Las personas ‘trans’ no tienen un problema, es la sociedad la que sufre ‘transfobia’

Lucas Platero presenta su libro ‘Transexualidades’ como “un camino abierto para el diálogo alrededor de cambios que podemos hacer en nuestra sociedad para que todos y todas podamos participar en igualdad de condiciones”.

A su juicio, el tema de la infancia y de la juventud ‘trans’ es un tema urgente, “y es urgente porque la gente lo pasa mal, no porque las personas estén enfermas, sino porque el impacto de la sociedad en la transfobia hace mella en las personas”.

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Ilustración hecha por Isa Vázquez, que aparece en el libro Trans*exualidades de Lucas Platero.

Lucas Platero, de nacimiento Raquel, es sociólogo y especialista en cuestiones de género. Da clases en diversos programas universitarios de su área así como en ciclos formativos de intervención sociocomunitaria. Trabaja con el concepto trans*, escrito así con asterisco, con la idea de “salirse de que esto es un problema individual, que sólo les pasa a unas personas muy raras y ponernos más en el plano de que hay un montón de personas que no quieren y no pueden encajar en las normas de género porque son demasiado estrechas y binarias”. Esta semana ha presentado en Donostia su libro Trans*exualidades, el cual lo plantea como una propuesta a un público plural. Lo que propone es “desmentir la idea de que las personas trans* tienen un problema y visualizar que es la sociedad la que tiene un problema, que es la transfobia”. En ese sentido, plantea la posibilidad de alianza con las diferentes personas que pueden estar en ese lugar subalterno, para que puedan tener “un lugar estratégico de cara a luchar por los derechos”.

En la presentación del libro apuntas que está dirigido a profesionales de diferentes ámbitos de la sociedad. En el caso de la educación ¿crees que hay un vacío?

Clarísimamente. Yo creo que el error no es que no sea tratado, sino que se toca mal. Surge en modo de chiste o en modo de injuria, o a modo de algo de lo que reírse. Por ejemplo, hace poco vino a mi clase la policía local a dar una charla sobre Educación Vial, y apareció este comentario, “a ver si por la noche vas a salir, vas a beber mucho y terminas ligando con una chica muy guapa que cuando vayas a casa en realidad es un hombre”. Cuando la gente piensa que hace falta hacer una educación especial de algo, es porque hay algo que no estamos haciendo bien. En la vida cotidiana enseñamos de todo, matemáticas, ética, relaciones sociales… y eso lo hacemos todo el tiempo sin que haga falta una clase específica. Los estereotipos y las ideas más fijas, a veces también erróneas, de lo que se supone que tiene que ser un hombre y una mujer las enseñamos todo el tiempo. No enseñamos sobre transexualidad, pero enseñamos sobre esa rigidez, esa necesidad de situar a las personas dentro de un ámbito de lo inteligible. Lo que nos parece que es y cómo debe de ser un hombre, y lo que nos parece que es y cómo debe de ser una mujer. Lo que creo es que la escuela tiene una obligación visionaria de cara a proyectar el modelo de sociedad que tiene. Sí que es verdad que la escuela tiene una tendencia a ser conservadora y por eso las personas que formamos parte de ella tenemos que ponernos al día con lo que la escuela tiene que hacer. Cuando la gente dice “es que es nuevo el tema este de las nuevas familias”, no es verdad, la gente trans*, las diferentes formas de familia ya están en la escuela.

También mencionas la importancia de los medios de comunicación en la visualización de las personas trans* ¿qué papel juegan en este sentido?

A la escuela y a los medios de comunicación se nos pide mucho. En el sentido de que tenemos como una obligación moral de hacerlo lo mejor posible. Hay que pensar como representamos o como hablamos de las personas, eliminando los estereotipos. Así cuando se habla de una persona transexual, resulta que lo que más le define es que es trans* y no el hecho de todas las otras cosas que forman parte de su vida. Y yo creo que estas representaciones estereotipadas son muy parecidas con las personas con discapacidad, las personas LGTB, las mujeres… como que esa identidad no te deja ver quien realmente es esa persona. Yo sí que echo de menos personas más comprometidas con un periodismo crítico, más personas comprometidas con una escuela crítica, que no significa que estemos criticando a los demás, sino una manera de ser profesionales autoreflexivos, que te cuestiones, que intentes mejorar, que estés siempre en el diálogo con los otros.

¿Crees que durante los últimos años, la percepción de las personas trans* en la sociedad ha mejorado?

