Más de la mitad de los jóvenes homosexuales han sufrido acoso en las aulas EFE – Madrid 30/12/2015 – 12:27h

Más de la mitad de los jóvenes homosexuales sufren acoso escolar por orientación sexual, según la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (Felgtb), que urge a abordar con seriedad este problema que se prolonga años y que permanece invisible en la mayoría de los casos.

El porcentaje de acoso es superior en el caso de los niños transexuales, y un triste ejemplo de ello es Alan, que se suicidó hace unos días por “la presión e incomprensión” que sufría en el ámbito escolar, a pesar de contar con el apoyo de la familia y haber obtenido la autorización de un juez para cambiar su nombre en el DNI y en los documentos oficiales.

El presidente de la Federación, Jesús Generelo, asegura a Efe que al menos el 55 por ciento de los jóvenes LGTB afirmaron, en un estudio realizado por este colectivo, haber sufrido algún tipo de violencia psicológica o física en el ámbito educativo.

“Hicimos otra investigación para saber las consecuencias sobre la salud de los chicos acosados y con una muestra sobre 700 jóvenes que lo sufrieron concluyó que el 43 por ciento idearon el suicidio, el 35 por ciento lo prepararon con algún detalle y el 17 por ciento lo había intentado en alguna ocasión”, explica Generelo, quien recuerda que estas cifras duplican las cifras de riesgo de suicidio de la población de adolescentes en general.

El mayor porcentaje de acoso se da entre los 12 y 15 años, pero la federación tiene datos de víctimas desde la temprana edad de 5 años.

En el caso de los niños transexuales, destaca que el porcentaje de víctimas de acoso es superior porque “son víctimas más visibles, y eso les hace exponerse a un mayor riesgo”.

“En el colegio, les llaman con el nombre equivocado o se les viste con el uniforme equivocado, usan unos vestuarios en los que no se sienten cómodos; es una permanente puesta en cuestión de lo que se espera de ellos”.

“Es exigirles que tengan mucha fortaleza, que aguanten heroicamente y que perseveren en lo que ellos saben que está equivocado”, asegura Generelo.

Además, algunos de los jóvenes transexuales “no quieren ir al médico porque allí también se les llama con un nombre diferente con el que las familias les conoce, si lo tiene ya aceptado”.

Para superar estos obstáculos, el presidente de la Felgtb, que agrupa a los principales colectivos homosexuales de España, reclama una ley integral de la transexualidad garantice “que no son personas enfermas, sino que el daño viene del entorno”.

A su juicio, la norma debería establecer la creación de unidades de tratamiento o de identidad de género en el ámbito sanitario “y no de trastorno”, además de establecer “el derecho a la autodeterminación de la identidad para todos, para que no tenga que ser un médico después de dos años el que decida la identidad del joven”.

“La ley debe unificar el tratamiento que se da a estas personas en toda España, establecer un mismo criterio educativo y formar a funcionarios, trabajadores sociales y otros profesionales para que conozcan esta realidad y les sepan dar la atención que merecen”, añade.

Para el responsable de la Federación, “es un problema de una gravedad inmensa, generalizado en todas las comunidades autónomas y no se está abordando con la seriedad y la estructuración que requiere”, ha añadido.

“No se puede abordar la lucha contra este acoso por los casos que surgen, porque eso sólo es la punta del iceberg. Debe hacerse de manera preventiva y con criterios de identidad de género”.

En este sentido, plantea que “los alumnos en general deben saber que se trata de una circunstancia que parte de la diversidad humana y que debe ser respetada y los alumnos LGTB han de saber que tienen unos derechos y que no es normal recibir insultos y percibir esa sensación de marginalidad”.

Según la encuesta de la Felgtb, la violencia verbal -burlas, insultos o rumores- afecta a un 64 por ciento y normaliza una violencia de tipo psicológico que degrada y menosprecia al menor por el hecho de ser LGTB.

Le sigue, por la incidencia, la violencia social -mecanismos de rechazo, exclusión y aislamiento hacia la persona por parte del grupo- que la sufren hasta un 37 por ciento a los que se les impide su participación y un 39 por ciento a los que no se les deja hablar o se les ignora.

Respecto a la violencia física, el 5 por ciento dice haber recibido palizas, un 6 por ciento acoso o agresiones sexuales, un 23 por ciento amenazas, a un 36 por ciento le han tirado cosas, ha recibido golpes o empujones y un 14 por ciento ha sufrido algún tipo de violencia por el hecho de ser homosexual a través de internet o móvil.

Profesorado, sistema educativo y acoso escolar: ¿Dónde estamos y qué está fallando?

