Frank Mugisha (DIRECTOR DE SEXUAL MINORITIES UGANDA): “A Uganda llegó de fuera la homofobia y no la homosexualidad”
El lehendakari, Iñigo Urkullu, entrega el premio René Cassin 2017 a la asociación Sexual Minorities Uganda, que defiende los Derechos Humanos del colectivo LGTB
BILBAO- “No parar hasta lograr la igualdad para todas las personas de Uganda”. Esas fueron las palabras de Frank Mugisha, quien fue nominado para el Premio Nobel de la Paz en 2014 como director ejecutivo de la asociación Sexual Minorities Uganda (SMUG), durante la entrega del premio René Cassin 2017 por parte del lehendakari, Iñigo Urkullu, a esta organización que defiende los Derechos Humanos del colectivo LGTB en su país en particular y en África en general. Sin pelos en la lengua, Mugisha habla sobre la realidad del colectivo LGTB en el continente africano.
Homosexualidad en Uganda. ¿Cómo se vive allí siendo gay?
-Es muy duro. Si se te conoce o se te identifica o percibe como miembro del colectivo LGTB tienes un problema, porque corres el peligro de ser perseguido, de ser maltratado físicamente, de perder el apoyo de tu familia, de sufrir exclusión y discriminación e incluso te pueden denegar el acceso a los servicios básicos. El nivel de consecuencias depende de varios aspectos y uno de ellos es dónde se vive. Para que alguien del colectivo LGTB pueda vivir una vida relativamente agradable ha de hacerlo en una zona de alto standing, ir a comer a sitios caros, etc. Pero la mayoría de los ugandeses son personas pobres que están en el paro, sobre todo los pertenecientes al colectivo LGTB, por lo que viven en zonas donde se enfrentan a una mayor persecución.
Aunque la homosexualidad es ilegal desde la imposición del código penal británico, la situación no siempre ha sido así. ¿Qué ha cambiado?
-Uganda tiene la ley de sodomía aplicada por los británicos, pero en 2009 se promulgó una ley a través de la cual hemos podido luchar hasta que la ley de sodomía fue derogada en 2014. Aun así, hay muchísima confusión y muchos ugandeses siguen considerando la homosexualidad como algo ilegal, aunque no lo es según esta ley de 2009.
¿Confusión?
-Así es. Por una parte, tiene que ver con la manera en la que se entiende esta ley en el país. Y por otra, porque muchas de las personas que se enfrentan a nosotros son cristianos y estos son muy respetados en el país, por lo que cuando dicen algo la gente se lo cree. Por eso, uno de nuestros desafíos es intentar convencer a la gente de que no somos un grupo ilegal. En cualquier caso, nos están poniendo dificultades apoyándose en una ley que no debería aplicarse y que de hecho no está vigente.
Si no me equivoco, hay quien dice que la homosexualidad ugandesa es fruto de una imposición de Occidente.
-La homofobia es lo externo a Uganda y no la homosexualidad. Las personas LGTB han existido antes de la etapa colonial. Prueba de ello es que antes de que fuera infectado por los británicos, en suajili ya teníamos una palabra para nombrar a la homosexualidad. También tenemos en nuestra cultura personas cuya homosexualidad ha sido bien conocida y un ejemplo de ello es el rey Mwanda II, el último gobernante antes de la llegada de los europeos, quien mantuvo relaciones sexuales con sus cortesanos masculinos. Por tanto, lo que hicieron los misioneros británicos cuando llegaron fue introducir leyes contra la sodomía y criminalizar la homosexualidad, pero esta se estaba viviendo ya en África antes de que llegaran los británicos.
Hasta ahora hemos hablado de Uganda, pero en Kenia, sin ir más lejos, se culpó hace poco al turismo gay de contagiar a los leones salvajes su homosexualidad. ¿Es la homofobia algo generalizado en la mayoría de los territorios del África Negra?
-La homofobia se utiliza, por una parte, para recabar el apoyo de los votantes, ya que la gente está contra la homosexualidad y cualquier tipo de ley o pronunciamiento homofóbico te va a traer mucho apoyo. Pero por otra parte, también se usa para desviar la atención de otras cosas que importan. En esta ocasión puede que hayan tenido más repercusión las palabras de los políticos keniatas, pero es una estrategia generalizada.
Y respecto a la transexualidad, ¿cuál es la situación en Uganda?
-Las personas trans se enfrentan a una hostilidad mayor que los homosexuales. La población general considera que estas personas suplantan a otras. Además, los confunden con los homosexuales, aunque sea una cuestión de identidad en vez de orientación. Nada de esto ayuda. Pero aun así, poco a poco, se ha ido aumentando la visibilidad de las personas trans en el país, sobre todo gracias a que ha habido una red de miembros de la comunidad que han traído del extranjero ideas para mejorar la situación de Uganda.
¿Considera que esto tiene que ver con una falta de educación sexual en Uganda?
-Ahora mismo es muy difícil hablar de sexo en África. Cuando hablamos de homosexualidad la gente piensa en sexo y, más concretamente, en sexo entre hombre y hombre. Con lo cual, esto es una especie de tabú. Además, también se hila con los abusos sexuales a niños. Todo ello desgraciadamente ha hecho que se deje de impartir educación sexual integral en las escuelas, porque los padres pensaban que no era buena para sus hijos.
¿A qué cree que se debe que el sexo sea tabú en Uganda?
-Es algo cultural. En nuestras tradiciones había una persona mayor dentro de las familias que se encargaba de esta rama de la educación. A día de hoy, en cambio, los adultos son muy tímidos y no se atreven a hablar de sexo con sus hijos. Además, también consideran que los jóvenes no debería hablar de sexo, porque no se tiene suficiente sabiduría para ello. Esto ha creado un bucle del que es difícil salir.
¿Cuáles son los objetivos de SMUG?
-Nuestra organización se trata de una red que agrupa otras organizaciones que también ofrecen servicios para la comunidad LGTB, porque la mayor parte de los programas gubernamentales nos dejan fuera. Por ejemplo, servicios de salud, para que se puedan llevar directamente a la gente. Pero también de seguridad y protección, porque es uno de los mayores riesgos a los que se enfrenta nuestra comunidad. Además, documentamos toda la información sobre los actos violentos contra nuestra comunidad para poder llevar a los agresores ante la Justicia.
¿Cómo pretenden sensibilizar a la sociedad con estos fines?
-Para empezar, estamos diseñando unos mensajes bien claros para el gobierno y la sociedad civil para que se vaya comprendiendo poco a poco lo que es la orientación sexual y la identidad sexual. También queremos cambiar la legislación. Pero sobre todo, buscamos que grupos de influencia en Uganda, como los grupos religiosos o los famosos, trabajen con nosotros, para poder llegar a la sociedad a través de ellos.
¿Y lo están consiguiendo?
-Relativamente. Sí que hay celebrities internacionales que han trabajado con nosotros y esto es importante, porque los famosos de nuestro país copian a los famosos de otros países. Sobre todo se involucran más las mujeres, porque a los hombres todavía les preocupa mucho. Hay mucha presión por parte del público en general.
¿Cómo ve el futuro de Uganda en lo que se refiere a los Derechos Sexuales?
-El trabajo que estamos haciendo ha creado cierto grado de visibilidad y esperamos que haya más gente que se implique. Realmente creemos que todo esto va a llevar a un cambio de mentalidad en Uganda, porque la población es joven y eso siempre favorece los cambios.