Anciano y gay: la fórmula de la sexualidad escondida

  • Toda una generación LGTBI, nacida durante el franquismo, aún padece las secuelas de la represión sexual: “Se buscaba en las cloacas”, explican  
  • La senectud no se asocia a lo carnal, “hay una creencia de que en la vejez el sexo no se hace desde un lugar natural”, analiza la sexóloga Marian Pontes
  • “Les hacemos saber que tienen derecho a sentirse queridos y deseados, y de una forma saludable”, apunta Fernando Armentero de la Fundación 26 de diciembre

Jesús Herrerro durante una entrevista.

Jesús Herrero sorbe su café sentado en la terraza de un bar mientras aparta las moscas con la mano. Lo hace con el mismo gesto con el que se ha sacudido durante años la palabra “maricón” en boca ajena. A sus 75 años vive su sexualidad con menos pudor que cuando tenía 20. En voz baja, porque así es como se hacen las confidencias, dice: “A veces veo un chico en el metro y pienso: ‘Ay, qué guapo’. Pero nunca les digo nada, eso les puede violentar”.

Es tan “religioso como marica”, asegura. Estudió Filosofía y Teología en un seminario de Francia, su sueño era ser misionero en África pero le expulsaron por ser gay: “Me dijeron que era muy nervioso. Sutilezas”. Su orientación sexual fue durante décadas como vestir de luto y guardar silencio.

Jesús es un ejemplo de esa generación LGTBI que va más a misa que al barrio de Chueca, polo de liberación gay en Madrid. Aquella que nació en los años 30 y 40 del siglo XX. El mundo en el que despertaron carecía de libertades. En España ahora permite el matrimonio igualitario. Muchos de ellos, sin embargo, aún sienten que viven en los márgenes.

“A esta gente le costó mucho salir del armario no quieren volver a uno. Saben que en una residencia convencional no se van a sentir aceptados, no podrían exhibir su sexualidad en un sitio así”, explica Federico Armentero, director de la Fundación 26 de Diciembre, una organización que trabaja con personas de la tercera edad y del colectivo LGTBI. Muchos de ellos rompieron lazos con su entorno cuando sus familias les dieron la espalda al saber que eran homosexuales.

“Te haces viejo y estás solo. Te invitan a una boda y te dicen: ‘¿Vas solo?’. Sí, voy solo. Yo querría ir con un hombre, agarrado del brazo… Cuando eres joven no te importa, pero con los años comprendes que estarás solo siempre”, cuenta Jesús.

El viejo verde y la mujer invisible

Culturalmente, la senectud no se asocia a lo carnal, analiza la sexóloga Marian Pontes. “Hay una creencia de que en la vejez el sexo no se hace desde un lugar natural. En los hombres está la figura del ‘viejo verde’ y las mujeres ni siquiera cuentan porque en una sociedad patriarcal, como ya no pueden procrear, el sexo pierde sentido. La sexualidad está asociada a la genitalidad y a la belleza física y eso nos esclaviza”.

“Nuestro colectivo ha vivido una sexualidad muy reprimida, buscando en las cloacas. Eso no es saludable. Aquí les enseñamos a que el placer es mucho más que eyacular”, explica Armentero. La organización ofrece servicios sexuales: “Aquí la gente no llega y dice: ‘Quiero una paja’. Bueno, igual sí, pero no funciona de esa forma. Es un proceso. ¿Quieres sexo? Vale, vamos a ver cómo. Hay personas enfermas que ya ni tienen erecciones. Con ellos pasas más tiempo lavándoles el cuerpo, les das aceite, les acaricias durante el baño, les masajeas, les tocas el pene… No es algo impuesto o algo que nosotros creamos que necesitan. Se habla y según lo que la persona demanda, se hace”, añade.

Jesús es uno de los usuarios de este servicio. Si la persona lo puede costear, la fundación solo les ayuda a encontrar a alguien adecuado: “Nuestra gente tiene muchos complejos. Unos con cáncer de próstata, otros con VIH, otros que creen que su cuerpo da asco… Aquí trabajamos con escorts que saben tratarles. Estás muy equivocado si piensas: Tienes servicio de chapero, qué bien’. Aquí se trabaja la sexualidad, no se les masturba y ya está. Les hacemos saber que tienen derecho a sentirse queridos y deseados, y que se puede hacer de una forma saludable”, apunta Armentero.

El rechazo erosiona la autoestima. Jesús recuerda cuando contrató los servicios de un prostituto: “Él eyaculó y cuando acabó, le dije: ‘Me toca a mí’. Se negó”. También cuando conoció a otro hombre que le pidió que no se quitase la camiseta: “No me quería ver, le daba asco”.

La fundación le puso en contacto con el escort que acude a su casa dos veces al mes: “Le pago 200 euros. Es como un amigo, solo que él se gana la vida así. Llega y me da un beso, me acaricia, me escucha. A veces solo se tumba a mi lado y hablamos. Otras veces la cosa se anima un poco más”, dice riendo.

La brecha de género

Iván Zaro, trabajador social de la asociación Imagina Más que asiste a prostitutos, explica que a las personas de más de 60 años “se les condena al ostracismo” en el terreno sexual. “A las mujeres, directamente, se les amputa el deseo”. Algunos de los trabajadores sexuales que acuden a esta ONG ejercen para la Fundación 26 de Diciembre: “Los hombres mayores que requieren estos servicios están en una situación de vulnerabilidad física. A esas edades, si el prostituto quiere pegarle una paliza al cliente anciano, lo hace”, señala Zaro.

