Ester, Marta y su lucha por la igualdad

Ester Suárez y Marta Busturia, presidenta y secretaria de la asociación Santurtzadar, posan junto a su perrita ‘Urre’ en un banco con los colores LGTBI.Foto: M. A. Pardo

SANTURTZI– “Cuando escuchamos algún comentario, insulto o burla contra el colectivo LGTBI ya no sentimos rabia, sino pena de quien lo dice. Pena porque, estando en los tiempos que estamos, con lo que hemos evolucionado, todavía haya gente que piense de ese modo”. Esta frase la pronuncian Ester Suárez y Marta Busturia. Pese a que a algunas mentes retorcidas aún les cueste verlo, Ester y Marta son pareja y ellas son dos de las personas que forman parte de Santurtzadar, la asociación LGTBI de Santurtzi. Este colectivo nacido el pasado mes de octubre busca dar visibilidad a gais, lesbianas, transexuales e intersexuales y también brindar su apoyo y su referencia a todas las personas que formen parte de alguno de estos grupos. “Hay gente que se siente sola y discriminada. Cualquier persona LGTBI te va a contar historias, momentos y situaciones en las que ha sido discriminada. Nosotros queremos apoyar, hacerles ver que cada vez somos más. El problema no lo tenemos nosotros, está en los prejuicios de los demás”, señala Ester, presidenta de Santurtzadar. En esta asociación, que está en pleno crecimiento, se unen personas de todo tipo que quieren brindar su apoyo, poner su ladrillo para construir una sociedad sin discriminación alguna por cuestiones de género y tendencia sexual.

Y es que aún queda muchísimo camino por recorrer en este aspecto y Ester y Marta lo saben por experiencia propia. “Por fortuna no hemos sufrido ninguna agresión física, pero sí insultos. El lesbiana de mierda es el insulto favorito. Le ponen hasta el apellido. Sobre todo lo dicen hombres, a nosotras nunca nos lo ha dicho una mujer”, indica Ester. En esos insultos que más de una vez han recibido, se mezclan dos lacras de la sociedad como son el machismo y la LGTBIfobia. “En la escala de nuestra sociedad primero están los hombres heterosexuales, después, las mujeres heterosexuales, luego los hombres homosexuales, después estamos las mujeres homosexuales y ya, en el último escalafón, están los transexuales”, apunta Marta. El de ayer, era un día de conmemoración para ellas, ya que se celebró el Día Internacional contra la LGTBIfobia. El 17 de mayo de 1990 la OMS dejó de denominar la homosexualidad como una enfermedad mental. “Durante 14 años fui, sin saberlo, una enferma mental”, comenta Marta con un punto de ironía. Ahora, la lucha que abandera, entre otros colectivos, Santurtzadar es que la OMS reconozca las plenas facultades de los transexuales.

PUEBLO COMPROMETIDOEster y Marta responden a las preguntas de DEIA mientras están sentadas en un nuevo banco con los colores de la bandera LGTBI que ayer colocó el Ayuntamiento de Santurtzi en la confluencia de las calles Itsasalde y Juan XXIII. Es el tercero, ya que ya había sendos bancos con los colores de la bandera trans y LGTBI. “Este es un pueblo muy comprometido. Ves pegatinas con la bandera LGTBI, estos bancos… Los santurtziarras son, por norma general, respetuosos y muy tolerantes. Es como para estar orgullosas de este municipio”, señala Marta ante la atenta mirada de Urre, la perrita de esta pareja.

Ese compromiso con el colectivo LGTBI podrá mostrarse hasta el próximo 28 de junio en una urna que se ha colocado en la Casa Torre. “Animamos a tanto a santurtziarras como a quienes no lo sean a que vayan y voten, nos apoyen”, explica Ester. Cada voto, cada apoyo al colectivo LGTBI puede ser un paso más para cubrir un camino cuya meta aún está lejana. “Queda mucho por hacer. Hoy día, una mujer va con otra de la mano, se dan un beso… Y hay quien se gira y mira, como que en su cabeza no entra algo así”, reconoce Ester. Ella, junto a Marta y otras muchas personas más, trabaja desde la asociación Santurtzadar para que Santurtzi destaque por ser un lugar en el que haya igualdad y se respete la diversidad.

 

Agresión en Sestao: «Me decían barbaridades por ser gay, pero nadie hacía nada»

Una pareja insulta y propina una patada a un joven en la estación de metro ante la indiferencia general

La agresión ha quedado documentada ante la Ertzaintza. / H. RODRÍGUEZ

Y. L. es de Sestao y acaba de cumplir 23 años. Desde siempre tiene muy clara su identidad sexual. Es gay y no tiene ningún problema en decirlo. «Tengo un lado femenino muy acentuado», describe. En sus años como escolar jamás se sintió presionado por su orientación. Ya de adulto, «a veces alguien te hace un comentario despectivo, pero sin más», resume con resignación.

El pasado día 11, sobre las 15.30 horas, cuando estaba sentado en la estación de metro de la localidad fabril, una pareja comenzó a increparle. Pese a que él no respondió a las provocaciones, la tensión empezó a crecer. «Me dijeron barbaridades. Empezó la chica y él, al principio, intentó mediar, pero al final se acabó sumando», recuerda el joven. Los términos usados por la pareja sobrepasan el límite de la educación y el más mínimo decoro. En la denuncia interpuesta por Y. L. ante la Ertzaintza figuran entre otras lindezas palabras como «puta», «zorra» y frases como «¿Qué eres? ¿Un hombre o una mujer?».

