Un equipo francés de musulmanes se niega a jugar contra otro de homosexuales

Los organizadores del campeonato de aficionados podrían expulsar al conjunto si no reconsidera su postura

Un equipo que se define como de musulmanes practicantes, el Créteil Bébel, se negó este fin de semana a jugar contra otro creado hace seis años para combatir la homofobia en el fútbol, el París Foot Gay, y ahora podría ser expulsado del campeonato e incluso acusado en los tribunales. El presidente del París Foot Gay, Pascal Brethes, indicó que en el tiempo en que llevan jugando nunca se habían “topado con esto” y que estudian presentar una denuncia por homofobia, en declaraciones hoy a France Info.

Además, los organizadores del campeonato aficionado en que están los dos equipos han convocado a los dirigentes del Créteil Bébel (club del extrarradio de la capital francesa) para comunicarles que, o bien aceptan disputar el partido que estaba programado para el pasado domingo, o bien tendrán que abandonar la liga. Todo empezó el sábado con un correo electrónico recibido por el club homosexual del que debía ser su contrincante al día siguiente. En él Créteil Bébel decía: “Lo sentimos pero por lo que respecta al nombre de su equipo y conforme a los principios del nuestro, que es un equipo de musulmanes practicantes, no podemos jugar contra ustedes, ya que nuestras convicciones son, de lejos, más importantes que un simple partido de fútbol. Una vez más, perdón por haber avisado tan tarde”.

El club de los que se definen por su religión han reiterado hoy que no están de acuerdo en ser obligados a jugar un partido con otro que se presenta como “portaestandarte” de la causa homosexual, al tiempo en que insistieron en que “si hay alguien que se ha sentido vejado, pedimos disculpas”.

El primer cambio de sexo de un menor en España, a la espera de un fallo judicial

Un juez de Barcelona deberá decidir si el chico de 16 años puede ser intervenido

La primera operación de cambio de sexo a un menor que se realizaría en España, a un chico de 16 años que lleva más de año y medio en tratamiento hormonal y psiquiátrico, depende de un fallo judicial. Un juez de Barcelona deberá decidir si concede la autorización para que el joven pueda someterse a la intervención quirúrgica.

La ley solo permite la operación de cambio de sexo en menores de 18 años si cuentan con una autorización judicial. El visto bueno de los padres no es suficiente. Según el doctor Iván Mañero, jefe de la Unidad de trastornos de género del Hospital Clínico de Barcelona, en este caso la operación está totalmente justificada, ya que, a pesar de que el joven no es mayor de edad, no presenta dudas desde el punto de vista médico. La familia del chico que quiere ser chica acudió a este médico en busca de una solución, y este les explicó las dificultades legales del procedimiento.

“La transexualidad es algo que se tiene que tratar. Todos nos llevaríamos las manos a la cabeza si nos dijeran que un menor de edad con leucemia no se puede tratar hasta que cumpla 18 años”, ha asegurado Mañero. “Hace 10 años los jóvenes de 16 años no sabían qué hacer con su situación, pero ahora descubren cuál es su problema y saben que tiene solución”, ha agregado.

La presidenta de la Asociación de Transexuales de Cataluña, Gina Serra, confía en que el juez autorice la operación del menor. A su juicio, “un menor con ocho años ya sabe lo que quiere ser y lo que no, aunque todo depende del apoyo que encuentre en su familia”. El menor, ha explicado Serra, se dirigió hace dos años a la asociación en busca de ayuda:”tuvo problemas porque los demás alumnos se metían con ella y se vio obligada a cambiar de colegio”. Serra ha asegurado que una sentencia favorable serviría para “abrir nuevas perspectivas para el colectivo transexual”.

Según Mañero, el juez encargado de tomar la decisión solicitó la opinión de peritos médicos independientes, quienes dieron un dictamen favorable a la intervención. Si se aprueba la operación, sería la primera que se realiza en España a una persona menor de 18 años y uno de los pocos casos registrados en todo el mundo.

La primera causa de infección por VIH en Europa es la relación heterosexual

El VIH se expande en Europa empujado, sobre todo, por las relaciones heterosexuales sin protección. Es uno de los datos dados a conocer por primera vez por el Centro Europeo para el Control de Enfermedades (ECDC), vinculado a la Unión Europea y fundado hace un año. En 2005, último año con datos, el ECDC registró 20.000 nuevas infecciones por VIH, aunque la cifra real será mayor, según advierte la directora del organismo, Zsuzsanna Jakab. La UE destaca también que sólo quedan dos países que carecen de un registro de transmisiones: España e Italia.

