Dos adolescentes serán juzgadas por darse un beso en Marruecos

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Un beso en la boca en un lugar privado. Ese es el delito al que se enfrentan dos adolescentes marroquíes, de 16 y 17 años, después de ser descubiertas por una “persona cercana” a una de las chicas en su hogar de Marrakech, una de las principales ciudades y más turísticas de Marruecos.

De acuerdo con un comunicado enviado por la Unión Feminista Libre, que lucha por los derechos de las mujeres en el reino, las dos chicas fueron conducidas a la comisaría e inmediatamente detenidas por “homosexualidad”. Y es que según afirma Omar Arbib, responsable de la sección de Marrakech de la Asociación Marroquí de los Derechos Humanos (AMDH, por sus siglas en francés), al medioLe360 “la persona allegada les habría hecho una foto y enseñado posteriormente a los padres de una de ellas. Son ellos quienes han denunciado” a las autoridades.

Ambas se enfrentan al tan discutido y detestado, por una parte de la sociedad, artículo 489 del código penal marroquí que condena las relaciones entre dos personas del mismo sexo. En dos días tendrán que presentarse en el tribunal de primera instancia de Marrakech y podrían enfrentarse a una pena de entre seis meses y tres años de prisión y a una multa de entre 120 dirhams (11 euros) a 1.200 dirhams (110 euros).

“Los homosexuales no tienen ningún derecho en Marruecos. Les cierran la boca, tienen que esconder lo que son o dejar el país”, afirma a EL MUNDO Hicham Tahir, escritor marroquí y uno de los ganadores del Premio Novela Gay 2013 en Francia.

“Marruecos rechaza avanzar debido a actos homófobos en su territorio. La persona homosexual no puede salir del armario ya que corre el riesgo de ser expulsado por su propia familia, incluso algo peor. No hay ninguna estructura para acogerles”, afirma Tahir desde Parí,s donde reside actualmente.

Detenidas y familiares, sin comunicación

La madre de la joven de 17 años ha explicado a la asociación que ha difundido el comunicado de este arresto que ella había sido contactada por las autoridades para llevarles el carnet de identidad de su hija en la ciudad ocre. Sin embargo, no sabe nada de su hija, ni siquiera las horas de visitas en la prisión local de Boulemharez, donde han sido trasladadas “y no a un centro de menores”, tal y como se lamenta la madre.

Asimismo, su hija -que también ha sido culpada por delincuencia- “ha tenido que firmar el informe policial bajo presión y sin tener la posibilidad de leerlo, siendo éste uno de sus derechos fundamentales”, aseveran desde la asociación que “condena” dicho arresto y hace un llamamiento a demás movimientos que luchan por las libertades individuales para unirse a la causa.

Es el responsable de AMDH quien recuerda que “la persona allegada a la adolescente ha violado su intimidad echándoles una foto” y evocando igualmente la necesidad de “abolir el artículo” que tantas veces se ha denunciado por parte de asociaciones nacionales e internacionales.

No es el primero ni será el último caso que salpica a nuestro país vecino. El pasado marzo, un vídeo golpeando a dos jóvenes homosexuales en Beni Mellal, ciudad ubicada en el centro del país, fue bastante difundido a través de internet por la brutalidad del acto. A pesar del salvajismo, los dos chicos fueron detenidos y pasaron 26 días en prisión por ser homosexuales. Finalmente, la presión social logró que pudiesen salir en libertad.

“Es a la vez estúpido, criminal y anticonstitucional que Marruecos -al igual que otros países del Magreb y del mundo árabe- haya firmado la declaración de los Derechos Humanos, porque continúa haciendo esto”, asegura el escritor. Además, se pregunta: “¿Cómo es posible que en 2016 se pueda detener a unas personas por la simple razón de querer a gente del mismo género?”.

Una injusticia más en un país que se encuentra en el punto de mira estos días, después de la ola de protestas por la muerte trágica de un vendedor de pescado en Alhucemas, al ser el anfitrión de la Cumbre del clima mundial (COP22) donde numerosos jefes de Estado de todos los continentes aterrizarán en sus calles.

“¿Y a quién le importa si tengo barba? ¿A quién le importa si llevo falda?”

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Solidaridad ante una situación que consideran injusta. Es la que han querido mostrar alumnos del Instituto de Enseñanza Secundaria (IES) San Isidoro de Sevilla después de que un profesor exigiera a un chico de Bachillerato quitarse un vestido que había usado para realizar en clase de inglés una exposición acerca de la visibilización del colectivo LGTBI. El joven acató pero sus compañeros, respaldados por los representantes del alumnado y versioneando a Alaska, han protestado contra la actitud del profesor y con el objetivo de normalizar una situación que, al margen de un trabajo de clase, puede darse en cualquier patio de colegio o instituto.

“¿Y a quién le importa si tengo barba? ¿A quién le importa si llevo falda?”, reza el tuit que ha fijado el perfil de Twitter del alumnado del IES San Isidoro, desde donde se daban las explicaciones a lo sucedido. Según los alumnos, la Jefatura de Estudios dio más credibilidad al docente que a los jóvenes, negando que hubiera habido tal recriminación.

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Una treintena de jóvenes protagonizaron una sentada en el recreo. Chicas con trajes, corbatas y barbas pintadas, y chicos con vestidos y maquillajes, con una bandera arco iris en el centro como se aprecia en la imagen, para invitar a la normalización de que cada uno pueda elegir su vestimenta para ir al instituto.

