Javier Maroto, el alcalde de Vitoria se casa: ‘No me gustan ni los guetos gays ni los del Partido Popular’

El alcalde de Vitoria, Javier Maroto pasea con su novio Josema Rodríguez (d) por el parque del Prado en Vitoria.

El alcalde de Vitoria, Javier Maroto pasea con su novio Josema Rodríguez (d) por el parque del Prado en Vitoria. ARABA PRESS

“Presidente, le presento a Josema, mi pareja”, le dijo Javier Maroto Aranzábal (43) a Mariano Rajoy hace ahora cuatro años, el 11 de junio de 2011. Una investidura como alcalde de un joven político vasco, bregado en el cuerpo a cuerpo de la política local desde 1999 y endurecido por la presión del terrorismo etarra y su mundo que le obligó a estar permanentemente custodiado por escoltas desde los 27 años.

Rajoy estrechó la mano de José Manuel Rodríguez Carballo, Josema, y Maroto, en uno de los días más importantes de su vida, amplió su sonrisa. Cuatro años después, tras casi 20 años desde que Javier y Josema se conocieran, el mejor alcalde del PP, según los resultados de las últimas elecciones, se casa y con su boda reivindica, con la misma naturalidad que en la presentación ante Rajoy, su homosexualidad.

Su reelección -aún en el aire por culpa de EH Bildu-, la boda y las molestias de una intervención de peritonitis, que ya le ha obligado a pasar dos veces por el quirófano, no le dan tregua estos días a Maroto. Junto a él, Josema Rodríguez, un economista brillante con dos licenciaturas en Deusto, aplicadísimo estudiante de euskera (en el que roza la perfección) y gerente de un grupo de sociedades y fundaciones públicas en Durango, el pueblo en el que nació en 1965. Juntos mantienen sus rutinas como la de pasear a media tarde entre el centro de la ciudad y la basílica de Armentia, un recorrido de apenas tres kilómetros en el que la pareja recibe felicitaciones y en el que se niegan con amabilidad y firmeza a atender a LOC.

“Nunca he hablado de mi vida privada, nunca la he ocultado y nunca la voy a utilizar”, responde el alcalde en funciones exquisito en las formas mientras Josema, a su lado, escucha. Pero lo cierto es que la pareja provoca que los grupos de ‘runners’ que trotan por el paseo del Prado y los caminantes que suben y bajan entre Vitoria y el pico de Armentia se giren a su paso y cuchicheen. “¡Qué vivan los novios!”, les grita Eneko González, concursante en un reality de la televisión vasca, en un tono cargado de guasa.

“Lo que más me molesta es la renuncia al anonimato y a mi vida personal”, reconocía Maroto durante la intensa campaña electoral cuando, en charlas informales con periodistas, se planteaba la posibilidad de hacer bandera de su homosexualidad para contrarrestar las acusaciones de intolerante y xenófobo que ahora se reavivan para forzar su expulsión de la Alcaldía con un pacto político a tres entre EH Bildu, PNV y PSE-EE.

Maroto entonces dijo no. Y su historia de amor con Josema volvió a mantenerse en la privacidad de sus más íntimos. Hasta que el alcalde, con las emociones a flor de piel, confesó sus sentimientos en las primeras palabras de la noche electoral. Josema, uno más en la sala del hotel Ciudad de Vitoria en el que el PP vasco celebraba la única alegría de una jornada electoral nefasta, ya intuyó que su relación traspasaría los límites de Vitoria.

DEUSTO, EL ORIGEN

Un noviazgo que se inició en Bilbao, en una de los encuentros que propiciados por la Universidad de Deusto, donde reúne a sus ex alumnos, y que propició un flechazo inmediato. El joven Maroto dejó de lado los convencionalismos de una ciudad de provincias y se aferró con fuerza al carpe diem, su lema. Hijo de una familia de clase media y emparentado con una saga de empresarios, Maroto era pieza codiciada entre las jóvenes de los elitistas colegios del Niño Jesús, Nazareth y Ursulinas y en la ciudad se recuerdan sus efímeros noviazgos, pero el ahora alcalde mostró sin ambages sus sentimientos cuando conoció a Josema y su familia se volcó con él. Sus amigos, un grupo heterogéneo, pero en el que juegan un papel estelar el ministro Alfonso Alonso y el parlamentario Iñaki Oyarzábal, sueltan las confidencias con cuentagotas y, en vísperas de recibir la invitación para la boda del año, que se celebrará en otoño, reclaman absoluto anonimato. “Sus padres y sus hermanos Ramón y Nuria le dijeron: ‘Si tú eres feliz, nosotros también’ y Javier acertó al ser franco porque su familia le adora”, señala uno de sus íntimos.

