“El desabastecimiento de fármacos para transexuales evidencia nuestra dependencia de las farmacéuticas”

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Meriestra y Testex 250 no se pueden encontrar en las farmacias desde octubr

Ya a mediados de octubre Mireia Nievas no era capaz de encontrar en ninguna farmacia madrileña el fármaco que llevaba utilizando desde febrero para su tratamiento de reemplazo hormonal. Como ella, la mayoría de mujeres transexuales en España empleaban las pastillas de Meriestra, que contienen estrógenos, hasta que Novartis dejó de comercializarlas en nuestro país.

No es el único caso de desabastecimiento de medicamentos para personas transexuales que precisan de sustitución hormonal. El más utilizado por los hombres, Testex Prolongatum, también se ha dejado de dispensar, aunque previsiblemente se retomará el próximo enero. “La principal consecuencia es el caos inicial, nadie tenía información al respecto o era confusa”, sostiene Nievas.

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“Las personas ‘trans’ no tienen un problema, es la sociedad la que sufre ‘transfobia'”

El desabastecimiento de ambos ha coincidido en el tiempo, pero las razones que esgrime la Agencia Española del Medicamento son distintas. Apunta a una falta de stock por el exceso de demanda en el caso de Testex y a la finalización del contrato que Novartis mantenía con Shire, la empresa que tiene la patente a nivel global, en el caso de Meriestra.

La situación es diferente para uno y otro fármaco. Desma, el laboratorio que comercializa la testosterona inyectable Testex para hombres transexuales, asegura que el medicamento se volverá a dispensar en enero del año que viene, pero el fin de la comercialización de Meriestra es, en principio, definitivo.

El rumbo del fármaco puede cambiar si el Ministerio de Sanidad logra que Novartis restablezca el suministro. “Se está trabajando en ello”, aseguran fuentes de la institución, que está explorando como solución a corto plazo la vía de dispensar el Meriestra que se está comercializando en otros países.

El equivalente al Meriestra cuesta 17 veces más

El impacto del desabastecimiento se ha dejado notar con intensidad en las personas transexuales –aunque son medicamentos usados también por otras que requieren un suplemento hormonal– porque “son fármacos cómodos, muy utilizados y ampliamente aceptados por la comunidad”, señala Rosa Almirall, ginecóloga del servicio de salud Transit en Barcelona.

Tanto ella como el resto de profesionales han comenzado a extender recetas para otros medicamentos que se han convertido en la alternativa. Sin embargo, en el caso de las mujeres trans y el Meriestra, ninguno de ellos es exactamente equivalente a este último.

“Lo que estamos haciendo en un parche, es necesario que el ministerio investigue cómo hacer accesible un medicamento igual”, afirma Marcelino Gómez, endocrino del Hospital Universitario de Valencia. El único fármaco que es exacto al retirado es Progynova, de Bayer, pero no está financiado por el Sistema Nacional de Salud.

De esta manera su precio es inasumible para muchas personas, ya que teniendo en cuenta que una mujer transexual requiere unos seis miligramos del fármaco al día, que cada caja contiene 20 pastillas y cada una es de un miligramo deberá gastar 152 euros al mes para cubrir su tratamiento. Para alcanzar la misma cantidad de Meriestra, el gasto frena en los nueve euros mensuales.

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Manifestación Orgullo LGTBI de Valencia, 2016 / EFE

La dependencia de la industria farmacéutica

“Esto no hace más que remarcar la fragilidad que existe en los tratamientos hormonales” y evidencia “la situación de dependencia que tenemos la comunidad trans de las farmacéuticas”, remarca Nievas, que ha pasado a utilizar Climen, comercializado por Bayer, una de las alternativas –en comprimidos– junto a Progyluyton o Climodien.

“Sin embargo, estos son dos medicamentos en uno, que si quieres hacerlo perfectamente bien hay personas que no deben tomar”, puntualiza Gómez. Además de estradiol –un tipo de la hormona sexual femenina estrógeno– estos medicamentos contienen cantidades mínimas de progesterona o ciproterona. “Son bajas cantidades pero, para algunas mujeres, si se puede evitar, mejor”, dice el endocrino.

Por eso tanto Almirall como el experto del Hospital Universitario de Valencia apuntan a que la única solución a largo plazo debe ser el restablecimiento de Meriestra o de otro fármaco con las mismas condiciones. “Hay que estar alerta porque como son medicamentos muy baratos apenas tienen rentabilidad para la industria”, explica Gómez.

Desabastecimiento en cadena

Una de las cosas que más preocupa a la comunidad transexual y a los especialistas es que el desabastecimiento está provocando un efecto dominó y ya hay ausencia de las alternativas. “Ya me han llegado e-mails de que el Testex de 100 miligramos no está disponible en muchas farmacias de Barcelona”, avisa Almirall.

El Testex de 100 miligramos es el que los hombres transexuales han comenzado a adquirir desde que el Testex de 250 suspendiera su comercialización. “Ayer en Valencia ya no había”, alerta Gómez. Por eso, muchos hombres transexuales están adquiriendo parches o gel de testosterona, aunque su efecto es menor.

Eso los que puedan, porque algunos como Mané Fernández tienen alergia a ambos y deberán suspender su tratamiento hasta que Testex vuelva a estar disponible. “A muchas personas jóvenes o que acaban de empezar el tratamiento este problema les afecta emocionalmente porque piensan que van a retroceder en su proceso”, señala.

La solución de los parches o el gel –que también existe para mujeres transexuales– no es mayoritariamente aceptada porque “tienen un efecto menor, son incómodos, pueden dar alergia, los parches en verano se despegan y producen molestias”, ejemplifica Gómez.

A Alicia Ramos también le ha afectado el desabastecimiento de Meriestra a pesar de que no lo usa. Ella prefiere los parches, pero debido al aumento de demanda “la última receta ya no pude conseguirla”. En su opinión la falta de estos medicamentos “no es el fin del mundo”, pero sí provoca “incertidumbre, inseguridad y angustia a las perspectivas vitales de personas que ya de por sí cargan con lo suyo”.

Este sábado la Plataforma por los Derechos Trans ha convocado una concentración frente al Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad bajo el lema #LasHormonasSonSalud a la que se han adherido ya casi 80 entidades. “El ministerio debería garantizar que siempre exista una alternativa financiada”, concluye Nievas.

Hombres transexuales vuelven a menstruar por falta de un fármaco

Los geles de testosterona que usan en vez de las inyecciones no bastan

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Álex, un hombre transexual, se aplica un gel de testosterona. PACO PUENTES / @BLKSAUVAGE

Álex, un hombre transexual de 39 años, ha vuelto a tener la regla después de seis años. “Es algo que pensabas que te habías quitado de en medio” en el proceso de ser, en todos los aspectos, un hombre, aunque naciera con genitales femeninos, explica. Es un “daño moral, psicológico”, insiste quien ha conseguido ya “la invisibilidad” en el trabajo, un objetivo de muchas personas transexuales que quieren ser un hombre o una mujer más en todos los entornos.

La causa de este cambio es el desabastecimiento de un fármaco, un preparado de testosterona inyectable, de nombre comercial Testex prolongatum. El laboratorio fabricante, Desma, y la Agencia Española del Medicamento advierten de que el problema se solucionará a mediados de enero.

No es el único caso de un medicamento que falta para las personas transexuales –y muchas otras que necesitan suplementos hormonales–, advierte la endocrinóloga Isabel Esteva, del Grupo de Identidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición. Mar Cambrollé, presidenta de la Plataforma por los Derechos Trans, que es la que ha movido las denuncias (y ha convocado una protesta ante el Ministerio de Sanidad el próximo sábado 17 de diciembre) destaca que también hay escasez de un fármaco de estradiol (en este caso, para las mujeres transexuales), los parches de Meriestra, pero admite que en este caso hay alternativas accesibles y asequibles.

“El problema con el Testex es que la única alternativa que había, el Reandron [una formulación de liberación lenta que permite espaciar las inyecciones correspondientes hasta los tres meses] no tiene financiación pública y es muy caro”, dice Cambrollé. De hecho, fue la testosterona que empezó a tomar Álex hace seis años. “La regla se me quitó en el primer mes”, afirma. pero hace dos años, como medida de ahorro, la sanidad pública dejó de financiar este tratamiento y se pasó a las otras inyecciones, de las que hay que ponerse dos al mes, y que ahora no están disponibles.

