Acelerar el diagnóstico del VIH de meses a minutos

Descentralizar la prueba en 10 países africanos salvará la vida a 16.000 bebés y ahorrará 200 millones de dólares en cinco años. Unitaid financia el proyecto con 149 millones

Una enfermera prepara el material para obtener una gota de sangre del pie de un bebé en el centro de salud de Ndlavela, Mozambique. GLÒRIA PALLARÈS

Una madre seropositiva acude con su bebé al centro de Salud de Ndlavela, en el sur de Mozambique. La criatura nació hace 30 días. Se sabe su sexo y su peso, pero lo que toca desvelar hoy es si porta el VIH. Hasta hace poco, las muestras debían trasladarse hasta uno de los pocos laboratorios centrales del país y las clínicas tardaban hasta seis meses en recibir los resultados. Para entonces, muchos de los bebés infectados ya habían fallecido. Hoy, se resolverá la incógnita en 50 minutos y, si es positivo, se iniciará el tratamiento de inmediato. En el caso del VIH infantil la velocidad importa, y mucho: sin un diagnóstico y tratamiento precoz, un tercio de las criaturas infectadas morirá antes del primer año de vida —la mortalidad se dispara a los tres meses— y la mitad antes del segundo.

Por ello, UNICEF y la Iniciativa Clinton de Acceso a la Salud (CHAI) están trabajando con Ministerios de Salud de 10 países africanos para integrar sistemas de diagnóstico precoz en los programas nacionales. La iniciativa, enmarcada en una inversión de 149 millones de dólares por parte de Unitaid, prevé salvar la vida a 16.000 bebés y generar eficiencias por valor de 200 millones de dólares entre 2016 y 2020. En concreto, se propone derribar barreras en la lucha contra el VIH mediante exámenes diagnósticos en el punto de atención —es decir, con aparatos que no requieren laboratorios ni personal técnico especializado, y que son rápidos, resistentes y pueden instalarse en clínicas locales para aumentar el acceso de las comunidades al diagnóstico.

Tradicionalmente, los programas nacionales para detectar el VIH se han apoyado en los laboratorios convencionales. Ello requiere buenas infraestructuras, profesionales altamente capacitados y cadenas de distribución adecuadas para los productos científicos, justamente los elementos que escasean en los países en vías de desarrollo, que acumulan el grueso del problema. Consecuencia: largos tiempos de espera para recibir los resultados; dilación en la toma de decisiones médicas y graves retrasos en el inicio de la terapia antirretroviral (TAR), por lo que muchos pacientes se descuelgan del seguimiento médico.

Aunque los bebés se sometan a la prueba, en torno al 43% jamás recibe los resultados. “La dificultad y el coste de desplazarse desde las zonas rurales significa que las personas hacen un gran esfuerzo para ir a la clínica; todo para llegar, una y otra vez, y que los resultados no estén disponibles”, explica en Ndlavela la experta del Instituto Nacional de Salud de Mozambique, Bindiya Meggi. Este vasto país, por ejemplo, se extiende a lo largo de 2.300 kilómetros entre Sudáfrica y Tanzania. Su sistema de salud se derrumbó a raíz de una guerra civil que concluyó en 1992 y, en la actualidad, tiene uno de las peores ratios de trabajadores sanitarios de África y una prevalencia de VIH en adultos del 12,3%, según Onusida.

El problema se repite en el resto de países del proyecto (Kenia, Malawi, Tanzania, Uganda, Zimbabue, Camerún, República Democrática del Congo y Senegal), pero el pronóstico es esperanzador. Según los resultados de la fase piloto, el diagnóstico precoz en el punto de atención (POC EID por sus siglas en inglés) logra que el 87,4% de los bebés seropositivos empiece la terapia a los 60 días de realizar la prueba, frente a un 12,8% cuando se remite la muestra de sangre a un laboratorio convencional.

“Es como poner un laboratorio dentro de una máquina del tamaño de una batería de coche”, ilustra la directora de CHAI en Mozambique, Lise Ellyin. “Aunque es un aparato altamente sofisticado, es muy sencillo de utilizar y de mantener”. Las propias enfermeras lo manejan y dan inicio al tratamiento en el mismo día.

Madres e hijos esperan el turno de visita en el área de Infancia en Riesgo del centro de salud de Ndlavela. El 45% de las muertes de menores de cinco años en Mozambique está vinculada a la malnutrición, según Unicef, y la prevalencia del VIH es del 12,3%, según Onusida. UNITAID/J.DENGUNCHO

Múltiples beneficios

El mismo aparato que realiza la prueba —la reacción en cadena de la polimerasa o PCR— en bebés de hasta 18 meses también permite medir la carga viral en niños y adultos en tratamiento. Por ello, el proyecto trabaja para aumentar el acceso a ambas pruebas, además de crear un mercado sostenible para los productos de diagnóstico en punto de atención, y de reforzar los laboratorios nacionales como herramienta complementaria. La meta es avanzar hacia los objetivos 90-90-90 de Onusida para 2020 (90% de los casos, diagnosticados; 90% de los diagnosticados, en tratamiento, y 90% de los medicados, con una carga viral indetectable).

La carga viral es un indicador de la eficacia del tratamiento, la adherencia del paciente y la aparición de resistencias a los fármacos. Hacer un seguimiento periódico de esta carga es clave para garantizar que el paciente toma los fármacos debidamente, lo que frena el desarrollo de resistencias y mantiene la eficacia de los tratamientos de primera línea. Además, ayuda a identificar los casos de fallo terapéutico y agiliza el cambio a tratamientos de segunda línea. El éxito de la iniciativa está siendo tal que “las clínicas privadas, sobre todo en Maputo, están mandando sus pacientes al sistema público para que se hagan las pruebas con esta tecnología; algo extremadamente revolucionario”, remarca Ellyin de CHAI.

Para aumentar el impacto del proyecto, el diagnóstico en el punto de atención debe combinarse con otras inversiones en el sistema sanitario, incluyendo en recursos humanos, digitalización de datos, cadenas de suministro y estándares de calidad, detalla Meggi del Instituto Nacional de Salud.

Otra clave es la integración de los servicios sanitarios para reducir los desplazamientos a la clínica. Según Ellyin de CHAI, ahora se atiende a madres e hijos en el mismo lugar y día, y se somete a los menores en situación de riesgo a un examen completo para descartar desde neumonía, hasta VIH pasando por tuberculosis. Las vacunaciones son otro momento ideal para detectar indicios de malnutrición y VIH. “Si se observan síntomas clínicos de VIH, se realiza el examen diagnóstico tanto al bebé como a la madre, que puede no saber su propio estado”.

Creencias y comportamientos

La tecnología, la inversión y el entusiasmo del personal sanitario están allí. Sin embargo, persisten algunos obstáculos culturales. “En este sentido, nuestro mayor reto es que el marido permita a su esposa traer a los hijos al centro de salud”, señala Ellyin. “A menudo, se culpa a la mujer por ser seropositiva, aunque haya sido el hombre quien le ha transmitido el virus a ella” e, indirectamente, a su hijo. No es de extrañar muchas mujeres seropositivas ni tan siquiera se atrevan a revelar su condición.

Máquina de PCR para diagnosticar el VIH en la clínica sin tener que enviar la muestra a un laboratorio en la capital. Esta innovación reduce de seis meses a 50 minutos el tiempo de espera para obtener los resultados y permite iniciar el tratamiento el mismo día. GLÒRIA PALLARÈS

Los maridos y suegras también se oponen, a veces, a que las embarazadas tomen antirretrovirales (ARV) durante el embarazo, añade Meggi del Instituto Nacional de Salud. “Ahora animamos a los maridos a acompañar a sus esposas embarazadas a la clínica para someterse a la prueba diagnóstica del VIH”, señala la experta. “Si vienen en pareja están autorizados a saltarse la cola, pero los hombres no quieren perder un día de trabajo para venir a la clínica; por ello, la prevalencia en este grupo sigue siendo un problema”. Y los escollos no acaban aquí. “A los afectados no les gusta comprar el tratamiento en establecimientos como las farmacias porque el estigma todavía es muy fuerte”.

50 minutos después

El proyecto de Unitaid ha tenido que demostrar que el aparato diagnóstico resiste entornos austeros —con polvo y sin cadenas de frío—, y que la calidad del servicio se mantiene al descentralizarlo. Hasta la fecha, puede decir prueba superada: la máquina de PCR puede trabajar durante siete horas sin suministro eléctrico, y un módem transmite la información de cada prueba a una base de datos digital. De este modo, los gestores pueden ver cuántas pruebas se realizan e, incluso, de qué modo han insertado el cartucho las enfermeras —profesionales como Lucía que, pasados los 50 minutos, imprime el resultado diagnóstico del bebé de 30 días.