Maroto y Josema alimentan esa excelente relación y se desplazan asiduamente desde su piso en el Ensanche vitoriano al chalé en un pueblecito de las afueras en el que viven los padres del alcalde. Su vida como pareja discurre en el centro de la ciudad sin hacer ostentosa su relación. Su afición en común: Eurovisión, que vieron el pasado 23 de mayo junto a unos amigos. El favorito de Maroto fue Suecia… y ganó. Su convivencia la iniciaron en Durango, la localidad en la que nació la pareja del alcalde de Vitoria y en la que aún trabaja como gerente de las sociedad públicas y fundaciones -Organismos Autónomos, según la denominación oficial- de este municipio vizcaínoen el que nació el ya fallecido Iñaki Azkuna y en el que residía hasta su designación como lehendakari Iñigo Urkullu. Con ambos mantenía una excelente relación Josema Rodríguez y fue él quien le presentó a Azkuna, uno de los ejemplos de Maroto de alcalde, comprometido con su ciudad.

Rodríguez inició su andadura profesional en el Banco Nacional de París, trabajó luego durante tres años en una empresa de máquina-herramienta de la zona y consiguió, ya como interventor general del Ayuntamiento de Durango (plaza que logró en concurso-oposición)reequilibrar las cuentas de un municipio que llegó a rozar la bancarrota. Muchos de los aciertos en la gestión municipal que Maroto, el único político vasco que habla perfectamente cuatro idiomas (euskera, ingles, alemán y castellano), ha puesto en marcha en Vitoria nacen de los consejos que le traslada su pareja. Durante casi tres años, Maroto se desplazaba todos los días entre Durango y Vitoria (donde formaba parte del equipo de gobierno de Alfonso Alonso) y en ese ir y venir a punto estuvo de perder la vida cuando un conductor semidormido tras una noche de fiesta chocó frontalmente contra él en Mañaria, en el arranque del puerto de Urkiola.

“Josema siempre dice que, pase lo que pase, caigo de pie”, ha reconocido Maroto en plena reflexión ante su posible (y merecida) reelección al frente de Vitoria. Un triunfo electoral que ratificó su perfil político más allá de las siglas de su partido. Frente a una caída en votos del 40% en el resto de Euskadi, Maroto multiplicó sus apoyos con la eficacia y la valentía política como bandera.

“Nada más llegar al Ayuntamiento comencé a reunirme con gente y tras 12 horas de encuentros salía a la calle pero escuchaba cosas muy distintas. ‘¿Por qué recibimos a los mismos?’, le pregunté a mi secretaria. Y ella me confesó que se filtraban las peticiones de citas. Aquello se acabó en ese momento y ahora todos los jueves recibo a vecinos que me cuentan sus problemas particulares, sus cosas… y de ahí nacen muchas propuestas y la posibilidad de saber qué piensan y qué necesitan mis vecinos», defiende este animal político al que teme el PNV porque ha sido el único en abortar su objetivo de imponerse en las instituciones vascas más importantes.

Y es que el método Maroto se ha convertido en la única fórmula con la que el PP vasco parece contar para contrarrestar su pérdida de respaldo electoral agravada por los resultados del pasado 24-M. Maroto, que sí accede a hablar de política, se sonroja cuando se le señala como el mejor activo político del PP en Euskadi y se le recuerda que sólo él y Xavier García Albiol (en Badalona) han logrado en 2015 más votos que hace cuatro años. “Escuchar a la gente y estar en la calle no es el método Maroto, es una obligación”, defiende en el exterior del Parlamento Vasco, donde ha liderado la eliminación del fraude en el cobro de las ayudas sociales que prestan las administraciones vascas.

