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KRZYSTOF CHARAMSA / CLÉRIGO: “El Papa está rodeado por un sistema homófobo y machista”

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El prelado Krzysztof Charamsa, en el documental Artykuł Osiemnasty.

El 14 de octubre de 2015, el sacerdote polaco Krzysztof Charamsa (Gdynia, Polonia, 1972) declaraba de manera pública su homosexualidad, acompañado de Eduard, su pareja. Charamsa no sería el primer religioso en declararse abiertamente homosexual pero tampoco será el último (sirva como ejemplo el documental Amores santos, de Dener Giovanini). “Quiero que la iglesia y mi comunidad sepan quién soy: un sacerdote homosexual, feliz y orgulloso de su identidad. Estoy dispuesto a pagar las consecuencias, pero es hora de que la Iglesia abra sus ojos a los creyentes homosexuales y entienda que la solución que les ofrece la abstinencia total de la vida del amor es inhumana”, declaraba ante la prensa.

La Iglesia no tardó en responder. Federico Lombardi, portavoz del Vaticano, comunicaba así la resolución de la Santa Sede: “A pesar del respeto que merecen los hechos y circunstancias personales y las reflexiones sobre ellos, la elección de declarar algo tan clamoroso en la víspera de la apertura de Sínodo [un gran cónclave anual de obispos de todo el mundo] resulta muy grave e irresponsable”. De manera inmediata, Krzysztof Charamsa, quien desde 2003 era oficial de la Congregación para la Doctrina de la Fe, fue expulsado del Vaticano.

Se sabe que está lloviendo cuando en las aceras se refleja el cielo. A principios de octubre, ya escasea la lotería de Navidad. “A ver si puede darme uno que acabe en cinco”, preguntan en una administración. “Gracias a Dios, quedan”, responden al otro lado del cristal, desde donde también se refleja el cielo. Es la hora del café en Barcelona, donde Charamsa vive con su pareja, Eduard, desde que fue expulsado del Vaticano. A pesar del agua que cae (del cielo), hay que abrir las ventanas para que entre el aire. Pasean los coches por el Eixample y cuelgan algunas esteladas en los balcones; ondean atadas a la barandilla.

Charamsa baja de un taxi y se cubre la cabeza con una chaqueta americana. Tiene manos de haber leído bastante. Parece que sus huellas dactilares estuvieran desgastadas por el papel. “¿Qué tal, padre?”. Ha escrito La prima pietra (Rizzoli, 2016), que pronto será traducido al castellano por Ediciones B, y espera la respuesta del Papa Francisco, a quien escribió una carta pidiéndole que reconociera a las familias y parejas LGTB. Ya lo decía José Luis Borges: “La idea de Dios de un ser sabio, todopoderoso y que además nos ama, es una de las creaciones más audaces de la literatura fantástica. A pesar de todo, prefería que la idea de Dios perteneciese a la literatura realista”.

En 1974, la Asociación Estadounidense de Psiquiatría retiró la homosexualidad de la lista de las enfermedades. ¿Desde cuándo la ciencia, como la Iglesia, se ha puesto en contra de la homosexualidad?

Es un ejemplo que cito, de entre otros muchos, para preguntar qué pasa con una institución importante, a nivel mundial, que tiene voz sobre muchas sociedades y muchos Estados. La Iglesia rechaza el desarrollo de la ciencia de una manera que yo llamo “paranoica”. Y lo rechaza no como debería ser, como una institución que usa la razón, sino como una secta irracional. Cada día, la Iglesia anuncia que no somos fideístas o fundamentalistas, porque nosotros somos creyentes pero con la razón, que es, para nosotros, el marco de nuestro anuncio de la fe en la Iglesia Católica. Esto está abiertamente en contradicción por los hechos y por la realidad. La sexualidad humana vive un momento de rechazo y no queremos tratar seriamente, de manera intelectual y racional, una parte del saber humano, de la experiencia y del desarrollo que ha venido en este último siglo.

¿Por qué razón? ¿Miedo?

Por miedo, efectivamente. Y por la voluntad de la Iglesia de mantener su forma de poder sobre varias sociedades, sobre todo sociedades católicas. Ésta fue la razón de mi crisis con la Iglesia. Yo le he dado mi vida a una institución que cree en Dios pero rechaza cualquier tipo de razón.

Hace poco, el Papa afirmaba lo siguiente: “Cuando una persona con esta condición llega delante de Jesús, nunca le dirá vete porque eres homosexual”. Fue durante el vuelo de regreso de su viaje a Georgia y Azerbaiyán.

Es una parte de una manipulación que la Iglesia está fomentando en este campo. El problema de la homosexualidad es que ha encontrado un desarrollo científico que es una verdadera revolución, como lo fue el de Copérnico, Darwin o, como diríamos hoy en día, de [Judith] Butler, la filósofa y experta en políticas de género. El conocimiento que tenemos hoy fue impensable hace cien años, pero la Iglesia no quiere empezar a dialogar. La Iglesia puede decir que va con retraso, tarde o que necesita más tiempo. Es una actitud que provoca sufrimiento en las personas homosexuales, pero también sufrimiento a la Humanidad. Cuando rechazas a una minoría o la estigmatizas, vas en contra de las personas humanas, y es lo que está haciendo la Iglesia. Es algo más emocional que racional.

¿No existe la autocrítica en la Iglesia?

La confusión que tiene el papa Francisco en este caso es la mejor imagen de pensamiento de la Iglesia. La ministra de Educación francesa (Najat Vallaud-Belkacem) dijo que el Papa era “víctima de una campaña de desinformación masiva conducida por los integristas”. Y pienso que ella tiene razón. El Papa está circundado por un sistema homófobo, patriarcal y machista muy fuerte que lucha por mantener el gobierno sobre la mentalidad para no afrontar temas de modernidad que provocarían una reforma en la Iglesia. Ninguno de nosotros es Dios. Y dar un juicio científico sobre la orientación sexual no es competencia de la Iglesia.

¿Hay un poder mayor por encima de la Iglesia?

Sí, aunque esto vaya en contra de la doctrina de la Iglesia. Es una realidad que contradice nuestros convencimientos, con los cuales teorizamos el mundo. Sin olvidar lo importante que es el Papa para nosotros.

¿De dónde salió su desencanto?

Sentía que no podía participar en este engaño en el cual algunos sistemas de poder quieren manejar al Papa de esta manera. Ellos han cogido el poder sobre Francisco y él es ahora una parte del sistema.

¿Le escucharon antes de confesar su homosexualidad de manera pública? ¿No habló con Federico Lombardi (portavoz del Vaticano)?