El trabajador social apunta que el género influye en las relaciones de poder que se establecen en la prostitución: “En la masculina, la trata es prácticamente inexistente. Ya partiendo de esa base, es muy diferente el servicio que requiere un hombre gay anciano que el que pide un hombre hetero”. Zaro también reconoce que apenas hay mujeres que hagan uso de este servicio.

En la propia Fundación 26 de Diciembre asumen que hay una brecha de género: “Hay muy pocas mujeres. Vienen sobre todo trans, y lo especifico porque son mujeres con pene que se han visto abocadas a ejercer la prostitución. Con ellas hacemos trabajo psicológico porque han aprendido que su sexo solo lo buscan aquellos hombres que se excitan cuando ven dos pechos y un pene en un mismo cuerpo. Es injusto para ellas. Están en los márgenes de los márgenes”, señala Federico Armentero.

“Primero tienen que desaprender que no son simples objetos sexuales; después intentamos que aprendan que hay muchos otros puntos de placer. A menudo, al hormonarse pierden deseo sexual. O simplemente, por presión social, el pene es algo traumático para ellas y rechazan alcanzar placer a través de él”, añade.

Dice Jesús que le hubiese gustado no ser homosexual, tener una vida “facilita”. “Acepté mi orientación ya casi con 60 años. Me habría gustado envejecer junto a alguien pero no podía decir: ‘Mi novio’. Era ‘el amigo con el que vivía’. Cuando ya no tuve que esconderme más resultó que ya era anciano”. Su discurso no es el del romanticismo, sino el de alguien que sufre la soledad como si fuese un alimento abandonado en una nevera: “No es que sea necesario estar con alguien, pero que estar solo sea una elección”.

La proposición de Ley LGTBI y la libertad de expresión

Es necesario frenar la opresión que sufre el colectivo LGTBI, pero es inaceptable que sea un órgano administrativo y no un juez el que pueda imponer multas por expresiones que considere ofensivas contra él

Marcha del Día del Orgullo. EFE

 

Advertía Boaventura de Sousa Santos de “l os intentos de ejercer el control político sobre la actividad judicial”, lo que se consigue con la “transferencia de ciertas áreas de litigio del ámbito de los juzgados ordinarios a juzgados especiales o a agencias administrativas bajo el control del poder ejecutivo”. Hemos visto en los últimos años cómo los poderes legislativo y ejecutivo han caído ya demasiadas veces en esta tentación, sustrayendo al poder judicial lo que antes era de su competencia exclusiva.

Ocurrió así con la llamada Ley Sinde, aparecida en un momento en el que los jueces tenían la mala costumbre de no dar la razón a las grandes corporaciones que ostentaban derechos de propiedad intelectual. El movimiento era tan burdo que no hubo nadie que no viera que el gol se estaba metiendo con la mano: en mitad de un partido que se perdía por goleada, se cambió al árbitro y ahí justo empezó la remontada.

Aprovechando el precedente abierto gracias a esta propuesta del PSOE, el PP se vio legitimado para continuar la senda: la Ley Mordaza creaba un cuerpo específico de infracciones administrativas en un contexto en el que los jueces tendían a hacer una interpretación expansiva del derecho fundamental de reunión y manifestación. En este mundo donde un gol ilegal lo ha metido la mano de Dios si lo marca nuestro equipo, no sorprendió a casi nadie que muchos de los que aplaudieron la Ley Sinde criticaran ferozmente la Ley Mordaza. La desmemoria y la falta de coherencia ideológica permite hacerlo pese a que la segunda no puede entenderse sin el éxito de la primera.

Es evidente para cualquiera con unos cimientos democráticos básicos que las dos leyes, las promueva quien las promueva, eran intrínsecamente peligrosas y abrían una brecha por la que ya podía colarse todo. 

Lamentablemente se cayó inicialmente en esta tentación con la Proposición de Ley por los Derechos LGTBI presentada por Unidos Podemos, que ha levantado críticas por dos aspectos esenciales de su articulado:

1.- La posibilidad de que un órgano administrativo y no un juez pueda destruir, borrar o inutilizar libros, archivos, documentos o artículos que considere que contienen expresiones que infringen esa ley.

2.- Que un órgano administrativo y no un juez pueda imponer multas por expresiones que considere que no están amparadas por la libertad de expresión y que entienda que son ofensivas contra las personas LGTBI.

Respecto de la primera cuestión hay poco debate: es sencillamente inconstitucional y sorprende que haya pasado algún filtro antes de proponerse. El artículo 20.5 de la Constitución Española establece claramente que “sólo podrá acordarse el secuestro de publicaciones” en virtud de orden judicial.

Teniendo en cuenta que la primera cuestión criticada se dio por muerta el mismo día de su nacimiento, es a la segunda a la que se ha prestado mayor atención y la que ha causado mayor revuelo. No es para menos teniendo en cuenta que pretende que la Administración pueda decidir qué es libertad de expresión y qué es una ofensa. El riesgo de que sea este órgano creado al efecto quien pueda tener la facultad de trazar la línea que separa la libertad de expresión de la ofensa y de imponer una multa según sus propios criterios, es evidente. Se trata de un arma que  rompe el equilibrio de fuerzas entre los distintos poderes hasta tal punto que es intrínsecamente peligrosa, incluso para las personas a las que dice proteger y que hoy se sitúan detrás de la línea de tiro.

