François Ozon reivindica el travestismo luminoso y feliz

El francés estrena ‘Una nueva amiga’, historia enfocada en la identidad sexual diferente

François Ozon, en el Festival de Cine de San Sebastián, en septiembre pasado

François Ozon, en el Festival de Cine de San Sebastián, en septiembre pasado. / XAVIER TORRES-BACCHETTA

Es verdad, reconoce el cineasta francés François Ozon, que el travestismo se mueve normalmente en un mundo oscuro y triste, que los travestis no son personas muy felices por el rechazo de la sociedad y su propia familia, pero a pesar de todo el director ha querido poner el foco en la luminosidad de unas personas con una identidad sexual diferente. Así lo ha hecho con Una nueva amiga, la película que ha estrenado en España y que se presentó en la sección oficial del último Festival de Cine de San Sebastián, certamen donde hace dos años ganó la Concha de Oro con En la casa, basada en la obra de teatro de Juan Mayorga. En la amiga, protagonizada por Romain Duris, Anaïs Demostier y Raphaël Personnaz, está basada en un relato de Ruth Rendell.

Ozon escribió el guion, con cambios sustanciales con respecto al texto original, en plena batalla contra el matrimonio gay en Francia, con manifestaciones por las calles de las principales ciudades. ”Me sorprendió la violencia y el odio de la gente que se manifestaba, esa pretensión absoluta por imponer la sociedad que ellos quieren, sin ninguna posibilidad de aceptar algo diferente. Me molestó tan profundamente que me empeñé en hacer un filme con un punto pedagógico. Mi película no iba a estar dirigida a un público determinado con mente abierta, sino a toda esa gente que no entiende que la identidad sexual puede ser un asunto muy complejo y nada fácil. Muy a pesar mío, el filme se convirtió también en una reflexión política”, explicaba Ozon en San Sebastián.

Una nueva amiga se adentra en una historia de amor transgresora. Tras el funeral de su amiga, la protagonista descubre que al marido de aquella le gusta disfrazarse de mujer. A partir de ahí la relación entre ambos viajará por caminos nada habituales. En realidad, los que le gustan a Ozon. Durante los trabajos previos del proyecto, el director conoció y se entrevistó con muchos travestis. “Existe la falsa idea de que son en su mayoría homosexuales. Nada más lejos de la realidad. El 70% de ellos son heterosexuales, muchos casados y con hijos, a los que les resulta especialmente complicado confesar su identidad. Si hubiera querido hacer una película realista tendría que haber ido por el camino más triste y oscuro de la vida, pero Una nueva amiga es un cuento de hadas, una gran historia de amor, en la que he querido mostrar la alegría y la felicidad de esas personas”. No es un filme dirigido al mundo homosexual, sino todo lo contrario. La intención de Ozon ha sido llegar a cuanta más gente mejor con un filme que mezcla el thriller, la comedia y el amor.

Algo de lo que buscaba el director ya lo ha encontrado. Un travesti de 44 años vio la película y se dirigió a él para decirle: “Gracias a ti voy a poder contárselo a mis padres”. Ozon sabe que ya ha logrado algo: que el travestismo y los prejuicios sexuales empiecen a formar parte del pasado.

Un arcoíris sobre Polonia

Robert Biedron, en la manifestación del día de la Mujer

Robert Biedron, en la manifestación del día de la Mujer. / M. FLUDRA (CORDON PRESS)

Nadie escucha a los artistas. Aunque Julita Wojcik repitió hasta el agotamiento que su Arcoíris representaba la armonía y la tolerancia y no específicamente el movimiento homosexual, demasiados en Varsovia no la oyeron. La obra, un arco de flores artificiales plantado en la plaza Zbawiciela de la capital polaca, ha sido quemada cuatro veces desde su construcción en 2012. Hasta que Wojcik se cansó y cambió su discurso: si no os gustan los homosexuales, mi arcoíris simbolizará ahora su lucha por el respeto.

La comunidad gay ha ido abriéndose paso en un país orgullosamente tradicionalista. Uno de los incendios del arcoíris, durante una manifestación el Día de la Independencia de hace dos años, enfrentó a Polonia a una imagen de sí misma de la que no se sintió orgullosa. El Ayuntamiento aseguró que el monumento sería reconstruido las veces que hiciera falta y para los más progresistas se convirtió en un símbolo de la falta de respeto por la diversidad en un país en el que el 86% se declara católico practicante, por oposición al 45% de la muy católica Irlanda.

Cada conquista de los homosexuales ha comportado tragos amargos. En 2011 un diputado gay y una transexual fueron elegidos parlamentarios. Entonces Lech Walesa, padre de la Polonia moderna y Premio Nobel de la Paz, les pidió que se sentaran en la banca del final “o incluso detrás de una columna”. Nada hacía prever el gran salto de este año, cuando Robert Biedron, ese mismo diputado gay, ganó la alcaldía de la ciudad de Slupsk (97.000 habitantes) en el norte del país. Polonia tiene su primer alcalde públicamente homosexual.

Mariusz Kurc no sólo es amigo de Biedron, también dirige la revistaReplika, dedicada a la visibilización de los homosexuales. “Robert es un hombre de izquierdas que comenzó como activista LGBT [Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transexuales] y que brilló como parlamentario. Slupsk lo ha reconocido por su eficacia, no por su orientación sexual”, cuenta en un café de la capital.

El impacto de este político ha sido tal que Mariusz habla de efecto Biedrot: “Antes de cada elección mi revista propone a los políticos gais que salgan del armario. En años sólo cinco lo hicieron pero, en las últimas municipales, gracias al tirón de Robert, hubo 20”.

