El matrimonio igualitario conquista el conservador sur de Estados Unidos

El Tribunal Supremo impide a Alabama prohibir los enlaces entre personas del mismo sexo

Yashinari Effinger besa a su esposa Adrian Thomas

Yashinari Effinger besa a su esposa Adrian Thomas al contraer matrimonio esta semana en Alabama. / GARY COSBY JR. (AP)

En pleno debate sobre la legalización del matrimonio homosexual en Estados Unidos, el reverendo Phil Snider se dirigió hace tres años a su congregación en Misuri con un discurso a favor de la discriminación sexual. A los pocos minutos de comenzar, se detuvo. “Lo siento, creo que he tomado prestados los argumentos del siglo equivocado”. Snider había convencido a la audiencia de que la discriminación era justificable cambiando los términos “integración racial” por “derechos de los homosexuales” en un discurso que ya había sido empleado para defender la segregación contra las minorías raciales en el sur.

Su intervención se convirtió en uno de los vídeos virales del momento. Snider había demostrado que los argumentos que fallaron en la defensa de la segregación, también son insuficientes para negar la igualdad a los homosexuales. Ahora, como hace medio siglo, la región que más tiempo oprimió a las minorías raciales, ha sido la última en sumarse a esta batalla por los derechos civiles, la de los homosexuales.

Decenas de parejas del mismo sexo aguardaban el lunes pasado en juzgados de Alabama para contraer matrimonio. Querían ser las primeras, del primer estado del Deep South en acceder a un derecho que ya reconoce la mayor parte del país. No faltó tensión. Un juez de Alabama, Roy Moore, había dictaminado la noche anterior que no se firmaría ningún acta de matrimonio hasta que se pronunciara el Tribunal Supremo en Washington. Apenas unas horas después, el Supremo negó la petición de Moore y declaró que Alabama no tiene competencias para prohibir el matrimonio igualitario.

Hasta ahora, la comunidad homosexual de Alabama había visto cómo los avances conquistados en el resto del país no cruzaban sus fronteras. El límite estaba hasta ahora en el sur, pero el cambio ha llegado con la decisión de los jueces del Supremo.

La oleada de cambio que en apenas dos años ha barrido la opinión pública estadounidense empieza así a conquistar el sur. La región más conservadora del país es la que menos respalda las uniones entre personas del mismo sexo, apenas un 41%, frente a un 61% que lo apoya en la costa Este, según datos recientes del Centro Pew. Siete de cada 10 estadounidenses viven en uno de los 37 estados donde el matrimonio homosexual está legalizado. Otra mayoría, un 72%, considera que el matrimonio entre personas del mismo sexo es ya inevitable, según datos del Centro Pew.

Pero bajo la piel conservadora de Alabama, Georgia y Louisiana se adivinan profundas transformaciones culturales y demográficas que han situado a los ciudadanos a favor del matrimonio igualitario. A pesar de mantenerse en la retaguardia de uno de los cambios sociales más importantes de las últimas décadas, el ritmo sí ha sido el mismo que en el resto del país y en la misma dirección. Desde 2003, el apoyo en el sur ha pasado de un 25% a un 44%, similar al salto de 21 puntos que dio la costa Este (del 40% al 61%) en el mismo período.

Alabama debe acatar ahora la decisión del Supremo. Pero esto no quiere decir que el alto tribunal haya reconocido el derecho a casarse de los homosexuales; en junio tendrá que pronunciarse sobre ello y su decisión afectará a todo el país.

Shante Wolfe y Tori Sisson fueron la primer pareja en casarse en el conservador estado de Alabama, al sur de EE UU.

Shante Wolfe y Tori Sisson fueron la primer pareja en casarse en el conservador estado de Alabama, al sur de EE UU. / MICKEY WELSH (AP)

“Las autoridades pueden permitir la vigencia de esas uniones o quedar como estúpidos orgullosos por intentar arrancar a maridos y esposas de sus parejas”, decía este lunes la revista The Atlantic. “Nadie se ganó a los estadounidenses partiendo en dos sus certificados de matrimonio”.

Ni siquiera a los del sur. El juez Moore ha ignorado la nueva demografía y el cambio de ideas en la región, destino en los últimos 20 años de una oleada de trabajadores, especialmente de minorías raciales, que regresan del norte. Les caracteriza, según escribe el demógrafo William Frey en su radiografía de la explosión demográfica que está definiendo a los nuevos EE UU, tanto su edad como su “capital humano”. En los setenta y ochenta, los afroamericanos regresaban solo un poco mejor económicamente que sus nuevos vecinos. Ahora, según Frey, “son jóvenes y con un nivel educativo muy alto”.

La generación del milenio, la más diversa de las últimas décadas, muestra un respaldo sin precedentes a los derechos de la comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales). Según datos del Public Region Research Institute, un 69% de los jóvenes entre 18 y 33 años defiende el matrimonio homosexual, frente a un 37% de los mayores de 68 años, los baby boomers que han liderado la opinión pública hasta hace apenas una década.

El sur ya no está aislado y se acaba de sumar a los cambios de una sociedad que hace apenas cinco años no se imaginaba que en 2015 podría estar a las puertas de legalizar el matrimonio homosexual.

Un juez de Alabama reta al Supremo

C. F. PEREDA

La estrategia del juez Roy Moore para detener los matrimonios entre personas del mismo sexo en Alabama es habitual: los magistrados pueden pedir al Tribunal Supremo que bloquee la ejecución de una ley hasta que la corte decida si ésta se ajusta a la Constitución o no. En este caso, el Supremo estudiará en abril cuatro casos que pueden resolver la pregunta clave en la penúltima batalla por los derechos civiles del país: ¿tienen los estadounidenses el derecho a casarse con una persona del mismo sexo?

Dos de los nueve jueces del Tribunal Supremo manifestaron esta semana su rechazo a la decisión de no bloquear los matrimonios entre personas del mismo sexo en Alabama hasta que la corte resuelva esta pregunta. Los conservadores Clarence Thomas y Antonin Scalia, en una sentencia redactada por el primero, alertaron de que la decisión de la corte “puede ser interpretada como una señal de que el Tribunal ya ha respondido la pregunta”, en referencia a los casos que estudiará en abril.

El Supremo declaró en 2013 que la ley federal que definía el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer, así como la ley de California que prohibió las uniones de parejas del mismo sexo, violaban la Constitución al discriminar en contra de los homosexuales. Esos dos casos, considerados como el avance más importante en materia de igualdad de derechos de la comunidad LGBT, no resolvieron sin embargo la cuestión de si existe el derecho al matrimonio a nivel federal. Para Thomas, una mayoría de jueces del Supremo han adelantado la respuesta.

