada el citado arzobispado, a petición de EL PAÍS: “Se actuó canónicamente reduciendo a Salvans y Cané al estado laical desde su orden de diáconos. Salvans y Cané desaparecieron de la presencia diocesana, apareciendo luego en otras diócesis de Inglaterra y de USA donde supuestamente permanecen sin ninguna vinculación a esta archidiócesis”.
De Andreo, el líder, ni una palabra. El arzobispado añade, todavía: “Todas las diligencias realizadas se hicieron con profundo rigor y fueron acometidas por el cardenal Jubany y posteriormente por el cardenal Carles, aplicando las sanciones adecuadas al caso. El 12 de septiembre de 2014, y a petición del Vaticano, se remitió inmediatamente la información solicitada del antiguo proceso, así como las sanciones efectuadas”.
Documentos aportados por Pere Cané, consultado por EL PAÍS, desdicen esta versión del arzobispado. El entonces diácono no fue reducido al laicado. Por el contrario, se ordenó sacerdote con la preceptiva transferencia de antecedentes (incardinación y excardinación en términos canónicos) desde Barcelona a la archidiócesis de Milwaukee (EE UU), mediante un solemne cruce de notificaciones entre ambas instituciones, fechadas el 1 de abril de 1993 (decreto de incardinación) y, 55 días más tarde, la llamada “letra de excardinación”. Ambos documentos se emiten con la firma el primero, y por orden el segundo, de los respectivos arzobispos. EL PAÍS ha cotejado los escritos. No ofrecen duda.
Andreo falleció hace dos años de cáncer, pero antes, en 2008, la MCSPA se rompe con estrépito y pierde sus sedes americanas, quedando reducida a misiones en África con Salvans de cabeza, mientras Cané, el hombre de Milwaukee, lidera con otros 27 misioneros la creación de la Comunidad San Pablo (CSP), con sede en Racine (Wisconsin), radicalmente alejados de sus antiguos compañeros.
Aval canónico
Para entonces, la Comunidad Misionera de San Pablo Apóstol y de María Madre de la Iglesia ya contaba con la aprobación de las diócesis de Lodward (Kenia) y Milwaukee. Producida la ruptura, la nueva organización de Cané, la CSP, recibió enseguida el aval canónico de quien era entonces pontífice de la archidiócesis, el cardenal Timothy Dolan, actual arzobispo de Nueva York y presidente de la Conferencia Episcopal de EE UU.
Paulino apenas puede hablar de ese pasado. Entrega papeles y calla. “Al miedo se unía un inteligente lavado de cerebro. Estás en un desierto, en el extranjero, sin pasaporte, sin papeles, sin dinero. Dependes de ellos para todo y en todo. Eres su esclavo y, encima, maltratado. Primero, te arrancan de tu familia. Después, te hacen creer que eres un mierda que debes obedecer sin rechistar. Francisco Andreo montaba orgías con hombres y mujeres, en las que, a veces, participaba activamente y, otras veces, se dedicaba a mirar cómo una misionera fornicaba con dos negros. Cuando quería sexo, Andreo llamaba a un chico a su habitación. El día que me mandó llamar, me acerqué esperando lo peor. Me invitó a café y ordenó que nos dejasen solos. Me mandó desnudarme. Me senté en una silla, pero él me hizo echar en su cama. Comenzó a hablarme de sexo y a preguntarme si no se me levantaba. Después, comenzó a tocarme. Yo tiritaba de miedo. Al verme tan nervioso y que el pene no se inmutaba con sus manejos, me llamó moralista, me insultó, me echó del cuarto. Salí con el alma rota, la escena marcada a fuego en mi memoria”.