La visión del proyecto es promover los diagnósticos en el punto de atención más allá de los países piloto. Con este fin, trabaja para que estas innovaciones sean más asequibles y sostenibles, y disemina aprendizajes a través de la Sociedad Africana de Medicina de Laboratorio (ASLM). Los abordajes en el punto de atención —allí donde está el paciente— suponen una auténtica inflexión porque “abren una nueva vía para realizar diagnósticos muy complicados, como los del VIH pediátrico y la preeclampsia en embarazadas”, destaca Ellyin de CHAI.

En el centro de salud de Ndlavela, medio centenar de mujeres con criaturas envueltas en fardos esperan su turno, sentadas en bancos de cemento al aire libre. Entre ellas, se abre paso una madre seropositiva que sale de la consulta de Lucía. Una chica de 34 años con su hija cargada a la espalda y un documento que no tiene precio: VIH-1, no detectado; VIH-2, no detectado. Resultado: negativo.

Detectados 158 nuevos casos de VIH en 2016, la mitad con diagnóstico tardío

La cifra de contagios es similar respecto al año anterior, y sigue preocupando el tiempo transcurrido hasta su detección, clave para la aplicación del tratamiento médico. El 64% superan los 40 años, pero hay menores de 25. «Algo falla entre la información y la acción», opinan.

 

CONSULTA ON LINE

Osakidetza ha creado una consulta on line dirigida a hombres que tienen sexo con hombres. Permite plantear cuestiones de forma anónima y se recibe asesoría.

 

El VIH es una enfermedad que se ha cronificado, pero no se ha erradicado. Insistir para volver a insistir en la prevención y en la importancia del diagnóstico precoz sigue siendo clave. El pasado año, en la CAV, se identificaron 158 nuevos casos, y más de la mitad (52,2%) presentaron un diagnóstico tardío. Esto supone un contagio cada dos días. Al menos los detectados. Las cifras son similares a las que dejó 2015.

El departamento de Salud de Lakua, junto a las asociaciones Euskalsida y Harribeltza, desgranaron ayer los datos que se desprenden del Plan del Sida e Infecciones de Transmisión Sexual del último ejercicio.

El consejero Jon Darpón incidió en el valor de los test rápidos que se ofrecen en 50 farmacias, porque ese resultado a tiempo será decisivo en el resto del proceso. El pasado año se realizaron 2.775 pruebas, de las que 27 dieron positivo. En ese caso, de inmediato se deriva a Osakidetza, donde se pone en marcha el tratamiento. «Si se detecta el virus y si se toma el tratamiento ya no se desarrolla; y no solo eso, sino que tampoco se transmite», recordó Antonio Arraiza, coordinador del Plan del Sida.

El sexo entre hombres se mantiene como la principal vía de contagio de VIH (44,3%,) aunque le sigue de cerca la vía heterosexual (42,4%). No obstante, es la primera la que muestra una tendencia al alza y así seguirá siendo, en opinión de Darpón.

Sobre la edad de las personas contagiadas alertó Marta Pastor, presidenta de Euskalsida. Dos tercios tienen más de 40 años, pero, en su opinión, «sorprenden» los casos en menores de 25 años, a quienes se les presupone un mayor acceso a la información. «Nos cuesta entender que de la información a la acción hay muchas cosas que fallan», añadió. El consejero admitió que «existen más variables que la falta de información».

Respecto a la inversión en retrovirales, el año pasado fueron atendidos 5.661 pacientes, lo que supuso en Osakidetza un gasto de 36,1 millones de euros.

Contra el estigma, la importancia de un cambio en el nombre

Desde Euskalsida, su presidenta Marta Pastor agregó un cuarto objetivo a los citados por el consejero de Salud: acabar con el estigma y la discriminación que sufren las personas portadoras del virus.

Según explicó, hoy día hay en el mundo 84 países que vetan la entrada a estas personas, pero también en el propio Estado español ocurren discriminaciones. «Hay leyes que excluyen a personas seropositivas para poder opositar», dijo, citando las OPE en cuerpos policiales o bombero.

Adelantó que están en contacto con los grupos políticos para llevar al Parlamento de la CAV la necesidad de que la legislación estatal cambie la calificación del sida como enfermedad «infecto contagiosa» por «infecto transmisible» para que de esta manera las personas con VIH puedan opositar. Se trata de tejer una posición fuerte en Gasteiz de cara al debate que se haga en el Congreso de Madrid.O.L.

Euskadi diagnostica un caso de sida cada dos días

Una persona se somete a un test para detectar si tiene VIH. (efe)

BILBAO – Aunque el curso de la epidemia de sida haya dado un giro de 180 grados, y la propia ONUSIDA se haya marcado como reto que desaparezca en 2030, Euskadi no consigue erradicar la enfermedad y todavía el año pasado se registraron 158 nuevos casos, lo que supone un diagnóstico de VIH cada dos días. Con el agravante de que más de la mitad de ellos, en concreto un 52%, fueron diagnósticos tardíos. Por ello, el consejero de Salud, Jon Darpón recordó ayer que hay 50 farmacias repartidas por los tres territorios a las que se puede acudir de una forma “anónima, discreta y fácil” para realizarse el test rápido y detectar lo antes posible si una persona está infectada o no. El pasado año se llevaron a cabo 2.775 test rápidos de VIH y 27 resultaron positivos.

Euskadi es una de las pocas comunidades que mantiene activo un plan contra el sida, por lo que Darpón incidió en que “no puede bajarse la guardia mientras existan nuevos contagios”.

De tratar a pacientes que luchaban por sobrevivir se ha pasado a tratar a personas con VIH que envejecen con mejor salud, pero acabar con el estigma es la asignatura pendiente. El sexo entre hombres se mantiene como la principal vía de contagio de VIH en Euskadi, con un 44,3% de los casos. Los nuevos diagnósticos representan una proporción de 7,3 por cada 100.000 habitantes, unas cifras similares a las de años anteriores, resultando la mayoría de afectados, hasta en un 80%, varones.

Son algunos de los datos recogidos en la memoria del Plan del Sida e Infecciones de Transmisión Sexual presentado por Jon Darpón, el coordinador del plan, Antonio Arraiz, y la presidenta de Euskalsida, la federación de asociaciones que trabajan en el ámbito de esta enfermedad, Marta Pastor, y Joseba Rekalde, de la asociación Harribeltza.

En la comparecencia, Darpón subrayó la calidad de vida de las personas con sida, “con una esperanza de vida muy cercana al resto de la población, todo ello propiciado por los espectaculares avances en el tratamiento antirretroviral”, pero destacó que el VIH “no es una enfermedad erradicada” porque “cada año se producen nuevas infecciones en el mundo, en Europa y en Euskadi”. Aunque la media de edad se sitúa en torno a los 39 años, el 64% de los nuevos contagiados supera los 40 y el 12% tiene más de 49, lo que evidencia, a juicio del titular de Salud, que existen “más variables que la falta de información” a la hora de explicar los nuevos casos.

Mientras la vía parenteral a través de inyección de drogas continúa el descenso iniciado en los años noventa y representa solo el 6,3%, la transmisión en hombres que tienen sexo con hombres mantiene la tendencia ascendente que se espera “siga creciendo”, declaró Darpón.

Dirigido a este colectivo, el Servicio Vasco de Salud puso en marcha hace cinco años la consulta on line que permite plantear de forma anónima prácticas de riesgo o síntomas y recibir consejos o derivación a centros asistenciales para ser tratados con retrovirales. En los últimos cinco años 526 hombres han entrado en esta aplicación y la han utilizado.

6.384 EUROS POR PACIENTE Desde 1984 se han diagnosticado 5.930 casos de sida y continúa la tendencia descendente iniciada a mediados de la década de los noventa gracias a la generalización de los tratamientos antirretrovirales. Respecto al gasto en este tipo de terapias, el año pasado fueron atendidos 5.661 pacientes lo que supuso un desembolso para Osakidetza de 36,1 millones de euros, (6.384 euros por paciente), un 3% más que en 2015.