“Las normas del centro no ponen limitaciones en ese sentido”

El director del IES San Isidoro, Rodrigo Alba, ha explicado a  eldiario.es Andalucíalo que sucedió aquel día. Había “un revuelo” en el recreo y el profesor que estaba de guardia optó por pedirle al alumno que se quitara el traje usado para la clase. “No fue por llevar vestido. Las normas del centro no ponen limitaciones en ese sentido. Aquí cualquiera tiene derecho a venir como quiera”, argumenta, aludiendo a una “disparidad de percepciones” entre la decisión del profesor y lo que “equivocadamente” entendió el alumnado ante el “jaleo” que se había formado.

La concentración posterior “fue un acto de solidaridad más que un acto de protesta” puesto que “el centro sólo actúa cuando la vestimenta pueda resultar indecorosa, por ejemplo, llevar chanclas o bañador, una minifalda demasiado corta, unos tirantes o enseñar la ropa interior”, señala el director, que añade que son “muy sensibles” a ese tipo de situaciones que realmente se puedan dar en su centro.

No opina lo mismo la representante del alumnado en el Consejo Escolar y delegada provisional del alumnado, Julia Ibáñez, quien ha reconocido a Europa Press que el IES tiene “normas rígidas” en cuestión de vestimenta, como también ha señalado una portavoz de la Red de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (Rampa), indicando que “cualquier ropa que no se ajuste, se sale de la norma”. Desde el colectivo de estudiantes han reiterado que “no hay norma válida que impida ponerse lo que uno quiera”, ya que para ellos “el lenguaje no es la única forma de expresar algo, también se puede transmitir a través de la vestimenta”.

La Rampa, en cualquier caso, se ha mostrado “satisfecha” y “muy orgullosa” de ver cómo los jóvenes han reaccionado y se han solidarizado con este caso, así como de que hayan sabido “resolver” esta situación, defendiendo “que cada cual se vista como quiera”.

ATA-Sylvia Rivera propone unas jornadas

Por su parte, la Asociación de Transexuales de Andalucía-Sylvia Rivera ha celebrado este miércoles a través de un comunicado “la protesta de los alumnos” de este IES y ha reclamado a la Consejería de Educación que depure responsabilidades. Señalan que se han puesto en contacto con el director, quien les ha instido en que “dentro de las normas del Instituto esta la libertad de vestimenta por el alumnado”. La asociación le ha propuesto dar unas jornadas “donde se aborde el respeto a la identidad libremente sentida y a la libre expresión del género, propuesta que ha recibido con agrado y que se ha comprometido a llevar a cabo”, señala ATA en el comunicado.

ATA-Sylvia Rivera ha puesto los hechos en conocimiento del Jefe de Servicio de Convivencia e Igualdad de la Consejería de Educación, Francisco Javier García Perales, para que se depuren las responsabilidades que hubiese lugar. Éste ha comunicado a la asociación que están en marcha los servicios de la inspección educativa para aclarar la situación, recordando que Andalucía cuenta con unprotocolo de actuación sobre identidad de Género en el sistema educativo andaluz, que, según celebran, “se está aplicando en todos los centros, salvo puntuales casos excepcionales”, declara Mar Cambrollé, presidenta de ATA-Sylvia Rivera, quien considera que “la educación es la herramienta fundamental para que nuestra sociedad sea respetuosa con la diversidad y para poner en valor la igualdad, la libertad y la inclusión”.

¿Es fácil ser transexual en la universidad española?

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Ilustración de una joven, solitaria, sentada junto a unas taquillas. | RIKI BLANCO

David Rivas tiene 22 años y acaba de terminar cuarto del Grado de Educación Social en la universidad Complutense. Le interesaba ayudar a colectivos minoritarios o discriminados, por eso eligió esta carrera. Días antes de comenzar las clases, tuvo miedo de lo que podía encontrarse allí. Los profesores, los estudiantes, ¿le aceptarían?

A los 16, David había empezado a ir a un psicólogo que, dos años después, elaboró el informe que le permitiría acceder al tratamiento para la reasignación de sexo. Había nacido como mujer pero era un hombre.

Cuando llegó el momento de ingresar en la Universidad, todavía no había terminado su proceso. Y también mantenía el nombre que le había acompañado toda su vida y con el que no se identificaba.

– ¿Cómo te llamabas antes?

– ¿Es necesario que lo diga? No quiero recordarlo. Es como si te llamas María y no te gusta.

Unas 3.000 personas españolas conviven con un sexo que no les identifica

En España, aproximadamente unas 3.000 personas conviven con un sexo que no es el suyo. Comunidades como País Vasco, Galicia, Navarra, Andalucía, Canarias y Madrid han aprobado sus respectivas leyes, que han supuesto notables avances ante la situación, con apartados relativos a los menores.

Por otra parte, organismos como Chrysallis y Fundación Daniela se han movilizado en lo que respecta al asesoramiento de padres y docentes y en la aportación de documentos y guías que ayuden a la construcción de la identidad de los más jóvenes.

Las universidades españolas, donde las asociaciones LGTB tienen una presencia importante, han avanzado en los últimos tiempos. Por ejemplo, la Autónoma de Madrid ha iniciado este año su curso Sexualidad Trans, que ofrece una perspectiva diferente al discurso tradicional de la transexualidad y analiza el desarrollo sexual de los miembros de este colectivo, así como el recorrido que pueden seguir tras aceptar su identidad.

El pasado mes de febrero, la Complutense organizó, junto a la Fundación Daniela, las Jornadas sobre las identidades trans durante la infancia y la juventud. Hace unos días cundió la noticia de que los estudiantes y docentes transexuales de la Universidad de Barcelona podrán utilizar en documentos no oficiales de la institución el nombre del género con el que se identifican, en lugar del que consta en el documento nacional de identidad. ¿Por qué? Para evitar la paradoja entre la apariencia física y el uso común de un nombre.