BODA SIN GUETOS

“Cuando creo en algo, voy hasta el final”, sentencia justo cuando su secretaria en el Ayuntamiento se desplaza hasta la Cámara vasca para la firma de unos documentos urgentes. El alcalde hace un quiebro sobre su papel como político en la defensa de los derechos de los homosexuales. Crítico hacia dentro con el recurso presentado por el PP contra la ley impulsada por Zapatero sobre el derecho al matrimonio, Maroto aboga por el “ejemplo” frente a la “pancarta”.

“Sé que muchos jóvenes en Vitoria y en el País Vasco ven en nosotros que se puede vivir la homosexualidad de manera natural. No entiendo que una pareja tenga que casarse con cinco invitados y de tapadillo. Nuestra boda será en mi ciudad, en nuestro Ayuntamiento, con nuestras familias y amigos. Como cualquier pareja. No me gustan ni los guetos gays, ni los del PP. Soy anti-gueto, pero no voy a hablar más“, zanja Maroto cuando suenan las alarmas para que los parlamentarios vascos voten una resolución sobre la xenofobia tramitada para contrarrestar el tirón del alcalde de moda.

@joseanizarra

Javier Maroto se casa con su novio desde hace 19 años

POLÍTICA Matrimonio del alcalde de Vitoria

  • Iñaki Oyarzábal, quien hizo pública su homosexualidad en 2012, ha felicitado a Maroto
  • El alcalde ha sido uno de los miembros del PP que más ha defendido los matrimonios gay

El alcalde en funciones de Vitoria, Javier Maroto (PP), tiene previsto casarse con su novio desde hace 19 años tras el verano, según han confirmado fuentes de la Alcaldía de la capital alavesa.

Maroto contraerá matrimonio en una fecha que no ha trascendido con Josema Rodríguez, quien desde hace varios años es su pareja de hecho, tal y como ha adelantado hoy el diario El Correo.

Aunque el alcalde vitoriano no ha ocultado su homosexualidad y su pareja ha estado presente en actos oficiales, según han explicado desde el consistorio, hasta ahora no había trascendido en los medios de comunicación su condición sexual.

El anuncio de la boda del regidor vitoriano se produce poco después de que Maroto haya vuelto a imponerse en las urnas en las pasadas elecciones municipales revalidando su continuidad al frente de la Alcaldía de la capital alavesa.

Precisamente la noche electoral, Maroto tuvo un reconocimiento expreso a su pareja en el apartado de agradecimientos en su intervención tras conocer los resultados que le daban la victoria.

Uno de los primeros miembros de su partido que han felicitado a Maroto hoy a través de las redes sociales ha sido el secretario de Libertades Públicas y Justicia de la formación, Iñaki Oyarzábal, quien hizo pública su homosexualidad en 2012 cuando era secretario general de los populares vascos.

“Mucha felicidades al mejor alcalde” ha escrito Oyarzábal en las redes sociales. También ha recibido el respaldo del PP de Gipuzkoa cuyos compañeros le han dado en Twitter la enhorabuena y le han deseado “muchas felicidades” por su próximo enlace matrimonial.

El alcalde de Vitoria ha sido uno de los miembros del PP que ha defendido los matrimonios entre homosexuales a pesar de que su partido recurrió la ley que la regula ante el Tribunal Constitucional y ha reclamado públicamente que todas las personas con independencia de su condición sexual deben ser iguales ante la ley.

EHGAM eta ALDARTE taldeek “BEGIRADA AUSARTAK” liburuaren aurkezpena antolatzen dute