Entre las iniciativas puestas en marcha para estas personas, Osakidetza implantó el pasado año el programa Paciente Activo de la Escuela de Salud. En ese marco, y con la colaboración de ONGs que trabajan en este ámbito, “se está capacitando a formadores que van a permitir llegar a pacientes a los que enseñar cómo mejorar su autocuidado para conseguir que esas personas dispongan de una mayor autonomía en la gestión de su enfermedad y que sepan hacer frente a los nuevos problemas de salud a las que les conduce una edad más avanzada y una enfermedad que, afortunadamente, se ha hecho crónica”, según fuentes de Salud.

Por su parte, la presidenta de Euskalsida, Marta Pastor, situó la lucha contra el estigma de la enfermedad como otro de los retos pendientes. En este sentido señaló que trasladará al Parlamento Vasco la necesidad de que la legislación estatal cambie la calificación del sida como enfermedad “infecto contagiosa” por “infecto transmisible” para que de esta manera las personas con VIH puedan optar a oposiciones como bomberos o policía.

CONTAGIO

PROGRAMA PREVENTIVO

CASOS DESDE 1984

5.930

Bizkaia 51,3%

Gipuzkoa 38,5%

Araba 10,2%

Barcelona incorpora el ‘chemsex’ por primera vez como un problema de salud pública

El Plan de Drogas del Ayuntamiento abordará el fenómeno tras atender en 2016 unos 200 casos de consumo problemático de sustancias para practicar sexo

El psicólogo de BCN Checkpoint, Antoni Gata, atiende a un paciente en el centro comunitario CARLES RIBAS

Las consecuencias del chemsex —un fenómeno casi exclusivo del colectivo gay y que se caracteriza por consumir varios tipos de drogas para mantener relaciones sexuales durante largos períodos de tiempo— ya son un problema de salud pública. El Ayuntamiento de Barcelona abordará los peligros de esta práctica dentro del Plan de Drogas municipal pues, pese a ser un fenómeno residual entre el colectivo, tiene riesgos importantes: puede extender las infecciones de transmisión sexual (ITS) y generar dependencia a sustancias tóxicas. Barcelona atendió el año pasado 193 casos de consumo problemático de sustancias para tener sexo.

Si bien es cierto que el uso de drogas recreativas en contextos sexuales no es nuevo y no se circunscribe al colectivo gay, el chemsex tiene unas características particulares: por ejemplo, el uso de determinadas sustancias (especialmente mefedrona, metanfetamina y GHB) para aguantar largas sesiones de sexo que pueden durar días.

La combinación de estas drogas permite aguantar las fiestas sexuales pero deja a los participantes en un estado de semiinconsciencia que reduce la percepción de riesgo. Esto significa que pueden aumentar las conductas sexuales de riesgo (sin preservativo) y, en consecuencia, la transmisión de ITS. De hecho, según el centro comunitario BCN Checkpoint, el chemsex puede triplicar el riesgo de infección por VIH en el colectivo gay.

Pero el Ayuntamiento y la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB) han puesto el foco en la cara menos visible del fenómeno: el consumo problemático y/o la dependencia a algunas sustancias para tener sexo. Los centros comunitarios que atienden a este colectivo ya han empezado a reportar los primeros casos de consumo problemático de sustancias tóxicas vinculadas al sexo e incluso entidades como BCN Checkpoint han abierto consultas psicológicas para abordar estas situaciones. El Plan de Drogas del Ayuntamiento es tajante: “En los últimos años ha habido un aumento del porcentaje de hombres que inician tratamiento por trastornos de consumo de estas sustancias [metanfetaminas, mefedrona, GHB o ketamina] y en 2016 estos suponían el 7% del total de inicios de tratamientos por trastornos por uso de sustancias en hombres”. Desde 2013, este porcentaje se ha duplicado.

En el plan, la ASPB y el Ayuntamiento han puesto en marcha una estrategia para desplegar, a corto plazo, programas de prevención y tratamiento por el uso de sustancias asociadas a contextos sexuales entre el colectivo LGTBI. En este sentido, el Consistorio apuesta por una atención “personalizada” a las personas detectadas con esta problemática y que requieran una intervención breve o un proceso terapéutico de larga duración. “Se trata también de una estrategia de reducción de daños y poner el acento también en casos muy iniciales para evitar que lleguen a tener un consumo problemático”, concretó ayer Maribel Pasarín, directora del Observatorio de Salud Pública de la ASPB.

El Consistorio analizará la dimensión del problema y estudiará la necesidad de crear nuevos circuitos de atención especializada para estas problemáticas.

Detección precoz de la adicción al móvil

El Plan de Drogas municipal también incorporará otra línea de acción para abordar nuevos consumos problemáticos, como el del uso del móvil y las pantallas, especialmente en adolescentes. Las escuelas fueron las que dieron la voz de alarma y los responsables de salud pública decidieron poner en marcha estrategias para detectar de forma precoz los casos incipientes.

Las señales de alarma, aseguran, saltan, por ejemplo, cuando el joven deja de hacer algo para conectarse o está preocupado cuando no está conectado.

 

EL CONSUMO DE HEROÍNA, ESTABLE

Los responsables de Salud Pública han matizado que, pese a la alerta que han suscitado los pisos de compraventa de heroína en el barrio del Raval, el consumo de heroína en la ciudad no ha aumentado. Sigue estable. “Nos preocupa muchísimo lo que está pasando en el Raval por la gente que hay muy vulnerable y porque esta situación nos dificulta la lucha contra el estigma”, ha reconocido la tercera teniente de alcalde, Laia Ortiz.

Con todo, la comisionada de Salud, Gemma Tarafa, sí ha reconocido que, en concreto, en el barrio del Raval, el número de jeringuillas recogidas en la calle aumentó en junio y julio, pero volvió a bajar a finales de agosto. “Hay que seguir el proceso y ver cómo evoluciona. No se pueden sacar conclusiones”, ha apuntado. Pasarín ha concretado también que “más que un aumento, ha habido un movimiento” de consumidores de zonas metropolitanas, como La Mina, hacia el Raval, coincidiendo con los cambios en el mercado de venta de estas sustancias.

OSU UNANUE JUNTERO DE EH BILDU Y EXPRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN T4: “Tengo diarios de compañeros que fallecieron de sida. Me gustaría poder dárselos a sus hijos”

UNA ENTREVISTA DE ANE ARALUZEA FOTOGRAFÍAS BORJA GUERRERO

Josu Unanue, Juntero de EH Bildu y expresidente de la asociación T4 (BORJA GUERRERO)

BILBAO  El mismo año en el que el estadio de Wembley acogió el concierto homenaje a Freddie Mercury frente a 72.000 personas se fundó la asociación T4, en 1992. En aquel entonces el virus del VIH sesgaba cada año la vida de cientos de personas en Euskadi, pero la sociedad vasca aún no estaba preparada para asimilar las consecuencias de esta lacra y el miedo era generalizado. En ese contexto, Josu Unanue se erigió como una de las caras visibles de la enfermedad, llevando la militancia -de esa que ya no existe, a su juicio- a un terreno muy personal. “He tenido compañeros que he acogido y han fallecido en mi casa”, afirma el bermeotarra, juntero de EH Bildu en la actualidad. Desde entonces, la evolución de la sociedad ha permitido que haya recursos ante posibles discriminaciones, porque el sida aún no se ha erradicado sino que, en el mejor de los casos, se ha cronificado. ¿Pero por qué ya no se escucha hablar de este virus? Porque la enfermedad se sigue llevando en silencio, y ahora ni siquiera hay referentes abanderados.

Cuando se fundó la asociación T4 hace 25 años, ¿qué es lo que se sabía acerca del sida?

-Pese a lo que digan había muy poca información, más bien había miedo y muchos prejuicios. El 92 era el año en el que peleábamos con todo, con sectores de la iglesia que hablaban de que era un castigo divino, con parte de la sociedad que decía que teníamos que ir a vivir a guetos… Había mucha discriminación, tener VIH bastaba para que no te dieran un trabajo.

¿Estaban preparados los centros sanitarios vizcainos para atender a los enfermos de sida?

-Había plantas específicas en los hospitales, la séptima en Galdakao, la duodécima en Gurutzeta y el pabellón Gandarias en Basurto. Teníamos muy buenos médicos, muy valientes, que muchas veces ponían más de lo que realmente les correspondía porque muy poca gente quería trabajar con nosotros. Esa era la realidad, era muy difícil. La esperanza de vida con sida se calculaba en una media de dos años desde que te diagnosticaban.

¿Cómo afectó el discurso moral que solo atribuía la infección a las personas promiscuas, a los homosexuales o a los consumidores de droga?