Todos estos datos hablan de mejoras que ayudarán a paliar la marginalidad y el ostracismo de este sector. ¿Lo sienten así los propios estudiantes?

“La realidad de las personas trans se puede terminar aceptando por completo”

A parte de esta petición de obviar su antiguo nombre, David, hoy ya con estas cinco letras que sí le representan figurando en el DNI, habla con naturalidad de sus circunstancias en sus años de universidad. «Pensaba que a mi facultad sólo iría a estudiar, no a hacer amigos, pero enseguida me sorprendí. En cuanto conocí a mis compañeros, me brindaron su apoyo. Me he sentido respaldado, comprendido… me ayudaron a reflexionar. Es cierto que en mi carrera hay gente con las miras abiertas, con sensibilidad, pero esto me hace pensar que la realidad de las personas trans se puede terminar aceptando por completo», anhela.

En cambio, sí halló algún problema relacionado con el aparato burocrático y anquilosado de la institución universitaria. «Tuve que ir, profesor a profesor, explicando mi situación para que supieran cómo tenían que referirse a mí y cuál era mi sexo. Fue un momento de mucha ansiedad, sobre todo al ver caras de sorpresa. Para los papeles, te mandan a Secretaría y, de ahí, a la Facultad de Ciencias de la Información… se pasan la pelota y piensas: ¡pero si lo único que quiero es cambiarme el nombre! Lo que se exige es una estrategia de igualdad educativa que incluya a las personas trans, con su formación para los docentes y la creación de un protocolo educativo que hable de ello», demanda.

Lola Rodríguez fue la primera transexual aspirante a reina del Carnaval de las Palmas

Suena de fondo la megafonía del Metro de Madrid cuando Lola Rodríguez responde al teléfono con su marcado acento canario. Acaba de salir de clase y está a punto de enfilar el fin de semana. El nombre de esta estudiante de Psicologíasaltó a los medios de comunicación cuando se convirtió en la primera menor transexual aspirante a reina del Carnaval de las Palmas. La frase que encabeza su concurrida cuenta de Instagram es «sin lucha no hay victoria». El pasado lunes, 5 de septiembre, añadió un acontecimiento importante a su biografía de Facebook: «Lola empezó a estudiar en la Autónoma de Madrid». Consiguió más de 200 likes.

Cuando tenía cuatro años, la joven comenzó a expresar que era una chica. A los 10, ya se había informado lo suficiente como para transmitírselo a su entorno con rotundidad. «Con mis padres fue todo muy fácil, hablamos con mi instituto… De adolescente vi alguna reacción entre compañeros, pero todos acabaron entendiéndolo a pesar de que éramos pequeños», agradece.

Hasta la fecha, en su facultad no se ha topado con ningún tipo de discriminación. Esto, a pesar de que, por ser menor, todavía sigue figurando el sexo masculino en su DNI. «En noviembre cumplo 18 y podré cambiarlo. Cuando entré en la facultad, tuve que hablar con el Vicedecanato de Estudiantes. No sé si sería el primer caso que se encontraban, pero se informaron muy bien y me dijeron que acudiera a ellos para lo que necesitara. Accedieron a ponerme sexo femenino en algunos documentos. En cuanto a mis compañeros, no me han preguntado nada, aunque tengo a muchos en Facebook y ven que cuelgo muchas cosas del colectivo LGTB. Tampoco yo lo voy diciendo de antemano, aunque no lo oculto», resume.

Exigen un protocolo para atender casos de transexualidad y agilizar trámites

En su opinión, los colectivos LGTB están muy integrados y son muy activos en el seno de la institución, lo que facilita las cosas. Sin embargo, como David, echa en falta una regulación que agilice lo relativo a los trámites del nombre.

Sí encontró algún que otro contratiempo Leo Vitallé, estudiante de Educación Infantil en la Universidad de Zaragoza. Él empezó el tratamiento después de entrar en el grado. En una ocasión, uno de sus compañeros se negó a llamarle Leoy se refirió a él por el nombre que había decidido abandonar.

Enfadado, el alumno acudió a María José Cubría, una de sus profesoras, que se movilizó de inmediato: «Organizaron unas jornadas sobre el tema, hablaron con todos los profesores y me cambiaron el nombre y el sexo en las listas. Yo había empezado la carrera como una chica y en mi DNI sigue poniendo que soy una mujer, pues aún no ha finalizado el proceso. Antes de eso, me sentía un chico, pero ni sabía qué decir ni podía decir nada. Hasta que el año pasado lo confesé. Salvo algún caso más como aquél, me han dado más apoyo del que esperaba».

Actualmente, en colaboración con el Vicerrectorado, Leo está redactando el borrador de un protocolo para atender casos de transexualidad, que es lo que reclaman la mayoría de las personas consultadas.

David Rivas manifiesta que, a pesar de las mejoras, hay todavía demasiadas cosas en el aire. En los últimos años, la transexualidad ha sido portada de revistas, objeto de artículos relacionados con el mundo de la moda… Se ha pasado de la marginalidad a, quizás, una banalización excesiva. Según Rivas, esta situación hace que siga habiendo camino por recorrer: «Te das cuenta cuando ves cómo se trata el tema en los medios, en el vocabulario que emplean para referirse a las personas trans, en el sensacionalismo… Echo en falta que se vaya más a las historias de las personas, a conocer qué sucede realmente. Pero es innegable que ya no es un tabú, tampoco en la Universidad».

