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Conchita Wurst: ‘I used to go to kindergarten in a skirt’

The singer, 26, on the beauty of beards, winning Eurovision, and meeting Karl Lagerfeld

Singer Conchita Wurst

‘There’s a big difference between when I’m Tom and when I’m Conchita’: singer Conchita Wurst. Photograph: Suki Dhanda for the Observer

People only look at my beard for a moment. Then it melts away and it’s just another part of me. It’s like the most natural thing, that this is what a bearded lady looks like. It’s beautiful to see.

Looks have nothing to do with character. I could be the most beautiful drag queen in the world and the most evil witch of a person. Winning Eurovision [in 2014] or meeting Ban Ki-moon – I believe those things would probably have happened regardless of whether I’d done them as Thomas Neuwirth or Conchita Wurst, because I have the same heart.

I don’t fulfil the assumptions made of a mainstream drag queen. People say they’re confused by how calm and quiet I am. When I created Conchita I thought there were expectations of me and I was very loud, and I had this bitchiness that some drag artists have, which I think is hilarious, but it wasn’t me. I realised it’s fine to be another type of drag queen.

There’s a big difference between when I’m Tom and when I’m Conchita. Conchita uses very proper German; Tom talks in an Austrian dialect. Conchita gets mad if she is kept waiting; Tom is lazy.

I am happy being a man in a dress. Some people get confused and think I’m a trans woman, but I’m strict about the difference. What I do is performance, it’s staged, it’s glamour – it’s not real life. But for trans people, being born in the wrong body – there’s nothing glamorous or easy about that.

We spend our adult lives getting rid of our teenage insecurities. I got called so many hurtful names as a teenager, all because of my feelings [for men] – I thought that there was something wrong with me. But once I learned to say, “I am gay, whatever”, nobody could hurt me. I mean, conchita is a sexy lady in Spanish.Wurst is a term in German-speaking areas for “I don’t care” and “It’s not important”.

I was actually a very confident little kid. I would go to kindergarten in a skirt. I don’t remember how the other children reacted. My mum says she would wait around after dropping me off because she expected everyone would laugh, but I never came back out.

I wouldn’t dare call him my friend, but I love seeing Jean Paul Gaultier. He was the first famous person to give me any recognition. For Eurovision, he voted for me 73 times.

Of course I want a Grammy, I’m a musician. I don’t know if I’ll ever get one, but I need it as a goal. Maybe what I receive on the path there will be better than any Grammy.

Everything I say is just my opinion. I made myself a promise that I will always speak out for what I think is right. So it’s really unbelievable when people say that I inspire them. It’s a huge honour, but I’m just being me.

My grandmother always smelt of menthol. And when I met Karl Lagerfeld, he smelt exactly the same. It made me feel cosy and at home.

Being Conchita: We are Unstoppable by Conchita Wurst (£9.99) is published by John Blake

Conchita Wurst: más allá de lo masculino y lo femenino

conchita wurst

La victoria de Conchita Wurst en la pasada edición del Festival de Eurovisión provocó un terremoto de dimensiones diplomáticas, cuando la muy homófoba Rusia protestó por el primer puesto de la mujer barbuda con la canción ‘Rise like a phoenix’. Ha pasado un año y el próximo sábado se celebra de nuevo el concurso televisivo musical, con la participación de Edurne como representante española, por lo que Wurst ha aprovechado para publicar su primer álbum, que se llama como ella, ‘Conchita’. Más allá de lo ‘drag queen’, el disco muestra un sorprendente juego, con la voz masculina de Conchita adaptándose a todos los registros de una moderna diosa pop. Salvando las distancias, un poco como la prodigiosa transformación vocal de los contratenores. Apelando descaradamente a los gustos de los ‘eurofans‘ (‘You’re unstoppable’, ‘Somebody to love’) o presentándose como una suerte de Madonna(‘Colours of your love’, la potable ‘Out of body experience’), Conchita va de la pista de baile a la balada lacrimógena. Todo ello, decimos, sin que los graves de su garganta apenas contaminen las canciones. Dejando a un lado esto, el disco no está mal, pero no tiene nada nuevo que añadir a las toneladas de ‘pop divas’ que surgen cada año. Pero viene bien para recuperar algunas canciones sobre el cruce de géneros en esta lista.