Cardenal Rylko: “Hay que actuar inmediatamente”
El dossier MCSPA entregado al Papa con la denuncia de Paulino, y otros dos con declaraciones igualmente estremecedoras de un chico y una chica, están sobre la mesa de importantes jerarcas del Vaticano, entre otros la del prefecto del Pontificio Consejo para los Laicos, cardenal Stanislaw Rylko. “Los hechos son de tal gravedad que la autoridad eclesiástica competente debe actuar inmediatamente”, ha prometido Rylko, en carta que obra en el dossier entregado a Francisco. También ha recibido copia la Pontificia Congregación para la Doctrina de la Fe y la secretaría de Estado de la Santa Sede. En España, han sido informados, a veces con reiteración, el cardenal arzobispo de Barcelona, el nuncio del Vaticano y prelados de la Conferencia Episcopal.
“Que cada palo aguante su vela”
Paulino no está solo en este combate contra los abusos sexuales entre eclesiásticos. Lo arropa un cura alcarreño, Fidel Blasco Canalejas. Sacerdote desde 1984, Blasco (Alhóndiga. Guadalajara, 1959) estudió en Roma y sabe manejarse entre los altos despachos. Como suele decirse, ha removido Roma con Santiago para depositar donde más debe doler estas denuncias, y año tras año escribió decenas de cartas a cardenales y obispos reclamando respuestas. Sin éxito. Ahora vive esperanzado. Por fin, el dossier está en manos de Francisco. “Que cada palo aguante su vela”, confiesa, convencido de que algunos prelados no van a reaccionar con entusiasmo. “Por qué tanto miedo a la verdad, por qué tanto tiempo sin poner remedio al sufrimiento de tanta gente”, se lamenta. Blasco, por cierto, no es un clérigo cualquiera entre los sacerdotes españoles. De vuelta de Roma ha sido en su diócesis, Sigüenza-Guadalajara, delegado episcopal de catequesis y rector del seminario menor, entre otros altos cargos. Ahora es párroco de una importante iglesia de Guadalajara y profesor en la Universidad de Alcalá.
Al Papa se le hiela la alegría
JUAN G. BEDOYA
Es temprano en la mañana del día 15 del pasado septiembre y todo sucede en la capilla del edificio de Santa Marta, en el corazón del Vaticano, donde Francisco dice misa de siete ante una veintena de personas. Se ha desprendido de la casulla en la sacristía y ha regresado para hablar con cada uno de los asistentes a la ceremonia, cuidadosamente seleccionados. Un fotógrafo del servicio de noticias del Vaticano dispara la cámara mientras el Papa se entretiene unos instantes con cada feligrés de ocasión.
Cada saludo tiene su afán y se ve cómo Francisco escucha, sonríe, consuela, besa y bendice con timidez. Con el español José Manuel Vidal ríe mientras ojea un libro que recoge los textos del Papa publicados en el periódico Religión Digital del que Vidal es fundador y director) cuando Francisco era cardenal de Buenos Aires. De pronto, en las fotografías colgadas en la Red se aprecia cómo la sonrisa del Papa se hiela, demudado mientras su interlocutor le hojea otro dossier. Lo que tiene ante los ojos es un supuesto caso de abusos sexuales entre eclesiásticos que —le dice Vidal— debería estar sobre la mesa del Papa. Así lo han presumido desde España quienes conocen el caso y deberían atajarlo, le explica. Y el papa Francisco, una y otra vez: “Publíquelo, publíquelo”.
¿Se puede ser homosexual y sacerdote?