Yo creo que sí. Los movimientos sociales han jugado un papel importante a la hora de llevar al debate público cuestiones que a la gente que le incomoda y que piensan que deberían de estar en el ámbito privado. Para hacer ver que no son problemas de personas particulares, sino que son problemas de la sociedad, en la medida en la que cuestionan normas sociales dominantes. Y el binarismo es un problema, porque la mayor parte de las personas no cabe dentro de esas normas tan estrictas. Es sexismo es un problema. La transfobia es un problema y eso que en este sentido hay una pequeña masa crítica que está consiguiendo cambios importantes. Como son por ejemplo, generar una noción crítica sobre el diagnóstico. Es decir, ahora mismo hay mucha gente que está diciendo “la transexualidad no es una patología, sino que forma parte de la diversidad de los seres humanos”. Y esa idea proviene de los movimientos sociales y personas concretas, que es una idea muy sensata, pero está contagiando a muchas personas, y ha llegado a los profesionales, que son ellos quienes están pensando “es que es verdad”. Además, si la transexualidad no fuera una patología, de pronto el registro civil, la psiquiatría, la endocrinología ya no sería tan importante. En la medida en que no estarían los guardianes, ni quien es la persona que se merece y puede cambiar o modificar su cuerpo, o cambiar legalmente sus papeles, para lo cual también habría que pensar también cómo funciona el poder.

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Portada del libro Trans*exualidades de Lucas Platero.

 

En el ámbito político y legal ¿veis que existe un muro que no deja avanzar?

Yo creo que se han conseguido cosas, lo que no invalida el hecho de decir que no son suficientes. Es decir, que la gente pueda cambiar de nombre y de sexo en los documentos de es muy importante, porque te hace funcionar en la vida cotidiana. Pero ojo, la vigilancia que hay sobre quien puede hacerlo, y el hecho de que la persona que vigila tiene unas ideas tan conservadoras, al final se convierte en un problema. En la vida cotidiana la gente no se relaciona sólo contigo a través de tu DNI, y la transfobia tiene que ver con el castigo a los crímenes, con lo que tú puedes hacer, pero tiene que ver con algo mucho más importante que son los cambios sociales en la vida cotidiana. En ese sentido, el acoso escolar, la inserción laboral, la participación social… no se encuentran solamente es el marco de las leyes. Todavía hay muchas cosas que hay que hacer. El tema de la infancia y de la juventud trans* es un tema urgente. La inserción laboral de las mujeres trans* también. Y digo urgente porque la gente lo pasa mal. La gente tiene sentimientos negativos hacia sí mismos, por lo que la sociedad te dice. No porque las personas trans* estén enfermas, sino porque el impacto de la sociedad en la transfobia hace mella en las personas. Hay gente en casa que no quiere salir a la calle, que tienen dificultades para encontrar un empleo, hay jóvenes que tienen sentimientos de suicidio, entonces nos va la vida en ello, no es una cuestión secundaria o marginal.

¿Qué soluciones planteas en el libro para superar esa transfobia?

Hablo de que probablemente para que no exista la transfobia hay que hacer cambios a nivel social. Yo lo que propongo es una serie de acciones que parten de la idea del desarrollo comunitario. De qué pueden hacer los entornos inmediatos para mejorar la calidad de vida de las personas trans*. Y en ese sentido, hablo de factores de salud y factores de protección para la gente más joven. Es decir, que para alguien joven probablemente va a ser muy importante tener la posibilidad de conectar con otras personas, tener personas adultas que pueden ser tú familia u otras, porque la familia igual está muy estresada pensando si es culpa suya. Hablo de la importancia de conocer a personas trans* adultas que ejerzan de modelo, hablo de que el profesorado y la escuela estén apoyando los derechos y la capacidad de expresarse libremente las personas trans*. En fin, que para ese ámbito y para la gente joven hay cinco cosas que yo he diagnosticado como factores de salud que me parecen importantes. El libro se plantea como un camino abierto para el diálogo alrededor de cambios que podemos hacer en nuestra sociedad para que todos y todas podamos participar en igualdad de condiciones. Por lo menos mejorar la calidad de vida de las personas trans*. La segunda parte del libro son todo actividades que se pueden hacer en grupo a la hora de abordar ideas erróneas, abordar la adquisición de conocimientos, abordar también el desarrollo de habilidades para enfrentarse a la transfobia.

“Las personas ‘trans’ no tienen un problema, es la sociedad la que sufre ‘transfobia'”

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Ilustración hecha por Isa Vázquez, que aparece en el libro Trans*exualidades de Lucas Platero.

más, si la transexualidad no fuera una patología, de pronto el registro civil, la psiquiatría, la endocrinología ya no sería tan importante. En la medida en que no estarían los guardianes, ni quien es la persona que se merece y puede cambiar o modificar su cuerpo, o cambiar legalmente sus papeles, para lo cual también habría que pensar también cómo funciona el poder.

En el ámbito político y legal ¿veis que existe un muro que no deja avanzar?

