Una boda homosexual en el centro de inmigrantes de Melilla para “acabar con el miedo”

  • Una pareja de solicitantes de asilo, que huyeron de sus países por ser homosexuales, ha iniciado los trámites para casarse en el CETI de Melilla

  • “Todos sabrán que nos hemos casado y así animaremos a los homosexuales del CETI a que cambien su mentalidad. Porque todos tienen miedo”

  • Uno es cristiano converso y el otro musulmán: “Estoy seguro de que en España podré vivir tranquilo”

Mohamed (nombre ficticio) y Annouar, a las puertas del CETI

Mohamed (nombre ficticio) y Annouar, a las puertas del CETI | N.C.

A diferencia de la mayor parte de los homosexuales magrebíes que residen en Melilla, Annouar Damani insiste en que él quiere aparecer con nombre, apellido y foto. “No tengo problema y voy a hacer una gran fiesta en el CETI (Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes) el día que me case”, anuncia entre risas. Ya ha iniciado los trámites para contraer matrimonio, pese a no tener aún reconocido el estatus de refugiado. Junto a él está su pareja, un chico rifeño tímido que apenas abre la boca durante la entrevista. Ambos tienen 26 años y huyen. Uno es argelino y cristiano converso; el otro, marroquí y musulmán, pero dicen que su relación está por encima de la religión.

“Será una boda para que todo el mundo pueda participar. Todos sabrán que nos hemos casado y así animaremos a los homosexuales a que cambien su mentalidad. Porque todos tienen miedo”, razona Annouar, que viene de Kabila (Argelia). Para muchos de los cerca de 50 marroquíes que residen en el CETI porque dicen ser perseguidos por su homosexualidad, el miedo es también una cuestión de kilómetros: Melilla está apenas a menos de una hora en coche de sus familias de Nador, de las que muchos de ellos huyen. Es el caso de la pareja de Annouar, a quien llamaremos Mohamed, y que sólo sonríe cuando se le pregunta por la fiesta que hará en la boda. Sus padres lo echaron de casa cuando descubrieron sus contactos en Facebook.

Annouar, el argelino, también puso tierra de por medio hace tiempo. En febrero de 2015 llegó a Melilla y trabajó varios meses en la Iglesia Evangélica. Acabó convirtiéndose al cristianismo y hoy luce bisutería e imaginería religiosa: hay cruces en su pulsera y en el colgante, el zarcillo de su oreja es una cruz y luce otro brazalete con imágenes. Luego cuenta que su hermano es imán y que ha recibido amenazas incluso estando en Melilla. “Mi familia está muerta para mí”.

Annouar y Mohamed se conocieron por Facebook. Después de varios meses de relación, Mohamed decidió venir a Melilla y ambos pidieron el asilo en enero. Cansados de esperar, como tantos otros que se sienten bloqueados la ciudad autónoma, quieren casarse sin esperar respuesta a su petición de asilo.

Nuria Mohamed Fadel, la abogada de Movimiento por la Paz que lleva su caso, explica que la única dificultad está a priori en conseguir la partida de nacimiento de Mohamed, porque para ello debería regresar a Marruecos. Ambos están empadronados en el CETI y el Registro Civil español ya ha emitido sus certificados de soltería. Tomaron la decisión hace dos meses porque, dice Annouar, “no queremos ser solamente una pareja esporádica, sino pasar la vida juntos. Eso es lo que significa para mí el matrimonio”. No obstante, es probable que el juez les someta a una entrevista para descartar que su unión sea simulada.

Para ellos, España es el “paraíso”, el primer país que admitió el matrimonio homosexual (aunque no es cierto: fue Holanda), y una especie de tierra soñada donde nadie les increpará por ir cogidos de la mano. Nada comparado a Argelia, donde la policía se pone de parte de los matones, o con Marruecos, resume Mohamed, cuando les pegan y les insultan por la calle aludiendo a pasajes coránicos relativos a Sodoma y Gomorra y la destrucción del pueblo de Lot.

“Dios me creó así, con mis deseos, para vivir así. No puedo cambiarlo. ¿Por qué nos creó así? ¿Para vivir en el sufrimiento?”, se pregunta Annouar. Para él, la respuesta está en Europa: “Estoy seguro de que en España podré vivir tranquilo”. De momento, intentará casarse en el CETI y piensa celebrar una boda “mitad, mitad”, con música occidental y la henna tradicional del Rif. Para que todo el mundo lo sepa y para que los demás pierdan el miedo.

El Observatorio contra la LGBTfobia critica que el obispo de Córdoba negara la confirmación a un transexual

Asegura que desde el Obispado de Córdoba afirman que no se trata de una discriminación sino que, acogiéndose al Código de Derecho Canónico, considera ‘no idóneo’ su estilo de vida

José Belloso denuncia que la Iglesia no le deja recibir la confirmación por ser transexual

El Observatorio Español contra la LGBTfobia (Stop LGBTfobia) considera “éticamente reprobable” que el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, y el párroco de Posadas, Juan José Romero, “no permitan hacer la confirmación a José Belloso, un joven transexual de 28 años que pretendía ejercer como padrino de su sobrina”.

Según ha confirmado Stop LGBTfobia, José Belloso, que trabaja de peón agrícola en la mencionada localidad cordobesa, “tenía la ilusión de ser el padrino durante el bautizo de su sobrina, para lo que era necesario que recibiera el sacramento de la Confirmación, aunque el párroco debía consultar al vicario y al obispo” sobre ello.

De hecho, “pocos días antes de terminar su catequesis para la Confirmación, que iba a ser el 27 de mayo, le ha informado el párroco de la Iglesia de Santa María de las Flores, Juan José Romero, que no pueden darle el sacramento por ser transexual”, señalando Stop LGBTfobia que la postura del obispo al respecto es que “tenía que haber aguantado el castigo que Dios le dio y la cruz que el Señor le mandó, sin ofender a la naturaleza”.

El Obserbatario contra la LGBTfobia ha asegurado que, “desde el Obispado de Córdoba afirman que no se trata de una discriminación, sino que acogiéndose al Código de Derecho Canónico considera ‘no idóneo’ su estilo de vida, que es incongruente con la vida cristiana”, algo que no sorprende a esta asociación, ya que “el obispo de Córdoba en 2011 escandalizó a toda España afirmando que la Unesco tiene programado hacer homosexual a media población”.

Para el director del Observatorio, Francisco Ramírez, es “éticamente reprobable, desde todo punto de vista, y una degradante y humillante discriminación” dar tal respuesta al joven de Posadas “por el único motivo de la identidad sexual”.

En el Observatorio, según ha señalado Ramírez, ya sufrieron una “gran decepción” con “el contenido final de la Exhortación Apostólica del Papa Francisco sobre la familia, denominada ‘La alegría del amor’, en la que, a pesar de hablar de acogimiento de las personas homosexuales y de condenar su discriminación y violencia, se denosta y humilla en gran medida a las personas LGBT, sus uniones y sus familias, considerando únicamente familia” a la formada por “un hombre y una mujer, con el único objetivo de la procreación”.

