Entraron con un móvil en mano para grabar a los asistentes: “¿Os gusta la pornografía? ¿Por eso estáis aquí?”, les increpaba el bloguero Felipe Dhiele del Movimiento Brasil Libre (MBL) a aquellos que la semana pasada visitaban la exposición Queermuseo, cartografías de la diferencia en el arte brasileño, que se mostraba en el Centro Cultural Santander de Porto Alegre.
Después del ataque in situ los representantes del MBL empezaron sus denuncias em las redes sociales. Durante días estos jóvenes que se definen como “liberales”, abogan por un país sin estado y sin impuestos y fueron los principales precursores del movimiento en las calles a favor del impeachment contra Dilma Rousseff, denunciaron que el Banco Santander patrocinaba una exposición que promovía “la pedofilia, la zoofilia y la pornografía”. No hizo falta más para que grupos religiosos evangélicos se unieran a la indignación de los jóvenes del MBL, que fueron más allá: “Todos aquellos que tengan cuenta en el Santander que la cancelen, no se puede permitir que un banco financie esta aberración”, decía Kim Kataguiri, una de las cabezas más representativas de este movimiento.
A las pocas horas la entidad financiera anunció que cancelaba la exposición cuyo cierre estaba previsto para el 8 de octubre: “Hemos escuchado las quejas y entendemos que algunas de las obras de la exposición no respetan los símbolos, las creencias, y a las personas, y además no están en la línea de nuestra visióndel mundo. Si el arte no es capaz de generar reflexión positiva pierde su propósito mayor que es elevar a la condición humana”, decía la nota de prensa que envió el banco a para justificar la cancelación de la muestra.
Una mujer pasa al lado de la sucursal del Banco Santander en Rio de Janeiro /REUTERS (Sergio Moraes/File Photo)
La exposición hacía un recorrido por el arte brasileño que aborda la temática LGTB y la diversidad sexual desde mediados del siglo XX hasta la actualidad. Un total de 270 trabajos de 85 artistas, entre ellos grandes nombres del país como Cándido Portinari, Lygia Clark, Alfredo Volpi o la contemporánea Adriana Varejão.
Una de las obras que generó más indignación fue un dibujo de la artista Bia Leite donde aparecen dos niños, uno lleva un cartel que dice “niño marica, Dios de las Aguas”, y otro “niño travesti de la lambada”. Ambos dibujos fueron calificados por el MBL como de “apología a la prostitución infantil”. Sobre la obra “Cruzando Jesucristo con la Diosa Shiva” de Fernando Baril, donde se ve un retrato de Jesús con numerosas piernas y brazos, el grupo conservador lo tildó como “obra de Satán”. Ya la pieza en la que Adriana Varejão retrata diversas posiciones sexuales y en una parte aparece un animal abrazado a un humano fue la que causó la acusación de “zoofilia”.
“Cruzando Jesucristo con la Diosa Shiva” de Fernando Baril, parte de la exposición cancelada
La censura a debate
El repentino cierre de la exposición provocó la indignación de los representantes del mundo del arte que no dudaron en calificar la respuesta del Banco Sanatnder como “una censura a la libertad de expresión”, señalaba Moacir dos Anjos, uno de los comisarios más reputados del país. “Estamos ante una situación grave, complicada y trágica para la comunidad artística brasileña”, decía Gaudêncio Fidelis, comisario de la muestra que asegura que el MBL “creó una narrativa falsa sobre la exposición y la usó como plataforma de promoción”.
Representantes del movimiento LGTB organizaron el martes una manifestación frente a las puertas del Centro Cultural Santander de Porto Algre “en defensa de la democracia” y cuestionaron cómo un grupo que se define como “liberal” no respeta la libertad de expresión. Pero el MBL no actuó solo, incluso el alcalde de la ciudad, Nelson Marchezan Jr dio alas para que se cancelara la muestra, y tras el cierre aseguró en un post en Facebook (que después eliminó) que se había hecho lo correcto ante una exposición que “defendía la pedofilia”.
Dibujo de la artista Bia Leite donde aparecen dos niños, uno lleva un cartel que dice “niño marica, Dios de las Aguas”, y otro “niño travesti de la lambada”
Kim Kataguiri, la estrella del MBL, festejó el logro del movimiento y dijo que “la cuestión no era la censura sino el triunfo del boicot, un arma de la democracia”, e insistió: “Si el Santander pudiera mantenerse con el dinero de los pedófilos habría mantenido la muestra, pero tiene clientes serios y debe responder a ellos”.
La politóloga y profesora de la Universidad Federal de Minas Gerais, Mara Telles, mostró la tristeza ante la “onda de intolerancia” que vive el país y que promueve este tipo de movimientos: “Brasil va ser el pionero en los museos sin arte, los presidentes sin votos y los condenados sin pruebas”, refiriéndose al mandatario Temer que llegó al poder tras un impeachment, y a la condena del ex presidente Lula, que según diversos juristas carecería de pruebas.
Pieza en la que Adriana Varejão retrata diversas posiciones sexuales
El columnista de la Folha de São Paulo, Hélio Schwartsman, también mostró su indignación en un artículo: “La valentía es una actitud que se le exige al guerrero y no al banquero. Pero en este caso el Banco Santander se ha pasado de cobarde”.
El camino iniciado por el MBL ya ha provocado nuevos intentos de censura. Este miércoles el diputado evangélico, Marcos Feliciano, se dirigió al Museo de Brasília acompañado de otros seis congresistas para pedir el cierre de la exposición sobre la dictadura militar de 1964 que está en cartel en estos momentos. Por ahora no han tenido suerte: “Nuestra política aquí es que quien entra en un museo tiene que salir diferente, cambiado. Un museo no es un parque de atracciones, está hecho para incomodar y para hacer pensar”, sentenció el director de la institución, Wagner Barja.