El problema ha causado tanta inquietud que el contestador automático de Desma, antes de ofrecer siquiera hablar con una operadora, da una serie de explicaciones sobre el desabastecimiento y apunta a que hay una alternativa; usar las inyecciones de 100 miligramos en vez de las de 250 miligramos. “pero eso implica pincharse dos veces, y, además, por eso mismo ya empiezan a faltar”, dice Álex. Cambrollé y la endocrinóloga Esteva coinciden.

Para la médico, la alternativa es usar geles de producto.  “Son mucho más latosos, porque hay que darlos todos los días y mantener una serie de medidas, como esperar unos minutos para que se absorba y abstenerse de tocar niños o embarazadas durante ese tiempo”, admite Esteva, “pero son igual de eficaces”.

Álex, por su propia experiencia y la de algunos compañeros, lo niega. “El efecto es menor, pero es lo que hay. por eso a mí y a otros nos ha vuelto la regla. De hecho, cuando se empieza el tratamiento hormonal, con las inyecciones de deja de menstruar enseguida; con el gel se tardan meses, hasta un año”.

Yerai, de 33 años, lleva nueve pinchándose la testosterona. “Ya con el cambio del Reandron al Testex noté cambios, pero ahora es mucho peor. No solo por la regla, que es un palo porque es volver a revivir todo lo que uno ha luchado siempre por cambiar, sino por el cuerpo en general. Te ves más flojo, más cansado. He engordado, dice”. A Yerai le preocupan mucho estos cambios, ya que parte de su proceso de masculinización pasa por el gimnasio. Cambrollé señala otros aspectos de recibir la testosterona por otra vía a la habitual: se vuelven más irritables. “Yo tengo más bajones”, coincide Álex.

Además, una disminución en el nivel de testosterona puede tener, en los hombres transexuales que se han sometido a una histerectomía, problemas como un aumento de la osteoporosis, indica Cambrollé.

El Ministerio de Sanidad tiene en su web recogida el desabastecimiento, y da como fecha para que termine mediados de enero. “Usaré el gel mientras tanto, qué remedio” se conforma Álex.

Varios grupos políticos se han interesado por la situación de este colectivo. El grupo LGTBI (Lesbianas, gais, transexuales, bisexuales e intersexuales) de Podemos afirma que, aparte del daño físico, hay una carga política en este desabastecimiento, prueba de una discriminación hacia el colectivo, y del daño que hace dejar decisiones importantes como el acceso a fármacos en manos del mercado.

En esta línea, Esteva muestra sus dudas. “Resulta sospechoso que el gel cueste mucho más que las inyecciones”, dice. “No sabemos a qué se deben estos desabastecimientos. Parecen una maniobra comercial, para volver luego con una subida de precio”.

La diputada por IU en el Congreso Eva García Sempere preguntó el 5 de diciembre al ministerio por este asunto. En el documento entregado, señala que “el desabastecimiento de estos fármacos es un grave atentado contra la salud física y psíquica de las personas trans”. “Un sistema público de salud ha de garantizar que estas situaciones no se den, sean cuales sean los intereses económicos de las empresas farmacéuticas implicadas”.”¿Se están tomando las medidas pertinentes para que esta situación no vuelva a repetirse? ¿Cuáles?”, concluye el escrito.

Álex y Yerai solo esperan a que el 15 de enero puedan disponer de las inyecciones que les ayudan a ajustar su aspecto a su identidad.

Una plataforma ultracatólica envía a todos los centros educativos un folleto “homófobo” y “fascista”

CCOO exige a la consejera de Educación de Murcia que dicte instrucciones para “no dar publicidad a este texto que insulta y veja a toda la comunidad educativa, con especial atención al alumnado y profesorado LGTB”

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La portada del folleto de HazteOír tiene elementos fascistas

La plataforma ultracatólica HazteOír está mandando masivamente a los centros educativos públicos, concertados y privados un folleto con el título ‘¿Sabes lo que quieren enseñarle a tu hijo en tu colegio?’, en el que alerta de que las leyes autonómicas que pretenden luchar contra la homofobia y defender los derechos del colectivo LGTBI son “una amenaza real” para las libertades, y anima a los padres a denunciar los libros que “premian la conversión de individuos en homosexuales”. Un texto que sindicatos como CCOO no han dudado en calificar de “homófobo” y “fascista”.

El folleto critica que las leyes aprobadas en diez comunidades autónomas “entrega” la educación de los jóvenes a colectivos de LGTBI (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales) porque “revisarán materiales, impartirán charlas y desarrollarán actividades” en colegios e institutos.

Los ultracatólicos afirman en el folleto que los preceptos recogidos en las leyes evidencian “su carácter promocional de la homosexualidad, pues mientras se facilita y premia la conversión de individuos en homosexuales, se niega y castiga la posibilidad en sentido inverso”. “¿Y en qué se basan estas leyes para decretar fin de cualquier método o terapia que pueda ayudar a las personas a abandonar la homosexualidad?”, se pregunta la plataforma en relación a la prohibición por ley de las terapias de aversión o conversión de modificar la orientación sexual o identidad de género de una persona.

En la Región de Murcia, CCOO Enseñanza denuncia la llegada por correo postal a los centros educativos (públicos, concertados y privados) de este texto (formato carta y libro), “donde se recoge toda una apología de contenidos homófobos y de odio y discriminación contra todos los trabajadores de la enseñanza y sobre todo nuestro alumnado, que tiene una condición sexual diferente a la heterosexual, llegando a afirmar barbaridades como “se instaura por decreto la normalidad de lo presumiblemente anómalo. La investigación clínica sobre cuestiones de homosexualidad y transexualidad…”

El sindicato asegura que “este texto propagado por la organización de carácter ultracatólico y de extrema derecha, como es HazterOír, utiliza el odio a la comunidad LGTBI para expresar unas ideas contrarias a los valores éticos de la Constitución Española, y descalifica las leyes que luchan contra la discriminación por orientación sexual e identidad de género, como la Ley de la Región de Murcia 8/2016 (BORM del 31 de Mayo)”.

CCOO exige a la consejera de Educación que tome medidas

El sindicato exige a la consejera de Educación de Murcia, María Isabel Sánchez-Mora, que dicte instrucciones para no dar publicidad en los centros educativos a “este texto que insulta y veja a toda la comunidad educativa, con especial atención a nuestro alumnado y profesorado LGTBI, y que se pronuncie públicamente en la defensa de la Ley de Igualdad Social de lesbianas, gais, bisexuales, transexuales, transgénero e intersexual de nuestra Comunidad Autónoma”.

CCOO Enseñanza pide la aplicación precisamente de esta Ley para no amparar “resquicios de odio y prejuicio hacia las personas con una orientación no heterosexual”.

CCOO Enseñanza considera en un comunicado que “es inadmisible que se ataque de “esta manera tan burda las leyes autonómicas de defensa de la dignidad personal, y que se pueda trasmitir al alumnado que el matrimonio entre dos hombres o dos mujeres son el resultado de una ‘nueva ideología’, o que ‘se evidencia el carácter promocional de la homosexualidad, pues mientras se facilita y premia la conversión de individuos en homosexuales, se niega y castiga la posibilidad de sentido inverso’ (frase literal 5º párrafo de la página 27). Así, bajo el título ‘¿Sabes lo que quieren enseñarle a tu hijo en el colegio?’ se ven, por ejemplo, láminas en las que se explica que hay niñas con vulva y con pene, y lo mismo con los hombres”.

CCOO denuncia así mismo la utilización de una fotografía icónica del periodo dictatorial franquista en España para ilustrar “de manera tergiversada la portada de este libro de trabajo escolar, ya que el rostro del dictador fascista es sustituida por la bandera Arcoiris, símbolo universalmente aceptado de defensa de la Libertad, Igualdad y Dignidad de la población LGTBI”.

La Federación de Enseñanza de CCOO explica que está poniendo sus servicios jurídicos a estudiar este “panfleto incendiario y protofascista”, y estudiará todas las acciones jurídicas posibles, usando precisamente la Ley 8/2016 en funcionamiento “para defender a toda la comunidad educativa de un texto tan infecto e inmundo como el que ha hecho llegar la asociación ultracatólica HazteOír”.