Pequeños gestos kamikazes impulsan la liberación del colectivo. En los últimos meses a Mariusz le ha sorprendido que en la página Facebook de su revista muchos jóvenes cuenten que han acudido al baile del fin de bachillerato con una pareja del mismo sexo. “Al principio de la ceremonia se baila una polonesa en la que hombres y mujeres forman dos filas. Imagínate a esa chica con un vestido que está esperando a su novia en mitad de una fila de chicos trajeados”.

Las explicaciones para este lento cambio social abarcan la economía, la moral e incluso la geopolítica. Varias conversaciones con ciudadanos y analistas recuerdan que la homofobia se ha convertido en una bandera de la Rusia de Putin y que el este de Europa debe apostar por todo lo que no huela a putinismo. De forma más sobria, Agnieszka Lada, del Instituto de Asuntos Públicos, explica que la tendencia entronca con la apertura internacional del país. “La integración europea está influyendo sobre las costumbres. Los polacos viajan mucho y ven cosas que suceden en el extranjero. Eso amplía su tolerancia”.

Pero enfrente queda un rival fabuloso. La todopoderosa Iglesia católica siente estos cambios como un desafío a su influencia en un momento en el que desde la proliferación de publicaciones anticlericales a cierta (mínima) desafección de los jóvenes cuestionan la legitimidad de la religión para regirlo todo, por mucho que la mitad de los polacos afirmen pasar por el reclinatorio una vez a la semana. Esa es la razón de que, en la campaña que ha precedido a la votación de hoy para elegir un nuevo presidente para el país, la curia haya multiplicado las llamadas contra la tentación, apoyando abiertamente al partido ultranacionalista Ley y Justicia (PiS, en polaco). El arzobispo Henryk Hoser incluso ha avisado de que Polonia está en un proceso de “zapaterización” hacia la pérdida de valores.

En un desvencijado barrio popular de Varsovia en el que se venden trajes de novia de raso en los mercados y hay pequeños altares con vírgenes en las esquinas, esta amenaza a los valores tradicionales parece menos inmediata. En la puerta de una sede del PiS, Adam busca votos para su candidato presidencial, Andrzej Duda, que probablemente pase a segunda ronda contra el liberal e igualmente católico Bronislaw Komorowski. El local es muy modesto y lo presiden una cruz, un águila imperial polaca y un retrato de Juan Pablo II. Adam, 57 años y empleado de seguridad, desgrana el programa de su formación: una amalgama de reivindicaciones en defensa de las capas sociales desfavorecidas y el carácter cristiano del país. “Europa quiere destruir la religión como ha hecho en Francia o Inglaterra. Aquí ha empezado, pero lo vamos a parar”, explica. El PiS está obsesionado con el aborto (que no es legal), la píldora anticonceptiva y la natalidad, de las más bajas de Europa con 1,23 niños por pareja. Para revertir esa tendencia, entre sus recetas incluye subvenciones por el segundo hijo, guarderías gratis y bajar los impuestos para la ropa infantil.

No se trata de un problema menor. La preocupación por la caída de nacimientos la comparten todos en el país: desde los liberales económicos a los izquierdistas más recalcitrantes. Coinciden en identificarla con el trabajo femenino, los matrimonios más tardíos o la pérdida de interés en los patrones de pareja clásico, pero todos los que quedan a la derecha y a la izquierda de los liberales (en el poder) subrayan que es también un resultado directo de la precariedad a la que se enfrentan los trabajadores peor remunerados. Basta preguntar a una joven limpiadora en la Universidad para confirmar que el diagnóstico puede ser acertado: “Yo querría, pero es difícil tener una familia. Duda y el PiS hablan mucho de ella, y por eso los voy a votar”, cuenta. La mujer no quiere dar su nombre porque, tras años de contratos basura, al fin ha conseguido uno fijo.

Mientras el país se enfrenta a cambios sociales que lo alejan de su rígida tradición, el Arcoíris incendiario se levanta en la plaza entre los jóvenes que beben en los modernos bares de alrededor. Sus flores de plástico son el último test de Roschard nacional. Unos lo miran y ven en él la Sodoma que llega, otros la intolerancia que no se va. También hay quien piensa que habla de cosas más íntimas, como los nervios de una chica entre una fila de corbatas, esperando su turno para coger por la cintura a otra mujer y salir a bailar.

Un ‘tigre’ contra la discriminación

Los avances no deben llamar a la confusión. No se trata sólo de que en la ultramoderna Varsovia la visibilidad gay sea nula: en Polonia el colectivo no tiene derecho a las uniones civiles y los comentarios homófobos de políticos y figuras públicas son una constante. En muchas otras materias, como el aborto, con una legislación muy restrictiva y decenas de miles de mujeres que viajan a otros países de la Unión Europea para interrumpir su embarazo, la influencia de los sectores más tradicionales es incontestable.

Una decena de iniciativas para impulsar una ley a la que se pudieran acoger las parejas del mismo sexo ha terminado en fiascos parlamentarios. Los analistas más críticos aseguran que toda la influencia que la Iglesia ha comenzado a perder en la calle respecto a temas relativos a la vida privada la mantiene en las esferas de poder, donde desde el fin del comunismo ha desempeñado un papel fundamental.

“Hay gestos que se agradecen”, reconoce Marius Kurc, “pero hace 11 años era más optimista sobre los cambios. Aquí los gais tienen miedo. En muchos sitios no puedes decir que lo eres, y ni siquiera en la capital es posible coger de la mano a tu pareja”, apunta.

En este contexto, ha sido notable el impacto de campañas como la del popular boxeador Dariusz Michalczewski, conocido como El Tigre, en la que se declaraba un aliado del movimiento homosexual y pedía el derecho a adopción del colectivo, un tabú sobre el que, por el momento, ni se discute en el país.