«Me bloqueé. Miraba a la gente de alrededor y nadie hacía nada. Solo quería que me dejaran paz», relata. Lejos de calmarse, las cosas se pusieron peor y el joven sestaoarra recibió una patada. Cuando finalmente llegó el suburbano, corrió hacia el vagón y al llegar a su destino, puso los hechos en conocimiento de los empleados del metro. Poco después, animado por su entorno y porque «estas cosas hay que decirlas para que no se repitan», acudió a la comisaría de la Policía autonómica e interpuso una denuncia.

El episodio tiene al muchacho muy preocupado porque no es el primero que sufre. «El año pasado, un grupo de doce personas me persiguieron. Empezaron a insultarme y, al ver que eran tantos, eché a correr. Cuando ya pensaba que no podía más, encontré refugio en un portal. Eso me salvó de algo peor. No había pasado tanto miedo en mi vida», cuenta aún estremecido.

Desde entonces, el miedo se ha instalado en su cabeza. Hasta tal punto que pasó una época en la que cualquier aproximación, «hasta de una amiga», le hacía dar un respingo, o incluso sufrir ataques de ansiedad. «El problema es que siempre son los mismos. No me refiero a que sean las mismas personas, sino de la misma etnia, y es algo que no se puede consentir. Estoy muy harto de esta situación», se queja Y. L. «Precisamente yo, que sé lo que es la discriminación, no quiero serlo. Es que simplemente siempre son ellos. Creo que deberían modernizarse y no meterse en la vida de los demás», recrimina con rabia.

Hasta una niña pequeña

El joven asegura que los episodios son continuos. «Se me acercan y se creen con el derecho a decirme las mayores barbaridades. En el metro, cuando me los cruzo por la calle… Una vez hasta una niña pequeña me insultó», asegura.

El temor tiene a este chico de 23 años recluido en su casa. «¿Cómo voy salir de noche de fiesta si para volver tengo que coger el metro y caminar solo por la calle?», se pregunta. Su familia tampoco duerme tranquila. «Cuando salgo de casa y me retraso un poco, mi hermana me llama para asegurarse de que estoy vivo. Mis padres, lo mismo», asegura.

Algunos conocidos le han recomendado visitar a un psicólogo para superar el creciente estado de nervios en el que vive. Él esgrime un argumento aplastante: «Por qué tengo que ir yo a tratar un problema mental cuando el problema es de ellos». El optimismo le abandona cuando se da cuenta de que «aún hay mucho que andar» en materia de respeto a los derechos del colectivo LGTBI. Dar el paso de contar su caso, aunque sea con las compresibles cautelas, es para él una llamada de alerta a toda la sociedad. «Espero, por favor, que si alguien ve una agresión como la mía, ayude o llama a las autoridades. Yo lo haría», pide.

Censuran que la LGTBIfobia «sigue siendo una realidad»

Los colectivos que forman Berdindu denunciaron ayer la persistencia de delitos en cuyo origen se sitúa la intolerancia frente a la diversidad sexual y de género. En Gasteiz se han contabilizado quince agresiones. 

«La LGTBIfobia sigue siendo una realidad». Así lo advierten las entidades y asociaciones que participan en Berdindu, Servicio de Información y Asistencia al colectivo LGTBI, en un manifiesto publicado con motivo del Día Internacional contra la LGTBIfobia, que se celebra hoy.

«La fecha del 17 de mayo tiene desde entonces un valor altamente significativo para las personas lesbianas, gays, trans, bisexuales e intersexuales como eje catalizador de las actuaciones en favor de los derechos y contra la discriminación a la que a día de hoy debe hacer frente dicho colectivo», detallan, y censuran «la persistencia de un prejuicio sexual que jerarquiza y discrimina las sexualidades que difieren del marco heteronormativo».

Asimismo, critican «los constantes ataques LGTBIfóbicos de entidades con ideología marcadamente reaccionaria, los comportamientos homófobos en nuestros centros escolares, y la preocupante tendencia a la propagación de actitudes LGTBIfóbicas en redes sociales».

Quince agresiones en Gasteiz

Lumagorri Heterosexismoaren Aurkako Taldea indicó ayer que, según el informe elaborado por la Red Transbollomarika de Gasteiz, desde enero de 2017 a abril de 2018 se registraron quince agresiones por orientación sexual e identidad de género en la ciudad. A su juicio, este dato pone de manifiesto la necesidad de crear un observatorio local contra este tipo de delitos.

Y también es necesario que las instituciones adopten medidas. En este sentido, conviene destacar que el Gobierno de Nafarroa acordó ayer sumarse, por primera vez, a la celebración del Día Internacional contra la LGTBIfobia. Además, aprobó una declaración en la que rechaza cualquier tipo de violencia o discriminación por orientación sexual o género.

Por otro lado, Gehitu anunció este martes la concesión del premio Gehitu de Plata a la Facultad de Derecho de la UPV-EHU por su decidido apoyo a la defensa de los derechos de las personas LGTBI tanto en Euskal Herria como en el extranjero.

