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“Si Chelsea no fuera transgénero, no la habrían sentenciado a 35 años de prisión”

Vincent Ward, abogado de Chelsea Manning, la presentación del informe anual de Amnistía Internacional.

Chelsea Manning, analista de inteligencia, fue arrestada en Bagdad en mayo de 2010 por filtrar medio millón de documentos clasificados a WikiLeaks. Un mes antes, la organización de Julian Assange había publicado una pequeña parte del material que impactó al mundo entero. Se trataba de un vídeo donde dos helicópteros Apache estadounidenses disparaban y mataban a un grupo de civiles desarmados, matando a doce personas, incluyendo dos periodistas de Reuters. Lo titularon Collateral murder.

Chelsea, que entonces se llamaba Bradley, confió su filtración a un hacker llamado Adrian Lamo, que inmediatamente la denunció al Departamento de Defensa de EEUU. Después de tres años esperando su juicio en una prisión de 2,5×2 metros cuadrados en condiciones que han sido denunciadas por numerosas asociaciones de derechos humanos, un tribunal militar la sentenció a pasar 35 años en una prisión militar. Era el primer filtrador que cumplía sentencia por espionaje en EEUU.

En los últimos días de su cargo como presidente, Barack Obama le conmutó la pena por una de siete años, la mayor parte cumplidos. Manning será liberada el próximo 17 de mayo. Vincent Ward, parte del equipo que consiguió sacarlo de la cárcel, ha venido a Madrid para participar en la presentación del informe anual de Amnistía Internacional.

Usted es uno de los dos miembros del equipo que ha conseguido sacar a Chelsea Manning de prisión.

Mi colega Nancy Hollander y yo representamos a Chelsea Manning en su apelación penal y hemos sido los abogados de su apelación de clemencia. Asi que sí, yo escribí la petición que la ha sacado de la cárcel.

Han necesitado tres años para escribirla. ¿Cuáles eran las dificultades específicas de este caso?

Primero, que tiene un perfil muy alto. A los políticos en principio no les gusta hacer cosas que vayan a llamar mucho la atención cuando se trata de indultos. Segundo, no es un juicio. El presidente se mueve mayormente por un criterio propio y no sabes qué argumento va a ser el más convincente para él. Uno no tiene la oportunidad de sentarse con él y preguntarle qué aspectos de este caso le preocupan o interesan más.

En el caso concreto de Chelsea, encontrar ese argumento ha sido especialmente difícil porque mucha gente admira a Chelsea por sus filtraciones, pero no creo que Barak Obama comparta esa admiración. Así que decidimos -pienso que acertadamente, puesto que tuvo éxito- recordar al presidente que Chelsea ha asumido la responsabilidad de lo que hizo, que la sentencia que ha recibido es con mucho la peor que ha recibido nunca nadie por una filtración.

También que se declaró culpable sin tratar de negociar un acuerdo, lo que significa que confió en que el sistema sería justo con ella, demostrando mucho valor. Que era muy joven, y todavía lo es. Que estuvo sometida a condiciones inhumanas mientras esperaba al juicio. Y que el estado en el que se encontraba, las condiciones mentales y emocionales a las que se enfrentaba como joven soldado que resulta ser transgénero en el Ejército era algo a tener en cuenta a la hora de juzgar sus acciones.

Nosotros nos centramos en estos aspectos y el presidente, en sus observaciones, claramente encontró que algunos de esos argumentos eran convincentes. Creo que, si hubiéramos retratado a Chelsea solo como agente de una filtración que ha beneficiado al público en general, habríamos perdido el peso de todos los demás aspectos que hacen que la sentencia de 35 años sea injusta y excesiva.

Dice “en sus observaciones”. ¿Qué aspecto piensa que ha sido el más convincente de la apelación para Barak Obama?

Creo que el presidente incidió especialmente en su valor al someterse al proceso legal sin tratar de negociar. Eso, y el hecho de que la sentencia parece completamente desproporcionada para lo que hizo. Creo que estas fueron las dos cosas que convencieron al presidente y que, al final, Chelsea ya había cumplido una sentencia realmente larga.

Cuando sea liberada esta primavera habrá cumplido siete años.

Exacto. Históricamente, siete años sigue siendo una sentencia larguísima para un delito de esta naturaleza. Pero, aunque nos hubiera parecido más justo una sentencia menor o ninguna sentencia, estamos satisfechos de que vaya a salir en siete años y pueda vivir. Treinta y cinco años en sus circunstancias era una sentencia de muerte. Porque una prisión militar masculina es un lugar espantoso para cualquiera, pero para una joven transgénero lo es mucho más.

Era una sentencia ejemplarizante. ¿Cree que ha servido para detener futuras filtraciones en el Ejército?

Me parece completamente cuestionable la idea de que esta sentencia vaya a detener a cualquier soldado que, como Manning, tenga documentos en su poder y esté pensando en hacerlas públicas. Y no tiene precedentes: nadie ha sido condenado antes a 35 años por filtrar documentos. Y creo que ha sido así porque la justicia militar no está equipada ni es apropiada para gestionar un caso de esta naturaleza.

Para empezar, no tiene los recursos: el juez militar que condenó a Chelsea no tenía el contexto en el que este tipo de casos se tratan fuera de su entorno. Estoy seguro de que esa sentencia solo era posible en un tribunal militar. Esperamos que, en el futuro, la ley predisponga más protección para filtradores. Pero lo que está claro es que el tribunal militar no es lugar para juzgar este tipo de casos.

Ni siquiera cuando se juzga a un miembro del Ejército.