Gracia Trujillo es Doctora en Sociología y profesora de la Facultad de Educación de la UCLM. Mónica Redondo es profesora de Matemáticas en el IES San Isidro de Madrid.

Volvemos de la concentración por la muerte de Alan, un chico trans de 17 años que no soportó el acoso escolar y se suicidó hace unos días en Barcelona. Con una mezcla de indignación y tristeza, comentamos algunas ideas y reflexiones que compartimos desde hace bastante tiempo como profesoras y activistas. La primera es que hablamos poco de acoso escolar, hablamos menos del papel del profesorado en estas situaciones, y todavía menos del papel del profesorado no heterosexual.

El acoso puede darse, y se da, al alumnado “diferente”, y esto puede ser por muchos posibles “motivos”: ser trans, marica, bollera (o parecerlo), ser gordx , demasiado grande o demasiado pequeñx, cuatro ojos, ser diversx funcional, ser leídx como “débil” por alguna razón… Muchxs podemos recordar tristemente insultos o situaciones que no eran agradables en el patio del colegio, a la salida del instituto, en clase… Por eso cuando decíamos en la concentración, y en las redes, #YoTambiénSoyAlan, sabemos que este hastag es algo más que una expresión solidaria: es una realidad que nos remueve recuerdos de nuestra infancia y adolescencia, y nos obliga a pensar, todavía más, sobre nuestro papel hoy como docentes.

El context o actual es bastante preocupante: el profesorado está sobrecargado de trabajo, falta formación, especialmente sobre educación sexual y temas de género(s) y sexualidad(es). En el caso de Madrid no hay cursos desde hace bastantes años, y en otras comunidades, como la manchega, la situación no difiere mucho. Estas cuestiones se acaban trabajando por parte de los profesorxs, en el mejor de los casos, de manera voluntarista y autodidacta. Falta también, como sabemos, reconocimiento social a la labor del profesorado, y faltan apoyos y recursos en la escuela pública, algo que se ha agravado mucho en estos años de austericidio.

Los contenidos transversales y la Educación para la Ciudadanía han desaparecido con la LOMCE. Sí estaban en la anterior ley, la LOE, y su presencia en el currículum escolar nos “blindaba” de alguna manera para poder hablar de estas cuestiones en nuestras clases. La omnipresencia de la asignatura de Religión, el ataque a la asignatura de Filosofía, junto al ninguneo de asignaturas como la Música y la Educación Plástica y Visual suponen mermar de manera drástica las posibilidades de la escuela pública como lugar de debate y reflexión, como motor de pensamiento crítico. Pero al Ministerio de Educación y a su último fichaje, J.A.Marina, parecen importarles más la “ productividad” del profesorado y la promoción de valores religiosos, militares y de competitividad empresarial en las aulas. Así, se nos invita a “producir” alumnado competitivo y “emprendedor”.

Por otra parte, lo que no se suele considerar en los análisis sobre acoso escolar es que el propio profesorado LGTBI (lesbianas, gays, trans, bisexuales e intersexuales), que podría jugar un papel de primer orden a la hora de enfrentar el acoso escolar, también es vulnerable al acoso por parte de compañerxs, del alumnado, de las familias… Tenemos una verdadera espada de Damocles encima de nosotrxs, y más en el contexto de precariedad laboral en el que estamos: tratar estos temas en el aula nos expone a varias vulnerabilidades, la laboral entre otras. Esto dificulta el poder actuar explícitamente en apoyo de nuestro alumnado LGTBI. Muchxs prefieren no intervenir, tienen miedo de mojarse demasiado, son temas complicados y quizá es mejor no entrar. El profesorado LGTBI, en general, actuaría más si no tuviera las manos tan atadas.

Y si lxs profesorxs no heterosexuales tenemos difícil intervenir, el resto se encuentra bastante perdido, sobre todo por la falta de formación que comentábamos anteriormente, y muchas veces no ve siquiera la necesidad de dicha intervención. Pero la educación sexual, el hablar de identidades de género y sexuales, de familias de muchos tipos, de actitudes lesbohomotránsfobas y un largo etcétera no son cuestiones, obviamente, que sólo atañen al profesorado y alumnado no heterosexual. No es necesario formar parte de la comunidad LGTBI para trabajar estos temas en el aula y en los centros, para prevenir situaciones de violencia y detectar posibles acosos; la responsabilidad es de todxs. Lo que sí es necesario, de nuevo, es concienciar, apoyar y formar en estos temas a todo el profesorado. Se necesita más formación, y más empatía.

