Karra Elejalde: “Eduardo Blanco Amor fue condenado por homosexual y gallego”

artículo publicado en Cáscara Amarga

karra elejalde

Karra Elejalde

Karra Elejalde, galardonado este sábado como mejor actor en el festival Cinespaña de Toulouse por su trabajo en A esmorga, declaró que la obra del escritor y autor del texto que inspiró la película, Eduardo Blanco Amor, no trascendió porque era homosexual y gallego.

“Eduardo Blanco Amor (1897-1979) fue condenado por homosexual y gallego, y por eso su obra se dejó de lado”, declaró Elejalde durante esa muestra cinematográfica celebrada en el sur de Francia.

El actor vitoriano, que compartió galardón con sus compañeros de reparto Miguel de Lira y Antonio Durán ‘Morris’, subrayó la complejidad de su trabajo, pues siendo vasco tuvo que recitar todas sus frases en gallego y “con acento de La Coruña”.

Añadió, entre carcajadas, que la filmación de la película fue una ‘esmorga’ (parranda, en gallego) y que “pasaron mucha risa pero también hizo mucho frío” durante los 15 días que pasaron “encerrados en una residencia en la montaña que daba pánico” y que recordaba a la película de El resplandor, de Stanley Kubrick.

La cinta en la que participa Elejalde es obra del director Ignacio Vilar (Petín, Ourense, 1951), quien fue recompensado por el certamen con el premio al mejor director. El cineasta, que lleva al cine el manuscrito de Blanco Amor en gallego, el idioma en que el autor concibió la novela, subrayó que actualmente es una obra de “lectura obligatoria en todas las escuelas gallegas” y que, sin embargo, estuvo “censurada durante mucho tiempo”.

No solo el idioma en el que se rueda es el original, sino que los colores grisáceos y el sonido de la lluvia que acompaña a los espectadores durante todo el filme ayudan a trasladarse a la ciudad en cuestión, A Coruña Vilar, que sueña con llevar a la gran pantalla las Comedias bárbaras, del también escritor gallego Ramón María del Valle-Inclán, señaló que las culturas locales lo están “pasando mal” en una “globalización mal entendida” y reivindicó la “necesidad de crear espacios comunes”.

Eduardo Blanco Amor fue un dramaturgo y periodista que emigró a Argentina y defendió desde allí la legalidad Republicana durante la Guerra Civil española. Su obra contribuyó a la renovación de la narrativa gallega, junto a la de Álvaro Cunqueiro y Ánxel Fole.

El libro de Blanco Amor A esmorga ya había sido llevado al cine de la mano de Gonzalo Suárez, quien tituló su largometraje Parranda (1977) y rodó en Asturias; la película que se ha estrenado durante el festival en Francia es más fiel al manuscrito.

Esta comedia dramática retrata una parte de la sociedad gallega de los años cincuenta durante la represión franquista a través de las vivencias de sus tres personajes en el día en que se arruinaron la vida.

En A esmorga la imagen juega un papel muy importante, y esto también lo ha sabido reconocer Cinespaña que ha otorgado el premio a su director de fotografía, Diego Romero Suárez-Llano.

El festival Cinespaña de Toulouse clausuró su vigésima edición, que contó con la actriz Marisa Paredes como invitada de honor y premió con la Violette d’Or a la mejor película al largometraje A cambio de nada, de Daniel Guzmán.

El controvertido romance gay que persiguió a Julio César

Los rivales políticos del dictador romano utilizaron los rumores de que en un viaje diplomático había mantenido relaciones homosexuales con Nicomedes IV, Rey de Bitinia, para erosionar su autoridad

Busto de Julio César

Busto de Julio César. / EFE

En la política romana, las referencias a la vida privada de los senadores eran algo habitual e incluso se veía como legítimo que se ridiculizaran los defectos físicos de los rivales políticos dentro de los debates. Julio César, conocido en su vida privada por sus numerosas aventuras sexuales con mujeres, fue un excelente abogado y un orador brillante que parecía inmune a las bajezas de esta peculiar forma de hacer política, salvo en lo tocante a su supuesto romance con el monarca de Bitinia durante su juventud. La acusación le persiguió hasta sus últimos días con la intención de socavar su autoridad.

La homosexualidad en la Antigua Roma, sin ser un crimen penal, aunque lo era en el ejército desde el siglo II a.C, estaba mal vista en todos los sectores sociales, que la consideraban, sobre todo en lo referido a la pederastia, una de las causas de la decadencia griega. Como recuerda el historiador Adrian Goldsworthy en el libro ‘César, la biografía definitiva’ (La Esfera de los libros, 2007), «aquellos senadores que tenían amantes varones solían hacerlo con discreción, a pesar de lo cual con frecuencia los opositores políticos les ridiculizaban públicamente». En este sentido, los romanos hacían una importante diferenciación sobre quién ejercía el papel de activo y quién el de pasivo en la pareja, tanto a nivel sexual como social. Y ese fue siempre el principal problema de los rumores contra Julio César, que era apodado por sus enemigos como ‘la Reina de Bitinia’.

Corrompido por la «depravación oriental»

Los opositores a Julio César usaron los rumores de que en un viaje diplomático había mantenido relaciones homosexuales con Nicomedes IV, Rey de Bitinia, para erosionar la autoridad del dictador romano. Con 19 años, Julio César fue destinado ciertamente a una misión diplomática durante su primer servicio militar en el extranjero, concretamente en la costa norte de Turquía, con el propósito de reclamar el apoyo militar de Bitinia, un reino aliado de Roma, en un inminente ataque a Mitilene. El anciano rey de Bitinia recibió a César con mucha efusividad en recuerdo de su amistad con el padre de éste, también llamado Cayo Julio César. El joven romano, que apenas había salido hasta entonces de su entorno familiar, fue acusado de alargar su visita más de lo razonable y de verse entretenido por el lujo asiático, fuertemente influido por la tradición helenística que tanto admiraba una parte de la aristocracia latina.