UNA MATERIA TRANSVERSAL

El estudiante Xabier Lozano lanza una reflexión que atañe al propio currículo de las asignaturas. ¿Debe la transexualidad abordarse en la Universidad a fin de evitar lacras como la ‘patologización’? «En una ocasión, una profesora de Antropología del Parentesco dibujó un círculo y nos dijo que era un útero, y un triángulo que definió como testículos. Los equiparó con el hombre y la mujer;_no se dio cuenta de que una transexual no tiene útero. Respondió que lo había dibujado en función de cómo nos leía la sociedad. Aquí está el error», critica Lozano.

El (largo) camino hacia la despatologización de las personas trans

Artículo publicado en La Marea 43, a la venta en quioscos y aquí.

“Nos tratan como a personas enfermas cuando no lo estamos”. Guillem Montoro es contundente cuando relata su experiencia en el sistema sanitario. “Nos encontramos con profesionales que tienen una visión de la transexualidad como trastorno y utilizan términos que cuestionan el libre desarrollo de nuestra personalidad”, explica. En 1980, la transexualidad fue catalogada como un trastorno mental para la Asociación Americana de Psiquiatras. Aunque en 2013 cambiaron esta definición de su manual, el DSM-5, continúan refiriéndose a ella como “disforia de género”.

Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) sigue siendo una enfermedad mental. Este hecho, que se plasma en la atención sanitaria que recibe el colectivo y en la legislación actual, es una de las batallas diarias a las que hacen frente quienes no se identifican con el sexo y la identidad de género que les asignaron al nacer. La ley estatal de Identidad de Género aprobada en marzo de 2007 obliga a contar con un diagnóstico de “disforia de género” y al tratamiento correspondiente con el fin de “acomodar sus características físicas a aquellas del sexo reclamado” para poder llevar a cabo el cambio de sexo y nombre en el registro civil, una norma que además excluye a los menores. Para Montoro, esta disposición “patologiza a las personas trans”, una idea que comparte Ares Piñeiro, sexólogo y responsable del grupo de políticas transexuales de la asociación FELGTB: “La medicina sólo acepta como válida la palabra de un psiquiatra y no la nuestra a la hora de expresar nuestra identidad”.

La Conselleria de Salut catalana acaba de anunciar un modelo, sin precedente en Europa, que pone fin a la exigencia de este diagnóstico psiquiátrico y se articulará a través de la atención primaria y comunitaria con la Unidad Trànsit. “La transexualidad es una condición y no una enfermedad, como tampoco lo es la homosexualidad o la bisexualidad”, afirmó el conseller de Salut, Antoni Comín.  El Trànsit aboga por el acompañamiento y la autonomía de quienes acuden. La plataforma TRANSforma la Salut se basaba en ese modelo para la propuesta que presentó a la Generalitat. Sin embargo, en la página web de la Unidad de Identidad de Género del Clínic, aún se puede leer lo siguiente: “La transexualidad o transtorno de identidad de género son palabras sinónimas y se utilizan para describir malestar grave o disforia con el sexo de nacimiento”. Y avisan de que los cambios quirúrgicos son irreversibles.

Como consecuencia de esta consideración, Montoro señala, además, que los tiempos de espera pueden llegar a ser “desmesurados”. “Se trata de un proceso psicológico de un mínimo de seis meses. Después, para tener acceso al endocrino, tienes que esperar 3 o 5 meses más. Estamos hablando de prácticamente un año desde que acudes a la primera cita psicológica hasta que accedes a las hormonas. Esto puede llegar a ser lo más duro para algunos jóvenes”, lamenta. Por ello ha iniciado una campaña de microfinanciacion para lograr la financiación necesaria para realizarse una mastectomía: “Pero también para sensibilizar a la sociedad de nuestra realidad y hacerle ver que no somos bichos raros”. Además, “las listas en la Seguridad Social son eternas y los resultados nefastos, ya que no hay profesionales especializados en masculinizaciones de tórax”.

Menores trans: segregados e invisibles

La situación de menores transexuales no es muy diferente. Para Natalia Aventín, presidenta de laAsociación de Familias Transexuales Chrysallis y madre de Patrick, un niño trans, “en el tema sanitario hay una clara segregación: ante ciertos tratamientos, el ser una persona transexual o no serlo lo determina todo”. De este modo, hace referencia a los bloqueadores hormonales, que retrasan la aparición de caracteres sexuales secundarios y a los que también recurren algunas niñas cisexuales, es decir, no transexuales, “con una pubertad precoz, con el objetivo, por ejemplo, de que puedan llegar a crecer más”, explica. Aunque esta práctica está normalizada, “a la persona trans la cuestionan, la patologizan y la obligan a ir a una unidad especial donde ni siquiera es atendida por pediatras”.

Aventín señala en este procedimiento una vulneración de derechos como el del libre desarrollo de la personalidad y el respeto a la dignidad humana: “¿Cómo vas a vivir con autonomía si dependes de que alguien te dé un tratamiento o te permita cambiar tu nombre?”.  El otro núcleo importante de las reivindicaciones de las casi 400 familias que forman parte de Chrysallis se centra en las escuelas, donde son frecuentes las denuncias por casos de discriminación y acoso a los menores. Según Aventín, “hay realidades que permanecen invisibles en el temario educativo”, donde se representa un sistema binario “en el que los hombres tienen pene y las mujeres vulva sin contemplar que los genitales no son condicionantes para definir tu identidad”. No obstante, el colectivo ha elaborado una lista de colegios transfriendly, entre los que se encuentran aquellos centros en los que se ha mostrado una actitud positiva en el momento de tránsito de niños y niñas.