‘Sufrí siete años de maltrato físico y mental’

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Nacho, de 38 años, ganó un juicio contra su marido por malos tratos. JOSÉ CUÉLLAR

Tiene 38 años, es homosexual y fue una de las primeras personas en la Comunidad Valenciana que denunció un caso de violencia de pareja entre personas del mismo sexo. Y ganó el juicio. “Durante siete años sufrí maltrato físico y psicológico por parte del que entonces era mi marido: humillaciones, vejaciones y agresiones. Me mató la autoestima“, relata Nacho, como prefiere que le llamen. Confiesa que perdió el control de su vida, que tuvo dos intentos de suicidio y que hoy, después de que todo haya acabado, e incluso después de que esté rehaciendo su vida con otro hombre, sigue en tratamiento psiquiátrico.

“El maltrato empezó después de casarnos. Estuvimos año y medio de novios y la relación fue perfecta. Luego empezó todo. Las dos primeras veces fueron agresiones físicas y durante los años siguientes fue maltrato psicológico: me controlaba, me vejaba y minó mi autoestima”. Cuando ocurrió la última agresión no estaban juntos, sino intentando recuperar la relación. Firmaron la separación en 2013 y durante un año y medio trataron de retomar la relación. “Quise hacerlo porque, pese a todo, le quería con toda mi alma y tenía mucha dependencia de él”, confiesa. En junio de 2014 terminó todo: “Me agredió nuevamente y fue entonces cuando me atreví a denunciar”.

Tras esa última agresión, Nacho contactó con su abogada. “Después fui al centro de salud, donde me exploraron y me hicieron un parte de lesiones que llevé a la Guardia Civil de Burriana (Castellón). Un día después se celebró el juicio”, relata. No hubo una sentencia firme porque los abogados y el fiscal llegaron a un acuerdo: una multa de 150 euros, trabajos sociales y una orden de alejamiento.

Su abogada, María Jesús Bodí, reconoce que no sabían cómo tratar una situación de este tipo. Al final, siguieron el mismo protocolo que con un caso de violencia de género, por lo que la redacción está en femenino. Por eso, cree que “es importante que la ley se modifique, al menos en la redacción. Es un componente para avanzar”, opina Bodí.

En España, la violencia entre parejas de personas del mismo sexo aún no ha salido del armario y, como afirman los expertos, está en una situación en la que se encontraba hace años la violencia de género.

El psicólogo Juan Macías Ramírez, cofundador del Servicio de Atención a la Violencia Intragénero (Savi), explica que “la evolución sociocultural que en estos años se ha producido con la mujer” a la hora de identificar una situación de maltrato y sentir el respaldo profesional, legal y social, “no ha tenido lugar con las víctimas de violencia en parejas LGTB”, las siglas que agrupan a lesbianas, gays, transexuales y bisexuales, “donde existe todavía una dificultad para identificarlas y reconocerlas”.

Comunidades autónomas como Extremadura quieren reconocer como violencia de género este tipo de maltrato. Sin embargo, y en opinión de Anes Orellana, psicóloga del grupo Babalon Psicoterapia, “no se deben mezclar las violencias. Cada cual necesitaría su normativa y abordaje específico, ya que no estamos hablando de lo mismo”.

La violencia entre parejas del mismo sexo en España es todavía invisible. De hecho, hay ciertas confusiones con la terminología. No se puede llamar violencia de género, «porque violencia de género implica violencia a una mujer por el hecho de ser mujer, donde se incluye, por supuesto, la pareja», afirma esta especialista. Aquí se usa como sinónimo violencia intragénero, pero el término más internacional sería violencia de pareja entre personas del mismo sexo. Anes Orellana explica que es en EEUU y los países anglosajones donde existe más legislación y programas específicos. También en Alemania y Francia se están realizando algunos proyectos.

En nuestro país se está empezando a tener en cuenta este tipo de violencia por parte, principalmente, de las asociaciones LGTB. Pero todavía las administraciones “no tienen conciencia de estos casos. Es necesario empezar a hacerlo y, sobre todo, empezar a formarse”, afirma.

Una de las razones de la falta de visibilidad es que apenas hay estudios al respecto.

Otro elemento que influye es que la orientación sexual “puede ser un elemento de chantaje” en este tipo de relaciones -“Te voy a sacar del armario en tu trabajo si me dejas” o «”e lo voy a decir a tu madre”-.

“Igualmente, la homofobia, interiorizada a nivel familiar o social, debilita y hace más vulnerable a la persona implicada en una relación violenta”, explica Macías Ramírez.

Por ello, los expertos insisten en que es importante asistir a centros de ayuda específica, preguntar en las diferentes asociaciones LGTB y valorar cada situación. Se trata de tomar conciencia de la situación y de que la persona recupere el control sobre sí misma. “Cuando se ejerce la violencia, una persona quiere tomar el poder sobre la otra. Por tanto, el trabajo consiste en devolver a la persona el poder que se le ha quitado“, explica Macías Ramírez.

Ahora, pasados unos meses de la celebración del juicio, Nacho se pronuncia tajante sobre la violencia intragénero. “Animo a toda persona que esté en iguales o similares circunstancias a las que estuve yo a que no tengan miedo. Que denuncien. Que tomen de nuevo las riendas de su vida“.

Imputada por exhibicionismo una pareja que denunció una agresión homófoba

“Somos gais, no pervertidos”

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Ricardo (izquierda) y Luis de Frutos el pasado jueves en la playa almeriense donde fueron agredidos. / FRANCISCO BONILLA (EL PAÍS)

De denunciantes a imputados. Luis y Ricardo de Frutos aún no se lo terminan de creer. El pasado 28 de junio denunciaron una agresión homófoba en la playa almeriense de Torregarcía, donde estaban haciendo nudismo. “Cuando, ocho meses después, nos llamaron del juzgado fuimos contentísimos pensando que por fin nos iban a escuchar”, explica Ricardo. “Pero al llegar allí, una funcionaria nos comunicó que estábamos imputados ¡por un delito de lesiones y otro de exhibicionismo! Nos quedamos muertos”.

Ricardo tiene 68 años y padece esclerosis múltiple. Su marido, Luis, tiene 56. El joven al que denunciaron por agresión “unos 25”. “Íbamos dando un paseo por la orilla del mar cuando este chico y un hombre mayor, que luego supimos que era su suegro, vinieron corriendo hacia nosotros al grito de ‘¡Ni un paso más, maricones!’. El chico me dio un puñetazo que me tiró al agua y me siguió dando patadas”, recuerda Ricardo. “Luis le gritó: ‘¡Le vas a matar!’ y entonces él le dijo: ‘No te preocupes, que para ti también hay’ y le dio un puñetazo que empezó a sangrar como un cochino. Mientras todo esto ocurría, el hombre mayor le jaleaba: ‘¡Dales duro a estos maricones!…”.

La pareja acude a esta playa a hacer nudismo cada fin de semana de verano desde hace ocho años. “Nunca habíamos tenido problemas. No es una playa nudista, pero es muy grande y es habitual que haya nudistas. Aquel mismo día había otra familia con niños y un matrimonio nudista. Fueron los que llamaron a la policía y la ambulancia después de la paliza”, recuerda Ricardo.

