El ‘jardinero asesino’ que sembró el terror en el barrio gay de Toronto se declara culpable de 8 asesinatos

Una de las casas en las que trabajó McArthur (arriba a la derecha), investigada por la policía el pasado junio REUTERS

Bruce McArthur, el llamado “jardinero asesino” de Toronto, se declaró este martes culpable del asesinato en primer grado de ocho personas de la comunidad gay de la ciudad canadiense entre 2010 y 2017.

Las ocho víctimas de McArthur, cuyos nombres fueron leídos hoy en un tribunal mientras el acusado reconocía ser su asesino, eran hombres de la comunidad gay de la ciudad y, en muchos casos, pertenecían a minorías étnicas.

Los restos de los fallecidos fueron encontrados en macetas de grandes dimensiones que McArthur, de 67 años de edad, almacenaba en la propiedad de uno de sus clientes, a los que proporcionaba servicios de jardinería en Toronto.

Durante meses, tras el arresto de McArthur, los investigadores policiales buscaron restos humanos de posibles víctimas en más de 100 propiedades en las que trabajó como jardinero.

Las víctimas de McArthur han sido identificadas como Andrew Kinsman, de 49 años; Selim Esen, de 44; Majeed Kayhan, de 58; Soroush Mahmudi, de 50; Dean Lisowick, de 47; Skandaraj Navaratnam, de 40; Abdulbasir Faizi, de 42, y Kirushnakumar Kanagaratnam, de 37.

La fiscalía reveló hoy que el acusado también guardó “recuerdos” de sus víctimas, como algunas joyas, que los asesinatos tuvieron una razón sexual y que implicaron cierto nivel de escenificación.

Aunque McArthur será sentenciado en una futura vista judicial, el asesinato en primer grado supone una sentencia automática de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional en 25 años.

McArthur fue arrestado en enero de 2018 tras años de rumores en el barrio gay de Toronto sobre la presencia de un asesino en serie que era el responsable de la desaparición de varios individuos.

Sin embargo, la policía de Toronto negó hasta después de su detención la actuación de un asesino en serie.

La actuación de la policía ha sido duramente criticada por las organizaciones defensoras de los derechos de personas LGTB, que han denunciado su falta de interés para resolver los delitos que afectan a comunidades marginadas.

Tras el arresto de McArthur, se supo que fue condenado en 2001 por atacar a un prostituto con un barra metálica.

McArthur fue considerado sospechoso en dos ocasiones por la policía. En la segunda ocasión, en 2016, fue interrogado después de que un hombre denunciase que McArthur intentó estrangularle, pero las autoridades nunca le imputaron por ese ataque.

La policía de Toronto ha lanzado una revisión de decenas de casos de personas desaparecidas entre 1975 y 1995 por si están relacionados con McArthur.

Nace Naizen, nueva marca de la asociación de familias de niños transexuales vascos y navarros

Un momento de la presentación de la nueva asociación. EL MUNDO

Las alrededor de 100 familias de menores transexuales del País Vasco y Navarra, que hasta ahora han formado parte de la asociación Chrysallis, han presentado este sábado su nueva marca, Naizen, con la que dejan de ser una delegación de la iniciativa nacional y se conforman en entidad independiente.

Los promotores de heredera de Chrysallis Euskal Herria han desvelado el nombre y el logotipo de la nueva asociación en un acto celebrado en un abarrotado Teatro Principal de San Sebastián en el que ha intervenido el alcalde de la ciudad, Eneko Goia, y al que han asistido el consejero de Salud, Jon Darpon, la diputada de Asuntos Sociales de Gipuzkoa, Maite Peña, así como la consejera de Relaciones Ciudadanas del Gobierno de Navarra, Ana Ollo, entre otros representantes institucionales.

El acto, que ha estado conducido por los presentadores de la televisión pública vasca África Baeta y Xabier Madariaga, ha contado con la participación de los bertsolaris Onintza Enbeita y Jon Maya, que han interpretado una composición en recuerdo de Ekai, el joven transexual de Ondarroa que se suicidó en 2018 a los 16 años.

Durante su intervención, la portavoz de Naizen, Bea Sever ha recordado los inicios de Chrysallis en el País Vasco, en 2015, cuando solo ocho familias formaban parte del movimiento que, según ha señalado, “ha resultado ser revolucionario”.

“Antes de que aparecieran las familias, las personas transexuales ya estaban peleando por poder ser, dejándose la vida en algunos casos, en demasiados”, ha afirmado Sever.

Ha recordado que, entre las principales reivindicaciones figuran, la aprobación en el Parlamento Vasco de una nueva ley vasca de transexualidad.

El 7 de febrero de 2018 Chrysallis presentó un borrador en la cámara vasca en el que se apuesta por “despatologizar” la norma de 2012, que fue “pionera en su momento”, pero” se ha quedado muy desfasada ya que incluso la OMS ha sacado la transexualidad de las patologías mentales mientras la normativa vasca exige todavía que se deben acreditar los casos mediante informe psiquiátrico”, ha señalado Sever.

Goia ha destacado el trabajo “impagable” que la asociación ha llevado a cabo en el acompañamiento de los menores transexuales y en favor de la comprensión, por parte de la sociedad, de esta realidad.

Cinco libros LGTBI que hay que leer antes de hacerse mayor

La literatura de temática LGBTI ha estado siempre presente a lo largo de la historia; a veces de forma explícita, y en muchísimas ocasiones oculta. Pero esos eran otros tiempos y afortunadamente, son cada vez más los autores y editoriales que se atreven a publicar narrativas de temática homosexualbisexual transexual.

