La conga de Rajoy y el PP

Los discursos de Maroto, Alfonso Alonso y sus amigos se convierten en un alegato de la historia del movimiento gay durante el enlace del exalcalde de Vitoria

 

El chispazo ocurrió sobre las 3.30 de la madrugada. En la megafonía del restaurante El Caserón de Vitoria, donde se celebraba la boda del dirigente del PP Javier Maroto y su pareja desde hace 19 años, empezó a sonar fuerte la canción-himno Y.M.C.A grabada por Village People en 1978 y los más animados se decidieron a arrancar una conga, ese baile cubano que pone a todos los invitados a una fiesta en fila y danzando por la sala. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que había sido ubicado en la mesa Céline Dion, dejó la silla donde había estado cenando con su esposa y otros miembros de la cúpula del partido, y se sumó a la fiesta. Fue después de escuchar por boca de Maroto, el ministro Alfonso Alonso y otros amigos de la infancia del contrayente todo un alegato a favor de la historia y la lucha del movimiento gay para lograr el matrimonio homosexual, que el PP recurrió ante el Tribunal Constitucional en 2005.

Justo ahora hace diez años, Rajoy dio la orden a un grupo de diputados del PP entonces en la oposición al Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero de recurrir la ley que permitía los matrimonios homosexuales porque entendían que desnaturalizaba y desvirtuaba la “institución básica del matrimonio”. En la noche de este pasado viernes, sobre las diez, Javier Maroto y su ya marido Josema Rodríguez, del que se enamoró cuando ambos estaban en la universidad, salieron a la puerta del restaurante vitoriano y el vicesecretario general de Política Sectorial del PP señaló: “Esta boda humilde es también un paso más al reconocimiento del matrimonio sea quien sea quien lo contraiga. La libertad para todos con los mismos derechos. Y hoy, una década después, mis compañeros de mi partido han querido dar este paso al frente”.

No fue el único ni último alegato de la noche sobre lo que le ha costado al movimiento gay llegar a este punto. Maroto quiso así destacar, con su marido al lado, que para disfrutar ahora de ese logro antes “muchísimos hombres y mujeres activistas” tuvieron que lucharlo durante décadas. Cuando el PP interpuso el recurso ante el Constitucional muy pocas voces en ese partido se mostraron en contra y fue destacado entonces el rechazo a esa iniciativa de la expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre.

En Vitoria, sin embargo, el PP siempre tuvo una posición de avanzadilla y sus responsables políticos tampoco respaldaron aquel recurso. Y no solo Maroto. Dentro de la propia fiesta de la boda del exalcalde de la ciudad, el ahora ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, que también fue regidor de la capital vasca, se expresó inequívocamente al margen de lo que había sido hasta ahora la línea oficial del partido. Alonso y otro amigo de la juventud de la pareja hicieron una glosa en sus discursos en la ceremonia de la lucha por la libertad del movimiento gay, por la tolerancia en general, y también un reconocimiento a lo que algunos tuvieron que soportar para alcanzar este punto actual mientras que otros intentaban cercenar esa libertad.

El presidente Rajoy escuchó atentamente todas esas intervenciones y ayer las aplaudió. El líder del PP refrendó así, acudiendo al festejo y deseando “toda la suerte del mundo” a los contrayentes, no solo un giro en su posición personal , sino también un cambio radical en las tesis oficiales de su partido.

La boda personal e íntima de Maroto se transformó en una fiesta política y en la constatación de la evolución del PP en ese punto. Desde el primer minuto y hasta el último, cuando el presidente y la vicepresidenta abandonaron el local sobre las seis de la mañana.

Javier Maroto, que es un auténtico fan de Eurovisión, quiso que todo estuviera pensado al detalle. La velada comenzó así con la canción Building Bridges, de Conchita Wurst, que se creó como himno de la edición del año pasado en Viena y se transformó en otro himno gay. Los invitados estaban situados en mesas de cantantes o grupos ganadores del festival, desde Masiel a ABBA.

El festejo permitió ver, de nuevo, a un Rajoy más suelto y con ganas de divertirse que aguantó en la velada hasta el final, casi a las seis de la madrugada. Rajoy bailó, como lo hicieron otros dirigentes presentes, pero lo que más destacó en ese apartado de la fiesta fue el diferente comportamiento y la distinta facilidad para la integración entre la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal. La número dos del PP, siempre acompañada de su marido, apenas se movió y se marchó temprano. Sáenz de Santamaría, que acudió sin su esposo, danzó con todos los grupos y hasta agarró el micrófono para cantar temas de Nino Bravo y Mocedades y fue una de las últimas en retirarse.

Javier Maroto reservó para el final de la ceremonia un homenaje a su tierra vasca y un grupo despidió a todos los presentes con un aurresku.

Dos bodas y un PP. De El Escorial a Vitoria

boda maroto

Aunque las bodas son un acontecimiento familiar, las hay que también pueden ser un acontecimiento político. Por definición, casi todas las bodas importantes son de cuento de hadas, según los cronistas de la cosa. Por azares del destino, dos bodas concretas nos permiten reflexionar sobre cómo ha cambiado el cuento de hadas en el PP. Dos bodas que han superado la intimidad de una ceremonia íntima para acabar siendo objeto de análisis político. Con los contrayentes como testigos.

Las dos bodas que se celebraron en el mes de septiembre con trece años de diferencia. En la primera los novios eran un hombre y una mujer. En la segunda, dos hombres. Tanto en una como en otra, los contrayentes y los invitados pertenecían a la plana mayor del PP.