Hacia una Ley Integral de Transexualidad

El Parlamento de Navarra registró en 2009 la proposición de ley de Nafarroa Bai para el reconocimiento de los derechos de las personas transexuales. Se trataba de la primera de estas características en España. Años más tarde, en 2014, Andalucía se convirtió en pionera al aprobar una ley integral que incluía el derecho a la autodeterminación de género. Además, con la despatologización como uno de los puntos claves de la norma, retiraba la obligación de someterse a procedimientos médicos y exámenes psicológicos. Mar Cambrollé, presidenta de la Asociación de Transexuales de Andalucía (ATA), se refiere a esta ley como “un ejercicio de empoderamiento de los colectivos de personas trans”.

De esta forma, se eliminó la Unidad de Trastorno de Identidad de Género (UTIG), que Cambrollé define como “un modelo que segregaba y patologizaba”. Dicha ley ha inspirado a otras comunidades. Madridaprobó una norma similar el pasado marzo y en Valencia esperan la aprobación en las Cortes del anteproyecto presentado por PSOE y Compromís, hoy socios de Gobierno.

Son algunos pasos hacia la despatologización de la transexualidad y la consecución de una norma estatal integral “que acabe con los requisitos médicos y sea inclusiva para los menores”, reclama Cambrollé. “La OMS ha condicionado el modelo de salud a nivel mundial. ¿Es importante que la OMS despatologice? Sí. Pero, ¿es determinante para que en mi Estado no se haga? No”, concluye.


Dos leyes contra la LGTBIfobia en Andalucía

Un punto de la ley que acaba de presentar Podemos en el Parlamento andaluz ha generado el rechazo del PSOE, que ha presentado otra ley similar. El apartado dice: “Ante la negativa de los padres o tutores a autorizar los tratamientos [para el bloqueo hormonal], el personal sanitario atenderá al interés superior del menor a su salud en sentido amplio, entre tanto no reciban orden judicial en contra”.

Condenan a un pastelero por negarse a hacer una tarta con un lema a favor del matrimonio gay

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Una tarta como esta se negaron a hacer en la pastelería que ha sido condenada por discriminación sexual. Queerspace Belfast (Facebook)

Noticia publicada en La Información

La Justicia de Irlanda del Norte ha confirmado la sentencia condenatoria contra los propietarios de una pastelería que se negaron a elaborar una tarta con un lema favorable al matrimonio homosexual.

Los tribunales habían condenado por el mismo motivo el año pasado a los dueños de la pastelería ‘Ashers Bakery’, la familia McArthur. Ellos apelaron la sentencia aduciendo que sus creencias cristianas les impedía contribuir a la promoción del matrimonio gay. Pero los tribunales no admitieron sus planteamientos, y les ha obligado a pagar 500 libras (554 euros) por discriminación sexual.

Los hechos se remontan a mayo de 2014, cuando el activista gay Gareth Lee entró al local y pidió una tarta con la imagen de Epi y Blas, populares marionetas de la serie infantil Barrio Sésamo que también son símbolos del matrimonio homosexual en ambientes LGTB. Quería partir el pastel en un evento del día internacional contra la Homofobia de aquel año.

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Los dueños de la pastelería se negaron a ejecutar el encargo por razones de conciencia, puesto que ellos eran “profundamente cristianos”, y su religión no admite el matrimonio entre personas del mismo sexto. Tampoco querían que el público se llevase la impresión de que su establecimiento estaba a favor del matrimonio gay.

Un negocio de comida, no un grupo religioso

Gareth Lee decidió entonces denunciar al negocio ante la Comisión de Igualdad de Irlanda del Norte. En 2015, la juez encargada del caso sentenció que la pastelería tenía la obligación de satisfacer la demanda, pues era un negocio de comida y no un grupo religioso.

Los pasteleros apelaron pero el Tribunal encargado de revisar el caso volvió a fallar en contra de los comerciantes. Y ha puesto un ejemplo con fechas cercanas. “El hecho de que un pastelero confeccione un pastel con imágenes de brujas en Halloween no significa que apoye esta fiesta“.

Daniel McArthur, portavoz de la familia de pasteleros, declaró que “lasentencia socava la libertad religiosa, la libertad democrática y la libertad de expresión”. Un exministro norirlardés apoyó a la familia y calificó de “horrible” la decisión judicial.

McArthur recordó que los jueces habían admitido que los pasteleros desconocían que Lee era homosexual, y que por tanto no se podía hablar de discriminación: “Siempre hemos dicho que no era por el cliente, sino por el mensaje, y el tribunal aceptó eso, pero ahora se nos dice que tenemos que promover un mensaje que va contra nuestra conciencia”.

“A todos o a ninguno”

Uno de los jueces encargados de redactar la sentencia manifestó que “el comerciante puede proporcionar el servicio a todos o a ninguno, pero no a una selección de clientes basándose en prohibiciones. Los pasteleros podrían negarse a hacer tartas con mensajes políticos o religiosos, pero no en función de su propia visión de las orientaciones sexuales”.

El activista gay que interpuso la demanda celebró la resolución judicial con varios compañeros y declaró sentirse “aliviado y agradecido por la sentencia”.

El gobierno autónomo de Irlanda del Norte aprobó en 2005 una ley que avala la unión civil entre personas del mismo sexo. A efectos prácticos, garantiza los mismos derechos y obligaciones que los matrimonios heterosexuales. Pero esta unión no recibe el nombre de “matrimonio”, por lo que continúa siendo una reivindicación del colectivo de homosexuales.

Denuncian una agresión homófoba en Madrid al grito de “maricón, ¿tú eres chico o chica?”

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Manifestación contra la homofobia / EFE EFE

Una nueva agresión homófoba ha sido denunciada en Madrid. Ocurrió en la madrugada del pasado sábado, a las puertas de un local de ocio en las inmediaciones de Plaza España. Según el relato del chico y las dos chicas que han interpuesto una denuncia ante la Policía, se encontraban en la puerta de la discoteca –considerada para “público LGTBI”– cuando un grupo de entre ocho y diez personas empezaron a increpar al hombre.