No, porque en EEUU tenemos un Departamento de Justicia que está mucho más preparado para casos como este. El propósito del sistema judicial militar es mantener el orden, y está acostumbrado a tratar delitos administrativos. En este caso tan notorio, el Ejército se sintió muy presionado, les venía muy grande.

No tenían la experiencia ni los recursos y, como consecuencia, produjo una respuesta sobredimensionada y muy exagerada en relación al delito cometido. Creo que el indulto ha corregido ese error y que el Ejército debería estar aliviado. Ya no tienen que pensar cómo alojar a alguien tan inclasificable, dentro de su estándar, ni pelearse con Chelsea sobre la clase de tratamientos a los que tiene derecho.

Volviendo a las razones del presidente para conceder el indulto, es difícil obviar que ha decidido liberarla en el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia.

Confieso mi total ignorancia sobre el particular. Me informas de un dato que desconocía por completo. Me pareció que la razón para el 17 de mayo era que ese día se cumplían siete años desde su arresto.

Pero la arrestaron el día 27 de mayo de 2010. ¿Le parece posible que se trate de una coincidencia? ¿No cree que la fecha misma contiene un dato relevante sobre las razones del indulto?

No puedo especular. Pero, de ser así, mi única satisfacción sigue siendo que Chelsea va a salir de la cárcel.

No cree que la hayan liberado porque sea transgénero.

Creo que el Ejército la ha maltratado por ser transgénero. Creo que no le ofreció las condiciones apropiadas a sus circunstancias. Y esto es un aspecto completamente separado de las razones del indulto. Y creo que, para Chelsea es importante la distinción porque ella no está pidiendo un trato deferencial o preferente para la comunidad LGTBI, está luchando para que reciban el mismo trato que los demás. Pero si ocurre que el día de su liberación se produce en una fecha importante para la comunidad LGTBI, mucho mejor.

Voy a reformular mi pregunta: ¿cree que si Chelsea no fuera transgénero estaría cumpliendo la sentencia completa?

Creo que, si Chelsea no fuera transgénero, no la habrían sentenciado a 35 años de prisión.

La cuestión viene a cuento por lo que significa para el resto de filtradores como Edward Snowden. La comparación a veces es estéril; Snowden no puede ser indultado porque no ha sido sentenciado aún. Pero es inevitable preguntarse en qué beneficia o afecta este indulto al resto de la comunidad.

Yo no represento a Edward Snowden y no me gusta comparar su caso con el de Chelsea. Dicho esto, los dos casos demuestran que necesitamos crear un sistema que recoja a aquellos que quieren denunciar injusticias cometidas por el gobierno, incluso cuando la denuncia incluye material clasificado. Y hay mucha gente que piensa que Snowden y Manning filtraron material que el público tenía derecho a conocer. No puedo hablar de las motivaciones o intenciones de Snowden pero, si hubiera un sistema para gente como él en nuestro país, no creo que perjudicara a EEUU.

¿Se arrepiente Chelsea de haber filtrado los documentos?

Chelsea ha aceptado la responsabilidad de lo que ha hecho, pero no ha dicho que se arrepienta. Uno puede, a sabiendas, infringir la ley por motivos que consideran justos y asumir las consecuencias de esa infracción. Históricamente, esto es lo más noble que se puede hacer como ciudadano: quebrantar la ley y entregarte confiando que el sistema tendrá en cuenta tus motivaciones.

Decir que se arrepiente es simplificar el caso. Chelsea hizo lo que hizo porque pensó que era lo que tenía que hacer. Y lo hizo sabiendo que quedaba fuera del proceso apropiado. Pero el proceso para denunciar crímenes de guerra con material clasificado es prácticamente inexistente.

Aunque el indulto corrija una injusticia, no es una sentencia que pueda ser utilizada como precedente legal para casos similares. ¿Qué impacto tendrá en el futuro? 

Creo que es un precedente simbólico que establece que una sentencia muy larga no es el camino a seguir. En el sistema legal estadounidense, un juez no está limitado en el número de años de una sentencia por el número de años que ha sentenciado un juez anterior. Pero sí que trabaja en el marco establecido por la experiencia previa. En mi opinión, siete años sigue siendo demasiado tiempo, pero establece un margen de actuación. Y establece el precedente de que tratar a los filtradores de manera desproporcionada e injusta no es una parte de nuestro sistema que queremos conservar.

¿Cree que la nueva Administración ofrece alguna esperanza de que ese patrón mejore?

No lo creo, no. Aunque la Administración de Obama tampoco ofrecía grandes esperanzas. No hay voluntad política para tolerar a los filtradores. Pero que no haya esa voluntad política entre aquellos que hemos elegido políticamente no significa que no sea necesario establecer ese marco de referencia. Este presidente está loco, y habrá muchas batallas contra él.

No creo que Donald Trump vaya a promover leyes justas para proteger a los filtradores. Y me preocupa que sus políticas van a tener un gran impacto negativo sobre los derechos humanos en general. Hay muchas cosas por las que estar preocupado ahora mismo. Pero cada vez hay más abogados como yo, dedicados a los derechos civiles, y eso me hace optimista. Cada vez que Donald Trump apruebe una ley injusta, habrá un abogado como yo que ofrezca resistencia.

Obama conmuta la pena de Chelsea Manning, filtradora de Wikileaks

Chelsea Manning

La soldado Chelsea Manning.- REUTERS

WASHINGTON.- El presidente estadounidense, Barack Obama, anunció este martes la conmutación de la pena a la exsoldado Chelsea Manning, quien en 2010 filtró un número récord de documentos secretos a WikiLeaks mientras era analista de inteligencia militar.