En el ámbito de la literatura infantil y juvenil también han aparecido estas narrativas. De hecho, se han multiplicado ostensiblemente en los últimos tiempos. Y esto no sólo es bueno porque implique que haya más diversidad en los argumentos, sino porque también, al fin y al cabo, la literatura tiene la responsabilidad de hacer reflexionar y concienciar a los nuevos lectores sobre el mundo que les rodea. Les hace tener una opinión sobre ellos mismos y, de alguna manera, les va a ayudar en el camino hacia el adulto que serán en el futuro.

De ensayos novelas, pasando por álbumes ilustrados y cómics, cualquier formato es bueno para reflejar estas historias. Aquí va una selección de cinco de las más destacadas.

‘Paula tiene dos mamás’

Paula tiene dos mamás es un álbum ilustrado escrito por Lesléa Newman en el que se presenta abiertamente a una pareja de lesbianas y a su hija Paula. Es una historia tierna en la que se muestran muchos tipos de familias y que enseña que lo importante es el cariño, no el número de padres o de madres. Se publicó en España en el año 2003, de la mano de la editorial Bellaterra con traducción de Silvia Donoso e ilustraciones de Mabel Piérola.

La autora, que es una reputada editora judía y feminista, escribió Heather has two mommies en el año 1988 tras un encuentro casual con Amy Jacobson, una madre lesbiana que estaba preocupada porque su hija no iba a encontrar historias que reflejaran familias como la suya. Con ese objetivo lo escribió, aunque no se pudo publicar hasta finales de 1989. Newman había mandando el cuento a más de 50 editoriales pero ninguna parecía interesada en el libro. “Las editoriales de libros infantiles me sugerían que lo intentara en las editoriales de lesbianas. Las editoriales de lesbianas me sugerían que lo intentara en la de libros infantiles”, cuenta Newman en el epílogo del libro. Así pues, decidieron publicar el álbum ilustrado por su cuenta recaudando fondos.

Paula tiene dos mamás tuvo una gran acogida y años más tarde pudo publicarse en la editorial Alyson Wonderland, que en 1990 abrió una línea de libros para padres gays y madres lesbianas. Pero este camino de éxito no estuvo exento de conflictos: en el año 1992, en Oregón (Estados Unidos), se comenzó a gestar una campaña que pretendía crear una ley que permitiera la discriminación de los homosexuales. Y con el propósito de que se aprobara, la Alianza de Ciudadanos de Oregón comenzó a distribuir ejemplares del libro presentándolo como un mal ejemplo. Por fortuna, la ley no llegó a aprobarse.

Otro conflicto tuvo lugar en varias escuelas y bibliotecas públicas de Estados Unidos, donde desaparecieron misteriosamente hasta 500 ejemplares del libro. La editorial los repuso de manera gratuita en todos las bibliotecas que lo solicitasen y fueron 500 las solicitudes, con los bibliotecarios tambiéna favor de mostrar la diversidad en los libros.

Sin lugar a dudas, es un libro delicioso y ameno que se lee con mucho cariño.

‘Jim en el espejo’

Considerada como un ejemplo paradigmático de la bildungsroman, la novela de aprendizaje, este libro de Inger Edelfeldt narra el despertar sexual y la asunción de la homosexualidad de un chaval de Estocolmo llamado Jim. Es un chico retraído, muy estudioso y tímido que vive en un asfixiaste ambiente familiar.

A los 15 años descubre que no siente nada por las chicas, pero es cuando conoce a Mats cuando descubre su verdadera identidad sexual, una relación por la que acabará enfrentándose a sus padres y a la mojigata sociedad de la época. La novela está narrada en primera persona, aunque cada capítulo está encabezado por unas citas que pertenecen a la madre de Jim; así, conocemos el contraste que hay entre sus pensamientos y los de su hijo.

Escrita en sueco, su título original es Duktig pojke!, que significa Un chico valiente, y la publicó la editorial Bokád en 1977. Está considerada como la primera novela de salida del armario, cuya autora es una de las voces más camaleónicas de la literatura sueca: ha escrito tanto para niños como adultos y publicado novelas, cuentos infantiles, álbumes ilustrados y mucho más.

Jim en el espejo tiene también una versión radiofónica y recientemente adaptaron la novela a la ópera dentro de un programa pedagógico para niños de primaria. En España no se publicó hasta 1996, y está traducido por Soledad Miguel. Sin lugar a dudas, es una novela de cabecera para tratar el tema de la homosexualidad. No se corta ni le da miedo tratar esos temas, y eso es de agradecer.

‘George: simplemente, sé tú mismo’

Esta es la historia de una niña llamada George, que para todo el mundo es un niño. Esta es la premisa de la que parte George, la historia de una niña transexual que desea que todo el mundo la mire tal y como se ve ella misma. Destinada a un público infantil, aunque puede ser perfectamente leída por lectores de más edad, destaca cómo la ingenua mirada de su protagonista pone de relieve los prejuicios de los adultos.

En George. Simplemente sé tú mismo hay algo que el personaje protagonista desea más que nada: conseguir interpretar el papel de Carlota, la protagonista de La telaraña de Carlota, para la función de teatro escolar. ¿Pero cómo logrará convencer a todo el colegio de que es la persona idónea para interpretar el papel? Y, sobre todo, ¿cómo logrará convencer a su mejor amiga, que también desea conseguir el papel, de que ayude a que el mundo la vea como a George le gustaría?

