El 95% de personas con VIH en tratamiento tienen carga viral indetectable

En la actualidad un 18% de los enfermos no sabe que tiene el virus así que, además de sufrir el progreso de la enfermedad, pueden contagiar a otras personas sin saberlo

Un análisis de sangre para detectar la enfermedad. / EFE

Casi el 95% de las personas infectadas por VIH y que se encuentran en tratamiento tiene carga viral indetectable, lo que implica que no pueden contagiar a terceras personas, aunque en la actualidad todavía un 18% de los enfermos no sabe que tiene el virus.

Así lo han explicado hoy los expertos que han participado en la jornada ‘Retos y cambio de paradigma en el VIH’, organizado por la compañía ViiV Healthcare, entre los que estaba el jefe de servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Ramón y Cajal, Santiago Moreno. Este experto ha afirmado que la «principal lacra» en la lucha contra el VIH a día de hoy es precisamente ese 18% de pacientes que no están diagnosticados y que, además de sufrir el progreso de la enfermedad, pueden contagiar a otras personas sin saberlo.

Porque afortunadamente el 95% de las personas en tratamiento tiene carga viral indetectable y, por tanto, puede vivir la enfermedad con menos estigma y ansiedad y llevar una vida sexual más normalizada. Según ha explicado Moreno, en España se estima que hay entre 130.000 y 160.000 personas infectadas por VIH, lo que supone una media de 4 infectados por cada mil habitantes, y cada año se producen 86 nuevos casos por cada millón de habitantes.

El perfil de los nuevos diagnosticados en España es el de un varón con una edad media de 37 años, aunque el número de nuevos diagnósticos es mayor entre las personas de más de 50 años que entre los más jóvenes. El 16% de estos nuevos diagnósticos se da en mujeres y la mayoría de ellas son heterosexuales, mientras que dos tercios de los hombres contagiados mantienen relaciones con otros hombres.

Además, menos del 4% de los nuevos diagnósticos se dan en usuarios de drogas y un tercio son personas inmigrantes. Moreno ha lamentado que la mitad de los casos se diagnostica de manera tardía y que esta situación no ha mejorado en los últimos 10 años, aunque ha confiado en que la nueva prueba autodiagnóstica que se vende en farmacias contribuya a mejorar estas cifras.

En cuanto al perfil de los que son diagnosticados de manera tardía, Moreno ha señalado que son más mujeres que hombres, más heterosexuales que homosexuales, más extranjeros que nacionales y más mayores que jóvenes.

Sobre los tratamientos, Moreno ha asegurado que «estamos a las puertas de cambios históricos», con el reto de conseguir rebajar la triple terapia -una pastilla que contiene tres fármacos- a dos fármacos y reducir asimismo la toxicidad, los efectos secundarios y las interacciones con otros medicamentos.

En este mismo sentido se ha pronunciado el director médico de ViiV Healthcare España y Portugal, Felipe Rodríguez, que ha afirmado que desde el punto de vista del tratamiento «la situación es inmejorable» ya que «hemos conseguido casi todo lo que podíamos conseguir desde el punto de vista retroviral».

El objetivo es ahora reducir el número de medicamentos, para lo que están realizando estudios combinando el dolutegravir con un solo fármaco en lugar de hacerlo con otros dos. Por su parte, Diego García, director de Sevilla Checkpoint, ha destacado la importancia que supondría este avance y ha recordado que en la década de los 90 debía ingerir 15 pastillas tres veces al día, lo que contribuía al estigma de la enfermedad.

Agresión en Sestao: «Me decían barbaridades por ser gay, pero nadie hacía nada»

Una pareja insulta y propina una patada a un joven en la estación de metro ante la indiferencia general

La agresión ha quedado documentada ante la Ertzaintza. / H. RODRÍGUEZ

Y. L. es de Sestao y acaba de cumplir 23 años. Desde siempre tiene muy clara su identidad sexual. Es gay y no tiene ningún problema en decirlo. «Tengo un lado femenino muy acentuado», describe. En sus años como escolar jamás se sintió presionado por su orientación. Ya de adulto, «a veces alguien te hace un comentario despectivo, pero sin más», resume con resignación.

El pasado día 11, sobre las 15.30 horas, cuando estaba sentado en la estación de metro de la localidad fabril, una pareja comenzó a increparle. Pese a que él no respondió a las provocaciones, la tensión empezó a crecer. «Me dijeron barbaridades. Empezó la chica y él, al principio, intentó mediar, pero al final se acabó sumando», recuerda el joven. Los términos usados por la pareja sobrepasan el límite de la educación y el más mínimo decoro. En la denuncia interpuesta por Y. L. ante la Ertzaintza figuran entre otras lindezas palabras como «puta», «zorra» y frases como «¿Qué eres? ¿Un hombre o una mujer?».

«Me bloqueé. Miraba a la gente de alrededor y nadie hacía nada. Solo quería que me dejaran paz», relata. Lejos de calmarse, las cosas se pusieron peor y el joven sestaoarra recibió una patada. Cuando finalmente llegó el suburbano, corrió hacia el vagón y al llegar a su destino, puso los hechos en conocimiento de los empleados del metro. Poco después, animado por su entorno y porque «estas cosas hay que decirlas para que no se repitan», acudió a la comisaría de la Policía autonómica e interpuso una denuncia.

El episodio tiene al muchacho muy preocupado porque no es el primero que sufre. «El año pasado, un grupo de doce personas me persiguieron. Empezaron a insultarme y, al ver que eran tantos, eché a correr. Cuando ya pensaba que no podía más, encontré refugio en un portal. Eso me salvó de algo peor. No había pasado tanto miedo en mi vida», cuenta aún estremecido.