Como católico que secunda valores cristianos, podría decir una cosa de Lombardi: nosotros esperábamos que me llamaran para hablar con sus superiores lo más pronto posible y explicar qué pasaba. Ésta es la única cosa que podría comentar. Pero Lombardi ha juzgado y ha dicho: “No trabajará más aquí”.

Según Lombardi y la Iglesia, su declaración sometió a la asamblea sinodal “a una presión mediática injustificada”.

Lo que no entienden es que alguien pueda estar asustado por esa arrogancia e ignorancia, contradicción de la cual yo fui colaborador e inquisidor. Sale la rabia de una lucha interior, después exterior, la lucha del coming-out[expresión anglosajona utilizada para decir “salir del armario”]. Espero que los lectores, con esto, encuentren la paz de la liberación. Una paz que resulte como un diálogo con un amigo, al calor de una copa de vino.

¿Que cambiará?

Nosotros no podemos cambiar nada. Esto son estructuras, sistemas y mentalidades que necesitan tiempo e Historia. Además, ¿qué importa que salvemos qué? ¿Qué posición actual es falsa? No podemos cambiar nada, salvo el hecho de vivir nuestra vida. Esto me lo han dicho muchísimos curas.

Pero de un grano de arena puede hacerse una montaña.

Eso es lo que dice el Evangelio.

¿Cuántos escándalos de pederastia en la Iglesia no han salido a la luz por el secreto de confesión?

Es un círculo vicioso. Está estudiado a fondo por Michel Foucault. Él habla de la confesión como el marco de una mentalidad católica que ha rechazado la sana sexualidad y la ha estigmatizado como algo malo cuando en realidad la confesión ha encubierto verdaderos crímenes. No es solamente una cuestión práctica de, efectivamente, ser vinculados al secreto de confesión en casos de pedofilia. No. Nosotros hablábamos en inglés, fuera del secreto de confesión, y no se hacía nada. Se encubría. Este secreto que nos paralizaba a nosotros, en un ambiente tan cerrado como el del clero católico, se sabe. Los obispos lo saben, pero es importante que no se sepa. Y mientras no se sepa no será delito.

Eso es barrer y esconder la suciedad debajo de la alfombra.

Nosotros, en la Iglesia Católica, toda la sexualidad humana la hemos llevado a la confesión. Hace 50 años no podíamos hablar abiertamente de esto. Era un tabú, y este tabú estaba reservado para la Iglesia Católica. Se podía hablar de ello, pero solo en la confesión, y nada más. No iba a salir de allí. Y hablo de toda la sexualidad: desde la masturbación hasta las relaciones de amor. La Iglesia, por los siglos enteros y por la tradición en países católicos, ejercitaba un control increíble de la sexualidad humana, porque quien controla la sexualidad está controlando a toda la persona humana.

¿Se siente decepcionado con la Iglesia?

Jamás he perdido la fe en Dios. Mi coming-out fue una expresión de esta fe en Dios. Yo ya sentía que era gay, pero después del proceso del coming-out interior, del estudio y de años de conocimiento de mí mismo, empiezo a saber quién soy. En este sentido, debería decirle a la Iglesia que está en un error, tanto a nivel doctrinal como a nivel de interpretación. Ese es el drama humano de mi coming-out, porque yo amo esta Iglesia. Mi vida está toda formada por la Iglesia. Yo me realizaba en la Iglesia y seguí un orden. Cuando descubro que hay una parte esencial de mi vida que contradice a la institución en la cual yo identifico mi vocación, veo que este orden tiene algunos errores que no son secundarios y tocan fundamentos. Creo que, en conciencia, toda persona tiene el deber moral de denunciarlo. Si una dictadura no respeta los derechos humanos, tenemos la obligación de denunciarlo. Eso he hecho yo con mi coming-out.

AUTOR

  • Carlos H. Vázquez

    Periodista por vocación literaria, especializado en hacer entrevistas. Por su grabadora ha pasado gente del cine, la política, la música, el deporte, la televisión y la literatura. Así hasta mil y más allá. Cree en Jesús Quintero, en el whisky y en llevar siempre encima algo que pueda grabar voz.

El papa Benedicto XVI revela que había un lobby gay en el Vaticano y que él lo desarticuló

El prelado polaco Krzysztof Charamsa, oficial en la Congregación para la Doctrina de la Fe, no podrá seguir en este organismo tras declarar su homosexualidad públicamente

El prelado polaco Krzysztof Charamsa expulsado tras declarar su homosexualidad públicamente junto a su pareja / EFE

El papa Benedicto XVI conocía la existencia de un “lobby gay” en el interior del Vaticano, un grupo de poder, compuesto por “cuatro o cinco personas”, y que él fue capaz de disolverlo antes de renunciar al Papado. Ratzinger se confiesa en Últimas conversaciones, un libro-entrevista con el escritor alemán Peter Seewald que verá la luz en septiembre editado por Droemer. Se trata de la primera ocasión en que el Papa emérito admite la existencia de dicho lobby, aunque en el informe secreto encargado por Ratzinger a los cardenales Julián Herranz, Jozef Tomko y Salvatore De Giorgi ya apareció este tema.

Una de las pocas personas que ha leído el manuscrito, el vaticanista Luigi Accatoli, apunta a que el Papa emérito revela las “tormentas” de sus ocho años de pontificado, que llevaron hasta su histórica renuncia, así como la “sorpresa” que supuso la elección de Bergoglio como su sucesor al frente de la Iglesia católica.

En sus respuestas se observa un Papa emérito que trata de reivindicarse como un luchador frente a la podredumbre existente en el Vaticano, aunque admite que pecó de “falta de decisión” de gobierno. Al tiempo, rechaza la crítica de quienes le consideraron un Papa demasiado académico y apunta cómo intentó reformar el Banco Vaticano y que puso las bases para la lucha contra el blanqueo de dinero. Del mismo modo, reivindica su papel decidido contra la “plaga de la pedofilia” pese a las dificultades se encontró cuando se quieren tomar decisiones firmes sobre “la suciedad que se encuentra en la Iglesia”, admite.

Ratzinger revela que durante su pontificado tomó “notas y notas” sobre multitud de temas, pero que las destruirá para que nadie, ni siquiera los historiadores, puedan dejar constancia de algunos conflictos.

Así se gestó su renuncia

Sobre su renuncia, Benedicto apunta que la preparó con “unas pocas personas” muy cercanas y recuerda el temor a que alguna filtración pudiera limitar la fuerza de su anuncio. Algo muy común en los últimos tiempos de su pontificado, marcado por el escándalo del “Vatileaks” y la fuga de documentos comprometedores por parte -fue el único condenado- de su mayordomo, Paolo Gabriele.

