En busca de la serie gay definitiva

La cancelación de ‘Looking’ abre un debate sobre las ficciones centradas en el mundo gay

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Desde la izquierda, Frankie J. Alvarez, Jonathan Groff y Murray Bartlett en ‘Looking’.

 

Con un comunicado 48 horas después de la emisión del último episodio de la segunda temporada que no explicaba las razones de su decisión, la cadena de pago estadounidense HBO confirmaba anteayer la cancelación de la serie Looking. Las andanzas de un grupo de jóvenes gais en el San Francisco actual, que en Españaemite Canal + Series, han llegado a su final, aunque la emisora ha prometido un episodio especial para cerrar de una forma menos precipitada las aventuras de sus protagonistas y satisfacer a un público que ha encendido las redes sociales declarándose cuando menos “decepcionado”.

La serie tenía poca audiencia, unos 325.000 espectadores de media frente a los 700.000 de una producción como Girls. Además, había mermado notablemente en la segunda temporada —el último episodio de la primera fue visto por 425.000 espectadores frente a los 298.000 del capítulo final—, pero la cancelación no parece haber sido sólo una cuestión de share. HBO basa su rentabilidad en sus abonados y no en los audímetros y se caracteriza por apostar por productos originales y sin restricciones temáticas. El detonante podría estar en las malas críticas y, sobre todo, en que Looking no ha conseguido cumplir su objetivo.

Los críticos consideraron a la serie aburrida desde un principio. Los episodios transcurrían con historias cotidianas de sus protagonistas, principalmente sus citas y sus relaciones laborales, familiares y de amistad. Se suponía que esa era una de las mayores virtudes del guion: mostrar a la comunidad homosexual a través de personajes con los que todo el mundo puede sentirse identificado y con un asunto tan universal como la búsqueda del amor. E intentaba hacerlo alejándose de los excesos sexuales y la frivolidad de productos como Queer as Folk, y de una forma más seria, pero sin miedo a adentrarse en cuestiones íntimas, no comoWill and Grace. Esa voluntad ha terminado volviéndose en su contra.

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Los activistas LGTB se quejaban de la falta de compromiso de los protagonistas con la lucha por los derechos de los homosexuales, y quizás por eso Agustín, que en la primera temporada era un artista despreocupado y sexualmente muy promiscuo, ha terminado trabajando como voluntario en un centro de menores y enamorado de un seropositivo. Otros reprochaban que el protagonista, Patrick, viviese obsesionado con la idea de encontrar la estabilidad sentimental en una relación basada en la fidelidad, para terminar descubriendo que su novio tiene pretensiones distintas.

Looking terminaba incluyendo todos los tópicos del mundo gay de los que aspiraba a desmarcarse, aunque este giro argumental ha sido aplaudido por los que querían más acción y por los que defienden la historia por su honestidad y por no intentar vender al colectivo ocultando parte de su realidad. En una época en que los homosexuales han conseguido la igualdad de derechos, son presentados como miembros de una minoría perfectamente integrada —la serie también ha sido criticada por mostrar sólo a personajes de nivel socioeconómico medio-alto—, con sus particularidades y con el derecho a pelear contra otro tipo de barreras, las primeras dentro de su propia comunidad, pero sin dejar de pertenecer a ella.

Los seguidores de la serie han creado una página para recoger firmas y pedir a HBO que se replantee su decisión. De momento, deberán conformarse con el especial, que se prevé en forma de telefilme de una hora de duración. Mientras que en Reino Unido ficciones comoCucumber, Banana y Tofu exploran el mundo gay, en EE UU parece que la serie definitiva de temática homosexual aún está por llegar.

El reverso oscuro de Sor Sonrisa

‘Las dominicas’ aborda la historia real de la religiosa belga cantante que se suicidó con su pareja, también monja, acosada por el fisco

Rosa Cadafalch y Annabel Castan, en 'Las dominicas'.

Rosa Cadafalch y Annabel Castan, en ‘Las dominicas’.

Las historias de monjas son un verdadero tesoro, un subgénero que ha dado mucho de sí. Baste con recordar las peripecias de Sor Citroën o el drama de Audrey Hepburn como la protagonista de Historia de una monja de Fred Zinnermann (basada en la historia real de Marie Louise Habets en el Congo y en la Bélgica ocupada por los nazis). Ahí están también Meryl Streep y Rosa Maria Sardà en la piel y los hábitos de la hermana Aloysius de La duda. El éxito de la temporada teatral en Barcelona lleva escrito el nombre de otra monja Sister act,el musical coproducido por Whoopi Goldberg, Stage y El Terrat, que acaba el 26 de abril sus representaciones en el teatro Tívoli para iniciar una gira por más de veinte ciudades españolas. Pero la novedad en la cartelera barcelonesa es la próxima irrupción de otra historia de monjas no menos sorprendente y muchísimo más negra.