Transexualidad infantil, a la espera de una respuesta

El autor sostiene que la llamada disforia de género en los niños es una condición compleja y asociada a intenso malestar

La transexualidad no es un fenómeno actual. Se trata de una condición que aparece de manera constante en todas las culturas a través de los tiempos. En algunas épocas se ha idolatrado a estas personas, mientras que en otras se les ha marginado y rechazado. En Grecia, los Phrygiens de Anatolia castraban a los hombres que se sentían mujeres y les permitían llevar el rol social de mujeres. El emperador romano Heliogábalo (218-222 d. C.) afirmaba sentirse mujer, llegando a pedir a sus médicos que le practicasen una cirugía para cambiarse de sexo.

En la actualidad tiende a sustituirse el término transexualidad por el de disforia de género. Así, aunque en el manual de diagnóstico de la Organización Mundial de la Salud (OMS) CIE-10 se sigue manteniendo la nomenclatura, la Asociación Americana de Psiquiatría, en la última revisión del manual DSM V, se utiliza el término Disforia de Género, sustituyendo al Trastorno de Identidad de Género (TIG), para designar a aquellos sujetos que muestran una fuerte identificación con el género contrario e insatisfacción constante con su sexo anatómico.

Actualmente, la World Professional Association Trangender Health (WPATH), establece unas Directrices Asistenciales que revisan periódicamente y sirven de guía asistencial para la transexualidad y variantes de género. Por otra parte, las reivindicaciones de los afectados han creado un movimiento tendente a la despatologización, al igual que ocurrió con la homosexualidad en años previos, reclamando su desaparición de los manuales de diagnóstico psiquiátricos. Las personas que sufren esa disconformidad con su sexo anatómico precisan de acompañamiento psicológico, así como una actuación y control médico para la instauración de tratamientos específicos.

Además, existe actualmente consenso científico en que la intervención ha de realizarse por equipos multidisciplinares especializados y, dadas las consecuencias irreversibles de las terapias hormonales y quirúrgicas, es absolutamente vital realizar un cuidadoso diagnóstico diferencial que solo es posible realizar por profesionales de salud cualificados.

La disforia de género en los niños es una condición compleja y asociada a intenso malestar, siendo por ello de suma importancia la detección precoz y el tratamiento integral, ya que con ello se mejora la calidad de vida, disminuye la comorbilidad mental y la propia disforia de género.

La infancia y la adolescencia son periodos críticos en la vida de una persona, tanto por los cambios físicos que se suceden, como por el desarrollo intelectual y conformación de su propia personalidad. Es un momento en que el sujeto no se reconoce a sí mismo en su cuerpo y la concepción del mundo y su entorno cambia de manera radical, lo que les lleva a sufrir una crisis de identidad. En este punto, deben integrar todos los cambios físicos, cognitivos, emocionales y sociales en un todo significativo, lo que dará lugar, en definitiva, al surgimiento de la propia personalidad de adulto.

Se comprende entonces que cualquier manipulación médica o psicológica sobre el desarrollo normal de la adolescencia, ha de tener consecuencias inevitables en la evolución natural de la propia persona. Estas actuaciones, en ocasiones, se realizan ya desde la infancia, cuando los niños comienzan a manifestar su posible discrepancia de género, los padres o tutores reclaman una intervención activa en el entorno social y educativo, con cambios en su vestimenta, cambio de nombre en el colegio y en el Registro Civil, etc. Parece natural querer evitar el sufrimiento de los niños y adolescentes.

El problema se complica si consideramos que, aunque la mayoría de las personas adultas transexuales refieren el inicio de la identidad cruzada en la infancia, solo el 15-20% niños/niñas con disforia persistirán en la edad adulta, es decir, en un porcentaje no desdeñable del 80-85% la disforia revertirá. Estos porcentajes llaman a la prudencia en las actuaciones.

El problema es acuciante, no solo por el aumento de la demanda que se está registrando en los últimos años de padres que consultan por una posible situación de disforia de género en sus hijos, sino por la situación de alegalidad de las Unidades de Transexualidad e Identidad de Género (UTIG) para la instauración de determinados tratamientos que, en casos seleccionados, consideran necesarios para el restablecimiento de la salud física y mental del niño.

Por otra parte, los propios progenitores o tutores del menor, al sentirse marginados en las instancias públicas, pueden sucumbir a la tentación de ponerse en manos de profesionales u organizaciones no suficientemente formados y acreditados para manejar casos tan complejos como los descritos. Todo ello puede dar lugar a una vulneración grave de los derechos del menor.

Es urgente, por lo tanto, la normalización de estas situaciones tanto desde el punto de vista médico como jurídico. Es necesario establecer unidades multidisciplinares de atención a menores con disforia de género acreditadas, que proporcionen tratamientos adecuados con un respaldo científico indiscutible, así como una normativa legal que provea, por una parte, de las garantías jurídicas a los profesionales que tratan estos casos, y por otra, de una garantía y tutela efectiva de los derechos del niño, que podrían verse afectados tanto por omisión como por acción incontrolada. Para ello creemos imprescindible una normativa nacional que ocupe el vacío actualmente existente y aúne la dispersión autonómica que se está produciendo en los últimos años, así como la creación de una Comisión Nacional de Expertos que se encargue, entre otras tareas, de la acreditación de los centros habilitados para el tratamiento de menores con disforia de género y del asesoramiento legal a las instancias jurídicas competentes, garantes de los derechos de los menores, al objeto de salvaguardar el interés superior del menor en cada caso concreto.