En la entrevista, Ratzinger niega cualquier “chantaje o presión” para que renunciara, y cómo siguió el cónclave desde Castel Gandolfo. La “sorpresa” de la elección de Bergoglio –Benedicto había hecho sus propias quinielas, en las que no se encontraba el entonces cardenal de Buenos Aires– dejó paso a la “alegría” tras ver en televisión cómo el nuevo Papa rezaba y pedía la bendición del pueblo desde el balcón central de la logia de San Pedro.

Sobre Francisco, Ratzinger apunta que se trata de “un hombre inesperado por él en la víspera del cónclave. Dos figuras distintas, dos modos diferentes de entender el Papado”, aunque destaca su “figura humana y papal”.

En el libro también hay espacio para los recuerdos de su infancia y adolescencia en la Alemania nazi, el descubrimiento de su vocación y los meses que pasó en prisión en un campo estadounidense, cerca de Ulm. Su paso como “experto” en el Concilio Vaticano II o sus años como profesor también se apuntan en este libro, una suerte de “cuarta parte” de las memorias escritas a través de sus conversaciones con Seewald.

Según informa Il Corriere, en su nuevo libro Ratzinger “habla de sí mismo, de su fe, las debilidades, la vida privada, los escándalos y los nudos del Papado, explicando las razones de su opción de renunciar y despejando dudas sobre presuntas presiones que lo habrían empujado a dejar el cargo”.

¿Se puede ser homosexual y sacerdote?

La clamorosa salida del armario del teólogo Krysztof Charamsa ha sacudido a la Iglesia. El obispo vasco Juan María Uriarte analiza la cuestión del celibato en un libro

El sacerdote polaco Krysztof Charamsa pasea con su compañero Eduard Planas por las calles de Roma

El sacerdote polaco Krysztof Charamsa pasea con su compañero Eduard Planas por las calles de Roma. / AFP

El cura y teólogo polaco Krysztof Olaf Charamsa realizó una espectacular salida del armario un día antes de que se iniciara en Roma el Sínodo sobre la Familia, haciendo pública su homosexualidad y presentando a su pareja sentimental, el catalán Eduard Planas. Fue una bomba. El sacerdote, de 43 años, era secretario de la prestigiosa Comisión Teológica Internacional en el seno de un organismo del Vaticano que se encarga de vigilar el respeto al dogma católico, alto funcionario de la Congregación para la Doctrina de la Fe –el dicasterio que se ocupa de promover la fe y la moral en el mundo católico– y profesor de la emblemática Pontificia Universidad Gregoriana. De inmediato fue expulsado de estos puestos. Ahora, el obispo de Pelpin, la diócesis polaca a la que pertenece, le acaba de suspender del ejercicio del sacerdocio aplicándole las normas del Código de Derecho Canónico. Al margen de la oportunidad de su acción, utilizada por los enemigos del Papa para sabotear sus reformas, el caso ha devuelto a la actualidad una pregunta habitual. ¿Puede ser sacerdote un homosexual? La Iglesia católica no lo permite porque la normativa, revisada en 2005, sigue aduciendo el compromiso del celibato y el voto de castidad como dos obstáculos insalvables, ahora no negociables.

La identidad del sacerdocio, así como la esencia de su formación, arrastra una larga tradición en el magisterio de la Iglesia, que ha discutido cuestiones muy delicadas y algunas han terminado siendo modificadas. Se abordó en el Concilio Vaticano II y hay una encíclica, la ‘Sacerdotalis caelibatus’ –promulgada por Pablo VI en 1967–, que trata la cuestión del celibato. También se debatió en el Sínodo de 1990 y, dos años después, Juan Pablo II publicó la exhortación apostólica ‘Pastores dabo vobis’. En el documento se reflexionaba sobre la vocación sacerdotal y la madurez afectiva de los candidatos –un concepto clave en todos los textos– , si bien no se aludía de forma explícita a la homosexualidad. Se hablaba de las inclinaciones de la afectividad y el impulso de los instintos. El tema se discute cada cierto tiempo porque cambian ‘las circunstancias’. La Congregación para la Educación Católica lo ha abordado en escritos publicados en 1970, en 1974 y en 1983.

La doctrina oficial fue actualizada por la Santa Sede el 4 de noviembre de 2005, día de San Carlos Borromeo –patrón de los seminarios y de los empleados de banca– con una Instrucción del mencionado dicasterio de acuerdo con la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. El documento afirma que el candidato al ministerio debe «alcanzar la madurez afectiva» y deja claro que no se puede admitir al seminario y a las órdenes sagradas a quienes «presentan tendencias homosexuales arraigadas, practican la homosexualidad o apoyan la cultura gay». El texto, publicado en tiempos de Benedicto XVI, lo firma el cardenal Zenon Grocholewski, por cierto, también polaco y gran canciller de la Gregoriana.

En la ‘filosofía’ que justifica esta posición se especifica que los actos homosexuales «son intrínsicamente inmorales y contrarios a la ley natural», por lo que «no pueden ser aprobados en ningún caso», algo que ya estaba recogido en la tradición de la Iglesia y en el Catecismo. Se añade que las tendencias homosexuales profundamente arraigadas en cierto número de hombres y mujeres «son objetivamente desordenadas». Hasta aquí la normativa eclesial, que deja poco margen de maniobra. ¿Es revisable esta ley eclesiástica? El tema de la homosexualidad ha desaparecido prácticamente del extenso documento final del Sínodo de la Familia. Entre los 94 puntos aprobados sólo hay una referencia en la que se pide la atención de la Iglesia para evitar cualquier injusta discriminación y para «acompañar a las familias con un miembro homosexual». Algunos padres sinodales pidieron un sínodo específico sobre este colectivo.

Antes de que se celebrara el Sínodo monseñor Juan María Uriarte, obispo emérito de San Sebastián, publicó un libro muy interesante sobre el celibato (SalTerrae) con apuntes antropológicos, espirituales y pedagógicos sobre esta cuestión. Sin mando en plaza, pero muy requerido en numerosas diócesis –también en el extranjero– para dar ejercicios espirituales a los sacerdotes, Uriarte habla sin la responsabilidad del báculo en ejercicio, pero desde su dilatada experiencia como pastor y como formador de seminaristas. Además, siempre se ha caracterizado por ofrecer una actitud abierta, alejada del rigorismo tradicionalista de otros prelados.

El obispo vizcaíno, por supuesto, defiende la opción del celibato, contestado hoy en muchos ambientes cristianos, con un tratamiento riguroso e interdisciplinar, enmarcado en el contexto cultural en el que lo viven hoy los sacerdotes, definido por algunos como una «mutilación antropológica». Sin olvidar la sangría de las secularizaciones, «una herida abierta en el costado de la Iglesia, que continúa manando, y que bastantes la interpretan como una confirmación del cuestionamiento a que está siendo sometido el celibato sacerdotal».