/in EL CORREO, Europa, Familia, Gay, HOMOFOBIA @es, Homosexualidad, Religión /by EditoreaLa clamorosa salida del armario del teólogo Krysztof Charamsa ha sacudido a la Iglesia. El obispo vasco Juan María Uriarte analiza la cuestión del celibato en un libro
El cura y teólogo polaco Krysztof Olaf Charamsa realizó una espectacular salida del armario un día antes de que se iniciara en Roma el Sínodo sobre la Familia, haciendo pública su homosexualidad y presentando a su pareja sentimental, el catalán Eduard Planas. Fue una bomba. El sacerdote, de 43 años, era secretario de la prestigiosa Comisión Teológica Internacional en el seno de un organismo del Vaticano que se encarga de vigilar el respeto al dogma católico, alto funcionario de la Congregación para la Doctrina de la Fe –el dicasterio que se ocupa de promover la fe y la moral en el mundo católico– y profesor de la emblemática Pontificia Universidad Gregoriana. De inmediato fue expulsado de estos puestos. Ahora, el obispo de Pelpin, la diócesis polaca a la que pertenece, le acaba de suspender del ejercicio del sacerdocio aplicándole las normas del Código de Derecho Canónico. Al margen de la oportunidad de su acción, utilizada por los enemigos del Papa para sabotear sus reformas, el caso ha devuelto a la actualidad una pregunta habitual. ¿Puede ser sacerdote un homosexual? La Iglesia católica no lo permite porque la normativa, revisada en 2005, sigue aduciendo el compromiso del celibato y el voto de castidad como dos obstáculos insalvables, ahora no negociables.
La identidad del sacerdocio, así como la esencia de su formación, arrastra una larga tradición en el magisterio de la Iglesia, que ha discutido cuestiones muy delicadas y algunas han terminado siendo modificadas. Se abordó en el Concilio Vaticano II y hay una encíclica, la ‘Sacerdotalis caelibatus’ –promulgada por Pablo VI en 1967–, que trata la cuestión del celibato. También se debatió en el Sínodo de 1990 y, dos años después, Juan Pablo II publicó la exhortación apostólica ‘Pastores dabo vobis’. En el documento se reflexionaba sobre la vocación sacerdotal y la madurez afectiva de los candidatos –un concepto clave en todos los textos– , si bien no se aludía de forma explícita a la homosexualidad. Se hablaba de las inclinaciones de la afectividad y el impulso de los instintos. El tema se discute cada cierto tiempo porque cambian ‘las circunstancias’. La Congregación para la Educación Católica lo ha abordado en escritos publicados en 1970, en 1974 y en 1983.
La doctrina oficial fue actualizada por la Santa Sede el 4 de noviembre de 2005, día de San Carlos Borromeo –patrón de los seminarios y de los empleados de banca– con una Instrucción del mencionado dicasterio de acuerdo con la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. El documento afirma que el candidato al ministerio debe «alcanzar la madurez afectiva» y deja claro que no se puede admitir al seminario y a las órdenes sagradas a quienes «presentan tendencias homosexuales arraigadas, practican la homosexualidad o apoyan la cultura gay». El texto, publicado en tiempos de Benedicto XVI, lo firma el cardenal Zenon Grocholewski, por cierto, también polaco y gran canciller de la Gregoriana.
En la ‘filosofía’ que justifica esta posición se especifica que los actos homosexuales «son intrínsicamente inmorales y contrarios a la ley natural», por lo que «no pueden ser aprobados en ningún caso», algo que ya estaba recogido en la tradición de la Iglesia y en el Catecismo. Se añade que las tendencias homosexuales profundamente arraigadas en cierto número de hombres y mujeres «son objetivamente desordenadas». Hasta aquí la normativa eclesial, que deja poco margen de maniobra. ¿Es revisable esta ley eclesiástica? El tema de la homosexualidad ha desaparecido prácticamente del extenso documento final del Sínodo de la Familia. Entre los 94 puntos aprobados sólo hay una referencia en la que se pide la atención de la Iglesia para evitar cualquier injusta discriminación y para «acompañar a las familias con un miembro homosexual». Algunos padres sinodales pidieron un sínodo específico sobre este colectivo.
Antes de que se celebrara el Sínodo monseñor Juan María Uriarte, obispo emérito de San Sebastián, publicó un libro muy interesante sobre el celibato (SalTerrae) con apuntes antropológicos, espirituales y pedagógicos sobre esta cuestión. Sin mando en plaza, pero muy requerido en numerosas diócesis –también en el extranjero– para dar ejercicios espirituales a los sacerdotes, Uriarte habla sin la responsabilidad del báculo en ejercicio, pero desde su dilatada experiencia como pastor y como formador de seminaristas. Además, siempre se ha caracterizado por ofrecer una actitud abierta, alejada del rigorismo tradicionalista de otros prelados.