Su autor, Alex Gino, tuvo una infancia similar: a la misma edad que George también quería que le vieran como lo que se consideraba: una persona no binaria (esto es, que no se considera dentro de espectro ni masculino ni femenino). Los diferencia, en cambio, que George -que bien entrada la novela confiesa que le gustaría llamarse Melissa- sí que es mucho más consciente de lo que realmente le ocurre para ser una niña tan pequeña.

Gino comenzó a escribir la novela en el año 2003 pero no la pudo terminar hasta 2015, cuando se publicó. En ese momento tuvo una recepción muy positiva, tanto entre lectores como en escritores de la talla de David Levithan o John Green.

‘Las ventajas de ser un marginado’

Popularizada en España gracias a su adaptación cinematográfica protagonizada por Emma WatsonLas ventajas de ser un marginado es una conmovedora novela en la que, si bien la temática homosexual no es la piedra angular, sí ocupa un lugar importante. En esta historia conocemos a Charlie, un chico muy introvertido que no está pasando por un buen momento en su vida. Está narrada en forma de cartas que escribe a un amigo al que desconocemos y al que contará lo que ocurre en su día a día.

Al volver al instituto conoce a una chica llamada Sam y a un chico llamado Patrick, dos hermanos que acompañarán al protagonista hasta el final de la novela. Patrick es homosexual y en la novela tendrá que enfrentarse a la homofobia de alguno de sus compañeros; por suerte tiene a Charlie y al resto de sus amigos para poder llevarlo mucho mejor.

En este sentido, este best seller de Stephen Chbosky -que también escribió y dirigió su adaptación cinematográfica – es una deliciosa historia que viene acompañada de excelentes menciones a libros, películas y canciones especialmente recomendadas para jóvenes lectores, cinéfilos y melómanos, como la divertida representación de The Rocky Horror Pictures Show, referencias a los Smith o a El guardián entre el centeno, novela de la que bebe muchísimo Las ventajas de ser un marginado.

‘Con amor, Simon’

Cuando se publicó su título era Simon vs. the Homo Sapiens Agenda (Yo, Simon, Homo Sapiens) pero los productores de su adaptación cinematográfica tuvieron la brillante idea de abreviarlo con la despedida de los mails que envía su protagonista al chico del que se enamora: Con amor, Simon. Este es el punto de partida de esta novela en la que un chico de 16 años comienza a escribirse con chico misterioso de su instituto del que no sabe nada.

Desafortunadamente para Simon, alguien descubre estos mensajes: su compañero Martin, que amenaza a Simon con contárselo a todo el instituto si no le ayuda a conquistar a su amiga Abby. Nadie sabe que Simon es gay, por eso toma la decisión de ayudarlo aunque no sea de su agrado.

Narrada de forma fresca y sencilla, que no simple, y con una mezcla entre narración en primera persona y la novela epistolar, esta historia escrita por la también psicóloga Becky Albertalli destaca por su mensaje esperanzador o inclusivo por un mundo en que nadie tenga que salir del armario porque no sea necesario.

Su gran conquista reside en narrar con naturalidad este punto tan crítico en la adolescencia, la asunción de la propia sexualidad. Esto es lo que ha conquistado a millones de lectores y también a los espectadores que han visto su exitosa adaptación cinematográfica sobre la que se deshizo en elogios el cineasta Xavier Dolan.

Drogas, sexo y vicio a oscuras: me colé en una ‘sex party’ gay y esto fue lo que pasó

Los pasillos se llenan de hombres semidesnudos. JAVIER TERRÉN

 

Tarde de un sábado de octubre y lo único que da vueltas en mi cabeza es pensar en el plan estipulado para pasar la noche. No he estado en ningún sitio parecido antes y, por si no estoy ya suficientemente nervioso, repaso una y otra vez las fotos de la fanpage de Facebook de la sesión discotequera a la que iré en unas horas. Mientras tanto, me tranquiliza Juan, mi mejor amigo. He decido que sea él el elegido para acompañarme porque ya conoce la fiesta, no va a sorprenderse por nada, además ha vivido muchos años en Berlín y sabe lo que nos espera en este tipo de garitos.

No sabemos qué ponernos porque en las instantáneas que aparecen en las redes sociales no hay ni dress ni codela ropa brilla por su ausencia. Yo me decido por algo básico: unos vaqueros, una camiseta negra y una riñonera. En cambio, Juan, de un estilismo más característico, me avisa: “Hay que ir medio porno”. Él ha decidido ataviarse un look común del Berghain, la discoteca más cool de Alemania, aunque más bien parece haber salido de una ruta de senderismo: unas zapatillas de montaña, calcetines altos, shorts amarillos y una básica negra; también acompaña su indumentaria de una riñonera.

Mientras hacemos tiempo, tomo un par de Red Bull -sólo de pensar en lo que se viene encima…- y miramos embobados La 2. Por casualidad están emitiendo un programa de La Noche Temática titulado “Revoluciones Sexuales”. Nos viene que ni pintado. Pasadas las 02:00 de la mañana nos ponemos rumbo hacia la sala, por el camino conseguimos hacernos con el flyer informativo de turno, llave QR para poder obtener “un precio especial”.