Monseñor Uriarte dedica en su libro un apartado a la homosexualidad, ya que «hoy no es ningún secreto que mientras la gran mayoría de los sacerdotes son netamente heterosexuales, algunos tienen tendencias homosexuales». El obispo ofrece criterios relativos al discernimiento vocacional de posibles candidatos homosexuales por lo que parte de la Instrucción de 2005. Y en ese punto sí aparece un planteamiento novedoso en pleno debate sobre los sacerdotes homosexuales y en el clima de tolerancia cero con los casos de pederastia que han sacudido a la Iglesia.

Uriarte muestra una posición más benévola que muchos de los prelados a la hora de responder a la pregunta de si un candidato homosexual debe ser admitido al ministerio sacerdotal. Y abre un portillo. El obispo, tras asumir el riesgo de interpretar la Instrucción, no ve motivos «para que candidatos homosexuales de una madurez psicológica suficiente que no tengan hábitos sexuales arraigados ni historia tortuosa sean, en principio, descartados, si cumplen todos los demás requisitos, postulados a todos los ordenados». El obispo emérito advierte de que «es preciso comprobar cuidadosamente esta madurez por los procedimientos adecuados».

Monseñor Uriarte cree que los seminaristas homosexuales «han de ser lúcidos y honestos al preguntarse hasta qué punto influye en su deseo de ser sacerdote la búsqueda de una ‘cobertura legitimadora’ de una condición sexual que no quieren desvelar», así como que ha de requerirse de ellos «una prolongada y exquista continencia, no menor que la postulada a los candidatos heterosexuales». El obispo defiende que los candidatos homosexuales aptos «suelen mostrar una sensibilidad religiosa que es, en ocasiones, incluso muy fina».

No pocos consideran que la propuesta de Juan María Uriarte es arriesgada en cuanto que los seminaristas y los monjes están obligados a vivir en un espacio masculino: el ambiente del convento y del seminario es de una convivencia estrecha y permanente con varones, y ese contexto lo hace especialmente difícil y complicado. El obispo de Fruniz, al que siempre ha guiado la prudencia, cree que es posible con candidatos que cuentan con una «contextura personal afectiva y socialmente rica». Y monseñor Uriarte es una autoridad en cuanto a la formación y compañamiento de seminaristas, con los que ha acumulado una larga experiencia.

El sacerdote que salió del armario pide al Papa que ‘deje en paz’ a los homosexuales

Envió una dura carta al Pontífice en la que asegura que la Iglesia está formada por curas “sin corazón, ni cerebro”

Krzysztof Charamsa, el prelado polaco que se confesó gay, en Barcelona

Krzysztof Charamsa fotografiado el pasado día 7 delante de la Catedral de Barcelona. ANTONIO MORENO

El sacerdote que hizo pública su homosexualidad a principio de octubre, el polaco Krzysztof Charamsa, envió una carta al Papa Francisco en la que le solicitaba que dejara “en paz” a los homosexuales y permitiera que al menos “los Estados civiles” puedan hacer la vida de gays y lesbianas “más humana”. “Con su Iglesia, ha conseguido que nuestra vida sea un infierno”, añade el religioso en la misiva, a la cual ha tenido acceso EL MUNDO.

La carta no podía ser más dura, aunque Charamsa muestra un gran respeto por el Pontífice en todo momento, e incluso le agradece algunas de sus palabras y gestos a favor de las personas homosexuales.

Pero también aclara que estas palabras no tienen ningún valor mientras se mantengan los ataques y el odio de la Iglesia hacia los gays, y no se anule la decisión del Papa Benedicto XVI de prohibir el acceso al sacerdocio a los hombres con tendencias homosexuales.

“El clero está lleno de personas homosexuales, y a la vez violentamente homófobas”, afirma el sacerdote en su carta, en la que también anima a otros religiosos a salir del armario, como él hizo el

3 de octubre, un día antes de que empezara el Sínodo de la familia en el Vaticano. Charamsa, de 43 años, hizo pública su homosexualidad en una rueda de prensa en Roma en la que se presentó con su pareja, el catalán Eduard Planas. Tras el anuncio, el Vaticano lo expulsó de la Congregación de la Doctrina por la Fe, de la cual formaba parte.

“Todos los cardenales, obispos y curas que son homosexuales deberían tener el valor de abandonar esta Iglesia deshumanamente insensible, injusta y violenta”, escribe Charamsa en su carta dirigida al pontífice. Asimismo le dice que los homosexuales no necesitan la “compasión que les promete la Iglesia”. “Nosotrosno somos ni los enemigos de la Iglesia, ni de la familia: ésa es la imagen falsa y ofensiva que la Iglesia ha creado de nosotros. Sólo buscamos desesperadamente ser respetados en nuestra dignidad y nuestros derechos”, asegura.

Charamsa no ahorra descalificativos hacia la Iglesia en su escrito.

Por ejemplo, afirma que la Iglesia se mantiene “petrificada en su fría y deshumana doctrina, sin misericordia ni caridad alguna”. O también dice que la “Iglesia es especialmente odiosa, y está formada actualmente por sacerdotes sin corazón, ni cerebro”. Y añade: “Dios respeta el misterio de la naturaleza humana que ha creado, en cambio la Iglesia odia toda aquella naturaleza humana que se distancie de su proyecto de poder y de dominio sobre el hombre y su sexualidad”.

En su carta, el sacerdote polaco también muestra preocupación por su madre, de quien dice tiene una “fe increíble y no tiene culpa de mis decisiones”. En concreto, Charamsa teme que la mujer sea ofendida por el hecho de que él haya hecho pública su homosexualidad. “En Polonia los católicos saben ser unos verdaderos maestros del odio, de la estigmatización y de la exclusión de los otros”, detalla.

Y por si todo esto no fuera poco, el religioso concluye su carta de la siguiente manera: “Las minorías sexuales tenemos derecho a vivir en dignidad, en el amor que la Iglesia obstinadamente quiere matar. Tenemos derecho a la vida familiar, aunque la Iglesia no quiera bendecirla”.

El prelado expulsado por ser gay: “En la Curia del Vaticano hay muchos homosexuales”

Kzysztof Charamsa 'El Papa se enfrenta a una oposición fóbica e irracional'

Kzysztof Charamsa: “El Papa se enfrenta a una oposición fóbica e irracional” EFE

“Hay una verdadera persecución. Mi Iglesia se permite afirmar que debe luchar contra los gays al igual que luchaba contra el nazismo. Nos comparan con los nazis, los enemigos de la humanidad. Esta afirmación ha salido en boca del cardenal africano Sarah justo en medio del Sínodo, que en su lugar debería pensar con misericordia sobre las familias”. Son declaraciones de Krzystof Charamsa, el teólogo expulsado del Vaticano tras revelar su homosexualidad.