El obispo vizcaíno, por supuesto, defiende la opción del celibato, contestado hoy en muchos ambientes cristianos, con un tratamiento riguroso e interdisciplinar, enmarcado en el contexto cultural en el que lo viven hoy los sacerdotes, definido por algunos como una «mutilación antropológica». Sin olvidar la sangría de las secularizaciones, «una herida abierta en el costado de la Iglesia, que continúa manando, y que bastantes la interpretan como una confirmación del cuestionamiento a que está siendo sometido el celibato sacerdotal».
Monseñor Uriarte dedica en su libro un apartado a la homosexualidad, ya que «hoy no es ningún secreto que mientras la gran mayoría de los sacerdotes son netamente heterosexuales, algunos tienen tendencias homosexuales». El obispo ofrece criterios relativos al discernimiento vocacional de posibles candidatos homosexuales por lo que parte de la Instrucción de 2005. Y en ese punto sí aparece un planteamiento novedoso en pleno debate sobre los sacerdotes homosexuales y en el clima de tolerancia cero con los casos de pederastia que han sacudido a la Iglesia.
Uriarte muestra una posición más benévola que muchos de los prelados a la hora de responder a la pregunta de si un candidato homosexual debe ser admitido al ministerio sacerdotal. Y abre un portillo. El obispo, tras asumir el riesgo de interpretar la Instrucción, no ve motivos «para que candidatos homosexuales de una madurez psicológica suficiente que no tengan hábitos sexuales arraigados ni historia tortuosa sean, en principio, descartados, si cumplen todos los demás requisitos, postulados a todos los ordenados». El obispo emérito advierte de que «es preciso comprobar cuidadosamente esta madurez por los procedimientos adecuados».
Monseñor Uriarte cree que los seminaristas homosexuales «han de ser lúcidos y honestos al preguntarse hasta qué punto influye en su deseo de ser sacerdote la búsqueda de una ‘cobertura legitimadora’ de una condición sexual que no quieren desvelar», así como que ha de requerirse de ellos «una prolongada y exquista continencia, no menor que la postulada a los candidatos heterosexuales». El obispo defiende que los candidatos homosexuales aptos «suelen mostrar una sensibilidad religiosa que es, en ocasiones, incluso muy fina».
No pocos consideran que la propuesta de Juan María Uriarte es arriesgada en cuanto que los seminaristas y los monjes están obligados a vivir en un espacio masculino: el ambiente del convento y del seminario es de una convivencia estrecha y permanente con varones, y ese contexto lo hace especialmente difícil y complicado. El obispo de Fruniz, al que siempre ha guiado la prudencia, cree que es posible con candidatos que cuentan con una «contextura personal afectiva y socialmente rica». Y monseñor Uriarte es una autoridad en cuanto a la formación y compañamiento de seminaristas, con los que ha acumulado una larga experiencia.
El sacerdote que salió del armario pide al Papa que ‘deje en paz’ a los homosexuales
/in EL MUNDO, Europa, Familia, HOMOFOBIA @es, Homosexualidad, Noticia @es, Religión /by EditoreaEnvió una dura carta al Pontífice en la que asegura que la Iglesia está formada por curas “sin corazón, ni cerebro”
El sacerdote que hizo pública su homosexualidad a principio de octubre, el polaco Krzysztof Charamsa, envió una carta al Papa Francisco en la que le solicitaba que dejara “en paz” a los homosexuales y permitiera que al menos “los Estados civiles” puedan hacer la vida de gays y lesbianas “más humana”. “Con su Iglesia, ha conseguido que nuestra vida sea un infierno”, añade el religioso en la misiva, a la cual ha tenido acceso EL MUNDO.
