Piden la retirada del concordato con la iglesia católica tras negar al transexual Álex Salinas ser padrino que hará la apostasía

Alex Salinas 2.

Álex Salinas, el joven transexual de San Fernando, de Cádiz, al que la Iglesia le ha negado ser el padrino de bautismo de su sobrino, ha anunciado que hará la apostasía y que, además, la familia ha decidido no bautizar finalmente al niño. Se convertirá en apóstata “por el engaño” al que asegura que ha sido sometido, pues, tras la negativa inicial, afirma que el párroco le dijo en agosto que sí podría ser padrino de su sobrino trasladándole “palabras textuales del obispo” de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza, de quien critica que “ahora se lava las manos” anunciándolo en la web de la institución (lee el texto completo pinchando sobre este enlace). Tras lamentar que “nadie” de la Iglesia se haya puesto en contacto con él tras este “revés”, explica que ya no luchará por ser el padrino de su sobrino, quien “si de mayor quiere pertenecer a la Iglesia será libre de hacerlo”.

Las reacciones no se han hecho esperar, La Asociación de Transexuales de Andalucía-Sylvia Rivera exige la retirada del concordato con la iglesia católica por tratarse de una institución que ‘se destaca por su misoginia y lgtbifobia’. Asimismo, exigen el cumplimiento y respeto a las leyes civiles y constitucionales que amparan a la ciudadanía.

‘Se trata de poner fin al privilegio fiscal e impunidad ante reiteradas actuaciones y declaraciones que incitan al odio y menoscaban los derechos civiles’, declara Mar Cambrolle, Presidenta de la Asociación de Transexuales de Andalucía. También le recuerda a la Fiscalía de Igualdad y contra los delitos de odio de Cádiz, la petición realizada por esta entidad, con fecha 31 de julio, para que interviniera en este caso por si fuera constitutivo de delito ya que consideran que es un acto de transfobia.

“La libertad religiosa no puede entrar en conflicto con los Derechos Humanos”, recuerda Mar Cambrolle, quien añade “La Iglesia debe ser responsable de sus reiteradas prácticas lgtbfóbicas que incitan al odio y al menoscabo de derechos y por tanto, el Estado de Derecho debe proteger a las personas que son victimas de estas prácticas”.

Ante el aumento de delitos y violencia hacia las personas lesbianas, gays, bisexuales y transexuales, ATA-Sylvia Rivera insiste en la necesidad de una ley autonómica como la Catalana y la Extremeña, que proteja y sancione los delitos de odio, así como una ley estatal de transexualidad que unifique criterios y garantice derechos por igual a todas las personas transexuales del Estado Español, teniendo como referente la Ley Trans de Andalucía.

A finales de junio, la diputada en la Asamblea de Madrid, Carla Antonelli comentaba que  ‘Con el nuevo Codigo Penal el Obispado de Cadiz incurre en un delito de odio que conlleva penas de prisión‘.

Alex Salinas xon su sobrino.

Esto es así después de que Zornoza haya manifestado este martes “pública y definitivamente” en un comunicado que la solicitud de Salinas “no puede ser aceptada” porque es “evidente” que “no posee el requisito de llevar una vida conforme a la fe y al cargo de padrino”, recogido en el Código de Derecho Canónico (CIC).

Finalmente, Álex subraya que sí continuará “denunciando y participando en las protestas y manifestaciones que hagan falta para seguir luchando por los derechos de otras personas” que se enfrenten a su misma situación.

La propia Carla Antonelli, activista transexual y Diputada del Grupo Parlamentario Socialista en la Asamblea de Madrid, escribía esta semana sobre este tema: ‘Te quedas sin palabras de como se puede ser tan inmisericorde y trileros, jugando con los sentimientos de Alex Salinas, le dicen que si generándole la ilusión de ser el padrino y ahora le comunican que la Congregación de la Doctrina de la Fe (Antigua Inquisición -literal-) y el mismísimo Papa ha dicho que no puede serlo porque su propia existencia va en contra de ser cristiano. Ante tanta crueldad solo te queda pensar que la verdadera incongruencia es de quienes dicen ser los representantes de la doctrina que predica respeto y amor al prójimo pero que la aplican para dar rienda suelta a los odios, fobias y machacar al semejante; en una palabra, indignos representantes del dogma en origen. Profundamente defraudada con el Papa Francisco y los cantos de sirena que te arrojan sobre Escila y Caribdis. Absolutamente perverso’.

Gais, lesbianas y transgénero durante el franquismo

Artículo publicado en JOT DOWN por

Montaje fotográfico realizado en la Central de Observación de la Dirección de Prisiones, donde se estudiaba y calisificaba a los reclusos

Montaje fotográfico realizado en la Central de Observación de la Dirección de Prisiones, donde se estudiaba y calisificaba a los reclusos. Imagen: Tusquets.

Inversión sexual y erotismo desviado. Repugnante caso que subleva a toda conciencia honesta. Ofende al pudor y a las buenas costumbres y es objeto unánime de condenación. Actos contra natura. Perversión sexual. Nefando tráfico sodomítico. Repugnante vicio. Vicio antinatural y perturbador. Vicio merecedor de la más completa repulsa. Actos atentatorios a la moral, fundamento de la familia y la sociedad. Nefastas relaciones. Repugnante porquería. Repugnantes aberraciones. Torpes acciones. Inmorales aberraciones. Sucios y reprobables actos. Actos de desviada lujuria. Vergonzoso vicio. Acción soez. Desvergonzada e impúdica. Aberración contraria a la naturaleza humana. Torpes instintos. Repugnantes actos libidinosos…

Calificaciones de la homosexualidad en los expedientes del Tribunal Supremo del franquismo recopilados por Armand de Fluviá, autor de El homosexual ante la sociedad enferma en 1978.

Si bien las prácticas homosexuales estuvieron penalizadas en muchos países de Europa durante la segunda mitad del siglo XX y la España de Franco no era, en ese contexto, una excepción, nuestro país constituye un interesante objeto de estudio por cómo abordó el tema científicamente, por llamarlo de alguna manera. Tras la destrucción del estado democrático entre 1936 y 1939, el franquismo comenzó a crear y teorizar en la posguerra una psiquiatría hispana.

Según cuenta el psiquiatra González Duro en las obras que ha dedicado al fenómeno, en general no era más que una adaptación de toda la psiquiatría nazi a términos locales. Con la novedad de que la psiquiatría nacional tendría como fundamento un concepto teológico del hombre. «Todo se explicaba en función de la “vitalidad”, término ambiguo definido poéticamente como la sutura entre el cuerpo y el alma».

Dentro de esta disciplina no se admitían conflictos familiares o generacionales. La psiquiatría nacional no era más que otra trinchera para la defensa del sistema establecido. La locura era biológica o genética, y por eso se trataba exclusivamente con los tratamientos biológicos más agresivos, electroshock o lobotomías. Y su causa era clara: el pecado. El doctor Marco Merenciano, falangista y católico, entendía que la enfermedad mental era un castigo por el pecado; «pecado que por su naturaleza llevará al castigo de la imposibilidad de arrepentimiento», escribió. Este señor tiene todavía una calle en Valencia.

Otro, con calle en Madrid en la actualidad, López Ibor, daba, como documenta González Duro, «una interpretación teológica de la enfermedad psíquica cuya realidad solo se podía entender yendo a la base radical del ser humano, de su “naturaleza caída”, de ahí la conveniencia de que el psiquiatra fuera cristiano, y católico específicamente». Y Antonio Vallejo-Nájera, también, por su puesto, con calle en Madrid, teorizó que quienes tenían ideologías distintas a las inherentes al hombre español «sano y vertical, religioso y de derechas por naturaleza» sufrían de un virus marxista o una malformación genética —el gen rojo— para lo que proponía la reinstauración ni más ni menos que de la Santa Inquisición.