“Sin embargo sí entrevimos ciertas rendijas en las que los obispos podrían impulsar alguna interpretación más abierta y flexible” de las palabras del Papa, según ha opinado Ramírez, pero, “no obstante, vemos una y otra vez que la jerarquía católica en España, a excepción de determinados obispos concretos, está completamente cerrada a un acercamiento a la sociedad y a la flexibilidad de sus dogmas ancestrales, por lo que esa Iglesia más inclusiva y caritativa que muchos feligreses esperaban va a tardar mucho en aparecer en España”.

En España, según ha indicado Ramírez, “dentro de la Conferencia Episcopal hay voces que llaman una apertura y un acercamiento a la sociedad, pero no terminan de controlar a la vieja guardia, que continúa con su mantra de una interpretación del Evangelio sesgada, anticuada, simplista y discriminatoria con la sexualidad humana”.

La Iglesia impide a un transexual de Córdoba recibir la confirmación

José Belloso denuncia que la Iglesia no le deja recibir la confirmación por ser transexual

José Belloso denuncia que la Iglesia no le deja recibir la confirmación por ser transexual.

“No me dejan confirmarme por ser quien soy”. Quien dice estas palabras es José Belloso, un chico de Posadas (Córdoba) que trabaja como peón agrícola y que tiene la ilusión de ser el padrino de bautizo de su sobrina. A sus 28 años, José ha realizado el curso de catequesis para prepararse con el fin de recibir el sacramento de la confirmación el próximo 27 de mayo, como el resto de sus compañeros de curso en su pueblo. Pero a él no le van a confirmar: “El cura me ha dicho que no admiten mi confirmación por ser transexual”.

José comenzó el año pasado el curso de preparación, pero al faltar más días de los permitidos, no le valió de nada. Sin cejar en su objetivo, este año repitió el curso de catequesis. Ya desde el inicio, le comunicó al párroco de la iglesia de Santa María de las Flores en Posadas su intención de hacerlo para poder ser padrino de su sobrina. “Él me dio su visto bueno, me dejó la puerta entreabierta pero me dijo que tenía que consultarlo con el vicario y el obispo”, relata el joven a eldiario.es/andalucia.

José ha seguido su curso de catequesis con normalidad, hasta que en abril, cuando ya debía entregar la documentación necesaria para recibir el sacramento junto a sus compañeros a finales de este mes de mayo, mantuvo una conversación con el párroco en la que este le explicó que no podía confirmarse.

“Me dio un no rotundo. Me dijo que no me confirmaba, que había tenido una reunión con el obispo y le había dicho que no se admiten a las personas transexuales. Que yo me tenía que haber quedado como estaba, siendo una mujer, y haber aguantado el castigo que Él (Dios) me mandó sin ofender a la naturaleza que Él me dio”.

José se muestra indignado por los términos en los que, según cuenta, se llegó a desarrollar la conversación con el párroco: “Me llegó a hacer preguntas como, por ejemplo, si estaba operado. Eso creo que está fuera de lugar”, mantiene sobre la protección de su intimidad e incide en que el sacramento “se me ha negado por no haberme aguantado con ‘la cruz que el Señor me mandó, según dicen”. “Si me hubiese quedado como mujer me hubiese matado, por supuesto, porque mi vida era un espejo en el que no me reconocía”, explica con crudeza.

“Sería llamado como mujer para recibir la confirmación”

Consultado por este diario el párroco de la iglesia, José Antonio Agüero, acerca de este caso, explica que “hay unas normas de la Iglesia. Nosotros no podemos cambiar lo que Dios ha hecho. Si lo creó mujer, mujer será para siempre”, señala para explicar que el joven recibió el sacramento del bautizo como mujer, “se convirtió en hija de Dios”, así entró en la Iglesia y así sería llamado por el obispo para recibir la confirmación.

“Yo mismo se lo expliqué en una reunión durante dos horas”, confirma el párroco, que señala que no supo de la transexualidad de José hasta el inicio de su segundo curso de catequesis. “Yo no fui informado de que esta persona era transexual. Me enteré por su madre”, explica. “Si yo hubiera sabido desde un principio que él era una persona transexual, le hubiera dicho inmediatamente que aquí hay algunas normas que no se pueden incumplir y podría haberlo ayudado yo de otra forma”, argumenta el párroco.

“Este chico nació mujer. Son cosas muy delicadas, más allá de que todos somos hijos de Dios y todos merecemos respeto”, indica el cura que incide en que “las puertas de la parroquia están abiertas” para José y sobre el que niega que exista discriminación: “No hay ningún tipo de discriminación”, asegura.

Por su parte, tras la negativa de la Iglesia a confirmarlo, el joven ha recibido el apoyo tanto de su familia como de buena parte de los compañeros de catequesis, exponiendo incluso en las redes sociales su situación y los términos en los que se desarrolló la conversación con los representantes de la Iglesia. “Creo que toma la palabra del Señor una persona que no tiene que intermediar entre Él y yo”, dice desde su fe cristiana. “Porque en ningún lado de la Biblia pone que las personas transexuales no pueden ser confirmadas. Todos somos humanos, antes del sexo están las personas”, considera.

“He sentido una discriminación total y mayúscula por parte de ellos. Discriminación en toda regla” dice el joven que no entiende el razonamiento que le ha dado el párroco. “Por esa regla de tres, si yo me tenía que haber quedado siendo mujer porque así me hizo Dios, a las personas que les manda una enfermedad, quiere decir que los está llamando con Él y un médico entonces ¿hace lo mismo que yo? ¿Le echa un pulso por mantenerlo con vida, no?”, cuestiona.

 

“A los jóvenes transexuales el sistema no nos deja existir”

Terminar los estudios, conseguir trabajo o independizarse son algunos de los principales problemas a los que se enfrenta la actual juventud española. Éstas y otras situaciones de la vida cotidiana se complican para los jóvenes transexuales.

“La etapa educativa es una de las más complicadas de afrontar cuando estás en una transición, es difícil encontrar centros inclusivos donde se respeten las diferencias y se pongan medidas reales para parar el acoso hacia el alumnado trans”, dice Ángela Sotogrande. Esta joven transexual no abandonó en ningún momento sus estudios porque tenía claro que “sin estudios y siendo trans, seguramente no llegaría a ninguna parte”.

Sin embargo, el caso de Ángela es diferente al de Elizabeth, que tuvo que cambiar de instituto porque el centro privado en el que estudiaba no ofrecía ninguna medida para acomodar a una alumna trans. O el caso de Paula, que abandonó el entorno escolar hasta en dos ocasiones.

