¡Cómprate un paraguas, puta barata!

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A principios de los 70, el rock se había convertido en la música de toda una generación. De alguna manera, una gran mayoría de aspectos de la sociedad habían sido “pervertidos” por este género musical y, pronto, esto se vería implementado en los musicales que abundaban por el West End londinense y el all american Broadway. En pocos años, habían pasado por estas salas musicales de la talla de Jesucristo Superstar o Hair, pero aún faltaba una pieza angular para el desarrollo del musical de rock, una pieza prácticamente olvidada por estos lares conocida como The Rocky Horror Picture Show.

Orígenes

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Para poder hablar con propiedad de esta película, sería necesario presentaros al padre de la criatura, Richard O’Brien. O’Brien, cuyo verdadero nombre es Richard Smith, nació en un pequeño pueblo llamado Cheltenham un 25 de marzo de 1942. Pronto se vio obligado a mudarse con su familia a Nueva Zelanda, donde su padre se había hecho con una granja de ovejas. Inspirado, quizá, por las historias de la gran ciudad, O’Brien decidió volver a Londres en busca de fortuna como actor. Una vez allí, tomó el apellido de su madre (puesto que ya existía un Richard Smith en la escena teatral) y no descansó hasta hacer carrera de ello. Tras varios papeles de especialista, como en el caso de Carry On Cowboy, O’Brien logró hacerse un hueco en la escena teatral del momento, participando en numerosas obras de teatro entre las que destacaremos Jesucristo Superstar, donde conoció a Jim Sharman.

Durante un ocioso invierno en el que se encontraba en paro, O’Brien decidió hacer algo al respecto y comenzó a perfilar un guión teatral que acabaría moldeando el resto de su vida. Este guión, repleto de homenajes al cine de serie B de ciencia ficción y terror, sería el germen de lo que hoy conocemos como The Rocky Horror Picture Show, aunque en aquel entonces sólo era conocido como They Come From Denton High. En cuanto el guión estuvo listo, O’Brien decidió mostrárselo a Jim Sharman, con quien había congeniado en su paso por Jesucristo Superstar. Pese a que el guión aún necesitaba trabajo, Sharman vio el potencial de un nuevo musical de rock y decidió colaborar con su amigo y, entre los dos, terminar de perfilar el escrito.

El salto al teatro.

Gracias a los contactos que tenia en la escena teatral londinense, a Sharman le resultó bastante fácil hacerse con un grupo de actores que representaran la obra. Con muy poco tiempo de producción, y habiéndose cambiado el título por el de The Rocky Horror Show, la obra de teatro fue estrenada en junio de 1973, en una pequeña sala alternativa llamada Theatre Upstairs Of Royal Court. El éxito de The Rocky Horror Show fue tan excesivo que muy pronto se vieron obligados a buscarse nuevas salas, más apropiadas a la afluencia de espectadores. De esta manera, The Rocky Horror Show pasó por teatros como el Chelsea Classic Cinema o el Kings Road Theatre, hasta afianzarse en el espectacular West End de Londres.

El éxito de la obra, según muchos afirmaban por aquel entonces, se debía en gran parte al reparto de actores que la interpretaban, pero especialmente a un joven prácticamente desconocido llamado Tim Curry. Al parecer, el papel del icónico doctor Frank-N-Furter brillaba sobre todos los demás gracias a la manera de actuar del joven de Grappenhall. Es más, la influencia de Frank-N-Furter era tal, que se dice que marcó la conducta de Mick Jagger en los años venideros.

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The Rocky Horror Show se había convertido en toda una institución en Inglaterra, la sala estaba siempre a rebosar y la gente acudía de todos los rincones del país. Es normal que, con tanta difusión, esta obra acabara llamando la atención de gente importante del mundillo audiovisual. Entra en juego Lou Adler. Acompañado por su amiga Britt Ekland, estrella de El Hombre De Mimbre, el fundador de Ode Records quedó maravillado al ver The Rocky Horror Show y decidió hacerse con los derechos de la obra para que fuera representada en EEUU.