En cuanto al psicoanálisis, el rechazo era total por su falta de «espiritualidad» su «pansexualismo» y su ser «nocivo para la catolicidad inmanente del enfermo español», sigue González Duro, que precisaba una psicoterapia específica según estos galenos. La obra de Freud estuvo prohibida en España hasta 1949 y a partir de entonces se trató de adaptar. «El pueblo español profesa en su mayoría el catolicismo, y es la primera de las condiciones de nuestra psicoterapia que no contradiga el dogma y la moral católica», explicó Vallejo Nájera. Y el catalán Ramón Sarró i Burbano sentenció: «Pero ¿cuál sería la mejor interpretación? ¿Hemos de reconocernos como sexualidad, como ambición más o menos frustrada o como cosmovisiones del arquetipo? (…) ¿Y por qué no como el camino del alma hacia Dios del que nos aleja el pecado y nos acerca la Gracia; o como cristiano que necesariamente cae y se levanta ante la faz Divina?».

En este contexto científico arbitrario y surrealista, los homosexuales eran considerados enfermos en el mejor de los casos. Se les aplicaron terapias aversivas —medicación para inducir al vómito o descargas eléctricas mientras se les mostraba pornografía homosexual—, electroshock o lobotomías. López Ibor llegaba a presumir de sus «exitosas» lobotomizaciones a gais. La revista Interviú recogió un fragmento de una conferencia suya en Italia en 1973 donde decía: «Mi último paciente era un desviado. Después de la intervención del lóbulo inferior del cerebro presenta, es cierto, trastornos en la memoria y la vista, pero se muestra más ligeramente atraído por las mujeres».

Quirófano del Hospital Penitenciario de Madrid (1956)

Quirófano del Hospital Penitenciario de Madrid (1956). Fotografía: Real Academia Nacional de Medicina.

Los primeros intentos de curar homosexuales habían empezado en la Primera Guerra Mundial, cuando los altos cargos del ejército alemán detectaron que la homosexualidad estaba extendida entre muchos de sus soldados. Cuenta la doctora Teresa Cabruja, de la Universidad de Girona, que esto sucedía porque se consideraba que la homosexualidad respondía a «causas ambientales», pues no podría darse genéticamente en la raza aria. Aquí se siguió con esa cantinela casi hasta los años ochenta. De hecho, en 1977, la UCD planeó la creación de diez mil plazas para la reeducación de homosexuales. Un plan abortado cuando la Constitución prohibió un año después clasificar a las personas por su sexualidad.

Pero lo cierto es que en la historia moderna de España nunca hubo un exceso de celo a la hora de perseguir a los homosexuales. El Código Penal de 1822 no recogía el delito de sodomía por su inspiración francesa, país donde se despenalizó la homosexualidad en 1791. En los códigos penales de 1848, 1850 y 1870 españoles aunque no estaba penalizada, se castigaba con la figura del «escándalo público». Solo Primo de Rivera endureció la ley en 1928 castigando específicamente las relaciones sexuales entre adultos del mismo sexo con una multa y la inhabilitación para ocupar cargos públicos. Finalmente, la II República despenalizó completamente la homosexualidad —excepto en el Ejército— en su Código Penal de 1932. Y aunque luego redactara la Ley de Vagos y Maleantes en 1933 sobre delincuentes «potenciales», no insertó en ella a los homosexuales. Fue durante el franquismo, en 1952, cuando se modificó esta ley para incluirlos expresamente.

No obstante, entre 1939 y 1952 el régimen estuvo más preocupado de exterminar y encarcelar a sus enemigos políticos que a los homosexuales. Si acaso, merece la pena mencionar el caso del escritor Álvaro Retana en 1939, denunciado por sacrilegio al beber semen de un copón sagrado. En el proceso, Retama tuvo el valor de contestar al juez: «Señor, prefiero siempre tomarlo directamente». Fue condenado a muerte, se le aplazó la pena varias veces y al final se le conmutó por treinta años de cárcel.

O el caso del cantante de copla Miguel de Molina, al que antes de exiliarse le dieron una paliza en plena calleJosé Finat y Escrivá de Romaní, futuro alcalde de Madrid, y Sancho Dávila, falangista pro nazi que luego fue presidente de la Federación Española de Fútbol. Uno de los dos le arrancó el pelo y se lo llevó guardado envuelto en un pañuelo de recuerdo. Pero por lo visto solo se trataba de un asunto de celos. Un mandamás del régimen sufrió un desengaño sentimental con él y lo persiguió hasta que él mismo cayó en desgracia por un incidente en una sala de fiestas. Se cuenta en El látigo y la pluma, del periodista Fernando Olmeda:

Varias personas sujetaron al agresor y trataron de calmarle diciendo que el individuo era un falangista muy vinculado a las altas esferas y le traería problemas. Pero el joven exclamó que aquel asqueroso maricón le había toqueteado los genitales al pasar y que no iba a perdonarlo. Cuando le insistieron en que olvidara el incidente, el hombre se dio a conocer como agregado militar de la embajada de un país centroeuropeo. Dijo que hablaría con su embajador y al día siguiente haría una denuncia formal al Ministerio de Relaciones Exteriores. El enloquecido maricón no era otro que el secretario del ministro, que durante años me persiguió monstruosamente. Aunque se trató de acallar el escándalo, la cantidad de testigos presenciales lo hizo imposible y el tipo salió violentamente de sus dos cargos.

Los artistas homosexuales fueron un objetivo político en aquella época. Para permitirles llevar su vida tenían que informar a la policía, convertirse en chivatos. Además de mostrar una inquebrantable adhesión al régimen en todas sus manifestaciones públicas. En aquellos años, en cualquier caso, convivieron reconocidos homosexuales en los puestos más altos de la jerarquía franquista —muchos fueron famosos por haber dado «paseos» en la guerra— con una exaltación de la masculinidad exacerbada por parte de los falangistas triunfadores.

Casi todos los artículos sobre homosexualidad que tratan este período histórico insisten en señalar las inequívocas características homoeróticas de la estética falangista. Así como los apodos que recibía Franco entre los suyos, tales como «Paca, la culona» o «Miss Islas Canarias 1936», o la descripción que de él hizo el periodista americano John Whitaker:

Hombre pequeño, su mano es como la de una mujer y siempre está empapada de sudor. Excesivamente tímido, se pone en guardia para dialogar con su interlocutor; su voz es ligeramente desconcertante, pues habla muy suave, casi en susurros.

Todo con el fin de asociar la obsesión del nacionalcatolicismo por exaltar la hombría de la nación a sus propias inseguridades. Una conclusión muy tentadora, pero que carece de sentido en la época. Los fascismos y el nazismo, al marco de identificación primaria, el nacionalismo, añadieron la raza y la masculinidad como forma de resolver todos los problemas, un regreso al pasado edénico mediante la virilidad, la agresividad y la fuerza de voluntad. La figura del machote era el truco del almendruco propagandístico gracias al cual se resolverían todos los problemas en los tumultuosos años treinta.

Fotograma de la película propagandística Rojo y negro (1942) en la que un soldado de uniforme porta la bandera falangista

Fotograma de la película propagandística Rojo y negro (1942) en la que un soldado de uniforme porta la bandera falangista. Imagen: CEPICSA.

No obstante, otra historia es, como relata Olmeda en su libro, que la homosexualidad estuviera muy presente en el ejército rebelde. La tropa, dice, no ponía objeciones a que un soldado tuviese relaciones sexuales con otro que era más bien afeminado. También que la famosa camaradería en algunas ocasiones encubría verdaderos enamoramientos bajo el techo del cuartel entre hombres confinados, o que en los ejércitos de África fuesen habituales las noches de juerga de hachís y alcohol con jovencitos marroquíes. Todo ello percibido como algo normal que nada tenía que ver con la homosexualidad. Para prueba, en 1942, fue el propio Franco quien tras una visita a la Academia Militar de Zaragoza ordenó que se colocara una cama adicional en las habitaciones dobles «para evitar tentaciones».

Mientras tanto, en la sociedad, la posibilidad de ser homosexual la marcaba la clase social. Los que tenían al alcance de sus medios llevar una doble vida, que a menudo exigía tener dos pisos, la llevaban. También, como es lógico, los homosexuales de buena familia se aprovechaban de los que eran más humildes. Y Olmeda cuenta que en Barcelona las familias de nivel, cuando tenían un hijo homosexual, podían llegar a aceptarlo y permitirle tener su pareja admitiéndola en la familia cubriéndole como un primo que se había ido a vivir con ellos. Aunque la excusa del primo se ha podido escuchar en las capitales de toda la piel de toro.