No está en debate la necesidad de una ley que proteja los derechos de las personas que forman parte del colectivo LGTBI. Tampoco lo está que no existe el derecho al mero insulto, y menos aún cuando tiene su base en la orientación sexual, identidad sexual/de género, expresión de género o características sexuales de una persona. La única cuestión que se señala es el error de creer que ahora es aceptable este atajo de sustraer competencias exclusivas a los jueces en materia de libertad de expresión porque esta vez entendemos que el fin sí que justifica el medio. 

Y es un error porque mañana se abrirán 30 órganos administrativos para la protección de otros 30 colectivos con los que ya no simpatizaremos tanto y será difícil oponerse cuando ahora no se ha hecho. Es un error porque mañana las compañeras de la “Procesión del Coño Insumiso” estarán discutiendo ante un órgano administrativo para la protección de las convicciones de las personas religiosas si lo suyo es un insulto o no lo es. Es un error porque mañana Zapata no estará en la Audiencia Nacional sino ante el órgano administrativo creado por el PP para la protección del honor de las víctimas del terrorismo. Estoy seguro de que esos colectivos verán también muy obvio que en esos casos lo que hay es un insulto y nada de libertad de expresión y que para determinar algo tan evidente un juez es un lujo innecesario. 

Para justificar estos artículos de esta proposición de Ley no podemos ampararnos en que ya se aplican otros semejantes en varias Comunidades Autónomas. Ese argumento, que convierte mágicamente un error en acierto si ya se cometió antes, es exactamente el mismo que se usará cuando se continúe esta senda tan peligrosa. Lo que se dirá es: “no está tan mal que se constituya el órgano de la AVT para analizar si los chistes de Zapata son solo humor o encierran en realidad una auténtica ofensa, ya se hace con los colectivos LGTBI y no creemos que las víctimas del terrorismo tengan menos derecho”. Esto que hago es una predicción, pero en la misma medida en la que también lo es prever que lo inmediatamente posterior a escupir al cielo será limpiarte la cara.

Es evidente la necesidad de frenar la opresión que sufre un colectivo como el LGTBI, pero esta forma escogida, y me refiero solo a la parte de la propuesta de ley que está en debate, no es adecuada. Y no lo es porque este arma que se plantea usar como atajo para facilitar el camino, mañana apuntará a ese mismo colectivo. Apuntará a todos. Y para cuando eso ocurra se habrá perdido toda legitimidad para oponernos.

Los artículos controvertidos permanecen todavía en el texto que se ha presentado a discusión en el Pleno del Congreso, aunque Unidos Podemos ya ha anunciado que terminará retirándolos durante el trámite parlamentario, en una suerte de “autoenmienda”. En ese caso se demuestra que las críticas eran tan acertadas como para obligar a una marcha atrás y también que Unidos Podemos tiene más cintura que a la que nos tienen acostumbrados los demás partidos, lo que supone un alivio que solo se puede celebrar. 

No obstante este episodio nos debe llevar a la reflexión de lo fácil que resulta debilitar un derecho fundamental cuando estamos ante una situación que apreciamos como grave, sea esa gravedad real -como sin duda lo es la opresión del colectivo LGTBI- o ficticia. Nos tiene que hacer considerar también el déficit de cultura democrática que padecemos si sectores sociales que se consideran progresistas vieron injustas las críticas a la creación de estos órganos administrativos con poder de recortar la libertad de expresión solo porque esta mordaza la consideraban concebida para el bien. Tenemos que entender de una vez que la libertad de expresión es un músculo muy particular: se puede perder en apenas unos días pero se tardan literalmente décadas en lograr devolverle toda su potencia. Si este derecho se debilita -y ya el Gobierno lleva tiempo recorriendo ese camino para conseguirlo- hay que defenderlo de forma radical, aunque eso implique ponerte circunstancialmente en contra de los colores de tu propio partido. Mejor ser calificado hoy de desleal que mañana de cómplice.

El Congreso comienza a debatir la primera ley estatal de derechos LGTBI

Pancarta en la manifestación del Orgullo Crítico en Madrid este 2017. ÁLVARO MINGUITO

La primera ley estatal LGTBI comienza a dar sus primeros pasos. El Congreso votará este martes la toma en consideración de la norma, que será defendida por Unidos Podemos en el pleno, para comenzar el posterior trámite parlamentario. La mayor parte de partidos, entre ellos PSOE y Ciudadanos, ya anunciaron su apoyo hace unos meses, salvo el PP, que no ha confirmado todavía su postura, pero sobre el que planea la posibilidad de la abstención.

El proyecto de ley, redactado por la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transexuales (FELGTB), fue presentado a las formaciones hace un año, cuando comenzaron a definir sus posiciones. El objetivo es establecer un marco contra la LGTBIfobia que haga frente a las discriminaciones que todavía sufre el colectivo para asegurar, reza el proyecto de norma, que “en el estado español se pueda vivir la diversidad afectiva, sexual y familiar con plena libertad”.

El ministro de Interior compara el tramabús de Podemos con el autobús tránsfobo de HazteOir

El presidente de HazteOir junto al autobús, Ignacio Arsuaga / EFE

El ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido, ha comparado en el Congreso el tramabús de Podemos con el autobús tránsfobo de HazteOir mientras explicaba en la Comisión de Interior a petición de Unidos Podemos por qué el Gobierno no ha retirado la declaración de “utilidad pública” a esta asociación ultracatólica tras la difusión de mensajes ofensivos con el colectivo LGTBI.