El acuerdo con Adler tardó unos meses en ser formalizado pero, en marzo de 1974, The Rocky Horror Show fue estrenada en el Roxy Theater en Los Angeles, donde se mantuvo en cartel durante 9 meses. Gracias, de nuevo, a la labor de Tim Curry como el doctor Frank-N-Furter, The Rocky Horror Show pegó el salto a Broadway, al Belasco Theater para ser más exactos. Habiendo pasado por el West End y Broadway, la obra de teatro que crearon Richard O’Brien y Jim Sharman se había definido como una de las obras más importantes de los últimos años y era de esperar que las grandes productoras de Hollywood le hubieran echado ya el ojo.

Siguiente parada, Hollywood.

Lou Adler, dispuesto a ordeñar el negocio lo máximo posible, invitó a varios productores de las diversas majors para convencerlos de que una adaptación a la gran pantalla de The Rocky Horror Show sería un gran éxito. Entre estos invitados se encontraba Gordon Stulberg, visionario productor de la 20th Century Fox. Stulberg aceptó hacerse cargo de dicha adaptación bajo un par de condiciones: la primera, que el presupuesto de la película no fuera especialmente caro; y la segunda, que, siendo una producción británica, se americanizase más haciendo que los protagonistas fueran americanos. Ante la posibilidad de hacerse de oro, Lou Adler aceptó rápidamente estas condiciones y The Rocky Horror Picture Show comenzó su producción.

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Teniendo en cuenta que O’Brien y Sharman eran los creadores de The Rocky Horror Show y que habían mantenido un papel destacado en la producción de la obra tanto en EEUU como en Reino Unido, 20th Century Fox optó por contar con ellos manteniendo sus responsabilidades pasadas. De una forma similar, Tim Curry había desarrollado el personaje de Frank-N-Furter de tal manera que se había apoderado de él y su presencia en la adaptación era igualmente necesaria. El resto del reparto consistía, principalmente, en actores británicos provenientes del teatro o con una pequeña carrera en televisión pero, ¿qué actores americanos interpretarían a los protagonistas?

Pese a contar con el fabuloso Tim Curry como Frank-N-Furter, 20th Century Fox necesitaba hacerse con dos actores que dieran la talla para interpretar a la casta pareja formada por Brad y Janet. El papel de Brad fue una decisión bastante simple en aquella época. Barry Bostwick, pese a haber trabajado poco para el cine, era una joven promesa de Broadway con una interesantísima carrera teatral para el poco tiempo que llevaba en teatro. Aunque en su carrera ya contaba con papeles de alto nivel como Osric en la adaptación de Hamlet de 1968, Bostwick estaba en boca de todos tras interpretar a Danny Zuko en el musical Grease, por el que estuvo nominado a un Tony. El papel de Janet, sin embargo, recayó en una desconocida Susan Sarandon. Sarandon se había dado a conocer cinco años atrás con una pequeña película de la Cannon llamada Joe y, desde entonces, buscaba otro papel con el que darse a conocer en las altas esferas de Hollywood.

Una vez que el casting se completó, The Rocky Horror Picture Show comenzó a rodarse en Reino Unido, en los estudios Bray y la vieja mansión de Oakley Curt, comprada en 1949 por Hammer Films Productions. Sería necesario recordar que, en aquellas fechas y en busca del mayor beneficio económico, 20th Century Fox tenía bastantes contactos con subsidiarias que trabajaban en Reino Unido, como la productora de Robert Lippert. The Rocky Horror Picture Show tardaría sólo dos meses en rodarse por completo.

El 14 de agosto de 1975 en el Rialto Theatre de Londres, y unos meses después, el 26 de septiembre en el United Artists Westwood de Los Angeles, The Rocky Horror Picture Show se estrenó… y fue un verdadero y completo fracaso.

Del fracaso al culto.

