Una pareja sufre una agresión tras contar a sus compañeros de viaje que son homosexuales

Al regresar de una boda en la que coincidieron como invitados fueron golpeados e insultados por uno de los ocupantes del coche ante la pasividad del otro, que conducía el vehículo

José y su pareja fueron agredidos tras contar que son homosexuales

José y su pareja fueron víctimas el pasado fin de semana de una agresión homófoba. Era la primera vez que les pasaba algo así, reconoce José, con el agravante de que además todo sucedió en un entorno aparentemente seguro. Los hechos se produjeron en la madrugada del viernes al sábado pasado, después de la boda de unos amigos, cuando de regreso a Valencia en el coche de otro invitado al enlace se desencadenaron los acontecimientos -la pareja y sus dos compañeros de viaje se conocieron a raíz de la celebración-.

Así, tal y como relata uno de los agredidos y se recoge en la denuncia policial, todo se precipitó después de que comentaran su condición de pareja gay al hablar los otros dos ocupantes del vehículo de ir “de putas”. El copiloto le dijo entonces al que conducía “para el coche que me los cargo”, relata José, quien explica que les llamaron: “putos maricones” y “come pollas asquerosos de mierda”. Tras parar el coche, el acompañante del conductor sacó a la pareja de José del vehículo y le propinó varios “puñetazos” y “bofetadas” mientras les seguía insultando.

Ante estas agresiones, José y su compañero huyeron corriendo del lugar y, tras darse cuenta de que se habían dejado algunos efectos personales -como uno de los teléfonos móviles- en el coche de sus agresores, llamaron a la novia para comunicarle los hechos, quien “no daba crédito a lo sucedido y se puso muy nerviosa”. Al poco, tras recibir una llamada de los recién casados, sus atacantes regresaron y el copiloto,  profiriendo más insultos y amenazas, volvió a a agredirles. Finalmente, el conductor les devolvió el teléfono.

Todavía volvieron otra vez a su encuentro, aunque en esta ocasión el que bajó del vehículo fue el conductor, quien les pidió perdón y les propuso volver a por ellos y llevarles a casa después de trasladar a su amigo a Valencia. No obstante, José y su pareja rechazaron el ofrecimiento del piloto, quien, pese a que “en ningún momento” participó en los ataques, tampoco “hizo nada” para evitarlo ni para detener al agresor. Regresaron a casa en taxi y al día siguiente acudieron al centro de salud para que evaluaran las lesiones y a la comisaría de Policía a poner la correspondiente denuncia.

Vivir con miedo

José reconoce que esta situación, totalmente desconocida e inesperada para ambos, pareja desde hace cinco años, les ha dejado en estado de shock y les ha instalado el miedo en el cuerpo: “No habíamos sufrido nunca una situación similar, ni conocíamos ningún caso parecido en nuestro entorno”. “Estás de fiesta, de celebración, pasándolo bien, divirtiéndote, y de repente te pasa algo así, que no esperas, y te encuentras abandonado en mitad de una carretera y sólo piensas en salir corriendo”, confiesa.

Así pues, decidieron denunciar públicamente lo sucedido -a través del portal Shangay.com, aunque contárselo a su familia y amigos les costó más. “Más allá de los daños físicos que hemos sufrido, que realmente no son de gravedad, son los emocionales, que tardarán tiempo en cicatrizar”, reconoce a eldiariocv.es José, al tiempo que comenta cómo sintió miedo, rabia, indefensión, impotencia… “Lo reconozco, vivo con miedo. El otro día, en un centro comercial, quise volver a la oficina por el temor a encontrarme con la persona que nos pegó. Vivimos con ansiedad y tomando diazepam, porque cuesta hasta conciliar el sueño”.

Ahora sólo confían en que se haga justicia: “Nos insultaron, nos agredieron, nos amenazaron de muerte, y no quiero que nadie tenga que volver a pasar por algo así. Crees que estas cosas no pasan pero sí, existen”.

 

La Policía detiene a dos hombres y busca a más responsables de una agresión homófoba en Madrid

La Policía detiene a dos hombres y busca a más responsables de una agresión homófoba. EFE

Agentes de la Policía Nacional detuvierbn el viernes a dos hombres como presuntos autores de una agresión homófoba el pasado 30 de julio en el parque Breogán de Madrid. Se les acusa concretamente de delitos de amenazas y contra los derechos fundamentales.

La Jefatura Superior de Policía de Madrid confirma que el domingo los dos individuos pasaron a disposición judicial, pero no en qué situación han quedado a la espera del juicio que se celebrará próximamente. Los agentes no descartan más detenciones puesto que la investigación, en manos del grupo de Delitos de Odio contra la Orientación Sexual, continúa abierta.