Manning, que entonces se llamaba Bradley, comenzó un tratamiento de cambio de sexo para ser mujer e intentó suicidarse en dos ocasiones en una cárcel militar de Kansas, había sido condenada a 35 años de prisión. Será liberada el próximo 17 de mayo.

En total, Obama anunció, a tres días de que finalice su mandato, la conmutación de la pena a 209 personas y el perdón a otras 64. En total Manning habrá pasado casi cuatro años en la prisión militar de Fort Leavenworth (Kansas), en un régimen carcelario, que según miembros de su red de apoyo, le habría acabado llevando al suicidio.

En 2013 pidió el perdón presidencial

Manning se declaró culpable durante su juicio y pidió perdón por la filtración de centenares de miles de documentos de las guerras de Irak y Afganistán y cables del Departamento de Estado, por lo que fue condenada a la mayor pena para una filtración a los medios de la historia estadounidense.

Pese a tener un rango muy bajo, Manning comenzó a recopilar información clasificada desde su puesto en Irak y a filtrarla a la web de WikiLeaks, que hasta la aportación del analista militar era una organización irrelevante.

Durante el juicio, quedó en evidencia que Manning era un veinteañero con problemas de identidad, que quedó escandalizado por la guerra y quiso provocar el cambio en la política estadounidense a través de las filtraciones.

La semana pasada la Casa Blanca reconoció la importancia del arrepentimiento expresado por Manning, quien en 2013 pidió el perdón presidencial para poder reiniciar su vida como una mujer.

En una rueda de prensa, el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, quiso también diferenciarlo del ex analista externo de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) Edward Snowden, cuyas filtraciones consideró mucho más graves.

La semana pasada el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, refugiado desde 2012 en la embajada de Ecuador en Londres, dijo que de darse el perdón a Manning se entregaría a las autoridades estadounidense para ser extraditado y hacer frente a posibles cargos de espionaje.

Assange asegura que tras las publicaciones de WikiLeaks motivadas por las filtraciones de Mannning, la justicia sueca resucitó un caso de supuesto abuso sexual, que el niega, con la intención de llevarlo ante la justicia estadounidense.

Obama conmuta la pena a Chelsea Manning

Chelsea Manning

Fotografía de la soldado Maning con peluca rubia y maquillada que fue exhibida durante el juico / AP

El todavía presidente estadounidense, Barack Obama, anunció el martes la conmutación de la pena a Chelsea Manning. La exsoldado saldrá en libertad el 17 de mayo, cuando cumpla siete años en prisión, coincidiendo con el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia. Manning estaba condenada por haber entregado centenares de miles de documentos secretos a Wikileaks en 2010, mientras era analista de inteligencia militar. El material filtrado demostraba que se habían cometido crímenes de guerra en la ocupación de Irak y que la cifra de civiles muertos en Irak era mucho mayor que la reconocida por el Gobierno norteamericano.

Manning, que ahora tiene 29 años, fue sentenciada a 35 años de cárcel por un tribunal militar. Durante su estancia en prisión, anunció que cambiaba su nombre de Bradley a Chelsea y que quería comenzar un  tratamiento de reasignación de sexo. Las condiciones de su encarcelamiento le llevaron a intentar suicidarse en dos ocasiones. Numerosas asociaciones de defensa de los derechos humanos han protestado por las condiciones en las que vive desde que entró en la prisión militar de Leavenworth, Kansas.

El pasado jueves, la NBC ya había adelantado que, según una fuente del departamento de Justicia, Chelsea Manning estaba en la lista de posibles indultos en la recta final de la Administración de Obama.

Según las leyes estadounidenses, el presidente que se marcha ofrece dos tipos de clemencia: la conmutación de la pena, donde se reduce una sentencia sin anular la pena, y el perdón, que es literalmente el perdón total y legal del crimen cometido, como si nunca hubiera ocurrido. Chelsea Manning está en la lista de las conmutaciones, lo que significa que su pena será reducida pero seguirá siendo reo de traición.

Esta conmutación está en la línea de indulto que ha ofrecido Obama hasta ahora, siempre a gente que ha cumplido parte de su condena y por delitos que no son de sangre.

“Sr. presidente –tuiteó en su momento Snowden–. Si concede un solo acto de clemencia en su salida de la Casa Blanca, por favor: libere a Chelsea Manning. Solo usted puede salvar su vida”.

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Más exuberante, Julian Assange dijo que se dejaría extraditar a los EEUU si Obama liberaba a Manning.

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El mundo estará mirando estos días la puerta de la embajada de Ecuador con interés renovado.

Seis años de condena cumplida

Chelsea Manning fue encarcelada en 2010 y estaba cerca de cumplir siete de los 35 años de su sentencia. Durante el último año, Manning ha intentado acabar con su vida dos veces. Al principio, la respuesta del Ejército fue poner a Manning en una celda de aislamiento. Tras una huelga de hambre de cinco días, el Ejercito se comprometió a facilitar la cirugía de reasignación de sexo que recomendaron sus médicos por su disforia de género. Esta terapia es parte de un tratamiento que comenzó en 2015 con una terapia hormonal. No se le ha permitido dejarse el pelo largo por ir contra las normas militares.

El 10 de noviembre, Manning mandó  una petición formal para la conmutación de su pena al presidente Obama. En ella asume “total y completa responsabilidad por las filtraciones” que hizo “por preocupación por mi país, los inocentes civiles cuyas vidas se perdieron por culpa de la guerra y como apoyo a dos valores que son importantes para nuestro país: la transparencia y la responsabilidad”.

