Dos mujeres ganan por primera vez los premios principales del festival Zinegoak

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Dos fotogramas de “Nånting måste gå sönder” y “África 815”.

Por primera vez, dos mujeres han sido las ganadoras de los premios principales del festival Zinegoak: Mejor Largometraje de Ficción para Ester Martin con “Nånting måste gå sönder” y Mejor Largometraje Documental para Pilar Monsell con “África 815”, han informado los organizadores. Esta tarde tendrá lugar la gala de clausura del Festival Internacional de cine y artes escénicas gaylesbotrans de Bilbao Zinegoak 2015. En la gala se entregará el Premio Honorífico Especial a Fernando Díez.

El palmarés de este año, adelantado por la organización, es el siguiente: Mejor Largometraje de Ficción, para “Nånting måste gå sönder” (Something Must Break) de Ester Martin Bergsmark “por su propuesta radical llena de contrapuntos”. El premio al Mejor Largometraje Documental ha sido para “África 815” de Pilar Monsell con mención especial para “DETI 404”(Children 404) de Pavel Loparev y Askold Kurov.

Mejor Película Experimental para “One Deep Breath” de Antony Hickling. El premio al mejor cortometraje documental es para “Il segreto del serpente” de Geoff Jaffe y sendas menciones para “Metube: August sings Carmen Habanera” de Daniel Moshel y “Kuhani” dirigido por Ntare Guma Mbaho Mwine . Mejor Cortometraje de Ficción o Documental ha sido para “Die Schwulenheiler” (Gay Healers) de Christian Deker y Oda Lambercht.

El premio Lesbianismo y Género se lo ha llevado “Ang Huling Cha-Cha Ni Anita” (Anita’s Last Cha Cha), de la directora Sigrid Andrea Bernardo, por ser una película contada “desde la alegría, la naturalidad y el desprejuiciamiento” y que muestra “un aspecto raramente abordado en la infancia de las lesbianas: la representación del deseo lésbico en una niña con toda su dimensión sexual, sin tabúes”. También hay una mención especial para “Fuoristrada” de Elisa Amorouso.

Dos mujeres ganan los principales premios del Zinegoak por vez primera

Durante la gala de clausura del Festival Internacional de cine y artes escénicas gaylesbotrans de Bilbao Zinegoak 2015, se ha entregado el Premio Honorífico Especial a Fernando Díez

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Cartel de una de las pelígulas del Zinegoak / EL PAÍS

Por primera vez, dos mujeres han sido las ganadoras de los premios principales del festival Zinegoak: Mejor Largometraje de Ficción para Ester Martin con “Nnting mste g sönder” y Mejor Largometraje Documental para Pilar Monsell con “Africa 815”, han informado los organizadores.  La gala de clausura del Festival Internacional de cine y artes escénicas gaylesbotrans de Bilbao Zinegoak 2015. En la gala se entregará el Premio Honorífico Especial a Fernando Díez. El palmarés de este año, adelantado por la organización, es el siguiente: Mejor Largometraje de Ficción, para “Nnting mste g sönder” (Something Must Break) de Ester Martin Bergsmark “por su propuesta radical llena de contrapuntos”. El premio al Mejor Largometraje Documental ha sido para “Africa 815” de Pilar Monsell con mención especial para “DETI 404″(Children 404) de Pavel Loparev y Askold Kurov. Mejor Película Experimental para “One Deep Breath” de Antony Hickling.

El premio al mejor cortometraje documental es para “Il segreto del serpente” de Geoff Jaffe y sendas menciones para “Metube: August sings Carmen Habanera” de Daniel Moshel y “Kuhani” dirigido por Ntare Guma Mbaho Mwine . Mejor Cortometraje de Ficción o Documental ha sido para “Die Schwulenheiler” (Gay Healers) de Christian Deker y Oda Lambercht. El premio Lesbianismo y Género se lo ha llevado “Ang Huling Cha-Cha Ni Anita” (Anita’s Last Cha Cha), de la directora Sigrid Andrea Bernardo, por ser una película contada “desde la alegría, la naturalidad y el desprejuiciamiento” y que muestra “un aspecto raramente abordado en la infancia de las lesbianas: la representación del deseo lésbico en una niña con toda su dimensión sexual, sin tabúes”. También hay una mención especial para “Fuoristrada” de Elisa Amorouso.

“El viaje de Carla es una herramienta para la defensa de la diversidad y los derechos humanos”

Avalado por los premios obtenidos y por el éxito unánime de crítica y público, el documental El viaje de Carla -dirigido por Fernando Olmeda- afronta ahora el reto del Zinegoak de Bilbao, uno de los principales festivales de cine LGTB de Europa.

carla antonelli y fernando olmeda

Carla Antonelli, activista LGTBI y diputada de la Asamblea de Madrid, y Fernando Olmeda, director del documental biográfico El viaje de Carla.

El documental relata el periplo vital de una de las más relevantes activistas por la igualdad en España, referente nacional e internacional del colectivo LGTB y diputada en la Asamblea de Madrid. Protagonista y testigo de la historia, a través de su trayectoria individual se entiende mejor el viaje colectivo. Por eso, la cinta también reivindica la lucha denodada de las personas que viven conforme a su identidad de género, la capacidad de superación de quienes logran salir adelante a pesar de tener casi todo en contra, y el compromiso de quienes luchan en favor de la igualdad legal y social y la diversidad afectivo-sexual. «Carla siempre convierte lo negativo en positivo, y su fortaleza y su compromiso son modelo y ejemplo a seguir, no solo para el colectivo LGTBI, sino también para la sociedad en su conjunto», señala Fernando Olmeda.

A través de un relato coral duro y sincero, el documental logra la empatía del espectador hacia una trayectoria llena de pequeñas y grandes victorias, repleta de reconocimientos y galardones como el Premio Solidario de Hegoak, asociación que trabaja activamente en la denuncia de las discriminaciones por LGTBIfobia, así como en la atención a las personas LGTBI y en la prevención del VIH-SIDA, y también organiza el Festival Internacional de Cine y Artes Escénicas GayLesboTrans de Bilbao. «Siempre es un gusto visitar Euskadi», dice Carla Antonelli; «ya en 1999 reclamé que se incluyera en la cartera de servicios sanitarios la cirugía de reasignación de sexo, así como una Ley nacional que regulara el derecho a la identidad y a la modificación de la partida de nacimiento y del DNI, que se hizo realidad en 2007. El País Vasco ha estado en la vanguardia de la defensa de los derechos del colectivo LGTBI, con la puesta en marcha del Berdindu -el servicio de Información y atención del Gobierno Vasco para temas de diversidad sexual y de género- y de la Unidad de Género del Hospital de Cruces. Destaca también el trabajo continuado de colectivos como Hegoak, Aldarte, Gehitu, Guztiok o Errespetuz -que atiende específicamente a las personas transexuales-, gracias a cuyo empuje salió adelante la Ley Integral de Transexualidad Vasca, la segunda aprobada en España».