-Ese discurso nos hizo mucho daño, se perdió un tiempo maravilloso. Las medidas de prevención ya se conocían, si se hubieran puesto en marcha seguramente no estaríamos en la situación en la que estamos. Hay países en vías de desarrollo en los que el VIH sigue siendo la lacra que supuso aquí hace 30 años.

El problema de los discursos morales es que se traducen en consignas como no utilizar preservativos.

-Eso es, lo teníamos a mano. ¿Por qué no se utilizaba? Porque la moral se impuso a lo que realmente tenía que ser la lógica. ¿Por qué las farmacias no quisieron vender condones o jeringuillas? La gente valoraba más que la persona que necesitaba una jeringuilla fuera consumidor de droga que la verdadera necesidad de no transmitir el virus. El desconocimiento y la intolerancia van en un pack.

¿Le da rabia pensar en ello?

-Nunca he vivido con rencor, pero creo que algunas voces que se oían tendrían que reflexionar sobre lo que ha pasado. Esto no ha sido nuevo, pasó con la lepra, la tuberculosis… El miedo lleva a la discriminación, es la defensa que automáticamente tiene la sociedad. Se pensaba que en el siglo XX no se reproducirían estas actitudes porque éramos más cultos, pero se repitieron. Creo, y eso me produce miedo, que ante cualquier otro tipo de brote la sociedad volvería a actuar igual. Es cíclico. Mucha gente no ha muerto de VIH, ha muerto de miedo, sin ilusión por vivir, con depresión.

Y en una exclusión absoluta.

-Recuerdo, siempre con horror, cómo en los años 87-88 morían muchísimos jóvenes y lo habitual era decir que fallecían por cáncer. Incluso los familiares se avergonzaban de ir al entierro. Ahora la gente ha vuelto a un segundo plano porque cree que la sociedad no ha evolucionado tanto como pensamos.

Pero sí ha habido caras visibles entre las personas con VIH. Usted, sin ir más lejos.

-Hasta el año 90 no se conocía ninguna imagen de una persona viviendo con el VIH, eso nos hizo mucho daño. Cuando una serie de personas decidimos que íbamos a dar la cara se produjo un cambio. Al final fuimos unos pocos: Jon Salaberri, gran amigo que ya falleció, Manolo Trillo, yo y poco más. Ese fue el gran cambio, cuando se vio que podíamos ser profesores, amigos de una cuadrilla… Hasta entonces la gente pensaba que todos éramos drogadictos y viciosos.

En sus inicios la persona infectada podía ser la única que sabía sobre su enfermedad.

-Todavía hay muchos casos de esos. Una de las cosas que más me llama la atención es que a veces me encuentro con que me contactan y buscan el mayor de los anonimatos. Que nadie les identifique, que no les vean conmigo… Me parece razonable y justo, aunque no se dan cuenta del daño que me hacen. Las personas que decidimos ser la cara pública dimos un paso y no nos sentimos parte de los miedos que tienen ellos.

¿El enfermo se sigue sometiendo a un aislamiento implícito?

-Cuando es deseado es justo, pero muchas veces no es la voluntad propia, sino es producto del miedo. La gente se tiene que dar un tiempo y pensar que si no están dispuestos a evolucionar no tienen que pedir ayuda. Si pides ayuda a ti también te van a exigir que hagas la cadena, que seas el siguiente eslabón. Eso no ha ocurrido en nuestro colectivo.

¿A qué se debe?

-El grado de compromiso y militancia que tuvo una gente determinada, entre los que la mayoría han fallecido, ya no la veo. Nosotros trabajábamos pero dedicábamos un tiempo de nuestra vida para cuidar a la gente. He tenido compañeros que he acogido y han fallecido en mi casa, ese tipo de activismo actualmente no existe. Vivimos muy cómodos y pensamos que es arriesgar mucho. Si no das una parte de tu tiempo a otros, exigir que otra gente te lo dé es injusto, hay que ser más solidario.

¿Faltan militantes abanderados?

-Y referentes. Gente que tenga la cabeza bien amueblada y que hable por sí misma, teniendo conciencia de colectividad. Y sin valorar, en T4 es lo que decíamos, que no podíamos valorar a nadie.

El lazo rojo contra el sida ha dejado paso a otros símbolos como el lazo rosa contra el cáncer de mama.

-Me suelo rebotar con eso. El lazo rojo comienza en Estados Unidos, donde unen la lucha con el color rojo de la sangre. El primer lazo me lo trajo Manolo Trillo. “¡Qué cosa más fea!”, pensé. La forma que tiene costó mucho, el símbolo no es una moda. No quito el valor a otro tipo de luchas, pero la falta de creatividad que ha habido nos ha perjudicado. En un momento dado nuestro símbolo fue prostituido, utilizado para un montón de cosas. Si tuviéramos normalizada nuestra lucha… El 1 de diciembre del 92 Bermeo era de ver, todo estaba lleno de sábanas con lazos rojos. ¿Por qué ahora no se ponen?

¿Quizás porque se ha debilitado la percepción del peligro que supone el sida?

-Se habla mucho de cronificar, pero el que sea crónico no significa que se cura, sino que vives con ello. Mucha gente fallece de enfermedades relacionadas con el VIH, que lo que hace es quitarte las defensas ante cualquier enfermedad oportunista, como una gripe o una neumonía. Se ha interpretado que ya hay tratamientos para todos, es mentira. El mensaje que la gente ha entendido es que esto está solucionado. La Arcadia Feliz cree que si tienes sida puedes tener las mismas oportunidades laborales que otra persona. No es verdad.

¿Tienen conocimiento los adolescentes de lo que es el sida?

-Nada. Hay un dato que me llama la atención: Alrededor mío ha habido una serie de personas que han fallecido de VIH y sus propios hijos no saben nada. Es algo que me duele mucho. Tendrán fotos en casa, en las cuales verán un deterioro físico como aquel que han identificado en su momento con Rod Hudson o Freddie Mercury. La amnesia voluntaria puede ser individual, pero la colectiva me llama mucho la atención. Tiene que ser difícil vivir con esa especie de vergüenza de no poder hablar de tu aita o ama. Tengo diarios en casa de compañeros que han fallecido. Me gustaría poder dárselos a sus hijos, para que supieran lo que pensaban. Yo no los he leído. Eso queda ahí conmigo.

En los últimos años las campañas contra el sida se dirigen al colectivo LGTB. ¿Es un error focalizar el problema?

-Creo que sí. El colectivo es el humano. Está bien que algunas medidas de prevención se relacionen con ciertos colectivos: si no eres consumidor de droga no tiene sentido que te hablen del intercambio de jeringuillas. Pero en África, por ejemplo, difícilmente se puede hablar de colectivos.

¿Qué tipo de discriminaciones puede sufrir una persona seropositiva a día de hoy?

-De lo que me cuentan, sé que en Euskal Herria hay menos casos que en otras parte, pero es cierto que suelo relativizar. La situación personal te lleva a ver fantasmas donde no hay. Pensar que la sociedad está pendiente de tu vida es una chorrada. Cada uno tiene bastante con el día a día suyo. Si hubiera una situación de discriminación las cosas han cambiado lo suficiente como para poder denunciar y abrir una vía para solucionarlo. No estamos en la época en la que no nos hacían transplantes por el mero hecho de ser seropositivo.

¿Se sigue manteniendo alguna creencia errónea acerca de la forma de contagio, por ejemplo?

-Antes se hacía el típico chiste en el que se decía que si saltaba uno a la piscina contagiaba a todos; o que el chicle que recogía un crío en la calle podría haber sido arrojada por un seropositivo; o que un mosquito te podía picar después de haber picado a un enfermo… Me cuesta creer que la gente sea todavía tan ignorante. Aunque algunas personas siguen teniendo prejuicios a la hora de besar. A finales de los 80 hubo una campaña que decía Besarse no mata, los prejuicios y la indiferencia sí. Era en contra de la idea de que al besar transmitíamos el virus a través de la saliva.

¿Ha cambiado la tolerancia hacia esta enfermedad ahora que lo políticamente correcto es promulgar un discurso donde la diferencia está bien vista?