Los hechos ocurrieron, según el relato de los dos denunciantes, sobre las tres de la madrugada, cuando un grupo de 14 hombres acudieron a una zona del parque conocida por ser lugar de encuentro de hombres gays y les increparon por el solo hecho de estar allí con insultos, empujones y golpes.

A uno de ellos le preguntaron “¿eres maricón?” y le amenazaron diciéndole que si volvían a verle por el parque “le cortarían el cuello”, detalla un comunicado enviado por la organización LGTBI Arcópoli a principios de agosto. El otro denunciante asegura haber visto como “este grupo se adentró en el parque y empezó a insultar a todos los hombres que se encontraban allí y vio cómo varios daban patadas y empujaron hasta en tres ocasiones a hombres”.

Posteriormente y a base de empujones le sacaron del parque: “Hasta aquí, maricón, a partir de ahora esto es zona cero. No queremos que entren maricones ni sidosos”. Arcópoli asegura en la misma nota que “aunque hubo varias agresiones, finalmente solo se interpuso una denuncia” en la comisaría del distrito de Salamanca.

El grupo de Delitos de Odio contra la Orientación Sexual de la Jefatura Superior de la Policía de Madrid sigue tratando de identificar a más responsables de la agresión homófoba denunciada en una operación que se mantiene abierta, confirman a eldiario.es.

Varios bancos arcoiris amanecen en Madrid con amenazas nazis al colectivo LGTBI: “Degenerados a la hoguera”

Uno de los bancos de Torrelodones / Arcópoli

El colectivo LGTBI Arcópoli y la alcaldía de Torrelodones (Madrid) han denunciado varias pintadas homófobas y tránsfobas que han aparecido en el mobiliario urbano del municipio. Se trata de amenazas de muerte e insultos con simbología nazi en bancos arcoiris, que fueron pintados con motivo del Orgullo, o en las propias paredes de un instituto de la zona.

“Degenerados a la hoguera”, “os vamos a matar sodomitas” o “Rusia nos marca el camino” son algunos de los mensajes, junto a otros pintados en los muros del centro público y que recuerdan a las frases tránsfobas que el colectivo HazteOir utilizó para su autobús: “Los niños tienen pene. Las niñas tienen vulva” o “dejad a los niños en paz”. Los ultracatólicos han redoblado su mensaje en una avioneta que recorrerá las playas españolas y en la que denuncian “van a por tus hijos”.

La pared del instituto de Torrelodones / Arcópoli

Arcopoli ha puesto en conocimiento de la Fiscalía estos incidentes, que no es la primera vez que se producen. Algo que crea “una terrible sensación de desprotección y hostilidad de especial virulencia hacia el colectivo LGTB en la zona”, apunta la organización en el escrito, al que ha tenido acceso eldiario.es. Funcionarios del Ayuntamiento ya han procedido a limpiar y borrar las pintadas.

La alcaldía de Torrelodones también ha formalizado una denuncia ante la Guardia Civil exponiendo los hechos y considerando que podrían ser constitutivos de un delito de odio. Además, remarca que el pasado mes de julio también aparecieron pintadas nazis en el municipio tachando símbolos del colectivo LGTBI y poniendo dianas en la bandera arcoiris del movimiento. También incide en que las pintadas aparecidas en la pared del instituto público “hacen alusión” al colectivo HazteOir.

Uno de los bancos de Torrelodones / Arcópoli

“Desde Arcópoli nos preocupa en especial cómo estas campañas del equipo de Arsuaga, que denunciamos en su momento, parece que inspiran y animan a este tipo de radicales que las reproducen en pintadas junto con otras claramente homófobas que tratan de amenazarnos de muerte al colectivo LGTB”, afirma la organización.

El pasado 6 de julio, poco después de la semana del Orgullo LGTBI, el Observatorio Madrileño contra la LGTBIfobia denunció 41 incidentes homófobos, entre ellos, amenazas e insultos en redes sociales, carteles, pintadas y agresiones. “Varias personas han encontrado pegada en su ropa o mochilas pegatinas de ‘maricones not wellcome'”, explicaba el colectivo.

En el municipio de Parla un banco arcoiris apareció con la pintada #ThanksOmar (#GraciasOmar) en referencia Omar Mateen,  autor de la matanza de Orlando en junio de 2016  que acabó con la vida de 50 personas al asaltar un club LGTB de la ciudad.