Las lesbianas, por su parte, estuvieron en una situación diferente. Si una mujer vivía sola, tendría más problemas si invitaba a su casa a hombres solos que a otras mujeres. Bien al contrario, si se rodeaba de mujeres mantendría una excelente reputación. Los propios padres que no toleraban que un hijo cuando era niño o adolescente manifestara excesivo afecto o encariñamiento por un amigo veían como completamente normal que su hija durmiera en la misma cama con una amiga o una prima.

Durante todo el régimen, el número de expedientes sobre casos de lesbianas fue infinitamente menor que el de hombres. No tuvieron que frecuentar urinarios o exponerse a las redadas policiales. En las ciudades existían redes de mujeres que no levantaban sospechas cuando se reunían a celebrar una fiesta en un piso. Empar Pineda escribe en Una discriminación universal que incluso era al contrario, que los vecinos estaban «encantados de tener unas chicas que eran tan formales que no invitaban a chicos a sus fiestas». Sin embargo, en un contexto de represión inclemente sobre la sexualidad femenina tal y como se relató en los capítulos anteriores de esta serie, muchas lesbianas ni siquiera tuvieron la oportunidad de saber que lo eran hasta que empezaron a difundirse las ideas feministas años después. Como dice Pineda, el sexo entre mujeres no se perseguía porque para el régimen no podía existir.

Los homosexuales en aquel tiempo tuvieron que recurrir a los encuentros clandestinos en playas apartadas, cines o los inevitables urinarios, con lo que significaba a la hora de exponerse a los delincuentes que haciéndose pasar por gais les robaban todo lo que llevasen encima o incluso lo que tuvieran en casa si subían. Las diferentes formas de robarles hasta recibían su nombre. Olmeda, por ejemplo, habla del «timo de la pasma ful». Uno hace de gancho en el urinario enseñando el miembro enhiesto y el compinche aparece haciéndose pasar por policía para prender al homosexual que caiga en el engaño. El periodista recoge en su libro el testimonio de un antiguo delincuente que asegura que en una ocasión estuvo a punto de hacérselo a un jugador de fútbol de primera división. La víctima, por supuesto, nunca denunciaba.

Otro punto de encuentro eran los prostíbulos, que hasta que la ONU no declaró la prostitución incompatible con la dignidad humana, en España funcionaron sin grandes dificultades. Allí muchos hombres acudían sabiendo que además de meretrices también había jovencitos que necesitaban dinero o, en su defecto, prostitutas que sabían amarrarse un dildo a la cintura. Mari Loly, una profesional de la época cuyo testimonio destaca Olmeda, tiene un relato que enlaza con el de la sexualidad en las filas del ejército de Franco:

A veces un hombre que ha sido mi cliente me pide un jovencito, me pide que haga de intermediaria. Suelen argumentar que están hartos de las mismas sensaciones y quieren pasar a un jovencito después de haber probado todo con una mujer. Algunos, una vez probado, se dan cuenta entonces de que eso es lo que les gusta. «Mariquitas» que no sabían que lo eran. Pero en casi todos es una prolongación de su papel de macho. Hay también hombres mayores, viudos o casados, que un día se sorprenden haciéndose o dejándose hacer con un jovencito y les gusta, y no hacen ascos porque normalmente juegan el papel de macho y eso no es tan desagradable para los hombres como si tuvieran que tomar.

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Imagen: cortesía de Jaime Gallaostra / agenciafebus.com

Otra forma de contacto eran los anuncios en determinadas revistas, como las de culturismo por motivos obvios, lo que dio lugar a situaciones curiosas. En 1952 el español Juan Ferrero se proclamó Mister Universo de culturismo en el Scala Theater de Londres. Nunca un español ha vuelto a alcanzar ese título. No obstante, el régimen silenció completamente su gesta por considerar esa disciplina propia de homosexuales.

En ese mismo año circuló entre las autoridades un informe sobre «moralidad pública» que trataba de cuantificar la situación de la homosexualidad en España. El documento indicaba que cada vez se detectaban más casos:

Valencia: existe una cantidad apreciable, arraigada en personas de todas las edades y clases sociales; Madrid: Parece bastante extendida; Granada: Se advierte en el clima moral de la ciudad un incremento extraordinario de las aberraciones sexuales; Guipúzcoa: los casos van en aumento; Baleares: la desgracia de la homosexualidad ha aumentado en ambos sexos, etc…

Es en ese momento cuando se reforma la Ley de Vagos y Maleantes para incluir a los homosexuales. El régimen ya había acabado completamente con la oposición política dentro del país y pasaba a buscarse nuevos enemigos. Muchos homosexuales no habían sido sorprendidos in fraganti y con esta legislación ya eran delincuentes potenciales. La pena que acarreaba la aplicación de la ley era la reclusión en un centro de trabajo o colonia agrícola y el exilio o prohibición de residir en el territorio durante dos años.

A tal fin, en 1954 se puso en marcha la Colonia Agrícola Penitenciaria de Tefía, en Fuerteventura. La colonia era más bien un campo de concentración y lo de agrícola era una broma de mal gusto puesto que el terreno era totalmente desértico. Los presos picaban piedra y cavaban zanjas. «Frío, miseria, hambre, humillación, palos y más palos. En total éramos noventa maricones. Se pasaba el día cargando piedras, haciendo muros, sacando agua del pozo. Era como un campo de concentración pero sin cámara de gas. El médico de la prisión, para reconocernos homosexuales, nos ponía a cuatro patas y nos metía el dedo en el culo», recordó en El PaísOctavio García, uno de los reclusos, que tampoco olvida que le detuvieron cuando las autoridades se decidieron a «limpiar de maricones Las Palmas».

Se pasaba tanta hambre que Manuel S. H., que Dios lo tenga en su Gloria, se comía hasta las cagarrutas de las cabras y Juan Curbelo Oramas devoraba la comida podrida de los paquetes que le enviaba su madre y que los guardianes retenían hasta que despedían un olor nauseabundo. El hambre era una presencia constante, obsesiva, demoledora, pero no era la única pesadilla. Estaban también los palos, que caían como un diluvio. Por equivocarse al marcar el paso, por responder, por rezongar, por quedarse rezagado al amanecer, por dormirse en la imaginaria, por nada, por todo. (Crónica. El Mundo. 2003. Arturo Arnalte)

El director de la colonia era un sacerdote católico vasco. Dictaba cuántos golpes había que dar a quién y por qué. Escondía la correspondencia de los presos y era quien decidía si el interno estaba tres meses o los tres años de rigor que marcaba la nueva ley. También funcionaron los centros especializados de Badajoz y Huelva. El primero era para los homosexuales pasivos y al otro iban los activos. En las cárceles no «especializadas», como Carabanchel en Madrid o La Modelo en Barcelona, muchos de los internos eran violados sistemáticamente por los otros presos. Había celdas en las que directamente los funcionarios les prostituían. En la calle, la Brigada Social buscaba a los homosexuales con agentes secretos en los cines y discotecas. Existían informes de conducta con todo lujo de detalles, no muy lejos de lo que hacía la Stasi con sus sospechosos, redactados por las autoridades religiosas, políticas y policiales que marcaban la vida de quienes eran señalados.

Ficha policial de Silvia Reyes, encarcelada en 1974 con excusa de la Ley de Peligrosidad Social

Ficha policial de Silvia Reyes, encarcelada en 1974 con excusa de la Ley de Peligrosidad Social. Imagen: cortesía de la Asociación de Expresos Sociales.

También especialmente dura fue la existencia de los transexuales, entonces travestis. El régimen consideraba subversiva no solo su sexualidad, sino también su apariencia, al margen de que era más fácil de reconocer para la policía, y las autoridades se ensañaron con ellas. Los travestis se habían convertido en una opción más en la oferta de la prostitución. Válida para los clientes homosexuales y también para aquellos que no podían acostarse con su novia hasta el matrimonio.

No obstante, durante la década de los sesenta la sociedad española fue modernizándose y empezaron a surgir tímidamente bares de ambiente disimulando como buenamente se podía. Ya no fue tan fácil para ciertos homosexuales de buena familia someter a otros homosexuales de extracción humilde. Con la nueva clase media que estaba naciendo en las ciudades la gente ya no estaba tan desamparada y no se podía abusar de cualquiera con facilidad por muy homosexual que fuese. Pero también llegaron los pelos largos y las minifaldas y el régimen volvió a ponerse en guardia.