Con el tiempo, las especulaciones sobre el retraso adquirieron connotaciones sexuales. Comenzaron a circular versiones que presentaban a Julio César como un amante servicial y pasivo, que había quedado sometido tanto sexualmente como políticamente por Nicomedes. Un relato muy repetido aseguraba que en una ocasión los ayudantes del soberano, en presencia de comerciantes romanos, condujeron al joven patricio hasta el dormitorio real, donde fue vestido con ropajes púrpuras y le dejaron reclinado en un diván dorado esperando a Nicomedes. El hecho de que César hubiera ejercido así un papel pasivo significaba una actuación completamente inadecuada incluso para un esclavo en Roma; y le situaba inmerso en un escenario -las cortes asiáticas- considerado propicio para la depravación sexual y las intrigas políticas.

Los rivales del futuro dictador de la República romana emplearon la historia a modo de arma arrojadiza en una infinidad de veces sin que les importara mucho que el relato fuera cierto o no. En un ambiente político exageradamente difamatorio, los rumores dieron lugar al apodo de ‘Reina de Bitinia’ y a la definición de que Julio César era el «marido perfecto de toda mujer y la esposa de todo hombre». No en vano, también los propios soldados usaron el rumor para burlarse de su comandante en varias situaciones, sin que por ello disminuyera el enorme respeto que sentían por él.

Hoy en día, la veracidad de la historia sigue puesta bajo cuestión, aunque Julio César se afanó en negarla en todo momento hasta el extremo de ofrecerse a jurar ante testigos que se trataba de una mentira. Su firmeza y el hecho de que no se conozcan otras supuestas relaciones homosexuales en su biografía ha hecho suponer a la mayoría de los historiadores que realmente se trataba de una difamación con el objetivo de despertar la cólera de César. ¡Y tanto que lo hacía! Con el paso de los años, el asunto se convirtió en una de las pocas cosas que podían hacerle perder los estribos en público.

Un mujeriego con predilección por las ‘senadoras’

Paradójicamente, si por algo es conocida la vida sexual de Julio César es por su apetito insaciable con el género femenino y por la falta de moderación en sus aventuras extramatrimoniales, en muchos casos con las mujeres de otros senadores. César se desposó por primera vez a los 16 años con Cornelia -la hija de Lucio Cornelio Cina, uno de los principales líderes del partido de Cayo Mario- a quien trató con mucho respeto para los estandartes de la época como demuestra el hecho de que se negara a divorciarse como le ordenó Cornelio Sila con el cambio de régimen, pero que no se libró de las infidelidades. En cualquier caso, las relaciones fuera del matrimonio eran comúnmente aceptadas en la sociedad romana para satisfacer los deseos más vergonzosos que una esposa romana, la encargada de asegurar la siguiente generación de activos familiares, no debía padecer.

César, un hombre que vestía de forma llamativa y cuidaba mucho su aspecto físico -la calvicie fue una preocupación persistente en su vida-, tuvo un elevado número de aventuras fuera del matrimonio. El historiador clásico Suetonio relata que a menudo pagó precios muy altos por prostitutas de lo que hoy llamaríamos ‘de lujo’, y que era «dado a los placeres sensuales y manirroto para conseguirlos», incluso con «mujeres de la nobleza» como Cleopatra. En total, Suetonio enumera que fueron al menos cinco las relaciones con esposas de senadores, entre ellas Servilia, mujer de Marco Junio Bruto y posiblemente su amante favorita. La relación, de hecho, fue la que más se prolongó en el tiempo. «Amó como a ninguna a Servilia», afirma Suetonio sobre una relación que los años demostraron de alto voltaje. Así, el hijo de Servilia, también llamado Marco Junio Bruto, fue el famoso senador que dio una de las últimas y más dolorosas puñaladas a Julio César el día del magnicidio en el Senado. Para más coincidencia, el hermanastro de la aristócrata romana era Catón ‘el Joven’, uno de los opositores políticos más encarnizados de César, que estuvo dispuesto a extraerse los intestinos con sus propias manos antes que a rendirse al ejército del dictador.

Javier Liñera, sobre las tablas de la libertad

Javier Liñera.

Javier Liñera.

GETXO – “Barro Rojo alude a lo que pasaba en los campos de concentración, donde caía la sangre en la tierra”. En Alemania, los prisioneros eran identificados con un sistema de marcaje y los gais tenían un triángulo rosa invertido. En España, el término homosexual estuvo ligado durante muchos años a dos tipos de crónicas: la negra y la rosa. Este mapa de colores refleja una realidad lúgubre, muy oscura: la de la repugnante persecución que sufrieron los homosexuales en la Alemania de Hitler y en la España de Franco. Sobre esos sucesos infames versa Barro Rojo la obra teatral de Javier Liñera.

El público de Las Arenas aplaudió ayer esta función que se desarrolló en el marco de las Jornadas de Teatro de Getxo. Hoy, mañana y el próximo fin de semana continuarán con el telón levantado. “Es una historia que surge por una necesidad. Es algo que debo a la gente que ha luchado y que ha muerto y que, por eso, yo ahora puedo estar aquí tranquilamente”, se sincera este actor getxotarra, de alma y corazón teatrero. La siguiente parada de Barro Rojo será el próximo a las 19.30 horas en La Fundición, dentro del Festival BAD de Bilbao. Y en 2016, esta obra viajará hasta París, donde Liñera estudió y, con casi toda probabilidad, hasta Chile también, de donde es Daniela Molina, una de las mujeres que junto a Linda Wise dirige esta pieza escrita por el propio intérprete vizcaino. En Barro Rojo, Liñera se enfrenta en soledad -e incluso con tacones- a los espectadores desde el escenario y da un salto en su carrera, después de diez años actuando para un gran abanico de compañías. “Me apetecía hacer algo solo, ya volveré a trabajar en grupo”, reconoce.