Actualmente, se está tramitando en el Parlamento el Proyecto de Ley de modificación del sistema de protección a la infancia y a la adolescencia, texto que debería incluir una referencia específica de estos casos, independientemente de la publicación de una Ley Integral de la Transexualidad, que reclaman, hace ya bastantes años, los colectivos de afectados.

Luis Montero Ezpondaburu es médico forense, especialista en Medicina Legal y miembro del Grupo de Trabajo de Disforia de Género en Menores que integra a profesionales de UTIG, especialistas en bioética, juristas y educadores.

El sida controlado, horizonte 2030

Desde la izquierda, el sexólogo Félix López, el epidemiólogo Jesús María García Calleja y el presidente del Congreso Nacional sobre el sida, Daniel Zulaika

Desde la izquierda, el sexólogo Félix López, el epidemiólogo Jesús María García Calleja y el presidente del Congreso Nacional sobre el sida, Daniel Zulaika. / JAVIER HERNÁNDEZ

El sida podría dejar ser una amenaza para la salud pública mundial y estar bajo control en 2030 si el 90% de los infectados están diagnosticados, el 90% recibe tratamiento y el 90% tiene una carga viral indetectable, ha afirmado el epidemiólogo de la OMS Jesús María García Calleja, quien ha hecho un llamamiento a eliminar las “barreras” como “el estigma y la discriminación” de los infectados para acabar con la epidemia.

García Calleja ha intervenido hoy en el 27 Congreso Nacional sobre el Sida e Infecciones de Transmisión Sexual, que reúne hasta el viernes a 500 expertos en la materia, y en el que ha detallado la teoría de los “tres 90%” que las autoridades sanitarias quieren implantar para combatir el sida.

En el mundo hay 35 millones de infectados, según datos de 2013 ofrecidos por García Calleja, quien ha destacado que ese año se redujo en un 25% el número de fallecidos por VIH, además de disminuir un 15% las nuevas infecciones en adultos (un 40% en los niños) y aumentar hasta 13 millones el número de personas que recibían el tratamiento antirretroviral (en 2002 solo eran 300.000). La OMS, ha anunciado el especialista, quiere suministrar esta medicación a 15 millones de afectados.

García Calleja ha hecho un llamamiento a reforzar la lucha contra el VIH mediante voluntad política y un aumento de los fondos económicos, que en la actualidad se cifran en 18.000 millones de dólares y deberían incrementarse hasta los 24.000 millones. También ha mostrado su preocupación por los “problemas” que aún existe en muchos países para erradicar a enfermedad a causa del “estigman y la discriminación de las personas infectadas y la heterogeneidad de la epidemia”. En este sentido ha declarado que “un 70% de los países tienen leyes que condenan la homosexualidad e impiden al acceso al tratamiento a colectivos vulnerables”.

No obstante, García Calleja ha manifestado que, más de 30 años después de los primeros casos de sida, “sí se puede reducir la epidemia y eliminarse en la gran mayoría de los países hasta un nivel que esté controlado y deje de ser una amenaza en salud pública”.

Danuiel Zulaika, presidente del congreso y directordel Plan Antisida del Gobierno vasco, ha destacado que más del 90% de las nuevas infecciones por el VIH se produce a través de las relaciones sexuales. Según la OMS, cada años se infectan 448 millones de personas en todo el mundo por infecciones de transmisión secual curables, como la clamidia, la sífilis, la gonorrea y la tricomoniasis.

El númerode personas con VIH en España es de 150.000, según datos del Ministerio de Sanidad, de las que unas 100.000 reciben antirretrovirales. Todos los años se contabilizan 3.278 nuevos diagnósticos. En el País Vasco se registraron 142 nuevas infecciones en 2013.

Un observatorio vigilará la violencia por identidad y orientación sexual

Celebración de la aprobación de la ley catalana contra la homofobia el pasado 24 de octubre

Celebración de la aprobación de la ley catalana contra la homofobia el pasado 24 de octubre. / ALBERT GARCÍA

Los ministerios de Sanidad y de Interior han presentado esta mañana el Observatorio contra los Delitos por Orientación en Identidad Sexual, ya rebautizado como contra la LGTB-Fobia (LGTBcorresponde a lesbianas, gais, transexuales y bisexuales). La medida —similar a la que se tomó en su momento con la violencia de género— servirá para conocer al detalle una situación a la que el último informe sobre delitos de odio del Ministerio del Interior puso en cifras: de los 1.285 delitos de odio (ataques o agresiones por raza, identidad sexual, orientación sexual, sexo, país de origen, discapacidad), el 39,9% se cometieron por motivos de orientación (a gais, lesbianas y bisexuales) e identidad sexual (a transexuales). El 37% fue por racismo y xenofobia, el 15,5% contra discapacitados, el 4,9% contra creencias y prácticas religiosas, el 1,9% por antisemitismo, y el 0,9% por aporofobia (contra los pobres).

En el acto han participado el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez; la secretaria de Estado de Servicios Sociales e Igualdad, Susana Camarero Benínez; el juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska; el presidente del Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra, y otros representantes de diferentes asociaciones y colectivos.

Los colectivos están muy preocupados por el aumento de estos ataques que perciben y que, además, en muchos casos se producen a jóvenes. Estos muchas veces asumen la igualdad legal con la social, y resultan agredidos cuando se manifiestan. El último caso fue elataque repetido a cuatro chicos en Madrid, la madrugada del 28 de abril.