 

Euskadi es la tercera comunidad con más delitos de odio contra la LGTBI

Los últimos datos indican que se denunciaron 30 agresiones durante 2016, 4 de ellas en Gipuzkoa, contra homosexuales y transexuales

Lola Dejavú, Fernando San Martín y Cristina Rueda. / IÑIGO IBÁÑEZ

Euskadi es la tercera comunidad autónoma del Estado en la que se han denunciado más agresiones contra el colectivo de LGTBI, las siglas que representan a homosexuales y transexuales, vulnerables ante los delitos de odio solo por su condición de género. Madrid y Andalucía encabezan este triste ranking, seguidos del País Vasco en el que se registraron treinta denuncias en el año 2016, el último ejercicio del que se tienen los datos, la inmensa mayoría en Bizkaia. Cuatro tuvieron lugar en Gipuzkoa y en todos los casos fueron agresiones de diferente consideración pero no hubo ninguna muerte. En total, en el Estado se denunciaron 230 casos.

Estos números aparecen en el diagnóstico sobre los delitos de odio que tienen como objetivo a personas transexuales y homosexuales que ha elaborado la asociación Aldarte, que ha realizado un análisis para la Diputación de Gipuzkoa. En el informe se señala el aumento y agravamiento de este tipo de conductas delictivas en todo el mundo, también en el País Vasco.

Aldarte advierte que este tercer puesto es preocupante, sobre todo si se tiene en cuenta que tanto Madrid como Andalucía, que encabezan el ranking, cuentan con mucho más peso poblacional que el País Vasco. Los casos que se registran, además, solo son «la punta del iceberg», porque muchas personas de este colectivo que sufren agresiones no llegan nunca hasta las comisarías para denunciarlas, con lo que no aparecen en ningún ranking oficial. «Muchas personas se sienten avergonzadas por ser víctimas de estos delitos», explicó ayer el director de Cooperación de la Diputación de Gipuzkoa, Fernando San Martín, que compareció junto a dos miembros de la asociación, Cristina Rueda y Lola Dejavú, para presentar el encuentro internacional ‘Uniendo miradas frente los delitos de odio’ que va a celebrarse mañana.

«¿A qué puede deberse este tercer puesto? Puede atribuirse a muchos factores, entre ellos, que existe una mayor capacidad de denuncia, pero también es una cuestión de educación. De todas formas, el repunte de este tipo de delitos como el de la violencia contra las mujeres no tienen una explicación única y a mí, personalmente, atribuirlo a las crisis no me convence», dijo Cristina Rueda.

El encuentro comenzará mañana viernes a las 9 de la mañana en el Koldo Mitxelena de San Sebastián y tendrá continuidad por la tarde en la Casa de las Mujeres. El objetivo es utilizar todas las herramientas disponibles, desde una web hasta una red internacional para concienciar de la importancia de defender los derechos humanos de estas personas, que son víctimas de la violencia solo por su condición o preferencia sexual.

Participarán especialistas internacionales, sobre todo de países de Hispanoamérica y se buscará el debate de ideas, por ejemplo, para diseñar esa red que estas activistas consideran fundamental. «Es urgente articular estrategias que permitan actuar sobre esta problemática desde una perspectiva local, pero también global», afirma San Martín.

Rupert Everett vivió aterrorizado tras revelar su homosexualidad

Rupert Everett, en una imagen de archivo. GTRES

El actor Rupert Everett (58) se define como bisexual y está en contra del matrimonio entre contrayentes del mismo género porque antes estuvo en contra del matrimonio entre contrayentes de distinto género. “Ceremonias, promesas de amor y pasteles de boda que al cabo de dos años amargan el divorcio, todos acaban igual”, dice en una de sus declaraciones. Estos días hace muchas para presentar la película ‘The Happy Prince: Oscar Wilde’s untold story’, que él protagoniza, dirige y es guionista.

Además de estos tres papeles en el cine (actor, guionista y director), Everett es escritor de novelas, músico y realizador de documentales televisivos como el dedicado al poeta Lord Byron. Fue uno de los primeros personajes conocidos en salir del armario en un tiempo en el que los gays estaban marginados. “Durante tiempo viví aterrorizado por el sida, pero antes sufrí marginación laboral y discriminación en el trabajo“, comenta el actor. Publicó sus memorias en el 2006 revelando episodios como que fue amante de Paula Yates –ex esposa de Bob Geldof, fallecida por una sobredosis de droga como su hija- durante seís años o también reveló que cuando llegó a Londres se dedicó a la prostitución para pagar sus estudios de arte dramático.

“Aunque todos nos creemos que el estigma contra los gays ha finalizado, aconsejo a los jóvenes actores que no revelen su homosexualidad si no quieren perder oportunidades de trabajo como las que perdí yo por mostrarme homosexual, entonces la sexualidad era una aventura para mi”, dice el actor, quien añade lo siguiente: “Ahora he perdido todo el interés por el sexo que tenía antes”.

Nacido en un pueblo de la Inglaterra profundamente conservadora del condado de Norfolk -allá donde la reina posee la hacienda de Sandringham- y procedente de una familia de régimen militar, Rupert se dio a conocer como actor en 1981 en el teatro de Londres haciendo de alumno gay en la obra Another Country junto a Kenneth Branagh. En 1984 la obra de teatro se convirtió en película con Colin Firth con quien protagoniza ahora la biografía de los últimos años de la vida del escritor Oscar Wilde. “A Colin nunca le pagaré lo que ha hecho por mí en estos últimos diez años en los que me he ocupado de la película”.