BIDEOA:

https://www.youtube.com/watch?v=t3JVDIS9kPw&feature=youtu.be

LIBURUA:

http://www.aldarte.org/comun/imagenes/documentos/MIRADASATREVIDAS.pdf

http://www.aldarte.org/comun/imagenes/documentos/BEGIRADAAUSARTAK.pdf

Los matrimonios homosexuales entre mujeres superan a los de hombres en Euskadi

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“¿Quieres libremente unir tu vida a Vanesa, formar con ella una unión afectiva y estable, y constituir así una nueva familia?”. Y Rosa dijo sí. Ocurrió en una gélida mañana de enero en el salón noble del Ayuntamiento de Vitoria. Las crónicas del momento cuentan que no hubo flores, ni invitados vestidos de lentejuelas y telas vaporosas. Sólo un momento íntimo en que las dos jóvenes se intercambiaron unas sencillísimas alianzas de plata con la emoción a flor de piel. La concejala de Igualdad del Consistorio gasteiztarra (del PP) leyó un aséptico fragmento de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea y todo acabó. El asunto se despachó en unos minutos y las chicas salieron por la puerta de atrás para dar esquinazo a la prensa. Nada de aquello parecía una boda. Y en realidad, no, no lo era. Corría 2003 y el matrimonio entre personas del mismo sexo no estaba legalizado en España: el de Vanesa y Rosa fue la primera unión simbólica entre lesbianas celebrado en Euskadi. Harían falta dos años más para que lo simbólico, lo extraordinario, se convirtiera en realidad. En un derecho. En algo normal.

Han pasado ya casi diez años desde que España se colocara a la cabeza en la igualdad de derechos, al dar luz verde a las bodas entre gais y lesbianas. No fue un paso fácil, ni exento de polémica. La nueva norma se aprobó al calor de las protestas del Foro de la Familia, aquel paraguas donde encontraron refugio los sectores más conservadores de la sociedad, con la Iglesia y algunos barones del PP sosteniendo juntos las pancartas con las que se echaron a la calle para tratar de parar la tramitación de la norma. Pero, con casi del 70% de los españoles a favor de las bodas gais según las encuestas del CIS de entonces, el salto parecía inexorable. España entró en un reducido grupo de tres países, junto con Bélgica y Países Bajos, a los que poco a poco se han sumado hasta una veintena de naciones, con Irlanda como la última en llegar el pasado domingo, donde se reconoce el derecho.

Desde que aquel 3 de julio de 2013 entrara en vigor la ley del matrimonio entre personas del mismo sexo, 1.300 parejas homosexuales se han casado en el País Vasco, según los últimos datos disponibles del Eustat, que recogen aquellas ceremonias celebradas hasta el 31 de diciembre de 2014. De todas esas bodas celebradas desde entonces, 702 tuvieron a dos hombres como contrayentes, frente a las 592 restantes en que las dos fueron dos mujeres. Sin embargo, las tornas han cambiado y hoy son más las uniones lésbicas selladas en matrimonio que las formalizadas por hombres: de los 137 ceremonias civiles celebradas en el último año en Euskadi, 77 tuvieron dos novias como protagonistas.

Maternidad lésbica

Los colectivos LGTB atribuyen el ligero cambio de tendencia a la obligatoriedad de las madres lesbianas a estar casadas para poder inscribir a sus bebés, concebidos mediante técnicas de reproducción asistida, como hijos también de la madre no biológica. “Las ganas de casarse quizás sean más fuertes entre las mujeres, pero dudo que sea una explicación de efecto”, apunta Inmaculada Mujika, presidenta del Centro de Atención a Gays, Lesbianas y Transexuales Aldarte. “Si se ve el incremento de la maternidad lésbica con las bodas entre mujeres lesbianas, van paralelas. Esta es una motivación superfuerte para que todas las parejas de mujeres lesbianas para casarse, sobre todo entre las más jóvenes. Estamos convencidas de que es el elemento fundamental que está elevando la proporción sobre los matrimonios entre chicos”, explica la socióloga.

En efecto, la norma que regula el derecho de filiación en el Registro Civil de una criatura nacida en el seno de una familia homoparental, formada por lesbianas, deja claro que “ambas mujeres han de estar unidas por matrimonio”, además entre los requisitos apuntan que “el nacimiento del bebé ha de producirse mediante la aplicación de técnicas de reproducción asistida reguladas”. Y añade: “En el momento de la inscripción registral del nacimiento habrá que acreditar la utilización legal de estas técnicas de inseminación como origen de la concepción”.