El 5 de septiembre de 2002, Ana Aznar, hija del entonces presidente del Gobierno, se casó en El Escorial con Alejandro Agag, un emprendedor político de éxito. Al enlace asistieron los Reyes y mandatarios internacionales, lo que la convirtió casi en una boda de Estado. La boda de El Escorial ha pasado a la Historia del PP como el acontecimiento que precipitó el principio del fin del aznarismo. Fue la máxima expresión del poder de Aznar al mismo tiempo que la imagen de sus debilidades. Para infortunio de su familia, muchos años más tarde, su hija y Alejandro Agag se siguen casando casi todas las semanas en las televisiones, cuando el caso Gürtel cobra actualidad y se proyectan las imágenes en las que los cabecillas de la trama aparecen vestidos de gala llegando a la iglesia. El archivo de la boda Aznar-Agag es una mina de personajes imputados, tanto nacionales como internacionales. Las imágenes son un castigo, una penitencia impuesta al pecado de arrogancia.

La boda de Javier Maroto con su novio Josema también se ha celebrado en septiembre, trece años después. Un enlace muy distinto. Pero también con lectura política. Y con perdón de los pecados. La cúpula del PP encabezada por Rajoy ha ido a la boda de dos homosexuales no sólo para acompañar a los novios, sino también para hacer penitencia por su error político y de apreciación social. El PP se opuso frontalmente y sin piedad a la ley de matrimonio homosexual impulsada por Zapatero. La dirección popular creyó en 2005 que la sociedad española no había evolucionado y se equivocó. Muchas voces alertaron a Rajoy sobre el error de oponerse a la ley, pero el presidente del PP no les hizo caso y prefirió escuchar a los amigos de Rouco Varela. Recurrió la ley ante el Constitucional por considerar que el matrimonio sólo puede darse entre hombre y mujer para la procreación. El PP instigó los bajos instintos de su electorado para desgastar a Zapatero acusándole de hacer ingeniería social. Iñaki Oyarzábal, dirigente vasco del PP y amigo de Javier Maroto, nunca olvidará los groseros insultos que sufrió por las calles de Madrid de militantes del partido por su condición de homosexual.

A la boda de El Escorial asistió el aznarismo en pleno. A la boda de Vitoria acudió el marianismo en pleno. Si es que eso existiera. No hay duda de cómo ha cambiado el cuento. La boda de El Escorial fue clásica. La de Vitoria contemporánea. Rouco Varela ha sido sustituido como oficiante de la ceremonia por un concejal. Los chaqués de máxima etiqueta lucidos en el convite de Vitoria nada tienen que ver con los de la finca de El Escorial. Las canciones del Festival de Eurovisión han reemplazado a la música de órgano. Mariano Rajoy fue sentado en una mesa bautizada como Céline Dion y puede que preguntara quién es esa chica.

Mariano Rajoy es precisamente el enlace entre las dos bodas. Estuvo en la primera y en la segunda. El mismo Rajoy pero distinto. Rodeado ahora de jóvenes sin pasado censurable, modernos, tolerantes, abiertos y sin complejos.

Seguramente no lo pretendía, pero Javier Maroto se ha convertido en el vicesecretario que ha perdonado el pecado político del PP. Su declaración en defensa de la ley que permite a los homosexuales contraer matrimonio con todas las letras cierra una página del partido nada gloriosa. Por fortuna, Rajoy no tiene que tomar la decisión de retirar el recurso del Constitucional porque el tribunal ya dictaminó que la ley se ajustaba a los preceptos constitucionales. El líder del PP tampoco tiene que pedir perdón por sus pecados. Ya los ha purgado asistiendo con cara de satisfacción y alegría al enlace de su vicesecretario.

Rajoy y la cúpula del PP festejan el matrimonio homosexual de Maroto

Javier Maroto y su esposo

Javier Maroto y su esposo. / L. RICO

El PP ha entonado el “sí, quiero” al matrimonio homosexual. Por la vía de los hechos. No ha hecho falta un pronunciamiento formal y por escrito a favor de estas uniones gay. La asistencia del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, miembros destacados de su gabinete y de la plana mayor del partido a la boda del exalcalde de Vitoria, Javier Maroto, con su pareja, Josema Rodríguez, supone tanto como dar validez a este tipo de casamientos que tantas resistencias y rechazo ha generado en los sectores más conservadores del partido.

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría; el ministro de Sanidad y exalcalde de Vitoria, Alfonso Alonso; la número dos del PP, Dolores de Cospedal, al frente de una delegación popular muy distinguida han acudido este viernes a Vitoria para festejar el matrimonio que ya han legalizado Maroto y el que ha sido su compañero sentimental durante los últimos 19 años. El arrope de la cúpula se entiende como el gesto de enterrar el recurso que esta formación presentó en 2005 ante el Tribunal Constitucional con el propósito de echar abajo la ley que ampara los matrimonios homosexuales.

Rajoy ha llegado al restaurante acompañado por su esposa y se ha limitado a saludar a los periodistas y cámaras que aguardaban en la entrada del local la llegada de los invitados. Pocos minutos después ha entrado Maroto, quien ha reconocido estar “nervioso”. “Vamos a pasarlo muy bien porque son mis amigos, mis familiares”, ha comentado en compañía de su pareja. El exalcalde vestía un chaqué azul marino con un chaleco cruzado gris y una corbata en tonos azules sobre camisa blanca.