Su dilatada trayectoria, que le ha permitido hasta realizar una secuencia de la película Mortadelo y Filemón 2. Además de participar en el videoclip de la canción Que amanece de nuevo, de Doctor Deseo, que le ha transportado también por los teatros de países como Argentina, Colombia o Brasil. Siempre, unido al teatro. “Es un mundo complicado y aquí en Euskadi no estamos del todo mal. Es cierto que requiere mucho esfuerzo y hay que moverse mucho. Pero, por ejemplo, estuve hace poco en Madrid y me propusieron un papel para una producción. Al hablar de cifras económicas, me respondieron:Bueno, ya se verá. Es que en Madrid no hay dinero. Me comentaron:Puedes trabajar de camarero. Y yo les contesté que no, que yo nunca había sido camarero. Se quedaron asombrados: ¿Cómo? ¿Un actor que no ha trabajado de camarero? Yo he podido dedicarme siempre a las artes escénicas en diferentes ramas”, cuenta Liñera.

TAMBIÉN PROFESOR De hecho, este getxotarra también ha seguido el camino de la formación. “Dirijo a los grupos de teatro de las asociaciones de mujeres de Barrika y Sopela, y a dos grupos de teatro en Abadiño y Amurrio. También he trabajado con niños y adolescentes y con estos últimos he disfrutado mucho, he aprendido mucho con ellos”, destaca Liñera. Con las mujeres de Barrika, Emakumeen Hitza Elkartea, puso en marcha una interesante iniciativa, en la que aún están sumergidos. “Empezamos a trabajar con los oficios de las mujeres de la comarca y nos pusimos a investigar sobre el tema: leer libros para ver los oficios que allí había en el pasado y sobre todo, las historias de la vida de cada mujer. Por eso, también hicimos entrevistas. Aún nos falta una fase para terminar el proyecto”, explica este intérprete que siempre se acuerda de Myriam Rodet, profesora de las clases de teatro municipales. “Ella prendió la mecha en el colegio Andra Mari. Mi pretensión nunca fue ser actor hasta que llegó el momento de decidir de verdad…”. Y Liñera escogió la opción acertada.

Jaque al maricón

Por JAVIER CID

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Un buen día, allá en alguna glaciación de pubertad, dejé de contar las hostias que me llevé a las costillas, al puro bazo, por maricón. Por maricón, que pesa mucho, y por aquel entusiasmo sarasa tan mío a cuenta de la serie del momento, Sensación de vivir. En la tremolina de mi adolescencia, ese combo raro de pus y espermas primitivos que es néctar de juventud, habría dado yo un imperio por Brenda Walsh. Y por cada patada que me calzaron aquellos miserables, por cada salivazo, por cada lágrima callada de mi madre, como una grieta, por cada pintada con mi nombre en los muros del colegio (maricón, maricón, maricón), yo me daba un atiborre de Dylan y Brandon y era feliz.

Todavía guardo, en algún cajón de algún desván de esa ciudad del norte, impronunciable, un gran tonelaje de revistas Superpop, que venía a ser el BOE de Beverly Hills. Coleccioné todas las colecciones de los coleccionables que se coleccionaban entonces, desde los cromos de la editorial Panini a los muñecos de Mattel. Los muñecos, como barbies hiperbólicas que estremecieron a mi padre, si bien nunca lo dijo, están en una estantería entre el cactus de Ikea y el exprimidor de Philippe Starck (cosas del feng shui, no se me vaya a descalabrar el karma). Yel álbum de cromos me lo quemó El Chino en algún recreo de algún mes de abril. Por maricón.

Por estas menudeces de hincha amanerado, desvalido, lunático también, reivindico aquella serie que esta semana cumple 25 años. Para mí, que habito desde entonces en la desmemoria para sobrevivir, la efeméride no es cosa trivial: nos ha caído a plomo un cuarto de siglo desde que Brenda le entregase el virgo a Dylan y a mí me hicieran un hombre a topetazos. Como si a ambos nos hubieran desflorado al mismo tiempo.

Dirán los calandracas de la alta cultura que Sensación de vivir era estiércol con maneras de tupé californiano. Protesto, señorías. Míster Aaron Spelling, ideólogo del chiringuito, captó como nadie el frivolismo de palmeras y adulterios en la pedanía de Beverly Hills, los enredos de aquellos dirty 90’s de plexiglás, los refrescos chispeantes en el club náutico y la liturgia mística del descapotable. Basura deluxe. Cálices con Coca-Cola. Chico conoce a chica en el Peach Pit.

Hoy, mientras mis acosadores viven masacrados por el alcoholismo o están en prisión, nos llegan noticias tremebundas desde Los Ángeles: Shannen Dohertybrega contra el cáncer, Jason Priestley se dio a la cocaína y las carreras, como un puto binguero en Marina d’Or, y Tori Spelling, la jamelgona, anda cacareando su ninfomanía en polígrafos de baja estofa o allá donde haya un cheque al mejor postor. Dichosa juventud que se nos fue… en un Porsche Speedster por Sunset Strip.

Y ahora he de tomarme la revancha. Por Brenda. Por mí. Por los gays que fueron y serán. Que arda Twitter. Que viva el hashtag #jaquealmaricon

@javierrcid

Bilbao acoge una completa muestra de la artista feminista Judy Chicago

Judy Chicago con Xabier Arakistain, comisario de la muestra

Judy Chicago con Xabier Arakistain, comisario de la muestra

La muestra más completa realizada en Europa sobre la estadounidense Judy Chicago, una de las pioneras del arte feminista, se podrá visitar desde mañana y hasta el próximo 10 de enero en Azkuna Zentroa de Bilbao.

La exposición, que lleva por título “¿Por qué no Judy Chicago?”, ha sido presentada esta mañana con la presencia de la propia artista y del comisario de la muestra,Xabier Arakistain.

La muestra presenta un relato visual a través de la selección de obras y documentos que recorren los más de 50 años de producción de esta pintora, escultora, educadora y escritora feminista, según han informado fuentes de la organización.

Judy Chicago (20 de julio de 1939, Chicago) forma parte de la primera generación de mujeres que se incorporaron a la práctica y a la teoría del arte junto a lo que en EEUU se denomina “segunda ola del feminismo“.

La obra de esta artista gira en torno a una iconografía femenina y feminista y en torno a la búsqueda de referentes femeninos en la historia del pensamiento feminista.

Su obra más conocida es la titulada “The dinner Party”, desarrollada entre 1974 y 1979 y centrada en el tema de la historia de las mujeres.