Así, el elemento de la familia y, en concreto, el reconocimiento de los hijos como propios para ambas partes de la pareja parece ser fundamental a la hora de explicar el fenómeno, que lleva aparejado un evidente aumento en el número de bodas celebradas entre mujeres en los dos últimos años. “Si no tuviésemos la obligación de casarnos para registrar a nuestros hijos, el 50% de las parejas no lo haría”, señala Estibaliz Egidazu, presidenta de la Asociación de Madres y Padres Homosexuales Sehaska, con sede en Bilbao. “Nos casaríamos en el mismo porcentaje que lo hacen las parejas heterosexuales”, añade. “En mi caso, si no lo hubiera hecho, no sería reconocida como madre de mi hijo”, lamenta.

Con todo, desde el colectivo LGTB reconocen que la cifra de matrimonios homosexuales celebrados en el País Vasco “todavía es muy pequeña”. “Me temo que siguen siendo muy pocos en comparación al monto global de bodas y en comparación del nivel de parejas gais y lesbianas que existen”, sostiene Inmaculada Mújica. “De todos modos, son medidas que se ajustan al deseo y la realidad de las parejas homosexuales: muchas desean casarse y lo ponen en práctica y, otras muchas, no lo hacemos. También hay que poner en valor los razonamientos que nos llevan a defender el ‘no al matrimonio’ dentro del colectivo”, razona Mujika.

En el armario

Entre los motivos que los activistas esgrimen para explicar por qué gran parte de los homosexules deciden no casarse, lo que hace que las cifras no sean más altas (en España apenas 3.000 parejas se casan al año, según los datos del INE), se encuentra el hecho de que el matrimonio exige un reconocimiento público “al que muchas parejas no están preparadas”, señala Inmaculada Mujika. “Hay muchas dentro del armario, y el no querer renombrarse socialmente tanto… puede frenar ese deseo. Una boda no deja de ser un acto social y hay muchas parejas lésbicas que no están por la labor de verse tan señaladas”, abunda la socióloga. Ese ‘armario’ al que hace referencia la presidenta de Aldarte es compartido por hombres y mujeres, aunque en el caso de ellas, en algunos casos, las puertas que los separan con la aceptación plena sigue siendo todavía más difícil de franquear. “La visibilidad lésbica es mucho más limitada que la de los chicos. Las mujeres lesbianas no son tan públicas como los hombres gaies”, apunta.

En paralelo a la normalización de las bodas entre personas del mismo sexo, que se están enraizando en la sociedad vasca dentro del tiesto de la normalidad, crece el concepto de nuevas familias que, por otra parte, ya no son tan nuevas. “Hasta no hace tanto, reconocerse homesexual implicaba cerrarse en banda a la idea de tener familia. Había cierta contaminación cultural en este sentido”, apunta Estibaliz Egidazu. Pero hoy todo ha cambiado. “El hecho de haber trabajado tanto por la visibilidad, ha conseguido hacer caer barreras mentales y cada vez son más las parejas que deciden formar una familia, aunque los hombres lo tienen muchísimo más difícil, porque la gestación subrogada es ilegal en España”, reconoce la presidenta de Sehaska. A falta de datos, la activista está convencida de que el número de familias homoparentales sigue creciendo de forma exponencial con el paso de los años. “Es algo evidente, que se palpa y se ve en los encuentros que mantenemos cada año tanto a nivel estatal como a nivel europeo todos los años”, señala. Mamá y mamá. Papá y papá. Marido y marido. Mujer y mujer. O una pareja, sin títulos, ni adornos. “El gran paso es poder utilizar ese derecho en libertad”.

SILVIA C. CARPALLO PERIODISTA, SEXÓLOGA Y ESCRITORA: “Falta naturalidad para hablar de sexo como un ámbito más de nuestra vida”

Autora del blog Eros y ‘El orgasmo de mi vida’, la periodista y sexóloga Silvia C. Carpallo hace su primera incursión en la novela erótica con su última publicación ‘Decirte adiós con un te quiero’

Silvia C. Carpallo

Silvia C. Carpallo: (J.A,.+)

DONOSTIA – “Desde muy pequeña el sexo ha sido uno de los temas que más ha despertado mi curiosidad y lógicamente mucho más cuando me convertí en adulta. Creo que sigue existiendo mucho misterio, muchos mitos y mucho tabú, y que falta naturalidad para hablar de sexo como un ámbito más de nuestra vida, y de hecho, uno muy importante. Me pareció que formarme para informar bien sobre sexo era una manera de aportar algo, de poner mi granito de arena; por eso realicé un máster en la Universidad”, explica a DEIA la periodista y sexóloga Silvia C. Carpallo, que acaba de presentar su primera novela erótica Decirte adiós con un te quiero”

Se trata de su segunda inmersión en la literatura erótica.

