Menores y mujeres son las principales víctimas de los delitos de odio

Cuatro de cada diez agresiones denunciadas en 2014 fueron por orientación e identidad sexual

MADRID – El pasado año se cerró con un total de 1.285 delitos de odio, según el informe al respecto presentado ayer por el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. En este estudio se refleja que los delitos por razón de la orientación sexual de la víctima son los más repetidos (con 513 casos), seguidos de los delitos racistas (475 casos), aquellos dirigidos contra los discapacitados (199), por creencias religiosas (63 casos) y actitudes antisemitas (24 casos). Finalmente hay un 0,9 de delitos de aporofobia, acciones contra mendigos.

En este informe se detalla además que la mayoría de estos delitos de odio se producen en el interior de las viviendas, que el 54% de las víctimas son de nacionalidad española, mujeres y el 25% menores de edad. Según dijo el ministro, dos de cada tres delitos de este tipo son esclarecidos por las autoridades al tiempo que hizo especial hincapié en que la importancia de que las víctimas denuncien.

En cuanto a la tipología delictiva, lo que más se repiten son las agresiones de tipo sexual, un total de 308 repartidas en 157 abusos sexuales, 77 agresiones sexuales y 74 agresiones sexuales con penetración. Le siguen las lesiones (179 casos), amenazas (145), vejaciones leves (84), injurias (63), actos racistas y xenófobos en el deporte (58), daños (41) y el resto (407).

Preguntado acerca de si se ha detectado un cambio en los delitos registrados en el ámbito del deporte tras la muerte del hincha del Deportivo, el ministro aseguró que no se ha dado un incremente mientras que sí se ha extendido una mayor sensibilización contra la violencia en los estadios, algo que ha considerado “positivo”.

MOTIVACIÓN IDEOLÓGICA Los delitos de odio se distribuyen en estas seis categorías siguiendo una clasificación internacional establecida por la Agencia Europea de Derechos Humanos, según explicó Fernández Díaz, quien matizó que algunas de las conductas registradas en este informe tan sólo son consideradas faltas administrativas en las leyes españolas, aunque se les llame delito en el estudio. Para el año que viene se contabilizarán también los delitos relacionados con violencia de género y los delitos de motivación ideológica.

En cuanto a la separación de los delitos de antisemitismo del resto de delitos por motivos religiosos, el ministro recordó que las acciones contra la comunidad judía están tipificadas como tal en el Código Penal y no responden sólo a cuestiones religiosas, sino también a una motivación racista. Preguntado acerca de un posible incremento de la amenaza yihadista contra intereses judíos en España, el ministro se limitó asegurar que su Departamento está en constante comunicación con los representantes de la comunidad hebrea.

Los datos presentados en este informe reflejan un incremento del 9,6% de delitos de odio registrados durante el año 2013, si bien el ministro puntualizó que este aumento se debe a que, por primera vez, se han integrado los resultados de todas las policías autonómicas.

Repartido por comunidades son Andalucía, Catalunya, Valencia y el País Vasco las que se sitúan a la cabeza, si bien Fernández Díaz recordó que son las más pobladas. Por provincias la clasificación la encabeza Barcelona, seguida de Cádiz, Madrid y Sevilla. – Europa Press

Estrasburgo paraliza la expulsión de una camerunesa que ha pedido asilo

El aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid se ha convertido en su casa durante los últimos 20 días. Allí, entre pasajeros que van y vienen, ha esperado que España le conceda el asilo. No lo ha conseguido, pero el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha paralizado su expulsión. Una mujer camerunesa ha huido de su país porque, según su relato ante la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), fue víctima de un matrimonio forzado y violencia de género.

La Oficina de Asilo y Refugio había denegado su petición, pero CEAR interpuso un recurso ante la Audiencia Nacional para que revise la decisión y, mientras lo hace, autorice su permanencia en España a través de una medida cautelar. ¿El motivo? “Los numerosos indicios que evidenciaban un riesgo real para su vida e integridad física en caso de su devolución a Camerún”.

La Audiencia Nacional, sin embargo, rechazó dicha autorización y, frente a la inminente expulsión de la mujer, el pasado viernes CEAR pidió al Tribunal Europeo que aplicara la regla 39 para evitar su salida de España. “Básicamente, lo que ha ordenado el tribunal es que se paralice la expulsión mientras se agota la vía judicial interna, es decir, mientras la Audiencia Nacional responde el recurso contencioso administrativo que hemos presentado. Es más, si la Audiencia Nacional ratifica la decisión de la Oficina de Asilo, aún podemos recurrir ante el Tribunal Supremo“, explica Paloma Favieres, responsable del Área Jurídica de CEAR.

La mujer, que no llega a los 30 años de edad, ya ha abandonado el aeropuerto. En principio, añade CEAR, tiene una autorización de “permanencia” en España que no le permite trabajar y, por tanto, mantenerse por sus propios medios. El alto tribunal ha indicado que, en cumplimiento de la regla 39, la mujer “no debe ser expulsada en espera de la resolución de los tribunales españoles”. El Estado español “debe mantener informado” al Tribunal de Estrasburgo de las “decisiones adoptadas en los procedimientos internos”.

 

España niega el asilo a una lesbiana perseguida en Camerún

Christelle Nangnou, en una foto de su página de Facebook

Christelle Nangnou, en una foto de su página de Facebook.

