Con I de Intersexualidad: tres libros sobre la letra más olvidada del arcoíris

Con la celebración del Orgullo Mundial en la capital madrileña, aprovechamos para acordarnos de la letra más olvidada del arcoíris

Julie Andrews en ‘Victor o Victoria’

Según define Human Rights Watch, los intersexuales son personas que “nacen con características sexuales que no encajan con las nociones binarias típicas de los cuerpos masculinos o femeninos”.

En España se desconoce cuántos bebés nacen al año sin una asignación tradicional del sexo, pero la OMS cifró en un 1% el número de personas intersexuales en todo el mundo. Según un sistema de estadísticas basado en EEUU, en nuestro país habría 250 recién nacidos cada año con esta condición.

Aunque este colectivo se encuentra bajo el paraguas de las siglas LGTBI, en España sufren una situación de invisibilidad acorde con la falta de cifras oficiales. La búsqueda de la identidad sexual es una temática cada vez más recurrente en el cine y la literatura, pero por cuestión de estadística, los intersexuales no han recibido la misma atención que las personas homo o trans.

Con la celebración del Orgullo Mundial en la capital madrileña, aprovechamos para acordarnos de la letra más olvidada del arcoíris. Los autores de los sucesivos títulos han afrontado desde distintas perspectivas la realidad de un colectivo que aún vive apresado entre los prejuicios sociales y la cuadriculada visión de lofemenino y lo masculino. Sirvan estos títulos, dos ficticios y otros dos ensayos, para mirar con otros ojos a este mundo; un mundo donde hay dos únicos países que hayan prohibido la mutilación genital de personas intersexuales.

Middlesex (Editorial Anagrama)

Jeffrey Eugenides

Ocho años después de publicar su ópera prima, Las vírgenes suicidas, Eugenides trazó una Odisea de descubrimiento sexual y genealógico que le valió el Pulitzer en 2003. El escritor de ascendencia griega usó su propio hilo familiar para crear la Gran Obra Americana desde los ojos de un inmigrante.

Para reproducir la expulsión turca de los griegos de Asia Menor en 1922, el autor solo tuvo que meter las narices durante dos años en una biblioteca.

Una tarea dura y nada desdeñable hasta que se presentó la segunda: también quería que su protagonista fuese intersexual. Se basó en el personaje Tiresias de la Metamorfosis de Ovidio y en Herculine Barbin, un hermafrodita del siglo XIX. Pero a él le interesaba la concepción del placer sexual y su relación con la herencia, y así surgió Calíope.

¿Cómo se crean las identidades? ¿Nos las conceden? ¿Las creamos? ¿Qué papel juegan nuestras familias? Calíope parece destinada a encarnar la leyenda sobre esas niñas que cuando llegaban a una cierta edad se transformaban en hombres. Cuando al final asume su naturaleza, el personaje afirma en numerosas ocasiones que nació dos veces, una como Calíope y otra como Cal Stephanides.

La virtud de esta novela es la de querer entender lo que otra mucha literatura ha resuelto con estereotipos. Eugenides investigó durante años los aspectos biológicos de la intersexualidad hasta dar con la raíz genética de esta condición. “A veces, la genética es entendida de una manera similar a la antigua idea griega de un destino, con el que se nace y del que es imposible escapar”, dijo en su día el escritor. Calíope plantea el debate sobre cuánto le debemos a la naturaleza y cuánto a la educación, y a la vez es portador de un mensaje: hay más libertad en juego de lo que sugiere el determinismo genético.

“Nací dos veces: fui niña primero, en un increíble día sin niebla tóxica de Detroit, en enero de 1960; y chico después, en una sala de urgencias cerca de Petoskey, Michigan, en agosto de 1974”

El chico de Oro (Editorial Bruguera)

Abigail Tarttelin

Max Walker es el prototipo de adolescente rubio, atleta, estudioso, triunfador entre sus compañeros y querido por sus padres. A primera vista vive una juventud perfecta, pero solo en apariencia porque, ¿qué adolescencia lo es?

El chico de oro también es intersexual, aunque él no lo sabe porque sus padres decidieron ocultárselo después de hacerle pasar por el quirófano de niño. Max descubrirá su lado femenino de la forma más cruel y abrupta: a partir de una violación. Desde ahí se sucederán las situaciones límite avivadas por el trauma y la exaltación hormonal.

Abigail Tarttelin escribió esta novela con tan solo 24 años, cuando se pudo permitir abandonar su trabajo de camarera en King’s Cross y codearse entre la joven élite literaria de Londres. La epifanía le llegó tras ver la película XXY, de la argentina Lucía Puenzo. En esta, Alex también es intersexual, pero desde su infancia sus padres han intentado que crezca como mujer, aislando y redirigiendo su orientación sexual.

A partir de ahí, la escritora comenzó a documentarse y a formar una tesis sobre la cuadriculada generación del Facebook, como ella la llama, donde lo masculino y lo femenino está rodeado de tabúes. También rechazó el término hermafrodita, ya que “parece que hablas de una criatura mitológica, o de un ser que es masculino y femenino y capaz de fecundarse a sí mismo. La intersexualidad incluye diversas condiciones”.

Una mirada fresca sobre un tema delicado de asumir en una ópera prima. Tarttelin reconoció el esfuerzo de su esmero y la importancia de situar esta trama en el género del young adult. La novela no está dirigida necesariamente a un público juvenil, ya que el narrador va variando el punto de vista desde el de la madre, el padre, el hermano y la doctora de Max. Además del aplauso de la crítica, decenas de familias agradecieron a la autora no sacrificar un reflejo fidedigno de la intersexualidad en pos de una historia excitante.

“Estoy tratando de darme prisa por la calle Promenade, en parte por el frío y en parte porque no quiero que nadie me vea, el chico Walker, el hijo de Stephen Walker, fuera de la escuela. Todo el mundo conoce a papá. La mayoría conocen a mamá. Gente que no conozco me para todo el tiempo”

Transexualidad, intersexualidad y dualidad de género  (Editorial Bellaterra)

José Antonio Nieto Piñeroba

A diferencia de los dos títulos anteriores, el de Nieto es un ensayo que aborda el contexto jurídico de la condición intersexual y transexual. Este volumen es una recomendación especial de la Librería Berkana, especializada en temática LGTBI.