 El tramabús de Podemos llevaba figuras de políticos y periodistas que tienen derecho a ver respetada su intimidad y honor pero ninguna autoridad le impidió su paso”, ha dicho Zoido, que ha fiado al futuro una posible retirada, condicionándola siempre a cómo se resuelva en los tribunales la causa abierta contra los ultracatólicos. El ministro ha recordado que el auto por el que se levantó la inmovilización del vehículo en Madrid decía que “por desagradables que sean los mensajes, son difícilmente constitutivos de delito”.

Uno de los laterales del ‘tramabús’. MARCOS SERVERA

Es el mismo argumento que utilizó el Ministerio al responder a este medio en julio sobre la misma cuestión. Así que, de momento, los ultracatólicos seguirán disfrutando de las exenciones y tratamientos de favor fiscales que la ley otorga a estas asociaciones porque, según Zoido, las “asociaciones de titularidad pública forman parte del derecho de expresión de todos y la institución no puede intervenir”. Esta marca de distinción, reservada para asociaciones que promuevan “valores constituciones” y fomenten “la tolerancia” o “la protección a la infancia”, fue concedida a los ultracatólicos en 2013, cuando Jorge Fernández Díaz era ministro de Interior.

Sin evaluación

En su comparencia, el ministro no ha hecho mención a lo que dijo en marzo, en plena campaña tránsfoba de HazteOir, y es que evaluaría tras analizar los mensajes si estos hechos podían conllevar la pérdida de la declaración de utilidad pública. Ahora, dice, esta decisión solo se tomaría en dos escenarios: si la justicia condena los mensajes difundidos por HazteOír como delitos de odio; o bien si en la memoria que debe presentar la asociación el año que viene sobre sus actividades de este se detecta una campaña “que está en contra del ordenamiento jurídico”.

 A la vista de los expuesto, Interior solo lo podría retirar si quedase establecido que ha dejado de cumplir algunos de los requisitos legales. Si sus señorías pretenden que lo revoquen inmediatamente porque, según algunos, supone una discriminación o menosprecio es imposible por las razones que le acabo de decir”, ha zanjado el ministro, que afirma que si sus acciones son constitutivas de delito tendrán que determinarlo los jueves.

Mientras tanto, Zoido se ha escudado en que “si la organización tiene los valores citados en la ley y así queda acreditado, el Ministerio del Interior no puede denegar la declaración de titularidad pública tal como ha concluido el Tribunal Supremo”. Y ha aclarado que “ninguna administración publica ha concedido subvenciones a esta asociación”.

No nos podemos quedar mirando mientras la derecha manipula el concepto de libertad de expresión

Dar voz en la televisión a un “curandero de la homosexualidad” evidencia la tendencia general a creer que la libertad de expresión garantiza el derecho a incitar al odio a las minorías

Programa Good Morning Britain con el invitado Mike Davidson, a la derecha, que afirma que puede “curar” la homosexualidad.

La llamada “terapia para curar la homosexualidad” no es medicina, ciencia, ni tan siquiera terapia; es, simplemente, maltrato. Los profesionales de la medicina consideran que esta práctica, que percibe la homosexualidad como una “enfermedad” que tiene solución carece de toda base científica, no es ética y es dañina.

Cuando mi primer novio reconoció su homosexualidad, a los 15 años, sus padres lo llevaron a ver a un pseudocientífico para que lo curara. Por si fuera poco, también sufría acoso escolar por el hecho de ser gay. Ahora hace terapia para superar su adicción a la metanfetamina .

Esta semana, el programa Good Morning Britain sirvió de plataforma para un curandero “de la homosexualidad” llamado Mike Davidson. “Y ahora conoceremos a un hombre que asegura que puede curar a los homosexuales”, anunció el programa en un tuit: “¿Qué piensan?”. Y por arte de magia, una forma de maltrato que causa un profundo daño psicológico y que se fundamenta en la intolerancia más extrema, en la idea de que ser gay es malo y que las personas homosexuales no deberían existir, se convirtió en una idea que merecía ser explicada en un programa de televisión que se ve en todo el país.

Aunque el periodista Piers Morgan se mostró muy crítico con las teorías de Davidson, lo cierto es que su mera aparición en antena le dio una legitimidad que no se merece. Las opiniones en torno al salario mínimo o la propiedad de la red de ferrocarriles pueden ser muy variadas. Ahora bien, ¿entra dentro de la libertad de expresión afirmar que se puede poner fin a la homosexualidad con una práctica abusiva? ¿Se debe tratar esta opinión como si fuera una teoría alternativa válida? Creer que las minorías sexuales son inferiores y desear que desaparezcan de la sociedad no es una opinión a debatir. Es una muestra de intolerancia y causa un grave daño a los seres humanos.

Desde tiempos inmemoriales los miembros de la comunidad LGTBI han tenido que oír la palabra “gay” como si se tratara de un insulto. A veces han sufrido intimidaciones verbales o físicas de familiares, amigos, personas en la calle, o el rechazo de su familia. Son constantemente bombardeados con la noción de que ser lesbiana, gay, transexual o bisexual tiene algo de malo. A veces son discriminados en el trabajo. Las heridas perduran en el tiempo y son profundas. Tienen muchas más posibilidades de sufrir ansiedad, suicidarse o hacer un uso indebido del alcohol y las drogas. Imagine que usted es un adolescente que intenta comprender su sexualidad, una de las experiencias más solitarias que existen, y entonces alguien le da a un curandero la plataforma para decirte que tienes una enfermedad que debe ser tratada.