La carta no podía ser más dura, aunque Charamsa muestra un gran respeto por el Pontífice en todo momento, e incluso le agradece algunas de sus palabras y gestos a favor de las personas homosexuales.
Pero también aclara que estas palabras no tienen ningún valor mientras se mantengan los ataques y el odio de la Iglesia hacia los gays, y no se anule la decisión del Papa Benedicto XVI de prohibir el acceso al sacerdocio a los hombres con tendencias homosexuales.
“El clero está lleno de personas homosexuales, y a la vez violentamente homófobas”, afirma el sacerdote en su carta, en la que también anima a otros religiosos a salir del armario, como él hizo el
3 de octubre, un día antes de que empezara el Sínodo de la familia en el Vaticano. Charamsa, de 43 años, hizo pública su homosexualidad en una rueda de prensa en Roma en la que se presentó con su pareja, el catalán Eduard Planas. Tras el anuncio, el Vaticano lo expulsó de la Congregación de la Doctrina por la Fe, de la cual formaba parte.
“Todos los cardenales, obispos y curas que son homosexuales deberían tener el valor de abandonar esta Iglesia deshumanamente insensible, injusta y violenta”, escribe Charamsa en su carta dirigida al pontífice. Asimismo le dice que los homosexuales no necesitan la “compasión que les promete la Iglesia”. “Nosotrosno somos ni los enemigos de la Iglesia, ni de la familia: ésa es la imagen falsa y ofensiva que la Iglesia ha creado de nosotros. Sólo buscamos desesperadamente ser respetados en nuestra dignidad y nuestros derechos”, asegura.
Charamsa no ahorra descalificativos hacia la Iglesia en su escrito.
Por ejemplo, afirma que la Iglesia se mantiene “petrificada en su fría y deshumana doctrina, sin misericordia ni caridad alguna”. O también dice que la “Iglesia es especialmente odiosa, y está formada actualmente por sacerdotes sin corazón, ni cerebro”. Y añade: “Dios respeta el misterio de la naturaleza humana que ha creado, en cambio la Iglesia odia toda aquella naturaleza humana que se distancie de su proyecto de poder y de dominio sobre el hombre y su sexualidad”.
En su carta, el sacerdote polaco también muestra preocupación por su madre, de quien dice tiene una “fe increíble y no tiene culpa de mis decisiones”. En concreto, Charamsa teme que la mujer sea ofendida por el hecho de que él haya hecho pública su homosexualidad. “En Polonia los católicos saben ser unos verdaderos maestros del odio, de la estigmatización y de la exclusión de los otros”, detalla.
Y por si todo esto no fuera poco, el religioso concluye su carta de la siguiente manera: “Las minorías sexuales tenemos derecho a vivir en dignidad, en el amor que la Iglesia obstinadamente quiere matar. Tenemos derecho a la vida familiar, aunque la Iglesia no quiera bendecirla”.