-Realicé por encargo de Grijalbo gran parte de los relatos del packCincuenta escenarios para desatar tu pasión, que fue una primera incursión en los relatos eróticos gracias a la cual di el salto a mi primera publicación titulada El orgasmo de mi vida, dónde ya traté temas sexológicos con un poco más de profundidad. Decirte adiós con un te quiero es mi salto a la novela, y reconozco que me ha costado más de lo que pensaba. Me preguntaban en la presentación si era escritora de brújula, es decir, que se lanza a lo que los personajes le sugieran, o de mapa, que necesita una estructura. En mi paso a la novela he descubierto que soy de las segundas.

¿A quién va dirigida la novela?

-No me gusta pensar en públicos concretos, porque El orgasmo de mi vida lo escribí pensando en las mujeres y casi les gustó más a los hombres. Escribo sobre temas que creo que son universales, cuestiones que a mí me han movido por dentro, pero que en realidad nos mueven a todos.

¿Qué aborda en Decirte adiós con un te quiero?

-Principalmente trata del tránsito de la etapa más joven y despreocupada de tres amigas a su etapa adulta. Aborda el adiós de las tres protagonistas a una etapa maravillosa de su vida, de la que deben despedirse para asumir nuevos retos y riesgos vitales. Todo ello reflejado en temas clave para la mente femenina como es la amistad, el amor y por supuesto, el sexo.

Dos de los escenarios más emblemáticos de la novela, sobre todo como nidos de amor, son precisamente Bilbao y Donostia, ¿por qué los eligió

-Al elegir los destinos de los viajes de Joel y Aitana, los dos protagonistas, quise buscar lugares que significaran algo especial para mí. Bilbao y San Sebastián fueron dos de esos destinos que tenía pendientes, y que pese a haber viajado mucho, me fascinaron. La comida, la gente, el ambiente, el mar, todo en su conjunto, me parecieron ingredientes perfectos para que fueran el lugar en el que detonase la historia de amor (y de sexo) de los protagonistas. De hecho, hay escenas picantes en lugares algo inesperados. Además, he aprovechado para contar algunas curiosidades porque creo que muchas veces salimos fuera en busca de lugares nuevos, cuando los que tenemos dentro de la Península son lugares maravillosos por descubrir.

¿Se puede acabar una relación con un ‘te quiero’?

-Sí, hay muchas veces que se deja una relación porque solo con el amor no basta. Una relación no se sustenta sólo en un sentimiento, sino también en tener un proyecto común, compatibilidades… En querer construir una pareja. Conozco personas que han dicho ese adiós con un te quiero; las relaciones son una de las cosas más complejas del mundo.

¿El amor romántico atonta a nuestras adolescentes? ¿Cómo lo ve?

-Precisamente lo que intento hacer con este libro es desmitificar esa idea. Muchas veces vivimos una relación que nos arrastra de forma intensa, pero hay que saber parar cuando nos damos cuenta de que no nos conviene. Si hablo de ese decir adiós pese a que exista un te quiero, es precisamente en esa línea. Hay historias que son para vivirlas, pero no para quedarse en ellas toda una vida.

¿Ayudan sus libros a que las mujeres se empoderen en lo sexual?

-Es una de las ideas que siempre intento trabajar en mis publicaciones porque creo que la sexología no sólo debe enseñarse de forma práctica, sino también de forma amena, como puede ser a través de una novela. Las tres protagonistas, pese a estar cerca de la treintena, han vivido su sexualidad en torno a unos cánones, a un deber ser responsabilizando a otros de su placer, y en ese paso a la madurez, lo que aprenden, es que su sexualidad es suya, que depende de ellas mismas y que pueden ser libres de vivenciarla como quieran.