Un juez de Barcelona, Antonio Sabater, alertó del auge que experimentaba la «inversión sexual» a la que había que poner coto. Las causas, según el magistrado, pasaban por el desarrollo de la sociedad de consumo, el afeminamiento de la indumentaria masculina, el narcisismo de la juventud, su preocupación por el aspecto físico y su deseo de llevar una vida cómoda convirtiéndose en mantenidos de algún hombre de dinero.

Este juez fue uno de los artífices de la nueva ley, que iba a ser la de Peligrosidad Social. No obstante, aparecieron las primeras asociaciones de homosexuales, como AGHOIS en Barcelona, cuyas protestas influyeron en la opinión pública. Cuenta un artículo de L´Armari Obert que La Codorniz criticó la nueva ley, que venía en cofre de norma progresista y preventiva, riéndose de que nos hubiese privado de Sócrates oMiguel Ángel.

Así, en 1970 el régimen se «humanizó» y la Ley de Peligrosidad Social solo castigaba los «actos de homosexualidad», pero no a los homosexuales por el hecho de serlo. Aunque su redactado era tan ambiguo que seguía permitiendo a los jueces hacer lo que les viniera en gana. Con todo, finalmente se impuso la teoría de que la homosexualidad no era un delito, sino una enfermedad que era preciso curar. Lo que seguía siendo una terrorífica amenaza para la población.

Lo más amenazante de esta ley es que trasladaba la decisión de la represión directamente al ámbito familiar desde el momento en que el juez podía considerar oportuno que el homosexual se sometiera a tratamiento en vez de ser enviado a prisión, en caso de mediar una petición familiar. Este tratamiento se basaba en sesiones de terapias, fundamentalmente de dos tipos, las eméticas y las eléctricas, sin excluir la más radical, la lobotomía: una intervención quirúrgica para modificar el cerebro. Esta última técnica se practicó en clínicas privadas y en la cárcel de Carabanchel. (Una discriminación universal; Javier Ugarte Pérez)

Esta situación se extendió hasta prácticamente 1980, cuando la judicatura dejó de aplicar la Ley de Peligrosidad Social tras la Constitución y una proposición de ley de PSOE y PCE para que al menos se eliminasen los aparatados dedicados a los homosexuales. El saldo final fue de al menos cinco mil homosexuales encarcelados, pero nunca se podrá cuantificar cuántos se marcharon del país, cuántos se suicidaron, ni cuántos sufrieron una vida de autonegación y privaciones absolutamente intolerable e inhumana.

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Imagen: DP

La Iglesia vuelve a denegar a un transexual ser padrino de bautizo

Alex Salinas, transexual al que el obispado de Cádiz impidió ser el padrino de bautizo de su sobrino.

Alexander Salinas, transexual de veintiún años. / ROMÁN RÍOS (EFE)

Roma ha hablado. Un transexual no puede ser padrino de bautizo. “Resulta evidente que esta persona no posee el requisito de llevar una vida conforme a la fe y al cargo de padrino (CIC can 874 §3), no pudiendo por tanto ser admitido al cargo ni de madrina ni de padrino”, ha respondido la Congregación para la Doctrina de la Fe ante la cuestión planteada por el Obispado de Cádiz por el caso deAlexander Salinas, un chico de 21 años que aspiraba a ser padrino de sus dos sobrinos en la localidad gaditana de San Fernando.

“El mismo comportamiento transexual revela de manera pública una actitud opuesta a la exigencia moral de resolver el propio problema de identidad sexual según la verdad del propio sexo”, añade Roma para aclarar la situación de Salinas, a quien en julio le fue denegado el permiso por la parroquia, que rectificó en agosto. Ahora las posibilidades se le cierran de nuevo y el vecino de Cádiz ha dedicido que renuncia a la Iglesia.

El Obispo de Cádiz, Rafael Zorzona, ha escrito en un comunicado que pese a la presión social y la repercusión mediática, decidió “ante las posibles consecuencias pastorales”, elevar la consulta a la Congregación para la Doctrina de la Fe después de que el pasado agosto admitiesen que podría ostentar el nombramiento, por lo que esa aceptación queda anulada.“Este es el primer caso notificado a Roma desde España con estas características por lo que era necesario aclarar la situación y no se pudo estudiar con detenimiento anteriormente por la celeridad con la que se desarrollaron los hechos”, informan fuentes del Obispado de Cádiz.

Salinas, enfadado por la decisión final, ha decidido romper con la Iglesia católica y mantener su fe en el ámbito personal, al margen de la institución. “Estoy muy cabreado y desilusionado. Han jugado con mis sentimientos y los de toda la sociedad. En el comunicado se interpreta claramente que no solo me niegan a mí ser padrino, sino a todos los transexuales. Es muy fuerte, increíble”, ha declarado Salinas, que ha decidido apostatar para no pertenecer a una institución que, según considera, le rechaza. “Si no me quieren, porque dicen que llevo una vida incongruente con la fe sin ni siquiera conocerme, no tienen por qué estar mis partidas de nacimiento y comunión en esa institución”, ha detallado tras conocer la decisión de la Iglesia. La misma opción ha tomado su hermana, madre del primer sobrino del que iba a ser padrino, que ha decidido educarle como cristiano, pero al margen de la Iglesia católica. El resto de familiares van a estudiar qué hacer por las repercusiones en el matrimonio, aclara Salinas, que no tomará ningún acción judicial tras el pronunciamiento de Roma.

“Ahora voy a luchar por la mentira que se ha creado, ha sido todo un engaño. El mejor escarmiento es que la gente vea que la Iglesia no ha cambiado”, apunta Salinas, que con el apoyo de Podemos en San Fernando está montando un colectivo para la defensa de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales. La diputada socialista Carla Antonelli, que ha orientado a Salinas durante la gestión del caso, ha considerado que la última posición de Iglesia y el proceso vivido ha sido “perverso” con el chico. “Esta última posición es de inmisericordes. Es un retrato fidedigno de las sustracciones sexuales y de odio que promulga la Iglesia. No son dignos representantes de Dios”, ha manifestado la única persona transexual en el Congreso, que cuestiona la actitud del papa Francisco respecto a la transexualidad. “Me sabe mal que el Papa, que recibió a un transexual en el Vaticano, admita esto”, plantea Antonelli.

Tras conocer la última decisión eclesiástica, la asociación de Transexuales de Andalucía (ATA), que puso el caso en conocimiento de la Fiscalía de Igualdad y contra los delitos de Odio de Cádiz, ha exigido la retirada del concordato entre el Estado y la Iglesia católica. “La libertad religiosa no puede entrar en conflicto con los Derechos Humanos. Estas decisiones se toman en total impunidad, no se ejerce una violencia física pero sí incide en un menoscabo de nuestros derechos. Por el comunicado parece que los transexuales no somos naturales, quedamos como monstruos”, considera Mar Cambrollé, presidenta de la asociación, que reiterará celeridad a la fiscalía para que se pronucie sobre este caso.

La Iglesia, por su lado, no ve en esta decisión una discriminación sino el “reconocimiento de una falta objetiva falta de los requisitos” y el obispo de Cádiz añade que “no es sana una actitud que pretenda cancelar la diferencia sexual” y se ha ofrecido a ayudar “con entrañas de misericordia”.

El transexual Álex no podrá ser padrino por “no llevar una vida conforme a la fe”

Alex Salinas, un chico transexual de 21 años

El joven transexual Álex Salinas. // LAVOZDIGITAL.ES

Primero no, luego sí y finalmente no. El obispo de Cádiz y Ceuta, monseñor Rafael Zornoza Boy, ha manifestado “pública y definitivamente” que la solicitud de Alex Salinas, el joven transexual de San Fernando que pidió ser padrino de bautismo de su sobrino, “no puede ser aceptada” porque es “evidente” que “no posee el requisito de llevar una vida conforme a la fe y al cargo de padrino”, recogido en el Código de Derecho Canónico (CIC).

Así se manifiesta el Obispado de Cádiz y Ceuta en un comunicado y así lo ha confirmado a Europa Press Alex Salinas, quien en la tarde de este martes ha recibido una llamada del propio monseñor Zornoza, en la que le ha trasladado que “no puede ser” el padrino. La nota transcribe literalmente el argumento central dado por Roma tras una consulta de la diócesis gaditana: “El mismo comportamiento transexual revela de manera pública una actitud opuesta a la exigencia moral de resolver el propio problema de identidad sexual según la verdad del propio sexo”.