El polémico primo ‘drag queen’ y cabaretero del primer ministro luso

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José Castelo Branco, primo del primer ministro portugués, ex drag queen y actual maestro de ceremonias de un cabaret neoyorquino. SIC

Los Reyes de España han sido, en cierta forma, víctimas colaterales de la falta de Gobierno de los últimos 10 meses. Este impasse político impidió que los soberanos pudieran salir durante ese tiempo de viaje oficial. Hasta este lunes 28. La vecina Portugal les esperaba con los brazos abiertos. Primera parada: Oporto. Y el martes por la tarde estarán en Lisboa, donde, entre otras muchas personalidades, podrán verse con el el primer ministro, Antonio Costa.

El jefe del Ejecutivo portugués es un hombre afable, simpático y socarrón que llegó al poder sin ganar las pasadas elecciones. No obstante, fue capaz de lograr una mayoría parlamentaria gracias a un pacto de izquierdas y desbancar al Gobierno de derechas de Pedro Passos Coelho y Paulo Portas. Sin embargo, Costa no es la única “estrella” de su familia. Ni tan siquiera las más brillante.

En la pasada campaña electoral, el hoy primer ministro, contó con la ayuda mediática de su primo José Castelo Branco, una de las mayores celebridades del país vecino. “Zé”, como le llaman en familia, se hizo muy famoso en Portugal a finales de los años 90, aunque su trayectoria empezó en la década anterior. De hecho, mientras su primo Antonio era una simples promesa del socialismo luso, José era la drag queen más famosa de Lisboa, gracias a su alter ego, Tatiana Romanova. Siempre extravagante, actuaba cada fin de semana en la conocida discoteca Trumps.

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José Castelo Branco y su segunda y actual mujer, Lady Elizabeth Larner, en Madrid. GTRES

Con el tiempo pareció “sentar la cabeza”. Se casó, tuvo un hijo y se divorció. En 1996 empezó la segunda parte de su vida y con ella, la leyenda. Se volvió a casar, esta vez con una aristócrata inglesa, nacida como Lady Elizabeth Larner, pero conocida en la alta sociedad neoyorquina por su boda y posterior divorcio de un acaudalado empresario judío, ligado al negocio de los diamantes. Elizabeth, Betty, mantiene a día de hoy el apellido de su anterior marido, Grafstein y cuenta ya con 87 primaveras, mientras Castelo Branco, tiene poco más de 50.

Cuando contrajeron matrimonio por lo civil en Lisboa, al tener Betty más de 60 años por aquel entonces, la ley portuguesa les obligó a casarse en régimen de separación total de bienes. Sin embargo, tal hecho no parece haber sido suficiente para que gran parte de la opinión pública siga pensando que la ex drag queen, ahora convertido en millonario y marchante de arte, se haya casado por interés económico.

En ‘reality shows’

Las habladurías han sido constantes, pero los que esperaban un cambio en la conducta del primo del primer ministro se equivocaron. Cierto es que dejó los shows de drag, pero no por ello dejó de dar la nota. Portada de revista cada semana, su vida es un auténtico vodevil. Ya sea por sus peleas con el servicio o por sus constantes retoques estéticos -que han ido cambiando su rostro hasta convertirlo en el sumo exponente de lo andrógino- Ze lleva 20 años siendo noticiaen los media portugueses. Su paso por reality shows, La Granja de los famosos o Perdidos en la tribu -donde el jefe aborigen le obligó a luchar para demostrar que era un “hombre de verdad”- le hicieron famoso en todo el país, a una escala hasta el momento nunca vista.

Su forma de hablar, snob y amanerada, creaba una dicotomía entre rechazo y simpatía, que disparaba las audiencias, siempre que aparecía en pantalla. Con su célebre grito de guerra “São todos umas bichas” -que traducido al castellano significa “sois todos unos mariquitas”– hizo las delicias de una sociedad que empezaba a abrirse y donde el colectivo gay comenzaba a tener visibilidad. Y lo increíble es que Castelo Branco no se cortaba ni un pelo y lo soltaba tanto a Paul McCartney como al presentador del telediario.

Como “gran celebrity” también tuvo sus problemas con la justicia, tras perder un juicio contra una ex empleada del hogar, al que condenaron a hacer trabajos comunitarios. Lejos de avergonzarse, dijo en una rueda de prensa que Naomi Campbell siempre fue para él un referente. Esto no le impidió prestar todo su apoyo a su familia y participar en la campaña electoral del que hoy es el primer ministro de los portugueses.

Con su primo instalado en el Palacio de São Bento, donde el próximo miércoles estarán los Reyes, José decidió que era hora de volver con su esposa a Nueva York.Portugal le empezó a parecer pequeño. En Estados Unidos las cosas le empiezan a ir bien. Actúa cada noche en el selecto club The Box, como maestro de ceremonias del cabaret y acaba de fichar para el programa Mujeres ricas de Nueva Jersey, una de las versiones americanas del mismo programa que se pudo ver con el mismo nombre, versión Miami, en la cadena española, LaSexta. El que espere que la estrella del programa sea su esposa, la multimillonaria Betty Grafstein, se equivoca. Será él quien, al menos en el programa, desempeñe ese rol.

Travestis, fármacos y desamor

El montaje argentino ‘Viejo, solo y puto’ sobre la dura vida de los transexuales cierra el ciclo ‘Una mirada al mundo’

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Toda la acción se desarrolla en la trastienda de una farmacia en la que los personajes se muestran perdidos y confusos.

Gracias al prestigioso ciclo Una mirada al mundo, que cada año organiza el Centro Dramático Nacional, los espectadores madrileños han podido degustar el trabajo de grandes maestros como Wajdi Moauwad, que ofreció un doble programa en torno a Sófocles y la situación griega; instituciones célebres como el Teatrul Odeon de Bucarest o descubrir a Abel González Melo, la última apuesta del teatro cubano. Ahora, será el director y dramaturgo argentino Sergio Boris quien clausure esta muestra internacional con Viejo, solo y puto. Se trata de un montaje que llega a Madrid después de una larga gira (se estrenó en 2011) y de haber pasado por prestigiosos festivales como el Temporada Alta de Girona o el certamen de Keuze, Holanda.

La función narra en clave tragicómica el encuentro de dos hermanos que regentan una farmacia, un visitador médico y dos transexuales. “Empezamos a trabajar sin ningún texto previo”, explica Boris, “el objetivo era juntarnos y ligar la dramaturgia y la dirección al proceso de ensayos, que la poética saliese del trabajo de los actores. Partíamos de ese cruce entre el mundo de la farmacia y el universo trans. Por un lado, está esa lucha de saberes que se da en el campo científico y, por otro, los travestis nos ofrecían un componente de misterio y de magia, ya que en la función, inexplicablemente, el visitador médico se enamora de una de ellas cuando le inyecta hormonas en la cola. Se queda prendado, atrapado por una fuerza que le ordena romper con el mandato de lo matrimonial”.

Gracias al prestigioso ciclo Una mirada al mundo, que cada año organiza el Centro Dramático Nacional, los espectadores madrileños han podido degustar el trabajo de grandes maestros como Wajdi Moauwad, que ofreció un doble programa en torno a Sófocles y la situación griega; instituciones célebres como el Teatrul Odeon de Bucarest o descubrir a Abel González Melo, la última apuesta del teatro cubano. Ahora, será el director y dramaturgo argentino Sergio Boris quien clausure esta muestra internacional con Viejo, solo y puto. Se trata de un montaje que llega a Madrid después de una larga gira (se estrenó en 2011) y de haber pasado por prestigiosos festivales como el Temporada Alta de Girona o el certamen de Keuze, Holanda.

La función narra en clave tragicómica el encuentro de dos hermanos que regentan una farmacia, un visitador médico y dos transexuales. “Empezamos a trabajar sin ningún texto previo”, explica Boris, “el objetivo era juntarnos y ligar la dramaturgia y la dirección al proceso de ensayos, que la poética saliese del trabajo de los actores. Partíamos de ese cruce entre el mundo de la farmacia y el universo trans. Por un lado, está esa lucha de saberes que se da en el campo científico y, por otro, los travestis nos ofrecían un componente de misterio y de magia, ya que en la función, inexplicablemente, el visitador médico se enamora de una de ellas cuando le inyecta hormonas en la cola. Se queda prendado, atrapado por una fuerza que le ordena romper con el mandato de lo matrimonial”.

