EL CORREO: Un travesti austríaco para Eurovisión. ALGUNOS PAÍSES EN CONTRA

Conchita Wurst representará a Austria en el famoso festival con su provocativo ‘look’ y su femenina cara enmarcada por una tupida barba

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Tom Neuwirth, cantante conocico como Conchita Wurst./ Efe

Eurovisión se reinventa y como siempre traspasa fronteras. Austria presentará este año a un travesti para inmortalizar su actuación. Conchita Wurst, muy conocida en su país, irá a Copenhague con su larga melena, sus rizadas pestañas y su tupida barba cantando el tema ‘Rise like a phoenix’. Este veinteañero talentoso, que en realidad se llama Tom Neuwirth, ya se ha presentado a varios concursos de música, incluso ya intentó el año pasado representar a su país en Eurovisión.

Ahora, bajo la atenta mirada de medios de comunicación y seguidores del certamen, Conchita tendrá que darlo todo en el escenario, más allá de prejuicios y de su chocante aspecto, que llama la atención sobre todo por su barba. Denominada por muchos medios como la ‘mujer barbuda’, ella misma cuenta que su tatarabuela ya tenía vello en la cara. Así, este joven colombiano afincado en Austria se ha convertido en un símbolo de tolerancia por una estética con la que pretende reivindicar la igualdad entre los sexos.

Icono de la comunidad gay en su país, Conchita quiere llegar también a los heterosexuales con su actuación en el concurso, aunque algunos países ya se han puesto en pie de guerra con Austria. Rusia y Bielorusia han hecho campaña para que no se emita su actuación por televisión, y Aram MP3, el candidato armenio y favorito en el concurso, también ha hecho declaraciones poco amables hacia ella. “”No es normal, es inadecuado. Con suerte, le ayudaremos a decidir si es una mujer o un hombre”, expresaba el cantante en una entrevista. Algo que ha incendiado comunidades gays en todo el mundo.

EL PAIS: Condenado un portero por no dejar entrar a dos transexuales

“No entráis. Mi jefe no quiere mezclar los ambientes”

  • Condenado un portero por impedir el acceso de dos transexuales a una discoteca de Barcelona
  • El juez inhabilita al acusado durante un año y le exige que indemnice a las víctimas

Tina y Zamara estaban haciendo cola para entrar a Get Back, una discoteca del centro de Barcelona. Eran las dos de la mañana y un grupo de amigos ya les esperaba dentro. Al llegar a la puerta, el vigilante las apartó. El aforo, que estaba completo. A Zam, como le llaman los amigos, le chocó que a otras personas, más atrasadas en la fila, sí se les permitiera acceder al local. Pidió explicaciones. “No entráis. Mi jefe no quiere mezclar ambientes”, les dijo Fernando, el portero, en alusión a su condición de transexuales (Zam, masculino; Tina, femenina).

Un juzgado de Barcelona ha condenado ahora a Fernando por un delito contra los derechos fundamentales y las libertades públicas. La sentencia, subrayan fuentes judiciales, es pionera: aplica un artículo del Código Penal que castiga a los profesionales que niegan a una persona un servicio “por razón de su ideología, religión o creencias, su pertenencia a una etnia, raza o nación; su sexo, orientación sexual, situación familiar, enfermedad o minusvalía”.

Fernando no podrá trabajar, durante un año, como controlador de accesos en ninguna sala de baile. Y deberá indemnizar a cada uno de las afectados con 300 euros “en concepto de daños morales”: al no poder entrar en la discoteca, recoge la sentencia, Tina y Zamara “sufrieron crisis de ansiedad, angustia e impotencia”. La discoteca —hoy cerrada— responde, además, como responsable civil. La fiscalía de delitos de odio y discriminación de Barcelona también dirigía su acusación contra el jefe del portero, J. A. La sentencia, sin embargo, cree que no participó en los hechos y le absuelve del mismo delito.

El incidente ocurrió la madrugada del 30 de octubre de 2011, en el número 242 de la calle de Aribau. Aunque no figuran como hechos probados en la sentencia, los testimonios de las dos afectadas son elocuentes. Según Zamara, cuando preguntó por qué no podían entrar, otro portero —que no ha podido ser identificado— le “golpeó en el pecho” y añadió: “Estos maricones no van a entrar”. El portero le dijo que él podía entrar, no así sus amigas, que “se pusieron a llorar”. Eso mismo declaró en el juicio Tina, que trabaja en el servicio de atención al cliente de una empresa pública. “Me sentí maltratada y me puse a llorar”, explicó Tina, que desde entonces lo pasa mal cuando tiene que acceder a locales públicos.