Christelle Nangnou lleva 23 días retenida en la sala de inadmitidos del aeropuerto de Adolfo Suárez-Barajas en Madrid. Tiene 29 años y tuvo que huir de Camerún porque su vida corría peligro ¿Su delito? Ser lesbiana. Nangnou viajó a España buscando asilo, pero se topó con la negativa del Ministerio de Interior. Acudió entonces al Tribunal de Derechos Humanos de la Unión Europea, que paralizó su expulsión temporalmente. Espera ahora que Estrasburgo emita su resolución definitiva, prevista para el próximo viernes.

“No me siento nada bien. Estoy sola”, susurra al otro lado del teléfono la camerunesa. La homosexualidad está castigada en Camerún con penas de entre seis meses a cinco años de prisión, pero también ha habido casos de intentos de linchamiento. Por eso Nangnou decidió huir en cuanto supo que la policía la perseguía por su condición sexual. Su foto salió incluso en la prensa camerunesa bajo un titular en el que se leía: “Se busca a la líder de un grupo de lesbianas”.

A Nangnou no le quedó más opción que alojarse en casa de una amiga hasta que consiguió coger un avión y volar a Nigeria, donde permaneció nueve días escondida. De ahí salió para Madrid, según relata. Pero la mujer tenía un documento de identidad falso. “En el aeropuerto vieron que no era mío y por eso estoy aquí”, explica la camerunesa, que lleva casi un mes en la sala de inadmitidos de Barajas. “Al llegar a España solicitó asilo pero el Ministerio de Interior denegó su petición porque no se creía su historia”, explica su abogado, Eduardo Gómez.

“En un primer momento ella no presentó el recorte de prensa porque no lo tenía. Además, su historia no resulta creíble porque duda mucho, pero es normal. En Camerún la homosexualidad se castiga con mucha dureza y no le resulta fácil hablar de su orientación”, añade Gómez. Ante la primera negativa, Nangnou presentó un recurso ante la Audiencia Nacional, relata su abogado, y pidió como medida cautelar que no se la expulsara hasta que no se resolviera el recurso. Pero la Audiencia denegó su petición. Finalmente, la defensa de Nangnou recurrió a Estrasburgo, que paralizó temporalmente su expulsión.

Si vuelvo seré condenada porque en mi país no aceptan mi sexualidad”, explica la camerunesa, que narra cómo en Barajas intentaron subirla a un avión rumbo a Camerún en cuatro ocasiones. “La última vez me ataron las manos y me tiraron contra el suelo, no podía respirar”, asegura Nangnou, que, como resultado del forcejeo, tiene pequeñas heridas en el rostro y en las manos.

La Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) se ha volcado con la mujer y en poco más de 24 horas el colectivo ha conseguido casi 50.000 firmas para impedir que vuelva a Camerún. “Nos parece tremendo. El riesgo que corre su vida es más que evidente”, matiza Jesús Generelo, presidente de la federación.

Nangnou desde la pequeña sala del aeropuerto de Barajas donde se encuentra es consciente de este apoyo y de la repercusión que está teniendo su caso. “Me da esperanzas. Cada día rezo porque acepten mi petición de asilo”, confiesa.

Estrasburgo ya paralizó el pasado 30 de marzo la expulsión de otra camerunesa que había pedido asilo y que pasó 20 días en Barajas. Se trata de una mujer de unos 30 años que huyó de Camerún, víctima de un matrimonio forzado y de violencia de género. España denegó su petición en un primer momento, pero gracias a la resolución de Estrasburgo ahora tiene una autorización de permanencia, según informa la Comisión Española de Ayuda al Refugiado.

Cuatro de cada diez delitos de odio, vinculados a la orientación sexual

  • El número de incidentes se ha incrementado un 9,6% con respecto a 2013

  • En el 25% de los casos las víctimas de estos delitos son menores de edad
  • El 65,6% de las denuncias tuvieron como resultado una detención o imputación

Una mujer homosexual de entre 26 y 40 años. Es el perfil más común de la víctima de delitos de odio en España según el informe [PDF] presentado este martes por el Ministerio del Interior. De los 1.285 casos registrados y tipificados como delitos de odio, el 40% se deben a la orientación sexual de la víctima. La xenofobia o el racismo se presentan como la segunda causa para este tipo de delitos -con el 37%-, seguidas por la discapacidad y creencias religiosas.

En total, 512 personas fueron detenidas o imputadas por este tipo de delitos, de los que 476 eran varones. La mayoría de estas acciones se cometieron en viviendas, vías públicas y establecimientos de hostelería y de ocio.

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ha marcado la “sensibilización” como objetivo del Gobierno para hacer “aflorar esa cifra negra”. Para ello quieren “potenciar la confianza de las víctimas de lo delitos de odio” para que “lleguen a denunciarlos”. El 25% de los incidentes han recaído sobre menores de edad, un colectivo “especialmente vulnerable al que hay que proteger”, como lo ha descrito el ministro.

Fernández Díaz ha señalado que dentro de este tipo de delitos están las infracciones penales y administrativas; infracciones de distinto rango pero unidas debido a que “unas y otras son conductas que merecen reproche social”, según ha apuntado. Unas conductas que “son reconocidas internacionalmente como delitos de odio” y que “son un ejemplo claro de atentado contra los derechos humanos”.