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‘Viejo, solo y puto’ se trata de un montaje sobre la dura vida de las transexuales.

Toda la función se desarrolla en la trastienda de una farmacia, así que la escenografía está compuesta por un laberinto de estanterías llenas de medicamentos. “Buscábamos que los personajes estuvieran atrapados en un laberinto que refleja su propia psique” prosigue Boris, quien se fue junto a sus actores a una farmacia bonaerense para tomar buena nota de cómo trabajaban sus empleados.

Más allá de los filmes de Almodóvar, últimamente ficciones como Transparent, Orange is the New Black o figuras como Caitlyn Jenner han puesto el punto de mira sobre la comunidad transexual y sus condiciones de vida. Algo que también muestra esta obra. Según Boris, “hay algo muy potente en estos seres. En Argentina, la mortalidad entre las travestis está entre los 35 y 50 años y, aun así, ellos hacen lo que pueden por transformarse. Creo que en su fascinación, hay algo vampiresco, de ir hacia lo que duele”.

Qué: Viejo, solo y puto

Dónde: Teatro Valle Inclán (Plaza de Lavapiés, s/n. Madrid)

Cuándo: del jueves 10 al domingo 13 de noviembre

¡Cómprate un paraguas, puta barata!

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A principios de los 70, el rock se había convertido en la música de toda una generación. De alguna manera, una gran mayoría de aspectos de la sociedad habían sido “pervertidos” por este género musical y, pronto, esto se vería implementado en los musicales que abundaban por el West End londinense y el all american Broadway. En pocos años, habían pasado por estas salas musicales de la talla de Jesucristo Superstar o Hair, pero aún faltaba una pieza angular para el desarrollo del musical de rock, una pieza prácticamente olvidada por estos lares conocida como The Rocky Horror Picture Show.

Orígenes

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Para poder hablar con propiedad de esta película, sería necesario presentaros al padre de la criatura, Richard O’Brien. O’Brien, cuyo verdadero nombre es Richard Smith, nació en un pequeño pueblo llamado Cheltenham un 25 de marzo de 1942. Pronto se vio obligado a mudarse con su familia a Nueva Zelanda, donde su padre se había hecho con una granja de ovejas. Inspirado, quizá, por las historias de la gran ciudad, O’Brien decidió volver a Londres en busca de fortuna como actor. Una vez allí, tomó el apellido de su madre (puesto que ya existía un Richard Smith en la escena teatral) y no descansó hasta hacer carrera de ello. Tras varios papeles de especialista, como en el caso de Carry On Cowboy, O’Brien logró hacerse un hueco en la escena teatral del momento, participando en numerosas obras de teatro entre las que destacaremos Jesucristo Superstar, donde conoció a Jim Sharman.

Durante un ocioso invierno en el que se encontraba en paro, O’Brien decidió hacer algo al respecto y comenzó a perfilar un guión teatral que acabaría moldeando el resto de su vida. Este guión, repleto de homenajes al cine de serie B de ciencia ficción y terror, sería el germen de lo que hoy conocemos como The Rocky Horror Picture Show, aunque en aquel entonces sólo era conocido como They Come From Denton High. En cuanto el guión estuvo listo, O’Brien decidió mostrárselo a Jim Sharman, con quien había congeniado en su paso por Jesucristo Superstar. Pese a que el guión aún necesitaba trabajo, Sharman vio el potencial de un nuevo musical de rock y decidió colaborar con su amigo y, entre los dos, terminar de perfilar el escrito.

El salto al teatro.

Gracias a los contactos que tenia en la escena teatral londinense, a Sharman le resultó bastante fácil hacerse con un grupo de actores que representaran la obra. Con muy poco tiempo de producción, y habiéndose cambiado el título por el de The Rocky Horror Show, la obra de teatro fue estrenada en junio de 1973, en una pequeña sala alternativa llamada Theatre Upstairs Of Royal Court. El éxito de The Rocky Horror Show fue tan excesivo que muy pronto se vieron obligados a buscarse nuevas salas, más apropiadas a la afluencia de espectadores. De esta manera, The Rocky Horror Show pasó por teatros como el Chelsea Classic Cinema o el Kings Road Theatre, hasta afianzarse en el espectacular West End de Londres.

El éxito de la obra, según muchos afirmaban por aquel entonces, se debía en gran parte al reparto de actores que la interpretaban, pero especialmente a un joven prácticamente desconocido llamado Tim Curry. Al parecer, el papel del icónico doctor Frank-N-Furter brillaba sobre todos los demás gracias a la manera de actuar del joven de Grappenhall. Es más, la influencia de Frank-N-Furter era tal, que se dice que marcó la conducta de Mick Jagger en los años venideros.

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The Rocky Horror Show se había convertido en toda una institución en Inglaterra, la sala estaba siempre a rebosar y la gente acudía de todos los rincones del país. Es normal que, con tanta difusión, esta obra acabara llamando la atención de gente importante del mundillo audiovisual. Entra en juego Lou Adler. Acompañado por su amiga Britt Ekland, estrella de El Hombre De Mimbre, el fundador de Ode Records quedó maravillado al ver The Rocky Horror Show y decidió hacerse con los derechos de la obra para que fuera representada en EEUU.

El acuerdo con Adler tardó unos meses en ser formalizado pero, en marzo de 1974, The Rocky Horror Show fue estrenada en el Roxy Theater en Los Angeles, donde se mantuvo en cartel durante 9 meses. Gracias, de nuevo, a la labor de Tim Curry como el doctor Frank-N-Furter, The Rocky Horror Show pegó el salto a Broadway, al Belasco Theater para ser más exactos. Habiendo pasado por el West End y Broadway, la obra de teatro que crearon Richard O’Brien y Jim Sharman se había definido como una de las obras más importantes de los últimos años y era de esperar que las grandes productoras de Hollywood le hubieran echado ya el ojo.

Siguiente parada, Hollywood.

Lou Adler, dispuesto a ordeñar el negocio lo máximo posible, invitó a varios productores de las diversas majors para convencerlos de que una adaptación a la gran pantalla de The Rocky Horror Show sería un gran éxito. Entre estos invitados se encontraba Gordon Stulberg, visionario productor de la 20th Century Fox. Stulberg aceptó hacerse cargo de dicha adaptación bajo un par de condiciones: la primera, que el presupuesto de la película no fuera especialmente caro; y la segunda, que, siendo una producción británica, se americanizase más haciendo que los protagonistas fueran americanos. Ante la posibilidad de hacerse de oro, Lou Adler aceptó rápidamente estas condiciones y The Rocky Horror Picture Show comenzó su producción.

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Teniendo en cuenta que O’Brien y Sharman eran los creadores de The Rocky Horror Show y que habían mantenido un papel destacado en la producción de la obra tanto en EEUU como en Reino Unido, 20th Century Fox optó por contar con ellos manteniendo sus responsabilidades pasadas. De una forma similar, Tim Curry había desarrollado el personaje de Frank-N-Furter de tal manera que se había apoderado de él y su presencia en la adaptación era igualmente necesaria. El resto del reparto consistía, principalmente, en actores británicos provenientes del teatro o con una pequeña carrera en televisión pero, ¿qué actores americanos interpretarían a los protagonistas?

Pese a contar con el fabuloso Tim Curry como Frank-N-Furter, 20th Century Fox necesitaba hacerse con dos actores que dieran la talla para interpretar a la casta pareja formada por Brad y Janet. El papel de Brad fue una decisión bastante simple en aquella época. Barry Bostwick, pese a haber trabajado poco para el cine, era una joven promesa de Broadway con una interesantísima carrera teatral para el poco tiempo que llevaba en teatro. Aunque en su carrera ya contaba con papeles de alto nivel como Osric en la adaptación de Hamlet de 1968, Bostwick estaba en boca de todos tras interpretar a Danny Zuko en el musical Grease, por el que estuvo nominado a un Tony. El papel de Janet, sin embargo, recayó en una desconocida Susan Sarandon. Sarandon se había dado a conocer cinco años atrás con una pequeña película de la Cannon llamada Joe y, desde entonces, buscaba otro papel con el que darse a conocer en las altas esferas de Hollywood.