Se trata de Las dominicas (Les dominiques, en catalán), de Iñaki Garz, que también dirige el montaje. La obra, que se estrena en La Seca-Espai Brossa el próximo 9 de abril, relata los últimos días de dos monjas, amantes, amenazadas de desahucio, acosadas por Hacienda, y que acabarán suicidándose con barbitúricos y alcohol. La historia es real y está basada en la vida de la famosa Sor Sonrisa, “la monja cantante”, que triunfó con su guitarra y sus composiciones en los años sesenta para abismarse luego en una verdadera tragedia que ríete tú de la de las monjas en Katanga.

Sor Sonrisa, era Jeanine Deckers, monja belga que llegó a número uno en la lista de éxitos musicales en EE UU. Tras muchas vicisitudes Deckers terminó alcoholizada, en la ruina y con la única compañía de su amante, la también monja Annie Pécher, once años más joven, realizando un pacto de suicidio en un piso de la periferia de Wavre del que las dos mujeres iban a ser desalojadas.

La obra de teatro de Iñaki Garz —que no es la primera creación sobre el caso: hubo una versión en musical aparte de una película, The Singing Nun, 1966, con Katharine Ross y Chad Everet—- no cambia los nombres aunque, señala Rosa Cadafalch, la actriz que encarna a Sor Sonrisa, inventa algunas situaciones y diálogos tratando de imaginar cómo fueron las últimas horas de la pareja. “Mi sorpresa fue muy grande al enterarme de que la historia era real, que las dos protagonistas existieron y se suicidaron como en la obra”. Cadafalch, que actúa con Annabel Castan (en el papel de Pécher), indica que Las dominicas “no explica toda la vida de las monjas, pero ofrece muchas pistas”. La actriz, que estudió en un colegio de monjas, considera que la función “es un regalo para nosotras, se centra mucho en la relación de pareja y en cómo esa relación se va agriando”.

La obra, según su autor, “nos introduce en la lucha tenaz de las dos protagonistas contra todos los estamentos sociales y religiosos que han marcado la trayectoria de sus vidas personales”. La pieza, continúa “es fiel reflejo del movimiento social de lucha y rebelión que caracterizaba los años setenta”.

La verdadera Sor Sonrisa.

La verdadera Sor Sonrisa.

Jeanne-Paule-Marie Deckers (Laeken, 1933-Wavre, 1985) era hija del dueño de una pastelería y tras destacar en los boy scouts estudió y trabajó de maestra. Ingresó en 1959 en las Hermanas Misionarias Dominicas de Nuestra Señora de Fichermont, con sede en Waterloo y tomó el nombre de Hermana Luc-Gabrielle. En el convento destacó por escribir y cantar canciones. Sus superiores la animaron a que grabara un disco y en 1962 la canción Dominique, editada en single, se convirtió en un hit. La monja se hizo famosa como Soeur Sourire, Sor Sonrisa. La simpática historia entra a partir de entonces en el terreno del drama. Deckers denunció que le censuraban las canciones y la obligaban a aparentar una felicidad que no sentía. En 1963 en un curso de Teología en Lovaina, que ya es sitio para ligar, reanudó la amistad con una vieja amiga de juventud, Annie Pécher.

Artísticamente en declive y en desacuerdo con sus superiores dejó el convento en 1966, aunque ella seguía considerándose monja a todos los efectos. Seguidora del Concilio Vaticano II, lanzó una canción a favor de los anticonceptivos titulada Gloria al Señor por la Píldora Dorada que no fue bien recibida por las autoridades católicas y tampoco escaló la lista de éxitos precisamente.

Deckers sufrió un colapso nervioso y fue tratada con psicoterapia. La relación con Pécher tampoco marchaba bien pues Deckers se negaba a ir a mayores y la joven realizó un intento de suicidio al pensar que su amada se marchaba a las misiones. Finalmente, tras muchas resistencias, la relación se convirtió en abiertamente homosexual (en la obra de teatro las monjas ya son amantes).

A finales de los setenta llegó un nuevo golpe para la monja cantante al reclamarle la Hacienda belga los impuestos impagados durante su carrera. Deckers y Pécher se suicidaron el 29 de marzo de 1985, dejando una nota en la que pedían que se las enterrara juntas, como se hizo.

 

Los gais se estrenan en el desfile de San Patricio de Nueva York

Los organizadores ceden a la presión, tras el boicot del alcalde el año pasado, y autorizan a un grupo la participación en el evento

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Miembros del grupo gay que participó en el desfile. / Reuters

Un año más, Nueva York se vistió de verde para festejar San Patricio y su herencia irlandesa en el tradicional desfile que comenzó a celebrarse en 1762 y que por primera vez permitió hoy la participación de una organización gay. Tras la polémica del pasado año, cuando el alcalde, Bill de Blasio, decidió boicotear la cita por su tradicional discriminación del colectivo homosexual, los organizadores cedieron finalmente a la presión.