La influencia de la Iglesia hace que la sexualidad sigue siendo un tema tabú en nuestra sociedad…

-Sí, por supuesto, nuestra cultura tiene sus raíces y el componente, por ejemplo, capitalista de propiedad privada, o la idea de culpa y pecado de la Iglesia, influyen en nuestra forma de entender las relaciones personales. En la presentación del libro me preguntaban por la infidelidad, y yo comentaba que si bien mi yo racional, la sexóloga, entiende que no es natural que sólo exista atracción sexual con una persona para toda la vida, y que quizás habría que replantear nuestro modelo de relación de pareja, la Silvia que se ha criado en España, con su sociedad y su cultura, no sabría sobrellevar esa idea por su más intrínseca socialización primaria.

¿Aprobamos en educación sexual?

-No. Seguimos pensado que la educación sexual es hablar de anticoncepción e infecciones de transmisión sexual, que también, pero no hablamos de la educación emocional, de entender lo que significa ser hombre o mujer, de respetar al otro sexo, de hacernos compañeros y no enemigos, de nuestra forma de evolucionar en la vida y en el terreno de lo sexual, que realmente son los temas que más conflicto nos generan después.

Este género literario va en aumento ¿Tiene algo que ver conCincuenta sombras de Grey? ¿Cómo calificarías este fenómeno?

-Tengo un problema con los géneros. Este libro va precisamente de romper etiquetas, de dejar de clasificarlo todo y simplemente lanzarse a disfrutarlo. No sé si es un libro romántico, aunque sé que hay escenas románticas, no sé si es un libro erótico, pero sé que hay bastantes escenas eróticas; creo que es un libro sobre la vida y que en la vida, todas esas escenas son las que aparecen en nuestro día a día. Creo que Cincuenta sombras de Grey abrió una veda de esta temática a un público más amplio. Creo que estamos desaprovechando un poco esta oportunidad.

¿Por qué?

-En vez de ofrecer cosas nuevas, se está cayendo en copiar una y otra vez el modelo que funciona; pero si no cambiamos eso, al final, el lector se aburrirá y volveremos a alejarle de este género. Es lo que he intentado y las críticas que me llegan dicen que mi libro es distinto, que no sigue la historia de amor o de sexo típica, la cuestión es si esta visión gustará más o menos a los lectores… ¡Espero que sea lo primero!

El Obispo de San Sebastián quiere prohibir una exposición feminista

Munilla arremete contra una muestra que incluye eslóganes contra la Iglesia. La Diputación de Gipuzkoa, titular de la sala, se niega a retirarla y califica las críticas del prelado como “vergonzosas

Promotoras promotoras de la exposición feminista. Diputación Foral de Gipuzkoa.

Promotoras promotoras de la exposición feminista. /Diputación Foral de Gipuzkoa.

Primero fueron las bodas entre personas del mismo sexo. Luego, las relaciones sexuales por puro placer, incluso entre chica y chico. Hasta el PP ha estado en la mira del obispo de San Sebastián,José Ignacio Munilla, quien llegó a tachar a la formación liderada por Mariano Rajoy de “marxista”. Fiel a su mano dura, el religioso apunta ahora contra la sala cultural Koldo Mitxelena de Donostia, que estos días acoge una exposición sobre la historia del Movimiento Feminista de Euskadi.

La muestra, titulada “Gorputz Grafiak” (“Grafías de los Cuerpos”), ha sido impulsada por el colectivo Bilgune Feminista junto a la Dirección de Igualdad de la Diputación Foral de Gipuzkoa –gobernada por EH Bildu-. Según explicaron sus promotoras a través de una nota de prensa, se trata de un “proyecto de investigación, recopilación y análisis” para tratar de “recuperar y reconocer la trayectoria del movimiento en Euskal Herria” durante los últimos cuarenta años.

La exposición está compuesta por “materiales gráficos y otras piezas que recogen la visión sobre los modelos organizativos, jornadas, debates y reivindicaciones que han atravesado la lucha feminista desde la década de los 60, tomando como base las movilizaciones en la calle y las expresiones del cuerpo”. Ahí vienen los problemas, al menos para Munilla: entre los grafitis históricos, aparecen dos viejos eslóganes sobre la represión de la Iglesia contra la libertad de la mujer. “La iglesia que más ilumina es la que arde” y “Opus Dei sutara” (“Fuego al Opus Dei”), rezan las pintadas que encendieron los ánimos del obispo.