Una vez que el casting se completó, The Rocky Horror Picture Show comenzó a rodarse en Reino Unido, en los estudios Bray y la vieja mansión de Oakley Curt, comprada en 1949 por Hammer Films Productions. Sería necesario recordar que, en aquellas fechas y en busca del mayor beneficio económico, 20th Century Fox tenía bastantes contactos con subsidiarias que trabajaban en Reino Unido, como la productora de Robert Lippert. The Rocky Horror Picture Show tardaría sólo dos meses en rodarse por completo.

El 14 de agosto de 1975 en el Rialto Theatre de Londres, y unos meses después, el 26 de septiembre en el United Artists Westwood de Los Angeles, The Rocky Horror Picture Show se estrenó… y fue un verdadero y completo fracaso.

Del fracaso al culto.

Tanto crítica como público estaban de acuerdo. The Rocky Horror Picture Show era un enorme fracaso. Pese a contar con un estreno limitado con vistas a ampliarse para Halloween de ese mismo año, la venta en taquilla de los primeros días de estreno fue tan desastrosa y la crítica tan mordaz, que 20th Century Fox se vio obligada a retirar la película de la cartelera de muchas salas de cine. Muchos dirían que la productora se rindió ante las malas cifras pero estarían equivocados, Fox intentó por todos los medios hacer que la película funcionara. De hecho, se llegó a componer una doble sesión con otra película relacionada con el rock, El Fantasma Del Paraíso, en salas de cine cercanas a los campus universitarios, donde era bien conocido que el cine funcionaba mejor… y en época de exámenes aún más. Ni siquiera así se consiguió que la película diera beneficios.

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Pasado un tiempo, Fox decidió realizar un estudio que pudiera explicar el porqué del fracaso de taquilla de una película tan exitosa en teatros de todo el mundo. El resultado del estudio les dio un dato de lo más curioso, el único cine en el que la película parecía funcionar adecuadamente, el United Artists Westwood, debía su éxito a que los espectadores repetían y repetían la película. No sólo eso, por lo que llegaron a averiguar, en sus segundas y terceras visitas las canciones habían logrado hacerse un hueco en sus cabezas y las cantaban al unísono mientras se proyectaba la película.

Vista la luz que arrojaban estos datos, 20th Century Fox decidió cambiar la estrategia comercial de The Rocky Horror Picture Show. Tras reunirse y decidir cambiar el trato que recibiría la película, Fox se puso en contacto con un distribuidor llamado Walter Reade y se estableció una nueva fecha de estreno, abril de 1976, en el Waverly Theater de Greenwich Village, NYC. La única diferencia con respecto al anterior estreno es que contaría exclusivamente con pases de medianoche. Y la película alcanzó el culto. ¡Y de qué manera!

The Rocky Horror Picture Show se mantuvo en cartelera en el Waverly durante 95 semanas seguidas. Por supuesto, ante este rotundo éxito, 20th Century Fox repitió la formula en diversas salas de cine en pos de recuperar las pérdidas generadas en sus días de estreno. Lo que nunca imaginaría Fox es que habría dado con un filón de tal calibre…

Comienza la fiesta.

Cinco meses más tarde de su segundo estreno en el Waverly, un callado profesor de escuela llamado Louis Farese Jr acudía, como tanta otras veces, a su sala de cine favorita para ver su película favorita, The Rocky Horror Picture Show. Pagó su entrada como cualquier otro día, se sentó en su butaca favorita y comenzó a canturrear el Science Fiction, Double Feature, como tantos otros días. Brad y Janet se prometen tras la boda de unos amigos, van de visita a casa del doctor Scott y la lluvia les hace perderse, hasta ahí todo normal. Sin embargo, ese día pasó algo distinto hasta entonces. Janet sale del coche para ver un enorme caserón en el horizonte, usa unas hojas de periódico para protegerse el peinado y…

¡CÓMPRATE UN PARAGUAS, PUTA BARATA!

Farese Jr sabía bien lo que había pasado. Llevaba días imaginando como sorprender al resto de sus amigos con una frase ocurrente durante la película. Y tuvo éxito. Mucho éxito. Las risas y aplausos inundaron el lugar y el público entró en frenesí. La experiencia The Rocky Horror Picture Show había nacido con esas simples palabras.

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Desde entonces, una serie de tradiciones, ceremonias y frases ocurrentes fueron añadiéndose a la película. El público gritaba puta cada vez que se nombraba a Janet, gilipollas si el nombrado era Brad, el arroz volaba en la escena de la boda, numerosos espectadores acudían disfrazados y dispuestos a bailar el Time Warp… Toda una serie de ritos que sumaban y sumaban a la experiencia, nacidos todos del azar y la espontaneidad absoluta. Mientras tanto, llegaban noticias de un cine en Pittsburgh, el Kings Court Theater, donde un grupo de fans acudían disfrazados e interpretaban a sus personajes favoritos frente a la pantalla del cine. Esta caótica vorágine de acontecimientos necesitaba un orden pero, ¿quién en su sano juicio podría hacerse cargo de tan ardua tarea?

Sal Piro no era un fan como cualquier otro. Amante de The Rocky Horror Picture Show por encima de todas las cosas, fue uno de los primeros en subirse al escenario para interpretar a sus personajes favoritos. También fue el primero en editar una revista para todos los fans, The Transilvanian, en la que recogía todos los ritos que iba descubriendo de cada uno de los rincones del país y escribía todas aquellas noticias o artículos que consideraba que podría interesar a un fan de The Rocky Horror Picture Show. Todo esto le valió para hacerse con la presidencia del Club de Fans, máximo órgano del fandom de Rocky Horror, activo desde 1977.

Con ayuda de este club de fans, The Rocky Horror Picture Show creció de forma astronómica. Si en Halloween de 1976, el público tan sólo se disfrazaba y gritaba a la pantalla, dos años más tarde, en 1978, The Rocky Horror Picture Show se proyectaba y representaba con un elenco de actores recurrentes en más de 50 cines en pases de medianoche. No sólo eso, en 1978 el The Transilvanian estaba totalmente afianzado entre los fans y las primeras convenciones fueron tomando lugar. Justo antes de entrar en los 80, The Rocky Horror Picture Show contaba con sesiones bisemanales en más de 230 salas de cine repartidas por todo el mundo y el Club de Fans se convertía en un órgano internacional.

Post coitum.

Tras el éxito cosechado por The Rocky Horror Picture Show, era de esperar que se intentara repetir la fórmula. Se cuenta que, poco tiempo después de su segundo estreno en cines, O’Brien le ofreció a Sharman un guión para una secuela en el que Frank-N-Furter resucitaba y Janet estaba embarazada, pero no se sabía si sería de Frank-N-Furter, Rocky o Brad. El título de esta secuela nonata iba a ser Rocky Horror Shows His Heels. Sin embargo, Sharman comentaba que esta historia se parecía demasiado al de la película original y tuvo que convencer a O’Brien para que empezara un nuevo guión.

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Este segundo guión, titulado originalmente The Brad & Janet Show, acabaría convirtiéndose en lo que hoy conocemos como Shock Treatment, spin-off de The Rocky Horror Picture Show en el que Brad y Janet acaban involucrados en un reality show de lo más esperpéntico. Lamentablemente, esta segunda parte no tuvo el éxito de la primera, ni siquiera estrenándose en los mismos cines ni en los pases de medianoche, y ahora se ha convertido en una mera anécdota cuando se la nombra.

Pese al fracaso de Shock Treatment, Richard O’Brien siempre ha querido hacer una secuela directa de The Rocky Horror Show. A finales de los 80, O’Brien escribió un nuevo guión llamado Revenge Of The Old Queen pero Fox no quiso implicarse en el proyecto y a ninguna de las demás productoras le merecía la pena luchar por los derechos de los personajes de The Rocky Horror Picture Show. El proyecto quedó enterrado bajo miles y miles de toneladas de burocracia y desgana.