En él, el autor se decanta por una moratoria de la intervención quirúrgica hasta que la persona intersexual pueda decidir por sí misma. Al final de su texto, se recoge una aspiración utópica que cuestiona el estático sistema binario de género y que también abre el debate a su perpetuidad. Junto a los apuntes sobre intersexualidad, Nieto se posiciona en contra del modelo que reconoce la transexualidad como un “trastorno de identidad de género” por ser una etiqueta estigmatizadora.

Además del ensayo de este catedrático, que ejerce en Nueva York y es director de un máster a distancia en Sexualidad Humana, cabe destacar Sobre el derecho de los hermafroditas, de Daniel J. García. Este volumen rescata un texto olvidado en la Bibliothèque Nationale de Estrasburgo y publicado originalmente en latín ( De iure circa hermaphroditos) que defendió en 1788 un joven de 19 años. Por primera vez traducido al español, el libro supone un cierre simbólico del tratamiento de los intersexos en el ámbito estrictamente jurídico, en el que la persona intersexual pasará a partir de entonces de la tutela legal a la médica.

En el extenso prólogo, García hace un repaso de la genealogía de los intersexos, desde la Grecia clásica hasta la etapa actual, en la que comienza a primar el derecho a la autodeterminación del sexo y el género, como ponen de manifiesto los primeros países que han prohibido las cirugías de mutilación a menores intersexuales.

Madrid: arcoíris gay

  • RAÚL DEL POZO

/ULISES CULEBRO

El Madrid soñoliento -bajo el sol que hace granadas, con mi perrita ladrando porque cree que está en el infierno- será el Ática. Ha aparecido una bandera de 100.000 lazos irisados en la Cibeles, nuestra estatua de la libertad. El arcoíris sale después de la lluvia; luego es falso que lo colocara Dios para asegurar que no habría otro diluvio. Miles de años después, las diosas Cibeles Iris anuncian la fiesta mundial de la diversidad y la del orgullo gay.

Me dijo ayer Kike Sarasola: “Me siento orgullosísimo de ser de Madrid, la capital de la libertad. Van a venir miles de parejas gais con hijos. Será una fiesta familiar”. Le pregunto si hay todavía en España brotes de homofobia y me dice que queda el “0.001 por mil de imbéciles”. “En España se les acepta y se trata con mucho respeto a los homosexuales”, explica.

Madrid, qué bien resistes, qué bien recibes, eres la capital de la tolerancia, como lo fue San Francisco. Ciudad libre para los homosexuales, lesbianas, bisexuales, travestis, ninfas. Subirán a las carrozas para afirmar que han alcanzado el derecho de ciudadanía y tendremos que compartir el jergón, la petaca, la piltra o el polvero con sirenas de pluma. Va a empezar la manifestación más grande del universo: dos millones y medio de bodies, con los hospitales preparados para dar píldoras anti VIH a los que se den puntazos.

El anglicismo gay está aceptado y esto es posmoderno y vanguardista. En la Democracia española todos los partidos aceptan el matrimonio homosexual; se lo recordaba el otro día un socarrón a un ex alcalde del PP: “Me han dicho que nunca se han visto tantos gais como en el Congreso del PP de Sevilla”. El ex alcalde respondió que no ha habido recientemente un congreso en Sevilla, a lo que María Dolores de Cospedal apuntó: “Sí lo hubo, hace poco más de un mes”.

La intolerancia tiene una historia negra y feroz de persecución religiosa y política. Hoy, el Vaticano del Papa Francisco ya no considera la homosexualidad como pecado nefando y hubo papas tolerantes, como Sixto IV, que hizo cardenal a su barbero por ser padre de su amante.

Otros pontífices y reyes fueron feroces. Felipe II dio esta orden antes de la batalla de Lepanto: “Los que sean cogidos por sodomíticos, instantáneamente sean quemados, y en esto serán comprendidos el haciente y el paciente”. A los que practicaban la sodomía se les consideraba mariposas; se les acercaba a la fogata y si no se arrepentían morían quemados.

No consideremos esta apertura española como definitiva; suele haber marchas atrás. La homosexualidad estuvo institucionalizada, y hasta sacralizada, en civilizaciones antiguas. Aristóteles explicó el fenómeno afirmando que los griegos la consideraban un modo de controlar la natalidad. “El amor por los jóvenes de los griegos -escribe Durrell– echó firmes raíces y encontró incluso las más benditas sanciones por parte de la religión”. Era cuando cantaba Safo: “Con la suave Venus/ en delicioso lecho/ dormí entre frescas rosas/ dormí amorosos sueños”.

La fiesta del Bilbao Pride se afianza con 22 actos diversos este fin de semana

Además, desde hoy hasta el domingo, 23 locales apoyarán al colectivo LGTB

Miembros de la organización posan en Bilbao La Vieja. (Foto: J. Lazkano)

BILBAO – Bilbao está preparada para dejar ver en su cielo desde hoy y hasta el domingo un brillante arco iris que representará la nueva edición de Bilbao Pride, una cita lúdica y cultural de sensibilización en apoyo a los derechos de las personas LGTB (lesbianas, gais, transexuales y bisexuales).

Bajo el lema Gora bizitza, viva la vida, celebrate life, vive la vie, Bilbao tendrá este fin de semana 22 actividades que abarcan desde conciertos, cine, deporte, gastronomía y charlas en torno a los derechos y retos del colectivo LGTB, como también espacios para disfrutar con la familia.

La Ur Parade, el desfile por la ría de varias embarcaciones el sábado a partir de las 17.30 horas, es el acto que más brillará. Llenará la ría de embarcaciones que navegarán hasta Portugalete desde el embarcadero de Pío Baroja, frente al Ayuntamiento de Bilbao. En este punto se unirán al desfile las embarcaciones privadas que se sumen de manera voluntaria al desfile. Será el regreso y el paso ante el Guggenheim, sobre las 19.15 horas, la imagen más icónica de Bilbao Pride 2017.

Otro de los puntos fuertes del programa presentado tendrá El Arenal como escenario. El viernes a las 21.00 horas será el turno de la cantante Kate Ryan y el sábado a la misma hora actuarán La Prohibida, Las Bistecs e Iholdi Beristain, ganadora del programa Go!azen. Toda la información del programa está disponible en www.bilbaopride.com

Fabio González, coordinador del evento, destacó durante la presentación que esta cita tiene como objetivo celebrar la “diversidad afectiva, sexual y de género” y, por ello, es un acto abierto a todo el mundo. “Seas como seas, ames como ames, Bilbao Pride es para ti”, dijo.