No pido un perdón de mi condena. Entiendo que las múltiples consecuencias colaterales de la condena del tribunal marcial permanecerán en mi expediente para siempre. El único alivio que pido es ser liberada de la prisión militar después de servir seis años de aislamiento, como alguien que no tiene intención de perjudicar los intereses de EEUU ni de hacer daño a ninguno de sus miembros.

Su petición venía acompañada de cartas de apoyo de gente como Daniel Ellsberg, responsable de filtrar los Papeles del Pentágono, que asegura que Manning actuó con la intención de informar al pueblo norteamericano de abusos graves a los derechos humanos, incluyendo el asesinato de inocentes por las tropas estadounidenses en Iraq. Glenn Greenwald, abogado y periodista colaborador de Edward Snowden y editor de The Intercept, asegura en su carta que es un héroe por la libertad de expresión. La petición también fue acompañada de  una campaña de apoyo liderada por miembros de la élite cultural norteamericana como Michael Stipe y Thurston Moore.

Numerosas organizaciones internacionales de defensa de los derechos humanos, como Amnistía Internacional o Human Rights Watch, han pedido a Obama  que perdone a Edward Snowden con el mismo argumento: sus filtraciones estaban motivadas por una voluntad de proteger los derechos civiles de los ciudadanos norteamericanos, y de denunciar abusos de poder por parte del gobierno que lo persigue.

Además, es más probable que la historia le considere un héroe y no un villano. Pero, entre los 64 perdones y 209 conmutaciones que Obama concedió este martes no está el otro notable filtrador norteamericano. “Mr. Snowden no ha cumplimentado los papeles para pedir clemencia a esta administración”, dijo el secretario de prensa de la Casa Blanca Josh Earnest contestando preguntas al final. Es poco probable que el papeleo le hubiera servido de algo. Es cortesía por parte del reo el mostrar un cierto arrepentimiento. Y lo único de lo que Snowden se arrepiente es de no haberlo hecho antes.

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Obama conmuta la pena a Chelsea Manning, fuente de WikiLeaks

El presidente estadounidense, Barack Obama, anunció ayer la conmutación de la pena a la exsoldado Chelsea Manning, quien en 2010 filtró un número récord de documentos secretos a WikiLeaks mientras era analista de inteligencia militar.

Bradley Manning es ahora Chelsea Manning tras una operación de cambio de sexo

Bradley Manning es ahora Chelsea Manning tras una operación de cambio de sexo. (Afp)

WASHINGTON. Manning, que se llamaba Bradley, comenzó un tratamiento de cambio de sexo para ser mujer e intentó suicidarse en dos ocasiones en una cárcel militar de Kansas, había sido condenada a 35 años de prisión, y será liberada el próximo 17 de mayo.
En total, Obama anunció, a tres días de que finalice su mandato, la conmutación de la pena a 209 personas y el perdón a otras 64.

En total Manning habrá pasado casi cuatro años en la prisión militar de Fort Leavenworth (Kansas), en un régimen carcelario, que según miembros de su red de apoyo, le habría acabado llevando al suicidio. Manning se declaró culpable durante su juicio y pidió perdón por la filtración de centenares de miles de documentos de las guerras de Irak y Afganistán y cables del Departamento de Estado, por lo que fue condenada a la mayor pena para una filtración a los medios de la historia estadounidense.

Obama conmuta la pena de la soldado Chelsea Manning

Manning cumplía 35 años de cárcel por filtrar cientos de miles de documentos secretos a WikiLeaks

Chelsea Manning

La soldado Chelsea Manning HANDOUT / ATLAS

Barack Obama ha decidido, en el crepúsculo de su mandato, conmutar la pena de Chelsea Manning, la exanalista militar que protagonizó el mayor robo y filtración de datos confidenciales de la historia reciente de Estados Unidos, el escándalo que convirtió Wikileaks y su fundador, Julian Assange, en un fenómeno global, y que ha planeado desde entonces sobre toda su etapa en la Casa Blanca. En los últimos días de su presidencia, Obama ha puesto fin al castigo de 35 años de cárcel que Chelsea Manning estaba cumpliendo en una prisión militar de Kansas.

Tras la rebaja de la pena por parte de Obama, Manning, quien nada más ser condenado como soldado Bradley Manning, en 2013, anunció su cambio de género y pidió que se la llamara Chelsea, quedará libre el próximo 17 de mayo. En total, Obama ha conmutado este martes la sentencia de 209 presos y ha indultado a otros 64. La Casa Blanca aseguró este martes que ha tenido en cuenta las muestras de arrepentimiento de Manning y su reconocimiento de que puso en peligro la seguridad de EE UU. El deseo del presidente Obama, según miembros de su gobierno que explicaron la decisión a los medios, era equiparar la sentencia de la soldado a la de otros condenados por crímenes similares.

Así quiere cerrar Obama este capítulo sonado de su Administración, en un momento en el que la sombra de Wikileaks sigue muy presente en la política americana. La plataforma cobró especial protagonismo durante la última campaña electoral por la filtración de documentos internos de la campaña de Hillary Clinton que, según el Gobierno de EE UU, fueron robados por piratas informáticos rusos. El presidente también ha aprobado estos días importantes medidas como las sanciones impuestas a Rusia por intentar interferir en las elecciones de pasado mes de noviembre o el fin de la política migratoria para Cuba. Se espera que hasta horas antes de abandonar el cargo Obama anuncie nuevos perdones presidenciales.

Manning y el caso Wikileaks

En 2010, Manning filtró a la plataforma fundada por Julian Assange más de 700.000 documentos secretos sobre las guerras de Irak y Afganistán que posteriormente publicó Wikileaks. Fue la mayor filtración de documentos diplomáticos y militares secretos de la historia de EE UU y su revelación provocó una tormenta internacional, abriendo un profundo debate sobre la protección de información secreta por parte de los gobiernos, las seguridad nacional, el papel de quienes como ella sacaron documentos confidenciales a la luz y el de los medios de comunicación que los publicaron.