Zamara, más combativo, explicó al portero que preside una asociación de transexuales y “quiso tomar fotografías, pero no le dejaron”, según su declaración. Los vigilantes, añadió, les llamaron “travolos”. Al día siguiente, dijo, también sufrió ataques de ansiedad. Una amiga de ambos que estaba dentro de Get Back, Pía, declaró como testigo. Cuando fue a pedir explicaciones a los porteros, reiteraron: “Aquí no se mezclan los ambientes”.

Los transexuales denunciaron el caso ante los Mossos d’Esquadra. En su declaración como acusado, Fernando —que trabajaba en la sala desde 1983— insistió en que había “aforo limitado” y que en el primer grupo que había entrado en la sala “había también transexuales”. “Soy padre de una chica transexual y no tengo prejuicios”. “No pasó nada, nadie gritó”, reiteró el jefe.

La sentencia subraya que, en estos casos, “la problemática surge” cuando “se coloca a una persona que decide quién tiene acceso y quién no” al local, y por qué razones. La juez da crédito al relato de las víctimas (verosímil, persistente) y cree que la expresión sobre “mezclar ambientes” es una “clara alusión” a la condición de transexual. El hecho de que el portero sea padre de una transexual no tiene relevancia. “No se enjuicia aquí la vida de una persona, sino una acción concreta”.

“Es una sentencia importantísima, pone las cosas en su sitio”, opina Eugeni Rodríguez, portavoz del Frente de Liberación Gay de Cataluña. “En Barcelona pasa mucho: hay discriminación a las puertas de locales públicos. El mal llamado derecho de admisión nunca puede ir contra los derechos fundamentales”, agrega.

EL PAIS:Un ‘eco’ podría obviar las biopsias en pacientes con VIH y hepatitis C

El método da un mejor pronóstico de la evolución de la enfermedad

Prácticamente todo paciente prefiere un escáner a un pinchazo. Y si encima la información que se obtiene es más útil, quedan pocas dudas. Eso es lo que sucede con el fibroscán, una técnica de imagen que permite medir el grado de fibrosis del hígado (su endurecimiento o pérdida de funcionalidad producido por la hepatitis C), si se compara con el sistema tradicional: una punción.

Para llegar a esta conclusión, Juan Berenguer, presidente de Gesida, grupo de estudio de la infección por VIH de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) y sus colaboradores de seis hospitales españoles han estudiado el caso de 903 pacientes coinfectados por el VIH y el virus de la hepatitis C (VHC). El resultado es que la técnica de imagen es “más fiable para predecir la mortalidad y complicaciones hepáticas”. “El índice FIB-4 [que se obtiene con el fibroscán] permite valorar la función hepática, mientras que la biopsia hepática permite evaluar la estructura hepática pero no la función hepática”, añaden como explicación. El trabajo se presentó en el último CROI (Congreso sobre Retrovirus y Enfermedades Infecciosas).

La hepatitis C es la complicación más frecuente en las personas con VIH. Las vías de transmisión de ambos patógenos son similares, y ello hace que haya una elevada proporción de coinfectados. En España se calcula que la mitad de las personas con VIH también tienen el VHC.

En el trabajo, que contó con la aportación de fondos FIPSE (Fondos para la Investigación y Prevención del Sida en España, una partida que se financia con aportaciones de los laboratorios), se seleccionaron 903 pacientes de la cohorte de Gesida que tenían una biopsia hepática y una determinación de FIB-4 antes de comenzar el tratamiento de la hepatitis C. Se comparó la capacidad pronóstica para predecir muerte por cualquier causa y eventos hepáticos (descompensación hepática o hepatocarcinoma) mediante la metodología habitual en este tipo de estudios.

De los 903 pacientes, 375 lograron la respuesta viral sostenida (equivalente a la curación de la hepatitis C) y 575 no lo lograron. Tras más de cinco años de seguimiento se documentaron 46 muertes, 64 descompensaciones y 13 hepatocarcinomas, la mayor parte de las cuales se concentraron en los pacientes que no lograron la respuesta viral sostenida. Todos los estudios estadísticos demostraron que el índice FIB-4 tenía una capacidad para predecir el pronóstico significativamente superior a la de la biopsia hepática.

La biopsia consiste en introducir una aguja por el costado hasta el hígado, extraer una porción y analizarla. Necesita anestesia local, al menos, y hay riesgo de hemorragias y otras complicaciones. Con el fibroscán se lanzan de una manera similar a la de una ecografía pulsos de ultrasonidos que, al rebotar en el hígado, dan información sobre su estado.