“La Iglesia está obsesionada con la homosexualidad, así como con la sexualidad humana en general”. Charamsa, en una entrevista con el diario Religión Digital,denuncia a la todopoderosa Congregación para la Doctrina de la Fe, una “agencia política de sabotaje contra el pontificado del Papa Francisco”.

En la entrevista, Charamsa -que actualmente reside junto a su pareja, Edouard, en Barcelona y que esta misma semana ha sido suspendido del sacerdocio- niega a los que le acusan de traidor y denuncia “la paranoia homofóbica de la Iglesia, que es irracional y absurda, e incapaz de reflexionar porque está llena de un adoctrinamiento ideológico”.

En su opinión, “quien traiciona es la Iglesia, como comunidad de creyentes y como jerarquía, porque no es capaz de revisar una posición que ya no puede seguir defendiendo”. Una traición que se ve en “la doble vida del clero”, que se ve “especialmente en el Vaticano”. “La doble vida para mí no significa solo tener una pareja, hombre o mujer, que es una realidad muy sana y recomendable para un cura. La doble vida es también masturbarse regularmente o ser dependiente de la masturbación como lo son muchos curas y al mismo tiempo luchar contra la masturbación, la cual forma parte de una sana vida sexual en pareja”.

Su experiencia como secretario en Doctrina de la Fe le lleva a calificar este organismo como “un frio y ciego adoctrinamiento, un legalismo automático, lleno de fariseísmo insensible. Están obsesionados por la homosexualidad”. Al tiempo, asegura que “en la Curia romana hay muchos gays. Muchos de ellos son buenos curas: el problema aparece cuando los gays son homófobos interiorizados”.

Para Charamsa, “la Congregación para la Doctrina de la Fe es el corazón de una homofobia paranoica e irracional (…). Es una obsesión. Esta es nuestra verdadera fe: la paranoia anti-gay. Nada más. Es nuestro tema preferido. Hay reuniones en las que de cada tres casos que tratamos, dos son contra gays. Nos hemos inventado un enemigo imaginario y luchamos con todas nuestras fuerzas contra él. Lo llamamos ‘nuestra guerra contra el gender'”.

El teólogo polaco no duda en señalar al cardenal Müller, uno de los principales enemigos de las reformas del Papa Francisco. “En el pasado, nosotros (Doctrina de la Fe) hemos destruido carreras de teólogos que reflexionaban con respeto e inteligencia sobre nuevas formas de ejercicio del primado. Ahora la Congregación está contra el Papa y su primado de una manera irracional”.

Suspendido de sacerdocio el cura que declaró ser gay

El Vaticano niega que el Papa Francisco tenga un tumor benigno en el cerebro

El prelado polaco Krzysztof Charamsa, oficial en la Congregación para la Doctrina de la Fe

CIUDAD DEL VATICANO – El obispo de Pelplin (Polonia), Ryszard Kasyna, suspendió del ejercicio del sacerdocio al cura y teólogo Krysztof Charamsa, expulsado de la Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano donde trabajaba al hacer pública su homosexualidad y que tenía un compañero sentimental de Barcelona. El obispo de Pelplin envió por correo electrónico una carta, a Charamsa, que también era profesor de Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, en la que le comunicó su suspensión por defender postulados contrarios a la doctrina de la Iglesia. El prelado también prohíbe al sacerdote poder vestir hábito religioso o indumentaria eclesial.

Charamsa declaró que “en la práctica de la Iglesia no hay ninguna esperanza real de poder presentar recurso ni pedir explicaciones sobre una pena considerada injusta, especialmente cuando no se especifican las razones concretas ni se precisan las causas de dicha pena”.

El sacerdote, que se trasladó a vivir a Barcelona con su pareja, señaló que “en Polonia los obispos desde hace mucho tiempo promueven, o simplemente no reaccionan, ante el lenguaje católico de odio contra las minorías sexuales”. El obispo de Polonia ya había anunciado a Charamsa el pasado día 10 que estaba “cometiendo errores doctrinales contrarios a la Sagrada Escritura y a la enseñanza de la Iglesia”, y le pidió al sacerdote que recuperara “la correcta enseñanza de la Iglesia”.

EL PAPA NO TIENE UN TUMOR Por otra parte, el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, dijo ayer que el Papa Francisco “goza de una buena salud” y desmintió categóricamente que se haya sometido a un examen médico en Toscana o que haya consultado a un experto japonés en tumores. Lombardi desmintió así la información publicada en algunos medios italianos, del grupo italiano Quotidiano Nazionale, que aseguraron que Francisco, de 78 años, tiene un pequeño tumor en el cerebro.

El portavoz explicó que ha realizado todas las verificaciones posibles, incluso hablando con el Papa, y aseguró que es todo falso y que el pontífice “goza de buena salud”. El portavoz vaticano negó que el Papa se trasladase hace algunos meses a una clínica en Toscana, como sostiene el grupo, y también desmintió que un especialista japonés citado en esa información viajase al Vaticano para ver a Francisco.

“Ningún japonés ha venido al Vaticano ni el Papa ha sido sometido a exámenes médicos de este tipo. Ningún helicóptero ha llegado al Vaticano en enero y si alguien lo ha visto era un fantasma”, dijo Lombardi, que invitó a olvidar y cerrar la cuestión.

Sobre la salud del pontífice, Lombardi instó a observar al pontífice no solo ayer durante la audiencia sino también durante los viajes y afirmó que el único problema es el ya conocido “de caminar”.

Lombardi volvió a tachar de “incalificable” y de “grave acto de irresponsabilidad” la noticia publicada ayer y pidió que se deje de “alimentar informaciones” falsas. – Efe

Kzysztof Charamsa: “El Papa se enfrenta a una oposición fóbica e irracional”

El cura expulsado tras revelar que es homosexual y que tiene pareja habla de la Iglesia actual

El cura y teólogo Charamsa decidió el día 3 ‘salir del armario’

El cura y teólogo Charamsa decidió el día 3 ‘salir del armario’. (EFE)

BARCELONA – El cura y teólogo Kzysztof Charamsa, expulsado del Vaticano tras revelar que es homosexual y tiene pareja estable, denuncia que la Iglesia es “una heterodictadura” anclada en el pasado y afirma que “el Papa Francisco es una esperanza”, pero se enfrenta a una oposición “fóbica e irracional”. En una entrevista, el sacerdote polaco (1972) explica que, el pasado día 3, decidió “salir del armario” y revelar que tiene como pareja a un catalán horas después de enviar una carta al Papa, en la que le exponía la necesidad de no esconderse más y de denunciar que “la Iglesia es homofóbica”.