La aporofobia -debidos a la situación de pobreza- y el antisemitismo son los ámbitos en los que se ha registrado el mayor incremento. En el primer caso es del 175% -de 4 a 11 casos- y el segundo del 700% -de 3 a 24-. El único ámbito en el que se han reducido los casos es en el de casos relacionados con discapacidad, con 199 denuncias frente a las 290 del año anterior (-31,4%).

A nivel general, los delitos de odio han aumentado un 9,6% con respecto a 2013, un incremento que Fernández Díaz ha achacado a la inclusión de los datos recogidos por la Ertzaintza, la Policía autonómica del País Vasco, así como a la “formación continua de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado para identificar y tipificar estos incidentes como delitos de odio”. Además, ha adelantado que en 2015 se tipificarán dos ámbitos más de delitos de odio, que serán por razones de género y por motivaciones ideológicas.

Criminalidad encubierta

Esteban Ibarra, presidente de Movimiento contra la Intolerancia y Secretario del Consejo de Víctimas de Delitos de Odio, ha situado “las cifras del informe por debajo de la realidad: “Nosotros estimamos unos 4.000 casos”, ha apuntada Ibarra, que lo ha atribuido “a la falta de denuncia” y la “criminalidad sumergida desconocida por la sociedad”.

El incremento de casos de xenofobia y racismo se debe, en su opinión, a una consecuencia de la crisis económica, que lleva a que “ciertos colectivos sean vistos como competencia o chivo expiatorio”. Ibarra ha advertido, además, de que una parte del colectivo inmigrante “no denuncia por no tener confianza en las instituciones” o por su situación de ilegalidad. Así, también ha señalado la falta de denuncia de personas sin hogar, por lo que ha animado a la sensibilización y concienciación.

En cuanto a las denuncias por delitos de odio motivados por la orientación o identidad sexual, el informe da cuenta de 558 víctimas, de las 401 fueron mujeres 157 hombres. La Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) asegura que “el perfil de la víctima de homofobia es predominantemente masculino” y que los casos de lesbofobia son más reducidos porque “las lesbianas están muy invisibilizadas”. Pese a que podría tratarse de casos de agresiones a transexuales, en el Ministerio no dan una explicación más allá de que “las mujeres son más propensas a denunciar que los hombres”, algo que los colectivos niegan.

Los seis ámbitos del delito de odio

  1. Orientación o identidad sexual. En 2014 se produjeron 513 incidentes registrados, un 13,5% más que el año anterior. La mayoría de las vítimas -401- fueron mujeres frente a las 157 denuncias de varones.
  2. Racismo o xenofobia. Es la segundo ámbito más importante sobre el que se cometen delitos de odio. En 2014 se registraron 475, con un incremento del 24,7% conr especto al año anterior, en el que se dieron 381 casos.
  3. Discapacidad. Los incidentes relacionados con la discapacidad son el único ámbito en el que se ha reducido el número de incidentes, con 199 casos en 2014 frente a los 290 del año anterior.
  4. Creencias o prácticas religiosas. Ha aumentado un 50% con respecto a 2013, con 63 casos.
  5. Apodrofobia(contra aquellos en situación de poberza). Sólo se han registrado 11 casos dentro de este apartado, frente a los 4 de 2013, lo que supone un aumento del 175%.
  6. Antisemitismo. El mayor aumento de los incidentes relacionados con delitos de odio se registran en este ámbito, donde ha habido 24 denuncias frente a las 3 del año anterior, lo que supone un 700% más que en 2013.

Varón, español y homófobo. El perfil del agresor en los delitos de odio

Cada día se producen en España casi cuatro ataques de media por razones de identidad, orientación sexual, raza o religión de la víctima

Un niño, sobre los hombros de su padre, participa en Belgrado en una manifestación contra los homosexuales.

Un niño, sobre los hombros de su padre, participa en Belgrado en una manifestación contra los homosexuales. / REUTERS

Un hombre español, adulto, es el principal agresor en delitos de odio. Los varones son responsables del 93% de los ataques motivados por la identidad u orientación sexual, la raza o la religión de la víctima. De los más de 1.200 casos que identificó la Policía en 2014, las agredidas fueron en su mayoría mujeres. Y en una proporción elevadísima, menores de edad. Por ser quienes son sufrieron palizas, abusos y agresiones sexuales, robos y amenazas. Gais y lesbianas fueron el objetivo de ataques que, en muchas ocasiones, no se atrevieron a denunciar.

Los delitos de odio son aquellos en los que el atacante elige a su víctima por la pertenencia de esta a un determinado grupo. Transexuales, homosexuales, personas de otras etnias y religiones, gente sin hogar o discapacitados entre otros colectivos. Desfavorecidos, desprotegidos y aislados, durante muchos años han sido víctimas fáciles e invisibles.

Desde 2013, el Gobierno recopila los casos de los que tienen conocimiento las fuerzas de seguridad y elabora un informe con el objetivo de llamar la atención sobre el problema. «Tenemos que construir esta sensibilización», aseguró el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, durante la presentación del documento.