El papel cinematográfico del amigo gay se convirtió en cliché en su carrera. En 1997 hizo de mejor amigo homosexual de Julia Roberts en ‘La boda de mi mejor amigo’ y en el 2000 hizo lo mismo con Madonna en ‘The Next Best Thing’. En la década de 1990 residió temporalmente en París. De 2006 a 2010 se instaló en Nueva York hasta su regreso a Londres para estar junto a su padre. En el 2012 protagonizó en el Hampstead Theatre, norte de Londres, y el West End la obra sobre Oscar Wilde ‘The Judas’ Kiss’. El personaje de Wilde, condenado a prisión por su homosexualidad, ha sido llevado a la pantalla grande en numerosas ocasiones. Sin embargo, Rupert dice que “la mayoría de las películas acaban cuando él entra en prisión, la mía empieza cuando sale de la prisión”.

Berdindu advierte de que “la LGTBIfobia sigue siendo una realidad”

Mañana se celebra el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia (AFP)

 

GASTEIZ. Las entidades y asociaciones que colaboran con Berdindu han difundido hoy una nota con motivo del Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia que se celebra mañana coincidiendo con la eliminación en 1990 de la homosexualidad de las listas de enfermedades mentales por parte de la Organización Mundial de la Salud.

“Resultan evidentes los avances habidos al respecto, tanto a nivel legislativo como en lo referido al ideario social”, pero “ello no debe llevarnos a engaño” porque “la LGBTIfobia es una de las formas de odio más extendidas”.

Hay además unos setenta países en cuyos códigos penales hay “normas represoras de las orientaciones, identidades y expresiones de género diversas” e incluso algunos de ellos “contempla la posibilidad de pena de muerte para el colectivo LGTBI”.

“Aunque pudiera parecer algo lejano, lo cierto es que se trata de una realidad cada vez más presente en nuestro entorno y es que las solicitudes de asilo motivadas por esta dramática situación están creciendo exponencialmente en los últimos tiempos”, se constata en la nota.

Se recuerda asimismo que en Euskadi también hay “delitos en cuyo origen se sitúa la intolerancia frente a la diversidad sexual y de género” como “evidencian” los datos de los informes elaborados por el Ministerio del Interior y por la Red vasca para la Iguald ad de Trato y No Discriminación, Eraberean.

Por ello, hacen un llamamiento a la sociedad vasca para “aunar esfuerzos” en favor “de los derechos y contra la discriminación a la que a día de hoy debe hacer frente dicho colectivo”.

 

Las parejas de lesbianas denuncian discriminación en el Registro Civil de Murcia al inscribir a sus hijos

Aun estando casadas les pide un documento de la clínica de fertilidad que certifique que su hijo es fruto de un proceso de reproducción asistida emprendido por ambas

Registro Civil de Murcia

La Asociación de Familias de Gays y Lesbianas de Murcia (ASFAGALEM) ha denunciado la discriminación que sufren las parejas de lesbianas en el Registro Civil de Murcia a la hora de inscribir a sus hijos.

La asociación ha iniciado una campaña de recogida de firmas en change.org para acabar con las trabas que impone el Registro a las parejas de lesbianas, a las que se reclaman documentos que no se exigen a los matrimonios heterosexuales.

“Esther, Cristina y su hijo, que nacerá en los próximos días, son una familia de nuestra asociación. Aun estando casadas, el Registro Civil de Murcia les pide un documento de la clínica de fertilidad que certifique que su hijo es fruto de un proceso de reproducción asistida emprendido por ambas. En caso de que no lo hagan, la madre no gestante deberá adoptar a su propio hijo (estando casadas). En el caso de parejas casadas heterosexuales nadie les pregunta por la procedencia genética de su hijo. No se les pide que especifiquen si su hijo es fruto de una reproducción asistida”, explica ASFAGALEM.

Además, en su caso se exige que ambas madres acudan al registro para dar el consentimiento del orden de los apellidos. En el caso de parejas heterosexuales con escribirlo en la solicitud sobra. Esto acarrea que la madre gestante tenga que acudir al registro días después de un parto o una cesárea para hacer este trámite del que están exentas las parejas heterosexuales. En el caso de estas parejas con que vaya el padre con la documentación es suficiente.

“Después de comentarlo entre los socios de ASFAGALEM nos dimos cuenta de que les había sucedido a todas las familias que habían registrado a sus hijos en el Registro Civil de Murcia y no a las que lo habían hecho en Cartagena, Molina de Segura u otras comunidades. Por lo tanto, creemos que se trata de una interpretación que hace de la norma el propio Registro Civil de Murcia”, indica la asociación.

A raíz de la reforma del Registro Civil que entró en vigor el 30 de junio de 2017 y fruto de sentencias conseguidas por familias homoparentales se modificó el procedimiento para que esto no sucediera. Sin embargo, en el Registro Civil de Murcia siguen insistiendo en actuar de este modo.

“La LGTBIfobia está muy presente en la sociedad”, destaca la Diputación de Bizkaia

Colectivo LGTBI

BILBAO. En una declaración hecha pública con motivo de este día internacional, la Diputación vizcaina se ha reafirmado en su “compromiso por los derechos de todas las personas, al margen de su orientación sexual o identidad de género”.

La institución foral subraya que el caso del joven Ekai, que se quitó la vida el pasado mes de febrero en la localidad vizcaína de Ondarroa, “es una demostración más de que la LGTBI+fobia sigue estando muy presente incluso en nuestra sociedad”.