El alumnado diferente es vulnerable, y entre ellxs, especialmente, lxs menores trans. No obstante, parte del acoso que se produce no es sólo al alumnado rarx, no heterosexual. Muchas veces el acoso es contra chavales que tienen pluma , lo que puede ser indicativo de una opción sexual distinta a la hetero, o no. Simplemente, el salirse de las expectativas de género (que un chico quiera bailar o una chica jugar al fútbol, por ejemplo) puede suponer el principio de un acoso.

El denominado “grupo de iguales”, en un momento de reafirmación adolescente de sus identidades de género y sexuales, puede ser terrorífico frente al diferente, a la que no encaja, o al que cuestiona la rigidez del binarismo chica- chico, masculino- femenino. Por eso es tan importante que enseñemos y trabajemos las cuestiones de género y coeducación junto con las relativas a las sexualidades, y cuanto antes mejor (desde Educación Infantil en adelante). Y aquí es fundamental incorporar la interseccionalidad: la clase social, la etnia, la diversidad funcional, la edad… etc., que no son cuestiones ajenas a las de género y sexualidad. Estamos todxs atravesadxs por ellas.

Necesitamos enfrentar todas estas cuestiones de manera urgente. Hay que dejar de pensar la Educación en clave competición-producción neoliberal, con centros de élite frente a centros gueto-problemáticos, y fomentar el aprendizaje colaborativo, el pensamiento crítico y sensible y el respeto a las diferencias. Todxs somos diferentes, y es maravilloso que así sea. Dejemos de problematizar, de una vez por todas, a la gente diferente: alumnado, profesorado y familias. Eduquemos en la libertad, en la igualdad y en el respeto a esas diferencias. Este es uno de los retos, y para ello necesitamos la implicación de toda la comunidad educativa y de toda la sociedad. Hagámoslo por Alan y por todxs sus compañerxs.

Nota: Utilizamos la X a lo largo del texto como forma de cuestionar el binarismo sexual y las categorías hombre- mujer, femenino- masculino; muchas personas no se sienten incluidas, o son críticas con ellas, y sobre esto, entre otras cosas, trata el artículo.

Machismo y violencia: misoginia, homofobia y transfobia

Del mismo modo que los árboles no nos dejan ver el bosque, las violencias protagonizadas por los hombres con frecuencia no dejan ver la frondosidad del machismo que hay detrás, ese lugar oscuro donde crecen las bestias más peligrosas y terribles, aquellas que luego escapan o esperan para golpear a quien transita por el camino animado de la sociedad.

Violencia contra las mujeres, violencia contra homosexuales, violencia contra transexuales, violencia contra extranjeros, violencia contra personas de otras razas o grupos étnicos, violencia contra quienes tienen otras ideas y creencias… Da igual el adjetivo, el nombre siempre es “violencia”, y el “hombre” casi siempre su autor. Y no es casualidad.

La cultura es el machismo disimulado, la presentación de una serie de valores e ideas impuestas desde la visión masculina de la realidad que son tomadas como referencia común y universal en a cada contexto social. No se trata sólo de una serie de pautas y normas para convivir, sino de la creación de una identidad que decide los estrechos márgenes de lo que es “ser hombre” y lo que significa “ser mujer”, la cual lleva a actuar de una determinada manera sin necesidad de que existan normas o pautas explícitas para comportarse de ese modo. La cultura “obliga” a esas conductas y el tiempo las consolida y refuerza a través de la normalidad, la costumbre, la tradición, el “qué dirán”… Y cuando a pesar de todo hay comportamientos que no se controlan o se escapan a ese control, la violencia normalizada por la propia cultura actúa para restablecer el “orden perdido” y para castigar.

Por eso el machismo utiliza de forma directa la violencia contra todo aquello que cuestiona la identidad impuesta en cada contexto social, no es tanto el castigo individual lo que busca, aunque es uno de los objetivos, sino la lección general para la sociedad. El machismo y los hombres violentos que siguen sus dictados actúan, sobre todo, contra quienes cuestionan la referencia de la identidad masculina y los valores asociados a ella. Una identidad que es representada en el hombre heterosexual, de raza predominante en esa sociedad, status reconocido, por supuesto original del país, y con unas ideas y creencias sintónicas, o al menos armónicas, con las existentes en el lugar. Por eso ven al extranjero, al homosexual, a la mujer que rompe con los roles otorgados, al transexual, al de otra raza, a la persona de otras creencias… como un ataque al modelo de identidad y a todos los valores asociados a él que la cultura, o sea, el machismo, ha impuesto como referencia. De ahí la discriminación y la violencia que desarrollan contra cada una de las personas del grupo, y contra lo que representan como crítica al patrón masculino considerado, puesto que su mera presencia ya indica que otros modelos y referencias son posibles. Y eso es lo que les duele, puesto que la historia ha sido construida sobre la falacia de que sólo un modelo es válido y debería ser aceptado: el suyo.