Desde entonces, Richard O’Brien ha seguido con su vida, creando rumores cada década y disfrutando de convenciones y fans. Al fin y al cabo, The Rocky Horror Picture Show no habría sido lo mismo sin sus fans. Gracias a ellos aún se representa en todos los rincones del mundo y su característico estilo se ha diluido en la corriente sanguínea de la sociedad contemporánea. Y a esto se debe este artículo, ¡celebremos The Rocky Horror Picture Show! Olvidaos de ese reciente y repulsivo homenaje de Fox por un minuto y, si sois verdaderos fans, bailad con Richard O’Brien el Time Warp en su más reciente aparición grabada en cámara. It’s just a jump to the left…

“No soy una niña, soy un niño”

Navarra tiene el plan de actuación para alumnos en situación de tránsito de género más avanzado

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Saray Barco, madre de un menor en situación de transexualidad. FOTO: KIKE PARA / VÍDEO: QUALITY

A Saray Barco le dijeron en 2012 que tenía un hijo de seis años. Siempre fue un niño, pero casi nadie lo reconocía como tal. Keiran es el segundo de sus tres hijos y visitaba entonces al psiquiatra por problemas en su comportamiento: “No os preocupéis, no hay ningún problema. Lo que tenéis es un niño, no una niña”, le dijo el especialista. Keiran es uno de los 700 menores en situación de transexualidad que hay en España. En su caso, “un niño con vulva”, el tránsito al sexo sentido lo pudo realizar en el colegio con la ayuda de un sexólogo. “El Gobierno de Navarra tiene desde enero de 2016 un protocolo de actuación para formar e informar al entorno del menor”, explica el sexólogo Iñaki Goñi.

Navarra no es la única región que cuenta con un protocolo en educación para casos de alumnos transexuales. Hay protocolos o recomendaciones para actuar en los centros en otras nueve comunidades autónomas: Andalucía, Aragón, Baleares, Canarias, Cataluña, Extremadura, Madrid, Murcia y País Vasco. Pero Navarra ha ido más allá y cuenta con un equipo de expertos que intervienen en los centros que así lo requieren, ya sean públicos, privados o concertados. En lo que va de año se han atendido a ocho menores e informado a más de 200 familias de la región.

Los padres de estos menores aseguran que lo más importante es la aceptación en el centro educativo y el entorno social. Carlos Echenique, padre de un niño de cinco años en situación de transexualidad, se siente afortunado porque el colegio lo entendió como un hecho de diversidad y no como un problema: “Si no se respeta la identidad sexual del alumno, le situamos en el centro de la diana del acoso”.

Desde pequeño, el hijo de Echenique manifestó su sentir y la familia explica que todo el proceso previo demuestra que no es un capricho. “Desde que empezó a hablar nos decía: ‘Yo no soy una niña, soy un niño’. Además, rechazaba cualquier cosa que le identificase con la niña que no era”. Este caso, cuando tenía cuatro años, fue una de las ocho intervenciones realizadas este año en Navarra. “Entendimos que teníamos que superar el miedo y la angustia o nuestro hijo iba a sufrir muchísimo”, reconoce Echenique.

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Iñaki Goñi,sexólogo. KIKE PARA

Los abordajes consisten en un plan integral de formación que abarca a toda la comunidad educativa: profesorado, personal administrativo y de servicios, así como madres y padres de compañeros del centro. Además, se explica en el aula del alumno con sus compañeros el tránsito que se realiza. Una formación llevada a cabo porexpertos en sexología. “Se trabaja para que el cambio se haga desde la comprensión y la información”, explica Goñi, que ha realizado los ocho casos en los que se ha activado el protocolo.

Según un estudio sobre la necesidad de un protocolo de actuación en el centro educativo, Juan Carlos Martínez, en su trabajo fin de grado, entrevistó a 55 personas de Murcia y Andalucía en 2015. Del cuestionario se extrae que seis de cada diez alumnos transexuales andaluces consideraron su paso por el colegio o instituto agradable, mientras que en Murcia solo opinaron lo mismo tres de cada diez. Por entonces, la región de Murcia no contaba con un protocolo de actuación y Andalucía sí. Alejandro de la Cruz, en un estudio similar sobre los beneficios del tránsito al sexo sentido de los menores transexuales para la Universidad de Sevillacomprobó la mejora emocional en el 100% de los casos.

Con Keiran, esta mejora se ha mostrado del mismo modo en el colegio como en el contexto familiar. “Ahora es más abierto y feliz. No tiene que demostrar todo el día quién es, simplemente es él mismo”, cuenta su madre. Keiran, además, fue quien dio el paso de hablar con el sexólogo Iñaki Goñi para hacer el tránsito en el colegio. “Se sentó con él y le dijo: ‘Yo soy un niño y quiero que me ayudes”, cuenta Saray Barco emocionada. Goñi, tras estas actuaciones, habla desde la seguridad de que sentirse hombre o mujer no depende del físico: “Es algo que no depende de tener pene o vulva. Es una cuestión de saberse, sentirse e identificarse”.

Atención sanitaria

En el ámbito sanitario, la asociación Chrysallis, que agrupa a familias de menores transexuales, asegura que todavía hay mucho que mejorar. “Las principales unidades de atención a la identidad de género están dirigidas por psiquiatras, como si fuese una enfermedad”, asegura Natalia Aventín, presidenta de Chrysallis. Carlos Echenique reconoce que hay familias que lo están pasando muy mal: “En un sinsentido. No necesitan un diagnóstico, necesitan apoyo, información y acompañamiento”.

Barcelona ha sido la pionera en este sentido. Hace unas semanas ha anulado la necesidad de diagnóstico de disforia de género para que una persona transexual pueda acceder a los tratamientos que necesite a través de la sanidad pública. El Departamento de Salud ha cambiado así la atención sanitaria que recibía el colectivo para “despatologizar” el abordaje a estas personas.

Isabel Lázaro, investigadora de la Cátedra de Derecho y Menores de ICADE, explica que decidir la actuación médica es muy difícil en los casos de menores transexuales: “Son personas que han pasado por momentos muy duros. Lo primero es identificar en qué situación se encuentran”. En España hay diez unidades coordinadas por Isabel Esteva, que recalca la dificultad en los casos de menores: “Hay que ser muy cuidadosos y realizar un seguimiento día a día”.

¿Es fácil ser transexual en la universidad española?

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Ilustración de una joven, solitaria, sentada junto a unas taquillas. | RIKI BLANCO

David Rivas tiene 22 años y acaba de terminar cuarto del Grado de Educación Social en la universidad Complutense. Le interesaba ayudar a colectivos minoritarios o discriminados, por eso eligió esta carrera. Días antes de comenzar las clases, tuvo miedo de lo que podía encontrarse allí. Los profesores, los estudiantes, ¿le aceptarían?

A los 16, David había empezado a ir a un psicólogo que, dos años después, elaboró el informe que le permitiría acceder al tratamiento para la reasignación de sexo. Había nacido como mujer pero era un hombre.

Cuando llegó el momento de ingresar en la Universidad, todavía no había terminado su proceso. Y también mantenía el nombre que le había acompañado toda su vida y con el que no se identificaba.

– ¿Cómo te llamabas antes?

– ¿Es necesario que lo diga? No quiero recordarlo. Es como si te llamas María y no te gusta.

Unas 3.000 personas españolas conviven con un sexo que no les identifica

En España, aproximadamente unas 3.000 personas conviven con un sexo que no es el suyo. Comunidades como País Vasco, Galicia, Navarra, Andalucía, Canarias y Madrid han aprobado sus respectivas leyes, que han supuesto notables avances ante la situación, con apartados relativos a los menores.

Por otra parte, organismos como Chrysallis y Fundación Daniela se han movilizado en lo que respecta al asesoramiento de padres y docentes y en la aportación de documentos y guías que ayuden a la construcción de la identidad de los más jóvenes.

Las universidades españolas, donde las asociaciones LGTB tienen una presencia importante, han avanzado en los últimos tiempos. Por ejemplo, la Autónoma de Madrid ha iniciado este año su curso Sexualidad Trans, que ofrece una perspectiva diferente al discurso tradicional de la transexualidad y analiza el desarrollo sexual de los miembros de este colectivo, así como el recorrido que pueden seguir tras aceptar su identidad.

El pasado mes de febrero, la Complutense organizó, junto a la Fundación Daniela, las Jornadas sobre las identidades trans durante la infancia y la juventud. Hace unos días cundió la noticia de que los estudiantes y docentes transexuales de la Universidad de Barcelona podrán utilizar en documentos no oficiales de la institución el nombre del género con el que se identifican, en lugar del que consta en el documento nacional de identidad. ¿Por qué? Para evitar la paradoja entre la apariencia física y el uso común de un nombre.