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Según el estudio Transexualidad en España, Análisis de la realidad social y factores psicosociales asociados, solo un 39,2% de los jóvenes hizo visible su transexualidad cuando estudiaba. Los jóvenes transexuales coinciden a la hora de calificar los espacios educativos como entornos no inclusivos, especialmente durante la educación secundaria, cuando el sistema binario irrumpe con fuerza y los niños y las niñas tratan de encajar en uno de los estereotipos establecidos.

Para estos jóvenes transexuales el problema es de base. Creen que los roles de género en los que se educa a los niños son rígidos y los espacios educativos no educan sobre la diversidad ni invitan a que los alumnos se comporten como son. Además, acusan a leyes como la LOMCE de obstaculizar el crecimiento de entornos seguros y respetuosos en los que se persiga la transfobia, o cualquier otro tipo de acoso.

El difícil acceso a un puesto de trabajo

El problema del desempleo – que alcanza a un 46,5% de los jóvenes españoles– se agrava en el caso de los jóvenes transexuales, quienes suelen estar expuestos a la transfobia en el ámbito del trabajo. “A la hora de hacer el curriculum, ¿qué nombre pongo? ¿El legal o el mío? Y en la entrevista, ¿lo cuento o espero? ¿Y si me contratan y luego me piden el DNI?” Éstas son algunas de las preguntas que estos jóvenes se hacen a la hora de tratar de conseguir un empleo. “Te tienes que enfrentar a tus miedos como persona para hacer un simple curriculum” dice Rion, un joven de 21 años, que confiesa tener miedo a enfrentarse a la búsqueda de trabajo.

El abandono del sistema educativo o la falta de concordancia de su imagen corporal con su nombre en el DNI son algunas de las razones que dificultan el acceso de estos jóvenes a un trabajo digno. “Hay ciertos trabajos a los que no podemos acceder si nuestra imagen no coordina con la que la sociedad establece”, dice Marcos, quien en más de una ocasión no ha sido contratado por esta razón.

Aitor, estudiante del Grado en Educación Primaria, también experimentó rechazo cuando solicitó hacer prácticas como monitor en un campamento: “Me dijeron que si tuviera cambiada mi documentación sí que podría trabajar, no tiene sentido porque es un papel donde pone un nombre y un sexo, no tiene nada que ver con lo que soy”.

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La precariedad también es un problema frecuente entre aquellos que consiguen un puesto de trabajo. Según el estudio elaborado por la Universidad de Málaga en 2011, un 33,3% de los personas transexuales tiene ingresos inferiores a 600 euros y más del 55% señala haber tenido algún conflicto en el trabajo al hacer pública su transexualidad. Esto hace que muchos jóvenes dirijan sus intenciones laborales hacia ámbitos “más abiertos” como la educación, la psicología o el propio ámbito trans. “Lo más probable es que termines siendo autónomo porque te das cuenta de que nadie te va a contratar”, dice Marcos.

Estos jóvenes también coinciden en que las medidas de discriminación positiva en el acceso al empleo –que se aplican en comunidades como Navarra– son solo una solución temporal. “Son facilidades para llegar a las mismas oportunidades que tiene otra persona, si cambiase el sistema y no fuera necesario encajarte en un género para acceder a un puesto de trabajo, no necesitaríamos la discriminación positiva”, opina Marcos. Sin embargo, para otros jóvenes como Paula, la discriminación positiva no ayuda a normalizar la situación: “Yo, como persona trans no pido privilegios, pero tampoco pido perjuicios”, asegura esta joven.

La emancipación forzada

Las trabas que estos jóvenes encuentran a la hora de encontrar trabajo también limitan sus posibilidades de independizarse económicamente. Según el último informe publicado por el Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud, el 80% de los menores de 30 años de nuestro país aún no ha conseguido emanciparse. El apoyo económico de la familia continúa siendo una de las principales fuentes de ingresos para los jóvenes españoles, un apoyo fundamental para los jóvenes trans, quienes no siempre encuentran la aceptación dentro de su familia.

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Para ellos, muchas veces no existe la opción de una emancipación normal: “muchos jóvenes trans que viven fuera de casa lo hacen porque no han recibido apoyo familiar” nos cuenta Paula desde Galicia. Es el caso de Marcos que se marchó de casa a los 23 obligado por la insostenible situación que estaba viviendo. A día de hoy, con 27 años, Marcos vive de nuevo con su madre de quien aún depende económicamente. Este caso es habitual, tal y como nos cuenta Leo Mulió, psicólogo de la Fundación Daniela, dedicada a la defensa de los derechos de menores y jóvenes transexuales. Leo recibe muchos casos de jóvenes trans que no inician su cambio por miedo de quedarse en la calle: “El ser dependiente económicamente muchas veces frena y dificulta el proceso de cambio”.

Las dificultades de la vida cotidiana

Actividades tan normales como utilizar la tarjeta de crédito, viajar, practicar deporte o incluso usar un cuarto de baño se convierten en situaciones de conflicto a las que los jóvenes transexuales se tienen que enfrentar en su día a día. El proceso para conseguir un nuevo DNI es largo y complicado y la falta de concordancia entre su imagen corporal y su nombre legal hace que constantemente tengan que dar explicaciones. En la universidad, en el banco, en el médico… Son muchos los ámbitos en los que estos jóvenes encuentran problemas. “Te sientes vulnerable, sientes que la ley no te respalda, que tienes que ir a contracorriente cada día”, confiesa Marcos.

“Es absurdo, únicamente tener cambiado el DNI indica si eres ‘una mujer’ o ‘un hombre’ de verdad”, dice Andrea, quien sueña con poder competir en Atletismo. A pesar de tener apariencia femenina, la Federación le impide competir con el resto de chicas hasta que esta joven trans no consiga legalmente el cambio de identidad. Para Rion, la razón de que surjan todos estos problemas cotidianos es que “la gente necesita identificarte, ponerte en una caja o en la otra. No entienden que puede haber una tercera, una cuarta o las que sean”.

Un juez decide que la pareja gay retenida en Tailandia se pueda llevar a su hija a España: “Llevamos 15 meses luchando”

Gordon Lake y Manuel Santos, con Carmen, nacida en Tailandia mediante gestación subrogada

Gordon Lake y Manuel Santos, con Carmen, nacida en Tailandia mediante gestación subrogada EFE

La batalla legal en la que están envueltos Bud Lake y Manuel Santos en Tailandia ha tenido su desenlace este martes. La pareja podrá quedarse con Carmen, que nació hace un año mediante gestación subrogada, y regresar a su casa en Valencia. Un juez ha decidido sobre la custodia de la niña, que ambos se disputan con la madre gestante, la cual no ha firmado el documento que precisan para que la menor obtenga el pasaporte y puedan abandonar el país. “No hay manera de expresar con palabras lo que estamos sintiendo, hoy es un gran día para los derechos LGTB” ha publicado la pareja a través de Facebook tras conocer el fallo del jurado.