Desde entonces, el miedo se ha instalado en su cabeza. Hasta tal punto que pasó una época en la que cualquier aproximación, «hasta de una amiga», le hacía dar un respingo, o incluso sufrir ataques de ansiedad. «El problema es que siempre son los mismos. No me refiero a que sean las mismas personas, sino de la misma etnia, y es algo que no se puede consentir. Estoy muy harto de esta situación», se queja Y. L. «Precisamente yo, que sé lo que es la discriminación, no quiero serlo. Es que simplemente siempre son ellos. Creo que deberían modernizarse y no meterse en la vida de los demás», recrimina con rabia.

Hasta una niña pequeña

El joven asegura que los episodios son continuos. «Se me acercan y se creen con el derecho a decirme las mayores barbaridades. En el metro, cuando me los cruzo por la calle… Una vez hasta una niña pequeña me insultó», asegura.

El temor tiene a este chico de 23 años recluido en su casa. «¿Cómo voy salir de noche de fiesta si para volver tengo que coger el metro y caminar solo por la calle?», se pregunta. Su familia tampoco duerme tranquila. «Cuando salgo de casa y me retraso un poco, mi hermana me llama para asegurarse de que estoy vivo. Mis padres, lo mismo», asegura.

Algunos conocidos le han recomendado visitar a un psicólogo para superar el creciente estado de nervios en el que vive. Él esgrime un argumento aplastante: «Por qué tengo que ir yo a tratar un problema mental cuando el problema es de ellos». El optimismo le abandona cuando se da cuenta de que «aún hay mucho que andar» en materia de respeto a los derechos del colectivo LGTBI. Dar el paso de contar su caso, aunque sea con las compresibles cautelas, es para él una llamada de alerta a toda la sociedad. «Espero, por favor, que si alguien ve una agresión como la mía, ayude o llama a las autoridades. Yo lo haría», pide.

Salir del armario en el mundo árabe: los homosexuales se hacen visibles para combatir la represión

«No se trata de una salida del armario, sino de que se hable del tema»

Está aceptado que el actor y modelo egipcio-canadiense Omar Shariff Jr., de 34 años, nieto del recordado protagonista de ‘Doctor Zhivago’, fue la primera personalidad pública que salió del armario en el mundo árabe, convirtiéndose en un referente para la comunidad de personas Lesbianas, Gays, Transexuales, Bisexuales e Intersexuales (LGTBI). Lo hizo en 2012 en la revista ‘The Advocate’, cuando la Primavera Árabe que prometía traer aire fresco a Egipto culminó con la llegada al poder de los Hermanos Musulmanes. A partir de aquel momento cosechó multitud de críticas y violentas amenazas. Huyó a EE UU para no regresar más; ni siquiera pudo volver a despedirse de su abuelo antes de que muriera, en 2015, porque podría haber sido detenido por ‘incitación al libertinaje’, la acusación más habitual para reprimir a los homosexuales en aquel país incluso hoy.

«Mis amigos me cuentan cuál es la situación. Viven con miedo, asustados de mostrarse como son de forma abierta, siempre mirando por detrás de su hombro, temiendo que, en cuanto salgan, su casa pueda ser registrada, o que sean agredidos por la Policía, detenidos y encarcelados. Allí sufren violencia y exámenes médicos invasivos (controles anales para hallar ‘evidencias’). No sólo los condenan por crímenes que no son tales, sino que su reputación queda destruida». Así resume el actor la situación que se vive en su país. Recibe unos cincuenta mensajes diarios de jóvenes de Oriente Medio y el norte de África que le agradecen haberles dado visibilidad y legitimidad. «Otros son llamadas de socorro que me hacen sentir desamparado».

Esta parte del planeta especialmente agresiva con estas personas centra el último informe de la ONG Human Rights Watch, ‘No longer alone’ (Ya no estamos solos’). Han entrevistado a activistas en una veintena de países de Oriente Medio y el norte de África que han querido hablar en vídeo, algunos dando la cara y otros no, para combatir la represión no solo de la calle, sino también la de sus respectivos estados. Como la bisexual libanesa Rima: «Las figuras religiosas, el Gobierno, tus padres, todos quieren opinar sobre lo que haces con lo que tienes entre tus piernas. Quiero decirte que no es asunto de ellos, y que tu cuerpo, tus deseos y tus ideas son solo tuyos. Si no les gusta lo que eres, están equivocados».

Como explican en la ONG, «no se trata de un grupo de individuos que salen a la sociedad… sino más bien del tema ‘que sale’ para la discusión social». Algunos insistieron en tener sus rostros escondidos o sus voces alteradas por lo que podría caerles encima con una salida del armario, y prefieren esperar a que llegue un momento más seguro. Según la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transgénero e Intersexo (ILGA), 72 países de todo el planeta criminalizan las relaciones homosexuales y las castigan con un amplio abanico de fórmulas, que van desde multas de diversa cuantía hasta la prisión, cadena perpetua incluida, pasando por los latigazos. Y unos pocos utilizan la pena de muerte: Irán, Arabia Saudí, Yemen y Sudán la aplican en todo su territorio con la ley de la Saria en la mano; Somalia y Nigeria, solo en algunas provincias; y luego está la organización terrorista Estado Islámico, que arroja al vacío a esta personas en los territorios que aún controla en Siria e Irak. Afganistán, Mauritania, Catar, Pakistán y Emiratos Árabes Unidos la tienen tipificada en su Código Penal, pero no la aplican.