«Tenemos que lograr que afloren estos casos, que tanto las víctimas como la sociedad civil denuncien estos delitos. Hay que sacarlos a la luz y tenemos que conocer el índice real de los delitos de odio, y a partir de ahí lograr que las víctimas se sientan protegidas y denuncien».

El informe, reconoce el ministro, solo refleja una pequeña parte del problema. Nadie sabe su magnitud exacta. En 2014, el conjunto de fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado identificaron 1.285 delitos, casi un 10% más que un año antes. De este aumento en las estadísticas, aclaró Fernández Díaz, no se puede deducir que aumentasen esta clase de agresiones, sino que se identificaron más. Han aumentado tanto el número de fuentes como la diligencia de los policías a la hora de registrarlos como delitos de odio. «Solo representan la punta del iceberg», asegura Rubén López, miembro de la ejecutiva de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB).

Policía más sensible

El colectivo más afectado fue, precisamente, al que busca dar apoyo esta organización. Sufrieron cuatro de cada diez delitos de odio de los registrados. «El año pasado elaboramos un informe en el que identificamos que entre el 60% y el 90% de esta clase de agresiones nunca se denuncian», explica López. «Por miedo a la Policía, a que se rían de ellos o a que se entere la gente». Reconoce que la situación poco a poco mejora -la Policía es más sensible a esta situación y los agredidos están más concienciados a denunciar-, pero aún son mayoría los que sufren palizas sin ponerlo en conocimiento de las autoridades.

Otros colectivos, asegura, puede que lo tengan todavía peor para llamar la atención sobre su situación. «Un indigente no tiene a quién recurrir. Es casi imposible saber las agresiones que sufren», recalca López. Según el informe del Ministerio, en 2014 solo se identificaron once casos en toda España.

Según el informe elaborado por Interior, los menores son un colectivo especialmente sensible a los delitos de odio. De los 1.285 casos identificados, en casi uno de cada cuatro la víctima era menor de edad. «Es un porcentaje muy elevado», aclaró Fernández Díaz. Cuando se analizan todos los delitos penales que ocurren en España, aseguró, estos solo son víctimas en un 3,27% del total de los casos. «Esto indica que los menores son un colectivo de riesgo cuando hablamos de delitos de odio», recalcó. También esto lo percibe la FELGBT.

Algo más de la mitad de víctimas de delitos de odio que registró el ministerio fueron mujeres, el 54%. Ellas sufrieron sobre todo agresiones y abusos sexuales. Ellos, por su parte, padecieron palizas, amenazas y otra clase de vejaciones. La mayoría de estos ataques se cometieron dentro de una vivienda, aunque no pocos ocurrieron en la calle o en locales de ocio. Tanto en el caso de los afectados como de los agresores, el perfil más frecuente es del de un adulto español de entre 26 y 40 años.

«Queda mucho camino por andar», aseguró Fernández Díaz. «Pero hacemos camino al andar y el ambicioso proyecto de recopilar datos ha permitido que España se encuentre entre los cinco países de referencia en la Europa».

El 40% de los delitos de odio en 2014 estuvo vinculado a la orientación sexual de la víctima

El ministro del Interior, Jorge Fernández Diaz, ha presentado en rueda de prensa los datos disponibles sobre los crímenes de odio registrados en España en 2014 por las fuerzas de seguridad. Identificaron 1.285 en total. El número es cerca de un 10% mayor que un año antes, aunque según el ministro esto no tiene por qué deberse a un aumento del número real de casos. Entre las explicaciones probables, ha aclarado, está el aumento del número de fuentes disponibles -en 2013 no se incluyeron los de la Ertzaina- y a un proceso de identificación mejorado.

Igual que en 2013, las víctimas mayoritarias fueron las que sufrieron ataques motivados por una cuestión de orientación o identidad sexual; más de 500 fueron de esta clase. Las agresiones por cuestión de racismo o xenofobia sumaron 475 casos.

Según estos datos, elaborados por el Gabinete de Coordinación y Estudios de la Secretaría de Estado de Seguridad, la inmensa mayoría de agresores fueron hombres -un 93%-, y algo más de la mitad de las víctimas fueron mujeres -un 54%-.

Soy soldado, soy homosexual

La presencia de militares gays en el Ejército sigue siendo un tema tabú . El apoyo mutuo y la valentía ante un ambiente hostil se han convertido en sus únicas armas ante la beligerancia de algunos compañeros y la indiferencia de la institución.

MADRID.- El próximo mes de septiembre se cumplirán 15 años desde que el teniente coronel José María Sánchez Silva anunciara su condición de homosexual en la portada de la revista Zero. Fue el primer soldado gay en dar un paso al frente. En los albores del nuevo siglo, Sánchez Silva denunció que las Fuerzas Armadas se habían democratizado, pero la equidad de derechos no había llegado hasta las soldados lesbianas y gays. “Seguimos en las catacumbas. Lo justo parece la discreción, pero eso nos lleva a renunciar a nuestros derechos, a sufrir en silencio”, afirmó el oficial del Ejército de Tierra. Aquellas declaraciones dinamitaron su brillante carrera militar. ¿Valió la pena?