El 6 de agosto, y después de la negativa inicial del párroco de San Fernando donde iba a tener lugar la celebración del sacramento del bautismo y del obispo para que el joven fuera padrino, el cura párroco, según declaró Salinas entonces a Europa Press, le informó al joven de que el propio monseñor Zornoza le había trasladado que “no se podía impedir que fuera padrino” por ser transexual.

‘NO ME DICEN LOS MOTIVOS’

“En agosto me dijo el párroco que sí y directamente en boca del obispo de Cádiz”, ha recordado Salinas, que ha añadido que le dijo el párroco que “me darían una cita con monseñor Zornoza en septiembre”. “Nunca me dieron el día de la cita, y llamaba al párroco y no me ha cogido el teléfono”, ha apuntado.

Salinas ha explicado que este martes cuando se dirigía a la parroquia para cerrar el día y la hora del bautizo “ha recibido una llamada del propio obispo”, en la que le ha dicho que ha consultado “con Roma el asunto y que no puede ser” el padrino. “Pero no me dice los motivos”, ha criticado, al tiempo que ha indicado que le han puesto “el caramelo en la boca y me lo han quitado”.

Zornoza, según el joven, “me ha dicho que lo importante es ser buen cristiano, pero ellos no lo son”. “Estoy indignado y me siento engañado por el párroco, el obispo y por Roma”, ha lamentado, pues “no es lo que me dijeron en agosto”. Salinas ha señalado que “de momento” no van a iniciar la vía judicial.

LOS ARGUMENTOS DEL OBISPADO

En este sentido, el Obispado de Cádiz y Ceuta, en relación con las declaraciones aparecidas en diferentes medios, ha manifestado “pública y definitivamente” que “no puede aceptarse la solicitud” de Salinas.

Así, señala que los padrinos del Sacramento del Bautismo asumen, ante Dios y su Iglesia y en relación con el bautizado, el deber de cooperar con los padres en su formación cristiana, procurando que lleve una vida congruente con la fe bautismal y cumpla fielmente las obligaciones inherentes.

En vista de esa responsabilidad, el Catecismo de la Iglesia Católica pide que los padrinos sean “creyentes sólidos, capaces y prestos a ayudar al nuevo bautizado … en su camino de la vida cristiana”(CEC, n. 1255). Por todo ello, al ser una función eclesial la ley de la Iglesia exige, entre otras condiciones, que sólo sea admitido como padrino o madrina quien tenga capacidad para asumir “seriamente” estas responsabilidades y lleve un comportamiento “congruente” con ellas (cf. CIC, can. 874 *1, 3).

LA RAZÓN DE ROMA: ‘ES TRANSEXUAL’

Si no fuera posible hallar una persona que reúna las cualidades necesarias, el párroco puede conferir el Bautismo sin padrinos, que no son necesarios para celebrar este Sacramento. Zornoza, ante la “confusión provocada entre algunos fieles al haberme sido atribuidas palabras que no he pronunciado, y por la complejidad y relevancia mediática alcanzada por este asunto, teniendo en cuenta las posibles consecuencias pastorales de cualquier decisión al respecto”, elevó una consulta formal ante la Congregación para la Doctrina de la Fe.

La respuesta de la misma, según el comunicado del Obispado, es: “Sobre este particular le comunico la imposibilidad de que se le admita. El mismo comportamiento transexual revela de manera pública una actitud opuesta a la exigencia moral de resolver el propio problema de identidad sexual según la verdad del propio sexo. Por tanto resulta evidente que esta persona no posee el requisito de llevar una vida conforme a la fe y al cargo de padrino (CIC can 874 *3), no pudiendo por tanto ser admitido al cargo ni de madrina ni de padrino. No se ve en ello una discriminación, sino solamente el reconocimiento de una objetiva falta de los requisitos que por su naturaleza son necesarios para asumir la responsabilidad eclesial de ser padrino”.

LO QUE DICEN QUE DICE EL PAPA

En esta línea, el prelado gaditano ha apuntado que el Papa Francisco ha afirmado en varias ocasiones, en continuidad con el Magisterio de la Iglesia, que esta conducta es “contraria a la naturaleza del hombre”. En su última encíclica acaba de escribir, según monseñor Zornoza, que “la ecología humana implica también algo muy hondo: la necesaria relación de la vida del ser humano con la ley moral escrita en su propia naturaleza, necesaria para poder crear un ambiente más digno”.

Además, el obispo de Cádiz y Ceuta ha añadido que “decía Benedicto XVI que existe una ‘ecología del hombre’ porque ‘también el hombre posee una naturaleza que él debe respetar y que no puede manipular a su antojo’. En esta línea, cabe reconocer que nuestro propio cuerpo nos sitúa en una relación directa con el ambiente y con los demás seres vivientes. La aceptación del propio cuerpo como don de Dios es necesaria para acoger y aceptar el mundo entero como regalo del Padre y casa común, mientras una lógica de dominio sobre el propio cuerpo se transforma en una lógica a veces sutil de dominio sobre la creación. Aprender a recibir el propio cuerpo, a cuidarlo y a respetar sus significados, es esencial para una verdadera ecología humana. También la valoración del propio cuerpo en su femineidad o masculinidad es necesaria para reconocerse a sí mismo en el encuentro con el diferente. De este modo es posible aceptar gozosamente el don específico del otro o de la otra, obra del Dios creador, y enriquecerse recíprocamente. Por lo tanto, no es sana una actitud que pretenda ‘cancelar la diferencia sexual porque ya no sabe confrontarse con la misma’”(Laudato si, n.155).

Por estas razones, monseñor Zornoza ha asegurado que “se ha hecho saber a los interesados que no puede aceptarse su solicitud”. “La Iglesia acoge a todas las personas con caridad queriendo ayudar a cada uno en su situación con entrañas de misericordia, pero sin negar la verdad que predica, que a todos propone como un camino de fe para ser libremente acogida”.

“Voy a apostatar”

El joven gaditano Álex Salinas ha decidido apostatar después de que definitivamente el Obispado de Cádiz le haya prohibido ser el padrino en el bautizo de su sobrino por su condición de transexual. Así lo ha adelantado esta mañana en declaraciones a la Cadena SER.

“Voy a apostatar y a pedir que se anule mi bautismo”, ha dicho muy enfadado Salinas, que también ha confirmado que finalmente su familia ha decidido no bautizar a su sobrino.

El joven ha relatado que ayer mismo recibió la llamada del obispo de Cádiz, quien le trasladó la decisión adoptada por Roma en este asunto y le instó a ser un buen cristiano. “Pues ustedes no son buenos cristianos”, dice Salinas que le espetó al titular de la diócesis.

El transexual al que se le niega ser padrino ha decidido apostatar

“La Iglesia católica me ha demostrado que no me quiere”.

Alex Salinas, transexual al que el obispado de Cádiz impidió ser el padrino de bautizo de su sobrino.

El transexual al que se le niega ser padrino ha decidido apostatar

Alex Salinas, el transexual de San Fernando (Cádiz) al que el Obispado de Cádiz y Ceuta ha negado de nuevo que ejerza de padrino en el bautizo de su sobrino, ha decidido apostatar porque “la Iglesia católica me ha demostrado que no me quiere”.

En declaraciones a EFE, Alex Salinas, ha explicado también que su hermana, madre del niño del que él quería apadrinar, también ha decidido no seguir adelante con su intención de bautizar a su niño y educarle “en la fe cristina” pero al margen de la Iglesia Católica.

Ambas reacciones se producen después de que el Obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zorzona, emitiera un comunicado explicando la “imposibilidad” de que Alex Salinas fuera admitido como padrino de bautismo de su sobrino.

En su comunicado el obispo explica que su negativa se produce después de haber realizado una consulta formal ante la Congregación para la Doctrina de la Fe, “teniendo en cuenta la relevancia mediática alcanzada por este asunto” y “las posibles consecuencias pastorales de cualquier decisión”.

La Congregación ha señalado en su respuesta, explica el Obispo, que “resulta evidente” que un transexual “no posee el requisito de llevar una vida conforme a la fe y al cargo de padrino”, por lo que no puede ser admitido en dicho cargo.