Podríamos limitarnos a afirmar que Davidson es un curandero y un charlatán si no fuera por el hecho de que muchos de los derechos que la comunidad LGTBI se ha esforzado por tener ahora se tambalean.

Esta misma semana, la vicerrectora de la Universidad de Oxford, Louise Richardson, habló con unos estudiantes que estaban molestos porque “su profesor había criticado la homosexualidad”. La vicerrectora les indicó que su labor no consiste en que “se sientan cómodos”. “La educación no tiene nada que ver con la comodidad. Me interesa más que os sintáis incómodos”, afirmó. Parece ser que si a los alumnos les molesta la opinión del profesor, lo que tiene que hacer es “rebatir sus argumentos y demostrarle que está equivocado”.

Y es aquí donde un debate falso en torno a la “libertad de expresión” entra en escena. Comparto la opinión de la Iglesia de Inglaterra, que considera que los tratamientos de “cura de homosexuales” deberían estar prohibidos en Reino Unido. Con ello no estoy afirmando que Davidson deba ser detenido o encarcelado por sus opiniones. Puede seguir expresando su opinión allí donde lo considere oportuno: en su casa, en el bar o en medio de la calle mientras distribuye folletos. Sin embargo, las cadenas de televisión no deben proporcionarle una plataforma de difusión masiva.

Proporcionar una plataforma de esta envergadura no tiene nada que ver con la libertad de expresión aunque ahora se intente manipular esta noción para equipararlas. Si alguien se niega a prestarte un micrófono no está vulnerando tu derecho a expresarte; simplemente no te deja utilizar un recurso que le pertenece y que te permitiría llegar a mucha más gente y difundir tus opiniones. En el mundo hay millones de personas que nunca pueden expresar sus opiniones por televisión, la radio o en un periódico y no por ello se está vulnerando o atacando su libertad de expresión.

La derecha populista de ambos lados del Atlántico clama que la izquierda ha declarado la guerra a la libertad de expresión. Sin embargo, su noción de libertad de expresión es la siguiente: “El derecho a decir lo que quiera sobre las minorías sin que nadie me contradiga”. Cualquier persona que se muestre crítica con sus opiniones llenas de prejuicios está atacando su libertad de expresión. Como han hecho los opresores a lo largo de la historia, se presentan como las víctimas de la opresión: son mártires sitiados por el populacho de izquierdas.

Si hay una libertad que realmente defienden es la libertad de incitar a la intolerancia. Esta libertad está por encima del derecho que tienen las minorías a vivir libres de prejuicios, discriminación y de amenazas a su integridad personal. Las palabras tienen consecuencias. Cuando en el contexto del referéndum del Brexit algunos políticos difamaron a los inmigrantes, dieron pie a la creación de movimientos pequeños y minoritarios de fanáticos que se creen que ahora están legitimados para llevar a cabo su misión: cometer crímenes de odio por las calles de Reino Unido.

Irónicamente son las mismas personas de derechas que vulneran la libertad de expresión de los demás las que se sienten constantemente agredidas. Mientras que los de izquierdas se oponen a la persecución de las minorías y de las mujeres, a los de derechas les ofenden las críticas hacia los privilegios, los intentos de reconciliación con el pasado o simplemente cualquier idea que intente acabar con las injusticias. Cuando la periodista Afua Hirsch criticó el pasado racista de Reino Unido y dejó entrever que el hecho de que el almirante Nelson apoyara la esclavitud planteaba dudas sobre su estatura moral, la derecha que defiende “la libertad de expresión” no salió en su defensa. Todo lo contrario; mostró su indignación.

Cuando L’Oréal despidió a la modelo Munroe Bergdorf por instar a los blancos a enfrentarse a un racismo sistemático alimentado por siglos de esclavitud, guerras, opresión, colonialismo y las consiguientes hambrunas y genocidios, la brigada de derechas que defiende la “libertad de expresión” no proclamó que la modelo tenía el derecho a decir lo que pensara. Bergdorf fue bombardeada con insultos y amenazas.

Aquellos de derechas que defienden el Brexit se sienten constantemente ofendidos por los que critican, e incluso “analizan”, cómo el Partido Conservador está abordando la salida de la Unión Europea. Los tildan de “saboteadores” y “enemigos del pueblo”.

Cualquier intento de analizar los privilegios, por razón de clase, raza, género o sexualidad, recibe críticas salvajes por parte de los comentaristas de derechas; hombres blancos heterosexuales y de familias adineradas que creen que es profundamente ofensiva la noción de que durante generaciones su familia se ha beneficiado de un sistema que jugaba a su favor. En la actualidad la derecha populista afirma sentirse ofendida y defiende la noción errónea de que la lucha de las minorías y de las mujeres por conseguir la igualdad es un insulto y un ataque a los hombres blancos y heterosexuales.

En un contexto en el que los prejuicios y la intolerancia gozan de una legitimidad renovada, el hecho de que una televisión nacional proporcione una plataforma a un homófobo es peligroso. La libertad de expresión es sagrada, un derecho que los poderosos tuvieron que conceder tras mucha sangre derramada. La libertad de expresión no implica que la derecha pueda incitar al odio y menos en plataformas públicas de terceros. Los fanáticos que se esconden detrás del discurso de la libertad de expresión no tienen ningún interés en defender esta libertad fundamental; solo quieren tener el derecho a odiar a los demás sin que nadie les contradiga.