Todos estos datos hablan de mejoras que ayudarán a paliar la marginalidad y el ostracismo de este sector. ¿Lo sienten así los propios estudiantes?

“La realidad de las personas trans se puede terminar aceptando por completo”

A parte de esta petición de obviar su antiguo nombre, David, hoy ya con estas cinco letras que sí le representan figurando en el DNI, habla con naturalidad de sus circunstancias en sus años de universidad. «Pensaba que a mi facultad sólo iría a estudiar, no a hacer amigos, pero enseguida me sorprendí. En cuanto conocí a mis compañeros, me brindaron su apoyo. Me he sentido respaldado, comprendido… me ayudaron a reflexionar. Es cierto que en mi carrera hay gente con las miras abiertas, con sensibilidad, pero esto me hace pensar que la realidad de las personas trans se puede terminar aceptando por completo», anhela.

En cambio, sí halló algún problema relacionado con el aparato burocrático y anquilosado de la institución universitaria. «Tuve que ir, profesor a profesor, explicando mi situación para que supieran cómo tenían que referirse a mí y cuál era mi sexo. Fue un momento de mucha ansiedad, sobre todo al ver caras de sorpresa. Para los papeles, te mandan a Secretaría y, de ahí, a la Facultad de Ciencias de la Información… se pasan la pelota y piensas: ¡pero si lo único que quiero es cambiarme el nombre! Lo que se exige es una estrategia de igualdad educativa que incluya a las personas trans, con su formación para los docentes y la creación de un protocolo educativo que hable de ello», demanda.

Lola Rodríguez fue la primera transexual aspirante a reina del Carnaval de las Palmas

Suena de fondo la megafonía del Metro de Madrid cuando Lola Rodríguez responde al teléfono con su marcado acento canario. Acaba de salir de clase y está a punto de enfilar el fin de semana. El nombre de esta estudiante de Psicologíasaltó a los medios de comunicación cuando se convirtió en la primera menor transexual aspirante a reina del Carnaval de las Palmas. La frase que encabeza su concurrida cuenta de Instagram es «sin lucha no hay victoria». El pasado lunes, 5 de septiembre, añadió un acontecimiento importante a su biografía de Facebook: «Lola empezó a estudiar en la Autónoma de Madrid». Consiguió más de 200 likes.

Cuando tenía cuatro años, la joven comenzó a expresar que era una chica. A los 10, ya se había informado lo suficiente como para transmitírselo a su entorno con rotundidad. «Con mis padres fue todo muy fácil, hablamos con mi instituto… De adolescente vi alguna reacción entre compañeros, pero todos acabaron entendiéndolo a pesar de que éramos pequeños», agradece.

Hasta la fecha, en su facultad no se ha topado con ningún tipo de discriminación. Esto, a pesar de que, por ser menor, todavía sigue figurando el sexo masculino en su DNI. «En noviembre cumplo 18 y podré cambiarlo. Cuando entré en la facultad, tuve que hablar con el Vicedecanato de Estudiantes. No sé si sería el primer caso que se encontraban, pero se informaron muy bien y me dijeron que acudiera a ellos para lo que necesitara. Accedieron a ponerme sexo femenino en algunos documentos. En cuanto a mis compañeros, no me han preguntado nada, aunque tengo a muchos en Facebook y ven que cuelgo muchas cosas del colectivo LGTB. Tampoco yo lo voy diciendo de antemano, aunque no lo oculto», resume.

Exigen un protocolo para atender casos de transexualidad y agilizar trámites

En su opinión, los colectivos LGTB están muy integrados y son muy activos en el seno de la institución, lo que facilita las cosas. Sin embargo, como David, echa en falta una regulación que agilice lo relativo a los trámites del nombre.

Sí encontró algún que otro contratiempo Leo Vitallé, estudiante de Educación Infantil en la Universidad de Zaragoza. Él empezó el tratamiento después de entrar en el grado. En una ocasión, uno de sus compañeros se negó a llamarle Leoy se refirió a él por el nombre que había decidido abandonar.

Enfadado, el alumno acudió a María José Cubría, una de sus profesoras, que se movilizó de inmediato: «Organizaron unas jornadas sobre el tema, hablaron con todos los profesores y me cambiaron el nombre y el sexo en las listas. Yo había empezado la carrera como una chica y en mi DNI sigue poniendo que soy una mujer, pues aún no ha finalizado el proceso. Antes de eso, me sentía un chico, pero ni sabía qué decir ni podía decir nada. Hasta que el año pasado lo confesé. Salvo algún caso más como aquél, me han dado más apoyo del que esperaba».

Actualmente, en colaboración con el Vicerrectorado, Leo está redactando el borrador de un protocolo para atender casos de transexualidad, que es lo que reclaman la mayoría de las personas consultadas.

David Rivas manifiesta que, a pesar de las mejoras, hay todavía demasiadas cosas en el aire. En los últimos años, la transexualidad ha sido portada de revistas, objeto de artículos relacionados con el mundo de la moda… Se ha pasado de la marginalidad a, quizás, una banalización excesiva. Según Rivas, esta situación hace que siga habiendo camino por recorrer: «Te das cuenta cuando ves cómo se trata el tema en los medios, en el vocabulario que emplean para referirse a las personas trans, en el sensacionalismo… Echo en falta que se vaya más a las historias de las personas, a conocer qué sucede realmente. Pero es innegable que ya no es un tabú, tampoco en la Universidad».

UNA MATERIA TRANSVERSAL

El estudiante Xabier Lozano lanza una reflexión que atañe al propio currículo de las asignaturas. ¿Debe la transexualidad abordarse en la Universidad a fin de evitar lacras como la ‘patologización’? «En una ocasión, una profesora de Antropología del Parentesco dibujó un círculo y nos dijo que era un útero, y un triángulo que definió como testículos. Los equiparó con el hombre y la mujer;_no se dio cuenta de que una transexual no tiene útero. Respondió que lo había dibujado en función de cómo nos leía la sociedad. Aquí está el error», critica Lozano.

El (largo) camino hacia la despatologización de las personas trans

Artículo publicado en La Marea 43, a la venta en quioscos y aquí.

“Nos tratan como a personas enfermas cuando no lo estamos”. Guillem Montoro es contundente cuando relata su experiencia en el sistema sanitario. “Nos encontramos con profesionales que tienen una visión de la transexualidad como trastorno y utilizan términos que cuestionan el libre desarrollo de nuestra personalidad”, explica. En 1980, la transexualidad fue catalogada como un trastorno mental para la Asociación Americana de Psiquiatras. Aunque en 2013 cambiaron esta definición de su manual, el DSM-5, continúan refiriéndose a ella como “disforia de género”.

Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) sigue siendo una enfermedad mental. Este hecho, que se plasma en la atención sanitaria que recibe el colectivo y en la legislación actual, es una de las batallas diarias a las que hacen frente quienes no se identifican con el sexo y la identidad de género que les asignaron al nacer. La ley estatal de Identidad de Género aprobada en marzo de 2007 obliga a contar con un diagnóstico de “disforia de género” y al tratamiento correspondiente con el fin de “acomodar sus características físicas a aquellas del sexo reclamado” para poder llevar a cabo el cambio de sexo y nombre en el registro civil, una norma que además excluye a los menores. Para Montoro, esta disposición “patologiza a las personas trans”, una idea que comparte Ares Piñeiro, sexólogo y responsable del grupo de políticas transexuales de la asociación FELGTB: “La medicina sólo acepta como válida la palabra de un psiquiatra y no la nuestra a la hora de expresar nuestra identidad”.

La Conselleria de Salut catalana acaba de anunciar un modelo, sin precedente en Europa, que pone fin a la exigencia de este diagnóstico psiquiátrico y se articulará a través de la atención primaria y comunitaria con la Unidad Trànsit. “La transexualidad es una condición y no una enfermedad, como tampoco lo es la homosexualidad o la bisexualidad”, afirmó el conseller de Salut, Antoni Comín.  El Trànsit aboga por el acompañamiento y la autonomía de quienes acuden. La plataforma TRANSforma la Salut se basaba en ese modelo para la propuesta que presentó a la Generalitat. Sin embargo, en la página web de la Unidad de Identidad de Género del Clínic, aún se puede leer lo siguiente: “La transexualidad o transtorno de identidad de género son palabras sinónimas y se utilizan para describir malestar grave o disforia con el sexo de nacimiento”. Y avisan de que los cambios quirúrgicos son irreversibles.