-No nos conocen, por lo tanto no nos pueden admitir. Es una hipocresía comedida: yo acepto todo mientras no esté cerca. Si fuera público se vería cuál es la reacción. La gente se casa de blanco y sana, pero cuando una persona enferma o tiene un accidente las relaciones cambian.

las claves

“Teníamos muy buenos médicos, muy valientes, poca gente quería trabajar con nosotros”

“El grado de militancia que tuvo una gente determinada, entre los que la mayoría ha fallecido, ya no la veo”

“Si hubiera una situación de discriminación las cosas han cambiado lo suficiente como para poder denunciar”

«La curación del sida es una cuestión de tiempo y dinero»

«Estamos a la cabeza de nuevas infecciones en Europa occidental, pero también la investigación», dice el doctor Bonaventura Clotet Sala, el médico que atendió el primer caso en España

El doctot Clotet. / VIRGINIA CARRASCO

El doctor Bonaventura Clotet Sala (Barcelona, 1953) formó parte del equipo de médicos que, en octubre de 1981, atendió al primer enfermo de sida en España. Desde entonces, sus esfuerzos se centran en encontrar la cura y la vacuna que acabe con el virus que hoy, tan sólo en España, afecta a más de 130.000 personas. Estuvo en Madrid para hablar, entre otras cosas, de la ‘Gala Sida’ que se llevará a cabo el próximo 29 de noviembre en el Wizink Center (antiguo Palacio de los Deportes de Madrid), encabezada por el cantante Miguel Bosé y amadrinada por su colega Mónica Naranjo. El objetivo es recaudar fondos para contribuir al desarrollo de la investigación contra la enfermedad.

«Cuando pedimos dinero, siempre digo que la sociedad tiene que entender que gracias a lo que se ha progresado en el sida, hoy se cura la hepatitis y estamos avanzado mucho en el conocimiento del papel del microbioma intestinal, en el envejecimiento, en la resistencia de antibióticos. La gente, cuando estigmatiza y dice ‘no voy a ayudar al sida porque esto es de cuatro pringaos’ tiene que pensar que no es así, porque la investigación está ayudando a toda la sociedad», explica este hombre enjuto, de gafas finas, canas bien peinadas, aficionado a la música clásica y padre de dos actores (Aina y Marc Clotet) que fue jugador de tenis y ahora acostumbra correr todas las mañanas. «Hoy he ido al Parque del Retiro y me ha encantado verlo tan cuidado», cuenta una mañana soleada antes de pedir una caña en la terraza de un bar del centro de la capital española.

«España está a la cabeza de nuevas infecciones en Europa occidental, pero también lidera la investigación», dice de entrada el médico que ha sido pionero en el uso de combinaciones farmacológicas y en la lucha contra la aparición de las resistencias a los fármacos.

En 1992, Clotet creó la ‘Fundación Lucha contra el Sida’ y después fundó el primer laboratorio de retrovirología, que hoy es la ‘Fundación IrisiCaixa’. Ambas se encuentran en el Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona y en ellas trabaja un equipo de 120 personas. «Después de años de investigación hoy tenemos las estrategias para acabar con el sida. Y todas se persiguen al unísono, porque son imprescindibles y se complementan. Pero cada paso son millones de euros y unos plazos de experimentación clínica inevitables. No podemos hablar de fechas. La curación del sida es una cuestión de tiempo y dinero», afirma. Pero también hace referencia al principal obstáculo en la recaudación de fondos para la causa: «Hace falta una ley del mecenazgo que ayude, porque la de ahora es ridícula. En Francia la desgravación es del 60% para empresas y del 63% para particulares; en España es del 30% y del 33%».

Dice que ha intentado acercarse a Amancio Ortega, el hombre más rico de España, para pedirle un sustancioso donativo, pero hasta ahora no ha logrado hablar con él. «Hay un grupo de protección que te hace difícil llegar a una persona clave como él. Lo cual es normal, mucha gente puede ir a pedirle dinero y se expone a recibir una especie de avalancha. Pero, a reserva de personas de su nivel económico, considero un deber moral que toda la sociedad contribuya la investigación».

«Reeducar» el sistema inmunitario

Cada semana, el doctor Clotet se reúne con su equipo para intercambiar ideas, sugerencias y coordinar nuevas acciones. Si la lucha para acabar con el sida es lenta es porque «está causado por un virus muy complejo». «Muta continuamente, infecta unas células y éstas se convierten en factorías de más virus. Hay células aparentemente normales pero que guardan un ‘alien’ que puede despertar. Por eso el enfermo no debe interrumpir el tratamiento, a pesar de que al tomar la medicación se sienta bien», explica.

En otros países hay más científicos tratando de vencer la enfermedad y, según Clotet, entre unos y otros hay más colaboración que competencia. «Uno siempre sueña con ser el mejor, pero si no hay colaboración no hay una buena investigación. Todos debemos estar en contacto», sostiene.

Hasta ahora, el avance que ha tenido más impacto en su laboratorio son los beneficios que representa un trasplante de célula ósea en algunos enfermos de sida. «Parece ser que en personas trasplantadas ha disminuido muchísimo todo el reservorio viral que se esconde en algunas células y que, de pronto, despierta para atacar a otras. Pero el trasplante de célula ósea no puedes hacerlo como terapia porque tiene un riesgo importante y, además, no estaría justificado pues hoy, con la medicación, una persona puede vivir sin grandes complicaciones. Pero es verdad que se trata de estrategia de gran impacto».

También se han dado cuenta de que es posible «reeducar» el sistema inmunitario. «Lo que hemos elaborado es una vacuna que permite reconocer las áreas que son atacadas y limpiarlas. Pero al final siempre despiertan las células infectadas que permanecían dormidas y, prácticamente, tenemos que volver a empezar. Y hasta que no eliminemos ese reservorio no habrá curación».

Avanza una vacuna contra el VIH, pero crece la resistencia a los fármacos

Simbazako, de 19 años y con tuberculosis, se hace una radiografía en Nsanje, Malaui. Aunque toma cada día sus antirretrovirales contra el VIH, su salud no mejora como él hubiese esperado. LUCA SOLA (MSF)

Una de cal y otra de arena. Es lo que se desprende de los progresos científicos y los retos emergentes anunciados en la IX Conferencia de VIH de la Sociedad Internacional de Sida (IAS), que presenta 1.700 estudios punteros en París del 23 al 26 de julio. La buena noticia es que una vacuna contra diversos subtipos de VIH pasará a la fase de estudios de eficiencia este 2017, la quinta candidata en lograrlo en los 35 años que van de epidemia. La mala es que se está disparando la resistencia a fármacos contra el VIH, y que la proporción de personas en estados avanzados de la enfermedad está estancada desde hace cinco años, a pesar de que el número de pacientes que toman antirretrovirales (ARV) en países de renta media y baja se ha doblado. “Tenemos que seguir centrándonos en la ciencia, sea básica, clínica o de implementación, porque aún no tenemos todas las respuestas”, ha resumido a este medio la presidenta científica de la Conferencia y también de la IAS, Linda-Gail Bekker.

Vacuna y cura son los santos griales del pulso al VIH. De aquí la importancia de la vacuna preventiva que están desarrollando investigadores del Beth Israel Deaconess Center (BIDMC) en colaboración con la farmacéutica Janssen. “A pesar de los beneficios de los ARV, que salvan vidas, es improbable que los fármacos pongan fin a la epidemia por sí solos; la historia está del lado de las vacunas”, sostiene el director del Centro de Virología e Investigación de Vacunas del BIDMC, Dan Barouch. El también profesor de medicina en Harvard ha explicado a este medio que esta vacuna “pretende ser global”, ofreciendo una amplia protección contra las principales cepas de un virus con una diversidad genética desconcertante.

Por ello, los investigadores han recurrido al método del mosaico,basado en introducir secuencias genéticas de diversas cepas de VIH en el cuerpo humano a través de virus del resfriado modificado —sin capacidad de replicarse—. El estudio presentado en París demuestra que los participantes en la prueba —personas sanas— toleran bien la vacuna y que todos desarrollan respuestas inmunes. El próximo paso es valorar la eficacia del producto mediante ensayos, cuya iniciación se prevé para finales de 2017. Entre las instituciones que financian el estudio están los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) de EE UU, que podrían ver mermados sus fondos para la investigación en un 18% (1.230 millones de dólares) si prospera la propuesta de presupuesto de la Administración Trump.