Yo creo que se han conseguido cosas, lo que no invalida el hecho de decir que no son suficientes. Es decir, que la gente pueda cambiar de nombre y de sexo en los documentos de es muy importante, porque te hace funcionar en la vida cotidiana. Pero ojo, la vigilancia que hay sobre quien puede hacerlo, y el hecho de que la persona que vigila tiene unas ideas tan conservadoras, al final se convierte en un problema. En la vida cotidiana la gente no se relaciona sólo contigo a través de tu DNI, y la transfobia tiene que ver con el castigo a los crímenes, con lo que tú puedes hacer, pero tiene que ver con algo mucho más importante que son los cambios sociales en la vida cotidiana. En ese sentido, el acoso escolar, la inserción laboral, la participación social… no se encuentran solamente es el marco de las leyes. Todavía hay muchas cosas que hay que hacer. El tema de la infancia y de la juventud trans* es un tema urgente. La inserción laboral de las mujeres trans* también. Y digo urgente porque la gente lo pasa mal. La gente tiene sentimientos negativos hacia sí mismos, por lo que la sociedad te dice. No porque las personas trans* estén enfermas, sino porque el impacto de la sociedad en la transfobia hace mella en las personas. Hay gente en casa que no quiere salir a la calle, que tienen dificultades para encontrar un empleo, hay jóvenes que tienen sentimientos de suicidio, entonces nos va la vida en ello, no es una cuestión secundaria o marginal.

¿Qué soluciones planteas en el libro para superar esa transfobia?

Hablo de que probablemente para que no exista la transfobia hay que hacer cambios a nivel social. Yo lo que propongo es una serie de acciones que parten de la idea del desarrollo comunitario. De qué pueden hacer los entornos inmediatos para mejorar la calidad de vida de las personas trans*. Y en ese sentido, hablo de factores de salud y factores de protección para la gente más joven. Es decir, que para alguien joven probablemente va a ser muy importante tener la posibilidad de conectar con otras personas, tener personas adultas que pueden ser tú familia u otras, porque la familia igual está muy estresada pensando si es culpa suya. Hablo de la importancia de conocer a personas trans* adultas que ejerzan de modelo, hablo de que el profesorado y la escuela estén apoyando los derechos y la capacidad de expresarse libremente las personas trans*. En fin, que para ese ámbito y para la gente joven hay cinco cosas que yo he diagnosticado como factores de salud que me parecen importantes. El libro se plantea como un camino abierto para el diálogo alrededor de cambios que podemos hacer en nuestra sociedad para que todos y todas podamos participar en igualdad de condiciones. Por lo menos mejorar la calidad de vida de las personas trans*. La segunda parte del libro son todo actividades que se pueden hacer en grupo a la hora de abordar ideas erróneas, abordar la adquisición de conocimientos, abordar también el desarrollo de habilidades para enfrentarse a la transfobia.

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Portada del libro Trans*exualidades de Lucas Platero.

¿Por qué los hombres eligen cada vez más relacionarse con travestis?

Heterosexuales que mueren por una noche de sexo con travestis y otros que se enamoran sin prejuicios. Una realidad que vale la pena conocer.

Crecimos con un estereotipo de familia: padre (hombre), madre (mujer) e hijos. Formar una familia bajo los factores naturales y con dos tipos de géneros: macho y hembra. Sin embargo, ya no hay verdades absolutas en el sexo y en el amor.

Cada uno elige qué quiere, qué desea y qué hace y por eso existen sexos y sexualidades. En biología, el sexo es un proceso de combinación y mezcla de rasgos genéticos a menudo dando por resultado la especialización de organismos en variedades femeninas y masculinas.

Mientras que la sexualidad es el conjunto de condiciones anatómicas, fisiológicas y psicológico-afectivas que caracterizan el sexo de cada individuo. También, desde el punto de vista histórico cultural, es el conjunto de fenómenos emocionales, de conducta y de prácticas asociadas a la búsqueda del placer sexual, que marcan de manera decisiva al ser humano en todas y cada una de las fases determinantes de su desarrollo en la vida.

Entonces, si está directamente relacionado con la búsqueda de placer personal, cada uno tiene derecho a elegir con quien desarrollar su sexualidad.

“El abanico de posibilidades se abre, de tal manera que una mujer trans puede tener deseos de estar con un hombre o una mujer; o un hombre heterosexual podría verse deseando a una mujer (biológica y psicológicamente constituida) o a una mujer trans (travesti o transexual)”, aclaró el doctor Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo.

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Hay quienes piensan que detrás de un hombre que se relaciona con una travesti, hay un gay reprimido. Para lo que el doctor aclara: “No es así. Es un varón, es heterosexual. A estos hombres heterosexuales les atrae el cuerpo femenino, se sienten fascinados por sus curvas, la sensualidad, y hasta la libertad para el juego erótico”.

Y agregó: “Los varones que buscan tener relaciones con travestis no lo hacen sólo por mero juego o por salir con amigos a una aventura exótica. Les gusta y lo disfrutan, sólo que unos pocos se animan a decirlo”.

Soy infiel con una chica trans”

Aunque las relaciones sexuales y amorosas que de desarrollan entre un heterosexual y una travesti se plantean de una forma simple, también existen hombres, en pareja o casados, que esconden sus gustos por mujeres transgéneros.