Tras analizar los datos, Gesida concluye que “los resultados de estudio cuestionan el papel de la biopsia hepática como prueba de referencia para establecer un pronóstico a largo plazo en los pacientes coinfectados por VIH y VHC. Para este fin es más fiable el índice FIB-4 que ha sido elaborado específicamente para este grupo de población y que resulta muy sencillo de calcular a partir de unos pocos datos clínicos y de laboratorio”. En lo que no entran, aunque queda la puerta abierta, es en si serviría también para el conjunto de personas con hepatitis C.

EL CORREO: Condenado por negar el acceso a dos transexuales

BARCELONA En una sentencia inédita en España, un juzgado de Barcelona ha condenado a un portero de discoteca a un año de inhabilitación para ejercer esta profesión y a sendas indemnizaciones de 300 euros por daños morales al denegar la entrada de forma discriminatoria a dos mujeres transexuales.

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Zintzilik Irratia, Oreretako irrati librea, 80. hamarkadan sortu
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EL CORREO: Asesinar a una prostituta no es violencia de género, según el Gobierno

El Ejecutivo central sostiene que este hecho no puede considerarse violencia machista al no existir un vínculo afectivo entre el agresor y al víctima

El Gobierno central sostiene que el asesinato de una prostituta a manos de un cliente no puede considerarse violencia de género al no existir un vínculo afectivo entre el agresor y al víctima. Así lo asegura el Ejecutivo en la respuesta que ha remitido a dos diputadas socialistas que querían saber por qué no se consideró como agresión machista el asesinato de una mujer marroquí que ejercía la prostitución a manos de un militar español.

Según el escrito, el artículo 1 de la Ley contra la Violencia de Género define ésta como la «manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres» que «se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones de afectividad».

EL PAIS: Capacitados para el sexo

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Francesc Granja, presidente de la Asociación de Atención Sexual a Discapacitados Tandem Team, la pasada semana en su casa de Barcelona. / Massimiliano Minocri

Francesc Granja recibe en la cama pulsando un mando que abre la puerta de su casa. Vive en un luminoso piso de la Villa Olímpica de Barcelona adaptado a la tetraplejia que le causó un accidente de coche hace 20 años, cuando regresaba de una reunión. Suele desplazarse en silla de ruedas, pero hoy unas llagas lo retienen. A su lado están María Clemente, psicóloga especializada en neurorehabilitación, y Eva, asistente sexual, dos patas fundamentales de Tandem Team, la asociación sin ánimo de lucro que preside Granja, dedicada a la asistencia sexual de discapacitados mediante voluntarios.

Los tres siguen un debate que se ha generado espontáneamente en torno a otros dos visitantes en la habitación de Francesc. ¿Hay que tener cuidado con no enamorarse? Conversan Felipe y Lau (ambos, nombres ficticios). Felipe sufre una paraplejia de tercera y cuarta vértebra. Lau es la asistente que conoció por medio de Tandem, y defiende con pasión que los encuentros deben ser sinceros, nunca una ficción sentimental:

—Tengo pareja, pero en el rato que estoy con un usuario se convierte en el hombre de mi vida.

—Es que no hay que ir con miedo —asiente Felipe— Puedes enamorarte porque estás muy necesitado, pero también de la panadera o de cualquiera que te trate bien. Aquí sabemos los dos en qué andamos.

—Pero hay que entregarse, porque es una cuestión de amor, que para mí es lo fundamental.

—En todo caso —media María— si detectamos a personas dependientes psicológicamente les aconsejamos no recurrir a un asistente porque pueden salir heridos.

Lau, de 38 años, estudió enfermería y veterinaria. Imparte talleres de tantra y, cuando una amiga le habló de Francesc y su proyecto, exclamó: “Eso es para mí”. Su perfil encajaba con el del asistente que busca la asociación: experiencia sociosanitaria, sin motivaciones económicas, una concepción de la sexualidad no solo genital… La entrevistaron sobre los límites que se fijaba respecto a prácticas sexuales y familias de discapacidades —algunos asistentes los establecen en las amputaciones, determinadas complicaciones higiénicas o rasgos físicos impactantes, como los de la acondroplasia (enanismo)— y respondió que ninguno, que dependería del momento y la persona, “como en cualquier relación”.

Unos días después, Felipe y Lau se vieron para tomar un café. Se cayeron bien y se citaron para un encuentro más íntimo. Felipe, de 42 años, había tenido desde que está en silla de ruedas una relación, pero no funcionó, y otra vez se acostó con una prostituta: “La chica iba con contador, y eso para alguien con mis problemas no funciona”. Su experiencia con Lau le ha revivido: “Recuerdas sentimientos que creías muertos”.