El gay argelino Rayan habla de espaldas en el vídeo; sus padres le llevaron a un sanador religioso que le golpeó mientras gritaba que tenía dentro una mujer y que había que sacarla: «Podría haber estado así toda la noche, pero nada variaría», dice. Ahora trabaja dentro de su país sensibilizando a los profesionales que trabajan en salud mental para que ayuden a estas personas en vez de intentar cambiarlas. Y eso pese a que las leyes que regulan las ONG en Argelia (y en Egipto, Libia, Marruecos, Baréin, Jordania, Kuwait, Omán, Catar, Arabia Saudí y Emiratos Árabes) hacen imposible registrar legalmente a aquellas organizaciones que trabajan sobre orientación sexual e identidad de género.

Infierno en la Tierra

Amenazas, represión, violencia… A pesar de esto, los participantes en el informe quieren mandar un mensaje esperanzador: no hay que estar «fuera» para hacer cambios. Lo dicen porque muchos tuvieron que escapar, como Hajar, una lesbiana de Marruecos. Decidió salir del armario en YouTube, y tuvo tanta repercusión que se vio obligada a dejar su país -que criminaliza su orientación sexual y la castiga con penas de cárcel de hasta tres años-. Ahora vive en Holanda, donde trabaja con refugiados de LGTBI. «Al principio estaba en guerra conmigo misma, tratando de cambiarme. Aparentemente podía ‘curarme’y lo busqué. La respuesta era siempre la misma, debía casarme y tener un hijo, pero esto explotó, por supuesto. En realidad no es una elección, yo no puedo cambiar, la única opción es aceptarlo y abrazarte a ti misma», dice.

Con estos testimonios de autoaceptación, Human Rights Watch y la Fundación Árabe para las Libertades e Igualdad (AFE) quieren ofrecer mensajes de apoyo y aliento a los que se sienten solos. La lesbiana Noor, de Sudán (los actos sexuales con consentimiento entre personas del mismo sexo son ilegales y castigados con la pena de muerte si se reincide tres veces), buscó en Facebook personas como ella: «Encontré un grupo con chicas sudanesas. Escribí ‘¿dónde están ustedes?’. Me di cuenta de que no estaba sola en el mundo, que había muchas personas como yo, y fui muy feliz. Creo que esa noche estaba tan feliz que ni dormí». Ahora trabaja en el norte de África para ayudar a los que sufren el aislamiento que ella misma vivió. La ONG señala que el colectivo está encontrando maneras de hablar, «contando sus historias, construyendo alianzas, estableciendo contactos a través de las fronteras, desarrollando movimientos nacionales y regionales, y encontrando formas creativas para combatir la discriminación».

Desde fuera, impera la idea de que aquellos países son un horror para esta comunidad, y puede ser así, pero los activistas destacan que esta visión perjudica su esfuerzo: «La cobertura que retrata la región como un infierno en la Tierra para estas personas no recoge su trabajo o lo vuelve completamente invisible», esgrime la ONG. «No queremos más la imagen de ser simplemente víctimas -dice el activista argelino Zoheir-. Queremos hablar sobre la realidad, sobre la violencia, pero también sobre lo que es positivo». En Omán, varios homosexuales comenzaron organizando «fiestas para que chicos se reunieran y establecieran contactos en un espacio seguro». En Jordania, activistas utilizan el teatro y otras artes para crear conciencia sobre la orientación sexual y la identidad de género.

Hasta que lleguen tiempos más amables, Omar Shariff Jr. anima desde su exilio a los que se quedaron: «Ni siquiera les digo que salgan del armario, porque no pueden ser el cañón de mis ideales. Les digo que aguanten y que permanezcan a salvo porque las cosas en algún momento mejorarán. Siempre lo hacen».

 

Testimonios

Yousif (Gay) | Baréin
«Es un contrato social. Tenemos petróleo, tendrás riqueza, así que cállate. Y si no te gusta, lárgate». Baréin no criminaliza la conducta del mismo sexo, pero la ley que reprime la disidencia de cualquier tipo limita las opciones de las personas de la comunidad LGBTI, acallando sus voces.
Hajar (Lesbiana) | Marruecos
«Buscaba ‘curarme’ casándome y teniendo un hijo. Pero aquello explotó. No puedo cambiar». Su país podría perder la oportunidad de acoger el Mundial de fútbol de 2026 porque «los actos sexuales entre personas del mismo sexo se castigan con penas de entre seis meses y tres años de prisión».
Hamed Sinno | (Músico gay) Líbano
«Sufrí bullying, me creía un monstruo de la naturaleza. Fue duro y lo sigue siendo, pero se vuelve más fácil». Es el país más libre y tolerante de Oriente Medio. Pese a ello, el artículo 534 del Código Penal castiga con hasta un año de cárcel «cualquier interacción sexual contraria al orden natural».
Dalia | (Lesbiana)Egipto
«Mi padre estaba contra mí en todos los aspectos, pero transformó su odio en aceptación y tolerancia». La homosexualidad no está prohibida en su legislación, pero las detenciones bajo acusaciones de prácticas inmorales, libertinaje y prostitución (que sí conlleva prisión) son habituales contra el colectivo.
Rashed | (Hombre trans) Jordania
«Dios nos hizo de esta manera. No tenemos nada de qué avergonzarnos, nada que esconder». En 1951 despenalizaron la homosexualidad en Jordania. Pero los transgénero lo tienen difícil: hasta seis meses de cárcel para «cualquier varón que vista como mujer y entre en un lugar para mujeres».