Poco después, el entonces joven analista militar fue detenido y, tres años más tarde, condenado a más de tres décadas de cárcel, entre otros por violación de la Ley de Espionaje, por robo y fraude informático. La juez militar que lo sentenció en agosto de 2013 en las afueras de Washington no tuvo en cuenta el arrepentimiento del joven de 25 años, que pidió perdón por “haber perjudicado a EE UU”, y declaró su esperanza de que la sentencia tuviera un carácter “disuasorio”. Un día después de su condena, Manning anunció su deseo de ser tratado como mujer y cambió su nombre de Bradley a Chelsea Elizabeth Manning, que es el que figura en el perdón presidencial de Obama.

Manning, que durante su estancia en la prisión militar de Fort Leavenworth, Kansas, ha intentado suicidarse en un par de ocasiones, reiteró a finales del año pasado la petición de perdón o reducción de pena que ya hizo nada más ser condenada. “No pido que se me perdone (…) Lo único que pido es ser liberada de una prisión militar tras cumplir seis años de confinamiento, como persona que no intentaba dañar los intereses de Estados Unidos”, solicitó Manning en una carta.

La decisión de Obama ha sido criticada por miembros del Partido Republicano como el senador de Florida Marco Rubio, que la ha calificado de “vergüenza”. El excandidato presidencial declaró este martes que Manning “violó su juramento como miembro de las fuerzas armadas y puso en peligro la vida de sus compañeros en todo el mundo”. Rubio acusa además a Obama de “alinearse con quienes incumplen la ley” contra los hombres y mujeres que defienden la seguridad nacional de EE UU.

Además de los documentos de Irak y Afganistán, Manning fue responsable de filtrar a Wikileaks los conocidos como Papeles del Departamento de Estado, que contenían más de 250.000 documentos sobre las comunicaciones internas de la diplomacia estadounidense. La plataforma Wikileaks también publicó información secreta sobre los presos detenidos en la base militar estadounidense en Guantánamo, Cuba.

La filtración de Manning no fue la última a la que se ha enfrentado la Administración Obama. En 2013, un analista de la Agencia Nacional de Seguridad, Edward Snowden, obtuvo documentos que sacaron a la luz el programa de vigilancia que empleaba el gobierno de EE UU para supervisar, entre otras, las comunicaciones privadas de sus ciudadanos. Aquella filtración renovó el debate sobre la protección de información secreta y los límites de la privacidad ante la seguridad nacional de EE UU.

Icono de la lucha de los transexuales en el Ejército

Chelsea Manning, es el nombre que mayor visibilidad ha dado a la lucha por los derechos de los transexuales en el Ejército de Estados Unidos. La misma Administración Obama que este martes le conmutó la condena, también es la que levantó la prohibición de los homosexuales de servir en las filas estadounidenses y después se mostró más abierta a escuchar las peticiones de sus soldados transexuales, incluida la de proporcionarles el tratamiento hormonal para iniciar la transición de un sexo a otro.

Manning ha defendido, entre otras cosas, que el Ejército —la institución estadounidense que cuenta con mayor proporción de transexuales entre sus miembros— le proporcionase los medicamentos para iniciar su transición de género. Hasta la fecha, las autoridades del Pentágono solo habían accedido a que iniciara un tratamiento hormonal y pudiera utilizar ropa interior femenina, aunque bajo el alegato de proteger su propia seguridad, tenía prohibido dejarse crecer el pelo. Manning también defendió su derecho a servir condena junto con otras mujeres, no con hombres. EE UU no reconoce aún esta posibilidad, que Manning tendrá la oportunidad de reivindicar, ya en libertad, a partir del próximo mes de mayo.

Obama libera a Chelsea Manning, la soldado que filtró a WikiLeaks los ‘cables’ del Departamento de Estado

Chelsea Manning

El soldado estadounidense condenado por la filtración de documentos, en una foto de archivo de 2010 REUTERS

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha indultado inesperada a Chelsea Manning, la soldado condenada a 35 años de prisión por entregar a WikiLeaks miles de documentos secretos del Estado de EEUU en 2010. WikiLeaks publicó la mayor parte de esos documentos en lo que provocó una masiva crisis de relaciones públicas de la diplomacia estadounidenses.

Las revelaciones de WikiLeaks han sido uno de los mayores problemas de EEUU en política exterior durante la presidencia de Barack Obama, y ha tensado las relaciones de Washington con varios de sus aliados, entre ellos Alemania y Brasil. Como con secuencia, Manning ha sido sentenciada por 22 delitos, entre ellos el de traición, a 35 años de cárcel, la pena más alta en la Historia de EEUU por divulgar secretos de Estado.

Pero ahora Manning quedará en libertad el 17 de mayo, es decir, 28 años antes de que cumpliera la totalidad de su sentencia. El perdón presidencial no necesita justificación, aunque el caso de Manning se había convertido en una causa común de gran parte de la izquierda de Estados Unidos. Eso se debe a dos razones. Por un lado, para parte de los críticos del Estado en EEUU, la soldado hizo un servicio público de primero orden al divulgar la información a la que tuvo acceso, en la que había desde vídeos de ataques por error a civiles en Irak hasta detalles sobre las operaciones de espionaje que Washington lleva a cabo en todo el mundo. El portavoz de la Casa Blanca, Joshn Ernst, sin embargo, ha declarado que el caso de Manning no será un precedente en el del ex espía Edward Snowden, que también dio cantidades masivas de información a WikiLeaks y está actualmente exiliado en Rusia.