Tres lustros después, la situación parece no haber cambiado demasiado. “No hay ninguna regla que no te permita decirlo, pero tú sabes que si lo dices puedes tener muchos problemas”, explica David Thovar, cabo retirado del Ejército de Tierra. Efectivamente, en las Fuerzas Armadas nunca ha existido una ley como la ya abolida Don’t ask, don’t tell (no lo preguntes, no lo cuentes) que obligaba a los soldados estadounidenses a guardar silencio sobre su orientación sexual si ésta difería de la heterosexual. Pese a ello y como denunció Sánchez Silva, el silencio sigue imperando.

David Thovar entró en el Ejército en 1997. Desde la profesionalización de las Fuerzas Armadas es inútil preguntar a un soldado los motivos que le llevaron a enrolarse. “Vocación” se cuela siempre en la respuesta. También en la de David, pese a que era consciente de que tendría que mantener en secreto una parte de sí mismo. “Tampoco había visto noticias de que hubiera casos crueles o de discriminación. Yo pensaba: si no me gusta, no renuevo y ya está. Pero iba en la sangre e iba renovando”.

Camaradas, enemigos

“Una vez vi como un soldado salía de la formación diciendo: A mí no me manda una mujer, y menos lesbiana. Salió de la formación y se largó. Pidió la baja psicológica, pero yo creo que fue para protegerse del marrón que le iba a caer”, relata David, que pertenecía al regimiento de Infantería Castilla nº16, acuartelado en Badajoz. Muy pronto descubrió que su principal problema en el Ejército serían algunos de sus compañeros, que se mostraban abiertamente hostiles con la homosexualidad ante la pasividad de sus superiores. Cargaban sus armas con años de prejuicios e intransigencia.

“Intenté mantener la discreción en un principio”, confiesa. “Yo me tenía que mover ocultando mi tendencia para que primero me conocieran como persona. Si no, no hacían ni por conocerme”. En ocasiones, el único obstáculo era la propia ignorancia: “Luego, cuando se enteraban, muchos se llevaban una grata sorpresa. Su ideal era que ser gay es lo peor. Por eso algunos, al haberme conocido primero como persona, se preguntaban como podía ser posible”.

David caminó con pies de plomo mientras le fue posible. Un día, una de las pocas personas que conocían su condición sexual se lo dijo a otro compañero. A las pocas horas, era vox populi en toda la base y su estrategia se derrumbó. “Al día siguiente… Solo por las miradas lo tenías todo”. “Todo mi sistema era intentar que me conocieran por mis aptitudes, por mi trabajo. Claro que me arrepentí de haberlo dicho. Me vino todo eso de golpe”, se lamenta.

Guerra de trincheras

Al cabo del Regimiento Castilla nº16 no le quedó sino cavar su trinchera y empezar una batalla desde ella. Enfrentaba los comentarios de unos, la beligerancia de otros y la indiferencia ante ello por parte de muchos de sus mandos. Poco a poco, sus allegados se fueron uniendo a él hasta crear un pequeño espacio seguro, donde eran pocos los ataques y los que llegaban no quedaban sin respuesta. “Era el bichito raro. El maricón. Yo me decía: date cuenta de que eres pionero“.

Pero David no era, ni mucho menos, el único homosexual de su base. Su lucha llamó la atención y lo convirtió en un ejemplo. “Todos aquellos con dudas me veían como una referencia, como un punto de apoyo. Querían saber cómo salir y ser capaces de enfrentarse a todo eso, cómo ser tú mismo. Otras veces solo era permanecer juntos, soportar las críticas y apoyarse para que dé igual lo que digan”, narra el cabo. El Ejército como institución no movería un dedo por ellos, pero no importaba: “Todo era entre nosotros. ¿Quién te iba a apoyar si no?”.

La seguridad que ofrecía aquella trinchera reforzó el valor de algunos de sus camaradas, que se atrevieron a salir del armario. No querían seguir negándose a sí mismos. “Al haber abierto esa brecha los demás tuvieron más facilidad para salir. Las vivencias eran diferentes, era más fácil sentirse liberado y a gusto. También muchas mujeres. De hecho, considero que hay un mayor número de lesbianas liberadas en el Ejército que de gays liberados”, opina David.

“Pero si te sale mal…”

David explica que en el Ejército, en muchas ocasiones, la condición de homosexual supone un peso mayor para los hombres que para las mujeres. En un mundo tan competitivo “nadie quiere quedar por debajo del maricón”. Rocío, lesbiana y militar en activo, coincide con él: el propio machismo imperante en el cuerpo hace que las mujeres homosexuales “estén mejor miradas”, aunque ella no disfruta de esa supuesta ventaja.

Rocío pide que no se revele a qué unidad pertenece. Ni a qué cuerpo de las Fuerzas Armadas. “Ni siquiera la ciudad”, insiste la militar, que utiliza un nombre falso para relatar su experiencia a este medio. La pareja mantiene su relación “totalmente en secreto, porque ella es un mando”. No temen la reacción de sus compañeros, sino la de “los mandos de ella. Al ser oficial estaría peor mirada solo por eso. El machismo es muy grande”.

Rocío reconoce que “es duro”. “Tienes amigos dentro y no se lo puedes contar. Lo pasas mal porque vives una doble vida. Cuando te vas de vacaciones, mientes. Cuando te coges un día libre, mientes. Cuando te preguntan dónde has estado y qué has hecho, mientes. ¡Y claro, hay gente que te pilla las mentiras!”, se ríe Rocío un momento antes de volver a la gravedad: “Mientes tanto que ya no sabes ni dónde está la verdad”. Admite que “sería una liberación muy grande” dejar de mentir, pero de momento supone un demasiado riesgo para ellas. “Te puede salir bien. Pero si te sale mal acabas en la calle”.