La cita cuenta con el apoyo municipal. El director del área de Igualdad, Cooperación, Convivencia y Fiestas de Bilbao, Alberto Ruiz de Azua, explicó que a partir del año que viene en los presupuestos del Consistorio aparecerá una partida dirigida a la visibilización y promoción de la normalización de la diversidad. “Somos conscientes de que tenemos y debemos apoyar al colectivo LGTB”, detalló.

Esta psicóloga ayuda a las lesbianas a dejar de ser invisibles

“La sociedad les envía tantos mensajes negativos que muchas terminan creyéndolos”

 

Cuando la sociedad piensa en una pareja de lesbianas lo hace, a menudo, como en un objeto deseo propio o ajeno, en vez de como a dos personas con derecho a desear. A pesar del cambio positivo que han experimentado los derechos del colectivo LGTB+, ellas siguen siendo el sector menos visible. Paula Alcaide es psicóloga especializada en atender a mujeres homosexuales y bisexuales. Se enfrenta a diario en su consulta a los problemas derivados de este doble estigma, del que habla con Verne a pocos días del World Pride de Madrid.

Paula Alcaide

Centrada en un tema que abordan muy pocos profesionales, Alcaide sueña con quedarse sin pacientes, en su gran mayoría mujeres que no se sienten escuchadas. Trabaja con ellas las claves para enfrentar ese conflicto.

“El principal punto a trabajar como mujeres no heterosexuales es el de la asertividad, que no les cueste marcar límites de forma cordial”, dice Alcaide. “Si fueras heterosexual, ¿dirías o harías algo en vez de quedarte callada? Pues entonces hazlo” es el consejo habitual que suele dar a sus pacientes.

Además de la frustración por esa falta de reconocimiento, otros temas que la psicóloga suele tratar con sus pacientes son “la vergüenza, la ansiedad y la hipervigilancia para que no se note su condición sexual, especialmente en zonas pequeñas”.

Todo ello se traduce en un suceso muy común, la llamada “lesbofobia interiorizada”, que también impide que muchas lesbianas reclamen de forma pública sus derechos. “Son tantos y tan habituales los mensajes negativos que la sociedad les envía de forma directa o indirecta, que resulta muy complicado no terminar creyéndoselos”.

Alcaide, en la treintena, colaboró con el departamento de psicología social de la Universidad de Barcelona y antes de comenzar a involucrarse en activismo lésbico. Gestionó el grupo LesCat (Lesbianas en Cataluña) y es copresidenta de la Asociación Afirma’t. Ahora es responsable de diversidad sexual en la Fundación Salud y Comunicad (FSYC).

Desde su consulta en el Institut d’Estudis de la Sexualitat i la Parella en Barcelona atiende a mujeres de todo rango de edades, aunque también lo hace a través de internet. Colabora con Gabriel Martín, especiaizado en psicología afirmativa gay y que contó en Verne en primera persona su experiencia al nacer con órganos intersexuales.

¿Por qué asertividad?

Alcaide Asesora a aquellas mujeres que son minoría entre la minoría. O al menos es lo que su falta de visibilidad hace parecer. Por cada Elena Anaya o Dulceida que aparecen en público mostrando su condición sexual con naturalidad, hay miles de mujeres que se sienten invisibles e incapaces de expresarse. Trabaja por el cambio mientras las terapias para curar la homosexualidad no han desaparecido del todo en España.

Alba Paúl y Aída Domènech, justo después de comprometerseen verano de 2016

1. Seguimos educados en roles de género

Esa invisibilidad, aunque a menudo buscada por ellas mismas, no es deseada. “Las mujeres lesbianas y bisexuales son discretas para protegerse de una sociedad que sigue manteniendo los roles de género. Por eso su forma de luchar por su identidad sexual es distinta de la de otros miembros del colectivo LGTB+. Los hombres siguen siendo educados para aprender a manejarse en espacios públicos -como por ejemplo la conquista en el sector profesional-. Mientras, a ellas se les educa pensando en la esfera privada -el de las amas de casa-“, cuenta a través del teléfono.

2. La presión familiar

La doble presión social que sufren ellas hace que el recurrente “ya se le pasará; es solo una fase” termine convirtiéndose a veces en una realidad, comenta la psicóloga. “Ese papel de cuidadora que se sigue asignando a la mujer hace que su salida del armario sea especialmente dolorosa en el entorno familiar. Suele ser un tema tabú entre madres e hijas. No hay comunicación y, en ocasiones, algunas mujeres vuelven al armario porque no se les escucha”.

3. Forzadas a elegir entre feminismo y orgullo lésbico

Mientras el colectivo gay ha avanzado en sus reivindicaciones en las últimas décadas, las mujeres lesbianas y bisexuales han tenido que elegir dentro de su lucha. “Se consideró primordial reclamar primero sus derechos como mujeres y, durante décadas, fueron un activo muy importante en el movimiento feminista”, recuerda Alcaide.

4. Siguen faltando referentes públicos

Si Alcaide es tan activa en internet es porque encuentra de este modo una nueva vía que no han encontrado mujeres de generaciones anteriores. Considera que “siguen faltando referentes públicos para las mujeres lesbianas y bisexuales”. Es a través de redes sociales o de YouTube que encuentran comprensión y la posibilidad de expresarse.

5. Borradas por la historia

Uno de los casos que más ha impactado a Alcaide es tratar el duelo de una mujer de 65 años que llevaba 40 años con su pareja, hasta quedarse viuda. “Es una historia de amor que se vivió en pleno franquismo. Me recuerda que, el hecho de que no supiéramos de ello no significa que su conflicto no existiera”.

Doña Ana: madre y abuela de los mellizos de su hijo

Doña Ana embarazada (izqd) y con los mellizos, su hijo Luis Henrique y su yerno Gustavo Salles. CRÓNICA

Empecemos por el principio. Esta es la historia de una pareja homosexual que soñaba con tener un hijo. También es la historia de una madre dispuesta a todo por su primogénito. Los tres juntos han creado uno de esos relatos que rompe esquemas y que, polémicas aparte, acaba con final feliz: “Todo lo hemos hecho por amor“, repite el trío.