Varios bancos arcoiris amanecen en Madrid con amenazas nazis al colectivo LGTBI: “Degenerados a la hoguera”

Uno de los bancos de Torrelodones / Arcópoli

El colectivo LGTBI Arcópoli y la alcaldía de Torrelodones (Madrid) han denunciado varias pintadas homófobas y tránsfobas que han aparecido en el mobiliario urbano del municipio. Se trata de amenazas de muerte e insultos con simbología nazi en bancos arcoiris, que fueron pintados con motivo del Orgullo, o en las propias paredes de un instituto de la zona.

“Degenerados a la hoguera”, “os vamos a matar sodomitas” o “Rusia nos marca el camino” son algunos de los mensajes, junto a otros pintados en los muros del centro público y que recuerdan a las frases tránsfobas que el colectivo HazteOir utilizó para su autobús: “Los niños tienen pene. Las niñas tienen vulva” o “dejad a los niños en paz”. Los ultracatólicos han redoblado su mensaje en una avioneta que recorrerá las playas españolas y en la que denuncian “van a por tus hijos”.

La pared del instituto de Torrelodones / Arcópoli

Arcopoli ha puesto en conocimiento de la Fiscalía estos incidentes, que no es la primera vez que se producen. Algo que crea “una terrible sensación de desprotección y hostilidad de especial virulencia hacia el colectivo LGTB en la zona”, apunta la organización en el escrito, al que ha tenido acceso eldiario.es. Funcionarios del Ayuntamiento ya han procedido a limpiar y borrar las pintadas.

La alcaldía de Torrelodones también ha formalizado una denuncia ante la Guardia Civil exponiendo los hechos y considerando que podrían ser constitutivos de un delito de odio. Además, remarca que el pasado mes de julio también aparecieron pintadas nazis en el municipio tachando símbolos del colectivo LGTBI y poniendo dianas en la bandera arcoiris del movimiento. También incide en que las pintadas aparecidas en la pared del instituto público “hacen alusión” al colectivo HazteOir.

Uno de los bancos de Torrelodones / Arcópoli

Desde Arcópoli nos preocupa en especial cómo estas campañas del equipo de Arsuaga, que denunciamos en su momento, parece que inspiran y animan a este tipo de radicales que las reproducen en pintadas junto con otras claramente homófobas que tratan de amenazarnos de muerte al colectivo LGTB”, afirma la organización.

El pasado 6 de julio, poco después de la semana del Orgullo LGTBI, el Observatorio Madrileño contra la LGTBIfobia denunció 41 incidentes homófobos, entre ellos, amenazas e insultos en redes sociales, carteles, pintadas y agresiones. “Varias personas han encontrado pegada en su ropa o mochilas pegatinas de ‘maricones not wellcome'”, explicaba el colectivo.

En el municipio de Parla un banco arcoiris apareció con la pintada #ThanksOmar (#GraciasOmar) en referencia Omar Mateen,  autor de la matanza de Orlando en junio de 2016  que acabó con la vida de 50 personas al asaltar un club LGTB de la ciudad.

Canadá responde a Trump invitando a los transexuales a unirse a su Ejército

Donald Trump prohibirá a las personas transexuales servir en el Ejército de EEUU

Protestas en la Casa Blanca por la medida anunciada por Trump. JONATHAN ERNSTREUTERS

Poco después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunciase en Twitter que prohibirá que los transexuales sirvan en las fuerzas armadas de su país, los militares canadienses respondieron con otro tuit abriendo sus puertas a “todas las orientaciones sexuales”.

“Damos la bienvenida a los canadienses de todas las orientaciones sexuales e identidades de género. ¡Únete!”, declaró la cuenta oficial en Twitter de las Fuerzas Armadas de Canadá.

El texto estaba acompañado por una foto de la Banda de la Marina Real Canadiense desfilando en una de las celebraciones del Día del Orgullo Gay en Toronto, el mayor de su género que se realiza en el continente americano.

El tuit de las Fuerzas Armadas de Canadá también tenía un vínculo a una página web en la que se informa de oportunidades laborales y profesionales en sus filas.

Se calcula que unas 200 personas pertenecientes a las Fuerzas Armadas canadienses son transexuales.

Según datos dados a conocer este miércoles, entre 2008 y 2015 el Departamento de Defensa de Canadá pagó 19 operaciones de reasignación de sexo con un coste total de unos 309.000 dólares canadienses (unos 250.000 dólares estadounidenses).

El asesino de Pasolini se lleva los secretos del caso a la tumba

Pino Pelosi, homicida del cineasta e intelectual en 1975, muere a los 59 años de edad sin esclarecer todas las incógnitas que rodean el suceso de aquella noche

Pino Pelosi, en el lugar del crimen acompañado por la policía.