El derecho de admisión está reservado exclusivamente a hombres, y nos llama la atención que en la hoja no aparece la palabra “sexo” por ninguna parte; lo disfrazan de atmosfera gay fetish. Nada más lejos de la realidad, al llegar a la entrada, el taquillero nos recibe sin camiseta, nos cobra y nos proporciona preservativos y lubricante gratis. ¿Quién diría que estamos entrando a una discoteca? Pero oye, mejor prevenir que curar. Tras la peculiar bienvenida, bajamos las escaleras y llegamos a la planta principal, la pista. Recibo el primer impacto visual.

Mi amigo viste bermudas deportivas y riñonera: “Hay que ir medio porno”. JAVIER TERRÉN

El dancehall no está del todo lleno; un centenar de hombres medio vestidos y con arnés se mueven -sin romperse demasiado- al ritmo del beat electro-house. Bailan de lejos, y hacen protagonista a un hombre que se contonea solo, en pleno centro del meollo. Está completamente desnudo. Mi amigo no se inmuta pero yo no puedo retirar la mirada. Mi cara de asombro es digna de cámara oculta y nunca se me olvidará la estampa; me pregunto a mí mismo como puede mantener el tipo aquella erección con ese tamaño durante tanto tiempo.

Tardo en asimilar la imagen casi un cuarto de hora y le intento dar normalidad. Desvío la mirada y decidimos ir a la barra. No puedo evitar fijarme en los presentes, la gran mayoría portan botellines de agua. Juan pide una copa y yo -para variar- un Red Bull. Escuchamos a unos chicos jóvenes decir que el precio del agua es levemente inferior al del alcohol, con una diferencia de entre 2 y 3 euros. Nunca el H2O había estado tan cotizado.

Damos una vuelta por la pista y entendemos por qué parece estar medio vacía. Los recovecos de los alrededores, con poca luz, máquinas de humo, y vallas de obra de atrezzo consiguen crear un laberinto artificial y cuarto oscuro donde vislumbramos todo tipo de siluetas; conseguimos esquivarlas sin molestar demasiado. Pasadas las 03:00 percibimos que la intensidad de los focos disminuye y el volumen de la música se eleva, con un ritmo reiterativo y casi hipnótico. El gentío se mueve de aquí para allá. Preguntamos por los baños y los camareros nos derivan a una planta inferior. Como habitualmente la discoteca tiene público heterosexual, por inercia accedemos al aseo masculino.

Los pasillos se llenan de hombres semidesnudos. JAVIER TERRÉN

Empujo la puerta y entre tantos, encuentro a dos hombres de 35-40 años conversando mientras se frotan, en sendos lavabos, sus genitales con agua y jabón. Otro chico, apoyado en la pared, se acopla al diálogo. Mientras contemplo la escena mi amigo Juan consigue hacerse con un cubículo libre. Me produce reparo usar los urinarios y decido pasar al aseo femenino, -pienso que menos concurrido-, así que aviso a mi amigo para darnos encuentro en unos minutos.

Por un momento me alegro y me digo a mí mismo: “Qué poco barullo, las luces no están ni encendidas”. Busco el interruptor pero en cuestión de segundos, antes de encontrarlo, caigo en el juego: otro cuarto oscuro. Efectivamente, la luz no funciona, sólo dentro de los baños. Saco el móvil del bolsillo para iluminar el espacio y me sorprende un chico apoyado en una esquina, quieto, mirando y sin decir nada.

Con el corazón en la garganta y sin soltar el teléfono, busco un váter libre (la pablara “inodoro” no hace justicia). En un cuarto abierto percibo que dos hombres mantienen sexo, están de pie y en un break se preguntan la procedencia; uno es venezolano, el otro de Colombia. Estamos a un metro escaso de distancia, así que cruzo por delante con rapidez. Del siguiente baño -esta vez con bombilla- salen 3 chicos, cada uno con un pequeño frasco, riendo escandalosamente, entro, pongo el pestillo y me tomo mi tiempo. Apesta al olor químico del popper, la droga gay por excelencia, mezclado con el tabaco. Al salir al vestíbulo todo sigue igual.

Mi amigo no está. Me asomo al aseo masculino y tampoco lo veo. Sé que he tardado y pienso que puede estar buscándome, así que investigo un poco por mi cuenta hasta que aparezca. Me dispongo a subir las escaleras que conducen a la pista. No me había fijado antes: frente a los escalones hay una puerta abierta por la que ni sale ni entra apenas gente, una zona semi-oscura que parece estar poco transitada. La curiosidad mató al gato pero allá que voy. Es un poco raro ver a un chico, móvil en mano, completamente vestido, así que me quito la camiseta y hago uso de la riñonera. La poca luz proviene de la planta superior, y es que el suelo de la pista es un grueso cristal translucido, techo de la habitación en la que me ubico, dividida en tres espacios.

La cortina deja entrever las piernas de algunos participantes. JAVIER TERRÉN

Lo que veo allí me marcará para siempre. En el primer espacio (separado de los otros dos por un tabique) un chico -de unos 18-20 años- en cuclillas practica una felación a otro hombre mucho mayor apoyado en la pared. Cerca de ellos, otros dos ocupan un columpio de cuero. Desde una perspectiva lejana sólo alcanzo a verles la zona lumbar, porque el que permanece de pie balancea al otro, tumbado, amarrando las correas mientras le penetra en la postura del misionero.

Paso a las dos zonas colindantes, divididas por una pequeña cortina negra que deja entrever las piernas del público. Un lado está completamente vacío. En cambio, en el otro se atisba una gran orgía. El suelo está pegajoso.