De pastillas a inyecciones

Incluso con fármacos efectivos, permanece el reto de que los pacientes tomen sus pastillas a diario. Por este motivo, los tratamientos y profilácticos inyectables con un efecto de larga duración son otra de las grandes líneas de investigación abordadas en la Conferencia. En el plano de la terapia, destaca el estudio sobre la inyección de un doble fármaco —cabotegravir y rilpirivina. Según informa Joseph Eron, de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, se trata del primer estudio que demuestra la actividad a largo plazo de una terapia inyectable contra el VIH. “Ello evita tomar un tratamiento diario, lo que dificulta la adherencia de algunas personas y les recuerda cada día que están infectadas”, detalla el investigador. Otra ventaja es que las inyecciones se dan cada cuatro u ocho semanas en un centro de salud, lo que también permite seguir el tratamiento. ¿Desventajas hasta la fecha? “Algunos pacientes sienten un dolor suave o moderado con las inyecciones”. Los estudios de fase III, clave para obtener la aprobación de las agencias regulatorias, ya están en marcha.

Winnie, de 25 años y diagnosticada con HIV desde 2015, en un centro sanitario de Homa Bay, Kenia. Estudios muestran que el 25% de pacientes interrumpen el tratamiento en algún momento. PATRICK MEINHARDT (MSF

La misma filosofía subyace en el primer estudio sobre cabotegravir inyectable, en este caso, con fines preventivos. Los participantes en la prueba toleraron bien el producto, y ya se está realizando la primera investigación sobre su eficacia en poblaciones en riesgo de infección de siete países —hombres cisgénero y mujeres transgénero que mantienen relaciones sexuales con hombres—. “Tener más opciones para la prevención del VIH es crítico, especialmente aquellas que no deben utilizarse a diario”, ha reiterado Raphael Landovitz, director asociado del Centro para la Investigación Clínica y Educación sobre Sida de la Universidad de California. El estudio, promovido por la Red de Ensayos de Prevención del VIH, es otro ejemplo de investigación apoyada por el NIH, integrado en el Departamento de Salud de los EE UU.

Potencial y límites de los ARV

Los antirretrovirales han marcado un antes y un después en la epidemia de VIH, al convertir una infección mortal en una dolencia crónica. Desde 2016, más de la mitad de los pacientes en el mundo ya los reciben. Demostrar el potencial y las limitaciones de los ARV ha sido otro foco del progreso científico desvelado en París. Primera constatación: “Podemos decir con confianza que un tratamiento efectivo del HIV bloquea la transmisión en parejas con un estatus de HIV diferente”. Así lo ha afirmado el investigador Andrew Grulich del Kirby Institute en vista del resultado de Los opuestos se atraen, el mayor estudio realizado hasta la fecha entre parejas homosexuales serodiscordantes —un miembro está sano y el otro tiene el virus, pero en niveles indetectables en sangre—.

Los participantes en el estudio comunicaron casi 17.000 actos de sexo anal sin preservativo, y ninguno de ellos resultó en una transmisión del VIH. “Esta noticia puede cambiar la vida de las parejas serodiscordantes”, sostiene Grulich. Sin embargo, advierte que es fundamental que el paciente no se salte ninguna toma de la medicación para mantener a raya la carga viral.

El objetivo de la investigación científica es abrir unas puertas, pero también cerrar otras para acotar el campo abierto de las hipótesis. Una de las preguntas que estaba en el aire hasta la fecha es si el inicio extremadamente precoz de la terapia antirretroviral puede ser curativo. El equipo de Timothy Henrich, de la Universidad de California, estudió a un paciente que empezó el tratamiento 10 días después de contraer el virus. La respuesta, presentada este martes, es no.Este camino se cierra, pero se atisban otras vías. El bajo número de células infectadas de forma latente en los individuos tratados de forma precoz —apunta el estudio— podría estar asociado con algo importante: la remisión prolongada de la carga viral, incluso en ausencia de tratamiento con ARV.

El niño milagro

Esto enlaza con el caso extraordinario de un sudafricano de nueve años, también expuesto este martes. Al niño se le diagnosticó la infección al mes de vida y se le trató con ARV durante solo 40 semanas. Tras ocho años y medio sin medicarse, este niño sigue manteniendo niveles indetectables del virus en sangre. “Es el primer caso de control sostenido del HIV en un niño sometido a interrupción del tratamiento tras haberlo seguido como bebé”, destaca Avy Violari, de la Universidad de Witwatersrand en Sudáfrica.

Los investigadores estiman que esta remisión del virus se debe a factores que van más allá de la administración de ARV en la primera infancia. Comprender de qué modo el sistema inmune de este niño controla la replicación del VIH puede ser un primer paso para desarrollar nuevos tratamientos e incluso una cura.

Casos avanzados de Sida

En el polo opuesto de este niño, están quienes buscan tratamiento en un estado avanzado de la dolencia —un 37% en 2015, según la Organización Mundial de la Salud (OMS)—. Ello supone un riesgo de muerte elevado, incluso con el suministro de antirretrovirales. La proporción de pacientes en estados avanzados de sida se mantiene desde hace cinco años, aunque se ha doblado con creces el número de personas que reciben ARV en países de renta media y baja. Lo que ha impulsado a la OMS a lanzar las primeras directrices para gestionar la fase tardía de la enfermedad, con énfasis en sistemas de salud públicos con capacidades y recursos limitados.

“Nuestra recomendación de empezar el tratamiento tan rápido como sea posible tras hacer el diagnóstico puede ayudar a reducir la proporción de casos avanzados, pero es de esperar que esto siga siendo un gran reto durante los próximos años”, explica la OMS. Por ello, la organización también recomienda un paquete de intervenciones prioritarias para reducir las enfermedades y la mortalidad en esta población inmunodeprimida. La mayor proporción de casos se da entre los hombres y en países de África subsahariana con una baja cobertura terapéutica. Preguntada por las consecuencias de la inacción, la OMS es tajante: “una mortalidad persistentemente alta asociada al VIH —que se sigue cobrando un millón de vidas al año—, y mayores costes para los servicios sanitarios”. En su opinión, las donaciones internacionales seguirán siendo “críticas” para implementar programas en muchos países, sobre todo los más pobres.

Según la organización, la elevada proporción de casos graves tiene diversas causas: un diagnóstico tardío del VIH; derivación ineficiente a servicios sociosanitarios; acceso limitado a tratamiento, y el hecho de esperar a caer enfermo para buscar ayuda —algo que se da especialmente en hombres—. Sin embargo, un número creciente de pacientes está sufriendo otra tendencia alarmante: el aumento de la resistencia a los fármacos contra el VIH.

Resistencia a antirretrovirales

Los hallazgos de la OMS han disparado la alarma: en seis de los 11 países estudiados en África, Asia y América Latina, más de un 10% de la población que inicia el tratamiento tiene un subtipo de virus resistente a algunos de los antirretrovirales más usados. Para todos los países que alcancen este umbral, la OMS tiene un mensaje: deben revisar urgentemente sus programas de tratamiento del VIH e introducir nuevas terapias. De otro modo, la ONU prevé 135.000 muertes más y 105.000 nuevas infecciones en los próximos cinco años, además de unos costes de tratamiento adicionales de 650 millones de dólares.

La resistencia suele aparecer cuando los pacientes no se adhieren al plan de tratamiento, a menudo porque no tienen un acceso constante a terapias y cuidados de calidad, señala la OMS. Ello es especialmente preocupante porque los individuos que no responden a la terapia pueden transmitir virus resistentes a otras personas. En vista de ello, la organización ha lanzado una batería de recursos, incluyendo un plan de acción global a cinco años vista y herramientas para ayudar a los países a controlar el fenómeno. “Debemos abordar de forma proactiva la creciente resistencia a los fármacos para el VIH si queremos acabar con el sida en 2030”, ha concluido el nuevo director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

Médicos Sin Fronteras (MSF) también ha dado la voz de alerta este martes, tras observar la tendencia en hospitales propios o a los que brinda apoyo en cuatro países africanos —República Democrática del Congo, Guinea, Kenia y Malaui—. Más de la mitad de los ingresados en estos centros ya recibían antirretrovirales, pero muchos de ellos muestran signos de fracaso terapéutico y son presa fácil de infecciones oportunistas como la tuberculosis y la meningitis criptocócica. La mortalidad entre los pacientes de MSF que han desarrollado el sida oscila entre el 30% y el 40%. “Los fracasos en el tratamiento no se identifican hasta que es demasiado tarde”, explica David Maman, epidemiólogo del centro de investigación de MSF Epicentre.

“Necesitamos un enfoque mucho más agresivo a la hora de cambiar la terapia cuando se sospecha que el tratamiento está fallando”, prosigue Maman, cuya organización llama a la implementación de las nuevas recomendaciones de la OMS sin demora. Con las directrices actuales, los médicos tardan meses en cambiar la medicación, pero estos pacientes están muy enfermos y no pueden esperar”.