Así, este año autorizaron a un grupo de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGBT), una agrupación de trabajadores de la cadena de televisión que retransmite el evento, a marchar con sus propios distintivos.

Esa apertura, sin embargo, no ha contentado a los críticos, que siguen considerando inaceptable que sólo haya un grupo homosexual en un desfile en el que participan cientos de agrupaciones.

Entre los descontentos se cuenta De Blasio, que por segundo año consecutivo decidió no participar en la celebración.

“Mucha gente cree, y creo que con razón, que el cambio es demasiado pequeño para merecer la participación de aquellos que hemos querido ver un desfile inclusivo”, dijo el alcalde este mes cuando anunció su decisión.

De Blasio sí marchó hace una semanas en el conocido como “St. Pat’s for All”, un desfile alternativo que se celebra en Queens y que permite la participación de cualquier tipo de colectivo.

Hoy, el político demócrata se reunió antes del desfile con líderes irlandeses de la ciudad y participó en una misa en la catedral de San Patricio, pero no en el desfile.

El alcalde y la comunidad irlandesa de la Gran Manzana mantienen relaciones tensas, entre otros asuntos por la iniciativa del Ayuntamiento de prohibir los coches de caballos en Central Park, muchos de ellos conducidos por inmigrantes llegados de Irlanda.

Pese a la participación de un grupo LGBT en el desfile de hoy, otros como Irish Queers protagonizaron protestas al margen de la cabalgata tras ver denegado el permiso a participar.

Para esta organización, la decisión de permitir marchar a la agrupación gay de la NBC es simplemente “otra manera de mantener excluidos” a los grupos homosexuales irlandeses.

“Los organizadores del desfile han defendido su derecho a discriminarnos porque lo celebran como una procesión católica, pero incluso el cardenal lo llama ‘una celebración de todo lo irlandés'”, señaló Irish Queers en un comunicado.

Sin embargo, la decisión de dejar desfilar a un grupo gay llevó a varias grandes empresas a volver a patrocinar el evento tras no hacerlo el año pasado por la polémica.

La cabalgata neoyorquina data de 1762, por lo que antecede incluso a la independencia de Estados Unidos y sirve como recordatorio de la fuerte influencia que la inmigración irlandesa tuvo en la evolución de Nueva York.

Con el paso del tiempo, sin embargo, los irlandeses han perdido presencia en la ciudad y se han visto muy superados por otras comunidades.

La webserie gay que arrasa en Marruecos

Hamza tiene 22 años. Tenía 14 la primera vez que besó a un chico, en un hammam de Casablanca y cada vez que se acuerda, evoca el momento con una sonrisa: “Nos quedamos solos, desnudos. Él me acarició la espalda y la caricia terminó en un beso”. Después vinieron los golpes. A sólo 14 kilómetros de un país como España, donde los homosexuales pueden casarse y tener hijos, ser homosexual en Marruecos significa enfrentarse a la cárcel, a la exclusión social y familiar y a la violencia. Mucha violencia

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A Hamza le insultan por la calle: “Me llaman zamal (marica) y hasta me han atacado con un cuchillo. Mira, aquí”, cuenta en conversación con Vice News, señalando una pequeña cicatriz en el brazo. Su vida, entre besos prohibidos y golpes marcados, le ha convertido en activista. Su testimonio, siempre a cara cubierta, le ha convertido en el protagonista del primer capítulo de la webserie que está publicando en youtube el activista LGTB Marwan Bensaïd, titulada “Kaynin”, que en dariya -el dialecto árabe que se habla en Marruecos- significa “Existimos”. Ya tiene casi 300.000 visitas.

Con un montaje muy sencillo y dos localizaciones, en la medina de Rabat y en el interior de un apartamento de la capital, Hamza va construyendo el relato a lo largo de casi siete minutos: cuenta que en la escuela los profesores le avergonzaban y los compañeros le acosaban, que tuvo que cambiar itinerarios para volver a casa porque le tiraban piedras, que buscó amigos en otros barrios. Pero lo que más le duele es la reacción de su familia.

Su hermano le pisó la cabeza y le partió dos dientes antes de decidir que no podía vivir más en su casa y que tenía que marcharse. Hace unos meses volvió y su padre y su hermano le esperaban armados con palos. “Eres una desgracia para la familia”, le dijeron. “No puedo ir a la policía, porque ante la ley, el criminal soy yo”, cuenta en el vídeo, silbando las eses como consecuencia de aquel golpe en los dientes. En Marruecos, el código penal castiga la homosexualidad con penas de seis meses a tres años de cárcel.