“Los hombres que desean a una chica trans, y están en pareja, se ven en una disyuntiva angustiante, mucho más que si la otra opción fuera una mujer. Los que no pueden confesar su atracción prefieren ocultarlo. No obstante, la conducta que adoptan puede llamar la atención: llamados encubiertos, frecuentes salidas nocturnas, uso desmedido del chat o ingreso a páginas de prostitutas trans. En la cama pueden mostrar una disminución del deseo o una exaltación del mismo cuando se exteriorizan fantasías que incluyan a travestis”, explicó el sexólogo.

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“Un hombre heterosexual que desea a una mujer trans vive preso de la normatividad social, que no le permiten una expresión autentica de lo que siente”, anexó el profesional. “Tiene que cumplir con las reglas impuestas para un hombre biológico, que se siente hombre psicológicamente, pero que desea igual o más a una mujer transgénero que a una mujer biológicamente y psicológicamente configurada.”

La voz de las elegidas

La Reina de la Vendimia Gay del año 2012, Delfina Martínez dialogó con MDZ y expresó lo que ella considera que los hombres eligen de las travestis.

“Yo creo que son varios los factores que hacen que el hombre nos elija en la cama: el deseo de cumplir una fantasía mezclado con el morbo”, destacó Delfina.

Quien además contó que a la hora de contratar servicios sexuales el hombre tiene muy claro lo que busca en una travesti. “Entre nosotras hablamos y coincidimos que no existe un hombre que no pida sexo oral”, confesó y agregó:

“Creo que somos la combinación perfecta para ellos. Fuimos hombres y conocemos cada cosa que les causa placer, pero en un cuerpo de mujer”.

La muerte de Leelah Alcorn no será en vano

#JamForLeelah: juegos contra los estereotipos de género en honor a la joven transexual que decidió quitarse la vida

Leelah-Alcorn

“Mi muerte tiene que significar algo”. Lo escribió Leelah Alcorn en su cuenta de Tumblr pocas horas antes de suicidarse.

Su caso dio la vuelta al mundo el pasado diciembre. Leelah nació Josh en Ohio, Estados Unidos. Sus progenitores, cristianos evangelistas, nunca aceptaron que Josh se sintiera una chica atrapada en el cuerpo de un chico. Se negaron a considerar su disforia, la obligaron a asistir a terapias de ‘conversión transgénero’, hicieron oídos sordos a todo lo que su hija sentía. Hasta que Leelah decidió parar.

Negar su identidad era negar su vida.

El 27 de diciembre, Leelah Alcorn escribió su nota final de despedida, programó el post para que apareciera en las redes sociales tras su suicidio, y caminó desde su acomodado barrio de Kings Mills hasta la carretera interestatal 71. Murió bajo las ruedas de un camión.

Leelah decidió no seguir sufriendo, pero su adiós tenía que significar algo.Víctima y martir, su suicidio fue su manera de alzar la voz. Se fue con la esperanza de que su muerte sirviera para cambiar algo, y la comunidad en internet, el único lugar en el que había encontrado apoyo, recogió su guante para hacer de Leelah un símbolo.

“La única forma en la que descansaré en paz es si llega el día en que los transexuales no sean tratados como yo lo fui, sino como humanos, con sentimientos válidos y derechos“. Ese fue su último deseo, tan legítimo, tan simple.

Tras su muerte el hashtag #LeelahAlcorn incendió las redes sociales durante días. Pero su causa no se apaga.

Leelah encontró su vía de escape en la red, en las comunidades de jóvenes transexuales de Tumblr, en el manga, el anime y los videojuegos que celebraban el empoderamiento femenino. Soñaba incluso con desarrollar sus propios juegos. Por eso la comunidad ‘gamer’ ha decidido rendirle tributocreando una serie de juegos que luchan contra los estereotipos de género.

Detrás de #JamForLeelah están Matt Boucher and Kara Jayne. Ellos lanzaron el reto hace poco más de un mes, y estos son los resultados. ¿La idea? https://www.youtube.com/watch? Educar a través del juego.

Hay juegos sobre formas que no encajan en los moldes. Juegos que permiten custominar la apariencia y la identidad de sus personajes sin límites. Juegos que cuestionan una realidad binaria demasiado limitativa. Fantasías de estética anime que nos guían a través de una transición de género o historias sobre niñas trans que se transforman en personajes mágicos durante el sueño.

El proyecto tiene finalidad benéfica. Se trata de captar fondos para organizaciones pro derechos de transexuales y transgénero comoTransgender Law Center, Camp Aranu’tiq y el Sylvia Rivera Law Project.Porque más allá de Leelah, muchos jóvenes trans siguen necesitando tú ayuda. La de todos.

Educar(se) en la diferencia, hasta no saber negarla

“El viaje de Carla es una herramienta para la defensa de la diversidad y los derechos humanos”

Avalado por los premios obtenidos y por el éxito unánime de crítica y público, el documental El viaje de Carla -dirigido por Fernando Olmeda- afronta ahora el reto del Zinegoak de Bilbao, uno de los principales festivales de cine LGTB de Europa.

carla antonelli y fernando olmeda

Carla Antonelli, activista LGTBI y diputada de la Asamblea de Madrid, y Fernando Olmeda, director del documental biográfico El viaje de Carla.