Uno de los objetivos del observatorio, auspiciado por el colectivo Colegas, es que los agredidos denuncien. Según los datos de los representantes de Interior y Sanidad, solo acude a comisaría un 10% de los atacados. “El dar a conocer esta realidad, dar a conocer los delitos de odio y que se hable de ello ayuda a la gente y es construir sociedad”, ha dicho Grande-Marlaska. “Hago un llamamiento a que nadie se quede callado. Que todo el mundo denuncie porque eso es lo que necesitan las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para actuar”, señaló el secretario de Estado de Seguridad. El observatorio contará con una web, stoplgtbfobia.org.

Pero el observatorio nace con una traba. La principal federación LGTB de España, la FELGTB, está fuera. “No tenemos conciencia de que haya nada detrás”, afirma su presidente, Jesús Generelo. La FELGTB no “entiende” a qué viene este anuncio, cuando ellos llevan un año trabajando precisamente con el Ministerio de Sanidad en un proyecto, Redes contra le Odio, que otro observatorio.

Al margen de la precipitación o interés electoralista de este anuncio, y de su posible duplicidad, la inquietud por la homofobia es clave en los colectivos. Por ejemplo, estuvo muy presente en el debate que con representantes de los seis partidos políticos con mayores opciones de obtener representación en la Comunidad y la ciudad de Madrid (PP, PSOE, IU, UPyD, Ciudadanos y Podemos) organizó el Colectivo de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales de Madrid (Cogam) el pasado lunes. De hecho, la reunión empezó con el mensaje de apoyo de Sofía Miranda (Ciudadanos) a los cuatro jóvenes agredidos. En él todos los representantes propusieron, al nivel de sus competencias, la elaboración de una ley contra la discriminación por orientación e identidad sexual, aunque esta “debería ser estatal”, dijo el representante de UPyD, Gabriel López, candidato a la Asamblea de Madrid.

Era la primera vez que a uno de estos debates —que Cogam intenta organizar periódicamente— acudía un representante del PP, Ángel Garrido, número dos en la lista para la Asamblea de Cristina Cifuentes. Garrido admitió que su partido “arrastra una losa de una actitud” respecto a los ciudadanos LGTB “que no ha sido la más adecuada”, e insistió en recalcar el perfil más abierto de Cifuentes y él. “Fue un error nuestro recurso al Constitucional” contra el matrimonio igualitario, dijo.

Ese tono llevó a los representantes del PSOE y de IU (Carla Antonelliy Julián Sánchez) a optar por “mirar el futuro” y no insistir en posturas del PP en el pasado, como su repetida oposición a que se elabore una ley integral para las personas transexuales, que incluya una discriminación laboral positiva, defendió Antonelli, y que el PP ha frenado en la Asamblea de Madrid esta legislatura varias veces.

Ninguno de los grupos apostó por un observatorio como el que se ha anunciado hoy, pero María Espinosa, de Podemos, sí que propuso que las Administraciones se implicaran en marcar la conmemoración del 17 de mayo —precisamente el Día Mundial contra la LGTB-fobia— y el 1 de diciembre, Día Mundial contra el Sida.

Otros puntos en que los seis representantes estuvieron de acuerdo fueron en que, bien recuperando la asignatura de Educación para la Ciudadanía que la última ley educativa, la del ministro José Ignacio Wert, quiere eliminar, o con otro sistema se enseñe desde pequeños a los niños que “hay familias con dos papás o dos mamás” —dijo la representante de Ciudadanos—, y coincidieron en que el ideario de un colegio no puede negarse a incluir esta cuestión, que afecta a los derechos humanos.

Sexo, el gran olvidado del corazón

En una o dos semanas se puede retomar el sexo tras un infarto

En una o dos semanas se puede retomar el sexo tras un infarto. / CLINICAL TRIALS

“Debes aprender a vivir de nuevo”, recuerda Luís. “La vuelta a la vida normal es muy difícil porque al principio te asusta todo, no te atreves ni a caminar… y con el sexo sucede lo mismo. Tienes un miedo atroz a que cualquier cosa te pueda volver a provocar un infarto”. Sucedió hace cinco años, a sus 46, mientras jugaba a tenis con un amigo. Luís sufrió un ataque de corazón del que rápidamente fue tratado en el hospital y al que sobrevivió sin secuelas importantes. Hoy en día, de todos los miedos a los que se enfrentan los supervivientes de un infarto, uno es particularmente obviado por los cardiólogos: el sexo. “Yo no hablé nunca de este tema con mi médico. Ni él ni yo lo sacamos. Ahora visto en perspectiva, creo que hablarlo me habría ayudado”, afirma.

Su caso no es aislado. Héctor Bueno, cardiólogo del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, ha participado en un estudio con más de 3.500 infartados americanos y españoles que demuestra que el sexo es un tema tabú en las conversaciones entre médico y paciente. “Tenemos a los pacientes abandonados en este tema”, confiesa Bueno. “Les hablamos de la dieta, el ejercicio físico, las pastillas, los factores de riesgo como la tensión, el colesterol, la diabetes, el tabaco… pero ni una palabra de sexo. Y cuando sí se habla, muchas de las recomendaciones que dan los propios cardiólogos son erróneas. Y más cuando el paciente es una mujer”.

Los resultados de esta investigación, publicada en la prestigiosa revistaCirculation y realizada en infartados jóvenes (menores de 55 años), ponen sobre la mesa un importante problema de comunicación entre cardiólogo y paciente. Según este trabajo, en España solo un 13% de las mujeres y un 17% de los hombres reciben asesoramiento sobre cómo y cuándo reanudar su vida sexual al mes de haber sufrido un infarto. De estos, a más de la mitad, y especialmente a las mujeres (al 83% de ellas), se les recomiendan restricciones como tener “un sexo limitado, “un rol pasivo” o “el ritmo cardíaco bajo”. Bueno y sus colegas se echan las manos a la cabeza ante estos datos. “Estas sugerencias son ridículas y no tienen ninguna base científica. Solo pueden achacarse a un exceso de prudencia debido a la ignorancia”, denuncia por teléfono el cardiólogo. “Es nuestra obligación tranquilizar al paciente y aclararle que el riesgo de sufrir un infarto debido la actividad sexual es bajísimo”.