El segundo motivo para soltar a Manning era de carácter personal. Desde su arresto, Manning lleva declarándose mujer. Ha cambiado su nombre de Bradley Edward a Chelsea Elizabeth, y sus abogados han logrado que las Fuerzas Armadas de EEUU paguen parte del tratamiento hormonal al que está sometida. Sin embargo, el Pentágono no la considera una mujer, y, por tanto, está en una prisión militar para hombres. El año pasado, Manning trató de suicidarse dos veces. Presumiblemente, su puesta en libertad cambiará esa situación.

Pero Obama ha anunciado hoy más indultos que, sin duda, generarán controversia. Uno de ellos es el del Óscar López Rivera, un ex líder del movimiento independentista puertorriqueño Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), que, con la ayuda de la Cuba de Fidel Castro, llevó a cabo más de 120 atentados con bombas y atracos en EEUU en los años setenta y ochenta, aunque no ocasionó ninguna víctima mortal. López Rivera, que llevaba en la cárcel desde 1981, había rechazado un indulto de Bill Clinton en 1999. Sus abogados habían solicitado la conmutación total de su sentencia a Obama en 2011.

El presidente de EEUU también ha conmutado la pena al general de cuatro estrellas James Cartwright, condenado a un máximo de 6 meses de cárcel-que no ha cumplido-en 2016 por filtrar información al periodista del ‘New York Times’ David Sanger acerca de un masivo ataque de EEUU e Israel contra Irán realizado en 2006.

El Pentágono costeará los cambios de sexo de los soldados de EEUU

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La ex soldado de EEUU Chelsea Manning (dcha.), antes conocida como Bradley Manning (izda.) EL MUNDO

Desde este martes, las Fuerzas Armadas de Estados Unidos pagarán los costes de las operaciones de cambio de sexo de sus soldados y también correrán con buena parte del coste de tratamientos similares para las familias de éstos. Es un cambio drástico en una institución que, hasta hace justo cinco años, no admitía a homosexuales en sus filas, y que hasta hace apenas cuatro meses atrás no toleró la presencia de personas que han cambiado de sexo. Y una distinción más entre los militares, que reciben tratamiento médico pagado por el contribuyente, y el resto de la población, que se lo tiene que pagar.

Desde el punto de vista presupuestario, la medida es apenas una gota en un océano: el Pentágono estima que el coste del programa será de alrededor de 8,4 millones de dólares (7,5 millones de euros) en un presupuesto que ronda los 600.000 millones de dólares (más de medio billón de euros), cuando se suman partidas como la NASA (que destina la mitad de su gasto a misiones militares) o el Departamento de Energía (cuya principal misión es el mantenimiento de bombas atómicas), la CIA (que gasta ella sola tres veces lo que España en defensa). Cada cirugía de cambio se sexo cuesta entre 7.000 y 50.000 dólares (de 6.200 a 44.000 euros), según la prensa estadounidense.

La clave está en el simbolismo de la decisión. Y, ahí, paradójicamente, el Departamento de Defensa de EEUU se las ha arreglado para enfadar a todo el mundo. Por un lado, asociaciones como el Centro para la Preparación Militar y laAlianza de Capellanes Militares por la Libertad Religiosahan criticado la normativa como un uso de dinero del contribuyente en una materia que no tiene absolutamente nada que ver con la defensa. Sin embargo, el Centro Nacional para la Igualdad Transgénero ha calificado el cambio como insuficiente, dado que no financia el 100% de los cambios de sexo de los familiares de los soldados.

La primera beneficiada por la noticia ha sido una persona que fue condenada a 35 años de cárcel en un consejo de guerra y que no saldrá de prisión hasta 2048, cuando tenga 61 años de edad: Chelsea Manning, antes conocido como Bradley Manning, que filtró a la organización Wikileaks cerca de medio millón de documentos internos del Departamento de Defensa, además de varios vídeos de operaciones en Irak y Afganistán.

Manning anunció en septiembre que las autoridades estadounidenses iban a pagarle su operación de reasignación sexual (así es como se denomina en EEUU al procedimiento). El 28 de julio, Manning protagonizó un intento de suicidio que su defensa atribuye a su deseo de cambiar de sexo.

La decisión también muestra cómo los militares estadounidenses -que votan republicano en una proporción de cuatro a uno y se oponen mayoritariamente a la reforma sanitaria de Barack Obama- son, curiosamente, los ciudadanos de ese país que disfrutan de mejor atención médica y, encima, pagada por el contribuyente.

Los civiles estadounidenses tienen que contratar seguros médicos muy caros (con unas pólizas mínimas de 500 dólares mensuales que, por ejemplo, no cubren quimioterapia) que, además, no incluyen operaciones de cambio de sexo, ya que consideran cirugía plástica a este tipo de procedimientos, que suelen incorporar tratamiento psicológico y terapia con hormonas.

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En todo el mundo, la comunidad queer y transgénero usa sistemas de encriptado para vivir su vida sin sufrir repercusiones legales, y la campaña que se está llevando a cabo para terminar con el encriptado es escalofriante

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El Gobierno de EE.UU. presenta una moción para que Apple cumpla con la orden del FBI EFE

Como muchos ya dijeron muy acertadamente antes que yo, la campaña del gobierno de los Estados Unidos para forzar a la empresa Apple a programar una novedosa “puerta trasera” en el código de programación de un móvil particular podría provocar que toda la información personal y encriptada en prácticamente todos nuestros dispositivos móviles y ordenadores personales se vea comprometida y al alcance de enemigos siniestros que quieran hacernos daño.

