El World Pride alimenta la ‘burbuja Airbnb’
La oferta de pisos turísticos ha crecido el doble de lo habitual hasta alcanzar los 5.884, número que se multiplica al sumar los alojamientos compartidos. Los vecinos se quejan del apoyo público a un “acto privado” que colapsará las calles y servicios del centro.
Un casco urbano más parecido a un centro comercial que a un barrio donde vivir. Cines clásicos cuyas salas albergan las secciones de mujer, hombre y niño de gigantescos Zaras. Fachadas emblemáticas que ponen cara a pisos turísticos decorados como si allí vivieran los vecinos que compartieron su personalidad con el barrio, aunque ya sólo alberguen una rotación continua de turistas.
Es el proceso por el cual el capital financiero convierte las ciudades en su campo de juegos, conocido como gentrificación. En España lo sufren especialmente (aunque no sólo) Barcelona y Madrid, cuyos vecinos añadirán esta semana una nueva dificultad a compaginar con su quehacer diario: el World Pride Madrid, la fiesta del Orgullo LGTBI internacional, que atraerá de dos a tres millones de visitantes.
“El World Pride está pensado como un gran evento para traer a la ciudad a muchas personas y recursos, pero con una idea de negocio que beneficia sobre todo a grandes empresarios”, expone Inés Gutiérrez, portavoz del Sindicato de Inquilinas. Esta nueva asociación se creó para plantar cara a la “burbuja inmobiliaria” que, afirman, el capital financiero ha trasladado ahora al “negocio del alquiler”, y que encarece las rentas, hace de la ciudad un lugar cada vez inhóspito para los residentes y los termina expulsando al dejarlos en segundo plano respecto al turista.
Al llenazo hotelero que supondrá el evento (el índice de ocupación en la capital ronda el 95%), hay que sumar el aumento de la oferta de alojamientos turísticos de vecinos que alquilarán una habitación, un sofá-cama o incluso abandonarán su casa para aprovechar el tirón de plataformas como Airbnb. Preguntada por este medio, la empresa ha comunicado que no conoce los datos exactos de este aumento de la oferta.
Pese a la opacidad tradicional de Airbnb, el aumento de la oferta de alojamientos turísticos potenciado especialmente por esta empresa ya ha sido registrado, gracias al estudio que lleva a cabo el grupo de investigación en Paisaje Cultural de la Universidad Politécnica de Madrid (GIPC): si el número de pisos en oferta con estas plataformas crecía a un rimo de un centenar al mes, en junio se ha elevado en 500: en enero había 4.991 apartamentos completos (que incluyen varias camas); en marzo, 5.064; en mayo, 5.391; y a mediados de junio, 5.884.
Los turistas se van, ¿los precios se quedan?
Aunque el World Pride pasará (se celebra del 23 de junio al 2 de julio), los vecinos temen que sus efectos queden y ese modelo de turismo se replique en cada vez más eventos. “No deja de ser una fiesta de carácter excepcional como ha sido siempre el Orgullo, aunque este año tiene una dimensión mayor que generará molestias a los vecinos. El problema es cuando se planea una ciudad para eventos de una forma continúa”, expone Álvaro Ardura, investigador del GIPC.
Como era de esperar, los precios también superan la media, hasta 45 euros por persona y noche. Según los resultados provisiones del GIPC, si estos solían de ser de unos 70 euros por plaza en día laborable y 90 los sábados, en el contexto del World Pride han crecido hasta los 115 euros de media. Un incremento que, como recuerda Ardura, “no se puede controlar con la actual regulación”.
Para este arquitecto urbanista “está claro que funcionar a base de eventos es negativo para una ciudad”. Sin embargo, cree que la cuestión principal en torno a los alojamientos turísticos no es tanto “el pico” en oferta y precio que se ha producido por el World Pride, “sino que cada mes hay 100 viviendas más desde hace dos años“. “De las nuevas que se han ofertado estos últimos días, habrá que ver cuántas vuelven a su estatus habitual o si se consolidan”, añade.
Asociaciones de vecinos contra un “evento privado”
Las asociaciones de vecinos de los barrios del centro de la capital, especialmente la de Chueca, se han mostrado muy críticas con el Ayuntamiento por la promoción de lo que consideran “un evento privado”, pero que consumirá gran número de recursos públicos.
“El Ayuntamiento es uno de los principales agentes de turistificación. ¿Por qué promueve un evento que encarece los precios, ensucia las calles… es necesario para promocionar Madrid?”, se pregunta en conversación con este medio Saturnino Vera, presidente de la Asociación de Vecinos de Las Cavas y Costanillas, que incluye el barrio de La Latina, zona del casco histórico cuya oferta hostelera atrae a un gran número de visitantes.
Vera aclara que su crítica se dirige sólo al apoyo a la empresa World Pride, y no a los actos reivindicativos tradicionales del colectivo LGTBI, como la manifestación con carrozas: “El Ayuntamiento dice que el evento dejará 300 millones de euros, pero hay que contraponer el coste. Muchos vecinos tienen que huir de sus casas durante esos días”.
Este diario ha intentado ponerse en contacto en varias ocasiones con el Ayuntamiento de Madrid para recabar su posición respecto a las críticas vecinales, pero sus portavoces han eludido la colaboración con Público.