Según los partes médicos, tras la agresión a Luis tuvieron que coserle una “herida de aproximadamente 1,5 centímetros en zona malar derecha” y a Ricardo, “policontusionado”, tratarle los hematomas. “Claro que nosotros no les pegamos a ellos. Físicamente no podemos, y además, ¡estábamos muertos de miedo!”.

La juez, María del Mar Cruz Moreno, no llegó a llamar a declarar a los denunciantes de la agresión, pero sí preguntó al Ayuntamiento de Almería si la playa donde se habían producido los hechos era nudista. “No consta que tenga autorización para tal uso”, respondió el Consistorio. La magistrada decidió entonces imputar a Ricardo y a Luis por un delito de exhibicionismo, esto es, “ejecutar actos de exhibición obscena ante menores o incapaces”, castigado con hasta un año de cárcel.

“Según la RAE, exhibicionismo es una ‘perversión’. Nosotros somos gais, no pervertidos. Esa imputación nos duele mucho más que los golpes. Un exhibicionista es el que va a la plaza mayor de Madrid, se abre el abrigo y enseña los genitales a unos niños; no una pareja mayor que hace nudismo, como otra mucha gente aquel mismo día. Si hubiéramos sido una pareja heterosexual paseando desnuda nunca nos habrían agredido”.

Ricardo y Luis llevan 26 años juntos y fueron de los primeros en casarse nada más aprobarse la ley de matrimonio homosexual. Han recurrido las imputaciones y confían en que su caso sea tratado como “agresión homófoba”. “En esto pasa lo mismo que con la violencia machista hace años, cuando las mujeres iban a denunciar y les decían: ‘Anda, vete a casa. Algo habrás hecho…”.

Los falsos mitos del amor romántico

La sociedad promueve un ideal de amor que, al no corresponderse con la realidad, genera confusión. Cenicienta y su príncipe se casaron y comieron perdices. San Valentín pone altavoz a tópicos del amor romántico

CHICOS y chicas rechazan casi de manera absoluta la violencia física directa; un 96% de ellas; un 92% de ellos. Frente a este estimulante dato se alza una situación real que diluye y relativiza esta aparente idea de que prácticamente no existe violencia de género, ya que uno de cada tres jóvenes ve como inevitable el control de los movimientos y actividades de la pareja: con quién habla por teléfono, a qué hora está en casa, si debe estudiar tal o cual cosa… Son parte de un control que bajo el prisma de trance romántico, en realidad esconde una situación de dominio y control que no es sino una situación de violencia, de baja intensidad cierto, pero violencia sexista. Esta denuncia en definitiva es el leit motiv de la campaña iniciada por el Gobierno central Hay salidapara rebajar esos porcentajes. Con la excusa de que si no te controla no te quiere, se esconde una violencia de dominio de alguien que quiere que hagas lo que él desea cuándo y cómo lo desea. “El retroceso que observo entre la juventud me decepciona. Tanto tiempo trabajando por la igualdad y las encuestas nos despiertan con que estamos peor que hace unas décadas”, explica la feminista y experta en género Teresa Maldonado. “A las niñas desde pequeñas se les sigue dando la matraca con Blancanieves, la Bella Durmiente y otras tantas princesas de cuentos y películas. Pero no se les dice si su príncipe respeta sus opiniones, su carrera profesional, si comparte las tareas del hogar”, señala.

El Día de San Valentín (invención de los grandes almacenes para hacer caja) pone en evidencia que el mito del amor romántico y los tópicos que lo rodean siguen propagándose como la pólvora. Tal y como subraya Ianire Estébanez, psicóloga y autora de Mi novio me controla lo normal, en su blog donde desmonta los mitos del amor romántico, “el amor no es malo, lo que es malo es mantener un ideal de amor que no se corresponde con la realidad; un amor que se considera que si es de verdad será para siempre, en el que no caben dudas o contradicciones, en el que no hay momentos en que quieras y otros que no, un amor en el que pasas del enamoramiento a vivir toda la vida juntos”. Porque los cuentos y las películas finalizan con la boda, pero nadie es capaz de decirnos qué pasará después. “El esquema del amor romántico apenas ha cambiado: es una utopía emocional”, enfatiza Teresa Maldonado.

EL SACRIFICIO “Es normal ya que las series televisivas lo potencian; el modelo ideal en las series es tener pareja: el amor exige sacrificios, decían en Love Story; el amor lo puede todo, dice la protagonista de cualquier serie; los tópicos que idealizan el amor y lo aúpan por encima de cualquier otra cosa están presentes en la mayoría de las películas, canciones, videoclips. Y es a través de esa cultura como se crean los patrones emocionales; los únicos modelos emocionales que tenemos son los mitos, en las escuelas no enseñan a gestionar las emociones”, apunta Maite Canal, del colectivo Lambroa, quien trabajó durante años con la difunta María José Urruzola, fundadora, impulsora y notoria activista de la causa feminista y autora de numerosas publicaciones donde se enseñaba a los niños y niñas desde la infancia a gestionar las emociones. “Desde pequeños deben aprender que valores como los celos, la posesión o la exclusividad no tienen que identificarse con el amor ideal”, añade Maite Canal recordando a Urruzola.

Muchas veces son las mujeres las que justifican los sufrimientos personales en nombre del amor. A menudo siguiendo la idea de ese amor romántico que les han enseñado, son reticentes a aceptar que su relación de pareja no es satisfactoria. “Además, tampoco identifican ciertos comportamientos o actitudes de su pareja como abusos”, explica Teresa Maldonado. Porque los tópicos asociados al amor romántico han sido y son socialmente e históricamente construidos e interiorizados casi de forma inconsciente, “por lo que influyen en nuestras creencias y en nuestros actos en el ámbito de las relaciones afectivas”.

En muchas ocasiones -como se demuestran en los Talleres por la Igualdad que se realizan desde los colectivos feministas y organizaciones como la Red de Hombres por la Igualdad en Vitoria-Gasteiz- se aferran a la pareja como proyecto vital. Cuando todo va mal, es el refugio, el que perciben como único y capaz de dar sentido a su existencia. Por este motivo, si hace falta, en nombre del amor se debe soportar el abuso a través de humillaciones, insultos, faltas de respeto, limitaciones a la libertad, chantajes, imposiciones de qué y cómo vestir o comportarse. Por otro lado, también hay un componente de seguridad. “Perciben que sus parejas les proporcionan una fuente de protección que no podrían encontrar en ningún otro lugar. Mientras, el hombre utiliza este modelo de amor romántico como medio de control y dominio sobre la mujer, y es este mismo discurso el que le da permiso para hacerlo”.