“Es la primera vez que una acción LGTB en Marruecos hace tanto ruido”, explica satisfecho Bensaïd, estudiante de 23 años y fundador de una revista online de contenido LGTB, “Aswat“. Se lanzó con la webserie porque “sabíamos que una serie documental iba a ser mucho más impactante. Queremos visibilizar la homofobia en la sociedad marroquí”.

Según un sondeo del pasado noviembre de TNS para el semanario Tel Quel, el 83% de los marroquíes no son nada tolerantes con la homosexualidad, como prueban algunos de los comentarios de la gente que ha visto el vídeo en youtube: “Estáis enfermos”, “Es haram” (pecado) o “Que lo hagan, pero en su casa” son los más habituales.

Bensaïd se los toma bastante bien. Al menos, la gente habla: “Salvo excepciones, los medios de comunicación marroquíes tratan el tema desde el morbo y el escándalo. Estamos seguros de que ahora, cuando han publicado algo sobre Kaynin, lo han hecho para obtener más clicks. Con la serie colgada en youtube se ha creado un poco de debate social”. El director lo dice porque también le han llegado comentarios alentadores, como “No estoy de acuerdo con vosotros, pero estoy en contra de la violencia contra vosotros”, e incluso cartas de padres de hijos gays dándole las gracias por normalizar una tendencia sexual distinta de la hetero.

Después de los dos primeros capítulos, el primero protagonizado por Hamza y el segundo por Houssem, un joven de Fez que estuvo en prisión, Bensaïd quiere a una chica para el tercero: “Habíamos hablado con ella, pero al final le ha dado miedo. También conocemos a algunos transexuales, pero eso está aún más estigmatizado. Están muy escondidos. Los únicas personas visibles están fuera de Marruecos”.

Una de las primeras asociaciones marroquíes de lucha por los derechos de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales tuvo que irse a la orilla de enfrente, a España, para ser legalmente una asociación. Se llaman “Kif Kif” (Iguales) y su portavoz, Samir Bargachi, ha decidido darse un respiro en los medios de comunicación porque sigue recibiendo amenazas. Hamza y Marwan dicen que no le temen a un posible arresto en Marruecos: “Ya de entrada nada de lo que hacemos es legal. Yo soy un activista, es lo que hago”, cuenta Marwan. “Siempre hay amenazas”, continúa Hamza. “Pero necesitamos sentirnos orgullosos de lo que somos”.

Hamza tuvo un novio marroquí que le decía que estaban enfermos; no aceptaba su opción sexual, una actitud muy frecuente entre los homosexuales marroquíes. Muchas veces acuden en busca de ayuda psicológica porque creen que lo que les pasa es una enfermedad. Y, además, está la religión. En el Corán, dos suras condenan de manera explícita al pueblo de Lot, los sodomitas, pero investigadores como Abdennur Prado interpretan que no se trata de una condena a la homosexualidad sino a las “perversiones sexuales” de todo tipo y violaciones que se practicaban en Sodoma.

También esta extendida la idea de que al homosexual activo no se le considera homosexual: un hombre sólo es gay si es afeminado o pasivo. Es parte de la proverbial esquizofrenia de Marruecos, un país que las guías turísticas describen, para los extranjeros, como “gay friendly” siempre que sean discretos.

Para los marroquíes no es una cuestión de discreción. Viven aquí pero, de momento tienen que vivir escondidos. Las nuevas tecnologías, las aplicaciones para móviles y el bluetooth, con los que se liga hasta en los trenes, han facilitado mucho las cosas, pero para el cara a cara siguen encontrándose en parques y carreteras alejadas de las ciudades. Preguntamos a Marwan cuál es su experiencia personal, cómo es para él ser gay en Marruecos: “No te lo puedo contar. Es por mi seguridad”.

Pop español contra la homofobia

MADRID Concierto

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Los integrantes del Coro Gay de Madrid. EL MUNDO

Un calzoncillo sucio aparece en mitad de la sala de ensayo del Coro de Hombres Gays de Madrid. «No hay duda, aquí hay un hetero», se escucha entre las cuatro paredes. Los hombres homosexuales, asustados, empiezan a recabar pruebas para averiguar quién se ha infiltrado en su agrupación. Están expuestos a muchos peligros. ¿Y si ese enfermo les contagia su heterosexualidad?

El grupo estrena esta tarde a las 20.00 horas en el Teatro Rialto su nuevo espectáculo ¡Qué Movida!, un repaso por la historia del pop español, desde los años 50 hasta la actualidad. Humor, sarcasmo e intriga se fusionan en una obra que trata de cambiar los roles impuestos en sociedades arcaicas. Esta vez los homosexuales serán los cazadores y un heterosexual la presa.

El coro ha estado puliendo los últimos retoques este fin de semana para que todo salga a pedir de boca en el estreno. En los ensayos muchos nervios aderezados con sonrisas, para hacerlos más llevaderos.