“Yo no puedo ser cínico, fariseo o hipócrita, ni llevar una doble vida”, asegura el sacerdote, que ha sido expulsado como oficial de la Congregación para la Doctrina de la Fe, como secretario adjunto de la Comisión Teológica Internacional y como profesor de Teología de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.

Charamsa ha recibido ya una carta de su obispo en Polonia, como preludio a ser apartado del ejercicio sacerdotal, en la que le acusa de “ir contra las Sagradas Escrituras y contra el magisterio de la Iglesia”, acusaciones que el sacerdote rechaza.

Aunque no ha recibido respuesta de su carta al Papa, reconoce que Francisco “ha hecho ya muchísimo” para modernizar una Iglesia que es “homofóbica, irracional y paranoica”, pero ha advertido de que se enfrenta “a resistencias que son obstáculos insuperables”. “Pese a que oficialmente el Papa tiene el poder absoluto, no cada palabra suya es cátedra, ni la Iglesia es el gobierno de una sola persona”, ha dicho Charamsa en alusión a la “potente” curia romana que, según él, se opone a las tesis del Papa.

Charamsa anuncia su intención de escribir un libro porque tiene “necesidad de explicar más pausadamente todo lo que he pasado” y “cómo decidí salir de la desesperación de mi situación”. El prelado asegura que dentro de la Iglesia católica su caso “no es único”, aunque le intenten presentar “como una excepción”, y afirma que aunque no hubiese dicho que tiene pareja y sólo hubiera revelado su homosexualidad “habría sido igualmente expulsado”.

El cura recuerda que su congregación dictó en 2005 una instrucción “ridícula” que prohíbe a los homosexuales ser ordenados sacerdotes: “¿Cómo van a verificar los rectores de los seminarios la sexualidad de sus seminaristas?”.

Según Charamsa, los documentos de la Congregación para la Doctrina de la Fe “estigmatizan y discriminan” la homosexualidad y son “casi racistas” porque les excluyen. Estos documentos, según el exoficial de este dicasterio, describen a los gais “como personas que tienen dificultades para relacionarse en sociedad, que son inmaduros” y que son fruto de padres que les han prestado poco cariño y por eso sufren “un desorden y viven en sufrimiento”.

CLAN DE ‘LOS ROMANONES’ En otro orden de cosas, la defensa del padre Román, considerado el cabecilla del clan de Los Romanones,presentó ante el Juzgado que investiga supuestos abusos sexuales de sacerdotes contra menores en Granada 151 documentos para intentar desmontar el testimonio del joven que con su denuncia dio origen a esta causa. En un escrito notificado a las partes, el abogado Javier Muriel aporta al Juzgado 151 documentos entre los que se incluyen certificados, informes, facturas, fotografías y correspondencia de algunos de los supuestos implicados. La presentación de esta prueba documental se produce tras confirmarse la negativa a citar, para que prestara declaración como testigo, al primer denunciante de los supuestos abusos sexuales.

Los documentos aportados demuestran, según el abogado, las “falacias y mentiras” vertidas por el denunciante y sus “secuaces” a lo largo de la instrucción y tratan de poner de manifiesto la “falta de credibilidad, veracidad” y demás requisitos exigidos para desvirtuar la presunción de inocencia.

El cura polaco que ‘salió del armario’ niega la existencia de un lobby gay en el Vaticano

Krzysztof Olaf Charamsa fue suspendido de sus funciones en la Curia y corre el riesgo de perder su condición de sacerdote por haber admitido que tiene pareja

El cura y teólogo Kzysztof Charamsa, expulsado del Vaticano tras revelar que es homosexual y tiene pareja estable

El cura y teólogo Kzysztof Charamsa, expulsado del Vaticano tras revelar que es homosexual y tiene pareja estable. / Efe

El cura polaco Krzysztof Olaf Charamsa, que reveló su homosexualidad antes del actual sínodo sobre la familia, negó la existencia de un «lobby gay» en el Vaticano, en declaraciones a una televisión italiana.

«No hay ningún lobby que me apoye. Nunca encontré un lobby gay en el Vaticano», que sigue usando alzacuello, en la entrevista difundida el domingo por la tarde por una cadena privada.

«He conocido curas homosexuales, a menudo aislados como yo, pero ningún lobby», insistió el religioso, que fue suspendido de sus funciones en la Curia y que corre el riesgo de perder su condición de sacerdote por haber admitido que tiene un compañero sentimental.

«He conocido curas homosexuales que eran también muy homófobos, que vivían odiándose a ellos mismos y odiando a los demás; pero también he conocido varios homosexuales fantásticos que figuran entre los mejores ministros de la Iglesia», agregó.

Charamsa, que era miembro de la Congregación para la Doctrina de la Fe, sucesora histórica de la Inquisición, reveló que le había escrito una carta al papa Francisco para pedirle que transmita su espíritu de apertura a los obispos que participan en el sínodo.

La Iglesia prohíbe desde 2005 la ordenación de curas con tendencias homosexuales, pero muchos obispos ignoran esa medida, a condición de que el candidato a párroco respete sus votos de castidad. Charamsa considera que él nunca rompió ese voto. «Yo nunca he tocado a una mujer», afirmó.

Eduard Planas y su pareja sacerdote vivirán en el ‘Gayxample’ de Barcelona

CONVIVENCIA  Krzysztof Charamsa fue despedido por el Vaticano al revelar su homosexualidad

Eduard Planas y Krystof Charamsa por las calles de Roma

Eduard Planas y Krystof Charamsa por las calles de Roma AFP

“No nos podíamos creer que fuera él. Tuvimos que mirar varias veces las imágenes para asegurarnos. ¡Es todo increíble! ¿Qué hace Eduard con un cura polaco?”. Hablan quienes conocen a Eduard Planas (44) desde hace años, conocidos y amigos que han visto cómo la foto del novio de Krzysztof Charamsase publicaba en los medios de todo el mundo. Para algunos ha sido, además, la salida del armario de Planas.