Una de las trampas del machismo ha sido hacer creer que su influencia y expresión se reducía a las cuestiones entre “hombres y mujeres”, para luego cuestionar sólo el exceso en su manifestación según se considere en cada momento la sociedad. Para la mayoría de la gente, por tanto, el machismo es una actitud discriminatoria hacia las mujeres que sólo se cuestiona cuando sobrepasa ciertos límites en su expresión, por ejemplo, un piropo especialmente borde, un chiste claramente obsceno, un golpe fuera de lugar… Pero esta actitud al mismo tiempo permite que dentro de la normalidad se produzcan otros piropos, se cuenten chistes “no tan fuertes”, o se den golpes en privado y bajo “determinadas razones”; y sobre todo, sitúa fuera del machismo el resto de violencias que se ejercen desde el poder de la referencia masculina, con el objeto de defender la identidad de los hombres que el machismo impone.

Por eso todas estas violencias, cada una con sus características y circunstancias, tienen en común el actuar desde el odio contra el diferente, y buscan el objetivo de restablecer el orden alterado que las personas que las sufren han “provocado”.

Lo vemos y lo hemos hablado en multitud de ocasiones en la violencia de género, ejercida contra las mujeres, y lo vemos también en la violencia homofóbica y transfóbica, como ha ocurrido con el acoso sufrido por Alan hasta llevarlo al suicidio. La mayoría de estas violencias son llevadas a cabo por hombres, o son incitadas por ellos o en nombre de las ideas predominantes en la sociedad bajo el manto de la cultura androcéntrica.

Por eso, la mayor parte de la violencia homofóbica se desarrolla por hombres contra otros hombres homosexuales, a diferencia de las mujeres, que en general no ejercen una actitud de acoso y derribo contra mujeres lesbianas. Y por ello la violencia transfóbica también es protagonizada fundamentalmente por los hombres.

Los hombres ven al hombre homosexual como una persona que ataca la referencia identitaria de los hombres, esa masculinidad hegemónica situada en el lado opuesto a la homosexualidad, de ahí que respondan con violencia homofóbica. Del mismo modo que hacen contra las personas transgénero, bien por la misma razón de ver a un hombre que renuncia a su identidad masculina cuestionando el modelo, o bien porque una mujer intenta presentarse “como hombre” cuando para el machismo nunca puede serlo, entendiendo que “desnaturaliza” su construcción.

Las violencias machistas son las violencias que se desarrollan desde las ideas y valores de la cultura patriarcal para alcanzar los objetivos de castigar a quien se aparte del modelo, y para aleccionar a la sociedad con su mensaje lleno de violencia. De ahí que la violencia sea contra la persona considerada como “diferente”, y que sea tanto más intensa cuanto más amenazada vea la identidad y el status masculino.

El hecho de que mayoritariamente sean violencias ejercidas por hombres no quiere decir que sea una violencia “de los hombres”, como tantas veces se ha dicho al intentar diluir la responsabilidad de cada uno de los hombres violentos en la condición natural de ser hombre. Esa ha sido otra trampa del machismo, intentar hacer pasar que los hombres son violentos por naturaleza y no por cultura para “echarle la culpa” a la testosterona o al estrés, y así ocultar sus ideas y voluntad en la planificación y desarrollo de las violencias, cada una bajo sus razones y para alcanzar sus objetivos, pero todas ellas enraizadas en las referencias que impone la cultura sobre las identidades de hombres y mujeres.

El machismo no soporta al diferente, entendiendo por tal a aquella persona que siendo distinta se sale del lugar diseñado para ella por la cultura, por eso se ha encargado de que siempre hayan existido hogares, “armarios” y fronteras para que mujeres, homosexuales, transexuales, extranjeros, personas de otras razas y creencias… se mantuvieran lejos de sus calles.

Estamos cuestionando los resultados sin abordar las causas, y eso no acabará con las violencias enraizadas en la cultura machista. Erradicar el machismo y traer la Igualdad es la única forma de instaurar la Paz y la convivencia para todas las personas, con independencia de lo que decidan desde su libertad a la hora de desarrollar su identidad y elegir sus espacios y relaciones.