Científicos, expertos en políticas, sanitarios, trabajadores humanitarios. Todos ellos, representados en la Conferencia de VIH en París, muestran que es posible sumar conocimientos y experiencias para plantarle cara al sida. Pero, para implementar mejoras, harán falta recursos. “Le estamos rompiendo el espinazo a esta epidemia”, constata el director ejecutivo de ONUSIDA, Michel Sidibé. “Ahora es el momento de ganar, no de perder”.

La nueva ‘niña milagro’ que no muestra rastro del VIH sin medicación

La presidenta de la Sociedad Internacional de SIDA durante la conferencia de París. FRANCOIS GUILLOTAFP

La Conferencia Internacional de Investigación sobre el sida, que se celebra en París estos días, ha revelado el caso de una niña sudafricana de 9 años seropositiva que se encontraría en buen estado de salud sin tomar medicamentos. La niña tan solo fue sometida a un tratamiento durante sus primeros meses de vida, según ha desvelado esta mañana Anthony Fauci, director del Instituto Americano de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID, por sus siglas en inglés), que trabaja en este caso.

“Este nuevo caso refuerza nuestras esperanzas de poder evitar a los niños VIH positivos la carga de un tratamiento de por vida, tratándolos durante un corto período a una edad temprana”, indicó Fauci a AFP, recordando que se trata de una situación excepcional pues tan solo se conocen tres casos similares en niños y resultan aún inexplicables.

La niña fue tratada a partir de los dos meses de vida con antirretrovirales que impiden el desarrollo del virus. Tras diez meses, y en el marco de un estudio, se decidió dejar el tratamiento pues el virus había sido reducidos a niveles prácticamente indetectables. Si bien no se descarta una recaída, el hecho de que la disminución se haya prolongado durante tanto tiempo hace pensar que podría ser duradera. El VIH sigue presente en el cuerpo de la pequeña pero en un punto tan bajo que no podría multiplicarse o transmitirse a otra persona a pesar de la falta de tratamiento.

6.000 especialistas reunidos en París.

Esta conferencia reúne en la capital francesa a más de 6.000 especialistas que hacen balance de los avances en la investigación y otras vías alternativas para luchar contra el sida, a la espera de una vacuna que ayude a erradicar o a mantener “dormido” el virus 34 años después de su descubrimiento. En el encuentro se busca igualmente limitar los efectos secundarios de los tratamientos actuales y a mejorar los medios de prevención, cuando eliminar el VIH en un enfermo resulta a día de hoy muy difícil, prácticamente imposible.

La tasa de mortalidad en personas con VIH se ha reducido en un 50% EFE

Según la ONU, de los 36,7 millones de personas portadores del VIH solo 19,5 millones de personas tienen acceso diario a los antirretrovirales que deben tomar los pacientes, que presentan efectos secundarios como diarrea, náuses o dolores de cabeza. Se calcula que el tratamiento anual cuesta entre 75 y 1000 euros por persona. En 2016, el sida mató a un millón de personas y otras 1,8 millones fueron infectadas.

Los investigadores lamentan que los progresos en los estudios se vean amenazados por una disminución de la financiación sobre el virus, según advertía la Sociedad Internacional del Sida este domingo, reclamando un “compromiso político” que permita dar un impulso a las investigaciones. La alerta viene cuando Estados Unidos, el mayor contribuyente en esta lucha -casi 5 mil millones de euros en 2016, lo que supone dos terceras partes de la financiación estatal a nivel global-, discute en el Congreso reducir esta cantidad en el presupuesto de 2018. Las organizaciones alertan que un recorte de mil millones de euros dejaría sin tratamiento a 830.000 pacientes y podría suponer otras 200.000 infecciones.

“El VIH está empezando a contratacar”

Roger Paredes, asesor de la OMS sobre farmacorresistencia del VIH IRSICAIXA/JORDI ANGUERA

Este jueves, la Organización Mundial de la Salud ha alertado del aumento de las resistencias del VIH a los medicamentos. Según su último informe, los porcentajes de personas que portan virus resistentes a los fármacos antirretrovirales más comunes empiezan a ser preocupantes en varios países de África y Latinoamérica y han anunciado una estrategia global para intentar atajar la situación en los próximos 5 años.

Roger Paredes es uno de los autores de este informe y asesor de la OMS en materia de farmacoresistencia. El jefe de sección de la unidad de SIDA del Hospital Germans Trías e investigador del Instituto de Investigación del SIDA IrsiCaixa, advierte de que, aunque el fenómeno de la resistencia a los tratamientos se haya disparado en ciertos países, hay que tener claro que no se trata de un problema local: “La humanidad somos todos”.

La OMS habla de la resistencia del VIH frente a los medicamentos, pero ¿cómo funcionan estos fármacos?

Los medicamentos con los que trabajamos son antirretrovirales y lo que hacen es bloquear la multiplicación del virus. Éste entra en las células humanas y sigue una serie de pasos para reproducirse y los distintos fármacos bloquean este ciclo en diferentes puntos.

¿Qué se consigue con esto?

Aunque no se consiga eliminar el virus, el paciente mejora mucho su sistema inmune, llegando incluso a ser similar al de una persona no infectada y teniendo una esperanza de vida prácticamente igual a la de cualquier otra persona. Pero otra cosa muy importante es que esta persona ya no transmite el virus, de forma que si pudiéramos tratar a todos los infectados bloquearíamos la transmisión a otras personas y, en una situación ideal, acabaríamos con la infección.

¿Cómo llega un virus a hacerse resistente a un fármaco?

El virus por sí solo tiene mucha tendencia a generar mutaciones, así que esta situación era hasta cierto punto previsible. En el caso del VIH, un paciente que no tome tratamiento genera cada día entre 1 y 100 billones de virus nuevos y cada uno de ellos puede tener una pequeña variación. Esto quiere decir que en un solo día se puede llegar a generar una mutación que lo haga resistente a algún fármaco.

¿Influye que el tratamiento no se siga de forma adecuada?

Sí, si el tratamiento no se toma bien lo que hace es acelerar el desarrollo de resistencias. En ocasiones, los pacientes se encuentran con dificultades para acceder a un tratamiento continuado, toman dosis inferiores a las adecuadas o se olvidan, con lo que no se consigue que el virus quede totalmente bloqueado. En estos casos, como la presión que realiza el fármaco sobre el virus no es suficiente para suprimirlo, acaba acelerando la aparición de resistencias.

¿Qué implica el desarrollo de resistencias?

En primer lugar es malo para el paciente porque lo que quiere decir es que va a ser mucho más difícil de tratar, ya que habrá fármacos que dejen de funcionar. Pero el problema no termina ahí, sino que es un problema de salud pública, ya que estos virus resistentes se pueden transmitir, de forma que un individuo puede infectarse directamente por un virus que ya es resistente a los fármacos sin que haya tomado nunca un antirretroviral.

¿La situación actual es grave?

Lo que se ha visto en los últimos años es un incremento en la transmisión de virus resistentes, de forma que en algunos de países de rentas bajas y medias entre un 10 y un 15% de los pacientes que acceden al tratamiento por primera vez tienen un virus resistente. Además, se ha visto que este porcentaje se está incrementando de manera muy alarmante, con lo que si no hacemos nada, en los próximos años podríamos perder todos los beneficios que hemos conseguido a la hora de controlar la epidemia a escala global.

¿Por qué las resistencias han aumentado especialmente en países pobres?

Principalmente porque tienen entornos sanitarios que son más débiles que los nuestros. Por ejemplo, países donde hay pocos centros sanitarios o que no están preparados para atender enfermedades que requieren un seguimiento a largo plazo, como puede se la infección por el VIH. En algunos países no hay laboratorios donde se pueda realizar un seguimiento para saber si el tratamiento está funcionando o no, lo que favorece el desarrollo de resistencias. Además, en estos países también hay menos alternativas terapéuticas, aunque ahora la OMS va a recomendar dar el salto a unos fármacos nuevos que son parecidos a los que se suministran aquí en Europa.

¿Cómo esta situación en España?

Aquí, al igual que en Europa, las resistencias a los antirretrovirales han disminuido y esto ha sido porque damos fármacos muy potentes, pero también porque hacemos un seguimiento muy estrecho de los pacientes, a los que vemos cada 3 ó 6 meses y les hacemos toda una serie de controles. Además, tenemos varias alternativas para cuando un tratamiento falla.