El goteo de invitados ha comenzado con la llegada en autobús del viceportavoz en el Congreso, Carlos Floriano, y su mujer, a los que han seguido Iñaki Oyarzábal y la parlamentaria Laura Garrido. Más tarde han llegado, en otro autobús, Javier Arenas y Jorge Moragas con otros convidados. De forma escalonada han entrado al restaurante Dolores de Cospedal y Arantza Quiroga, una de las últimas en hacer el paseíllo por delante de una veintena de cámaras.

Dos ertzainas uniformados se han ocupado de mantener el orden en el exterior del establecimiento, aunque han contado con la ayuda de otros agentes de seguridad de paisano que también controlaban la zona y facilitar el acceso a los invitados.

275 invitados escucharon el “sí quiero” de Maroto y su pareja en el restaurante al que fueron invitados, aunque los contrayentes ya habían formalizado por la mañana, en un acto íntimo, su enlace. Se casaron en el despacho que Maroto tiene en el Ayuntamiento de la capital alavesa, en presencia únicamente de los testigos: la madre del exalcalde, Margarita Aranzábal, y su amigo y compañero de partido Iñaki Oyarzábal.

El trámite nupcial fue oficiado por el concejal del PP Miguel Garnica y se terminó en pocos minutos, en cuanto los protagonistas firmaron los documentos que les acredita como matrimonio. Lo hicieron de este modo, casi a hurtadillas, para escapar del ruido mediático y para no causar ningún trastorno en la actividad municipal de los funcionarios, según explicó la víspera el propio Maroto.

El foco de atención se trasladó por la noche al restaurante donde se celebró el convite, adonde se acercaron apenas una treintena de personas para presenciar la llegada de los invitados más conocidos. Entre estos, representantes de Génova, como Floriano o Moragas, los otros cuatro vicesecretarios sectoriales (Javier Arenas, Pablo Casado, Andrea Levy y Fernando Martínez Maíllo), y una nutrida representación del PP vasco, con su presidenta, Arantza Quiroga, a la cabeza.

Todos quisieron dar de este modo el sí a la boda de Maroto. El excalde de Vitoria, que perdió la alcaldía pese a ser el candidato más votado en las pasadas elecciones municipales —el apoyo que el PNV recibió del resto de los partidos aupó al nacionalista Gorka Urtaran al cargo—, asegura tener el respaldo de la dirección de su partido, lo que interpreta como un apoyo implícito al matrimonio homosexual. Maroto ha repetido estos días previos a su boda que este debate está “superado” en su partido porque se entiende como algo aceptado por la mayoría de los dirigentes populares.

Javier Maroto se casa en la intimidad esta mañana y lo festejará por la tarde con Rajoy y toda la cúpula del PP

Tras firmar los papeles en su despacho en el Ayuntamiento de Vitoria, el vicesecretario sectorial del PP celebrará una boda oficiosa este viernes por la tarde en un restaurante de la capital vasca en la que estará presente la flor y nata del partido.

Maroto y Rajoy

Maroto

VITORIA.— El vicesecretario sectorial del PP y exalcalde de Vitoria, Javier Maroto, se ha casado a primera hora de este viernes con su novio desde hace 19 años en un acto íntimo celebrado en el Ayuntamiento, en el que su madre y su amigo personal, y compañero de partido, Iñaki Oyarzábal han ejercido de testigos.

La boda civil, en la que solo han estado presentes los testigos, ha tenido lugar en torno alas 9:30 horas en el despacho que Maroto tiene en el consistorio de Vitoria como portavoz municipal del PP, y ha sido oficiada por el edil del PP Miguel Garnica, han informado a Efe fuentes de esta formación.

El acto, que apenas se ha prolongado unos minutos, se ha limitado a la firma de los documentos que acreditan a Maroto y a Josema Rodríguez como matrimonio. La ceremonia ha sido tan sencilla que, según informa el diario El Correo, Maroto acudió con su aspecto habitual: pantalones claro, chaqueta informal y camisa sin corbata.

La pareja tiene previsto celebrar esta tarde en un restaurante de Vitoria una ceremonia no oficial a la que asistirá la cúpula del PP con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a la cabeza.

También acudirán la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría; el director del Gabinete de Presidencia, Carlos Floriano, además de la secretaria general de los populares, María Dolores de Cospedal, y los cuatro vicesecretarios del partido. El presidente y demás altos cargos del Gobierno esperarán a la conclusión del Consejo de ministros para desplazarse a Vitoria.

Maroto también contará con el respaldo de numerosos cargos del PP de Euskadi, entre ellos, su presidenta, Arantza Quiroga.

En un principio, Maroto tenía previsto casarse en el salón de bodas del Ayuntamiento a las ocho de la tarde, pero finalmente ha optado por un acto íntimo por la mañana y una boda no oficial por la tarde.

De esta forma, evitaba “entorpecer el trabajo de los funcionarios y las molestias” que pudieran derivarse de la presencia de ciudadanos que quisieran asistir al enlace desde el exterior del edificio municipal, según explicó ayer en rueda de prensa.

El exalcalde de Vitoria lamentó que su boda hubiera dejado de ser “un acontecimiento íntimo”, aunque se mostró “tranquilo y contento” porque lo importante, dijo, es que la boda se celebraría dentro del Ayuntamiento, tal y como había anunciado.