La tarde del 17 de noviembre de 1975, Pier Paolo Pasolinirecogió en la estación Termini (Roma) a un joven de 17 años. Le propuso comer algo e ir a Ostia a “magrearse” a cambio de 20.000 liras. Condujo hasta la playa y apagó el motor de su coche en un descampado. Una vez ahí, el joven cambió de opinión y rechazó tener relaciones sexuales. Salió del automóvil, Pasolini le persiguió, le golpeó con un bastón -algo que nadie que le conociese pudo creer- y este se defendió dándole una paliza brutal. A continuación se subió en el Alfa Romeo, y en la huida atropelló al cineasta, escritor e intelectual, reventándole el tórax y abandonándole muerto en el suelo. Esta fue la primera versión que contó Giuseppe Pino Pelosi, también conocido como la Rana, el único testigo presencialde uno de los grandes misterios en la historia del crimen italiano, que ayer, a los 59 años, se llevó a la tumba todos sus secretos cuando falleció a causa de un cáncer.

Aquella noche, una patrulla de los carabinieri dio el alto a Pelosi cuando conducía a toda velocidad y en contradirección por la carretera de Ostia. Primero admitió haber robado el Alfa Romeo GT 2000 del cineasta. Poco más tarde, encontraron el cadáver de Pasolini y no tuvo más remedio que confesar el crimen. Sin embargo, como relató la sentencia de 1976, siempre estuvo claro que lo había cometido “en compañía de desconocidos”. En el coche había aparecido un jersey de una tercera persona, Pelosi apenas tenía manchas de sangre y era difícil pensar que hubiera podido propinarle una paliza de aquel calibre sin la ayuda de nadie. Pero, al fin y al cabo, aquello era un asunto entre homosexuales, como vino a justificar la democracia cristiana, que reinaba en Italia en aquel periodo, en boca de Giulio Andreotti: “Se lo ha buscado”. El presunto asesino cumplió solo cinco años de cárcel, pero en 2005 decidió cambiar su versión.

El nuevo relato, construido ya por un Pelosi enganchado a las drogas y que entraba y salía de los centros penitenciarios por robos y asaltos, señaló que aquella noche habían practicado sexo oral en el interior del coche. Luego, Pelosi se bajó “para orinar” y aparecieron tres desconocidos, “de 45 o 46 años, con acento del sur, calabrés o siciliano”. “Uno de ellos, con barba, me golpeó y me amenazó a mí y a mi familia si hablaba; los otros dos sacaron al señor Pasolini del coche y empezaron a golpearle con una violencia inaudita”. Según su versión, le insultaban gritándole “fetillo”, “cerdo comunista” y “maricón”. “El pobre gritaba mientras le masacraban”, dijo Pelosi. Luego desaparecieron en la noche y Pelosi, asustado, arrancó el coche y atropelló sin querer a Pasolini. Pero la versión nunca convenció ni a la familia ni a sus allegados.

¿Por qué cambió su historia? Pelosi adujo que había mentido inicialmente por miedo a las represalias. Su familia también confirmó que vivía aterrado por lo que poría sucederles si hablaba. Pero al cabo de poco las sospechas apuntaron también a un conocido criminal apodado Johny el Gitano y a los hermanos Borsellino, dos militantes sicilianos de extrema derecha a quienes un infiltrado de la policía oyó jactarse de aquel crimen. Ambos murieron en los años 90 enfermos de Sida.

Servicios secretos, una brigada fascista o un crimen común. Hay distintas teorías. Una historia de crimen que se precie en Italia no sería tal si no aparecen la Democracia Critiana, la Banda della Magliana o Marcello Dell’Utri, amigo íntimo de Berlusconi encarcelado por asociación mafiosa. Pero la única persona que conocía la verdad de lo que sucedió aquella noche de hace 42 años ya no podrá hablar . El abogado de la familia Pasolini, Nino Marazzita, lo ha querido recordar hoy. “Pino Pelosi nunca quiso contribuir para que se llegara a la verdad sobre la muerte de Pier Paolo Pasolini. Se llevó desgraciadamente el secreto a la tumba”.

El asesinato de Pasolini: el secreto que atormenta a Italia

Pino Pelosi con la policía en el sitio exacto de la muerte del cineasta y poeta Pier Paolo Pasolini ANSA

Se llamaba Giuseppe Pino Pelosi y, probablemente, su nombre no le suene de nada. El mundo entero le conocía por otra cuestión: por ser el único condenado por el salvaje asesinato del cineasta Pier Paolo Pasolini el 2 de noviembre de 1975. Pelosi era entonces un chaval de 17 años del lumpen romano. Hoy, con 59 años, también a él le ha llegado su hora: enfermo de cáncer, ha fallecido esta noche en el hospital Gemelli de Roma después de caer en coma.