“Nunca hay batallas perdidas”

Rocío es militar en uno de los ambientes más exigentes del ramillete de destinos donde pueden desarrollar su labor los miembros de las Fuerzas Armadas. El contexto de Daniel Galán, cabo destinado en la Academia de Artillería de Segovia, es diferente. Lleva 15 años en activo y jamás escondió su tendencia sexual, lo que “hasta el día de hoy” no le ha supuesto ningún problema.

Daniel ha participado incluso en programas de televisión, en los que ha explicado su experiencia como soldado gay. Como David, su valentía para salir del armario hizo que algunos compañeros le pidieran consejo sobre la mejor manera de hacerlo. No obstante, su voluntad de normalizar la presencia de gays y lesbianas en el Ejército no ha contado con ningún movimiento institucional para apoyarle. “El Ejército es muy cerrado en este tema. Le está costando adaptarse a ciertas cosas. Y eso que hay bastantes [soldados homosexuales en sus filas]”.

“¿Que qué se podría hacer para derribar esa cerrazón? … ¡Uf! A lo mejor charlas, porque no se habla nunca de ello, para que los compañeros vean que esto es lo más normal. Estamos en el siglo XXI”, expone el cabo Galán, que tiene claro que por el momento los soldados tendrán que luchar solos contra la homofobia: “El tiempo es el que marcará la evolución. El mundo del Ejército por desgracia va a necesitar más años que la sociedad, no va a cambiar en un par de años”. Antes de concluir su conversación con Público, deja un mensaje. “Nunca hay batallas perdidas”.

La Guardia Civil se disculpa tarde

Casi 20 horas ha tardado la cuenta oficial de Twitter de la Guardia Civil en pedir disculpas por el uso de una imagen sobre violencia de género en la que se utilizaba conjuntamente una imagen de una de las campañas oficiales del año 2008 con otra, de procedencia no oficial, con información evidentemente errónea sobre los servicios que para las víctimas de la violencia posee el Estado y que, además, contenía imágenes claramente manipuladas del logotipo del Gobierno de España.

Dice en su disculpa la Guardia Civil que no querían equiparar la violencia que ejercen los hombres sobre sus parejas o exparejas, con la que puedan ejercer las mujeres en las mismas circunstancias, pero resulta difícil creer tal afirmación, porque ¿qué otra cosa se puede pretender poniendo juntas ambas imágenes?

guardia civil-mensaje contra violencia de genero

El primer mensaje de la Guardia Civil, ya eliminado, revelaba un absoluto desconocimiento tanto de las estrategias de sensibilización y comunicación sobre la violencia de género, como de los contenidos de las políticas gubernamentales para su prevención y erradicación.

Cuando desde la sociedad civil se pide formación y especialización de las instituciones que están implicadas en la persecución del delito y la protección de las víctimas de la violencia de género, desde luego, nos estamos refiriendo a la necesidad de contar, por ejemplo en la Guardia Civil, con agentes que sepan enfrentarse de forma directa al problema. Pero formar especialistas no es suficiente. Es necesario que la totalidad de la institución  cuente con la formación y cualificación mínima para no cometer “errores” como el que cometió ayer.

Puede que haya a quienes una cosa como esta no les parezca tan grave, pero quizá cambien de opinión si consideran el hecho de que tras un mensaje aparentemente cargado de intenciones igualitarias, la guardia civil ha contribuido a la difusión de una material de organizaciones que están pidiendo la derogación de la Ley Integral contra la violencia de género, difundiendo información falsa sobre los servicios que el gobierno pone a disposición de las víctimas y distribuyendo una manipulación de un logotipo del Gobierno de España que podría considerarse como ofensivo y ultrajante para el propio Gobierno.

La falta de criterio sobre la defensa de la igualdad entre mujeres y hombres, considerar que los comportamientos de las mujeres y los hombres son siempre simétricos, es fruto de la ignorancia y de un prejuicio muy extendido contra el feminismo.  Tardar tanto tiempo en reconocer que uno se ha equivocado, es fruto de la torpeza y la soberbia de quienes creen que el feminismo se dedica a perseguirles en su verdad. Y es que el machismo es eso, torpeza e ignorancia, que defiende que el reconocimiento y defensa de los derechos de las mujeres es un mal para los hombres y no un beneficio social que incide en el bien común. Las instituciones públicas harían bien en eliminar estas ideas del desempeño de la función pública y ejemplos como este sólo contribuyen a dar alas a un pensamiento que está en la raíz de la discriminación por razón de sexo.

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Errores como estos, en definitiva son un obstáculo para un adecuado desarrollo de las políticas de igualdad y pueden ser incluso un problema para algunas de las miles de mujeres que acuden a un cuartel de la Guardia Civil para poner una denuncia si no hay una persona directamente especializada en ese momento. Una pena que el trabajo de especialización y mejora de la Guardia civil en este campo se haya visto afectado por el desconocimiento del equipo de comunicación que maneja su cuenta de Twitter. Una pena que además, una institución responsable también de nuestra seguridad,  carezca de la flexibilidad y los reflejos suficientes para reparar un error de estas características en mucho menos tiempo del que se ha utilizado esta vez.