Traducido por Emma Reverter

El obispo de Vitoria veta a un catequista homosexual que quería ser sacerdote

El obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde. EFE

Prohibida toda actividad pastoral. El obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, ha respondido así a la petición de un feligrés de 50 años, con décadas de experiencia como catequista, miembro del Consejo Pastoral de su parroquia y sustituto del sacerdote en la predicación, que quería ser sacerdote y escribió una carta al papa Francisco para poder ser ordenado. Su único delito, ser homosexual.

“¿Quién soy yo para juzgarle?”, afirmaba hace años Bergoglio preguntado sobre los gays en la Iglesia. Sin embargo, el obispo de Vitoria ha decidido saltarse a la torera la dinámica de la Iglesia en salida propuesta por el Papa, y el pasado miércoles dictaminó que Alfonso Ruiz de Arcaute debía abandonar toda actividad parroquial en la comunidad de Santa Teresa de Jesús. Eso sí, podía seguir yendo a misa como un feligrés más.

Elizalde ni siquiera informó directamente al catequista de su decisión. “Me convocaron el párroco, que ahora se jubila, y el que entra, y me dijeron que el obispo me había prohibido cualquier participación en la vida parroquial. Que podía seguir yendo a misa, eso sí”, explica este laico en conversación con eldiario.es. “En ese momento les entregué las llaves de la parroquia, que tenía desde hace años”, añade.

Al cierre de este artículo nadie en la diócesis ha querido hablar con eldiario.es, que ha preguntado sobre la situación del catequista. Pero a primera hora de este martes, tras la publicación de la noticia, el obispado ha enviado una nota en la que niega que el motivo detrás de la decisión sea la homofobia. “La libertad de opinión y expresión son derechos irrenunciables. La difamación y la injuria, sin embargo, no son derechos”, dice la comunicación, según la cual Alfonso Ruiz publicó en sus redes un escrito anónimo “difamatorio e injurioso contra el obispo” y por “este único motivo” se retiran las responsabilidades parroquiales.

La carta a la que se alude en la nota está escrita por un sacerdote anónimo que critica irregularidades en la diócesis y define al obispo como “un lobo con piel de cordero” y fue compartida por el catequista en su perfil de Facebook con la siguiente introducción: “Al final he decidido compartirlo pues estoy convencido de que los silencios en la Iglesia no son buenos. ¡Ojalá este sacerdote se sintiera libre para escribir y decir todo lo que siente y piensa!”.

La indignación de buena parte de la comunidad es doble, pues en julio pasado el propio Alfonso relataba cómo el obispo se había comprometido a hacer llegar a Francisco una carta en la que este hombre pedía al Papa poder ordenarse sacerdote. “Sí, yo soy homosexual y cada día doy gracias a Dios por haberme creado tal como soy, con todas mis virtudes y todos mis defectos, con mi personalidad entera”, afirmaba este hombre en su carta, en la que confesaba a Francisco que, con 14 años, sufrió abusos por parte de un religioso. Algo que no minó su fe.

Tampoco va a hacerlo la cerrazón de Juan Carlos Elizalde. Ni el hecho de que la carta nunca llegara a su destino. Alfonso ha vuelto a enviar la misiva, por otros cauces, después de saber que el obispo no había hecho nada por cumplir con su palabra.

“En Vitoria se le conoce como un lobo con piel de cordero”, dice Alfonso, quien en los últimos días se debatió entre denunciar y quedarse callado “para que la parroquia no sufra”, y acudir a otro templo para no “generar escándalo”. Sin embargo, la experiencia le ha enseñado que el silencio es un caldo de cultivo para la progresiva pérdida de la fe. “En estos días he descubierto, además de muchos apoyos, la cantidad de gente que vive alejada de la Iglesia porque se sienten apaleados y discriminados. Yo me siento así, pero no quiero vivir alejado de mi Iglesia”.

Alfonso, a la derecha, ha mandado una carta al Papa para que acepte su ordenación como sacerdote

“Durante toda mi vida, mis decisiones laborales y de pareja han estado por detrás del compromiso pastoral”, afirma el catequista. Ahora, que no puede llevar a cabo dicho compromiso desde la institución, plantea “trabajar el tema de la oración y la espiritualidad con personas que se han ido alejando de la Iglesia”.

Alfonso no olvida que, en su conversación de hace unos meses, el obispo Elizalde no atendió a su petición, escudándose en que una instrucción vaticana, del año 2005, prohibía la ordenación de homosexuales, “pese a que llevo varios años viviendo desde la castidad acogida con alegría al poner en mi compromiso eclesial el centro de mi vida”, asegura.

El obispo de Vitoria solo le concedió que, si encontrara un obispo que quisiera ordenarle, lo intentara.  Ruiz de Arcaute propuso otra solución: escribir una carta al papa Francisco contando su historia. El obispo se comprometió a entregar en mano a Bergoglio la misiva. Y meses después le prohíbe cualquier participación en la vida de su comunidad.

Seis detenidos por insultar y lanzar piedras a una persona transexual en Madrid

Seis detenidos por insultar y lanzar piedras a un transexual en el parque de San Isidro EFE

Agentes de la Policía Nacional han detenido a seis individuos por una agresión tránsfoba cometida ayer jueves en el Parque de San Isidro de Madrid, ha informado en una nota de prensa la Jefatura Superior de la Policía de Madrid.