En el centro del área más abarrotada se instala una litera. En la cama inferior, tres hombres arrodillados, totalmente desnudos y con la cabeza agachada. Los acorralan más de una veintena. Rodeo el grupo y consigo convertirme en un mero voyeurSe reparten a los pasivos como si fuesen cachos de carne. En ese momento me doy cuenta de que no he visto a nadie en toda la noche utilizando preservativos. Se me eriza el bello mientras veo como esos hombres van rotando mientras penetran primero a uno y luego a otro sin ningún tipo de protección. Esas personas receptoras parecen objetos inertes.

Uno de los activos en acción se gira, no me quita ojo. Se separa del compañero y se posiciona frente a mí, apoyándose en la estructura de la litera superior, me da la espalda esperando quizás a que me baje los pantalones y juegue con él. Un escalofrió recorre mi cuerpo. Me dan nauseas sólo de pensar en un posible contacto, por mínimo que sea. Me alejo, me pongo la camiseta y salgo de ese antro dejando al hombre a merced de algún otro. Juan está en el pasillo buscándome. Decidimos irnos, ya es suficiente.

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Lesbianismo y Art Decó

El Palacio de Gaviria acoge una retrospectiva de Tamara de Lempicka, personalidad sin par de la Belle Epoque

Leyenda de la transgresión, icono de la modernidad, precursora en la naturalidad y declaración de su bisexualidad, la reina del Art Déco Tamara de Lempicka es la protagonista de la nueva exposición de Arthemisia, que se podrá ver en el Palacio Gaviriahasta el próximo 24 de febrero.

Una gran fotografía en blanco y negro recibe al visitante de esta muestra representando ya la distinción y el aire glamuroso de una artista que, a pesar de su nacimiento en una familia acomodada, rodeada de lujos, no cerró los ojos ante realidades tristes y oscuras que presenció en su vida. 200 obras, procedentes de más de 40 colecciones privadas, museos y prestadores revelan, en esta primera retrospectiva dedicada a Lempicka en Madrid, una dimensión desconocida de la creadora, además, por supuesto, de ilustrar magníficamente su trayectoria artística.

Las obra de Tamara de Lempicka -un viaje en el que se descubren la estética de los años 20, la geometría del cubismo, elementos heredados del futurismo y una poderosa influencia de la Bauhaus- conviven en la exposición con fotografías (con Dalí, con Otto Preminger…), lámparas, muebles, jarrones, biombos… y otros objetos art déco, y con vestidos, sombreros y delicados zapatos (diseños de Salvatore Ferragano), con los que la comisaria Gioia Mori propone una inmersión en el ambiente en el que desarrolló su arte la pintora.

Una mujer para la eternidad

Un precioso Autorretrato de 1936, los conocidos cuadros La bufanda azulMujer ante el espejo o el Retrato del príncipe Eristoff están acompañados en la muestra por unos sugerentes estudios de desnudos, expuestos junto al hermoso lienzo La bella Rafaëla en verde y al de El doble 47 (el número representa la dirección oculta de una de las casas “sólo para mujeres” que frecuentaba). Estos últimos forman parte de la sección Las amazonas, que era el nombre con que se denominaba a las mujeres lesbianas a principios del pasado siglo.

Las dos rarezas de esta exposición, por su singularidad, son el peculiar dibujo El despertar del principito y un retrato de Alfonso XIII en el exilio y que jamás había salido a la luz. “Nunca había pintado a un modelo tan charlatán”, declaró entonces la artista.

Y de la realeza a los marginados. Tamara de Lempicka. Reina del Art Déco acoge una pieza, oscura, triste, que contrasta enormemente con los colores brillantes de la mayoría de su obra, Los refugiados, y que permite una transición sin demasiados sobresaltos a creaciones inspiradas en mitos y en la pintura religiosa, así como a su propia condición de madre.

El amor cierra esta muestra, donde se pueden ver algunas piezas que Tamara de Lempicka dedicó a Ira Perrot, con quien mantuvo durante décadas una relación, o a Rafaëla, modelo de su desnudo más erótico, musa de su poderoso La bella Rafaëla (1927), que brilla sobre un fondo oscuro. “Mi vida no ha tenido nada convencional. No soy el tipo de persona clásica”, reconocía la artista públicamente. Ahora sus palabras se confirman con este recorrido por su obra.

Girl, la bailarina que nació siendo chico

Nora Monsecour quería ser bailarina. Era su sueño desde que dio sus primeras lecciones de ballet, con apenas cuatro años. Tenía el talento, la determinación y la elegancia necesarias para llegar a la élite. Sólo había un problema: había nacido en un cuerpo masculino. Su historia personal es la principal inspiración para Girl, película que logró el 19º Premio Sebastiane y el Premio del Público Ciudad Donostia a Mejor Película Europea en el pasado Festival de Cine de San Sebastián.

Tráiler de Girl, la bailarina que nació siendo chico VÉRTIGO

El éxito festivalero la precede: recibió varios premios en Cannes, entre ellos la Cámara de Oro a mejor ópera prima, y ha sido seleccionada por Bélgica para competir por el Oscar a Mejor Película Extranjera. Más allá de nominaciones, galardones y buenas críticas está lo más importante: situar en el centro del debate el punto de vista de los jóvenes que se sienten prisioneros del género que se les asigna al nacer.