LA IDEALIZACIÓN Maite Canal insiste en la necesidad de una buena intervención desde la escuela que contrarreste los mensajes publicitarios/televisivos/cinematográficos. En muchas de las historias de amor de la literatura y el cine se percibe una exaltación de las desgracias, de los amores imposibles y una “hiperidealización del amor y de la persona estimada”, “no hay más que ver las series dirigidas a los/las adolescentes”, apunta la activista de Lambroa.

De este modo, el amor basado en el respeto por la individualidad del otro, en el conocimiento y la aceptación real de éste, en el enriquecimiento mutuo y la capacidad de resolver los problemas no interesa mucho porque no es nada novelesco. “El amor feliz de la tranquilidad cotidiana y el afecto sostenido no tiene historia y al ser invisible, no es tan atractivo como la pareja tempestuosa; no tiene interés para el cine”, reconoce Maite Canal. En su opinión, desde los gobiernos e instituciones de la mujer tendrían que dar un toque de atención a los medios de comunicación porque son los agentes de socialización más potentes, superando a la familia y la escuela, para que la imagen que se transmite de la mujer y del hombre fuera diferente. “El proceso que sigue una relación de pareja basada en el amor romántico está presente en las series. Amor deslumbrante -a primera vista-, conquista, entrega apasionada interrumpida por terribles infortunios, malentendidos, obstáculos de toda clase, y después de grandes sacrificios, pruebas de amor y de fusión con el otro, el final feliz donde todo se aclara y se encamina hacia una gloriosa felicidad”, lamentable, señala, porque se corresponde con lo contrario a lo que sucede en la vida diaria.

¿Cómo atajar todas estas actitudes? Con intervenciones educativas, coinciden en señalar Maite Canal y Teresa Maldonado, activistas por la igualdad de la mujer. “Me preocupa que actualmente las pautas de igualdad de las chicas sea acomodarse al modelo masculino; la sociedad no está preparada para que los chicos y las chicas se relacionen de tú a tú. Todavía sigo escuchando por ahí decir a jovencitas que les gustan los malotes. Esos que les harán la vida imposible”. La prevención contra estas ideas es la clave, las jóvenes deben ser conscientes de que las relaciones positivas son las que “nos hacen sentir bien y nos ayudan a vivir y a crecer como personas. Es importante aprender a identificar las relaciones positivas y a detectar y rechazar las que no lo son; muchas chicas no son conscientes de que el amor romántico es una forma de maltrato; si una relación de forma reiterada no les hace sentir bien, lo que tienen que hacer es dejarla lo antes posible”, sentencia Teresa Maldonado.

ANALIZAR LOS TÓPICOS Iñaki Rivieri, alma máter de la Red de Hombres por la Igualdad de Vitoria-Gasteiz considera del mismo modo que las militantes feministas, que es preciso analizar los mitos del amor romántico y las relaciones afectivas, “Hasta hace poco parecía que estaban al margen de la igualdad. En este sentido nos encontramos con que nuestra sociedad ha cambiado muy poco y los medios de comunicación, de transmisión de cultura, visual, historias, canciones, películas… siguen reproduciendo relatos del amor ideal, donde sitúan a mujeres y hombres en papeles distintos; además, en las relaciones ponen el acento en unas características que nuestra sociedad le ha dado al amor romántico que genera relaciones desiguales entre las personas; relaciones de poder desigual haciendo que se confunda el control con el amor. Es el problema que está detrás de ese amor idealizado en el que caen muchas jóvenes. Por otro lado, la mayoría de los estudios de los que disponemos nos indican que este colectivo de personas no identifican los celos con el control, sino que creen que son muestras de amor. “Para mí -continúa explicando Iñaki Rivieri-, es que no se hace una reflexión sobre esas relaciones, ni se abordan, ni se trabajan… con mayores ni con adolescentes. Hay un modelo muy importante de socialización, de relaciones en desigualdad. Y como vivimos en una sociedad de desigualdad entre mujeres y hombres, lógicamente eso se refleja en las relaciones románticas, que no son igualitarias y donde a una parte de la pareja -al hombre- se le otorga más poder. Papeles distintos; todavía los modos de relación son distintos. Es un tema complejo, que no se puede resolver a dos bandos, pero sí que hay que abordar los mitos del amor romántico”, dice contundente.

LA DOMINACIÓN Porque muchas personas, especialmente los hombres, entienden el poder como la habilidad de controlar y dominar a las personas y al mundo de su alrededor. El recurso de la violencia se retorna legítimo para ejercer y mantener dicho poder. “La mayoría de los maltratos son demostraciones de control de los varones sobre las mujeres, los niños o de otros hombres. Estas actuaciones también permiten evidenciar la manera que muchos hombres tienen de entender y manifestar su masculinidad”, subraya Maite Canal. “Paradójicamente, estos actos son signos de debilidad, inseguridad y baja autoestima combinado con un dominio físico y verbal y también con el convencimiento de que ellos han de ser superiores a otras personas y asumir el poder y control”, apostilla Iñaki Rivieri, quien coincide con las activistas feministas en que la sociedad reproduce los modelos de convivencia de las películas. ¿Cómo luchar contra ello? “A mí me parece que se tendría que poner encima de la mesa la diversidad de relaciones que ya tenemos y darles mayor importancia; poner en cuestión y debatir las relaciones que nos transmiten. Como en otro tiempo se dio el paso de lo privado a lo político y público. Estas cosas también son políticas y hay que abordarlas también desde ese punto de vista”, sentencia.

Pongamos que hablo de SEXO

¿Qué es la sexualidad?, ¿es deseo?, ¿es placer?, ¿es intimidad?, ¿es necesidad? En el artículo de hoy hablamos de sexo y diversidad funcional. Doble tabú. Quién da más.

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Ilustración de Emma Gascó/ Diagonal

“El sexo es lo más divertido que se puede hacer sin reír.” Woody Allen

Puedes seguir leyendo aunque no tengas ningún tipo de discapacidad, incluso aunque no tengas sexo, porque lo que planteo aquí es cómo romper la figura de la sexualidad entendida como algo exclusivamente ligado a la genitalidad. Ese es el referente en el que se suele pensar, pero hay más. Sí amigos, hay más.

Empiezo a interesarme por el tema a raíz de conocer el proyecto de verkami Yes We Fuck a través de una de las notificaciones que me llegan por twiter. La iniciativa nace como subversivo para sacudir el imaginario colectivo sobre la sexualidad y la diversidad funcional. A través de una serie de videos que se pueden ver en su web y que formarán parte de un futuro documental, mostrarán de una manera explícita otro tipo de sexualidad.