Podríamos empezar con David Bowie, que tanto hizo por derribar los límites de los géneros a principios de los 70 con canciones como ‘Rebel Rebel’ y ese verso que dice: “Tienes a tu madre confundida; no está segura de si eres un chico o una chica“. De esa época son los travestis de Lou Reed en ‘Walk on the wild side’, los New York Dolls maquillados como fulanas o el ‘He’s a woman-She’s a man’ deScorpions que luego retomaron los Helloween. Esta confusión de sexos también está presente en otras canciones, de Aerosmith(‘Dude- Looks like a lady-‘) o Prince (‘I would die 4 U’).

El tema ha sido tratado también en los musicales, como el legendario‘Rocky Horror picture show’ (con aquel Doctor Frankenstein de la Transilvania Transexual) y, más recientemente, ‘Hedwig and the angry inch’. Y, aunque sus éxitos no hablasen explícitamente de lo transgénero, Sylvester y Boy George representan -igual que Klaus Nomi, Jobriath, RuPaul o Freddie Mercury– iconos dentro del proceso de normalización.

En España tenemos a Bibi Andersen y ese ‘Sálvame’ que incluso ha dado título a un programa de telebasura. Y también a Alaska, de la que resulta imposible escoger una sola canción, aunque probaremos con ‘Miro la vida pasar’, de Fangoria, por aquello de “En plan travesti radical”, que bendigo a una inolvidable generación festiva en Madrid. Y, por supuesto, McNamara, solo o con Almodóvar.

Otros iconos a destacar serían Wendy Carlos, uno de los primeros casos de cambio de sexo en el mundo de la música, autora del ‘Switched on Bach’ y de las bandas sonoras de ‘La naranja mecánica’ y ‘Tron’; Philippe Jaroussky, por su increíble capacidad como contratenor; y Mykki Blanco, el primer rapero gay y travesti. Y, ya más recientemente, Laura Jane Grace, líder del grupo de rockAgainst Me! y varón hasta su proceso de reasignación de sexo que contó en su disco ‘Transgender Dysphoria Blues’; o Antony y sus Johnsons.

 

 

Conchita Wurst, más diva que nunca en la Ópera de Viena

Nadie se ha tirado de los pelos en Austria. La propuesta cuenta con todas las bendiciones de Dominique Meyer (un alsaciano, hijo de diplomático) que lleva las riendas de la Ópera de Viena desde 2010. El país transalpino ha tirado la casa por la ventana con motivo de la celebración del concurso de Eurovisión, entre el 19 y 23 de mayo, y no les ha dolido echar mano de más de diez millones de euros para el montaje y demás actividades colaterales. Como abrir las puertas de uno de los templos líricos más prestigiosos del mundo -junto con La Scala de Milán- para acoger un espectáculo rompedor bajo el lema de ‘construyendo puentes’. Están convencidos de que los extremos se tocan… Vaya, vaya.

Por de pronto, sepan que mañana Conchita Wurst (el travesti austriaco que ganó Eurovisión el año pasado) compartirá el escenario de la Ópera de Viena con el tenor peruano Juan Diego Flórez, radicado en la capital austriaca y una primerísima figura del bel canto. Son el máximo reclamo de un show -tras descolgarse Plácido Domingo por una bronquitis- que también dará oportunidad de lucimiento a músicos de la Filarmónica de Viena y de la Ópera, así como a otros cantantes líricos y candidatos de varios países que participan en esta edición de Eurovisión. No faltarán entrevistas, chascarrillos y una moderadora experta en temas culturales -licenciada en Filología Alemana y Románica- que sabe tanto de divos y divas, de Verdi y Wagner, como Leo Messi de fútbol. O sea, todo y más. En la Ópera de Viena son gente muy seria.

Han quedado sin desvelar los detalles de la gala para disparar las expectativas (y el morbo), así que obviamente los afortunados que han conseguido una entrada para la matiné -la función empezará a las doce del mediodía- ya estarán salivando de gusto. A mí me pica la curiosidad saber qué tipo de público se ha gastado entre 7 y 60 euros para disfrutar de este evento. Por lo demás, el espectáculo se retransmitirá ‘urbi et orbi’ para satisfacer la curiosidad de millones y millones de espectadores. No costará ni un duro seguir el show en la pequeña pantalla. Eso sí, muy importante: hace falta un televisor ‘inteligente’ de la marca Samsung que permita bajarse la aplicación de la ‘Wiener Staatsoper’ (así se llama la Ópera de Viena en alemán).