Sobre el apoyo recibido desde su partido, el vicesecretario sectorial del PP valoró que esun respaldo “claro” y que todas las manifestaciones que ha escuchado por parte de los dirigentes populares “han sido de apoyo”.

Para Maroto, el recurso que el PP presentó en 2005 ante el Tribunal Constitucional contra la ley que permite el matrimonio homosexual “ya no es el debate de hoy”, y se mostró convencido de que la sociedad española está “preparada para entender estas cuestiones”.

‘Vaya semanita’ parodia la boda de Javier Maroto

RAJOY COMO INVITADO EN PANTALLA DE PLASMA

Como invitados, Mariano Rajoy en pantalla de plasma, Jaime Mayor-Oreja, Arantza Quiroga y Borja Semper comparten mesa en el convite

Como invitados, Mariano Rajoy en pantalla de plasma, Jaime Mayor-Oreja, Arantza Quiroga y Borja Semper comparten mesa en el convite

BILBAO. El programa de humor de ETB ‘Vaya semanita’ parodia en un nuevo sketch la boda del ‘popular’ Javier Maroto. Como invitados, Mariano Rajoy en pantalla de plasma, Jaime Mayor-Oreja, Arantza Quiroga y Borja Semper comparten mesa en el convite.

Así presentan el sketch: “El PP vasco se ha reunido, por primera vez en mucho tiempo, en el enlace del exalcalde de Vitoria-Gasteiz, Javier Maroto”.

El ‘PP pedo’ de la boda de Maroto

El ‘sí, quiero’ de Maroto y Josema

Javier Maroto y José Manuel Rodríguez, a su llegada al enlace junto a los testigos

Javier Maroto y José Manuel Rodríguez, a su llegada al enlace junto a los testigos. ARABA PRESS- PAULINO ORIBE

Javier Maroto y José Manuel Rodríguez ya son un ‘matrimonio’ más tras la celebración ‘íntima’ que ha tenido lugar pasadas las 9.30 horas de hoy. Un acto tan reservado que en él sólo han estado presentes los contrayentes, el concejal Miguel Garnica, la madre de Javier y el parlamentario Iñaki Oyarzabal como testigos, un fotógrafo contratado por la pareja y la ‘mano derecha’ del alcalde y responsable de comunicación Rafael Laza.

Maroto ha querido cuidar todos los detalles hasta el punto de modificar la hora del enlace que en el acta matrimonial preparada aun mantenía las 20.00 horas, el momento que se había señalado para un acto abierto que este jueves fue suspendido.

Boda muy discreta

El ‘sí, quiero’ de Maroto y ‘Josema’ se ha celebrado en un despacio de apenas ocho metros cuadrados que cuenta con un balcón hacia la plaza de España, y que preside una enorme bandera de Vitoria de aspas rojas sobre fondo blanco.

La informalidad en los atuendos y la brevedad del mismo han sido las notas predominantes junto a la discreción. Maroto ha llegado al edificio Consistorial pasadas las nueve de la mañana pero tanto su pareja ‘Josema’ con su madre han accedido por unas dependencias laterales sin que los medios de comunicación presentes en los aledaños hayan captado su llegada.

El ex alcalde de Vitoria ha formalizado su ‘matrimonio’ en un espacio muy funcional en el que tres fotografías antiguas del centro de la ciudad y detalles en miniatura con un pequeño Celedon, un paso de los faroles vitorianos y un logro de la ‘Green Capital’ aportan los detalles personales del político vasco.

Maroto: “El PP dice hoy aquí que el derecho al matrimonio es para todos”

El secretario sectorial de la formación conservadora, Javier Maroto, reconoce a “todos esos activistas de todos los partidos” que le han permitido casarse este viernes con su novio de siempre en una ceremonia a la que asistió Rajoy, Cospedal y la cúpula del PP en Vitoria

Parte de los invitados del PP a la boda de Javier Maroto.

Los dirigentes del PP arropan a los recién casados. / FOTOS: B. CASTILLO-I. AIZPURU

“Hoy, la dirección de mi partido, el Gobierno, dice que el derecho al matrimonio es para todos”. El vicesecretario general del PP y exalcalde de Vitoria, Javier Maroto, ha contraído este viernes matrimonio con su novio de siempre, Josema Rodríguez, en un enlace que los conservadores han aprovechado para sumarse a la corriente mayoritaria de aceptación del matrimonio homosexual en igualdad de condiciones que el heterosexual. “Las sociedades evolucionan, los partidos evolucionan y hoy mi partido y el Gobierno quiere sumarse a eso porque ya en España el derecho al matrimonio es para todos y hoy todos compartimos ese mensaje”. Así lo ha tratado de expresar al menos el propio Maroto, una vez finalizado el enlace en un hotel-restaurante de Vitoria, su ciudad, a la que ha acudido la plana mayor del PP con el presidente Mariano Rajoy y la secretaria general Dolores de Cospedal a la cabeza.

Maroto ha pronunciado estas palabras mientras en el interior del restaurante le aguardaban los 270 invitados al evento. Todos ellos han podido presenciar el acto no oficial de boda, tras el enlace formal que ha tenido lugar esta mañana en el Ayuntamiento. Posteriormente, se ha servido un cóctel de bienvenida a los invitados y una cena compuesta por ensalada de gambas, solomillo al foie y tarta nupcial.