En el imaginario colectivo se piensa en la prostitución como alternativa a poder dialogar física y emocionalmente con un cuerpo desnudo. Pero hay otras opciones y ese es el caso de Tandem Team Barcelona. Se trata de una asociación que pone en contacto a personas que quieren poner a disposición su sexualidad con personas con diversidad funcional. Me cuentan que para ellos la sexualidad es un baile donde dos personas conversan alrededor del placer y el deseo. Hay quien puede pensar que “el hecho de tener un cuerpo inmóvil o no normativo nos priva del derecho a ejercer nuestra sexualidad. La realidad nos dice, sin embargo, que las personas tienen la necesidad de expresarse de esta forma”. El colectivo se ha encontrado con una realidad donde hay una necesidad fisiológica que no puede ni debe cumplir la familia.

El problema es que entendemos el sexo como algo ligado exclusivamente a la genitalidad, dejando de lado la erótica, por ejemplo. Nia (seudónimo), -asistenta sexual- nos hablaba de ello aquí: “Lo que siempre hay es conducta erótica, y existen miles de maneras de vivirla, cada persona tiene su propia erótica, todas son igual de válidas. Todo nuestro cuerpo es erótica, sin olvidarnos de nuestro órgano más poderoso, ¡el cerebro! Una mirada, besos, caricias una conversación erótica… todo es tener sexo”.

Se trata de entender la sexualidad como toma de conciencia individual, conectarse con las personas no sólo de una manera física, sino buscar otras maneras de relacionarnos, no ligadas a los patrones heteronormativos. El cerebro tiene además la capacidad de adaptarse y construir reacciones nerviosas como cuentaFrancesc Granja -uno de los fundadores de Tandem- en su libro “Vivir el Sexo”.

“La mayoría de los que no tienen una diversidad funcional no nos aceptarían a los que sí la tenemos” dice Andrea Barjadí en uno de los testimonios de Yes We Fuck. Sandra Candelas y Susana Werneuil, de Tensiones Colectivas explican que la trampa reside en que no son vistos como sujetos sexuados ni eróticos. Y a ello añadimos que “el posible estigma parte que desde fuera se ha decidido que necesitan un programa específico de educación y asistencia sexual porque son sujetos especiales, y mientras el resto seguimos viendo discapacidades y anormalidades”.

Tandem Team explica que vivimos en una sociedad con un “sistema de cuerpos diez” que rechaza a los cuerpos no normativos al no considerarlos competitivos para el rendimiento sexual-coital y la reproducción. “Este hecho genera gran cantidad de miedos y problemas de autoestima en las personas con diversidad funcional, las cuales, en ocasiones, llegan a construir un concepto de sí mismos asexuado” especialmente por “la percepción de su persona que los demás puedan tener”. ¿Después de todo si negamos la condición sexuada de una persona no la estamos negando como persona?

Pregunto a Sandra y Susana si creen que necesitamos una educación sexual abierta a todo tipo de colectivos para personas diversas. Me responden que “el actual modelo de educación tendría que empezar a sustituirse por otro que erradique las situaciones de abuso, explotación, desigualdad y cosificación que con motivo de la sexualidad siguen dándose. En ese sentido no basta con hacer educación con las personas con diversidad funcional si no re-educamos en sexualidades a todo el mundo o más bien, en diversidades y en la erótica de las mismas desmontando trampas del sistema”.

Sobre si la asistencia y acompañamiento sexual tienen un fin terapéutico me contestan con una cuestión que me hace reflexionar. Consideran que este tipo de servicio puede resolver una situación que se vive como un problema puntual. “La negación o las dificultades en el acceso a una dimensión que se considera básica tiene impactos sobre la persona, pero si el problema es social y no individual, la solución no pasa por la asistencia técnica, el pago de servicios, no poder resolverlo en espacios cotidianos de la persona”. Resuelve momentos concretos, pero “¿tiene entonces que acudir la persona a una asistencia de este tipo toda su vida?”.

Espero que con este texto seamos capaces de entender la importancia de reivindicar y repensar la sexualidad en el colectivo de la diversidad funcional, así como la diversidad dentro de la sexualidad. Porque se puede f**** a pesar de ir en una silla de ruedas o tener los brazos chiquitos o las piernas curvadas, o los ojos cerrados o los oídos tapados.

Persecución penal de la homosexualidad: crimen contra la humanidad

Miguel Ángel Rodríguez Arias | La persecución penal de la homosexualidad es el crimen contra la humanidad más olvidado en el momento actual.

hombres ahorcados en iran

Cinco hombres son ahorcados públicamente en Mashhad. | Amnistía internacional

@MiguelRArias | La persecución penal de la homosexualidad es, sin duda, el crimen contra la humanidad más olvidado en el momento actual. Porque, de hecho, ni tan siquiera se ha tomado conciencia internacional de que lo sea.

Pero lo es, y de forma inequívoca.

Es un crimen de lesa humanidad de “persecución” tipificado en el artículo 7.1.h) del Estatuto de Roma:

“1. A los efectos del presente Estatuto, se entenderá por “crimen de lesa humanidad” cualquiera de los actos siguientes cuando se cometa como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil (…)

h) Persecución de un grupo o colectividad con identidad propia fundada en motivos políticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos, de género definido en el párrafo 3, u otros motivos universalmente reconocidos como inaceptables con arreglo al derecho internacional, en conexión con cualquier acto mencionado en el presente párrafo o con cualquier crimen de la competencia de la Corte”.

Y es que la persecución penal por parte de un Estado es la persecución “generalizada o sistemática” por excelencia.

Y por eso cuando se persigue públicamente y se priva de su libertad durante años – o hasta de la propia vida, porque en Arabia Saudí, Irán, Mauritania, Nigeria, Qatar, Sudán y Yemen la homosexualidad sigue penada con la muerte –, a miembros de un determinado colectivo social diferenciado y discriminado respecto del resto de la población por su mera orientación sexual personal se está cometiendo un crimen de Estado. Y uno que atenta, además, contra la humanidad.

Porque cada Estado tiene una amplia libertad para seleccionar aquellos bienes jurídicos que deben ser jurídico-penalmente protegidos desde su Ius puniendi, sí, la tiene. Pero esa libertad no es absoluta.

Y así la Alemania nazi podía pretender penalizar los matrimonios con judios dentro del Estado alemán, pero ello, por muy recogido en una “ley” que estuviese no lo hacía más conforme a las denominadas leyes de humanidad.

O la antigua RDA podía autorizar “legalmente” los disparos en el Muro de Berlín respecto su orden interno, pero ante el orden internacional continuaban siendo asesinatos, como se encargó de esclarecer el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en el histórico caso de los Tiradores del Muro.

Y por eso la realidad es que ningún Estado tiene la libertad absoluta para hacer lo que le plazca con sus propios ciudadanos “internamente”, y muchísimo menos después de instrumentos internacionales como la Convención de la Haya o la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de eficacia juridica erga omnes, hayan sido ratificados o no por el Estado A o B.

Y nada de esto son sólo palabras. Ha costado muchísimo esfuerzo y perseverancia que no lo sean. Pero hay que seguir perseverando para que lo siga siendo en todos los casos, como en el caso de la vergonzosa persecución de lesa humanidad del colectivo homosexual en tantos lugares de nuestro planeta.