La vuelta al sexo

La sexóloga Miren Larrazabal, presidenta de la FESS (Federación Española de Sociedades de Sexología) asegura que los beneficios emocionales y físicos de reanudar la vida sexual son importantísimos. “La enfermedad te despersonaliza, te cosifica, te hace sentir un número y perder tu esencia de ser humano, por lo que tras una crisis de salud el sexo placentero no solo te sube la autoestima sino que te vuelve a conectar con la vida”, asegura la experta.

Gracias a los avances en el diagnóstico y el tratamiento de los problemas cardiovasculares cada vez son más las personas que sobreviven a un ataque de corazón y pueden reincorporarse en unas pocas semanas a su vida habitual. En lo que a sexo se refiere, “como recomendación promedia y siempre y cuando no haya complicaciones”, matiza Bueno, y según las directrices oficiales de las sociedades americanas y europeas de cardiología: en una semana o dos se puede retomar con seguridad, sin ninguna medida de prevención excepcional.

Pero no son pocos los pacientes que tras un año siguen sin atreverse a retomar las relaciones sexuales. Numerosos estudios revelan una correlación directa entre recibir el claro consejo del médico y el lanzarse a la piscina. Uno de ellos lo firmaba en el año 2012 Stacy Lindau, ginecóloga en la Universidad de Chicago y primera autora del trabajo en el que también ha participado Héctor Bueno. “Los pacientes tienen la confianza de que su médico es quien mejor conoce su corazón y valoran su permiso para reanudar su vida sexual”, explica Lindau.

Este estudio incluía el seguimiento al año de pacientes un poco más mayores de 55 años de edad y ponía de relevancia que al sexo no le pesan los años. “La edad por sí sola no determina si una persona es sexualmente activa o no, ni el valor que le da al sexo. Los pacientes deben ser aconsejados independientemente de su edad, género o si tienen o no pareja”, insiste Lindau. Además, en esta investigación los científicos descubrieron que un año tras el infarto, la supervivencia de aquellas personas que habían reanudado su vida sexual no era menor que la de aquellas que no volvían a mantener sexo. “Esta evidencia puede ayudar a disipar el miedo de los pacientes a sufrir un infarto durante el coito”, espera la ginecóloga.

Como subir escaleras

Como promedio y en general, el esfuerzo metabólico que requiere el acto sexual no es mucho mayor que el de subir un par de pisos por la escaleras, es decir unos 3 o 4 METS, y no varía de manera importante cuando se comparan diferentes posturas sexuales. “Los METS son las unidades que utilizamos para medir cuánto trabaja el corazón, y dependen de la tensión arterial y la frecuencia cardíaca”, explica Rut Andrea, cardióloga del Hospital Clínic de Barcelona. “En mi experiencia, sí que los pacientes me comentan a menudo los problemas que tienen en retomar su vida sexual, quizás no a la visita del mes, pero sí más tarde”, aclara en su despacho. “Más los hombres que las mujeres que, o lo llevan mejor o no lo explican”.

En el día a día, Andrea se encuentra que ,además del miedo, uno de los problemas recurrentes a los que se enfrentan los pacientes hombres es la disfunción eréctil. Según la cardióloga, “en la mayoría de casos la causa es psicológica y la situación mejora con el tiempo”. Otros son debidos al efecto secundario de los fármacos que deben tomar estos pacientes, sobre todo los betabloqueantes que son hipotensores. Y una tercera causa es la propia enfermedad vascular. “Si tienes dañadas las arterias que irrigan el corazón también puedes tener mala circulación de la zona abdominal hacia abajo, y eso causa disfunción eréctil”, explica Andrea.

Si la disfunción no remite con el tiempo y se achaca a una causa orgánica, Andrea deriva sus pacientes al urólogo. “Algunos de ellos, no aquellos que sufren dolor torácico con tan solo caminar, pueden beneficiarse del efecto del fármaco sildenafil, el famoso viagra”, explica la cardióloga. Pero es importante saber que dicho fármaco está contraindicado con otros como los nitratos (la también conocida cafinitrina) ya que juntos pueden producir una hipotensión arterial marcada y un síncope. “En urgencias vemos algunos casos de este tipo: hombres que tras tomar viagra y tener una relación sexual sufren dolor torácico, se agobian y toman nitroglicerina. Estos pacientes sufren una pérdida de conocimiento y un susto tremendo”, avisa Andrea.

Sobre los problemas sexuales de las mujeres se sabe menos. “En cardiología todo está menos investigado en mujeres porque se las incluye menos en los ensayos clínicos”, denuncia Andrea. El porqué de esta diferencia de conocimiento entre géneros Héctor Bueno lo achaca a los intereses de la industria que clásicamente ha investigado a los hombres porque tenía algo que ofrecer para la disfunción eréctil y nada o poco a los problemas de las mujeres. “Debemos prestar más atención a las necesidades de las pacientes, porque no sabemos si son las mismas que las de ellos”, explica Bueno. “Es muy triste que sean ellas las que reciban más restricciones cuando en realidad existe aún menos evidencia de que tengan que tener cuidado que los hombres”.

Además, el paciente no está solo, muchos de ellos y ellas tienen pareja, y numerosas investigaciones recogidas por las guías de lassociedades americanas y europeas de cardiología avisan de que, a menudo, “la preocupación de la pareja es incluso mayor que la del paciente y es importante que se la incluya cuando se aconseja sobre retomar la actividad sexual”.