La tendencia a la heterosexualización de la epidemia comenzó en 1999, de acuerdo con los datos de nuevos infectados de los 17 países que tenían entonces registro, que el ECDC ha conseguido recopilar ahora por primera vez. Ése fue el primer año en el que los casos de transmisión heterosexual superaron a los de hombres que tienen sexo con hombres (unos 3.000 en ambos casos). Actualmente, los cálculos son que en Europa viven alrededor de 1,1 millones de personas con VIH, y cada año se infectan unas 32.000, es decir, uno de cada tres nuevos casos no queda registrado. El país que más nuevos casos registra es Portugal (251 por millón de habitantes), seguido de Rusia (247) y Ucrania (243). En España, extrapolando las estimaciones del Plan Nacional contra el Sida, salen unos 70 nuevos casos por millón.

La diferencia está en que, mientras los casos por sexo sin protección entre hombres y mujeres ha ido en aumento en la última década, el de las relaciones homosexuales estaba en 1999 en decadencia. Esa tendencia se invirtió en 2001, de acuerdo con los datos de esos 17 países (entre ellos, algunos tan representativos como Alemania, Francia, Reino Unido y Polonia). La tercera vía de transmisión más habitual, las jeringuillas intravenosas compartidas por usuarios de drogas, se mantiene estable e incluso registró un ligero descenso en los últimos tres años, destacó Jakab en la reunión anual sobre VIH/Sida de la UE, celebrada la semana pasada. En Estados Unidos y Canadá, región equiparable en desarrollo a Europa, la situación es diferente. Ahí la transmisión homosexual sigue siendo la predominante, de acuerdo con los últimos datos de Onusida.

Las cifras son importantes porque es la primera vez que el ECDC realiza un estudio con datos de todos los países europeos, tanto los de la UE como los demás. Además, se centra en el número de personas con VIH y no en los diagnósticos de sida. Estos últimos han ido descendiendo en los países ricos por efecto de la extensión de los medicamentos antivirales, que frenan el desarrollo de la enfermedad, lo que ha creado una sensación de falsa seguridad en muchos sectores, que les ha llevado a rebajar las medidas de prevención, indicó Jakab.

La edad media de los nuevos casos es de 35 años, de acuerdo con el estudio europeo, aunque hay una gran dispersión. En los países bálticos, por ejemplo, se infecta a gente más joven. El récord inferior lo tiene Letonia, con 28 años; el superior, Francia, con 37.

Jakab aprovechó la oportunidad para insistir en la importancia de extender los análisis para detectar a las personas con VIH. Según los cálculos del ECDC, el 25% de quienes no saben que tienen el virus son responsables del 54% de las nuevas infecciones. Además, mientras están en la ignorancia, esas personas no reciben tratamiento, lo que supone que desarrollan sida antes, y que cuando acuden al sistema sanitario es más difícil -y más caro- recuperarlos.

El tema de las pruebas es, sin embargo, peliagudo. En países donde es más fuerte el estigma o donde el acceso a la medicación es más difícil, no se puede extender la realización de las pruebas sin riesgo. Además, éstas siempre tienen que ser voluntarias y después de recibir la suficiente información.

Otro asunto importante es el papel creciente de los inmigrantes en la expansión del VIH. En este tema los expertos no se ponen de acuerdo en si se trata de personas que llegan infectadas de sus países de origen, o si contraen el virus en los de acogida. Hay datos en los dos sentidos. Entre aquéllos que se han infectado por vía heterosexual, la proporción de extranjeros que provienen de países con epidemias de sida supone alrededor del 50%, pero hay una elevada variación: del 80% en Islandia a menos del 20% en Portugal.

Los datos descartan uno de los tópicos más frecuentes: el que relaciona VIH con prostitución. Según los datos presentados por Jakab, sólo el 2% de las personas que se dedican a esta tarea están infectadas.