La Diputación ha destacado que trabaja “con las personas más vulnerables en el entorno LGTBI+ (menores, mayores, migrantes, etnias?), con políticas transversales y coordinadas, incidiendo en la riqueza y la diversidad que todas estas personas aportan, con sus visiones particulares”.

“Entre menores, como lamentablemente demostró el caso de Ekai, deben reiterarse los esfuerzos educativos para evitar casos de bullying y delitos de odio”, ha agregado.

La entidad foral apuesta también por “un modelo de familia abierto, en el que se acepten socialmente sin ningún problema familias que no responden al modelo tradicional”.

La Diputación ha animado a la ciudadanía a defender los derechos de todas las personas, tras remarcar que “en muchas ocasiones, las agresiones empiezan por los comentarios y los insultos homófobos, transfóbos y lesbófobos”.

El Ayuntamiento de Bilbao se ha sumado al manifiesto hecho público por el Gobierno Vasco con motivo de este día internacional, en el que se subraya que resultan “evidentes” los avances habidos frente a la LGTBIfobia, aunque ha añadido que “ello no debe llevarnos a engaño” ya que este problema “sigue siendo una realidad”.

En el texto se destaca la labor de Berdindu, Servicio de Información y Asistencia al colectivo LGTBI del Gobierno Vasco, que, desde su creación en el año 2002, “trabaja incesantemente” en favor de una sociedad más respetuosa, justa e integradora.

“Desde el servicio público Berdindu -y el Ayuntamiento de Bilbao- queremos animar a la sociedad en general, y a todos los agentes implicados, a aunar esfuerzos trabajando cuestiones relativas a la diversidad sexual y de género y creando condiciones idóneas en todos los ámbitos sociales para que dicho objetivo llegue a ser una realidad”, agrega el consistorio.

Querido hijo

publicado en Cuarto Poder

Querido hijo:

Vas a llegar a un mundo maravilloso lleno formas de vida tan diferentes entre sí que no te vas a creer que vivamos todas juntas en el mismo planeta. Verás cuando descubras el agua, el sol, el fuego, el mar, las montañas, las nubes, los elefantes, las jirafas, los ratones, los escarabajos, ¡los perros!, las serpientes, los delfines, las medusas, y cuando veas volar en las alturas a los guacamayos en pareja… Y las secuoyas gigantes, el musgo, los tulipanes, el romero…

¡Enseguida te vas a dar cuenta de que “lo normal” en el universo es la diversidad!

Tú perteneces a la familia humana: el animal más peligroso de la Tierra. No tienes que tener miedo, solo conciencia. Aprende de tu mamá, que no teme a nada. Ella te pondrá una mochila en cuanto pueda y nos llevará a conocer lugares que te van a encantar. Yo, tu papá, me pondré a hablar hasta con las piedras y nos contaremos la vida con la gente que nos vayamos encontrando. Aprenderás mirando a los ojos que hay muchas culturas y maneras de entender la vida. Todas son válidas mientras no hagan daño a los demás. No eres más que nadie y tampoco menos que nadie. Eres único. Un pequeño milagro en el universo.

De momento, tú estás dentro de la tripilla de la mamá (no sabes lo gracioso que se mueve, parece que acaba de llegar a la Luna en una misión espacial), y la gente cuando nos ve, aún sin conocernos, nos pregunta qué eres. “¡Esperemos que una persona, señora!”, contestamos y sonreímos. También les decimos, si insisten mucho, y perdona la indiscreción, que nos han dicho que tienes pito. Sí, no tiene ningún sentido para nosotros tampoco, pero la sociedad a la que llegas está súperinteresada en lo que tienes entre las piernas, aunque luego también se ocupe de inculcarte que te lo tienes que tapar muchísimo, llevarlo siempre escondido, y que te tiene que dar una vergüenza horrible que te lo vean. Aunque por otra parte, si excede de determinada medida, debe ser un gran orgullo. Sí, un lío…

Ah, sí, que qué es un pito, que me voy por las ramas. Pues mira, hijo, los cuerpos humanos tienen partes. Ya te explicaré más en profundidad pero, por ejemplo, seguramente tendrás una cabeza, dos brazos, dos piernas, dos pies, dos orejas, dedos, una nariz, una boca, dientes, puedes tener un pito, una vulva, una mezcla de las dos, no sé; luego, por dentro tienes órganos que no se ven pero que son necesarios. La cosa es que hay partes a las que la gente les da más importancia, yo creo que es simplemente porque sobresalen un poco del cuerpo… Pues el pito, ya lo verás cuando se te active la vista (la vista es un sentido), bueno, que es como una especie de dedo, para que me entiendas, que está fuera de las manos y los pies y que no tiene hueso, que tiene sus propios mecanismos y que sirve básicamente para que saques el líquido de tu cuerpo, para que tengas bebés y para que te lo pases muy bien solo o con otras personas que tengan ganas de pasárselo bien contigo y con tu pito. Hay otro modelo que es lo mismo pero que tiene su propia estructura y sus propios mecanismos, que es la vulva.