“La jerarquía católica está obsesionada con los asuntos sexuales”
/in EL PAIS, Europa, Gay, HOMOFOBIA @es, Homosexualidad, Libertad sexual, Noticia @es, Religión /by EditoreaJON O’BRIEN | PRESIDENTE DE CATHOLICS FOR CHOICE
Jon O’Brien cree que la jerarquía católica está cada vez más alejada de sus fieles y de la realidad social. Sobre todo cuando se trata de derechos sexuales y reproductivos. Católico irlandés de 50 años y presidente de la organización estadounidense Catholics for Choice(Católicos por el derecho a decidir), O’Brien aboga por la laicidad del Estado y critica duramente al Vaticano por su trato a las mujeres y los homosexuales. Pregunta. ¿Están enfrentando bien las jerarquías católicas el reto de adaptarse a la diversidad de los creyentes en las sociedades contemporáneas?Respuesta. Hubo un gran teólogo que una vez dijo: “El catolicismo se define por la unidad y la diversidad”. En otras palabras, no hay una Iglesia monolítica. Cuando voy a misa los domingos y miro alrededor veo ahí mismo una pareja de gais que mantiene una relación desde hace tiempo, una pareja de lesbianas que han adoptado un niño; hay también una pareja que se ha divorciado y se ha vuelto a casar. Usamos anticonceptivos y muchas mujeres han tenido abortos. Esta es la realidad de la Iglesia católica en la actualidad. La Iglesia no es un edificio en un lugar de Roma o de Madrid. La iglesia somos las personas, y las personas tienen una sexualidad muy distinta de la que la jerarquía católica pone tanto énfasis.P. ¿Sus doctrinas no se corresponden con la realidad?R. Los dos últimos papados, el de Juan Pablo II y el de Benedicto, estuvieron muy centrados en la zona pélvica, en los genitales, en la adherencia a una norma. Pero si preguntas a los católicos de cualquier parte del mundo en qué creen, cómo se comportan, la respuesta es muy diferente de lo que hace la jerarquía católica, las élites. Creo que esa es la realidad de la Iglesia. Han fallado en que los católicos les sigamos. Y no representan a los católicos de verdad, se representan a sí mismos. Así que cuando los obispos ahora van al congreso en Estados Unidos, a la ONU, al Gobierno de España para convencerles de que conviertan su teología en ley no nos representan.P. ¿Está la jerarquía católica cada vez más lejos de la calle?R. Representan una manera errónea de pensar. Y están obcecados en todo lo relacionado con los genitales y la zona pélvica. Pero hay varias razones por las que la jerarquía católica terminó con una ética sexual completamente fracasada. A veces tenían buenas intenciones, porque querían estar más cerca de Dios y tenían la idea de que aquellos que son célibes están más cerca de Dios. Pero el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones. Creo que la realidad actual es que si no das a alguien un preservativo para prevenir el VIH estás obrando mal, si impides a las mujeres acceder a abortos seguros tendrán abortos inseguros y si frenas el acceso de las personas a la contracepción tendrán embarazos no deseados. Esa es la realidad. La realidad es que los matrimonios se terminan. La realidad es que hay personas que son gais y católicas, así que hay que tratar con la realidad. El mundo real nos dice que la visión de los obispos es realmente errónea y ciertamente los obispos tienen derecho a mantener su visión.P. Pese a los avances sociales y cada vez más voces como la suya entre los fieles, la Iglesia católica no ha variado su postura contra el aborto, la anticoncepción o sobre homosexualidad.R. La jerarquía es la única que mantiene esa idea del catolicismo, y pone demasiado énfasis en ella. Creo que la mayoría de los católicos hemos seguido adelante con nuestras vidas. Yo sigo yendo a misa los domingos, al igual que lo hacen las mujeres que han abortado y usan anticonceptivos. No nos sentimos culpables. Sabemos que, como buenos católicos, podemos tomar una decisión basada en nuestra conciencia. El mismo centro de la enseñanza católica nos dice no solo que sigamos nuestra conciencia sino que “debemos” seguir nuestra conciencia. Y creo que las personas que usan anticonceptivos, que han abortado, que son gais y lesbianas están siguiendo su conciencia. Es algo entre ellos y Dios. Creo que la