La boda de Maroto, anunciada en junio (antes de ser llamado a Madrid por Rajoy para entrar en la dirección nacional del partido), había causado en las últimas quebraderos de cabeza en el PP, que abordó en términos de estrategia la conveniencia de que la cúpula acudiera a un enlace que era heredero de la ley de matrimonios gays aprobada por Zapatero, y que el PP recurrió al Tribunal Constitucional. Finalmente, los líderes conservadores dieron el sí. Rajoy, Cospedal, la líder vasca Arantza Quiroga, Floriano, Moragas, Javier Arenas… todos se han dejado ver sonrientes este viernes en Vitoria.

Maroto, que abandonó la celebración un momento al filo de las 21.30 horas para atender a la prensa, dijo que era evidentemente un momento muy especial para él “en lo personal”, pero básicamente acudió a los micrófonos a lanzar un mensaje político, como se esperaba. El vicesecretario sectorial tuvo un recuerdo a “todos los activistas, algunos de los cuales ya no están aquí (en una alusión que recordó a Pedro Zerolo, el socialista recientemente fallecido) que hicieron posible esto, que lucharon por los derechos de los que ahora hemos gozado nosotros”.

En referencia a su propio partido, Maroto dijo que era consciente de que “mis compañeros han dado un paso al frente para hacer un matrimonio para todos igual, con los mismos derechos y deberes”.

La firma, por la mañana

En realidad, Javier Maroto había formalizado su unión con su novio por la mañana, a primera hora, en una simple ceremonia en su despacho de apenas diez metros cuadrados en el Ayuntamiento de Vitoria, del que es portavoz del primer partido de la oposición. Por la noche, el convite fue mucho más nutrido, con cerca de 270 invitados. Poco antes de las 20.30, hora programada para el enlace, ha llegado la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal. Después lo hicieron el propio Rajoy y Arantza Quiroga, entre otros muchos compañeros de formación. Los ya maridos, Javier Maroto y Josema Rodríguez, se dejaron ver felices en el acceso al restaurante. El exalcalde vestía un chaqué de corte moderno, azul marino con chaleco gris de seis botones y una llamativa corbata en tonos azules sobre camisa blanca. Maroto ha declarado estar “nervioso”. Pero enseguida ha matizado. “Son mis amigos, mis familiares y vamos a pasarlo bien”, ha manifestado.

Rajoy escuchará la palabra matrimonio en la boda de Maroto

El exalcalde de Vitoria repetirá el enlace con su novio en el lugar del convite después de celebrar su unión civil en la intimidad de su despacho municipal

El exregidor popular Javier Maroto, ayer, en los pasillos del Ayuntamiento de Vitoria

El exregidor popular Javier Maroto, ayer, en los pasillos del Ayuntamiento de Vitoria. / BLANCA CASTILLO

La palabra matrimonio retumbará esta tarde en el comedor del hotel-restaurante El Caserón, situado en el Alto de Armentia, a las afueras de Vitoria, ante el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, su mujer, Elvira Fernández, y las 270 personas restantes que el vicesecretario general del PP y ex alcalde de Vitoria Javier Maroto y su pareja, José Manuel Rodríguez, han invitado a su enlace civil. Los contrayentes escenificarán su unión al atardecer, en el lugar elegido por ambos para el convite nupcial, antes de que comience la cena y el baile posterior. Y es que, para entonces, ya serán marido y marido de pleno derecho.

Maroto y Rodríguez han decidido que legalizarán su relación de casi dos décadas «a lo largo de la jornada de hoy» en la intimidad del despacho de apenas diez metros cuadrados que el político alavés tiene asignado en el Ayuntamiento de Vitoria en calidad de jefe de la oposición. Ante el revuelo mediático generado por su boda con la confirmación de la asistencia del líder nacional del PP -partido que tiene recurrida ante el Tribunal Constitucional la ley que regula el matrimonio homosexual, aprobada durante el mandato del socialista José Luis Rodríguez Zapatero-, la pareja ha optado por desistir de su idea de congregar a los invitados en el salón de bodas de la Casa Consistorial de la capital vasca. A cambio, celebrarán un sencillo acto privado en el despacho municipal de Maroto, en el que solo intervendrán los actores imprescindibles. Con posterioridad, antes del banquete, lo reeditarán ante sus familiares, amigos y la nutrida lista de compañeros del PP que asistirán.

El exregidor popular no quiere hurtar a sus invitados el momento del ‘sí quiero’, ni tampoco que «nadie interprete que he querido evitar al presidente Rajoy que se hable de matrimonio en su presencia», explicó a EL CORREO Maroto, sin ocultar con disgusto el desbordamiento que le ha provocado la «tremenda dimensión mediática que está generando este asunto». En un tono más serio de lo habitual, admitió que «el tema se ha ido de madre. Y yo no quiero una boda a lo Lolita Flores. No quiero que nadie se sienta incómodo, incluido yo mismo», apostilló. Por eso, y para ahorrar a los invitados el «paseíllo» por la plaza porticada de España, un lugar habitual de txikiteo, donde se encuentra la Casa Consistorial, y «polémicas con los otros partidos por el coste de la seguridad», Maroto intercambiará las alianzas con su novio en la intimidad de su despacho municipal.

Su madre y Oyarzábal, testigos

Allí únicamente se congregarán, además de los contrayentes, el senador conservador Jorge Ibarrondo, que hará de maestro de ceremonias, el oficiante, el concejal popular Miguel Garnica y los testigos escogidos por la pareja: la madre de Maroto, Margarita Aranzábal, y el amigo y confidente de la pareja, Iñaki Oyarzábal, quien ya marcó un precedente en el partido hace tres años cuando el entonces secretario general del

PP vasco fue el primer dirigente de la formación en declararse sin tapujos homosexual. La hora a la que se celebrará el enlace sólo la conocen ellos.