Tanto crítica como público estaban de acuerdo. The Rocky Horror Picture Show era un enorme fracaso. Pese a contar con un estreno limitado con vistas a ampliarse para Halloween de ese mismo año, la venta en taquilla de los primeros días de estreno fue tan desastrosa y la crítica tan mordaz, que 20th Century Fox se vio obligada a retirar la película de la cartelera de muchas salas de cine. Muchos dirían que la productora se rindió ante las malas cifras pero estarían equivocados, Fox intentó por todos los medios hacer que la película funcionara. De hecho, se llegó a componer una doble sesión con otra película relacionada con el rock, El Fantasma Del Paraíso, en salas de cine cercanas a los campus universitarios, donde era bien conocido que el cine funcionaba mejor… y en época de exámenes aún más. Ni siquiera así se consiguió que la película diera beneficios.

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Pasado un tiempo, Fox decidió realizar un estudio que pudiera explicar el porqué del fracaso de taquilla de una película tan exitosa en teatros de todo el mundo. El resultado del estudio les dio un dato de lo más curioso, el único cine en el que la película parecía funcionar adecuadamente, el United Artists Westwood, debía su éxito a que los espectadores repetían y repetían la película. No sólo eso, por lo que llegaron a averiguar, en sus segundas y terceras visitas las canciones habían logrado hacerse un hueco en sus cabezas y las cantaban al unísono mientras se proyectaba la película.

Vista la luz que arrojaban estos datos, 20th Century Fox decidió cambiar la estrategia comercial de The Rocky Horror Picture Show. Tras reunirse y decidir cambiar el trato que recibiría la película, Fox se puso en contacto con un distribuidor llamado Walter Reade y se estableció una nueva fecha de estreno, abril de 1976, en el Waverly Theater de Greenwich Village, NYC. La única diferencia con respecto al anterior estreno es que contaría exclusivamente con pases de medianoche. Y la película alcanzó el culto. ¡Y de qué manera!

The Rocky Horror Picture Show se mantuvo en cartelera en el Waverly durante 95 semanas seguidas. Por supuesto, ante este rotundo éxito, 20th Century Fox repitió la formula en diversas salas de cine en pos de recuperar las pérdidas generadas en sus días de estreno. Lo que nunca imaginaría Fox es que habría dado con un filón de tal calibre…

Comienza la fiesta.

Cinco meses más tarde de su segundo estreno en el Waverly, un callado profesor de escuela llamado Louis Farese Jr acudía, como tanta otras veces, a su sala de cine favorita para ver su película favorita, The Rocky Horror Picture Show. Pagó su entrada como cualquier otro día, se sentó en su butaca favorita y comenzó a canturrear el Science Fiction, Double Feature, como tantos otros días. Brad y Janet se prometen tras la boda de unos amigos, van de visita a casa del doctor Scott y la lluvia les hace perderse, hasta ahí todo normal. Sin embargo, ese día pasó algo distinto hasta entonces. Janet sale del coche para ver un enorme caserón en el horizonte, usa unas hojas de periódico para protegerse el peinado y…

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Farese Jr sabía bien lo que había pasado. Llevaba días imaginando como sorprender al resto de sus amigos con una frase ocurrente durante la película. Y tuvo éxito. Mucho éxito. Las risas y aplausos inundaron el lugar y el público entró en frenesí. La experiencia The Rocky Horror Picture Show había nacido con esas simples palabras.

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Desde entonces, una serie de tradiciones, ceremonias y frases ocurrentes fueron añadiéndose a la película. El público gritaba puta cada vez que se nombraba a Janet, gilipollas si el nombrado era Brad, el arroz volaba en la escena de la boda, numerosos espectadores acudían disfrazados y dispuestos a bailar el Time Warp… Toda una serie de ritos que sumaban y sumaban a la experiencia, nacidos todos del azar y la espontaneidad absoluta. Mientras tanto, llegaban noticias de un cine en Pittsburgh, el Kings Court Theater, donde un grupo de fans acudían disfrazados e interpretaban a sus personajes favoritos frente a la pantalla del cine. Esta caótica vorágine de acontecimientos necesitaba un orden pero, ¿quién en su sano juicio podría hacerse cargo de tan ardua tarea?