el viaje de carlaEl viaje de Carla -de 65 minutos de duración- es un trabajo audiovisual profundo y consistente, sensible y veraz, que cosechó los Premios al Mejor Documental y a la Mejor Obra Española en LesGaiCineMad (Madrid), y el Premio al Mejor Documental enAndaLesGai (Sevilla). También tuvo una sensacional acogida en la segunda edición de Can[Be]Gay, Festival de Cine LGTBIQ de Canarias -aún en marcha-, y el próximo fin de semana afronta el reto de convencer al jurado del Zinegoak. «Estamos muy satisfechos de la acogida», afirma Olmeda; «nos satisface haber sido seleccionados para participar en un Festival como Zinegoak, importante referente como evento cultural de primera magnitud y también como lugar de encuentro del colectivo LGTBI».Antonelli añade: «Estoy muy ilusionada y con ganas de compartir el documental, que considero una herramienta para la defensa de la diversidad y los derechos humanos, más aún en estos tiempos en que tantos ataques están recibiendo; hay que seguir haciendo pedagogía, porque la transexualidad no es un capricho; hay que seguir visibilizando una realidad y trabajando por conseguir una sociedad en la que tenemos que caber todas y todos».

El 62% de los transexuales europeos ha sufrido acoso y el 54% se ha sentido discriminado

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Un 54% de transexuales europeos afirma haberse sentido discriminado en el último año./ EFE

La mayor encuesta sobre la discriminación que sufre la comunidad LGTB europea, elaborada por la Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea en 2012, situó a las personas transexuales como las más perjudicadas de los ataques contra la libertad sexual. El análisis detallado de las respuestas de los 6.597 transexuales que participaron en ese estudio desgrana un panorama de exclusión en el que el 54% de los entrevistados admite haberse sentido discriminado en el último año. Un 62% señala haber sido objeto de acoso y un 8% ha sufrido algún ataque físico o sexual por ser percibido como ‘trans’.

Las datos del macroestudio sobre el trato a la comunidad LGTB en Europa alertó a la Agencia de Derechos Fundamentales (FRA, por sus siglas en inglés) sobre la “frecuente discriminación y victimización” de las personas transexuales, más aún que las sufridas por lesbianas, gais y bisexuales. El dato del 54% de discriminación a trans es de un 47% para el total de la comunidad LGTB. La FRA ha puesto la lupa sobre el colectivo trans para detallar sus problemas a la hora de disfrutar con libertad de su vida e identidad sexual, en un análisis que presenta este martes en el Parlamento Europeo.

El entorno más hostil para las personas transexuales se ubica en el mundo laboral; especialmente para acceder a él. Las experiencias de discriminación durante el proceso de búsqueda de empleo son las más repetidas por los entrevistados (un 37%), seguidas de aquellas enmarcadas en el desarrollo de su trabajo (27%). Los centros educativos, desde la escuela a la universidad (como alumnos o como padres de estudiantes), les siguen como puntos negros de la exclusión —24% de los encuestados— y, a continuación, los servicios médicos —22% de los casos—.

Las denuncias de los delitos de odio sufridos, a pesar de que son muy escasas (21%), mejoran los resultados del resto de la comunidad LGTB: los trans denuncian más las experiencias de discriminación y violencia. Los atacantes son en su inmensa mayoría hombres, que actúan solos o en grupo. Entre las causas más repetidas para no delatar a los agresores destacan que los entrevistados consideran que denunciar no va a cambiar nada, que no merece la pena, y que los incidentes no son tomados en serio. España es el país en el que más personas piensan que denunciar sí tiene utilidad.

Los activistas españoles coinciden con la agencia europea en que el colectivo trans es el más discriminado dentro de la comunidad LGTB. En el estudio de la FRA, el 60% de los transexuales españoles que participó en la encuesta afirmó haberse sentido discriminado en los 12 meses anteriores. “Todavía hay muchísima discriminación”, denuncia el abogado Manuel Ródenas, colaborador de Transexualia. Ródenas admite una gran evolución en los últimos años, pero alerta de que España ha mantenido “mucha discriminación soterrada debajo de la corrección política”.

Sonia, mujer transexual de 41 años, ha sido testigo de cómo España ha dejado atrás las partidas de ‘caza’ violentas de neonazis que perseguían, entre otros colectivos, a transexuales. Un grupo asesinó a su amiga transexual Sonia Rescalvo en Barcelona de una paliza en 1991. Rescalvo iba a ser su “madrina” en su proceso de cambio y esa noche otro grupo también la agredió: “Yo me juntaba mucho con transexuales por esa época. Me dieron una paliza y me violaron con un bate de béisbol”, relata.

Sin el apoyo de su familia en aquel entonces y con el miedo a descubrirles cómo se sentía realmente, esa noche se escondió en el coche de su madre. Apenas con una toalla para contener la hemorragia. “Después de la muerte de Sonia me metí en el armario un tiempo”, continúa la mujer que más tarde eligió el nombre de Sonia para vivir con libertad. Porque desde hace años, no siente ese miedo al andar por la calle. “Las cosas han cambiado, pero no en todos los ámbitos. En el mundo laboral pervive mucha transfobia”, apunta.

El mundo laboral: foco de exclusión

Sonia se encuentra desempleada y cree que haber aparecido públicamente para reivindicar sus derechos como mujer transexual le ha perjudicado para encontrar un trabajo. “Cuanto más evidente es que eres transexual, no se fijan ni el currículo. Te despiden con el ‘ya te llamaremos”, lamenta. La evidencia de la identidad de género de algunos transexuales hace que “muchos no puedan estar dentro del armario”, apunta Manuel Ródenas. Los españoles entrevistados que declararon haberse sentido discriminados durante la búsqueda de empleo ascienden al 39%.

Manuel Ródenas considera el acceso al mercado laboral la mayor dificultad de los transexuales en la actualidad. “La discriminación y el rechazo de las familias han provocado que estas personas arrastren muchas carencias formativas”, explica el abogado. En su experiencia ha visto cómo muchas personas abandonaban los estudios, focos también de discriminación, y su núcleo familiar. “Su prioridad ha sido su superviviencia, no formarse”. Ahora, las historias de padres que defienden a sus hijos pequeños cuando manifiestan conflictos de género son señales de que las cosas están cambiando.

Los prejuicios sustentan la discriminación

Sin embargo, la sociedad española aún no mira a los transexuales como a iguales. “Queda mucho por hacer hasta que no normalicemos y visibilicemos la transexualidad como una realidad más”, fija como meta Mané Fernández, coordinador del área de transexualidad de la Federación Española de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB). El desconocimiento es aún un punto clave que mantiene vigentes los prejuicios y la discriminación sobre este colectivo. El abogado de Transexualia, Manuel Ródenas, se atreve a decir que “la mayoría de los españoles no sabe definir a las personas transexuales”.