Con su muerte El Rana, como se le conocía en los bajos fondos romanos, se lleva a la tumba un secreto que desde hace casi 42 años atormenta a Italia y al mundo entero: la verdad sobre el asesinato de PPP. Porque la única certeza que rodea a ese crimen es que aquella noche, en un descampado en Ostia a pocos kilómetros de Roma, el cineasta fue brutalmente masacrado.

La autopsia reveló que recibió una paliza inmisericorde, que incluyó una violentísima patada en los testículos que le provocó una gigantesca hemorragia interna y tantos golpes en la cabeza como para generarle también una hemorragia externa necesariamente mortal. “No es que saliera simplemente sangre, hubo auténticos chorros”, escribieron los forenses en su informe. Después, fue arrollado bajo los neumáticos de su propio coche, un Alfa Romeo plateado, lo que le reventó varios órganos internos y dejó su cuerpo reducido a un amasijo. Hasta tal punto que Maria Teresa Lollobrigida, la señora que descubrió su cadáver, pensó en un primer momento que se trataba de un montón de basura.

Aquella fatídica noche, las vidas de Pino Pelosi y de Pasolini se cruzaron en un bar cercano a la estación Termini de Roma frecuentado por chaperos. El cineasta iba a bordo de su flamante coche e invitó al joven a dar una vuelta. Pelosi accedió y, juntos, acudieron a cenar a una trattoria próxima a la Basílica de San Pablo. Posteriormente, pusieron rumbo a Ostia, a 30 kilómetros de la capital italiana. En concreto, hacia una base de hidroaviones que allí había.

Al llegar al lugar, siempre según la versión de Pelosi, Pasolini habría intentado mantener relaciones sexuales con él. Él se habría opuesto y habrían forcejeado, emprendiéndola a patadas y bastonazos contra el intelectual y, posteriormente, arrollándolo con su propio coche. Sin embargo, a lo largo de los años Pelosi cambió varias veces su versión sobre lo sucedido.

Siempre existió la sospecha de que el de Pasolini había sido en realidad un asesinato político y Pelosi, un chivo expiatorio. El intelectual se había convertido en un personaje profundamente incómodo para el poder, al señalar constantemente sus tropelías y abusos. Y qué mejor para silenciarle que tratar de desacreditarle con un crimen de trasfondo sexual y convencer a Pelosi de que cargara él solo con toda culpa ya que, al ser menor de edad en la época del asesinato, le caería una condena suave, como efectivamente ocurrió: 9 años y 7 meses de cárcel. El 18 de julio de 1983, con 25 años, obtuvo la libertad condicional.

A partir de ahí se dedicó a ir de vez en cuando a platós de televisión, a escribir su autobiografía y a conceder entrevistas en las que a veces dejaba caer que él no había sido el único responsable de la muerte del cineasta y, a veces, incluso insinuaba que él ni siquiera había participado en la misma. Pero nunca nada concreto. Sólo veladas alusiones, turbias menciones. Como cuando afirmó que en el asesinato de Pasolini habían participado tres personas, dos de ellas con acento siciliano.

Volvió varias veces a la cárcel por otros delitos e, incluso, regresó al lugar del crimen en una de las salidas de prisión en régimen de libertad condicional. Fue en 2008 de la mano de una cooperativa dedicada a la reinserción de ex presidiarios. Junto con un puñado de éstos, limpió el jardín que fue creado en el lugar donde PPP fue asesinado. “Estar aquí hace que se encoja el estómago”, aseguró entonces.

En los últimos años gestionaba junto a un socio un bar en el barrio romano de Testaccio. El bar se llama Zi Elena.

La ‘ruina’ de Jimena y Shaza

Su historia de amor imposible conmovió a España enteraLas dos jóvenes que huyeron de Dubái por las amenazas del padre musulmán de una de ellas se convirtieron en iconos del movimiento LGTB. En todo un símbolo de la lucha contra la represión islámica que llegó incluso hasta las páginas de The New York Times. Las televisiones retransmitieron su odisea por las ásperas cárceles turcas, donde llegaron a ser acusadas de terrorismo y a vivir un auténtico calvario. Insultos, vejaciones, amenazas… El Gobierno español puso toda la carne en el asador para sacarlas del atolladero otomano y permitir que su romántico idilio continuase en nuestro país. Finalmente Jimena (28 años) y Shaza (21) llegaron sanas y salvas a Torrox (Málaga) el pasado 30 de abril como si fuesen estrellas de rock. Pronto comenzó su tour mediático. No había prácticamente espacio televisivo que no pisasen. Eran reclamadas. Se sentían queridas. Incluso Juan Carlos Ferrero, el dueño del exclusivo club de playa de Marbella Funky Buddha Beach, contrató a Jimena tras verla pidiendo empleo en un plató. Pero no todo tiene tintes de cuento feliz. La realidad es que ahora la pareja vive una situación complicada porque no tiene “ni un duro”, relataba Jimena el pasado jueves a Crónica.