Él es uno de los 45 usuarios de la asociación, constituida en octubre de 2013. Igual que tienen más demanda masculina, también se ofrecen más voluntarios varones, aunque, tras descartar al 50%, los 15 con los que están trabajando guardan un equilibrio entre hombres y mujeres. Además, trabajan con diferentes tendencias sexuales. “Precisamente con el primer usuario nos llevamos una sorpresa”, sonríe Francesc.

Tandem no cobra por poner en contacto a asistentes y usuarios, y recomienda que, en caso de que medie una compensación entre ellos, no rebase los 75 euros. “Suele ser de unos 50, porque hay que desplazarse a casa del usuario, aparcar, comer fuera…”, explica Eva. “Pero muchas veces no cobramos: no es la motivación”. La asociación se mantiene de momento con las aportaciones de Francesc (que es profesor de ESADE y recibe una pensión) y el trabajo voluntario de María. “Aspiramos a un mínimo de ingresos para mantener la estructura”, explican.

La iniciativa ha generado expectación en el colectivo. “A los discapacitados se nos ha considerado angelitos asexuados, pero no es así”, dice Francesc. Hace mucho que existen asistentes y prostitutas que trabajan el campo, pero a escondidas. Mientras, en Europa el debate se ha ido haciendo público. El país que más lejos ha llegado en reglamentación es Suiza, aunque con un modelo que muchos consideran intervencionista, con encuentros mensuales y asistentes certificados con un diploma universitario. Bélgica, donde opera la asociación que Tandem toma como modelo, se mueve en una alegalidad muy comprensiva. De una forma u otra, en Dinamarca, Suecia, Holanda y Alemania la asistencia se practica. Y en Francia, pese a que el año pasado un Comité Nacional de Ética aconsejara al Gobierno que no la legalizase, la controversia continúa, gracias en parte al éxito de la película Intocable.

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María Clemente (derecha), psicóloga especializada en neurorehabilitación, y Eva, asistente sexual de Tandem Team. / MASSIMILIANO MINOCRI

“Hay distintos modelos”, explican Esther Sánchez y María Honrubia, “pero lo fundamental es revelar que el problema existe”. Sánchez, enfermera y máster en sexología, y Honrubia, psicóloga, presiden la Asociación Nacional de Salud Sexual y Discapacidad (Anssyd), que el 14 de marzo organizó junto a otra asociación (Sex Asistent) el primer curso en España de acompañamiento y asistencia sexual. Costaba 100 euros y se dirigía a “interesados en formarse y ejercer una labor profesional en relación con la asistencia sexual”. Tuvo 15 inscritos, desde fisioterapeutas a profesionales del sexo. “La formación es muy práctica, aclarando en qué consiste un servicio: que se pueden encontrar con una persona que lleva un colector, con problemas mentales, cómo reaccionar ante una subida de tensión…”, cuenta Sánchez.

Por motivos de confidencialidad, Anssyd no accedió a que EL PAÍS asistiera a las clases. La asociación reconoce que el curso puede resultar controvertido. “Hay un vacío legal respecto al asistente y su cercanía a la prostitución. Pero en el 50% de los casos no hay coito. Muchos usuarios quieren ver un cuerpo desnudo o acariciarlo. Eso es una experiencia alucinante. Incluso hay discapacitados cognitivos que solo quieren afecto físico; y, por ley, eso no se lo puede dar un cuidador normal”, explica Honrubia.

El camino hasta estas jornadas ha sido duro. “Llevamos 25 años como docentes”, cuentan, “y solo ahora se nos empieza a reconocer”. Durante dos décadas las dos profesionales han soportado el recelo de colegas que no creían en el objeto de sus investigaciones. Pero en estos años se han fraguado la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad (ONU, 2006) o la Ley Orgánica de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo de 2010 (la reducida popularmente a ley del aborto de Zapatero), que establecía la necesidad de formar a profesionales y dio pábulo a la proliferación de asociaciones por los derechos sexuales de los discapacitados. Todas esas iniciativas fueron barridas por la crisis.

“Existe un mito según el cual si hablas de la sexualidad, la despiertas”, cuenta Sánchez. “Pero el deseo está ahí, silenciado. No te imaginas cuánto sufrimiento hay escondido”. No exageran: personas que no han querido que se publiquen sus nombres narran historias duras: 20 años de un matrimonio sin sexo que se mantiene por los hijos, padres que masturban a enfermos mentales…

No parece que de momento se vayan a encontrar soluciones sencillas a estas barreras. Las primeras viven en los bordes de la ley. En un piso de Barcelona Lau se despide con besos y abrazos de Felipe.