“Maricón, ¿tu eres chico o chica?”, le gritaban. La organización LGTB Arcópoli, que ha hecho públicos los hechos, asegura que acto seguido uno de los agresores le agarró del pelo y le gritó “eres un personaje, ¿vas de putita o de transexual?”. Además, “le abofeteó en la cara” y “le tiraron un vaso lleno de bebida por la cara”.  Con esta, son 198 el número de agresiones homófobas o tránsfobas registradas solo en la Comunidad de Madrid en lo que va de año.

“Cuando otro de los agresores que estaba insultando se acercó a la víctima con intención de agredirle, las amigas le protegieron y evitaron la embestida. Finalmente las víctimas consiguieron escapar y los agresores siguieron increpando y amenazando a otros grupos de chicos en las inmediaciones del local”, cuenta la organización en un comunicado.

El hombre ha destacado “la gran profesionalidad  de la Policía Municipal al tratarles y su concienciación desde el primer momento con los delitos de odio”. Por su parte, el Observatorio Madrileño contra la LGTBfobia se ha trasladado lo sucedido a la Fiscalía de Delitos de Odio, al Comisario de Delitos de Odio de la Comunidad de Madrid y a la Unidad de Gestión de La Diversidad de Policía Municipal.

“Las agresiones homófobas se siguen produciendo con absoluta sensación de impunidad y es algo contra lo que tenemos que luchar con contundencia.”, asegura  Yago Blando, responsable del Observatorio, que hace hincapié en que los agresores acudieron a un lugar “donde sabían que había integrantes del colectivo LGTB con  la clara intención de infundir el miedo y agredir para transmitirnos un mensaje de odio muy claro que vamos a combatir con todas nuestras fuerzas”.

‘LesGaiCineMad’: mucho más que dos décadas de cine LGTBI

El Festival Internacional de Cine Lésbico, Gai y Transexual de Madrid alcanza su 21ª edición confirmándose como una cita cultural imprescindible con la proyección de 110 películas 

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“The Center of my World”, largometraje de la Sección Oficial del 21 LesGaiCineMad.

Cuando LesGaiCineMad dio sus primeros pasos, hace ya veinte ediciones, pocos esperaban que llegase a convertirse en lo que es hoy. El tiempo y un equipo programador con mejor ojo que el de muchos festivales no temáticos lo han llevado a ser un referente natural de estas producciones. Su trabajo de exploración, subtitulado y estreno ha hecho del evento una ventana del cine LGTBI para los distribuidores, compradores, productores y programadores de festivales internacionales.

Este año más de 30 países compiten en el festival en diferentes secciones. Se proyectan largometrajes, documentales, cortometrajes, videoensayos, charlas… En torno a 14.000 personas lo visitaron la edición anterior, es decir que es el festival de cine en Madrid que más gente mueve. Y lo hacen para ver alguna de las 110 películas que se proyectan en 17 sedes durante sus 18 días de vida.

Además, LesGaiCineMad preside la red de CineLGBT, la mayor red de festivales LGTBI de los países de habla hispana, que involucra a más de 30 Festivales de Cine en todo el mundo. Iniciativas culturales que reciben apoyo gracias a esta red, para poder llevar adelante sus eventos en lugares como Perú, Bolivia o Colombia, entre muchos otros.

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“The Zanctuary”, cortometraje de la Sección Oficial

De cine palestino a exposiciones fotográficas

“Lo más importante es que no sólo es un evento cinematográfico, sino que vamos abriendo caminos hacia un evento cultural en toda regla”, explica a eldiario.es Gerjo Pérez Meliá, productor del LesGaiCineMad. “El cine es el eje, pero en torno a él hemos articulado una programación de eventos mucho más amplia: tenemos exposiciones de fotografía, talleres, conferencias, mesas redondas, un curso en la Complutense, una master class de Ventura Pons…”.

De las exposiciones cabe destacar Musas de Cabo Verde: un recorrido por el concepto de homosexualidad y transexualidad en las nueve islas del archipiélago africano, donde continúan siendo temas tabú, aunque no se persigan penal ni políticamente como en muchos países del continente.

Tampoco habría que perderse  El Derecho de Voz/s, una iniciativa de la Fundación Círculo de Estudios de Colombia que tiene como objetivo ofrecer tratamiento a las víctimas de violencia sexual en el marco del conflicto armado colombiano.

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Derecho de Voz/s

Dentro de las salas de cine, LesGaiCineMad tampoco se limita al programa de sus secciones competitivas. La organización del festival se ha hermanado con Kooz, el primer Queer Film Festival palestino, cuyo trabajo se ha dedicado a explorar las producciones LGTBI en la región. Gracias a esta colaboración, se realizará una sesión especial con el objetivo de ir deconstruyendo los estereotipos islamófobos de género y la propaganda israelí, acusada de instrumentalizar los derechos LGTBI para el lavado de imagen de su ocupación de los territorios palestinos. Será el viernes 4 de noviembre en la Universidad Complutense de Madrid.

“Somos un festival nacido de una ONG que trabaja por la igualdad de derechos de la comunidad LGTBI, Fundación Triángulo, así que lógicamente el festival con un marcado carácter social”, explica Pérez Meliá. “Uno de los ejes de nuestro trabajo en la Fundación es la prevención del VIH. Es algo a lo que parece que se le haya perdido el miedo pero creemos que no se le tiene que perder el respeto y hay que seguir hablando de estos temas y ponerlos sobre la mesa”, añade. En esta línea el festival ha organizado DocuVIHvO! y Cine Positivo, una sesión de documentales con el objetivo de visibilizar y normalizar la situación de las personas seropositivas.