El documental relata el periplo vital de una de las más relevantes activistas por la igualdad en España, referente nacional e internacional del colectivo LGTB y diputada en la Asamblea de Madrid. Protagonista y testigo de la historia, a través de su trayectoria individual se entiende mejor el viaje colectivo. Por eso, la cinta también reivindica la lucha denodada de las personas que viven conforme a su identidad de género, la capacidad de superación de quienes logran salir adelante a pesar de tener casi todo en contra, y el compromiso de quienes luchan en favor de la igualdad legal y social y la diversidad afectivo-sexual. «Carla siempre convierte lo negativo en positivo, y su fortaleza y su compromiso son modelo y ejemplo a seguir, no solo para el colectivo LGTBI, sino también para la sociedad en su conjunto», señala Fernando Olmeda.

A través de un relato coral duro y sincero, el documental logra la empatía del espectador hacia una trayectoria llena de pequeñas y grandes victorias, repleta de reconocimientos y galardones como el Premio Solidario de Hegoak, asociación que trabaja activamente en la denuncia de las discriminaciones por LGTBIfobia, así como en la atención a las personas LGTBI y en la prevención del VIH-SIDA, y también organiza el Festival Internacional de Cine y Artes Escénicas GayLesboTrans de Bilbao. «Siempre es un gusto visitar Euskadi», dice Carla Antonelli; «ya en 1999 reclamé que se incluyera en la cartera de servicios sanitarios la cirugía de reasignación de sexo, así como una Ley nacional que regulara el derecho a la identidad y a la modificación de la partida de nacimiento y del DNI, que se hizo realidad en 2007. El País Vasco ha estado en la vanguardia de la defensa de los derechos del colectivo LGTBI, con la puesta en marcha del Berdindu -el servicio de Información y atención del Gobierno Vasco para temas de diversidad sexual y de género- y de la Unidad de Género del Hospital de Cruces. Destaca también el trabajo continuado de colectivos como Hegoak, Aldarte, Gehitu, Guztiok o Errespetuz -que atiende específicamente a las personas transexuales-, gracias a cuyo empuje salió adelante la Ley Integral de Transexualidad Vasca, la segunda aprobada en España».

el viaje de carlaEl viaje de Carla -de 65 minutos de duración- es un trabajo audiovisual profundo y consistente, sensible y veraz, que cosechó los Premios al Mejor Documental y a la Mejor Obra Española en LesGaiCineMad (Madrid), y el Premio al Mejor Documental enAndaLesGai (Sevilla). También tuvo una sensacional acogida en la segunda edición de Can[Be]Gay, Festival de Cine LGTBIQ de Canarias -aún en marcha-, y el próximo fin de semana afronta el reto de convencer al jurado del Zinegoak. «Estamos muy satisfechos de la acogida», afirma Olmeda; «nos satisface haber sido seleccionados para participar en un Festival como Zinegoak, importante referente como evento cultural de primera magnitud y también como lugar de encuentro del colectivo LGTBI».Antonelli añade: «Estoy muy ilusionada y con ganas de compartir el documental, que considero una herramienta para la defensa de la diversidad y los derechos humanos, más aún en estos tiempos en que tantos ataques están recibiendo; hay que seguir haciendo pedagogía, porque la transexualidad no es un capricho; hay que seguir visibilizando una realidad y trabajando por conseguir una sociedad en la que tenemos que caber todas y todos».

El 62% de los transexuales europeos ha sufrido acoso y el 54% se ha sentido discriminado

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Un 54% de transexuales europeos afirma haberse sentido discriminado en el último año./ EFE

La mayor encuesta sobre la discriminación que sufre la comunidad LGTB europea, elaborada por la Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea en 2012, situó a las personas transexuales como las más perjudicadas de los ataques contra la libertad sexual. El análisis detallado de las respuestas de los 6.597 transexuales que participaron en ese estudio desgrana un panorama de exclusión en el que el 54% de los entrevistados admite haberse sentido discriminado en el último año. Un 62% señala haber sido objeto de acoso y un 8% ha sufrido algún ataque físico o sexual por ser percibido como ‘trans’.

Las datos del macroestudio sobre el trato a la comunidad LGTB en Europa alertó a la Agencia de Derechos Fundamentales (FRA, por sus siglas en inglés) sobre la “frecuente discriminación y victimización” de las personas transexuales, más aún que las sufridas por lesbianas, gais y bisexuales. El dato del 54% de discriminación a trans es de un 47% para el total de la comunidad LGTB. La FRA ha puesto la lupa sobre el colectivo trans para detallar sus problemas a la hora de disfrutar con libertad de su vida e identidad sexual, en un análisis que presenta este martes en el Parlamento Europeo.