Dolors las ha visto pasar de todos los colores y su marido, tras dos infartos y con cicatrices por todo el cuerpo, también. Cuando él superó el segundo ataque y todo fue volviendo a la normalidad, “él quería, pero yo pensaba en el sexo y me moría de miedo”, recuerda. Poco a poco, comprobando que no pasaba nada y con cuidado, como si volvieran a aprender a caminar, todo volvió a su cauce. Dolors y su marido sí recibieron en todo momento consejo de su cardiólogo sobre qué hacer y qué no. “Nos tocó un doctor muy humano que no tenía problema en hablar del tema. Me sentí muy apoyada en todo momento”, recuerda.

Para Bueno, está claro que lo importante es sobrevivir, pero también que la mayoría de pacientes “tenían una vida sexual activa antes del infarto y la quieren seguir teniendo después”, afirma. Los resultados del estudio, en el que también han participado la Sociedad Española de Cardiología y el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), han destapado que para muchos pacientes con infarto la vuelta al sexo aún no tiene un final feliz. “Es un tema que preocupa y asusta. Espero que esta investigación pueda servir para cambiar algo que es tan importante y a la vez tenemos tan descuidado”, concluye esperanzado Bueno.

En una o dos semanas se puede retomar el sexo tras un infarto

En una o dos semanas se puede retomar el sexo tras un infarto. / CLINICAL TRIALS

Besos contra la homofobia

Acto de protesta en una cafetería del barrio de Gràcia de Barcelona

Acto de protesta en una cafetería del barrio de Gràcia de Barcelona. / ROBERT BONET

Una pareja de lesbianas denunció el pasado 25 de marzo que un empleado de una cafetería del barrio barcelonés de Gràcia, donde departían, les pidió que no se besaran más porque molestaban a otros clientes. El caso fue puesto en conocimiento de las autoridades. Pero hoy las organizaciones Lesbocat y el Front d’Alliberament Gai de Cataluña (FAGC) han decidido protestar a su manera contra el local Store Café. Una veintena de parejas homosexuales volvieron al sitio para besarse y expresar así su rechazo al supuesto trato discriminatorio.

El día de los hechos, la pareja (dos mujeres de 48 años) alrededor de las cuatro de la tarde se hallaban en el café, del que eran clientes habituales, según explicaron las afectadas al Observatorio contra la Homofobia que lleva el FAGC y que fue la organización que primero conoció el caso. Según su relato, un empleado les recriminó que se estuvieran besando, y les dijo que lo que estaban haciendo estaba molestando a otros clientes. Además, dicen, calificó de “inadecuado” su comportamiento.

Las mujeres pusieron los hechos también en conocimiento de la concejal del distrito y presentaron una denuncia ante el departamento de Bienestar Social de la Generalitat el pasado 31 de marzo. La versión de la dueña de la cafetería es diferente. Asegura que la pareja estaba en un sofá y que incluso había tocamientos genitales entre ellas, lo que molestó a los otros clientes. Además insiste en que el comportamiento del empleado fue el correcto.

La polémica corrió rápido entre los diferentes grupos que trabajan con lesbianas, gays, bisexuales y transexuales en Barcelona y desde ahí se fraguó la idea de realizar la manifestación. “Hoy hemos querido demostrar a la propietaria de la cafetería que el amor no puede ser motivo de discriminación y por eso nos hemos besado todas”, explicó Elena Longares, presidenta de Lesbocat.

Eugeni Rodríguez, presidente del FAGC asegura que “los hechos son graves pues es la primera vez que se viola de una manera tan flagrante la ley contra la discriminación por razones de orientación sexual que aprobó el Parlament en octubre pasado”. En concreto, se estarían vulnerando los artículos que hacen referencia a impedir el ingreso a una persona por razón de su orientación sexual.

España concede el asilo a la lesbiana perseguida en Camerún

Christelle Nangnou, en una foto de su página de Facebook

Christelle Nangnou.

Christelle Nangnou ha pasado esta noche en un centro de acogida de la Cruz Roja. Esta mujer de 29 años huyó de Camerún porque en su país la perseguían por ser lesbiana. Viajó a España, pero Interior denegó su petición de asilo en un primer momento. Tras pasar 24 días retenida en el aeropuerto Adolfo Suárez-Barajas, en Madrid, el Gobierno ha aceptado su solicitud y Nangnou no tendrá que volver a Camerún, donde su vida corría peligro.

“Hemos encauzado el caso legalmente”, asegura la diputada del PSOE Delia Blanco. La socialista y representantes de los grupos parlamentarios Amaiur, Izquierda Plural, PNV, CiU, UPyD y ERC se reunieron este miércoles con responsables de la Oficina de Asilo y Refugio y acordaron conceder a la camerunesa un permiso de estancia en España por motivos humanitarios.

Ante la negativa de asilo, la defensa de Nangnou recurrió al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, que paralizó su expulsión de forma temporal y abrió el plazo para la entrega de documentación, un plazo que finalizó este miércoles. Nangnou quedó entonces a la espera de que el tribunal dictara su resolución final, prevista para este viernes, para saber si podía quedarse en España o debía volver a su país.

El grupo de diputados, con la colaboración de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), decidió no esperar al viernes. “La rapidez en estos casos es vital, por eso hemos tomado una vía alternativa”, explicó la socialista. El grupo se ha reunido con Nangnou en la sala de inadmitidos donde se encuentra. “Estaba asustada pero se ha quedado más tranquila”, aseguró Blanco.