Por eso no se trata de que se tenga que legislar o introducir nada nuevo, sino de que se aplique con normalidad lo que ya está en vigor.

Pero, como suele ocurrir tantas veces en Derecho penal internacional, el problema para que no se termine de comprender la auténtica gravedad jurídico-internacional, la monstruosidad “jurídica” de que un Estado – más de 70 en realidad –, todavía persiga penalmente a una parte de sus propios ciudadanos por su mera orientación sexual, siguen siendo carencias casi de comprensión conceptual, más que de los propios tipos penales internacionales en si.

Ello junto a determinadas contradicciones latentes, internas, más aparentes que reales, de todo este nuevo sistema penal internacional e internacional ONU verdaderamente “primerizo” (70 años no es nada, comparativamente nuestras figuras penales tradicionales, nacionales, vienen de siglos atrás de desarrollo…).

Y, así, la terrible paradoja es que si más de 70 Estados del planeta tipificasen en sus Códigos penales la persecución penal, con medios jurídicos y policiales públicos, de aquellos ciudadanos “que tuviesen los ojos verdes” – la penalización de la mera naturaleza humana, de ser lo que se es -, el escándalo internacional sería difícil de imaginar.

En cambio ante la tipificación penal, y la persecución con medios públicos, por parte de todos esos Estados de una determinada “orientacion personal sexual” imperan una suerte de “aturdimiento” y posicionamientos internacionales insuficientes, ante lo que son crímenes que atentan contra la entera humanidad.

Y, así, en una reciente comunicación bajo mi dirección ante la Fiscalía de la Corte Penal Internacional recordé al respecto que, además, de entre esos más de 70 Estados que hoy continúan persiguiendo “de forma generalizada o sistemática” con medios públicos y sometiendo a distintas penas a miles de seres humanos en todo el globo por su mera orientación sexual, 32 de ellos resultan haber ratificado formalmente el Estatuto de Roma en uno u otro momento de los últimos años, con lo que, sí o sí, cualesquiera conductas persecutorias de las tipificadas en el artículo 7.1.h del Estatuto de Roma en su territorio deberían resultar, a todos los efectos, materia de la jurisdicción complementaria de la Corte penal Internacional o, cuando menos, dar lugar a las correspondientes diligencias de investigación  de no  apreciarse la existencia de investigaciones a nivel nacional contra los autores (altos mandatarios del Gobierno, funcionarios policiales, judiciales, etc), como es exáctamente el caso.

Me refiero, en particular, a los siguientes 32 Estados que continúan persiguiendo penalmente la homosexualidad (entre parentesis la fecha de su ratificación del Estatuto de Roma, uno por uno):

1)Senegal (2 febrero 1999); 2)Trinidad y Tobago (6 Abril 1999); 3)Ghana (20 Diciembre 1999); 4)Belice (5 Abril 2000); 5)Sierra Leona (15 Septiembre 2000); 6)Antigua y Barbuda (18 Junio 2001); 7)Nauru (12 Noviembre 2001); 8)Uganda (14 de Junio de 2002); 9)Namibia (25 Junio 2002); 10)Tanzania (20 Agosto 2002); 11)Bostwana (8 septiembre 2000); 12)Dominica (12 Febrero 2001); 13)Nigeria (27 Septiembre 2001); 14)Islas Mauricio (5 de Marzo de 2002); 15)Gambia (28 Junio 2002); 16)Samoa (16 Septiembre 2002), 17)Barbados (10 Diciembre 2002); 18)Afganistán (10 Febrero 2003); 19)Guinea (14 Julio 2003); 20)Burundi (21 Septiembre 2004); 21)Liberia (22 Septiembre 2004); 22)Guyana (24 Septiembre 2004); 23)Comoras (18 Agosto 2006); 24)Bangladesh (23 Marzo 2010), 25)Túnez (24 Junio 2011), 26)Maldivas (21 Septiembre 2011); 27)Zambia (13 Noviembre 2002); 28)San Vicente y las Granadinas (3 Diciembre 2002); 29)Islas Cook (18 Julio 2008); 30)Santa Lucía (8 Agosto 2010); 31)Seychelles (10 Agosto 2010); 32)Granada (19 Mayo 2011).

Y eso en cuanto a los Estados que formalmente han ratificado ya el Estatuto de Roma por ser el primer paso para atacar jurídicamente toda esta situación desde su mejor punto de ruptura.

Pero, junto a éstos 32 Estados, restará el problema de los otros más de 38 Estados que persiguen penalmente la homosexualidad pero sin ser formalmente firmantes del Estatuto de Roma, como cuestión a ser íntegramente abordada ya, por tanto, desde la tercera vía de Derecho penal internacional – justicia universal -. Y restará la cuestión de la “aquiescencia” desde otros Estados, que acaso no persiguen abiertamente la homosexualidad desde su propio Código penal, pero que toleran (o incluso alientan larvadamente), tales persecuciones por parte de “actores no estatales” en su propio territorio lo que ha de suponerles, igualmente, toda una esfera de responsabilidad internacional aún sin abordar.

Suficiente locura y persecución, no “penal” sino “criminal”, contra todos estos seres humanos simplemente por amar a alguien de su mismo sexo.

Más locura, de hecho, de la que nunca jamás debió haberse consentido tras los desarrollos jurídicos internacionales posteriores a Núremberg.

Y, desde luego, más locura de la que resulta posible asimilar si, por un momento, cada uno de nosotros se imaginase en la piel y las circunstancias de todas esas personas, gays, lesbianas, transexuales, o de cualquier otra condición, perseguidas y tratadas como infraseres por los únicos y auténticos enfermos, que son quienes se permiten perseguirles. Los únicos, además, que realmente deberían acabar en prisión de conformidad con las leyes internacionales, como en prisión acabaron los tiradores del Muro de Berlín que también “seguían órdenes” junto a todos aquellos responsables de la “cadena de mando” de la antigua RDA que se las impartieron.

La imagen de una pareja gay, premio World Press Photo

UNA FOTO QUE ‘HABLA’ DE LA HOMOFOBIA EN RUSIA

El danés Mads Nissen logra la máxima distinción del fotoperiodismo mundial con la instantánea “Jon and Alex”

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La instantánea “Jon and Alex” con la que el danés Mads Nissen ha ganado la máxima distinción del fotoperiodismo mundial. (MADS NISSEN / SCANPIX / PANOS PI)

El fotógrafo danés Mads Nissen ganó hoy el World Press Photo, la máxima distinción del fotoperiodismo mundial con una instantánea tomada en 2014 y titulada “Jon and Alex”, en la que se capta de manera muy intima una pareja de homosexuales en San Petersburgo (Rusia).