Las claves

Human Rights Watch
Fundada en 1978, esta ONG está integrada por 400 miembros en todo el mundo. Cada año, publica un centenar de informes sobre los derechos humanos en 90 países. Se reúne con gobiernos, Naciones Unidas, grupos regionales como la Unión Africana y la Unión Europea, instituciones financieras y corporaciones para presionar por cambios en la política. «Investigamos abusos, exponemos ampliamente los hechos y ponemos presión sobre quienes ostentan el poder, a fin de que se respeten los derechos y se asegure la justicia».
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activistas fueron entrevistados para el informe ‘Ya no estamos solos’, centrado en el activismo de la comunidad LGBTI y sus derechos en Argelia, Baréin, Egipto, Irak, Jordania, Kuwait, Líbano, Libia, Mauritania, Marruecos, Omán, Palestina, Catar, Arabia Saudí, Sudán, Siria, Túnez, Emiratos Árabes y Yemen.

El Festival de Málaga homenajea a Pedro Olea como pionero del cine gay

‘Un hombre llamado Flor de Otoño’ rompió tabúes en 1978. En sus créditos ya encontramos a Pedro Almodóvar, el gran retratista de la comunidad LGTB

El 26 de diciembre de 1978, Adolfo Suárez firmó una modificación de la Ley de peligrosidad social, quedando así despenalizada la homosexualidad en España. Ese mismo año, se estrenan tres títulos fundamentales del cine gay: ‘Un hombre llamado Flor de Otoño’, de Pedro Olea, elegida Película de Oro este año por el Festival de Málaga, que homenajeó ayer al realizador bilbaíno; el documental de Ventura Pons ‘Ocaña, retrato intermitente’; y ‘El diputado’, de Eloy de la Iglesia. José Sacristán encarna en la primera a un abogado de la alta burguesía catalana en la Barcelona de los años 30, que de noche triunfa como travesti en el barrio chino. «¿Te imaginas? Poder ser yo mismo las 24 horas del día», sueña el protagonista.

‘Un hombre llamado Flor de Otoño’ adaptaba una obra teatral de 1973 inspirada en hechos reales y censurada por Franco, que no llegó a los escenarios hasta 1982. Rafael Azcona y Pedro Olea introdujeron en el guion el trasfondo del anarquismo y la preparación de un atentado contra Primo de Rivera, pero su mensaje reivindicativo a favor de la visibilidad y libertad de un colectivo invisible era evidente. Un detalle profético. Como segundo ayudante de dirección encontramos a Pedro Almodóvar, que aparece brevemente en los camerinos como uno de los compañeros travestis del protagonista.

Ventura Pons retrataba a José Pérez Ocaña, pintor de cuadros por vocación y de paredes por obligación, icono de las Ramblas, como un marginado vital y festivo, un apologeta del desmadre profundamente subversivo. Por su parte, Eloy de la Iglesia, uno de los primeros directores en reconocer abiertamente su homosexualidad, convertía a José Sacristán en un diputado de izquierdas a punto de ser elegido secretario general de su partido, al que la extrema derecha pone una trampa para acabar con su vida política con un joven amante como gancho.

Pedro Olea recibe la Biznaga de Plata en presencia del actor José Sacristán y el director del evento, Juan Antonio Vigar. / EFE

La Transición dibujó así personajes homosexuales bajo una mirada que oscilaba entre el malditismo, el morbo y la caricatura. En 1970, Alfredo Landa se había disfrazado de mariquita para que los maridos de sus clientas no sospecharan nada en ‘No desearás al vecino del quinto’, la película española más vista de todos los tiempos hasta que, 31 años más tarde, llegó ‘Torrente 2’. Los afeminados habían sido motivo de chanza en las comedias del franquismo. Con dos notables excepciones que inexplicablemente pasaron la censura: ‘Diferente’ (1961), de Alfredo Alaria, y ‘Sábado en la playa’ (1966), de Esteban Farré. Ambas abundan en imágenes homoeróticas y narran la soledad y el ostracismo de sus protagonistas.

Incesto y transexuales

El colectivo LGTB tuvo que esperar a Pedro Almodóvar para reconocerse bajo el prisma de un estilo provocador e irreverente, y al mismo tiempo reflexivo y contestario. Prácticamente en todas las películas del manchego encontramos personajes gays, pero ‘La ley del deseo’ permanece como un título de culto para toda una generación que se veía a sí misma por fin en una pantalla. Incesto, transexualidad y escenas de sexo entre hombres insólitas en el imaginario patrio. La primera cinta que produjeron los hermanos Almodóvar con su productora El Deseo mantiene 30 años después intacta su intensidad dramática y capacidad de transgresión.

’80 egunean’

Desde Almodóvar, gays y lesbianas aparecen puntualmente en largometrajes sin que pueda afirmarse que conformen un género diferenciado. ¿Qué tienen que ver las lesbianas glamurosas de ‘Habitación en Roma’ de Medem con las amamas protagonistas de ’80 egunean’ de Jon Garaño y Jose Mari Goenaga? Si en los 90 se pusieron de moda las ‘locas’ con ‘Más que amor frenesí’ y ‘Perdona, bonita, pero Lucas me quería a mí’, en el siglo XXI la orientación sexual de los personajes pasa a segundo plano. Como en la película sorpresa de los últimos tiempos, ‘La llamada’, en la que dos directores gays, Los Javis, mezclan con cándido desparpajo la religión y el descubrimiento de la homosexualidad.