Entre los 70 cantantes masculinos de entre 18 y 60 años que forman parte de este grupo se paseaba Pablo Malavé, productor y fundador de la iniciativa, corrigiendo los timbres de voz de los integrantes. Malavé ya tenía el proyecto de este teatro musical en mente desde los 15 años. Después de trabajar en grandes producciones como Los Miserables, Mamma Mia o El Rey León decidió dar el salto y crear esta agrupación en 2013.

Siguió el modelo de los coros de hombres gays en América, es decir, fundó una asociación sin ánimo de lucro cuyo objetivo es fortalecer la aceptación e integración de la comunidad homosexual en la sociedad. Al mismo tiempo pretende ser una alternativa de ocio, entretenimiento y encuentro para los hombres homosexuales residentes en Madrid.

«No hemos tenido ningún tipo de discriminación por parte del Ayuntamiento, pero tampoco se puede decir que nos hayan facilitado las cosas. Promovemos igualdad y estamos dando a conocer la ciudad. Hemos echado de menos un poco de ayuda por parte de los organismos», explica Malavé, que vería «justo» que les cedieran teatros o locales de ensayo.

Para entrar en este coro hay que pasar unas audiciones que se realizan anualmente. «El objetivo es capturar a personas que tengan oído y capacidad vocal», resalta el fundador, que no sabe si todos los componentes del coro son homosexuales, aunque lo intuye.

Y es que en esta función no todo son chistes sobre cárceles y pastillas de jabón. La parte musical tiene un gran protagonismo y corre a cargo de Gonzalo G. Baz. En el repertorio se podrán escuchar clásicos como Digan lo que digan de Rafael, Bailando de Alaska y Feo, fuerte y formal de Loquillo.

«Las canciones se escogieron por votación. En total cantamos 10 temas propuestos tanto por miembros del coro como del equipo directivo», explica el director musical, que asegura haber tenido plena libertad para llevar a cabo su trabajo.

El concierto contará con la participación sorpresa de artistas del teatro y la televisión que se comprometen con este proyecto y que tratan de normalizar una situación que, según los propios cantantes, «hace tiempo que debería ser algo cotidiano».

«Al venir hacia el ensayo me han llamado maricón por la calle. Sigue existiendo violencia hacia los homosexuales, sólo hay que ver las recientes palizas que han recibido miembros de nuestra comunidad en la capital. Siento pena por una sociedad que está muy atrás», subraya Malavé.

Para él, erradicar la homofobia depende de la educación que reciban los niños tanto en las escuelas como en sus casas. «Tanto los profesores como los padres deben abrir las mentes de los más pequeños y enseñarles que una sociedad civilizada se construye a base de respeto».

El coro tuvo la oportunidad de conocer al ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero en un concierto especial de Nochevieja. «Habló con nosotros, fue muy sonriente y amable. Algunos integrantes del grupo, los más mayores que vivieron una época de represión antes de la llegada de la democracia, le dieron las gracias encarecidamente por aprobar el matrimonio homosexual», concluye Malavé.

 

Viaje al mundo skinhead: cabezas rapadas, Dr. Martens y ¿homosexualidad?

El libro ‘Skinhead, an archive’ explora una de las subculturas más estereotipadas y controvertidas

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Un peluquero punk enamorado de un skinhead. Tienen sexo. Es una película. Se llama No skin off my ass y la dirigió Bruce LaBruce en 1993.

El skin es “el único corte de pelo que tiene sentido hoy“, se escucha en el film por boca del peluquero, interpretado por el propio LaBruce. No sabemos qué pensaría de la película Nicky Crane, el convicto icono neonazi que, antes de ser consumido por el sida, acabó sus días revelando que era gay y haciendo porno amateur.

El abordaje de la homosexualidad en la subcultura skinhead no podía faltar en Skinhead, an archive, una completa exploración del movimiento a través de pósters, zines, carteles o películas. Recientemente publicado por Ditto Press, el libro recoge, además de material visual inédito, textos explicativos del propio LaBruce, entre otros. Un recorrido por una historia no siempre bien contada en el que cabe todo lo que no se conoce de los cabezas rapadas.

La subcultura skinhead nació, resumiendo mucho, de la unión entre la de los mods británicos y los rudeboys jamaicanos emigrados a Londres en los 60. Estética y música haciendo buenas migas. Todo desde los barrios de clase trabajadora. Reggae, ska, rocksteady y el cuero cabelludo alardeando de identidad.

La deriva fascista – boneheads– y sus contrapartes antirracista y redskin, literatura de consumo interno y por supuesto, los queerskins o skins gays y las chicas skins están aquí presentes. Como lo está aquel zine Skinhead Times que llevaba en portada a la Miss Skinhead del 93 con su dirección y teléfono. Un medio, por cierto, que se presentaba como “ni racista ni rojo”.

Todo eso está en Skinhead, an archive. Todo sobre una subcultura que trata de escapar a medio siglo de estigmas y estereotipos.