El entorno más hostil para las personas transexuales se ubica en el mundo laboral; especialmente para acceder a él. Las experiencias de discriminación durante el proceso de búsqueda de empleo son las más repetidas por los entrevistados (un 37%), seguidas de aquellas enmarcadas en el desarrollo de su trabajo (27%). Los centros educativos, desde la escuela a la universidad (como alumnos o como padres de estudiantes), les siguen como puntos negros de la exclusión —24% de los encuestados— y, a continuación, los servicios médicos —22% de los casos—.

Las denuncias de los delitos de odio sufridos, a pesar de que son muy escasas (21%), mejoran los resultados del resto de la comunidad LGTB: los trans denuncian más las experiencias de discriminación y violencia. Los atacantes son en su inmensa mayoría hombres, que actúan solos o en grupo. Entre las causas más repetidas para no delatar a los agresores destacan que los entrevistados consideran que denunciar no va a cambiar nada, que no merece la pena, y que los incidentes no son tomados en serio. España es el país en el que más personas piensan que denunciar sí tiene utilidad.

Los activistas españoles coinciden con la agencia europea en que el colectivo trans es el más discriminado dentro de la comunidad LGTB. En el estudio de la FRA, el 60% de los transexuales españoles que participó en la encuesta afirmó haberse sentido discriminado en los 12 meses anteriores. “Todavía hay muchísima discriminación”, denuncia el abogado Manuel Ródenas, colaborador de Transexualia. Ródenas admite una gran evolución en los últimos años, pero alerta de que España ha mantenido “mucha discriminación soterrada debajo de la corrección política”.

Sonia, mujer transexual de 41 años, ha sido testigo de cómo España ha dejado atrás las partidas de ‘caza’ violentas de neonazis que perseguían, entre otros colectivos, a transexuales. Un grupo asesinó a su amiga transexual Sonia Rescalvo en Barcelona de una paliza en 1991. Rescalvo iba a ser su “madrina” en su proceso de cambio y esa noche otro grupo también la agredió: “Yo me juntaba mucho con transexuales por esa época. Me dieron una paliza y me violaron con un bate de béisbol”, relata.

Sin el apoyo de su familia en aquel entonces y con el miedo a descubrirles cómo se sentía realmente, esa noche se escondió en el coche de su madre. Apenas con una toalla para contener la hemorragia. “Después de la muerte de Sonia me metí en el armario un tiempo”, continúa la mujer que más tarde eligió el nombre de Sonia para vivir con libertad. Porque desde hace años, no siente ese miedo al andar por la calle. “Las cosas han cambiado, pero no en todos los ámbitos. En el mundo laboral pervive mucha transfobia”, apunta.

El mundo laboral: foco de exclusión

Sonia se encuentra desempleada y cree que haber aparecido públicamente para reivindicar sus derechos como mujer transexual le ha perjudicado para encontrar un trabajo. “Cuanto más evidente es que eres transexual, no se fijan ni el currículo. Te despiden con el ‘ya te llamaremos”, lamenta. La evidencia de la identidad de género de algunos transexuales hace que “muchos no puedan estar dentro del armario”, apunta Manuel Ródenas. Los españoles entrevistados que declararon haberse sentido discriminados durante la búsqueda de empleo ascienden al 39%.

Manuel Ródenas considera el acceso al mercado laboral la mayor dificultad de los transexuales en la actualidad. “La discriminación y el rechazo de las familias han provocado que estas personas arrastren muchas carencias formativas”, explica el abogado. En su experiencia ha visto cómo muchas personas abandonaban los estudios, focos también de discriminación, y su núcleo familiar. “Su prioridad ha sido su superviviencia, no formarse”. Ahora, las historias de padres que defienden a sus hijos pequeños cuando manifiestan conflictos de género son señales de que las cosas están cambiando.

Los prejuicios sustentan la discriminación

Sin embargo, la sociedad española aún no mira a los transexuales como a iguales. “Queda mucho por hacer hasta que no normalicemos y visibilicemos la transexualidad como una realidad más”, fija como meta Mané Fernández, coordinador del área de transexualidad de la Federación Española de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB). El desconocimiento es aún un punto clave que mantiene vigentes los prejuicios y la discriminación sobre este colectivo. El abogado de Transexualia, Manuel Ródenas, se atreve a decir que “la mayoría de los españoles no sabe definir a las personas transexuales”.

Dentro del colectivo trans, la encuesta engloba a todas aquellas personas que no se identifican con el género que tienen asignado al nacer, o que expresan su identidad de género de manera diferente. Pueden haber cambiado su aspecto físico o no. “Sin embargo, cuando se piensa en transexualidad se imagina a la mujer transexual”, apunta Mané Fernández. Ródenas añade a esa imagen mental los prejuicios de marginalidad, esperpento y prostitución que tradicionalmente se han asociado al colectivo.