Iglesia es así hoy, y cada vez más.P. ¿Cómo deben ser las relaciones entre Iglesia y Estado?R. Nuestros obispos en España, Portugal e Irlanda deben dejar de reunirse con los políticos para decirles qué leyes quieren que se promulguen. Es inapropiado. Los actores religiosos pueden tener sus opiniones pero creo en un Estado verdaderamente laico. El Estado laico no es antirreligión, es neutral, tiene las leyes más justas y equitativas, que dan una gran protección a las personas religiosas, porque no pone ninguna fe sobre la otra.P. ¿Cree que la jerarquía católica interviene demasiado en las políticas de Estado?R. Sí, no hay ninguna duda de ello. Esos hombres presionan a los políticos para transformar sus creencias en leyes, aunque ni siquiera los católicos las siguen. Y vemos esto en todo el mundo, una y otra vez: las barreras a la anticoncepción gratuita, la lucha contra el matrimonio gay, contra el derecho al aborto. Si nos fijamos en Polonia, en España o en Irlanda, la batalla contra la igualdad de derechos de los ciudadanos desgraciadamente está encabezada muy a menudo por la jerarquía de mi Iglesia. Y no es fácil, pero los católicos debemos reaccionar porque cuando ves a alguien obrando mal has de decirlo. Debemos levantarnos y decir que esa manera de comportarse de la jerarquía y de la Iglesia es errónea, y que cuando hablan no hablan por nosotros.P. Hablemos del papa Francisco. Algunos lo han definido como un políticoR. Bueno, creo que hay algo verdaderamente genuino en este papa. Y es que es mucho más pastoral que político, mientras otros papas han tratado de hacer que los Gobiernos hagan esto o lo otro, él se preocupa verdaderamente de la condición humana. Pone más el acento en el cuidado de las personas, para que se sientan bien, vayan a la iglesia y no se sientan excluidas. Y eso es algo de agradecer, porque hemos tenido con demasiada frecuencia una Iglesia católica política y no pastoral. Y con esto no pretendo hacer ver que el papa Francisco esté de acuerdo conmigo en estos asuntos, pero está dando más amor y cariño que sus predecesores. Él es argentino, pero no creo que el papa Francisco sea Che Guevara, no lo es; pero puede que sea más como Gorbachov cuando tenía algo que decir.P. ¿Ha abierto un canal de comunicación y de cambio en la Iglesia?R. Él introdujo la idea de que las personas debemos hablar sobre qué tipo de sociedad tenemos. Quién sabe si los obispos con el papa Francisco van a ser más valientes y van a admitir que hay cosas en la jerarquía católica que son injustas. Una de ellas es el comportamiento de la Iglesia con las mujeres, a las que no trata con la dignidad y respeto, ni como iguales a los hombres.P. ¿Es esa desigualdad de género uno de los mayores problemas en la Iglesia?R. Creo que si la Iglesia debe resolver una injusticia es esa. La idea de que una empresa, por ejemplo Apple, que diga que mañana no va a tener ninguna mujer en los puestos de dirección sería una locura para su negocio. O para cualquier institución. Y creo que es una locura también para la Iglesia. Excluir a las mujeres de la Iglesia no es inteligente. Así que cuando los obispos se reúnen y hablan sobre los problemas de la mujer, su salud, su vida y el papel de la mujer en la Iglesia, creo que su postura es la de la mitad de la Iglesia.
P. ¿Qué supone que un prelado haya declarado públicamente su homosexualidad y, además, tener pareja?R. Uno de los secretos peor guardados de la Iglesia católica es que una parte importante del clero es gay. Agradecería una visión mejor informada sobre la homosexualidad en mi Iglesia. Nosotros, los fieles también agradeceríamos más sinceridad sobre el divorcio, el casarse por segunda vez, las mujeres que han abortado, las parejas que usan anticonceptivos. Hay toda una serie de asuntos que se deben poner sobre la mesa para el debate. Con este error de no hablar del mundo real, los pecados de omisión de la jerarquía católica van más de un cura gay en el vaticano que no pudo soportar la hipocresía y mentiras. La lista llega al mismo corazón de las enseñanzas de las enseñanzas católicas en asuntos conectados a la zona pélvica. Necesitamos que se haga justicia social, no solo sacerdotes gais hablando de sacerdotes gais.