Sal Piro no era un fan como cualquier otro. Amante de The Rocky Horror Picture Show por encima de todas las cosas, fue uno de los primeros en subirse al escenario para interpretar a sus personajes favoritos. También fue el primero en editar una revista para todos los fans, The Transilvanian, en la que recogía todos los ritos que iba descubriendo de cada uno de los rincones del país y escribía todas aquellas noticias o artículos que consideraba que podría interesar a un fan de The Rocky Horror Picture Show. Todo esto le valió para hacerse con la presidencia del Club de Fans, máximo órgano del fandom de Rocky Horror, activo desde 1977.

Con ayuda de este club de fans, The Rocky Horror Picture Show creció de forma astronómica. Si en Halloween de 1976, el público tan sólo se disfrazaba y gritaba a la pantalla, dos años más tarde, en 1978, The Rocky Horror Picture Show se proyectaba y representaba con un elenco de actores recurrentes en más de 50 cines en pases de medianoche. No sólo eso, en 1978 el The Transilvanian estaba totalmente afianzado entre los fans y las primeras convenciones fueron tomando lugar. Justo antes de entrar en los 80, The Rocky Horror Picture Show contaba con sesiones bisemanales en más de 230 salas de cine repartidas por todo el mundo y el Club de Fans se convertía en un órgano internacional.

Post coitum.

Tras el éxito cosechado por The Rocky Horror Picture Show, era de esperar que se intentara repetir la fórmula. Se cuenta que, poco tiempo después de su segundo estreno en cines, O’Brien le ofreció a Sharman un guión para una secuela en el que Frank-N-Furter resucitaba y Janet estaba embarazada, pero no se sabía si sería de Frank-N-Furter, Rocky o Brad. El título de esta secuela nonata iba a ser Rocky Horror Shows His Heels. Sin embargo, Sharman comentaba que esta historia se parecía demasiado al de la película original y tuvo que convencer a O’Brien para que empezara un nuevo guión.

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Este segundo guión, titulado originalmente The Brad & Janet Show, acabaría convirtiéndose en lo que hoy conocemos como Shock Treatment, spin-off de The Rocky Horror Picture Show en el que Brad y Janet acaban involucrados en un reality show de lo más esperpéntico. Lamentablemente, esta segunda parte no tuvo el éxito de la primera, ni siquiera estrenándose en los mismos cines ni en los pases de medianoche, y ahora se ha convertido en una mera anécdota cuando se la nombra.

Pese al fracaso de Shock Treatment, Richard O’Brien siempre ha querido hacer una secuela directa de The Rocky Horror Show. A finales de los 80, O’Brien escribió un nuevo guión llamado Revenge Of The Old Queen pero Fox no quiso implicarse en el proyecto y a ninguna de las demás productoras le merecía la pena luchar por los derechos de los personajes de The Rocky Horror Picture Show. El proyecto quedó enterrado bajo miles y miles de toneladas de burocracia y desgana.

Desde entonces, Richard O’Brien ha seguido con su vida, creando rumores cada década y disfrutando de convenciones y fans. Al fin y al cabo, The Rocky Horror Picture Show no habría sido lo mismo sin sus fans. Gracias a ellos aún se representa en todos los rincones del mundo y su característico estilo se ha diluido en la corriente sanguínea de la sociedad contemporánea. Y a esto se debe este artículo, ¡celebremos The Rocky Horror Picture Show! Olvidaos de ese reciente y repulsivo homenaje de Fox por un minuto y, si sois verdaderos fans, bailad con Richard O’Brien el Time Warp en su más reciente aparición grabada en cámara. It’s just a jump to the left…