El cómputo imposible

Obtener un registro de las personas con VIH es una aspiración antigua del Ministerio de Sanidad. Pero los intentos han tropezado siempre en la misma piedra: algunas ONG de afectados recelan de que este tipo de ficheros atente contra la intimidad. En un país donde todavía son frecuentes las discriminaciones laborales y sociales, la posibilidad de que esos datos salgan del Ministerio sin asegurar el anonimato la rechazan de plano las asociaciones.Pese a estos obstáculos, ya casi la mitad de las comunidades tienen en marcha registros (el llamado SINIVIH). Estos datos son los que utiliza Sanidad para programar sus actividades, desde campañas de prevención hasta distribución de medicamentos, una partida que puede resultar muy cara (un tratamiento medio de los que toman aproximadamente 70.000 personas en España cuesta unos 10.000 euros al año).La directora del Centro Europeo de Control de Enfermedades, Zsuzsanna Jakab, consciente de los problemas, no quiso reprochar a la ministra de Sanidad, Elena Salgado, la falta de estos datos.Sólo España e Italia son incapaces de dar una cifra de los nuevos diagnósticos de VIH. En el caso español esto es llamativo, sobre todo porque es uno de los países con mayor número de infectados, y porque el modelo de la expansión del virus es diferente al de la mayoría de los países de su entorno: el VIH se expandió, primero, entre usuarios de drogas intravenosas inyectadas, una situación que ahora se repite en los países del este de Europa, nuevo foco de la epidemia.

“Que no te peguen por gay es una suerte”

Más de un centenar de menores homosexuales y transexuales relatan las agresiones y el aislamiento que padecen

Charla sobre diversidad sexual en el instituto Duque de Rivas en Madrid

Charla sobre diversidad sexual en el instituto Duque de Rivas en Madrid. / RICARDO GUTIÉRREZ

A los 14 años, Pedro ya lo tenía claro: era gay. Después de tantear a sus amigos -“lo aceptaron bien, sin problemas, aunque no con naturalidad”-, afrontó su siguiente reto. Sus padres eran “modernos y liberales”, dice. Por eso su reacción le dejó aún más descolocado. “Me dijeron que era imposible que ya supiera que era gay, que era muy pequeño y que me olvidara del tema”. Hace tres años de aquello.

Pedro -su nombre, como el de otros protagonistas de esta historia, es supuesto- tiene 17 años y estudia 2º de Bachillerato en La Rioja. Todavía le remuerde lo que sucedió. “Yo fui incapaz de decir nada, de contestarles, de explicarles que estaba segurísimo de lo que sentía. Desde entonces no he vuelto a hablar con mis padres del tema, que se ha convertido en algo tabú. Lo que sucedió me marcó mucho, me dejó destrozado, pasé unos días horribles, y todavía ahora sigo sintiéndome incapaz de volver a sacar el tema con ellos, a pesar de que sé que debo hacerlo”, cuenta por correo electrónico.

Algo parecido le pasó a Inés. “Mi madre no se creía que a los 14 años ya pudiera tener definida mi condición sexual. Me dijo que no tenía nada en contra, pero que sencillamente no se lo creía aún. Con 15 me volvió a preguntar si me seguían gustando las chicas. Y le dije que sí. Ella a su bola… seguía empeñada en que era una fase. A los 16 volvió a preguntar…y le dije que sí. Añadí que de hecho tenía novia. Entonces acabó creyéndolo”, escribe desde Alcobendas (Madrid).

“Cuando descubres tu homosexualidad con 13 años te sientes absolutamente desamparado. Nadie te ha explicado que eso te pudiera pasar y no tienes ayuda de nadie. Eres un crío de 12, 13 o 14 años, casi un niño, que te encuentras con un problemón que te tienes que tragar tú solito. Yo quería vivir con absoluta normalidad, soñaba con un mundo donde poder expresarme libremente, donde todo el mundo me entendiera, donde no tuviera que esconderme ni estar callado; pero salía a la calle y me encontraba otro mundo, otra sociedad. Una sociedad que parece creer que los homosexuales sólo existimos a partir de los 18 años. Es indignante”, insiste Pedro.

“Creo que a los jóvenes homosexuales no se nos tiene en cuenta para nada. Es como si la homosexualidad apareciera a partir de los 18, 19 años por lo menos”, remacha Vanessa.