Estrasburgo paraliza la expulsión de una camerunesa que ha pedido asilo

El aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid se ha convertido en su casa durante los últimos 20 días. Allí, entre pasajeros que van y vienen, ha esperado que España le conceda el asilo. No lo ha conseguido, pero el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha paralizado su expulsión. Una mujer camerunesa ha huido de su país porque, según su relato ante la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), fue víctima de un matrimonio forzado y violencia de género.

La Oficina de Asilo y Refugio había denegado su petición, pero CEAR interpuso un recurso ante la Audiencia Nacional para que revise la decisión y, mientras lo hace, autorice su permanencia en España a través de una medida cautelar. ¿El motivo? “Los numerosos indicios que evidenciaban un riesgo real para su vida e integridad física en caso de su devolución a Camerún”.

La Audiencia Nacional, sin embargo, rechazó dicha autorización y, frente a la inminente expulsión de la mujer, el pasado viernes CEAR pidió al Tribunal Europeo que aplicara la regla 39 para evitar su salida de España. “Básicamente, lo que ha ordenado el tribunal es que se paralice la expulsión mientras se agota la vía judicial interna, es decir, mientras la Audiencia Nacional responde el recurso contencioso administrativo que hemos presentado. Es más, si la Audiencia Nacional ratifica la decisión de la Oficina de Asilo, aún podemos recurrir ante el Tribunal Supremo“, explica Paloma Favieres, responsable del Área Jurídica de CEAR.

La mujer, que no llega a los 30 años de edad, ya ha abandonado el aeropuerto. En principio, añade CEAR, tiene una autorización de “permanencia” en España que no le permite trabajar y, por tanto, mantenerse por sus propios medios. El alto tribunal ha indicado que, en cumplimiento de la regla 39, la mujer “no debe ser expulsada en espera de la resolución de los tribunales españoles”. El Estado español “debe mantener informado” al Tribunal de Estrasburgo de las “decisiones adoptadas en los procedimientos internos”.

 

España niega el asilo a una lesbiana perseguida en Camerún

Christelle Nangnou, en una foto de su página de Facebook

Christelle Nangnou, en una foto de su página de Facebook.

Christelle Nangnou lleva 23 días retenida en la sala de inadmitidos del aeropuerto de Adolfo Suárez-Barajas en Madrid. Tiene 29 años y tuvo que huir de Camerún porque su vida corría peligro ¿Su delito? Ser lesbiana. Nangnou viajó a España buscando asilo, pero se topó con la negativa del Ministerio de Interior. Acudió entonces al Tribunal de Derechos Humanos de la Unión Europea, que paralizó su expulsión temporalmente. Espera ahora que Estrasburgo emita su resolución definitiva, prevista para el próximo viernes.

“No me siento nada bien. Estoy sola”, susurra al otro lado del teléfono la camerunesa. La homosexualidad está castigada en Camerún con penas de entre seis meses a cinco años de prisión, pero también ha habido casos de intentos de linchamiento. Por eso Nangnou decidió huir en cuanto supo que la policía la perseguía por su condición sexual. Su foto salió incluso en la prensa camerunesa bajo un titular en el que se leía: “Se busca a la líder de un grupo de lesbianas”.

A Nangnou no le quedó más opción que alojarse en casa de una amiga hasta que consiguió coger un avión y volar a Nigeria, donde permaneció nueve días escondida. De ahí salió para Madrid, según relata. Pero la mujer tenía un documento de identidad falso. “En el aeropuerto vieron que no era mío y por eso estoy aquí”, explica la camerunesa, que lleva casi un mes en la sala de inadmitidos de Barajas. “Al llegar a España solicitó asilo pero el Ministerio de Interior denegó su petición porque no se creía su historia”, explica su abogado, Eduardo Gómez.

“En un primer momento ella no presentó el recorte de prensa porque no lo tenía. Además, su historia no resulta creíble porque duda mucho, pero es normal. En Camerún la homosexualidad se castiga con mucha dureza y no le resulta fácil hablar de su orientación”, añade Gómez. Ante la primera negativa, Nangnou presentó un recurso ante la Audiencia Nacional, relata su abogado, y pidió como medida cautelar que no se la expulsara hasta que no se resolviera el recurso. Pero la Audiencia denegó su petición. Finalmente, la defensa de Nangnou recurrió a Estrasburgo, que paralizó temporalmente su expulsión.

Si vuelvo seré condenada porque en mi país no aceptan mi sexualidad”, explica la camerunesa, que narra cómo en Barajas intentaron subirla a un avión rumbo a Camerún en cuatro ocasiones. “La última vez me ataron las manos y me tiraron contra el suelo, no podía respirar”, asegura Nangnou, que, como resultado del forcejeo, tiene pequeñas heridas en el rostro y en las manos.

La Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) se ha volcado con la mujer y en poco más de 24 horas el colectivo ha conseguido casi 50.000 firmas para impedir que vuelva a Camerún. “Nos parece tremendo. El riesgo que corre su vida es más que evidente”, matiza Jesús Generelo, presidente de la federación.

Nangnou desde la pequeña sala del aeropuerto de Barajas donde se encuentra es consciente de este apoyo y de la repercusión que está teniendo su caso. “Me da esperanzas. Cada día rezo porque acepten mi petición de asilo”, confiesa.

Estrasburgo ya paralizó el pasado 30 de marzo la expulsión de otra camerunesa que había pedido asilo y que pasó 20 días en Barajas. Se trata de una mujer de unos 30 años que huyó de Camerún, víctima de un matrimonio forzado y de violencia de género. España denegó su petición en un primer momento, pero gracias a la resolución de Estrasburgo ahora tiene una autorización de permanencia, según informa la Comisión Española de Ayuda al Refugiado.