“Lo de Alan no es un suicidio, es un asesinato social”

BARCELONA 27 12 2015  Sociedad   Concentracion por el suicidio de un transexual de 17 anos por acoso escolar          FOTO de RICARD CUGAT

Concentracion por el suicidio de un transexual de 17 años por acoso escolar

En un ambiente de rabia y tristeza, un millar de personas se concentró este domingo en la plaza de Sant Jaume para recordar aAlan, el menortransexual de 17 añosque se suicidó la víspera de Navidad, y para exigir a la sociedad que plante cara ante la transfobia y evite más casos como el suyo. “No es un suicidio, es un asesinato social”, rezaba un manifiesto que se leyó dos veces.

La concentración fue convocada por Chrysallis, asociación que agrupa a familias de menores transexuales, y que la familia de Alan descubrió hace solo un mes. “No le pudimos ayudar pero él nos ayudará mucho”, afirmaba la presidenta de la entidad, Natalia Aventín. Los congregados encendieron velas y guardaron cinco minutos de silencio y estuvieron allí más de una hora y media.

Alan había logrado hace un mes modificar, vía decisión judicial, su DNI. Casi un hito, a la vista de que solo 25 menores lo han conseguido en España: por ley hay que ser adulto y llevar dos años en tratamiento de hormonación. Pero no fue suficiente para paliar todo el dolor de Alan. El menor había sufrido acoso en varios centros, también en el último al que llegó, en Sant Cugat. Allí, lamentaban en la concentración varios participantes, sufrió el acoso por parte de tres chicas.

De hecho estaba ingresado por depresión. Le dejaron salir para las fiestas navideñas, aunque según alguna versión si no le volvieron a ingresar el mismo 24 de diciembre fue por falta de camas. Muchos de los asistentes consideraban que se podía haber hecho más, empezando por el colegio. Fuentes de Ensenyament, el colegio y la familia estaban en contacto para abordar el problema del acoso escolar. Y agregan que se había fijado una reunión para después de las vacaciones navideñas y no antes porque el menor estaba ingresado.

LA PRIMERA Y ÚLTIMA NAVIDAD

“Esta era la primera Navidad que Alan vivía de acuerdo a su identidad. Era también la primera en la que celebrar un DNI recién estrenado. Pero, trágicamente, ha resultado ser la última. La transfobia en el ámbito escolar ha podido con Alan. Sufrió mucha transfobia a lo largo de su vida; como su madre dice, lo ocurrido no es resonsabilidad de una sola persona, sino que cada día durante años, alguien se ocupó de que supiera que su diversidad no era aceptada. Entre todos le mataron. No ha sido un suicidio, sino un asesinato social”, explicaba el comunicado que se leyó, que subrayaba que las personas transexuales y sus familias sufren de forma cotidiana “actos de microviolencia tanto social como institucional que se acumulan y que, como le pasó a Alan, se convierten en una carga insoportable”.

Los padres de Alan no acudieron a la concentración. Por la mañana, hubo un velatorio en el tanatorio de Rubí al que acudieron algunos miembros de Chrysalis. Luego, ya en la intimidad familiar, el cuerpo fue llevado al crematorio. A la concentración acudieron representantes de algunos partidos y la secretaria de Família, de Benestar Social i Família, Dolors Gordi.

Los frentes de batalla del colectivo transexual y de sus familiares son varios. Por un lado, la ignorancia general sobre su situación. Por otro, las trabas administrativas para lograr un cambio de documentación, que puede resultar clave para algunos menores (y adultos). Pero sobre todo, la protección de los transexuales frente a agresiones de todo tipo. “Desde Chrysallis, exigimos a los poderes públicos, a las administraciones educativas y sanitarias, a los encargados de registros civiles, a los grupos parlamentarios y partidos políticos, y en general a toda la sociedad, que se proteja a los menores transexuales, haciendo que se reconozca y respete su identidad sexual”, proseguía el comunicado, que concluía así: “La transfobia nos mata a todos.Todos somos Alan”.

El acoso escolar: un obstáculo más para los menores transexuales

Un 90% de estos menores se sienten discriminados, un 40% ha pensado en el suicidio y un 20% lo ha intentado, según datos del Colectivo LGTB

Todavía hay institutos en los que adolescentes gritan “¡Viva Franco!”. Todavía hay jóvenes que creen que “la transexualidad es una enfermedad que se cura”.

Estas opiniones no desentonaban en los años en los que Mané Fernández Noriega empezó a luchar por los derechos LGTB. Ahora, es el portavoz de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales y hace talleres sobre transexualidad en institutos. La intolerancia sigue ahí y Fernández Noriega lamenta que la política no ayude a erradicarla: “No podemos tener comunidades donde las personas transexuales tengan reconocidos algunos derechos y comunidades autónomas donde las personas transexuales no tengan reconocido ningún derecho. Todas las personas transexuales en España tenemos que tener los mismos derechos“.