Doña Ana tiene 58 años y con esa edad tuvo su tercer parto. Pero la gran diferencia respecto a los anteriores es que esta vez engendraba en su útero dos embriones con el óvulo de una donante anónima y los espermatozoides de su hijo, Luis Henrique Aranha (33 años), y de su yerno, Gustavo Salles (26). El 5 de octubre de 2016 a las 23.22 de la noche Ana María Aranha se convertía en madre y abuela al mismo tiempo de los mellizos Joao Lucas y Pedro Henrique.

Pero para llegar al desenlace, esta enfermera jubilada tuvo que superar una carrera de obstáculos, tanto físicos como emocionales. El primero fue hacer que su útero después de dos décadas de menopausia volviera a funcionar. Un tratamiento hormonal le permitió cumplir con la primera etapa: “Me sentía más joven que nunca, más sana”, cuenta a Crónica mientras sostiene en brazos a Pedro Henrique, que acaba de pasar su primera gripe.

Doña Ana es tímida, pero tiene una sonrisa amplia de buena persona que a veces exagera con una carcajada, como cuando recuerda que en los primeros días de embarazo no soportaba comer frijoles. “Fue rarísimo porque me encantan, pero no podía sentir su olor, me daban ganas de vomitar”, nos dice.

Su hijo Luis Henrique sigue el estilo materno: habla poco y sonríe mucho. Dice que está “feliz de ser padre”, que “por suerte el embarazo fue muy tranquilo” y mira de reojo a su marido esperando que sea él quien continúe la conversación. Gustavo Salles es el yerno de doña Ana, aunque a estas alturas podría decirse que funciona como su alter egoVivió cada tramo del embarazo como si fuera suyo, sin despegarse de la suegra; fue por él que se inició esta travesía, cuando la tristeza le llevó a una depresión de la que no encontraba salida: su deseo de tener hijos crecía y los intentos de adopción frustrados se acumulaban.

Barriga solidaria

Fue en agosto de 2015, una tarde después del almuerzo en la casa de su suegra en Capivari (un pueblo del interior de São Paulo), cuando doña Ana le dijo a su yerno: “Si pudiera hacer algo para ayudaros a tener un bebé lo haría“. A Gustavo se le encendió una lucecita, ya había pensado en ello pero no se atrevía a nombrarlo. Volvió a casa y le dijo a Luis Henrique que su madre podría ser una “barriga solidaria”.

Desde 2013 el Consejo Federal de Medicina (CFM) de Brasil reguló la norma de “embarazo por sustitución”, una ley que permite que una pareja que no tiene posibilidades de tener hijos pueda pedir ayuda a un familiar de hasta cuarto grado (madre, hermanas, tías o primas) con el fin de que ceda su útero para gestar al bebé, con la condición de que no haya ninguna compensación económica.

Según la vicepresidenta del Instituto Brasileño del Derecho a la Familia, María Berenice Dias, la aprobación de la ley ha beneficiado especialmente a las parejas homosexuales, que cada vez utilizan más esta opción. No hay cifras oficiales que lo confirmen, pero desde la clínica de reproducción asistida Fertilis de Sorocaba aseguran que en el último año ha habido “un aumento notable de parejas” -muchas de ellas, heterosexuales, aclaran- que ya llegan a la primera consulta junto al familiar que les prestará el útero.

Gustavo se especializó en el tema y se hizo con argumentos para convencer al marido. Vio “todos los documentales” sobre casos parecidos y leyó “todas las noticias del extranjero” sobre mujeres que pasados los 50 tenían un bebé: “Luis Henrique tenía más miedo que nosotros, le preocupaba que algo no saliera bien, que su madre tuviera algún problema“.

La insistencia de la madre y el marido surtió efecto y el trío se hizo inseparable. La primera cita fue en una clínica de reproducción de Campinas donde, tras una serie de pruebas, les confirmaron que con un tratamiento hormonal doña Ana podría gestar el bebé. Después de cinco meses de hormonas y de una “segunda juventud” para la mamá-suegra, les tocó el turno a los chicos. La pareja eligió los óvulos de una anónima y donaron su semen.

“El 23 de febrero fue cuando le colocaron el óvulo con los dos espermatozoides y nos dijeron que esperáramos 14 días para ver si funcionaba”, recuerda Gustavo, que además de ser el hablador de la familia también es el de la memoria, atento a cada detalle. Fue él quien ayudó a su suegra. Los tres bajaron a la farmacia para comprar un test: “Mi madre hacía pis y Gustavo puso el medidor en el tarrito, se embarazaron juntos”, dice Luis Henrique, que esperaba el resultado en el pasillo.

El tratamiento fue un éxito porque los dos espermatozoides engendrados sobrevivieron y funcionó al primer intento. El embarazo fue igual de bueno: “El mejor que he tenido, me sentía más tranquila, segura, muy cuidada por mi familia”. Doña Ana se instaló en la casa de la pareja y desde entonces no se ha ido. “Ya no salgo de aquí”, dice en una segunda carcajada.

No todo fueron risas. Esta mujer, además de pasar por una revolución hormonal, también tuvo que enfrentarse a las críticas de la iglesia evangélica a la que pertenecía y que acabó por abandonar: “Seguí mi corazón, hice lo que me correspondía”, dice tajante, y añade: “Fueron los únicos que hablaron mal de nosotros, los amigos y la familia siempre nos apoyaron”.

El peor momento llegó horas después del parto: “Durante el primer mes de vida de los mellizos sentía que eran mis hijos, no podía verlos como nietos“. Doña Ana los amamantó apenas una semana porque tenía poca leche, y después de ver que su hijo y su yerno ignoraban cada consejo que daba sobre los pequeños, acabó por aceptar que era una abuela: “Me costó bastante pero ahora lo tengo claro: yo los malcrío y ellos educan“, tercera y última carcajada.

Decreto ley sobre la fantasía sexual

La diputada madrileña Clara Serra habló de “fantasías sexuales” y activó en parte de la sociedad un mecanismo represor de ficciones

Clara Serra hace el simbolo feminista en la II Asamblea ciudadana de Podemos. CORDON PRESS | LA TUERKA

Un signo de los tiempos: pasan tantas cosas al mismo tiempo que tienen que ponerse a la cola para ser noticia. La actualidad puede ser algo que pasó hace unos meses o unos años, bien porque todo no cabe o bien porque publicarlo en el momento no hace daño a nadie. Pero no se desecha nada, se almacena. A veces esperando a que el contexto lo convierta en noticia. Por ejemplo: unas declaraciones pasan inadvertidas y con el tiempo se convierten en “explosivas”, tanto que durante un año nadie reparó en ellas.