El director de ‘Girl’, Lukas Dhont, en el pasado Festival de San Sebastián. EFE

Lukas Dhont (Gante, 1991), el jovencísimo director de la película, empezó esta aventura en 2009, antes incluso de ser cineasta. Tenía 18 años cuando leyó un artículo en un periódico belga sobre Nora, una adolescente por aquel entonces. En un primer momento, la llamó para hacer un documental sobre su historia y su vida cotidiana. “Lo que admiré de ella”, afirma Dhont por teléfono sobre ese primer contacto, “es que era alguien capaz de autoexcluirse de las reacciones adversas de los demás y que tenía aspiraciones muy ambiciosas. Estaba decidida a mantenerse firme con quién quería ser y me parecía un tema muy urgente sobre el que hablar”.

Nora no quiso rodar ese documental, “pero sí aceptó escribir una historia de ficción conmigo”. Así empezó un proceso en el que Dhont ha estado inmerso durante la última década. “Sus padres son muy buenas personas, tienen una asociación que comparten con otros padres de jóvenes trans. Conocí muy de cerca su mundo, así como las experiencias de otras personas transgénero y también conseguí mucha ayuda del equipo médico del Hospital Universitario de Gante”.

Todo ese caudal de información se convierte en Girl en un retrato a flor de piel, intenso y también doloroso, del día a día de Lara, personaje ficticio basado en Nora e interpretado con asombrosa naturalidad por el joven bailarín Victor Polster.

Fotograma de la película ‘Girl’,

“El principal desafío de la película fue encontrar a alguien capaz de interpretar el papel protagonista”, resume Dhont. Tras un exigente proceso de casting por el que pasaron más de 500 adolescentes (chicos y chicas cis y trans), desde el momento en que Victor hizo la audición el cineasta lo tuvo claro: sólo él tenía las cualidades necesarias para interpretar el papel y bailar como un aspirante a bailarín profesional. “Cuando lo conocí sólo tenía 14 años y en su vida todo giraba en torno a la danza. Puede que no haya hecho antes ninguna película, pero sabe lo que es actuar, es alguien acostumbrado a utilizar su cuerpo para interpretar un papel y mostrar emociones”.

Lo habitual en las películas cuyo personaje protagonista es transgénero es que estén en permanente conflicto con su entorno y la sociedad en general. La serie Transparent, Boys Don’t Cry o La chica danesa son buenos ejemplos de ello. En el caso de Girl, el foco recae en la vida interior de Lara y la cárcel en la que se ha convertido su cuerpo. “Para mí era muy importante hacer una película con un protagonista trans que no fuera una víctima. Su entorno la acepta como es. Quería un personaje que no tuviera que estar peleando con el mundo exterior, para poder enfocarme totalmente en ella y en su lucha consigo misma. Pensé que eso ofrecía una perspectiva que quizá nunca se había visto antes. Es una manera de hacerla más humana”.

El monólogo interior se produce aquí a través de la expresividad corporal del actor y de tensas secuencias en las que Lara observa su reflejo en el espejo, sumida en el más conmovedor de los silencios.

Sobre las recientes polémicas tanto en EEUU como en España a raíz de losproyectos en los que actores cisgénero interpretan a personajes trans (con Scarlett Johansson y Paco León como víctimas colaterales), Dhont esgrime una argumentación tan nítida como el mensaje de su película: “La clave es el amor y el respeto por el colectivo al que representas. La conversación debería girar hacia que las personas transgénero también pueden interpretar todo tipo personajes. La exclusión nunca es buena, ni en un sentido ni en el otro”.

Fracasa el referéndum de Rumanía contra el matrimonio gay por la alta abstención

Fracasa el referéndum de Rumanía contra el matrimonio gay por la alta abstención EL MUNDO (VÍDEO) / EFE (FOTO)

Los rumanos han ignorado el referéndum celebrado este fin de semana para vetar el matrimonio entre personas del mismo sexo y consagrar en la Constitución la “familia tradicional”. La consulta no superó el umbral del 30% del censo necesario para que fuera valida, una situación parecida a la que se vivió en Hungría tras el referendo sobre la reubicación de refugiados en la UE. Según datos de la Oficina Electoral Central sólo el 20,41% de los electores participó en el referendo.

Tres millones de firmas hicieron posible este referéndum, cuya sola celebración suponía un giro de llave en la cerradura del armario donde sigue Rumanía y la mayoría de sus vecinos con pasado comunista, proclives a consultas que azuzan a la fractura social.

La iniciativa no partió en este caso del Gobierno, en manos del populista Partido Social Demócrata (PSD), pero su simpatía por el sí fue explícita y su apoyo a los impulsores masivo, por lo que el resultado golpeaba al Ejecutivo. La primera ministra, Viorica Dancila había prometido no interferencia en la consulta a la UE, que ve con preocupación cómo se cortapisan derechos en su flanco Este y se crean bolsas de intolerancia.

Dancila no cumplió su palabra y tampoco los hombres fuertes del partido, empezando por su presidente, el controvertido Liviu Dragnea. “Saben qué es una familia tradicional. Es la formada por un hombre y una mujer que tienen niños”, declaró Dragnea, condenado por fraude electoral en 2016. Para la oposición conservadora, la única posición posible frente al referéndum era la abstención. Tanto el Partido Nacional Liberal (PNL) como la Unión Salvad Rumanía (USR) consideraban que Dragnea utilizaba la consulta como cortina de humo ante la tensión producida por los intentos de los socialdemócratas de aprobar leyes menos estrictas para delitos de corrupción.

En la calle, las estrategias políticas se percibían de otra manera. “La campaña ha generado cotas de odio intolerables. Nunca se habían visto tantos episodios homófobos”, denunció Amnistía Internacional en un comunicado al que se sumaron otras organizaciones no gubernamentales y el colectivo LGBT.