El matrimonio, que tiene otro hijo de dos años gestado en India mediante la misma técnica, ha estado viviendo en Tailandia desde enero de 2015, cuando nació la niña, a la que han estado cuidando mientras se soluciona el conflicto. “Carmen es nuestra hija y llevamos 15 meses luchando para que se reconozcan nuestros derechos”, sostiene Santos en declaraciones a eldiario.es. Todo un proceso que, afirma, han seguido “sin ningún tipo de ayuda de nuestras embajadas”. Bud es norteamericano y Manuel, español.

El conflicto se inició al poco tiempo de que Patidta Kusolsang, la mujer gestante, diera a luz a Carmen, concebida con el esperma de Gordon y el óvulo de una donante anónima. Ambos decidieron comenzar el proceso en Tailandia a través de una agencia, ya que en España es ilegal. En nuestro país la Ley 14/2006 de 26 de mayo sobre Técnicas de Reproducción Humana Asistida lo prohíbe expresamente.

Pero el tema está expuesto a un enorme debate entre aquellos que apuestan por regular la práctica, como la Asociación Son Nuestros Hijos y los que consideran que supone “la mercantilización del cuerpo de la mujer y fomenta su explotación”, tal y como considera el Partido Feminista, que la semana pasada interpuso una denuncia contra los organizadores de una feria de vientres de alquiler que se celebrará en Madrid los próximos 7 y 8 de mayo.

El movimiento #BringCarmenHome

Según el matrimonio, días después de que en el hospital Kusolsang diese el consentimiento para que se llevaran a la niña a casa, no acudió a la embajada de Estados Unidos en Bangkok para firmar el documento necesario para que pudiera salir de Tailandia. Trataron de llegar a un acuerdo sin éxito, lo que les condujo a comenzar el proceso en los tribunales.

El motivo que esgrimió entonces Kusolang fue que no son una pareja “ordinaria”, en referencia a su orientación sexual. “Luego conforme el tiempo pasaba, fueron muchas otras excusas y acusaciones, entre ellas, que estábamos involucrados en el tráfico de personas”, afirma el matrimonio.

La defensa de Kusolang asegura que la mujer se enteró de la condición sexual de la pareja el día del nacimiento de Carmen, cuando vio los documentos en la habitación del hospital, según afirmó en declaraciones recogidas por The Guardian. Pero la razón del conflicto no es esa, sino que se ha arrepentido y “ahora jamás vendería a su bebé por dinero”, sostiene su abogada.

“No es nuestra culpa si la agencia New Life, principal responsable de esta pesadilla, no le comunicó que somos gays”, sostiene Santos a través de Facebook. Las redes sociales han sido fundamentales a la hora de difundir su caso, que se convirtió en el movimiento #BringCarmenHome. La actividad no ha frenado en Twitter e Instagram y la petición online que lanzaron para recabar apoyos alcanzó casi 170.000 firmas.

“Ahora sólo queremos volver a nuestras vidas normales” ha publicado la pareja esta mañana a través de su página de Facebook donde también han agradecido el apoyo recibido y han anunciado que publicarán un libro para contar toda su experiencia. “Amamos Tailandia y prometemos que volveremos a menudo para enseñar a nuestros hijos a amar este país” añaden en su comunicado los padres de la pequeña, quienes proponen que el movimiento que se inició bajo la etiqueta #BringCarmenHome pase a llamarse #Carmensgoinghome.

El cambio de ley en Tailandia

Cuando Carmen tenía ocho meses entró en vigor en Tailandia la ley que prohíbe expresamente la maternidad subrogada a extranjeros y a parejas homosexuales, lo que provocó que la agencia New Life cerrara. Sin embargo, la norma incluye una disposición transitoria a la que pueden acogerse los padres que hayan iniciado el proceso de gestación con anterioridad. En ello se amparan Lake y Santos, que aseguran “haber luchado e intentado que el país reconozca nuestro matrimonio, perfectamente legal en nuestros países”.

Tailandia, tradicionalmente considerado como una de las principales industrias de vientres de alquiler en el mundo debido a los bajos precios y al vacío legal en el que estaba sumido, decidió cambiar la ley por dos casos que le hicieron saltar a las portadas de los medios internacionales. El primero, el de un padre japonés que había engendrado a 16 hijos, en su mayoría a través de vientres de alquiler. El segundo, el de una pareja que abandonó a su hija nacida mediante gestación subrogada por tener síndrome de Down.

Los casos vinculados a la explotación y la polémica que suscita el tema llevaron a Lake y Santos a asegurarse de que Kusolsang “es una mujer con un alto poder adquisitivo, más que nosotros, que aceptó voluntariamente gestar a nuestro bebé”. La batalla legal del matrimonio se ha centrado también en demostrar que “somos una familia preparada para criar unos hijos felices y Carmen debe criarse con la familia que conoce desde el día en que nació”. La ley tailandesa “habla de que, por encima de todo, se velará por el bienestar del bebé”.

El Ayuntamiento de Madrid intenta frenar el repunte de las agresiones homófobas

banderas lgtbi

Madrid vive un repunte de las agresiones contra el colectivo LGTB. Lejos de disminuir, los ataques son cada vez más frecuentes y su número aumenta respecto a años anteriores. Este mismo fin de semana, dos agresiones homófobas en 24 horas dejaron tres heridos. En total suman 61 ataques en lo que va de año. El Ayuntamiento intenta luchar contra esta lacra con una batería de medidas pactada con el PSOE, con una unidad específica de la policía municipal e instruyendo a los agentes sobre cómo tratar con la comunidad LGTB.

El Pleno del Ayuntamiento va a aprobar mañana una proposición presentada de forma conjunta por el concejal delegado de Seguridad, Javier Barbero, y el edil del PSOE Ignacio de Benito. El texto reconoce que las últimas agresiones ponen de manifiesto que las personas LGTB “no están seguras en las calles, plazas, locales de ocio, medios de transporte y otros tantos lugares más de la capital”.

Así, entre las medidas que este miércoles aprobará el Consistorio está la elaboración de un estudio diagnóstico en el marco de un Plan Integral contra los Delitos de Odio, en colaboración con los colectivos LGTB que operan en la ciudad. Además, se quiere impulsar y fortalecer este tipo de asociaciones, “protagonistas clave” en esta lucha.

Se prevé también la creación de puntos de encuentro de esta comunidad para afianzar las relaciones del Ayuntamiento con las asociaciones, promocionar una política social sensible con la diversidad familiar, poner en marcha campañas informativas y preventivas sobre las agresiones y garantizar la atención integral a las víctimas.

En uno de sus puntos, el documento también contempla que se promueva el conocimiento y el compromiso de la lucha contra la fobia hacia el colectivo LGTB entre el personal de la administración, especialmente entre los cuerpos policiales, a través de cursos de formación. Este es otro de los frentes en los que el Ayuntamiento está trabajando para luchar contra el repunte de las agresiones.

Desde hace unas semanas, una asociación LGTB, Arcópoli, imparte cursos a la policía municipal. El vocal de delitos de odio de esta asociación, Rubén López, explica que en los cursos se exponen los miedos del colectivo, las razones por las que no se denuncia o cómo tratar con personas transexuales -el colectivo que menos confía en la policía, apunta-.