Bienvenidas sean estas disculpas aunque sean tardías, pero precisamente por el tiempo que han tardado en llegar, es imprescindible que las personas responsables de la Guardia Civil nos cuenten qué es lo que van a hacer para que algo como esto no vuelva a suceder. Sólo así podremos creer que no pretendía hacer el daño que su mensaje ha hecho, sólo así podemos confiar en su disposición de mejora para proteger a las mujeres víctimas de la violencia de género y contribuir a la prevención y erradicación de esta lacra en el futuro.

 

 

La Guardia Civil, en el centro de las críticas tras un desafortunado tuit sobre violencia de género

Violencia de género

guardia civil-mensaje contra violencia de genero

Un desafortunado tuit de la cuenta oficial de la Guardia Civil en la red social Twitter era el origen este miércoles de una polémica que tiene como protagonista a la violencia de género. El mensaje invita a las víctimas de la violencia de género a denunciar ante las autoridades, el problema es que equipara los malos tratos cometidos por hombres y mujeres empleando un cartel original del Ministerio de Igualdad y otra imagen manipulada.

El humor se ha convertido en un arma fundamental para captar la atención de los usuarios en las redes sociales, pero la línea que separa el ingenio de la frivolidad a veces se desdibuja y desvirtúa el mensaje. En esta ocasión, la Guardia Civil ha querido combinar la lucha contra la violencia de género con la Semana Santa y el resultado no ha podido ser más desafortunado.

“Tolerancia cero al maltrato en todas sus formas y variantes, DENUNCIA, no lleves la procesión por dentro”, reza el mensaje de 140 caracteres.

El tuit en cuestión combina un cartel original creado por el Ministerio de Igualdad en 2008 para luchar contra la violencia de género (izquierda) con otro cartel, aparentemente manipulado, que se atribuye a colectivos contrarios a las leyes y medidas que se han puesto en marcha en los últimos años para luchar contra la violencia sobre la mujer. “Cuando maltratas a una mujer dejas de ser un hombre”, se lee en la imagen original; “Cuando maltratas a un hombre dejas de ser una mujer”, recoge la de la derecha.

Una muestra más de que este último cartel fue alterado es la inscripción del logotipo del Gobierno de España en la esquina superior, que ellos transforman con sorna en “Gobierno de Hispanolandia” y “Ministerio de la Verdad“.

Reacciones

Las reacciones al enunciado no se hicieron esperar y poco después de su publicación, tanto ciudadanos anónimos como perfiles públicos mostraban su disconformidad e indignación.

El PSOE anunció anoche que exigirá a la Guardia Civil y al Ministerio del Interior una explicación sobre cómo entiende la violencia de género. A través de Twitter, la secretaria de Igualdad del partido, Carmen Montón, cuestionaba además la ideología detrás del tuit. Exigió “la comparecencia del ministro del Interior, Jorge Fernández” porque “ya no valen las disculpas”.

https://twitter.com/hashtag/ViolenciaDeG%C3%A9nero?src=hash

 

En esta línea se ha manifestado este jueves la presidenta de la Fundación Mujeres, Marisa Soleto, que en conversación con EL MUNDO cuestiona el rigor del cuerpo de seguridad a la hora de emitir un mensaje así. Soleto señala además que este tipo de acciones perjudican los esfuerzos que Gobierno, asociaciones y otros agentes llevan a cabo para erradicar los malos tratos contra la mujer. “Equiparar ambas agresiones es una forma de minimizar la violencia de género y ésta nunca ha sido la línea de comunicación de los organismos que luchan contra ella”, apunta, antes de reiterar que “es muy grave que un cuerpo directamente implicado se desmarque de las líneas oficiales”.

Entre los ciudadanos activos en la red social que exigían una rectificación por parte de la institución estaba Elena Valenciano, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo. “No se puede equiparar la violencia contra la mujer, un fenómeno estructural, histórico y mundial, con la violencia de la mujer hacia el hombre, y menos después de las cinco muertes recientemente sucedidas”, explica a EL MUNDO, según informa Rebeca Yanke.

“Pongamos que ha sido un error del community manager de la Guardia Civil: el director general debería explicar por qué un fake se equipara a una campaña institucional. El PSOE va a pedir explicaciones en el Parlamento sobre cómo se construye el Twitter de la Guardia Civil”, avanzó.

Rectificación tardía

Otro de los aspectos más criticados del tuit es el tiempo que ha tardado la Guardia Civil en reaccionar a la avalancha de críticas.

 A pesar de que muchas voces clamaban una disculpa, la cuenta oficial del cuerpo en Twitter mantenía el mensaje hasta 18 horas después de escribirlo. Poco antes del mediodía, la Guardia Civil pedía disculpas y retiraba el mensaje.

La macroencuesta

Hace apenas tres días de la publicación de una macroencuesta sobre este fenómeno, encargada por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad al Centro de Investigaciones Sociológicas. Según los datos del documento, un 12,5% de las mujeres ha sufrido violencia física o sexual a lo largo de su vida en España.

Este miércoles, en la localidad de Iniesta (Cuenca), una mujer resultó herida de gravedad tras ser agredida con un arma blanca presuntamente por su marido, que fue hallado muerto en el interior de la vivienda.