AMSTERDAM. El director de World Press Photo, Lars Boering, y la presidenta del jurado de la 58 edición, Michele McNally, anunciaron el nombre del ganador de este premio en Amsterdam.

Nally calificó la fotografía como “muy intima e increíblemente bonita, magníficamente ejecutada y con una composición impecable”, mientras que su autor explicó que la imagen habla a la vez de “amor y odio, de deseos profundos… y de la homofobia en Rusia”.

La prestigiosa organización ha premiado 42 fotografías en ocho categorías, con galardonados de 17 nacionalidades en las que se encuentra Australia, Bangladesh, Bélgica, China, Dinamarca, Eritrea, Francia, Alemania, Irán, Irlanda, Italia, Polonia, Rusia, Suecia, Turquía, Reino Unido y Estados Unidos.

Nissen, que recibió la noticia el miércoles, dijo durante la conferencia de prensa hoy en Amsterdam que esta fotografía “es la historia de amor entre dos chicos jóvenes, Jon y Alex, pero a la vez habla de la homofobia en Rusia”.

La instantánea se tomó el año pasado y con ella su autor reflexiona sobre el contexto homófobo en Rusia, después de que en junio de 2013 ese país aprobara una ley contra la propaganda homosexual que condena la distribución de propaganda sexual con imágenes de relaciones sexuales no tradicionales, a menores de edad con multas y penas de cárcel.

“La vida para las minorías sexuales es cada vez más difícil en Rusia y tienen que hacer frente a discriminación social, a acoso e incluso a violencia y ataques por parte de grupos conservadores”, añadió Nissen, convencido -dijo- de que enseñar los problemas contemporáneos es una parte muy importante y necesaria del fotoperiodismo.

Explicó que la instantánea ganadora “es personal y habla de individuos pero va más allá porque habla de un problema real y muy actual”, al tiempo que dijo sentirse “orgulloso de poder contribuir a que temáticas o problemas como este puedan conseguir mayor visibilidad a través del trabajo de los fotoperiodistas”.

En este sentido, Alessia Glaviano, uno de los jurados de esta edición, indicó que “la fotografía ganadora encierra un mensaje sobre el amor como respuesta a algo que está pasando a nivel mundial. Trata sobre el amor como un problema global, y en este sentido transciende la homosexualidad”.

“Más allá de un problema sobre la homosexualidad transmite un mensaje al mundo que trata sobre igualdad”, añadió.

La organización del concurso recibió un total de 97.912 imágenes realizadas por de 5.692 profesionales procedentes de 131 países de todo el mundo.

Walter Estrada, fotógrafo argentino y también miembro del jurado de esta 58 edición del World Press Photo en la categoría de Noticias, señaló que participar en el concurso es “un privilegio y una responsabilidad”.

Estrada dijo a Efe que el World Press Photo “destaca lo mejor del fotoperiodismo del año anterior y probablemente marcará la línea y tendencia de este año, así que tenemos que ser muy cuidadosos y conscientes de nuestra responsabilidad”.

Por su parte, la fotógrafa mexicana Cristina Goettsch Mittermeier señaló a Efe que “sin periodismo no es posible tener sociedades libres. Es imperante que se apoye, reconozca y celebre el trabajo de quienes se dedican a documentar la experiencia humana sobre el planeta”.

Las fotografías premiadas se exhibirán en más de 100 ciudades en 45 países y la primera de esas exposiciones tendrá lugar en Ámsterdam a partir del próximo 18 de abril en el espacio Nieuwe Kerk.

La fundación World Press Photo, con sede en la capital holandesa, distingue desde 1955 con sus galardones el trabajo de fotoperiodistas y reporteros gráficos de todo el mundo.

El fotógrafo danés Mads Nissen gana el premio World Press Photo

Ha sido premiado gracias a una instantánea tomada en 2014 y titulada ‘Jon and Alex’, en la que se capta de manera muy íntima una pareja de homosexuales en San Petersburgo

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La fotografía premiada se titula ‘Jon and Alex’. / Mads Nissen

El fotógrafo danés Mads Nissen ganó hoy el World Press Photo, la máxima distinción del fotoperiodismo mundial, con una instantánea tomada en 2014 y titulada ‘Jon and Alex’, en la que se capta de manera muy intima una pareja de homosexuales en San Petersburgo (Rusia).

El director de World Press Photo, Lars Boering, y la presidenta del jurado de la 58 edición, Michele McNally, anunciaron el nombre del ganador de este premio en Amsterdam.

Nally calificó la fotografía como “muy intima e increíblemente bonita, magníficamente ejecutada y con una composición impecable”, mientras que su autor explicó que la imagen habla a la vez de “amor y odio, de deseos profundos… y de la homofobia en Rusia”.

El vacío legal impide registrar a los hijos de una pareja gay española

Los bebés, mellizos, nacieron a principios de enero por gestación subrogada en Tabasco, al sureste de México

Luis Delgado y José Antonio Fernández.

Luis Delgado y José Antonio Fernández.

Luis Delgado y José Antonio Fernández son un matrimonio español que decidió tener descendencia por gestación subrogada en México. En otras palabras: a través de un vientre de alquiler. Los mellizos nacieron el 6 de enero pasado, pero aún no han podido volver con ellos a su país. No tienen pasaporte. Por parte mexicana, hay un conflicto entre las leyes estatales de Tabasco, México, que permite el proceso, y la Secretaría de Relaciones de Exteriores (SRE), que no se explica por qué una pareja de extranjeros ha contratado un proceso de este alcance. De la representación española han recibido, hasta ahora, “muy buenas palabras, pero nada más”, se quejan.

La gestación por subrogación es ilegal en España. La ley permite que, si un país emite una sentencia que asegure que los miembros de la pareja (ya sea gay o heterosexual) son padres de los niños concebidos de esta manera, se pueden registrar en España. Si no, en los papeles debe figurar una madre. Pero no consiguen ese certificado.

Un solo Estado mexicano, Tabasco (al sureste del país), permite el proceso desde 1997. Luis y José Antonio contrataron una fundación ahí, conocieron a la mujer que llevaría en su vientre a los embriones fecundados por ellos. Los mellizos nacieron el 6 de enero de 2015. Acudieron a la delegación de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) en el Distrito Federal (DF) para expedir pasaportes mexicanos a los niños y así volver a España. La pareja ha intentado dos veces emitir el documento a los niños y se les ha negado; la representación española les ha apoyado pero para expedir un pasaporte español a los bebés es necesario que se registre el nombre de la gestante como madre.