Sarai, una mujer transexual que vive en el País Vasco, cuenta como “una anécdota” cuando una chica se acercó a ella y a un grupo de cinco transexuales más que tomaban algo en una terraza en Valencia. “La chica nos dijo que buscaban a gente para una fiesta de Nochevieja. Vio a seis transexuales y pensó ‘estos actúan”, relata al otro lado del teléfono. Mané recuerda como ejemplo de desconocimiento un conflicto laboral que la FELGTB luchó, de una mujer transexual en una empresa metalúrgica: “Al final, las que más problemas ponían eran las mujeres por cambiarse en el vestuario con ella”.

Los cambios experimentados en los últimos años —se han aprobado leyes como la de identidad de género y la del matrimonio homosexual y los adultos cada vez están más formados— dibujan las líneas en las que aumentar los esfuerzos para reducir los altos porcentajes de discriminación: “Las leyes no te garantizan que vayas a ser víctima de una agresión, pero sí puedes llevarlo ante la justicia. Hay que educar y sensibilizar a los menores en las aulas, donde vemos comportamientos machistas, no solo homófobos, que nos dicen que vamos para atrás y ya no se habla de ello”, alerta Mané Fernández. De los trans que declararon sufrir discriminación, el 82% dijo ocultar su transexualidad a menudo o siempre cuando estaban en Secundaria.

21 países europeos exigen la esterilización para reconocer la identidad de los transexuales

En la comparación de los países europeos, la FRA marca el camino a los estados miembros de la Unión Europea: las instituciones deben respaldar la igualdad mediante las leyes y políticas concretas. España no figura entre los países peor parados en el mapa de derechos de la comunidad trans de 2014, que centra su condena sobre 21 países europeos —entre los que se encuentran Francia, Noruega y Finlandia— que exigen a las personas transexuales que se sometan a la esterilización para que su identidad de género sea reconocida. La llamada Ley de identidad de género aprobada en España en 2007 no incluye esta exigencia, ni tampoco la necesidad de haberse sometido a una operación genital.

La agencia europea denuncia que estos requisitos vulneran la dignidad de la persona y violan su integridad física, por lo que exige su cese. Algunas comunidades españolas han dado un paso más en la defensa de los derechos de las personas transexuales a través de leyes integrales de reconocimiento de sus derechos, una demanda de la FELGTB. Por el momento, solo Navarra, País Vasco, Andalucía y Canarias las han incorporado a su ordenamiento.

Además, la FRA apuesta por las políticas públicas porque, según sus informes, funcionan. Un 94% de los encuestados afirma que si las autoridades de sus respectivos países promocionaran los derechos de las personas transexuales, su vida sería más fácil. En el momento del estudio, cuatro de cada cinco apuntaba que estas medidas y campañas de apoyo a los trans eran muy o bastante raras.

Travestis que sobrevivieron en una España en blanco y negro

El arte y la gracia en unos casos y la urgencia y la necesidad en otros, fueron los encargados de mantener a flote a un colectivo asfixiado por la represión franquista.

ocaña retrato intermitente

Después del triunfo de Conchita Wurst en el festival de Eurovisión de este año, podría decirse que el colectivo de travestis goza de buena salud en cuanto a respeto y tolerancia por parte de la sociedad. Wurst (que significa “salchicha” en la traducción al español), antes de convertirse en estrella mediática ya era firme defensora de los derechos de las minorías sexuales y lo sigue haciendo después de su fulgurante éxito. Sin embargo, este colectivo no siempre ha tenido el nivel de aceptación actual, y menos en España, donde la represión franquista causó estragos como bien podemos ver en películas y documentales estrenados en la transición y principios de los 80.

Por ejemplo, Ocaña, un retrato intermitente (1978), documental dirigido por Ventura Pons, que narra la vida del artista andaluz José Pérez Ocaña y de la situación del colectivo LGTB en la Barcelona de la transición. Un documento muy interesante para conocer la situación real en la calle y cómo Ocaña supo sobreponerse y enfrentarse a los poderes fácticos de la época desde su humilde buhardilla de la Plaza Real de Barcelona. Inolvidable la escena en la que se pasea por las Ramblas travestido, del brazo de un chulazo de sombrero y traje caro, levantándose el vestido y enseñando sin pudor su pene ante los cientos de personas que no le quitaban ojo con una mezcla de estupefacción y admiración.

Otras películas esclarecedoras sobre la realidad de los travestis en la recién estrenada democracia fueron Vestida de Azul (1983), de Antonio Giménez-Rico, que narra en una extraña mezcla de documental y ficción, la vida de siete travestis, su obra y milagros para sobrevivir en la dictadura sin ocultar su sexualidad y con el único objetivo de vivir su vida sin demasiadas ambiciones. Un hombre llamado Flor de Otoño (1978), de Pedro Olea y protagonizada por José Sacristán fue otra de las películas que hablaban sin tapujos del travestismo y que mayor repercusión tuvieron.