De esta manera, el religioso vasco –que acaba de publicar un libro con severos consejos en materia sexual- ha iniciado una campaña para exigir la prohibición de la muestra feminista. En una carta pastoral enviada a todas las parroquias de su diócesis, Munilla relata sus infructuosas gestiones ante laDiputación de Gipuzkoa, entidad a la que exigió la retirada de las “expresiones violentas y amenazadoras”. No le hicieron caso.

“En contra de lo que cabría concluir a primera vista, tras este tipo de episodios no se esconde un choque entre creyentes y no creyentes; sino que lo que está en juego es el mismo modelo de convivencia sobre el que hemos de construir nuestra sociedad”, advierte el obispo en su carta. “Es por ello –añade- que las autoridades políticas que gobiernan las instituciones públicas de Gipuzkoa (el Koldo Mitxelena, en este caso), no pueden mirar para otro lado, sino que tienen la plena responsabilidad en la permisión de estos ataques y provocaciones contra la libertad religiosa”.

“Dictadura del relativismo”

A pesar de sus habituales ataques contra las personas homosexuales y contra quienes defienden el aborto, Munilla se anima a hablar de “libertad de conciencia” y “respeto mutuo”. “¿Nos podemos imaginar en la exposición del Koldo Mitxelena un grafiti que dijese ‘la mezquita o la sinagoga que más ilumina, es la que arde’? Si somos mínimamente sinceros, sin dejarnos cegar por la propia ideología, todos reconoceremos que afortunadamente sería impensable tal agravio a los hermanos musulmanes o judíos, en un espacio público”, subraya.

A su juicio, la exposición feminista de Donostia es “consecuencia de una gravísima crisis espiritual, así como de una ausencia de valores éticos básicos; acompañada de la dejación de responsabilidades por parte de las autoridades, las cuales debieran tutelar el bien común del conjunto de los ciudadanos”. El jefe de la Iglesia en Gipuzkoa también denuncia la “presión de un ‘laicismo agresivo’, detrás del cual se esconde la llamada ‘dictadura del relativismo’”. “Por todo ello –remarca-, debemos expresar nuestra más enérgica protesta ante las autoridades competentes”.

“Vergonzoso”

Las declaraciones de Munilla han provocado una respuesta contundente por parte de la Diputación de Gipuzkoa. El área de Igualdad de esta institución ha enviado una nota a Público, en la que destaca que la exposición “supone un reconocimiento al movimiento feminista como referente en la construcción de la justicia social”, al tiempo que tachan como “vergonzoso” que “una vez más, la iglesia católica se alce en contra del movimiento feminista”. “Las mujeres individual y colectivamente han realizado enormes aportaciones a nuestra sociedad, y gran parte de los derechos sociales que ahora disfrutamos se los debemos a la lucha feminista”, subrayan.

Asimismo, desde la Diputación guipuzcoana han recordado que la Iglesia “nunca ha apoyado la defensa de esos derechos, por lo que no es de extrañar que, una vez más, ataque a las mujeres y al movimiento feminista”. “Las expresiones de supuestas ‘amenazas’ que aduce Munilla son solo una selección de panfletos y pintadas que las autoras de la exposición han recogido a lo largo de estos años en las calles y que han mostrado en la exposición”, han añadido.

En cualquier caso, la campaña iniciada por el obispo ya ha encontrado eco en la plataforma ultraconservadora Hazte Oír, vinculada a los sectores más integristas del catolicismo. A través de su página web, este colectivo ha iniciado una campaña de recogida de firmas para pedir a la Diputación de Gipuzkoa la retirada de la exposición. Quieren juntar 100 firmas. Al cierre de este artículo, no habían conseguido ninguna.

HOMOFOBIAK HILTZEN JARRAITZEN DU!!! EHGAMek elkarretaratzera deitzen du, maiatzaren 17an, Bilbon eta Donostian, arratsaldeko 13:00an