Pues resulta que hay gente que, aunque seguramente nunca te verá el pito, la vulva o lo que sea que tengas, se imaginará lo que tienes y te tratará de una manera específica en consecuencia. Por ejemplo, si piensan que tienes vulva te dirán que eres una chica, querrán pagar menos por tu trabajo, pensarán que eres más frágil y menos resolutiva, te dirán que te tienen que gustar los chicos e incluso algunos querrán tocar tu cuerpo sin tu permiso… Y si presuponen que tienes pito te dirán que eres un chico y que te gustan los deportes y el liderazgo, te exigirán que seas duro, dirán que te tienen que gustar las chicas y que no puedes tener miedo ni llorar si estás triste.

No hagas caso de nada.

Según la estadística, la mayoría de la gente que tiene pito suelen ser chicos. Eso no quiere decir que todas las personas con pito lo sean. A nosotros nos vas a perdonar que nos tiremos a la piscina sin saber y, por comodidad, nos refiramos a ti en masculino. Si no hemos acertado y eres una nena con pito o una persona no binaria, no tienes más que decírnoslo. Sólo tú sabes quién eres en ese sentido. Los papás siempre te van a apoyar para que seas quien has venido a ser y, además, van a intentar que crezcas ajeno a los estereotipos de género. No te preocupes.

Tendrás la oportunidad de conocer a muchas personas y de comprobar que ser mayoría no es ser mejor. Solo es ser más gente. Y que, como en el resto de la naturaleza y como le oirás decir a tu abuela Carmen, hay de todo como en botica. Y en todos los formatos.

Las realidades, simplemente, son. Los conceptos a los que las ligamos son constructos humanos que al principio se dictan por los poderosos que asumen que su verdad es la única y la mejor. Después, la gente que ya existía pero con la que no se ha contado para escribir “la norma” tiene que trabajar muy duro para que se le reconozca y se le haga un hueco. A veces, esa “norma” está tan instalada que no quiere reconocer que estaba equivocada. Porque, a menudo, alrededor de la norma se inventan prejuicios que sirven para que la gente que está dentro de lo establecido se sienta superior a la que se ha dejado fuera. Y así se van construyendo privilegios para los de dentro. Y cuando llegan los de fuera a explicar que existen, los de dentro se sienten amenazados. Y tienen miedo. Y el miedo, hijo mío, es la mayor herramienta de control que existe. Por eso se inventan los enemigos. Para poder manipular a las masas. Así se tiene a la gente controlada fijándose en las diferencias con los demás y no en las cosas que se tienen en común.

A algunos les parecerá naif, pero yo estoy convencido de que la única herramienta que hará que se terminen los problemas será la empatía. Un arma infalible y la más poderosa. La más difícil de lograr, porque hay que apartar la rabia y amainar los miedos para conseguirla. La empatía y el amor son la energía más poderosa para establecer un entendimiento duradero. Ojalá definitivo. Lo demás es perdernos en los instintos que puede que nos calmen a priori pero que luego no sirven para nada. No te voy a decir que no te defiendas, pero piensa. Mantén la calma. Mantente despierto.

Seguramente ahora no me entiendas. Tenemos toda la vida para conversar. Será más divertido cuando esto sea un diálogo.

Sobre todo… Crea, mi amor. Crear es mil veces más poderoso que destruir. Construye tu espacio, ama sin medida y rodéate de quien te ame sin miedo. Sé buena persona. Sé feliz. No seas ajeno al dolor. Sé empático. Respétate y respeta. No seas parte de la injusticia. No abuses de tu poder ni dejes que nadie abuse de ti. Protege a tus hermanos animales. Báñate desnudo en el mar. Ríe. Llora fuerte hasta que te limpies la tristeza si tienes que hacerlo. Canta. Escribe. No te avergüences de sentir. Vive e intenta dejar el mundo mejor de lo que lo has encontrado.

Ya te quiero.

Kai Etxaniz
Músico y Autor
Activista por los derechos humanos Trans y antiespecista

“Las personas VIH+ somos una identidad más en el debate público”

Alfredo Pazmiño, activista LGBT y experto en derechos humanos, hace pública su condición de VIH+ con el objetivo de alertar sobre la serofobia en la sociedad y reclamar para este colectivo voz propia en la escena pública. 

Coincidiendo con el Día Internacional contra la homofobia, la transfobia y la bifobia, Alfredo Pazmiño (Lima, 1982), activista LGBT y experto en derechos humanos, hace pública su condición de VIH+ con el objetivo de alertar sobre la serofobia presente en la sociedad y reclamar para este colectivo voz propia en la escena pública.

Cuando se ha hablado del VIH ha sido siempre desde el dolor, desde el estigma, desde el “no cometas ese error”, desde las campañas preventivas del “Si da, no da”, “Da vida, no des SIDA”, y eso nos ha impactado tan fuertemente que tenemos una sensación como que nos estuvieran haciendo el favor de permitirnos vivir en esta sociedad. Eso sí, siempre y cuando tengamos varias premisas claras. Primero, ser invisibles, porque lo mismo si lo somos “contagiamos la idea”; segundo, plastificarnos completamente; y tercero, entonar el mea culpa y arrepentirnos por los “pecados” que nos han llevado a adquirir esta “terrible enfermedad”.