“El mismo comportamiento transexual revela de manera pública una actitud opuesta a la exigencia moral de resolver el propio problema de identidad sexual según la verdad del propio sexo”, recoge el escrito, que también sostiene que la Congregación “no ve en ello una discriminación, sino solamente el reconocimiento de una objetiva falta de los requisitos” necesarios para asumir “la responsabilidad eclesial de ser padrino”.

Alex Salinas ha explicado que se siente “muy enfadado” con esta postura y con el hecho de que el Obispo “la semana pasada en una entrevista dijera que se sentía muy orgulloso por haberme dicho que sí podía ser padrino” y ahora haya difundido este comunicado.

En él el obispo alude a “la confusión provocada entre algunos fieles al haberme sido atribuidas palabras que no he pronunciado” sobre este caso.

La diputada transexual Carla Antonelli, del Grupo Parlamentario Socialista en la Asamblea de Madrid, también se ha referido a la contestación del Obispado a Alex Salinas para criticar que la Iglesia sea “tan inmisericorde”.

“Le dicen que sí generándole la ilusión de ser el padrino y ahora le comunican que la Congregación de la Doctrina de la Fe, Antigua Inquisición literal, y el mismísimo Papa ha dicho que no puede serlo porque su propia existencia va en contra de ser cristiano”, apunta en un comunicado remitido a EFE.

“Ante tanta crueldad solo te queda pensar que la verdadera incongruencia es de quienes dicen ser los representantes de la doctrina que predica respeto y amor al prójimo pero que la aplican para dar rienda suelta a los odios, fobias y machacar al semejante”.

La diputada transexual se declara también “profundamente defraudada con el Papa Francisco”.

El transexual al que se le niega ser padrino decide apostatar

Alex Salinas, transexual al que el obispado de Cádiz impidió ser el padrino de bautizo de su sobrino.

Alex Salinas. / Archivo

Alex Salinas, el transexual de San Fernando (Cádiz) al que el Obispado de Cádiz y Ceuta ha negado de nuevo que ejerza de padrino en el bautizo de su sobrino, ha decidido apostatar porque “la Iglesia católica me ha demostrado que no me quiere”.

Salinas ha explicado también que su hermana, madre del niño del que él quería apadrinar, también ha decidido no seguir adelante con su intención de bautizar a su niño y educarle “en la fe cristina” pero al margen de la Iglesia Católica. Ambas reacciones se producen después de que el Obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zorzona, emitiera un comunicado explicando la “imposibilidad” de que Alex Salinas fuera admitido como padrino de bautismo de su sobrino.

En su comunicado el obispo explica que su negativa se produce después de haber realizado una consulta formal ante la Congregación para la Doctrina de la Fe, “teniendo en cuenta la relevancia mediática alcanzada por este asunto” y “las posibles consecuencias pastorales de cualquier decisión”.

La Congregación ha señalado en su respuesta, explica el Obispo, que “resulta evidente” que un transexual “no posee el requisito de llevar una vida conforme a la fe y al cargo de padrino”, por lo que no puede ser admitido en dicho cargo. “El mismo comportamiento transexual revela de manera pública una actitud opuesta a la exigencia moral de resolver el propio problema de identidad sexual según la verdad del propio sexo”, recoge el escrito, que también sostiene que la Congregación “no ve en ello una discriminación, sino solamente el reconocimiento de una objetiva falta de los requisitos” necesarios para asumir “la responsabilidad eclesial de ser padrino”.

Una Iglesia “tan inmisericorde”

Alex Salinas ha explicado que se siente “muy enfadado” con esta postura y con el hecho de que el Obispo “la semana pasada en una entrevista dijera que se sentía muy orgulloso por haberme dicho que sí podía ser padrino” y ahora haya difundido este comunicado. En él el obispo alude a “la confusión provocada entre algunos fieles al haberme sido atribuidas palabras que no he pronunciado” sobre este caso.

La diputada transexual Carla Antonelli, del Grupo Parlamentario Socialista en la Asamblea de Madrid, también se ha referido a la contestación del Obispado a Alex Salinas para criticar que la Iglesia sea “tan inmisericorde”. “Le dicen que sí generándole la ilusión de ser el padrino y ahora le comunican que la Congregación de la Doctrina de la Fe, Antigua Inquisición literal, y el mismísimo Papa ha dicho que no puede serlo porque su propia existencia va en contra de ser cristiano”, apunta en un comunicado

“Ante tanta crueldad solo te queda pensar que la verdadera incongruencia es de quienes dicen ser los representantes de la doctrina que predica respeto y amor al prójimo pero que la aplican para dar rienda suelta a los odios, fobias y machacar al semejante”.

La diputada transexual se declara también “profundamente defraudada con el Papa Francisco”.

Una funcionaria desafía al Supremo al no admitir matrimonios gays

La funcionaria de EEUU, Kim Davis el momento de rechazar la petición de matrimonio de parejas gays

La funcionaria de EEUU, Kim Davis el momento de rechazar la petición de matrimonio de parejas gays REUTERS

Después de que el Tribunal Supremo de Estados Unidos confirmase en una sentencia histórica a finales de junio el derecho de las parejas gays a contraer matrimonio en todo el país, parecía que la batalla por el derecho de los homosexuales a casarse se había terminado. Sin embargo, la lucha continua.

En el condado de Rowan (Kentucky), la secretaria de la oficina de licencias matrimoniales, Kim Davis, sigue sin conceder estos permisos aunque el Tribunal Supremo haya rechazado su petición de urgencia para que se le excluyese de ese deber por motivos religiosos.

Con esta noticia dos parejas, las formadas por April Miller y Karen Roberts, y David Ernold y David Moore, acudieron a la oficina que dirige Davis para solicitar sus licencias matrimoniales ayer. Como en ocasiones anteriores, dado que las dos parejas lo habían intentado varias veces antes, obtuvieron la misma negativa. Antes una nube de cámaras que captaron el momento, la funcionaria insistió que no estaban dispensando ninguna licencia “bajo la autoridad de Dios”y se inició una discusión que terminó en demanda judicial contra Davis, que se enfrenta a una acusación de mala conducta y una posible multa.

En el departamento de Davis no se emiten licencias matrimoniales-ni a homosexuales ni heterosexuales- desde que el Supremo sentenció que las parejas gays tienen derecho a casarse. Una forma de sortear la ley dado que Davis sólo ha mostrado tener problemas para concederlas a los gays. En un comunicado emitido este martes, Davis explicaba que llevaba 27 años trabajando en esa oficina, que dirige desde enero de 2015. “Nunca imaginé que un día como este llegaría, en el que me pedirían que violara la enseñanza principal de las Escrituras y de Jesús mismo sobre el matrimonio“, subrayaba en el documento hecho público por Liberty Counsel, una organización que defiende la libertad religiosa.

Según la funcionaria, la emisión de estas licencias para parejas gays que “entran en conflicto con la definición de matrimonio de Dios, con mi nombre puesto en el certificado, violaría mi conciencia”. Davis apela a la libertad religiosa, protegida por la Constitución y la Primera Enmienda, destaca. También asegura que el debate no es sobre “un tema de gays o lesbianas. Es sobre el matrimonio y la palabra de Dios”.

Su negativa a emitir licencias a parejas del mismo sexo por motivos religiosos ha sido vista por varios tribunales y cortes de apelaciones de diferentes instancias. Todos coincidieron en dictar que la funcionaria tenía que volver a impartir licencias matrimoniales en el condado como corroboró en última instancia el Tribunal Supremo.

Tras la demanda presentada por las parejas que no pudieron obtener la licencia este martes, Davis ha sido citada por el juez federal David Bunning este jueves. Los demandantes, según señala el documento presentado en el juzgado, no persigue que la funcionaria sea detenida sino que se le “impongan multas lo suficientemente serias” para que se vea obligada a cumplir con su deber de emitir licencias sin dilación.

La cacería homófoba del IS

Miembros del IS arrojan a un supuesto homosexual desde un edificio

Miembros del IS arrojan a un supuesto homosexual desde un edificio. E. M.