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El cura que declaró ser gay acusa al clero de “violentamente homófobo”
/in EL PAIS, Europa, Familia, HOMOFOBIA @es, Homosexualidad, Noticia @es, Religión /by EditoreaKrzysztof Charamsa, el prelado que declaró públicamente que es gay y tiene pareja, ha cargado duramente contra la jerarquía de la Iglesia católica. En una carta enviada al papa Francisco, acusa al Vaticano de hacer “un infierno” la vida de millones católicos homosexuales de todo el mundo. Charamsa, que tras al anuncio fue despojado de sus cargos, critica también a la jerarquía católica por “perseguir” y provocar un “sufrimiento inconmensurable” a los católicos gais y sus familias.
El prelado, polaco de 43 años, afirma que el clero católico está “lleno de homosexuales” pero que es también “violentamente homofóbico”, según cuenta la BBC, que ha tenido acceso a la misiva. En ella, pide a “todos los cardenales, sacerdotes y obispos gais” que tengan “el valor de abandonar esta Iglesia insensible, injusta y brutal”.
Charamsa, que era oficial de la Congregación para la Doctrina de la Fe –el antiguo Santo Oficio– y secretario adjunto de la Comisión Teológica Internacional del Vaticano, escribió la carta hace unas semanas; el mismo día en el que compareció públicamente en Roma para hablar de su homosexualidad y donde presentó a su novio. En la carta, explica al Papa sus razones de contarlo y dice que tras un “periodo largo y atormentado de oración y discernimiento” tomó la decisión de “rechazar públicamente la violencia de la Iglesia hacia los homosexuales, lesbianas, bisexuales, transexuales y personas intersexuales”.
El polaco agradece al papa Francisco algunos de sus gestos y palabras sobre los homosexuales —“¿Quién soy yo para juzgar a los gais?”, dijo por ejemplo el Pontífice en 2013—, pero a la vez indica que esos gestos quedarán en nada si no se retiran todas las declaraciones de la Santa Sede ofensivas y violentas hacia los homosexuales.
El anuncio de Charamsa, sacerdote desde 2003, desató una fortísima polémica en el Vaticano. Su declaración pública, además, fue un día antes de la reunión de 270 padres sinodales –obispos, cardenales, religiosos y expertos— para tratar los nuevos modelos de familia, el prelado polaco quería, efectivamente, sacudir el debate:
Partidarios de ISIS asesinan a pedradas a dos hombres acusados de ser gays en Siria
/in Agresiones, HOMOFOBIA @es, Homosexualidad, Mundo Islámico, Noticia @es, Política, RAGAP, Religión /by EditoreaEl terror se ha instaurado en los países de oriente medio que están controlados por el Estado Islámico, ISIS, y las ejecuciones públicas se han convertido ya en una práctica tan habitual que resulta terroríficamente espezlunante. Monitor de Terror, el grupo que denuncia este tipo de atropellos contra la humanidad tuiteó unas fotos publicadas por ISIS este domingo, 25 de octubre, de la ejecución de dos hombres, en la ciudad Siria de Aleppo, a los que se acusa de ser gays. Los terroristas usan dos formas crueles de ejecutar a homosexuales: Arrojándolos desde azoteas de casas y estas últimas mediante lapidación.
Las imágenes muestran a una multitud enfurecida, incluyendo niños, lanzando piedras a dos hombres atados y con los ojos vendados sobre una lona blanca. Los primeros planos muestran los rostros y ropas ensangrentadas de los dos hombres y las piedras que se utilizaron para matarlos manchadas de su propia sangre.
Estas son las fotos impactantes que muestran la ejecución de estos dos hombres en Siria acusados de ser homosexuales:
A principios de este mes de octubre, el grupo yihadista lanzó a dos hombres gay desde el tejado de un edificio en Mosul, Irak, con el pretexto de que eran una pareja gay. El mismo fin de semana, otros dos hombres “gays” fueron lanzados desde un edificio en Nínive. Esta vez los arrojaron sobre una pila de bloques de cemento.
ISIS también ejecutó a nueve hombres y un niño acusado de ser gay en Siria en septiembre y han reivindicado la autoría de los asesinatos de al menos otros 30 hombres homosexuales.