«Si me caso en el Ayuntamiento es porque me hace ilusión. Sigo siendo el alcalde de Vitoria», reivindicó, dolido aún de que, hace apenas tres meses, el PNV le arrebatara la Alcaldía de Vitoria, pese a ser la lista más votada, con el apoyo de EH Bildu, Sumando (la versión municipal de Podemos) e Irabazi.

A última hora de la tarde, el matrimonio se trasladará a El Caserón para celebrar ante los suyos la ‘reboda’, brindar por su felicidad y bailar al son de la música que pinche un Dj. La pareja se quedará por ahora sin viaje de luna de miel. La portavocía del PP en Vitoria y la coordinación de la acción política de los populares en España como vicesecretario sectorial le obligan a Maroto a aplazar esos planes.

Sáenz de Santamaría y Moragas refuerzan con su asistencia el apoyo al exalcalde

La asistencia de Mariano Rajoy a la boda de Javier Maroto normaliza de alguna forma la posición política del PP con respecto a la ley de matrimonio homosexual, que llegó a ser recurrida en los tribunales por este partido entre muestras de malestar de sus sectores más renovadores y fuertes críticas del PSOE, impulsor del texto. Superada esa polémica después de que la Justicia avalara el uso del término matrimonio -el mismo que se emplea en el sacramento católico- en las uniones entre personas del mismo sexo, la plana mayor de los populares se ha volcado con el enlace civil del exalcalde de Vitoria, que se casa hoy con Josema Rodríguez, su pareja en los últimos 19 años.

La cita se convertirá en un acto de respaldo político y personal a Maroto, un valor en alza en la nueva dirección nacional del partido como vicesecretario Sectorial. Además de Rajoy, cuya asistencia ha podido generar revuelo en las filas más conservadoras de los populares, la lista de invitados confirmados incluye a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría; el coordinador de campaña y director del Gabinete de Presidencia, Jorge Moragas; y el diputado y exvicesecretario de Organización, Carlos Floriano, que fue el único dirigente de la sede de Génova que perdió su puesto tras los malos resultados cosechados en las elecciones municipales del 24 de mayo.

Asimismo, la boda civil contará con la secretaria general del Partido Popular, Dolores de Cospedal; y los otro cuatro vicesecretarios que forman parte del comité ejecutivo de la formación: Javier Arenas, Fernando Martínez-Maíllo, Andrea Levy y Pablo Casado. Javier Maroto, de 43 años, fue desplazado de la Alcaldía por el candidato del PNV con el apoyo de EH Bildu pese a haber ganado con holgura las elecciones. Cuatro meses después, su vida ha dado un vuelco. El 2 de junio anunció su enlace con la pareja con la que lleva media vida de convivencia. Dos semanas más tarde, Rajoy le aupó al núcleo duro de la dirección del PP. Hoy está en su boda junto a amigos, familiares y compañeros de partido.

El ‘gay power’ del PP y su despedida de soltero en Bali

El presidente en el enlace de Javier Maroto

Mariano Rajoy brinda con Jvier Maroto (2d) durante la investidura de éste como alcalde de Vitoria en 2011

Mariano Rajoy brinda con Jvier Maroto (2d) durante la investidura de éste como alcalde de Vitoria en 2011. MUNDO

Les guardé el secreto durante semanas, con lo mal que digiero yo un sigilo, un cerrar el hocico, un callarse las ‘intimités’ ajenas. Pero la actualidad me arrolla, antojadiza, y no tengo más remedio que soltar lastre. Ahora y aquí. Cuajado agosto, conocí en estas vacaciones a Javier Maroto, ex alcalde de Vitoria, vicesecretario sectorial del PP y símbolo de la ‘gay revolution’ en Génova, donde andan con el ‘plan renove’ para dinamizar el voto en la Tierra Media, que viene a ser el centro. Iba Maroto con su ‘noviodetodalavida’ y una jubilosa cuadrilla de amigotes, muy mosqueteros con ese ‘total look’ de ‘juventudes’, a darlo todo (como servidor, por otra parte). Coincidimos varias noches en bares y fiestas y cosas noctámbulas, pero no alimenté mis crónicas de veranillo con aquellas juergas, pues en mala hora me arrulló un ‘nosequé’ de ética periodística. Lo cual: que nuestras tanganas quedaron en pólvora mojada.

Pero ese paraíso no iba a durarnos siempre, y en lo que hemos regresado a los quehaceres de septiembre está el país en un frenesí del carajo por la boda gay del siglo, la de Maroto y Josema, que se celebra hoy en las Vascongadas con todo el relumbrón del amor ‘homoeterno’. Y ahora, sí que sí, mi pluma pide paso.

Viene a resultar que el casorio ha desatado un tremebundo debate en las tripas del PP a cuenta de Rajoy (animador oficial de bodas, de toda la vida) y lo conveniente de su asistencia. Que si ha de acudir a amparar a los novios, que si debiera quedarse en Moncloa. Mariano duda, se excusa, recula a la gallega, y al fin confirma. Y para avivar el guirigay, el otro gran baluarte homosexual del partido, Iñaki Oyarzabal (que también estuvo allí durante las vacaciones, séase dicho, aunque él ni bebe, ni fuma, ni frecuenta vicio alguno), ha salido a defender a los novios, pues lo suyo “no es una boda gay, es una boda a secas” (fin de la cita).