En cualquier caso, quiero destacar que esto no es un problema local o de países pobres. La humanidad somos todos, así que lo que pasa en otros países y lo que pasa aquí en el fondo es lo mismo, y solo si trabajamos juntos podremos terminar con esta epidemia en las próximas décadas.

Ha insistido varias veces en que es importante hacer un seguimiento, pero hasta ahora la OMS no incluía en sus recomendaciones hacer tests de resistencia ¿por qué?

Pues porque, a día de hoy, muchos de estos tests son muy caros y porque la estrategia que teníamos estaba funcionando muy bien. Era una estrategia simplificada, cuyo objetivo era alcanzar al mayor número de gente posible y si hubiéramos llegado a toda la población afectada, los modelos indicaban que podíamos haber contenido la infección a escala mundial.

Pero la situación ha cambiado…

Sí, ahora lo que estamos viendo es que el virus está empezando a contratacar y lo que está haciendo es acumular resistencia a los fármacos que se dan habitualmente en estos países.

Entonces, ¿qué es lo que se puede hacer?

Lo primordial sigue siendo llegar a todo el mundo, ya que ahora mismo solo alcanzamos a la mitad de los afectados, que son unos 37 millones. Luego, que el tratamiento se tome de forma adecuada, para lo que hay que asegurar que no hay pérdidas de stock y, por último, poner en marcha las medidas de control y seguimiento para saber si los tratamientos están funcionando y ser capaces de reaccionar con rapidez si es necesario cambiarlo.

¿Cómo se pueden a implementar los controles en los países más pobres?

Lo primero que habría que implementar son los tests de carga viral, que son los que nos permiten saber si el virus está indetectable o no de manera rápida y relativamente asequible. Esto nos permite saber si el tratamiento está funcionando y buscar alternativas, lo que limitaría mucho el desarrollo de resistencias.

También están los tests genotípicos, que permiten determinar si existen mutaciones en el ADN virus, lo que sirve para predecir muy bien si el virus va a ser resistente a los fármacos. El problema es que, a día de hoy, siguen siendo demasiado caros, aunque creemos que poner el problema en la agenda de la salud pública mundial puede servir para simplificar y abaratar estos tests de forma que sean accesibles para todos los países.

Después están los tests fenotípicos, que nos dicen exactamente a qué fármacos se hará resistente el virus, pero son muy caros y complejos y no son aplicables en estas regiones.

Con todo, ¿se puede ser optimista?

El problema es grave, pero no hay que caer en la desesperación. Ahora nos hemos encontrado con esta situación, pero lo que debemos hacer es trabajar duro e intentar que los recursos de los que disponemos, que son muchos, lleguen al mayor número de afectados posible. Estoy convencido de que si hacemos lo que se recomienda, en los próximos 5 o 10 años se conseguirá disminuir mucho el impacto.

Por primera vez hay más pacientes con VIH en tratamiento que sin tratar

MADRID. El informe presentado este jueves en París (Francia) hace más  factibles los objetivos de 90-90-90 que este organismo se ha marcado  para el año 2020, con el objetivo de conseguir que el 90 por ciento  de los pacientes con VIH estén diagnosticados, tratados y con una  carga viral indetectable.

En 2016, según datos de ONUSIDA, había 36,7 millones de personas  con VIH en el mundo de los que 19,5 millones, un 53 por ciento, han  tenido acceso a un tratamiento. Además, el número de muertes por sida  ha caído a la mitad desde 2005, pasando de 1,9 millones a 1 millón de  fallecimientos en 2016.

Las nuevas infecciones también han caído pero, según este  organismo de Naciones Unidas, no al ritmo necesario para conseguir  sus objetivos a nivel mundial, ya que desde 2010 se han reducido un  16 por ciento. Y aunque hasta 69 países han experimentado una  reducción de nuevos casos, se observan “aumentos alarmantes” en  Europa oriental y Asia central.

MAS CERCA DE CUMPLIR LOS OBJETIVOS PARA 2020

“Cumplimos con la meta de 2015 de contar con 15 millones de  personas en tratamiento y estamos en camino de duplicar ese número a  30 millones para alcanzar nuestro objetivo de 2020”, ha reconocido el  director ejecutivo deONUSIDA, Michel Sidibé.

La región donde se han producido más avances es Africa oriental y  meridional, que ha sido la más afectada por el VIH y de hecho es  donde viven más de la mitad de los pacientes de todo el mundo. Desde  2010 las muertes por sida han caído un 42 por ciento, y las nuevas  infecciones por VIH se han reducido un 29 por ciento, especialmente  en niños, donde han caído hasta un 56 por ciento.

El trabajo también muestra como en 2016 más de dos tercios (70%)  de las personas que viven con el VIH ya saben que tienen el virus. De  éstas, hasta un 77 por ciento tiene acceso a una terapia  antirretroviral y, una vez tratadas, el 82 por ciento logran reducir  la carga viral a niveles indetectables, lo que es clave para su salud  y para prevenir posibles contagios.

Africa oriental y meridional, Europa occidental y central y  América del norte y del sur son las regiones que están más cerca de  conseguir el objetivo de 90-90-90 en 2020.

En el caso de la región africana, que es la que partía de una  situación más desfavorable, el 76 por ciento de personas con VIH  saben que tienen el virus. Y de estos, el 79 por ciento están en  tratamiento y hasta el 83 por ciento ha logrado reducir la carga del  virus, lo que equivale al 50 por ciento de todos los pacientes con  VIH de esta región.

SIETE PAISES MAS CUMPLEN EL 90-90-90 

En este último año siete nuevos países ya han alcanzado los  objetivos de 90-90-90 (Botswana, Camboya, Dinamarca, Islandia,  Singapur, Suecia y Reino Unido) y muchos más están a punto de  lograrlo.

“Acabar con el sida es posible, es un compromiso compartido y una  aspiración”, ha añadido la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, durante  la presentación de estos datos.

Además, la reducción de las muertes por sida ha permitido también  que la esperanza de vida haya aumentado significativamente en los  países más afectados. De hecho, en Africa oriental y meridional ha  crecido casi 10 años desde 2006.

“Las comunidades y las familias están prosperando a medida que el  sida decae. A medida que controlamos la epidemia, los resultados de  salud están mejorando y las naciones se están volviendo más fuertes”,  ha insistido Sidibé.

De igual modo, alrededor del 76 por ciento de las mujeres  embarazadas que viven con VIH tenían acceso a los medicamentos  antirretrovirales en 2016, frente al 47 por ciento en 2010, mientras  que las nuevas infecciones por VIH en niños se han reducido a la  mitad, pasando de 300.000 en 2010 a 160.000 el año pasado.

TAMBIEN HAY ‘SOMBRAS’ EN ESTE AVANCE 

Pese a estos avances, ONUSIDA lamenta que en algunas regiones  sigue quedando mucho trabajo por hacer, en especial en Oriente Medio,  el norte de Africa, Europa oriental y Asia central, donde las muertes  relacionadas con el sida han aumentado un 48 y 38 por ciento,  respectivamente.

No obstante, en estas regiones también hay excepciones que  demuestran que cuando se hacen esfuerzos los resultados acaban  llegando. En Argelia, por ejemplo, ha aumentado el acceso al  tratamiento del VIH del 24 por ciento en 2010 al 76 por ciento en  2016, en Marruecos del 16 al 48 por ciento en el mismo periodo y en  Bielorrusia del 29 al 45 por ciento.

Además, ONUSIDA lamenta que, pese al avance en el conocimiento del  estado serológico, alrededor de un 30 por ciento de los afectados  sigue sin saber que tiene VIH. Asimismo, sigue habiendo 17,1 millones  de afectados que no tienen acceso al tratamiento y, pese a ello, más  de la mitad siguen sin tener controlado el virus.

Sólo el 43 por ciento de los niños que viven con el VIH tienen  acceso a la terapia antirretroviral, en comparación con el 54 por  ciento de los adultos, y hasta dos tercios de los menores de dos años  son diagnosticados tarde y comienzan el tratamiento cuando presentan  ya una inmunodeficiencia avanzada, lo que explica que todavía exista  una alta tasa de mortalidad en este grupo de edad.

De igual modo, los jóvenes de 15 a 24 años están rezagados en  múltiples frentes, desde el conocimiento del VIH al acceso al  diagnóstico, tratamiento y prevención. Las nuevas infecciones por VIH  en mujeres jóvenes del Africa subsahariana son un 44 por ciento más  altas que entre los hombres de la misma edad de su región.