Para la comunidad queer y transgénero que (a mí también me pasó) depende del cifrado de los dispositivos para vivir su vida privada sin miedo a repercusiones legales, las probables consecuencias de la campaña del gobierno de EEUU para eliminar el cifrado son completamente escalofriantes. Incluso si Apple logra un fallo favorable del tribunal, ya hay legisladores de EEUU y del resto del mundo considerando leyes que obligarían a todas las compañías a modificar sus códigos de programación. Si son aprobadas, las “puertas traseras” estarán permitidas en todos nuestros dispositivos.

Años antes de ser encarcelada, trabajé como programadora de sistemas, diseñando y desarrollando interfaces web, bases de datos seguras y programas de comunicación. Luego trabajé para el ejército de EEUU como analista de inteligencia. Durante todo ese tiempo, utilizábamos diferentes métodos de encriptado para mantener la información a salvo de miradas indiscretas.

Más tarde, mientras trabajaba para los militares, la política del “No preguntes, no hables” del ejército me obligó a vivir una doble vida: trabajaba para una organización que me habría despedido si yo no hubiera podido mantener oculta mi vida como mujer transgénero y la relación que tenía con el que era mi novio entonces. Con frecuencia, dependía del encriptado de los dispositivos para proteger de la vista de mis amigos y compañeros de trabajo la información de mi ordenador y dispositivos móviles, en especial cuando vivíamos y trabajábamos tan cerca unos de otros.

Sin embargo, otras personas como yo enfrentan problemas mucho más graves. Las mujeres transgénero que viven y trabajan en países de mentalidad más cerrada (como Rusia, Uganda y Nigeria) pueden enfrentar consecuencias legales mucho más graves, que van desde el encarcelamiento y la tortura hasta la pena de muerte. La gente de la comunidad queer y transgénero que vive en esos países depende del encriptado de los dispositivos para construir y mantener la comunidad, además de para hacer escuchar sus voces y, al mismo tiempo, evitarse juicios de valores peligrosos.

Es por eso que Apple tiene mi apoyo en su lucha contra el FBI: debemos enfrentarnos a cualquier organización o gobierno que busque privar a nuestra comunidad de la herramienta más efectiva y poderosa que tenemos para protegernos de la discriminación, la persecución, la tortura y el genocidio.

Tim Cook, director ejecutivo de Apple, ya ha dado su punto de vista y ha dicho que si se le exigiera a la empresa crear una forma de saltarse los protocolos de seguridad o una “puerta trasera”, se estaría sentando un precedente muy peligroso y se vería debilitada la seguridad de los dispositivos móviles. Otras empresas de tecnología, como Twitter y Facebook, han intervenido en la disputa y han reafirmado su posición, asegurando que “pelearían con todas sus fuerzas para que no se obligue a las empresas a reducir la seguridad” de sus dispositivos y servicios.

En muchos temas, mi punto de vista es muy diferente al de Apple: como, por ejemplo, en el uso de software de código cerrado y en las restricciones arbitrarias que pesan sobre los usuarios que quieren copiar, compartir, editar y crear software en sus dispositivos. Sin embargo, creo firmemente que es de vital importancia defender ante un tribunal el derecho de sus usuarios y clientes a tener un sistema de encriptado confiable.

Es comprensible que a los fiscales y a las fuerzas encargadas de imponer la ley les interesa la medida: les sirve para obtener pruebas de los delitos. Pero debemos poner un límite al modo en que se recolectan esas pruebas. En el caso de Apple, si la empresa acata la orden, es muy probable que los resultados negativos generados sobrepasen el valor de la justicia conseguida, ya que se permitiría que cualquiera, desde un simple criminal hasta gobiernos y otras organizaciones poderosas, abusen de esas “puertas traseras” en el código de programación.

En Estados Unidos y en Europa es fácil olvidar cómo los gobiernos han dedicado sus recursos a perseguir con las fuerzas del orden a miembros de movimientos de derechos civiles, ambientalistas, manifestantes anti-corporativos y miembros de la comunidad queer y transgénero. En cambio, en otros países, muchas de esas mismas comunidades no se pueden dar el lujo de olvidar de qué manera sus gobiernos dicen estar protegiendo a la sociedad cuando persiguen a las comunidades más vulnerables.

En Estados Unidos la privacidad no es un lujo, es un derecho. Es un derecho que debemos defender tanto en el mundo digital como en el mundo real, aunque debemos estar alerta para que ese derecho se mantenga siempre a nuestro alcance. En especial, porque la tecnología sigue avanzando y porque la orden de un juez de los Estados Unidos para desbloquear un solo móvil amenaza con alterar la totalidad del mundo privado virtual tal y como lo conocemos.

Traducción de Francisco de Zárate

La ex soldado Manning cuenta su transición de hombre a mujer desde la prisión donde cumple condena

EEUU Entrevista en Cosmopolitan

  • “Me encantaba estar en la habitación de mi hermana, jugaba con su ropa y sus muñecas”
  • “Siempre había sabido que era ‘diferente’, aunque no lo entendí hasta que me hice mayor”
  • De estatura baja y complexión débil, los niños se metían con ella llamándola “marica”
  • “Por el día estoy bien, pero por la noche, cuando estoy en mi celda, me vengo abajo”
  • Podría haber vivido de otra manera de haberse sentido “más confiada en mi misma”

manning

Por primera vez, la ex soldado de EEUU Chelsea Manning, antes conocida como Bradley Manning, relata en una entrevista por correo a la revista ‘Cosmpolitan’ cómo filtró documentos militares y diplomáticos a WikiLeaks, su vida en la prisión en la que cumple unacondena de 35 años por ello y su lucha por el reconocimiento de su condición sexual.