Se trata de un proyecto “monumental” multimedia, en el que participaron 400 voluntarios y que muestra una historia simbólica de las mujeres en la civilización occidental.

Las mismas fuentes han indicado que con el título de la exposición, “¿Por qué no Judy Chicago?”, se pretende abordar la cuestión “del no reconocimiento de las artistas mujeres y, en concreto, el de las artistas feministas”.

La exposición va acompañada de la IV edición del curso “Perspectivas feministas en las producciones artísticas y las teorías del arte”, dedicado en esta ocasión a Judy Chicago, quien participará en el seminario.

Rock Hudson: la muerte que abrió los ojos del mundo al drama del sida

Durante cerca de dos décadas, Rock Hudson fue uno de los galanes más famosos de la gran pantalla, protagonista de los últimos años de la época dorada del cine de Hollywood.

En los años 50 y 60 del siglo pasado Hudson conquistó el corazón de las espectadoras de medio mundo.

En los años 50 y 60 del siglo pasado Hudson conquistó el corazón de las espectadoras de medio mundo.

Apuesto y elegante, en los años 50 y 60 del siglo pasado conquistó el corazón de las espectadoras de medio mundo, siendo considerado uno de los epítomes de la masculinidad.

Pero tras esa sonrisa melancólica que lo lanzó al estrellato, Hudson ocultaba un secreto que saldría a la luz en 1985, cuando su deterioro físico le obligó a reconocer públicamente que padecía sida y que era homosexual.

Este viernes se cumplen 30 años del fallecimiento de un actor que, sin quererlo, se convirtió en el rostro de una enfermedad que tan sólo el año pasado acabó con la vida de 1,5 millones de personas en todo el mundo.

Su muerte en 2 de octubre de 1985 hizo que la opinión pública se diera cuenta de la urgencia de combatir una epidemia que hasta entonces había sido ignorada y que muchos veían como algo ajeno, ya que donde más estragos estaba causando era en la comunidad gay.

Estrella de la gran pantalla

Las comedias románticas que protagonizó junto a Doris Day convirtieron a Hudson en uno de los actores más taquilleros de la época.

Las comedias románticas que protagonizó junto a Doris Day convirtieron a Hudson en uno de los actores más taquilleros de la época.

Nacido en Illinois en 1925, Rock Hudson se hizo un nombre en Hollywood en los años 50 gracias a filmes como “Sublime obsesión” (1954) o “Gigante” (1956), recibiendo por este último una nominación al Oscar al mejor actor.

Las comedias románticas que protagonizó junto a Doris Day -como “Problemas de alcoba” (1959) o “Lover Come Back” (1961)- lo convirtieron en uno de los actores más taquilleros de la época.

Para no dañar su imagen de galán, estuvo casado fugazmente con su secretaria, aunque en los círculos de Hollywood su homosexualidad era conocida.

Cuando su fama empezó a decaer, Hudson se pasó al mundo de la televisión, protagonizando series de éxito en los años 70 y principios de los 80.

Sus problemas de salud se empezaron a hacer evidentes en 1984, año en el que le diagnosticaron el sida, una enfermedad de la que en esa época se sabía muy poco y cuyos primeros casos habían sido detectados apenas tres años antes.

En 1985 cerca de 20.000 personas habían muerto ya en EE.UU. de un mal que había sido bautizado como “el cáncer de los gays”, debido a que la mayoría de las víctimas eran homosexuales.

Los problemas de salud de Hudson se empezaron a hacer evidentes en 1984.

Los problemas de salud de Hudson se empezaron a hacer evidentes en 1984.

Rumores

Durante meses circularon en la prensa rumores sobre la supuesta enfermedad que padecía Hudson, que se intensificaron en julio de 1985, cuando apareció en televisión muy delgado y con el rostro demacrado junto a su amiga Doris Day.

Para no dañar su imagen de galán, Hudson estuvo casado fugazmente con su secretaria.

Para no dañar su imagen de galán, Hudson estuvo casado fugazmente con su secretaria.

Mientras se encontraba en París siendo tratado por los expertos del Instituto Pasteur, que en 1983 habían identificado el virus causante del sida, la revista estadounidense Variety publicó la noticia de que Hudson padecía esa enfermedad.

En un principio el representante del actor lo negó, aunque acabó reconociendo que era cierto unos días más tarde.

Según contaron sus allegados, el intérprete contrajo el VIH a por una transfusión de sangre que recibió cuando le operaron del corazón en 1981.

Tras pasar cerca de un mes ingresado en un hospital de Los Ángeles, Hudson falleció a los 59 años en la mañana del 2 de octubre de 1985 en su residencia de Beverly Hills.

Su muerte convulsionó a la industria del cine de Hollywood y causó conmoción en todo el mundo, al ser el primer famoso que moría a consecuencia de la enfermedad.

También hizo que el presidente Ronald Reagan -quien había sido amigo personal de Hudson- se viera obligado a hacer frente a una epidemia que su administración había ignorado durante cerca de un lustro, con consecuencias fatales para los enfermos.

Pese a ello, hasta 1987 Reagan no habló públicamente del VIH/sida, que en los círculos conservadores se veía como un “castigo de Dios” contra los homosexuales por su estilo de vida.

“Un escándalo”

“Cuando Rock Hudson falleció hace 30 años fue un escándalo. El sida era una enfermedad de la que avergonzarse. No se hablaba de ello en público”, explica Tim Gray, periodista de la revista Variety.

“Pese al daño que causó en su imagen, creo que tres décadas después de su muerte la gente es capaz de ver el enorme legado de Hudson en el mundo del cine”, señala Gray en conversación con BBC Mundo.

Tras la muerte de Hudson, Elizabeth Taylor se involucró en la lucha contra el vih-sida.

Tras la muerte de Hudson, Elizabeth Taylor se involucró en la lucha contra el vih/sida.

“Cuando se publicó la noticia de que Hudson padecía sida, estrellas como Elizabeth Taylor, que era su amiga, se indignaron, al considerar que había sido una invasión de su privacidad”.

“Pero poco después Taylor y otros actores de renombre se convirtieron en activistas, recaudando millones de dólares para la lucha contra el VIH/sida”, explica el reportero de Variety.