“Con nosotros nunca salió del armario, sabíamos que era gay por sus gestos, porque es muy amanerado, pero nunca hablaba del asunto. Tampoco lo negó”, recuerda Óscar, un joven que compartió oficina y largas jornadas laborales con Planas. En aquellos tiempos, hace casi 10 años, los compañeros hablaban de todo. “Algunos eran incluso un poco brutos. Nos íbamos a tomar algo y salían conversaciones divertidas, de juergas, sexo, novias… Pero Eduard nunca intervenía”. Pese a estos recelos, no están definiendo, sin embargo, a alguien callado o tímido. “¡Qué va!”, dice Joan, “es un tío muy alegre y divertido, el alma de las fiestas. Es un cachondo, alguien que siempre se ríe, alegre y parlanchín (Una muestra de su lado más bromista aparecen su cuenta de Twitter, en la que escribió: “Un polaco y un catalán, hacemos buena pareja, ¿verdad?”), pero a su vez es también reservado con sus cosas”.

Contrariamente a lo que se ha explicado esta semana, Eduard Planas no es profesor ni funcionario de la Generalitat. Ha trabajado muchos años en el departamento informático de varias empresas: una compañía telefónica y una de seguros. “Trabajaba en el sector informático pero por sus altos conocimientos de idiomas le daban tareas de traducción”, recuerdan quienes le conocen, “nunca ha tenido un ego subido, ni ha sido vanidoso pese a estar más formado que sus compañeros de trabajo”.

En la actualidad sigue trabajando y es el único miembro de la pareja con empleo. Así que por el momento, los dos se quedan a vivir en Barcelona. “Eduard tiene que ir a trabajar”, comenta Daniel Condeminas, un amigo periodista que ejerce de portavoz “por amistad”. Condeminas fue jefe de prensa de Esquerra Republicana hace más de una década. Por eso ha habido también confusión con la filiación política de Planas. Es independentista, defiende el proceso soberanista de Cataluña e incluso participó en la manifestación del 11 de septiembre. Pero no milita en ningún partido ni menos tiene un cargo político.

Su pareja ha defendido los mismos postulados, siempre desde una raíz cristiana, argumentando que por caridad y respeto, no se puede negar a la gente expresar sus deseos y cumplirlos.

Lo reafirma Condeminas, quien lamenta muchas de las informaciones que han aparecido estos días referidas a la pareja. Este periodista es recordado por su amabilidad con todos los medios, fueran del color que fueran, mientras estaba al frente de ERC. Y así trata estos días a los cientos de reporteros que le llaman.

Insiste en decir que ni Charamsa ni Planas quieren hablar con la prensa de su relación, algo que han demostrado a lo largo de esta semana, en la que el religioso, ex funcionario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha dado numerosas entrevistas tanto en periódicos, como en radio y televisión. Temen que su vida se convierta “en un circo” y que no se hable “de lo que ellos consideran importante”. No obstante, Condeminas remarca varias veces, durante su conversación con este suplemento: “Por ahora no podemos avanzar nada, peroEduard y Krzysztof seguirán estando en el foco mediático durante un tiempo“.

¿Matrimonios? ¿Hijos? Un enigma, el mismo que rodea a cómo se conoció la pareja gay más mediática de momento. “Hace unos años que le perdí la pista”, admite uno de sus amigos, “y por lo que sé ha sido en este tiempo cuando ha empezado su relación con el cura”.

Educado y atento, Planas responde a quienes se ponen en contacto con él pero declina hablar públicamente. Un escueto “ahora estamos muy bien” es una de las pocas frases que Planas pronuncia y permite publicar en LOC.

Cansado de la presión mediática, tiene ganas de empezar una nueva vida con su pareja en Barcelona, concretamente en el Gayxample (zona en la que se concentran tiendas y bares destinados a los homosexuales en el distrito del Eixample), donde vive desde hace años.

Apoyo ciudadano

Planas ha pasado la semana contestando en las redes sociales a todos aquellos que le daban ánimos y ha pedido varias veces el apoyo de los ciudadanos. “Ahora, el apoyo de la gente es mucho más importante de lo que os podéis imaginar”, dice el novio de Charamsa. Bueno, mejor decir de la pareja de Charamsa, porque a Planas le desagrada la expresión: “No me gusta novio. Prefiero chico, pareja, compañero”. Planas se muestra muy satisfecho por el resultado de las declaraciones del prelado: “Gracias a todos por vuestro apoyo”, dice, “lo necesitamos de verdad. Hemos recibido muchas muestras de apoyo de todo el mundo. Críticas, pocas”.

En la rueda de prensa que ofrecieron ambos el pasado sábado en Roma, se mostraron compenetrados en todo momento: “Charamsa quiso estar junto a su pareja para que se viera que ese amor del que hablaba no era algo abstracto sino que tenía cara y ojos”, dice Condeminas, quien recuerda que ambos “pasaron muchos nervios antes y durante su comparecencia pública. Pero es algo que tenían que hacer”. Unos nervios que algunos aprovecharon para pescar declaraciones de Planas, ahora algo decepcionado y descontento por haber hablado con la prensa.

Eduard Planas se abraza a su novio sacerdote

Eduard Planas se abraza a su novio sacerdote EFE

Fue ‘Il Corriere della Sera’ el periódico que publicó frases del novio de Charamsa. En su artículo describían a una pareja compenetrada hasta tal punto “que uno termina las frases del otro”. Desconcertado y despistado, Planas se sinceró con los periodistas y dio algunas muestras de su amor: “En estos días he visto las cosas por las que lo amo. Yo soy una persona normal que ha encontrado a una persona muy especial”. En ese momento, el sacerdote interrumpe: “¡No es cierto que no seas especial!”. Y Eduard respondió: “Está bien, digámoslo así: somos complementarios y gracias a eso vemos el mundo de un modo más completo”.

Es de este modo como se definen. Lo hizo el propio ex religioso en una entrevista concedida a EL MUNDO esta semana. “En este tiempo ha sido fundamental el apoyo de mi pareja, que ha estado siempre a mi lado. Juntos nos sentimos complementarios, el uno para el otro”, admitió Charamsa, según informa Soraya Melguizo, quien conversó telefónicamente con él. Respetuoso y delicado, el religioso manifestó su filosofía de pareja en la entrevista. “Yo no puedo hablar por él. Creo que el problema de muchos matrimonios es que uno habla por boca del otro“. Esa es precisamente la visión que ambos tienen de las relaciones: “Nosotros nos sentimos complementarios, nos sentimos el uno para el otro, pero sin querer estar el uno sobre el otro”.

No quieren hablar de su vida íntima pero sí declaran su amor a los cuatro vientos. Planas asegura que Charamsa “es el chico más fantástico del mundo, es una fantástica pareja”. Declarar públicamente su homosexualidad le ha costado el empleo y le ha valido algunas críticas, sobre todo de sectores conservadores que han tachado a Charamsa de vanidoso. “No ha sido un acto de vanidad. Es un chico tímido. Ha sido un acto de protesta. Es un chico valiente”. Son las palabras con las que Planas sale a defender a su novio en las redes, a quien considera realmente especial. “Cuando el sábado empezó a hablar, noté en la sala como un áurea, una tensión espiritual: sus palabras entraban en el corazón de la gente”, declaró a Il Corriere.