Una sociedad que no se preocupa por los derechos de los transexuales es cómplice de la transfobia. Así lo cree Eugeni Rodriguez, Presidente del Observatorio contra la Homofobia de Cataluña: “Esa insuficiencia hace que se banalice la transfobia. Existe esa España de pandereta donde en todos los colegios hay un ‘mariquita’ o un transexual del cual nos reimos y no pasa nada”.

Los datos del Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid le dan la razón: un 90% de estos menores se sienten discriminados. Un 40% ha pensado en el suicidio y un 20% lo ha intentado. Otros ni siquiera piden ayuda. Ese porcentaje es el que preocupa a Isidro García, trabajador social y sexólogo de la Fundación Daniela: “Solamente un 17% de los chavales que sufren acoso escolar se lo cuenta a a un adulto. Ahí está el problema. Es complicado identificar el problema e intervenir“. La Fundación Daniela trabaja con más de 150 familias y más de 70 jóvenes. Son afortunados porque tienen apoyo familiar y profesional para conseguir que se reconozca su identidad sexual. Pero eso no quita que los adolescentes trans vivan con preocupación el acoso en las aulas. Allí se suspende en tolerancia.

El Observatorio contra la Homofobia pide respuestas ante el suicidio del joven transexual Alan

Los asistentes a la concentración han formado el nombre de Alan con camisetas y velas

Los asistentes a la concentración han formado el nombre de Alan con camisetas y velas JOSÉ LUQUE

El Observatorio contra la Homofobia ha pedido al Síndic de Greuges (el Defensor del Pueblo catalán) que investigue las circunstancias en que se produjo el suicidio del joven transexual Alan, el día de Navidad. El portavoz de este observatorio, Eugeni Rodríguez, lo ha dicho al final del acto de recuerdo a Alan, que tenía 17 años, y de solidaridad con los suyos que se ha celebrado esta tarde de domingo, en la plaza de Sant Jaume, en Barcelona, al tiempo que en otros puntos del Estado convocado por colectivos LGTBI. Rodríguez ha reclamado responsabilidades políticas: “Tenemos que pedir explicaciones a la Generalitat y a los departamentos correspondientes para que digan qué han hecho en este caso y depurar las responsabilidades que correspondan”.

Rodríguez reconoce que la legislación catalana en materia LGTBI es avanzada pero lamenta que no se aplica adecuadamente: “Hay que tratar la transfobia como lo que es: una lacra que se debe erradicar. Hemos pedido una reunión extraordinaria del Consejo Nacional LGTBI para que la Generalitat nos diga qué piensa hacer, qué hizo en este caso y si se podría haber evitado la muerte de Alan”.

Los padres de Alan no han asistido a la concentración que ha sido convocada por la asociación Chrysallis, que reúne una quincena de familias catalanas con menores transexuales y unos 150 padres y madres en todo el Estado, y colectivos LGTBI. Natalia Aventín, la presidenta de la asociación a nivel estatal ha pedido, en su nombre, “una protección mayor a toda la diversidad, especialmente a los menores. Es necesario que haya más formación en los centros educativos y sanitarios y una legislación que los proteja y se aplique. Hacer leyes que no se desarrollan no sirve de nada”.

En el Manifiesto que se ha leído al final de la concentración se ha recordado que esta era la primera Navidad que Alan vivía de acuerdo con su identidad y con un DNI recién estrenado con su nuevo nombre: “Trágicamente ha sido la última. Sufrió mucha transfobia en el ámbito escolar y a lo largo de su vida. Lo que ha pasado no ha sido responsabilidad de una sola persona sino que cada día, durante años, alguien se encargó de que supiera que su diversidad no era aceptada. No ha sido un suicidio, sino un asesinato social”.

La muerte de Alan se ha producido después de que la dirección del instituto donde estudiaba pospusiera hasta pasadas las vacaciones la reunión en la que se debía tratar el acoso que sufría.

Lucas Platero, sociólogo especialista en cuestiones de género y autor del libroTrans*exualidades explicaba, en una entrevista en El Diari de l’Educació que no basta con saber que la transexualidad existe: “Hay que dar un paso más allá, hay que denunciar la transfobia y la discriminación que todavía existen. Debemos facilitar que las personas adquieran más habilidades para entender y convivir con las personas trans* de una manera respetuosa, enfrentándose a sus ideas erróneas y a los mitos existentes”.