Para Mihai Gheorghiu, líder de la Coalición para la Familia, promotora del referéndum, éste nada tenía que ver con los LGTB y sus costumbres sino con la defensa de la familia tradicional ante quienes, algún día cercano o lejano, pretendieran cambiarlo. Y, por si algún rumano de los 19 millones que estaban llamados a las urnas no alcanzaba a entender lo que estaba en juego o decidía no votar “dos hombres podrán adoptar a tus hijos” y quién sabe lo que entonces ocurrirá, añadía Gheorghiu. “Defender el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer es defender la cabeza y el alma de nuestros hijos frente a una ideología de género y la homosexualidad”, dijo.

La Coalición para la Familia contó con el apoyo de la Iglesia Ortodoxa. Los profesores de religión hicieron campaña por el sí. En un mensaje leído tras la misa, el Patriarca Daniel apeló a los creyentes a ir a votar. Le desoyeron.

17 activistas y madres de menores trans, en huelga de hambre para exigir a Podemos la tramitación de su ley

Fotografía de archivo de Mar Cambrollé, presidenta de la Plataforma Trans. JESUS MORON

Un total de 17 transexuales de toda España han iniciado hoy una huelga de hambre con el objetivo de presionar a Unidos Podemos para que deje de tener “secuestrados sus derechos en un cajón” y empiece la tramitación de la Ley Trans Estatal que registró en febrero, o de lo contrario amenazan con “furia trans”.

“Si no hay fecha para la Ley Trans, habrá furia trans”, ha amenazado al grupo confederal la presidenta de la Plataforma Trans, Mar Cambrollé, frente a la escalinata del Congreso, donde ha anunciado esta “medida extrema de presión” que inicialmente van a empezar 17 activistas de distintas comunidades autónomas.

En su opinión, ahora es el momento político oportuno para arrancar esta tramitación, porque la proposición de ley integral de transexualidad registrada por Podemos hace ocho meses cuenta con el apoyo público, ha dicho, de CiudadanosERCPSOE.

“Decirnos que están haciendo el trabajo parlamentario ofende la inteligencia de hasta un adolescente”, ha denunciado Cambrollé, quien ha añadido que “no es tiempo de someter a los trans a un acto de violencia política que retrataría a este partido como el peor y con menos sensibilidad con estas personas”. El texto de la iniciativa, fruto del consenso de las organizaciones de transexuales y respaldada por más de 150 colectivos sociales, despatologiza la identidad trans en todos los ámbitos, ya sea el sanitario, educativo, laboral o deportivo, y tiene en cuenta a menores, mayores o inmigrantes.

La despatologización como objetivo

Así, propone que las personas transexuales de hasta 16 años puedan acceder a los tratamientos hormonales sin permiso de sus padres y que se nombre a un defensor judicial para los menores de esa edad que no tengan consentimiento de ninguno de sus progenitores.

Prevé también esta misma fórmula para los menores que deseen cambiar en el registro su nombre y su sexo, que podrá ser masculino, femenino o no binario, o que el Sistema Nacional de Salud pase a cubrir los tratamientos como los hormonales y de modulación del tono y timbre de voz, entre otras medidas.

“Hemos sido las más maltratadas de la dictadura y no podemos ser las más olvidadas de la democracia”, ha manifestado la presidenta de la Plataforma Trans para avisar de que “cada día que pasa, un joven trans se puede suicidar” como ya lo han hecho “tres en los dos últimos años”.

La primera gondolera de Venecia es ahora el primer gondolero transgénero

«Yo nunca he pretendido nada. Lo único a lo que he aspirado siempre es a que me dejen en paz, a que me permitan vivir mi vida como a mí me parezca, solamente eso», asegura Alex Hai mientras sumerge con firmeza el remo en las aguas de un desierto canal veneciano para impulsar a Pegasus, su magnífica góndola.

Sin embargo, y a pesar de sus deseos, su destino ha resultado ser muy distinto: nadar contracorriente, romper los cauces del sistema establecido, hacer historia. Y por partida doble.

Hace algo más de una década que su nombre entró en los anales al poner patas arriba la rancia tradición veneciana y convertirse en la primera mujer en surcar los canales de la ciudad a lomos de una góndola, un privilegio reservado única y exclusivamente a los hombres durante casi 1.000 años de historia (924 para ser exactos). Y ahora ha vuelto a hacer añicos todos los esquemas: Alex es ahora hombre y se ha convertido así en el primer gondolero transgénero de la Serenissima.

«Antes me despreciaban por ser mujer y gondolera», afirma mientras le da una honda bocanada a su pitillo. «Ahora están sencillamente en estado de shock. Pero me respetan. Ahora soy un hombre, soy fuerte y si vienen a por mí saben perfectamente que soy capaz de defenderme a puñetazos», desafia.

Nunca se lo han puesto fácil, la verdad. Cuando era mujer, porque era mujer. Y ahora que es hombre, porque es hombre. «Italia es un país profundamente machista y profundamente homófobo, en muchos aspectos vive en la Edad Media», sentencia. Y el mundo de los gondoleros, un selecto club integrado por 425 titulares y 180 sustitutos con licencia para navegar por los canales venecianos, aún lo es más.

Alex lo sabe muy bien, porque le han hecho de todo para tratar de convencerle de que abandonara el oficio. Como aquel día en que alguien lanzó ácido clorhídrico sobre Pegasus, su góndola. O aquel otro en el que encontró excrementos de perro en el suelo de la embarcación. «¿Te imaginas? Hay que ser un enfermo mental para salir en busca de caca de perro, recogerla, transporta en una góndola y arrojarla a la mía», afirma.