Dentro del colectivo trans, la encuesta engloba a todas aquellas personas que no se identifican con el género que tienen asignado al nacer, o que expresan su identidad de género de manera diferente. Pueden haber cambiado su aspecto físico o no. “Sin embargo, cuando se piensa en transexualidad se imagina a la mujer transexual”, apunta Mané Fernández. Ródenas añade a esa imagen mental los prejuicios de marginalidad, esperpento y prostitución que tradicionalmente se han asociado al colectivo.

Sarai, una mujer transexual que vive en el País Vasco, cuenta como “una anécdota” cuando una chica se acercó a ella y a un grupo de cinco transexuales más que tomaban algo en una terraza en Valencia. “La chica nos dijo que buscaban a gente para una fiesta de Nochevieja. Vio a seis transexuales y pensó ‘estos actúan”, relata al otro lado del teléfono. Mané recuerda como ejemplo de desconocimiento un conflicto laboral que la FELGTB luchó, de una mujer transexual en una empresa metalúrgica: “Al final, las que más problemas ponían eran las mujeres por cambiarse en el vestuario con ella”.

Los cambios experimentados en los últimos años —se han aprobado leyes como la de identidad de género y la del matrimonio homosexual y los adultos cada vez están más formados— dibujan las líneas en las que aumentar los esfuerzos para reducir los altos porcentajes de discriminación: “Las leyes no te garantizan que vayas a ser víctima de una agresión, pero sí puedes llevarlo ante la justicia. Hay que educar y sensibilizar a los menores en las aulas, donde vemos comportamientos machistas, no solo homófobos, que nos dicen que vamos para atrás y ya no se habla de ello”, alerta Mané Fernández. De los trans que declararon sufrir discriminación, el 82% dijo ocultar su transexualidad a menudo o siempre cuando estaban en Secundaria.

21 países europeos exigen la esterilización para reconocer la identidad de los transexuales

En la comparación de los países europeos, la FRA marca el camino a los estados miembros de la Unión Europea: las instituciones deben respaldar la igualdad mediante las leyes y políticas concretas. España no figura entre los países peor parados en el mapa de derechos de la comunidad trans de 2014, que centra su condena sobre 21 países europeos —entre los que se encuentran Francia, Noruega y Finlandia— que exigen a las personas transexuales que se sometan a la esterilización para que su identidad de género sea reconocida. La llamada Ley de identidad de género aprobada en España en 2007 no incluye esta exigencia, ni tampoco la necesidad de haberse sometido a una operación genital.

La agencia europea denuncia que estos requisitos vulneran la dignidad de la persona y violan su integridad física, por lo que exige su cese. Algunas comunidades españolas han dado un paso más en la defensa de los derechos de las personas transexuales a través de leyes integrales de reconocimiento de sus derechos, una demanda de la FELGTB. Por el momento, solo Navarra, País Vasco, Andalucía y Canarias las han incorporado a su ordenamiento.

Además, la FRA apuesta por las políticas públicas porque, según sus informes, funcionan. Un 94% de los encuestados afirma que si las autoridades de sus respectivos países promocionaran los derechos de las personas transexuales, su vida sería más fácil. En el momento del estudio, cuatro de cada cinco apuntaba que estas medidas y campañas de apoyo a los trans eran muy o bastante raras.

FANZINECRIPTA: ENTREVISTA A… COL.LECTIU GAI BARCELONA

¿Cómo y con qué objetivos se fundó el Colectivo Gai de Barcelona?cgb

Joan – No lo puedo decir literal porque llevo como cinco años aquí, pero se fundó en el 89.

Mikel – El colectivo es una de las muchas escisiones que ha tenido el FAC, que es la entidad histórica de liberación gay de Cataluña que tenía una ideología más cercana al comunismo y el colectivo tiraba más hacia el anarquismo.

¿Cuál es el modelo organizativo del Colectivo?

Joan -Actualmente tenemos un modelo completamente asambleario. Todas las decisiones las tomamos en asamblea abierta por consenso a ser posible.

Luis – Si, es totalmente asambleario. Luego tenemos unas personas que se encargan del correo, del funcionamiento normal del colectivo, pero las decisiones se someten todas en la asamblea. Luego creamos unas comisiones, de fiestas, de economía, etc. y cada una funciona por su lado, pero cada quince días nos reunimos y lo ponemos todo en común.

¿Y las asambleas viene cualquiera aunque no sea del Colectivo?

Luis – Las asambleas son abiertas a todo el mundo, sea o no sea socio, sea o no sea militante del Colectivo, o venga ese día a tomarse una cerveza. Están abiertas a todos y tienen derecho a voto. Por ejemplo trabajamos muchas veces junto a Aprosex, que es una asociación de trabajadores del sexo, y vienen y opinan y votan al igual que un militante del Colectivo, al igual que cualquier persona que venga a las asambleas.

¿Qué actividades soléis llevar a cabo?

Luis – Ahora con el cambio de presidencia y de junta directiva estamos un poco en stand by, pero siempre hemos estado haciendo conferencias, charlas, fiestas para recaudar fondos para el mantenimiento del local…

Joan – Estás hablando más de las puntuales, las que  son específicas son San Juan, las fiestas del barrio, también organizamos muchos años el carnaval gay de Barcelona, el curso de autodefensa contra la agresión estatal y también participamos en la organización del 23 de junio.

Luis – Aun así siempre estamos abiertos a que la gente venga, haga propuestas de charlas, debates u otras actividades y sacarlas adelante.

Joan – Claro, nosotros tenemos un local y hay que aprovecharlo. Aquí se han hecho actividades de muchas asociaciones, y siempre que la fecha elegida el local esté disponible pues está abierto a todos.

Mikel – Además no tienen por qué ser de temática sexual, distintas asociaciones lo han usado para lo que estimasen oportuno, contra información, política, etc.

Luis – Exacto. Durante muchos años hemos sido el Colectivo Gai de Barcelona, pero desde enero de este año somos solamente el Colectivo.

Habladnos un poco de InfoGai.

Joan – Es la revista pionera del movimiento LGTB y la idea es publicar actividades del Colectivo pero también un espacio de reflexión con diferentes temáticas. Y no necesariamente ser la opinión del Colectivo, sino que hay varios colaboradores y por ejemplo en algunos temas hemos puesto artículos de opinión desde puntos de vista opuestos.

Luis – Además al igual que las asambleas, si alguien quiere escribir no está cerrada a redactores o algo por el estilo. Cualquiera  puede escribir y expresarse. Por ejemplo todas las asociaciones con las que trabajamos han escrito alguna vez.

Ya no se edita en papel…

Joan – No es una decisión firme, sino que no hay dinero de momento para ello. Si mañana tuviésemos el dinero necesario lo mandábamos a imprenta sin pensarlo. Pero de momento solamente se podrá consultar en su versión web, que también le hemos aumentado la calidad en cuanto a diseño, enlaces, etc.