Además, se instruye a los agentes para que animen a las víctimas a denunciar y a diferenciar este tipo de delitos, que afectan a la dignidad de las personas, del resto. Rubén López pone el foco en la importancia de que la policía se acerque al colectivo para que este pierda el miedo a relacionarse con los agentes y a denunciar. Para ello, han invitado a la policía municipal a que participe en el próximo desfile del orgullo gay.

David Martín es el director de la unidad de delitos de odio de la policía municipal, a través de la que se canalizan estos cursos, que incluyen un espectro más amplio que las agresiones contra la comunidad LGTB. Destaca el elevado número de solicitudes que se han recibido para realizarlos: 400 voluntarios para 30 plazas en su primera edición. Ya se está preparando la segunda y la idea es que la iniciativa se mantenga durante los próximos años.

Martín evita hablar de un repunte de las agresiones, porque asegura que no tiene datos para compararlo con años anteriores, porque los datos de Arcópoli solo recogen las agresiones, no las denuncias. Añade que “con que haya uno ya son muchos”, porque la sociedad no puede tolerar que se agreda a alguien por ser diferente, y destaca el trabajo de esta asociación Arcópoli a la hora de visibilidad el problema.

Enfrentamiento con la delegación de Gobierno

La unidad que dirige David Martín es de reciente creación. El nuevo Plan Director de la Policía Municipal veía la luz a finales de marzo con un especial compromiso en la lucha contra los delitos de odio, que incluía un refuerzo especial para combatirlos creando una oficina específica. De forma paralela se ha creado también una Unidad de Gestión de la Diversidad.

David Martín explica que es objetivo es “dar una respuesta cualificada” más allá de la mera recepción de la denuncia, entendiendo que la sociedad madrileña no es “homogénea”. “Se trata de dar respuesta a las necesidades de los colectivos que están en una situación de riesgo de ser víctimas de este tipo de delitos”, añade.

La creación de la unidad de delitos de odio ha supuesto un enfrentamiento entre el Ayuntamiento de Madrid y la delegada del Gobierno en la capital, Concepción Dancausa. Poco después de que se aprobase el plan director, Dancausa criticó la inclusión de esa unidad por no ser competencia de la policía municipal.

La respuesta pública a Dancausa se la ha dado este martes la portavoz del PSOE, Purificación Causapié. En una intervención en el pleno del Ayuntamiento, la concejal, con la que Carmena mantiene una muy buena relación, ha reprochado a Dancausa que su única reacción frente a los ataques a la comunidad LGTB sea hablar de competencias.

Un repunte de las agresiones

Madrid sufre desde comienzos de año un aumento de las agresiones contra el colectivo LGTBI. La delegada del Gobierno lo admitió en febrero, y como solución hizo un llamamiento a que los agredidos denunciasen. Desde entonces se han ido sucediendo los ataques, sin que la mera amenaza de la denuncia haya frenado a los agresores.

Según los datos de Arcópoli, en la capital hay una agresión homófoba o transfóbica cada dos días. Se dan sobre todo en zonas como la plaza de Colón, Gran Vía, Cibeles. Las homófobas se concentran sobre todo los fines de semana. Las transfóbicas, cualquier día de la semana.

Es cierto que hay un problema con las denuncias, porque tan solo un 20% de las víctimas acudieron a la policía para relatar la agresión que habían sufrido. Las asociaciones creen que es por vergüenza, miedo y desconfianza hacia los agentes. Es en este campo donde el Ayuntamiento quiere hacer especial hincapié con la formación de los agentes.

El objetivo es evitar casos como el ocurrido este fin de semana. Dos agr esiones en menos de 24 horas, que dejaron a tres personas heridas. Dos jóvenes fueron agredidos el viernes cuando volvían de fiesta, y uno de ellos acabó con la nariz rota. La segunda el viernes, de la que apenas hay datos porque la víctima no ha querido denunciar.

“Llevamos 15 meses luchando en Tailandia para poder llevar a España a nuestra hija Carmen”

Gordon Lake y Manuel Santos, con Carmen, nacida en Tailandia mediante gestación subrogada

Gordon Lake y Manuel Santos, con Carmen, nacida en Tailandia mediante gestación subrogada EFE

La batalla legal en la que están envueltos Bud Lake y Manuel Santos en Tailandia tendrá su desenlace este martes. La pareja sabrá después de casi 15 meses si puede quedarse con Carmen, que nació hace un año mediante gestación subrogada, y regresar a su casa en Valencia. Un juez decidirá sobre la custodia de la niña, que ambos se disputan con la madre gestante, la cual no ha firmado el documento que precisan para que la menor obtenga el pasaporte y puedan abandonar el país.

El matrimonio, que tiene otro hijo de dos años gestado en India mediante la misma técnica, ha estado viviendo en Tailandia desde enero de 2015, cuando nació la niña, a la que han estado cuidando mientras se soluciona el conflicto. “Esperamos que la sentencia sea a nuestro favor porque Carmen es nuestra hija y llevamos 15 meses luchando para que se reconozcan nuestros derechos”, sostiene Santos en declaraciones a eldiario.es. Todo un proceso que, afirma, han seguido “sin ningún tipo de ayuda de nuestras embajadas”, ya que Bud es norteamericano y Manuel, español.

El conflicto se inició al poco tiempo de que Patidta Kusolsang, la mujer gestante, diera a luz a Carmen, concebida con el esperma de Gordon y el óvulo de una donante anónima. Ambos decidieron comenzar el proceso en Tailandia a través de una agencia, ya que en España es ilegal. En nuestro país la Ley 14/2006 de 26 de mayo sobre Técnicas de Reproducción Humana Asistida lo prohíbe expresamente.

Pero el tema está expuesto a un enorme debate entre aquellos que apuestan por regular la práctica, como la Asociación Son Nuestros Hijos y los que consideran que supone “la mercantilización del cuerpo de la mujer y fomenta su explotación”, tal y como considera el Partido Feminista, que la semana pasada interpuso una denuncia contra los organizadores de una feria de vientres de alquiler que se celebrará en Madrid los próximos 7 y 8 de mayo.

El movimiento #BringCarmenHome

Según el matrimonio, días después de que en el hospital Kusolsang diese el consentimiento para que se llevaran a la niña a casa, no acudió a la embajada de Estados Unidos en Bangkok para firmar el documento necesario para que pudiera salir de Tailandia. Trataron de llegar a un acuerdo sin éxito, lo que les condujo a comenzar el proceso en los tribunales.

El motivo que esgrimió entonces Kusolang fue que no son una pareja “ordinaria”, en referencia a su orientación sexual. “Luego conforme el tiempo pasaba, fueron muchas otras excusas y acusaciones, entre ellas, que estábamos involucrados en el tráfico de personas”, afirma el matrimonio.