Por no hablar de los insultos. De las amenazas. De las miradas intimidantes. O de los nueve años de juicios que ha soportado, todos ellos dirigidos a impedir que una mujer pudiera ser gondolera y que Alex ha ganado sistemáticamente, uno por uno. «Yo jamás acudí a los tribunales por iniciativa propia, me obligaron a hacerlo, me denunciaron para tratar de impedir que pusiera conducir una góndola», sostiene.

Toda esa presión hizo que, durante años, Alex se concentrara en abogados y pleitos y dejara de lado cuestiones fundamentales como su identidad sexual. «Siempre me he sentido hombre, desde mi infancia», revela. «Pero estaba tan absorbido con los juicios, que durante años no he tenido fuerzas para ninguna otra cosa. Los gondoleros venecianos son muy poderosos, tienen dinero, los mejores abogados… Y yo estaba solo contra todos».

Sin embargo el año pasado reunió la energía necesaria, junto el dinero preciso, y se lanzó. Se fue a Los Ángeles y se sometió a una operación de cambio de sexo. «En Italia habría sido impensable, para poder hacerlo me obligaban a gestiones infinitas, a pasar por una burocracia interminable. En Italia todo está montado para ponerle a un transgénero el mayor número de trabas posible y hacer que desista. En Estados Unidos todo es rapidísimo».

Alex se declara ahora rebosante de alegría. «Nadie me dijo que iba a ser así de feliz. Me siento en paz conmigo mismo. Antes de la operación nadie me dijo lo bien que me iba a sentir, es algo que descubres tú mismo cuando lo haces», afirma. «Y eso que aún me quedan cuatro años para terminar mi completa transformación. Ahora estoy en mi pubertad como hombre. Cuando acabe todo el proceso tendré un aspecto muchísimo más masculino que el de ahora».

Además, su cambio de sexo y de identidad ha acabado de una vez por todas con los juicios y pleitos que le han hecho la vida imposible durante los últimos diez años. «Así es», confirma con su sonrisa burlona. «Ya he cambiado todos mis documentos, soy legalmente un hombre. Se terminaron los juicios, ya no pueden impedirme que sea gondolero».

Fue en febrero de 1996 cuando Alex, nacido hace 51 años en Alemania pero criado en Estados Unidos, desembarcó por primera vez en Venecia. Llegó a la ciudad de las canales de la mano del cine, para hacer el vestuario de un filme estadounidense. Pero, sin poder evitarlo, cayó víctima del hechizo de la laguna veneciana. Quedó hipnotizado por las góndolas, esas embarcaciones de 11 metros de longitud y hasta 600 kilos de peso que silenciosas y elegantes surcan la ciudad. Decidió que quería aprender a llevarlas.

No existía una escuela oficial de gondoleros, el oficio se enseñaba (y aún se enseña) de padres a hijos. Y las mujeres tenían absolutamente vedada esa profesión. Se considera que no reúnen los requisitos físicos necesarios para manejar esas gigantescas y pesadas embarcaciones. Sin embargo, un pequeño grupo de gondoleros enseñó a Alex todos sus secretos. Y él se sintió tan fascinado que dejó el mundo del cine para dedicarse en cuerpo y alma.

La asociación de gondoleros le declaró entonces la guerra por ser mujer. Pero Alex, testarudo, les plantó cara. Ahora les ha ganado para siempre a bordo de Pegasus, que a sus 55 años es la góndola más anciana de todas las que aún navegan por Venecia. «La compré hace dos décadas, de segunda mano. Estaba destrozada», cuenta. Un artesano la restauró.

«El negocio no va mal», admite ahora que acaba de cumplir 22 años como gondolero. «Tengo muchos clientes LGTB, pero también contratan mis servicios muchas familias que desean mostrarme su apoyo y que quieren educar a sus hijos en el respeto a los demás».

La lucha de las mujeres por ser gondoleras ya no es la lucha de Alex. Pero es consciente de que derruyó un muro. «Este no es un trabajo para mujeres. Pero no porque no tenga la fuerza suficiente o la técnica, eso es una gilipollez. Es porque el ambiente que se van a encontrar es brutal».

-¿Cuándo te has sentido más discriminado: siendo mujer gondolera o ahora que eres transgénero gondolero?

-¿Bromeas? Italia es un país homófobo casi al mismo nivel que Turquía. Pero sobre todo es un país machista en el que a las mujeres no se las tiene en ninguna consideración. Y, de un modo u otro, yo ahora tengo pelotas.

#Himtoo

por TADEU

/CARLOS ALBA

En Botkyrka, al sur de Estocolmo, a los alumnos de primaria les proyectan una peli en que un niño al que le pirra ponerse vestidos de niña es mostrado como cabeza de turco: de sus compañeros, de sus padres, de los maestros; su padre no lo entiende y se pelea violentamente con su esposa, hasta el día en que, elipsis mediante, el padre se viste de mujer y va a recogerlo a la escuela. Mantha Kasagianni, concejal y coordinadora municipal del proyecto, reconoce que algunos maestros se muestran escépticos: “Hablamos con ellos mucho y si algunos optan por no mostrar la película, cuando ven la calidad de las discusiones que desencadena, terminan cambiando de opinión”. Suecia es, junto a España, el único país del entorno en que se da la asimetría penal por razón de sexo en la ley de violencia de género e intrafamiliar. Asertividad.