La condición ilegal de la subrogación del vientre en España no quiere decir que existan vacíos para burlar la ley, como dar por buena la sentencia de un país extranjero que permitiría a dos ciudadanos españoles registrarse como padres de un niño concebido en un vientre de alquiler en el extranjero. Delgado y Fernández firmaron el contrato de subrogación en México el año pasado y, al momento de nacer los bebés, registraron a los niños en Tabasco con el nombre de José Antonio como padre y con un apartado que explicaba que el otro padre era Luis. El espacio guardado para la madre quedó vacío. Al llegar a la delegación de la SRE en la capital mexicana, comenzaron los problemas: ¿dónde está la madre? La SRE, una entidad federal mexicana, decide sobre los hijos concebidos en vientres de alquiler de Tabasco, que se rige según las leyes regionales. Delgado señala que uno de sus asesores legales se reunió con Max Diener, consultor jurídico de la SRE, y que Diener le dijo que “los pasaportes mexicanos son un derecho, no una obligación”. Este periódico intentó, sin éxito, contactar a la SRE para respaldar la versión mexicana.

En cuanto a España, la única opción abierta es que la pareja anote el nombre de la mujer que gestó a sus hijos. María Jesús Basco, su abogada en Madrid, comenta que en países como Estados Unidos el procedimiento es más sencillo pero “muchísima gente no tiene el dinero para ir allá”. La legislación española avanza con lentitud para reconocer a los hijos de vientre de alquiler, sobre todo después de que una sentencia del Tribunal de Estrasburgo de 2014 obligase a la ley francesa a reconocer a los hijos de dos parejas. No hay mucho más avance, y la variación de precios es enorme. En EE UU puede oscilar entre 113.000 y 226.000 dólares, mucho más de los 68.000 que el proceso puede costar en México (es ilegal lucrar con la práctica en el país latinoamericano, el cálculo se basa en transporte, hospedaje y gastos de hospital) o los 50.000 de Tailandia. Fernández y Delgado explican que ya han gastado mucho más de lo que tenían planeado en aviones, taxis y hospedaje. Ahora viven en una casa de la Asociación mexicana Ayudando a Crear Familias, que además les ha prestado a coche, en Cancún. Ahí esperan. El acompañamiento de la representación diplomática de España en México, hasta ahora, es eso: acompañamiento. Legalmente solo podría resolverse si anotasen el nombre de la madre que alquiló su vientre en el registro de los niños. “Y eso no va a ser”, insiste Luis. “Los padres somos nosotros. No vamos a mentir”.

Una foto sobre la homosexualidad en Rusia gana el World Press Photo 2014

Mads Nissen tomó la imagen en San Petersburgo. Este año han concursado 5.692 fotógrafos de 131 países

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Foto de Mads Nissen, ganadora del World Press Photo de 2014. / REUTERS

Jon y Alex, dos homosexuales de 25 años en un momento de intimidad en San Petersburgo (Rusia), son los protagonistas de la foto del año 2014, según el concurso World Press Photo, el más prestigioso de su clase. El autor es el danés Mads Nissen (1979), que ha logrado captar “una imagen estética que hace al mismo tiempo hincapié en la humanidad”, en palabras de Michele McNally, presidenta del jurado y directora de fotografía de The New York Times. Publicada por el diario Politiken (Dinamarca), es el resultado del trabajo de Nissen sobre la homofobia en Rusia, país que aprobó en 2013 una ley prohibiendo “la propaganda de relaciones sexuales que no sean tradicionales”. El fotógrafo recibirá 10.000 euros en efectivo y una cámara réflex digital con un juego de lentes.

Nissen estuvo dos años en suelo ruso para documentar los problemas afrontados por los homosexuales. Visitó clubes y fue testigo de la violencia con que eran reprimidos por las fuerzas del orden en plena calle. Licenciado en periodismo gráfico, el danés trabajó asimismo dos años en Shanghai observando las repercusiones sociales y humanas del crecimiento económico chino. Sus fotos han aparecido en medios como Time, Newsweek, Der Spiegely Stern.

En un año como 2014, marcado por la epidemia de ébola, la lucha en Ucrania y la tragedia del vuelo MH17, entre otros conflictos internacionales, el retrato ganador ha sido elegido “porque no hace falta ir a la guerra para ganar el World Press Photo”, ha dicho Donald Weber, fotógrafo canadiense y miembro asimismo del jurado. “También hay maneras sutiles de recoger asuntos complejos, y la homofobia es un problema grave en Rusia”, ha añadido. “Los terroristas utilizan imágenes horrorosas para llamar la atención. Con sutileza e intensidad puede ofrecerse un mensaje más meditado”, ha advertido su colega, Pamela Chen.

El holandés Lars Boering, nuevo director del concurso, espera convertirlo en un “centro de pensamiento del periodismo gráfico, y de ahí que hayamos escogido una foto sobre el amor: es una declaración de intenciones”. En unas opiniones al rotativo NRCHandelsblad, ya había explicado que “no pensamos convertirnos en activistas, pero sí vamos a participar en los debates”. “World Press Photo ha sido demasiado tiempo una organización neutral, algo que ya no encaja en estos momentos”.

A la convocatoria de 2014 se han presentado 97.912 imágenes de 5.692 fotógrafos procedentes de 131 países. En 2013, cambiaron las reglas de selección para evitar retoques de las instantáneas. El ganador de 2012, el sueco Paul Hansen, fue acusado de montar varias fotos hasta conseguir el efecto deseado: conmover al espectador ante un grupo de adultos desesperados, en Gaza, con sendos cadáveres de niños en brazos. La investigación efectuada por el propio jurado solo halló “retoques de color”, pero descartó un fraude.

Superado el mal trago, la competición ha decidido ampliar su oferta en 2014, y se ha abierto a los Proyectos de Larga Duración. Compuestos por una colección de entre 24 y 30 fotos tomadas a lo largo de tres años, al menos cuatro deben haber sido conseguidas, o bien publicadas, el año pasado. El poder de atracción de la propuesta ha sido enorme porque reconoce un trabajo completo. En total, se presentaron a esta sección 14.583 imágenes que conforman 510 historias gráficas. La ganadora ha sido Darcy Padilla (San Francisco, California) por su galería sobre “la compleja historia de la familia de Julie Baird, en la que hay pobreza, sida, drogadicción, cambios de domicilio, distintas parejas, nacimientos, muertes, pérdidas y reencuentros”. Padilla sobrepasó las condiciones del premio porque ha seguido las desventuras de Julie Baird —cinco de sus seis hijos fueron llevados a hogares de acogida— desde 1993. La Agencia Vu (creada en Francia en 1986 y con un centenar de autores de 24 nacionalidades) le encargó el proyecto.

Los vencedores de cada una de las categorías, incluida la de larga duración, recibirán 1.500 euros. En 2011, el vencedor del certamen fue el español Samuel Aranda. Su imagen de un herido durante las revueltas de la primavera árabe fue publicada por The New York Times. World Press Photo es una organización independiente y sin ánimo de lucro fundada en Ámsterdam en 1955. Además de los premios anuales, apoya el fotoperiodismo internacional a través de las clases impartidas por su Academia. Patrocinado por la casa Canon, el premio recibe también fondos de la lotería holandesa.