Como consecuencia de esta consideración, Montoro señala, además, que los tiempos de espera pueden llegar a ser “desmesurados”. “Se trata de un proceso psicológico de un mínimo de seis meses. Después, para tener acceso al endocrino, tienes que esperar 3 o 5 meses más. Estamos hablando de prácticamente un año desde que acudes a la primera cita psicológica hasta que accedes a las hormonas. Esto puede llegar a ser lo más duro para algunos jóvenes”, lamenta. Por ello ha iniciado una campaña de microfinanciacion para lograr la financiación necesaria para realizarse una mastectomía: “Pero también para sensibilizar a la sociedad de nuestra realidad y hacerle ver que no somos bichos raros”. Además, “las listas en la Seguridad Social son eternas y los resultados nefastos, ya que no hay profesionales especializados en masculinizaciones de tórax”.

Menores trans: segregados e invisibles

La situación de menores transexuales no es muy diferente. Para Natalia Aventín, presidenta de laAsociación de Familias Transexuales Chrysallis y madre de Patrick, un niño trans, “en el tema sanitario hay una clara segregación: ante ciertos tratamientos, el ser una persona transexual o no serlo lo determina todo”. De este modo, hace referencia a los bloqueadores hormonales, que retrasan la aparición de caracteres sexuales secundarios y a los que también recurren algunas niñas cisexuales, es decir, no transexuales, “con una pubertad precoz, con el objetivo, por ejemplo, de que puedan llegar a crecer más”, explica. Aunque esta práctica está normalizada, “a la persona trans la cuestionan, la patologizan y la obligan a ir a una unidad especial donde ni siquiera es atendida por pediatras”.

Aventín señala en este procedimiento una vulneración de derechos como el del libre desarrollo de la personalidad y el respeto a la dignidad humana: “¿Cómo vas a vivir con autonomía si dependes de que alguien te dé un tratamiento o te permita cambiar tu nombre?”.  El otro núcleo importante de las reivindicaciones de las casi 400 familias que forman parte de Chrysallis se centra en las escuelas, donde son frecuentes las denuncias por casos de discriminación y acoso a los menores. Según Aventín, “hay realidades que permanecen invisibles en el temario educativo”, donde se representa un sistema binario “en el que los hombres tienen pene y las mujeres vulva sin contemplar que los genitales no son condicionantes para definir tu identidad”. No obstante, el colectivo ha elaborado una lista de colegios transfriendly, entre los que se encuentran aquellos centros en los que se ha mostrado una actitud positiva en el momento de tránsito de niños y niñas.

Hacia una Ley Integral de Transexualidad

El Parlamento de Navarra registró en 2009 la proposición de ley de Nafarroa Bai para el reconocimiento de los derechos de las personas transexuales. Se trataba de la primera de estas características en España. Años más tarde, en 2014, Andalucía se convirtió en pionera al aprobar una ley integral que incluía el derecho a la autodeterminación de género. Además, con la despatologización como uno de los puntos claves de la norma, retiraba la obligación de someterse a procedimientos médicos y exámenes psicológicos. Mar Cambrollé, presidenta de la Asociación de Transexuales de Andalucía (ATA), se refiere a esta ley como “un ejercicio de empoderamiento de los colectivos de personas trans”.

De esta forma, se eliminó la Unidad de Trastorno de Identidad de Género (UTIG), que Cambrollé define como “un modelo que segregaba y patologizaba”. Dicha ley ha inspirado a otras comunidades. Madridaprobó una norma similar el pasado marzo y en Valencia esperan la aprobación en las Cortes del anteproyecto presentado por PSOE y Compromís, hoy socios de Gobierno.

Son algunos pasos hacia la despatologización de la transexualidad y la consecución de una norma estatal integral “que acabe con los requisitos médicos y sea inclusiva para los menores”, reclama Cambrollé. “La OMS ha condicionado el modelo de salud a nivel mundial. ¿Es importante que la OMS despatologice? Sí. Pero, ¿es determinante para que en mi Estado no se haga? No”, concluye.


Dos leyes contra la LGTBIfobia en Andalucía

Un punto de la ley que acaba de presentar Podemos en el Parlamento andaluz ha generado el rechazo del PSOE, que ha presentado otra ley similar. El apartado dice: “Ante la negativa de los padres o tutores a autorizar los tratamientos [para el bloqueo hormonal], el personal sanitario atenderá al interés superior del menor a su salud en sentido amplio, entre tanto no reciban orden judicial en contra”.

Denuncia acoso por ser transexual

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Daniel Román muestra la denuncia presentada en los Juzgados de lo Social.

«Han vuelto a lo mismo. Desde que puse en conocimiento de la dirección que era transexual y estaba esperando mi cambio de nombre no lo respetaron, hubo un acoso y derribo tremendo hacía mí. Me despidieron y, tras demandarles, me readmitieron, pero ahora lo están volviendo a hacer». La vida laboral de Daniel Román es un tiovivo desde que en 2013 comunicara a la dirección de la ONG Nuevo Futuro Sirio, donde trabaja como enfermero en turno nocturno, que era transexual.

La citada ONG se encarga de la tutela de niños y adolescentes (entre 10 y 17 años) que salen del Instituto del Menor de la Comunidad de Madrid para su reinserción en la sociedad. De hecho, la Consejería de Asuntos Sociales de la Comunidad tiene un importante concierto con la ONG por su labor en dos pisos tutelados, en uno de los cuales trabaja Daniel.

El joven fue despedido en 2013 después de que la ONG le ofreciera una excedencia en repetidas ocasiones ya que, según la institución, podría afectar a los niños su proceso de cambio de sexo. «Me llegaron a decir que no daba el perfil psiquiátrico, aunque hasta entonces nunca había tenido problemas. ¿Qué pasa?, ¿que ahora con las hormonas se ha borrado el título de enfermero?», se preguntaba entonces el afectado.

Después de una denuncia de UGT y el apoyo de la diputada socialista Carla Antonelli, el joven fue readmitido, y todo iba bien hasta principios de este año, cuando ha comenzado a percibir que la actitud hacia él de la dirección ha cambiado paulatinamente. «Hice una solicitud de vacaciones a principios de año para irme 15 días en diciembre y todavía no sé si me las puedo coger, cuando otros compañeros lo han hecho», señala el joven.

«Hasta julio he tenido silencio administrativo; ese mes me dicen que son malas fechas para el centro, y les da un poco igual que sea parte de mis derechos y que me venga bien por cuestiones personales y familiares», relata Daniel, que les pidió una respuesta para finales de este mes con la advertencia de que, si no se zanjaba el tema, iba a denunciarles.

Poco después de su reclamación, recibió cartas de amonestación, según su versión, por no ir a un determinado número de reuniones de equipo, muchas de las cuales se celebraban por la mañana, cuando su horario de trabajo es de 20.30 a 10.00 horas. «Tengo derecho a descansar, me acojo a lo que marca el convenio», explica Daniel, que asegura que con otros trabajadores que no suelen acudir a esas reuniones «no tienen el mismo nivel de exigencia».

A finales de agosto, Daniel fue sancionado por cogerse dos días de permiso por el nacimiento de su sobrino, cuando avisó con 15 de antelación que necesitaba un par de días libres por asuntos familiares explicándoles que desconocía la fecha exacta. El día del parto volvió a comunicárselo por la mañana a la dirección, que le denegó el permiso y acabó sancionándole al no poder encontrar a un sustituto. En la carta que le remitieron explicaban que «he actuado de mala fe cuando según mi abogado tenía derecho a cogerme dos días por ingreso hospitalario de un familiar».

Por todo ello, y ante la posibilidad de que si recibe otra amonestación le despidan de forma procedente, Daniel denunció a la empresa en los Juzgados de lo Social de la Comunidad de Madrid el pasado día 19. «Ellos se ratifican en que soy indisciplinado y desobediente, y yo me ratifico en que no doy por buenas esas amonestaciones», añade el enfermero, que ahora se encuentra de baja por «ansiedad y depresión». «Es que su actuación no tiene excusa», zanja.