Manning creció en una zona rural de Oklahoma y, según relata, encontró un oasis en la habitación de su hermana. “Me encantaba estar en la habitación de mi hermana. Realmente la admiraba y me ponía su ropa para jugar, también jugaba con sus muñecas y con su maquillaje“, comenta. “Allí había un espejo preparado para ver lo que se vería con una iluminación diferente. Pensé que era increíble”, añade Manning.

La ex soldado saltó a la fama en el año 2010 tras filtrar cientos de miles de documentos militares clasificados a WikiLeaks. En aquel momento lo justificó como un deber para dar a conocer el coste humano de la guerra. En agosto de 2013, Manning fue condenado a 35 años en una prisión militar . Después de la sentencia, Manning acaparó titulares aún más sensacionales anunciando que su verdadero yo era Chelsea Manning.

En la prisión consiguió un cambio de nombre legal y solicitó tratamiento para la disforia de género, el término médico para las personas que se identifican con un género diferente al que tenían al nacer, que le había sido diagnosticada por los doctores. Después de un año sin la atención médica que requiere la disforia, que incluye una terapia hormonal y el arreglo personal femenino, Manning y laUnión Americana de Libertades Civiles demandaron a los militares de la prisión de Fort Leavenworth, en Kansas, donde cumple condena.

La reclusa, de 27 años, dice que su búsqueda de la atención médica que requiere ha sido angustiante porque se siente “como una broma” para los funcionarios militares. Aunque es optimista sobre el progreso que ha logrado, expresa que es “doloroso e incómodo”que no le permitan dejarse el pelo largo. “Me siento presionada”, dice. “Por el día estoy bien, pero por la noche, cuando estoy en mi habitación, me vengo abajo”, añade.

Un infancia difícil

“Pasé mucho tiempo negando la idea de que podía ser gay o trans. Desde los 14 a los 16 años, estaba convencida de que estaba pasando por ‘fases'”, dice a ‘Cosmopolitan’. “Siempre había sabido que era ‘diferente’, aunque realmente no entendí todo hasta que me hice mayor”, añade. “Pero siempre tuve el presentimiento de que algo estaba equivocado. Nunca supe cómo hablar de ello. Sólo recuerdo haberme sentido aterrorizada de lo que pasaría si alguien se enteraba. Era una sensación de soledad”.

Su vida en el colegio no fue fácil, como ella misma relata. De estatura baja y complexión débil, los niños se metían con ella llamándola “niño afeminado” y “marica”. Según relata, el consejo de su padre era “dar un puñetazo en la cara” a los matones que se burlaban de ella, lo que le supuso “muchas peleas en la escuela”.

Tras hundirse el matrimonio de sus padres, se trasladó a Gales con su madre. Allí, encontró nuevos amigos con los que comenzó a salir, pero pronto empezó a recibir burlas de los que “creía amigos” y acabó repitiendo curso. En 2005 regresó a Oklahoma donde vivió con su padre y más tarde se mudó a casa de una tía cerca deWashington y se enroló en el Montgomery College.

Según relata, los pensamientos de vivir como una mujer se incrementaban pero su “agenda era muy apretada y los terapeutas demasiado caros”. “A pesar de que empecé a ver a un psicólogo con la intención específica de explorar mi identidad trans, me entró el pánico y nunca hable el tema con él. Comencé a consumir gran cantidad de refrescos y cigarrillos, y usaba Internet como vía de escape“, explica.

Entonces comenzó a sopesar su entrada en el ejercito, también animado por su padre. “Yo estaba siguiendo la cobertura de la guerra de Irak y empecé a preguntarme si podía ayudar. Efectivamente, me alisté”, cuenta Manning.

Irak, punto de inflexión

En el Ejército tampoco lo pasó bien ya que no “estaba físicamente preparada” y tuvo algún que otro incidente como cuando su sargento rebuscó en sus pertenecidas y encontró un teléfono móvil rosa. Finalmente Manning se convirtió en un analista de Inteligencia del Ejército en Nueva York y se preparó para ser enviado a Irak. Entró en una fase más feliz, comenzando una relación con un estudiante de la Universidad de Brandeis. “Me enamoré de él. No era mi primera relación, pero fue sin duda la más importante”, dice ella.

La experiencia en Irak “me hizo estar absolutamente segura de lo que soy”, dice. “Tratar con correos electrónicos, notas e informes de personas que mueren a mi alrededor todos los días me hizo darme cuenta de lo corta y preciosa que es nuestra vida. Así que, ¿qué mejor día para empezar a ser yo misma que hoy, ¿no? Cuando me fui de permiso en enero de 2010, me vestía como una mujer en público. No habría sido capaz de hacer eso antes”, comenta.

Aunque Manning se negó a responder preguntas acerca de la fuga masiva de documentos, sí explicó que hasta que no llegó a Irak no empezó a “cuestionar la moralidad” de lo que se estaba produciendo. Ahora cumple 35 años de condena en una prisión militar donde recibe miles de cartas de transexuales de todo el mundo. “Me halaga que sientan que les he inspirado de alguna manera. Pero, sinceramente, creo que es al revés, ellos me inspiran más de lo que pueden imaginarse”, explica.

Su estado actual no es lo que había deseado para su futuro cuando era niño, ya que se veía “en los negocios o la política, como un CEO de una gran empresa, un senador de Estados Unidos, un astronauta o un oficial militar”. Lo que sí tiene claro es que podría haber llevado su vida de otra manera de haberse “sentido más cómoda y confiada en mi misma, y no aterrorizada del mundo” que la rodeaba.