La televisión normaliza la transexualidad
- ‘Orange Is the New Black’, ‘Transparent’ o ‘I Am Cait’ ayudan a dar visibilidad al colectivo
De la misma forma en que la figura de un presidente de EE UU negro en la Casa Blanca se hizo popular en numerosas series de televisión antes de la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca, el cine y la televisión también han tomado la delantera a la sociedad estadounidense a la hora de cambiar el sexo de su programación. La transexualidad tiene una visibilidad sin precedentes en las producciones televisivas, algo que se hizo notar incluso antes de queCaitlyn Jenner hiciera público su nuevo cuerpo como mujer.
“Llegué sin expectativas, confiando en contar con otro trabajo. Y, de repente, es un fenómeno cultural”, asegura Laverne Cox a EL PAÍS, recordando ese punto de partida hace algo más de dos años en el que para esta actriz transexual comenzó a rodar el balón. La intérprete de Orange Is the New Black se ha convertido en el rostro de los transexuales. Lo mismo que ocurre con Jenner, conocido durante años como el atleta olímpico Bruce Jenner y patriarca del clan Kardashian antes de completar este año su cambio de sexo. Oincluso con Jeffrey Tambor, actor ganador del Globo de Oro por dar vida a un transexual en la serie Transparent. El de su personaje fue un look popular entre los aficionados en la Comic-Con de San Diego el pasado julio, donde muchos optaron por ponerse las ropas de Maura, su personaje.
¿Moda pasajera o reflejo de una realidad social? Todos los mencionados prefieren ver este auge público de transexuales en la pequeña pantalla como una evolución cultural en la que esperan que no haya vuelta atrás y que ofrezca nuevos modelos con los que identificarse a aquellos entre el público que luchan por encontrar su identidad sexual.
“Estamos enamorados de Caitlyn”, afirmó Tambor ante la Asociación de Críticos de Televisión al presentar la segunda temporada deTransparent, programa que defiende este año un total de 11 candidaturas a los premios Emmy, incluida la de este actor. “Nuestra cultura ya comprende al menos las bases de la transexualidad”, añadió Jill Soloway, creadora de la serie, para la que se inspiró en sus propias vivencias, cuando su padre anunció que era transexual.
Viendo las cifras de audiencia con las que debutó en julio el programa de telerrealidad I Am Cait, centrado en la transformación de Bruce en Caitlyn Jenner, la televisión ha sacado algo más que un mero aprobado en su transformación sexual. La serie arrancó con más de 2,7 millones de telespectadores, cifra a la que hay que sumar el éxito no sólo de crítica, sino de público, de Orange Is the New Black o de Transparent. La tendencia se extiende al cine: el papel del transexual de Dallas Buyers Club llevó a Jared Leto al Oscar hace un año, y esta edición podría situar de nuevo entre los candidatos a Eddie Redmayne por su trabajo como mujer en The Danish Girl.
Claro que aquellos que sólo ven en la transexualidad televisiva una moda prefieren fijarse en el desplome de audiencia que vivió I Am Cait tan sólo una semana más tarde, cuando bajó a 1,29 millones de telespectadores.
O las frustraciones de las que se hizo eco la propia Soloway cuando recordó ante la crítica estadounidense que los transexuales deben contar sus propias historias. “El problema es que hay muy pocos transexuales en la industria”, recordó alguien que, queriéndoles dar una voz, ha contratado a un guionista transexual para que trabaje enTransparent en esta segunda temporada.
Pasos dentro de un mundo tradicional
Pese a la popularidad que ha conseguido gracias a Orange Is the New Black, Laverne Cox todavía tiene que pelear por lograr alguno de los pocos papeles de transexuales en Hollywood.
Tanto Cox como Trace Lysette, transexual que trabaja en Transparent, han participado en capítulos piloto. Ninguno de ellos ha pasado a serie, pero el hecho de haber intervenido ha resultado gratificante. “De natural, este negocio es muy tradicional y no se arriesga”, recuerda Cox antes de elogiar a medios como Netflix, plataforma que ve como gran factor en esta apertura al hacer una televisión más arriesgada.