El alma de la fiesta

Parece que ese áurea la comparte también con su pareja. Porque quienes le conocen insisten. “Cuando habla Eduard todo el mundo le escucha. Es un tipo preparado y encantador que llama la atención. Podemos ser 20 en una mesa, cenando alegremente, y cuando Eduard cuenta algo, siempre en tono divertido, bromista y alegre, todos nos callamos, sabemos que tendrá algo interesante que decir”. Algunos recuerdan las fiestas del trabajo, en las que Eduard aguantaba hasta el final “sin despeinarse”. “Eran noches de discotecas en las que algunos terminaban descamisados, con la corbata anudada en la cabeza. Eduard bailaba, se desmadraba, podía estar hasta las siete de la madrugaba y no se le arrugaba ni el pantalón”.

A Eduard Planas le gusta ir caminando a los sitios, a hacer recados como comprar el pan o el periódico. Suele sentarse a veces a tomar café en alguna de las terrazas de su barrio, una zona de Barcelona en la que los más informados podrán identificar a su nuevo vecino: Krzysztof Charamsa, el cura del Vaticano expulsado por declarar su homosexualidad. Y lo verán acompañado por Eduard, ese hombre bien vestido, repeinado y afeitado que intenta pasar desapercibido. Hasta dentro de unos días. Porque avisan: tienen más cosas que decir.

‘En el Vaticano hay quien quiere sabotear al Papa’

‘Prohibir a homosexuales ordenarse sacerdotes es justo e inhumano’

Krzysztof Charamsa, el prelado polaco que se confesó gay, en Barcelona

Krzysztof Charamsa, el prelado polaco que se confesó gay, en Barcelona. ANTONIO MORENO

El prelado polaco, Krzysztof Charamsa, provocó un terremoto en el Vaticano hace unos días después de salir del armario y presentar a su novio catalán. Sintiéndose por fin “liberado” y sin dejar de vestir el alzacuellos, el ex funcionario de laCongregación para la Doctrina de la Fe denuncia que una parte de la Curia romana busca “sabotear”al Papa Francisco en sus reformas. En especial, dentro de este dicasterio que se ocupa de promover la moral cristiana y donde existe “un ambiente hostil” contra el Papa.

 ¿Cuál fue la gota que colmó el vaso y qué le empujó a declarar su homosexualidad?

No podía más. Llega un momento en el que algo se rompe dentro de ti y no puedes seguir negando la propia identidad sexual, aunque la Iglesia te rechace. No puedes seguir viviendo dentro de un armario espiritual y existencial. La posición de la Iglesia de hoy podría ser justificable, pero hace 100 años.
¿Y cómo vivió los años en los que sí tuvo que esconder su condición sexual?
Han sido años de maduración, de preparación, no sólo a nivel sentimental, sino también intelectual. He estudiado la sexualidad como teólogo y filósofo. Y rezado mucho. En este tiempo, ha sido fundamental el apoyo de mi pareja, que ha estado siempre a mi lado. Juntos nos sentimos complementarios, el uno para el otro.
Cuando usted decidió hacerse sacerdote, en 1997 ¿ya sabía que era gay?
Sí. Lo he sabido siempre.
Y en 2005, cuando Benedicto XVI prohibió que los homosexuales se pudieran ordenar sacerdotes, ¿qué sintió?
Fue un momento de profunda crisis existencial. Es una prohibición injusta e inhumana. La Iglesia ha rechazado así a un entero grupo social que entre el clero católico está representado de una manera muy amplia.
¿Existen muchos gays en el Vaticano?
Mi experiencia me dice que son muchos.
¿Cree que la reacción del Vaticano de apartarle de sus funciones habría sido tan radical si usted hubiera declarado su homosexualidad pero no hubiera dicho que tiene pareja?
Me habrían expulsado igual, pero seguramente de forma más discreta.
Hay quienes aseguran que su declaración beneficia al ala más conservadora dentro del Vaticano, que rechaza las reformas emprendidas por el Papa Francisco.
No estoy de acuerdo porque antes del Sínodo he hecho todo lo posible para que dentro de mi congregación se debatiera obre este tema. No soy yo quien está dando fuerza a los enemigos de la renovación de la doctrina católica sobre la la familia. No ha habido una verdadera reflexión sin prejuicios antes del Sínodo porque quien ha intentado promoverla ha chocado con la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Usted denunció que dentro de este dicasterio donde trabajaba se encontraba lo más rancio dentro de la Iglesia.
Yo he vivido dentro de la congregación un ambiente hostil y enemigo al Papa Francisco. Se busca sabotear al Santo Padre. Desde la congregación han intentado que el Sínodo fracase en su apuesta por una apertura de diálogo y debate propuesta por el Papa Francisco.
¿Entonces el Sínodo no cambiará nada sustancial?
No, porque no ha sido preparado como quería el Papa Francisco, con una verdadera discusión transparente sin renunciar a un discurso interdisciplinar. Seguimos rechazando tratados de psicología, de ciencia y así sólo estamos ignorando muchas realidades que hoy no son teorías, forman parte de la humanidad. La Iglesia continúa viviendo todo esto como si fuera el resultado de una ideología impuesta por un lobby, aunque yo no conozco ningún lobby homosexual en el Vaticano.
¿Cree que después de usted habrá más salidas del armario dentro del Vaticano?
Me gustaría que mi gesto pudiera llevar un poco más de libertad a personas que tienen miedo y vergüenza de su propia sexualidad porque lo ven como algo sucio. Hay muchas personas que están obligadas a estar toda la vida en un armario.
Hace unos días usted publicó un artículo en una revista polaca pidiendo una serie de cambios dentro de la Iglesia con respecto a los homosexuales. ¿Qué reacción suscitó?
Hablaba sobre la violencia del lenguaje de la teología, en especial en el lenguaje homofóbico de la Conferencia Episcopal polaca, que busca ridiculizar y discriminar. Se abrió una guerra contra mí en Polonia que me hizo entender que no podía seguir escondiéndome y tenía que decir: yo también soy gay, y siendo gay soy también un buen cura y teólogo. Fue la primera vez que salí del armario de manera inconsciente.
Usted le ha escrito una carta al Papa. ¿Qué le dice?
Le he explicado las razones de mi decisión y le he pedido que abra la razón y el corazón de los obispos en el Sínodo porque el Señor no ha hecho a nadie, a ningún humano, defectuoso.