Luis – Esa es la versión bonita. La versión más cruda y real es que cuando hemos hecho el cambio de junta nos hemos encontrado con un pequeño desfalco de dinero y obviamente hay que tapar ese agujero negro. Entonces decidimos recortar el gasto de imprimir infogai y que pasase a ser digital hasta que cubramos esos gastos. Pero más adelante, cuando podamos económicamente permitírnoslo, la idea es volver a editarla en papel.

¿Cómo veis el movimiento gay en la actualidad? ¿No está un poco estancada la lucha desde que se aprobó el matrimonio homosexual?

Luis – Sí que ha habido a nivel estatal un frenazo muy grande. Aquí en Cataluña se ha aprobado hace nada la ley contra la homofobia, pero a nivel estatal el frenazo ha sido grande y no entendemos el por qué.

Hacia donde creéis que se debe enfocar la lucha hoy en día.

Joan – Creo que mientras haya discriminación, que no puedas pasear libremente de la mano con tu pareja,  ni ir travestido tranquilo sin pensar que te van a agredir… por ejemplo hace poco en Sevilla hubo una agresión y el juez desestimó la denuncia, es decir, te pegan y encima el sistema no hace nada para protegerte.

Luis – Pero es que incluso dentro del mundo gay, existe la homofobia y la lesbofobia.  Nosotros aquí lo hemos comprobado. No es que nuestra lucha esté solamente contra el PP y los heterosexuales que nos discriminan, sino que la lucha también está dentro del movimiento contra los que no respetan a transexuales, lesbianas, bisexuales, etc.

Joan – Es que incluso te puedo decir de que aquí hubo una época en la que se nos juntaron un grupo de chicas, y te digo que no era ni uno ni dos, sino varios, los que decían que qué hacían aquí chicas. Pero de no rotundo, de enfrentamientos de que aquí no.

A nivel internacional como lo veis. Rusia, Francia, Senegal, EEUU…

Joan – Lo veo un poco como los derechos laborales aquí. Las vacaciones, la jornada de ocho horas, los descansos…. Que parece que haya sido toda la vida así, pero es que hace unos cuantos años te mataban por reivindicarlo. Muchos derechos sino los defiendes no solo no avanzas, sino que vas para atrás.

Silvia – En Francia tampoco se toman muy en serio las uniones civiles de matrimonio. Viajo mucho a Francia, y las sensaciones que me dan mis conocidos allí es esa, que no tienen ningún interés en juntarse, viven su amor a su manera.

Joan – Pero la cuestión es esa, que si quieres, puedas casarte con tu pareja.

Mikel – Ya en el 87, cuando el FAC tenía aún un carácter revolucionario, hubo este debate. Había una pareja de Vic que se quería casar, y el FAC en principio estaba opuesto al matrimonio al considerarlo una institución burguesa pero en cambio con el debate se llegó a la conclusión de que sin estar a favor del matrimonio, se debía luchar por quien quisiera casarse tuviera ese derecho como las parejas heterosexuales.

Siguiendo con Francia, en las últimas elecciones europeas hubo un auge de partidos ultraderechistas, y los medios de comunicación lo achacaron a políticas relacionadas con la inmigración. Sin quitar su parte de razón, ¿No tendría que ver también la ley de matrimonio homosexual francesa? Y no solo en Francia, sino el auge en toda Europa, por ese cambio de valores que ellos achacan a leyes como ésta.

Mikel – Yo no me lo puedo explicar. Francia, siendo una república laica desde hace siglos, como puede tener esa mano la iglesia en la sociedad. En España, que hay muchos más católicos por tradición, no hubo esa respuesta social. Entonces yo creo que ese auge se debe más al tema de inmigración. Aquí en Barcelona, Plataforma por Cataluña, con el tema del referéndum por la independencia del 9N, está repartiendo flyers más que en contra del propio referéndum, de que en el mismo puedan votar inmigrantes con una base de años aquí instalados. Aun así estoy muy sorprendido de Francia, con esas manifestaciones, atacando las sedes del partido socialista francés, etc.

¿Cómo veis las relaciones de las asociaciones de defensa de los derechos de la comunidad gay con las instituciones públicas? ¿Debemos agradecer la audiencia que los nuevos reyes han dado a la Federación de Gais y lesbianas?

Mikel – Nosotros no hubiésemos ido. Cada uno es libre de hacer lo que quiera, pero nosotros no iríamos.

Joan – Al final es cuestión de ideologías. Hay gais de derechas y hay gais de izquierdas. Y los hay monárquicos y los hay republicanos. En cuanto a las instituciones, todo lo que sea conseguir subvenciones sin que se tenga por ello que ceder las ideas y personalidad del colectivo, lo veo bien. A fin de cuentas, no es más que recuperar nuestro dinero.

Con todas las noticias de agresiones a Homosexuales que salen a la luz, y las que no se denunciarán… ¿Es España un país tan abierto como parece?

Mikel – ¡NO! He visto una encuesta en la que preguntaban que qué imagen tenían los homosexuales de cara a la población, y el 80% decían que eran o enfermos o desviados o con algún problema patológico. Y aunque hay que reconocer que está mucho mejor ahora, pues no hay que perder de vista que incluso dentro del propio colectivo homosexual hay gente homófoba, y un entramado empresarial que convierte la sexualidad en algo mercantil.

¿Y deberían las instituciones adoptar medidas específicas contra la violencia homófoba, como las hay contra la violencia de género?

Mikel – Pues claro, hemos participado y apoyado la ley contra la homofobia aquí en Cataluña.

Joan – Aquí está la ley contra la homofobia, transfobia, lesbofobia… Si es necesaria o no… en términos ideales no. Una agresión ya es un delito por sí mismo, pero claro, ya tienes que confiar en la justicia, y solo hace falta ver el caso sevillano que comentamos antes… así que sí, hace falta. Al igual que la hay de género, de racismo.

¿Ha perdido la manifestación del orgullo gay su carácter reivindicativo por otro más festivo?

Mikel – En Barcelona hay una manifestación realizada por la asociación de empresarios, ACEGAL, y otra que es la de toda la vida, la del día 28, que es reivindicativa y se va manteniendo. Pero si es cierto que es más multitudinaria la que hacen los empresarios que la nuestra, que es más reivindicativa.

Joan – La de los empresarios es más festiva, con todos los tíos cachas, y se hacía el domingo y el sábado se hacía la reivindicativa. Desde hace dos años, los empresarios decidieron trasladar su manifestación al sábado, a la misma hora que la de las asociaciones, lo que obligaba a ir a una o a ir a otra. Pero lo más fuerte, imagínate si hay poca reivindicación en los empresarios, que hace dos años nos pidieron si podían leer nuestro manifiesto en su manifestación. ¡No tenían nada que reclamar! Evidentemente se les dijo que no.

Mikel – Si no tienen una idea clara reivindicativa de los gais, imagínate de las lesbianas o transexuales. Aparecen en el cartel de manera casi testimonial.