En septiembre de 2016, la diputada Clara Serra dijo en el programa La Tuerka que “la humillación es algo que las mujeres pueden desear. Y cuando digo humillación quiero decir que existe la fantasía de violación, la fantasía del sexo con violencia”. Serra amplió estas consideraciones: dijo que quizás el patriarcado estuviese detrás de esos deseos y que, en cualquier caso, las mujeres harían mal no satisfaciéndolos y culpabilizándose por ello. Aquí cabe explicar -nos pasamos la vida explicando chorradas, la propia Serra tuvo que hacerlo en aquel programa a preguntas de Monedero- que satisfacer la fantasía de la violación significa hacer el amor de forma consentida imaginando que te violan.

Bien, esto se ha publicado ahora en varios medios y levantado cierta polémica. Resulta que, a raíz de las declaraciones de Serra, ha aparecido gente diciendo que no, que ellos deciden lo que hay que imaginar cuando haces el amor: dan instrucciones para ponerte cachonda. Con el argumento habitual: “Porque a mí eso no me pasa”. Han descubierto con escándalo que se pueden tener fantasías sexuales que van más allá de un loco misionero con tu pareja o la perversión de una familia numerosa en un parque. Han descubierto otras fantasías, en muchos casos irreproducibles, que contemplan lo que dice Serra, del mismo modo que hay hombres que podemos tener la fantasía de ser violados por otros hombres, y por mujeres, o ser humillados por ambos. Y esas fantasías se pueden satisfacer, sí: no pasa nada. Forman parte de un pacto entre una pareja o lo que se junte en ese momento.

Lo que no sabía es que eso necesita de la aprobación de los demás, casi siempre de los mismos y por las mismas razones: desproteger su moral para vigilar la ajena. Que se exigía una regularización del mundo de los deseos para saber lo que puede excitar y lo que no, y ha de homologarse lo que pasa en un cuarto por razones de orden público. Cuando lo que ocurre es que si un hombre cree que una mujer quiere ser violada por el hecho de tener fantasías que le atañen a ella, no hay que sospechar de la mujer como machista, sino del hombre como violador.

El Tribunal de Derechos Humanos de Europa falla en contra de la ley rusa que prohíbe la ‘propaganda gay’

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) decretó este martes que la ley rusa que prohíbe la promoción de la homosexualidad viola las normas de libertad de expresión de Europa y es discriminatoria con las personas homosexuales.

El estatuto federal ruso contra la homosexualidad se aprobó en 2013, aunque a nivel regional ya había normas similares desde 2003 y 2006. El fallo de Estrasburgo considera que esta norma, más conocida como ‘ley de propaganda gay’, “fue formulada y aplicada de forma discriminatoria y, sobre todo, no sirve a un bien común legítimo”.

“Además, al adoptar tales leyes, que prohíben la propaganda gay, las autoridades han aumentado el estigma y los prejuicios contra los homosexuales, algo que es incompatible con los valores de una sociedad democrática”, continúa la Corte de Derechos Humanos.

En Rusia está prohibido y penado desde 2013 el manifestarse de forma positiva sobre la homosexualidad en presencia de menores. El caso sobre el que se pronuncia ahora el Tribunal de Estrasburgo fue llevado a la justicia por tres demandantes, Nikolay Bayev, Aleksey Kiselev y Nikolay Alekseyev, de entre 37 y 47 años, que organizaron manifestaciones entre 2009 y 2012 en las que exhibieron pancartas que decían que “la homosexualidad es natural/normal y no una perversión”.

Su potencial exposición ante menores hizo que los tribunales rusos les condenaran por faltas administrativas. Sin embargo, la sentencia del TEDH recuerda que los lugares de las protestas, como el Ayuntamiento de San Petersburgo, “no están especialmente reservados a menores”, por lo que “cualquier lugar puede suponer una infracción”.

El Tribunal Constitucional ruso rechazó los recursos por el daño potencial de “crear una impresión deformada de la equivalencia social entre las relaciones conyugales tradicionales y no tradicionales”.

Pero Estrasburgo da la razón a los activistas y obliga al Estado ruso a indemnizarles con entre 8.000 y 20.000 euros por daños morales.

El fallo contó con el voto contrario del juez ruso, Dmytri Dedov, que lamentó en su opinión disidente que el Consejo de Europa favorezca las relaciones sexuales no tradicionales, “que afectan a menores y su inmadurez, las convicciones religiosas y filosóficas de los padres, las tradiciones nacionales o la maternidad”.

Más píldoras ‘anti VIH’ en Urgencias por el World Pride 2017

Eficaz para prevenir el contagio de VIH tras mantener una relación sexual de riesgo, su demanda crece durante la fiesta del Orgullo

Apoyo positivo repartirá 5.000 ‘flyers’ para informar de los hospitales que facilitan la pastilla.

La ONG Apoyo Positivo repartirá 5.000 flyers como el que se reproduce junto a estas líneas durante el World Pride. En ellos se explica cuáles son los hospitales más cercanos al centro de la ciudad en los que se puede obtener el tratamiento de profilaxis post exposición al VIH: 12 de Octubre, Clínico San Carlos, Fundación Jiménez Díaz, La Paz y Ramón y Cajal, según se lee en la tarjeta.

El tratamiento de profilaxis post exposición al VIH se abrevia médicamente en las siglas PEP y es conocido coloquialmente en el colectivo gay como «la píldora del día después». Se trata de un cóctel de antirretrovirales que, si se toma tras mantener una relación sexual de riesgo con alguien que es portador del VIH, es altamente eficaz en evitar el contagio. Sólo se suministra en urgencias de los hospitales, está indicado para tomar hasta 72 horas después de la exposición al VIH -aunque es realmente efectivo en las 12 primeras horas- y hay que seguir el tratamiento durante 28 días.