“Nada más sexy”

No corren buenos tiempos para la música clásica (y la ópera), así que lo prioritario es hacer caja. Nada que objetar, lo mismo ocurría en la década de los 60 del pasado siglo cuando los agoreros decían que el negocio tenía los días contados. Hasta que se puso las pilas un señor como Karajan, sobre todo después de cambiar de corte de pelo. Fue el primer músico austriaco -mucho antes que Conchita- en percartarse de la importancia de las tijeras y la maquinilla de afeitar como instrumentos de primer orden. Que no perder el compás es imprescindible pero la imagen también influye.

Así pues, nuestro querido Karajan se atusó el tupé y -ojo al detalle- se dejó crecer las mechas de los lados para repeinarlas hacia atrás. Le daba un aire de velocidad muy seductor, sobre todo cuando se ponía de perfil y dirigía con los ojos cerrados. El cineasta francés Henri-Georges Clouzot le tenía cogido el punto, por eso grabó encantado de la vida unos cuantos conciertos con el maestro. “No hay nada más sexy que sus dedos cuando dirige”, recalcaba Clouzot, con la pipa en la comisura de los labios, cada vez que algún músico se quejaba de que se centraba demasiado en la figura del director de orquesta.

A toro pasado, los habrá que digan que los encuadres eran demasiado forzados, que los músicos estaban demasiado pendientes de salir distinguidos y solemnes -como en un desfile militar-, que se respiraba un clima artificioso y rígido en el plató, que hay mucho ‘corta y pega’ para que las secuencias queden vistosas… En resumidas cuentas, que todo era un gran mentira elaborada en un estudio de grabación para gusto del consumidor. Puede ser. ¿Y? ¿Qué hay de malo en eso?

Por cierto, el maestro Karajan también colaboró con profesionales de la imagen de la talla de Hugo Niebel y Ernst Wild. Vean el vídeo de la Sexta de Beethoven -rodado por Niebel en 1967- y ríanse de las psicodelias. Es duro, muy duro. Terminas con los ojos vueltos del revés y dolor de cabeza. Al propio Karajan le pareció excesivo pero no llegó a renegar del resultado. Era un valiente. A lo hecho, pecho. La plaza de la Ópera de Viena lleva su nombre, igual que la calle principal del auditorio de la Philarmonie, sede de la Orquesta Filarmónica de Berlín. Cuando falleció en 1989, el diario ‘Le Monde’ tituló en portada ‘Dios ha muerto’. Ahí queda eso.

¿Qué diría Karajan si levantara la cabeza y descubriera a Conchita y sus amigos/as en la Ópera de Viena? A saber… No tuvo ocasión de trabajar con travestis pero sí tenía amigos homosexuales. En el gremio de la dirección de escena o en el departamento de vestuario y maquillaje siempre han proliferado los profesionales gays. Ni le escandalizaba ni le importaba. Iba a lo suyo: peleaba por ser el número uno (en fama y caché) sin perder el tren de la modernidad. En fin, me gustaría pensar que el show de mañana le haría gracia. Era un tipo muy suelto cuando se trataba de hacer teatro. Se lo pasaba en grande cuando le tocaba dar pautas a los cantantes en el escenario. Tenía talento como actor, máxime cuando la escena pedía estrangular a alguien… Lo bordaba.

Dicho todo esto, Conchita también se merece un momento de gloria en el templo lírico de la capital austriaca que -lo fundamental, seamos sinceros- disparará los beneficios de la Ópera de Viena. Yo pienso verla en televisión sin prejuicios y con los ojos muy abiertos. Aunque, por supuesto, no niego que mi mayor interés será el tenor lírico-ligero Juan Diego Flórez. El pasado miércoles falleció inesperadamente su padre en Lima y, pese a todo, no ha querido cancelar su actuación de mañana. Es un profesional especializado en los gorgoritos belcantitas -siempre tan acrobáticos (y hasta circenses)- que desata pasiones entre los aficionados. Un ídolo en Viena. Igual que Conchita. Cada uno a su manera, claro.

Conchita se lo quita todo y promociona así su primer disco

Imágenes de  videoclip Conchita Wurst ‘You are unstoppable’ (’Tú eres imparable’).

Imágenes de su videoclip ‘You are unstoppable’ (’Tú eres imparable’).

Conchita Wurst sigue protagonizando titulares cuando se va a cumplir un año de su sonado (y cantado) triunfo en la última edición de Eurovisión. El próximo 16 de mayo saldrá a la venta su primer disco, y como aperitivo e inmejorable promoción, se ha desnudado en el videoclip de la canción ‘You are unstoppable’ (‘Tú eres imparable’), que se presenta como «un grito a la tolerancia y la esperanza».