Una campaña busca sacar a la luz el maltrato en las parejas del mismo sexo

Exigen una ley para erradicar una lacra que afecta a un tercio de las relaciones y que al menos derivó en 15 asesinatos en una década

Los primeros detalles del crimen de Priego se han conocido el mismo día que Colegas, una de las principales asociaciones LGTB españolas, ha puesto en marcha una campaña en las redes sociales para intentar sacar a la luz un grave problema, «oculto e invisible» para la mayoría de la sociedad, como es el alto porcentaje de violencia y maltrato en las parejas del mismo sexo.

El presidente de Colegas, Francisco Ramírez, alertó de que con la denominada «violencia intragénero» pasa algo muy similar a lo que ocurría en España antes de 2004, antes de que la ley integral contra el maltrato machista pusiese en marcha un cambio legal, policial y social que permitió contabilizar, al menos en parte, la magnitud de esa lacra y favorecer su denuncia y erradicación. En la actualidad, la violencia entre parejas o exparejas de gais y lesbianas tiene una dimensión desconocida, porque es una realidad social «oculta» y «un asunto tabú» incluso para la absoluta mayoría de víctimas, que no denuncian; porque el Ministerio del Interior no contabiliza los casos ni los investiga como delitos concretos; y porque no existe ninguna estructura social y asistencial para socorrer a los afectados y animarles a dar el paso y visibilizar su problema.

Pese a que no existen cifras oficiales de esta lacra, Ramírez indicó que los estudios realizados en Canada o EE UU señalan que entre el 30% y el 60% de las parejas homosexuales están afectadas por la violencia intragénero, con mayor propensión entre las lesbianas. La proporción la corroboró un estudio hecho en España por COGAM, que señaló que un 30% de los homosexuales encuestados admitió haber ejercido violencia sobre su pareja, con un 26,5% en el caso de los gais y un 33,85% en el de las lesbianas. Es una proporción incluso superior a la de la violencia machista, que la UE estima que la padecen en España el 22% de las mujeres de más de 15 años.

Colegas, según añadió su presidente, calcula por miles los casos de maltratos físicos y psicológicos, vejaciones o coacciones y tiene contabilizados en España, a través de las reseñas de prensa, hasta 15 asesinatos fruto de violencia intragénero en la última década, «aunque debe haber muchos más».

La campaña, titulada ‘El arcoíris no enmascara la violencia intragénero’, que quiere subrayar el maltrato oculto tras la imagen alegre y festiva del colectivo, busca concienciar a las víctimas y a la sociedad de la magnitud del problema y de la necesidad de denunciar, pide a Interior que individualice y cuantifique estos delitos, y, sobre todo, exige la elaboración de una ley contra la violencia intragénero, que la equipare con las medidas de protección y asistencia social a que tienen derecho las víctimas de la violencia machista. Quieren un teléfono específico para pedir ayuda, órdenes rápidas de protección y juzgados especializados, pisos de acogida, asistencia legal y psicológica, y ayudas sociales y a la inserción laboral.

Chantaje y homofobia

La psicóloga Mari Luz López, coordinadora del Centro LGTB de Madrid, señaló que la violencia intragénero, a diferencia de la machista, no está centrada en los roles de género sino en desigualdades de poder en la pareja basadas en cuestiones económicas, educativas, de raza o situación legal en España, salud, o edad, entre otras. Se manifiesta con vejaciones y ataques, como en las parejas de distinto sexo, y también busca minar, controlar y doblegar a la víctimas.

Sin embargo, explicó que hay dos tipos de violencias muy características de las parejas de gais y lesbianas. La primera, el chantaje y la amenaza de «sacar del armario a la pareja», como instrumento para lograr su control. Y la segunda, los ataques homófobos. Comentó que, debido a las agresiones y vejaciones que por su condición sexual ha sufrido desde la infancia, el agresor «proyecta toda su frustración en su pareja».

IGNA DE GOMAR PÉREZ «Ni hábito ni mantilla: “Para cantar saetas hace falta sentimiento, y a mí me sobra”

Artista transexual, nacida en Cádiz pero residente en Bilbao desde 1978, para desde su balcón el pulso de La Palanca al paso del Nazareno. «Dios es más de corazón que de sexo». 

Igna de Gomar Pérez no tiene reparos en decir que la Semana de Santa de Bilbao le parece más «sosa» que la de su tierra. Claro que ella es de Vejer de la Frontera (Cádiz), donde el carnaval se vive al ritmo de las chirigotas y las procesiones al de las saetas, nada que ver con la contención que caracteriza estos pagos. Transexual por bandera, cambió su pueblo natal por Bilbao en 1978, cuando vino a trabajar a una sala de fiestas, el Variedades, se enamoró y echó raíces. Estrella del mítico Bataclán hasta que el edificio ardió por los cuatro costados en 1987, es testigo privilegiado del auge y caída de la calle Cortes, primero meca de los artistas y luego lumpen por obra y gracia de la droga, un tema en el que ella no desea entrar. «Tenías que ver cómo era esto. Cuando a Bilbao se le conocía por el color gris y el humo de las fábricas, Las Cortes era una isla de luz, llena de espectáculos y ambiente; los taxis haciendo cola del comienzo al final de la calle». El no va más.