¿Cómo veis que Chueca se haya convertido en un entramado capitalista aprovechándose del movimiento homosexual?

Mikel – Cuando preguntabais sobre las líneas de futuro de lucha del movimiento creo que es la principal Lograr que haya normalización más allá de los guetos, ya sea aquí en el gayexample o Chueca, y sobretodo separar la reivindicación política de lo que es el ocio gay, además de que el ocio gay no esté centralizado en zonas concretas.

Hemos llegado al punto de discriminación sexista en algunos bares, prohibiendo la entrada a mujeres, junto con el estereotipo de alto poder adquisitivo de los gais. ¿Debemos adoptar el movimiento gay postulados anticapitalistas en nuestra lucha?

Mikel – Yo creo que históricamente los grupos de liberación homosexual de Cataluña son revolucionarios y anticapitalistas. Lo que pasa es que hay una trayectoria histórica de desmovilización, de separación en grupos, y todo esto acompañado del surgimiento de guetos y se va creando una normalidad falsa de circuitos comerciales.

Joan – Y luego sí que hay muchos grupos de defensa LGTB que se postulan como revolucionarios y anticapitalistas, pero que luego lo son de boquilla. Y cuando otro grupo toma acciones anticapitalistas, los estigmatizan, y eso lo hemos visto aquí.

¿Para luchar contra la homofobia y la normalización son útiles los bares de ambiente?

Joan – Depende de cómo lo plantees. Aquí puedes venir siendo gay o no. Para el que no conoce, siempre será mucho mejor un bar de ambiente, donde mayoritariamente la clientela es de esa orientación sexual.

¿Qué opináis de los personajes públicos que anuncian a bombo y platillo su orientación sexual?

Joan – Para mí es bueno porque hace ver que gais los hay de todo tipo y no solo las locas de la televisión, con su manera de ser. Así que para mí, si salen todos mucho mejor, y que salgan los de la pluma, y los que no la tienen, y que se vea que no todos somos iguales.

Dicen nuestros amigos de “Colegas” que esperan con aceptación el nuevo rumbo que está tomando la iglesia… ¿Empezamos a ir a misa los domingos?

Joan – A mi si dejan de discriminar realmente, pues perfecto. Voy a seguir sin ir a la iglesia y sin creer en Dios, pero vamos, que para los creyentes pues bien. Mientras me respeten a mí… Porque son los primeros en pedir respeto pero luego son los primeros en no respetar a nadie.

Travestis que sobrevivieron en una España en blanco y negro

El arte y la gracia en unos casos y la urgencia y la necesidad en otros, fueron los encargados de mantener a flote a un colectivo asfixiado por la represión franquista.

ocaña retrato intermitente

Después del triunfo de Conchita Wurst en el festival de Eurovisión de este año, podría decirse que el colectivo de travestis goza de buena salud en cuanto a respeto y tolerancia por parte de la sociedad. Wurst (que significa “salchicha” en la traducción al español), antes de convertirse en estrella mediática ya era firme defensora de los derechos de las minorías sexuales y lo sigue haciendo después de su fulgurante éxito. Sin embargo, este colectivo no siempre ha tenido el nivel de aceptación actual, y menos en España, donde la represión franquista causó estragos como bien podemos ver en películas y documentales estrenados en la transición y principios de los 80.

Por ejemplo, Ocaña, un retrato intermitente (1978), documental dirigido por Ventura Pons, que narra la vida del artista andaluz José Pérez Ocaña y de la situación del colectivo LGTB en la Barcelona de la transición. Un documento muy interesante para conocer la situación real en la calle y cómo Ocaña supo sobreponerse y enfrentarse a los poderes fácticos de la época desde su humilde buhardilla de la Plaza Real de Barcelona. Inolvidable la escena en la que se pasea por las Ramblas travestido, del brazo de un chulazo de sombrero y traje caro, levantándose el vestido y enseñando sin pudor su pene ante los cientos de personas que no le quitaban ojo con una mezcla de estupefacción y admiración.

Otras películas esclarecedoras sobre la realidad de los travestis en la recién estrenada democracia fueron Vestida de Azul (1983), de Antonio Giménez-Rico, que narra en una extraña mezcla de documental y ficción, la vida de siete travestis, su obra y milagros para sobrevivir en la dictadura sin ocultar su sexualidad y con el único objetivo de vivir su vida sin demasiadas ambiciones. Un hombre llamado Flor de Otoño (1978), de Pedro Olea y protagonizada por José Sacristán fue otra de las películas que hablaban sin tapujos del travestismo y que mayor repercusión tuvieron.

Pero una cosa está clara, cuando terminó el franquismo, el colectivo de travestis y transexuales no lo tuvo nada fácil. Cárceles como la de Carabanchel en Madrid, estaban atestadas de “desviados”, como solía llamarse a este colectivo. La Ley sobre Peligrosidad y Rehabilitación Social, de 1970, que derogaba la famosa Ley de Vagos y Maleantes, que en 1954 incluyó también a los homosexuales en la lista de “rufianes sin oficio conocido”, (llámese mendigos, proxenetas, nómadas y vagabundos), hizo mucho daño al colectivo LGTB, ya que incluía penas de hasta cinco años de cárcel, o internamiento en manicomio, a los homosexuales y demás individuos considerados peligrosos socialmente para que se “rehabilitaran”.

un hombre llamado flor de otoño

Con este panorama, no es de extrañar que antes de la transición, según cuenta Antonio D. Olano, autor del libro Pecar en Madrid, “salir con atuendos nada equívocos en el Madrid de aquellos tiempos, tenía mucho más valor que ponerse delante de un toro de cinco años, sin capote ni defensa alguna”. Pero a pesar de todo había gente con el coraje suficiente para jugarse su libertad y su físico por mostrar su verdadera identidad y expresar su esencia a los cuatro vientos.

A finales de los 70 y durante la famosa “movida”, proliferaron multitud de espectáculos en los que nunca faltaban travestis y transexuales. Uno de los más recordados fue el grancanario Paco España, fallecido recientemente, que se atrevía a subirse al escenario imitando a grandes tonadilleras de la época como Lola Flores, no sólo con sus ropas y ademanes, sino también cantando en directo. Participó en películas como la ya mencionada “Un hombre llamado flor de otoño” y “Gay Club”, dirigida por Ramón Fernández en 1980. Fue uno de los principales exponentes del transformismo de la época y un luchador por las libertades y derechos del colectivo LGTB a base de arte y desparpajo.

El fenómeno del travestismo en la transición española ha sido muy estudiado por el extraño acogimiento que tuvo en la sociedad de la época, aún muy tradicional y con marcada orientación homófoba, pero que aceptaba la presencia de homosexuales y travestis en los espectáculos de variedades y cabaret, más como objeto de mofa que como espectáculo respetado y admirado. Sin embargo, muchos afirman que este tipo de espectáculos, dado el prisma desde el que era observado, no hacía sino confirmar la hegemonía heterosexista que seguía instalada en aquellos momentos.