Una especie de Biblia para los skins y un fascinante mundo a descubrir para todos los demás.

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La imagen de una pareja gay, premio World Press Photo

UNA FOTO QUE ‘HABLA’ DE LA HOMOFOBIA EN RUSIA

El danés Mads Nissen logra la máxima distinción del fotoperiodismo mundial con la instantánea “Jon and Alex”

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La instantánea “Jon and Alex” con la que el danés Mads Nissen ha ganado la máxima distinción del fotoperiodismo mundial. (MADS NISSEN / SCANPIX / PANOS PI)

El fotógrafo danés Mads Nissen ganó hoy el World Press Photo, la máxima distinción del fotoperiodismo mundial con una instantánea tomada en 2014 y titulada “Jon and Alex”, en la que se capta de manera muy intima una pareja de homosexuales en San Petersburgo (Rusia).

AMSTERDAM. El director de World Press Photo, Lars Boering, y la presidenta del jurado de la 58 edición, Michele McNally, anunciaron el nombre del ganador de este premio en Amsterdam.

Nally calificó la fotografía como “muy intima e increíblemente bonita, magníficamente ejecutada y con una composición impecable”, mientras que su autor explicó que la imagen habla a la vez de “amor y odio, de deseos profundos… y de la homofobia en Rusia”.

La prestigiosa organización ha premiado 42 fotografías en ocho categorías, con galardonados de 17 nacionalidades en las que se encuentra Australia, Bangladesh, Bélgica, China, Dinamarca, Eritrea, Francia, Alemania, Irán, Irlanda, Italia, Polonia, Rusia, Suecia, Turquía, Reino Unido y Estados Unidos.

Nissen, que recibió la noticia el miércoles, dijo durante la conferencia de prensa hoy en Amsterdam que esta fotografía “es la historia de amor entre dos chicos jóvenes, Jon y Alex, pero a la vez habla de la homofobia en Rusia”.

La instantánea se tomó el año pasado y con ella su autor reflexiona sobre el contexto homófobo en Rusia, después de que en junio de 2013 ese país aprobara una ley contra la propaganda homosexual que condena la distribución de propaganda sexual con imágenes de relaciones sexuales no tradicionales, a menores de edad con multas y penas de cárcel.

“La vida para las minorías sexuales es cada vez más difícil en Rusia y tienen que hacer frente a discriminación social, a acoso e incluso a violencia y ataques por parte de grupos conservadores”, añadió Nissen, convencido -dijo- de que enseñar los problemas contemporáneos es una parte muy importante y necesaria del fotoperiodismo.

Explicó que la instantánea ganadora “es personal y habla de individuos pero va más allá porque habla de un problema real y muy actual”, al tiempo que dijo sentirse “orgulloso de poder contribuir a que temáticas o problemas como este puedan conseguir mayor visibilidad a través del trabajo de los fotoperiodistas”.

En este sentido, Alessia Glaviano, uno de los jurados de esta edición, indicó que “la fotografía ganadora encierra un mensaje sobre el amor como respuesta a algo que está pasando a nivel mundial. Trata sobre el amor como un problema global, y en este sentido transciende la homosexualidad”.

“Más allá de un problema sobre la homosexualidad transmite un mensaje al mundo que trata sobre igualdad”, añadió.

La organización del concurso recibió un total de 97.912 imágenes realizadas por de 5.692 profesionales procedentes de 131 países de todo el mundo.

Walter Estrada, fotógrafo argentino y también miembro del jurado de esta 58 edición del World Press Photo en la categoría de Noticias, señaló que participar en el concurso es “un privilegio y una responsabilidad”.

Estrada dijo a Efe que el World Press Photo “destaca lo mejor del fotoperiodismo del año anterior y probablemente marcará la línea y tendencia de este año, así que tenemos que ser muy cuidadosos y conscientes de nuestra responsabilidad”.

Por su parte, la fotógrafa mexicana Cristina Goettsch Mittermeier señaló a Efe que “sin periodismo no es posible tener sociedades libres. Es imperante que se apoye, reconozca y celebre el trabajo de quienes se dedican a documentar la experiencia humana sobre el planeta”.

Las fotografías premiadas se exhibirán en más de 100 ciudades en 45 países y la primera de esas exposiciones tendrá lugar en Ámsterdam a partir del próximo 18 de abril en el espacio Nieuwe Kerk.

La fundación World Press Photo, con sede en la capital holandesa, distingue desde 1955 con sus galardones el trabajo de fotoperiodistas y reporteros gráficos de todo el mundo.