Atrapados entre la pared de regímenes autoritarios que recurren a la moral pública para legitimarse y la espada de grupos extremistas como el autodenominado Estado Islámico (IS) que presumen de una sanguinaria cruzada para erradicar el “vicio”. Así se hallan los homosexuales que habitan el Oriente Próximo de primaveras marchitas y salvajes otoños. A principios de esta semana, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas celebró a puerta cerrada una reunión informal en la que resonó la voz de las víctimas gays que sufren la persecución en las zonas de Siria e Irak gobernadas por el califato del IS.

El sirio Subhi Nahas, trajeado y aterido de nervios, fue el rostro de una cita histórica. “Al principio estaba muy nervioso porque sentía que estaba haciendo algo importante. Luego, me llené de fortaleza al pensar que estaba dando voz a otra mucha gente. Los miembros delConsejo de Seguridad incluso se animaron a contar sus experiencias personales”, dice a EL MUNDO Nahas desde Nueva York, muy lejos del polvorín sirio.

Desde que el IS extendiera sus tentáculos al calor de la guerra civil siria y el caos iraquí, la organización que dirige Abu Bakr al Bagdadiha firmado crímenes atroces contra la clandestina comunidad homosexual. Según la ONU, las huestes del califato se han atribuidola muerte de al menos 30 personas juzgadas por sodomía a un lado y otro de la frontera. “En junio la hisba [policía religiosa del IS] arrestó a tres jóvenes en Mosul, los subió a la azotea de un edificio de siete plantas y los lanzó al vacío. Dijeron que era el castigo por practicar la homosexualidad”, señala Esmat Rajab, líder del Partido Democrático del Kurdistán en la segunda ciudad de Irak hasta la irrupción de losyihadistas en junio de 2014.

Uno de esos ajusticiados era un niño de nueve años que fue víctima de una violación por parte de un adulto que era militante del IS y que también fue asesinado. No fue su culpa, pero lo mataron sin piedad. Cuando cayó al suelo, el chico aún estaba vivo y trató de escapar. No se lo permitieron y le dispararon en la cabeza”, cuenta a este diario un activista de Mosul que rehúsa proporcionar su nombre por motivos de seguridad. Hasta entonces habían perdido la vida 18 personas acusadas de sodomía en la capital iraquí del califato.

Los vecinos aplauden

El IS, que se ha jactado de su brutalidad divulgando fotografías y vídeos de los homosexuales capturados y liquidados, también les ha sometido a lapidaciones, pelotones de fusilamiento ydecapitaciones. Todas las fechorías han sido cometidas a plena luz del día. “En la mayoría de los casos cientos de vecinos, incluidos niños, han aplaudido los crímenes con júbilo como si se tratara de una boda. Si la víctima no fallecía después de ser arrojada desde lo alto la mataban a pedradas“, recuerda Nahas.

En el encuentro del Consejo de Seguridad, un segundo testimonio levantó acta del horror. Un iraquí llamado Adnan contó su tormento en una conversación telefónica desde una localización no desvelada. “En mi sociedad ser gay significa la muerte y cuando el IS asesina a los gays, la mayoría de la gente es feliz porque piensa que estamos enfermos. El IS ha cosechado buena fama con estas acciones“, declaró quien abandonó su hogar huyendo de los barbudos.

“Mi propia familia se volvió contra mí cuando el IS fue en mi búsqueda. Si ellos no me matan, mis parientes lo harán”. Según el fugitivo, los acólitos del califato localizan a los homosexuales mediante los contactos de móvil y Facebook de las personas que capturan.

“Es un testimonio horrible. Me imagino el miedo que debe tener. Era posible percibirlo en su tono de voz cuando lo contaba por teléfono. Entendía lo que decía”, confirma Nahas, quien mantiene a duras penas el contacto con algunos compañeros de batalla en Siria. “Incluso cuando hay electricidad e internet funciona, es muy complicado tener una conversación, y mucho más que hablen abiertamente de su orientación sexual. Temen que alguien les escuche y pueda descubrirlos”.

Persecución en otros países

El horizonte no resulta menos sombrío en otros países de Oriente Próximo. Tras el ocaso de Sadam Husein en 2003, las milicias chiíes que aún imponen su ley en el Irak libre del IS segaron cientos de vidas por la sospecha de sodomía.

En Arabia Saudí, aliado de Estados Unidos en su lucha contra el califato y cuna del islam más ultraconservador, la homosexualidad se castiga con cárcel, latigazos, castraciones e incluso pena capital.

En el vecino Egipto, el golpe de Estado que en julio de 2013 desalojó del poder al islamista Mohamed Mursi ha resucitado la persecución contra una comunidad que había gozado de cierto aperturismo al socaire de las revueltas que destronaron a Hosni Mubarak. Paradójicamente, ha sido un régimen encabezado por un militar, el actual presidente Abdelfatah al Sisi, quien ha ordenado la campaña contra el libertinaje que se ha saldado con más de 150 arrestos.

Las aplicaciones de móvil o las páginas web de contactos se han convertido en herramientas empleadas por la policía para atrapar a quienes atentan contra la decencia pública. Según la Iniciativa Egipcia para los Derechos Personales, al menos cuatro extranjeros han sido deportados del país árabe por su orientación sexual desde el pasado abril. A principios de agosto, un turista europeo fue detenido en Marsa Matruh, en la costa mediterránea; interrogado sobre su homosexualidad en una comisaría y trasladado al aeropuerto de El Cairo, donde fue obligado a comprar un billete de regreso a casa.

En las tierras de Mahoma no sólo los guardianes del islam han justificado estos ilimitados zarpazos de intolerancia. El pasado diciembre, en una entrevista en exclusiva concedida a este diario,Teodoro II -el Papa de la Iglesia Ortodoxa Copta que profesa un 10% de la población egipcia- manifestó sin ápice de rubor que su misión era liberar al mundo de “enfermedades sociales como la homosexualidad.

“Es un mal que requiere arrepentimiento o tratamiento médico“, apostilló.

De Ali a Fatemeh y de Fatemeh a Amir, la lucha de los transexuales iraníes

Una fetua de Jomeiní abrió la puerta al cambio de sexo. A la sociedad le cuesta aceptarlos

De izquierda a derecha, Fatemeh; su esposo, Parham, y Amir, en Teherán

De izquierda a derecha, Fatemeh; su esposo, Parham, y Amir, en Teherán. / Á. E.

A Fatemeh no le gusta la imposición del velo. En eso no se diferencia de buena parte de las mujeres iraníes.  Pero la coquetería que hay detrás del pañuelo rosa palo a juego con el esmalte de sus uñas, le ha costado más que a la mayoría. Fatemeh nació Ali en una familia muy religiosa que rechazaba su empeño en jugar con muñecas y ponerse faldas. Sin embargo, en el conservador Irán, había una salida gracias a una fetua pronunciada por el ayatolá Jomeini en 1983. Clérigos y jueces respaldan el cambio de sexo.

“Mi padre era un inválido de guerra y veía mi feminidad como la mayor desgracia que podía acontecernos. Mi familia paterna llegó a amenazar con matarme”, relata sin dejar que esos recuerdos empañen su sonrisa.

A los 22 años, Fatemeh es la expresión de la felicidad. Hace dos años que terminó las operaciones de reasignación de sexo, trabaja en televisión y teatro, y acaba de casarse con Parham, un joven de 24 que ha realizado el camino inverso que ella, para convertirse en el hombre que es hoy. Su familia terminó aceptando su identidad y la ha ayudado económicamente para conseguirlo.

La situación cambió el día que un amigo de su padre “le explicó que todo el sacrificio que había hecho durante la guerra [con Irak], todas sus oraciones y su piedad, no valdrían para nada si no permitía que su hijo se operara”. El amigo esgrimió un argumento irrefutable: la fetua que a tal efecto había pronunciado el ayatolá Jomeini.

“Todo se lo debemos a Molkara y a Jomeini”, interviene Amir, cuya trayectoria vital ha sido más complicada. Se refiere a Maryam Hatun Molkara, la activista que visitó al ayatolá, le planteó su caso y obtuvo el pronunciamiento que abrió las puertas al cambio de sexo en la puritana República Islámica. Toda una sorpresa para quienes ven este país bajo el estereotipo al que a menudo lo reducen sus propios gobernantes.

Gracias a aquel edicto se puso en marcha un proceso por el que los transexuales son evaluados por un psicólogo y si éste emite un informe positivo, el departamento de Medicina Forense los envía a una comisión médica para que apruebe la intervención, y respalda la inscripción correspondiente ante el juzgado. No hay estadísticas oficiales, pero hace diez años el citado departamento publicó que se realizaban 300 operaciones al año. Hoy, los activistas aseguran que son más.