Hechas las presentaciones del PEP no sorprenderá al lector que, ante la cercanía del World Pride en Madrid -en el que se darán cita o dos o tres millones de personas- y lo lúdico de la celebración, los hospitales más cercanos al evento, los más céntricos, estén aumentando sus reservas de PEP para el afrontar el despunte de peticiones que se prevé.

«Durante el año hay una demanda constante de 10-15 tratamientos a la semana, que aumenta en momentos como fin de año y otras fiestas. Hemos calculado que por el Orgullo podría crecer cinco veces, pero es una especulación», dice Vicente Estrada, jefe de sección de Enfermedades Infecciosas y VIH del Hospital Clínico San Carlos, uno de los centros públicos más cercanos a la fiesta.

El doctor Estrada ha sido el impulsor de la sesión clínica especial que se celebró en su hospital el viernes pasado para preparar cómo afrontarán las emergencias que se producirán por el World Pride. Él se encargó de hablar del PEP. «La iniciativa partió de nosotros ya que no ha habido ninguna directriz ni ayuda por parte de la Comunidad de Madrid», explica. «El miércoles haremos otra sesión en La Princesa y también estará presente SEMES-Madrid [la sección madrileña de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias]. Habrá dos millones de personas en Madrid durante una semana y esto va a suponer problemas médicos de todo tipo», dice.

Se refiere a patologías comunes (un apendicitis, un esguince…), pero sobre todo a otras específicas de la naturaleza de la fiesta, como intoxicaciones por drogas o infecciones de transmisión sexual, incluido el VIH.

Imagen de la píldora Stribild que se usa en la profilaxis post exposición al VIH. E. M.

Si en urgencias del Clínico normalmente hay 30 kits para atender las peticiones de PEP, en esa semana habrá 150. «El año pasado la demanda durante el Orgullo no fue muy exagerada, creo que se duplicó, pero fue sólo un fin de semana. Ahora es mucha más gente y más tiempo. Lo que sabemos seguro es que al cabo de unos meses aumentó la demanda de test VIH y los diagnósticos positivos», explica el doctor Estrada.

En la Farmacia de la Fundación Jiménez Díaz también se han surtido de Stribild, la píldora que suministran para tratar de evitar el contagio tras una exposición al VIH. En lo que va de año, explica Javier Bécares, el jefe del servicio, han dispensado 133 kitscinco por semana. «Para el World Pride hemos llevado 20 a urgencias y tenemos en Farmacia otros 30 o así», dice.

Quizás uno de los aspectos más controvertidos del PEP de cara a este World Pride es cuántas pastillas facilitar a las personas de fuera de Madrid que las pidan, debido al elevado coste de las píldoras. Cuando los especialistas mencionan que tienen preparados determinados kits se refieren a los packs de tres pastillas que se dan en Urgencias. Con un kit sólo se cubre el tratamiento para tres días, por lo que se explica al paciente que debe dirigirse a la consulta de enfermedades infecciosas de su hospital de referencia para que le faciliten allí las 25 pastillas restantes que necesita para los 28 días. Cada píldora cuesta alrededor de 20 euros.

«Por decisión propia, porque no tenemos ninguna orden al respecto, hemos pensado que a una persona que venga de Oslo, por ejemplo, le daremos todas las pastillas que necesite para los días que vaya a estar en Madrid, hasta que vuelva a su país. No asumiremos todo el tratamiento pero sí el tiempo que esté aquí», explica el doctor Estrada.

La consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid no ha querido facilitar datos sobre el número de PEP que se dispensan anualmente, la factura que suponen o cuánto aumentaron las peticiones en anteriores ediciones del Orgullo. Sumados los datos que proporcionan los especialistas del Clínico y de la Fundación Jiménez Díaz -20 PEP entre ambos a la semana- supone que en las urgencias de sus dos hospitales se dispensan unos 1.000 PEP al año. Su coste total sería de 560.000 euros.

Una de las habituales reivindicaciones de los colectivos gays es que la profilaxis post exposición se proporcione también en los centros de salud. «Que sólo sea hospitalaria es una medida drástica que tarde o temprano se tendrá que flexibilizar», dice el doctor Jorge del Romero, director del madrileño Centro de Salud Sandoval, referencia nacional en VIH. Cada año desde Sandoval se desvía a los hospitales a «entre 50 y 100 personas» que acuden a solicitar las píldoras ante la sospecha de un posible contagio.

«Desde mi humilde punto de vista, sobre el tratamiento de profilaxis post exposición podría haber desabastecimiento si no se prepara bien el sistema porque se trata de dos millones de personas», advierte el doctor del Romero. «Y por otra parte, ha habido un desabastecimiento de la vacuna de la hepatitisAen toda Europa y hay ahora un brote. Los centros de control de Europa advierten a los que vayan a venir al World Pride que se vacunen en sus países de origen, si es que encuentran las vacunas por el desabastecimiento».

El matrimonio homosexual es legal en 22 países del mundo

Una pareja homosexual muestra su cariño. (P. Viñas)

MADRID. Once países de la UE tienen reconocido ese derecho (Holanda, Bélgica, España, Suecia, Portugal, Dinamarca, Francia, Reino Unido, Luxemburgo, Irlanda y Finlandia), además de otros dos países europeos, Noruega e Islandia.

En América, reconocen el matrimonio entre personas del mismo sexo Cánada, Estados Unidos, México, Argentina, Brasil, Uruguay y Colombia. Nueva Zelanda y Sudáfrica completan la lista.

Hay, además, estados que permiten las uniones civiles de personas del mismo sexo, con derechos iguales o similares a los del matrimonio, pero sin esa denominación, como Alemania, Austria, Croacia, Estonia, Hungría, Suiza, Malta, la República Checa, Israel, Chile, Grecia o Eslovenia.

Taiwán será el último en sumarse a este grupo de países y el primero en Asia, ya que el pasado mes de mayo laCorte Suprema declaró inconstitucionales las restricciones legales a las uniones entre personas del mismo sexo y exigió su legalización en un plazo de dos años.

Holanda, con una ley aprobada en septiembre de 2000 que entró en vigor el 1 de abril de 2001, fue el primer país en dar luz verde al matrimonio homosexual, seguido de Bélgica (2003) y Cánada y España, en 2005.

España fue el cuarto país del mundo en legislar sobre el matrimonio homosexual -lo hizo dos días después que Canadá-, aunque la ley española, aprobada el 30 de junio de 2005, entró en vigor antes que la canadiense, el 3 de julio de 2005.