“Estoy buscando trabajo, seguro que me sale algo. Vivimos en la casa de mis padres que son los que nos mantienen”, comentaba la malagueña, de familia humilde, y que ahora pasa sus días al sol en la tranquila localidad de Torrox. Shaza tampoco puede colaborar en la economía de la pareja pues aún no tiene papeles para trabajar. Su petición de asilo a España todavía está en curso y ha tenido dos entrevistas en Madrid en una oficina del Ministerio del Interior para acelerar su situación. El funcionario le pidió que probase que efectivamente su padre le había amenazado por su condición sexual (le llegó a recomendar ir al psicólogo y su madre le amenazó con suicidarse). “Le pidió pruebas como whatsapps con las amenazas del padre o la imagen de la caja fuerte donde guardó el pasaporte de ambas para que no saliesen de Dubái. Soy optimista y creo que el Gobierno va a atender su petición de asilo en un proceso que se puede demorar seis meses”, señala su abogado, Borja Fernández, del prestigioso despacho Fuster Fabra, que ha renunciado a sus honorarios para defenderlas.

Jimena y Shaza sólo han cobrado por ahora 5.000 euros brutos por salir en una publicación, dinero que la malagueña destinó en su mayor parte a amueblar una casa en Marbella. El propietario del club que la contrató como coctelera les había facilitado gratuitamente un dúplex de su propiedad en una de las zonas más exclusivas del municipio, a diez minutos en coche del establecimiento. Estuvieron allí varias semanas, pero al no tener Jimena modo de transporte para ir a trabajar se buscaron un alojamiento más cercano al negocio.

Muebles para la casa

Jimena le pidió al dueño de su nuevo piso que le “acondicionase” mejor el inmueble. Se negó, según ella, porque era árabe y no quería que viviesen allí al tratarse de lesbianas. “Él no quería que estuviesen allí, no estaba cómodo, y no les facilitó las cosas”, cuenta una persona cercana al arrendador. Buscaron otros sitios, pero los precios estaban por las nubes. Además, los bolos televisivos de la pareja en Madrid hacían imposible que Jimena pudiese trabajar full time en el club de playa. Desde Funky Buddha Beach aseguran que estaban encantados de contar con Jimena pero que sus continuos viajes a Madrid hacían imposible que pudiese trabajar allí dado que necesitan dedicación plena. Ellas sólo tienen palabras de agradecimiento a Juan Carlos Ferrero, al que consideran su “padre adoptivo”. Las chicas volvieron a Torrox y Jimena buscó empleo, pero al haber comenzado la temporada fue imposible. “Me está costando la vida encontrar trabajo porque todos los locales ya tienen a su gente“, decía el jueves.

Jimena se encuentra buscando “curro” en discotecas de Madrid para mudarse en septiembre junto a Shaza. Ambas jóvenes se han unido más que nunca en la adversidad y mantienen su amor intacto. El padre de la chica egipcia ha dejado de amenazar a su hija y no ha podido venir a nuestro país en su busca ya que no ha conseguido visado. Ahora tiene otro fuego en casa: otra de sus hijas está amenazando con fugarse a España con su hermana Shaza, que huyó de Dubái harta de tener que esconder su homosexualidad en un emirato que castiga con penas de prisión esa condición.

El único balón de oxígeno que tienen las jóvenes es un proyecto de telefilme que esperan que fructifique. Las veinteañeras han cedido a una productora los derechos de una historia de amor que comenzó en Tinder. Y de rebote. En 2016, la empresa donde estaba Jimena en Londres la envió a un elitista restaurante de Dubái a servir los cócteles con los que había maravillado al público londinense. Una vez regresó a la capital inglesa, abrió la app y las primeras mujeres que le salieron eran de Dubái. Comenzaron a chatear durante varias semanas y en junio de 2016 Jimena puso rumbo al emirato. Se enamoraron a primera vista. Y comenzaron a vivir su affaire a escondidas. Teniendo relaciones en la casa de los padres de Shaza mientras éstos hablaban para casarla con el hijo de un hombre rico. Las separaba una pared.