“El cambio de documentación es muy importante”, subraya Amir quien opina que las nuevas generaciones lo están teniendo más fácil. Sólo unos pies más pequeños de lo habitual revelan que este hombre, que aparenta menos de los 40 años que declara, estuvo antes preso en un cuerpo de mujer. “Desde los 14 años he tenido esta misma barba”, señala. Pero ni siquiera eso sirvió para convencer a su padre que aún hoy sigue rechazando que su Fatemeh se haya transformado en Amir.

“He sufrido mucho. Trabajé en el bazar empujando carretillas para ahorrar para operarme y como lo he ido haciendo poco a poco, el médico que me atendía ha muerto y me quedado a medias”, explica sin esconder su frustración. Le falta conectar el pene artificial a los nervios del clítoris.

En principio, los hospitales públicos realizan la operación de forma gratuita, pero carecen de medios suficientes. Recurrir a la sanidad privada resulta muy caro para la mayoría. La organización de Benevolencia del Ministerio de Bienestar Social ayuda a aquellos con problemas económicos o de rechazo familiar.

Parham, el marido de Fatemeh, confirma que a él le proporcionaron una cuarta parte de los 200 millones de riales (unos 5.500 euros) que le costó la intervención. Pero para entonces ya se había aislado de la sociedad y atravesado una profunda depresión.

“Me sentía raro, mi familia no me tomaba en serio y pensaba que era el único caso del mundo”, confía este hombre de Zanjan, al noroeste de Irán. Hasta que conoció a su mujer a través de Mahtaa, un grupo de apoyo a los transexuales iraníes. “Los jueces también me han ayudado mucho”, añade.

Todos coinciden en que tras la operación y una vez superado el impacto en el entorno cercano, se integran bien en su nueva vida. Las dificultades se viven antes. No encuentran referencias ni respaldo; se ven rechazados por una sociedad que a menudo los considera pervertidos o los confunde con homosexuales (muy estigmatizados, como dejó claro el expresidente Ahmadineyad que incluso negó su existencia). Se quejan de la falta de preparación de los psicólogos e incluso de los maestros, incapaces de detectar estas situaciones desde el jardín de infancia.

“Si hubiera sabido antes lo que me sucedía, hubiera tomado hormonas y no tendría esta voz tan grave, ni tanta altura”, lamenta Fatemeh, ante la anuencia de sus compañeros.

“Tenemos el apoyo de la ley, de los religiosos y de los centros médicos, pero nos falta una cultura de tolerancia; nuestra sociedad no acepta el fenómeno transexual”, explica Mohammad Omrani, uno de los impulsores de Mahtaa.

‘Pasé años tratando de ser lo que querían’

Rami Yusef, con su bicicleta en Amsterdam

Rami Yusef, con su bicicleta en Amsterdam. EL MUNDO

«Me gustaría decir que soy gay y que estoy orgulloso de serlo. Aquí mi confesión». El 17 de mayo de 2012, el egipcio Rami Yusef reunió el valor suficiente y tuiteó lo que había escondido durante años. Doce meses antes había salido del armario ante su familia desatando otra tempestad.

«Mi madre quedó devastada cuando se dio cuenta de que todos los sueños que había imaginado para mí no iban a suceder», relata a EL MUNDO Yusef desde su nuevo hogar en Amsterdam. «Ella siempre había dicho que la homosexualidad era una enfermedad y un pecado. Durante el año siguiente fue incapaz de aceptarlo, pero, con el tiempo, el amor de madre venció y hoy nuestra relación es muy estrecha», agrega.

La revelación puso patas arriba toda su existencia. Se alejó del nido familiar y de su Ismailiya natal, una de las grandes ciudades que jalonan el Canal de Suez, y continuó sus estudios de Farmacia en El Cairo.

«Al principio mi familia intentó que practicara más la religión y me animó a que buscara tratamiento médico, pero me negué en redondo. Yo no estaba enfermo».

Más de tres años después, aún se afana en recomponer los lazos familiares. «Para mi hermano mayor es extremadamente duro aceptar algo como la homosexualidad desde el punto de vista social y religioso, y todavía no ha conseguido asimilarlo. La reacción de mi otro hermano, sin embargo, ha resultado completamente sorprendente. De mente abierta, me acompañó incluso a la Fiesta del Orgullo Gay en Amsterdam, donde me invitaron a dar un discurso», comenta quien, durante su estancia en la capital egipcia, comenzó a estudiar Políticas y Economía y trabajó en una fundación alemana centrada en los derechos humanos.

En El Cairo conoció, además, a miembros de la comunidad homosexual acostumbrados a vivir en la sombra, lanzó una campaña contra la homofobia en las redes sociales que generó miles de tuits e intentó recoger las historias de almas marginadas por su condición sexual en los arrabales de la megalópolis egipcia.

Fueron meses de frenético activismo durante los que llegó a afiliarse a un partido liberal de cuya primera línea se mantuvo alejado, temeroso de que sus contrincantes usaran su vida privada para frustrar cualquier aspiración.

Hasta que el golpe de Estado de julio de 2013 estrechó los márgenes, y la idea de emigrar a Europa empezó a rondar la cabeza de Yusef.

Aún así, permaneció impermeable al desaliento y criticó abiertamente las redadas de la policía y la complicidad de algunos medios de comunicación locales que se entregaron a la tarea de demonizar al colectivo, desvelando la identidad de algunos detenidos.

«Ser gay en Egipto es muy complicado. Los egipcios no pueden ignorar todos esos años durante los que fueron adoctrinados para odiar y discriminar a los homosexuales. A mí, como a cualquier otro gay, el entorno me puso ante una complicada elección: ser como creo que soy o ser como le conviene a la sociedad. Pasé años tratando de encajar, pero esa opción sólo me generó un dolor constante. Sabía que aceptarme resultaría igual de doloroso, pero, al menos, podría ser honesto con mis sentimientos», reconoce Yusef.

Los acontecimientos que se precipitaron tras su confidencia pública, la primera de un gay en un país de 90 de millones de habitantes, suscitaron sentimientos encontrados. Recibió mensajes de agradecimiento y apoyo, pero también amenazas e insultos.

«Me acostumbré a que se burlaran de mí por la forma en la que me vestía o me cortaba el pelo, y sufrí violencia tanto verbal como física por mi apariencia y tendencia. Perdí por el camino a muchos amigos y fue muy duro para mí y mi novio alquilar un apartamento donde vivir. Cuando lo logramos, decidimos abrirlo a las personas homosexuales siempre que lo necesitaran, aunque eso nos costara el acoso del vecindario. Hasta que un día nos golpearon y amenazaron».

A principios de este año, harto del acoso de una sociedad cada vez más pacata, decidió hacer las maletas y estrenar vida en los Países Bajos. «Es una experiencia completamente diferente, aunque sea duro para quien, como yo, se halla en medio del proceso de petición de asilo. Egipto es el país donde nací y crecí y donde todo estaba escrito. Holanda es, en cambio, un ambiente totalmente nuevo donde estoy tratando de conocerlo todo desde cero. Hay un gran espacio de libertad, pero existen algunos prejuicios hacia los inmigrantes. Estoy contento. Creo que haber venido es la decisión correcta, pese a que todavía eche de menos mi patria».

La distancia con la tierra de los faraones no le ha hecho olvidar la cruzada que padecen los compatriotas que no pudieron escapar. Su sino es hoy uno de los asuntos que inquietan a Yusef, volcado en el activismo gay.

«Egipto es un país cada vez más conservador y salvaje. La población está desarrollando una fobia a un ritmo desquiciante. El peligro está siendo cada vez más sistemático y organizado. Hay más violencia en el aire y puedes sentirla. La única esperanza son quienes tienen a homosexuales en su entorno y pueden desaprender aquellos valores sociales que les inocularon otros. Tienen el deber de aceptarse entre sí y ofrecer un espacio seguro para quienes están siendo discriminados. Si lo logramos, disfrutaremos de una sociedad más fuerte. Desgraciadamente, las medidas represivas seguirán durante algún tiempo. Me entristece ver cómo mi país pierde a jóvenes increíbles a diario».