“Antes de conocerse el caso de Rock Hudson, las muertes de sida no eran más que una estadística y con el fallecimiento del actor se le puso rostro a la enfermedad”.

Según Gray, “Hudson es un símbolo de lo que era Hollywood hace unas décadas, cuando los actores no podían hacer pública su sexualidad bajo ninguna circunstancia”.

“Desafortunadamente la homosexualidad sigue siendo tabú en el mundo del cine, aunque hay artistas como Ellen DeGeneres o Neil Patrick Harris que han podido salir del armario sin que sus carreras se vieran afectadas”.

Causa de Hollywood

Michael Weinstein, presidente de la Fundación de Salud del Sida de EE.UU. (AHF, por sus siglas en inglés), cree que el caso de Rock Hudson “hizo que mucha gente entendiera lo grave que era la epidemia de VIH/sida a mediados de los 80 y el daño que estaba causando”.

“Lo más importante es que logró que la comunidad de Hollywood se movilizara. Era amigo personal de estrellas como Elizabeth Taylor o Doris Day, e hizo que la lucha contra el sida se convirtiera en una causa de la industria del cine”, señala Weinstein en conversación con BBC Mundo.

“A partir de ese momento fue cuando, por ejemplo, se empezaron a ver en público los lazos rojos en eventos públicos como muestra de solidaridad. Eso fue muy importante en una época en la que los políticos no querían hablar del tema”.

Weinstein cree que hoy en día no se le presta suficiente atención a una enfermedad que “el año pasado causó 1,5 millones de muertes y dos millones de nuevos contagios” en todo el mundo.

“Parece que no existe pero lo cierto es que la guerra contra el VIH/sida no se ha ganado. Ha habido grandes avances, pero los medios no le están prestando la atención que merece”.

Rock Hudson se convirtió en el rostro de una enfermedad que sigue estigmatizando a los que la padecen.

Rock Hudson se convirtió en el rostro de una enfermedad que sigue estigmatizando a los que la padecen.

En opinión de Weinstein, como sucedió en el caso de Rock Hudson, el estigma sigue rodeando a esta enfermedad y la mayoría de personas portadoras del virus, famosas o no, no lo hablan en público.

“Ese estigma hace que mucha gente no se haga la prueba o no busque tratamiento”.

El presidente de la AHF considera que “no existe suficiente concientización entre los jóvenes, que creen que eso no les va a pasar a ellos y cuando son diagnosticados se les cae el mundo al suelo”.

“Somos víctimas de nuestro propio éxito. Los avances que ha habido se han de celebrar, pero todavía queda mucho por hacer”.

Mujer de bandera

Lea T se ha convertido en un icono transexual que conquista pasarelas y firmas de belleza

La modelo Lea T.

La modelo Lea T.

A finales de 2014, un contrato con Redken convirtió a la modelo Lea T en la primera transexual imagen de una firma cosmética. Ahora ya no es la única.

“En la época en la que me di cuenta de que quería una reasignación de género no conocía a nadie de mi entorno que hubiera vivido el cambio. Lo que escuchaba era que te echaban de casa, no encontrabas trabajo y tu única alternativa era prostituirte, por eso corrí llorando a hablar con Riccardo. Me pidió que le diera una semana para ver cómo podía ayudarme a conseguir dinero y lo siguiente que supe era que iba a hacer su campaña”. Lea T se refiere a Riccardo Tisci, director creativo de Givenchy. Lea (nacida Leandro Cerezo en 1981 en Belo Horizonte, Brasil) tomó la T prestada de su amigo para evitar que la prensa acosara a su padre, un conocido exfutbolista, Toninho Cerezo (jugador de La Roma), al quedar expuesta su transexualidad.

Íntimos desde que les presentó la compañera de piso de Tisci siendo todavía estudiantes –Leandro cursaba Arte en Florencia, y Tisci, Moda en la prestigiosa escuela Central Saint Martins de Londres–, fue el diseñador quien le animó a asumir su condición femenina y le ayudó a independizarse económicamente de sus padres con aquella campaña. “Mi familia siempre ha estado de mi lado, pero nunca había hablado del tema con ellos. Tenía miedo de que no me aceptaran. Mi madre es muy católica y la noticia fue un shock, ¡pero lo que se ha dicho de ellos es absurdo! Cuando mi padre se enteró de que quería cambiar de sexo me dijo: ‘Mejor, porque estaré feliz de tener otra hija’. Mi madre estaba junto a mi cama cuando desperté de la operación. Ni siquiera mi abuela, que tiene 90 años, me rechazó. No usé el apellido Cerezo por prudencia. Quería hacer mi trabajo tranquila”, zanja.

Se convirtió en la primera transexual imagen de una marca de cosméticos.

Se convirtió en la primera transexual imagen de una marca de cosméticos.

La existencia de modelos transgénero no es ninguna novedad.Cada década ha tenido la suya: April Ashley en los sesenta, Candy Darling en los setenta, Teri Toye en los ochenta o Connie Fleming en los noventa. Pero hasta que se anunció que Lea T sería imagen de Redken (en concreto, de Chromatics, una gama de coloración sin amoniaco), ninguna otra había sido contratada por una marca cosmética. “Las modelos transexuales siempre han trabajado, pero muy pocas comentaban su situación, y si lo hacían era rodeadas de misterio. Antes no disfrutaban de libertad para hablar porque, para sobrevivir,

debían amoldarse a sus clientes. Yo tuve la suerte de poder compartirlo con un buen amigo: cuando Givenchy me brindó la oportunidad de expresarme, mis espaldas estaban cubiertas”, dice quitándole peso a su conquista. Shane Wolf, director general de Redken, explica las razones de la decisión: “Su nombre ha ido cogiendo fuerza dentro del mundo de las pasarelas y posee una imagen y un cabello que encajan a la perfección con la filosofía de la marca. Tiene personalidad y una historia muy interesante que contar”.