Petición al Síndic para que investigue el acoso que empujó a Alan al suicidio

SOCIEDAD ALAN TRANSEXUAL QUE SE HA SUICIDADO CAPTURAS DE LA WEB DE CHRYSALLIS ASOCIACION DE FAMILIAS DE MENORES TRANSEXUALES

Alan, el menor que se quitó la vida, con su madre.

No solo hay lamentos y condenas por el caso de Alan, también hay preguntas y sospechas. Por eso el Observatori contra l’Homòfobia ha enviado una carta al Síndic de Greuges, Rafael Ribó, en la que le solicita que abra una investigación “para conocer qué medidas y acciones activó la Generalitat ante el acoso que sufría Alan y si los mecanismos indicados en la ley 11/2014 estaban implementados en los colegios en los que estudió el menor”. “Nos tienen que decir cómo ha podido pasar esto”, clamaba este domingoEugeni Rodríguez, el presidente del observatorio.

Rodríguez fue rotundo al criticar la aplicación de la ley 11/2014, laley antihomofobia que el Parlament aprobó hace 14 meses y que en su opinión no se está desarrollando con la premura y los recursos necesarios, de forma especial en el aspecto sancionador: “La Generalitat no ha establecido ninguna, ha derivado denuncias”. Dice Rodríguez que han hecho llegar ocho denuncias y 37 acciones que consideran punibles y lamenta que por ahora no se cuenta con un ejemplo de castigo: “Insultar continúa saliendo gratis”. En su opinión, es imprescindible que en los colegios se explique que eso no se puede hacer, que se den charlas, que se creen protocolos.

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Hoy en día la forma en que un menor transexual pueda encontrarse cómodo en un centro educativo depende en una medida considerable de la sensibilidad que demuestre el colegio. Hay centros que no presentan ninguna traba al cambio de nombre del escolar, aunque el que este quiera utilizar no sea el mismo que figura en el DNI. Pero también hay otros que obligan a emplear el nombre anterior o que dan las notas en blanco.

LEY ESTATAL

La presidenta de Chrysallis, Natalía Aventín, solicitó en la concentración de este domingo que haya más legislación como la catalana en toda España, pero subrayó la necesidad de que estas normas no se queden en papel mojado. Una ley aprobada que no cuente con presupuesto y aplicación no sirve, argumentó. Rodríguez subrayó que la ley catalana prevé actuaciones al respecto de la protección del colectivo LGTBI en la escuela que deberían servir de gran ayuda a los menores transexuales.

Está fijado en el artículo 12, que aborda el aspecto educativo. En sus apartados se determina que hay que combatir las discriminaciones por razón de género, que hay que tener en cuenta la diversidad en los textos educativos, que el respeto a la diversidad se tenga en cuenta en todos los ambientes escolares, que se promuevan planes de convivencia con un énfasis especial en el acoso que puedan recibir personas que integran el colectivo LGTBI.

El punto 6 de ese artículo 12 versa sobre la violencia: “Se tiene que velar por la concienciación y la prevención de la violencia por razón de orientación sexual, identidad de género o expresión de género y ofrecer mecanismos a los centros para que detecten situaciones de discriminación o exclusión de cualquier persona por estas razones”. Rodríguez está convencido de que no se está cumpliendo con ese objetivo e insiste en reclamar explicaciones a la Administración.

También el Front per l’Alliberament Gai de Catalunya colgó un comunicado dedicado a Alan: “El odio de esta sociedad a la diferencia lo ha hecho imposible. Este odio, que como una oscuridad cubre el sistema educativo, incapaz de parar el ‘bullying’, ha conseeguido apagar tu luz”. “Ganaremos la vida por ti”, concluye el texto de la entidad.

Se suicida un transexual menor de 17 años por acoso escolar

Fue uno de los primeros en Cataluña a los que, a principios de mes, un juez autorizó a cambiar su nombre en el DNI

La asociación Chrysallis, que agrupa a familias de menores transexuales, ha anunciado este viernes a través de su página web del suicidio de Alan, un menor de 17 años. Esta asociación atribuye el suceso a «la presión e incomprensión en el ámbito escolar».

El menor fue uno de los primeros en Cataluña a los que, a principios de mes,un juez autorizó a cambiar su nombre en el DNI y en los documentos oficiales, después de un proceso en el que contó con el apoyo de su familia.

Según informa esta asociación en el comunicado, ha sido la madre del menor quien ha informado del suceso a la asociación. «Siento en el alma tener que dar esta terrible y triste noticia. Nuestro hijo Alan se quitó ayer su corta vida de 17 años. No pudo con la presión de la sociedad y nos ha dejado para siempre. Muchas gracias por todo vuestro apoyo recibido».