Artistas como Pérez Ocaña, Paco España y tantos otros personajes famosos y anónimos que tuvieron la “osadía” de mostrarse tal como eran en unos tiempos convulsos, llenos de resquemor e intolerancia, son los que sembraron las primeras semillas de la convivencia y el respeto que vivimos en la actualidad.

 

El 30 % de hombres gays y bisexuales con VIH evita tener sexo y el 41 %, pareja

Tanto por evitar la discriminación como por ahorrarles este estigma a sus personas cercanas, una tercera parte de los hombres gais y bisexuales con VIH se aislaron.

La Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales, FELGTB, quiere denunciar el estigma asociado al VIH que, como el de la diversidad sexual, se contagia a quienes apoyan públicamente a alguien con VIH.

Según una encuesta sobre experiencias de discriminación de las personas LGTB con VIH realizada por FELGTB entre el 1 de diciembre de 2013 y el 15 de marzo de 2014, el 65 % de los gais y bisexuales con VIH temieron en los últimos 12 meses ser objeto de chismes y el 42 % y el 27 %, respectivamente, temió sufrir agresiones verbales o físicas a causa de su infección por VIH. Uno de cada ocho encuestados recibió insultos.

El estigma hizo sufrir el rechazo por parte de sus parejas estables u ocasionales al 30 % de los hombres gais y bisexuales con VIH, y el 14 % llegó a sufrir violencia psicológica por parte de sus parejas, que utilizaron en su contra el hecho de tener VIH.

Tanto por evitar la discriminación como por ahorrarles este estigma a sus personas cercanas, una tercera parte de los hombres gais y bisexuales con VIH se aislaron. Pero estas consecuencias van más allá de las relaciones interpersonales: un 20 % evitó ir a un servicio hospitalario y un 18 % a su centro de atención primaria por temor a ser juzgados o discriminados.

Así mismo, la Federación reclama al Gobierno que se responsabilice del compromiso asumido ante Naciones Unidas de cero transmisiones y cero discriminación por VIH, abordando la prevención, el tratamiento de la infección y, además, reducir todos los factores sociales de riesgo en la infección como la violencia de género o la LGTBfobia, así como trabajar contra la discriminación a las personas que viven con VIH.

“Para abordar de forma seria el objetivo de cero nuevas infecciones y cero discriminación es urgente un Pacto Social frente al estigma por VIH en todos los ámbitos, un Plan Nacional sobre el Sida con capital humano y económico suficiente y un abordaje serio y responsable por parte de las administraciones públicas. Durante esta legislatura las ONG nos hemos visto trabajando casi a contracorriente con el Ministerio de Sanidad”, ha denunciado Santiago Redondo, coordinador del Área de Salud Integral y VIH de FELGTB.

La lenta muerte trans

Boys don’t cry

Una escena: la bella Hilary Swank, caracterizada como un hombre —camisa a cuadros, vaqueros— sujeta por dos tipos, aterrada, mientras un tercero le baja los pantalones y descubre que sus genitales son femeninos. Después vendrán los golpes, la violación grupal. Finalmente, la muerte. Boys don’t cry, basada en el caso real de Brandon Teena, ponía sobre el tapete de los noventa el problema de la violencia transfóbica.

Sólo desde enero de 2008 se contabilizan más de 1500 asesinatos de personas trans (la estadística incluye pocos países fuera de Occidente, donde podemos suponer que la situación es peor). Casi el 80% de esos crímenes ocurrió en América Latina. Si consideramos que sólo una de cada 33.000 personas es transexual, la cifra resulta impresionante: un asesinato cada dos días. Esta situación de especial violencia es la que llevó a muchos colectivos LGBT a hablar de un “genocidio trans”.

Veamos cómo está compuesta esa masa de personas transexuales asesinadas. Si tomamos un período prudente de tiempo, podemos ver que en su mayoría se trata de trabajadoras sexuales, de entre veinte y cuarenta años. Jóvenes, precarizadas y en la calle: la fórmula de la desprotección.

Obispo de Alcalá ESPAÑA “Hay que quitarle el voto a las mujeres, porque últimamente piensan por su cuenta”

Noticia publicada en Nueva Mentes

El obispo de Alcalá, Juan Antonio Reig Plà

El obispo de Alcalá, Juan Antonio Reig Plà

Sus ataques contra los homosexuales
Reig Pla, que ha generado polémica en los últimos dos años por sus ataques contra los homosexuales, a los que ha vinculado con la corrupción y la prostitución, así como sobre el aborto, ha cargado contra lo que ha calificado de “feminismo ideológico” y “radical”, durante su intervención en la presentación del libro La teología feminista, significado y valoración (BAC), del profesor Manfred Hauke, en la Universidad Francisco de Vitoria, este miércoles.
La deconstrucción de la persona
“Conviene indicar que el feminismo ideológico no es más que un paso en el proceso de deconstrucción de la persona. De hecho, los argumentos que sustentan el pensamiento feminista, en sucesivas evoluciones, han propiciado la ideología de género y las teorías Queer y Cyborg”, ha afirmado el obispo, informa Europa Press.
Según ha dicho el obispo, “el feminismo ha ido ganando terreno en el campo de la opinión y de la cultura” de forma que “lo que en un primer momento se presentaba como ‘feminismo sufragista’, que reclamaba el derecho a voto de las mujeres o la igualdad de derechos entre el varón y la mujer, ha ido evolucionando bajo el influjo de distintas ideologías”.
Del feminismo de la igualdad al feminismo ginocéntrico
Reig Pla ha criticado que las mujeres hayan pasado de pedir “la igualdad” y del “feminismo de cuota”, que reclama al menos la mitad de los cargos de responsabilidad para las mujeres, “a la pretensión del empoderamiento de la mujer, al feminismo radical o al feminismo ginocéntrico”.
Según ha dicho Reig Plà, el “feminismo radical” es más conocido por “sus pretensiones políticas y por sus vinculaciones con los movimientos que promueven el aborto, el ataque al matrimonio monógamo e indisoluble y a la maternidad”.
Rezar por ellas
El obispo ha defendido el papel que concede la Iglesia a las mujeres, “promotoras de un nuevo feminismo que, sin caer en la tentación de seguir modelos machistas, sepa reconocer y expresar el verdadero espíritu femenino”. Reig Pla ha añadido que a las “feministas radicales” dar la espalda, sino “desde la verdad, respeto y amor proponerles, con caridad, la verdad y orar por ellas”.