A mí, que no soy nadie, Rajoy me desentona en el convite, él que encabezó las protestas contra el libre albedrío en los altares civiles, él que recurrió la Ley del matrimonio igualitario y, a los dos meses, estaba arrepintiéndose por dentro, no fuera el Constitucional a darle la razón a su partido. Pues resultó que el asunto no fue para tanto, como vaticinaban Rouco e Isabel Tocino, y Mariano respiró hondo y tranquilo cuando la justicia rechazó el recurso y nos dejó, a los maricones de España, casarnos con quien nos placiera o placiese.

Yo que usted, Mariano, me quedaba en Palacio dándole a la Liga. Pues dicen los viborillas de la ‘realpolitik’ que va a hacerse la foto porque en este 2015, añada electoral, un selfie gay es un filón. Un caramelito en el albor de las urnas. Como si el matrimonio homosexual necesitase ahora el patrocinio del gran líder. Aunque pudiera ser, qué sé yo, que Rajoy tan sólo pretenda ser testigo de la boda de un amigo, en la salud y en la enfermedad, en las alegrías y en las penas. Y amén.

Mas la culpa no es del presidente. El tropiezo, menudo yerro histórico, es tuyo, Maroto. Que militas, comes y respiras de un partido que en su día se opuso a tu derecho al amor libre. De gay a gay, de Javier a Javier, te digo lo que no te dije en la playa mirándote a los ojos, pues será que yo también soy un cobarde: mientras otros se llevaron las hostias, se partieron el pecho y la ideología, se dejaron la dignidad y los dientes desde la cuarentena franquista, mientras ocurría todo eso, insisto, los de la gaviota estaban de ‘manifa’ en la Puerta del Sol, después de misa, cacareando con globos apocalípticos el fin de la familia. Y ahora, con todos los derechos bien horneados, calentitos, venís la ‘nouvelle vague’ de la clase política a pillar cacho. Que aproveche pues el langostino. Y si se terciase, ahora que somos colegas de ‘vacances’, quedo a la espera de la foto del querubín con el que espero culminéis la parentela.

La boda gay de Maroto rompe moldes en el PP

Rajoy figura entre los 275 invitados que asisten mañana a la boda del exalcalde de Vitoria con Josema Rodríguez, a pesar de que su partido recurrió ante el Constitucional la ley del matrimonio homosexual. Los políticos que ‘salen del armario’ abarcan ya casi todo el arco parlamentario

Javier Maroto y Josema Rodríguez.

Javier Maroto y Josema Rodríguez.

Noche de elecciones municipales. 24 de mayo. Radiante de felicidad, Javier Maroto comparece en público tras obtener un holgado triunfo en Vitoria, que le permitirá conservar la alcaldía salvo un improbable acuerdo entre todos los demás partidos. Improbable, pero real apenas veinte días más tarde. Sonriente y relajado, con un apoyo reforzado su apoyo en las urnas tras una campaña a cara de perro, confiesa: “Doy las gracias a mi familia por todo su esfuerzo y el apoyo que me han dado”. “Y especialmente -añade-, a Josema, por estar siempre a mi lado”. Josema, lo saben todos los presentes, es su novio. Y su marido dentro de unas pocas horas. El flamente vicesecretario Sectorial del PP, uno de los hombres en los que ha confiado Mariano Rajoy para revitalizar la imagen de su partido y afianzarse en el poder en los comicios generales de diciembre, dará este viernes el ‘sí quiero’ a Josema Rodríguez, interventor general del Ayuntamiento de Durango, con el que mantiene una relación desde hace 19 años. Una ceremonia que pretendía ser íntima y cuyos ecos, en cambio, han sacudido las bases de su partido.

Los novios se intercambiarán los anillos en el salón de ceremonias del Ayuntamiento de Vitoria, en una boda que será oficiada por el concejal popular Miguel Garnica. Un grupo de txistularis pondrá la música. Todo por 150 euros. Hasta el restaurante El Caserón, en el alto de Armentia, se desplazarán para el banquete 270 invitados. El más destacado, Mariano Rajoy.

La presencia del presidente del Gobierno ha generado controversia en el Ejecutivo y en las filas del PP, donde dirigentes cercanos a la ortodoxia de la Iglesia católica no veían con buenos ojos que asistiera a una boda homosexual. Máxime cuando la ley que regula el matrimonio gay -instaurada en el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero y a la que se acoge Maroto- fue censurada hasta el extremo por el Partido Popular, que la tiene recurrida ante el Tribunal Constitucional. Rajoy ha deshojado la margarita hasta última hora y, aunque podía haberse escudado en problemas de agenda, al final ha optado por acudir a la ceremonia; una actitud que chocará a los sectores más tradicionales del PP, pero que, a apenas tres meses de las elecciones generales, reforzará sus perfiles más centristas.

Antes de que Rajoy confirmara su asistencia, anunció la suya Arantza Quiroga, la presidenta del partido en Euskadi, quien nunca ha ocultado sus profundas ideas religiosas.

Maroto ha ejercido con frecuencia de ‘verso suelto’ en el PP, del que hoy es un destacado dirigente con proyección nacional. Por ejemplo, no ha compartido ni la actitud de su propio partido con el matrimonio homosexual ni su oposición a la energía nuclear. De hecho, se saltó la disciplina de voto y apoyó el cierre de la central de Garoña, cuya permanencia defiende el Gobierno de Rajoy.