Sudáfrica (2006); Noruega y Suecia (2009); Portugal, Islandia y Argentina (2010) y Dinamarca (2012) siguieron en el reconocimiento de los matrimonios homosexuales, con particularidades como la de Suecia y Dinamarca, donde está también reconocido el matrimonio religioso entre parejas del mismo sexo.

Dinamarca fue, en 1989, el primer país del mundo en reconocer a las parejas del mismo sexo, pero con una ley de uniones civiles.

Ya en junio de 2012 el Parlamento aprobó una norma que reconoce el matrimonio entre personas del mismo sexo: civil y religioso.

En 2013 fue reconocido por la vía judicial en Brasil y aprobado mediante leyes en Uruguay, Nueva Zelanda y Francia, con una gran polémica en ese país.

En el caso del Reino Unido, una ley sancionada por la reina Isabel II en julio de 2013 autorizó las bodas entre personas del mismo sexo, aunque éstas no comenzaron a celebrarse hasta marzo de 2014, pero sólo en Inglaterra y Gales, dado que Irlanda del Norte y Escocia tienen las competencias transferidas.

Escocia aprobó en febrero de 2014 su propia ley, que entró en vigor a finales de ese año. El matrimonio homosexual sigue sin estar permitido en Irlanda del Norte.

A la lista de países que admiten estas uniones se sumaron en 2015 Luxemburgo, Irlanda, México y Estados Unidos y Puerto Rico.

La entrada en vigor el 1 de enero de 2015 de la ley que reconocía los matrimonios entre parejas del mismo sexo en Luxemburgo permitió al primer ministro de ese país, Xavier Bettel, contraer matrimonio en mayo con su novio. Fue el primer jefe de Gobierno europeo casado con otro hombre.

En el caso de Irlanda, fue el primer país en celebrar un referéndum sobre esta cuestión; Vencieron los partidarios del “sí” en la consulta del 23 de mayo de 2015 con un 62 por ciento de los votos.

Colombia reconoció las bodas homosexuales en 2016 y Finlandia ha sido el último país en el que ha entrado en vigor una norma de este tipo -el 1 de marzo de 2017-, si bien el matrimonio homosexual se había aprobado en noviembre de 2014.

En varios países, estos matrimonios están reconocidos mediante sentencias contra la discriminación emitidas por sus respectivos órganos del Poder Judicial, como en Brasil y Sudáfrica (el Parlamento legisló en consecuencia posteriormente).

En EEUU, el Tribunal Supremo los legalizó en todo Estados Unidos el 26 de junio de 2015, aunque antes, en 37 estados, el Distrito de Columbia -donde está la capital, Washington- y el territorio de Guam se aceptaban estas uniones, pero el fallo del Supremo obligó a los estados restantes a autorizarlas.

En el caso de México, los matrimonios entre personas del mismo sexo se celebran desde hace años en la capital y en varios estados, como Quintana Roo y Coahuila.

En 2015, la Suprema Corte consideró inconstitucionales las leyes que los prohíben y desde entonces se permiten cuando son tramitados ante un juez.

Homosexualidad y feminismo siguen ofendiendo #AlgoFalla

Publicado por por  en elasombrario.com

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Digo palabras como orgullo, homosexualidad, transexualidad o feminismo y sigo ofendiendo, y siguen provocando una sobreprotección insólita. Como si en vez de palabras fuesen minas antipersona. Algo estamos haciendo mal, algo falla en la transmisión del mensaje, si aún hoy, y año tras año, tenemos que volver a enfrentarnos a opiniones que reivindican el orgullo hetero, a discursos que hablan de normalidad, a personas que aún piensan que machismo y feminismo son equivalentes. Y algo falla si Pablo Motos puede seguir ejerciendo de machito de piscina cada vez que le visita una actriz que él considera guapa.

No deberíamos temer a las palabras. Sin embargo lo hacemos. No a esas que la real academia de la humanidad ha bendecido con el don de los valores, de la construcción provechosa de la personalidad. Palabras como felicidad, éxito, amistad, autenticidad, amor, imaginación, responsabilidad… Palabras que siempre tienen connotaciones positivas, que nunca generan polémicas ni malas interpretaciones; que son lo que son y que solo una mente maquiavélica como la de Mr. Wonderful puede convertir en un infierno al estamparlas en una taza.

Sin embargo, hay palabras que reúnen todas las anteriores y alguna más, que están cargadas de argumentos, de experiencia, de reivindicación, de lucha, de memoria, de compromiso, incluso de dolor, pero su sola pronunciación en sociedad crea un silencio concluyente a su alrededor: el silencio de la prudencia, de la turbación, del paso torpe, del que aguarda a la defensiva, del silbato silencioso que precede al ataque del perro, al inicio del disturbio.

No entiendo ese recelo, pero aún comprendo menos que palabras como homosexualidad, feminismo, activismo, vean alterada su esencia y se conviertan en algo susceptible de rechazo, de confrontación, de polémica. Y en estos tiempos, la consecuencia de todo eso no es el debate enriquecedor. Es la agresión, el insulto, el boicot.

La semana pasada aparecí en un medio de comunicación conversando sobre el Orgullo LGTB, sobre los armarios y el compromiso. Resultaba tan descorazonador leer los comentarios a la noticia que casi entro en depresión. Insultos, descalificaciones, humillaciones… Busqué la misma noticia en el muro que el medio de comunicación tenía en Facebook. Los comentarios no eran mejores. Aquí, además, se incluían emojis vomitando. Curiosamente, muchos estaban firmados por mujeres. Siempre he sido de los que creen que la mujer cambiará el mundo porque su pensamiento es revolucionario desde el instante en el que tuvo que imaginarse contra la opresión patriarcal. De ahí que esos mensajes hiriesen el doble. Igualdad, integración, tolerancia…, palabras de etimología positiva pero que se vuelven en nuestra contra cuando es el heteropatriarcado quien hace la obra de caridad de tolerarnos, cuando somos nosotros, ellas, quien tenemos que igualarnos a ellos, a su forma de vida, a sus principios, para no ser discriminados; cuando nuestra integración en la vida social se mide por el grado de afinidad a sus normas, toda lucha queda desactivada.