Esto ya es pasado. Hay muchos grupos de personas VIH+ empoderadas. Uno de los primeros fue Gais Positius de Barcelona, que entendió la importancia de la visibilidad. Queremos estar en el espacio público. Quizá aún somos pocos los y las visibles, pero somos la punta del iceberg, por debajo hay cientos de miles de personas. Queremos impulsar una visibilidad positiva, y no solo en el activismo LGBT, que, la verdad, no nos cuesta, está en nuestro ADN. Pero no todas las personas VIH son LGBT. Hay muchísimos heterosexuales. El virus no discrimina. Los que discriminamos somos nosotros, y el estigma es el que realmente nos anula en la sociedad.

¿Cómo es el ciclo de las personas que se convierten en VIH+?

Saber la noticia, meterse en el armario, no tener contacto sexual con nadie, “plastificarse” -quizá algunos para toda la vida-, negarse el derecho a ser visible y, sobre todo, culpabilizarse. Todavía hay claroscuros sobre el momento de contraer el virus, porque no todos llegamos a través de las mismas vías, hay muchas personas que no encajan en los esquemas clásicos, el parto, vía transfusión o por practicar sexo sin preservativo.

¿Cómo fue tu caso?

Fue en 2011, cinco años después de llegar a España, y por un accidente, no por falta de información. Mucha gente piensa que se llega a través de la desinformación o del desconocimiento, y no, también se llega a través del hartazgo, sobre todo en un segmento de población demonizado en los ochenta por la imposición del uso del condón. Lo que ocurre es que, por un lado, tienes una información médico-científica que te dice que no pasa nada, que existe una estupenda medicación con la que puedes tener una calidad de vida tremenda, pero por otro lado tienes campañas de prevención que te dicen que no lo hagas sin condón, que el VIH puede ser lo más terrible que puede pasarte en tu vida…

Creo que ni lo uno ni lo otro. Todo pasa por una toma de decisiones, y sobre todo por una perspectiva de derechos.

¿A qué te refieres cuando dices toma de decisiones?

Cuando el Ministerio pone un cartel que dice que no lo hagas sin condón, está vulnerando la libertad de las personas. Ha de responder a una toma de decisión, igual que la recomendación o el acuerdo, cuando dos personas entran en pareja, suele ser hacer una prueba para comprobar que no tienen VIH o una infección de transmisión sexual, y entonces tomar la decisión de usarlo o no. Es bastante humano que, si se prohíbe algo, lo que pide el cuerpo es hacer lo contrario.

Desde la extinción de facto del Plan Nacional de Lucha contra el SIDA, todas las campañas han sido creadas por gabinetes de expertos, sin contar con el soporte de los colectivos LGBT. Las campañas eficaces fueron aquellas en las que participamos, y se acordaba el lenguaje, la imagen y cómo llegar a las poblaciones vulnerables, o más bien vulnerabilizadas, que es el nuevo término, porque nadie es vulnerable en sí. El sistema te hace más o menos vulnerable.

¿Qué tipo de vida lleváis las personas VIH positivas?

Hay un primer momento en el que tienes que saber cuál es tu estado de infección. Insisto, infección, no enfermedad. En unos tres meses todo se regulariza, y a partir de ahí acudes al hospital solo dos o tres veces al año. Por lo general los nuevos diagnósticos van en la línea de una sola pastilla diaria.Es una de las infecciones más controladas en la actualidad. Si tuviera que compararlo, sería algo parecido a una diabetes tipo 1. Al cabo del primer mes de medicación, y si se logra una correcta adherencia -un término muy importante, es decir, una costumbre fija en la ingesta de la pastilla-, garantiza la indetectabilidad. Y ser indetectable significa que no transmites el VIH.

Ese concepto de la indetectabilidad es lo más novedoso en los últimos años, y es esencial para entender el VIH…

Hasta hace poco se pensaba que una persona con VIH era infeccioso para el resto. En 2015 se descubre que la adherencia al tratamiento, unida a valores altos de linfocitos CD4, que son las defensas, garantizan que la persona no transmite el VIH. Tanto es así que una mujer embarazada con VIH indetectable puede dar a luz y no hay riesgo de infección.

¿Cómo sabe una persona con VIH si es indetectable?

El proceso es el siguiente. Te haces una prueba rápida. Si el resultado es positivo hay otra confirmatoria. Después, una de recuento de carga viral y de CD4. Cuando está clara tu carga viral y tus defensas, te hacen un estudio de resistencias, y con este mapeo se decide la medicación adecuada. En España casi todos tenemos el mismo tipo de virus y por tanto tomamos una medicación similar. Al cabo de unas tres semanas comienzas con la medicación. El día 1 empiezas a tomarla, el día 30 terminas el bote, te sacan la analítica y te dicen en cuánto estás. Puedes pasar, por ejemplo, de 150.000 copias (células por mililitro de sangre) de VIH a tener menos de 20, incluso un valor que no es siquiera medido en laboratorio.

Eso significa ser indetectable. Yo soy indetectable, por ejemplo. Si en este momento me corto un dedo, no soy un “peligro público”. Desde ese momento, si guardas una serie de cuidados básicos, como dormir, hacer ejercicio o comer sano, si sigues tomando la pastilla con adherencia te garantizan la misma esperanza de vida que cualquier persona que viva en nuestra sociedad, al menos a fecha de hoy, con lo que sabemos sobre la medicación.

¿A qué tipología responde el colectivo de personas VIH+ en España?