Mucho antes de que Lea T jugara al despiste con su nueva identidad, un hombre con aspecto de mujer servía de portavoz al conglomerado cosmético francés. Youcef Sue Nabi hablaba en calidad de director internacional de L’Oréal Paris (y más tarde de Lancôme, puesto que desempeñó hasta 2013, cuando anunció que abandonaba el grupo). Entonces corría el año 2007 y en la filial española se implantaba el cargo de director de la diversidad, un puesto que vigila que cada país cumpla la política de integración del gigante cosmético. Sobre la actitud ante los transgénero, la respuesta de la actual directora, Ana del Val, es que no hay ninguna oficial: “La no discriminación por género es algo que forma parte de nuestro ADN, por eso no sentimos la necesidad de posicionarnos sobre este tema en concreto”, afirma.

La interpretación de Morton/Maura Pfefferman en Transparent le valió a Jeffrey Tambor el Globo de Oro al mejor actor de comedia en enero. La serie, cuya segunda temporada podrá verse en otoño, muestra las vicisitudes de tres hermanos enfrentados a la noticia de que su progenitor es transexual. En la pequeña pantalla ya se había tratado el tema con anterioridad: el matrimonio encarnado por Tom Wilkinson y Jessica Lange se veía en la misma disyuntiva en la película para la televisión Normal (2003). O en la serie Orange Is The New Black, donde la actriz Laverne Cox, ahora mujer y antes hombre, encarna a una transexual en prisión.

En la vida real, los rumores de que otro patriarca estaba en proceso de reasignación de género quedaron confirmados en abril, cuando el medallista olímpico Bruce Jenner (Nueva York, 1949) se confesabaante casi 17 millones de espectadores. Pero faltaba el gran golpe de efecto: verle convertido en mujer. El tanto se lo apuntó Vanity Fair este verano. En cuanto la versión online del reportaje –portada incluida– estuvo disponible, se colapsó la web de la revista, con más de seis millones de visitas expectantes por conocer todos y cada uno de los detalles de la transformación del padre adoptivo del clan Kar­dashian (Jenner tiene además otros seis hijos, entre los que se cuenta la modelo Kendall Jenner).

El paso dado por el exatleta –al que ahora hay que dirigirse como Caitlyn– ha contado con el apoyo de su familia y de numerosas celebridades, pero también hay quienes le han criticado duramente por haberse convertido en una “caricatura” y afirman que el movimiento de los “transexuales hipersexuales” está dañando al feminismo. “Caitlyn, cuando eras un hombre podíamos hablar de tu condición física, de tu visión para los negocios. Pero ahora que eres mujer, tu look es lo único que nos importa”, ironizaba el cómico Jon Stewart después de repasar varias noticias en las que se decía lo “buena” que estaba Jenner.

Los cambios experimentados por Bruce hasta transformarse en Caitlyn han sido sobradamente documentados, mientras que los de Lea T se realizaron en la intimidad más absoluta. Ella insiste en haber experimentado todo el proceso, también la parte en la “que no resultaba tan agradable”, a los ojos de la gente. “Fue una época muy dolorosa”, recuerda. “Vivimos en una sociedad muy ignorante a la que solo le interesa la estética, por eso nunca he deseado representar una categoría de transexuales perfectas”.

La modelo Lea T desfila, el pasado abri, durante la São Paulo Fashion Week

La modelo Lea T desfila, el pasado abri, durante la São Paulo Fashion Week. / MIGUEL SCHINCARIOL (GETTY)

La disputa entre el colectivo transgénero y el feminismo TERF (trans-exclusionary radical feminist) comenzó hace más de cuatro décadas, pero los argumentos siguen siendo los mismos: cualquiera nacido hombre retiene su privilegio en la sociedad, incluso si decide vivir como una persona de otro sexo; el hecho de que puedan elegir demuestra que no luchan en la misma guerra. “Si yo no me sintiera mujer, ¿creen que buscaría un sexo que es el que más padece, y además sufriendo por haber hecho una transición?”, cuestiona la brasileña. “El maltrato que reciben las mujeres en África, en Libia… En Brasil, el índice de violación es altísimo. Hay religiones que niegan a las mujeres el derecho a la educación. Estoy del lado de las feministas, pero me parece muy fuerte que una mujer esté en contra de otra persona que vive marginada”.

Cosmética sin complejos. El nombre de Lea T suele ir ligado al de otra modelo transexual, Andreja Pejić (Bosnia-Herzegovina, 1991). En 2011, Andreja ocupaba el puesto número 11 en el ranking de topsmasculinos de models.com. Aún respondía por Andrej, y consiguió ponerse en el punto de mira de los medios con su aspecto andrógino desfilando con trajes para Paul Smith, John Galliano, Raf Simons y Jean Paul Gaultier. A finales de abril se hacía oficial que Pejić sería el rostro de una nueva campaña de la firma de maquillaje Make Up For Ever. Y antes que Andreja, la adolescente transgénero Jazz Jennings era nombrada embajadora de la marca de Johnson & Johnson para pieles grasas Clean & Clear. Luis Venegas, editor de Candy, una publicación de culto pionera en celebrar la ambigüedad sexual que ha cumplido su quinto aniversario, ve en el paso dado por estas marcas una oportunidad para las firmas de llegar a unas consumidoras que les pertenecen por antonomasia: “Al fin y al cabo la cosmética, y en especial el maquillaje, ayuda a los transexuales a sacar a la mujer que siempre han sido. Públicamente necesitan validarse y es una herramienta que les permite conseguir el look que desean”.

Los que predecían que Caitlyn Jenner iba a ser la imagen de la barra de labios Viva Glam de MAC estaban equivocados: la marca de maquillaje ha lanzado un comunicado en el que asegura no haber contratado a la –de momento– transexual más famosa de Estados Unidos.

Los actores que salen del armario tienen dificultades para encontrar trabajo

De izq. a dcha. y de arriba abajo, Ellen Page, Luke Evans, Neil Patrick Harris, Matt Bomer, Jodie Foster y T.R. Knight

De izq. a dcha. y de arriba abajo: Ellen Page, Luke Evans, Neil Patrick Harris, Matt Bomer, Jodie Foster y T.R. Knight. Gtres

A pesar de su carácter liberal, Hollywood sigue siendo una industria donde salir del armario no está exento de riesgos, al menos para la comunidad de actores que aún hoy se expone a que su vida privada condicione, en alguna medida, el futuro de su carrera.