Pero si la relación con la familia es problemática, la mayor exclusión se vive en los centros educativos. “Por suerte soy fuerte de carácter. Muchas veces me insultaron, me tiraron escupitajos, me golpearon. En el colegio es un acoso continuo. Pasas por una ventana y te dicen: ‘¡Maricón!”, relata Jaime, que tiene 17 años y vive en San Sebastián. “Del colegio sólo una profesora [sabe que soy gay]. Mejor así, que los alumnos allí buscan amargarte”, dice José, de 17 años, en un correo que envía desde Algeciras (Cádiz).

Pedro, Inés, José y Vanessa son algunos de los más de 100 adolescentes no heterosexuales de entre 12 y 18 años que han participado en el estudio Adolescencia y sexualidades minoritarias, elaborado por la Comisión de Educación del Cogam (Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid) en colaboración con el departamento de Antropología Social de la Universidad Autónoma madrileña.

“Resulta curioso que la a hora de hablar, recurran a la palabra suerte: han tenido suerte con sus amigos, han tenido suerte en no recibir palizas… Situaciones que para otros adolescentes forman parte de la normalidad”, reflexionan los autores del estudio, Jesús Generelo, José Ignacio Pichardo y Guillem Galofré. “Con los que no pasa nada, te haces amigo, puedes ir al cine con ellos, lo saben y no te pegan”, cuenta David, un transexual de Barcelona que ya ha cumplido los 18 años. “Que no te peguen por ser gay es una suerte”, afirma José.

El problema se extiende a todos los ámbitos. Ni las revistas para jóvenes, ni los videojuegos, ni la televisión, ni los lugares de ocio, ni los educativos. Ni siquiera las asociaciones son un lugar asequible para ellos. En muchas, el estigma que asocia pederastia con homosexualidad, unida a la falta de subvenciones, impide que tengan programas de atención específicos. En el de Atención a Lesbianas, Gays y Transexuales de la Comunidad de Madrid, por ejemplo, a los menores se les pide que acudan acompañados de sus padres. Pero, ¿cómo van a hacerlo cuando lo que quieren es ayuda para decirles que no son el hijo o la hija heterosexual que ellos esperaban?.

La solución, coinciden encuestados e investigadores, está en Internet. “Sin Internet y sin amigos que conozcan lo tuyo, es más complicado ligar. He tenido la suerte de que tengo esas dos opciones, por lo que me ha sido fácil. Si a eso le sumas que vas a discotecas donde hay gente con tu misma opción, la cosa se multiplica por 10”, dice José, quien tuvo su primer novio con 15 años y ahora mantiene una relación con otro chico, que no vive en su ciudad.

Pero incluso este recurso les está, a veces, vedado. En algunas librerías públicas y centros educativos tienen instalados filtros que impiden que los jóvenes accedan a las webs de las asociaciones y otros grupos de ayuda, “aunque sí permiten entrar en otras de contenido homófobo”, indica el estudio. Por eso, Pedro y tres adolescentes más han puesto en marcha un ciber-lugar de encuentro: Pisando fuerte (http://adolescentesglbt.blogspot.com).

Y una última reflexión de los investigadores: estos testimonios son de adolescentes que tienen clara su orientación. ¿Qué estará pasando con todos los que tienen dudas, no disponen de Internet o son menos fuertes?

El modelo de Rivas

Cuando casi lo más seguro para un adolescente no heterosexual es quedarse en el armario, hay iniciativas que ofrecen un atisbo de esperanza. El estudioAdolescencia y sexualidades minoritarias no ha podido dejar de destacar una excepción: la tarea del instituto Duque de Rivas en Rivas-Vaciamadrid (Madrid).Ahí, un profesor ha creado -con el apoyo del claustro- una tutoría específica para alumnos gays, lesbianas o transexuales. Hasta ahora ha atendido a ocho, dos de manera presencial y el resto por Internet.La tutoría ha sido el último paso de una intensa campaña de sensibilización iniciada por José Joaquín Álvarez, que comenzó invitando al Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid (Cogam) a dar una charla sobre sexualidad.Pero estas actuaciones son una excepción. En muchos centros ha bastado que un padre protestara ante el “adoctrinamiento” o el “proselitismo” homosexual de sus hijos para que actuaciones similares -o más sencillas, como repartir una guía sobre sexualidad- se suspenda. En Rivas, una madre protestó, pero la directora del instituto le explicó el objetivo del programa, y le ofreció que su hija no participara si no quería. Tras la reunión, la alumna asistió, sin más problema, a las siguientes actividades.