HOMOSEXUALIDAD EN LA COMUNIDAD CALÉ: Ser lesbiana también es de gitanas

Artículo publicado en Gonzoo

Para muchas gitanas ser lesbiana es de payas. En las mujeres reside la honra de la familia: casarse, tener hijos y cuidar de ellos. Sin embargo, que en esta comunidad también hay homosexuales es una realidad. Asociaciones como la de Gitanas Feministas por la Diversidad luchan por normalizar esta condición sexual dentro de una sociedad que poco a poco se desprende de los prejuicios

Raquel Saavedra es gitana y está casada con una paya, María José. Ambas viven en Mérida y tienen dos hijas adoptadas

Raquel Saavedra es gitana y está casada con una paya, María José. Ambas viven en Mérida y tienen dos hijas adoptadas. / Reportaje gráfico de Margarita Carrera

Por cada minuto que llegaba más tarde de las nueve de la noche, Teresa recibía un puñetazo de su padre. Con 29 años todavía tenía toque de queda. Lleva cinco años fuera de casa, pero los primeros meses tras su huida su cuerpo se fruncía cuando el minutero pasaba de las nueve. Cuando habla, parece que todo el dolor se le agrupa en un costado. Se inclina cuando se reprocha a sí misma no haberse ido antes, se arruga cuando recuerda cómo su padre le hacía la guerra cada día. También se ríe cuando habla de cómo liga con otras chicas. Teresa es gitana y lesbiana. Lo primero siempre ha sido una certeza y un motivo de orgullo para ella, lo segundo no. No hasta hace al menos unos años, cuando su memoria aún estaba llena de desgarros. Ahora, gracias a sus amigas y a ella misma es capaz incluso de subirse a una carroza del Orgullo en Madrid y gritar: “¡En mi jojoi [‘coño’ en caló] mando yo!”.

«Cuando era pequeña tenía pensamientos o sensaciones al estar con una amiga y pensaba que no era normal. Me resultaba extraño. En mi entorno veía a mis primas más mayores que se casaban o que les gustaban los niños, y yo me fijaba en las niñas», cuenta Teresa. A los 14 tuvo su primer novio, quería probarse a sí misma, quería ser ‘normal’. «Estaba pedida, iba a casarme con aquel chico, pero no le quería. Por mi madre aguanté un tiempo con él, ella me decía: “Ya le conoces, es de buena familia, tiene cierta posición…”. Lo dejé y me di cuenta de que era lesbiana». Reconocérselo a sí misma no alivió la situación. «Recuerdo cuando ya se murmuraba que podía ser homosexual y fui a buscar a una amiga para ir al culto. Salió su padre y me dijo que me fuera, que su hija no iba a ir más conmigo».

En su barrio, Orcasitas (Madrid), corrían rumores de que Teresa estaba con otra chica, también gitana. Velaron su relación, pero los comentarios y la actitud de algunos vecinos —«nos llegaron a escupir por la calle»— las asfixiaban.

Mujer, gitana, lesbiana. Minoría absoluta.

Su padre quiso entonces poner tierra de por medio y obligó a su familia a mudarse a otra ciudad. Se marcharon y los comienzos, con un final así de sísmico, fueron complicados. «No quería salir de casa. Era una chavala joven, tendría 20 años, pero estaba enfadada con el mundo, con mi padre y conmigo misma por no tomar las riendas de mi vida». A los pocos meses conoció al que sería su prometido. Sí, su prometido. «Al principio no quería nada con él, le consideraba un amigo. Pero quedábamos mucho, a escondidas de mi padre, claro. Porque en los gitanos, que salgas de calle con un chico que no es tu novio se ve mal. Me fue gustando poco a poco y ahí es cuando acabé de volverme loca. Me cortejaba como yo lo había hecho antes con otras chicas y pensaba: ¿soy bisexual?».

Un día, en la playa, le pidió matrimonio. Él tenía cáncer de médula, pero en teoría ya lo había superado. A los pocos días de prometerse, el padre de Teresa decidió que volvían a Madrid. «Me dijo que se vendría conmigo cuando todo estuviera más calmado, hablábamos todos los días, hasta que se debilitó y lo ingresaron en el hospital. Llamé a su madre y me dijo que no siguió con la quimioterapia como debería haber hecho. Quería que le viera con pelo. Murió y yo ni siquiera pude ir al entierro porque en mi casa era un tema tabú».

Para Teresa es importante contar todo esto por un motivo: «Mi padre nunca estuvo ahí para mí porque yo era diferente, me maltrataba porque sabía cuál era mi condición sexual. Me había enamorado de un hombre, sí, pero yo era lesbiana». La situación en casa empeoró a partir de entonces. «Dormía con tres cerrojos en mi habitación porque si mi padre tenía que tirarme un plato a la cabeza, me lo tiraba».

Gitanas Feministas por la Diversidad

El antropólogo David Berná, que ha estudiado la homosexualidad en esta comunidad, afirma que ser gay es más complicado para una gitana que para un gitano: «Las normas de género en esta comunidad son muy rígidas. Como ocurre con cualquier minoría, fortalecen su cultura para que no les cambien la identidad. Hay mucho miedo a cambiar sus valores por si eso significa dejar de ser gitanos. El control sobre la mujer es mucho mayor: en ellas reside la honra de la familia». Ser madres, ser esposas. «Por ello, consideran que ser lesbianas es de payas, no de gitanas», añade Berná.

Precisamente lo que reivindica la Asociación de Gitanas Feministas por la Diversidad es que «no por ser lesbiana, gay, transexual (o lo que sea) vas a ser menos gitano o gitana». La presidenta, María José Jiménez, considera que la intolerancia o el machismo no son características intrínsecas a su cultura. «Hemos sido un pueblo muy machacado. Sin formación ni herramientas. Han sido las circunstancias las que nos han abocado a ser así. Un ejemplo: si no tienes agua caliente, no vas a poder ir limpio. No es que ir sucio forme parte de tu cultura». A pesar de ello, Jiménez reconoce que los clichés femeninos del pasado —estar en casa, cuidar de los hijos, obedecer al marido— se han cronificado y por eso muchas mujeres repiten los patrones de sus madres y abuelas.

Para los gitanos el entorno es hostil, como explica David Berná: «Muchos solo han tenido un único espacio vital relacional, y si salen de él siguen viendo racismo». Lo que conocen se convierte en un lugar seguro donde no son “el otro”: sus costumbres, sus tradiciones, sus reglas. Blindarse con una armadura cultural para sobrevivir. Por ello, la herramienta principal de muchas gitanas lesbianas para contactar con el exterior sin sentirse desterradas es internet. «A través de la red pueden experimentar con otras mujeres, conocen, además, el mundo asociativo, ven que hay más personas que piensan y sienten como ellas. Y eso les da autonomía», asegura el antropólogo.

El mundo lésbico y los chats

Mara es de un pueblo de Albacete y reconoce que internet ha sido el mejor medio para conocer chicas. Ahora es mediadora social, aunque abandonó el instituto a los 16 años: «Un profesor me dijo que qué más daba si tenía los deberes hechos o no si al final iba a acabar en el mercado». Igual que Teresa, Mara también se dio cuenta de su orientación con apenas 8 años: «Mientras las niñas de mi clase de fijaban en el profesor, yo me fijaba en la profesora». «He estado con chicos para experimentar, intentaba que me gustase porque se suponía que a mí, evangelista y que siempre iba al culto, educada desde pequeña en la sacralización de la virginidad, era lo que tenía que gustarme. Pero era como besar una almohada», cuenta.