Pero una cosa está clara, cuando terminó el franquismo, el colectivo de travestis y transexuales no lo tuvo nada fácil. Cárceles como la de Carabanchel en Madrid, estaban atestadas de “desviados”, como solía llamarse a este colectivo. La Ley sobre Peligrosidad y Rehabilitación Social, de 1970, que derogaba la famosa Ley de Vagos y Maleantes, que en 1954 incluyó también a los homosexuales en la lista de “rufianes sin oficio conocido”, (llámese mendigos, proxenetas, nómadas y vagabundos), hizo mucho daño al colectivo LGTB, ya que incluía penas de hasta cinco años de cárcel, o internamiento en manicomio, a los homosexuales y demás individuos considerados peligrosos socialmente para que se “rehabilitaran”.

un hombre llamado flor de otoño

Con este panorama, no es de extrañar que antes de la transición, según cuenta Antonio D. Olano, autor del libro Pecar en Madrid, “salir con atuendos nada equívocos en el Madrid de aquellos tiempos, tenía mucho más valor que ponerse delante de un toro de cinco años, sin capote ni defensa alguna”. Pero a pesar de todo había gente con el coraje suficiente para jugarse su libertad y su físico por mostrar su verdadera identidad y expresar su esencia a los cuatro vientos.

A finales de los 70 y durante la famosa “movida”, proliferaron multitud de espectáculos en los que nunca faltaban travestis y transexuales. Uno de los más recordados fue el grancanario Paco España, fallecido recientemente, que se atrevía a subirse al escenario imitando a grandes tonadilleras de la época como Lola Flores, no sólo con sus ropas y ademanes, sino también cantando en directo. Participó en películas como la ya mencionada “Un hombre llamado flor de otoño” y “Gay Club”, dirigida por Ramón Fernández en 1980. Fue uno de los principales exponentes del transformismo de la época y un luchador por las libertades y derechos del colectivo LGTB a base de arte y desparpajo.

El fenómeno del travestismo en la transición española ha sido muy estudiado por el extraño acogimiento que tuvo en la sociedad de la época, aún muy tradicional y con marcada orientación homófoba, pero que aceptaba la presencia de homosexuales y travestis en los espectáculos de variedades y cabaret, más como objeto de mofa que como espectáculo respetado y admirado. Sin embargo, muchos afirman que este tipo de espectáculos, dado el prisma desde el que era observado, no hacía sino confirmar la hegemonía heterosexista que seguía instalada en aquellos momentos.

Artistas como Pérez Ocaña, Paco España y tantos otros personajes famosos y anónimos que tuvieron la “osadía” de mostrarse tal como eran en unos tiempos convulsos, llenos de resquemor e intolerancia, son los que sembraron las primeras semillas de la convivencia y el respeto que vivimos en la actualidad.

 

La lenta muerte trans

Boys don’t cry

Una escena: la bella Hilary Swank, caracterizada como un hombre —camisa a cuadros, vaqueros— sujeta por dos tipos, aterrada, mientras un tercero le baja los pantalones y descubre que sus genitales son femeninos. Después vendrán los golpes, la violación grupal. Finalmente, la muerte. Boys don’t cry, basada en el caso real de Brandon Teena, ponía sobre el tapete de los noventa el problema de la violencia transfóbica.

Sólo desde enero de 2008 se contabilizan más de 1500 asesinatos de personas trans (la estadística incluye pocos países fuera de Occidente, donde podemos suponer que la situación es peor). Casi el 80% de esos crímenes ocurrió en América Latina. Si consideramos que sólo una de cada 33.000 personas es transexual, la cifra resulta impresionante: un asesinato cada dos días. Esta situación de especial violencia es la que llevó a muchos colectivos LGBT a hablar de un “genocidio trans”.

Veamos cómo está compuesta esa masa de personas transexuales asesinadas. Si tomamos un período prudente de tiempo, podemos ver que en su mayoría se trata de trabajadoras sexuales, de entre veinte y cuarenta años. Jóvenes, precarizadas y en la calle: la fórmula de la desprotección.

Transexuales de Reino Unido ya pueden jugar al fútbol profesional

La Federación Inglesa se convierte en la primera institución deportiva en dar visibilidad y apoyo al colectivo trans con esta iniciativa.

En enero de 2013 la transexual Aeris Houlihah (32) estalló la polémica en Reino Unido al criticar la situación que sufren muchas personas transexuales y quieren practicar deportes profesionales. El tema de si una persona debe o no jugar en un equipo por motivos de ventaja (hormonas) siempre ha estado ahí.

Casi un año después la Federación Inglesa de Fútbol (FA) rectifica y crea una norma que permite jugar al fútbol profesional a todas las personas transexuales que deseen solicitarlo. Fuentes de la FA han explicado que la solicitud se hará de forma confidencial.

Delia Johnston, directora de Transexuales en el deporte inglés, afirma en una entrevista que “es completamente innovador y establece una forma para que las personas trans puedan jugar y estar involucradas”. “La perfección sería que nunca tengamos que hablar más sobre esto”, señala. Y matiza que podría ser un modelo para los otros 284 deportes que existen oficialmente en Reino Unido. Con esta normativa la FA se convierte en pionera en dar visibilidad a la realidad transexual en el deporte.