“Nunca hemos sido tan ambiciosos. Es una de las ediciones que se ha levantado con menos dinero, y sin embargo, gracias a nuestros voluntarios que han trabajado más que nunca, esto se ha hecho grande”, cuenta Pérez Meliá, que también empezó siendo voluntario para luego convertirse en director del festival, cargo que ahora ocupa Inma Esteban.

Más de veinte años trabajando por la visibilización

El productor del festival denuncia que todas actividades se levantan muchas veces sin el suficiente apoyo institucional.

“El Ayuntamiento de Madrid no nos ha ayudado económicamente: se han cargado la línea de subvenciones y ayudas a festivales este año. No sabemos muy bien qué ha pasado, pero no habrán sabido gestionar correctamente las ayudas y ninguno de los que se montan en Madrid verán un euro este año”, asegura el productor de LesGaiCineMad. “Es increíble porque tenemos dinero de Rivas o de Getafe pero no de Madrid. Eso sí, la Comunidad de Madrid sí que nos apoya, con poco dinero pero lo hacen”.

Una situación que, según cuenta Pérez Meliá, era peor con el anterior gobierno en el Ayuntamiento. La Administración, al igual que actualmente en materia de concursos públicos, seguía un baremo de puntuación según el cual daba una subvención determinada a cada evento. En el caso de un festival se premiaba la difusión de valores, la inclusión y variedad de su público, la programación en varios idiomas etc… “Pero se ve que la anterior alcaldesa (Ana Botella) no pudo soportar que el festival que más puntos y dinero recibiera fuera uno de temática LGTBI, así que puso un límite de 7.500€ como subvención máxima que en la práctica hacía que tanto los que tenían una puntuación bajísima como los que cumplían los más altos objetivos cobraran lo mismo”, cuenta Meliá.

“Jamás pensamos que llegaríamos a durar tanto”, dice cuando se le recuerda que llevan ya más de veinte años visibilizando a la comunidad LGTBI. De la primera edición en el Cine Bogart en el año 1996 hasta hoy ha llovido mucho. “Por entonces pensábamos que esto era una iniciativa transitoria, que ya no iba a ser necesario en cuestión de años”, explica.

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Imagen del cartel de la 21 Edición de LesGaiCineMad

“Estábamos seguros de que en pocos años uno podría ver en el cine las películas que nosotros programábamos y eso significaba que desapareceríamos gustosamente. Sin embargo veinte años más tarde todavía sigue siendo necesario un festival como el nuestro”, sentencia.

Denuncia acoso por ser transexual

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Daniel Román muestra la denuncia presentada en los Juzgados de lo Social.

«Han vuelto a lo mismo. Desde que puse en conocimiento de la dirección que era transexual y estaba esperando mi cambio de nombre no lo respetaron, hubo un acoso y derribo tremendo hacía mí. Me despidieron y, tras demandarles, me readmitieron, pero ahora lo están volviendo a hacer». La vida laboral de Daniel Román es un tiovivo desde que en 2013 comunicara a la dirección de la ONG Nuevo Futuro Sirio, donde trabaja como enfermero en turno nocturno, que era transexual.

La citada ONG se encarga de la tutela de niños y adolescentes (entre 10 y 17 años) que salen del Instituto del Menor de la Comunidad de Madrid para su reinserción en la sociedad. De hecho, la Consejería de Asuntos Sociales de la Comunidad tiene un importante concierto con la ONG por su labor en dos pisos tutelados, en uno de los cuales trabaja Daniel.

El joven fue despedido en 2013 después de que la ONG le ofreciera una excedencia en repetidas ocasiones ya que, según la institución, podría afectar a los niños su proceso de cambio de sexo. «Me llegaron a decir que no daba el perfil psiquiátrico, aunque hasta entonces nunca había tenido problemas. ¿Qué pasa?, ¿que ahora con las hormonas se ha borrado el título de enfermero?», se preguntaba entonces el afectado.

Después de una denuncia de UGT y el apoyo de la diputada socialista Carla Antonelli, el joven fue readmitido, y todo iba bien hasta principios de este año, cuando ha comenzado a percibir que la actitud hacia él de la dirección ha cambiado paulatinamente. «Hice una solicitud de vacaciones a principios de año para irme 15 días en diciembre y todavía no sé si me las puedo coger, cuando otros compañeros lo han hecho», señala el joven.

«Hasta julio he tenido silencio administrativo; ese mes me dicen que son malas fechas para el centro, y les da un poco igual que sea parte de mis derechos y que me venga bien por cuestiones personales y familiares», relata Daniel, que les pidió una respuesta para finales de este mes con la advertencia de que, si no se zanjaba el tema, iba a denunciarles.

Poco después de su reclamación, recibió cartas de amonestación, según su versión, por no ir a un determinado número de reuniones de equipo, muchas de las cuales se celebraban por la mañana, cuando su horario de trabajo es de 20.30 a 10.00 horas. «Tengo derecho a descansar, me acojo a lo que marca el convenio», explica Daniel, que asegura que con otros trabajadores que no suelen acudir a esas reuniones «no tienen el mismo nivel de exigencia».

A finales de agosto, Daniel fue sancionado por cogerse dos días de permiso por el nacimiento de su sobrino, cuando avisó con 15 de antelación que necesitaba un par de días libres por asuntos familiares explicándoles que desconocía la fecha exacta. El día del parto volvió a comunicárselo por la mañana a la dirección, que le denegó el permiso y acabó sancionándole al no poder encontrar a un sustituto. En la carta que le remitieron explicaban que «he actuado de mala fe cuando según mi abogado tenía derecho a cogerme dos días por ingreso hospitalario de un familiar».