“El día que se publicó la macroencuesta hubo cinco asesinatos por violencia de género y le pedimos al ministro que elaborara un plan de emergencia que fortaleciera los mensajes y nos hemos encontrado con esto, porque lo grave ya no es el uso de un cartel falso junto a otro institucional, lo grave es que se cuestiona la violencia de género y se equipara” a los casos en que una mujer agrede a un hombre, concluye Montón.

La violencia de género y la desigualdad

La Guardia Civil no se entera. Es muy grave que las fuerzas de orden público desconozcan el sentido de su trabajo y el enemigo al que se enfrentan.

El Gobierno del PP se entera y trabaja de forma minuciosa en lo suyo: la perpetuación de la desigualdad. En la salud y en la enfermedad, en la educación y en la ignorancia, en el empleo y en el desempleo, en los recortes y en la inversión, en el amor y en el odio, en la vida y en la muerte, la tarea del Gobierno está destinada a perpetuar la desigualdad. Sus leyes, sus campañas publicitarias, sus nombramientos, tienen la desigualdad por bandera.

La campaña de la Guardia Civil contra la violencia de género supone un síntoma gravísimo de desorientación. Lo confirmo leyendo el informe que acaba de redactar Miguel Lorente, antiguo Secretario de Estado en el Ministerio de Igualdad, una referencia social e intelectual que participa ahora en el Consejo Cívico de la candidatura de Izquierda Unida a la Comunidad de Madrid.

En el año 2008 el Ministerio de Igualdad elaboró un cartel que se hizo famoso por su impacto. Sobre el primer plano de un rostro masculino, mitad foto de ficha policial, mitad foto de seductor guapo y duro, se imprimió un mensaje: “Cuando maltratas a una mujer, dejas de ser un hombre. Ante el maltratador, tolerancia cero”. Se trataba no sólo de denunciar la violencia, sino de romper una identidad masculina tradicional identificada con el machismo.

La Guardia Civil tiene la ocurrencia en esta Semana Santa de aceptar un cartel paralelo con rostro de mujer: “Cuando maltratas a un hombre, dejas de ser una mujer. Ante la maltratadora, tolerancia cero”. Aquí la imagen no está diseñada entre lo policial y la seducción. Parece el rostro en búsqueda y captura de una terrorista peligrosa. En el tuit oficial de la Benemérita se añade además este lema: “Tolerancia cero al maltrato en todas sus variantes y formas, Denuncia, no lleves la procesión por dentro”.

Pero resulta que las procesiones de la desigualdad suelen llevarse por dentro. Esto ocurre precisamente porque las normas sociales injustas procuran ocultar la desigualdad bajo falsas apariencias de igualdad. Reconocer la desigualdad es la primera tarea a la hora de combatir una injusticia. La desigualdad es el caldo de cultivo de la violencia de género, su causa, su campo de actuación, su cómplice. Al asumir una falsa igualdad en la violencia de género, la Guardia Civil no sólo demuestra que no se entera de nada, sino que contribuye a alimentar la cultura patriarcal y la reacción posmachista que tiende a cuestionar todos los avances en Igualdad, relativizando el drama y repartiendo culpas.

La equiparación es grave porque falsifica los datos y minimiza una tragedia real: gracias a la Macroencuesta de 2011, sabemos que 593.038 mujeres sufren cada año violencia de género en España. ¿Sabe la Guardia Civil cuantos hombres sufren maltrato? Debería comunicarnos las cifras que le han llevado a semejante equiparación.

Pero hay más. La Organización Mundial de la Salud insiste desde hace tiempo en que la violencia de género es un problema de salud motivado por unos hechos con consecuencias judiciales. Más que una agresión puntual y un parte de lesiones, se trata de denunciar el marco social en el que se produce cotidianamente el deterioro de la salud física y psicológica de una persona como consecuencia de vivir bajo la violencia. ¿Existe ese marco por igual para hombres y mujeres?

Y otra cuestión. Vuelvo a los datos que ofrece Miguel Lorente. El 80% de las mujeres asesinadas no habían puesto una denuncia por maltrato. Respecto a las órdenes de protección, en el 2014 sólo se concedieron el 57 % de las solicitadas. Un detalle más: el 20% de las denuncias no sirvieron para salvar la vida de las víctimas, ya que la Justicia no supo garantizar la protección.

La denuncia es necesaria, pero no es la solución. Su exigencia se convierte a veces en un problema. La mayoría de las normativas exigen hoy la denuncia para que las mujeres puedan acceder a los servicios sanitarios y sociales destinados a ayudarlas cuando sufren violencia de género. Esta perspectiva retrasa en la práctica el inicio de las ayudas y hace dudar a muchas mujeres a la hora de acudir en busca de una asistencia necesaria para ellas y para sus hijos. La ayuda de los profesionales debe acabar en una responsabilidad judicial cuando existan motivos, pero no puede depender de ella para ponerse en marcha.

Así que esta campaña de la Guardia Civil contra la violencia de género desconoce la realidad y alimenta la confusión. La Guardia Civil, claro está, tiene sus responsables políticos. Una vez más la tarea del PP se resume en la perpetuación sistemática de la desigualdad. Para ese empeño nada es más útil que la creación de falsas igualdades.