Jimena tuvo que volver a Inglaterra y Shaza se inventó un viaje a Londres con su universidad. Allí decidió que no quería regresar a Dubái y le mandó un whatsapp a su madre reconociéndole su homosexualidad. El padre le pidió que volviese a Dubái pero era una trampa. Jimena decidió acompañarle y allí el padre las quiso retener guardándoles los pasaportes en una caja fuerte. Ahí empieza la gran huida que las llevó a Georgia, con el padre de Shaza presentándose en el aeropuerto de Tiflis para impedir que su hija se fuese a Londres. Rompió el pasaporte de Shaza, pero pudieron escaparse. Viajaron en bus hasta Estambul donde fueron encarceladas acusadas de terrorismo hasta que el Ejecutivo español consiguió la liberación de Jimena. Ésta le dijo al cónsul que no se iba sin Shaza y consiguió que el Gobierno arreglase la salida de una chica egipcia. Llegaron exultantes a España, pero ahora rezan para que Jimena pueda encontrar un empleo pronto. El viernes, a punto de cerrar esta edición, Jimena aseguraba que una persona le acababa de ofrecer un trabajo en su tierra como niñera. A doce euros la hora. Pero su objetivo es Madrid.

Agentes del servicio de inteligencia canadiense denuncian racismo y homofobia

El primer ministro de Canadá participa por primera vez en la marcha del Orgullo Gay EFE

Cinco empleados del servicio de inteligencia canadiense han interpuesto una demanda por 35 millones de dólares canadienses (algo más de 24 millones de euros) contra la agencia por daños y perjuicios después de años de supuestos acosos en el lugar de trabajo. Los trabajadores aseguran que el ambiente laboral está plagado de racismo, homofobia y sentimientos en contra de los musulmanes.

Las denuncias contra el Servicio de Inteligencia y Seguridad de Canadá, que quedan reflejadas en un escrito de demanda presentado esta semana en el Tribunal Federal, ofrece una perspectiva sobre una de las organizaciones más secretas del país.

Las acusaciones muestran una fotografía de un ambiente laboral hostil en el que “el racismo, el sexismo, la homofobia y los comportamientos discriminatorios se han convertido en algo habitual y aceptado”. Ninguna de las denuncias que aparecen en la declaración de 54 páginas ha sido probada ante un tribunal.

La agencia es la última fuerza de seguridad canadiense que se ve sacudida por acusaciones de comportamiento inapropiado. En noviembre, la Real Policía Montada de Canadá se disculpó formalmente y destinó 100 millones de dólares canadienses (casi 70 millones de euros) a pagar a cientos de mujeres que ejercen o ejercieron como oficiales y fueron objeto de ataques sexuales y discriminación. Además, una investigación realizada en el año 2015 sobre las fuerzas armadas canadienses destapó acoso sexual generalizado y hostilidad hacia las minorías y las mujeres.

Las acusaciones contra el servicio de inteligencia canadiense se basan en lo vivido por cinco trabajadores con amplia experiencia. La demanda llega después de que los trabajadores –de manera individual y colectiva– estuvieran más de un año intentando tramitar las denuncias de manera interna, comenta su abogado, John Phillips.

“Todos son trabajadores excepcionales del CSIS (servicio de inteligencia de Canadá). Necesitamos a estas personas sobre el terreno tratando con los problemas de seguridad nacional, representando a las minorías que son tan importantes”, añade. “Para los canadienses, es una catástrofe que no seamos capaces de mantenerlos en sus puestos”.

En la demanda se asegura que los intentos de abordar años de discriminación y abusos –ambos a través de canales formales e informales– fueron “recibidos con burlas, amenazas de represalias y más daños”.

Los trabajadores aseguran que algunos miembros de dirección ridiculizaron, abusaron y amenazaron a los empleados, estableciendo un tono que se acabó imponiendo en los 3.300 trabajadores. Cuando le hicieron frente, los directivos en cuestión, al parecer, se negaron a admitir que ese comportamiento fuese una conducta ilícita.

Miedo a las represalias

Antes de presentar la demanda, los empleados tenían miedo a las represalias, reconoce Phillips. “Se trata de una acción muy valiente por su parte. Tenían que hacerlo”. Estos cinco trabajadores están de baja prolongada, en algunos casos, están luchando con el estrés, la ansiedad y la depresión vinculados al trato sufrido en la agencia.