«Cuando Bilbao era humo y fábricas, esto parecía una isla de luz; los taxis haciendo cola en la calle»

Siempre le gustó cantar saetas, «desde niña», y cuando llegó a Bilbao y conoció a las reinas del cabaret de finales de los 70 –Fina del Río, Manolita Quintero, Pepita Sevilla– que abrieron camino, algo se le removió dentro y decidió dar un paso al frente, «aunque al principio me ponía muy nerviosa y me faltaba el aire». Pero el destino estaba echado. Igna, que cantaba en directo, hablaba con el público y era cómica, no se cortaba ni con sierra, rememora mientras salen en la conversación nombres como Sara Montiel o Mari Fe de Triana. «Chiquilla, con esa voz que tú tienes que haces que no te han fichado para grabar un disco», le decía la sevillana cuando le cantó las ‘Cinco Farolas’.

La biografía de Igna daría para una enciclopedia. Artista del Bataclán, gerente del ‘Moulin Rouge’… «Me llamaban la ‘Giralda portátil’ –medía 1,97 metros–. A mí es que la altura me ha matado», suelta con una sonrisa que derrama un poco de tristeza y otro tanto de nostalgia. ¿Lo echa en falta? «Pues mira, no», dice con la certeza de quien sabe que cada cosa tiene su momento. «¿Conoces a la Divina Diva, de ‘La Tramoya’? Pues el año pasado le pasé el baúl entero con toda mi ropa. Es que somos muy amigas». Carretera y manta.

Se encoge de hombros cuando se le recuerda que dan mal tiempo para estos días. La Semana Santa es para ella «sentimiento, corazón y víscera», resume mientras se asoma al balcón enfrentado al de Vicente, otra leyenda del barrio. «No se puede cantar si no tienes algo dentro que sacar». Y susurra «Quisiera ser / quisiera ser golondrina / pa’posarme en el madero / pa’quitarle las espinas». El año pasado, los aplausos desbordaron los límites del barrio». Una paz enorme se dibuja en su cara mientras se asoma al balcón situado enfrente de ‘El Edén’ –otro imprescindible del barrio–, el mismo desde donde cautiva a sus incondicionales. «Porque te aseguro que mucha gente viene a ver al Nazareno, pero otros lo hacen para escuchar las saetas. Uno no se entiende sin las otras», apostilla orgullosa.

«Donde más fe se respira»

Y sí, Igna es muy religiosa. Tiene la casa llena de vírgenes y santos, «aunque no sea mucho de ir a misa. Eso sí, al Nazareno le visito con frecuencia». Cuando se le pregunta qué tiene la procesión de La Palanca contesta sin dudar que es «la más bonita de Bilbao, donde más fe se respira. No me imagino la Semana Santa sin ella. Aquí no sois tanto de saetas, por eso nosotras tenemos que hacernos fuertes». Lo dice sin arrogancia, pero convencida. «Mira, yo soy muy natural. No llevo mantilla, ni me pongo colorete o me pinto los ojos. Para cantar saetas no hace falta maquillaje ni hábito, sino tener sentimiento. Y a mí de eso me sobra».

Además, agradece los buenos momentos que le ha traído la vida y no se arrepiente de nada. «A mí me pusieron vagina con 20 años, ojalá hubiera sido antes, y aquí en Bilbao eso jamás ha sido un problema. Todos me quieren, me respetan. No tengo queja ni de los gitanillos del barrio. ¿Por qué iba a ser de otra forma? A Dios no le importa el sexo, sino el corazón de las personas, que se ayuden unas a otras».

Retiran de la OPE de Osakidetza un tema que «patologizaba» al colectivo LGTBI

Perteneciente a la sección de Psiquiatría, se titulaba ‘Tratamiento de pacientes lesbianas, gays, bisexuales y transexuales’

Osakidetza ha retirado de la sección de Psiquiatría de su última Oferta Pública de Empleo (OPE) un tema titulado: ‘Tratamiento de pacientes lesbianas, gays, bisexuales y transexuales’, después de que tres personas expresaran su malestar por un supuesto «planteamiento ‘patologizante’» del colectivo LGTBI.

Según informa la Asociación de Gays, Lesbianas, transexuales y Bisexuales de Euskadi, Gehitu, recientemente la Red para la Igualdad de Trato y No Discriminación del País Vasco, de la que forma parte, recibió una llamada telefónica en la que tres ciudadanos expresaban su «malestar» por «algunos de los términos» de la citada OPE. «En base a dichas demandas -añade el comunicado-, Gehitu estableció contacto con el Servicio de Atención al Paciente y Usuario de Osakidetza (SAPU)» con el fin de plantear este asunto y «solicitar una reunión».

Gehitu recuerda que poco después, el pasado día 2, la directora general de Osakidetza, María Jesús Gemma Múgica, se puso en contacto con esta asociación excusándose «por el hecho». «Unas disculpas que posteriormente fueron remitidas por escrito» el pasado 7 de marzo en un texto que también daba cuenta de «la inminente revisión del texto de la OPE para realizar las correcciones pertinentes», tras lo que la modificación «sería publicada nuevamente a través del Boletín Oficial del País Vasco (BOPV)» . No obstante, «finalmente, el asunto fue retirado del temario de la sección de Psiquiatría» con publicación en el citado boletín del pasado día 14.

Tras estas modificaciones, Gehitu agradece ahora, en un comunicado, «las gestiones realizadas, tanto por parte del SAPU como de la Dirección General de Osakidetza», así como las, «sumamente rápidas y acertadas», gestiones realizadas.