El fotógrafo danés Mads Nissen gana el premio World Press Photo

Ha sido premiado gracias a una instantánea tomada en 2014 y titulada ‘Jon and Alex’, en la que se capta de manera muy íntima una pareja de homosexuales en San Petersburgo

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La fotografía premiada se titula ‘Jon and Alex’. / Mads Nissen

El fotógrafo danés Mads Nissen ganó hoy el World Press Photo, la máxima distinción del fotoperiodismo mundial, con una instantánea tomada en 2014 y titulada ‘Jon and Alex’, en la que se capta de manera muy intima una pareja de homosexuales en San Petersburgo (Rusia).

El director de World Press Photo, Lars Boering, y la presidenta del jurado de la 58 edición, Michele McNally, anunciaron el nombre del ganador de este premio en Amsterdam.

Nally calificó la fotografía como “muy intima e increíblemente bonita, magníficamente ejecutada y con una composición impecable”, mientras que su autor explicó que la imagen habla a la vez de “amor y odio, de deseos profundos… y de la homofobia en Rusia”.

Una foto sobre la homosexualidad en Rusia gana el World Press Photo 2014

Mads Nissen tomó la imagen en San Petersburgo. Este año han concursado 5.692 fotógrafos de 131 países

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Foto de Mads Nissen, ganadora del World Press Photo de 2014. / REUTERS

Jon y Alex, dos homosexuales de 25 años en un momento de intimidad en San Petersburgo (Rusia), son los protagonistas de la foto del año 2014, según el concurso World Press Photo, el más prestigioso de su clase. El autor es el danés Mads Nissen (1979), que ha logrado captar “una imagen estética que hace al mismo tiempo hincapié en la humanidad”, en palabras de Michele McNally, presidenta del jurado y directora de fotografía de The New York Times. Publicada por el diario Politiken (Dinamarca), es el resultado del trabajo de Nissen sobre la homofobia en Rusia, país que aprobó en 2013 una ley prohibiendo “la propaganda de relaciones sexuales que no sean tradicionales”. El fotógrafo recibirá 10.000 euros en efectivo y una cámara réflex digital con un juego de lentes.

Nissen estuvo dos años en suelo ruso para documentar los problemas afrontados por los homosexuales. Visitó clubes y fue testigo de la violencia con que eran reprimidos por las fuerzas del orden en plena calle. Licenciado en periodismo gráfico, el danés trabajó asimismo dos años en Shanghai observando las repercusiones sociales y humanas del crecimiento económico chino. Sus fotos han aparecido en medios como Time, Newsweek, Der Spiegely Stern.

En un año como 2014, marcado por la epidemia de ébola, la lucha en Ucrania y la tragedia del vuelo MH17, entre otros conflictos internacionales, el retrato ganador ha sido elegido “porque no hace falta ir a la guerra para ganar el World Press Photo”, ha dicho Donald Weber, fotógrafo canadiense y miembro asimismo del jurado. “También hay maneras sutiles de recoger asuntos complejos, y la homofobia es un problema grave en Rusia”, ha añadido. “Los terroristas utilizan imágenes horrorosas para llamar la atención. Con sutileza e intensidad puede ofrecerse un mensaje más meditado”, ha advertido su colega, Pamela Chen.

El holandés Lars Boering, nuevo director del concurso, espera convertirlo en un “centro de pensamiento del periodismo gráfico, y de ahí que hayamos escogido una foto sobre el amor: es una declaración de intenciones”. En unas opiniones al rotativo NRCHandelsblad, ya había explicado que “no pensamos convertirnos en activistas, pero sí vamos a participar en los debates”. “World Press Photo ha sido demasiado tiempo una organización neutral, algo que ya no encaja en estos momentos”.

A la convocatoria de 2014 se han presentado 97.912 imágenes de 5.692 fotógrafos procedentes de 131 países. En 2013, cambiaron las reglas de selección para evitar retoques de las instantáneas. El ganador de 2012, el sueco Paul Hansen, fue acusado de montar varias fotos hasta conseguir el efecto deseado: conmover al espectador ante un grupo de adultos desesperados, en Gaza, con sendos cadáveres de niños en brazos. La investigación efectuada por el propio jurado solo halló “retoques de color”, pero descartó un fraude.

Superado el mal trago, la competición ha decidido ampliar su oferta en 2014, y se ha abierto a los Proyectos de Larga Duración. Compuestos por una colección de entre 24 y 30 fotos tomadas a lo largo de tres años, al menos cuatro deben haber sido conseguidas, o bien publicadas, el año pasado. El poder de atracción de la propuesta ha sido enorme porque reconoce un trabajo completo. En total, se presentaron a esta sección 14.583 imágenes que conforman 510 historias gráficas. La ganadora ha sido Darcy Padilla (San Francisco, California) por su galería sobre “la compleja historia de la familia de Julie Baird, en la que hay pobreza, sida, drogadicción, cambios de domicilio, distintas parejas, nacimientos, muertes, pérdidas y reencuentros”. Padilla sobrepasó las condiciones del premio porque ha seguido las desventuras de Julie Baird —cinco de sus seis hijos fueron llevados a hogares de acogida— desde 1993. La Agencia Vu (creada en Francia en 1986 y con un centenar de autores de 24 nacionalidades) le encargó el proyecto.

