El ‘autobús del odio’ de Hazte Oír provoca escenas de tensión en el centro de Sevilla
Unos 200 manifestantes cierran el paso al vehículo, que pretendía llegar a la sede de la Junta de Andalucía para dejar un escrito. La Policía protege al autobús ultra, al que se le han lanzado naranjas y realizado pintadas en los laterales.
El polémico autobús de Hazte Oír que porta un mensaje contra los menores transexuales se ha adentrado este miércoles en Sevilla, Andalucía, territorio hostil. El Parlamento andaluz fue la primera Cámara autonómica que aprobó por unanimidad de todos los grupos políticos una ley que reconoce los derechos de las personas transexuales, y el Ayuntamiento aprobó hace unas semanas una declaración institucional, también suscrita por todos los grupos, en contra del autobús.
Los integrantes del “autobús del odio” han notado desde el principio esa hostilidad: el vehículo ha sido inmovilizado ante las puertas del palacio de San Telmo, sede del Gobierno de Susana Díaz, por más de un centenar de manifestantes que han increpado al bus tránsfobo. Algunos incluso han lanzado naranjas contra las ventanas del vehículo.
Ante la que más evidente tensión, la Policía Nacional ha desplegado efectivos para proteger al vehículo de la organización Hazte Oír, cuyo presidente, Ignacio Arsuaga, pretendía dejar un escrito en el registro de la sede de la Junta de Andalucía. Las lunas del autobús muestran impactos de piedras, el parabrisas está desprendido y hay pintadas en los laterales. El vehículo lleva impreso el dibujo de un niño y una niña, pero alguien ha pintado sobre él, el aparato genital femenino, y sobre ella, el masculino. La mayoría de manifestantes son jóvenes. La Policía ha desplegado a los antidisturbios, y ha requerido la identificación de algunos chavales, pero de momento no se ha producido ninguna detención.
Hazte Oír cambió el lema que el autobús llevaba inicialmente en los laterales —Los niños tienen pene, las niñas vulva, que no te engañen— después de que la Fiscalía ordenase paralizar el vehículo por un supuesto delito de incitación al odio. El mensaje con el que ha llegado este miércoles a Sevilla es distinto —Respeto para todos. No al bullying— pero el objetivo es el mismo.
Antes de llegar a Sevilla, el vehículo paró primero en una explanada del municipio de San Juan de Aznalfarache, donde el presidente de Hazte Oír, Ignacio Arsuaga, fue recibido por un grupo de personas, hombres disfrazados de mujer, y mujeres de hombres, que habían acudido para manifestarse en señal de protesta.
Los manifestantes pertenecen al equipo de trabajo de Podemos Andalucía, como confirmó la propia coordinadora regional, Teresa Rodríguez, que aseguró haber enviado a esta “comitiva de Podemos” para hacer ver al “autobús del odio” que “no son bien recibidos”.
Entre los manifestantes frente a San Telmo hay varios dirigentes de Podemos Andalucía, incluido su secretario de Organización, Nacho Molina, que gritaba en primera fila: “¡Hazte oír, háztelo mirar!”.
También estaba el concejal de IU en el Consistorio hispalense, Daniel González Rojas, y el portavoz del movimiento LGTB del PSOE, Fran López, que aseguró que quien arrojó la piedra contra el vehículo fue “un espanténeo que no estaba entre los manifestantes y que siguió corriendo sin detenerse”.
La ciudad de Sevilla, como muchas otras ciudades españolas, se preparaba para recibir con protestas y gritos al autobús tránsfobo desde el mismo día que la organización anunció que visitaría la capital andaluza. Hace unas semanas, el pleno del Ayuntamiento de Sevilla aprobó una declaración institucional, votada por todos los grupos políticos, que advertía de que el mensaje de Hazte Oír supone “una incitación a la discriminación y lesionan la dignidad de las personas por razón de su identidad sexual, denigrando a los menores transexuales a los que se humilla públicamente y desprecia generando un descrédito en su entorno por pertenecer al grupo de personas en las que no coincide su identidad sexual con el sexo asignado al nacer en función de sus genitales”.