Esta gitana aboga por el aperturismo sexual para comenzar a cambiar las cosas. «Parece que el coño de la mujer sea parte de la cultura gitana y que si se acaba con la idea de que ellas deben llegar vírgenes al matrimonio, se acaba con la cultura gitana. Quiero que todas decidan acostarse con quienes quieran, hay muchas chicas gitanas que no saben ni qué es un orgasmo». Ahora, con 32 años, propugna esta idea sin titubear, pero hasta los 19 no se atrevió a estar con una chica. «A esa edad pensé: tengo que besar a una tía ya, a ver si me gusta».

Comenzó adentrándose en el mundo lésbico a través de chats, hasta que llegó al de Chueca. Conoció a gente del mundo asociativo de Madrid, por lo que aprovechaba sus visitas a la capital no solo para acudir a charlas y conferencias, también para conocer a chicas. «Una amiga me llevó a Chueca por primera vez y me ‘entró’ una colombiana de 1,80 y me asusté. Que yo soy de un sitio muy pequeño, al principio no era fácil para mí».

Aunque ha asimilado totalmente su sexualidad, la única persona de su familia a la que le ha dicho que es homosexual es a su hermana pequeña, de 17 años. «Me dice que haga lo que quiera, aunque luego me dice que no quiere ser como yo. Que ella quiere un marido e hijos, y yo le digo que ni se le ocurra casarse tan joven. También me pincha con que si las mujeres queremos más libertad, la solución es una cocina más grande. No sé si he hecho algo mal, si lo dice de verdad o no, si es para hacerme daño porque no acepta que sea lesbiana…». Mara intuye que sus padres lo saben, pero no considera necesario confirmarles la sospecha: «No me hace falta decírselo a nadie. Yo sé cómo soy, y pienso que si Dios es bueno, qué más da a quién quieras y quién te quiera».

El matrimonio de una gitana y una paya

Gitana, casada con una paya y madre de dos niñas. La historia de Raquel Saavedra parece, a priori, la más complicada. Sin embargo, nunca ha tenido problemas con su condición sexual. Diplomada en Trabajo Social y con un padre formado en idiomas y hostelería, Raquel, de 39 años, reconoce que su familia no entra «dentro de los clichés que se suelen asociar a los gitanos». Sentada en el sofá de su casa en Mérida, donde vive junto a María José y a sus dos hijas adoptadas, María José y Alba, cuenta que su esposa es la primera (y única) mujer con la que ha estado.

Raquel y María José en el salón de su casa, en Mérida.

Raquel y María José en el salón de su casa, en Mérida.

Tras estudiar la carrera en Sevilla, donde se crió, se fue a Mérida con una beca de investigación de Cruz Roja. Poco después pasó a ser orientadora laboral en barriadas gitanas para la Fundación Secretariado Gitano. Hace 18 años conoció a María José, trabajadora de acogimiento familiar. Por aquel entonces, Raquel estaba prometida con un hombre. «Yo siempre supe que me podían atraer tanto chicos como chicas, pero nunca ha sido una lucha interna para mí. La vi y me enamoré», recuerda. Los familiares de ambas saben que están juntas, aunque el único al que le ha costado aceptarlo es al padre de Raquel. «Pero no por ser gitano, más bien por ser testigo de Jehová. Para él esta era una casa de pecado», explica.

El suyo no es un caso representativo de las gitanas lesbianas, como ella misma reconoce: «Para mí no lo ha sido, pero ser gitana y homosexual es muy difícil. A mí, por el reconocimiento profesional y el respeto que me tienen en la comunidad, porque he trabajado con ellos y les he ayudado, no me van a cuestionar. Pero en términos generales es muy complicado. Es una sociedad todavía muy machista, donde la mujer tiene un destino muy claro: “viene aquí a darme familia”. Si eres lesbiana piensan que ya no vas a tener niños, que no vas a ser madre, que no vas a tener un varón al que someterte. Puede que de mí lo piensen, pero no me lo dicen». Incluso en instituciones como el Secretariado Gitano es un tema tabú. «Se habla de mujer, de juventud, de promoción de la comunidad, de educación, de inclusión… ¿y en todo eso no entra la diversidad sexual? Piensan que es mejor dejarlo pasar, si no, perderían sinergias con ‘hombres de respeto’, con patronos…», apunta Raquel.

La solución al problema, según ella, pasa por la formación general y por aumentar la autoestima como pueblo: «Educar a la gente en la tolerancia es básico. Y valorarnos más: nosotros aportamos cosas a la sociedad, no solo vandalismo, robos y drogas. Por ejemplo, el respeto a los mayores, la palabra dada [cumplir lo que dices], el amor por la familia o los ‘hombres de respeto’, que no patriarcas. Porque de hecho, la madre es la que lo lleva todo. Es una estructura más matriarcal que patriarcal». Considera que su pueblo debería ser más abierto y aceptar la evolución natural de la sociedad, aunque el único remedio que ve a corto plazo es trabajar de manera gradual: «Bocadito a bocadito, familia a familia».

Una de las últimas conversaciones que Teresa mantuvo con su padre prueba la teoría de Raquel sobre el cambio desde dentro. Tras irse de casa sin nada, ni siquiera formación —tuvo que dejar el colegio cuando era pequeña para cuidar de sus hermanos—, pasó los primeros meses en casa de una amiga. Con las emociones trituradas, poco a poco todo se fue recomponiendo. Estuvo tres años sin hablar con su padre, hasta que una Nochebuena, en la que se suponía que él no iba a estar, apareció. «Con el día a día le fui viendo más. Pero no tengo una relación buena con él. Ha cambiado, sí, porque no le ha quedado otra. Ya no estoy a su alcance. Lo que para él era feo y deshonroso ya no lo ve, no lo escucha».

En julio, la madre de Teresa se enteró de que iba a participar en el Orgullo Gay de Madrid. «Me dijo que no fuese, que eso salía en la tele, que si mi padre lo veía… Oí que él se le acercaba y le decía a mi madre que le pasase el teléfono. Se puso y me preguntó: “¿Por qué lloras? ¿Te vas al Orgullo?Pues vete, hija, que yo no voy porque a mí no me gusta eso, si no, me iría contigo. ¿Sabes el dolor que me llevo yo? Que lo he intentado contigo por las buenas, por las malas, te he pegado, te has ido de mi casa, te he maltratado, y al final para qué, para nada. Lo único que he hecho es perderte”».

Teresa, al igual que Mara, ha preferido dar un nombre falso y no ser fotografiada. Este es el cajón con el que hace percusión (también es cantaora), que lleva impresa la bandera gitana.

Teresa, al igual que Mara, ha preferido dar un nombre falso y no ser fotografiada. Este es el cajón con el que hace percusión (también es cantaora), que lleva impresa la bandera gitana.