Los arrestados fueron localizados en el mismo lugar de los hechos tras la llamada de la víctima al 091 y el Grupo de Delitos de Odio contra la Orientación Sexual de la Jefatura se hizo cargo del trámite de diligencias.

Los hechos sucedieron sobre las 18:30 horas cuando una persona llamaba al 091 y manifestaba ser víctima de una agresión tránsfoba. Al parecer, varios jóvenes le habían comenzado a proferir insultos y a tirar piedras solo por el hecho de ser transexual por lo que tuvo que refugiarse y dar aviso a la Policía Nacional.

Rápidamente se desplazaron al lugar varios indicativos policiales que localizaron en el lugar a los presuntos autores y les arrestaron por un delito contra los derechos fundamentales. Además, los agentes prestaron la preceptiva asistencia a la víctima siendo trasladada hasta el Grupo de Delitos de Odio contra la Orientación Sexual para el trámite de la correspondiente denuncia.

Durante el presente año 2017, la Policía Nacional ha detenido en Madrid a 19 personas y ha tramitado 48 atestados, tres de ellos por hechos en redes sociales, relacionados con delitos de odio por motivos racistas, antisemitas u otros referentes a ideología, religión, creencias u orientación sexual.

El Grupo de Delitos de Odio contra la Orientación Sexual, creado el pasado mes de junio e incardinado en la Brigada Provincial de Información de la Jefatura, se ocupa de la prevención, seguimiento e investigación de cualquier acción que fomente, promueva o incite al odio, la hostilidad, la discriminación o la violencia por LGTBFobia.

El grupo cuenta con un teléfono gratuito, el 900100091, activo las 24 horas del día y los 365 días del año, para recoger cualquier información o denuncia por delitos homófobos que se produzcan.

 

Una pareja sufre una agresión tras contar a sus compañeros de viaje que son homosexuales

Al regresar de una boda en la que coincidieron como invitados fueron golpeados e insultados por uno de los ocupantes del coche ante la pasividad del otro, que conducía el vehículo

José y su pareja fueron agredidos tras contar que son homosexuales

José y su pareja fueron víctimas el pasado fin de semana de una agresión homófoba. Era la primera vez que les pasaba algo así, reconoce José, con el agravante de que además todo sucedió en un entorno aparentemente seguro. Los hechos se produjeron en la madrugada del viernes al sábado pasado, después de la boda de unos amigos, cuando de regreso a Valencia en el coche de otro invitado al enlace se desencadenaron los acontecimientos -la pareja y sus dos compañeros de viaje se conocieron a raíz de la celebración-.

Así, tal y como relata uno de los agredidos y se recoge en la denuncia policial, todo se precipitó después de que comentaran su condición de pareja gay al hablar los otros dos ocupantes del vehículo de ir “de putas”. El copiloto le dijo entonces al que conducía “para el coche que me los cargo”, relata José, quien explica que les llamaron: “putos maricones” y “come pollas asquerosos de mierda”. Tras parar el coche, el acompañante del conductor sacó a la pareja de José del vehículo y le propinó varios “puñetazos” y “bofetadas” mientras les seguía insultando.

Ante estas agresiones, José y su compañero huyeron corriendo del lugar y, tras darse cuenta de que se habían dejado algunos efectos personales -como uno de los teléfonos móviles- en el coche de sus agresores, llamaron a la novia para comunicarle los hechos, quien “no daba crédito a lo sucedido y se puso muy nerviosa”. Al poco, tras recibir una llamada de los recién casados, sus atacantes regresaron y el copiloto,  profiriendo más insultos y amenazas, volvió a a agredirles. Finalmente, el conductor les devolvió el teléfono.

Todavía volvieron otra vez a su encuentro, aunque en esta ocasión el que bajó del vehículo fue el conductor, quien les pidió perdón y les propuso volver a por ellos y llevarles a casa después de trasladar a su amigo a Valencia. No obstante, José y su pareja rechazaron el ofrecimiento del piloto, quien, pese a que “en ningún momento” participó en los ataques, tampoco “hizo nada” para evitarlo ni para detener al agresor. Regresaron a casa en taxi y al día siguiente acudieron al centro de salud para que evaluaran las lesiones y a la comisaría de Policía a poner la correspondiente denuncia.

Vivir con miedo

José reconoce que esta situación, totalmente desconocida e inesperada para ambos, pareja desde hace cinco años, les ha dejado en estado de shock y les ha instalado el miedo en el cuerpo: “No habíamos sufrido nunca una situación similar, ni conocíamos ningún caso parecido en nuestro entorno”. “Estás de fiesta, de celebración, pasándolo bien, divirtiéndote, y de repente te pasa algo así, que no esperas, y te encuentras abandonado en mitad de una carretera y sólo piensas en salir corriendo”, confiesa.

Así pues, decidieron denunciar públicamente lo sucedido -a través del portal Shangay.com, aunque contárselo a su familia y amigos les costó más. “Más allá de los daños físicos que hemos sufrido, que realmente no son de gravedad, son los emocionales, que tardarán tiempo en cicatrizar”, reconoce a eldiariocv.es José, al tiempo que comenta cómo sintió miedo, rabia, indefensión, impotencia… “Lo reconozco, vivo con miedo. El otro día, en un centro comercial, quise volver a la oficina por el temor a encontrarme con la persona que nos pegó. Vivimos con ansiedad y tomando diazepam, porque cuesta hasta conciliar el sueño”.