Los precedentes

Antes que Maroto, Iñaki Oyarzábal ya marcó un precedente hace tres años. El por entonces secretario general del PP vasco fue el primer dirigente de la formación en declararse sin tapujos homosexual. No es que antes se hubiese escondido; no eran pocos los actos a los que acudía con su pareja. Tras consultarlo con Antonio Basagoiti, que presidía en aquellas fechas a los populares de Euskadi, ‘salió del armario’, lo que le granjeó las felicitaciones del exministro Alberto Ruiz-Gallardón y hasta de la socialista Elena Valenciano.

Los pioneros en ir al altar, en cambio, fueron los socialistas Ernesto Gasco e Iñigo Alonso. El primero, viceconsejero de Transportes y Obras Públicas entre 2009 y 2012 y actualnmente concejal en San Sebastián; el segundo, edil en el Ayuntamiento de Lasarte-Oria por aquel entonces. La pareja contrajo nupcias en dos ocasiones: fueron los primeros que en 2003 se sirvieron de la Ley de Parejas de Hecho del Parlamento vasco, aunque aquello no fuera considerado un matrimonio. El mismo honor se llevaron dos años más tarde, cuando pasaron por el Ayuntamiento de San Sebastián en cuanto la legalización de las uniones homosexuales fue un hecho. “El lehendakari me suele comentar siempre la anécdota de que Zapatero le dijo que, si tenía alguna duda a la hora de aprobar la ley, se le quiotaron viendo lo felices que estaban nuestras amatxos aquel día”, comentó un tiempo más tarde.

Poco después, le tomó el relevo Iñigo Lamarca en el consistorio gipuzcoano. El antiguo Ararteko acaba de celebrar su décimo aniversario junto al riojano Sergio Iñiguez, con quien se casó el 9 de octubre de 2005. Desde que Lamarca se reconciliase consigo mismo -tras una adolescencia de negación sexual-, jamás ha conocido impedimentos a la hora de hablar de su condición. “La conciencia de ser homosexual me creó un sentimiento de culpa pero, más tarde, me hizo rebelde”, confesó a este diario durante una íntima conversación la que charló sin tapujos sobre su experiencia y de lo más íntimo.

Entre los invitados a la boda de Lamarca, el recién fallecido Pedro Zerolo, que contrajo matrimonio con Jesús Santos, esposo y compañero durante veinte años y hasta el último de sus días, cuando el cáncer de páncreas se llevó al activista y dirigente del PSOE. El militante socialista luchó contra la enfermedad con tanta fiereza como contra la homofobia y las injusticias sociales. “El activismo ha sido clave en mi vida. He salido de muchos armarios: como gay, migrante, ateo, republicano…”, aseguró cuando arrancaba su tratamiento de radioterapia.

Pioneros

En julio del año pasado, el parlamentario del PNV Iñigo Iturrate se intercambió las arras con Guillermo Pardavilla. Como oficiante, Ibon Areso, aún alcalde, y la cúpula del PNV como invitados a una ceremonia íntima y con poco público. El ‘destape’ de Iturrate fue más complicado, con esposa e hijos de por medio en el momento de hacerle frente a su verdadero yo. “Lo hice público por algo personal, no quería vivir una mentira. Al fin y al cabo, yo no me separaba porque hubiese fracasado una relación, por lo que en su momento creí conveniente dar una explicación a mis hijos y mi entorno”, reconoció en una entrevista con EL CORREO. Corría el año 2009. .

Al día siguiente, el consejero de la Generalitat Santi Vila hacía lo propio con su novio, el chef ítalo-brasileño Rafael Vertamatti, en los jardines del Castillo de Perelada (Girona). El miembro de Convergencia Democrática de Cataluña se convirtió en el primero de su partido en contraer matrimonio con una persona de su mismo sexo, rodeado de 200 invitados y textos de Óscar Wilde, de ‘El Principito’ y de la Biblia.

Muy cerca, en Barcelona, Jaume Collboni se convirtió en el primer candidato gay de la historia a la alcaldía de la Ciudad Condal. El concejal del PSC está casado con Óscar Cornejo, director de la productora La Fábrica de la Tele, con un currículum entre los que destacan programas de brutal ‘share’ como ‘Sálvame’ o ‘La Noria’. Con lo que eso conlleva: un pomposo enlace con toda la flor y nata de la controvertida cadena. Jorge Javier Vázquez, Mila Ximénez, Belén Esteban…

Junto a Vila y Collboni, Miquel Iceta, secretario general del PSC, cierra el triunvirato de los políticos catalanes abiertamente gays y con más peso político en la comunidad autónoma. Iceta fue, más que ninguno, un adelantado a su tiempo al confesar al mundo su homosexualidad allá por 1999. Aprovechó entonces un programa de los socialistas sobre la libertad sexual: “No podía negarme, más cuando mi pareja me animaba a hacerlo”, ha llegado a admitir.

En Andalucía, Antonio Maíllo se coronó como el primer candidato gay a la Junta de Andalucía (“que se sepa”, bromea él). Abiertamente homosexual, llegó a ser calificado como Zerolo andaluz, ante lo que el de Izquierda Unida marcaba distancias: “ A mí me lo llaman con connotaciones muy diferentes. Me llama la atención si sirve como referente positivo para normalizar la situación”. ¿Y cuándo sucederá eso? Ya lo decía Maroto, cuando deje de ser noticia.