Recientemente, Matt Damon comentaba en una entrevista para el diario británico The Guardian lo inconveniente que resultaba en su gremio hablar en público sobre las preferencias sexuales de cada uno. Para el protagonista de la saga “Bourne”, cuanto menos sepa el espectador, mejor.

“Ya seas heterosexual o gay, la gente no debería saber nada de tu sexualidadporque ese es uno de los misterios que deberías poder interpretar”, dijo Damon, quien en 2013 hizo de pareja homosexual de Michael Douglas en el éxito de HBODetrás del candelabro y es conocido por sus opiniones de izquierdas.

Damon fue muy criticado por sus palabras, que se entendieron como retrógradas, y él las justificó en términos de eficacia profesional.

“Alguien dijo que yo dije que los actores homosexuales deberían volver al armario. Es doloroso que se afirmen cosas en las que uno no cree”, explicó Damon el lunes en el programa de Ellen DeGeneres, famosa presentadora lesbiana pareja de la actriz Portia de Rossi.

Más allá de lo acertados o desacertados que fueran sus comentarios, estos constataron una realidad existente en una industria que, desde su creación, se ha mostrado incómoda con la homosexualidad de sus estrellas.

Por ‘vender’ películas

Durante décadas los estudios han velado para evitar que trascendieran las inclinaciones sexuales de galanes y divas temerosos de que un desliz de camaechara al traste la imagen de seductores del sexo opuesto que servía para vender películas.

Muchas páginas se han escrito sobre la homosexualidad de Rock Hudson, Montgomery Clift o Anthony Perkins, y la bisexualidad de Cary Grant y Katharine Hepburn, quienes triunfaron en una época en la que la sodomía estaba penada por la ley en EE.UU. y mostrar atracción por personas del mismo sexo era considerado una enfermedad mental.

Aunque el movimiento de derechos civiles de la comunidad homosexual ha dado pasos de gigante recientemente en EE.UU. -en junio el Tribunal Supremo falló a favor del matrimonio gay-, el rechazo es aún notable en gran parte del país.

En Hollywood, muchos han decidido salir del armario en público en los últimos años para contribuir a la aceptación social.

Los valientes

Jodie Foster, Zachary Quinto, Neil Patrick Harris, Jim Parsons, Wentworth Miller, Matt Bomer, Ellen Page, T.R. Knight y Luke Evans son algunos de los que han hablado abiertamente de su homosexualidad y lesbianismo.

Antes que ellos, lo hicieron Ian McKellen y George Takei, entre otros, así comoRichard Chamberlain, quien dejó constancia de eso en unas memorias que publicó en 2003.

Siete años después, preguntado por el diario The Advocate sobre su decisión aseguró que “no le recomendaría” a un hombre con aspiraciones de papeles protagonistas en Hollywood que saliera del armario. “Hay aún una tremenda cantidad de homofobia en nuestra cultura”, afirmó Chamberlain.

En esa misma línea se ha expresado el actor Rupert Everett, quien a diferencia de Chamberlain, reveló su homosexualidad cuando su carrera estaba despegando, en la década de 1990, y vio cómo las ofertas para hacer papeles principales desaparecían.

“Fue un asunto enorme durante toda mi carrera”, insistió Everett en una entrevista en 2014 con el periódico The Daily Telegraph en la que admitió que, “hasta cierto punto”, se había saboteado su propia carrera. “Es difícil argumentar que (Everett) no se vio afectado por salir del armario”, dijo Matt Damon.

Un signo de que los tiempos están cambiando también en Hollywood es la carrera de Luke Evans. El actor galés, que ha sido pareja del modelo español Jon Kortajarena, acumula papeles de acción propios de macho alfa desde El Hobbit aDrácula, la leyenda jamás contada”, y próximamente se le verá combatiendo a criminales de guerra en SAS: Red Notice.

Ser gay sigue siendo tabú en la industria de Hollywood

Matt Damon, durante el Festical de cine de Toronto

Matt Damon, durante el Festical de cine de Toronto. / VICTORIA WILL (AP)

“¿Es más difícil para los actores ser abiertamente gay en Hollywood?”, le preguntó una periodista de The Guardian a Matt Damon. A lo que el actor respondió “Estoy seguro”, pero continuó con una larga explicación muy criticada estos días en los medios estadounidenses.

Damon, que está estos días de promoción presentando su última película Marte (The Martian), recordó que cuando él y Ben Affleck estrenaron El indomable Will Hunting se extendieron rumores sobre que ambos eran homosexuales por haber escrito el guión juntos. “Nos puso en una posición extraña en la que teníamos que contestar. Y era algo muy ofensivo”, dijo en la entrevista. Y añadió. “Creo que debe de ser muy difícil para los actores decirlo públicamente. Pero en términos profesionales, creo que eres mejor actor cuanto menos sepan de ti. Punto. Y la sexualidad es una parte importante. Seas heterosexual o gay, la gente no debería saber nada de tu sexualidad porque es uno de los misterios con los que deberías poder jugar”.

Las críticas llegaron a partir de este último comentario porque lo interpretaron como que Damon animaba a sus compañeros a seguir dentro del armario y el actor se vio obligado a explicarse en el programa de Ellen DeGeneres. “Intentaba decir que los actores son más efectivos cuando son algo misteriosos, y alguien lo entendió como que los actores homosexuales deberían volver al armario”, matizó.

Damon hacía referencia a una de las estrategias más clásicas de los buenos actores. “Nunca les dejes saber quién eres”, decía Jack Nicholson, como la mejor forma de camuflarse en un personaje. Y al pie de la letra intentan seguir el consejo los jóvenes intérpretes hoy para ser mejores, aunque en un mundo dominado por las redes sociales y la viralidad de internet resulte cada vez más complicado. Matt Damon, de hecho, es de los más abiertos sobre su vida privada. Casado con Luciana Damon desde hace más de una década, con cuatro hijas, habla siempre con libertad de su vida “normal”. Esa normalidad que transmite en pantalla y le permite interpretar a cualquier personaje en el cine.