Los vencedores de cada una de las categorías, incluida la de larga duración, recibirán 1.500 euros. En 2011, el vencedor del certamen fue el español Samuel Aranda. Su imagen de un herido durante las revueltas de la primavera árabe fue publicada por The New York Times. World Press Photo es una organización independiente y sin ánimo de lucro fundada en Ámsterdam en 1955. Además de los premios anuales, apoya el fotoperiodismo internacional a través de las clases impartidas por su Academia. Patrocinado por la casa Canon, el premio recibe también fondos de la lotería holandesa.

Una pareja gay, foto del año

PREMIO World Press Photo 2015

World Press Photo 2015-1

Mads Nissen

Jon y Alex, de 21 y 25 años, de Rusia, protagonizan la foto del año. La ganadora del World Press Photo. Una imagen que rompe con la tradición en los últimos años de este galardón de fotos bélicas. Pese a que el ébola o la inmigración partían como temas favoritas al premio, la elección de esta imagen supone alzar la voz para denunciar las dificultades que atraviesan los gays, las lesbianas, los bisexuales o los transexuales en Rusia. La foto es del danés Mads Nissen. [Vea las mejores fotos de esta edición]

La instantánea fue tomada el 18 de mayo de 2014. “Las minorías sexuales sufren una discriminación social y legal, incluso ataques violentos por parte de grupos conservadores religiosos y grupos nacionalistas”, explica el World Press Photo.

El director de World Press Photo, Lars Boering, y la presidenta del jurado de la 58 edición, Michele McNally, anunciaron el nombre del ganador de este premio en Amsterdam. Nally calificó la fotografía como “muy intima e increíblemente bonita, magníficamente ejecutada y con una composición impecable”, mientras que su autor explicó que la imagen habla a la vez de “amor y odio, de deseos profundos… y de la homofobia en Rusia”, informa Efe.

EL ESTADOUNIDENSE PETE MULLE, WORLD RESS PHOTO EN LA CATEGORÍA DE NOTICIAS GENERALES

Foto de Pete Mulle, ganadora en la categoría de noticias generales.

 Alessia Glaviano, jefe editor de imágenes en el Vogue italiano, y miembro del jurado de este galardón, explicó sobre la imagen: “Habla de amor en respuesta a lo que está sucediendo en el mundo, habla del amor como un asunto global, de una manera que trasciende la homosexualidad”, según recoge Afp.

La instantánea se tomó el año pasado y con ella su autor reflexiona sobre el contexto homófobo en Rusia, después de que en junio de 2013 ese país aprobara una ley contra la propaganda homosexualque condena la distribución de propaganda sexual con imágenes de relaciones sexuales no tradicionales, a menores de edad con multas y penas de cárcel.

Nissen, tras conocer que su imagen era la ganadora, se mostró convencido de que enseñar los problemas contemporáneos es una parte muy importante y necesaria del fotoperiodismo. Explicó que la instantánea ganadora “es personal y habla de individuos pero va más allá porque habla de un problema real y muy actual“, al tiempo que dijo sentirse “orgulloso de poder contribuir a que temáticas o problemas como este puedan conseguir mayor visibilidad a través del trabajo de los fotoperiodistas”.

Walter Estrada, fotógrafo argentino y también miembro del jurado de esta 58 edición del World Press Photo en la categoría de Noticias, señaló que participar en el concurso es “un privilegio y una responsabilidad”.

EL TURCO BULENT KILIC GANA EL WORLD PRESS PHOTO EN LA CATEGORÍA DE NOTICIAS DE ACTUALIDAD

Imagen de Bulent Kilic, en la categoría de noticias de actualidad.

Estrada dijo que el World Press Photo “destaca lo mejor del fotoperiodismo del año anterior y probablemente marcará la línea y tendencia de este año, así que tenemos que ser muy cuidadosos y conscientes de nuestra responsabilidad”.

Por su parte, la fotógrafa mexicana Cristina Goettsch Mittermeier señaló que “sin periodismo no es posible tener sociedades libres. Es imperante que se apoye, reconozca y celebre el trabajo de quienes se dedican a documentar la experiencia humana sobre el planeta”.

Cerca de 100.000 imágenes fueron presentadas al jurado por 5.692 fotógrafos de 131 países. El jurado ha decidido premiar a 42 fotógrafos de 17 países en ocho categorías. Australia, Bangladesh, Bélgica, China, Dinamarca, Eritrea, Francia, Alemania, Irán, Irlanda, Italia, Polonia, Rusia, Suecia, Turquía, Reino Unido y Estados Unidos son los países que han recibido premios. España no figura entre ellos.