Por su parte, y ante el suicidio del menor, la asociación Chrysallis culpa a las administraciones de lo ocurrido y ha escrito en su página web que «no hay palabras para acompañar este dolor ni para expresar la indignación, frustración y vergüenza ante unas administraciones que nunca llegan a tiempo, que van siempre por detrás de las necesidades de la infancia y adolescencia transexual».

El comunicado de esta asociación que agrupa a familias de menores transexuales concluye indicando que «desde Chrysallis seguiremos luchando para que la sociedad respete a nuestras hijas e hijos, pero a Alan ya no le servirá».

Las de Javier Maroto y Alejandro Amenábar, las bodas gays de 2015

RESUMEN DEL AÑO – Una boda multicolor

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Javier Maroto y su marido, José Manuel Rodríguez, el día de su boda. GTRES

ace poco más de una década, ni Javier Maroto ni Alejandro Amenábar imaginaban que algún día serían dos hombres casados (con otro hombre). No es que no tuvieran novio o no les hiciera ilusión… sino que en España la ley no contemplaba esa posibilidad. De hecho, el Partido Popular, con Rajoy como líder de la oposición, llegó a presentar un recurso de inconstitucionalidad y, sin embargo, hagamos un flashback hasta septiembre de este año.

El lugar, el restaurante El Caserón, de Vitoria.Los invitados, el propio Rajoy y la plana mayor de su partido: Soraya Sáenz de Santamaría, Dolores de Cospedal, Javier Arenas, Alfonso Alonso, Pablo Casado… todos sonrientes y endomingados. El motivo, la boda de su compañero de partido Javier Maroto, ex alcalde de Vitoria, con otro hombre, José Manuel Rodríguez, su novio desde hace años, con el que había celebrado su despedida de soltero en Bali.

Desde la boda de Ana Aznar en El Escorial, el PP no se había visto en otra igual. Tocaba dar imagen de apertura y, aunque el ex alcalde de Vitoria se resistiese en principio, su enlace acabó siendo una muestra de los nuevos aires. Libres de cámaras, los políticos disfrutaron balando (y mucho) en una fiesta donde las mesas habían sido bautizadas con nombres de cantantes de Eurovisión. Antes, Maroto y Josema se habían casado en la intimidad de la casa consistorial de Vitoria, con la madre de Maroto y su amigo Iñaki Oyarzabal como testigos. El éxito amoroso es el refugio de Maroto tras la pérdida de escaños el 20D que le ha dejado fuera del Congreso.

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Alejandro Amenábar y David, firmando los papeles que les convirtieron en maridos. G¡EM

En la intimidad también quisieron mantener su boda Alejandro Aménabar y su novio David. No hubo más fotos que las que algún amigo colgó en Instagram, pero la finca La Reserva, ubicada en Villanueva de la Cañada, acogió una de sus grandes tardes con el enlace del director de Mar adentro el pasado julio. Los novios entraron al ritmo de la banda sonora de Ricas y famosas y a David, apenas pudo acabar el discurso que había preparado por las lágrimas.

Pese a no estar preparado, también Amenábar dio un pequeño speech ante unos invitados entre los que se encontraban famosos como el actor Eduardo Noriega, Alaska, Mario Vaquerizo y toda la troupe de su reality, a los que el director les prohobió grabar. El recuerdo de ese día de cine se quedó para los invitados. Igual que la primera boda gay del PP se quedó para la historia.

Un menor transexual de 17 años se suicida por el acoso escolar en Barcelona

SU MADRE ASEGURA QUE “NO PUDO CON LA PRESIÓN DE LA SOCIEDAD”

La asociación Chrysallis, que agrupa a familias de menores transexuales, ha anunciado el suicidio de un menor de 17 años, Alan, que ha atribuido a “la presión e incomprensión en el ámbito escolar”. Alan fue uno de los primeros en Cataluña al que un juez autorizó a cambiar su nombre en el DNI y en los documentos oficiales.

La asociación Chrysallis, que agrupa a familias de menores transexuales, ha anunciado el suicidio de un menor de 17 años, Alan, que ha atribuido a “la presión e incomprensión en el ámbito escolar”.

Este menor fue uno de los primeros en Cataluña a los que, a principios de mes, un juez autorizó a cambiar su nombre en el DNI y en los documentos oficiales, tras un proceso en el que contó con el apoyo de su familia.

Ha sido la madre del menor la que ha informado del suceso a la asociación en un comunicado: “Siento en el alma tener que dar esta terrible y triste noticia. Nuestro hijo Alan se quitó ayer su corta vida de 17 años. No pudo con la presión de la sociedad y nos ha dejado para siempre. Muchas gracias por todo vuestro apoyo recibido”.