La canción dura tres minutos y medio y es una sucesión de luces y sombras que muestran y a la vez ocultan. Conchita, personaje artístico creado por el cantante austriaco Thomas Neuwirth, se desnuda en el tramo final de la canción y en el vídeo se le ve de frente y de espaldas, con el pelo y los brazos tapando su pecho y la cámara enfocando solo el medio plano.

El próximo 23 de mayo presentará la sesenta edición del festival, que se celebrará el Viena, el país para el que Conchita logró el triunfo el año pasado con la canción ‘Rise like a phoenix’. Representando a España acudirá la extriunfita Edurne, que defenderá la canción ‘Amanecer’, que ya ha cantado en la embajada de Austria en España como parte de la promoción.

Yo, Conchita Wurst

MEMORIAS Presenta autobiografía y nuevo disco

  • No hace falta cumplir muchos años para escribir sobre tu vida’
  • Su infancia estuvo marcada por las burlas y por el rechazo
Conchita Wurstek autobiografia aurkezten du

La cantante austríaca este miércoles. EFE

Berlín, Soho Hotel. En la milla de oro del postmodernismo europeo Conchita Wurst presenta su autobiografía, a punto de salir a la venta en Alemania y que verá la luz en inglés y en francés a principios de mayo, antes de haber cumplido los 27 años. “Verás, querida, no hace falta cumplir muchos años para escribir sobre tu propia vida. Yo he escrito sobre hechos que marcan la mía, que me llevan a ser hoy quien soy”, justifica la publicación del libro, que convenientemente coincide en fecha y en título con el lanzamiento de su nuevo disco, una canción con apoyo de orquesta que lleva por título ‘You are unstoppable’ (Eres imparable). Titula el libro ‘Yo, Conchita. Somos imparables‘ porque “así es como me siento ahora”, explica escudada tras una sonrisa Barbie.

Según cuenta en el libro, Tom Neuwirth creció en una posada en Steiermark, una de las provincias de Austria, y “descubrió” muy temprano su homosexualidad, así como su amor por la música y el estilismo. Su infancia estuvo marcada por las burlas y por el rechazo. “Creo que tuve una infancia de ensueño, pero ir a la escuela suponía mucho estrés para mí”.

Salir del armario

A los 14 años se fue de casa y a los 17 salió públicamente del armario. “Fue durante una entrevista. No estaba planeado. Tuve un momento espontáneo de voy a estar siempre ocultándome o voy a mostrarme tal como soy”, describe la ganadora de Eurovisión, y se apresura a desaconsejar absolutamente “contárselo antes a un periódico que a tus padres”. “Eso desde luego no volvería a hacerlo”, se arrepiente.

El libro, que en realidad ha sido escrito por Daniel Bachman, es una mezcla de historia de Cenicienta (el niño rarito de provincias que llega a convertirse en una estrella del pop) y crudo testimonio del calvario que aquel niño sufrió en la Austria profunda.

“Sufrir amenazas de muerte cuando solo eres un niño, vivir con eso, te forja un tipo especial de personalidad”, confiesa, admitiendo no estar segura de si fue antes el huevo o la gallina y espolvoreando su discurso frivolón con granitos de sabiduría al responder que “la adolescencia y la pubertad no son fáciles para casi nadie, mucha gente que de adulta exhibe gran seguridad en sí misma pasó entonces momentos de dificultad y, si lo piensas bien, seguramente esas personas que me agredían lo estaban pasando tan mal o incluso peor que yo”.

El filón

El momento de la transformación, tras su formación en la escuela de moda y gracias a la creación del personaje de Conchita Wurst, adquiere atisbos de relato mágico. Desde el principio supo que su apariencia polarizaba opiniones y descubrió en ese punto un filón de popularidad que decidió aprovechar.

“Lo que quiero es impulsar a mucha otra gente a hacer como yo, aencontrar un valor en ser diferente“, recomienda, alternando su lógica reivindicativa con intercalados intencionadamente destructivos del tipo: “Pero me tienes que decir dónde te has comprado esa blusa tan mona”.

Y a pesar de que ha sido invitada por el Parlamento Europeo para hablar de los derechos de los homosexuales, se niega en redondo a participar en política: “¡Uf! Ni hablar, yo solo me ocupo de lo que a la gente le importa!”.