Por todo ello, y ante la posibilidad de que si recibe otra amonestación le despidan de forma procedente, Daniel denunció a la empresa en los Juzgados de lo Social de la Comunidad de Madrid el pasado día 19. «Ellos se ratifican en que soy indisciplinado y desobediente, y yo me ratifico en que no doy por buenas esas amonestaciones», añade el enfermero, que ahora se encuentra de baja por «ansiedad y depresión». «Es que su actuación no tiene excusa», zanja.

Denuncian una nueva agresión homófoba frente a una discoteca de Madrid

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Concentración contra la homofobia en el centro de Madrid. OLMO CALVO

La asociación Arcópoli ha denunciado una nueva agresión homófoba que tuvo lugar este fin de semana cerca de la Plaza de España, en Madrid, en la que “varios grupos” de personas que estaban frente a una discoteca “recibieron insultos y agresiones físicas por su orientación sexual”.

Con este suceso, el observatorio madrileño contra la LGTBfobia ha contabilizado en lo que va de año un total de 198 agresiones homófobas.

“Un dato preocupante, máxime cuando no notamos ninguna disminución durante estos meses en el índice de agresiones”, apuntan desde Arcópoli.

La supuesta agresión tuvo lugar en la madrugada del pasado sábado en un local “de ambiente”, según ha señalado en un comunicado esta asociación que trabaja en la defensa de los derechos de colectivo LGTBi (lesbianas, gais, transexuales, bisexuales e intersexuales).

En este caso, J.P., de 20 años, y dos amigas estaban en la puerta de una discoteca cuando un grupo de entre ocho y diez personas “empezaron a increparlo al grito de maricón” y con preguntas como “¿Tú qué eres chico o chica? ¿De qué vais?”.

Arcópoli asegura que uno de los supuestos agresores cogió a J.P. del pelo y le gritó: “Eres un personaje, ¿vas de putita o de transexual?”.

A continuación, las amigas de J.P. pidieron a este grupo que lo dejase en paz, pero uno de ellos, sin hacerles caso, “cogió a la víctima, le abofeteó en la cara” y le tiró “un vaso lleno de bebida”.

“Cuando otro de los agresores que estaba insultando se acercó a la víctima con intención de agredirle, las amigas le protegieron y evitaron la embestida”, apuntan desde la asociación.

Con todo, según la versión de las supuestas víctimas, “los agresores siguieron increpando y amenazando a otros grupos de chicos en las inmediaciones del local”.

J.P. y sus amigas, que consiguieron escapar, han interpuesto una denuncia en la comisaría de Moncloa y desde el observatorio madrileño contra la LGTBfobia se ha trasladado lo sucedido a la Fiscalía de Delitos de Odio, al Comisario de Delitos de Odio de la Comunidad de Madrid y a la Unidad de Gestión de La Diversidad de Policía Municipal.

“Las agresiones homófobas se siguen produciendo con absoluta sensación de impunidad y es algo contra lo que tenemos que luchar con contundencia”, ha declarado el coordinador de Arcópoli y responsable del observatorio, Yago Blando.

Un joven gay agredido a la salida de una discoteca en la plaza de España

Un grupo de unos 10 agresores le insultaron, le abofetearon y le tiraron la bebida de un vaso por la cara

Un joven de 20 años, J. P., resultó agredido la madrugada del pasado sábado cuando salía de una discoteca destinada a lesbianas, gays, transexuales y bisexuales (LGTB), según ha denunciado la asociación en defensa de este colectivo Arcópoli. Un grupo de unas 10 personas se acercaron a él y, tras insultarle, le abofetearon y le arrojaron a la cara la bebida de un vaso. Sus acompañantes evitaron que le pegaran.

Los agresores empezaron a increparle al grito de “maricón. ¿Tú qué eres chico o chica? ¿De qué vais?”. Uno de los agresores cogió al joven del pelo y le gritó:“ Eres un personaje, ¿vas de putita o de transexual?”. Las dos amigas de J.P. pidieron a los agresores que les dejasen en paz y uno de ellos cogió a la víctima y le abofeteó en la cara. Siguieron con la agresión y le tiraron un vaso lleno de bebida por la cara, según el relato de Arcópoli. Cuando otro de los agresores que estaba insultando se acercó a la víctima con intención de agredirle, las amigas le protegieron y evitaron la embestida. Finalmente las víctimas consiguieron escapar y los agresores siguieron increpando y amenazando a otros grupos de chicos en las inmediaciones del local.

Los jóvenes agredidos han denunciado el caso en la comisaría de Moncloa. El Observatorio Madrileño contra la LGTBfobia ha trasladado lo sucedido a la Fiscalía de Delitos de Odio, al Comisario de Delitos de Odio de la Comunidad de Madrid y a la Unidad de Gestión de La Diversidad de Policía Municipal. Esa misma noche varios efectivos de la Policía Nacional acudieron al lugar de los hechos y detuvieron a varios agresores. El Observatorio, además va solicitar una reunión con esta comisaría próximamente para poder establecer sinergias en la lucha contra los delitos de odio LGTB.

Esta agresión homófoba es la número 198 que ha sido registrada por el Observatorio Madrileño contra la LGTBfobia en lo que llevamos de 2016, dato preocupante, máxime cuando no notamos ninguna disminución durante estos meses en el índice de agresiones.

Afortunadamente la víctima sabía perfectamente el protocolo de actuación en caso de agresión por ser LGTB ya que es miembro de UC3M LGTB, asociación integrada en el Observatorio Madrileño contra la LGTBfobia. Asimismo la víctima ha querido destacar la gran profesionalidad de Policía Municipal al tratarles y su concienciación desde el primer momento con los delitos de odio.