Ahora sólo confían en que se haga justicia: “Nos insultaron, nos agredieron, nos amenazaron de muerte, y no quiero que nadie tenga que volver a pasar por algo así. Crees que estas cosas no pasan pero sí, existen”.

 

La Policía detiene a dos hombres y busca a más responsables de una agresión homófoba en Madrid

La Policía detiene a dos hombres y busca a más responsables de una agresión homófoba. EFE

Agentes de la Policía Nacional detuvierbn el viernes a dos hombres como presuntos autores de una agresión homófoba el pasado 30 de julio en el parque Breogán de Madrid. Se les acusa concretamente de delitos de amenazas y contra los derechos fundamentales.

La Jefatura Superior de Policía de Madrid confirma que el domingo los dos individuos pasaron a disposición judicial, pero no en qué situación han quedado a la espera del juicio que se celebrará próximamente. Los agentes no descartan más detenciones puesto que la investigación, en manos del grupo de Delitos de Odio contra la Orientación Sexual, continúa abierta.

Los hechos ocurrieron, según el relato de los dos denunciantes, sobre las tres de la madrugada, cuando un grupo de 14 hombres acudieron a una zona del parque conocida por ser lugar de encuentro de hombres gays y les increparon por el solo hecho de estar allí con insultos, empujones y golpes.

A uno de ellos le preguntaron “¿eres maricón?” y le amenazaron diciéndole que si volvían a verle por el parque “le cortarían el cuello”, detalla un comunicado enviado por la organización LGTBI Arcópoli a principios de agosto. El otro denunciante asegura haber visto como “este grupo se adentró en el parque y empezó a insultar a todos los hombres que se encontraban allí y vio cómo varios daban patadas y empujaron hasta en tres ocasiones a hombres”.

Posteriormente y a base de empujones le sacaron del parque: “Hasta aquí, maricón, a partir de ahora esto es zona cero. No queremos que entren maricones ni sidosos”. Arcópoli asegura en la misma nota que “aunque hubo varias agresiones, finalmente solo se interpuso una denuncia” en la comisaría del distrito de Salamanca.

El grupo de Delitos de Odio contra la Orientación Sexual de la Jefatura Superior de la Policía de Madrid sigue tratando de identificar a más responsables de la agresión homófoba denunciada en una operación que se mantiene abierta, confirman a eldiario.es.

Varios bancos arcoiris amanecen en Madrid con amenazas nazis al colectivo LGTBI: “Degenerados a la hoguera”

Uno de los bancos de Torrelodones / Arcópoli

El colectivo LGTBI Arcópoli y la alcaldía de Torrelodones (Madrid) han denunciado varias pintadas homófobas y tránsfobas que han aparecido en el mobiliario urbano del municipio. Se trata de amenazas de muerte e insultos con simbología nazi en bancos arcoiris, que fueron pintados con motivo del Orgullo, o en las propias paredes de un instituto de la zona.

“Degenerados a la hoguera”, “os vamos a matar sodomitas” o “Rusia nos marca el camino” son algunos de los mensajes, junto a otros pintados en los muros del centro público y que recuerdan a las frases tránsfobas que el colectivo HazteOir utilizó para su autobús: “Los niños tienen pene. Las niñas tienen vulva” o “dejad a los niños en paz”. Los ultracatólicos han redoblado su mensaje en una avioneta que recorrerá las playas españolas y en la que denuncian “van a por tus hijos”.

La pared del instituto de Torrelodones / Arcópoli

Arcopoli ha puesto en conocimiento de la Fiscalía estos incidentes, que no es la primera vez que se producen. Algo que crea “una terrible sensación de desprotección y hostilidad de especial virulencia hacia el colectivo LGTB en la zona”, apunta la organización en el escrito, al que ha tenido acceso eldiario.es. Funcionarios del Ayuntamiento ya han procedido a limpiar y borrar las pintadas.

La alcaldía de Torrelodones también ha formalizado una denuncia ante la Guardia Civil exponiendo los hechos y considerando que podrían ser constitutivos de un delito de odio. Además, remarca que el pasado mes de julio también aparecieron pintadas nazis en el municipio tachando símbolos del colectivo LGTBI y poniendo dianas en la bandera arcoiris del movimiento. También incide en que las pintadas aparecidas en la pared del instituto público “hacen alusión” al colectivo HazteOir.

Uno de los bancos de Torrelodones / Arcópoli

“Desde Arcópoli nos preocupa en especial cómo estas campañas del equipo de Arsuaga, que denunciamos en su momento, parece que inspiran y animan a este tipo de radicales que las reproducen en pintadas junto con otras claramente homófobas que tratan de amenazarnos de muerte al colectivo LGTB”, afirma la organización.

El pasado 6 de julio, poco después de la semana del Orgullo LGTBI, el Observatorio Madrileño contra la LGTBIfobia denunció 41 incidentes homófobos, entre ellos, amenazas e insultos en redes sociales, carteles, pintadas y agresiones. “Varias personas han encontrado pegada en su ropa o mochilas pegatinas de ‘maricones not wellcome'”, explicaba el colectivo.

En el municipio de Parla un banco arcoiris apareció con la pintada #ThanksOmar (#GraciasOmar) en referencia Omar Mateen,  autor de la matanza de Orlando en junio de 2016  que acabó con la vida de 50 personas al asaltar un club LGTB de la ciudad.