El padre de Ekai: «Mi hijo no se ha suicidado por ser transexual, sino por más circunstancias»

«Cuando hace un año me dijo que era un chico, le contesté que me daba igual, que le iba a seguir queriendo»

Elaxar Lersundi, fotografiado ayer en Ondarroa, asegura que su familia seguirá «luchando por despatologizar la transexualidad». / MAIKA SALGUERO

Su hijo, Ekai, se fue de sus vidas por decisión propia hoy hace siete días. Tenía 16 años y ansiaba una terapia hormonal que los protocolos médicos ralentizaron. Su familia mantiene la reivindicación. «¿Para qué tanto psiquiatra? ¿Quién mejor que él para saber que era un chico?», dice Elaxar Lersundi.

– Se cumple una semana del suicidio de su hijo. ¿Qué tal está?

– Como una montaña rusa. A ratos bien y otras veces… La vuelta a la rutina, al trabajo, es lo mejor. Y eso que soy enterrador. Siempre digo que para descansar la mente, hay que cansar el cuerpo.

– ¿Y su esposa, Ana?

– Ella está peor que yo. Fue quien le encontró muerto.

– ¿Tienen más hijos?

– Sí, una chavala de 12 años.

– ¿Cómo está viviendo este trago?

– Lo está asumiendo. El otro día, enterramos las cenizas de Ekai en un terreno, junto a las de sus dos abuelos. Y la niña estuvo allí. Quisimos que fuera así para que visualizara que su cuerpo ya no sigue entre nosotros, pero él sí. Ekai estará siempre con nosotros. Nuestra hija va a tener momentos malos, pero nos tiene a nosotros para apoyarla.

– Ondarroa se ha volcado con ustedes. ¿Esperaban esta respuesta?

– Hemos flipado… pero sí. No ha sido solo ahora. Desde el primer día, el pueblo ha aceptado a Ekai como era. En el instituto no tuvo ningún problema. En cuanto se comunicó, todo el mundo, profesores, alumnos y padres, visualizaron que era Ekai.

– ¿Y ustedes en que momento supieron que Ekai era un chico?

– Nos lo dijo ahora hace un año. Había cumplido 15 años en octubre.

 ¿Cómo reaccionaron?

– En ese momento, te quedas… Pero luego piensas y entiendes cosas como que nunca le gustó ponerse vestidos. Le dije: ‘Me da lo mismo que seas chico que chica, te sigo queriendo igual’. Desde ese momento, le llamamos Ekai, como él quería.

– Su hijo no es la primera persona transexual que se quita la vida. ¿En algún momento pensaron que podría suicidarse?

– Nunca lo pensamos. Y menos en este momento. Este último año estaba mejor. Estaba ilusionado con ir al instituto de Durango y luego a la Universidad, a hacer Imagen y Sonido. Hace un par de meses se compró una cámara y hacía fotos y las trabajaba con el ordenador. Era un genio escribiendo, dibujando, sabía algo de japonés y coreano porque le encantaba todo ese mundo de la cultura samurai.

– ¿Era buen estudiante?

– Un currela a tope, pero tenía dislexia y discalculia y asignaturas como Física y Química o Matemáticas le costaban. Fuimos pioneros en decir a los maestros estos problemas y fuimos pioneros en comunicarles su transexualidad. La verdad, ya estamos cansados de ser pioneros.

– ¿Salía mucho, como cualquier otro adolescente?

– Sí, tenía amigos, pero siempre fue introvertido y vivía encerrado en su mundo.

– ¿Cree que la transexualidad afecta a las relaciones sociales y que esto puede haber llevado a su hijo a quitarse la vida?

– No. No se ha suicidado por ser transexual. Ha sido por un cúmulo de circunstancias.

– ¿Puede explicarlo?

– Llevaba un año esperando a que el hospital de Cruces le pusiera un tratamiento hormonal, pero de momento solo había conseguido consultas con psicólogos y psiquiatras. Mañana (por hoy) tenía consulta con la endocrina. En Euskadi hay que seguir el ejemplo de Navarra o de Barcelona. La transexualidad no es una enfermedad mental; hay que despatologizarla.

Tratamiento hormonal

 El tratamiento hormonal en el Servicio Vasco de Salud se autoriza a partir de los 16 años. Ekai los había cumplido en octubre.

– Tres, cuatro meses en esa edad es un mundo. Él lo pasaba mal. No soportaba tener la regla, verse el pecho. Hay que acortar los plazos y hormonar a demanda. ¿Quién mejor que él para saber lo que quería? ¿Para qué tanto psiquiatra y tanto psicólogo? Le ofrecimos la posibilidad de hormonarse en Barcelona, pero no quiso.

– ¿Se plantearon acudir a un hospital de Barcelona?

– No es necesario. Se envía una analítica de la persona a una asociación de allí y se recetan las hormonas.

– ¿Por qué no quiso?

– Porque quería que le trataran aquí. Era su lucha, como buen guerrero samurai, no se daba por vencido.

– ¿Y ahora también es su lucha?

– Sí. Vamos a seguir luchando por lo que él quería, por despatologizar la transexualidad. Por acortar los plazos para los tratamientos.

La ley LGTBI de Podemos sigue su curso en el Congreso

El Congreso de los Diputados rechazó ayer la enmienda a la totalidad presentada por el PP a la ley integral LGTBI que, impulsada por Unidos Podemos, recibió el respaldo de la Cámara en septiembre con la abstención de los populares. El proyecto legislativo sigue así su curso. El partido de Rajoy se quedó solo frente al resto de grupos en su intención de cambiar el texto, cuyo objetivo es impedir la discriminación por razón de sexo de lesbianas, gais, bisexuales, transexuales e intersexuales. En sus intervenciones, todos los parlamentarios recordaron a Ekai Lersundi, el adolescente de Ondarroa, y expresaron su deseo de que no haya más víctimas por ese motivo.