¿No se han fijado que las mujeres con poder son aquellas que se comportan como hombres? Thatcher, Merkel, Clinton, May, Lagarde, Le Pen… Es como si hubiese un precepto escrito con tinta invisible que nos recordase que si una mujer quiere ser respetada, quiere tener poder, debe comportarse como lo haría un hombre. No es cuestión de sensibilidad o determinación; es cuestión de ser, independientemente de cómo ellos, los demás, opinan que debemos ser. Exactamente igual sucede dentro de la población gay, donde los clichés contra los que la mujer lleva más de un siglo luchando, nosotros los hemos incorporado a nuestra vida sin la más mínima reflexión. Convertimos un tipo de hombre en reclamo sexual, creamos modelos estéticos en esclavitudes contemporáneas que alguien nos hizo pensar que podrían traernos la felicidad, infravaloramos la edad, convirtiéndola en un inhibidor del deseo, invisibilizando todo aquello que no sea aparentemente perfecto. La misma servidumbre que ellas.

Por eso me jode cuando palabras como orgullo, homosexualidad, transexualidad o feminismo provocan una sobreprotección insólita. Como si en vez de palabras fuesen minas antipersona. Algo estamos haciendo mal, algo falla en la transmisión del mensaje, si aún hoy, y año tras año, tenemos que volver a enfrentarnos a opiniones que reivindican el orgullo hetero, a discursos que hablan de normalidad, a personas que aún piensan que machismo y feminismo son equivalentes.

Algo falla si Pablo Motos puede seguir ejerciendo de machito de piscina cada vez que le visita una actriz que él considera guapa. Algo falla si las actrices de Las chicas del cable no tienen el discurso interiorizado para callarle la boca y dejarle en evidencia delante de todo el mundo. Ellas no lo hicieron, lo hizo él solito. Pero hubiese sido muy bello que lo hubiesen hecho ellas. Algo falla cuando el actor Yon Gonzalez, de 31 años, declara: “Ni machistas ni feministas, me parece todo un error. Ni el feminismo ni el machismo son necesarios. Si estuviésemos todos en el centro no habría feminismo ni machismo”.

A tomar por culo la lucha por los derechos civiles. A tomar por culo un siglo de logros. Algo falla si Blanca Suárez, de 28 años, dice que el feminismo juega un papel poco importante en su vida pero la igualdad, sí. Supongo que esto compite en la misma liga que la decisión laica de ponerle una medalla a una virgen. Nunca pensé que entre Pablo Iglesias y Blanca Suárez hubiese tan pocos grados de separación. Algo falla cuando un actor que interpreta a un personaje homosexual declara en las entrevistas que la orientación sexual de su personaje no es lo importante, que lo importante es que la película es un canto a la libertad. Hasta el Ayuntamiento de Madrid convierte en lema del World Pride la frase ‘Ames a quien ames, Madrid te quiere’. Otra manera ambigua de intentar no ofender, de usar lo subliminal para no pronunciar aquello de lo que, según algunos, no podemos sentirnos orgullosos. ¿Ames a quien ames? Si amas a Putin, a los neonazis, ¿Madrid también te quiere? ¿Por qué no usar ese mismo lema con imágenes de dos mujeres besándose, de tres hombres abrazados, de una mujer trans y su hijo para enfocar el mensaje? Yo se lo digo. No es cuestión de percepción, ni de convencionalismos; es por no ofender. Parece como si siguiésemos habitando el espacio en blanco entre renglón y renglón. Como si aún no tuviésemos derecho, ni ellas ni nosotros, a nuestra propia frase y debiésemos continuar leyendo entre líneas.

El caso de Las chicas del cable fue el más sintomático. La etiqueta feminista que la serie se colgó a sí misma le dio tantos quebraderos de cabeza a sus protagonistas en las promociones que, en lugar de empaparse del compromiso, del discurso, optaron por alejarse de él, como si fuese una palabra tóxica. Dejaron de hablar de una serie feminista -“no es feminista, sería una visión muy reduccionista”- y empezaron a decir que se trataba de una serie “liderada por mujeres”. Algo falla. Aunque quizá, en este caso, el error estuvo en pretender vender como feminista una serie con el mismo compromiso ideológico que tenía No me pidas que te amede Corín Tellado.

Pero no es un problema local. Algo falla cuando Elisabeth Moss, la actrizprotagonista de El cuento de la criada, la versión televisiva de la distopía feminista escrita por Margaret Atwood, intenta alejarse de la palabra ‘feminista’ en la promoción de la serie y hace ese rodeo incomprensible, que ya se lo he visto hacer a muchos actores y actrices, para no afrontar que su personaje es feminista o la historia que cuenta es homosexual. Repelen esas palabras para evitar la polémica. Rechazan la particularidad para abrazar lo universal. “Hablo de derechos humanos no de feminismo”, dijo Moss. “¿De qué estamos hablando cuando dices feminismo?”, le contestó la propia Atwood. Algo falla.

“Ser gay o no es como ser del Madrid o del Barça”, “no entiendo cómo puede provocar orgullo una condición sexual”, “feminismo es machismo pero al revés”, “el Orgullo es como reclamar respeto para las mujeres árabes yendo de fiesta en carrozas disfrazados con burkas de colores”, “alcanzada la igualdad, las asociaciones lgtb, como las feministas, se transforman en lobbys a la caza de la subvención justificando su existencia con un continuo victimismo”…  Solo son algunos de los comentarios que he tenido que leer en las últimas 24 horas.

De enero a mayo de este año, 27 mujeres han sido asesinadas por violencia machista. Según los datos del informe 2016 que el Ministerio de Interior elabora sobre incidentes relacionados con los delitos de odio en España, los ataques motivados por orientación sexual o identidad de género han aumentado en un 36%. T. Nhaveen tenía 18 años cuando fue golpeado, violado con un objeto rígido, quemado y abandonado, en coma, únicamente, repito, ÚNICAMENTE, por ser homosexual. El pasado jueves falleció. El Orgullo LGTB de Murcia, empañado por la acción violenta de un grupo neonazi. Algo falla en ti si después de leer estos titulares sigues opinando como en el párrafo anterior.

Más temas en ‘El Asombrario’ con motivo del World Pride 2017:

La película ‘Pieles’ de Eduardo Casanova.

El nuevo libro de Pasolini.

El corto contra la discriminación a los niños trans.

Doce libros LGTBI para niños y niñas tolerantes de 0 a 100 años.