Una opción que los actores abiertamente gays no tienen. Como él mismo menciona en la entrevista de The Guardian recordando el ejemplo de Rupert Everett, uno de los primeros en salir del armario y quien después reconoció abiertamente que hacerlo “arruinó” su carrea en Hollywood. “Recuerdo pensar y decir, Rupert Everett era abiertamente gay, un tipo más guapo que nadie, un actor bien formado; es duro argumentar que no consiguió triunfar porque lo había reconocido”, decía Damon.

Pero el de Everett no es el único caso. La misma Ellen DeGeneres estuvo tres años sin trabajar después de reconocer que era gay en la revista Time en 1997. “Nadie me llamaba, nadie me respondía al teléfono”, contó 10 años después.

“Tengo algunos amigos gays que no quieren salir públicamente porque creen que afectará a los papeles que puedan conseguir, y estoy de acuerdo, creo que hay un largo camino por recorrer”, decía Jeremy Irvine en el pasado Festival de Toronto en la presentación deStonewall, la película de Roland Emmerich sobre el inicio del movimiento de liberación homosexual. Por otro lado, criticada por haber blanqueado la historia y no haber escogido actores gays. Siendo Emmerich, además, abiertamente gay y uno de los casos en los que no afectó a su carrera.

“No es un tema tabú entre los profesionales detrás de las cámaras”, dice Gillian Armstrong, la directora del documental sobre Orry-Kelly, amante de Cary Grant. “Pero aún hay mucha presión entre los actores protagonistas, porque sigue muy presente ese sueño heterosexual”. Como el que precisamente representaba Grant.

“¿Cómo afectaría a mi carrera?” se preguntaba la actriz Maria Bello en la columna que escribió en el New York Times para confesar su relación con la ejecutiva Claire Munn. Como Damon y como dejó claro con su silencio recientemente Tom Hardy, Bello no creía que la sexualidad tenga que ser un tema del que hablar. “Nunca me he definido a mí misma por con quién me acuesto, pero sé que otros lo han hecho y harán”, escribía hace dos años. Pero sí cree en hablarlo, como lo hizo la actriz Ellen Page, para normalizar una situación que avanza muy lentamente también en Hollywood.

Jane Badler: ‘Me sorprende que sea tan famosa en España y que me reconozcan’

Diana, la villana que se convertía en lagarto en la serie ‘V’

  • ‘Interpretar a reptiles y lesbianas es todo lo que hago’, bromea la actriz

  • Ha grabado un dueto con el ‘triunfito’ Juan Camús: ‘Encima canto en español’

La actriz Jane Badler, en una imagen reciente

La actriz Jane Badler, en una imagen reciente. Gtres

Puede que el nombre de Jane Badler (61) no le llame atención así de primeras. Pero si tiene más de treinta años, usted la ubicará perfectamente por su personaje de Diana, la villana que se convertía en lagarto en la serie ‘V’ y que engullía ratones en los 80. Lo sorprendente de Jane es que reaparece en nuestra cartelera con ‘De chica en chica’, una comedia lésbica que dirige Sonia San Sebastián. Tanto ha confiado la actriz en este proyecto rodado en nuestro país que ha hecho todo lo posible para protagonizar la cinta junto a Celia Freijeiro, incluso rebajar su caché. Sobre este papel, su pasión por España y hasta sobre su dueto con el ‘triunfito’ Juan Camús, la neoyorquina ha conversado con LOC.

La pregunta del millón: ¿Qué hace en Madrid presentando una película española? ¿Cómo le llegó el guión de ‘De chica en chica’?
Me contactaron por Facebook. ¿Puedes creerlo? Al principio, pensé en no hacer la película, pero un año después leí el nuevo guión -hubo varios cambios durante la reproducción- y era increíble. Ahí ya dije que OK.
¿Qué tal se le ha dado interpretar a una lesbiana?
Mira a Celia. ¡Ha sido muy fácil! ¡Es preciosa!
¿Le ha resultado más fácil que hacer de reptil en ‘V’?
Los dos cosas son muy fáciles. Interpretar a reptiles y lesbianas es todo lo que hago (se ríe). Puede que después de ‘De chica en chica’ me recordaréis aquí como esa mujer lesbiana y sexy.
¿Cómo vivió el rodaje en nuestro país?
Fue en Madrid el año pasado. Duró tres semanas. Me sorprendió que fuera tan famosa aquí y que me reconocieran por la calle.
¿No se lo imaginaba?
Nunca, hasta que hubo internet. Hace cuatro años vine por la nueva ‘V’ y estuve en un cine con cientos de personas llorando. No me lo creía, era como ‘Dios mío”.
Es que era la villana más cañón de la televisión.
Lo sé. Me quedé en ‘shock’ por los fans. No podía creerlo.
Supongo que no le pararán de comentarle la escena en la que se comía ratones.
Miles y miles de veces. O millones.
¿Le cansan este tipo de preguntas?
No me cansan, pero ya no son interesantes, ¿sabes?
¿Cómo vivió esa etapa de ‘sex symbol’ en los 80?
No lo sé, porque ni sabía que lo fuera. Me enteré cuando la gente me lo empezó a decir con los años. Hay gente que se me acerca ahora para decirme que yo era su primer flechazo, pero nunca fui consciente de nada.
¿Le ha costado mantener una carrera después de un personaje tan potente como el suyo en ‘V’?
No, porque yo he hecho muchos papeles después. Quizá me recuerden por uno, pero he podido hacer muchos más trabajos.
Pese a su imagen en la ficción y a su trabajo, usted mantiene un matrimonio de 25 años.
Sí, pero porque tengo un marido muy, muy comprensivo. Me da muchísima libertad.
También ha grabado un dueto con Juan Camús -participante de la primera edición de ‘Operación Triunfo-. Suena todo increíble.
Lo sé, porque encima canto en español. Pero he cantado toda mi vida. Tengo tres álbumes editados.
¿Qué lugares ha visitado de España?
Muchos, muchos. Sevilla, Barcelona, Ibiza… Me encanta Sevilla y la tierra de viñedos, pero amo todo el país.