“No es nuestra culpa si la agencia New Life, principal responsable de esta pesadilla, no le comunicó que somos gays”, sostiene Santos a través de Facebook. Las redes sociales han sido fundamentales a la hora de difundir su caso, que ya se ha convertido en el movimiento #BringCarmenHome. La actividad no frena en Twitter e Instagram y la petición online que mantienen para recabar apoyos ya alcanza las casi 170.000 firmas.

Sin embargo, la defensa de Kusolang asegura que la mujer se enteró de la condición sexual de la pareja el día del nacimiento de Carmen, cuando vio los documentos en la habitación del hospital, según afirmó en declaraciones recogidas por The Guardian. Pero la razón del conflicto no es esa, sino que se ha arrepentido y “ahora jamás vendería a su bebé por dinero”, sostiene su abogada.

El cambio de ley en Tailandia

Cuando Carmen tenía ocho meses entró en vigor en Tailandia la ley que prohíbe expresamente la maternidad subrogada a extranjeros y a parejas homosexuales, lo que provocó que la agencia New Life cerrara. Sin embargo, la norma incluye una disposición transitoria a la que pueden acogerse los padres que hayan iniciado el proceso de gestación con anterioridad. En ello se amparan Lake y Santos, que aseguran “haber luchado e intentado que el país reconozca nuestro matrimonio, perfectamente legal en nuestros países”.

Tailandia, tradicionalmente considerado como una de las principales industrias de vientres de alquiler en el mundo debido a los bajos precios y al vacío legal en el que estaba sumido, decidió cambiar la ley por dos casos que le hicieron saltar a las portadas de los medios internacionales. El primero, el de un padre japonés que había engendrado a 16 hijos, en su mayoría a través de vientres de alquiler. El segundo, el de una pareja que abandonó a su hija nacida mediante gestación subrogada por tener síndrome de Down.

Los casos vinculados a la explotación y la polémica que suscita el tema llevaron a Lake y Santos a asegurarse de que Kusolsang “es una mujer con un alto poder adquisitivo, más que nosotros, que aceptó voluntariamente gestar a nuestro bebé”. La batalla legal del matrimonio se ha centrado también en demostrar que “somos una familia preparada para criar unos hijos felices y Carmen debe criarse con la familia que conoce desde el día en que nació”. La ley tailandesa “habla de que, por encima de todo, se velará por el bienestar del bebé”.

“España me pide pruebas de los ataques en Marruecos por ser lesbiana, pero cuando huyes no piensas”

Rida, nombre ficticio, muestra las cicatrices de una agresión

Rida, nombre ficticio, muestra las cicatrices de una agresión | N.C.

Algunos viven a escasos kilómetros de las personas de las que aseguran huir. Escaparon a Melilla con una aspiración: “Nos gustaría poder tomar un café con nuestro novio, comer juntos, cenar juntos, ir a la discoteca… y casarnos”, comenta una de las cerca de 50 personas que residen en la ciudad fronteriza desde hace cerca de 6 meses mientras esperan a que se resuelva su petición de asilo por motivos de orientación sexual.

“Una vez conocí a alguien. Pensaba que era gay. Pero cuando llegamos a su casa me pegó y me tuvo tres días encerrado. Llamaba a sus amigos: “Trae whisky, que tengo al maricón”. Me engañó. Me robó toda la ropa y el móvil. Pero si denuncio, lo primero que harán será meterme en la cárcel por gay”, corre a explicar uno de ellos.

Ninguno quiere aparecer con su verdadero nombre en este reportaje, excepto quien lo empezó todo. Driss El Arkoubi fue, asegura él, el primer marroquí que pidió asilo en España por ser homosexual en Marruecos. Llegó a Melilla en 2013, pero al cabo de nueve meses su solicitud fue denegada y él, expulsado. El 23 de diciembre de 2015 volvió a Melilla. Acababa de recibir una nueva paliza y sufrir una violación, por lo que volvió a presentar su petición.

El estigma social se traduce en represión y brutalidad y muchos de estos chicos relatan episodios de abusos, palizas, robos y extorsión. “Es común que te graben y amenacen con enviar el vídeo o a las fotos a la familia. Casi todos hemos pasado por eso. A mí me han grabado en una cámara de vigilancia y han enviado el vídeo a casa de mis padres. Mi padre se enteró de que era gay por ese vídeo. Me pegó y tuve que irme a Rabat”, relata Abdullah.

Rida se levanta la camiseta y muestra un torso con varias marcas porque quiere contar su historia. Las cicatrices son el recuerdo de una visita a Casablanca, donde vive su familia. “Conocí a un chico y nos veíamos casi a diario. Un día quedamos a solas en un sitio apartado. Cuando miré había seis personas alrededor y empezaron a pegarme. El chico consiguió escapar pero yo no. Desperté en el hospital. Me preguntaban, pero yo no sé quién me pegó. No pude contarlo a mis padres, sólo les dije que me asaltaron en el camino”.

Sólo algunos han encontrado en sus madres la complicidad del silencio. Cuando no sufren violencia reciben desprecio: “Yo no puedo salir de casa con mi familia, porque me insultarán delante de ellos”.

El artículo 489 del Código Penal de Marruecos dice: “Se castiga con pena de prisión de seis meses a tres años y una multa de 200 a 1.000 dirhams, a menos que el hecho constituya una infracción más grave, a cualquiera que cometa un acto impúdico o contra natura con un individuo de su mismo sexo”.

“Tres meses en un prisión marroquí, más largos que 30 años”

Karim (nombre ficticio), de 28 años, asegura que ha pasado por la cárcel en tres ocasiones de tres meses cada una. Su proceso consistió, explica, en un juicio público, sometido a las miradas de desprecio de su familia y sus vecinos y a la decisión de un juez que le dijo: “Tú no hables, que pareces una mujer”. A la condena inicial, de dos meses, el juez sumó otro mes porque, dice, quiso mostrar en la sala la herida provocada supuestamente por los policías. “Tres meses en una cárcel de Marruecos son más largos que 30 años”.

Desde entonces no ha vuelto a casa. “Pero a mí me gustan los hombres, no las mujeres. No puedo hacer nada”. Karim, que sufrió los abusos de un profesor cuando era un niño, tenía una peluquería que tuvo que cerrar. Una tarde destrozaron el local y rociaron el suelo de gasolina, relata.

El caso de los dos hombres de Beni Mellal condenados tras sufrir una brutal paliza tuvo un notable eco mediático dentro y fuera de Marruecos. Fueron exhibidos desnudos y grabados en vídeo después de ser golpeados por cinco hombres que entraron en una vivienda privada.

El juicio movilizó a decenas de manifestantes a favor de los agresores, pero también mostró un problema que, según explica Samir Bargachi, lleva desde los años 60 sin evolucionar. En los últimos años han aparecido nuevas asociaciones, se editan nuevas revistas y activistas con relevancia pública han aparecido en los medios generalistas para exigir avances.