El perfil epidemiológico más frecuente en España y en el mundo es el HSH, el hombre que tiene sexo con hombre, no necesariamente homosexuales, sino personas que tienen prácticas sexuales con hombres. Por lo general, tienen entre treinta y cincuenta años. Por un lado están los que empezaron en los ochenta-noventa, las primeras víctimas de la medicación, aquellas ocho o diez pastillas diarias les causaba lipodistrofia pero sobre todo les infundió miedo. Esas personas de cincuenta o sesenta años sienten que son enfermos, y en cierta manera la sociedad les ha asignado ese rol. Se quitaron la etiqueta de SIDA pero les han cargado con la del VIH.

Luego estamos los nuevos diagnósticos, seamos españoles o migrantes, que no hay mucha diferencia en eso. Sabemos que tenemos una infección crónica, pero al cabo de un tiempo de tomar la medicación, ni nos acordamos de que tenemos VIH. Sabemos que a lo largo del día tenemos que tomar la pastilla y ya está. La medicación da hoy día la suficiente calidad de vida como para, en muchos momentos, olvidarte de que eres VIH+.

¿Qué tipo de estigmatización sufrís las personas VIH+? ¿Existe la VIHfobia?

Para empezar, existe la serofobia, es decir, que hay personas que tienen tanta fobia a su estatus serológico que ni siquiera se hacen la prueba porque tiene miedo a que le salga positiva. Además, se nos asocia aún hoy con personas con problemas mentales. Cuando vas a las revisiones te hacen un análisis para ver si te derivan a salud mental, como si no estuvieras capacitado para gerenciar tu vida. Hemos de pasar humillaciones en algunos hospitales, como cuando te ponen que recojas la medicación en horarios espantosos, o cuando los médicos ni siquiera te tocan para hacerte una revisión o te echan una bronca si aparece una infección de transmisión sexual, y te dicen que eres un peligro público, te destrozan anímicamente.

El VIH es una infección controlada, pero a veces la calidad de vida no depende de la bioquímica, sino que muchas personas entran en estado de depresión porque piensan que van a quedarse solos, porque piensan que los pueden echar del trabajo si sus jefes o sus compañeros lo descubren, porque piensan que, a lo mejor como pareja desean adoptar, y si ya de por sí difícil, en caso de solicitante con VIH es imposible. El VIH puede destrozarte la vida, pero no como virus, sino como estigma social.

¿Puede hablarse, en ocasiones, de discriminación múltiple?

Si no es lo mismo ser hombre español con VIH que hombre migrante que descubre que tiene VIH durante la tramitación legal, imagina el caso de una mujer, migrante, lesbiana, víctima de ‘violación correctiva’ en su país de origen, que llega a España embarazada y con diagnóstico tardío de VIH. Aquí es donde hablamos de interseccionalidades, es decir, cuando dos o más realidades se juntan generando una nueva realidad. No es una discriminación múltiple y aislada, sino que se superpone y debe ser atendida desde un punto de vista multidisciplinar.

Además, cuando vas a pedir una hipoteca para comprar una vivienda, más por desconocimiento que por hechos reales, ya que existe jurisprudencia al respecto, pero una vez más la desinformación nos paraliza; o cuando estás en un trabajo y te obligan o “te recomiendan” que te hagas un test de VIH… Eso, además, es una vulneración de derechosHay mucha estigmatización cotidiana.

Llegaste a España en 2006 procedente de Perú. ¿Cómo es la situación de las personas VIH+ en América Latina?

En 2010 estuve en Panamá con tres compañeros activistas. De los tres, dos están muertos. A veces te matan a golpes, como a David Kato en Uganda, pero en otras ocasiones te mata el sistema, como está ocurriendo en Venezuela, porque no hay medicación. Huyen de sus país para salvar sus vidas, y aquí les damos soporte para que puedan ser atendidos -como hacemos en la asociación Kifkif de la que formo parte-, porque solo quienes llegamos como migrantes sabemos la complejidad de los procesos que se tejen en relación al acceso sanitario. Si en España el VIH se asocia a personas de mal vivir -pero al menos somos atendidos- en América Latina directamente se les condena a muerte, y los gobiernos tienen la responsabilidad ético-moral de atenderlos.

Tenemos el caso reciente de Conchita Wurst, pero en España no hay nada semejante. Hasta que no existan referentes positivos, el VIH+ se considerará como un ‘castigo’ para lesbianas, gays, bisexuales, trans, intersexuales y disidentes sexuales. Parte del imaginario colectivo sigue pensando que hasta nos lo merecemos.

¿Cómo crees que será valorada tu visibilización en el PSOE, el partido en el que militas?

No me cabe la menor duda de que mi partido responderá con coherencia, como lo hizo con la realidad LGBT. La aceptación ha de ser algo natural. Queda mucho por trabajar, pero aquella visibilidad nos permitió conseguir leyes garantistas. Los partidos han de actuar respondiendo a las demandas actuales, y por eso deberían hacer apuestas, porque deben saber representar a la realidad actual. Es importante hacer políticas para las mayorías, pero sin descuidar a las minorías. Igual que está sobre la mesa el compromiso de incorporar a personas migrantes, o racializadas, se debería incorporar a personas visiblemente VIH+. Podría ser una forma de acabar con la serofobia institucionalizada, cuando un hombre o mujer VIH+ pueda estar en la escena pública y política, incluso llegar a ser ministra de Sanidad.

Este movimiento de visibilización es una interpelación a todos los niveles. Tenemos que seguir avanzando. Hace falta que todas las identidades podamos hablar con nuestra propia voz.