 

Darpón asegura que Cruces cumplió el protocolo con Ekai, aunque se revisará «si se pudo hacer más»

Concentración en memoria de Ekai.

El consejero de Salud ha asegurado que el suicidio del joven transexual de 16 años ha «conmocionado» a los profesionales de la Unidad de Género del centro sanitario

El hospital de Cruces «cumplió con la guía de actuación establecida» en el caso de Ekai, el adolescente transexual de 16 años que se suicidó la pasada semana en su casa de Ondarroa. Así lo ha asegurado el consejero de Salud, Jon Darpón, que ha defendido la labor de los profesionales de la unidad de Identidad sexual del centro sanitario vizcaíno que, según ha dicho, están «conmocionados» por el triste suceso.

Tras expresar sus condolencias a la familia de Ekai, cuyo fallecimiento, a su juicio, no tiene por qué estar relacionado con el hecho de que estuviera «recibiendo o a la espera de recibir» tratamiento hormonal. Según el consejero, en esta Unidad se está haciendo un «análisis riguroso» de cómo se ha realizado la aplicación de la guía en el caso de Ekai, así como «los factores en los que se pudo haber hecho más, y en breve habrá resultados» de ese estudio. «Si vemos que hay que modificar algo, lo vamos a abordar», ha manifestado.

Tras anunciar que la próxima semana se reunirá con representantes de la Asociación de Familias de Menores Transexuales-Chrysallis, Darpón ha recordado que Euskadi cuenta con una ley que contempla una guía de actuación multidisciplinar con las personas transexuales en los ámbitos sanitario, social y educativo, que se elaboró con consenso y con la participación de los profesionales. «Esta guía es la que se aplica y los profesionales (del Hospital de Cruces) la han cumplido», ha afirmado Darpón en una entrevista en Radio Euskadi.

«Determinar cual es el momento idóneo para aplicar tratamiento hormonal a un menor, cual es la evaluación psicológica que aconseje adelantarlo o aplicarlo es muy complejo», ha señalado el consejero.

El objetivo de la Unidad del Hospital de Cruces es «dar la mejor atención» a las personas transexuales pero, a juicio del consejero, es «complejo social y éticamente» decidir que los profesionales hagan «una cosa u otra» porque tampoco existen «evidencias científicas». En este sentido ha explicado que, en relación con el tratamiento a menores transexuales, existen «dos grandes escuelas en el mundo», una de las cuales se inclina por aplicar el tratamiento hormonal antes de la adolescencia, y la otra por hacerlo después, pero «no hay consenso».

«A Ekai en el instituto de Ondarroa le trataron bien desde el minuto uno»

La madre del joven transexual fallecido y la asociación Chrysallis Euskal Herria consideran que estuvo arropado por el alumnado y el profesorado, que estaba pendiente de formación específica

Ekai, junto a su padre, en un programa de la Sexta donde abordaban el tema de la transexualidad juvenil. / E. C,

La muerte de Ekai, el joven transexual ondarrés de 16 años que se quitó la vida la semana pasada, ha movido a la reflexión sobre si en el ámbito escolar se puede hacer más para apoyar a los chavales que se encuentran en esta situación, un complejo trance de sus vidas que en la adolescencia se vuelve extremadamente delicado. Para despejar dudas, la asociación Chrysallis Euskal Herria -que lucha por una ley que proteja y reconozca los derechos a los menores y jóvenes cuyo ‘sexo registral’ no coincide con su género- ha querido dejar claro que, en el caso de Ekai, el alumnado y el profesorado del instituto al que asistía «estuvieron a su lado». «Aceptaron su identidad sexual desde que él lo comunicó en el centro y le llamaron por el nombre que él decidió», subrayan. Asimismo, en todos los documentos escolares «se cambió su nombre anterior y se puso Ekai». En este sentido, la propia madre del chico fallecido ha asegurado, según recoge la organización Chrysallis, que «a Ekai en el instituto de Ondarroa le aceptaron y le trataron bien desde el minuto uno».

Al parecer, los profesores del centro habían trasladado a las aulas el tema de la transexualidad, en un intento por hacer comprender a los chavales esta realidad, que, además, afectaba a uno de sus compañeros. Para ello, habían sido previamente asesorados por la asociación y el Gobierno vasco. No obstante, según lamentan desde Chrysallis, «la formación específica del profesorado todavía no se había hecho», ya que estaba programada para el mes que viene. Y tampoco se había realizado ninguna formación con padres y madres del centro. Para Ekai, estas asignaturas pendientes han llegado tarde.

«Con carácter de urgencia»

Tras agradecer a los alumnos y al personal del instituto de Ekai el apoyo que le ofrecieron y su «capacidad de comprensión y de aceptación de los hechos de diversidad», los miembros de Chrysallis han manifestado la necesidad de «proporcionar un plan de formación integral que incluya al profesorado, a madres y padres y al alumnado». A su juicio, esta tarea debe realizarse de manera coordinada por profesionales de la sexología con conocimiento específico de la transexualidad infantil y juvenil, «y con caracter de urgencia, para que toda la comunidad escolar pueda comprender la realidad de la transexualidad y así poder respetarla». Según recalcan, este plan debería «ser garantizado desde los Departamentos de Educación y de Política Familiar del Gobierno Vasco, cuestión que llevamos dos años demandando y que sigue sin ser atendida en los términos que estas chicas y chicos necesitan».