El viernes, David Vigneault (director de CSIS), respondió a las acusacionesasegurando que la agencia se enorgullecía por ser de primer nivel y por crear un sano y respetuoso ambiente laboral. “Me gustaría recalcar que, como una organización, el CSIS no tolera el acoso, la discriminación o los abusos en ninguna circunstancia”, dijo a través de un comunicado. “A los trabajadores se les anima siempre a que informen de todos los incidentes relacionados con el acoso, reales o potenciales, a sus superiores”.

En la denuncia se utilizan seudónimos para detallar las acusaciones, ya que los empleados tienen prohibido identificarse a sí mismos o a sus compañeros mientras trabajen para el servicio de inteligencia.

Uno de los empleados, que es gay y su pareja es musulmán, denunció que desde que había llegado a la delegación de Toronto hace 10 años algunos de sus superiores incidían constantemente en su sexualidad. Cuando se dirigían a él, lo hacían utilizando términos como “chico gay”, “maricón”, “chico maricón”, y “marica”. Al mismo jefe también se le acusa de escribir un mail al empleado diciéndole: “Ten cuidado de que tu familia política musulmana no te decapite mientras duermes por ser marica”.

Otra oficial de inteligencia con más de una década de experiencia dijo que en este lugar de trabajo los comentarios y las opiniones en contra de los musulmanes eran del todo habituales. Esta trabajadora aseguró que toda esta hostilidad adquirió tintes personales en 2004, después de que empezase a llevar hijab. Al parecer, los supervisores ordenaron que para ir a cualquiera de sus planes relacionados con musulmanes fuera del trabajo –como ir a la mezquita o participar en actividades comunitarias– tenía que pedirles permiso previamente.

Otro denunciante –un trabajador con una experiencia de 22 años en la agencia– acusó al servicio de inteligencia de marginar a los musulmanes como él. “La cultura del CSIS es hostil hacia los musulmanes, es algo más que un entorno poco amigable –es un prejuicio profundamente arraigado de desconfianza hacia los musulmanes. Esto significa que los musulmanes se utilizan y se dirigen cuando se necesitan, pero no forman parte del equipo”.

Los demandantes también incluyen el caso de una empleada que fue descrita como la primera oficial de inteligencia negra del CSIS. Después de escalar puestos hasta convertirse en jefa, aseguró que la dirección le hizo sentir como si fuera “una negra simbólica, ascendida sin ningún mérito”. Afirmó también que uno de sus jefes llegó a decirle: “Al Servicio le gusta que gente como tú ascienda. Estoy convencido de que en muy poco tiempo probablemente seas mi jefa”.

El servicio de inteligencia tiene 30 días para presentar un escrito de defensa si planea enfrentarse a la demanda.

Traducido por Cristina Armunia Berges

Un británico homosexual gana la batalla legal para que su marido reciba pensión

Cinco jueces del tribunal aceptaron de forma unánime el recurso presentado contra un dictamen que había denegado la posibilidad de que su marido pueda recibir su pensión en el futuro tras su fallecimiento.

 

Un británico homosexual ganó hoy una histórica batalla legal al conseguir que el Tribunal Supremo, máxima instancia judicial, le reconociera a su marido los mismos derechos en materia de pensión que los que disfruta una esposa.

Cinco jueces del tribunal aceptaron de forma unánime el recurso que John Walker, de 66 años, había presentado contra un dictamen anterior, que había denegado la posibilidad de que su marido pueda recibir su pensión en el futuro tras su fallecimiento.

El Tribunal de Apelación de Londres había rechazado en 2015 la petición de Walker, con el argumento de que su reclamación correspondía al periodo de tiempo anterior a que las uniones civiles en el Reino Unido fueran reconocidas por ley (2004).

Sin embargo, los magistrados de la máxima instancia judicial aceptaron el recurso al indicar que el marido de Walker tiene derecho a recibir su pensión tras su muerte, siempre y cuando ambos permanezcan casados.

Walker indicó a los medios de comunicación que quería llevar este asunto a los tribunales para asegurar que, en caso de ser él el que muera antes, su pareja tenga los suficientes ingresos para vivir.

La organización humanitaria Liberty ha indicado que el dictamen cambiará “la vida de miles de parejas del mismo sexo”, al crear un precedente.

Con la decisión del Supremo, el marido de Walker, que prefiere mantener el anonimato, podrá acceder a una pensión estimada en 45.000 libras (50.850 euros) anuales.

Walker se retiró de una empresa del sector químico en 2003, después de 20 años de trabajo y tras hacer las mismas aportaciones a su pensión que sus compañeros heterosexuales. Él y su marido mantienen una relación desde 1993 y celebraron una unión de pareja de hecho en enero de 2006, que después convirtieron en matrimonio.