“Es de esperar que esto genere algún tipo de violencia como reacción. Lo que vivimos ahora es resultado de la mayor visibilidad” , opina Bargachi, portavoz en España de Kifkik, una de las asociaciones por la integración del colectivo LGBT pioneras en Marruecos. La cobertura del caso de Beni Mellal ha sido “neutral, incluso positiva en algunos casos”, y esto es muestra de una mejora en el discurso público, según Bargachi.

En julio del año pasado el ministro de Comunicación, ejerciendo como portavoz del Gobierno marroquí, condenó una agresión homófoba sufrida por un hombre en Fez. Mustapha El Khalfi dijo entonces que en lugar de “tomarse la justicia por su mano”, los ciudadanos debían dejar que los jueces se ocupen de esos casos. El artículo 459 no parece estar en cuestión, y a esto se añaden los linchamientos y el escarnio, incómodos también para el gobierno marroquí por cuanto ponen en tela de juicio la capacidad del Estado para aplicar la ley, opina Bargachi.

Seis meses de espera en el CETI y hasta cuatro entrevistas

En este contexto, decenas de marroquíes han llegado a Melilla buscando el amparo de Europa. Algunos vienen de Nador, apenas a una decena de kilómetros. Por eso no quieren ver sus rostros en el periódico. El hermano de Hakima, la única mujer que se atreve a hablar, ha pasado más de una vez por la puerta del CETI mostrando su foto y preguntando por ella. Hakima tuvo su primera novia con catorce y su hermano las descubrió en la misma habitación. A la novia la echó a patadas y a ella la atacó con un cuchillo. La única prueba son unas cicatrices: “Me han pedido que dé pruebas de todo esto, pero cuando alguien huye no piensa en traer nada”.

Como Hakima, algunos dicen tener familiares en pueblos cercanos. Se sienten encarcelados apenas a kilómetros de aquellos a quienes temen. La mayoría lleva entre cinco y seis meses en el CETI, se impacientan y se quejan del traslado a la península de un residente que no figuraba en la lista que se anuncia a principios de semana.

La Oficina de Asilo y Refugio, encargada de ordenar las salidas, realizará entrevistas telemáticas con el fin de agilizar los trámites, aunque ellos explican que ya han pasado por esto muchas veces y relatan hasta cuatro entrevistas presenciales en las que se les formulan cuestiones para contrastar su relato, algunas de ellas muy personales. Quienes no obtengan el asilo serán devueltos a Marruecos con una orden de expulsión válida por cinco años, les han advertido. Se trata de disuadir las solicitudes falsas.

¿Creen que algún día Marruecos cambiará? “No creo, porque hay que cambiar al pueblo. Y no puedes cambiar 30 millones de personas”, contesta Abdullah, antes de traducir la pregunta y que se forme el alboroto. “No estaría aquí si pudiera vivir en Marruecos”, insisten.

Rida, el chico que se despertó en el hospital después de una agresión salvaje, se justifica por pedir asilo: “Yo no sabía qué es esto del asilo. No he estudiado. Ahora cuando paseo por la calle, en mi pueblo, la gente me señala. Cuando te conocen en tu pueblo te vas a Casablanca; cuando te conocen en Casablanca tienes que cambiar a Rabat, cuando te conocen en Rabat tienes que cambiar a… y al final sólo te queda esto”.

Dos nuevas agresiones homófobas en Madrid en 24 horas: “Me rompieron la nariz de un puñetazo”

bandera arcoiris

Dos agresiones homófobas en Madrid en escasas 24 horas que se saldan con tres víctimas. La primera agresión se produjo la madrugada del viernes en las inmediaciones de la Puerta del Sol cuando dos jóvenes volvían a casa. Recibieron insultos, puñetazos y el lanzamiento de objetos. La segunda, la madrugada del sábado, aunque la víctima no ha querido denunciar y la asociación de lesbianas, gais, transexuales, bisexuales y heterosexuales Arcópoli todavía no dispone de muchos datos.

“Volvíamos a casa después de tomar algo en Chueca cuando tres chicos empezaron a lanzarnos insultos homófobos, se metían con nuestra ropa…”, relata uno de los jóvenes agredidos la madrugada del viernes a eldiario.es. “Como no entramos al trapo, nos tiraron una lata de cerveza llena que rozó a mi amigo”. Fue entonces cuando, según relata el joven, recriminaron a los agresores su actitud: “En ese momento se lanzaron contra nosotros, m e dieron un puñetazo en la nariz y me la rompieron”, cuenta la víctima. El otro joven agredido terminó con numerosas contusiones en la cara.

De los tres atacantes, uno de ellos pudo ser identificado por la Policía Nacional gracias a que el trabajador de un comercio llamó para informar de la agresión. “Yo sangraba mucho, la herida era muy escandalosa y los atacantes salieron corriendo”. Los agredidos identificaron en ese momento al joven retenido por los agentes, aunque, según explica, no fue detenido. Tras interponer la denuncia en comisaría, la policía les informó de que iban a arrestar al agresor aunque no tienen constancia de que eso se haya producido.

Con estos últimos dos ataques, ya son 57 las agresiones por homofobia o transfobia que Arcópoli tiene registradas en Madrid en lo que llevamos de 2016. Esto supone que se habría producido una agresión cada dos días.

Desde la asociación instan al Ayuntamiento de la capital a buscar un “plan de choque contra las agresiones”.  El coordinador de la asociación, Yago Blando, exige una reunión con la alcaldesa Manuela Carmena para abordar “de urgencia” esta situación ya que la mayoría de las agresiones “el 92%”, según relata Bando, “han ocurrido en la ciudad de Madrid y el 53% en el distrito centro”.

Las agresiones homófobas quedan muchas veces en la sombra por el temor de las víctimas a denunciar y por la sensación de que nada va a cambiar si lo hacen, según los expertos. Esto es lo que ha ocurrido con la segunda agresión contabilizada y denunciada por Arcópoli este fin de semana. En este caso el ataque se produjo cerca de la parada de metro de Tribunal y la víctima ha preferido no denunciar. “Unicamente ha informado de la agresión a la asociación para que la contabilicemos”, explica Yago Blando a eldiario.es. 

La Primavera Árabe también fue rosa

  • La saga Primavera rosa presenta su nuevo documental centrado en México, donde se cometen 64 asesinatos contra la población LGTB al año

  • Las películas buscan analizar la problemática en un país por cada continente: primero fue Túnez, después Rusia, México y ahora empiezan a rodar en Brasil

  • Hablamos con Mario de la Torre, cabeza de proyecto y cineasta que estuvo nominado a los premios Goya por su compromiso por el respeto de los derechos humanos

Mapa de la Primavera Rosa

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No todas las Primaveras que se vivieron en Túnez son reconocidas. Tampoco tuvieron un solo color: entre el rojo de la sangre derramada por el régimen y el negro de las expectativas de cambio frustradas, se deja entrever el rosa. Los medios de comunicación occidentales narraban la mayor revuelta de los países oprimidos de Oriente Medio sin rascar la corteza. Detrás de los cantares heroicos que les dedicaban al otro lado del Mediterráneo, los nuevos gobiernos se radicalizaban aún más en la violación de los Derechos Humanos.

Los amigos árabes del cineasta Mario de la Torre le invitaron a investigar lo que ellos callaban por culpa de una mordaza maquillada en Occidente. Las minorías sexuales no solo estaban lejos de vivir en democracia -como el resto del país-, sino que fueron específicamente demonizadas por los islamistas. De ese acercamiento nació el documental Hacia una Primavera Rosa. El conocimiento de las penas de muerte en contra de los homosexuales o las violaciones “correctivas” a las lesbianas provocó un sentimiento de empatía en otros países donde la realidad es poco más alentadora.

La cinta de 19 minutos ambientada en Túnez saltó de su microcosmos hasta convertirse en una plataforma global de apoyo a la libertad sexual y visualización de las víctimas LGTB. La Primavera rosa recoge ese grito democrático para concienciar sobre la brutalidad de los crímenes de odio, pero también sobre la lucha de este colectivo por “llevar una vida normal, sin más derechos ni menos”. De la Torre comenzó a imaginar este proyecto como una radiografía de la situación particular de cada país. Primero en Túnez, paralelo a las ansias de democracia; después en Rusia, donde son víctimas de la cruzada del kremlin; y por último en México, cuyo resultado se presentó en el marco de la Semana del Corto de Madrid.

El equipo está trabajando ya en una cuarta entrega que se rodará en Brasil y que busca financiación vía crowdfunding en la plataforma goteo. “Detrás de esa imagen abierta y positiva se esconde una realidad muy cruel. Cada 48 horas es asesinado un miembro de la comunidad LGTB y el 70% de los casos quedan impunes”. Su intención a largo plazo, nos desvela el director, es regresar a España para analizar la escalada de homofobia en los institutos.

Ese es el fin último de La Primavera rosa: crear un apoyo para los jóvenes que estén descubriendo su sexualidad y naturalizar el proceso en su entorno. Para ello han desarrollado dos formatos en colaboración con la Comunidad de Madrid, Amnistía Internacional y la Universidad Rey Juan Carlos, entre otros. El primero es un mapa interactivo que busca acotar la brecha geográfica y crear un mosaico de testimonios. El segundo es lo que llaman un documentarybook, una suerte de inventario del material extra que no encontró un sitio en los documentales.

Hechas las presentaciones, acompañamos a Mario de la Torre en un viaje de Primaveras, cárceles para homosexuales, palizas en la calle y cunetas repletas de cuerpos sin reclamar. Pero también por un recorrido que reúne culturas variopintas y casos particulares bajo una misma bandera de siete colores.

Primera parada: Túnez, el Invierno Árabe

Tras las revueltas y la huida del presidente Ben Alí, se celebró en el seno de la Comisión de los Derechos Humanos de la ONU una sesión a favor de la comunidad LGTB mundial. Los miembros de la Liga Islámica abandonaron en masa el pleno y afirmaron que esos derechos no pertenecían a la identidad cultural islámica ni lo harían nunca. El nuevo ministro de Justicia y Derechos Humanos, Samir Dilou, confirmó que no tenía ninguna intención de derogar el artículo 230 del Código Penal, que identifica a los homosexuales con los pederastas. “Fue un tremendo varapalo para la población, les llevó incluso a pensar que estarían mejor bajo el régimen anterior”, nos cuenta De la Torre.

“Os digo que esto es un invierno árabe, todavía espero que llegue la primavera. La revolución no ha terminado”, lamenta un joven anónimo de 18 años en el documental.  Encontrar los testimonios de  Hacia una primavera rosa fue una prueba de obstáculos para el director, pues las ONG tunecinas son ilegales y están vetadas en los espacios públicos. “Tuve que rodar casi todos los testimonios a contraluz para que no sufriesen represalias”, nos revela su artífice.

Segunda parada: la Rusia ortodoxa

Si el rodaje en Túnez tuvo que ser clandestino para proteger la identidad de sus entrevistados, lo que vivió Mario de la Torre en Rusia fue bastante peor. “Antes de viajar a Moscú recibí una amenaza de muerte por parte de un foro neonazi”, nos cuenta el cineasta. El principal desafío de este país radica en estos grupos ultraderechistas y en la iglesia ortodoxa, “que acuden a las manifestaciones a reventarlas, en el sentido literal”

Además, los chicos y chicas homosexuales se han visto obligados a tomar clases de entrenamiento personal contra armas blancas. “Si alguien se entera de que los gimnasios forman al colectivo LGTB, el gobierno podría llegar a cerrar estos negocios amparándose en sus estatutos homófobos”. De la Torre se refiere a la  Ley contra la propaganda homosexual, que se justifica en la protección de los niños ante las “relaciones sexuales no convencionales”, como les gusta calificarlas. El punto maquiavélico de este eufemismo es que engloba desde la homosexualidad hasta la pederastia.

“El caso de Rusia es curioso porque no estaban acostumbrados a la bandera gay, que siempre habían relacionado con la cultura homosexual de Occidente”. Pronto, los siete colores pasaron de ser un símbolo desconocido a convertirse en un signo de odio. De hecho, cuando Obama reclamó en público que se derogaran las leyes anti LGTB rusas, el colectivo se retorció. “Pidieron que ningún líder político occidental (y menos el de EE.UU) se pronunciase a su favor, porque así solo conseguían demonizar aún más a la población LGTB”.

Tercera parada: México, récord en asesinatos

“Habría que colgar a los afeminados y a los maricones”, ataca una mujer vestida de blanco impoluto a la salida de una iglesia del DF. Las palabras de esta católica son ley en México, país que ocupa el segundo puesto en la tasa de homicidios cometidos contra el colectivo LGTBI. Los datos que llegan desde el otro lado del Atlántico son escalofriantes: el 68% de los familiares de los asesinados no reclaman su cuerpo por vergüenza, así que las cunetas del país amanecen repletas de homosexuales y transexuales decapitados o torturados.

México es el paradigma de la contradicción. Por un lado están aprobando un amplio paquete de leyes en defensa del colectivo, pero que no llega a tener un impacto real sobre la sociedad. El peligro en este caso, además, trasciende al ámbito político. “Hay una purga muy selectiva”. No es solo una forma de esquilmar a la población activista LGTB, sino también una manera de dar una llamada de atención desde los puestos de poder.

El asesinato de Gari Bastilda es uno de los principales pilares del documental para reflejar esta dualidad de la política y el acoso. Bastilda fue la primera mujer transexual en ocupar un cargo en el DF, desde el que impulsó la creación de un departamento específico para la protección de la población LGTB. “Su cuerpo fue encontrado en 2013 envuelto en una manta y con 48 puñaladas”, recuerda Mario.